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Anthophila

clado de insectos himenópteros

Los antófilos (Anthophila, gr. ‘que aman


las flores’), conocidos comúnmente
como abejas, son un clado de insectos
himenópteros, sin ubicación en categoría
taxonómica, dentro de la superfamilia
Apoidea. Se trata de un linaje
monofilético con más de 20 000
especies conocidas. Las abejas, al igual
que las hormigas, evolucionaron a partir
de avispas. Los antepasados de las
abejas eran miembros de la familia
Crabronidae y eran depredadores de
insectos. Es posible que las primeras
abejas se hayan alimentado del polen
que cubría a algunas de sus presas y
que, gradualmente, hayan empezado a
alimentar a sus crías con polen en vez de
insectos.[1]
Abejas

Abeja doméstica polinizando flores


Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Arthropoda
Clase: Insecta
Orden: Hymenoptera
Suborden: Apocrita
(sin rango): Anthophila
Superfamilia: Apoidea
Familias
Andrenidae
Apidae
Colletidae
Halictidae
Megachilidae
Melittidae
Stenotritidae
Sinonimia

Apiformes

Hay muchas más especies que aún no


han sido descritas. Se las encuentra en
todos los continentes, excepto en la
Antártida. Están en todos los hábitats
donde hay plantas con flores
(magnoliofitas o angiospermas). Están
adaptadas para alimentarse de polen y
néctar, usando el primero
fundamentalmente como alimento para
las larvas y el segundo como material
energético. La especie mejor conocida
por todos es la abeja doméstica (Apis
mellifera), a veces simplemente llamada
“abeja”; esta especie es un insecto social
que vive en enjambres formados por tres
clases de individuos: reina, obreras y
zánganos; sin embargo, la mayoría de las
especies de abejas son solitarias, es
decir, que no forman enjambres. Existe
también un número de especies
semisociales, con capacidad de formar
colonias; por ejemplo, los abejorros.
Estas colonias no llegan a ser tan
grandes ni duraderas como las de la
abeja doméstica.
Osmia ribifloris.

Descripción
Piezas bucales de una abeja doméstica, labio y
maxila

Vista frontal de la cabeza de un abejorro carpintero,


mostrando las antenas, ojos compuestos y ocelos,
además de las setas sensoriales de las piezas
bucales
Las abejas se distinguen de las avispas
apoideas por las setas o pelos que
cubren su cuerpo que, en el caso de las
abejas, son plumosas y ramificadas. Las
hembras de la mayoría de las abejas
tienen órganos para transportar el polen,
llamados escopas o corbículas,
generalmente en las patas posteriores o
en la región ventral del abdomen.
También hay diferencias en la
distribución de las venas de las alas
posteriores. En las hembras, la séptima
lámina abdominal dorsal está subdivida
en dos.[2]
En lo que se refiere al comportamiento, la
característica dominante es que
coleccionan polen y néctar para
alimentar a sus larvas y tienen
adaptaciones anatómicas y fisiológicas
para realizar esta función. Algunas
avispas, como las avispas del polen, las
Brachygastra y las avispas de camoatí
también realizan algunas de estas
actividades. También hay especies de
abejas que alimentan a sus crías con
carroña.[2]

La abeja de la resina de Indonesia


Megachile pluto es la especie de mayor
tamaño. Las hembras alcanzan
39 mm.[3] La especie de menor tamaño
debe ser una abeja sin aguijón de la tribu
Meliponini cuyas obreras son de 2 mm
de longitud.[4]

Una abeja tiene un par de ojos


compuestos, que ocupan gran parte de la
cabeza. Entre ellos hay tres ocelos u ojos
simples, cuya función es determinar la
intensidad de la luz. Las antenas tienen
generalmente trece segmentos en el
macho y solamente doce en la hembra.
Forman un codo, o sea que son
geniculadas. Llevan un gran número de
órganos de los sentidos:
quimiorreceptores, órganos del olfato y
el gusto. También pueden percibir los
movimientos del aire, lo cual les permite
escuchar algunos sonidos de baja
frecuencia. Las piezas bucales son
chupadoras, masticadoras. La larga
lengua o proboscis (compuesta de varias
partes) les permite libar el néctar y las
mandíbulas sirven para triturar.[5]

El tórax tiene tres segmentos, cada uno


con un par de patas. Además el segundo
y tercer segmento tienen un par de alas
cada uno. Las patas delanteras de las
abejas corbiculadas tienen peines para
limpiar las antenas. Las patas
posteriores de las hembras de muchas
especies llevan cepillos o canastas para
transportar el polen. Las alas se mueven
en forma sincronizada durante el vuelo.
Las alas anteriores y las posteriores se
conectan por medio de una serie de
ganchitos en el borde posterior del ala
anterior y surcos en el ala posterior.

Al igual que en otros himenópteros


apócritos el abdomen está muy
modificado; el primer segmento está
fusionado con el segmento final del tórax
y se llama propodeo. En las hembras los
últimos segmentos están modificados en
un aguijón. En la abeja doméstica el
abdomen tiene siete segmentos.[5]

Biología
Nido de Osmia rufa

Ciclo vital

Nido de Abejorro

El ciclo vital de las abejas, ya sea de las


especies solitarias o sociales consiste
de varias etapas, comenzando por el
huevo. La larva carece de patas y pasa
por varias mudas. Cuando llega al
tamaño final se convierte en pupa.
Durante este período tiene lugar la
metamorfosis. El adulto alado emerge de
la pupa. La mayoría de las abejas
solitarias y semi sociales de climas
templados pasan el invierno en el
estadio adulto o el de pupa y emergen en
la primavera, cuando numerosas plantas
están floreciendo. Generalmente, los
machos emergen primero y proceden a
buscar hembras con quien aparearse. En
el caso de los abejorros y algunas otras
especies sólo las hembras apareadas
pasan el invierno. Los machos de la
generación anterior todos mueren a la
llegada del invierno.
El sexo de las abejas es determinado por
el sistema de haplodiploidía en que los
huevos fertilizados son hembras y los no
fertilizados son machos. Después del
apareamiento la hembra almacena el
esperma y puede controlar qué huevos
son fecundados o no. Las abejas
tropicales pueden tener varias
generaciones al año y no pasar por
diapausa, como lo hacen la mayoría de
las especies de abejas de otros
climas.[6][7][8][9]

Panal de abejas domésticas con huevos y larvas en


las celdillas

Abejas melíferas

El huevo es generalmente oblongo,


ligeramente curvado y con un extremo
más afilado que el otro. En el caso de
abejas solitarias cada huevo es
depositado en una celdilla que ha sido
provisionada con una mezcla de polen y
néctar. En las abejas sociales hay
alimentación progresiva, es decir que la
larva sigue recibiendo alimento durante
su desarrollo. El nido puede ser un
agujero en el suelo o en madera en las
abejas solitarias o tener una estructura
compleja con panales como los de los
abejorros, abejas sin aguijón y abejas
domésticas.[10]

Las larvas generalmente tienen la


apariencia de gusanillos blanquecinos
ligeramente ovales, con quince
segmentos y con espiráculos para la
respiración en cada segmento. Carecen
de patas pero pueden moverse dentro de
la celdilla haciendo uso de tubérculos en
sus costados. Tienen pequeños cuernos
en la cabeza que representan las futuras
antenas,[11] mandíbulas para masticar la
comida y un apéndice a cada lado de la
boca terminado en una cerda. Detrás de
la boca hay una glándula que secreta un
líquido viscoso que se solidifica en forma
de seda, la cual les sirve para construir
un capullo. La pupa es visible a través del
capullo semitransparente. En algunas
especies el adulto emerge pocos días
después, habiendo completado la
metamorfosis. A ese punto se abre la
cutícula que lo cubre y el adulto alado
emerge dejando atrás la exuvia.[10] En
otras especies el adulto recién emerge la
primavera siguiente después de hibernar
sin haber completado la metamorfosis
(ejemplo, Megachilidae).

Navegación, comunicación, y
búsqueda de comida

Karl von Frisch (1953) descubrió que las obreras de


la abeja doméstica pueden usar navegación e
indican la localización de comida a sus
compañeras por medio de la danza de la abeja

El etólogo Karl von Frisch estudió la


navegación de la abeja doméstica.
Demostró que las abejas se comunican
por medio de la danza de la abeja, en que
una obrera indica la ubicación de una
fuente de alimentos. Demostró que las
abejas pueden orientarse en tres formas
diferentes: por medio del sol, por la
polarización de los rayos de luz y por el
campo magnético de la tierra. Demostró
que prefieren la información
suministrada por el sol. Recurren a los
otros mecanismos cuando el cielo está
nublado.[12][13] La danza adquiere dos
formas: una circular, si la fuente de
alimentación se encuentra a menos de
cincuenta metros, y otra en forma de
ocho, que indica la dirección si el
alimento se halla más lejos.[14]
Socialidad
Haplodipoidía y la determinación
del sexo

Véase también: Haplodiploidía

Abejas obreras de una colonia se sacrifican por sus


hermanas defendiendo la colmena en contra de
avispas atacantes. Este comportamiento altruístico
es favorecido por el sistema de reproducción
haplodiploide.

Las abejas, al igual que otros


himenópteros tienen un sistema de
determinación del sexo, llamado
haplodipoidía, en que los machos son
haploides y las hembras diploides.[15]p408
Esta situación hace que las hembras
hijas de una misma madre compartan
una mayor proporción de genes que en
otras situaciones. Esto predispone a la
socialidad en que los miembros de un
mismo nido se benefician genéticamente
de la ayuda mutua más que si
compartieran una proporción menor de
genes.[16]

En las especies haplodiploides, las


hembras se desarrollan de huevos
fertilizados o diploides y los machos de
huevos haploides (con una sola copia de
cada gen). Las hijas comparten el 100%
de los genes del padre y 50% de la
madre. Así es que las hermanas
comparten el 75% de sus genes. Es esta
relación genética más cercana que en
otros casos que predispone a la
eusocialidad.[17] Las obreras no se
reproducen pero pasan sus genes a la
siguiente generación cuando ayudan a
criar a sus hermanas. La eusocialidad ha
surgido independientemente por lo
menos nueve veces en
Hymenoptera.[18][19]

Hay excepciones, las termitas son


eusociales pero no haplodiploides y
muchas especies de abejas carecen de
socialidad aunque tengan el sistema
haplodiploide. Además en el caso en que
una reina se aparea con varios machos,
las hijas de diferentes padres comparten
solamente el 25% de sus genes.[20] En
conclusión la haplodiploidía no es ni
necesaria ni suficiente para conducir a la
eusocialidad.[18]

Eusocialidad
Un enjambre de abejas melíferas en un árbol caído

Las abejas pueden ser solitarias o vivir


en varios tipos de comunidades.
Diversos tipos y grados de socialidad
parecen haber evolucionado repetida e
independientemente en distintos grupos
de abejas.[21] El tipo más avanzado de
colonias es el caso de eusocialidad que
se caracteriza por tener cuidado
cooperativo de la cría y división del
trabajo entre individuos reproductores y
no reproductores, más superposición de
generaciones.[22]

Aproximadamente: 75% de las especies


son solitarias, 15% parasíticas
(incluyendo cleptoparásitas, ladronas y
parásitas sociales) y 10% son sociales
(incluyendo eusociales).[23]

La división del trabajo crea grupos


especializados dentro de la sociedad
eusocial llamados castas. En algunas
especies, los grupos de hembras que
cohabitan son hermanas y si hay división
del trabajo dentro del grupo, son
consideradas semisociales. El grupo es
llamado eusocial, si además de esto,
consiste de una madre y sus hijas, las
obreras. Cuando la única diferencia entre
las castas es de comportamiento como
en algunas avispas polistinas, la
sociedad es considerada eusocial
primitiva. Si además hay diferencias
morfológicas entre las castas el sistema
es considerado altamente eusocial.[24]

Las verdaderas abejas melíferas (género


Apis, con siete especies reconocidas
actualmente, son de alta eusocialidad.
Son algunos de los insectos más
conocidos. Sus colonias se establecen
por medio de enjambres que consisten
de una reina y centenares de obreras.
Hay 29 subespecies de Apis mellifera
nativas de Europa, el Medio Oriente y
África.[25]

Los meliponinos o abejas sin aguijón son


eusociales. Almacenan alimentos,
construyen nidos complejos y tienen
colonies permanentes establecidas por
medio de enjambres.[26]

Un abejorro con polen en su corbícula

Los abejorros son eusociales, en forma


semejante a las avispas Vespidae
(Vespa). No forman enjambres sino que
la reina fertilizada inicia una colonia en la
primavera. Los nidos pueden llegar a
tener entre 50 y 200 (o más) abejas al
final del verano. La estructura de los
nidos es relativamente simple. Suelen
usar una cavidad preexistente y
generalmente las colonias no duran más
de un año.[27] En 2011, La Unión
Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN o IUCN en inglés) creó
un grupo especialista del abejorro
usando el criterio de la Lista Roja de la
UICN.[28]

Las especies primitivamente eusociales


son más comunes que las eusociales
pero son menos estudiadas. La mayoría
pertenecen a la familia Halictidae. Las
colonias son pequeñas, a lo sumo con
una docena de trabajadoras. La reina y
las obreras pueden o no diferir en
tamaño. La mayoría tienen una sola
colonia por año, aun en los trópicos.
Solamente las hembras apareadas pasan
el invierno. Unas pocas especies llegan a
tener colonias de varios centenares,
como Halictus hesperus.[29] Algunas
especies son eusociales en parte de su
área de distribución pero no en otras,[30]
o tienen una mezcla de nidos sociales y
solitarios en la misma población.[31]

Las abejas de las orquídeas (tribu


Euglossini de la familia Apidae) incluyen
especies primitivamente eusociales.
Algunas abejas Allodapini (de la
subfamilia Xylocopinae) también forman
colonias primitivamente eusociales.
Alimentan a las larvas en forma
progresiva como las abejas melíferas y
los abejorros.[32]

Abejas solitarias y sociales

Una abeja megaquílida cortadora de hojas,


Megachile rotundata cortando círculos de hojas de
acacia

Muchas especies de abejas, incluyendo


algunas familiares como los abejorros
carpinteros, las abejas cortadoras de
hojas y las abejas albañiles, son
solitarias en el sentido que cada hembra
es fértil y generalmente habita un nido
construido por ella. No hay división del
trabajo, o sea que no hay reinas y
obreras. Las abejas solitarias no
producen miel ni cera.[33]

Colectan polen para provisionar sus


nidos. A menudo lo mezclan con néctar y
forman una masa de consistencia
pastosa. La mayoría de las abejas
solitarias tienen equipo para transportar
polen en sus cuerpos (escopa). Las de la
familia Colletidae transportan polen en
su aparato digestivo. Unas pocas
especies solitarias se usan para la
polinización comercial, por ejemplo las
abejas de la alfalfa y varias especies de
abejas albañiles (Osmia spp.).[34]

Abeja solitaria, Anthidium florentinum (familia


Megachilidae), visitando Lantana

Abeja albañil Osmia cornifrons en un nido artificial.


Estos nidos a menudo se venden.
La mayoría de las abejas solitarias hacen
sus nidos en el suelo. Hacen uso de una
variedad de texturas y condiciones. Otras
abejas aprovechan los cavidades de
tallos huecos, tales como juncos. Por lo
general la hembra crea compartimientos
separados, llamados celdillas. Deposita
un huevo en cada celdilla después de
aprovisionarla con una mezcla de polen y
néctar y su propia saliva. Cuando
completa el nido lo cierra con algo de
barro. Generalmente las primeras
celdillas contienen hembras y las
últimas, que se encuentran más cerca de
la entrada al nido, contienen machos.
Así, en la siguiente primavera, los
machos emergen primero y están listos
para buscar hembras y aparearse,
cuando les toca el turno a ellas. Los
adultos no proporcionan cuidado
maternal a la cría fuera de suministrarles
una provisión de alimentos. Raramente
pican y si lo hacen es sólo en defensa
propia y su veneno es muy suave.[35][36]

Nido artificial de abeja albañil Osmia bicornis


Nido de Andrena fulva

Si bien las abejas solitarias construyen


nidos individuales, algunas especies
como la abeja albañil europea Hoplitis
anthocopoides,[37] y Amegilla dawsoni, [38]
son gregarias construyendo sus nidos
cerca de otros de la misma especie. En
algunas especies, varias abejas
comparten la misma entrada, pero cada
una cuida sus propia sección del nido y
sus propias crías. Este tipo de
agrupaciones se llama comunal y ocurre
con cierta frecuencia. Su principal
ventaja es que debe ser más fácil
proteger una sola entrada contra
depredadores y parásitos.[37]
Todas las abejas parásitas son solitarias.
Algunas parasitan a otras abejas
solitarias y las que parasitan abejas
sociales (como los abejorros del
subgénero Psithyrus) no necesitan
obreras sino que usurpan los nidos de
otras especies .

Polinización

Escopa en la pata trasera de abeja Halicitidae


Corbícula en la pata trasera de abejorro

Las abejas son los polinizadores más


importantes de las plantas con flores o
magnoliófitas. Se calcula que la tercera
parte de los alimentos humanos son
polinizados por insectos,
fundamentalmente abejas.

La mayoría de las abejas son de cuerpo


velludo con pelos plumosos; llevan una
carga electrostática. Todo esto ayuda a
que el polen se adhiera a su cuerpo. Con
sus patas transfieren el polen a las
canastas de polen que pueden ser de
dos tipos: escopas o corbículas. Algunas
especies de abejas son muy
especializadas y colectan polen de unas
pocas especies de plantas, otras son
generalistas y visitan muchos tipos de
flores diferentes. Pero en general visitan
flores de una sola especie por un período
de tiempo antes de ir a otra especie, lo
cual es beneficioso para las plantas que
requieren polen de la misma especie
para su fecundación. La abeja posee dos
antenas (órganos del olfato), que le
sirven para localizar las flores, y dos
pares de alas, muy delgadas, que
permiten a algunas especies, largos
vuelos de hasta 12 km.
Evolución

Melittosphex burmensis

La abeja fósil más antigua conocida


(encontrada en ámbar de Birmania y
descrita en 2006) pertenece al Cretácico
temprano, presenta caracteres muy
primitivos que la relacionan con las
avispas. Se la denominó Melittosphex
burmensis y se calcula que su edad es de
alrededor de 100 millones de años.[39]
Tiene caracteres especializados,
apomorfias, típicos de Anthophila o sea
de abejas, pero además conserva dos
caracteres ancestrales o plesiomorfias
de las patas (dos espolones tibiales y un
basitarso delgado), estos son caracteres
de transición entre las abejas y otros
grupos de himenópteros. Otra abeja fósil
descubierta en ámbar es Cretotrigona
prisca de Nueva Jersey, Estados Unidos;
su edad se calcula entre 65 y 75 millones
de años, a fines del Cretácico o sea
alrededor de 30 millones de años más
reciente que Melittosphex burmensis. Es
un miembro de la subfamilia Meliponinae
en la familia Apidae y es considerada
una especie más avanzada
evolutivamente.
Los primeros polinizadores no fueron
abejas sino escarabajos y/o moscas, es
decir que el síndrome floral de
polinización por insectos ya estaba bien
establecido cuando aparecieron las
abejas. Lo importante de éstas es que
desarrollaron especializaciones o
adaptaciones a esta función lo que las
llevaron a ser los polinizadores más
eficientes de las flores. Es posible que la
aparición de estas adaptaciones haya
motivado o contribuido a la radiación
adaptativa de las plantas con flores
(Magnoliophyta), contribuyendo a su vez
al aumento de la biodiversidad de las
abejas.
De los grupos vivientes se considera que
Melittidae es el más primitivo y que es el
taxón hermano de todas las otras abejas.
Anteriormente se creía que Colletidae era
el grupo basal por tener una lengua
corta, considerada primitiva por ser
similar a la de las avispas, pero hoy en
día se piensa que se trata de evolución
convergente y no una condición
plesiomórfica.[1]

Filogenia

Externa

Este cladograma se basa en el de


Debevic et al. 2012, que usó filogenia
molecular para demostrar que las abejas
se originaron dentro del grupo
Crabronidae, que por consiguiente es
parafilético. Heterogynaidae también lo
es.[40]
Apoidea Ampulicidae (avispas esmeralda)

"Heterogynaidae" (en parte)

Sphecida
(sensu s

Crabroni
(parte de
"Crabron

(resto de "Crabronidae")
Bembicini

Nyssonin
Astatinae

"Heterogy
(parte)
Pemphred
Philanthin

Anthophil
(abejas)

Interna

Este cladograma de las familias de


abejas se basa en el de Hedtke et al.,
2013, que coloca las previas familias
Dasypodaidae y Meganomiidae como
subfamilias de Melittidae.[41] El nombre
común cuando disponible aparece en
paréntesis.
Anthophila (abejas) Melittidae (inc. Dasypodai
Meganomiinae) por lo men

abejas de lengua larga

A
~

H
~

abejas de lengua corta


Ecología
Asociaciones con flores

La mayoría de las abejas son polilécticas


(generalistas) que cosechan polen de
una variedad de plantas. Sin embargo,
algunas son oligolécticas (especialistas),
que sólo recogen polen de unas pocas
especies de plantas relacionadas,
generalmente dentro de una misma
familia.[42] Los polinizadores
especialistas también incluyen algunos
que cosechan aceites florales en vez o
además de polen, también los machos
de las abejas de las orquídeas que
coleccionan productos aromáticos de las
orquídeas (uno de los pocos casos en
que las abejas machos son eficientes
polinizadores). También son capaces de
identificar los diseños ultravioletas o los
aromas de ciertas flores[43] e incluso los
campos electromagnéticos.[44] Una vez
que la abeja llega a la flor hace uso de la
calidad del néctar y del sabor del polen
para decidir si sigue visitando ese tipo de
flores.[43][45]

En raros casos una especie de plantas es


polinizada efectivamente por una sola
especie de abejas. Algunas especies de
plantas están en peligro de extinción, al
menos en parte, porque su polinizador
también se encuentra en peligro. Sin
embargo, existe una marcada tendencia
de que las abejas oligolécticas estén
asociadas con plantas comunes de
amplia distribución que son visitadas por
una variedad de polinizadores. Por
ejemplo hay alrededor de cuarenta
oligolelos asociados al arbusto de la
creosota (Larrea tridentata) en las zonas
áridas del suroeste de Estados
Unidos.[46]

Mimetismo y modelos

Orquídea de las abejas atrae a una abeja macho


que intenta aparearse con la flor.
La mosca Bombylius major, un mímico batesiano
de las abejas tomando néctar de una flor.

Muchas abejas tienen coloración


aposemática (que anuncia a sus
enemigos que les puede causar daño
con su picadura). Generalmente son
colores brillantes como naranja y negro.
Estos insectos sirven de modelos de
mimetismo batesiano para insectos que
carecen de esas defensas y no pican
pero que recurren al engaño para
protegerse de sus depredadores.
Algunas moscas de las familias
Syrphidae, Asilidae, Tabanidae, Oestridae
y Bombyliidae, que son frecuentes
visitantes de las flores, obtienen
protección de esta manera. [47]

Las abejas mismas son mímicos


müllerianos de otros insectos
aposemáticos con colores semejantes,
por ejemplo avispas, escarabajos de la
familia Lycidae y algunas mariposas y
polillas (Lepidoptera) que tienen un
sabor desagradable. Este sabor es
adquirido generalmente de las plantas de
que se alimentan. El mimetismo
mülleriano beneficia a todos los
miembros del grupo gracias a la
reducción de depredación.[48]

Algunas plantas mimetizan a las abejas.


Tal es el caso de la orquídea abeja que
imita el olor y la apariencia de la hembra
de ciertas especies de abejas. El macho
trata de aparearse con la flor
(pseudocopulación) y al hacerlo
repetidamente transporta las polinias de
una orquídea a otra.[49]

Parásitos de puesta
Bombus vestalis, un parásito de puesta del abejorro
Bombus terrestris

Algunas especies de varias familias de


abejas son parásitos de puesta o de
nido. Un ejemplo es la subfamilia
Nomadinae de la familia Apidae y el
subgénero Psithyrus del género
Bombus.[50] Las hembras de estas
especies carecen del equipo colector de
polen (escopa o corbícula) y no
construyen sus propios nidos.
Por lo común, entran en el nido de la
especie huésped y depositan un huevo
en una celdilla. La así llamada abeja
cuco se alimenta del alimento
almacenado y a veces también de la
larva del huésped.[51] El abejorro del
Ártico, Bombus hyperboreus, es una
especie agresiva que ataca y esclaviza a
otros abejorros del mismo subgénero. A
diferencia de la mayoría de los parásitos
de puesta, tiene equipo para colectar
polen y a veces efectúa esta actividad.[52]

Abejas nocturnas

Cuatro familias de abejas (Apidae,


Andrenidae, Colletidae y Halictidae)
contienen algunas especies que son
crepusculares o nocturnas, es decir que
son activas entre la puesta del sol y el
amanecer. La mayoría son tropicales o
subtropicales, pero también algunas se
encuentran en regiones áridas en
latitudes más altas. Estas abejas tienen
ocelos de gran tamaño, sumamente
sensibles a la luz de baja intensidad, pero
incapaces de ver imágenes. Los ojos
compuestos también están adaptados a
la luz escasa. Su capacidad de vuelo
nocturno les permite evitar algunos
depredadores y les da acceso a flores
que producen néctar sólo de noche o
principalmente de noche.[53]
Depredadores, parásitos y
patógenos

El abejaruco, Merops apiaster, se especializa en


comer abejas; un macho atrapa un regalo nupcial
para su pareja.

Véase también: Enfermedades de las abejas

Las aves depredadoras de las abejas


incluyen a los abejarucos, los alcaudones
o verdugos y los papamoscas. Estas
aves hacen vuelos cortos y ataques
rápidos atrapando insectos en vuelo.[54]
Los vencejos y las golondrinas también
atrapan insectos en vuelo pero hacen
vuelos más prolongados.[54] El ave de
presa Pernis ataca los nidos de abejas y
se alimenta de las larvas.[55]

El indicador grande mantiene una


relación con los humanos; los guía hasta
los nidos o colmenas de abejas
silvestres. Recibe como recompensa los
restos de lo que coleccionan los
humanos, incluyendo la cera, las larvas y
huevos.[56]

Entre los mamíferos depredadores de


abejas se cuentan el oso[57], el tejón que
escarba los nidos de abejorros y come
las larvas y el alimento almacenado,[58] el
zorrillo, el topo, el zorro, ratones y otros
roedores.[59]

Lobo de las abejas Philanthus triangulum


paralizando una abeja con su picadura

Entre los invertebrados están las arañas


cangrejo, que se esconden en las flores
al acecho de los visitantes, incluyendo
abejas. Las chinches asesinas de la
familia Reduviidae (Phymatinae) y los
mántidos tienen una estrategia
similar.[54]
Los lobos de las abejas son avispas que
atacan a las abejas.[60] Otros insectos
que se alimentan de abejas son las
moscas asílidas y las libélulas.[54]

Muchas especies de ácaros atacan a las


abejas incluyendo a la abeja doméstica.
El ácaro Varroa es un parásito de la abeja
doméstica que causa serios problemas a
las colmenas.[61] Sin embargo, hay casos
de relaciones mutualistas entre abejas y
ácaros, que se alimentan de desechos y
otros parásitos de los nidos de abejas.[62]

Galería
Abeja (Apis mellifera) polinizando una
flor de azahar

Abeja (Apis mellifera) polinizando una


flor de azahar
Abejorro (Bombus sp.) sobre una
Echinacea sp.

Abeja Andrena macho


Augochloropsis Pensilvania

Abejorro, (Bombus sp.) Montreal


Megachilidae en girasol, Pensilvania

Abejorro carpintero, Xylocopa,


Pensilvania
Abeja parásita Nomadinae Pensilvania

Abeja Andrenidae, Nueva York


Lasioglossum Pensilvania

Osmia cornifrons Pensilvania


Abejas Euglossini en orquídea
Mormodes buccinator (Surinam)

Referencias
1. Danforth BN, Sipes S, Fang J, Brady
SG (octubre de 2006). «The history
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Núm 2

Enlaces externos
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El Diccionario de la Real Academia
Española tiene una definición para
abeja.
All Living Things. Imágenes, guías de
identificación y mapas.
Bee Genera of the World.
Carl Hayden Bee Research Center.
Rescatando abejas sin aguijón
australianas.
Abejas en Bugguide.net
Native Bees of North America.
Manuela Sann et al. Phylogenomic
analysis of Apoidea sheds new light on
the sister group of bees

Datos: Q7391
Multimedia: Anthophila

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