En el país de la Altura del cóndor hoy conmemoramos un nuevo aniversario de aquel 16 de
julio de 1813, en que, por iniciativa del prócer Antonio Nariño, el estado de Cundinamarca declaró su independencia de España con el propósito de consolidarse como un gobierno autónomo de la monarquía, que también por esa época en la península pasaba por una crisis muy grande debido a la invasión de Napoleón. Era un momento difícil para las nuevas repúblicas que recién intentaban constituirse. La pugna por el poder y la discrepancia de criterios aún no permitía que el antiguo virreinato de la Nueva Granada se uniera como nación soberana y acabara de recuperarse de una guerra entre los que eran partidarios de un gobierno centralista que rigiera desde Bogotá y otro que las provincias estuvieran confederadas y fueran menos dependientes la capital, en el período que se llamó Patria Boba, en este caso la primera de tantas contiendas en nuestro territorio, entre las provincias de Santa Fe de Bogotá y Tunja. Y mientras en España se reorganizaba el gobierno con la coronación de Fernando VII, se proyectaba también la reconquista de las colonias rebeldes desde 1810 que seguían reconociendo la autoridad del Rey en la mayor parte de América. Ahora estas provincias declaraban una Independencia definitiva. Y Cundinamarca por su parte, bajo la orientación de uno de sus próceres más brillantes, no podía quedarse atrás en su visión independentista y decidió declararse libre de la monarquía peninsular; convirtiéndose así en uno de los primeros estados del continente en firmar un acta de Independencia total donde no se reconoce más autoridad que la de sus gobernantes y el pueblo, se suprimen los símbolos de la corona española y se crea un escudo y una bandera nuestros que desde entonces nos empezó a definir como cundinamarqueses. Pero la historia no terminaba allí, empezaba otra época difícil para este recién constituido estado. Venía la reconquista española por el sur y el ejército encabezado por su presidente Nariño, se dirigen a defender el territorio y a expulsar a los invasores en una campaña que por desconocimiento de su geografía quiso la suerte que se malograra esta gesta y nuestro precursor no hubiera sido el libertador de América y hubiese de esta manera anticipado el Bicentenario que se conmemora este próximo siete de agosto dando otro rumbo a la historia de esta parte del continente. Sin embargo, no fue así porque Nariño es apresado y tiene que sufrir una vez más el duro rigor de las prisiones que durante varios periodos de su vida padeció. El destino de la naciente república no era nada prometedor en eso momentos dolorosos en que avanza la reconquista y se instaura un régimen de terror en que son condenados a muerte los que han forjado la independencia de estas tierras perdiendo así a los más valiosos intelectuales, científicos y políticos que se convierten así, en los primeros mártires de la Patria. Son casi diez años de luchas y desavenencias, de sufrimientos, guerra y miseria después del levantamiento del 20 de julio de 1810. La ambición al poder y las pretensiones de España, que quiere dar un escarmiento a los rebeldes y la nueva incursión de las tropas libertadoras a través de los Llanos orientales en medio del invierno y el frio del páramo de Pisba pone fin a esta gesta el 7 de agosto de 1819 en terrenos de Boyacá dando de esta manera inicio a la república que hoy conocemos y por la cual nos preparamos a conmemorar el bicentenario en unos días. El nombre Cundinamarca viene del vocablo muisca altura del cóndor y está ubicado en la zona central de Colombia, tiene una gran diversidad de climas y ha sido un territorio protagonista en gran parte de la historia nacional, desde la época precolombina de los chibchas que defendieron parte de su territorio Y en especial sus minas de sal teniendo parte importante en la Revolución comunera y más adelante en Las Guerras civiles de la naciente república, es hoy un departamento que busca a través de sus gobernantes proyectarse hacia los nuevos retos que exige El Siglo XXI.