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El fin que nos ocupa en esta antología es por supuesto la educación, y es por ello que
se habla del desafío educativo de este siglo que consiste en: brindar respuestas que
garanticen la educación a la diversidad y, que a su vez se basen en los postulados que
plantea el plan nacional de desarrollo humano: igualdad para todos y cambios que
auxilien a todos a integrarse a la escuela.
Cabe mencionar que es este mismo plan el que retoma el criterio central para el
desarrollo a la inclusión planteada desde el área del desarrollo social y humano, en el
cual, se propone una inclusión total de las personas con discapacidad; llevando a cabo
mejoras en los niveles de educación y preocupándose por el bienestar de los
mexicanos, acrecentar la equidad y la igualdad de oportunidades, la promoción y
fortalecimiento del apoyo a este sector poblacional.
Sin embargo, para la educación en la diversidad, la escuela debe pugnar por una
respuesta a todos los niños y niñas que asisten a ella; considerando que el ser diverso
es un elemento de valor y un referente positivo para transformar la escuela y formar
una cultura escolar que permita atender a todos los alumnos respetando sus
diferencias, particularmente en el caso de educación especial la atención de los
alumnos con discapacidad y/o aptitudes sobresalientes que presentan necesidades
educativas especiales.
Precisamente es en las Normas de IRARC (2010) donde se define a los niños y niñas
con necesidades educativas especiales como la presencia de un desempeño escolar
significativamente distinto en relación con sus compañeros de grupo por lo que requiere
que se incorporen a su proceso educativo mayores y/o distintos recursos con el fin de
lograr su participación y aprendizaje, y alcanzar así los propósitos educativos.
Los recursos de los cuales hace uso al educación especial para la eliminación de
barreras pueden ser:
Cabe mencionar que el trabajo del psicólogo es encontrar estas barreras y eliminarlas
o disminuirlas, siendo, como se vio anteriormente él mismo un recurso, por lo tanto la
educación especial sostiene el mayor compromiso posible de las personas que se
dedican a esto, es importante resaltar que las necesidades educativas especiales no
se consideran un déficit, es decir, no son una características del alumno ni algo
intrínseco a él, estas surgen de la dinámica que se establece entre las características
del alumno y las respuestas del entorno, especialmente de los ámbitos que aumen
prioritariamente las funciones educativas: el familiar y el escolar.
Científico-tecnológico
Humanístico-social
Artístico
Deportivo.
El modelo que sustenta la atención a las niñas, niños y jóvenes con aptitudes
sobresalientes es el sociocultural el cual, afirma que estas aptitudes sólo pueden
desarrollarse por medio del intercambio de los factores individuales sociales. Es
importante resaltar que los contextos condicionan las necesidades y resultados del
comportamiento humano y determinan que tipo de productos poseen valor para
considerarlos como aptitudes sobresaliente, también influye el microambiente social:
familia, escuela, pares; así como el macro ambiente: la situación económica, la
orientación política, los valores creencias y culturas dominantes.
Sin embargo, desde el marco pedagógico, tanto la Educación Especial como la Regular
consideran para el trabajo didáctico identificar una posición conceptual que vaya acorde
al propio planteamiento curricular del aprendizaje, la enseñanza y la evaluación; para
ello, realizan un tránsito desde el enfoque tradicional hacia el paradigma que sustenta
la reforma curricular, es por ello que la teoría elegida es el constructivismo, ya que
reconoce la diversidad y promueve que los alumnos fomenten su autonomía y
adquieran los conocimientos básicos para seguir aprendiendo a lo largo de la vida.
La teoría del constructivismo surge como una teoría epistemológica que explica cómo
se origina y cómo se modifica el conocimiento. Aunque dentro de esta existe una gran
variedad de posturas que la conforman por lo que se puede definir como “un movimiento
heterogéneo”, (Matthews, 1994. Citado en Sánchez y colaboradores, 2002) es
necesario hacer notar que dicha teoría sostiene que:
Es por ello que se puede decir que, el desarrollo intelectual de cada persona es un
proceso que se construye, de esta manera uno de los objetivos de la escuela al enseñar
es la de generar situaciones y contextos que puedan promover en los alumnos la
construcción del conocimiento y la adquisición de habilidades intelectuales,
actitudinales y valores mediados por intervenciones pedagógicas apropiadas y
pertinentes para cada alumno.
Una estrategia adecuada para llevar a la práctica está propuesta es: el método de
proyectos, ya que permite interactuar en situaciones concretas y significativas,
procurando estimular el “saber”, el “saber hacer” y el “saber ser”, es decir, lo conceptual,
lo procedimental y lo actitudinal, potencia las capacidades de iniciativa de los alumnos,
permite la adecuación de trabajo a los niveles de desarrollo de los niños, además de
activar el aprendizaje y desarrollo de habilidades a través de una enseñanza
socializada.
Otro referente que puede ser consultado desde este enfoque es el trabajo transversal
ya que, permite desarrollar en los alumnos conocimientos, habilidades y actitudes a
través de la reflexión y análisis sobre situaciones cotidianas en las que se incorporan
los valores para la toma de decisiones y en las que se apela a los conocimientos
adquiridos en las diferentes asignaturas del currículo. La transversalidad ofrece
correlaciones temáticas que van ponderando los aprendizajes y posibilitando la
articulación de las diferentes asignaturas, de ahí que sea posible desarrollar una
secuencia didáctica transversal.
Cabe aclarar que una secuencia didáctica transversal es una forma de organización del
trabajo en el aula en el que se encadenan, articulan y estructuran un conjunto de
actividades a fin de lograr que los alumnos cumplan un propósito educativo. Los
elementos la conforman son:
Mediante los enfoques mencionados el rol del docente cambia, este es moderador,
coordinador, facilitador, mediador y también un participante más, para cubrir todo lo
anterior se requieren profesores que se interesen por conocer los intereses de los
alumnos(as), sus necesidades evolutivas, los estímulos de sus contextos, el entorno
familiar, comunitario, educativo y de grupo de pares, dependiendo de esto el maestro
podrá contextualizar las actividades que se llevarán a cabo en clase.
Lo anterior sirve de base para definir e implementar los apoyos que faciliten y
promuevan el desarrollo de todos los alumnos y la mejora de los contextos, el familiar,
escolar y social en que se desenvuelven los alumnos(as)
Bajo esta perspectiva la evaluación debe concebirse como un proceso que ante todo
debe ser útil para realimentar la labor docente y ofertar calidad educativa para todos los
alumnos, por ello, ésta debe presentar las siguientes características:
1. Ser amplia en cuanto a sus objetivos, proporcionando información del proceso y del
contexto.
2. No centrarse en resultados, sin analizar los procesos.
3. Servir de guía para mejorar la acción docente.
4. Ser diversa en las técnicas, instrumentos y profesionales involucrados.
5. Ser flexible.
6. Ser más cualitativa que cuantitativa
Para lograr este fin es necesario contar con información lo más completa y confiable
que sea posible sobre el alumno en lo referente a cómo aprende mejor, cuáles son sus
procesos, estilo o estrategia particular de aprendizaje, qué tareas le despiertan interés
o aburrimiento, qué momentos son más oportunos para nuevos conocimientos, con qué
compañeros se relacionan mejor, qué actividad realiza durante el recreo, qué tipo de
tareas o destrezas se le dificultan y requiere apoyo, etc., permitirán ofrecer una
respuesta a sus necesidades educativas especiales; de ahí, también la importancia de
la información que puedan proporcionar los docentes de la escuela regular y los padres
del alumno como complemento de las observaciones realizadas.
Se considera que este, es un servicio de apoyo de la educación especial que tiene una
misión de impulsar y colaborar en el proceso de mejora y transformación de los
contextos escolares de la educación básica regular para atender la diversidad a través
de un trabajo de orientación permanente hacia el personal directivo, docentes y padres
de familia que garanticen una atención de calidad a la población y principalmente a
aquellos alumnos que presenten discapacidad y/o aptitudes sobresalientes.
La USAER como servicio de apoyo debe fortalecer la respuesta educativa; ya que para
propiciar una transformación en el proceso de enseñanza que atienda a la diversidad
se requiere que los profesionales de los servicios de apoyo transformen su práctica, no
solo en el hacer, sino en la constante actualización y en su formación, puesto que
atender a la diversidad educativa exige contar con un amplio repertorio de habilidades
didácticas y un sustento sólido en el conocimiento de los procesos implicados en el
aprendizaje escolar y, de esta manera se podría impulsar, a partir de un trabajo de
gestión y de organización flexible en el fortalecimiento de la escuela regular.
Cabe mencionar que la educación busca o debería buscar, lo mejor de cada estudiante,
el desarrollo máximo de sus posibilidades, supone la conversión de los centros
escolares en verdaderas comunidades educativas donde se desarrolle un sentido de
inclusión y un apoyo mutuo. En estas, se han de reconocerse todos los talentos ya sea
de los alumnos con discapacidad o con aptitudes sobresalientes, y todas las
condiciones, siendo estas de raza o etnia, religión, entorno familiar, nivel económico,
social o cultural, en la escuela cada persona es un miembro valioso de la comunidad,
con un papel que desempeña para lograr el éxito de todos sus componentes, que
incluye a los alumnos, a profesores, padres, personal del centro y miembros de la
sociedad civil en que se desenvuelven.
El hecho de mostrar una preocupación real y consistente por los niños(as) con
necesidades especiales, integra y articula los programas de los tres niveles de
educación básica, los cuales están desarrollados a partir de los estándares curriculares
y los aprendizajes esperados, para aproximar a cada egresado al perfil de egreso de la
educación básica y al perfil de ciudadano cívico, democrático, crítico, creativo y
productivo que requiere la sociedad mexicana del siglo XXI; orientado a desarrollar
competencias útiles para la vida y para el futuro de México.
1. Utilización del lenguaje oral y escrito para comunicarse con claridad y fluidez e
interactuar en distintos contextos sociales y culturales.
2. Posee las herramientas básicas para comunicarse en inglés.
3. Argumenta y razona al analizar situaciones, identifica problemas, formula preguntas,
emite juicios, propone soluciones, aplica estrategias y toma decisiones.
4. Valora los razonamientos y la evidencia proporcionados por otros y puede modificar, en
consecuencia, los propios puntos de vista.
5. Busca, selecciona, analiza, evalúa y utiliza la información proveniente de diversas
fuentes.
6. Interpreta y explica procesos sociales, económicos, financieros, culturales y naturales
para tomar decisiones individuales o colectivas en función del bien común.
7. Conoce y ejerce los derechos humanos y los valores que favorecen la vida democrática,
actúa con responsabilidad social y apego a la ley.
8. Asume y practica la interculturalidad como riqueza y forma de convivencia en la
diversidad social, cultural y lingüística.
9. Conocer y valorar sus características y potencialidades como ser humano.
10. Sabe trabajar en equipo, reconoce, respeta y aprecia la diversidad de capacidades en
los otros.
11. Emprende y se esfuerza por lograr proyectos personales o colectivos.
12. Promueve y asume el cuidado de la salud y del ambiente como condiciones que
favorecen un estilo de vida activo y saludable.
13. Aprovecha los recursos tecnológicos a su alcance como medios para comunicarse,
obtener información y construir conocimiento.
14. Reconoce diversas manifestaciones del arte, aprecia la dimensión estética y es capaz
de expresarse artísticamente.
Cabe mencionar que existe una diferencia entre los estándares curriculares y los
aprendizajes esperados, los últimos son enunciados que definen lo que se espera que
los alumnos aprendan en términos de saber, saber hacer y saber ser, al finalizar el
preescolar o cada uno de los bloques de estudio para primaria y secundaria; estos son
congruentes con las competencias señaladas en cada programa, por lo que incluyen
conocimientos, habilidades, actitudes y valores básicos que el alumno debe aprender
para acceder a conocimientos cada vez más complejos en un contexto de aprendizaje.
PNUD (1994, septiembre). Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 1994. Una nueva
forma de cooperación para el desarrollo. [En línea] Extraído el 15 de mayo de 2013 de:
http://pnd.calderon.presidencia.gob.mx/desarrollo-humano.html