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Plantas Psicoactivas y Arte Prehispánico PDF
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Bebidas alcohólicas
Vasijas y figurillas muestran la importancia que los amerindos le
atribuían a las bebidas alcohólicas en sus celebraciones rituales y
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festividades. La “chicha” fue la
bebida mas extendida en toda
Sudamérica, para la cual se
encomendaba su elaboración a las
ancianas que mascaban los granos
principalmente de maíz verde (Zea
mais), escupiéndolos luego en una
vasija donde éstos fermentaban
gracias a las enzimas salivales, la
pasta obtenida se colocaba en un
cántaro con agua al que enterraban,
eligiendo el grado alcohólico según
el efecto deseado. Otros pueblos la
elaboraban con yuca, maní,
semillas de algarrobo, quinua y
otras plantas, así los mayas
preparaban el “balche”, aguamiel fermentada a la que agregaban
corteza del árbol balche, (Lonchocarpus longistylis).
Si bien los aztecas preparaban el “octli” brebaje a base del zumo
del maguey, según Fray B. de Sahagún ésta civilización consideraba
a la embriagues un delito y poseían una legislación inflexible al
respecto ya que la misma era considerada un peligro social.
Esto ha quedado plasmado en la figurilla de un bebedor Maya
(LÁMINA 1) que con su brazo izquierdo sujeta una doble vasija que
contiene la bebida y con el otro se sostiene la cara, la cual lleva una
máscara que asemeja a un anciano. Ésta extraordinaria pieza de
cerámica procede de la isla de Jaina y pertenece al último Período
Clásico Maya, encontrándose en el Museum of Americans Indians de
New York.
El presente trabajo incluye platos ceremoniales, escenas
costumbristas de hombres preparando chicha, el “Kero” o vaso Inca
de madera usado para beberla y que solían tallarlos en forma de
cabeza humana o animal, se conservan hoy día muy pocos Keros
prehispánicos, así como recipientes para guardar la chicha del tipo
“Robles Mogo” de gran tamaño y otros vasos rituales donde se
destaca un cuenco de oro, pieza muy original en su diseño ya que se
le ha incorporado un tubo de succión fijo que serían utilizados en
rituales donde se ingería coca y otros euforizantes o alucinógenos
junto a la bebida alcohólica.
Ana María Perkins de Piacentino
Estimulantes
El mas usual la coca (Erythroxylon coca), que permitía trabajar
sin sentir cansancio ni hambre, virtudes por la que se la consideraba
“regalo de los Dioses” para bien de su pueblo.
La coca generalmente asociada a la civilización Inca es en
realidad preincaica y panandina.
Prueba de ello es que los españoles la encuentran por primera vez
en 1499 entre los indios Paria de Venezuela. En cuanto a su
consumo, mezclaban las hojas con raíces calcinadas, entre ellas la de
quinua y formaban una bola llamada “mambe o acullico” en el
carrillo interior de la boca pasándolo de un lado a otro, práctica que
continúa. El recipiente que contenía la cal o cenizas que
intuitivamente percibieron aumentaba la extracción del alcaloide
recibía el nombre de “poporo”. Se han encontrado piezas en formas
muy bellas y variadas incluidas algunas de ellas en el trabajo
original, como ser el poporo mas valioso hasta la fecha hallado
confeccionado en oro, perteneciente a la cultura Quimbaya que
habitó en la Cadena Central de los Andes colombianos y que se
encuentra en el Museo del Oro, Bogotá Colombia. Podemos observar
una hermosa botella (LÁMINA 2) que representa a una mujer con
cuerpo desproporcionado quizás
imitando la forma de un alimento,
peinada con trenzas y decoración
facial de puntos en el rostro. En la
parte derecha de su boca
apreciamos una protuberancia
producida por el “mambe o
acullico” formado al mezclar las
hojas de coca con la cal. La pieza
se encuentra en el Museo de
Arqueología y Antropología de
Lima , Perú y pertenece a la cultura
Tiahuanaco, un pueblo preincaico
que habitó en los valles de Nazca.
Se incluyen escenas de recolección de hojas de coca pintadas
sobre diferentes enseres o extrayendo cal de los poporos, o
mostrando la asociación guerrero – coca, muy significativa en la
época precolombina ya que el consumo de éste alcaloide servía para
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excitar a los guerreros antes del combate o en la recompensa tras la
victoria.
El consumo de coca ofrecía otra modalidad no muy difundida por
los historiadores como era el inhalado del polvo que se obtenía de la
trituración de las hojas tal cual o calcinadas, incorporándoles las
cenizas de carácter alcalino o “llipta”, que eran colocadas en
bandejitas desde donde el polvo se aspiraba con la ayuda de un
canutillo. La costumbre de aspirar la droga se hallaba extendida entre
los Muiscas, pueblo de la región de Boyacá Colombia así como
algunas culturas chilenas y tribus amazónicas que recurrían para ésta
práctica a la Erythroxylon coca variedad ipadú que contiene menor
concentración del alcaloide.
En el trabajo original se muestran varias de éstas bandejas además
de bolsas o “chuspas” donde guardaban las hojas de coca para
acullicar, que siempre llevaban colgando de su cuerpo,
acompañándolos aún en los entierros funerarios. Incluimos una
delicada balanza que servía para pesar oro y hojas de coca, elementos
ambos sumamente valiosos y objeto de ofrendas y de comercio,
realizada en algodón, hueso, concha, turquesa y plata,
correspondiente al Período Intermedio Tardío o al Horizonte Tardío
incaico.
Alucinógenos
El Arte de Curar
Los antiguos pueblos americanos como tantos otros pueblos
ancestrales, consideraban como causa de enfermedades a los pecados,
los maleficios, la entrada al cuerpo de malos espíritus errantes o por
no cumplir con la norma que su cultura les imponía.
Por lo tanto su curación correspondía a los que tenían el poder de
curar y éstos eran los chamanes y los curanderos.
Los chamanes u “hombres médico”, aunque en algunas
civilizaciones podían ser “mujeres médico”, eran enseñados por un
maestro desde muy pequeños y cuando éste los consideraba ya
preparados para ejercer su conocimiento mediante ayunos
prolongados y bajo el efecto de sustancias alucinógenas se
conectaban con los Dioses que los inspiraban y guiaban en su
práctica curativa.
Una notable vasija Mochica nos ofrece una perfecta imagen del
“médico curandero” auscultando a una paciente, lleva un tocado con
la figura del animal de quien proceden sus poderes sobrenaturales y
por encima de éste una figura que recuerda por su forma un hongo
que le ayuda a conectarse con sus Dioses. Ésta pieza se encuentra en
el Museo de Arqueología y Antropología de Lima , Perú.
Si chaman significa “ el que tiene el arte de curar” diagnosticando
enfermedades y curándolas mediante el vasto conocimiento empírico
de la Farmacopea Natural, es por lo tanto “ el que tiene el poder”.
Por último disfrutemos ésta figurilla de un médico Mochica que
prepara en el poporo la pócima de cuya fórmula es heredero y
poseedor, la “Fórmula de los Dioses”, mostrando la importancia que
le adjudicaban las sorprendentes antiguas culturas americanas a los
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chamanes, (LÁMINA 4). Éstos antiguos médicos poseedores de un
saber naturista y milenario, que hoy
día tratamos de rescatar aprendiendo de
ellos, ya que recién en las últimas
décadas su figura ha sido revalorizada,
volviendo a cobrar interés el estudio de
los principios activos contenidos en las
plantas sagradas por ellos utilizadas,
empleando su potencial aplicación en
experimentación terapéutico
farmacéutica y aún en psiquiatría.
“Las Plantas de los Dioses” nos
permitirán reaprender junto a los
antiguos y actuales chamanes, los
secretos que la naturaleza guarda como
tesoros escondidos para bien de nuestras sociedades y un mejor
conocimiento científico.
Bibliografía
Museo del Oro, Bogotá, Colombia.
“Plantas de los Dioses”, Richard Evans Schultes y Albert Hofman.
Fondo de la Cultura Económica. México. 1993.
“América 1492. Retrato de un Continente Hace Quinientos Años”, Manuel Lucena
Salmoral. Anaya Editoriale. 1990.
“Los Incas y el Antiguo Perú. 3000 años de Historia “Centro Cultural de la Villa de
Madrid. 1991.
“Museo de Antropología y Arqueología de Lima, Perú.