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“Los campeones del pueblo”1 : Prensa escrita y autoimagen nacional

respecto a la actuación Uruguaya en Sudáfrica 2010.

Soc. Cristian Maneiro2

cristianmaneiro22@gmail.com

La presente ponencia propone describir los discursos producidos por la prensa escrita a
nivel nacional, respecto a la actuación de la selección Uruguaya de futbol en la Copa del
Mundo Sudáfrica 2010.

En el primer apartado se realiza un breve recorrido sobre la implementación y desarrollo


del futbol en territorio uruguayo, focalizando en la generación de autoimágenes y
narrativas épicas basadas en las actuaciones de la selección nacional en los campeonatos
mundiales. Desde esta contextualización histórica buscamos acercarnos a comprender
las características que convirtieron a la Copa del Mundo de Sudáfrica en un
acontecimiento de relevancia para el pueblo uruguayo.

Posteriormente, se presentan los discursos aparecidos en los insumos de prensa


seleccionados, resaltando en cada caso las líneas de continuidad y ruptura de los
mismos en relación a las tradicionales autoimágenes nacionales en relación al futbol.
Asimismo, se analiza la conceptualización de “héroes deportivos” emergentes en la
competición.

Para finalizar, se sintetizan las principales cuestiones planteadas y se proponen algunas


posibles futuras líneas de investigación académica sobre este objeto de estudio.

1 Encabezado nota OVACION DIGITAL 11/07/10.


2Mestrando en Sociologia, Universidade Federal de Paraná (UFPR), Brasil. Licenciado en Sociologia y Diplomado
en Demografía aplicada a la gestión pública por la Universidad de la Republica (UdelaR) Uruguay.
Autoimagen nacional a través del fútbol: una contextualización.

El futbol fue introducido en el Uruguay por los primeros ingleses que llegaron al
territorio nacional a partir de las últimas décadas del siglo XIX3. Siendo en sus
comienzos un deporte de elite, fue gradualmente estableciéndose como masivo.
Concomitantemente a esta extensión en su práctica tiene lugar un lento pero constante
proceso de criollización del futbol como juego nacional, lo que lleva a estudiosos como
Archetti a referirse a una doble fundación (británica y criolla) de este deporte en el Rio
de la Plata. (ARCHETTI, 1995).

Durante los comienzos del Siglo XX, el seleccionado uruguayo dominaría los eventos
futbolísticos a nivel regional y mundial. El primer gran triunfo a nivel internacional fue
en el campeonato sud-americano (antecedente de la actual Copa América) de 1916
disputado en Argentina. Posteriormente, tienen lugar las victorias olímpicas en Paris
1924 y em Ámsterdam 1928 venciendo al seleccionado argentino. Este enfrentamiento
rioplatense es reeditado en 1930 en la final de la primera Copa del Mundo organizada
por la Federation Internationale Football Asociation (FIFA), organismo al cual Uruguay
estaba afiliado desde 1923.

La secuencia de estos éxitos deportivos, comienza a generar diferentes interpretaciones,


principalmente por parte de los medios de comunicación de la época. Estas
explicaciones entendemos que pueden considerarse parte integrante del proceso de
generación de autoimágenes nacionales (ELIAS, 1997).

Siguiendo el razonamiento de Norbert Elías, los procesos de creación y consolidación


de estas autoimágenes deben ser entendidos en relación con la estructura social en la
cual tienen lugar. En este sentido, los triunfos deportivos se ligaban con una coyuntura
económica y política favorable del país en la arena internacional, mientras que Europa
se encontraba en plena crisis de pós-guerra. Esto refuerza la autoimagen, reforzada por
miradas externas4, de una supuesta excepcionalidad uruguaya en el contexto regional,

3Según el historiador Andrés Morales (2003), el primer partido de futbol en territorio nacional fue en 1878 mientras
que la primera crónica escrita data del año 1881.

4
Ver por ejemplo articulo del NY Times de 1951.
http://select.nytimes.com/gst/abstract.html?res=F40F12F73B5A1A7B93C1A9178AD85F458585F9 .
expresada a través del mito de la “Suiza de América”. Esta noción mítica se encuentra
sintetizada en el famoso Libro del Centenario del Uruguay, publicación de carácter
oficial de 1925 donde se describe un país que se piensa a sí mismo como teniendo un
estado de bienestar eficaz en sus funciones, predominantemente “blanco” y europeo en
su composición demográfica, con fuerte estabilidad institucional y cohesión social,
contrastando con una América Latina mestiza e inestable institucionalmente.
(CAETANO, 1992)

Estas autoimágenes se relacionan además constantemente con las miradas externas y


conforman la identidad futbolística nacional en aquellos años. Para esta conformación
identitaria se tuvo como alteridad privilegiada tanto a Europa como a Argentina. El
trabajo de Archetti (1995) muestra, a través del análisis de la revista deportiva El
Gráfico, como en esta construcción cultural del futbol en el Rio de la Plata, la principal
oposición es entre el estilo "criollo", nacido a partir de la práctica de los hijos de
inmigrantes italianos y españoles y el estilo británico, practicado por los descendientes
de inmigrantes ingleses. De acuerdo con esta distinción, el estilo criollo se basa em la
elegancia y la improvisación mientras que el británico se apoya en la fuerza y la
disciplina táctica (ARCHETTI, 1995).

En esta línea, los tempranos triunfos mencionados, generaron una narrativa mediática
que atribuía al futbol rioplatense características específicas como astucia, osadía e
imprevisibilidad sintetizadas en la expresión "viveza criolla”, atributo identitario que
aplica también a cuestiones extra-futbolísticas, como puede ser el “engaño” a la
selección de Yugoslavia en los juegos olímpicos de 19245 (GALEANO, 2010). Un
artículo de Bayce (2003) muestra como esa autoimagen de osados y “vivos criollos”
generada por contraposición a europeos automatizados y sin capacidad de
improvisación contrasta con la heteroimagen que los europeos tenían del futbol
uruguayo y rioplatense. Para ellos los equipos de estas latitudes eran simplemente
mejores y más capaces para jugar fútbol.

5 Los responsables de la selección yugoslava enviaron “espías” para observar el entrenamiento uruguayo un día antes
del enfrentamiento entre ambas selecciones. Percibiendo esa situación, los uruguayos fingieron no conocer las reglas
del futbol, errando los pases y hasta contenían la pelota con las manos. Los yugoslavos colocaron un equipo de
suplentes frente a la inminente victoria. Uruguay venció 7-0.
En la última gran victoria de la generación "olímpica”, Uruguay obtiene el campeonato
sud-americano de 1935, en Perú. Es precisamente en este campeonato que emerge a
nivel de los discursos periodísticos el mito de la “garra charrúa”, tras vencer con un
equipo veterano y ganando en la final al equipo argentino que era favorito.

Así como durante las primeras décadas del SXX se consolida la "viveza criolla" como
una virtud rioplatense supuestamente distintiva, luego de 1935 aparece la “garra
charrúa", como explicación adicional para las victorias deportivas. Si bien se han
ensayado diversas definiciones de este concepto6 que no es poisble repasar aquí,
diremos simplemente que la expresión implica la creencia en poder alcanzar, por la vía
del uso de un plus de entrega y coraje exclusivo de los uruguayos, resultados que no
serian esperables en base a las condiciones técnicas de los equipos. Se trata, en este caso
de una característica exclusivamente uruguaya por lo que, en la dinámica de la
conformación identitaria por a través de la interacción entre auto y hetero-imágenes,
sirve tanto para especificar una autoimagen nacional como para diferenciarse de
Argentina como “otro cercano” (MORALES, 2013)..

Esta autoimagen tendrá su auge narrativo en 1950, cuando Uruguay obtiene el


campeonato mundial derrotando al local Brasil en el estadio Maracaná, en Rio de
Janeiro. Bautizado como “Maracanazo”, este triunfo representa el mayor éxito del
futbol uruguayo hasta la actualidad. Adquiere rápidamente un carácter épico para el
futbol nacional por la forma como fue alcanzada: Uruguay llega a la final sufriendo
luego de un empate con España y una victoria agónica contra Suecia (equipos a los que
Brasil había vencido por amplio margen) con 200.000 personas en las tribunas y la
ventaja que Brasil ostentaba de poder ser campeón apenas empatando.

La victoria impensable en estas condiciones adversas, consolida finalmente el mito de la


“garra charrúa”. Los charrúas eran la tribu indígena mayoritaria dentro de las que
habitaban el territorio que posteriormente seria Uruguay. Las crónicas de la época los
refieren como una raza indómita, rebelde a toda a civilización, esencialmente guerreros
y turbulentos, simple y peligrosamente “salvajes” (FACCIO, 2006). En términos
futbolísticos, la “garra charrúa” hace referencia a estos atributos guerreros, exclusivos

6 Por listar solo algunas de ellas ver VIDART, 1993; SAN ROMAN 2005; FACCIO 2006.
de los jugadores uruguayos, que aparecerían en los momentos clave para lograr
resultados impensables.

Sin embargo, como apunta Vidart (1993), pensar en una posible influencia charrúa em
el futbol uruguayo, no tiene ningún soporte empírico. Los charrúas representaban para
las elites de la época la barbarie, y eran consideradas como un obstáculo para la
civilización, siendo sistemáticamente eliminados del territorio nacional. La
denominación “charrúa” como explicativa de la garra futbolística uruguaya tiene
entonces un carácter claramente mítico. Como han sugerido ya algunos autores, puede
pensarse como una opción catártica para las elites nacionales que a través de esta suerte
de redención compensatoria para con los charrúas reivindican románticamente sus
bondades una vez que ya no constituían una amenaza para su proyecto civilizatorio
(PORZECKANSKI, 1992; MORALES, 2013).

En los textos periodísticos y literarios sobre el Maracanazo, tanto uruguayos como


brasileros (PERDIGAO, 1986; RODRIGUEZ, 1993) surge omnipresente la figura de
Obdulio Jacinto Varela. El “negro jefe”, capitán de aquel equipo uruguayo, es
presentado como una encarnación perfecta de la “garra charrúa” siendo especialmente
resaltada su capacidad de liderazgo (MANCUSO, 1973)

La imagen construida mediáticamente sobre la figura de Obdulio Varela, enfatizando su


origen social humilde, las dificultades que tuvo que pasar en la vida y la fortaleza de
carácter exhibidas para superarlas, permite enmarcarla dentro de la categoría de
“héroe” deportivo (RUBIO, 2001). Sus frases quedan para la posteridad (“cumplidos
solo si somos campeones”; “los de afuera son de palo”) así como su desempeño a lo
largo de todo el campeonato y especialmente en el partido final, donde cada una de las
acciones puntuales en las que participa se considera un factor decisivo en la victoria
uruguaya7

Esta construcción mediática de la figura de Obdulio va a contramano de su propia


interpretación de los hechos. De acuerdo a su testimonio, lejos de considerar el
maracanazo como un hecho histórico, refiere a que solamente estaban cumpliendo la
tarea de defender la herencia fabulosa de los “fenómenos” que actuaron en las décadas
7 Entre estas se resalta el gesto de discutir con los jueces de línea después del gol brasilero para “enfriar” el partido y
también un supuesto golpe (nunca confirmado por los protagonistas) al zaguero Bigode que lo tendría “amilanado”
para el resto del juego. (MANCUSO, 1973).
anteriores (PERDIGAO, 1986). Obdulio minimizaba también sus acciones en la final, y
consideraba que la victoria uruguaya fue apenas suerte y que y si se jugase el mismo
partido 100 veces más se perdería las 100 veces (MANCUSO; 1973).

Incluso sin tratarse de un jugador virtuoso técnicamente, la exaltación discursiva de las


virtudes del “negro jefe” em 1950, (así como antes del “mariscal” Nasazzi) refieren al
estilo de liderazgo sobre los compañeros, influencia sobre los contrarios, entrega y
espíritu guerrero, aspectos que conformarían en esencia la “garra charrúa” y que van a
consolidarse como arquetipo de los héroes futbolísticos uruguayos.

Esta autoimagen mítica se consolida como marca del futbol uruguayo en los años
siguientes. Sin embargo, luego de la derrota ante Hungría en las semifinales de la copa
del mundo de 1954, no se consigue clasificar para la edición de 1958, mientras que en
1962 se cae eliminado en primera fase. Debería esperarse hasta 1970 para volver a
alcanzar las semifinales de esta competición.

La selección nacional entraría entonces en un ostracismo que se va a extender por


décadas. Posteriormente a 1970, la presencia uruguaya en las copas del mundo se
vuelve irregular, quedando fuera de las ediciones de 1978, 1982, 1994, 1998 y 2006 y
sin conseguir alcanzar siquiera los cuartos de final en las restantes ediciones.

Según algunos estudiosos, esto se explica porque los triunfos mundiales obtenidos hasta
1950 fueron mistificados, lo que inhibe una consideración profunda y desapasionada de
las condiciones sócio-historicas que hicieron posible esas performances deportivas. La
creciente brecha temporal entre el passado glorioso y el presente frustrante, colaboran
para obviar las características de aquellas victorias, minimizando por ejemplo el hecho
de que fueron em torneos que comprendían muy pocos equipos y con las juventudes
europeas diezmadas por las guerras mundiales (GRAÑA, 2000; BAYCE 2003).

Esta mistificación de la “garra charrúa” como elemento suficiente para ganar partidos y
campeonatos tuvo consecuencias negativas en la despreocupación por la preparación
física y actualización táctica necesaria, lo que derivó en que mientras otros países como
Brasil y las naciones europeas en primer lugar, y posteriormente Asia y África, se
desarrollaron futbolísticamente, el Uruguay se estanco (BAYCE, 2003)

Existe también otra consecuencia negativa de esta mistificación referente a habilitar


cierta agresividad excesiva en el estilo de juego uruguayo. La consideración de la garra
como símbolo de virilidad y el mandato interno de los jugadores (muchas veces
amplificado por la prensa deportiva) de estar al nivel de los héroes de Maracaná,
muchas veces llevó a un exceso de violencia, el cual asociado a la ya vista “viveza
criolla”, dio a la selección nacional cierta fama de equipo “tramposo” y desleal8.

Según el testimonio de periodistas extranjeros en la Copa de Méjico 1986, el estilo de


juego uruguayo, incluso manteniendo algo de virtuosismo técnico, se basaría
principalmente en una desagradable violencia e intimidación para conseguir resultados.
La calidad del juego uruguayo es contrastada por un des respeto por las reglas de juego
y cualquier código de conducta “civilizada” (McILLVANEY apud SAN ROMAN,
2005).

No obstante, si incluso con estas desavenencias históricas e imágenes externas


negativas, las autoimágenes tradicionales persisten es porque son de alguna manera
actualizadas periódicamente. En el próximo apartado intentaremos analizar estas
actualizaciones a raíz de las publicaciones nacionales sobre la última Copa del Mundo.

Copa del Mundo Sudáfrica 2010: “Como los equipos de antes”9.

Como sosteníamos en otro lugar (MANEIRO, 2011) el fútbol se erige para el caso
uruguayo en un elemento identitario privilegiado. Para la población nacional, el mundial
de 2010 fue el acontecimiento más importante de ese año y Diego Forlán la figura más
destacada, según un estudio realizado por una empresa de opinión pública local10. Desde
que dicho estudio se realiza esta fue la primera vez que una figura deportiva supera las
tradicionales menciones a políticos y personalidades de otros ámbitos. Otra encuesta
realizada en el marco de los festejos por el bicentenario en 2011 arrojaba el dato de que
Diego Forlán era la figura que mejor representa a los uruguayos, con casi el 25% del

8Esto se ve ejemplificado en el record ostentado por Uruguay de tener la expulsión más rápida de la historia de las
Copas mundiales, cuando Batista fue expulsado a los 55 segundos de juego contra Escocia em Méjico 1986.
9 Nota OVACION DIGITAL 27/06/10

10La empresa es INTERCONSULT (www.interconsult.com.uy) y viene realizando esta encuesta anualmente desde el
año 1998
total de respuestas, muy por encima de José Artigas y el presidente Mujica, entre
otros11.

Siguiendo las teorías de referencia para esta ponencia, la emergencia y consolidación de


una autoimagen nacional no ocurre a través de una instancia histórica puntual sino que
tiene lugar de manera procesual, a través de la acción de distintos actores individuales y
colectivos (Estado, grupos de interés, sociedad civil) y la acumulación de instancias de
interrelación entre ellos, según las distintas configuraciones sociales que se suceden en
el tiempo (ELIAS, 1997). Dentro de este proceso constante de formación identitaria y
en lo específicamente referente al fútbol, las reseñadas narrativas míticas construidas en
la primera mitad del SXX se encuentran, desde hace varios años. presentes apenas en
estado latente a causa del ostracismo futbolístico experimentado por Uruguay en los
últimos 40 años.

En este sentido, entendemos que la buena actuación deportiva en Sudáfrica 2010 puede
ser una instancia oportuna para la emergencia de discursos que reviven y actualizan las
narrativas tradicionales vistas en el apartado precedente. Procuraremos brindar sustento
empírico a esta hipótesis a través del análisis de las notas aparecidas en los principales
medios de comunicación especializados12.

Analizando los discursos durante la competición y especialmente a posteriori de la


misma, el principal mensaje emitido por parte de la prensa nacional refiere a un ansiado
y celebrado “renacer” del fútbol uruguayo. Según este entusiasta discurso, a partir de su
buena performance, el equipo uruguayo vuelve a su “esencia”, se reencuentra con su
rica historia, olvidada por años de ostracismo.

Es imposible conformarse. Está en la esencia misma del uruguayo. Quizás por culpa del rico historial, por la forma en
la que nos hicieron ver el fútbol aquellos fantásticos campeones. Quizás porque nacemos con una pelota pegada al pie
y cuando corremos detrás de ella en lo único que pensamos es en ganar. (OVACION DIGITAL 25/06/10).
Cuarenta años habían pasado y a lo largo de los mismos habíamos sumados frustraciones y decepciones que nos
fueron llevando desde la cima del mundo alcanzada en el 50 al ostracismo y el menosprecio: un cuadro chico de un
país chico que solo tenía para exhibir un lejano pedazo de historia. (OVACION DIGITAL 03/07/10).

11 Encuesta realizada por consultora CIFRA .Sus resultados aparecen reseñados en


http://medios.elpais.com.uy/downloads/2011/cien_x_cien.pdf
12 El suplemento deportivo OVACION del diario El País es el más leído dentro de la oferta a nivel nacional, (Fuente:
http://www.alexa.com/topsites/countries/UY ) por lo tanto se constituye en nuestra principal fuente de datos. No
obstante se integrarán otras fuentes que puedan ser relevantes para alguna dimensión específica de análisis.
Eran otras épocas, donde la gloria mandaba y, por consecuencia, pesaba; la participación de los celestes en los
mundiales se resumía poco menos que en la disyuntiva simplista, y hasta agobiante, de ser campeones o nada….
muchos años después, estos celestes que están jugando en Sudáfrica, demostraron que eran capaces de ponerse a la
altura de sus linajudos antepasados. (OVACION DIGITAL 09/07/10)
Uruguay volvió a sus raíces más profundas, a esas que lo llevaron a lo más alto, aquellas que lo vieron ganar todo y
en la adversidad…. la selección nacional recuperó en Sudáfrica el prestigio que había quedado en el olvido para el
resto del mundo (OVACION DIGITAL 11/07/10)

Se presentan también discursos más realistas, en la línea de lo señalado por Graña


(2000) y Bayce (2003) respecto a las diversas transformaciones sociales estructurales a
nivel mundial que harían improbable repetir los triunfos de antaño. Sin embargo, estos
discursos se ven minimizados frente a la euforia de la posibilidad del resurgir celeste y
el volver a ocupar los lugares de privilegio a nivel futbolístico. En este contexto
celebratorio las críticas son prácticamente inexistentes, apenas algún lamento por no
tener en el plantel algún jugador en particular13, o cierto inconformismo por la falta de
ambición ofensiva tras el empate 0 a 0 con Francia en el debut.

Aparecen referencias a la selección como elemento de unión nacional. En esta línea, la


selección de futbol representaría cabalmente a la población uruguaya en su totalidad,
visualizándose como el denominador común que invisibiliza las diferencias que
pudieran existir.

En un mar de festejos el país se unió por la celeste. Un hilo celeste imaginario unió las caravanas de festejos desde el
Sur al Norte del país. (OVACION DIGITAL03/07/10)

¡Que fantástico fue ver a la celeste atrapando la atención de multitudes! ¿Qué glorioso que fue ver a los uruguayos
unidos otra vez gracias al deporte! (ANUARIO OVACION, 27/12/2010)

Una vez más, el futbol tuvo al capacidad de borrar los problemas del país y ser el motivo de unión de personas de
distintas creencias pero que vibran con una misma pasión (EL GRÁFICO URUGUAY, Libro de Colección 4;
12/2010)

Este uso del equipo nacional como símbolo aglutinante de la nación uruguaya no es
nada novedoso históricamente, ya es identificable desde el famoso “vosotros sois el
Uruguay” de Lorenzo Batlle en el periódico El Día con ocasión de las olimpiadas de
1924 (MORALES, 2003). No se trata tampoco de un fenómeno específico, pues sucede
generalmente con todas las selecciones dentro de un campeonato mundial. Sin embargo,
se hace un énfasis diferencial en la identificación de la población nacional con este

13 “Que bien hubiera venido el cebolla…” (OVACION DIGITAL 25/06/10)


seleccionado fruto del “proceso Tabarez” por distintas características específicas de
trabajo que no estarían tan presentes en procesos anteriores.

El maestro..le dio seriedad y continuidad al trabajo. Hubo orden, disciplina y profesionalismo. ..Hubo también
depuración en el plantel. Se apunto mucho mas al hombre que al jugador. A un prototipo de futbolista que no abunda
por estos lares, mas universitario que reo, mas instruido, más educado (OVACION DIGITAL; 09/06/2010).

Este grupo de compatriotas demostró lo que se puede lograr cuando se aúnan esfuerzos en pos de un objetivo común
y se dejan de lado rencillas menores y personalismos dañinos…y cuando se deja todo en la cancha, como lo dejaron
nuestros jugadores y técnico (EL OBSERVADOR; EL AÑO QUE VOLVIO A LATIR LA CELESTE 07/2010)

La fuerte cohesión grupal sin lugar para las vanidades personales, el grado de
compromiso con la causa de la selección y la profesionalización del proceso de
selecciones nacionales, fueron conceptos repetidos insistentemente por parte de los
medios de comunicación y pueden pensarse como argumentos “racionales” para
explicar el éxito uruguayo en la competición. A la par de estas explicaciones racionales
y de manera incluso más insistente, aparecen los discursos “míticos” que actualizan las
autoimágenes vistas en el apartado precedente. La “garra charrúa” y las menciones a sus
antiguos representantes aparece explícitamente mencionada en varias ocasiones.

.
Este equipo se fortalece a través del espíritu. Entra a dar batalla en todos los partidos. Volvió la Celeste. Un equipo
con sangre charrúa. Es lo que esperábamos ver. (OVACION DIGITAL 23/06/10)
Entre tanta historia revivida la famosa “garra charrúa” también se hizo presente y fue el motor de un resultado
inolvidable para el país (EL GRÁFICO URUGUAY, Libro de Colección 4; 12/2010)

A la cancha van los que juegan por el respeto a la sangre de Nasazzi y Obdulio. Los que quieren inmortalizarse como
Scarone y Schiaffino. Los que saben que Uruguay es humildad y sacrificio…. A la cancha van los hijos de un país
acostumbrado a fortalecerse a partir del sufrimiento. Los que no tienen problemas en trancar con la cabeza, en jugar
lesionado, en meter una mano para impedir un gol. (OVACION DIGITAL 05/07/10)

Esta supuestamente esencial “mística” del equipo uruguayo es especialmente


mencionada en los partidos frente a los rivales mas inexperientes (Sudáfrica y Corea del
Sur) a los que se señala que se venció simplemente por el “peso histórico” de la
camiseta celeste14.

La fuerte presencia discursiva del mito fundante de la “garra charrúa” no se observa con
la misma intensidad respecto a la “viveza criolla”, primera autoimagen diferencial del
fútbol rioplatense. Solamente aparece mencionado de manera lateral en ocasión de la
célebre mano de Suarez en el partido contra Ghana. Las declaraciones del técnico

14 OVACION DIGITAL 27/06/10


ghanés Rajevac sobre la particular incidencia es de alguna manera asimilable a lo
expresado por los periodistas extranjeros en Méjico 1986

“Algunos dicen que Suárez es un héroe y ahora él está orgulloso. Piensen un poco. No es un héroe, es un vulgar
tramposo. ¿Qué mano de Dios? Fue la mano del diablo.. La FIFA debería cambiar las reglas después de este fraude.
Los árbitros deberían cobrar el gol y no marcar un penal si alguien ataja el balón con la mano en la línea como
sucedió", afirmó Rajevac. (OVACION DIGITAL 09/07/10).

Los discursos nacionales sobre esta acción no la condenan pero tampoco la reivindican
como rasgo típico uruguayo referente a la “viveza criolla” sino que optan por señalarla
como un acto de inmolación por parte de Suarez pensando en el bien del equipo. Dentro
de los mitos fundantes, decididamente la “garra charrúa” mantiene su lugar de privilegio
y es actualizada mientras que la primaria “viveza criolla” parece haber perdido espacio
en la autoimagen nacional.

No obstante el destaque continuo al equipo como grupo, se observa una cobertura


diferencial para algunos integrantes de la selección. Los mismos son presentados como
héroes deportivos a causa de heredar algunas de las virtudes de las antiguos ídolos y
atribuírseles la posesión de ciertas características deseables socialmente que los
transforman en modelos ejemplares para la sociedad de referencia (RUBIO, 2001).

El mito del héroe, descrito por Campbell (1990) y aplicado al deporte por Rubio (2001),
describe un ciclo en el cual el candidato a héroe parte hacia la aventura, supera una serie
de dificultades destinadas a probar su condición y vuelve a su hogar/pueblo con las
victorias y la redención alcanzadas. Si bien este camino del héroe es una estructura
mítica de carácter general, cada sociedad especifica, de acuerdo a su histórico de
autoimágenes nacionales, enaltecerá diferentes características en sus candidatos a héroe.
En este sentido, no son los mismos atributos utilizados en Uruguay para resaltar las
figuras de Obdulio o Nasazzi, que en Brasil para mitificar a un Garrincha o un
Romario15 o en Argentina a un Maradona.

El caso más evidente de “herencia” de ídolos anteriores posiblemente sea el de capitán


Diego Lugano. A través de las distintas notas de prensa se lo presenta como un capitán
“a la antigua” destacando su don de mando, liderazgo, entrega a influencia sobre los
contrarios.

15 Como ejemplo sobre la mitificación del baixinho Romario como O heroí do Tetra véase (Helal, 2003)
Tenemos un señor capitán. Un corajudo y rebelde futbolista que fue forjando la incidencia entre pares gracias al
ejemplo (LA BIBLIA DEL MUNDIAL DIARIO EL PAIS 2010)
Lugano es un capitán como los de antes, de los viejos caudillos…. (EL GRÁFICO URUGUAY, Libro de Colección
4; 12/2010)

Los discursos explorando la biografia de Lugano, al igual que sucede con la biografia de
Obdulio (MANCUSO, 1973) resaltan el germen del liderazgo presente ya desde la
infancia. Asimismo, se señalan las diversas pruebas deportivas a las que se enfrentó (ser
un desconocido en Nacional, llegar a Sao Pablo sin pergaminos) y pudo superar en base
a virtudes de personalidad, como son el esfuerzo y la determinación, pudiéndose situar
entonces su trayectoria deportiva y personal perfectamente de acuerdo con el ciclo
heroico descripto por Campbell (1990)

Lugano fue capitán desde baby futbol hasta la sub 18, también en Libertad, en inferiores de Nacional, en Plaza y en la
selección…En su infancia, también pensaba actividades para hacer con sus amigos orientadas a unir los grupos…. De
todo eso Lugano era el portavoz, además de delegado de la Cruz Roja y vos cantante entre el grupo de amigos
(LISSARDY, 2010: 31)

(En San Pablo) multiplico el esfuerzo, porque quería demostrarles a todos que se equivocaban Iba tres horas antes a
las practicas y se iba tres horas después… a fuerza de de entrenamiento y perseverancia, se hizo un lugar. Pero, sobre
todo, a fuerza de convicción (LISSARDY, 2010: 36)

Otros jugadores, aunque con sensiblemente menor cobertura mediática, fueron


resaltados por las mismas condiciones que Lugano. Es el caso de Diego Pérez y Egidio
Arévalo Ríos, dos de los jugadores más aclamados por el público, pues a pesar de sus
limitaciones técnicas, exhibirían ese plus de entrega y compromiso que el fútbol
uruguayo valora especialmente.

Sacrificio Extremo, entrega conmovedora, esfuerzo ilimitado. Diego Pérez y Egidio Arévalo Ríos no solo idealizan
sino que también encarnan e interpretan a la perfección un modo de ser y sentir el futbol. Un código, una identidad,
una historia, un legado. Una bandera, un color, un sol que no duerme, un alma que no descansa. ( EL AÑO QUE
VOLVIO A LATIR LA CELESTE, EL OBSERVADOR, 2010)

Pérez no pasa como Xavi y Arévalo no traslada como Schwasteigger, pero mientras estos se llevan palmas y
aplausos, los uruguayos lisa y llanamente conmueven. Porque en cada pelota saben que defienden el sol de los 3
millones ( EL AÑO QUE VOLVIO A LATIR LA CELESTE, EL OBSERVADOR, 2010)

A la par de Lugano, el otro jugador presentado como gran héroe de la competición fue
Diego Forlán, quien fuera elegido además como el mejor jugador del torneo.
A priori explicar la idolatría de Forlán no resulta fácil. Al contrario de otras figuras
futbolísticas no parece desempeñar la fachada de ídolo: no se besa el escudo del equipo
donde juega, no hace gestos para la tribuna ni para las cámaras de televisión, y suele
hace declaraciones poco políticas que caen mal para el imaginario simbólico del
hincha16. Por otra parte, tampoco encarna el mito de ascendencia social a través del
fútbol, puesto que proviene de una familia de clase media-alta de una zona residencial
de Montevideo y su infancia y adolescencia transcurrió en un contexto de cierto
bienestar alejado de las privaciones experimentadas por otros deportistas.

Las razones esgrimidas para la idolatría de Forlán hay que buscarlas, además de su
talento futbolístico, en su representación de valores sociales deseables como humildad,
dedicación y profesionalidad. Su trabajo como embajador de UNICEF, también
insistentemente mencionado, amortigua cualquier tipo de resentimiento de clase que
pudiera generar.

Sencillo, serio, afable, responsable, líder no por temperamento, si por ejemplo. Capitán sin brazalete por el respeto
que impone en sus compañeros. Primero en la fila del sacrificio, voz pausada que se escucha en la concentración,
símbolo de una nueva generación (EL GRÁFICO URUGUAY, Libro de Colección 4; 12/2010)
Ni Messi, Ni Cristian Ronaldo, ni Kaká, el mundo del futbol aplaudió de pie a Diego Forlán…Su nombre estaba en
boca de todos. No solo por sus goles, por sus corridas electrizantes o por su entrega inclaudicables, sino por su
humildad (ANUARIO OVACION, 27/12/2010)
Forlán salió a jugar el tercer puesto disminuido por una pequeña molestia muscular que no disminuyo su rendimiento.
Para ello se necesita rebeldía, amor propio y compromiso con la causa. Forlán lo asumió…. El éxito del rubio de
Atlético de Madrid no es producto de la casualidad. Es el resultado de un estilo de vida (EL AÑO QUE VOLVIO A
LATIR LA CELESTE, EL OBSERVADOR, 2010).

Al director técnico de la selección, Oscar W. Tabárez también le fue destinada una


amplia cobertura mediática, siendo exaltadas principalmente su profesionalidad,
equilibrio emocional y mesura. Su condición de maestro escolar fue también
insistentemente mencionada de forma de insinuar que las características personales
necesarias para dirigir un grupo de escolares, pueden de alguna manera trasladarse a la
dirección técnica de un seleccionado nacional.

Planificación, sentido común, orden y mucho trabajo para empezar….después constancia, perseverancia y convicción
a pesar de las adversidades…con esas bases se construyo y levanto toda la estructura que permitió que el proceso de
Tabarez en la AUF, alcanzara el cuarto puesto en Sudáfrica 2010 (EL AÑO QUE VOLVIO A LATIR LA
CELESTE, EL OBSERVADOR, 2010)

16Como ejemplo de estas declaraciones ver nota en Radio Marca http://www.180.com.uy/articulo/16760_Solo-beso-


los-escudos-de-Penarol-y-Uruguay
Hoy estamos cosechando la faena de una selección de comportamiento ejemplar, con un conductor excepcional como
Tabarez que supo elegir y siempre se mantuvo firme en sus convicciones…nadie puede dudar que el Maestro ha sido
estructurado, responsables y un gran organizador .Fue vencedor entre los vencedores, hacedor de un grupo que tuvo
su sello…en él y en su estilo, pueden resumirse, sin lugar a dudas, la excelente gestión uruguaya en el mundial EL
GRÁFICO URUGUAY, Libro de Colección 4; 12/2010)
Tenemos un muy buen técnico..que construyo una solidez grupal bajo la premisa de la responsabilidad (LA BIBLIA
DEL MUNDIAL DIARIO EL PAIS 2010)

Como veíamos anteriormente, la disciplina, profesionalidad y compromiso además de


señalarse como características de la personalidad de Tabarez, se presume que fueron
transmitidas e internalizadas por el grupo de jugadores de la selecciónm. Estas
características se consideran un diferencial respecto a los procesos anteriores y
conforman, junto a los elementos míticos, las explicaciones de los resultados obtenidos.

Comentarios Finales:

La presente ponencia buscó analizar los discursos de la prensa uruguaya sobre la pasada
copa del mundo Sudáfrica 2010, poniendo de manifiesto las continuidades y rupturas
identificables respecto a las autoimágenes tradicionales sobre el fútbol en este país. Con
este acotado objetivo, se utilizó un estilo eminentemente descriptivo, intentando brindar
ejemplos empíricos de las categorías discursivas propuestas.

Se observó como los discursos sobre una supuesta mística uruguaya encarnada en los
mitos fundantes de la “garra charrúa” y, en menor medida, la “viveza criolla” se hacen
presentes en instancias especificas del torneo, especialmente en los partidos más
decisivos. Asimismo, se resalta la performance de algunos integrantes puntuales
(Lugano, Pérez, Arévalo) por heredar estas virtudes míticas y de otros (Forlán, Tabárez)
por poseer otras características personales que permiten considerarlos como “héroes
deportivos”, quienes brindan modelos ejemplares de conducta socialmente deseable.

Tomando como punto de partida este texto, puede profundizarse el análisis en una serie
de aspectos a nuestro juicio relevantes. Uno de ellos, siendo desarrollado actualmente
por el autor, consiste en observar la interrelación de estos discursos internos con
aquellos producidos externamente. Analizar de que manera las visiones desde el
“afuera” (CAETANO, 1992) refuerzan, cuestionan o relativizan estos discursos internos
de “renacer” futbolístico uruguayo y la actualización de los viejos mitos fundantes.
Asimismo, la extensión del periodo de análisis hasta la actualidad, próximos a la Copa
del Mundo Brasil 2014, permite observar las oscilaciones de estos discursos según los
vaivenes propios de los resultados deportivos.

Otra posible línea de investigación, consecuente con el modelo de análisis utilizado a


partir de Elías, seria profundizar en la caracterización de las redes de interdependencia y
las configuraciones sociales que subyacen a estos discursos. Indagar en que relaciones
sociales de base se sostienen los mismos y que intentos de utilización interesada de los
acontecimientos pueden identificarse por parte de distintos actores políticos,
económicos, etc. En esta línea, también a teoría de los campos de Pierre Bourdieu puede
proveer un marco de análisis interesante.

En definitiva, entendemos que la enorme importancia del fútbol para un país con pocas
fuentes identitarias como el Uruguay, así como las consecuencias de este relativamente
exitoso proceso de selecciones actual, posibilita y justifica la profundización y
extensión de estos análisis.
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Fuentes Consultadas:

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Anuario 2010 Suplemento Deportivo Ovacion, 2010

El año que volvió a latir la celeste. Diario El Observador, 2010

Libros de Colección Nº4. Revista El Grafico, 2010

La Biblia del Mundial. Diario El País. 2010

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