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Gota
Gota
PREVALENCIA
La prevalencia de la gota oscila entre el 0,03% (Nigeria, hombres) y el 15% (Taiwán,
aborígenes), con un valor promedio del 1-2% en los países occidentales. Su incidencia se
estima en aproximadamente un 1 ó 2 por 1.000.
FACTORES DE RIESGO
La gota es de cuatro a seis veces más frecuente en hombres que en mujeres. La
enfermedad se presenta típicamente durante la edad media de la vida, es infrecuente antes
de los 30 años, y muestra una relación creciente con la edad. Las mujeres raramente
presentan ataques de artritis gotosa antes de la menopausia. El prototipo del paciente que
sufre un primer episodio de gota corresponde al de un varón de entre 40 y 50 años de edad,
generalmente con sobrepeso u obesidad, aficionado a la buena comida y con consumo
habitual de alcohol.
CUADRO CLINICO
La gota se clasifica en 4 etapas de acuerdo a su comportamiento clínico:
Etapa 1: Hiperuricemia asintomática, caracterizada por concentraciones séricas de acido
urico >6.8 mg/dl sin artritis gotosa, tofos ni cálculos renales de acido urico.
Etapa 2: Artritis gotosa aguda, que se manifiesta por inflamación articular con
enrojecimiento y aumento de la temperatura del sitio afectado y dolor severo que se
desarrolla en la noche o en las primeras horas de la mañana. Al pasar los años estos
ataques son más frecuentes, asociándose con un incremento en su duración, en el número
de articulaciones afectadas y la aparición de tofos. Otras manifestaciones de la gota son la
litiasis urinaria y el daño renal, tanto como deposito de cristales como por nefropatía.
Etapa 3: Periodo Intercrítico, son los intervalos entre los ataques agudos de gota. Durante
este periodo los cristales están presentes en niveles bajos en liquido sinovial.
Etapa 4: Gota tofácea crónica, corresponde a la formación de depósitos de cristales de
urato monosódico subcutáneos, sinoviales o en huesos subcondrales.
DIAGNOSTICO
La utilidad de las pruebas de laboratorio en la gota varía en función de las distintas fases
de la enfermedad. En los episodios recurrentes de inflamación aguda las determinaciones
analíticas permiten el diagnóstico del proceso y de sus comorbilidades, mientras que en los
periodos interepisódicos y de enfermedad crónica, facilitan la evaluación diagnóstica y el
seguimiento correcto.
Durante el primer episodio de inflamación aguda las pruebas de laboratorio deben abarcar
dos grandes aspectos:
Perfil lipídico: en más del 60% de los pacientes gotosos se observa hiperlipidemia
asociada.
Función renal: la función renal esta disminuida en el 30-40% de los pacientes gotosos
4. Análisis elemental de orina y sedimento: estudio de pH (factor de riesgo de litiasis),
densidad y determinaciones anormales. Sedimento de orina: presencia de cristales de
oxalato y/o urato.
5. Valoración de la uricemia: es el factor de riesgo fundamental para el desarrollo de la
enfermedad y el marcador biológico más importante como diagnóstico y como medida de
desenlace, ya que los niveles de uricemia se relacionan directamente con la incidencia de
artritis gotosa y su disminución con el control de la enfermedad.
6. Estudio de la eliminación renal de urato: la principal causa de la hiperuricemia en la gota
primaria y secundaria es una disminución de la excreción renal de ácido úrico.
TRATAMIENTO
En los pacientes con hiperuricemia y gota se recomienda cambios en el estilo de vida como
son:
Evitar o disminuir la ingesta de alcohol.
Control de peso.
No fumar
Realizar ejercicio de bajo impacto todos los días.
El apoyo nutricional de la gota dependerá de la etapa:
Disminuir el sobrepeso con una dieta hipocalórica y con una ingesta baja en grasas
y purinas; preferir el consumo de grasas insaturadas o poliinsaturadas.
Ataque agudo: ingesta abundante de líquidos, para reducir la precipitación de
cristales de acido úrico en el riñón.
Ataque agudo de gota
EL tratamiento de la fase aguda con analgésicos y antiinflamatorios durante una a dos
semanas. La colchicina oral y los AINES son el tratamiento de primera elección para el
ataque agudo de gota, en ausencia de contraindicaciones. Los AINES pueden darse vía
oral o parenteral, deben ser de acción rápida, se utilizan a dosis altas en los primeros 3 a 4
días. Los analgésicos opioides pueden usarse cuando el dolor es intenso y cuando hay falta
de respuesta del uso de AINES y colchicina.
La colchicina se debe administrar preferentemente dentro de las primeras 24 horas de inicio
del cuadro agudo, adicionado a los AINES. En pacientes que no toleran los AINES o son
refractarios a otro tipo de tratamiento pueden utilizarse corticoesteroides.