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Entrenamiento Funcional PDF
Entrenamiento Funcional PDF
Felipe Isidro*
Victor Segarra*
Manuel Martín*
***Scientific Sport
Resumen
En la actualidad el sector del fitness se ve influido por una serie de tendencias y propuestas
que muestran el enorme interés de usuarios y profesionales por el denominado “entrenamiento
funcional” y también por el entrenamiento del denominado “core”. A este respecto dicho
interés predispone a que instauren y arraiguen con fuerza entre dichos usuarios y también entre
los profesionales del ámbito del ejercicio físico, la salud y el fitness gran cantidad de tópicos y
mitos que obligan a cierto análisis y reflexión. En el presente artículo serán revisados algunos de
estos tópicos y mitos, se mostrarán algunas publicaciones y evidencias al respecto y se
mostrarán algunas propuestas que se han ido planteando o bien están en proceso de desarrollo,
que buscan establecer criterios muchos más sólidos y rigurosos que permitan superar todas
estas limitaciones existentes entorno a estas cuestiones.
1/1
Introducción
La cuestión radica, respecto a estas “tendencias” en si las mismas poseen no solo una
fundamentación, sino unas bases científicas y evidencias respecto al desarrollo y aplicación de
estas propuestas.
A este respecto, dos de las demandas que más interés ha suscitado en los últimos años giran
y desarrollan entorno a conceptos que, creemos, necesitan cierta reflexión y revisión debido a
la gran cantidad de tópicos y mitos que se han instaurado y se difunden con enorme intensidad
entre los usuarios de este tipo de programas y, lo que podría ser más preocupante, entre los
propios profesionales. En este artículo abordaremos estás cuestiones, intentaremos plantear
algunas reflexiones en base a la información y evidencias existentes actualmente y dejaremos
constancias de algunas propuestas sobre las que se lleva tiempo trabajando respecto a estas
temáticas.
Mito, en su acepción cuarta (RAE, 2014) se define como persona o cosa a las que se atribuyen
cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.
Tópico, definido como perteneciente o relativo a la expresión trivial o muy empleada (RAE,
2014).
De esta manera revisaremos el concepto y algunos de los tópicos asociados al denominado
“entrenamiento funcional” y “entrenamiento del core”, abordando, principalmente las
siguientes cuestiones:
Estas propuestas, que han emergido con enorme fuerza en la actualidad, son entendidas en
base al desarrollo de movimientos integrados y multiplanares que implican aceleración
conjunta, estabilización (incrementando en ocasiones las demandas mediante el empleo de
elementos desestabilizadores) y desaceleración, con la intención de mejorar la habilidad del
movimiento, de la fuerza de la zona media y la eficiencia neuromuscular. Este desarrollo
es justificado en su posible mayor aplicación y “transferencia” para las actividades “cotidianas
o diarias” y “actividades naturales” (Isidro et al., 2007; Heredia et al, 2011).
Por tanto, sería una incoherencia diferenciar entre un tipo de entrenamiento o ejercicios
funcionales y otros que no lo son (puesto que entonces se perdería el propio sentido del
proceso de entrenamiento).Y para que conste (en absoluto dicha variable depende ni de
material o implemento alguno, ni de determinado método o tipos de ejercicios (a los que
parece que se les otorga tal etiqueta por el mero hecho de poseer determinadas características),
simplemente todo “gira” entorno al estado psico-biológico del individuo, a la adecuada
valoración y análisis de dicho estado y de las necesidades de dicho sujeto (respecto a las
actividades de la vida diaria y vida diaria laboral), a una adecuada “dosis” de ejercicio en relación
a las posibilidades de respuesta a la misma y a garantizar óptimas adaptaciones en relación a
criterios de eficacia y funcionalidad.
Con el simple análisis de este término podemos empezar a considerar que pretender
“enmascarar” el concepto “funcional” tras una filosofía basada en determinados métodos,
tipos de ejercicios, etc… peca por defecto en la propia esencia de su definición.
Algunos de los argumentos que son utilizados comúnmente para justificar la filosofía del
“entrenamiento funcional”, se basan en una pretendidas y teóricas transferencias (T) a la vida
diaria (AVD) y/o laboral (AVDL). Adversamente a lo que ocurre con los estudios sobre los
programas de entrenamiento de la fuerza con una orientación fisiológica, no parece existir un
nivel tan profundo de producción científica que aborde objetivamente los efectos del
entrenamiento basado en propuestas “funcionales” para el desarrollo y la mejora de las
diferentes características morfológicas, aptitudes neuromusculares y estatus funcional.
A este respecto vemos que uno de los términos asociados al concepto de entrenamiento
funcional es el de “transferencia” (T). Volviendo a realizar un análisis etimológico de la palabra,
supone: (del latín transferens, -entis, part. act. de transferre, transferir). “Acción y efecto de
transferir, que es acto de pasar o llevar algo desde un lugar a otro”.
Considerando que todo entrenamiento buscará como objetivo único lograr el mayor efecto
positivo sobre rendimiento específico [16], en este caso sobre la salud y calidad de vida. La T se
producirá cuando se estimulan uno o varios factores del rendimiento en la actividad receptora
de la T (ángulos en que se aplica la fuerza, tipo/s activación muscular, fase del movimiento y
velocidad y lo hará durante el propio ejercicio sin otros requerimientos (González Badillo y
Rivas, 2002).
Por otra parte, en numerosas ocasiones algunos de los ejercicios o tareas se basan en
movimientos en los que puede existir un déficit de aspectos básicos en lo referente a la higiene
postural. Ello tiene vital importancia no solo por cuanto no se realiza atendiendo a unos criterios
objetivos en base a un análisis de las, tan nombradas pero escasamente analizadas en las
ciencias del ejercicio, actividades de la vida diaria (AVD) y vida diaria laboral (AVDL) sino
que muchas de estas acciones articulares o su combinación pueden suponer un elevado
riesgo (relación seguridad-eficacia) y que además dicho riesgo demostrado (hay un alto nivel de
evidencia al respecto, frente a una escasa o nula nivel de la misma en el sentido
contrario) podría verse incrementado en lo que puede suponer el adquirir tales hábitos
posturales en su aplicación a dichas AVD y AVDL (Colado et al, 2008; Heredia et al, 2011)
Por tanto, podríamos decir que, en muchas ocasiones, estas propuestas carecen de unos
criterios de aplicación y de progresión sobre los que fundamentar el entrenamiento. Por otro
lado, no abordan la forma de integrar dicha metodología dentro de los tradicionales programas
de acondicionamiento físico saludable, situación que ha supuesto que sea aplicada de forma
excluyente y como algo muy específico y que ha desembocado en una aplicación excluyente de
esta metodología y de sus ejercicios específicos desde una fase inicial del entrenamiento,
pudiendo no resultar tan eficaces como se proclama (Colado et al, 2008; Heredia et al, 2011)
Otro aspecto que parece utilizarse con demasiada ligereza es el de “natural”, asociándose al
hecho de que determinadas tareas aplicadas al individuo pueden tener un carácter más
“natural” frente a otras que parecen no poseer dichas características. Si buscamos ladefinición
del término “natural” (RAE, 2014), encontramos que podría entenderse atendiendo a las
acepciones primera (“como perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la cualidad
o propiedad de las cosas”, es decir será más “natural” aquello que atienda a las propiedades
innatas del sistema psico-biológico y sería menos natural aquello que fuese o atentase contra
esas propiedades), tercera (“hecho con verdad, sin artificio, mezcla ni composición alguna”, es
decir sería más natural aquello que se realiza con el propio sistema psico-biológico y sin utilizar
ningún dispositivo) y sexta (“que comúnmente sucede”, es decir sería más natural realizar
aquello que suceda de forma más común en la vida de un individuo).
A este respecto, varias son las cuestiones que reclamarían un análisis más profundo y
detallado.
En primer lugar estaría el relacionado con el propio concepto de “core”, su origen y definición,
dado que dicho término es ampliamente aceptado y cuyo origen y definición exigiría un
meticuloso análisis, pues desde dicha definición surgen los primeros errores en la dimensión y
planteamientos entorno al mismo (Borghuis, Hof & Lemmink, 2008; Kibler, Press & Sciascia,
2006; Redd, Ford, Myer & Hewett, 2012)
El concepto de estabilidad del tronco, hace referencia a la capacidad del cuerpo para
mantener o recuperar una posición o trayectoria del tronco cuando este es sometido a fuerzas
externas o internas (Zazulak et al, 2007). Por todo ello, cuando se utiliza el términoestabilidad
raquídea o del core se está haciendo referencia a la estabilidad del raquis lumbar (complejo
lumbo-pélvico) en su conjunto, ya que no se puede hablar sobre la mejora de la “estabilidad” de
un músculo, sino sobre su capacidad de activación o contracción para otorgar estabilidad al
sistema. Sin embargo, cuando se utiliza el término fuerza central o del core, se está haciendo
referencia a la capacidad de un músculo o grupo de músculos para estabilizar el raquis a través
de la fuerza contráctil y la presión intra-abdominal (Faries & Greenwood, 2007). La fuerza del
core es pues sólo un componente integrador y necesario de la estabilidad raquídea o del core, y
por tanto relacionado con ésta. De este modo, podemos sugerir que la fuerza
central, comandada por el sistema activo y modulada por el sistema neural, es un requisito y
una necesidad para la estabilidad del core, y que la estabilidad raquídea o del core es la
capacidad de respuesta que presenta el sistema raquídeo de resistir en su zona de seguridad o
neutra ante las demandas de movimiento segmentario y ante cualquier perturbación externa
(prevista o inesperada) del centro de gravedad de nuestro cuerpo.
Como hemos indicado esta propuesta, fruto de más de seis años de trabajo, verá la luz en
próximas publicaciones (Heredia, Peña, Isidro, Mata, Da Silva, in press) y es un ejemplo de la
necesidad de manejar ciertos tiempos para poder llegar a concretar algún tipo de planteamiento
o propuesta y de, al mismo tiempo, la enorme precipitación existente en el sector de fitness y,
seguramente, influidos por la propia industria y cierta presión económica y de mercado.
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