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HISTORIA HISTORIA
DE LOS PAPAS DE LOS PAPAS
EN LA É P O C A DE LA REFORMA
DESDE FINES DE LA EDAD MEDIA Y RESTAURACIÓN CATÓLICA
POR
COMPUESTA UTILIZANDO EL ARCHIVO SECRETO PONTIFICIO
Y OTROS MUCHOS ARCHIVOS

POR
Ludovico Pastor
Ludovico Pastor VERSIÓN DE LA CUARTA EDICIÓN ALEMANA

CONSEJERO REAL E IMPERIAL POR EL

PROFESOR ORDINARIO DE LA UNIVERSIDAD DE INNSBRUCK

Y DIRECTOR DEL INSTITUTO AUSTRÍACO DE ROMA P . José Monserrat


de l a C o m p a f i í a d e J e s ú s

Volumen X V
Tomo VII
HISTORIA D E LOS P A P A S EN LA É P O C A D E L A REFORMA
(Pío IV)
V- Y R E S T A U R A C I Ó N CATÓLICA: P Í O IV (1559-1565)

V •

Capilla Alfonsina
BARCELONA BARCELONA Biblioteca Universitaria

G U S T A V O GILI, EDITOR G U S T A V O GILI, EDITOR


CALLE DE ENRIQUE GRANADOS, 45 C A L L E D E ENRIQUE G R A N A D O S , 45

MCMXXIX MCMXXIX

4 3 9 8 8
£ x < \ 5 5

P3
MAS
NIHIL OBSTAT

El Censor,
JAIME PONS, S . J.

Barcelona, 5 de diciembre de ig28.


A su querido amigo el prelado

ESTEBAN EHSES
doctor en Filosofía y Teología y director del Ins-
tituto Histórico Romano de la Sociedad Gorres,
IMPRÍMASE

con sincero aprecio le dedica este libro


J O S É , OBISPO D E BARCELONA

E L AUTOR
Por mandato de S. E. I.
D R . FRANCISCO M A R Í A ORTEGA DE LA LORENA
CANCILLER-SECRETARIO

ES P R O P I E D A D

FÓNDO EMETERIQ 1 . — H I S T , D E LOS P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.

VALVERDE Y TELLEZ 1
ft P 7 i o o
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PRÓLOGO

Más que nunca las miradas no sólo de los católicos, sino tam-
bién de todo el mundo, se dirigen actualmente al papado, que se
Fluctuare potest, demergi nequá-
quam [Ecclesia]. muestra como la única roca inquebrantable en medio de los movi-
mientos subversivos de nuestros días. P a r a la justa comprensión de
El papa Pío IV al dux de Venecia esta g r a n potencia, la más antigua, y esto no obstante tan f u e r t e
Jerónimo Priuli, en 30 de diciembre y vigorosa, se necesita ante todo conocer su desenvolvimiento his-
de 1560 (Archivo secreto pontificio, tórico. Describir documentalmente y del modo más objetivo posi-
Arm. 44, t. X, n. 420).
ble el efectuado desde fines de la edad media, es la tarea que me
he impuesto. P a r a la segunda mitad del siglo xvi me he visto obli-
gado a recoger documentos inéditos en mayor medida aun que en
los tomos anteriores: el t e r r e n o que se había de beneficiar aseme-
jábase muchas veces a un campo yermo, que el arado tenía que
remover y ablandar primero, antes que pudiese darse comienzo al
cultivo. Por eso me he afanado diligentemente por desenterrar de
los archivos todos los tesoros asequibles, cernerlos y elaborarlos.
Mas junto con eso importaba también utilizar del modo más com-
pleto posible las obras impresas, que estaban muy desparramadas.
Con este procedimiento recreció tan enormemente la materia, que
hube de abandonar el plan primitivo de juntar en un solo tomo los
pontificados íntimamente conexionados de Pío IV y S. Pío V, y
fué preciso hacer una división. Los dos tomos estaban casi entera-
mente acabados cuando estalló la g u e r r a europea, que imposibilitó
el imprimirlos. Las obras desde entonces publicadas, por lo demás
no muchas en numero, han sido también posteriormente aprove-
chadas.

L a dedicatoria del presente tomo a] benemérito investigador


del Concilio Tridentino sea ante todo un testimonio de recuerdo
de los quince años que pasamos en la Ciudad E t e r n a en fiel con-
fraternidad de investigadores y trabajando juntos y concordes en
iguales terrenos. P e r o ha de ser también una expresión de grati-
tud por haberme ayudado en mi trabajo con sus valiosos consejos,
y por haberme facilitado los escritos que dejó nuestro común
amigo, el malogrado profesor Antonio Pieper, cuya abundante
colección me ha prestado importante utilidad, especialmente p a r a
la historia de S. Pío V .
A pesar de mi alejamiento de Roma, motivado por la g u e r r a ,
ÍNDICE ALFABÉTICO
los últimos cinco años pudieron ser utilizados para la continuación
de la HISTORIA DE LOS PAPAS, porque desde mucho antes tenia
de las obras repetidamente citadas en este tomo
recogido el material de los archivos. L a s dificultades procedentes
de las duras circunstancias del tiempo fueron ciertamente gran-
des. Sin embargo de eso logré concluir en lo esencial la narración
de los pontificados de Gregorio XIII, Sixto V , Clemente VIII,
Paulo V y Gregorio X V , de tal manera que los tomos ulteriores Abschiede, Die Eidgenössischen, aus dem Zeiträume von 1556 bis 1586.
seguirán prontamente unos tras otros. Si Dios Nuestro Señor me Parte II del tomo IV de la Colección oficial de actas de dietas. Por
da en adelante vida y salud, puedo esperar una feliz terminación José Carlos Krütli. Berna, 1861.
de la obra, a la cual ya consagré mis primeras fuerzas juveniles. Albèri, E., Le relazioni degli ambasciatori Veneti al Senato durante
il secolo decimosesto. 3 series, Florencia, 1839-1855.
Ojalá contribuya ella a reanudar las relaciones con los sabios
Alessandri, P. d', Atti di San Carlo riguardanti la Svizzera e suoi
extranjeros, interrumpidas por la borrasca de la guerra, perturba- territorii. Documenti raccolti dalle visite pastorali, dalla corrispon-
dora del mundo. L a ciencia histórica no puede renunciar a seme- denza e dalle testimonianze nei processi di canonizzazione. Lo-
jante intercambio intelectual sin un daño profundo y duradero. camo, 1909.
Amabile, L., Il S. Officio della Inquisizione in Napoli. Tomo I. Città di
LUDO v i c o PASTOR Castello, 1892.
Ambros, A. W., Geschichte der Musik. Con numerosos ejemplos e ilus-
Innsbruck, 27 de octubre de 1919.
traciones musicales. 2 tomos, 3. a edición, por E. Reimann, Leipzig,
1891; 3 tomos, 3. a edición, por Otto Kade, Leipzig, 1893; 4 tomos
(sin terminar), 2. a edición, Leipzig, 1881.
Ancel, R., La secrétairerie pontificale sous Paul IV. París, 1906.
Ancel, R., Le Vatican sous Paul IV. Contribution à l'histoire du Palais
Pontifical: Revue Bénédictine, 1908, enero, págs. 48-71.
Ancel, R., La disgrâce et le procès des Carafa d'après des documents
inédits 1559 à 1567. Maredsous, 1909.
Ancel, R., Nonciatures de France. Nonciatures de Paul IV. (Avec la
dernière année de Jules III et Marcel II.) Pubi, por R. A. Tomo I:
Nonciatures de Sebastiano Gualterio et de Cesare Brancatio (mayo
1554-julio 1557). 1.a y 2. a parte. París, 1909, 1911.
Anquetil, L'esprit de la Ligue ou histoire politique des troubles de
France pendant le XVIe et XVÏÏ> siècle. Nueva edición. Tomo I.
Paris, 1818.
Archivio della Società Romana di storia patria. Tomo I ss. Roma,
1878 ss.
fraternidad de investigadores y trabajando juntos y concordes en
iguales terrenos. P e r o ha de ser también una expresión de grati-
tud por haberme ayudado en mi trabajo con sus valiosos consejos,
y por haberme facilitado los escritos que dejó nuestro común
amigo, el malogrado profesor Antonio Pieper, cuya abundante
colección me ha prestado importante utilidad, especialmente p a r a
la historia de S. Pío V .
A pesar de mi alejamiento de Roma, motivado por la g u e r r a ,
ÍNDICE ALFABÉTICO
los últimos cinco años pudieron ser utilizados para la continuación
de la HISTORIA DE LOS PAPAS, porque desde mucho antes tenia
de las obras repetidamente citadas en este tomo
recogido el material de los archivos. L a s dificultades procedentes
de las duras circunstancias del tiempo fueron ciertamente gran-
des. Sin embargo de eso logré concluir en lo esencial la narración
de los pontificados de Gregorio XIII, Sixto V , Clemente VIII,
Paulo V y Gregorio X V , de tal manera que los tomos ulteriores Abschiede, Die Eidgenössischen, aus dem Zeiträume von 1556 bis 1586.
seguirán prontamente unos tras otros. Si Dios Nuestro Señor me Parte II del tomo IV de la Colección oficial de actas de dietas. Por
da en adelante vida y salud, puedo esperar una feliz terminación José Carlos Krütli. Berna, 1861.
de la obra, a la cual ya consagré mis primeras fuerzas juveniles. Albèri, E., Le relazioni degli ambasciatori Veneti al Senato durante
il secolo decimosesto. 3 series, Florencia, 1839-1855.
Ojalá contribuya ella a reanudar las relaciones con los sabios
Alessandri, P. d', Atti di San Carlo riguardanti la Svizzera e suoi
extranjeros, interrumpidas por la borrasca de la guerra, perturba- territorii. Documenti raccolti dalle visite pastorali, dalla corrispon-
dora del mundo. L a ciencia histórica no puede renunciar a seme- denza e dalle testimonianze nei processi di canonizzazione. Lo-
jante intercambio intelectual sin un daño profundo y duradero. camo, 1909.
Amabile, L., Il S. Officio della Inquisizione in Napoli. Tomo I. Città di
LUDO v i c o PASTOR Castello, 1892.
Ambros, A. W., Geschichte der Musik. Con numerosos ejemplos e ilus-
Innsbruck, 27 de octubre de 1919.
traciones musicales. 2 tomos, 3. a edición, por E. Reimann, Leipzig,
1891; 3 tomos, 3. a edición, por Otto Kade, Leipzig, 1893; 4 tomos
(sin terminar), 2. a edición, Leipzig, 1881.
Ancel, R., La secrétairerie pontificale sous Paul IV. París, 1906.
Ancel, R., Le Vatican sous Paul IV. Contribution à l'histoire du Palais
Pontifical: Revue Bénédictine, 1908, enero, págs. 48-71.
Ancel, R., La disgrâce et le procès des Carafa d'après des documents
inédits 1559 à 1567. Maredsous, 1909.
Ancel, R., Nonciatures de France. Nonciatures de Paul IV. (Avec la
dernière année de Jules III et Marcel II.) Pubi, por R. A. Tomo I:
Nonciatures de Sebastiano Gualterio et de Cesare Brancatio (mayo
1554-julio 1557). 1.a y 2. a parte. París, 1909, 1911.
Anquetil, L'esprit de la Ligue ou histoire politique des troubles de
France pendant le XVIe et XVÏÏ> siècle. Nueva edición. Tomo I.
Paris, 1818.
Archivio della Società Romana di storia patria. Tomo I ss. Roma,
1878 ss.
Archivio storico dell'Arte. Pubi, por Gnoli. Tomo I ss. Roma, 1888 ss. und Akten zur Geschichte des 16. Jahrhunderts mit besonderer
Archivio storico Italiano. 5 series. Florencia, 1842 ss. Rücksicht auf Bayerns Fürstenhaus. Tomo VI.) Leipzig, 1913.
Archivio storico Lombardo. Tomo I ss. Milán, 1874 ss. Bekker, Ernst, Maria Stuart, Darley, Bothwell, con un prólogo de
Archivio storico per le provincie Napolitane. Tomo I ss. Nápoles, W . Oncken. (Giessener Studien aus dem Gebiet der Geschichte,
1876 ss. tomo I.) Giessen, 1881.
Aretin, C. M. Freiherr v., Bayerns auswärtige Verhältnisse seit dem Bekker, Ernst, Elisabeth und Leicester, 1560-1562. Giessen, 1890.
Anfang des 16. Jahrhunderts. De obras impresas e inéditas. Tomo I. Beilesheim, A., Geschichte der katholischen Kirche in Schottland von
Passau, 1839. der Einführung des Christentums bis auf die Gegenwart. Tomo II:
Armand, A., Les médailleurs italiens des XV 6 et XVI 6 siècles. 1560-1878. Maguncia, 1883.
Tomos II y III, París, 1883, 1887. Bellesheim, A., Wilhelm Kardinal Allen (1532-1594) und die englischen
Armellini, M., Le chiese di Roma dalle loro origini sino al secolo XVI. Seminare auf dem Festlande. Maguncia, 1885.
Bellesheim, A., Geschichte der katholischen Kirche in Irland von der
Roma, 1887.
Einführung des Christentums bis auf die Gegenwart. Tomo II:
Arte, L', Continuación del «Archivio storico dell'Arte». Roma, 1898 ss.
1509-1690. Maguncia, 1890.
Astrain, A., S. J., Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia
Benigni, U., Die Getreidepolitik der Päpste. Ins Deutsche übertragen
de España. Tomos I y II. Madrid, 1902, 1905.
von R. Birner. Obra editada por G. Ruhland. Berlín, 1898.
Atti e Memorie della r. deputaz. di storia patria per la prov. dell'Emi-
Benrath, K., Die Reformation in Venedig. Halle, 1887.
lia. Primera serie, 1-8; Nueva serie, 1 ss. Módena, 1863 ss.
Berliner, A., Geschichte der Juden in Rom von den ältesten Zeiten bis
Aumale,Duc d',Histoire des princes de Condé.8 tomos. Paris, 1869-1895.
zur Gegenwart. 2 tomos. Francfort del Meno, 1893.
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léans. Paris, 1870. Bertolotti, A., Artisti Lombardi a Roma nei secoli XV, XVI e XVII.
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Bártoli, A., Cento Vedute di Roma antica. Florencia, 1911. Bertolotti, A., Artisti subalpini in Roma. Mantua, 1885.
Bártoli, D., Dell'Istoria della Compagnia di Gesù. L'Italia, prima parte Bertolotti, A., Martiri del libero pensiero e vittime della santa Inqui-
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Baschet, A., La Diplomatie Vénétienne. Les princes de l'Europe Bicci, Marco Ubaldo, Notizia della famiglia Boccapaduli patrizia
au XVI® siècle..., d'après les rapports des ambassadeurs Vénétiens. Romana. Roma, 1762.
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F l o r e n c e e t à P a r i s . P a r i s , 1908. 1 6 6 4
Prat, J. M., Maldonat et l'université de París au XVI 6 siècle. Paris
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Spain. 3 tomos. Leipzig, 1856-1859.
Psalmaeus, Nicol., Fragmenta de concilio Tridentino: Merkle, Conc.
Trid. II. Friburgo de Brisgovia, 1911, págs. 721-881.
P a S v " Dekrete der Römischen Quartalschrift, Römische, für christliche Altertumskunde und für Kir-
Jahren 1555 bis 1597. Publicados por primera vez por L. v. f . seg chengeschichte. Herausg. von A. de W a a l , H . Finke und St. Ehses.
el protocolo notarial del Santo Oficio. Friburgo 1912. Año 1 ss. Roma, 1887 ss.
Paulus, N., Hexenwahn und Hexenprozess vornehmlich im 16. Jaärn Quartalschrift, Tübinger Theologische. Año 1 ss. Tubinga, 1819 ss.
Quellen und Forschungen aus italienischen Bibliotheken und Archi-
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P ^ ^ Ä t " E t i q u e des Conclaves. Jahrh. Un tomo, 2. a edición. Stuttgart, 1856.
Ranke, L. v., Englische Geschichte. Tomo I. Berlín, 1859.
PhiHppson,"M a , r phiHpp II. von Spanien und das Papsttum: Revistade Ranke, L. v., Die römischen Päpste in den letzten vier Jahrhunderten.
Historia, 1878, Munich, págs. 269-3lo, 419-4o7 3 tomos, 8. a edición. Leipzig, 1885.
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Pogiani, lulii, Sunensis epistolae et orationes ohm collecta ab C t o n i o tura de Bonhomini y su correspondencia con San Carlos Borromeo
Maria Gratiano, nunc ab Hieronymo Lagomarsimo e Soc. Ies,i atoo e n e i ano 1579, por Franz Steffens y Heinrich Reinhardt. (Relacio-
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Relacye Nuncyuszów Apostolskich i innych osób o Polsce od roku
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ScotsduringherReigninScotland, 1561-1567. Según Kenazzi, F . M., Storia dell'università degli studi di Roma, detta la
ginales de los Archivos del Vaticano y otros v a r i o s Publicaciones Capienza. 2 tomos. Roma, 1803-1804.
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Reumont, A. v., Beiträge zur italienischen Geschichte. 6 tomos. Ber- VI ss. Friburgo, 1880 ss.
Saftien, K., Die Verhandlungen Kaiser Ferdinands I. mit Papst
Reumont^A.^v^,' Geschichte der Stadt Rom. Tomo IIL Beriin 1870. Pius IV. über die fakultative Einführung des Laienkelches in ein-
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L a renovación de la vida eclesiástica, como en tiempo de


Gregorio V I I , así también en el siglo xvi, salió de las mismas
entrañas de la Iglesia; pero por diferente manera que en el siglo xi,
el primer impulso no procedió del papado ni de la jerarquía, sino
de hombres particulares llenos del espíritu de Dios, los cuales
ateniéndose rigurosamente a los dogmas de la antigua fe y con
absoluta obediencia a la legítima autoridad de la Iglesia, trabaja-
ron con encendido celo e incansable actividad y energía primero
en su propia santificación, y sólo después en un radical mejora-
miento de sus contemporáneos. A la verdad los conatos de reforma
sólo podían alcanzar firmeza y extensión por toda la Iglesia, a
condición de que la Sede Apostólica los tomara por su cuenta.
Esta mudanza, preparada por los grandes Papas Farnese y Carafa,
se efectuó bajo Pío IV y S. Pío V .
Los cimientos de una reformación católica fueron diseñados
por el concilio de Trento, el cual, aun a las verdades dogmáticas
dió entera luz y claridad. L a terminación de este concilio fué obra
de Pío IV. A pesar de las mayores dificultades, consiguió volver
a abrir la asamblea universal de la Iglesia, en la cual estaba
cifrada la principal esperanza de todos los fieles, en medio de la
grande apostasia de Roma (1). Con incansable paciencia insistió
en reanudar dicha asamblea, la dirigió con grande sabiduría en
los aprietos de dentro y de fuera, continuamente repetidos, hasta
que finalmente la llevó a feliz acabamiento. Prudente y moderado,
limitó también de nuevo la Inquisición a su propia esfera de acti-
vidad, y muy presto restableció las relaciones diplomáticas con la
corte imperial, rotas por su impetuoso predecesor.

(1) Cf. el t r a t a d o * D e c o n s o l a t i o n e ecclesiae, c o m p u e s t o en tiempo de


Pío IV, que se halla en el Archivo Graziarti de Città di Castello, Istruzio-
ni, 1,102.
P o r medio de la confirmación de las resoluciones del concilio, la época del Renacimiento, no podían ser, naturalmente, obra de
por el establecimiento de una congregación especial que debía un solo pontificado. Por eso fué de extraordinarias consecuencias
velar por la ejecución de sus decretos, así como por la continua- el haber llegado a la Sede de Pedro con S. Pío V (1566-1572), el
ción de importantes empresas, como la nueva redacción del índice, hombre a propósito para llevar al cabo el plan de reforma del con-
la edición de un Catecismo, y la reforma de los principales libros cilio de Trento y para despertar una vida nueva en todas las partes
litúrgicos, Pío I V , aun cuando personalmente se inclinó hacia una de la cristiandad católica. Por medio de él, el papado se hizo direc-
tendencia más mundana, demostró su comprensión de las incum- tor y sustentador de la reformación católica. Lleno de ardiente
bencias de la Iglesia y adquirió un mérito duradero respecto de celo por la pureza de la fe y de las costumbres, inflexible y
la restauración católica. Confirmando los decretos del concilio, severo hasta el extremo cuando se trataba de los asuntos espi-
dió fuerza de ley a cada una de las disposiciones reformatorias; rituales y los derechos de la Iglesia, este hijo de Sto. Domingo
velando sobre su ejecución, hizo que se convirtiera en hecho la ley no conocía ni el temor ni los respetos mundanos. Sin las faltas
escrita, y comenzó así la renovación de la vida eclesiástica. y debilidades de Paulo IV, coincidió, sin embargo, con él en
tantos puntos, que los partidarios de aquél en Roma pudieron
D e esta manera se mostró la Sede Apostólica como base
anunciar llenos de alegría a los países extranjeros, que el Papa
y amparo de la renovación de la Iglesia, aun bajo un Papa que
teatino había revivido (1). Su gozo estaba enteramente justifi-
padeció muchos personales defectos. Sin su intervención toda la
cado. Lo propio que Paulo I V , el cual con f é r r e a severidad
reforma tridentina hubiera quedado reducida a la misma condi-
había quebrantado los abusos inveterados y al parecer incorregi-
ción en que se hallaban los decretos de los anteriores períodos
bles, S. Pío V acometió animosamente la difícil obra reformatoria
del concilio al volverse éste a abrir en el año 1562: todavía conti-
y le consagró con inconmovible firmeza todas sus fuerzas y todo
nuaban aguardando su ejecución, por cuanto no habían sido aún
su santo celo.
confirmados por la Santa Sede (1).
Con mayor buen suceso que su predecesor, Pío I V continuó L a semejanza espiritual con Paulo I V , al cual S. Pío V
también la transformación de la curia romana, la reforma de sus miraba en muchos respectos como padre (2), no se mostró
tribunales y establecimientos de enseñanza. A la verdad tuvo menos en la m a n e r a como cumplió su incumbencia de g u a r d a r
influencia decisiva en ello el haber estado al lado del Papa como el tesoro dogmático de la Iglesia y protegerlo contra los acometi-
consejero, su sobrino y secretario de Estado S. Carlos Borromeo, mientos de los novadores en materia de religión. Los medios para
que junto con S. Cayetano de Tiene, S. Ignacio de Loyola y San esto utilizados respondieron enteramente al carácter de una
Felipe Neri, encarnaba el espíritu de la reformación católica en época, en la cual se emplearon la fuerza y la violencia para com-
su expresión más pura. batir los movimientos espirituales. L a severidad de los procedi-
mientos parecía impuesta con tanto más razón, cuanto todavía
*
continuaba creciendo el embravecido oleaje de las novedades reli-
giosas. E n la nueva forma del protestantismo fundada por Calvino
y que se extendía más y más constantemente, se presentaba un
L a ejecución de los decretos del concilio y la supresión de los
enemigo que era todavía mucho más peligroso, más consciente de
múltiples abusos que se habían arraigado profundamente durante
sus designios y más consecuente consigo mismo que el lutera-
(1) L o s p r e l a d o s r e u n i d o s e n T r e n t o se q u e j a n en 1562, non h a v e n d o a n c o nismo, el cual se e n v a r a b a y desgarraba en interiores contiendas.
quel c h e si d e c r e t ò i n t o r n o a l l a r i f o r m a [en los a ñ o s de 1546 y 1547] q u a l u n q u e El calvinismo con su rígida organización,su doctrina dura,sus inci-
si f o s s e c o n s e g u i t o e f f e c t o a l c u n o ( c a r t a de lós l e g a d o s , de 9 de abril de 1562,
p u b l i c a d a por Susta, Curia, II, 79). E l P a p a r e s p o n d i ó que no h a b í a que m a r a -
(1) S a n t o r i , A u t o b i o g r a f í a , X I I I , 379.
v i l l a r s e de ello, y que los P a d r e s del Concilio s a b í a n p o r sí mismos, che i
(2) V. l a c a r t a al r e y de P o r t u g a l D. S e b a s t i á n , de 27 de o c t u b r e de 1567,
concilii c h e non sono finiti n è a p p r o b a t i dai papi, n o n o b b l i g a n o a l t r u i ad o b s e r -
en L a d e r c h i , A ú n a l e s eccl., 1567, n. 17.
v a r g l i , n è S. S& p o t e v a s f o r z a r g l i (ibidem, 111).
taciones a aniquilar a sangre y fuego a los católicos (1) y su arte mantenido la idea de las cruzadas contra las acometidas de los
de proselitismo, acrecentó hasta lo sumo el prurito acometedor del otomanos cada vez más amenazadoras, y en relación a sus fuerzas
protestantismo contra la antigua Iglesia; por él se formó al mismo materiales, había hecho más para rechazar al terrible enemigo,
tiempo un movimiento internacional, de suerte que Ginebra pare- que ninguna otra potencia de Europa (1). Desde Nicolás V hasta
ció una segunda Roma, Calvino, un nuevo Papa, que se corres- Paulo III los más de los Papas estuvieron en primera fila, cuando
pondía con los altos y los bajos en toda Europa. E n Alemania y en se trató de defender a la cristiandad y la civilización occidental
Escandinavia el protestantismo de forma luterana había obtenido contra el Islam. L a Santa Sede fué autora y sostenedora de todas
ya una firme base. Por tanto, el calvinismo se arrojó con toda las alianzas enderezadas contra los turcos (2). Todos los esfuerzos
violencia sobre la Europa occidental, para aniquilar enteramente para poner en movimiento a la cristiandad en orden a una
a la Iglesia católica al otro lado de los Alpes. Entonces fueron empresa común contra los infieles, hallaron en ella un firme punto
enredados en las novedades religiosas cada día más, junto con de apoyo. A u n durante la tormenta de la escisión religiosa,
los germanos, los neolatinos y asimismo los eslavos y magiares, y Paulo III llevó al cabo una liga entre el emperador y Venecia
fueron llevados al campo de batalla contra el papado. Simultánea- en 1538, para repeler el peligro de los turcos. Sólo cuando la
mente nació en Inglaterra una tercera forma principal del protes- república de S. Marcos, poderosa en el mar, ajustó en 1540 sus
tantismo, la Iglesia episcopal del Estado. Los novadores religio- paces con la P u e r t a , también los Romanos Pontífices dejaron en
sos sólo estaban concordes en la completa opresión y extirpación segundo lugar la idea de la cruzada, en vista de las otras graves
del culto católico, cuyo ejercicio se castigó en muchos sitios aun solicitudes de índole política y religiosa (3).
con la muerte, principalmente en Inglaterra, Irlanda, Escocia, Un cuarto de siglo transcurrió ahora sin que se realizara
Dinamarca y Suecia. un intento para una acción común de los Estados cristianos contra
Así los católicos luchaban directamente por su propia conser- el enemigo de Levante. Pero aun en este tiempo España y los
vación, cuando empleaban todos los medios para alejar la penetra- malteses hallaron valioso apoyo en la Santa Sede en su resistencia
ción del protestantismo, o expulsarlo de donde había ya penetrado. contra el avance d,e los turcos en el Mediterráneo. Pío I V tomó
S. Pío V , que se opuso con todo su poder a los nuevos enemigos parte en la feliz empresa que rechazó de Malta el peligroso aco-
de la Iglesia, no vió el éxito del encarnizado combate. metimiento de los otomanos en 1565. S. Pío V , a pesar de su
edad, empeñó con juvenil ardor todas sus fuerzas para l o g r a r l a
Mientras en el seno de la cristiandad ardía la más violenta
victoria de la cruz sobre la media luna (4). Mientras el gobierno
lucha, amenazaba del exterior el mayor peligro por parte de un
francés mantenía sus antiguas relaciones amistosas con la Sublime
tenaz enemigo del nombre cristiano: el Islam. E s un título de espe-
Puerta, y la reina de Inglaterra Isabel entraba en negociaciones
cial gloria para el pontificado, el que también entonces, a pesar
con los infieles por causa del comercio y para combatir junta-
de los mayores apuros, volviese a su tradición antigua de ser el
mente con ellos contra la católica España, en medio de la Europa,
custodio y amparo de la cristiandad y de su cultura contra
el riesgo que por la parte del Oriente las amenazaba.
(1) Cf. n u e s t r o s datos del vol. I, 462-465; II, 252-295, 296 ss., 348-386,
A u n durante la época del Renacimiento, la Santa Sede había 387 ss., 422-440; III, 65-68, 92 ss., 300 ss., 324 ss.; IV, 74 ss., 159 ss., 197 ss., 204-
207, 256-260, 302 ss.; V , 297 ss.; V I , 29 ss., 199 s.; VII, 203-236; I X , 124-176;
(1) Calvino, e n sus e s f u e r z o s por o p r i m i r a l a I g l e s i a c a t ó l i c a a u n e n X, 112-138.
p a í s e s e x t r a n j e r o s , e x h o r t ó r e p e t i d a s v e c e s a d a r m u e r t e con l a espada a los (2) Juicio de H e r r e , P o l í t i c a e u r o p e a en la g u e r r a de C h i p r e , I, Leip-
zig, 1902, 30.
que p e r m a n e c i e s e n fieles a l a a n t i g u a f e . A d e m á s de los p a s a j e s c i t a d o s p o r
P a u l u s en su libro « P r o t e s t a n t i s m o y t o l e r a n c i a en el siglo xvi» ( F r i b u r g o , (3) Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I , 264.
(4) «Aunque el P a p a f u e s e v e n e c i a n o de nación, no p o d r í a h a c e r más«,
1911), p á g . 250, v é a s e t a m b i é n la c a r t a d i r i g i d a a I n g l a t e r r a , en el Corp.
j u z g a b a F a c c h i n e t t i , nuncio e n V e n e c i a , en su r e l a c i ó n de 28 de o c t u b r e de
R e f . , X L I , 81, e n l a que se lee: t o d o s los católicos que no q u e r í a n r e n u n c i a r a
1570, publicada p o r V a l e n s i s e , II vescovo di N i c a s t r o poi P a p a I n n o c e n z o I X ,
su s u p e r s t i c i ó n , m e r e n t u r g l a d i o u l t o r e c o e r c e r i , cum n o n in r e g e m t a n t u m
Nicastro, 1898, 88.
i n s u r g a n t , sed in D e u m ipsum.
Lo que los espíritus mejores y más nobles habían anhelado y
resquebrajada por rivalidades políticas y contiendas religiosas,
suplicado desde fines de la edad media: la reforma de la Iglesia
él sólo tuvo ante los ojos el gran designio de proteger al Occi-
en la cabeza y en los miembros, fué por él planteado con voluntad
dente y su civilización contra el Islam (1). Como su proceder
de hierro, que no retrocedió por dificultad ninguna, y con santo
político-eclesiástico recuerda muchas veces la época de la edad
celo. En todas partes donde era menester, puso mano en la refor-
media, así no menos sus esfuerzos por la cruzada, a los que se
ma, en Alemania como en Suiza, en F r a n c i a como en Polonia,
entregó con aquel encendido celo que en otro tiempo había
pero ante todo en la misma Roma. Sus decretos son más numero-
armado a los pueblos de Europa para la liberación del Santo
sos y variados que los mismos de Paulo I V . Reformáronse la
Sepulcro. Por muy grandes que fueran los obstáculos, no desfa-
corte pontificia y toda la curia; la Penitenciaría fué del todo trans-
lleció; asimismo fué su constante anhelo realizar el ensueño de
formada, el nepotismo suprimido. E l Colegio Cardenalicio, el epis-
Pío II, y finalmente le fué concedido obtener un brillante éxito.
copado, el clero secular, las Órdenes religiosas así de varones
Después de haber vencido indecibles dificultades, unió elementos
como de mujeres, y no menos la clase laical, experimentaron con
t a n opuestos como el rey de España y la república de San Mar-
qué energía tomaba a pechos la reforma el anciano Papa.
cos para una grande y común empresa contra los turcos, y con esto
se hizo el salvador de la cristiandad. L a gloriosa jornada de Quien valiéndose de las fuentes investiga el pontificado de
Lepanto, que preservó el sur de Europa de la inundación del isla- San Pío V , llega al juicio de que este Papa fué uno de aquellos
mismo, libró el hermoso Mediterráneo de verse trocado en un mar grandes espíritus, para quienes la propia persona no es nada, y
turco, y dió principio a la decadencia de la escuadra otomana eslo todo la causa a que sirven. L a soberanía temporal ocupaba
hasta entonces considerada como invencible, fué obra suya. en él un lugar secundario respecto del cargo de supremo J e r a r c a
de la Iglesia. L a renovación de todos los fieles en Cristo fué el
E l júbilo con que el mundo occidental recibió la noticia de la único fin que pretendió; toda política mundana le fué extraña, no
inmensa derrota del temido enemigo de la civilización cristiana, tenía en el corazón otra cosa sino la salud de las almas. Hacía
repercutió en el papado, tan violentamente combatido y ultra- resaltar siempre de nuevo, que se sentía responsable ante Dios de
jado por los novadores religiosos (2). todas las almas del mundo entero, y que por eso debía poner la
Aunque son tan grandes los merecimientos de San Pío V mira únicamente en la reducción de los que erraban, a la verdad,
respecto al alejamiento del peligro turco—pues le aseguran para en la conversión de los pecadores y la renovación del clero (1).
siempre un puesto de honor entre los Papas,—con todo eso, la
Por semejante m a n e r a que en los grandes P a p a s del tiempo
verdadera significación de su pontificado se halla en el terreno
más brillante de la edad media, así también asimismo en S. Pío V
de los asuntos interiores de la Iglesia. Importantísimos hechos,
se muestra el sublime espectáculo de que el sucesor de S. Pedro,
como el Catecismo Romano, la corrección del Breviario y del
en los sacudimientos de las exteriores tormentas, con la misma
Misal y la Congregación del Indice, se hallan indisolublemente
fidelidad cuida del bien eterno de los nuevos convertidos en remo-
enlazados con su nombre. Pero ante todo resplandece él con majes-
tos países, que de los católicos oprimidos en las más diversas
tuosa g r a n d e z a como reformador de la vida eclesiástica. Con
regiones de Europa. Infatigablemente envía a los obispos, así del
razón se ha calificado de inmensa la influencia que ejerció como
mundo antiguo como del nuevo, palabras apostólicas de exhorta-
tal así a su alrededor como a lo lejos, en sus contemporáneos y
ción y aliento, reparte consuelo a los misioneros, hasta a los de la
en el desenvolvimiento de la Iglesia (3).
remota Abisinia, y cuida de los moros recientemente convertidos
en España, así como de las necesidades de los orientales. Su cari-
(1) V. E . P e a r s en l a E n g l . H i s t . R e v i e w , 1893, n.° 31, p á g . 439 s. dad pastoral abraza sin distinción a todos los pueblos de Europa:
(2) E j e m p l o s de s e m e j a n t e s u l t r a j e s en t i e m p o de S. Pío V , p u e d e n
v e r s e e n J a n s s e n - P a s t o r , VI , 5 - 1 6 , 45 s. Cf. t a m b i é n K a t h o l i k , 1887, I I , 59. (1) V. l a c a r t a de S. P í o V a F e l i p e II, de 8 de e n e r o de 1567, en l a
(3) J u z g a n a c o r d e s de este modo R a n k e , L o s P a p a s , I®, 234 y Müntz, C o r r e s p . dipl., e d . S e r r a n o , M a d r i d , 1914, I I , 7.
H i s t . de 1' A r t p e n d a n t la R e n a i s s a n c e , III, P a r í s , 1895, 242.
neolatinos, germanos y eslavos. Como guardia nunca fatigado, pastor cuyos esfuerzos todos estuvieron encaminados más allá de
desde la altura de la sede de Pedro abarca con su mirada el uni- las cosas temporales, a los bienes imperecederos de la eternidad,
verso mundo. Ninguna cosa de importancia escapa a su atención. abrió la serie de aquellos Papas piadosos y enérgicos, dignos de
Donde percibe una desviación de la doctrina o de la disciplina ecle- toda veneración, que condujeron de victoria en victoria la refor-
siástica, interviene previniendo y castigando, aplicando en todas mación y restauración católica. Mucho de lo que obtuvieron sus
partes la más rigurosa medida. Animosamente combate también sucesores Gregorio XIII y Sixto V , tuvo su origen en sus glorio-
cualquier violación de la inmunidad eclesiástica. Estima en alto sos hechos.
grado a Felipe II como columna de la Iglesia; pero esto no le impide
el oponerse a la absorbente política eclesiástica de este monarca
consciente de su autoridad. Aun con sus más fieles y mejores cola-
boradores en la reforma y restauración, sabe hacer valer su
voluntad y su posición. Cuando la legislación de la Compañía de
Jesús le parece no conformarse enteramente con la doctrina
de Santo Tomás, interviene con resolución y modifica lo que habían
permitido sus predecesores. E l capuchino Pistoya, que por otra
parte goza con él de mucho crédito, ha de sentir amarga-
mente su atrevimiento en permitirse presentar al Papa un
escrito sobre cosas que no le competen (1). Libre de toda predi-
l e c c i ó n por personas o instituciones, exento de pasajeros afectos

y de toda pasión desordenada, juzga de todas las cosas solamente


conforme a la regla de la doctrina eclesiástica y del derecho
canónico. En todas sus acciones parece por decirlo así como la
encarnación del espíritu católico. Unicamente a la protección de
la antigua fe consagra las r e n t a s de la Sede Apostólica, que tantos
P a p a s del Renacimiento habían empleado para enriquecer a sus
familias o pretender fines temporales. E n todo está en oposición
con la época de los Róvere, B o r j a y Médicis, exteriormente bri-
llante, pero poco eclesiástica. Con su vida sencilla y mortificada,
este santo Pontífice parece como que expía todas las faltas que

aquellos habían cometido.


Con razón S.Pedro Canisio señaló como una especial gracia de
la divina Providencia el haber sido enviado en socorro de la Igle-
sia en Pío V , un varón que defendió la fe con santo empeño y pro-
curó renovar la cristiandad con encendido celo (2). Como supremo
(1) Suspendióle l a s l i c e n c i a s d e d e c i r m i s a y p r e d i c a r , n o n li p a r e n d o
c o n v e n i e n t e , che questi ch' h a n n o c u r a delle cose s p i r i t u a l i , v o g l i o n o a n c o r a
g o v e r n a r e le t e m p o r a l i . * Avviso di R o m a de 14 d e junio de 1570, U r b . , 1041,
p á g . 290 b , Biblioteca Vaticana.
(2) V . Canisii E p i s t . , V , 197. Cf. B r a u n s b e r g e r , S. Pío V, F r i b u r g o ,
1912, 32. 3 . — H I S T . D E L O S P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
I. El conclave de 1559

Las s a l v a j e s e x p l o s i o n e s de la f u r i a p o p u l a r , entre las que


P a u l o I V c e r r ó s u s o j o s e l 18 d e a g o s t o d e 1559, h a b í a n alcanzado
s u p u n t o c u l m i n a n t e y s u fin e n l a s a g i t a d a s e s c e n a s d e l d í a 2 0 . L a
e s t a t u a del m o l e s t o r e f o r m a d o r de las costumbres yacía hecha
p e d a z o s , las a r m a s d e los C a r a f a s h a b í a n sido a r r a n c a d a s de t o d a s
p a r t e s , las c á r c e l e s del edificio d e v a s t a d o de la Inquisición esta-
b a n v a c í a s (1). E n l a m a ñ a n a del 21 la i r a del p u e b l o p a r e c í a cal-
m a d a y restablecida la tranquilidad en R o m a .

(1) V . mis i n d i c a c i o n e s del vol. X I V , 354 s.—Es e x t r a o r d i n a r i a m e n t e


a b u n d a n t e el material auténtico que h a y sobre la v a c a n c i a de l a S e d e A p o s t ó -
lica y el c o n c l a v e de P í o IV. V i e n e n p r i n c i p a l m e n t e en c o n s i d e r a c i ó n : 1) E l
diario de Ludovicus Bondonus de Branchis Firmanus (publicado p o r M e r k l e ,
II, 518-531), el cual e s t u v o p r e s e n t e en el conclave, como m a e s t r o de c e r e m o -
n i a s (Merkle, ex). 2) Antonius Guidus, De obitu P a u l i I V e t conclavi cum elec-
tione Pii I V (Merkle, II, 605-632). Guido se halló en el conclave, p r o b a b l e m e n t e
como c o n c l a v i s t a del c a r d e n a l G o n z a g a (ibid., cxxxv). Cf. t a m b i é n Susta,
P i u s IV, 165-166. 3) Onuphrius Panvinius, De c r e a t i o n e P i i I V p a p a e (Mer-
kle, II, 575-601). P a n v i n i o no e n t r ó e n el c o n c l a v e h a s t a el 24 de d i c i e m b r e
de 1559 (ibid., cxxvi, 577), y p o r t a n t o sólo f u é t e s t i g o ocular de los ú l t i m o s
sucesos. D e u n a s e g u n d a r e d a c c i ó n de P a n v i n i o sobre el c o n c l a v e , d a Merkle
e x t r a c t o s en las notas, p á g . 332 ss. 4) L a s *listas de escrutinios, reunidas
por P a n v i n i o , que se h a l l a n e n l a Biblioteca pública de Munich (v. el nú-
m e r o 1 del apéndice).
J ú n t a n s e a esto las relacionesy correspondencias diplomáticas sumamen-
t e n u m e r o s a s . 1) L a s r e l a c i o n e s del e m b a j a d o r español, F r a n c i s c o de V a r g a s ,
a Felipe II, desde el 27 de s e p t i e m b r e h a s t a el 29 de d i c i e m b r e de 1559, publica-
das p o r D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 265-328. O t r a s f u e n t e s de S i m a n c a s , utili-
z a d a s p o r Müller, C o n c l a v e de P í o I V , e H i n o j o s a , F e l i p e I I y el c o n c l a v e de
1559, Madrid, 18S9. 2) R e l a c i o n e s francesas, p u b l i c a d a s p o r R i b i e r , II, 824-842.
Cf. la relación de un c a r d e n a l f r a n c é s , c i t a d a p o r R u b l e (Le t r a i t é de C a t e a u -
Cambrésis, P a r í s , 1889,100 s.). 3) L a s c o r r e s p o n d e n c i a s de los a r c h i v o s de los
duques de Florencia y Ferrara (Módena), a p r o v e c h a d a s p o r P e t c u c e l l i , II,
119-170, y por Susta, P i u s I V , 123 ss. 4) E x t r a c t o s de la c o r r e s p o n d e n c i a
e n t r e Femando Iy su e m b a j a d o r e n R o m a , F r a n c i s c o de T h u r m , que se h a l l a n
Pero tampoco ahora faltaron menos tumultuosas manifesta- el difunto Pontífice. Según un acuerdo tomado por mayoría del
ciones contra los odiados Carafas. Ascanio della Corgna, que se Sacro Colegio, el 21 de agosto, el cardenal Morone fué sacado
había tenido que huir a causa del enojo de Paulo IV (1), el 21 de del calabozo del castillo de Santángelo con grandísima satis-
agosto r e g r e s ó de su destierro y pudo recorrer como un príncipe facción de toda la corte (1); contra la disposición de Paulo I V (2),
las calles de R o m a . Marco Antonio Colonna, que había sido obtuvo de nuevo también voz pasiva para el futuro conclave (3).
declarado rebelde por el difunto Papa y condenado a perder De otra suerte procedieron los cardenales respecto de Alfonso
sus dominios en favor de Juan C a r a f a (2), se presentó de nuevo Carafa; éste, a quien su tío había nombrado regente de la Cámara
asimismo el 21 en la Ciudad E t e r n a . El pueblo le salió al Apostólica, y como tal, había puesto al lado del cardenal camar-
encuentro y le recibió con muestras de la mayor alegría. Sus lengo con iguales derechos, para el tiempo de la vacante de la
Sede pontificia (4), no pudo valerse de estos derechos. Al pri-
anteriores posesiones las había Colonna recobrado a excepción de
mer intento de ello tropezó con la resuelta resistencia del carde-
Paliano; con todo, el día 22 aseguró en presencia de los cardena-
nal camarlengo Sforza, la cual fué aprobada por el Sacro Co-
les, que quería acomodarse a las órdenes y disposiciones del Papa
legio (5). Sforza, vehemente adversario de los Carafas, fué
futuro (3).
también quien, el 23 de agosto, leyó ante los cardenales congre-
También el supremo senado de la Iglesia puso de manifiesto
gados una carta de Ascanio della Corgna, llena de amargas quejas
con bastante claridad, que no en todo tenía un mismo sentir con
contra el difunto Papa y sus nepotes (6); según parece, no se
e n Sickel, Konzil, 1-14, e n S. B r u n n e r e n los E s t u d i o s y comunicaciones de levantó ninguna voz en favor del recién fallecido.
las Ó r d e n e s b e n e d i c t i n a y c i s t e r c i e n s e , VI, 2 (1885), 173-178, 387-399, y e n
W a h r m u n d , D e r e c h o de exclusión, 82-86, 257-265. 5) U n a * carta a la duquesa El odio contra los Carafas obtuvo nuevo pábulo cuando, preci-
de Urbino, c o m p u e s t a p r o b a b l e m e n t e p o r el c o n f e s o r del c a r d e n a l Julio della samente en aquellos días, se extendió la noticia de los horro-
R ó v e r e ( V a t . , 7039, Biblioteca Vaticana y Biblioteca palatina de Viena, 6012),
rosos sucesos, cuyo t e a t r o había sido la familia del duque de
y u t i l i z a d a p o r p r i m e r a vez p o r D e m b i n s k i ( p á g . 292). 6) L a s * r e l a c i o n e s de
ios a g e n t e s mantuanos, e x i s t e n t e s en el Archivo Gonzaga de Mantua, d é l a s Paliano. Juan Carafa había quitado la vida con su propia mano,
que se h a s a c a d o p r o v e c h o p o r p r i m e r a vez en la p r e s e n t e n a r r a c i ó n . dándole veintisiete puñaladas, a u n presunto amante de su esposa,
L a i m p o r t a n c i a del l a r g o c o n c l a v e r e s a l t a t a m b i é n c l a r a m e n t e en el por efecto de una confesión arrancada por el tormento. El 29 de
g r a n n ú m e r o de las m o n o g r a f í a s a él d e d i c a d a s . H a y que c i t a r aquí en p r i m e r
agosto asimismo la infeliz esposa siguió en la muerte a su pre-
l u g a r e l t r a b a j o de Dembinski, W y b ó r P i u s a IV, compuesto en l e n g u a p o l a c a ,
que se a p o y a en d o c u m e n t o s t o m a d o s de los a r c h i v o s de F l o r e n c i a , V i e n a y sunto seductor; fué estrangulada por su propio hermano y otro
R o m a , el cual h a sido p u b l i c a d o en las D i s e r t a c i o n e s de l a A c a d e m i a de C r a c o - pariente, a pesar de hallarse encinta. El pueblo romano vió en
via, X X (1887), 190-304; h a sido desconocido de todos los a l e m a n e s que h a n
esta tragedia de familia un castigo de Dios contra el duque, el
t r a t a d o s o b r e e s t e c o n c l a v e . E s m u y sólido y s u s t a n c i a l el libro de Müller,
E l c o n c l a v e de P í o I V en 1559, G o t h a , 1889; con t o d o , e s t e a u t o r t a m p o c o co-
n o c e l a o b r a de D e m b i n s k i . E n cambio, é s t a h a sido utilizada en l a m o n o g r a - (1) E s t e lo pone de r e a l c e G. A l d r o v a n d i en su relación de 23 de a g o s t o
f í a , p o r e x t r e m o v a l i o s a , de Susta (Pius IV), e s c r i t a en checo, en la que se poco a n t e s c i t a d a .
d e d i c a u n l a r g o c a p í t u l o ( p á g s . 100-152) a la s e d e v a c a n t e y al c o n c l a v e . Des- (2) Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 260.
g r a c i a d a m e n t e no se h a t e n i d o a la v i s t a a S u s t a en n i n g u n o de los poste- (3) Bondonus, 518. P a n v i n i u s en Merkle, I I , 334, n o t a . S e g ú n Massarelli,
r i o r e s e s c r i t o s s o b r e el c o n c l a v e . D e éstos h a y que citar:. Ruble, loco c i t a t o 334, Morone h a b r í a sido p u e s t o e n l i b e r t a d el 20 de a g o s t o . P e r o esto es i n e x a c -
(en m u c h o s p u n t o s i n s u f i c i e n t e ; v. Ancel, D i s g r â c e , 66; Dembinski, R z y m , I, t o . E n el códice de l a Biblioteca del Seminario de Foligno, c u y a i m p o r t a n c i a
237 s.); W a h r m u n d , D e r e c h o de exclusión, 77-88; S á g m ü l l e r , Bulas s o b r e la se h a p u e s t o de manifiesto con n u e s t r a s explicaciones del vol. X I V , 398 ss., al
elección de P a p a , 46-109; H e r r e , E l p a p a d o y l a s elecciones de P a p a , 33-64; m a r g e n del d i c t a m e n de A. Massa, p á g . 115, h a y l a n o t i c i a de que die l u n a e
E i s l e r , E l v e t o e n l a elección de P a p a , 52 s.; Riess, P o l í t i c a de Pau- 21 A u g u s t i s e c u n d u m h a n c i n f o r m a t i o n e m se d e c r e t ó la l i b e r a c i ó n de Morone,
lo I V , 379-398. y se puso al p u n t o p o r o b r a . De los c a r d e n a l e s , t r e c e e s t u v i e r o n en f a v o r de la
l i b e r a c i ó n y once en c o n t r a ( P a n v i n i u s , 334); e n t r e los a d v e r s a r i o s p o r r a z o n e s
(1) Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 119, 147. de f o r m a l i d a d e s e s t a b a P ú t e o ; v. S u s t a , P i u s IV, 112, n o t a 2.
(2) Cf. n u e s t r a n a r r a c i ó n del v o l . X I V , 91 s., 101, 109 s., 124,142, 147.
(4) Cf. n u e s t r o s datos del vol. X I V , 188.
(3) P a n v i n i u s e n Merkle, II, 335, n o t a 2 . Massarelli, ibid., 336. Guidus,
(5) Guidus, 607. Massarelli, 336.
ibid.,608. * R e l a c i ó n d e G. A l d r o v a n d i , f e c h a d a en R o m a , a 23 de a g o s t o de
(6) P a n v i n i u s en Merkle, II, 335, n o t a 2.
1559, Archivo público de Bolonia.
cual había tenido tan poco respeto al honor de las mujeres (1). rios, había de convencerse de notable engaño la predicción del
E n tales circunstancias un discurso que Ascanio della Corgna embajador francés en Venecia, de que el cardenal Carafa no
pronunció el 30 de agosto en el Capitolio contra los Carafas (2), desempeñaría ningún papel importante en el futuro conclave (1).
hubo de producir doble impresión. Al día siguiente, 31 de agosto, L a disposición del derecho canónico de que, después de la
el pueblo declaró por un decreto a todos los Carafas privados del muerte del Papa, debían comenzar en seguida las exequias de
derecho de la ciudadanía romana, a excepción de ambos cardena- nueve días, y el décimo se había de dar principio al conclave, no se
les, y en presencia del antes omnipotente Carlos C a r a f a , solicitó observó tampoco esta vez rigurosamente. Hasta el 23 de agosto
del Colegio Cardenalicio la licencia de poder arrojar al duque de no comenzaron los oficios solemnes por el descanso del alma de
Paliano, Juan Carafa, con su familia, de sus ciudades de Gállese Paulo IV; con pausas en los domingos y días festivos que ocurrie-
y Soriano y de todo el Estado de la Iglesia (3). ron (2), duraron hasta el 4 de septiembre. Al día siguiente, después
Los cardenales oyeron con disgusto la a r r o g a n t e demanda. de la misa del Espíritu Santo y de la exhortación acostumbrada,
Cuando el 1.° de septiembre Pirro T a r o , conservador d é l a ciu- que pronunció esta vez el conocido humanista Julio Pogiano (3),
dad, volvió a comparecer con los representantes del pueblo, para se dirigieron los cardenales al Vaticano para el conclave (4). A la
obtener la respuesta solicitada, el cardenal Carpi, en lugar del verdad nadie sospechaba que había de durar tres meses y vein-
ausente decano D u Bellay, les dirigió una severa reprensión tiún días,
por los excesos que se habían cometido, prohibió al pueblo cual- Todavía antes de terminarse las solemnidades de las exequias,
quiera procedimiento arbitrario y exhortó con palabras pater- habían llegado a la Ciudad E t e r n a muchos de los cardenales que
nales a la tranquilidad y solicitud por el bien público. T a r o en su moraban fuera (5), de tal manera que en la mañana del 5 de
contestación procuró excusar al pueblo extendiéndose acerca de septiembre pudieron entrar en el conclave treinta y cinco elec-
las cargas de la g u e r r a y los tributos durante el último pontifi- tores, y por la tarde del mismo día aun otros cinco (6); A r m a g n a c
cado y las extralimitaciones d é l o s C a r a f a s (4). Y a antes el Cole- y Capizuchi se quedaron por entonces en la ciudad por hallarse
gio Cardenalicio se había puesto al lado de éstos, cuando el enfermos (7). También después del comienzo de las negociaciones
conde Juan Francisco Bagno trató de recobrar la pequeña ciudad para la elección, llegaron todavía algunos cardenales a Roma. El
de Montebello, de que Paulo I V le había privado en favor de Anto- número primero de los 40 electores subió con esto a 47 hasta
nio Carafa; pues el 26 de agosto prohibieron los cardenales al
(1) F r a n c i s c o de Noailles al c a r d e n a l de L o r e n a , en 1.° de a g o s t o del559.
duque de Florencia prestar apoyo alguno al conde Bagno (5). E s t o
R i b i e r , II, 825.
no obstante, todos los favores y hostilidades de que e r a n objeto los (2) en los días 25, 27, 29 de a g o s t o , y 3 de s e p t i e m b r e ( P a n v i n i u s , 336 ss.).
Carafas, apenas podían ser de momento respecto del hecho, de que U n p a g o p a r a Michele G r e c o L u c h e s e p i t t o r e p e r p i t t u r e p e r le esequie di
P a o l o I V e s t á r e g i s t r a d o al 21 de a g o s t o en * Conto delli O l g i a t i d e p o s i t a r l i
Carlos Carafa, por decreto del Colegio Cardenalicio, fué llamado
d e d e n a r i spesi in s e d e v a c a n t e di P a o l o I V . Archivo publico de Roma.
del destierro y volvió a ejercer todos los derechos de cardenal. Y a (3) Bondonus, 518. E s t e d i s c u r s o está i m p r e s o en P o g i a n i E p i s t u l a e ,
sólo por esta causa, considerado el g r a n número de sus partida- I, 310 s.
(4) V . el plano del c o n c l a v e (impresión c o n t e m p o r á n e a de A. Biado) en
el Archivo secreto pontificio, XI, 122 (también en el Archivo público de Flo-
rencia, C. S t r o z z . , I, 229; v. S u s t a , P i u s I V , 116).
(1) Cf. * Avviso di R o m a , f e c h a d o el 12 de a g o s t o de 1559, U r b . , 1038, pá-
(5) El 18 de a g o s t o C a r l o s C a r a f a , el 21 C o r g n a , el 24 du B e l l a y y Crispi,
g i n a 69b, Biblioteca Vaticana. V é a n s e a b a j o e n el c a p í t u l o I I I m á s p o r m e n o -
el 25 A l e j a n d r o F a r n e s e y Simoncelli, el 28 R ò v e r e , el 29 Cicada, Inocencio del
r e s sobre el suceso. Monte, Gaddi, A r m a g n a c , el 30 M e r c u r i o (Mamertino; cf. M e r k l e , II, 628, 38),
(2) P a n v i n i u s en M e r k l e , II, 337. Cristóbal del Monte, Madruzzo, E s t e y el 31 G o n z a g a ; en d í a desconocido
(3) Guidus, 609. »Relación de C a m i l o C a p i l u p i , f e c h a d a e n R o m a , el 2 d e L e n o n c o u r t y C a p o d i f e r r o . P a n v i n i u s e n M e r k l e , II, 335-337.
septiembre de 1559, Archivo Gonzaga de Mantua. (6) Cueva, Médicis, Cristóbal del Monte, Ricci y C a p o d i f e r r o . P a n v i n i u s ,
(4) Guidus, 610. * R e l a c i ó n de C. C a p i l u p i , d e 2 de s e p t i e m b r e de 1559, loe. cit., 339, n o t a .
Archivo Gonzaga de Mantua. (7) Ibid.
(5) Guidus, 609.
el 28 de septiembre (1); hasta el 12 de octubre bajó a 44 por efecto alcanzar la tiara. Y a en el conclave de que él mismo salió Papa,
de enfermedades (2), pero volvió a subir a 48 hasta el 31 (3). El acometió una vez con palabras violentas al cardenal de F e r r a r a
1.° de diciembre murió Capodiferro, el 4 Dandino; el 13 y 19 se como a otro Simón Mago (1), y en el segundo aniversario de su
retiraron a la ciudad por prescripción médica Du Bellay y Sara- elección, amonestó a los cardenales que dejaran a Dios hacer al
ceni (4). Por consiguiente, sólo 44 electores tomaron parte en la Papa, y no a uno que tuviera en el bolsillo órdenes de pago de
votación definitiva. Siete cardenales permanecieron enteramente 100000 y 200000 escudos, y pudiera conferir prebendas por valor
alejados del conclave. F u e r o n éstos, además del español Mendoza de 50000 y 60000 escudos, como aquel Simón Mago a quien toaos
y del príncipe portugués Enrique, los cinco franceses D e Givry, ellos conocían (2). Sin embargo de eso, todavía en vida de Pau-
Vendóme, Odet de Chátillon, Meudón, que m u r i ó en noviembre, lo IV, su propio sobrino el cardenal C a r a f a trabajaba por la
y Carlos de Lorena, que con su hermano Francisco ejercía la elevación de Este, confiando en el apoyo de los franceses (3).
regencia por ser el rey de menor edad. El cardenal Consiglieri El cardenal de F e r r a r a ya en tres elecciones pontificias había
había fallecido el 25 de agosto (5). sido el candidato de Francia (4), y debía serlo después de la muerte
Con el fin de mantener el orden público, el 23 de agosto, fue- de Paulo I V tanto más cuanto estaba emparentado con los hom-
ron designados 400 hombres para proteger el Capitolio y a los bres que dirigían el Estado francés, los Guisas (5). También él
magistrados, y el 24, otros 3000 infantes y 300 jinetes para velar mismo se esforzaba con todo ardor por conseguir la dignidad pon-
tificia, aun cuando no tenía probabilidad ninguna por su evidente
por la ciudad (6).
indignidad (6). Su inagotable riqueza, el favor de los príncipes,
Y a mucho antes del comienzo del conclave, de las más diver-
el brillo de su ilustre familia, le ayudaban en sus conatos no
sas partes se había puesto la atención en la futura elección pontifi-
menos que sus cualidades personales: pues, según Guido, tenía una
cia. Paulo IV había intentado cerrar el camino a la suprema digni-
terrible vigilancia, una constancia que llegaba a lo increíble, y
dad, señaladamente a dos cardenales: a Morone, que gozaba de
además una afabilidad extraordinaria por cuyo medio se ganaba a
g r a n crédito y autoridad, pero, según el parecer del Papa, era sos-
todos (7). Para no contrariar sus propias esperanzas, supo dispo-
pechoso en materia de fe; y al cardenal Este, rico y experimentado
ner las cosas de manera, que fueran propuestos como candidatos
en todas las artes diplomáticas, pero enteramente indigno. E n sus
tales cardenales de cuya elección no había probabilidad ninguna, y
decretos sobre la elección pontificia Paulo IV había tenido ante
que, al contrario, aquellos que gozaban del favor de muchos, que-
todo delante de los ojos a estos dos cardenales (7), y cuando mandó
daran olvidados. Tuvo una gran parte de culpa en la prolija dura-
poner preso a Morone y desterrar a E s t e (8), no fué lo que menos
ción del conclave.
le movió, el temor de que uno de ellos pudiera llegar a la Sede pon-
tificia (9). E s t e le era odioso a causa de sus conatos simoníacos por
(1) P a n v i n i u s en M e r k l e , II, 268, col. 1.
(1) E l 7 de s e p t i e m b r e e n t r ó e n el c o n c l a v e A r m a g n a c , el 8 T o u r n ó n , (2) N a v a g e r o en 29 de m a y o de 1557, en B r o w n , VI, 2,n.907, p á g . 1123 s.;
cf. N a v a g e r o en 20 de m a r z o de 1557, ibid., VI, 3, App., n. 159, p á g . 1659.
el 11 T r u c h s e s s , ei 14 S t r o z z i y Guisa, el 18 R a n u c c i o F a r n e s e y el 28 Capizu-
(3) N a v a g e r o en 30 de m a y o de 1556, e n B r o w n , I V , I , n. 500.
chi. B o n d o n u s , 519 ss.
(4) Cf. n u e s t r o s datos del voi. X I I I , 44; X I V , 10, 54 s.
(2) El 29 de s e p t i e m b r e sale del c o n c l a v e A r m a g n a c , el 2 de o c t u b r e
(5) Cf. L e t t r e s de C a t h e r i n e de Médicis, I, 123 s.
Capizuchi y el 12 S i m o n c e l l i . Bondonus, 519 ss.
(6) * L a notte s e g u e n t e [17 de s e p t i e m b r e ] F e r r a r a cominciò a esser die-
(3) P o r l a l l e g a d a de B e r t r a n d en 25 de o c t u b r e , y l a v u e l t a de Simon- t r o alle sue p r a t t i c h e g a g l i a r d a m e n t e e t p e r t u t t o il g i o r n o s e g u e n t e non
celli, A r m a g n a c y Capizuchi en 20, 30 y 31 de o c t u b r e . Bondonus, 524 ss. r e s t ò di t e m p e s t a r e , benché ogn'homo conoscessi l'impossibilità (las p a l a b r a s
(4) Ibid., 526 ss. C a p o d i f e r r o m u r i ó en el conclave, y Dandino, que que aquí a p a r e c e n de cursiva, e s t á n en c i f r a ) . Así F r a n c i s c o di G u a d a g n o al
h a b í a salido de allí el 1.° de d i c i e m b r e , e n la ciudad. duque de Mantua, e n 20 de s e p t i e m b r e de 1559, Archivo Gonzaga de Mantua.
(5) M a s s a r e l l i , 335. Bondonus, 518. F e r r a r a no e n t r a en el j u e g o , si no es en c o n t r a d e c i r a C a r p o . V a r g a s a
(6) Guidus, 609. F e l i p e II, en 28 de s e p t i e m b r e de 1559, en D o l l i n g e r , Documentos, I, 269. S o b r e
(7) Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 191 s. E s t e cf. R e q u e s e n s a F e l i p e II, en 5 de enero de 1565, ibid., 582.
(8) Ibid., 93,170. (7) Guidus, 622.
(9) I b i d . , 191,251,260 ss.
Después de Este, el gobierno f r a n c é s deseaba para Papa en la futura elección del Papa (1). Pero por más interés que había
al cardenal Tournón, y en tercer l u g a r al cardenal Gonzaga. de tener don Felipe en que no subiera al trono pontificio ninguno
D e m á s de esto, de parte de F r a n c i a f u e r o n señalados como gratos que emprendiese una nueva g u e r r a con España, no debía, sin em-
y aceptables todavía algunos otros cardenales, como Pisani, d Ar- bargo, Figueroa procurar obtener influencia sobre el conclave, en
magnac y D u B e l l a y . Por el contrario, C a r p i debía ser incondicio- primera línea en sentido político y según puntos de vista políticos.
nalmente excluido (1); pues se temía q u e siendo P a p a intentaría El rey deseaba, antes bien, un Papa «que atendiera con solicitud
recobrar para su familia el perdido principado de Carpi, y con ello al servicio de Dios y al bien y la pacificación de la cristiandad, que
provocaría complicaciones políticas (2). P o r lo demás, F r a n c i a no extirpara los errores y disidencias religiosas e impidiera que con-
tenía ya ahora el mismo interés que antes en la elección pontificia. tinuasen extendiéndose; que se aplicara a la reforma tan urgente-
mente necesaria y mantuviera en paz y concordia a la cristiandad,
Después de la muerte de Enrique II, acaecida el 10 de julio
y en especial a Italia, tan gravemente afligida por la guerra». Si
de 1559, había subido al trono F r a n c i s c o II, menor de edad, y la
un candidato, según el monarca, tenía todas estas cualidades, no
regencia de ambos Guisas luchaba con t a n t a s dificultades en el
era de tanto peso su inclinación a defender los intereses propia-
mismo país, que F r a n c i a no podía pensar de antemano en nuevas
mente españoles. Como personas deseadas señalaba luego don
a d q u i s i c i o n e s e n Italia. Además, desde la última g u e r r a franco-
Felipe a los cardenales Carpi, Morone, Púteo, Médicis y Dolerá.
española,, entre los políticos franceses se había abierto camino la
Por lo demás, Morone y Dolerá, que hacía muy poco había sido
opinión de que Francia haría mejor abandonando la política de
creado cardenal, tenían pocas probabilidades, y por ventura sólo
conquista respecto a Italia (3). Conforme a esto, se dice en la ins-
se les nombraba por cortesía. Se excluía al cardenal Este y a todos
trucción para el embajador francés en R o m a : si no se puede sacar
los franceses (2).
adelántela elección de ninguno de los candidatos propuestos, es
Para Figueroa estas instrucciones quedaron sin importancia,
libre el votar por otro cualquiera sin respeto a su nacionalidad,
pues Paulo I V no le admitió como embajador por haber usurpado
sólo presupuesto que sea digno del pontificado y esté exento de
anteriormente los derechos de la Inquisición (3). Cuando finalmente
ambición (4).
el Papa estuvo, sin embargo, dispuesto a admitirle, reiteró don
Tampoco España pensaba ya en ulteriores conquistas en
Felipe sus órdenes en unas instrucciones de 13 de julio de 1559 (4).
Italia. Los designios de Felipe II e r a n la conservación de la paz
Figueroa murió ya el 28 de julio de 1559 en Gaeta. En su lugar
en sus Estados y el robustecimiento de la Iglesia católica contra el
nombró el rey a Francisco de Vargas, antiguo encargado de
peligro de las nuevas doctrinas. Y a p o r sola esta causa estaba
negocios en Milán. V a r g a s salió de Amberes el 31 de agosto y
vivamente interesado sobre quién obtendría la triple corona.
llegó a Roma el 25 de septiembre (5). L a s instrucciones de Figue-
Cuando Felipe II, algún tiempo después de su g u e r r a con Pau-
roa sirvieron también para él, pero las interpretó de una manera
lo I V , nombró a don Juan de F i g u e r o a embajador en R o m a ,
harto arbitraria.
señaló como la incumbencia más importante de éste su actividad
Como embajador del rey de romanos Fernando, llegó a Roma
(1) F r a n c i s c o I I a su e m b a j a d o r en R o m a , el 27 de a g o s t o de 1559, en el 28 de agosto su hasta entonces encargado de negocios en
R i b i e r , II, 830. .
(2) Müller, 60. F r . de T h u r m al r e y F e r n a n d o e n 3 de n o v i e m b r e de 1559,
en W h a r m u n d , 260: t i m e t C a r p e n s e m F e r r a r i e n s i s p r o p t e r i u r a , q u a e s u p e r (1) * I n s t r u c c i o n e s de F i g u e r o a , de 25 d e s e p t i e m b r e de 1558, Archivo de
oppido C a r p i p r a e t e n d i t . L o s C a r p í s h a b í a n p e r d i d o el p r i n c i p a d o y a e n 1527. Simancas. U n e x t r a c t o de las m i s m a s en Müller, 84.
(3) Müller, 32. (2) Müller, 84 s. P a r e c e que no h a y motivo p a r a d u d a r de la s i n c e r i d a d
(4) Así escribe t a m b i é n F r a n c i s c o di G u a d a g n o al d u q u e de M a n t u a , en de Felipe I I . H e r r e , 33 s. Cf. t a m b i é n S u s t a , P i u s IV, 79.
c a r t a f e c h a d a e n R o m a a 16 de s e p t i e m b r e de 1559: * Giovedì [14 de Sept.] s e r a (3) Müller, 40 s.
e n t r o r n o in c o n c l a v i li r e v ™ G h i s a et S t r o z z i , con o r d i n e , dicono, di n o n (4) Müller, 85; cf. 59, n o t a 1. Sobre la f e c h a v. H e r r e , 41, n o t a 1.
h a v e r e r i s p e t t o ne a F r a n c e s i n e a I m p e r i a l i , m a solo a f a r u n h o m o d a b e n e (5) Müller, 41. S o b r e V a r g a s v. Constant, R a p p o r t , 186 s.
e t che sia a t t o a t a l c a r i c o . Archivo Gonzaga de Mantua.
Venecia, el conde Francisco de T h u r m (1). Con todo, T h u r m al rey de España sus servicios contra Este (1). En realidad
apenas representó una política independiente (2), pues adhirióse en el conclave desamparó a Este, o trabajó directamente contra
a V a r g a s (3). él (2). Conforme al parecer de Cosme, de antemano era Médicis el
Al contrario, el duque Cosme de Florencia procuró con g r a n único candidato posible (3). Esta predilección, que era ya cono-
ardor influir bajo mano en las negociaciones del conclave. No con- cida al principio del conclave, más bien perjudicó a Médicis para
tento con que estuvieran en Roma dos de sus enviados, Bongianni con algunos, que le fué de provecho, pues era temido un Papa
Gianfigliazzi y Mateo Concini, mandó allá también a Bartolomé que tuviera a su disposición todo el influjo del poderoso floren-
Concini, iniciado en todos los secretos de su política. Dos agentes tino (4). Por lo demás, en octubre y noviembre Cosme se man-
suyos, entre ellos el hábil Lottino, se hallaron en el conclave como tuvo alejado de toda manifiesta influencia en los cardenales; sólo
pretensos servidores de los cardenales (4). El mismo Cosme pro- hacia el fin del conclave intervino de una manera decisiva.
curó g a n a r para sus planes a los electores por medio de cartas, y Las peculiares relaciones de partido entre los electores hicie-
no todos tuvieron, como el cardenal Dandino, el valor de recha- ron posible a la diplomacia ingerirse esta vez todavía más que de
zarlas (5), o contestar, como el cardenal Scotti, que el duque se cui- ordinario en la elección del P a p a . Hay que atribuir a la confusión y
dara de los asuntos de su gobierno y dejara a los cardenales la a los obstáculos que supo ella crear constantemente, el que la sede
elección del Papa (6). Desde hacía algunos años el de Médicis había pontificia permaneciera vacante por más de cuatro meses. Los
emparentado con los de Este. Que el cardenal Este se aproximara cardenales se dividieron en tres partidos casi igualmente fuertes.
ahora más al duque, se entiende de suyo, como asimismo que L o s intereses franceses eran defendidos por los cardenales Tour-
el ambicioso príncipe de la Iglesia solicitara atraer al poderoso nón, D u Bellay, d'Armagnac, Lenoncourt, Bertrand y Strozzi,
florentino a sus designios, largo tiempo meditados, de obtener bajo la hábil dirección de los cardenales Hipólito de Este de
la triple corona. Cosme accedió aparentemente a las propuestas de F e r r a r a y Luis de Guisa; a ellos se adherían las más de las veces
Este; pero no tomó en serio sus seguridades (7). También a la los italianos Pisani, Cesi, Cristóbal del Monte, Simoncelli y Ser-
reina madre Catalina de Médicis prometió dar apoyo a E s t e moneta; menos seguros eran Crispi, Capodiferro y Dandino (5).
a petición de ella, y a pesar de ello ofreció al mismo tiempo Estos dieciséis partidarios de Francia tenían ante sí diecisiete par-
tidarios de España. Su adalid era Ascanio Sforza de Santa Flora,
y después de él el obispo deTentro, Cristóbal Madruzzo.Entornode
(1) Cf. s o b r e él, C o n s t a n t , R a p p o r t , 2 s.
(2) F e r n a n d o m a n i f e s t ó que n u n c a h a b í a q u e r i d o p r o p o n e r a nadie direc- ambos se agrupaban Truchsess, Cueva, Pacheco, Carpi, Morone,
t a m e n t e ( l i b r e m e n t e ) p a r a que f u e s e e l e g i d o en el conclave, sino que sólo
h a b í a e x p r e s a d o el deseo, cbe e l e g g a n o u n h o m o da bene. Jacobo S o r a n z o en
(1) Müller, 63 s.; cf. t a m b i é n S u s t a , P i u s I V , 142 s.
2 de d i c i e m b r e de 1559, en T u r b a , III, 125, n o t a .
(2) Müller, 57, 62.
(3) Sickel, Concilio, 1 ss. S. B r u n n e r e n los Estudios y comunicaciones de
(3) Cosme a Concini en 21 de s e p t i e m b r e de 1559, e n P e t r u c e l l i , 129.
l a s O r d e n e s b e n e d i c t i n a y c i s t e r c i e n s e , V I , 2 (1885), 173 ss.
Quelli c h e più di t u t t i sono in p r e d i c a m e n t o p e r il g i u d i c i o c o m u n e sono
(4) Susta, P i u s IV, 127. Müller, 62 s. C a r p i , P u t e o , Morone et Medeghino, e s c r i b í a y a en 25 de a g o s t o de 1559, f r a y
(5) P e t r u c e l l i , 144. T a d e o P e r u g i n o al a r z o b i s p o de S a l e r n o (Susta, Pius I V , 123). N a v a g e r o , y a
(6) * Avviso di R o m a de 9 de s e p t i e m b r e de 1559, Urb., 1030, p. 79, Biblio- e n 1558, veía en Médicis al c a n d i d a t o que t e n í a m á s p r o b a b i l i d a d e s de t r i u n f a r
teca Vaticana. (v. Albóri, I , 3, 413).
(7) T a m b i é n el c a r d e n a l H é r c u l e s G o n z a g a de Mantua, con quien E s t e ,
(4) * Medici è molto f a v o r i t o dal D u c a di F i r e n z e , il cui f a v o r e in l u o g o
y a a n t e s del conclave de Marcelo II, h a b í a hecho u n a a l i a n z a p a r a a p o y a r s e
di g i o v a m e n t o g l i noce [cf. la indicación q u e h a y en S u s t a , P i u s IV, 127,
m u t u a m e n t e , se adhirió, a lo que p a r e c e , a estos conciertos; s e g ú n v a r i o s indi-
n o t a 2), p e r c h è l a g r a n d e z z a di quel D a c a è m o l t o t e m u t a di t u t t a q u e s t a c o r t e
cios, h a s t a l o g r ó s e e f e c t u a r un c o n v e n i o f o r m a l , s e g ú n el cual el duque y
e t si d u b i t a che h a v e n d o u n p a p a c r e a t u r a s u a e t t a n t o più della n a t u r a di
G o n z a g a f a v o r e c e r í a n la c a n d i d a t u r a d e E s t e , y el duque y E s t e la de Gon-
Medici c h e s a r e b b e t r o p p o g r a n d e . Capilupi e n 2 de s e p t i e m b r e de 1559,
z a g a . P e r o si n i n g u n o de los m e n c i o n a d o s c a r d e n a l e s pudiese c o n s e g u i r la
Archivo Gonzaga de Mantua. Sobre P ú t e o e s c r i b e Capilupi, que e s t a b a in
t i a r a , todos t r e s p r o m o v e r í a n la c a n d i d a t u r a del c a r d e n a l Médicis. P o r lo
m o l t a c o n s i d e r a t i o n e , a p e s a r de l a h o s t i l i d a d de E s t e y F a r n e s e .
d e m á s , e s t a s p r o m e s a s s u j e t a s a m u c h a s condiciones, sólo t e n í a n un v a l o r
(5) Müller, 70 s s .
l i m i t a d o , c o n f o r m e a l a n a t u r a l e z a del n e g o c i o . Müller, 55 ss.
Púteo, Ricci, Corgna, Mercurio, Cornaro, Cicada, Saraceni, sus servicios en el conclave, esperaba de Felipe II un principado
Médicis, Gonzaga y Ròvere (1). italiano que resarciese a la familia de la cesión de Paliano.
El principal consejero de Carafa era Alejandro Farnese,
Conforme a la persona de los candidatos propuestos, estos
el cual había ya tomado parte en tres conclaves y reunido un
partidos se modificaban más o menos. Cada uno de ellos era t a n
copioso tesoro de experiencia. Todavía antes de la muerte de
fuerte que podía estorbar la elección de un cardenal que no tuese
Paulo IV, C a r a f a , desde su destierro en Civitá Lavinia, se había
de su agrado; pero ninguno disponía de por sí de la necesaria
dirigido a F a r n e s e y había puesto a su disposición para el futuro
mayoría de los dos tercios de votos. P o r eso la decisión estaba
conclave a sí mismo y los votos de los trece cardenales de
en manos de un tercer partido, el del cardenal Carlos Carafa.
Paulo IV; con sus fuerzas unidas querían elevar a un cardenal,
A éste pertenecían los trece cardenales nombrados por el Papa
que se mostrara reconocido por su elección a las casas de F a r -
difunto, a excepción de Strozzi y B e r t r a n d ; es a saber:
nese y C a r a f a (1). Farnese no descollaba exteriormente en el con-
parientes de Paulo I V , Alfonso y Diomedes Carafa; luego los tres
clave. A pesar de esto, su influjo como consejero parece haber sido
religiosos del Sacro Colegio: el dominico Ghislieri, el franciscano
muy importante; principalmente fué él quien «con increíble arte y
Dolerá y el teatino Scotti; además Rebiba, Capizuchi, Reumano,
trabajo» (2) mantuvo unido el partido de Carafa en un momento
Gaddi y Vitelli. Todos estos eran varones de sentimientos estric-
peligroso.
tamente eclesiásticos. T a n t o produce más extraña impresión que
se unieran a una persona tan indigna como Carlos Carafa. Al Entre los cuarenta electores que entraron en el conclave el
partido de los C a r a f a s se juntó también presto Alejandro Farnese 5 de septiembre, sólo once eran partidarios de Francia. Por eso
con tres partidarios suyos: su hermano Ranuccio Farnese, Savelli el partido contrario pensó al punto en utilizar su predominio en
la tarde del día siguiente, procurando elevar al cardenal Carpi al
e Inocencio del Monte (2). ,
trono pontificio sin votación formal por medio de una común
Cuanto a la actitud de los Carafas respecto de la elección pon-
adoración, y así poner fin rápidamente al conclave (3). El plan
tificia es significativa una carta del duque de Paliano, de octubre
fracasó por la falta de unión del partido español. Su adalid Sforza
de 1559. No importa (escribe Juan C a r a f a a su hermano) quién
era secretamente contrario a Carpi, aunque éste era el principal
llegue a ser P a p a l i n o esto únicamente, que el elegido conozca que
candidato de España; se había dejado g a n a r por Este para un
debe su dignidad a los Carafas. E s t a casa no está en buen predica-
convenio, por el cual Sforza prometía impedir la elección de
mento ni con el rey de España ni con el de F r a n c i a ; por tanto, todo
Carpi, al paso que E s t e debía empeñarse en favor de Médici
depende de que se asegure la amistad del Papa futuro; de otra
o Gonzaga, los cuales pertenecían asimismo ambos al partido
suerte, la familia está perdida (3). Carlos C a r a f a al principio del
español (4).
conclave había roto totalmente con los franceses y se inclinaba a los
españoles. Así él como su sobrino, el cardenal de Nápoles, entra- El intento de una repentina elevación de Carpi no pudo por
ron en el conclave con el designio de dar sus votos a Carpí, o si la tanto tener buen éxito, y hubo que acomodarse a celebrar el con-
elección de éste no f u e r a posible, a Gonzaga (4). Como premio de clave de la manera ordinaria. Preparóse la usual capitulación
electoral, que fué leída en la tarde del 8 de septiembre (5). Junto

(1) P a n v i n i u s , 576-577.
S Î b î d " 90 ss. A. F a r n e s e e n c a r t a s de 4 y 5 d e s e p t i e m b r e , d i r i g i d a s a
(2) incredibili a r t e e t l a b o r e ; ibid., 580.
A r d i n g h e l l o que se h a l l a b a en E s p a ñ a , a s e g u r a a l r e y su a f e c t o y r e n d i m i e n t o
(3) Bondonus, 519.
Des n i de í elección justifica su c o n d u c t a e n e l c . ^ e r e y de
(4) Conclavi de' P o n t e f i c i R o m a n i , s. 1. 1667,160 ss. L a r e l a c i ó n de los
E s p a ñ a , y se e x c u s a por ella con la c o r t e f r a n c e s a . Caro, I I I , 265 ss., 2/3 ss.
Conclavi es a p o y a d a p o r d a t o s de f u e n t e s m á s d i g n a s de c r é d i t o (Müller, 110 s.).
(3) Ancel, D i s g r â c e , 66 s. , , Muy d e c i d i d a m e n t e se d e c l a r ó S e r m o n e t a c o n t r a Carpi; v. la ** c a r t a de Cali-
4 Así lo * e s c r i b e el c a r d e n a l de Nápoles, A l f o n s o C a r a f a , a su p a d r e , el g a r i , de 12 de s e p t i e m b r e de 1559, Archivo secreto pontificio.
m a r q u é s de Montebello, e n 11 de o c t u b r e de 1559. Archivo Gonzaga de (5) Bondonus, 519.
Mantua. 4. — H I S T . D E LOS P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
con las disposiciones que siempre se repetían en tales documen- contra la voluntad de todo el Sacro Colegio, si una feliz casua-
tos, contiene claras alusiones al pontificado del P a p a difunto. lidad no hubiera descubierto el error poco antes de la hora deci-
Así debían los cardenales jurar, en caso de su elección, no empren- siva (1). Prodújose una grande excitación cuando se mostró un
der ninguna guerra y castigar con las debidas penas los excesos peligro semejante en la noche del 24 de septiembre. Cornaro
que se habían cometido en la vacante de la sede pontificia. Asi- había ganado los votos de treinta y siete electores para su tío
mismo se inculca al electo la reforma de la Iglesia y d é l a curia, Pisani, el único superviviente aún de los cardenales de León X;
así como la celebración de un concilio (1). El 9 de septiembre se a la verdad, cuando el asunto amenazaba tomarse en serio, le
juró la bula de Julio II (2). retiraron la palabra (2).
En el mismo día comenzaron también las votaciones; pero al Algunos intentos y dictámenes pensados más seriamente pro-
principio no se tomaron en serio. E s t e escribía el día 12 que toda- cedieron del partido español en las primeras semanas del con-
vía no se pensaba en nombrar Papa, y que apenas se hallaba clave; pero precisamente estos esfuerzos mostraron con la mayor
uno que dejara que votaran en su favor (3). L a desunión y la irre- claridad en qué dificultades se veían para hallar un candidato en
solución en el conclave eran tan grandes que una porción de aspi- quien no pudieran ponerse reparos. Al principio de las votacio-
rantes, unos veinte o más, podían forjarse esperanzas de conse- nes, quien más sobresalió fué Pacheco, el cual luego en el primer
guir la tiara (4). El partido español pensaba sin duda también escrutinio obtuvo 15 votos (3), y desde el 22 de septiembre alcanzó
aguardar instrucciones aún más circunstanciadas de Felipe II. números aún más altos (4). Pero Pacheco era español, y los car-
Así, en los primeros días acaeció con frecuencia, que se diera un denales italianos no querían a un tal para Papa. Después de él
g r a n número de votos a un cardenal a quien nadie deseaba seria- la mayor parte de los votos en los primeros días recayó en Púteo;
mente hacer Papa, solamente con el designio de tributarle una pero éste tenía contra sí al poderoso partido de Carafa, según
honra. El 11 de septiembre Cueva obtuvo 17 votos; el 13, Lenon- se mostró más adelante (5). Carpi quedó por sorprendente modo
court, 18; el día 14, el cardenal infante de P o r t u g a l , 15 votos y en segundo término en las votaciones después del fracasado inten-
cinco accesos (5). E n el caso de Cueva por poco se llega a sufrir to del 6 de septiembre. Con esto, de los candidatos españoles no
una desagradable sorpresa. E l embajador imperial había recogido restaba más que Médicis, al cual el duque Cosme de Florencia
votos para él, y como de burla, sin conocer las consecuencias de había designado determinadamente y repetidas veces como el
su manera de obrar, al fin le habían prometido treinta y dos car- único Papa posible (6). Ya desde 1556 había él puesto los ojos en
denales dar sus votos a Cueva. Este hubiera sido elegido P a p a la elección de este varón, en el cual esperaba hallar un dócil
instrumento para sus planes políticos, y había trabajado secreta-
(1) D e m b i n s k i , W y b ó r P i u s a I V , 289-304, en e x t r a c t o en R a y n a l d , 1559, mente por conseguirla (7); ahora intervino en su favor casi con
n ú m e r o 37 s. L e P l a t , IV, 612 s. Cf. Sickel, E l Concilio, 12 s., y el a n á l i s i s en excesiva energía (8). Médicis había sido recomendado por Feli-
Müller, 100 s. V . t a m b i é n F u e n t e s e i n v e s t i g a c i o n e s del I n s t i t u t o P r u s i a -
no, X I I , 226.
(2) Bondonus, 519. (1) Guidus, 612 s. V a r g a s en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 266-267
(3) P e t r u c e l l i , 132 s. (2) Guidus, 613 s.
(4) Müller, 109. Müller e n u m e r a c a t o r c e c a r d e n a l e s , «cuya c a n d i d a t u r a (3) » L i s t a s de e s c r u t i n i o s (Biblioteca pública de Munich) en el núme-
ro 1 del a p é n d i c e .
es u n a vez m e n c i o n a d a con a l g u n a s e r i e d a d » . » S c o p e r t i 19 c h e t u t t i si sti-
m a n o p a p a b i l i , il che m e t t e discordi et c o n t r o v e r s i a g r a n d e f r a l o r o . A v v i s o (4) Ibid. y Bondonus, 520 s.
di R o m a de 16 de s e p t i e m b r e d e 1559, U r b . , 1039, p. 83», Biblioteca Vaticana. (5) Müller, 141 s.
(5) V. las * listas de e s c r u t i n i o s (Biblioteca pública de Munich) e n el (6) Cf. la c a r t a a Concini, de 21 de s e p t i e m b r e de 1559, c i t a d a a r r i b a ,
p á g . 47, n o t a 3, y la d i r i g i d a a L o t t i n o , de 24 de s e p t i e m b r e de 1559, e n S u s t a '
n 0 1 del a p é n d i c e . Guidus, 612. Bondonus, 519 s. B o n d o n u s a d j u d i c a a C u e v a P i u s IV, 125.
dieciocho votos. S e g ú n el * Avviso di R o m a de 16 de s e p t i e m b r e de 1559
(7) Cf. Susta, P i u s IV, 66 s., 76 ss.
(Urb. 1039, p. 83 b ), tuvo d i e c i s i e t e v o t o s y s i e t e a c c e s i o n e s , e se p e r caso
(8) Cf. la * * c a r t a de C a l i g a r i , de 12 de s e p t i e m b r e de 1559, Archivo
F e r r a r a non scopriva la t r a m ' a F a r n e s e , lui r i u s c i v a p a p a . Biblioteca secreto pontificio.
Vaticana.
pe II, y la reina madre Catalina de Médicis se mostró benévola diestro de su partido, el cardenal Morone (1). Como se narraba en
para con él contra toda esperanza (1); en el conclave estaban Roma, los cardenales en el conclave habían sometido de nuevo la
en su favor Farnese y asimismo los Carafas (2) y los franceses no causa de Morone a un examen que terminó con la absolución.
le eran adversos. L u e g o después del principio de las negociaciones Cuando Vitelli, por insinuación de Carafa, se tomó la licencia de
para la elección, Médicis fué tratado por sus colegas con tan objetar, que el día antes había estudiado el proceso contra Morone
particular aprecio y estimación, que se esperaba su elevación al y hallado en él muchas cosas en que se podían poner reparos,
trono pontificio para la tarde del 9 de septiembre (3). P e r o cabal- recibió de Carpi una áspera respuesta. Gonzaga se adhirió a
mente por sus favorables probabilidades Médicis tuvo un peligroso Carpi (2). Esto no obstante, el 17 de septiembre Morone quiso
adversario en el poderoso y astuto Este, el cual no quería renunciar hacer declarar al Colegio Cardenalicio, por medio de su decano el
a su propia candidatura, por muy desesperada que pareciese, y de cardenal D u Bellay, que agradecía la resolución dada en su causa
intento prolongaba el conclave con el fin de ganar tiempo para sus y los solícitos empeños en su favor con Paulo IV y los príncipes.
intrigas. El 16 de septiembre y el domingo que le siguió, se tra- Pero que, como algunos no verían con agrado su participación en
bajó ardientemente buscando votos para Médicis (4). P a r a ejercer la elección, rogaba que se le permitiera alejarse del conclave. D u
presión sobre Este en favor de Médicis, F a r n e s e hizo como si Bellay no admitió su petición. Pero sólo cuando la mayor parte de
quisiera procurar la victoria a Carpi, el más temido enemigo de los cardenales persistió en su fallo absolutorio, Morone retiró su
aquél. Por efecto de esto, Carpi, que no había reunido sino a lo demanda. E s t e desinterés elevó no poco su autoridad (3).
sumo cinco o seis votos en la primera semana del conclave, obtuvo Después de haberse visto que eran inútiles los esfuerzos del
de súbito catorce y dieciséis (5). E n la tarde del 20 de septiembre partido español, probaron los franceses a elevar al cardenal Tour-
se llegó a creer que se tomaba en serio su elevación por medio de nón, varón esclarecido y generalmente venerado. A la verdad, los
una adoración general; muchos cardenales se juntaron en la italianos no querían un Papa francés; pero con todo muchos de
Capilla Paulina, según parece con este designio. P e r o también ellos prometieron darle un voto de honor, y así Tournón obtuvo
los adversarios acudieron y perseveraron allí hasta la noche, de para el escrutinio del 22 de septiembre una promesa determinada
suerte que volvieron a desvanecerse las probabilidades respecto de unos veintiocho cardenales (4) y condicional de otros cuatro.
Pensóse ahora proceder de suerte que Tournón primeramente
de Carpi (6). fuera nombrado en solas veinticuatro cédulas, y luego los demás
Esta vez los españoles no pudieron proponer al más hábil y
amigos, como por efecto de una súbita inspiración, comenzaran a
adherirse a la elección y con esto a r r a s t r a r a n consigo también
m * Avviso di R o m a de 23 de s e p t i e m b r e de 1559: M a si r a g i o n a , c h e
a otros cardenales. Lo que todavía faltara entonces para los
Medici h a b b i a d ' e s s e r p r o p o s f a t u t t i p e r li molti f a v o r i , c h e li sono s o p r a -
g i o n t i c o n t r a l'opinione di t u t t i della R e g i n a di F r a n z a . U r b . , 1039, p. 85, 31 votos necesarios, lo suplirían aquellos que habían prometido su
Biblioteca Vaticana. , ,,.ü . ,• auxilio solamente para un caso de necesidad. Pero Carafa había
(2) Cf. la « c a r t a de C a l i g a r i , de 12 de s e p t i e m b r e de 1559, Archivo tenido conocimiento de aquel plan tan sutilmente tramado. P a r a
secreto pontificio. .
(3) * Avviso di R o m a de 9 de s e p t i e m b r e de 1559, loe. cit., p.
(1) M o r ó n f u é r e s t i t u i d o a voz a c t i v a y pasiva, p e r o no se h a b l a , ni
(4) G u a d a g n o a l duque de M a n t u a en 20 de s e p t i e m b r e ; v. el n ú m e r o 2 del
h a b l a r á de él a c a u s a de lo sucedido, e s c r i b e el e m b a j a d o r español V a r g a s al
a r e y F e l i p e I I e n 3 de o c t u b r e d e 1559, en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 272.
^ C n ^ 5 ) ' e ' * L i s t a s de e s c r u t i n i o s (Biblioteca ptiblica de Munich) en el n ú m e r o 1
(2) * Avviso di R o m a de 16 de s e p t i e m b r e de 1559: M o n s i g n o r , s e voi
l ' a v e t e s t u d i a t ' hieri, io l ' h o s t u d i a t o 30 anni f a , che so q u a n t ' è huomo d a ben
del a P é n d g o e n d o n u S ) 5 2 Q * G u a d a g n o a l duque de M a n t u a e n 20 de s e p t i e m b r e
il Morone e n o n è d ' e s s e r e t r a t t a t o com'è s t a t o . U r b . , 1039, p. 83*>, Biblioteca
de 1559 (v. el n ú m e r o 2 del apéndice). G u a d a g n o dice e x p r e s a m e n t e lo que
Vaticana.
Müller (p. 114) sólo h a b í a puesto de manifiesto por c o n j e t u r a s , es a s a b e r ,
(3) * Avviso di R o m a de 23 de s e p t i e m b r e de 1559, U r b . , 1039, p. 86>>,
'que con t o d a e s t a e s c e n a sólo se q u e r í a e j e r c e r p r e s i ó n s o b r e E s t e : F a r n e s e Biblioteca Vaticana.
p e r p a u r a la s e r a f e c e mezo s e g n o di v o l e r a n d a r é a d a d o r a r e C a r p í p e r í a r (4) G u i s a e n 27 de s e p t i e m b r e , en R i b i e r , II, 833.
risolvere F e r r a r a .
hacerlo f r a c a s a r hizo esparcir el rumor de que también él votaría E l intento, nada preparado, no sólo fracasó enteramente,
con todo su partido en favor de Tournón. El efecto fue que enton- sino condujo a la escisión del partido español. A los trece fran-
ces se r e t r a j e r o n muchos de aquellos que deseaban honrar a ceses reunidos en la Capilla Paulina sólo se agregaron nueve car-
Tournón, pero no elevarle al pontificado. Sólo quince cédulas lle- denales del partido español; los demás negaron la obediencia a su
varon su nombre, y no pudo ya ser de provecho el que, conforme a caudillo Sforza. Mientras Este, Guisa, Sforza y Sermoneta se afa-
lo convenido, se declarasen luego por él todavía Du Bellay, Arma- naban por conseguir todavía otros votos, pensó Madruzzo llegar
gnac, Crispi, Strozzi y otro, desconocido. Por temor de empujar a al término por otro camino más sencillo, clamando en alta voz
Carafa a que favoreciese a Pacheco, el cual había obtenido en el que Gonzaga era ya Papa, pues tenía el número de votos necesa-
mismo escrutinio dieciocho votos y un acceso, nadie se atrevió a rio. Pero sólo dos cardenales se dejaron mover por esto a adhe-
volver a salir en favor de Tournón (1). L a sesión, por extremo rirse a Gonzaga; muchos se mantuvieron inaccesibles en sus celdas
viva, sólo había demostrado que los franceses no podían por sus cerradas hasta que todo hubo pasado. E n t r e tanto Farnese había
fuerzas propias crear un Papa, al igual que los españoles. Por congregado a los suyos en la Capilla Sixtina; su hermano Ra-
tanto, no quedó otro medio que hacer posible la elección mediante nuccio, a la sazón enfermo, se levantó de la cama y se puso
un convenio entre ambos partidos; la ya antigua alianza entre envuelto en una piel a la puerta de la capilla para no dejar que
Este y Sforza hubo de adquirir entonces vigor. ninguno se pasara a los enemigos. Las exhortaciones de Farnese y
C a r a f a a perseverar, alcanzaron un brillante resultado entre los
Después del fracasado intento en favor de Tournón, ambos
suyos (1).
adalides del partido francés, E s t e y Guisa, dispusieron tener una
deliberación con Du Bellay y Tournón, y les pareció que Gonzaga De hecho, la tentativa de la elevación de Gonzaga descubrió
era el hombre a propósito, que podría reunir en su persona los tanto la desunión del partido español como la firme cohesión del
votos de ios franceses y españoles. E l cardenal de Mantua era con- partido de C a r a f a . Hasta el francés Reumano, que debía a
siderado exteriormente como miembro del partido español; pero Paulo I V la dignidad cardenalicia, permaneció fiel a Carafa y
había sido también designado como grato por el monarca francés. contestó a las amenazas de sus enojados compatriotas: Que perde-
Después de deliberar algunos días, a 25 de septiembre los adalides ría toda su hacienda antes que quebrantar la palabra empeñada (2).
del partido francés se dirigieron a Sforza y le rogaron que propu- El cardenal Vitelli excusó con Gonzaga el haberse abstenido de
siera para ser elegido a un cardenal de su partido. Sforza les nom- ayudar a la elevación de un amigo, alegando las obligaciones que
bró asimismo a Gonzaga. Con todo, pareció demasiado inseguro le sujetaban a Carafa (3).
intentar su elevación por el camino ordinario de la votación secreta; Probablemente el intento acerca de Gonzaga no había sido
se acordó llamar en seguida a los cardenales a la Capilla Paulina procurado seriamente por Este. Conforme a su convenio con
y declarar a Gonzaga P a p a por vía de general adoración (2). Sforza, ambos debían intervenir, o en favor de Médicis o de Gon-
zaga. Este declaró entonces a Sforza, que se resolvía por Gonzaga,
(1) Guidus, 613. Conclavi, 159. El n ú m e r o de quince votos y cinco a c c e -
s i o n e s e s t á a s e g u r a d o p o r las » l i s t a s de escrutinios (Biblioteca pública de (1) Guidus, 614 s. Bondonus, 520. S a n t a F l o r a y M a d r u z z o a Felipe I I en
Munich; v. el n ú m e r o 1 del apéndice), Bondonus, 520, Guidus, 613; p o r t a n t o la 25 de s e p t i e m b r e de 1559, en P e t r u c e l l i , 136 s. *Se non e r a la f u r i a di T r e n t o ,
le cose s u c c e d e v a n f e l i c i s s i m a m e n t e . . . F e r r a r a , Ghisa, S a n t a F i o r e et Sermo-
n a r r a c i ó n de los Conclavi es f a l s a , a lo m e n o s en este p u n t o , y la que h a y en
n e t a e r o n i n t o r n o a d alcuni a l t r i che vi m a n c a v a n o a complir il n u m e r o che si
Guidus e s poco c l a r a . G u a d a g n o e s c r i b e en 23 de s e p t i e m b r e al duque de Man-
r i c e r c a , q u a n d o T r e n t o t r o p p o a m o r e v o l e et f r e t t o l o s o cominciò a g r i d a r e :
t u a : * H i e r i m a t t i n a si fecion p r a t t i c h e p e r T o r n o n e , i F r a n c e s i dicevon di
M a n t o v a , M a n t o v a , P a p a , P a p a . E t n o n vi essendo il n u m e r o , F a r n e s e e t
h a v e r e 34 voti, m a d e n t r o f a c e v o n o conto che non h a v e a più di 23 o 24, e t in
C a r a f f a h e b b o n t e m p o a non l a s c i a r e s v o l g e r quelli pochi che m a n c a v a n o , et a
s c r u t i n i o di poi n o n h e b b e p i ù di 21, p e r il che p a r e che i F r a n c e s i si sieno
p r o p o r r e P a c h e c o in c o m p e l e n t i a c o m e f e c e . G u a d a g n o al duque de M a n t u a
l e v a t i in c o l l e r a , n e v o g l i o n s e n t i r più p a r l a r e di P a p a , e t dicon, che li I t a - en 27 de septiembre de 1559, Archivo Gonzaga de Mantua.
liani n o n m a n t e n g o n la f e d e , e si d u b i t a che le cose n o n vadino in l u n g o .
(2) Guidus, 615.
Archivo Gonzaga de Mantua.
(3) Ibid.,614.
(2) R i b i e r , II, 834.

í¡ i X ci o
porque éste era de prever que tendría mayores dificultades que irreconciliable obstinación con que se mantenían opuestos entre sí,
Médicis, e instó a que se hiciera una inmediata tentativa en f a v o r la elección parecía que se iba a diferir para fecha indefinida. Ade-
de Gonzaga, pues la candidatura del peligroso rival era entonces más, la diplomacia española intervino entonces en el curso de las
casi desesperada (1). negociaciones para la elección, de una manera inconsiderada. Con
A pesar del primer fracaso de Gonzaga, sus partidarios perse- esto llegó a colmo la confusión.
veraron adictos a él. Los adalides Este y Guisa, Sforza y Madruzzo En la mañana del 25 de septiembre el embajador español, Fran-
se obligaron mutuamente a no elegir a otro hasta que todas las cisco de V a r g a s (1), había llegado a Roma y se había presentado
esperanzas de Gonzaga se hubieran desvanecido. A u n entonces a los cardenales el día siguiente (2). Con este embajador entraba
querían continuar unidos y trabajar mancomunadamente en la en el palenque un diplomático de no ordinaria energía y probada
elección pontificia (2). P e r o en el partido contrario F a r n e s e y tenacidad. Enojaba a V a r g a s haber de oír siempre de nuevo en
C a r a f a estaban no menos firmemente resueltos a excluir a Gon- Italia, que desde Clemente V I I nunca más había alcanzado la
zaga del papado a toda costa (3). tiara un partidario resuelto de Carlos V; y que al contrario, fre-
Ambos partidos eran casi de iguales f u e r z a s (4), y dada la cuentemente había sido elegido un cardenal excluido por el empe-
rador (3). Según el firme propósito de Vargas, las cosas habían de
(1) Müller, 111 ss.
pasar de otro modo bajo Felipe II, y así desplegó una febril acti-
(2) E s t e y G u i s a al r e y de F r a n c i a e n 27 de s e p t i e m b r e de 1559; G u i s a a
C a r l o s y F r a n c i s c o de G u i s a e n 27 de s e p t i e m b r e de 1559, en R i b i e r , II, 833,
835. * Ghisa, F e r r a r a , T r e n t o e t Santa F i o r e , c a p i di q u e s t a l e g a , h a n n o pro- de 30 de s e p t i e m b r e de 1559 (publicada p o r S. B r u n n e r en los E s t u d i o s y comuni-
c a c i o n e s de las O r d e n e s b e n e d i c t i n a y c i s t e r c i e n s e , V I , 2 [1885], 388), se d i f e r e n -
messo et g i u r a t o di n o n v o l e r m a i d a r il v o t o loro a d a l t r i , che h a n n o sotto-
cia de la de G u a d a g n o en lo s i g u i e n t e : A los amigos de Gonzaga les a ñ a d e :
s c r i t t o cedole di l o r m a n o . G u a d a g n o al d u q u e de M a n t u a en 27 d e s e p t i e m b r e
S a r a c e n i , C u e v a y Cesi, p e r o o m i t e a Médicis, M e r c u r i o y G o n z a g a ( s e g ú n
de 1559, Archivo Gonzaga de Mantua. Asimismo * A v v i s o di R o m a de 30 de
Bondonus, 50, en la t e n t a t i v a de a d o r a c i ó n de 25 de s e p t i e m b r e , Cueva e s t a b a
s e p t i e m b r e de 1559: L o s c u a t r o j e f e s de l a l i g a se h a n d a d o su p a l a b r a en f a v o r
e n t r e los a d v e r s a r i o s de G o n z a g a ; cf. Müller, 135). E n la l i s t a de los adversa-
de M a n t u a , a u n q u e t u v i e s e n que p e r m a n e c e r diez a ñ o s e n el c o n c l a v e . U r b . ,
rios de Gonzaga f a l t a n S a r a c e n i e I n o c e n c i o del M o n t e . E n t r e los neutrales
1039, p. 87b, Biblioteca Vaticana. c u e n t a T h u r m t a m b i é n a Médicis, I n o c e n c i o del Monte y M e r c u r i o , pero no a
(3) E s t e y Guisa e s c r i b e n en 18 de o c t u b r e (en R i b i e r , II, 835) que C a r a f a Cesi ni a C u e v a . U n a * t e r c e r a lista, que se h a l l a en los Avvisi di R o m a de 7 de
y F a r n e s e p r o c u r a b a n m a n t e n e r unidos a sus p a r t i d a r i o s , d á n d o l e s e s p e r a n z a s o c t u b r e de 1559 (Urb., 1039, Biblioteca Vaticana), c u e n t a 20 amigos de Gon-
d e o b t e n e r la t i a r a , y p a r a f o m e n t a r las m i s m a s , p r o c u r á n d o l e s e n las v o t a - zaga; son éstos los c a r d e n a l e s c i t a d o s como a m i g o s p o r G u a d a g n o , a excep-
c i o n e s 18,20 y 22 v o t o s . Con t o d o , esto sólo es v e r d a d e n t e n d i é n d ó s e d e los d í a s ción de Morone, Médicis y M e r c u r i o . E n t r e lós adversarios de Gonzaga pone
que p r e c e d e n i n m e d i a t a m e n t e al 18 de o c t u b r e : el 12 de o c t u b r e o b t i e n e e s t a t e r c e r a lista a t o d o s los c i t a d o s p o r G u a d a g n o como a d v e r s a r i o s y neu-
Ghislieri 20 votos, el 13 R a n u c c i o F a r n e s e 21, el 16 G a d d i 14 y el 17 Savelli 22. t r a l e s , y a d e m á s t o d a v í a a Médicis y Mercurio. Morone no se h a l l a m e n c i o n a d o
Cf. l a s * l i s t a s de e s c r u t i n i o s (Biblioteca pública de Munich) en el n ú m e r o 1 del p a r a n a d a en e s t a t e r c e r a lista. S e g ú n V a r g a s ( c a r t a de 5 de n o v i e m b r e
apéndice. de 1559, en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 290), del p a r t i d o e s p a ñ o l v o t a r o n e n
(4) G i a n f i g l i a z z i e s c r i b e a fines de s e p t i e m b r e a l d u q u e de F l o r e n c i a , que f a v o r de G o n z a g a : S l o r z a , M a d r u z z o , Morone, Cicada, C o r n a r o , M e r c u r i o ,
el p a r t i d o F a r n e s e - C a r a f a c o n t a b a 25 c a r d e n a l e s , y el de los a m i g o s de Gon- Corgna y Púteo.
z a g a 22 ( P e t r u c e l l i , 130). L o s l l a m a d o s n e u t r a l e s son a q u í p u e s t o s en el n ú m e r o
(1) V a r g a s , a r d i e n t e p a r t i d a r i o de R u y Gómez, h a b í a sido n o m b r a d o
de los a d v e r s a r i o s de G o n z a g a . S e g ú n G u a d a g n o (* c a r t a de 4 d e o c t u b r e de
e m b a j a d o r e s p e c i a l m e n t e p o r consejo de G r a n v e l a , a p e s a r de l a r e s i s t e n c i a
1559, Archivo Gonzaga de Mantua), e s t á n en favor de Gonzaga: D u B e i l a y ,
de A l b a (Hinojosa, 49. Susta, P i u s I V , 129 s.). S u s t a da e n e s t e p a s a j e u n a i n g e -
T o u r n ó n , A r m a g n a c , L e n o n c o u r t , Guisa, E s t e , M a d r u z z o , S f o r z a , S e r m o n e t a ,
n i o s a d e s c r i p c i ó n del c a r á c t e r distintivo del diplomático V a r g a s . C o n s t a n t ,
Morone, Médicis, P ú t e o , C a p o d i f e r r o , Cicada, Pisani, C o r n a r o , C r i s t ó b a l del
R a p p o r t , 186 s. es el que m e j o r t r a t a s o b r e su vida, c i t a n d o al mismo t i e m p o
Monte, M e r c u r i o , R ò v e r e , C o r g n a , Simoncelli, Strozzi y G o n z a g a . Contra Gon-
numerosas obras.
zaga e s t á n , s e g ú n G u a d a g n o : A l e j a n d r o y R a n u c c i o F a r n e s e , S a v e l l i , C a r p i ,
S a r a c e n i , Carlos C a r a f a , S c o t t i , Vitelli, Gaddi, R e b i b a , G h i s l i e r i , D i o m e d e s Ca- (2) V a r g a s a F e l i p e II en 27 de s e p t i e m b r e de 1559, en D o l l i n g e r , Docu-
r a f a , Alfonso C a r a f a , I n o c e n c i o del Monte, R e u m a n o , C a p i z u c h i y D o l e r á . J u n t o m e n t o s , I, 267. L a c a r t a de F e l i p e I I a los c a r d e n a l e s , de 9 de s e p t i e m b r e
a l n o m b r e de D o l e r á h a y e s t a o b s e r v a c i ó n : a n d r à a M a n t o v a n o n m a n c a n d o de 1559, q u e V a r g a s comunicó a éstos el 27, se h a l l a i m p r e s a en S a g m ü l l e r ,
più di 2 v o t i . S o n neutrales: P a c h e c o , Ricci, Crispi, T r u c h s e s s , Cesi, D a n d i n o 93 s.; cf. H e r r e , 44. E n Guidus, 615 h a y un e x t r a c t o del discurso de V a r g a s a n t e
y C u e v a . De T r u c h s e s s , Cesi y Dandino dice G u a d a g n o : a n d r a n n o in Man- los c a r d e n a l e s y de la r e s p u e s t a de D u B e l l a y .
t o v a , y de Cueva: a n d r à i n M a n t o v a m a n c a n d o il suo v o t o . U n a l i s t a q u e el em- (3) V a r g a s a F e l i p e I I en 31 de enero de 1560, e n D o l l i n g e r , D o c u m e n -
b a j a d o r i m p e r i a l F r a n c i s c o de T h u r m m a n d a a d j u n t a e n u n a c a r t a a F e r n a n d o I , t o s , I, 330.
viciad para influir en la elección en sentido español (1). Y procedió V a r g a s ni Sforza se podían atrever a declararse abiertamente
en esto con una falta de miramientos inaudita. Todos los demás contra un miembro de la poderosa casa de Mantua. A la alianza
embajadores observaban al menos las formas exteriores; pero el propuesta por el embajador español parecía dispuesto Sforza. En
celo de V a r g a s no conoció ningún comedimiento. Apenas pasó una la noche del 2 de octubre se celebró una reunión de los tres jefes
noche sin que él se acercara a una ventana o abertura de las pare- de partido, Farnese, Carafa y Sforza, en la cual se reconciliaron
des del conclave a fin de ganar para sus intentos a los cardenales y se obligaron a proceder en común en favor de la candidatura de
con promesas y amenazas, y con frecuencia permanecía allí hasta don Felipe (1).
el romper del día (2). Escribía él mismo al rey el 5 de noviembre L a alianza francoespañola, fruto de los esfuerzos y experien-
de 1559 (3), que en el conclave había empleado mayor trabajo que cia de tres semanas, parecía por tanto abandonada; el negocio de
en todos los anteriores negocios juntos, y que si no salía con la la elección se debía comenzar de nuevo sobre una base entera-
suya, le parecía que había de costarle la vida. mente nueva. Pero este fundamento no era firme; faltaba al par-
V a r g a s no estaba conforme con toda la dirección y desen- tido nuevamente formado la unión. Cada uno de los tres adalides,
volvimiento que hasta entonces habían tomado las cosas de la elec- F a r n e s e , Sforza y Carafa, quería resolver por sí solo la elección
ción. J u z g a b a que si los cardenales afectos a España se resolvieran para cosechar solo en la mayor medida el agradecimiento del Papa
a unirse, no necesitaban del apoyo de los franceses (4), y que recién elegido (2). Pues se refería de Carafa que, medio día antes
era caso de honra llevar al'cabo la elección en sentido español sin del intento de elevar a Gonzaga, había asimismo concebido el
el auxilio «de una persona como Este, tan aborrecida de Dios y del plan, con entera independencia de los franceses, de intervenir en
monarca español» (5). Tampoco agradaba a V a r g a s la candidatura favor de Gonzaga; pero que había al punto mudado de parecer
de Gonzaga, pues era axioma de la política española, que se debía cuando se enteró de que otros habían tomado ya en sus manos la
alejar de la tiara a los vástagos de los linajes de príncipes italia- realización del mismo pensamiento, y que él mismo sólo podría
nos por causa de la paz de Italia (6). Por semejantes motivos r e p r e s e n t a r un papel secundario en la elevación de aquel carde-
era también al principio enemigo de Médicis, que dependía de nal (3).
Cosme I (7). L o s nuevos aliados no estaban de acuerdo ni siquiera acerca
Ya en su primera conferencia con Sforza en la noche del 27 del candidato a quien querían apoyar. En la primera conferencia
de septiembre, V a r g a s hizo valer resueltamente su modo de pen- nocturna con Vargas, Sforza había disuadido el apoyar a Carpi
sar. A sus dificultades contra Gonzaga contestó Sforza, que su y Pacheco, y recomendado al contrario a Púteo y Médicis (4); pero
candidatura no tenía probabilidad ninguna; pero que se la debía en la reunión de los tres caudillos, F a r n e s e y Carafa habían rehu-
sin embargo, apoyar aparentemente (8). En realidad de verdad, ni sado con resolución cabalmente a Púteo (5), y continuaban tra-
bajando como antes en primera línea por Carpi y Pacheco.
(1) Müller, 196,198.
(2) M o c é n i g o e n A l b é r i , II, 4, 45. Cf. S u s t a , P i u s I V , 131.
L a falta de claridad de la situación fué acrecentada hasta lo
(3) E n D o l l i n g e r , 1, 289. sumo por el hecho de que Sforza, a pesar de la nueva alianza, no
(4) V a r g a s en 6 de n o v i e m b r e de 1559, en D o l l i n g e r , I, 291. rompió en seguida su anterior convenio con los franceses. Ni tam-
(5) I b i d . , 292.
poco podía hacerlo, pues en primer lugar entre los que le habían
(6) M o c é n i g o (en Albéri, II, 4, 32) escribe que m á s f á c i l m e n t e se podía
s e r P a p a n o siendo noble y p r o c e d i e n d o de b a j o o r i g e n , que descendiendo de quedado fieles al dividirse el partido español, se hallaban muchos
s a n g r e i l u s t r e y e s c l a r e c i d a . El d u q u e d e A l b a , con r e s p e c t o a G o n z a g a , emi-
tió el juicio de que la r e g l a de que u n h o m b r e de i l u s t r e p r o s a p i a no e r a bueno
p a r a el papado, e r a t a n g e n e r a l q u e no a d m i t í a excepción a l g u n a . Hino- (1) Vargas en 3 de o c t u b r e , e n D o l l i n g e r , Documentos, I, 271.
josa, 64. H e r r e , 43. (2) Vargas en 18 de o c t u b r e y 5 de n o v i e m b r e , ibid., I, 280, 288, etc.
(7) S u s t a , Pius IV, 130. (3) Guidus, 615.
(4) Vargas en 28 de s e p t i e m b r e , en D o l l i n g e r , I, 269 s. Müller, 140.
(8) V a r g a s en 28 de s e p t i e m b r e y 3 de o c t u b r e de 1559, en D o l l i n g e r , I ,
(5) Vargas e n 3 de o c t u b r e , e n D o l l i n g e r , I, 271.
269, 272. Müller, 137.
60 i, PÍO iv LA CANDIDATURA DE GONZAGA 61

amigos personales de Gonzaga, a los cuales no podía herir (1), y principalmente del cardenal Pacheco (1). Este a su vez, a quien
en segundo lugar temía, que, si abandonaba a los franceses, C a r a f a don Felipe había expresamente designado como persona g r a t a , se
se aliaría con ellos y llevaría al cabo la elección pontificia prescin- quejaba de que Sforza le había abandonado (2). También el mismo
diendo de él (2). Así, por consiguiente, Sforza trabajaba con los Gonzaga envió un propio a don Felipe; pero el duque Cosme le
franceses por Gonzaga, y con sus nuevos aliados por Carpi y determinó en Florencia a volverse (3). Cosme se dirigió asimismo
Pacheco, pero no tomaba en serio el ayudar a ninguna de las dos a don Felipe el 29 de septiembre. Declarábale que la alianza de
partes; y como su doble juego no podía permanecer oculto, perdió españoles y franceses era el único camino posible para llegar a la
la confianza así de los suyos como de los franceses (3). También elección de Papa. Que para mantener en pie esta alianza, apoyaba
entre Sforza y V a r g a s crecía la enajenación de día en día. Sforza aparentemente a Gonzaga; pero que el único que en realidad
lo propio que Madruzzo se quejó con razón de la manera inconsi- podía conseguir la tiara, era Médicis (4).
derada con que V a r g a s procuraba imponerles sus opiniones (4). Los amigos de Gonzaga procuraron obtener para él cartas
Escribía Madruzzo el 20 de octubre a Felipe II, que la confusión de recomendación también de otras cortes. El rey de Francia
era de suerte, que en general no podía ser m a y o r (5). contestó por manera muy servicial, diciendo que si él f u e r a carde-
P a r a hallar una salida de estos enredos, el dividido partido nal, iría personalmente a la otra parte de los Alpes para poder dar
español debía ante todo conocer claramente cómo había de proce- su voto a Gonzaga (5). El rey Fernando escribió también a rue-
der respecto de Gonzaga. En orden a esto no se podía obtener de gos del duque de Mantua y del embajador imperial Francisco de
V a r g a s ninguna noticia, porque sus instrucciones eran insuficien-, T h u r m a los cardenales Madruzzo, Truchsess y Morone, que favo-
tes cabalmente acerca de Gonzaga (6). Por eso se dirigieron inme- reciesen la candidatura de Gonzaga (6).
diatamente al monarca español. Así los amigos como los adversa- Una contestación de España no se podía esperar en Roma
rios de Gonzaga en el partido español, enviaron a fines de sep- hasta unas cuatro semanas en las circunstancias de las comunica-
tiembre una multitud de cartas a España con el fin de obtener de ciones de entonces. Así, pues, como había pasado el mes de sep-
allí la resolución de la cuestión candente (7). F a r n e s e escribió al tiembre en infructuosas negociaciones para la elección, se había
rey que si Gonzaga llegaba a ser Papa, tuviese cuidado don Felipe de esperar otro tanto para octubre. Los partidos, escribía a Man-
de que los españoles no fueran arrojados de Italia. Sforza, al tua Curcio Gonzaga el 4 de octubre, se mantienen firmemente
contrario, se declaró con el rey acerca de F a r n e s e , diciendo que opuestos; sólo cuando haya llegado la respuesta del r e y católico,
hacía oposición por miras privadas al cardenal de Mantua, aun se procederá a la elección (7).
cuando conocía ser éste muy adicto a España (8); que la alianza En Roma, lo propio que en toda Italia, causaba grande escán-
con los franceses no se podía evitar, y que don Felipe mandase a dalo este, miramiento tan excesivo a los príncipes. El 4 de octu-
los cardenales españoles que intervinieran en favor de Gonzaga. bre los conservadores de la ciudad se presentaron a los cardenales
Se quejaba a m a r g a m e n t e de la insubordinación de su partido y y les reconvinieron porque pedían instrucciones de fuera, con
entero desconocimiento de su posición y dignidad (8). Les rogaron

(1) Mtiller, 146. (1) M ü l l e r , 130 s.


(2) I b i d . , 145. (2) I b i d . , 131.
(3) I b i d . , 143, 147. (3) I b i d . , 135.
(4) Cf. S u s t a , P i u s I V , 131. (4) I b i d . , 132.
(5) W a h r m u n d , 82. (5) W a h r m u n d , 261.
(6) M ü l l e r , 129. D e c u a n t a s c a r t a s t e n í a d o n J u a n de F i g u e r o a p a r a e n (6) C a r t a d e 14 d e o c t u b r e d e 1559, en S. B r u n n e r e n los E s t u d i o s y
s e d e v a c a n t e , n o m e h e podido a p r o v e c h a r d e n i n g u n a , e s c r i b e V a r g a s el c o m u n i c a c i o n e s d e l a s O r d e n e s b e n e d i c t i n a y c i s t e r c i e n s e , V I , 2 (1885), 389.
día 5 d e n o v i e m b r e d e 1559, en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 289. W a h r m u n d , 260. Cf. J a c o b o S o r a n z o en 20 de o c t u b r e d e 1559, en T u r b a , I I I , 107.
(7) W a h r m u n d , 82, 260 s. Müller, 130 ss. (7) * Archivo Gonzaga de Mantua.
(8) W a h r m u n d , 261. (8) G u i d u s , 617.
62 i, PÍO iv INFLUJO DE LOS PRÍNCIPES EN EL CONCLAVE 63

que se dignaran acelerar lo más posible la elección; manifesta- clavistas se comunicaban con los de fuera, fueron cerradas; pero
ron que a causa de la prolija duración del conclave, la seguridad muy pronto también las volvieron a abrir (1); una durable mejora
pública en Roma se hallaba tan amenazada que todo hombre hon- de las circunstancias no se efectuó.
rado había de estar cuidadoso por su vida. Luego los conservado- E n realidad todas las exhortaciones y ordenamientos de refor-
res procuraron justificar al pueblo respecto de un acaecimiento ma no podían ser sino de poco fruto mientras no se combatiera el
ocurrido en la noche precedente. E s a saber: el día antes algunos daño en su raíz, y se negara a los príncipes seculares toda influen-
del servicio del embajador francés habían fusilado al guardia de un cia en la elección pontificia. Pero nadie tenía ánimo para dar un
prefecto regional, porque éste había quitado a uno de los suyos paso de tan decisiva importancia, pues el favor de un monarca tan
un arma de fuego prohibida sin consideración a los privilegios de poderoso como Felipe II se debía conservar para la Iglesia. Así no
los franceses. En venganza de esto el pueblo en la noche siguiente quedó otro camino expedito sino continuar tolerando como hasta
por poco asaltó la morada del embajador francés y le pegó entonces el trato con los embajadores de las potencias, y aguar-
fuego (1). Los conservadores terminaron con la declaración de dar con toda paciencia la resolución solicitada del monarca espa-
que si no se daba presto a la ciudad un Papa, ellos harían uso de la ñol en la candente cuestión de la candidatura de Gonzaga.
facultad que les competía, y prohibirían el comercio epistolar de Felipe II no se apresuró en contestar. Declararse en favor de
los cardenales con los de fuera. Gonzaga le parecía imposible; expresarse contra él, siendo miem-
El cardenal decano D u Bellay despidió a los conservadores con bro de una tan esclarecida familia de príncipes, era penoso y peli-
una severa reprensión por su lenguaje a r r o g a n t e y los excesos de groso (2). Por tanto fué difiriendo la contestación de semana en
la noche pasada. Pero las quejas presentadas no eran sino sobra- semana, tal vez con la esperanza de que los cardenales entenderían
damente justas. Acerca de la inseguridad de Roma se oyen tam- su silencio, y finalmente se resolverían en su sentido aun sin
bién otras quejas (2). L a disciplina del conclave era de tal suerte expreso mandato. Así sucedió en efecto.
defectuosa, que en 1560 escribe el embajador veneciano Mocé- Durante un par de semanas se mantuvo enteramente indeciso
nigo, que había sido el conclave más abierto y libre de que se tenía en el conclave el asunto de la elección. P a r a guardar la forma, se
noticia (3). E l 2 de octubre se designaron cuatro cardenales (4), hacía diariamente la acostumbrada votación; en ella Pacheco
que en unión con la acostumbrada diputación cardenalicia debían obtuvo constantemente de 17 a 22 votos, y Cueva, de 12 a 18 (3).
deliberar sobre la reforma del conclave. Los tales dieron asimismo Con frecuencia obtuvieron también un número de votos extraor-
varias prescripciones (5); y todo ello, según dice Bondonus, estaba dinariamente grande cardenales en cuya efectiva elevación no
bien ordenado, pero nadie lo observaba (6). A la verdad, las venta- pensaba nadie, sino sólo se trataba de honrarlos. Así Saraceni,
nas y aberturas de las paredes por las cuales los cardenales y con- el 5 y 7 de octubre obtuvo 16 y 19; Rebiba, el 6, no menos de 17;
Ghislieri, algo más tarde, 20. Al cardenal Ranuccio Farnese, cuyo
nombre por lo demás sólo es mencionado acá y allá una vez en las
(1) Guidus, 616.
votaciones, le dieron el 13 de octubre 21 votos de un golpe, sólo
(2) D e d í a y d e n o c h e se c o m e t e n m u c h o s h o m i c i d i o s , s e lee en el * A v v i s o
di R o m a de 23 de s e p t i e m b r e d e 1559, U r b . , 1039, p. 85, Biblioteca Vaticana. por ser el aniversario de la elección de su abuelo. Semejantes sor-
U n a c o s a s e m e j a n t e dice el c a r d e n a l C u e v a en un d i s c u r s o al c o n c l a v e d e 12 d e presas se ofrecían casi todos los días (4).
n o v i e m b r e (Guidus, 619). L i t e s n o n l e g i b u s , sed g l a d i i s et c a e d i b u s diffinie-
b a n t u r , s e q u e j a n los c o n s e r v a d o r e s en 3 de n o v i e m b r e . G u i d u s , 618. S u s t a ,
P i u s I V , 135. (1) M o c é n i g o , loe. cit.
(2) Cf. l a c a r t a de T i é p o l o al s e n a d o de V e n e c i a , f e c h a d a en T o l e d o a 11
(3) M o c é n i g o , 43. Cf. D e m b i n s k i W y b ó r , P i u s a I V , 260. S u s t a , P i u s I V ,
de d i c i e m b r e de 1559, en B r o w n , V I I , n . 117.
134. V . ibid. s o b r e el d e s o r d e n d e las a p u e s t a s s o b r e q u i é n s e r í a P a p a , las cua-
l e s e r a n u t i l i z a d a s p o r v a r i o s c o n c l a v i s t a s p a r a su g a n a n c i a p e r s o n a l . (3) Cf. l a s * l i s t a s d e e s c r u t i n i o s (Biblioteca pública de Munich) e n el
n ú m e r o 1 del a p e n d i c e .
(4) F u e r o n M a d r u z z o , S c o t t i , E s t e y C a r a í a . B o n d o n u s , 521.
(4) Cf. l a s * l i s t a s de e s c r u t i n i o s (Archivo público de Munich) en el
(5) B o n d o n u s , 522. Guidus, 617.
n ú m e r o 1 del a p é n d i c e .
(6) B o n d o n u s , 522.
En medio del fastidio de las casi interrumpidas negociaciones, Pero Madruzzo no quiso abandonar a Gonzaga. Contestó al emba-
se produce una vez alguna excitación por efecto de una expresión jador que no acababa de comprender cómo podía él declararse
sorprendente del cardenal Médicis. Este había dicho conversando contra un tan buen amigo de España; y a Felipe II le escribió que
con el cardenal Truchsess, que por lo que tocaba a los alemanes, Mantua merecía cien veces el papado, y que él solo podría siendo
se debía convocar un concilio para ver si se les podrían hacer Papa hacer al mundo mayores bienes que todos los demás jun-
algunas concesiones respecto al matrimonio de los sacerdotes y a tos (1).
la comunión bajo las dos especies. Tales palabras en boca de un
Junto con Sforza se habían obligado los demás amigos espa-
cardenal en quien ya algunos veían al futuro Papa, causaron
ñoles de Gonzaga a esperar el correo español hasta el 17 de
grave escándalo en Truchsess. El cual tuvo por obligación s u y a
octubre. El 17 prorrogaron este plazo por otros ocho o diez días.
poner en conocimiento de los electores aquella expresión, y como
Sólo Sforza cedió a las instancias de Carafa en cuanto que no
se habló mucho de ella, compuso una relación escrita sobre su con-
renovó, por lo que a él tocaba, la promesa de sus amigos (2).
versación con Médicis, dos veces, el 13 de octubre, y de nuevo en
Naturalmente, esta pequeña concesión no podía contentar a
noviembre (1). Por lo demás, todo este asunto perjudicó más al
Carafa. Ahora se aproximó a los franceses, y éstos, a vista de su
cardenal de Augsburgo que a la reputación y autoridad de Médi-
ofrecimiento, expidieron en seguida un correo al rey de Francia;
cis (2).
la enemistad entre él y Sforza aumentaba empero «de hora en
E l a g u a r d a r durante semanas enteras la respuesta de Felipe II hora». Quejóse con V a r g a s , de que Sforza era su enemigo y quería
pareció finalmente a los cardenales una c a r g a excesivamente aniquilarle a él y a su casa. Que el rey de España abandonaría sin
pesada. En primer lugar se fué acabando la paciencia en el fogoso dificultad a los Carafas, para complacer a un Papa que hubiera
Carafa; temió que, con tan continuada dilación, sus partidarios no sido elegido a propuesta de Sforza. Que por eso quería a la verdad,
podrían resistir por largo tiempo a las seducciones de los partidos conforme a su promesa, apoyar a Farnese y rehusar a Gonzaga;
contrarios (3). El 11 de octubre declaró al cardenal Sforza, que si pero que por lo demás, a pesar de su sincero deseo de servir a
no se apartaba de la alianza con los franceses en el término de don Felipe, tomaría una actitud neutral entre los partidos. El
cuatro días, se separaría de él y en unión con los franceses ele- embajador procuró apaciguarle, pero inútilmente; Carafa perse-
giría Papa al cardenal Tournón; que con los 17 votos que a su veró en su resolución (3). Este pudo triunfar por este resultado.
disposición estaban, y con los votos de los franceses, fácilmente Entonces arrojó la máscara, buscó votos para sí mismo, hizo
saldría al cabo con la elección. Sforza pidió un plazo hasta el 17 según su costumbre amplias promesas y ofertas y fué ganando
de octubre y lo obtuvo (4). terreno «por horas» (4).
E n vista de esta amenaza, V a r g a s creyó no poder ya diferir Así se hallaban las cosas cuando finalmente el 27 de octubre
un paso decisivo contra Gonzaga; escribió al especial amigo de llegó una carta del rey don Felipe. Llevaba la fecha de 8 y 9 de
éste, Madruzzo, que desistieran de Gonzaga, pues en las circuns- octubre y conforme a esto nada contenía sobre la candidatura
tancias presentes su candidatura se había hecho imposible (5). de Gonzaga; en lugar de esto, tenía, no obstante, una noticia que
no podía llegar más inoportunamente para V a r g a s . En la cuestión
(1) Se h a l l a d e m a s i a d a m e n t e c o m p e n d i a d a en S i c b e l , E l Concilio, 17 ss., litigiosa sobre la posesión de Paliano, que continuaba suspensa (5),
20, cf. 84 s.; y c o m p l e t a e n Urb., 847, Biblioteca Vaticana. Cf. S u s t a , P i u s I V , cabalmente entonces dió el rey la resolución de que Paliano se
133, n o t a 1.
(2) Cf. Müller, 151 ss. A l g u n o s días a n t e s de l a elección r e c o n c i l i ó s e
T r u c h s e s s con Médicis; ibid., 224 s. (1) C a r t a de 20 de o c t u b r e de 1559, en W a h r m u n d , 82 s.
(3) V a r g a s e n 5 de n o v i e m b r e de 1559, en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I , 284. (2) V a r g a s en 18 de o c t u b r e de 1559, en D o l l i n g e r , I, 279 s.
(4) Guidus, 617 s. V a r g a s en 13 de o c t u b r e de 1559, e n D o l l i n g e r , I, 274. (3) V a r g a s en 5 de n o v i e m b r e de 1559, ibid., 282 ss.
(5) W a h r m u n d , 261. V a r g a s e n 13 y 18 de o c t u b r e de 1559, e n D o l l i n g e r , (4) V a r g a s , ibid., 285.
I , 275, 276. Müller, 149. (5) Cf. n u e s t r o s d a t o s del yol. X I V , 184 s.
5 . — H I S T . D E L O S P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
66 I, PÍO iv
debía restituir a su antiguo poseedor Marco Antonio Colonna; de D e hecho, Carafa debía por buenas o por malas permanecer
una compensación para los C a r a f a s no se hallaba una sílaba en adicto a España, pues sólo de Felipe II podía esperar un princi-
la carta (1). Naturalmente V a r g a s quería mantener secreta la pado italiano, no de los franceses, que no tenían ningún poder en
infausta noticia, pero el correo tenía conocimiento del mandato Italia. F u e r a de esto era muy dudoso si todo el partido de C a r a f a
que llevaba, y comunicó en todas partes la gran novedad. Carafa le seguiría en una mudanza en favor de los franceses (1).
estuvo a punto de caer en desesperación (2). Se lamentaba paladi- Que Felipe II no pensaba de otro modo que Sforza y el duque
namente de que al r e y no se le daba nada de él, y que le ofendía en de Florencia, sobre la importancia de Carafa, lo había demos-
el mismo instante en que recibía de él un g r a n servicio. V a r g a s trado su resolución sobre la posesión de Paliano; las relaciones
se hallaba asimismo en la mayor perplejidad. E n conversación per- enviadas desde Roma por Vargas no lograron hacer mudar de
sonal, lo propio que por mediación de amigos se afanó cuanto pudo, parecer al r e y . A la petición muchas veces reiterada por el
bien por negar enteramente el contenido del despacho, o a lo embajador de que le facultara p a r a hacer promesas a Carafa
menos por presentar la disposición como fundada en presupuestos no contestó otra cosa el 26 de octubre (2) sino que la pensión de
hacía mucho tiempo anticuados. Como Carafa, que debía apoyar a 12000 escudos antes otorgada se continuaría pagando a Carafa (3).
muchos de sus partidarios, se hallaba en necesidad de dinero, V a r - Algunos días antes, el 20 de octubre,. Felipe había dado final-
gas, «como buen amigo», se sintió movido a ofrecerle de 2000 a mente su resolución acerca de la pretensión de Gonzaga a la
3000 escudos; al propio tiempo el virrey de Nápoles, a solicitud tiara (4). Su sentido era que se había de estorbar de todas mane-
de V a r g a s , envió una letra de 4000 escudos, los cuales quería ras la elección del cardenal de Mantua. El embajador no debía sin
prestar al cardenal, asimismo por pura «amistad». C a r a f a aceptó embargo decir a nadie palabra de esto; sólo en caso de extrema
y, naturalmente, con esto no pudo por lo pronto separarse de necesidad se lo podía comunicar al cardenal Sforza. Por lo demás
España (3). V a r g a s debía mostrarse muy afable y obsequioso con Gonzaga y
Por este tiempo el cardenal Sforza, en una carta al secreta- asegurarle con muchas palabras la alta estimación de don Fe-
rio del embajador español, Ascanio Caracciolo, criticó dura- lipe (5). Tampoco el rey mismo fué avaro de hermosas frases Sen-
mente el proceder de V a r g a s . Él invocaría al rey como juez entre tía (escribe al duque de Mantua) que su embajador hubiera opuesto
él y V a r g a s (escribe el adalid del partido español). E r a lisamente tal resistencia al cardenal Gonzaga; que a la verdad él no podía
una ignominia que se hubiera echado mano de ofertas pecuniarias. mandar a nadie que votara por el cardenal, pero que si Gonzaga
fuera elegido, le sería esto muy g r a t o (6).
Sin dinero y sin contravenir a la voluntad del monarca hubiera
podido llegarse tan allá como por tales medios. No importaba tanto Mientras don Felipe procedía con suma atención y miramiento
como eso Carafa; hubiera sido más importante conservar al influ- con el influyente Gonzaga, su embajador en Roma era menos cir-
yente Gonzaga que ganar a Carafa por medios afrentosos y sin cunspecto. En una segunda carta del 27 de octubre, el rey había
provecho (4). También, según el parecer del duque Cosme, no era tocado de nuevo la exclusión de Gonzaga, pero esta vez no había
Carafa la persona para a t r a e r a la cual convenía afanarse, sino vuelto a añadir la orden de procurarla sólo en secreto. Casual-
Este. Si se movía a éste a renunciar a la esperanza de alcanzar la mente empero esta segunda carta llegó a Roma antes que la pri-
tiara, todo lo demás se conseguiría como de suyo; si no se obtenía
(1) Müller, 161.
esto, no se hacía sino machacar agua en un almirez (5). (2) Ibid., 168.
(1) V a r g a s en 3 de n o v i e m b r e de 1559, en D o l l i n g e r , I, 285 s. (3) Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 185.
(2) Cf. D e m b i n s k i , W y b ó r , 239. hr* , n L M U U e
^ 1 3 6
- S e g Ú n Vargas
> el
^ s p a c h o d e F e l i p e II e r a del 23 de octu-
(3) Ibid., 286-287. (Müíter; D0CUment0S
' *> 61 2 3 f u é
día de la p a r t i d a del c o r r e o
(4) C a r t a de 7 de n o v i e m b r e de 1559, en P e t r u c e l l i , 147.
(5) Müller, 136.
(5) Cosme de F l o r e n c i a a Concini, e n 4 de n o v i e m b r e de 1559, e n P e t r u -
(6) Ibid., 175.
celli, 145 s. Cf. Susta, P i u s I V , 143.
IV
68 i- pío
suya no se prolongase el conclave, que no quería servir de obs-
mera más circunstanciada: la primera, del 20 de octubre, llegó
táculo a la elección del más digno (1).
el 19 de noviembre; al paso que la segunda se recibió ya el 11 (1).
Según la intención de V a r g a s , los españoles hubieran debido
V a r g a s quedó muy gozoso por el mensaje, cuya venida le había
intervenir ahora en favor de Pacheco. Pero por algún tiempo no
sido ya anunciada desde Mantua y Florencia. Su noticia puso en se llegó a hacer, pues con la renuncia de Carpi volvió a romperse
conmoción a todo el conclave. E n la noche del 12 de noviembre la unidad de los adalides del partido español, ya hasta entonces
llegó V a r g a s a una inteligencia con Sforza, y ambos convinieron mantenida con dificultad.
en que se debía poner a Gonzaga en conocimiento de la decisión E n la noche del 12 de noviembre, en la que Sforza se enteró de
regia, para que renunciara a todo ulterior conato de obtener la la exclusión de Gonzaga, se había celebrado también una confe-
tiara (2). Esta resolución no era absolutamente conforme con el rencia entre el embajador español y Carafa. V a r g a s mostró en
pensamiento del rey. Más adelante reprendió éste severamente a ella al cardenal una carta, en la cual don Felipe hablaba de Carafa
V a r g a s , porque con su proceder demasiado franco y sin reserva con grande estimación, y le certificó la continuación de la pen-
habia hecho que se le echara encima toda Italia; díjole que no era sión de 12000 escudos y a antes otorgada. C a r a f a contestó que
creíble cuán a m a r g a s quejas el mismo Gonzaga y sus parientes, deseaba más; que por el honor de su casa esperaba del rey un
los duques de Mantua y Urbino, habían hecho llegar hasta él con- principado para su hermano. V a r g a s sólo le pudo consolar dicién-
tra su embajador (3). dole que tuviese esperanza en la magnanimidad y liberalidad de
Por lo demás, cansado Gonzaga por el largo esperar de la su rey, del cual «media palabra tenía más valor que todas las pro-
respuesta de don Felipe, había ya, algunos días antes, el 8 de mesas y seguridades de otros príncipes» (2). Poco después, para
noviembre, retirado su candidatura sin que, a la verdad, termina- poner un contrapeso a los ofrecimientos de los franceses (3), hizo
r a n tampoco con esto los secretos esfuerzos en favor suyo. Ahora, a C a r a f a promesas de carácter general (4), y finalmente, después
como era natural, las esperanzas de sus amigos disminuyeron de muchas deliberaciones con los miembros más eminentes del
muy notablemente. Gonzaga recibió la comunicación de Sforza partido español, echó mano del peligroso medio de excederse en
tranquila y dignamente; también la manera como poco antes había sus poderes y hacer esperar a C a r a f a una seguridad por escrito de
declarado ante los cardenales su renuncia, era a propósito para la deseada recompensa. Insinuóle con todo a la vez, que sería m á s
conquistarle la estimación general (4). ventajoso para él que sin más dejara todo esto a la magnanimidad
Con la retirada de Gonzaga los planes de V a r g a s parecían real de don Felipe (5).
haber vencido. Sforza se había separado de los franceses, la uni- Pero estos esfuerzos fueron inútiles. Al mismo tiempo que
dad en el partido español se había restablecido exteriormente. Los V a r g a s solicitaban la amistad de Carafa también los franceses,
españoles podían ahora intentar con fuerzas aunadas procurar cuyo adalid Este, según la expresión de Vargas, en negociaciones
la victoria a sus candidatos. El 14 de noviembre se resolvió, ante de este género, era el más terrible adversario que se hubiera visto
todo, hacer una tentativa con la candidatura de Carpi. Así se
efectuó. P e r o entre los franceses tropezó Carpi con tan resuelta (1) V a r g a s , loe. cit., 295. Guidus, 620. El 11 de n o v i e m b r e obtuvo C a r p i
5 votos, el 17 y 18 subió a 12, p e r o luego volvió a b a j a r r á p i d a m e n t e . V. las
resistencia, que C a r a f a con Madruzzo, Farnese y Sforza le decla-
* l i s t a s de e s c r u t i n i o s (Biblioteca pública de Munich) en el n ú m e r o 1 del
raron el 19 de noviembre, que eran inútiles ulteriores esfuerzos. apéndice.
Carpi recibió la declaración «como un santo»; dijo que por causa (2) V a r g a s en D o l l i n g e r , I, 297.
(3) D í j o s e que y a a fines de s e p t i e m b r e le h a b í a n o f r e c i d o el m a r q u e -
sado d e Saluzzo (en la f r o n t e r a f r a n c o i t a l i a n a ) y 30000 d u c a d o s en p l a t a , así
(1) V a r g a s en 30 de n o v i e m b r e de 1559, en D o l l i n g e r , I, 294. como el a s e g u r a m i e n t o de t o d o s sus beneficios en I t a l i a . Gianfigliazzi e n
(2) V a r g a s en 30 de n o v i e m b r e de 1559, ibid., 294 s. P e t r u c e l l i , 121; cf. 130. Miiller, 147.
(3) F e l i p e I I a V a r g a s en 8 de e n e r o de 1560, en Miiller, 206. (4) V a r g a s , loe. cit.
(5) I b i d . , 299 s.
(4) V a r g a s en 30 de n o v i e m b r e de 1559, en D o l l i n g e r , Documentos, I,
294. Guidus, 619.
jamás (1). Además los franceses no necesitaban limitarse a seguri-
que le era firmemente adicto, parecía que se habría de inclinar la
dades generales y poco fidedignas. A petición suya, Catalina de
victoria definitiva.
Médicis había enviado a Carafa una carta muy favorable y bené-
L a trocada situación de las cosas halla su expresión en que
vola, y prometido expresamente en ella, que todas las promesas
en el conclave ya desde ahora ocupan el primer lugar los can-
que se hicieran a Carafa y a su casa podían tener la seguridad de
didatos de los franceses, al paso que antes casi sólo se trataba de
la aquiescencia de la corte de Francia (2). L a c a r t a de Catalina
los esfuerzos de los españoles por los cardenales que les eran gra-
llegó casi al mismo tiempo que la del rey de España. E n vista de
tos. Los partidarios de Gonzaga vuelven a cobrar nuevo ánimo,
esto C a r a f a declaró a los franceses, que por entonces se hallaba
y principalmente E s t e tiene por llegada su hora propicia. L a tarde
aún obligado por sus promesas a favorecer a Carpi; pero el día en
del 30 de noviembre quiso hacerse prestar el homenaje como Papa.
que éste desistió de su pretensión a la tiara, rompió su adhesión
En el conclave se originó por esta causa grande excitación; sólo
al partido español. En la noche del 26 de noviembre, ante Pacheco,
Sforza permaneció tranquilo y contestó a Carpi que instaba lleno
Madruzzo, F a r n e s e y Sforza, dió una precisa declaración, que
de zozobra, que se hacía mucho ruido, pero que el peligro era
expuso aún más ampliamente delante de V a r g a s la noche siguiente.
pequeño; que V a r g a s podría escribir a don Felipe que había evi-
Aseguró que su inclinación continuaba siendo como antes, de ser-
tado un gran riesgo (1). E n realidad, conforme a la relación de
vir al monarca español; pero que no quería obligarse a nada ni
V a r g a s , Sforza y los demás estaban medio muertos de miedo; nadie
dejarse atar por ninguna exclusión de las potencias, sino que daría
se había atrevido a oponer resistencia, hasta que a su clamor y lla-
su voto a aquel que, según su juicio, fuera mejor para España (3).
mamiento los adversarios de Este volvieron a reponerse (2) . V a r g a s
Por consiguiente, C a r a f a no osó separarse enteramente de sus
permaneció la mitad de la noche en una abertura del muro del con-
antiguos amigos, más aún, hasta se quejó de que Sforza no le invi-
clave. Estaban en una falsa persuasión, gritó a los cardenales, que
taba ya a las reuniones del partido español (4). Por su separación
se tranquilizaban con que Carlos V se había mostrado más favora-
de ellos quería que los españoles cayeran en la cuenta de lo precioso
ble precisamente respecto de sus anteriores enemigos; ahora el
de su amistad. Si el rey de España, aun después de esta experien-
mundo iba de otra suerte. Si Este llegaba a ser Papa, eran inevi-
cia, no se mostraba dispuesto a cumplir los deseos de Carafa,
pensaba éste pasarse enteramente a los franceses y con ellos ele- (1) P e t r u c e l l i , 152. * H i e r dopo m a g n a r e il F e r r a r a r a d o p p i ò t a n t o le
var a un cardenal del cual pudiera esperar algo para su casa (5). sue p r a t t i c h e c h e si e r a n o s e n t i t e li g i o r n i innanzi c h e f e c e p a u r a a t u t t o ' l
mondo di h a v e r e di r i u s c i r e h i e r n o t t e p a p a , e t n o n s o l a m e n t e a quelli di f u o r a ,
Había pensado tal vez en Carpi, Dolerá y Reumano (6). También
m a a quelli di d r e n t o , e t f u di t a l s o r t a la p a u r a , che molti della c o n t r a r i a
se complacía en verse reconocido y solicitado por españoles y p a r t e s t a v a n o t a n t o s b i g o t t i t i , che e r a n o p e r a n d a r v i , vedendo il C a r a f a
franceses, como árbitro del conclave; en general, en aquellos días a n d a r c i : p e n s a n d o c h e t u t t i li suoi a n c h e vi a n d a s s e r o , et v e d e n d o a n c h e che
u n a b u o n a p a r t e della f a t t i o n e del C a m e r l e n g o ci a n d a v a , a n c o r a che lui
se portaba con tal orgullo que apenas se atrevían a dirigirle la
stesso non ci andasse, p e r ò h a v e v a n o p a u r a , che venendo l a cosa alla s t r e t t a ,
palabra (7). che ci a n d a s s e . Li ministri c a t t o l i c i f u r o n o al conclave et vi s t e t t e r o fino a
6 h o r e , T r e n t o si p o r t ò v a l o r ó s a m e n t e acciò si s c o s t a s s e p a r t e d e ' C a r a f e s c h i
c h e f u r o n o d a c i n q u e o sei et così la cosa si q u i e t ò , a n c o r a che h a v e s s e 27 voti.
Real y verdaderamente tenía entonces C a r a f a la elección en
Non p e r s e p e r ò s p e r a n z a p e r c h è q u e s t a m a t t i n a in s c r u t i n i o h a f a t t o un a l t r o
sus manos; adonde él se inclinara con sus 16 ó 17 votos del partido r u m o r e , e t se d u b i t a v a c h e q u e s t a n o t t e non volesse f a r e più s f o r z o c h e h i e r
n o t t e . P e r ò ci sono avvisi del c o n c l a v e di 3 h o r e di n o t t e di q u e s t a s e r a , che
(1) el m á s t e r r i b l e h o m b r e que se h a visto; ibid., 297. dicono che n o n solo si è f a t t o poco, m a niente, e t secondo il t e n o r e di questo
avviso p a r e c h e F e r r a r a v o g l i a r e n o v a r e le p r a t t i c h e di M a n t o v a et l a oppi-
(2) Mtiller, 169 s.
nione di molti è che lo f a c c i a p e n s a n d o che F a r n e s e p e r l i b e r a r s i della p a u r a
(3) V a r g a s , loe. cit., 300 s.
del M a n t o v a a n d a s s e in lui. D a n d i n o e s t á e n f e r m o y S. G i o r g i o m o r i r á s e g u -
(4) Ibid., 307.
r a m e n t e , di modo c h e la f a t t i o n e di F e r r a r a si sminuisse et b i s o g n e r à si
(5) MUller, 172 s.
r i s o l v a . — J u a n Antonio de T a s s i s a Mad. M a r g h e r i t a d ' A u s t r i a r e g g e n t e di
(6) V a r g a s , loe. cit., 301.
F i a n d r a , Archivo piíbltco de Ñapóles, C. F a r n e s . , 763.
(7) Ibid. Cf. t a m b i é n l a * c a r t a de T o n i n a , de 15 de e n e r o de 1561, c i t a d a
en el capítulo III, Archivo Gonzaga de Mantua. (2) V a r g a s en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 305.
tables la guerra, el escándalo y el cisma, pues públicamente bre los tesoreros comunicaron a los cardenales que no podían ya
compraba la tiara de la manera más ignominiosa que se podía hallar dinero para p a g a r a las tropas el debido sueldo (1). Por esta
pensar (1). causa se limitó el número de las tropas; pero presto los clérigos
C a r a f a había apoyado la pretensión de Este, pero acaso sola- de la C á m a r a Apostólica se quejaron de que los recursos pecunia-
mente con la intención de obligar por este medio a Sforza a la rios no bastaban tampoco para el más reducido número (2). Excitó
elección del adversario de Este, Carpi. Cuando algunos que al grande alteración el que algunos protestantes de Carintia y Suiza
principio habían prometido a Este sus votos, no cumplieron su aprovecharon la reinante impunidad para introducirse en la ciudad
palabra, también C a r a f a se retrajo; de suerte que el cardenal de clandestinamente en hábito de frailes, y esparcir sus doctrinas en
F e r r a r a se quedó muy lejos del necesario número de votos. Los sermones y disputas (3). Los romanos se sintieron heridos en su
amigos de Este, empero, no dejaron ni aun entonces de t r a b a j a r honra por este caso, porque se decía que los predicadores extran-
por él (2). E l 3 de diciembre se expresó todavía con muy alegres jeros habían interpretado la destrucción del edificio de la Inquisi-
esperanzas escribiendo al duque Cosme de Florencia (3). Sólo en ción a la muerte de Paulo I V , en el sentido de que en el pueblo
los últimos días del conclave renunció enteramente. romano había propensión a las falsas doctrinas. Se exigía pública-
mente que los intrusos fueran entregados al pueblo para que los
Una causa principal para que E s t e no difiriera ya por más
juzgara y pudiera demostrar así su ortodoxia (4).
tiempo su pública pretensión de la triple corona, fué que dos de sus
más fervorosos partidarios, los cardenales Capodiferro y Dandino, No faltaron advertencias a los cardenales para que final-
habían enfermado mortalmente y estaban desahuciados por los mente procedieran a una definitiva elección. Así el 12 de noviem-
médicos (4). También algunos otros cardenales estaban seriamente bre, inmediatamente después de la votación, el cardenal Cueva
amenazados en su salud por la prolongada permanencia en el aire pronunció un grave discurso, en el cual señaló con energía los
corrompido de un local cerrado y lleno de demasiadas personas (5). malos efectos de la demora de la elección (5). El 27 de noviembre
F u e r a del conclave, los efectos de la prolija sede vacante se hacían se presentaron de nuevo en el conclave los conservadores de la
sentir cada vez más desagradablemente. L a carestía aumentaba ciudad, y expusieron sus antiguas quejas (6). Esta vez por lo menos
cada día en la ciudad (6), los litigios se decidían por la espada en se les dió tanto oído que se echó del local del conclave a unos 80
vez de la sentencia de los jueces ordinarios (7). Sobre la dilación conclavistas (7), según otra relación, hasta 120 (8). El 30 de
de la elección reinaba universal indignación (8). El 12 de noviem- noviembre, el doctor en Derecho Fabio Cordella fué nombrado

(1) Ibid., 306.


(2) L o s m á s e l e v a d o s n ú m e r o s de votos o b t e n i d o s por E s t e c a e n a los (1) Guidus, 619.
p r i n c i p i o s de d i c i e m b r e , p e r o n u n c a a l c a n z a m á s de 12 ó 13 v o t o s (en el d í a 1.° (2) Bondonus, 528. S e g ú n l a s » c u e n t a s q u e se h a l l a n e n el Archivo
y 4). V . las »listas de e s c r u t i n i o s (Biblioteca pública de Munich) en el n ú m e - público de Roma, todos los g a s t o s p a r a el c o n c l a v e s u b i e r o n a 60000 ducados,
r o 1 del a p é n d i c e . los s o l d a d o s c o s t a r o n 40118 d u c a d o s . V. S u s t a , Pius IV, 144, n o t a 2.
(3) P e t r u c e l l i , 151. (3) Guidus, 618.
(4) Guidus, 623. (4) Ibid., 618; cf. 619, 624.
(5) D e i n d e [30 de n o v i e m b r e ] f u e r u n t i n t r o m i s s i 12 f a c h i n i , qui... debe- (5) Guidus, 619. P a c h e c o , como se c o n t a b a en R o m a (»Avviso di R o m a
r e n t p u r g a r e c o n c l a v e , in quo f e t o r e r a t i n s u p p o r t a b i l i s , e t multi c u p i e b a n t de 18 de n o v i e m b r e de 1559, U r b . , 1039, p á g . 102, Biblioteca Vaticana), censuró
e x i r e t i m e n t e s a l i q u a m c o n t a g i o s a m i n f i r m i t a t e m (Bondonus, 526). Que mu- m u c h o a C a r a f a sus s t r a n i t r a t t a t i ; di jóle, lo que g u s t ó m u c h o a los m á s ,
chos e s t a b a n e n f e r m o s e n el c o n c l a v e , lo n o t a n los * Avvisi al 2 de d i c i e m b r e , che t a l cose n o n e r a n ' a f a r in c o n c l a v i , n e t r a c a r d i n a l i , e t che molto
Urb., 1039, p á g . 105 b , Biblioteca Vaticana. G r a n p u z z o n e é in c o n c l a v i : 11 si m a r a v e g l i a v a della s u a p r e s o n t i o n e t a u d a t i a con t a n t o poco r e s p e t t o al
de d i c i e m b r e , ibid., p á g . 106b. D e n t r o h a y m u c h o s e n f e r m o s : V a r g a s en 29 de g r a d o ch' h o r a t e n i v a e t al s a c r o collegio,
n o v i e m b r e de 1559, e n D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 303. Cf. Müller, 201; S u s t a , (6) Guidus, 621.
P i u s I V , 144. (7) B o n d o n u s , 526.
(8) Guidus, 622. S e g ú n el » A v v i s o di R o m a d e 2 de d i c i e m b r e de 1559, el
(6) Guidus, 621 (al 27 de n o v i e m b r e ) .
m i é r c o l e s , 29 de n o v i e m b r e , f u e r o n d e s p e d i d o s 60 c o n c l a v i s t a s , y el jueves, 30,
(7) Guidus, 618. Cf. a r r i b a p á g . 62, n o t a 2.
o t r o s m u c h o s . U r b . , 1039, p á g . 105, Biblioteca Vaticana.
(8) Cf. D e m b i n s k i , W i b ó r , 260.
74 i , P Í O IV LOS FRANCESES CONTRA LA ELECCIÓN DE CARPI 75

maestro del conclave, con la incumbencia de que la ordenación de Pacheco diciendo a voces dos veces que esto no era verdad (1).
reforma tocante a las comidas de los cardenales no quedara letra Luego siguió la entrega de la carta del rey, redactada en forma
muerta (1). Al gobernador del Borgo se le encomendó que hiciera digna (2). Decíase en ella que el rey no quería intervenir en la elec-
cerrar todos los aposentos que estaban al lado del conclave y de- ción estorbando; que no era incumbencia suya dar a los cardena-
bajo de él, para que se limitara la comunicación con los de f u e r a (2). les prescripciones para la elección, y que los cardenales mirasen
Los representantes de ios príncipes e x t r a n j e r o s se presenta- solamente al servicio de Dios, sin respeto a él, y eligiesen a aquel
ron frecuentemente al conclave para instar a la aceleración de la que fuera el más apto en la situación tan peligrosa de la Iglesia.
elección. Así el 14 de noviembre el embajador del rey de F r a n - • D u Bellay contestó en forma cortés al discurso de defensa de
cia (3) y el 25 el embajador imperial F r a n c i s c o de T h u r m (4). Vargas, pero no omitió expresar el deseo de que las obras corres-
V a r g a s se había ya dejado oír ante los cardenales en bien com- pondieran a las palabras. Farnese, al contrario, declaró que la
puestas oraciones, el 27 de noviembre y el 13 de octubre. E l 8 de conducta de don Felipe no necesitaba de justificación alguna, y que
diciembre se presentó de nuevo con una c a r t a de su rey (5) y D u Bellay al fin de su discurso no había hablado de todo el Cole-
pronunció de nuevo un discurso sobre la necesidad de llegar lo más gio cardenalicio (3).
presto posible a una elección. El cardenal decano D u Bellay le El mismo 8 de diciembre, en que V a r g a s pronunció su dis-
contestó y se permitió mezclar algunas verdades desagradables. curso, procuraron los franceses elevar a Reumano al trono ponti-
Indicó que la culpa de la dilación estaba en las injustas influencias ficio (4). Poco antes habían trabajado en favor de Tournón, y tam-
del exterior; que tan presto como se dejara a su libertad a los car- bién se habla por este tiempo de Cesi y Pisani (5). Ninguno de
denales, la elección quedaría pronto arreglada; y que al contrario, todos estos tenía probabilidades de salir adelante. E n t r e el pueblo
era negocio inútil aconsejar a los cardenales públicamente que romano la candidatura de un cardenal francés, como lo eran
se apresuraran lo más posible, y luego bajo m a n o hacer todo lo Tournón y Reumano, era por extremo malquista. No se habían
que difiriese la elección indefinidamente (6). olvidado todavía los tiempos de Aviñón, y se temía que un francés
D u Bellay había hecho estas alusiones en tono medianamente quisiera sacar de Roma el asiento del papado. Cuando en la noche
enojado (7). Naturalmente V a r g a s , apoyado por Pacheco y F a r - del 8 de diciembre se esparció el rumor de que Reumano estaba
nese, se esforzó en seguida por apartar de su soberano toda som- próximo a la tiara, el pueblo corrió al capitolio y amenazó con
bra de reproche (8). D u Bellay respondió a la defensa, que por tocar a rebato. Y no se restableció la tranquilidad hasta que llegó
parte de España se había amenazado a los cardenales que no qui- la noticia de que Reumano no sería elegido (6). Además los pre-
sieran acomodarse, con la pérdida de sus r e n t a s . A lo cual replicó tendientes franceses hallaron enemigos entre los de su mismo par-
tido. Este todavía no había renunciado a sus propias esperanzas y
/ •
trabajaba en secreto contra sus propios amigos (7). Mas C a r a f a
(1) B o n d o n u s , 526. A l 5 de d i c i e m b r e a n o t a B o n d o n u s : o b s e r v a t u m , q u o d
p r o l l l m i s n o n i n t r o m i t t e r e t u r nisi u n u m f e r c u l u m . (1) Müller, 182 s. P a r a la a p r e c i a c i ó n d e e s t e c a r g o , cf. ibid., 199 y Mer-
(2) Ibid., 526, 529 (al 1.° y 20 de d i c i e m b r e ) . kle, I I , 624, n o t 5.
(3) Ibid., 525. (2) W a h r m u n d , 84.
(4) Ibid., 526. W a h r m u n d , 262. S u s t a , P i u s I V , 140. (3) Guidus, 625.
(5) de 16 de n o v i e m b r e , l l e g a d a a R o m a el 4 d e d i c i e m b r e . S e h a l l a (4) Guidus, 625 s. S e g ú n el * A w i s o di R o m a , d e 11 d e d i c i e m b r e de 1559
i m p r e s a en W a h r m u n d , 84 ss. Cf. Müller, 182; S a g m i i l l e r , 100. ( U r b . , 1039, p á g . 106, Biblioteca Vaticana), t o d a v í a en l a n o c h e del 10 y en
(6) Si quid n u n c a b ipsis p e c c a r e t u r , t o l e r a b i l i u s v i d e r i d e b e a t , q u o d el 11, s e t r a b a j ó en f a v o r d e R e u m a n o , p e r o n o se r e u n i e r o n m á s d e 27 v o t o s .
n o n m a g i s i p s o r u m c u l p a a c c i d e r i t , q u a m e o r u m , q u i s e s e in e l e c t i o n i s n e g o - V a r g a s en 12 d e d i c i e m b r e , e n D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 310.
tio, q u o d a d e o s nulla ex p a r t e p e r t i n e r e t , i m m i s c e r e t a m s o l l i c i t e v e l l e n t . (5) P e t r u c e l l i , 154 s. T o u r n ó n dijo, n o n v o l e r e c h e p e r lui s ' a l l o n g b i il
Nihil e n i m i n t r a p a r i e t e s c o n c l a v i s dissidii esse, q u o d n o n e x t r i n s e c u s i m p o r - c o n c l a v e p e r un g i o r n o . * A v v i s o di R o m a de 11 d e d i c i e m b r e d e 1559, U r b . ,
t a r e t u r . Guidus, 624. 1039, pág. 106, Biblioteca Vatic.
(7) n o n sine s t o m a c h o p r o l a t a . Guidus, 624. (6) G u i d u s , 626. P e t r u c e l l i , 154.
(8) Ibid. (7) Müller, 190.
estaba más bien en lo exterior de parte de los franceses, pero en Mas entre tanto, los antiguos adversarios de Gonzaga, F a r -
realidad había sido de nuevo ganado por los españoles y se había nese, Sforza y los partidarios de Carafa, no habían estado ociosos.
vuelto a pasar a ellos. E n la mañana del día decisivo, Carafa pidió a Este y Guisa otra
V a r g a s , para quien todo estribaba en la amistad de C a r a f a , dilación hasta la tarde; no mucho después, empero, todo el con-
aguardaba con expectación la confirmación real de las g r a n d e s clave resonó con el clamor de: Carpi, Carpi, y éste fué procla-
promesas que se había permitido hacer a Carafa por sí y ante sí. mado P a p a por muchos cardenales, en lugar de Gonzaga. Pero
Cuando a principios de diciembre no había llegado todavía nin- los franceses no estaban desprevenidos; Carafa había hecho decir
guna autorización de este género, y por eso era muy inminente que su designio era hacer sólo una tentativa aparente en favor de
la completa defección de Carafa, juzgó V a r g a s poder hacer Carpi. Pero a pesar de eso, los franceses no se adormecieron,
por sí mismo lo que en España se descuidaba, según él créía, sola- como si y a estuviesen seguros: para todo evento habían ya prepa-
mente por desconocer el estado de las cosas. Por tanto, compuso rado un número de votos más que suficiente para excluir a Carpi.
un documento, que contenía las más amplias concesiones para Se congregaron en la Capilla Sixtina en cerrado escuadrón y
C a r a f a , y lo comunicó al ambicioso cardenal como si hubiese sido hacían burla de los inútiles conatos de C a r a f a (1). En la noche
enviado por don Felipe (1). Entonces Carafa quedó en seguida
(1) L a s r e l a c i o n e s que se h a l l a n en Bondonus, 528, Guidus, 626 s., las de
ganado, pero declaró que no podía pasarse inmediatamente al par-
V a r g a s , loe. cit,, 314 ss. y Curcio G o n z a g a no se p u e d e n conciliar en t o d o .
tido español, sino que debía aguardar una ocasión a propósito. N u e s t r a n a r r a c i ó n se a c o m o d a en lo e s e n c i a l a l a c a r t a de Curcio G o n z a g a ,
t o d a v í a no u t i l i z a d a (v. p á g . 76, n o t a 2): . . . g i à più di o t t o g i o r n i sono C a r a f a
C a r a f a fué presto forzado por los acontecimientos a arrojar la h a v e a dato la f e d e s u a con quelle m a g g i o r p a r o l e c h e dir si possono in simili
máscara. Desde principios de diciembre los franceses volvían a n e g o t i i , al c a r d i n a l e di Guisa, a quello di F e r r a r a e t a quello di T r e n t o di v e n i r
proyectar la elección de Gonzaga. Ya antes del intento de elevar in M a n t u a con s e t t e v o t i et di f a r l o p a p a , p e r c h è t a n t i e r a n o a n c h e di sover-
c h i o . O r a p e r questo si t e n e a l a c o s a f r a n c a , ne si a s p e t t a v a a l t r o che il g i o r -
al cardenal Reumano, Carafa había prometido a los cardenales no d e t e r m i n a t o , p e r c h è C a r a f a h a v e a tolto t e m p o di v o l e r d a r e q u a l c h e sodis-
Guisa, Este y Madruzzo, que intervendría con siete votos en favor f a t t i o n e ai c a r d i n a l i d a l l a s u a f a t t i o n e , e t così se f e c e quella s b o r i t a di Reu-
de Gonzaga (2), y con esto aseguraría su elección; sólo solicitó m a n i , c o m e dee s a p e r e ; finalmente p a r e n d o a questi revmi F r a n c e s i , c h e quest'
u o m o la t i r a s e più in l u n g o di quello che b i s o g n a v a , c o m m i n c i o r o n a d u b i t a r e
una dilación para entre tanto poder procurar alguna honra y e t a r e s t r i n g e r il n e g o t i o e t a p r e g a r l o a v o l e r l e o r m a i d a r fine, t a l che esso
satisfacción a algunos de sus partidarios con tentativas aparentes n o n s a p e n d o più come t i r a r l a in lungo, disse che il dì s e g u e n t e , che fu ieri,
de elevarlos (3). Por último, prometió determinadamente su cola- c i o è il X I V di questo, s e n z a f a l l o l ' e s p e d i r i a et c h e l ' a l l o n g a v a questo poco
di più p e r d a r u n poco di s o d i s f a t i o n e a C a r p i e t p e r v e d e r e di v i n c e r e un a l t r o
boración en favor del cardenal de Mantua, para el 14 de diciem- voto delli suoi, il che i n t e n d e n d o q u e i s i g n o r i d u b i t a r o n o m a g g i o r m e n t e , p u r
bre. El 13 se esperaba generalmente en la ciudad, que en bre- n o n n e f e c e r o v i s t a , p a r e n d o l i p u r g r a n c o s a che costui, c h e f a t a n t a p r o f e s -
vísimo plazo se resolvería la elección en favor de Gonzaga; sione di c a v a l i e r e , volesse m e n t i r e a questo modo. Con t u t t o ciò p e r g i o c a r
più c a u t a m e n t e che p o t e r o n o , si r i s o l s e r o di m e t t e r s i in m a n o l'esclusione di
Madruzzo y otros hicieron ya que se llevasen sus alhajas de plata C a r p i p e r o g n i caso c h e p o t e s s e o c c o r r e r e , h a v e n d o o s s e r v a t o che il b u o n
del conclave, para que después de la elección no cayeran en poder C a r a f a e r a s t a t o alla cella di C a r p i e t che si h a v e v a n o f a t t o un mondo di
de los saqueadores, como solía suceder (4). c a r e z z e e t accoglienze.—In s o m m a , v e n u t o il dì et 1' h o r a prefissa al t e r m i n o
n o s t r o , il buon C a r a f a a n d ò a t r o v a r G h i s a et F e r r a r a et li disse, che li p a r e a
m e g l i o a t a r d a r la c o s a sin dopo c e n a a fine che F a r n e s e n o n s t u r b a s s e q u a l c h e
c o s a . I n t a n t o si t r a t t a v a e d a F a r n e s i e della b a n d a C a r a f e s c a l ' a d o r a t i o n e di
(1) V a r g a s e n 12 de d i c i e m b r e de 1559, e n D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , 1,309:
C a r p i et in un t r a t t o s'udì u n a voce p e r il conclave: Carpi! C a r p i ! con u n a
A c o r d é sin d a r p a r t e a p e r s o n a f o r m a r u n c a p í t u l o , como que V . M. m e lo
p i e n a di c a r d i n a l i a l l a v o l t a della s u a cella, e t il buon C a r a f a , s c o p e r t o l'as-
escribía.
s a s s i n a m e n t o se ne e r a a n d a t o colà p e r c o n d u r l o in c a p p e l l a . Gaddi et Vitelli
(2) con s e t t e voti: *Curcio G o n z a g a al a l c a i d e d e M a n t u a , en 15 de
d e l l a f a t t i o n e C a r a f a c' h a v e a n o t r a m a t o l a còsa di M a n t o v a e t i m p e g n a t a
d i c i e m b r e de 1559, Archivo Gonzaga de Mantua; con seis de sus votos: V a r -
l a l o r f e d e a G u i s a e t F e r r a r a , s e n t e n d o il r u m o r e e t m a n d a t i a c h i a m a r e
g a s en 14 de d i c i e m b r e de 1559, e n D o l l i n g e r , I, 314.
da C a r a f a p e r n o n m a n c a r alla f e d e loro si risolsero di non ci v o l e r e a n d a r e
(3) * Curcio G o n z a g a , loe. cit. S e g ú n Curcio, l a t e n t a t i v a en f a v o r de p e r m o d o alcuno, t a l c h é C a r a f a li a n d ò a t r o v a r e alla cella et quivi g e t t a n -
Reumano fué también aparente. dolesi in g i n o c c h i o li cominciò a p r e g a r e che non volessero m a n c a r e all'
(4) V a r g a s , loe. cit.
siguiente se llegó a un violento altercado entre C a r a f a y Guisa (1). jante modo de proceder era anticanónico y haría inválida la elec-
Carafa concertó con Sforza una alianza formal, corroborada con ción. Pero en seguida replicó Farnese, que para la elección ponti-
sus firmas, según la cual ambos adalides de partido prometían pro- ficia sólo se requería que estuviesen de acuerdo los cardenales, y
ceder unidos y Carafa renunciaba a la elección de los cardenales que era indiferente el modo como esto se obtuviera (1).
excluidos por don Felipe; con los franceses rompió C a r a f a clara y P a r a poner término a la controversia levantóse Carpi y
abiertamente (2). ensalzó los merecimientos de Pacheco de una manera brillante.
Después de la derrota de Gonzaga, los franceses trabajaron Luego echó a tierra ruidosamente la mesilla de escribir ante la
en favor del anciano Pisani; al contrario, a los españoles se les cual estaba, se dirigió a Pacheco y le saludó como Papa besándole
ofreció como lo más natural intentar la elección de Pacheco, pues el pie. Siguiéronle Carafa, Farnese, Sforza y muchos otros (2).
ya el 27 de octubre había escrito don Felipe, que Pacheco le sería También los cardenales enfermos Ghislieri y Saraceni acudieron,
más grato que ningún otro (3). E n la mañana del 18 de diciembre, conducidos por Alfonso Carafa, desde sus celdas, para reforzar
los españoles acudieron a la votación con g r a n d e s esperanzas. el partido de Pacheco (3). H a s t a un francés, el cardenal Reu-
Como Capodiferro y Dandino habían fallecido, y D u Bellay, por mano, tomó parte en la adoración, y cuando le preguntaron cómo
causa de enfermedad, se había ausentado del conclave, el partido quería dar su voto a un hombre que recientemente le había a él
francés no contaba por entonces más que con t r e c e cardenales, y negado el suyo, dió por respuesta: Pacheco hizo bien en no inter-
ya no tenía en su mano excluir por sí solo a Pacheco. Pero los venir en favor de un indigno; pero para mí no hay razón ninguna
españoles habían logrado ganar para éste tantos electores que para no apoyar a uno digno (4). Savelli, por el contrario, se man-
creían poseer uno o dos votos más de los necesarios (4). tuvo alejado de la adoración, pues era una afrenta para un romano
(según él creía) elevar sin necesidad a un extranjero (5).
Para que ninguno pudiera ser infiel en secreto al candidato
español, propuso Carafa, al comienzo del escrutinio, que se pro- E n t r e tanto, llamaron con grande estrépito a la puerta del
cediera a una votación pública y nominal (5). Disgustado por ello, conclave; díjose que el cardenal Du Bellay había vuelto y solici-
declaró el representante del cardenal decano, Tournón, que seme- taba entrar. Pero no era sino una tentativa indigna, y sobre
esto por demás superflua, para estorbar la elección (6); pues
obligo che li h a v e a n o e t a l l a f e d e l t à c h e gli e r a n o o b l i g a t i di p o r t a r e , ne
p e r b e n che li p r e g a s s e e s c o n g i u r a s s e mai ci v o l s e r o a n d a r e , e t si dice cuando se contaron los partidarios de Pacheco, se halló que eran
a n c h e che v e n n e r o a b r u t t e p a r o l e et che Vitelli h a v e n d o l i C a r a f a d e t t o c h e sólo 27, y por tanto faltaban todavía t r e s votos para la mayoría
1' a s s a s s i n a v a , g l i rispose c h e m e n t i v a . I n s o m m a n o n ci f u m a i o r d i n e c h e ci
de los dos tercios (7). Cuatro cardenales: Corgna, Mercurio, Cor-
v o l e s s e r o a n d a r e , anzi p e r f a r s i più f o r t i , si r i t i r a r o n o a l l a f a t t i o n f r a n c e s e , l a
quale si s t a v a con l'esclusione di X X V I voti b e f f a n d o s i et i r r i d e n d o s i di così naro y Savelli, en los cuales habían confiado los españoles con
f a t t a s b r a g a t a . U l t i m a m e n t e dicono che Guisa disse di b r u t t e p a r o l e a C a r a f a seguridad, se retrajeron en el momento decisivo. V a r g a s se airó
c h i a m a n d o l o i n d e g n o di c a s a sua e t t r a d i t o r e con m o l t e v i l a n i e e t c h e esso
principalmente contra Corgna, pues creía que si éste se hubiera
non li rispose a l t r o che: S i g n o r i , n o n mi t o c c a t e n e l l ' o n o r e . V e r o è c h e non si
può a n c o r s a p e r e ben la cosa p r e c i s a , p e r c h è vien da v a r i i v a r i a m e n t e d e t t a , (1) Guidus, 628.
m a senza dubbio questo eh' io le s c r i v o io, è t e n u t o p e r c e r t o . E n el c o n c l a v e (2) Guidus, 628; cf. P e t r u c e l l i , 157.
r e i n ó i n d e s c r i p t i b l e e x c i t a c i ó n ; dicen q u e C a r a f a e s t u v o l l o r a n d o t o d a la (3) Bondonus, 529.
noche. Archivo Gonzaga de Mantua. (4) Guidus, 629.
(1) * Avviso di R o m a , de 16 de d i c i e m b r e de 1559: si d i s s e r o m o l t e villa- (5) Guidus, 628. T h u r m , loe. cit., 264.
nie e t tali che li f a c c h i n i in ponti a p e n a p o t r e b b o n o dirsi p e g g i o . . . , cose in (6) Bondonus, 529.
vero v e r g o g n o s e et i n d e g n e a quella c o n g r e g a t i o n e . U r b . , 1039, p á g . 108b, (7) P a c h e c o obtuvo 27 votos, s e g ú n Bondonus, 529 ( P a c h e c o a F e l i p e I I
Biblioteca Vaticana. Cf. Bondonus, 528. en 19 de d i c i e m b r e , e n Müller, 214, nota), 28 s e g ú n Julio de Grandis, obispo de
(2) V a r g a s en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 315. A n g l o n a , en P e t r u c e l l i , 157. V a r g a s en c a m b i o e s c r i b e e n 21 de d i c i e m b r e : le
(3) V a r g a s en 30 de n o v i e m b r e de 1559, ibid., 295. a d o r a r o n h a s t a veintiséis, de modo que le f a l t a b a n t r e s (en D o l l i n g e r , Docu-
(4) V a r g a s en 21 de d i c i e m b r e de 1559, ibid., 318. mentos, I, 318). A l e j a n d r o F a r n e s e notifica escribiendo a E s p a ñ a en 29 de
(5) T h u r m pone e s t a p r o p u e s t a en b o c a de F a r n e s e , e n u n a c a r t a a F e r - diciembre, que no todos los c a r d e n a l e s a d i c t o s a F e l i p e I I h a b í a n v o t a d o en
n a n d o I, de 23 de s e p t i e m b r e . W a h r m u n d , 263. f a v o r de P a c h e c o , p o r q u e no e r a i t a l i a n o ( o l t r a m o n t a n o ) . C a r o , III, 269.
decidido por Pacheco, los otros le hubieran seguido (1). Corgna los conatos de V a r g a s acerca de Mercurio fueron claramente des-
tuvo por necesario justificar su actitud y la de Mercurio respecto baratados. Cuando el embajador se hubo alejado, Guisa hizo
de la elección de Pacheco, en una carta a don Felipe (2). venir un artesano y tapiar la a b e r t u r a de la pared, por donde Var-
Por la tarde se intentó de nuevo elevar a Pacheco por gene- g a s solía comunicarse con los cardenales (1).
ral adoración; pero el número de votos fué todavia menor esta También fueron infructuosos otros esfuerzos de V a r g a s . Con
vez que por la mañana (3). Mas a pesar de eso, sus partidarios la candidatura de Pacheco fracasó la última esperanza del partido
no abandonaron aún la esperanza. A instigación de Sforza y F a r - español, de poder determinar el P a p a con solas sus fuerzas. Que-
nese, V a r g a s procuró volver a reducir a Mercurio, por la noche, daba bastante evidente que no era posible llegar al término sino
al partido español. Entonces acudió el cardenal Guisa y reprochó al por medio de una inteligencia con los franceses (2). Además, de
embajador porque se ingería en la elección. Se trabó un largo la mayor parte de los cardenales se había apoderado un cansancio
altercado entre ambos, bien que en forma cortés (4), con lo cual tal que hubieran elegido Papa a un pedazo de madera, como dice
V a r g a s (3), solamente para llegar al fin. El 22 de diciembre y los
(1) V a r g a s en 20 de d i c i e m b r e d e 1559, en D o l l i n g e r , I, 318. días siguientes, los adalides del partido francés y del español dis-
(2) * C o r g n a a F e l i p e II en 20 de d i c i e m b r e de 1559, Archivo Borghese, pusieron reuniones para ponerse de acuerdo sobre un candidato
ahora en el Archivo secreto pontificio de Roma, Ser. I, n. 206, pág. 123 ss.; común (4). L a decisión osciló ya presto sólo entre Cesi, hasta enton-
cf. Mtiller, 218. T i é p o l o al s e n a d o de Venecia, Toledo 30 de e n e r o de 1560, en
B r o w n , V I I , n. 127. E s c r i b e C o r g n a ( p á g . 124), que él hubiese votado de buena ces todavía no propuesto ni rehusado, y aquel cardenal al cual
g a n a en f a v o r de P a c h e c o , se n o n h a v e s s i g i u d i c a t o et p e r la n a t u r a s u a t a r d a habían señalado los perspicaces desde el principio como el único
e t p e r esser v e c c h i o e t mal sano et p e r qualche a l t r a c a u s a che io r e s t a r ò di P a p a posible, Médicis (5).
dire a V . M., che f u s s e poco a t t o a p o t e r r e g g e r e a t a n t o peso q u a n t o r i c h i e d e
il b i s o g n o de' t e m p i p r e s e n t i et le m i s e r i e in che si t r u o v a la p o v e r a e t a f f l i t t a Sobre los últimos días del conclave se conservan relaciones
C h i e s a . — Nel corso poi di q u e s t a n e g o c i a c i o n e le cose si sono t r a t t a t e d'un exactas de Panvinio, que asistió a la misma elección como testigo
m o d o c h e a m e n o n è m a i piacciuto, h a v e n d o veduto le passioni p r e v a l e r e al
debito et all' h o n e s t o . — F i n a l m e n t e si è v e n u t o al punto di p r o p o r r e le cose di ocular, y acerca de otras cosas refiere lo que supo t r a s minuciosas
esso P a c e c c h o et f r a m o l t i altri che n o n vi h a n n o consentito, non è p a r s o n e al informaciones (6). Al principio del conclave el cardenal Diome-
c a r d , di Messina, ne a m e d' a d h e r i r l i , p a r t e p e r le cause suddette, e p a r t e p e r d e s C a r a f a lo había pedido a F a r n e s e como conclavista; Farnese
il m o d o che si è t e n u t o . D a l l a qual r i s o l u t i o n e essendosi a l t e r a t i non sola-
m e n t e il c a r d . P a c e c c h o , m a V a r g a s a m b a s c i a t o r e di V . M. et v e d e n d o non empero era con muchos otros de parecer que el conclave duraría
p o t e r e colle p e r s u a s i o n i a indurci a questo consenso, si son volti alli p r o t e s t i , muy poco, y que por eso no había para qué se molestase Panvinio
h a v e n d o esso V a r g a s m i n a c c i a t o Ascanio mio f r a t e l l o et il p o v e r o c a r d , di en dejarse también encerrar (7). Con todo, cuando se aproximaba
Messina, v e r a m e n t e huomo d a b b e n e , di f a r l i l e v a r e t u t t e 1' e n t r a t e , che h a n n o
s o t t o p o s t e a V . M., come se in questo h a v e s s e a o p e r a r s i contro la conscienza (1) Guidus, 628 s. B o n d o n u s , 529. Cf. V a r g a s e n D o l l i n g e r , I, 320 s.,
p r o p r i a p e r t i m o r e della p e r d i t a di beni t e m p o r a l i . . . Rendasi pur c e r t a V . M., 321 s. No i m p r o b a b l e m e n t e y a a m e d i a d o s de n o v i e m b r e se hizo t a p i a r u n a
che se bene le siamo devotissimi e t v e r i s e r v i t o r i , non possiamo p e r ò c r e d e r e , v e n t a n a a n t e los ojos de V a r g a s . Müller, 198. Cf. con todo S a g m ü l l e r , 71,
c h e ella sia p e r d e s i d e r a r e da noi più o l t r a di quello, che la c o n s c i e n z a et la n o t a 1; M e r k l e , II, 529, n o t a 3.
r a g i o n ci d e t t a . V a r g a s (en 21 de d i c i e m b r e , en D o l l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, (2) Cf. S u s t a , P i u s I V , 144.
322) n i e g a , que él h u b i e r a a m e n a z a d o a un cardenal con la s u s t r a c c i ó n de las (3) V a r g a s en 20 de d i c i e m b r e de 1559, en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , 1,317.
r e n t a s , sino q u e es i n v e n c i ó n de P e r o s a , p o r lo que Ascanio su h e r m a n o le S o b r e la i m p a c i e n c i a de Concini v. su c a r t a s a t í r i c a de 16 de d i c i e m b r e de
e s c r i b i ó de suyo, c u a n d o a n d a b a lo de F e r r a r a . 1559, en D e m b i n s k i , W y b ó r , 260.
(4) Julio de Grandis, obispo de A n g l o n a , en 23 de d i c i e m b r e , en P e t r u -
(3) T h u r m en W a h r m u n d , 264. S e g ú n T h u r m (ibid.), e r a «opinión g e n e - celli, 158.
ral», que S f o r z a , C a r a f a y F a r n e s e no t o m a r o n en serio l a elección de P a c h e c o ,
(5) S o b r e las p r o b a b i l i d a d e s de Médicis cf. a r r i b a p á g s . 47, 51-52, y V a r -
sino que sólo quisieron h a c e r u n a d e m o s t r a c i ó n delante de V a r g a s y P a c h e c o , en
g a s , loe. cit., 279, 319.
p r u e b a de sus s e n t i m i e n t o s f a v o r a b l e s a E s p a ñ a .
(6) P a n v i n i u s , De c r e a t i o n e Pii I V p a p a e , en Merkle, II, 575-601. P a n v i -
(4) citra i n d i g n a t i o n e m t a m e n , immo cum s u m m a b e n e v o l e n t i a (Guidus, nio c o n c u e r d a a l g u n a s v e c e s l i t e r a l m e n t e con Guido; c o m p á r e n s e , p o r ejem-
629); con todo t i e n t o de a m b a s p a r t e s ( V a r g a s en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, plo, Guidus, 630, 5 s. c o n P a n v i n i u s , 581, 41 s.; Guidus, 630, 1 con P a n v i n i u s ,
321). S e g ú n T h u r m , d e c í a n nonnulli e t c o m m u n i t e r o m n e s , que Guisa h a b í a 580, 20; Guidus, 630,16 con P a n v i n i u s , 583,1, etc.
d e c l a r a d o a V a r g a s , que p o r e x t r a l i m i t a r s e e n sus p o d e r e s m e r e c í a s e r a r r o -
(7) P a n v i n i u s , 577.
j a d o al T í b e r . W a h r m u n d , 264.
6. — HIST. DE LÓS P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
82 I, PÍO IV
CAMBIO DECISIVO EN FAVOR DE MÉDICIS 83
Navidad y para prepararse para la fiesta, fueron llamados al con- que no era suya la culpa. Entonces Guisa ingirió la observación
clave muchos confesores, F a r n e s e cuidó de que también Panvinio de que para él, que presto se partiría de Roma, podía ser indife-
entrara el 24 de diciembre (1). rente quien obtuviese la tiara, presupuesto que el electo fuera
Panvinio halló a los cardenales todavía no enteramente espe- capaz para su cargo. Pero que como habían sido rechazados todos
ranzados de una presta elección. Carpi, al cual visitó primero, le los cardenales propuestos por los franceses, requería el honor de
dijo que si no era elegido un P a p a aquel mismo día o al siguiente, éstos no admitir tampoco por su parte a los candidatos de los espa-
temía que el conclave iba a durar todavía seis meses (2). L a s nego- ñoles, sino dar su voto a otro. Con esto había Guisa indicado con
ciaciones de los jefes de los partidos ya habían entonces conducido bastante claridad a Cesi, el cual hasta entonces ni había sido pro-
al resultado de que sólo se podía elegir entre Cesi y Médicis, pero puesto seriamente, ni rechazado. Vitelli objetó que no era justo
por otra parte quedaban todavía grandes dificultades contra excluir por tales motivos a un candidato digno; que no se tra-
ambos (3). Los españoles estaban por Médicis, los franceses se taba del partido a que se perteneciera, sino de la dignidad. A esto
inclinaban más a Cesi, aunque no estaban propiamente contra replicó Guisa que ya comprendía lo que pretendía Vitelli con
Médicis. El partido de C a r a f a no se había podido poner de acuerdo. aquella objeción, que intentaba con ella recomendar a Médicis.
El influyente Vitelli intervino resueltamente en favor de Médicis, Añadió que él por su parte, para mostrar su buena voluntad, les
el cardenal de Nápoles estaba contra él y en favor de Cesi, el proponía en nombre de los franceses dos candidatos: Cesi y Médi-
mismo C a r a f a vacilaba (4). cis. Que de estos dos podían señalar uno, y luego los franceses
Cuando Panvinio, al día siguiente, fiesta de Navidad, visitó lo elegirían. Guisa hizo depender su promesa todavía de una
por la tarde a varios cardenales, la situación estaba ya notable- condición: de que también Alfonso C a r a f a había de dar su aquies-
mente cambiada. Madruzzo y Truchsess, aunque de mala gana, cencia al candidato por el cual se decidiera su tío (1). Alfonso hasta
consideraban la elección de Médicis como enteramente asegurada. ahora no había sobresalido en el conclave; sólo cuando Carlos
D e Cesi no se hablaba ya (5). A pesar de eso, Panvinio no creía C a r a f a se había hecho malquisto aun de sus propios partidarios,
todavía en un presto fin del conclave, y por la tarde pidió al car- con sus eternas dilaciones, el crédito de Alfonso dentro de su par-
denal Farnese que le dejara volver a la ciudad. Mas éste le animó tido había crecido notablemente (2).
a quedarse, diciéndole que la elección era inminente (6). E r a fácil de prever de qué lado caería la decisión entre Cesi y
Casi súbitamente las cosas habían tomado un nuevo rumbo. Médicis. Cesi era considerado como afecto e inclinado a los france-
Todavía el 21 de diciembre se trató seriamente de disolver el ses; esto le recomendaba tan poco a los cardenales como la circuns-
conclave antes de Navidad y no volverlo a convocar sino pasada la tancia de que no era especialmente grato al rey de España (3). D e
Epifanía (7). Pero ya al siguiente día se acercaba la decisión. otra manera estaban las cosas respecto de Médicis. A la verdad,
Después de la comida del mediodía, los cardenales C a r a f a y hasta ahora había sobresalido poco en las negociaciones de la elec-
Vitelli encontraron por casualidad al cardenal Guisa. Se trabó ción. Habiendo entrado en el conclave medio enfermo, había per-
una conversación, en la cual Guisa dirigió al fin a C a r a f a la pre- manecido casi siempre en cama (4). En los escrutinios nunca obtuvo
gunta de por qué todavía se difería la elección. C a r a f a contestó
(1) Ibid., 581.
(1) Ibid. (2) E s n o m b r a d o con h o n o r i n m e d i a t a m e n t e d e s p u é s d e C a r l o s C a r a f a ,
(2) Ibid., 578. p o r e j e m p l o , p o r Concini, en 16 de d i c i e m b r e ( P e t r u c e l l i , 156), y por V a r g a s en
21 de d i c i e m b r e ( D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 319, 320).
(3) I n g e n t e s e t i a m n u n c d i f f i c u l t a t e s s u p e r e s s e : G u i d u s , 630; i n g e n t e s
d i f f i c u l t a t e s in u t r i s q u e s u p e r e s s e c o n s t a b a t : P a n v i n i u s , 580. (3) A l e j a n d r o F a r n e s e e s c r i b e en 29 d e d i c i e m b r e d e 1559, q u e s e h a b í a
d e j a d o a un lado a Cesi, p e r e s s e r n o m i n a t o d a ' F r a n c e s i , e p e r c h è per l'ulti-
(4) P a n v i n i u s , 580.
m a v o s t r a m ' a c c e n n a s t e che n o n e r a s e r v i z i o di S u a M a e s t à . C a r o , III, 270.
(5) Ibid., 578.
Cf. V a r g a s en 18 de o c t u b r e , en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 279.
(6) Ibid., 579.
(4) A l b è r i , II, 4, 61.
(7) Ibid., 580-581.
sino muy pocos votos (1), y ninguno de los cardenales influyentes por Paliano; al marqués Antonio Carafa, que pleiteaba con el conde
mostró especial celo por su elevación. En cambio, pesó mucho de Bagno acerca de Montebello, le prometió imparcialidad en
en la balanza en favor suyo, el haber sido señalado como per- este litigio, en el cual hasta entonces había estado contra Antonio.
sona g r a t a así por la corte española como por la francesa. Final- E n vista de esto, Carlos Carafa se pasó a Médicis (1).
mente su candidatura se consideró como el último medio a que se Más difícil fué para Vitelli mover al cardenal de Nápoles,
debía recurrir cuando todos los demás intentos fracasasen. Var- Alfonso Carafa, a intervenir en favor de Médicis. Alfonso estaba
gas, uno de los que principalmente dirigían las negociaciones, en bajo la influencia de su padre Antonio Carafa, marqués de Monte-
los primeros días después de su llegada a Roma había escrito, bello, el cual no se fiaba de las promesas de Cosme y por eso
que se podría intentar la candidatura de Médicis cuando otros pre- recomendaba a su hijo la elección de Cesi. Fuera de esto, había
tendientes hubieran tenido mal éxito; pero, añadía que otro le sido el hombre de confianza del difunto Papa; mas éste no había
sería más grato (2). Más tarde se expresó con menos reserva (3). querido saber gran cosa del cardenal Médicis (2). A esto se agregó
Alejandro Farnese estaba obligado ya hacía tiempo a Médicis todavía como razón decisiva, el no haberse dejado Alfonso conven-
por promesas expresas (4); sólo para defenderse de Gonzaga hizo cer de la completa seguridad de Médicis en la cuestión de las con-
por algún tiempo que no se realizaran sus deseos, prestando apoyo cesiones a los protestantes (3). Por eso Vitelli no pudo por lo
a los intentos de Carafa. Sforza estaba enteramente de parte de pronto conseguir, a pesar de muchas persuasiones, sino que
Médicis; y como ahora también Guisa y los franceses se declara- Alfonso prometiera reflexionar sobre aquel asunto (4).
ron en su favor, sólo faltaba que se pasaran a él Carlos y Alfonso Tampoco al siguiente día obtuvo Vitelli nada; Alfonso perma-
C a r a f a para que se decidiera la suerte (5). neció inconmovible. E l día 24 los planes de los amigos de Médicis
Por eso a los ojos de Vitelli, con la promesa de Guisa quedaba llegaron a oídos de los adversarios del mismo y entonces éstos
resuelto el asunto de la elección en favor de Médicis (6). Carlos asediaron a Alfonso C a r a f a para que se separara del partido de
C a r a f a , en los últimos días se había ya inclinado mucho hacia su tío. Apenas oyó esto Carlos Carafa, cuando corrió y, apoyado
Médicis; V a r g a s y Alejandro Farnese le empujaban adelante en por Vitelli, por medio de reprensiones, ruegos y amenazas, estuvo
esta dirección (7). P e r o fué de importancia decisiva que Cosme de apretando al joven cardenal de Nápoles hasta tanto que prometió
Florencia estimó entonces llegado el instante de intervenir resuel- que permanecería en su partido (5).
tamente en favor de su protegido. Por mediación de Vitelli, los E n t r e tanto, la causa de Médicis era activada ardorosamente
agentes florentinos hicieron presentar a Carlos Carafa cartas
en las cuales Cosme hacía grandes promesas a los nepotes de (1) S e g ú n Riess, 392, Cosme p r o m e t i ó a los C a r a f a s 300000 escudos p a r a
el caso de que F e l i p e I I r e h u s a s e d a r u n a compensación t e r r i t o r i a l por
Paulo I V (8). Decía en ellas el duque, que quería agenciar con
P a l i a n o . U n « c o n t e m p o r á n e o n o t o r i a m e n t e [?] bien i n f o r m a d o » , s e g ú n R i e s s ,
Felipe II para el cardenal Carlos C a r a f a una compensación 407, e n u n a r e l a c i ó n a n ó n i m a , f e c h a d a en V e n e c i a , dice que el P a p a p r o c e s ó
a los C a r a f a s p a r a que C o s m e r e c o b r a s e su e s c r i t o p r o m i s o r i o , y no se h i c i e s e
público e s t e a s u n t o .
(1) V . las *listas de e s c r u t i n i o s (Biblioteca pública de Munich) en el
(2) L e v i u s c u l u m , v a n u m et, u t d i c i t u r , c e r e b r e l l i n u m a p p e l l a r e solebat
n ú m e r o 1 del a p é n d i c e . ( P a n v i n i u s , 582). P a u l o I V h a b í a r e p r e n d i d o p ú b l i c a m e n t e en el consistorio al
(2) V a r g a s a Felipe I I e n 28 de s e p t i e m b r e de 1559, e n D ó l l i n g e r , I, 270. c a r d e n a l Médicis, el h a b e r p r o c u r a d o c o n s e g u i r el a r z o b i s p a d o de Milán p o r
(3) V a r g a s a F e l i p e I I , en 18 de o c t u b r e y 21 de d i c i e m b r e de 1559, ibid., medios n o e x e n t o s de r e p a r o s (ibid., 589, n o t a h).
279, 319. (3) N a p o l i si é l a s c i a t o i n t e n d e r e , che p e r niuno conto volé d a r il v o t o
(4) S u s t a , Pius I V , 149, n o t a 1. suo a Medici, sendo, c o m e dicono, s o s p e t t o di h e r e s i a ; p a r e che h e b b e q u e s t o
(5) V a r g a s e s c r i b e e n 21 de d i c i e m b r e , de Médicis: E s t e creo que a esta p e r r i c o r d o d a l l a s a n t a m e m o r i a di p a p a P a u l o I V . Así e s c r i b e por n o v i e m b r e
h o r a tiene m á s d e r e c h o , si N á p o l e s se a b l a n d a , y F e r r a r a viene en él de buen C a l i g a r i , a g e n t e de C a r a f a , a A n t o n i o C a r a f a , e n c a r t a p u b l i c a d a por S u s t a ,
pie, q u e C a r a f a no e s t á y a en excluirlo, como a n t e s ; en D ó l l i n g e r , I, 319. P i u s I V , 150, n o t a 1.
(6) P a n v i n i u s , 581. (4) P a n v i n i u s , 582.
(7) Ibid. (5) Ibid.
(8) S u s t a , P i u s IV, 149.
bajo mano por los emisarios florentinos. En nombre del futuro jandro Farnese, celebraron una reunión y fijaron la elección de
Papa prometieron que Montebello y Paliano serían secuestrados Médicis para la mañana siguiente (1).
por la C á m a r a Apostólica hasta la resolución del litigio, y que el D e todo esto no se dió entero conocimiento a Médicis hasta que
Papa, en unión con el duque Cosme, se interpondría con Felipe II su elección quedó virtualmente asegurada. L a primera noticia con-
en favor de los Carafas. Antonio C a r a f a s e dejó ganar y ejerció creta se la llevó Vitelli (2). Pronto fué la nueva conocida también
entonces influencia sobre su hijo Alfonso según la mente de en todo el conclave, y cuando al anochecer el cardenal de Nápo-
Cosme (1). Con esto quedó logrado un importante éxito para el les, acompañado de Vitelli, hizo una visita a Médicis, se desvane-
cardenal Médicis (2). cieron las últimas dudas. Entonces se produjo en el conclave un
En la mañana del día de Navidad, Vitelli se armó para dar un movimiento general. Carpi hizo todavía un conato para reunir
nuevo asalto a la firmeza de Alfonso. Esta vez le presentó una votos contra Médicis, pero como no tenía de su parte a ninguno de
carta de recomendación en favor de Médicis, que el duque Cosme los jefes de partido, no pudo contar con buen éxito. Al contrario,
había dirigido al cardenal de Nápoles ya dos meses antes; pero antes y después de la cena, una larga serie de cardenales se api-
Vitelli la había cogido y retenido. En ella el duque recomen- ñaba en torno de la celda de Médicis, queriendo cada cual hablarle
daba su candidato con muchos ruegos y promesas, las cuales, sin y darle el parabién. Después de Alfonso C a r a f a fué Vitelli y tuvo
embargo, no pasaban de generalidades (3). Cuando Vitelli se mos- una larga conversación con Médicis, en la cual éste expresó el
tró poco satisfecho con ellas, el enviado de Cosme, Bartolomé deseo de ver aquella misma noche a Guisa o a Este; dijo que no se
Concini, por consejo de Vitelli, apeló al mismo medio que ya antes e n t r e g a r í a al descanso antes de haber hablado con uno de ellos.
había ensayado V a r g a s : a nombre del duque de Florencia, com- Por los mutuos saludos y atenciones tardaban, con todo, más y
puso una carta a Vitelli de cuatro páginas (4), en la cual se pro- más en presentarse ambos, lo cual fué muy desagradable para
metía que todas las posesiones de los Carafas quedarían bajo la Vitelli y Médicis, porque deseaban que se procediera a la elección
administración de la Cámara Apostólica hasta que Felipe II en seguida después de la visita de Guisa y Este (3).
hubiera provisto una compensación correspondiente; y se asegu- E n t r e tanto, hasta mucho más de media noche varios carde-
raba además, que Fabricio di Sangro, conclavista de Carlos nales continuaban rodeando la celda del elegido. También Panvi-
Carafa, luego de terminada la elección, iría a Madrid como nio anduvo por allí cerca para observar. Como Carlos Carafa inci-
enviado del nuevo Papa, y t r a b a j a r í a en interés de los Carafas (5). dentalmente hubiese trabado conversación con el famoso erudito,
Que Felipe II había ya dispuesto de Paliano dos meses antes en éste se permitió también una palabra, y preguntó a Carafa cuándo
favor de los Colonnas, no era entonces aún generalmente cono- se había de celebrar la elección. A la respuesta: mañana tem-
cido. Ahora Alfonso se dió por vencido y asintió a la elección de
Médicis. Por la tarde del día de Navidad, Vitelli fué a comunicar (1) Guidus, 630. P a n v i n i u s , 582. Sin dificultad se dió solución a a l g u -
n a s p e q u e ñ a s cuestiones. A los c a r d e n a l e s E s t e y G o n z a g a se les p r o m e t i ó
al cardenal Guisa tan importante nueva. Después de lo cual los el capelo p a r a sus sobrinos, R e b i b a obtuvo la s e g u r i d a d de que r e c a e r í a n en él
jefes de los partidos, Guisa, Este, Sforza, Carlos Carafa y Ale- l o s espolios de su p r e d e c e s o r en la sede a r z o b i s p a l , a u n q u e el r e s p e c t i v o b r e v e
e r a de dudosa validez, p o r e s t a r f e c h a d o el d í a de la m u e r t e de P a u l o IV.
S u s t a , P i u s I V , 151.
(1) Susta, Pius IV, 150. S e b a s t i á n G u a l t e r i o recibió e n 23 de d i c i e m b r e
(2) Guidus, 630. P a n v i n i u s , 583. Con todo, al c o n f e s o r de l a d u q u e s a de
p a r t i c u l a r e s i n s t r u c c i o n e s de Vitelli, sobre cómo h a b í a de influir en el receloso
U r b i n o le dijo Médicis el 23 de d i c i e m b r e , que él s e r í a elegido, p e r o que no
m a r q u é s . S u s t a , Curia, I, L X X I I , n o t a .
s a b í a si e r a c a p a z p a r a s e m e j a n t e c a r g o (Susta, P i u s I V , 150, s e g ú n el Cod.
(2) Y a e n 2 d e d i c i e m b r e escribía Concini a Cosme: F a r n e s e m e f a i t diré
V a t . , 7039, Biblioteca Vaticana). S a r p i a f i r m ó p o s t e r i o r m e n t e que Médicis h a -
q u e t o u t e l ' a f f a i r e de Medici c'est d ' a r r a n g e r celle de don Antonio C a r a f a ,
b í a c o m p r a d o a Alfonso su elección p o r u n a g r a n s u m a de dinero; y que Antonio
en P e t r u c e l l i , 153.
C a r a f a m á s t a r d e a u n c o n s e r v a b a en s u p o d e r u n escrito, en que se c o n t e n í a l a
(3) P a n v i n i u s , 582. p r o m e s a sobre eso. Como q u i e r a que sea, e s t e r e l a t o manifiesta l a i m p o r t a n -
(4) Ibid. c i a r e a l de Alfonso p a r a la elección de P í o IV. Cf. P a l l a v i c i n i , 19, 2, 3.
(5) S u s t a , P i u s I V , 150. Cf. V a r g a s a F e l i p e II, en 29 de d i c i e m b r e de
(3) P a n v i n i u s , 583.
1559, en D ó l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 325. V. t a m b i é n Caro, III, 271.
prano, Morone preguntó como maravillado, si realmente se quería gracia de Carafa, pero que se debían, no obstante, resarcir los
esperar tanto. Panvinio contestó que sí, pero añadió cortésmente perjuicios inferidos (1). Por el contrario, rehusó constantemente
que no veía por qué no se podía proceder inmediatamente a la conceder a Pompeyo Colonna, que había dado muerte a su suegra,
elección. Morone fué del mismo parecer y comenzó a exhortar el indulto solicitado por Sforza; dijo que la absolución de un ase-
a los cardenales en este sentido. Todos asintieron a él, sólo C a r a f a sino de parientes no debía ser el primer acto de su pontificado (2).
tenía reparos, porque muchos cardenales se habrían y a ido a des- Después de la adoración, el nuevo elegido, a la pregunta de
cansar (1). A pesar de esto, se envió a llamar a Guisa, Sforza y Este y de otros, declaró que se quería llamar Pío, porque deseaba
Este para poner en su conocimiento los deseos de unos doce elec- ser lo que elnombre significaba. E n t r e tanto, se rompieron las puer-
tores reunidos junto a la celda de Médicis. Guisa llegó ya presto tas del conclave, y la noticia de la elección efectuada se esparció
con Vitelli y entró en la celda de Médicis p a r a una breve conver- por la ciudad. A l a mañana siguiente (26 de diciembre) la elección
sación. Entre tanto, se presentaron también Sforza, F a r n e s e , al se confirmó en la forma acostumbrada de la votación y el electo
cual había despertado del sueño Panvinio, E s t e y otros. Muchos se fué llevado a la iglesia de S. Pedro, donde los cardenales le ado-
habían ya reunido en la capilla de las elecciones; Madruzzo, que raron de nuevo. Después fué a tomar posesión del Vaticano entre
padecía mucho de gota, se hizo llevar a ella en una silla. L u e g o tan fuertes gritos de alegría del pueblo, que, como escribe Panvi-
fué allá conducido Médicis por Alfonso C a r a f a y Este. D e l a n t e nio, apenas se oían los estampidos de los cañones que tronaban
del altar se había levantado el trono pontificio, y todos los carde- para solemnizar el día (3).
nales, aun Médicis, tomaron asiento en el orden acostumbrado. Para V a r g a s la elección tuvo un epílogo desagradable. Felipe II
Los conclavistas penetraron y fueron tolerados a ruegos de Pan- no quedó contento con el proceder excesivamente celoso de su
vinio (2). Entonces se levantó el representante del decano, Tour- embajador y con los medios a que había apelado. El 8 de enero
nón, y declaró que elegía Papa a Médicis. L o s demás hicieron la de 1560, antes de que se conociera en España el fin del conclave,
misma declaración (3). Luego el electo fué elevado al trono y, con el rey dió a Francisco de Mendoza el encargo de dirigirse a Roma
g r a n alegría de todos, se le prestó la acostumbrada adoración; para instar a los cardenales a que aceleraran la elección, y le en-
hasta los cardenales enfermos se hicieron llevar allá para tomar tregó una carta para V a r g a s . Poco antes de la salida de Mendoza,
precisamente el 8 de enero de 1560 (4), llegó la noticia de la elec-
parte en ella (4). ción de Pío IV, y quedó sin efecto la partida de Mendoza. E l
Cuando Carlos Carafa hacía su homenaje, rogó ai P a p a que
documento destinado a V a r g a s fué, con todo, enviado a Roma (5).
perdonara al pueblo romano cuanto había hecho contra P a u l o I V
En este importante escrito (6) deplora el rey ante todo, que a
y la casa Carafa; a g r e g ó que también él mismo quería perdonar
pesar de la situación apurada de la cristiandad, no se hubiera
y olvidar todas aquellas cosas. Al principio el P a p a rehusó deci-
todavía efectuado la elección de un buen Papa. Dice que esto le
didamente acceder a esta petición, pues, según dijo, debía dar un
apena profundamente, y que lamenta que las pasiones e inclina-
ejemplo de severidad. Sólo cuando Sforza y F a r n e s e apoyaron a
ciones personales de los cardenales traigan en pos de sí tan malas
C a r a f a impetuosamente cedió, haciendo n o t a r que perdonaría en
(1) Ibid. Guidus, 631. Con q u e s t o il C a r a f a t o r n e r a in g r a t i a de' R o m a n i ,
escribe B a r t . F e r e n t i l i o a Alberico Cibo-Malaspina, en 2 de enero de 1560.
(1) Ibid. 584; cf. Guidus, 630. Bondonus, 530: E t c u m o m n e s c e r t a t i m pro-
A r c h i v i o storico L o m b a r d o , S e r . 3, a n n . 23 (1896), 161.
p e r a r e n t i n c o n g r a t u l a n d o , ill™» c a r d i n a l i s C a r a f a o p p o s u i t se a n t e p o r t a m
(2) Guidus, 631. F e r e n t i n o , loc. cit. Questi p r i m i s a g g i , o b s e r v a F e r e n -
c a m e r a e c a r d i n a l i s d e Médicis ómnibus v e n i e n t i b u s , e o s q u e r o g a n s n e ad prae- t i n o , d a n s p e r a n z a , che Dio... ci h a b b i dato u n buon p a p a .
f a t u m 111°""» a c c e d e r e n t , et e u m s i n e r e n t q u i e s c e r e , e t quod in m a n e sequentx (3) P a n v i n i u s , 586.
t e m p u s e r i t ad h o c f a c i e n d u m . (4) C a r t a del e m b a j a d o r v e n e c i a n o Pablo Tiépolo, f e c h a d a en Toledo,
(2) P a n v i n i u s , 584. a 30 de e n e r o de 1560, en B r o w n , V I I , n. 127, p á g . 148.
(3) Bondonus t u v o que a n o t a r y c o n t a r los votos dados v e r b a l m e n t e . (5) MOUer, 204. Susta, Pius IV, 142.
B o n d o n u s , 530. (6) Hinojosa, 101 ss. Moller, 204 ss. H e í r e , 57 ss.
(4) P a n v i n i u s , 585.
consecuencias. Pero que para oponerse a tales desórdenes no se sión de tanta importancia manifiesta que don Felipe tomaba en
debía haber acudido a larguezas pecuniarias, como lo habían hecho serio su reiterada aseveración de que en la elección del Papa tenía
V a r g a s y el virrey de Nápoles, ni tampoco se podía justificar la ante todo presente el bien de la Iglesia.
promesa de una compensación por Paliano (1). Que en lo futuro V a r g a s contestó al escrito del r e y con una larga defensa (1),
V a r g a s no debía más echar mano de tales medios, antes bien se expuesta en tono bastante lleno de propia satisfacción; pues al fin
sirviese de aquellos que se pueden emplear de un modo lícito sin la elección se había decidido según su intento en favor de un car-
poner en riesgo su buena fama. Que si C a r a f a n o estaba contento denal del partido español. Pero si esperaba haberse creado con
con las promesas generales que se podían dar sin gravamen de la ello la base de una brillante carrera, había de quedar engañado.
conciencia, el embajador no debía hacer otras promesas en nom- Se había recomendado poco a su r e y por la extralimitación de sus
bre del rey. Que Dios que conoce la intención del monarca y es instrucciones y la escasa inteligencia de sus designios. Pío I V se
Señor de las cosas, mostrará un camino por el cual se pueda salir enojó mucho cuando V a r g a s le comunicó el 29 de diciembre la
de este negocio del modo conducente a su servicio. Además promesa que había hecho al cardenal Carafa, sin poderes de su
reprende don Felipe, que V a r g a s se hubiese declarado pública- rey, en nombre del mismo (2). También por otros conceptos el
mente contra Gonzaga, y por ello hubiese hecho al rey odioso a excesivo celo que mostró V a r g a s durante el conclave, le suscitó
los príncipes italianos. Deplora la división del partido español y muchos enemigos. Su posición como embajador en Roma fué por
que los cardenales hubieran sido tan imprudentes que dijeran sin ello desde el principio muy difícil.
rebozo que esperaban el correo real y la resolución del rey. Final-
(1) I m p r e s a e n D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , 1,329-335. Cf. S u s t a , P i u s I V , 142.
mente don Felipe manifiesta el temor de que el mundo le atribuya (2) V a r g a s a F e l i p e II, en 29 de d i c i e m b r e de 1559, en D o l l i n g e r , I, 325.
la culpa en la dilación de la elección; y declara que con todo él no V a r g a s r e s p o n d i ó al pontífice i n d i g n a d o , que sin aquel e n g a ñ o P í o no f u e r a
quería absolutamente que por causa de sus fines particulares la Papa.

Iglesia careciera todavía más tiempo de un supremo jerarca.


Añade que sin excluir ni nombrar a una persona, el embajador ro-
gase, exhortase e instase a los cardenales en nombre del rey, a que
eligiesen ahora sin dilación un buen Papa, como la Iglesia lo nece-
sitaba y como era necesario para tan alto cargo. Que si obraban-
de esta suerte, el rey les sería propicio, los honraría y favorece-
ría como a personas que hacen lo que de ellos exige el servicio de
Dios y del rey. Pero que en el caso contrario, el r e y habría
de proceder respecto de ellos de otra manera que él deseaba.

En las instrucciones dadas al mismo tiempo para Francisco


de Mendoza (2), las cuales, no obstante, no llegaron a tener vigor
por haberse ya ejecutado la elección, dice el rey que desea cier-
tamente la exclusión de Gonzaga; pero que si no se puede obtener,
debe V a r g a s preferir el interés general al particular. Una conce-

(1) Del «capítulo» que a principios de d i c i e m b r e h a b í a e s c r i t o V a r g a s a


n o m b r e del r e y ( a r r i b a , p á g . 76), n a d a s a b í a a ú n Felipe I I . P o r t a n t o , h á b l a s e
aquí de l a p r o m e s a a n t e r i o r , h e c h a en la s e g u n d a m i t a d de n o v i e m b r e ( a r r i b a ,
p á g . 69).
(2) V . Müller, 206 s.
distinguirse de las otras ramas de la familia, se llamó «di Nosi-
gia», porque pertenecía a la parroquia de S. Martín di Nosigia.
E s alabado como hombre diligente y estimable (1). D e su matri-
monio con Cecilia Serbelloni tuvo catorce hijos, de los cuales
vivieron diez, cinco varones y cinco mujeres. P a r a mantener tan
numerosa familia, Bernardino de Médicis procuró aumentar sus
II. Vida anterior y carácter rentas con arrendamientos de derechos aduaneros. Como partida-
rio de Maximiliano Sforza, después que la victoria de Francisco I
de Pío IV. junto a Marignano (14 de septiembre de 1515) redujo a Milán al poder
El primer tiempo de su gobierno de los franceses, perdió no sólo sus arrendamientos, sino también
todos sus bienes; más aún, cayó él mismo prisionero, y no recobró
y los parientes del Papa. su libertad sino por la intercesión de su amigo Jerónimo Morone.
Carlos Borromeo Enteramente quebrantado por su desgracia, Bernardino murió
en 1519 (2). Dejaba a su familia en grandísima penuria. El hijo ma-
yor, Juan Jacobo,hombre temerario y aventurero, que había tenido
que huir de Milán, se consagró a la milicia (3). El segundo, Juan
El cardenal Juan Angel de Médicis, que fué elegido P a p a Angel, vivía en Pavía, donde estudió primero medicina y filosofía,
después de un conclave de tres meses y medio, y coronado el pero luego, siguiendo la tradición de su familia, se dedicó a la
6 de enero de 1560 (1), no había hasta entonces desempeñado un jurisprudencia, que decía bien con su ánimo sobrio y moderado.
g r a n papel en ningún concepto. E r a milanés; nació allí el día de L a desgracia de su padre le puso en tan acerba necesidad que se
Pascua (31 de marzo) del año 1499, teniendo por padres a Bernar- vió reducido a los socorros de sus condiscípulos, y hubo de ale-
diño de Médicis y a Cecilia Serbelloni. grarse cuando por recomendación del amigo de su familia Morone,
Los Médicis de Milán, cuyos orígenes se remontan hasta el obtuvo una beca en el colegio fundado por el cardenal Branda.
siglo xiv, según los documentos, pertenecían al patriciado medio Continuó sus estudios jurídicos con la esperanza de alcanzar un
de la metrópoli lombarda. Como a r m a s usaban una bola de oro en empleo de notario en Milán (4). Con todo su vida recibió una nueva
campo de gules; no tenían, por tanto, ninguna relación de paren-
tesco con el célebre linaje florentino del mismo nombre. Varios n a r r a c i ó n m á s sólida que p o s e e m o s de l a h i s t o r i a de dicho P a p a a n t e s de s e r
individuos de la familia ejercieron en Milán la medicina, pero los e l e v a d o al pontificado. Aquí ( p á g . 159 s.) h a y t a m b i é n l a p r i m e r a c r í t i c a e n é r -
más se dedicaron a la jurisprudencia y desempeñaron el cargo g i c a de P a n v i n i o como b i ó g r a f o de Pío I V . Cf. t a m b i é n el n ú m e r o 38 del
apéndice.
de notarios (2). Así también Bernardino de Médicis, el cual para (1) Girol. Soranzo, 68. E n el Cod. D. 325 inf. de la Bibl. Ambrosiana de
Milán, h a y u n diseño de la c a s a de B e r n a r d i n o de Médicis con el escudo pri-
(1) U n * Avviso di R o m a de 6 de e n e r o de 1560 ( U r b . , 1039, p á g . 114, m i t i v o . Cf. B e l t r a m i , Sul v a l o r e dei t e r r e n i in Milano al p r i n c i p i o del 1500,
Biblioteca Vaticana) notifica que P í o I V h a q u e r i d o que l a p o m p a s e a mode- Milano 1891, y R a s e g n a d' A r t e , X I V (1914), 140 s.
r a d a , y que lo s o b r a n t e se dé a los p o b r e s . E n l a s o l e m n i d a d p e r e c i e r o n 40 per- (2) Cf. L e t t e r e di G. Morone en las Miscell. di s t o r . I t a l . , II, 713. S u s t a ,
s o n a s p o r las a p r e t u r a s . V. las f u e n t e s e n C a n c e l l i e r i , 109; cf. t a m b i é n los folle- P i u s I V , 10.
tos: L a felice c r e a t i o n e e t c o r o n a t i o n e d. S ^ di N. S. P i ó I V c o n le f e s t e et (3) S u m i n i s t r a s e g u r o s d a t o s sobre su v i d a a v e n t u r e r a el t r a b a j o del
l i v r e e f a t t e dalli s i g . R o m a n i (sin l u g a r ni a ñ o ) , y N o t i c i a c i e r t a del f a u s t o y c o n t e m p o r á n e o Marco Antonio M i s s a g l i a : V i t a di Giov. J a c o m o Medici, m á r -
m a g n i f i c e n c i a con que a p r i n c i p i o s del a ñ o 1560 f u é c o r o n a d o e n R o m a el chese di M a r i g n a n o , Milano, 1605 (con n o t e di M. F a b i , Milano, 185+). Cf. t a m -
a c t u a l P a p a Pío I V (sin l u g a r ni año). bién, G i a n g i a c o m o de Medici C a s t e l l a n o di Musso (1523-1532). S a g g i o biblio-
(2) Cf. el t r a b a j o de Calvi, F a m i g l i e M i l a n e s i , I V , Milano, 1885, y S u s t a , g r á f i c o di Solone A m b r o s o l i , Milano, 1895.
P i u s I V , 9 s., 155 s., c u y a b i o g r a f í a de P í o I V , c o m p u e s t a en l e n g u a checa, (4) Cf. L e t t . di G. Morone, loe. cit., 690; Girol. S o r a n z o , 70; Susta,
h a pasado h a s t a a h o r a casi e n t e r a m e n t e i n a d v e r t i d a , a p e s a r de c o n t e n e r la P i u s I V , 11.
dirección por la mudanza de las circunstancias políticas en el virse del joven para sus secretos planes políticos. Juan Angel, lo
norte de Italia. mismo que su hermano Juan Jacobo, fué iniciado en la conjura-
A consecuencia de la toma de Milán por el ejército pontificio ción que Morone fraguó para libertar a Italia de la dominación de
y el imperial, el 19 de noviembre de 1521, y del regreso de F r a n - los españoles. El descubrimiento de esta trama, que tuvo por
cisco Sforza a su capital, se transformó allí todo. También para resultado la prisión de Morone, lo aniquiló todo. Los Médicis,
la familia Médicis volvieron ahora días mejores, principalmente puestos en grandísimo peligro, huyeron a la fortaleza de Musso;
porque Juan Jacobo ganó la confianza incondicional del canciller pero los españoles no eran bastante poderosos para proceder con-
Morone, entonces omnipotente. El bravio soldado se dejó emplear tra ellos enérgicamente. Cuando luego, después de la paz de
por Morone para todo. Como premio de un asesinato político, Madrid, se formó la Liga Santa contra el emperador, el experto
Juan Jacobo obtuvo la fortaleza de Musso como feudo del militar J u a n Jacobo tomó parte en la g u e r r a contra los españo-
duque (1). En este castillo roquero, situado en la acantilada orilla les (1). Una contienda que trabó con el generalísimo de los vene-
occidental del lago de Como, entre Dongo y Rezzónico, del cual no cianos, duque de Urbino, fué ocasión de que, a fines de 1526,
se conservan ya más que pintorescas ruinas, hizo inseguro todo el enviara a Roma a su hermano Juan Angel (2). Mientras éste tra-
contorno so pretexto de pelear contra los franceses. En la confu- bajaba allí por medio de la diplomacia contra los españoles, el cas-
sión que reinaba en el milanesado, y protegido por Morone, el tellano de Musso guerrilleaba contra ellos. El temerario matón dió
castellano de Musso, llamado las más de las veces sencillamente tanto que hacer al general imperial de Leiva, que éste se resolvió
el de Musso, pudo permitirse muchas cosas. F u é el terror de sus a ajustar paces con él. Juan Jacobo, que siempre había tenido ante
vecinos. Su conato, imposible de desconocer, iba enderezado a fun- los ojos solamente su propio interés, admitió los ofrecimientos de
dar un señorío independiente. Así aquel joven de veintiocho años Leiva con tanto mejor voluntad cuanto más la Liga se deshacía. Sin
se nos ofrece como el tipo de aquellos atrevidos y violentos con- dificultad se puso al servicio del emperador, el cual, por patente
dottieri, que hallamos muchas veces en el tiempo del Renaci- de 31 de octubre de 1528, le reconoció como marqués de Musso y
miento (2). conde de Lecco (3). L a extensión de este señorío sólo era posible
hacia el norte. Juan Jacobo buscó presto alianzas allí, casando a
L a elevación de Juan Jacobo aprovechó, como es fácil de su hermana Clara con el conde Mark Sittich de Hohenems, del
entender, asimismo a sus hermanos. Juan Angel pudo ahora fre- Vorarlberg. Además forjó presto también otros planes para exten-
cuentar la Universidad de Bolonia para terminar sus estudios jurí- der más su señorío. Su hermano, que todavía se hallaba en Roma,
dicos; allí gozó de la enseñanza del famoso Carlos Ruini, y en 1525 y había sido allí nombrado protonotario y al cual había ya procu-
obtuvo el grado de doctor en ambos derechos. D e vuelta a rado una encomienda en Mazzo de la Valtelina, debía ser elevado
Milán, fué presto recibido en el Colegio de los nobles jurisconsul- a la silla episcopal de Coira. Los protestantes grisones acusa-
tos (3). Esto lo debió al influjo de Morone, el cual pensaba ser- ron al abad Teodoro Schlegel, que dirigía la diócesis como vica-
rio general, de fomentar secretamente este plan, y aunque él
(1) V . M i s s a g l i a , 15 s. T a m b i é n R a n k e (Los P a p a s l 6 , 206) y Brosch aseguró su inculpabilidad, hicieron ejecutar al infeliz el 23 de
(I, 225) h a n a d m i t i d o en sus r e s p e c t i v a s n a r r a c i o n e s el episodio r o m á n t i c o de
enero de 1529, después de haberle atormentado horriblemente (4).
cómo J u a n J a c o b o vino a s e r s e ñ o r del castillo de Musso; p e r o S u s t a (Pius I V ,
12) h a d e m o s t r a d o s e r él u n a f á b u l a , la cual c i e r t a m e n t e d a t a de a n t i g u o , pues
y a se h a l l a en Mocénigo, 50. (1) Cf. Susta, P i u s I V , 12 s.
(2) Cf. B u r c k h a r d t , C u l t u r a del R e n a c i m i e n t o , I 10 , L e i p z i g , 1908, 29 y 181; (2) V. ibid., 13-14. Cf. Müller, 231.
e n este último p a s a j e se t r a t a s o b r e las r e l a c i o n e s de J u a n J a c o b o con A r e t i n o . (3) Cf. Calvi, F a m . Milán., t a v . 3; Susta, P i u s IV, 14-15. V. a h o r a t a m b i é n
(3) El P a p a , al d a r las g r a c i a s p o r la c o n g r a t u l a c i ó n del Colegio, hizo B e r e t t a , Gian Giacomo de' Medici in B r i a n z a 1527-1531, en el A r c h . s t o r . L o m b . ,
r e f e r e n c i a a este h e c h o ; v. el * b r e v e de 26 de m a r z o de 1560, al Collegium X L I I I (1916), 1-2.
iuriscons. Mediol., A r m . 43, t. X , n. 136, Archivo secreto pontificio. Sobre (4) Cf. Moor, H i s t o r i a de Coira, II, l, 109 ss.; R e v i s t a católica de
C. Ruini cf. F a n t u z z i , V I I , 230 s.; S a v i g n y , H i s t o r i a del D e r e c h o r o m a n o , Suiza, I, 227 ss.; V I I , 432 s.; W e i s s , P a r t i c i p a c i ó n de Basilea e n l a g u e r r a con-
V I , 426.
Semejante resultado tuvo el plan sobre el obispado de Coira. El duque de Milán llegó hasta hacer causa común con los grisones,
Mucho más g r a v e fué todavía el golpe que el año 1529 trajo a y por tratado de 7 de mayo de 1531 tomó la dirección de la guerra,
la familia Médicis. E l emperador hizo paces con Francisco Sforza. sobre todo el sitio de Musso (1). A pesar de esto, el aguerrido capi-
Juan Jacobo se dirigió personalmente a Bolonia p a r a a s e g u r a r sus tán supo sostenerse hasta el año siguiente. Sólo después que hubo
intereses. Allí tuvo noticia de que se le iba a negar la infeudación. fracasado la misión de Juan Angel de Médicis por el invierno
Como única esperanza le quedaba aún ahora la intercesión de Cle- de 1531 en el congreso de Badén, no quedó otra elección sino
mente VII. Juan Angel de Médicis, que se había allegado más al aceptar las duras condiciones de paz que proponían los adversa-
P a p a durante la terrible época del saco, trabajaba personalmente rios. El 13 de febrero de 1532, Juan Angel, como plenipotenciario
en Bolonia en esta dirección; pero su influencia resultó demasiado de su hermano, suscribió el tratado de paz con el duque Francisco
débil. E l tratado de 23 de diciembre de 1529 aniquiló la soberanía Sforza y los ocho cantones. Juan Jacobo hubo de renunciar a todas
de Juan Jacobo (1). No obstante, el duque de Milán no tuvo fuerza sus posesiones, en cambio de una compensación en dinero y del
para obligar al castellano de Musso a que e n t r e g a r a sus posesio- título de marqués de Marignano (2). El castillo de Musso fué
nes. Pudo esto tanto menos cuanto que Juan Jacobo halló un pode- demolido. Su antiguo señor se vió obligado a renunciar definitiva-
roso intercesor en el duque de Saboya, Carlos III. Este, en enero mente a las soberbias esperanzas de obtener un principado inde-
de 1531, negoció con buen éxito u n a paz temporánea entre Juan pendiente. Con sus hermanos Juan Bautista y Augusto se dirigió
Jacobo y Francisco Sforza, sobre la base del statu quo (2). a Saboya. Juan Angel regresó a Roma, donde, además de sus anti-
guas buenas relaciones, supo entablar pronto otras nuevas de
El castellano de Musso mostró pronto que su ánimo temerario
importancia. Así no puede sorprender que obtuviera en julio
y ambicioso no estaba todavía quebrantado. L a agravación de
de 1532 un breve pontificio, que recomendaba a su hermano mayor
la oposición entre los católicos y los novadores en Suiza, le ofre-
al duque de Saboya. E n este documento Clemente V I I alude a
ció una ocasión favorable para pescar a río revuelto, En marzo
relaciones de parentesco con los Médicis de Milán, probablemente
de 1531 comenzó la famosa «guerra de Musso», preludio de la de
para obtener del duque, por medio de una tan lisonjera ficción, que
Kappel (3). Juan Jacobo sólo pretendía en esta empresa fines
apoyase al aguerrido Juan Jacobo (3). En 1534 sirvió éste al duque
personales, los cuales procuró encubrir hábilmente pretextando
de Saboya contra Berna y Ginebra (4), y dos años más tarde
motivos religiosos. Aseguró al P a p a , al emperador y a los prínci-
aparece a sueldo del emperador, emparentado con el duque, en el
pes italianos, que su intención era derrotar a los suizos enemigos
sitio de Turín, que habían ocupado los franceses. Después del fra-
de Italia y recientemente manchados con venenosas herejías. En
caso de esta empresa se sospechó de él que tenía relaciones trai-
este sentido t r a b a j ó también Juan Angel, el cual había dejado la
doras con los franceses. E n vista de esto, el gobernador imperial
curia después del mal éxito de Bolonia y servía ahora a su her-
de Milán, el marqués del Vasto, le hizo prender con su hermano
mano como canciller (4). Todos los esfuerzos para interesar al Papa
y a las potencias católicas por la contienda de Suiza fracasaron.
(1) V. R e g i s t r o s de a c t a s de Suiza, I V , 1 b, 977, 563 s.; Giussani, II F o r t e
di F u e n t e s , Como, 1905, 365 s.
t r a J u a n J a c o b o de Médicis, 1531-1532, B a s i l e a , 1902, 50; J . G. M a y e r , S. Lucio
(2) V . R e g i s t r o s de a c t a s de Suiza, I V , 1 b, 1578-1583; Weiss, loe. cit., 98 s.
de Coira», E i n s i e d e l n , 1907, 50-62. (3) E n este * b r e v e , f e c h a d o en R o m a a 27 de julio de 1532, s o b r e el q u e
(1) Cf. Susta, P i u s I V , 16-17. S u s t a c r e e que e n el t i e m p o p o s t e r i o r al saco S u s t a (Pius IV, 22, 157) h a sido el p r i m e r o en l l a m a r la a t e n c i ó n , se lee: *Intel-
de R o m a n a c i ó l a i d e a de u n i r el á r b o l g e n e a l ó g i c o de los Médicis m i l a n e s e s l e x i m u s dil. fil. I o a n n e m I a c o b u m Medicem de Mus m a r c h i o n e m M a r i g n a n i se
con el de la f a m i l i a florentina. S o b r e l a e j e c u c i ó n cf. a b a j o p á g . 101. istuc in q u a e d a m n o b i l i t a t i s t u a e loca contulisse. Se a l e g r a p o r la b u e n a aco-
(2) V. S u s t a , loe. cit., 17. g i d a que halló: c u m e u m n o s t r a e f a m i l i a e a d d i c t i s s i m u m esse scires, q u a e
(3) Cf. Z e l l e r - W e r d m ü l l e r , L a g u e r r a c o n t r a el t i r a n o de Musso, Zurich, quidem necessitudinis c a u s a ad m a r c h i o n e m ipsum tibi c o m m e n d a n d u m potis-
1883; J o l l e r en la R e v i s t a Católica de S u i z a , I V (1862); Ghinzoni e n el Bollett. aimum nos m o v e r e t , lo cual e m p e r o cree no ser n e c e s a r i o . A r c h . S. A n g e l o ,
stor! d. Svizz. I t a l . , X V (1893), 140 s.; W e i s s , loe. cit., d o n d e h a y t o d a v í a m á s Arm. 11, caps. I, 239, Archivo secreto pontificio.
indicaciones bibliográficas. (4) Cf. Weiss, loe. cit., 145.
(4) Cf. Susta, P i u s I V , 17 s.
7 . — H I S T . D E LOS P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
98 II, PÍO iv ENCUMBRAMIENTO DE MÉDICIS 99
Juan Bautista a fines de 1536. El proceso instruido contra él por una contienda de límites entre Bolonia y F e r r a r a . Luego acom-
alta traición no dió, con todo, resultado ninguno (1). pañó de nuevo como comisario pontificio a las tropas con las cua-
En favor del hermano encarcelado se empeñó con todo celo les Paulo III ayudó a Fernando I en su guerra contra los turcos.
Juan Angel de Médicis, cuyo favorecedor, el cardenal Alejandro Después le confirió el Papa la administración de Ancona y el título
Farnese, había subido al trono pontificio el 13 de octubre de 1534. de referendario pontificio (1). Entre tanto, Juan Jacobo había pres-
El nuevo Papa ya en los primeros años de su reinado había encar- tado al emperador excelentes servicios, en la guerra contra Cié-
gado al hábil lombardo la administración de Ascoli-Piceno en las veris y Francia; en premio de ello, por enero de 1545, se le dió
Marcas (2). Con el mismo cargo fué Juan Angel, en 1535, a Cittá en feudo T r e Pievi, que se halla junto al lago de Como (2).
di Castello, y en 1536 a P a r m a . Sus incesantes esfuerzos por poner F u é decisivo para el ulterior encumbramiento de ambos her-
en libertad a sus hermanos presos, de lo cual da testimonio, entre manos un plan de matrimonio, que Juan Angel fomentó con buen
otras cosas, una c a r t a autógrafa de 24 de mayo de 1537, que toda- éxito mediante el auxilio de su amigo, el duque de Florencia (3).
vía se conserva en el Archivo Vaticano (3), debían finalmente verse Mientras Juan Jacobo permanecía todavía en la campaña, en
coronados de buen suceso. Cuando en el verano de 1538 efectuóse octubre de 1545 se desposó por procurador con la hija de Ludovico
la entrevista de Paulo III con Carlos V en Niza, asimismo se Orsini, conde de Pitigliano, y cuñada del poderoso Pedro Luis
dirigió allá Juan Angel. Por intercesión del Papa logró que Car- Farnese. L a consecuencia fué que Juan Angel alcanzó ahora final-
los V ordenara dar libertad a sus hermanos. J u a n Jacobo volvió mente una elevada posición. Cuando en 1534 su protector Ale-
entonces a e n t r a r en el ejército del emperador como hombre de jandro F a r n e s e obtuvo la tiara, había a la verdad esperado un
g u e r r a y se granjeó su aprecio en creciente medida (4). más rápido encumbramiento; pero el prudente Paulo III procedió
E n t r e tanto Juan A n g e l ejercía aún el difícil y en manera con un criterio riguroso en la elección de los altos funcionarios
alguna elevado cargo de empleado de administración en los Esta- eclesiásticos, principalmente en la primera parte de su reinado.
dos pontificios. E n 1539 fué gobernador de Fano, y al año siguiente Ocupó en cargos de administración al aseglarado lombardo, el
estuvo por segunda vez con igual empleo en P a r m a . Sus fieles cual cometió también faltas morales (4). En aquella condición hubo
servicios consiguieron que al fin, en 1542, fuera nombrado comi-
(1) Cf. Girol. S o r a n z o , 71; E h s e s , Concil., I V , 332, n o t a 2, 350, n o t a 2.
sario apostólico de las tropas que Paulo III envió a Hungría al D e s d e A n c o n a t u v o c o r r e s p o n d e n c i a J u a n A n g e l r e p e t i d a s v e c e s , e n 1545, c o n
rey Fernando como auxilio contra los turcos. Allí se encontró con los l e g a d o s d e l concilio; v . M e r k l e , I, 186, 189,205, 224, 226.
(2) V . S u s t a , P i u s I V , 26. S o b r e T r e P i e v i v. B e r g m a n n en l a M e m o -
su hermano Juan Jacobo que mandaba la escuadra del Danubio.
r i a , X , 172, n o t a 1. a , m e n c i o n a d a m á s a b a j o , p á g . 115, n o t a 4.
E s t e en un memorial sometió a una crítica el proceder del prín- (3) Cf. G i r o l . S o r a n z o , 171; B a l á n , V I , 368; S u s t a , P i u s I V , 27.
cipe elector Joaquín II de Brandeburgo, nombrado generalísimo; (4) E n el t i e m p o a n t e r i o r a l a r e c e p c i ó n d e l a s ó r d e n e s m a y o r e s , t u v o
la cual era enteramente justificada, como lo demostró el completo J u a n A n g e l v a r i o s h i j o s n a t u r a l e s , u n o n a c i d o e n 1541 ó 1542, y dos h i j a s ; h a b í a
t e n i d o ocultos e s t o s e x t r a v í o s , y p r o c u r a d o e v i t a r t o d o e s c á n d a l o e x t e r i o r
fracaso de aquella empresa (5). (v. M o c é n i g o , 52, c o n f i r m a d o p o r S o r a n z o , 95; c f . Müller, 237). La c u e s t i ó n
s o b r e si J . A. d e Médicis t a m b i é n m á s t a r d e s i e n d o c a r d e n a l y P a p a , se hizo
Vuelto de Hungría a Italia, Juan Angel, en 1543, compuso
c u l p a b l e d e f a l t a s m o r a l e s , h a s t a a h o r a n o h a sido e x a m i n a d a ; y s o b r e ella n o
(1) Cf. M i s s a g l i a , 112 s.; S u s t a , P i u s I V , 24 s . se p u e d e n i a f i r m a r , ni n e g a r n a d a c o n s e g u r i d a d . L a i n d i c a c i ó n q u e P a n v i n i o
(2) S o b r e el l e n t o a s c e n s o d e J u a n A n g e l en la c u r i a v . P a n v i n i u s (cf. (cf. el n ú m e r o 38 d e l a p é n d i c e ) , a u t o r en m o d o a l g u n o d i g n o d e t o d a c o n f i a n z a ,
el n ú m e r o 38 del a p é n d i c e ) . h a c e en l a t e r c e r a r e d a c c i ó n d e su V i t a P i i I V : in v o l u p t a t e s p r o n u s , e s
(3) T a m b i é n e s t e » d o c u m e n t o ( C a r t e F a r n e s . , V I , Archivo secreto ponti- d e m a s i a d o g e n e r a l , y las p o e s í a s d i f a m a t o r i a s q u e s e e s c r i b i e r o n d e s p u é s de la
ficio) h a sido el p r i m e r o e n d a r l o a c o n o c e r S u s t a (loe. c i t . , 24). m u e r t e de P í o I V ( F . C a t t a n e o j u n t o con sus » r e l a c i o n e s d e 22 y 29 de d i c i e m b r e
de 1565,remitió v a r i a s d e l a s p e o r e s , Archivo Gomaga de Mantua) n a d a c i e r t o
(4) Cf. la c a r t a d e C a r l o s V a su h e r m a n o , en los D e s p a c h o s V e n e c i a -
d e m u e s t r a n , c o m o e s n a t u r a l . T i é p o l o ( p á g . 181), en su r e l a c i ó n c o m p u e s t a con
nos, I, 475, n o t a 2. V . t a m b i é n N a v a g e r o en A l b é r i , 1 , 1 , 309.
manifiesta aversión, entre las causas de la m u e r t e de Pió IV h a c e resaltar
(5) Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I I , 115 s. y S u s t a , P i u s I V , 25. L a s r e l a -
no sólo su f a l t a de r é g i m e n en el c o m e r y b e b e r , sino t a m b i é n a l t r i g r a v i
c i o n e s d e J u a n A n g e l se h a l l a n i m p r e s a s en los Mon. H u n g . d i p l . , X V I , Buda-
disordini, lo cual n o p u e d e r e f e r i r s e con precisión a faltas morales. Hasta
p e s t , 1879.
de ver Juan Angel que sus amigos ascendían a altos puestos ecle- comisario general (1). Así el posterior Pío IV se enteró a fondo de
siásticos, pues ya en 1542, su paisano Jerónimo Morone, diez años las circunstancias del país donde había tenido principio la grande
más joven, fué creado cardenal. F u é una escuela dura, pero pro- escisión de la Iglesia. Con esto su horizonte se ensanchó notable-
vechosa, por la que tuvo que pasar Médicis, en la cual adquirió un mente. E n el campamento volvió a encontrarse con su hermano
profundo conocimiento de los hombres y de los países, y aprendió Juan Jacobo,el cual, como general en jefe de la infantería, pertene-
a tener circunspección y miramiento con todos (1). cía al cuartel general del emperador. Cuando después Alejandro
Después que su hermano entró en la parentela del Papa, Juan Farnese regresó a Roma, también Juan Angel de Médicis fué
Angel no podía y a seguir en su posición a n t e r i o r . El 14 de diciem- con él. Un breve de 23 de julio de 1547 disponía su nombramiento
bre de 1545 f ué elevado a arzobispo de R a g u s a , donde se hizo repre- de vicelegado de Bolonia (2), donde su amigo Morone tenía la
sentar por un vicario. Por ventura no recibió hasta entonces las dignidad de legado. Todavía en septiembre del mismo año, Médi-
órdenes mayores. Su consagración episcopal efectuóse en San cis corrió desde Bolonia a P a r m a , a la noticia del asesinato de
Pedro el 20 de abril de 1546 (2). En ese tiempo parecía seguro Pedro Luis Farnese; su enérgica conducta contribuyó eficaz-
su nombramiento de nuncio en Viena (3). Entonces ocurrió en mente a conservar esta ciudad para los Farneses (3).
Alemania la g r a n mudanza. Carlos V . resuelto a la guerra Así Juan Angel de Médicis hubo de servir quince años con
contra los de Esmalcalda, se alió con Paulo III el 26 de junio varia actividad hasta que finalmente tuvo segura la púrpura. No
de 1546. El sobrino del Papa, Alejandro F a r n e s e , fué nombrado obstante, la dignidad no se le dió hasta que Paulo III realizó su
legado, y su hermano Octavio, generalísimo d e las tropas auxilia- última creación de cardenales el 8 de abril de 1549 (4). Médicis,
res pontificias (4). El arzobispo de R a g u s a los acompañó como que vivía en Perusa desde el otoño de 1548 como vicelegado de
Umbría (5), se dirigió entonces a Roma, donde recibió como iglesia
a h o r a h a estado desconocida u n a " r e l a c i ó n de C u s a n o , de 2 de m a r z o de 1566,
titular la de Sta. Pudenciana. E n t r e los que le dieron la enhora-
quien notifica: * P a p a P i o I V h a ve v a u n medico d a b u o n t e m p o p e r i c o n s o l i
del quale v o g l i a n o si f u s s e d a t o alle cose venere[e], p e r c h ' e g l i con q u a n t o sia buena, se halló también el duque de Florencia, el cual invitó al
de 65 anni vi a t t e n d e v a . H o r a S. intendendo t e n e v a donna havendo moglie nuevo cardenal a tomar las armas de su casa (6).
l ' h a f a t t o m e t t e r all'inquisitione p r i g i o n e p e r a d u l t e r o et si d u b i t a la p o t r a
f a r m a l e essendo c a d u t o nelli b a d i vi sono s o p r a . E p e r c h ' a questi di f u spi- En el conclave que siguió a la muerte de Paulo III, Médicis
r a t o il confessor di P i o I V e t il P o r c e l l e g a g r a n suo cam™ dicono c o m e con- siguió el partido imperial y coadyuvó de una manera decisiva a
sapevoli delle cose v e n e r e e . Ho[ral S. Stà f a f a r g r a n d i s s i m a d i l i g e n z a p e r tro- la elección de Julio III. El nuevo Papa le dispensó su confianza
v a r eh' è s t a t o il m a l f a t t o r e p e r d a r g l i il m e r i t e v o l e c a s t i g o (Archivo secreto
R i v a d o , palatino y público de Viena). Como en el A r c h i v o público de Viena, y le empleó en los trabajos preparatorios para la reforma del
ni t a m p o c o en o t r a p a r t e se h a l l a n m á s d a t o s (en los * A v v i s i di R o m a , sólo en conclave (7). D u r a n t e la g u e r r a de P a r m a , en el verano de 1551,
el d e 2 de m a r z o [ U r b , 1040, p á g . 188*», Biblioteca Vaticana) se h a b l a de la ave- Médicis estaba como legado en el ejército pontificio, y su her-
r i g u a c i ó n c o n t r a los que h i r i e r o n ¡ferito] al c o n f e s o r de P í o IV), r e s p e c t o del
r e l a t o de Cusano h a c e f a l t a un e x a m e n e i n d a g a c i ó n , que p r e c i s a m e n t e en (1) V. el D i a r i o de la g u e r r a d a n u b i a n a de E s m a l c a l d a , de Viglio v a n
t a ' e s cosas es i n c o n d i c i o n a l m e n t e n e c e s a r i o . Quizá l a i n v e s t i g a c i ó n , empren- Zwichem, e d i t a d o por D r u f f e l , Munich, 1877,264. N u m e r o s a s r e l a c i o n e s de J u a n
dida p o r los b o l a n d i s t a s , de la e n o r m e c o r r e s p o n d e n c i a de S. C a r l o s Borro- A n g e l e s t á n u t i l i z a d a s en las R e l a c i o n e s de la n u n c i a t u r a de A l e m a n i a , IX, 175,
m o 0 que se h a l l a e n l a Biblioteca Ambrosiana de Milán, dé a ú n luz a este 185, 187, 189, 195, 198, 201, 205, 219, 251, 259, 268, 269, 280, 283, 304, 311, 326.
m i s t e r i o s o n e g o c i o ; el Archivo de la Inquisición, a n t e la c u a l t u v o que com- (2) V. S u s t a , P i u s I V , 28. Cf. M e r k l e , I, 670.
p a r e c e r p a r a d a r r a z ó n de sí el médico de P í o I V , es p o r d e s g r a c i a inaccesible. (3) V. Girol. S o r a n z o , 71; Merkle, I, 692. Cf. las R e l a c i o n e s de la nuncia-
t u r a de A l e m a n i a , X , 114, 190.
(1) Cf. Susta, Pius I V , 23.
(4) Cf. n u e s t r o s d a t o s del v o l . XII, 356 s.
2) V A c t a consist. e n Merkle, I, 630; S u s t a , l o c . cit., 27. C u a n d o Médicis
(5) V . S u s t a , loe. cit., 29, n o t a 4. Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. XI, 295, n o t a 4.
e r a arzobispo de R a g u s a , se le dedicó el * D i a l o g u s d e v i t a a c c l e r i c o r u m morí-
L a o b t e n c i ó n del obispado de Como la h a b í a n impedido los g r i s o n e s en 1548;
bus a u c t o r e Marco A n t o n i o Sacco C r e m o n e n s e flamine. E n él se l e l l a m a eccle- v. W y m a n n , 25, s.
siastici decus o r d i n i s p r a e s u l u m q u e g e m m a y se l e c o l m a de lisonjas. Cod. (6) Giro!. S o r a n z o , 67-68. Cf. Müller, 233.
V a t . , 5679, Biblioteca Vaticana. (7) V. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I I I , 31, 61, 159 160. Cf. S u s t a , P i u s I V ,
(3) Cf. las R e l a c i o n e s de la n u n c i a t u r a de A l e m a n i a , VIII, o8¿-58á.
31,36.
(4) Cf. n u e s t r o s d a t o s del voi. X I I , 238.
mano Juan Jacobo era adalid de los imperiales. A fines del año, y Marcelo II (1), no obstante, como antiguo curial del tiempo del
el cardenal legado procuró, según parece, él mismo, ser relevado segundo Papa Médicis, le tocó poco aquella furiosa corriente
del espinoso empleo. El emperador se mostró agradecido: en 1553 que imperó con Paulo I V , el celador sin miramientos de la reno-
Médicis recibió el obispado de Cassano, y t r e s años después el de vación de la Iglesia y violento combatidor de los herejes. Por
Foligno (1). eso Paulo I V sólo se sirvió de él propiamente para negocios
E n t r e sus colegas Médicis gozaba de notable crédito y estima- jurídicos (2). Todavía fué mayor su oposición en las opiniones
ción por sus conocimientos de derecho canónico. Con el cardenal políticas. En este terreno el napolitano fogoso y lleno de fan-
Saraceni fué constantemente prefecto de la signatura de gra- tasía y el sobrio y tranquilo lombardo formaban un irreconciliable
cia, y representó frecuentemente a Púteo en la signatura de jus- contraste.
ticia. No obstante, no desempeñaba un g r a n papel en la. curia. L a E s t o no se mostró con todo hasta que el horizonte político se
opinión pública le contaba entre los cardenales de segundo orden, oscureció (3). Honra a Médicis el no haber ocultado su parecer
y el pueblo le llamaba tenazmente «Medichino», como si el famoso y haber desaconsejado con resolución y libertad de ánimo la gue-
nombre de Médicis le viniera grande (2). E l cardenal tenía su habi- r r a contra el prepotente imperio español (4). Aun antes de que
tación en el palacio Fieschi; delante de la P u e r t a de San Pancracio ésta estallara, el cardenal se hubo de ausentar de Roma. El 8 de
poseía una viña (3). Aquí como allí veía gustoso en derredor suyo noviembre de 1555 murió repentinamente su hermano Juan Jacobo,
a los literatos. En lo político continuaba adicto al partido del el cual todavía al fin, en la g u e r r a contra Sena, había mostrado
emperador, del cual recibía una pensión (4); no obstante, nunca se tan gran pericia militar, como cruel dureza y egoísmo (5).
manifestó intransigente y rígido en este punto, y t r a t a b a muy Como cabeza de su familia, para poner orden en la herencia,
amistosamente asimismo con los partidarios de Francia. Obligarse el cardenal se dirigió a principios de diciembre a Milán, donde le
a un partido no estaba en su índole, como tampoco el proceder retuvieron hasta la primavera de 1556 los asuntos de la sucesión
imponiéndose o dominando; le gustaba mantener buenas relaciones y una enfermedad de gota (6).
en todas partes. Los tranquilos tiempos de Julio III respondían
(1) V. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I I I , 160; vol. X I V , 40.
mucho a sus inclinaciones (5). T a n t o más dolorosamente sintió el
(2) Cf. Müller, 235 s. Desde otoño de 1556 f u é Médicis m i e m b r o de la Inqui-
tormentoso gobierno de Paulo I V , a cuya elección había contri- sición (v. P a s t o r , D e c r e t o s , 20). S o b r e los r e p a r o s de Médicis c o n t r a la poli-
buido lo mismo que a la elevación de Marcelo II (6). t i c a de P a u l o I V r e s p e c t o al modo de c e l e b r a r un concilio, v. n u e s t r o s d a t o s
del vol. X I V , 161.
Desde el punto de vista así eclesiástico, como político, el (3) E n f a v o r de las b u e n a s r e l a c i o n e s h a b l a n dos » b r e v e s , uno d i r i g i d o a
J o a n n e s J a c o b u s m a r c h i o M a r i g n a n i , f e c h a d o en 20 de a g o s t o de 1555, y o t r o
Papa C a r a f a pertenecía a una dirección enteramente distinta de la
a Cosme I, de 22 de a g o s t o de 1555. E n este ú l t i m o es a c r e d i t a d o el c a r d e n a l
del cardenal Médicis. Aunque éste tomó parte repetidamente en Médicis, y en el otro h a s t a r e c i b e elogio. E n é s t e se dice e n t r e o t r a s cosas:
las deliberaciones para la reforma bajo los pontificados de Julio III *Cum idem tuus f r a t e r p r o p e d i e m A n c o n a m p r o f e c t u r u s ad t e istuc omnino
d i v e r t e r e c o g i t a r e t , h a s ei l i t t e r a s dedimus, u t e a e u n a cum ipso t e n o s t r i s
v e r b i s s a l u t a r e n t et quasi t e s t e s e s s e n t t u m m u l t o r u m e r g a t e a p u d nos offi-
(1) V. n u e s t r o s d a t o s del voi. X I I I , 138; S u s t a , 32-35. U n a p o r c i ó n de c a r t a s ciorum quae is v e r e f r a t e r n a t u a q u e v i r t u t e a c te d i g n a s e m p e r p r a e s t i t i t , t u m
de Médicis a F e r r a n t e G o n z a g a , s o b r e la g u e r r a de P a r m a , p u e d e n v e r s e en n o s t r a e p e r p e t u a e in e u m b e n e v o l e n t i a e . A r a . 44, t. I V , n. 216, Archivo secreto
C a m p o r i , C H I L e t t e r e i n e d i t e di s o m m i pontefici, M ó d e n a , 1878, 16 ss. pontificio.
(2) Cf. Miiller, 234 s.; Susta, 35. S u s t a j u z g a con e x a c t i t u d l a situación (4) V. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 95 s.
r e a l . L a a n é c d o t a de la predicción del p o n t i f i c a d o p o r el j o v e n Silvio Anto- (5) Cf. R e u m o n t , T o s c a n a , I, 199 s. L a m a g n í f i c a a r m a d u r a de J u a n
n i a n o (N. E r y t h r a e u s , P i n a c o t h e c a , 37; cf. C a n c e l l i e r i , P o s s e s s i , 109), con que Jacobo se h a l l a a c t u a l m e n t e en el castillo de E r b a c h en el O d e n w a l d .
R a n k e (Los P a p a s , 16, 205) d a c o m i e n z o a su n a r r a c i ó n del pontificado de (6) Cf. S y l v a i n , I, 31; S u s t a , P i u s I V , 47. A d e m á s de las » c a r t a s c i t a d a s
P i o I V , es a p r o p i a d a p a r a e x t r a v i a r al lector. p o r S u s t a , q u e escribió el c a r d e n a l desde Milán a C. C a r a f a y M o r o n e , las cua-
(3) V*. n u e s t r o s d a t o s de voi. X I I I , 351 y S u s t a , 38. les e s t á n en el *Cod. B a r b . L X I , 7 ( a h o r a 5698) y * V a t . , 6407 (Biblioteca Vati-
(4) V . los D e s p a c h o s V e n e c i a n o s , I I , 432. cana), se h a l l a n t a m b i é n en el Archivo del conde Waldbttrgo de Hohenetns
(5) Cf. Mocénigo, 51 y e s p e c i a l m e n t e S u s t a , 39. u n a serie de » c a r t a s o r i g i n a l e s del c a r d e n a l Médicis a l a f a m i l i a H o h e n e m s ,
(6) V. n u e s t r o s d a t o s del voi. X I V , 13, 58.
104 II, PÍO IV MÉDICIS SALE DE ROMA 105

Vuelto a Roma por abril, como enemigo del partido de la planes ambiciosos que quería t r a t a r personalmente con su favore-
guerra, se vió en una penosa situación, y al fin, verdaderamente
cedor Cosme I (1).
peligrosa (1). Pero por otra p a r t e su importancia creció, pues su
Cuando Médicis salió de Roma el 13 de junio de 1558, se diri-
amigo el duque de Florencia no descuidó el poner conveniente-
gió primero a su obispado de Foligno (2). A mediados de julio
mente de realce en la corte de Bruselas los méritos que había
llegó a Florencia. Las conferencias con Cosme I se refirieron al
adquirido el cardenal Médicis por su oposición a la g u e r r a (2).
próximo conclave. No obstante, al duque de Florencia no podía
L a s relaciones de Médicis con Paulo IV, que al principio del pon-
parecer el cardenal Médicis candidato a propósito para la tiara,
tificado habían sido tolerablemente buenas (3), se habían conver-
hasta después que hubiese muerto el inquieto y aventurero her-
tido en lo contrario por causa de esta actitud. A u n después de
mano de éste (3). Antes, Cosme había tenido sólo una platónica
la paz de Cave no se hizo en esto mudanza. El que el decurso
amistad con Médicis y refrenado su ambición. Esto se cambió con
de los sucesos hubiera venido a dar la razón al admonitor, no pudo
la muerte de Juan Jacobo. Desde 1556 Cosme I ideó seriamente el
mejorar la disposición de ánimo del terco Carafa. El severo régi-
proponer al cardenal como candidato a la triple corona, con
men establecido por este Papa, que procedía a las reformas sin
la esperanza de obtener en él un instrumento dócil para conseguir
consideración alguna, régimen que se manifestó en todo su rigor
sus ambiciosos proyectos, su elevación a la dignidad de rey de
después de la terminación de la guerra, hizo perder el gusto de
Toscana (4). E n la entrevista de ambos en julio de 1558 concer-
permanecer en Roma a los elementos mundanos de la curia. Como
táronse todos los pormenores para el caso muy probable de que el
muchos otros, así también Médicis dejó la Ciudad Eterna en el
decrépito Paulo I V dejara presto esta vida temporal. Esta posibi-
verano de 1558. El voluntario destierro que se impuso, no fué, sin
lidad pareció muy próxima por la g r a v e enfermedad en que cayó
embargo, efecto de una abierta desavenencia con Paulo I V , CUYO
el Papa C a r a f a a fines de agosto (5). Médicis, que se hallaba enton-
nepote Carlos Carafa honró todavía en abril al cardenal con una
ces en los baños de Luca, esperaba las noticias de Roma con t a n t a
visita; antes bien, Médicis pidió una licencia en toda forma para
avidez como su favorecedor. Las tales anunciaron pronto que la
curar su gota en los baños de Luca, y Paulo I V se la concedió
férrea naturaleza del P a p a había de nuevo salido de aquella crisis.
de buena gana otorgándole mil ducados. Los dolores de gota a los
Sólo ahora Médicis, que hasta entonces había permanecido cerca de
cuales no prueba el clima húmedo de Roma, no fueron un mero
Cosme, se dirigió a Milán. E n una carta al duque de Florencia,
pretexto. A la verdad, hubo juntamente todavía otros motivos
de principios de octubre, hacía notar que, para lo futuro, ponía
que apremiaban al cardenal a salir de la curia: el severo régimen
todas sus esperanzas en Su Alteza (6). Éstas no habían de quedar
de la ciudad, luego los asuntos de familia, y finalmente también
frustradas.
Mientras Cosme 1 disponía sus preparativos para el próximo
q u e no p e r t e n e c e n sólo a n e g o c i o s f a m i l i a r e s ; a s í las » c a r t a s de 14, 24 y 25 de
e n e r o y d e 4 d e m a r z o de 1556.
conclave, el cardenal Médicis, desde el 18 de octubre de 1558 hasta
(1) E l 28 d e a g o s t o d e 1556 hizo el c a r d e n a l su » t e s t a m e n t o . E n él enco-
m i e n d a a n t e t o d o su a l m a a Dios, h a c e p r o t e s t a c i ó n d e su f e c a t ó l i c a , e n la (1) S u s t a ( P i u s I V , 63 s.) h a sido el p r i m e r o en c o r r e g i r las i n d i c a c i o n e s
q u e d i c e q u e r e r m o r i r , y d e s e a un e n t i e r r o sin p o m p a ; m a n d a que si m u e r e en f a l s a s y t e n d e n c i o s a s q u e h a c e P a n v i n i o e n la t e r c e r a r e d a c c i ó n d e su V i t a
R o m a , s e l e dé s e p u l t u r a en S a n P e d r o M o n t o r i o , y si en Milán, en el O s p e d a l e P i i I V (cf. el n.° 38 d e l a p é n d i c e ) .
m a g g i o r e . E s t e h o s p i t a l es i n s t i t u i d o su h e r e d e r o u n i v e r s a l . D e s p u é s s i g u e n (2) D e s d e allí » e s c r i b i ó el 19 d e junio d e 1558 a A n í b a l d e E m p s , q u e
l e g a d o s p a r a su h e r m a n o A g u s t í n (el castillo M e l e g n a n o con su m o b i l i a r i o ) , t e n í a i n t e n c i ó n d e i r a los b a ñ o s d e L u c a p o r m o t i v o s d e s a l u d . Archivo de
p a r a los A l t e m p s , B o r r o m e i s , S e r b e l l o n i s , su h e r m a n a C l a r a , e t c . U n a adición Hohenems.
d e su p r o p i o p u ñ o l l e v a la f e c h a d e 13 de s e p t i e m b r e d e 1556. — El conoci- (3) P o r eso c u n d i ó el d i c h o de q u e J u a n J a c o b o c o n su c a s a m i e n t o h a b í a
m i e n t o del t e s t a m e n t o lo debo al p r e f e c t o d e la B i b l i o t e c a V a t i c a n a , M o n s e ñ o r h e c h o o b t e n e r a su h e r m a n o l a p ú r p u r a , y c o n su m u e r t e l a t i a r a . G i r o l .
R a t t i (hoy S. S. P í o XI). S o r a n z o , 71.
(2) Cf. S u s t a , P i u s I V , 48, 58, 62. S o b r e la o p o s i c i ó n de Médicis v . nues- (4) Cf. S u s t a , P i u s I V , 64 s.
t r o s d a t o s d e l vol. X I V , 121 y 297. (5) C f . n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 193.
(3) V. S u s t a , 47. (6) Cf. S u s t a , 67-69.
la muerte de Paulo IV, moró parte en su ciudad natal Milán, El nuevo Papa, aunque había ya pasado de los sesenta, gozaba
parte en las amenas riberas del lago de Como. En Milán se ocupó de tal robustez que se podía esperar un largo pontificado (1). E r a de
en la terminación del palacio comenzado por su hermano; junta- mediana estatura y tenía el color del rostro muy sano. Su cara
mente hacía limosnas con grande liberalidad de la rica herencia del afable y serena no mostraba vestigio ninguno de la ceñuda serie-
difunto (1). Sus obras de caridad también en Roma habían ganado dad y majestad inaccesible de su predecesor. Su nariz era ligera-
al cardenal los corazones de muchos, y le llamaban padre de los mente corva, la frente alta, la barba cerrada y corta estaba algo
pobres (2). encanecida; los ojos vivos de un color gris azulado, descubrían un
Que el pueblo romano saludara alegremente la elevación de temperamento muy sanguíneo. Este se manifestaba aún más clara-
un varón semejante a la Silla de San Pedro, es comprensible. mente en las expresiones vivas, prontas y frecuentemente precipi-
Excitó la mayor satisfacción el que el nuevo Papa manifestara que tadas (2), así como en la increíble movilidad de Pío IV. E r a carac-
quería cuidar de la paz, la justicia y la copiosa importación de terística en él la impaciencia con que, a pesar de toda su afabilidad
vituallas en la Ciudad Eterna, y esto lo confirmó por cuanto ya y bondad, escuchaba las explicaciones de otros, y las interrumpía
a fines de diciembre hizo r e b a j a r el precio de los cereales a costa constantemente con observaciones incidentales. El mismo solía
de la Cámara. La oposición en que había estado el cardenal Médi- hablar extensamente, muchas veces durante horas enteras; muy
cis con Paulo I V , la condición sobria y moderada que siempre lleno de sí, no toleraba opiniones diferentes (3).
había mostrado, hacían esperar un pontificado pacífico, que cura-
S' h a s p e r a n z a ch' el s a r á Pió di f a t t i c o m e h a a s s u n t o il n o m e . H a d e t t o di
ría las heridas que habían producido la g u e r r a y el rigor exce- voler pace, g i u s t i t i a et a b o n d a n t i a (Urb., 1039, p. 112, Biblioteca Vaticana).
sivo de Paulo IV. Esto lo decían también los diplomáticos. Como S o b r e l a a l e g r í a del e m p e r a d o r v. D e s p a c h o s V e n e c i a n o s , III, 131,133.
por la elevación del neutral Médicis ningún partido podía atri- (1) Cf. * Avviso di R o m a de 29 de junio de 1560, Urb., 1039, p. 176b, Biblio-
buirse la victoria, pero tampoco ninguno había sufrido una com- teca Vaticana. S o b r e el e x t e r i o r de P í o I V y su c a r á c t e r cf. Mocénigo, 61 s.;
Girol. S o r a n z o , 72 s.; G i a c . S o r a n z o , 129 s. V . t a m b i é n M a s s a r e l l i en M e r k l e , II,
pleta derrota, los representantes de las g r a n d e s potencias rivales 341, y P a n v i n i u s , V i t a P i i I V (últimas redacciones; cf. el n.° 38 del a p é n d i c e ) .
estaban sin excepción contentos (3). D e los a u t o r e s m o d e r n o s v. Mütler, 234 ss., 242; Susta, P i u s IV, 36 ss.; Curia, I,
xxx s. El r e t r a t o al óleo de P í o I V , de t a m a ñ o n a t u r a l , que p o s e e l a Biblioteca
(1) Cf. S u s t a , 95-99; a q u í t a m b i é n se h a c e p o r p r i m e r a vez u n a e x a c t a A m b r o s i a n a , e s t á copiado e n S a n Cario, 34. O t r o buen r e t r a t o que p r o c e d e de
r e l a c i ó n de los e s f u e r z o s de Médicis p o r o b t e n e r el a r z o b i s p a d o de Milán, H o h e n e m s , se h a l l a en el castillo F r i s c h e n b e r g de Bistrau, en B o h e m i a . El m a g -
c u e s t i ó n que t o d a v í a no quedó r e s u e l t a a la m u e r t e de P a u l o I V . S o b r e los nífico g r a b a d o (de medio c u e r p o h a c i a l a d e r e c h a ) de A n t . L a f r e r y es r e p r o -
c a m b i o s de m o r a d a del c a r d e n a l c f . sus c a r t a s e n el Archivo de Hohenents ducción sin d u d a de u n c u a d r o c o n t e m p o r á n e o (cf. H a r t i g en el A n u a r i o Histó-
( e s c r i t a s u n a desde Como el 16 de e n e r o de 1559, 3' o t r a s dos desde F r a s c a - rico, X X X V I I I , 299). B u e n a s r e p r e s e n t a c i o n e s son t a m b i é n los g r a b a d o s de
r o l o el 8 de f e b r e r o y el 22 de m a r z o ) . H. Cock y F . v a n H ü l s e n (los dos de medio c u e r p o h a c i a la d e r e c h a , el p r i m e r o
con la t i a r a ) , como t a m b i é n los de Nic. v. Aelst y A. L o e m a n s (los cuales r e p r e -
(2) V. P a n v i n i u s , V i t a Pii I V ( p r i m e r a r e d a c c i ó n , a m p l i a d a en la s e g u n d a ;
s e n t a n al P a p a s e n t a d o h a c i a la d e r e c h a ) ; de estos g r a b a d o s h a y e x c e l e n t e s
cf. el n.°30 del apéndice). Su cuidado d e l o s p o b r e s lo m o s t r ó t a m b i é n J u a n A n g e l
e j e m p l a r e s en la B i b l i o t e c a v i n c u l a d a en la f a m i l i a i m p e r i a l de V i e n a . L a
de Médicis siendo P a p a , de t a n m ú l t i p l e m a n e r a , que se i n t e n t ó la a c u ñ a c i ó n de
h e r m o s a m e d a l l a del m i l a n é s G. A. Rossi e s t á bien r e p r o d u c i d a en Müntz, III,
u n a m e d a l l a c o n m e m o r a t i v a ( V e n u t i , 115. B o n a n n i , I, 277). Cf. C o n s t i t . archi-
242; y la de L. L e o n i , de los p r i m e r o s a ñ o s del pontificado, en Plon, Leoni,
c o n f r a t . S. H i e r o n y m i de urbe, R o m a e , 1694, 31; A r m e l l i n i , 75 s.; C o m u n i c a -
l á m i n a 33, n.° 5; cf. p. 268. Es un exquisito t r a b a j o el busto de P í o I V que e s t á
c i o n e s del I n s t i t u t o A u s t r í a c o , X I V , 577; L a n c i a n i , III, 211. F r a c a s ó c i e r t a -
e n su sepulcro de S a n t a M a r í a de los A n g e l e s , en R o m a . S o b r e la e s t a t u a de
m e n t e la t e n t a t i v a de r e p r i m i r la m e n d i c i d a d p o r m e d i o de u n a c a s a de benefi-
P í o I V , que se h a l l a en la c a t e d r a l de Milán, o b r a de A n g e l de Marinis, v. Calvi,
c e n c i a (v. Bonanni, 1, 285; L a n c i a n i , G o l d e n D a y s , 99). S o b r e el o r f a n o t r o f i o
F a m . Milán., I V , t a v . 15; E s c h e r , 176; h a y t a m b i é n de ella u n a c o p i a en Ricci,
e r i g i d o por Pío IV j u n t o a los SS. C u a t r o C o r o n a d o s , v. L e cose m e r a v i -
El a r t e en la I t a l i a s u p e r i o r , 198.
gliose, 28. S o b r e el cuidado del P a p a r e s p e c t o a los h o s p i t a l e s de R o m a cf.
F o r c e l l a , VI, 404, 520; X I , 128. T a m p o c o olvidó P í o I V a los p o b r e s p r e s o s (v. (2) P u e d e n v e r s e e j e m p l o s en P a l l a v i c i n i , 17, 3 , 7 ; 17, 8, 8 y e n Sickel,
Constit. a r c h i c o n f r a t . S. H i e r o n y m i , 9). Concilio, 355.
(3) V. D e m b i n s k i , W y b ó r P i u s a I V , 286. Cf. la » r e l a c i ó n de R i c a s o l i , de (3) V. Massarelli e n Merkle, II, 341. Cómo el P a p a i n t e r r u m p í a constan-
26 de d i c i e m b r e de 1559, Archivo público de Florencia, y l a del e m b a j a d o r por- t e m e n t e a los e m b a j a d o r e s , vese claro p o r l a * relación que el e m b a j a d o r de
t u g u é s , de 30 de d i c i e m b r e de 1559, e n el C o r p o dipl. P o r t u g . , V I I I , 281; Canisii Venecia, venido p a r a p r e s t a r o b e d i e n c i a , hizo a c e r c a de su a u d i e n c i a final, l a
E p i s t . , I I I , 567 s. E n el * Avviso di R o m a de 30 d e d i c i e m b r e de 1559 se dice: cual e s t á f e c h a d a en N a r n i a 11 de o c t u b r e de 1560, Biblioteca palatina de
Como Pío I V propendía a la corpulencia, daba grandísima e m b a j a d o r imperial, el portugués y el veneciano hacia San Andrés,
importancia al movimiento regular y activo; comenzaba y termi- que está delante de la Puerta del Pópolo, donde asistió a la santa
naba sus ocupaciones diarias con un largo paseo. Entre todos los misa. Luego visitaron la adyacente Villa Julia. Allí el Papa
Papas, por .ventura ninguno f u é tan asiduo y diligente andador anduvo acá y allá al sol ardiente sin bastón, conversando con ani-
como él. Generalmnnte era adverso al tieso ceremonial. Con mucha mación con los cardenales; contempló lleno de interés las magnífi-
frecuencia se le veía en las calles de Roma a caballo o a pie casi cas fuentes y estatuas antiguas de la Villa, y citó a propósito de
sin acompañamiento. Rechazaba las reflexiones que se le hacían ellas versos de poetas latinos. E l Papa invitó a su mesa a cinco
en razón de su dignidad y su edad. Estaba persuadido de que el cardenales y a los t r e s embajadores, y se entretuvo con ellos
movimiento conserva la salud, ahuyenta las enfermedades, y decía hablando principalmente de las antigüedades de Roma. Después
que él no quería morir en la cama. Si hoy padecía un acceso de de comer la conversación se hizo más seria: versó sobre los asun-
fiebre, ya al día siguiente aparecía de nuevo en sus acostumbra- tos corrientes políticos y eclesiásticos, y duró tanto, que el carde-
dos paseos contra la voluntad de los médicos (1). nal Cueva, que padecía de gota,rogó que se le permitiera retirarse.
Principalmente en los primeros tiempos de su pontificado, Al fin también el Papa durmió la siesta. Luego visitó, parte a pie
Pío I V gustaba de vivir en el palacio de San Marcos o en las mag- y parte a caballo, la parte montañosa de la Villa y regresó al Vati-
níficas estancias del castillo de Santángelo (2). En julio (3) y otra cano por el Ponte Molle. Cuando llegó allá, era de noche. Pero ya
vez en agosto de 1560 visitó, acompañado de cardenales, embaja- a la otra mañana muy temprano de nuevo el P a p a fué a dar una
dores y muchos nobles, el palacio Fieschi, en el cual había residido vuelta por el Vaticano e inspeccionó los trabajos de construcción
siendo cardenal. Subiendo y bajando escaleras, iba con los emba- que tenía ordenados (1).
jadores inspeccionando todas las piezas; al fin subió a la torre del También al año siguiente la robustez de Pío I V despertó gene-
palacio. Siempre en animada conversación con sus acompañantes, ral admiración. El agente mantuano Francisco Tonina refiere el 29
mostró tal agilidad que todos se maravillaron. Cuando se le con- de marzo de 1561, que el Papa había subido a la cúpula de San
gratuló por su robustez, pues todavía poco antes había estado Pedro y la había recorrido en derredor, esfuerzo, dice Tonma, que
enfermo, observó: «No, no, no queremos aún morirnos tan pronto». hubiera arredrado a un hombre de veinte años. Pero aquel varón
Especialmente le alegró la expresión del embajador veneciano, de sesenta y dos años se cansó tan poco por ello, que el mismo día
Muía, de que en la ciudad de las lagunas vivían senadores, que volvió otra vez a la nueva obra de la basílica que le interesaba
tenían veinte años más que Su Santidad y dirigían no obstante los mucho (2). Siguiendo con el más vivo interés todas sus nuevas cons-
negocios del Estado con tanta prudencia como energía. El Papa trucciones de Roma, se presentaba hoy aquí, mañana allí (3). Las
mismo recordó que su predecesor había sido veinte años más viejo relaciones de los embajadores mantuanos de los años 1561 y 1562,
que él (4). repiten constantemente cuán ágil, robusto y alegre estaba
El 25 de septiembre de 1560 Pío I V dejó temprano el Palacio el Papa (4). Solía andar tan de prisa que, como refiere todavía el
de San Marcos y se dirigió, seguido de once cardenales, del (1) Cf. l a ** c a r t a de Muía, de 26 de s e p t i e m b r e de 1560, Biblioteca pala-
Vierta. C a r a c t e r i z a t a m b i é n e s t e modo de ser de Pío IV la * r e l a c i ó n d r a m á - tina de Viena. . . ..
t i c a de Muía (cf. el n.° 3 del a p é n d i c e ) , de 24 de s e p t i e m b r e de 1560, Archivo (2) V. m á s a b a j o , e n el c a p í t u l o X , la » r e l a c i ó n de F r . T o n i n a , Archivo
secreto pontificio. Gonzaga de Mantua. Cf. t a m b i é n l a » r e l a c i ó n de T o n i n a , de 3 de d i c i e m b r e
(1) V. Girol. S o r a n z o , 72-73. de 1561, en el n.° 19 del a p é n d i c e .
(2) Cf. Bondonus, 535; * Avviso di R o m a de 4 de m a y o de 1560, Urb., 1039, (3) Los e n v i a d o s florentinos » r e f i e r e n el 2 de a g o s t o de 1561, q u e el
Biblioteca Vaticana. P a p a p a s e a b a t a n t o , que los n e p o t e s t e m í a n p o r su salud. Archivo publico de
(3) V. * Avviso di R o m a de 10 de julio de 1560, Urb., 1039, p. 188, Biblio- Florencia^ ^ ^ ,relac¡ones d e Fr . Tonina, de 23 y 27 d e julio y 2 de a g o s t o
teca Vaticana.
d e 1561, de 4 y 18 de m a r z o , 2 de abril, 18 de m a y o y 31 de o c t u b r e de 1562,
(4) V. la **relación de Muía, de 10 de a g o s t o de 1560, Biblioteca de la
corte de Viena. Cf. C o r p o dipl. P o r t u g . , IX, 351. Archivo Gonzaga de Mantua.
año 1563 Jerónimo Soranzo, cansaba a cualquiera por joven que Paulo IV había siempre invitado a sus comidas solamente a
fuese. En la visita de los trabajos del palacio Colonna, en agosto los cardenales y prelados de alta posición. Tales dignatarios se
de 1564, aunque tenía sesenta y cinco años, subió hasta el inseguro veían sólo excepcionalmente en la mesa de Pío I V . A su índole
andamio, sin el menor miedo de las piedras que caían (1). sencilla y apacible correspondía también en la mesa un trato llano
L a gota y el catarro eran los únicos males que afligían a y familiar. Con preferencia invitaba a literatos de ingenio
Pío I V . Cuando se veía libre de ellos, se levantaba casi siempre agudo y chispeante, pero tampoco desdeñaba divertirse con los
antes de la salida del sol. T a n pronto como se había vestido, daba chistes y juegos de los bufones de la corte (1). El mismo tenía
un largo paseo, durante el cual rezaba su breviario (2). Luego buena formación literaria y se había interesado siempre por las
por espacio de dos o tres horas despachaba los negocios más impor- obras de los poetas e historiadores. Cuando reunía en derre-
tantes, y después recibía a los embajadores. Cuando había termi- dor suyo a los epígonos de los humanistas, mostraba con gusto
nado estas ocupaciones, oía el Papa una misa. Si todavía había su excelente memoria, citando páginas enteras de escritores anti-
tiempo, daba audiencia a los cardenales y a otras personas antes guos. También en sus conversaciones con los embajadores el Papa
de comer. No era en manera alguna adverso a los deleites de la mezclaba a veces un verso de Horacio o traía ejemplos de la His-
mesa (3), pero la suya no era tan brillante como la de su predece- toria (2). Según el juicio docto de Jerónimo -Soranzo, dominaba
sor, el cual consideraba necesario mostrar los aspectos regios del tan bien el idioma latino que sabía expresarse con tanta facilidad
pontificado hasta en esta materia (4). como exactitud en los consistorios. Claros y precisos como su estilo
son también los trazos de su escritura (3). A la verdad, no escri-
En la mesa de Pío I V se ponían principalmente manjares
bió otra cosa que noticias de negocios y dictámenes jurídicos.
comunes y servían simples ayudas de cámara. También los ban-
Conocía el derecho canónico tan extensa como profundamente.
quetes oficiales eran sencillos; el P a p a quería con esto dar ejem-
Estaba también muy familiarizado con todo lo que se refería a la
plo a los cardenales y a los prelados. Se reconoce al lombardo en
administración y a l a hacienda pública. En los asuntos de la curia
su preferencia por los platos fuertes, principalmente de pastas
era maestro, pero la teología científica estaba bastante remota de
a la usanza de su país, de los cuales tomaba más cantidad de lo
él, que no había sido sino jurista y funcionario de administración.
que era conveniente a su salud. Sólo en 1563, después de una larga
D e esto tenía clara conciencia, y por eso dejaba a la resolución de
enfermedad, evitó los manjares y vinos fuertes; limitación que
los especialistas todas las cuestiones que tocaban a este terreno (4).
fué muy beneficiosa para su cuerpo. Después de comer dormía una
Por su falta de una formación fundamental en teologia se explica
larga siesta, luego rezaba lo demás del breviario y recibía todavía
también su expresión, que siendo cardenal le echaron en cara en el
a uno que otro de los cardenales y embajadores. F o r m a b a el fin
conclave, sobre las concesiones que podían hacerse a los alemanes,
del día un largo paseo en el Belvedere, que se extendía en invierno
hasta el anochecer, y en verano hasta la hora de la cena (5). (1) V. Girol. S o r a n z o , 77. S o b r e el bufón de la c o r t e M o r e t t o v. las " r e l a -
ciones de T o n i n a , de 4 y 8 de e n e r o de 1561. E n l a p r i m e r a de ellas se lee:
(1) V . en el n.° 37 del a p é n d i c e la * r e l a c i ó n de F r . T o n i n a , de 12 de a g o s t o P r i n c i p a l m e n t e N. S. il p r i m o dell' a n n o , con t u t t o che s e n t i s s e poco de poda-
de 1564, Archivo Gonsaga de Mantua. g r a , diede da m a g n a r e la m a t t i n a alli p a r e n t i , e t p e r c h è il M o r e t t o b u f f o n e
(2) *Quella m a t t i n a , r e f i e r e S e r r i s t o r i e n 20 de junio de 1561, sulo spun- disse et f e c e de molte cose a quel d e s i n a r e , che lo f e c e r o s m a s c e l l a r e di r i s a ,
t a r del solé t r o v a i S. S. d i c e v a l'offitio nel s u o g i a r d i n o di Monte C a v a l l o . g l i donò cento scudi d' oro, e t il s. duca d' U r b i n o gli n e donò c i n q u a n t a , et
Archivo piíblico de Florencia. il card'e suo f r a t e l l o , 30. Archivo Gonzaga de Mantua. E l b a n q u e t e en h o n o r
(3) P í o I V c o m í a cinco veces al día; v . l a " r e l a c i ó n de F r . T o n i n a , de 2 de Cosme I, en el cual Pío I V se c h a n c e ó m u y a l e g r e m e n t e con dos e n a n o s , y
de julio de 1652, Archivo Gonsaga de Mantua. Después d e la e n f e r m e d a d que un f a v o r i t o de L e ó n X c a n t ò c e r t i v e r s i elegi latini sonando poi con la lira,,
t u v o p o r d i c i e m b r e de 1563, se le d i s m i n u y ó el a p e t i t o ; cf. l a " r e l a c i ó n de lo d e s c r i b e T o n i n a e n su " r e l a c i ó n de 27 de n o v i e m b r e de 1560.
S e r r i s t o r i , de 17 de d i c i e m b r e de 1563, Archivo público de Florencia. . (2) P u e d e n v e r s e e j e m p l o s de esto en l a s " r e l a c i o n e s de Mula, de 24 de
(4) Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 61 s., 67 s. s e p t i e m b r e y 26 de o c t u b r e de 1560, Biblioteca palatina de Viena.
(5) Cf. Girol. S o r a n z o , 73, 77-78; Giac. S o r a n z o , 129. S o b r e el c o n v i t e mo- (3) V. Girol. S o r a n z o , 74; S u s t a , P i u s I V , 38.
desto p a r a los e m b a j a d o r e s venecianos q u e v i n i e r o n a p r e s t a r o b e d i e n c i a , v . (4) Girol. Soranzo, 74; Giac. S o r a n z o , 129-130.
Albéri, II, 4, 15.
acerca de la comunión bajo las dos especies y el matrimonio de los práctica y su exquisito tino, tanto más cuanto que Pío I V trataba
sacerdotes (1). Algunas veces el mismo Pío I V mencionaba la más familiarmente con ellos. También en esto resaltó de nuevo no-
falta que padecía de conocimientos teológicos, y entonces prin- tablemente la oposición a Paulo IV. Cuanto había sido difícil alcan-
cipalmente cuando había prometido más de lo que podía cumplir. zar una audiencia de éste en su última época (1), tanto fué fácil
Esto acontecía frecuentemente, pues por causa de su bondad le ser admitido a la presencia del nuevo jerarca supremo de la Igle-
era penoso negar una petición (2). En los casos difíciles prefería sia. En él no se podía observar cosa alguna de la grandeza espa-
siempre seguir un camino intermedio. Su índole prudente procu- ñola del Papa Carafa; Pío I V t r a t a b a con todos sencilla, afable
raba por lo general suavizar y conciliar oposiciones (3). Por eso y bondadosamente, y en especial con los embajadores dejaba a un
nada aborrecía tanto como el proceder áspero y sin miramientos. lado todo ceremonial (2). A n t e todos fueron los representantes de
Su sentido político, su inteligencia de las cosas prácticas y de las Cosme I y de la república de San Marcos los que en todo tiempo
necesidades del momento, eran sobresalientes. Esta cualidad, así tuvieron entrada y fueron favorecidos con la mayor confianza. Rei-
como la completa independencia de sus resoluciones, no se mostra- teradamente refieren de qué manera el Papa, que precisamente
ron ciertamente hasta después de su elevación a la silla de San daba su paseo en el Belvedere, los invitaba a unírsele sin más; la
Pedro. Sólo entonces se echó de ver que el sencillo y prudente mayor parte de las veces eran luego llevados también a sus aposen-
lombardo era un personaje, si no muy importante, por lo menos tos particulares (3). L a bondad y llaneza del Papa eran en tales
del todo independiente, que se había aprovechado por manera ocasiones frecuentemente tan grandes, que se disculpaba cuando
excelente de lo mucho que tenía experimentado y conocido en los había de hacer esperar a los embajadores algún tiempo por causa
más diversos países durante una larga y dura escuela de trabajo de negocios urgentes (4). Gustaba de explicarse por manera
práctico (4). Versado como estaba en los negocios del mundo, extensa con los embajadores venecianos Marco Antonio de
Mula (5) y Jerónimo Soranzo, que le eran especialmente simpáti-
había aprendido, sobre todo de las amargas experiencias de su
cos. Soranzo escribe que sus audiencias casi nunca habían durado
predecesor, que la autoridad y crédito de la Santa Sede no se
menos de una hora; que la confianza que en ellas se le mostraba,
podía conservar sin mantener buenas relaciones con los príncipes
no había podido ser mayor; y que el P a p a había advertido reitera-
católicos, y que era necesaria una política moderada y previsora.
damente, que decía a los embajadores lo que había meditado en la
Este conocimiento moderó su índole impulsiva (5). Y a el 26 de
noche pasada (6).
diciembre de 1559 Pío I V dijo a los enviados de Cosme I, que
quería estar bien con todos los príncipes cristianos y conservar la Cuán grande importancia daba Pío I V a sus relaciones con
paz (6). Venecia, lo había manifestado muy claramente luego que se pre-
Los embajadores pudieron conocer las dotes políticas del sentó la embajada de obediencia de la república de San Mar-
nuevo Papa, su clara inteligencia de la realidad de la vida política (1) Cf. n u e s t r o s d a t o s del voi. X I V , 182 s.
(1) Cf. a r r i b a p. 64. (2) V. Mocénigo, 51; Girol. S o r a n z o , 75; l a » r e l a c i ó n del e m b a j a d o r bolo-
ñés T . Cospi, f e c h a d a en R o m a a 24 de julio de 1560, Archivo público de
(2) S u s t a , Pius I V , 39.
Bolonia.
(3) E s t o lo c a r a c t e r i z a b i e n su a c t i t u d r e s p e c t o de los C a r a f a s después
(3) Cf. la * r e l a c i ó n de Ricasoli, de 1.° de junio de 1560, las de S a r a c e n i , de
de su c a í d a . Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 197, n o t a 2.
23 de a b r i l y 20 de junio de 1561, Archivo público de Florencia, y las »relacio-
(4) Cf. Susta, C u r i a , I, xxx y P i u s IV, 36 s. E n este último l u g a r se
nes de Mula, de 9 y 16 d e n o v i e m b r e de 1560, Biblioteca palatina de Viena.
d e m u e s t r a p e r f e c t a m e n t e cuán f a l s a es l a opinión de los superficiales y hos-
(4) A s í e s c r i b e Mula e n su » r e l a c i ó n de 15 de junio de 1560: S e r e n i s s i m o
t i l e s o b s e r v a d o r e s , que en el c a r d e n a l Médicis sólo v e í a n a u n señor bueno,
P r i n c i p e . A n d a i a S. S t à h i e r i m a t t i n a . . . e t ella si scusò d ' h a v e r m i f a t t e aspet-
sencillo y m u y docto en derecho, sin e l e v a d o vuelo de i d e a s , que h a b í a afec- t a r e . Biblioteca palatina de Viena. Cf. el n.° 3 del apéndice.
t a d o s e r de m u y p o c a i m p o r t a n c i a p a r a subir m á s f á c i l m e n t e de e s t a m a n e r a
(5) Cf. e s p e c i a l m e n t e las » r e l a c i o n e s de Mula de los años 1560-1561,
a la suprema dignidad. c i t a d a s en el c a p í t u l o III, Biblioteca palatina de Viena. V. p a r t i c u l a r m e n t e
(5) Cf. H i l l i g e r , 4.
l a » r e l a c i ó n de 6 de s e p t i e m b r e d e 1560.
(6) V . la » r e l a c i ó n de J. B. Ricasoli, de 26 de d i c i e m b r e de 1559, Archivo
(6) G i a c . S o r a n z o , 131.
público de Florencia.
8. — HIST. D E LOS P A P A S , TOMO V I J V O L . XV.
eos (1). Los enviados fueron casi abrumados de atenciones. El bieron tan múltiples muestras de grande afición, que con razón se
acto de prestar obediencia efectuóse el 13 de mayo en la sala prin- podía temer un nuevo régimen de nepotes. Los Médicis de Milán
cipal del palacio de San Marcos, honor que hasta entonces nunca infundían poquísimo recelo. Juan Jacobo Médicis había fallecido
había cabido en suerte a los representantes de Venecia. El Papa sin hijos. D e los demás hermanos del Papa sólo vivía Augusto. Los
mismo contestó a la alocución de Muía, y en su respuesta honró litigios sobre la herencia con este hombre sarcàstico se habían
repetidas veces a la república con el título de serenísima. En la aumentado todavía por su intrigante esposa, la cual tenía mala
audiencia privada concedida dos días después a los embajadores fama. Desde entonces quedaron rotas las relaciones entre ambos
venecianos, el Papa insistió en que tomaran asiento y se cubrie- hermanos. A principios del pontificado, Augusto ni siquiera pudo
r a n . En esta ocasión alabó con elocuentes palabras los mere- ir a Roma. Cuando luego en 1562 se le permitió esto, principal-
cimientos de Venecia como defensora de la cristiandad y de la mente por la intercesión de Cosme I, obtuvo, es verdad, una pen-
Santa Sede. Habló con tanto énfasis, que los embajadores escri- sión mensual de 200 escudos, pero no una posición influyente,
bieron a su patria llenos de asombro: «Este Papa estará siempre como él había esperado; tampoco hubiera sido a propósito para
al lado de Venecia, si nosotros hacemos lo que nos pertenece». ocuparla (1).
En la misma audiencia Pío IV se expresó de la manera más confi-
De las cinco hermanas de Pío IV, las tres más jóvenes vivían
dencial y extensamente sobre la actitud que pensaba tomar en lo
en un monasterio de Lombardia desde hacía años (2). Las otras
tocante así a la religión como a la política. Respecto a esto hizo
dos estaban casadas: Margarita con Gilberto Borromeo, conde de
notar cuánto deseaba vivir en paz con todos los príncipes cris-
Arona (3), y Clara con Wolf Dietrich de Hohenems.
tianos, principalmente con los italianos, y trabajar por el bien de
El linaje de los nobles de Ems tenía su solar en Vorarlberg,
la Iglesia. Añadió que tenía la intención de volver a convocar el
en el castillo de Hohenems, colocado en una enhiesta roca cerca
concilio en Trento y mantener la unidad de la fe en Italia. Los en-
de Goetzis. E r a una familia g u e r r e r a , muchos vástagos de la cual
viados que, durante toda su permanencia en Roma, fueron tratados
habían peleado con sus tropas en los ensangrentados campos de
con especial honor, oyeron de nuevo semejantes seguridades en su
batalla de Italia. Así al principio del siglo xvi Mark Sittich I y
audiencia de despedida el 20 de mayo de 1560. Pío IV les certificó
su famoso primo Jacobo de Ems, el cual después de breve carrera
que quería conservar ilesos los derechos de la Santa Sede y de la
victoriosa cayó delante de Ravena el 11 de abril de 1512. Wolf
Iglesia, pero por lo demás no omitir ninguna condescendencia en
Dietrich, hijo segundo de Mark Sittich (nacido hacia 1507 y
todo aquello que le fuera posible (2).
muerto en 1538), señalóse asimismo como hombre de guerra en
El embajador veneciano Luis Mocénigo hace resaltar los sen- Italia (4). D e su matrimonio con Clara Médicis nacieron tres hijos
timientos pacíficos del Papa, así como su designio de refor-
mar la Iglesia y proseguir el concilio, en la relación final sobre (1) Cf. Mocénigo, 52; Girol. S o r a n z o , 92 s.; S u s t a , P i u s IV, %. Sobre la
i n t e r c e s i ó n de Cosme I, v. la i n t e r e s a n t e » r e l a c i ó n de F r . Tonina, de 29 de
su legación, en la cual fué sustituido en 1560 por Marco Antonio enero de 1563, Archivo Gonzaga de Mantua.
de Muía. Sólo dos cosas, dice, excitan reparos: las estrechas (2) Cf. Calvi, F a m . Milán., I I I .
relaciones con Cosme I y la multitud de los nepotes pontificios (3). (3) S o b r e los condes de A r o n a v. W y m a n n , 31 s., donde se h a n utilizado
las n u m e r o s a s o b r a s que de ellos t r a t a n e s p e c i a l m e n t e .
En efecto, pocos Papas ha habido tan copiosamente favoreci-
(4) V. B e r g m a n n , L o s nobles de E m b s de H o h e n e m b s : Memoria de l a
dos del cielo con parientes como Pío I V , y muchos de éstos reci- Academia de V i e n a , clase fil.-hist., X (1860), 93 ss.; X I (1861), 1 ss. V. a d e m á s
los d o c u m e n t o s del a r c h i v o de la f a m i l i a de E m s de H o h e n e m s , desde 1315
(1) Cf. la relación de Melch. Mictaiel, de 8 de junio de 1560, en Albéri, I I ,
h a s t a 1537, r e u n i d o s p o r F. J o l l e r ( C e r t a m e n del g i m n a s i o de Feldkircta), F r i -
4, s., 7 s.
4
b u r g o , 1860, así como el a r t í c u l o Gli H o h e n e m s cittadini Milanesi [hechos t a l e s
(2) V. M. Mictaiel, loe. cit., 9 s.,13 s., 16 s. Cf. t a m b i é n la » r e l a c i ó n de
por Carlos V en 1553], en el Bullett. s t o r . d. Svizz. Ita!., X X V I I I (1906) y
Muía, de 22 de m a y o de 1560, Biblioteca palatina de Viena. Sobre la t r i b u t a -
W y m a n n , 27 ss. Cf. t a m b i é n H. W a r t m a n n , D e r Hof W i d n a u - H a s l a c h : Archi-
ción de obediencia de los v e n e c i a n o s cf. Bondonus, 534.
vos m u n i c i p a l e s de S t . Gali, 1887, p. VII ss. de la i n t r o d u c c i ó n sobre M a r k
(3) V. Mocénigo. 51. Cf. P. P a c h e c o en H i l l i g e r , 7.
Sittich I.
116 ii, PÍO iv ENCUMBRAMIENTO DE CARLOS BORROMEO 117

y dos hijas: Jacobo Aníbal, Mark Sittich II, Gabriel, Margarita y mano menor, Carlos Borromeo (1). F u é un día memorable en la
Elena. El cardenal Médicis se interesó vivamente por la suerte de historia de Roma y de la Iglesia, aquel en que este joven, que
los hijos de su hermana. En el archivo de Hohenems se conserva sólo tenía veintiún años, hizo su entrada en la Ciudad E t e r n a . L a
todavía una carta, fechada el 20 de junio de 1556, en la cual disuade elevación del tío a la silla de San Pedro apenas tuvo otro efecto
a su hermana de enviar a la peligrosa metrópoli de Roma al joven más beneficioso que abrir de un golpe al sobrino la carrera por la
Gabriel, que no tenía inclinación ninguna al estado eclesiástico (1). cual en pocos años se hizo uno de los más ilustres adalides y más
Elevado a la suprema dignidad, permitió que fueran a su corte los enérgicos promovedores de la reformación católica.
tres hijos. Pero presto había de arrepentirse de esta debilidad. Luego después de la llegada de Carlos, Pío I V mostró tanto
su inclinación a él, que se decía que le quería como a la niña de
Del matrimonio de la hermana mayor del Papa con Gilberto
sus ojos (2). P r i m e r a m e n t e le confirió la dignidad de protonotario
Borromeo habían nacido dos hijos: Federico y Carlos. Pío IV
y varios beneficios (3). En Milán .como en Roma se habló en
honró a estos sobrinos de suerte que pronto se encendió la envidia
seguida de que Carlos, a quien precedía muy buena fama, recibi-
en los de Ems hasta dar vivas llamas. Pero fuera de ios nombrados,
ría la púrpura (4). D e hecho efectuóse muy pronto su recepción en
aparecieron también otros parientes milaneses de parte de su
el Sacro Colegio. El 31 de enero de 1560 fueron nombrados carde-
madre, así los cinco hijos de Juan Pedro Serbelloni, todos los
cuales pretendían honores y cargos. El embajador del duque de
(1) La m á s a n t i g u a b i o g r a f í a d e S . C a r l o s B o r r o m e o la e s c r i b i ó el
F e r r a r a notifica el 17 de enero de 1560, que el Papa había puesto obispo d e V e r o n a , el c a r d e n a l A g u s t í n V a l i e r (la l a t i n a s e e d i t ó en C o l o n i a
mano en los negocios tan ardorosamente que se podía esperar una en 1587, y la i t a l i a n a en M i l á n en el m i s m o año), y la m e j o r q u i z á , el g e n e r a l
d e los b a r n a b i t a s y o b i s p o d e N o v a r a B a s c a p é ( p u b l i c a d a p o r p r i m e r a vez en
era mejor; que el número de sus nepotes que afluían desde Milán y
I n g o l s t a d i o en 1592). B a s c a p é m i s m o dice (p. 2): E l o q u e n t i a m h i s t o r i a e q u e s c r i -
Alemania, crecía continuamente; y que ya habían llegado de dieci- bendae a r t e m concedens multis, rerum ipsarum notitiam veritatemque iure
ocho a veinte. Una semana después refiere el mismo embajador, m i h i v e n d i c a r e p o s s e v i d e o r . E n la m i s m a p á g i n a d e s i g n a como f u e n t e s s u y a s :
el c o n o c i m i e n t o p e r s o n a l , s a c a d o del t r a t o de m u c h o s a ñ o s c o n S . C a r l o s
que la turba de los parientes continuaba acrecentándose (2). No era
B o r r o m e o , los d i c h o s y t e s t i m o n i o s de sus f a m i l i a r e s y n u m e r o s o s d o c u m e n -
de maravillar, pues se abrían para ellos brillantes perspectivas. tos, e n t r e los c u a l e s u n a s 30000 c a r t a s , o r a e s c r i t a s p o r S. C a r l o s , o r a dirigi-
d a s a él. C f . P . L . M a n z i n i e n L a S c u o l a c a t t . , S e r . 4, voi. XVIII(1910), 330-337;
Pío IV recibió con el mayor agrado a los hijos de su hermana A n a l e c t a B o l l a n d . , X X I I , 121. L a V i d a m á s d i f u n d i d a y m á s f á c i l de l e e r
Margarita, los dos condes Borromeos. El mayor, Federico, se la s u m i n i s t r ó G i u s s a n o , B r e s c i a , 1610, p a r a l a s fiestas d e la c a n o n i z a c i ó n .
halló ya presente a la coronación del Papa. Poco después, por C o l e c c i o n ó d o c u m e n t o s s o b r e S. C a r l o s B o r r o m e o , A r i s t i d e s S a l a (3 t o m o s y
F a s c i c o l o c o n c l u s i o n a l e , M i l á n , 1857-1862), q u i e n e n r i q u e c i ó a s i m i s m o con
expreso llamamiento de Pío I V (3), se presentó también el her- D i s s e r t a z i o n i e n ò t e , y e d i t ó l a b i o g r a f í a (Milán, 1858) c o m p u e s t a p o r A n t o -
nio S a l a . M u c h o s e s c r i t o s i n é d i t o s h a n sido u t i l i z a d o s p o r C a r l o s S y l v a i n
(1) En e s t a * c a r t a e s c r i t a d e s d e R o m a el 20 de j u n i o de 1556, l a c u a l c a r a c - ( L i l a , 1884) y en la r e v i s t a S a n C a r l o B o r r o m e o n e l t e r z o c e n t e n a r i o della
t e r i z a bien al c a r d e n a l , se dice s o b r e G a b r i e l : . . . il q u a l e n o n h a v e n d o inclina- c a n o n i z z a z i o n e , M i l a n o , 1908-1910. U n a n u e v a y e x t e n s a colección de d o c u m e n -
t i o n e di e s s e r p r e t e n o n p u ò d i s e g n a r di a c q u i s t a r c o s a a l c u n a in q u e s t a c o r t e , t o s s o b r e S . C a r l o s B o r r o m e o p r e p a r a n los b o l a n d i s t a s . E n ella h a n de publi-
n o n sia p e r m o l t o m e g l i o r i u s c i r g l i in o g n ' a l t r o l u o g o c h e s t i a d ' I t a l i a . I m p e r o c a r s e e s p e c i a l m e n t e los d o c u m e n t o s d e los a r c h i v o s r o m a n o s y d e la Biblio-
c h e q u e s t a è u n a c i t t a p i e n a di t a n t i s v i a m e n t i c h e i n s i e m e con l ' i m p a r a r la t e c a A m b r o s i a n a de M i l á n , q u e h a r e u n i d o el P . v. O r t r o y c o n a b n e g a d o
l i n g u a e t lo s c r i v e r e I t a l i a n o i m p a r e r i a f a c i l m e n t e d i q u e l l e cose c h e p a r t u - t r a b a j o de l a r g o s años.
r i r e b b o n o d i s h o n o r e a lui et a m e . Archivo de Hohenems. (2) Se dice d e l P a p a , n o t i f i c a R i c a s o l i en 12 d e e n e r o de 1560, » C a r i o
(2) V . l a s * c a r t a s de Julio G r a n d i , d e 7 y 24 de e n e r o de 1560, e n e i e s s e r 1' o c h i o suo d i r i t t o . Archivo público de Florencia.
Archivo público de Modena. E n la p r i m e r a s e lee: * L i n i p o t i s u o i o g n i dì mul- (3) Cf. el » A v v i s o d i R o m a , de 27 d e e n e r o de 1560, U r b . , 1039, p. 122b,
t i p l i c a n o da M i l a n o e t G e r m a n i a . V. t a m b i é n los » A v v i s i d i R o m a , de 6 y 13 Biblioteca Vaticana. *
d e e n e r o de 1560. E n el d e l 13 se d i c e : E t t u t t a v i a v e n g o n o delli p a r e n t i assai, (4) A d e m á s d e S y l v a i n , I, 50 s., cf. el * A v v i s o di R o m a , de 13 d e
l i q u a l è da c r e d e r e c h e v o r a n o p e r l o r o s e n o n il t u t t o , a l m a n c o la m a g g i o r e n e r o d e 1560, s e g ú n el c u a l s e h a b l a b a y a e n t o n c e s d e l p r o n t o c a r d e n a l a t o
p a r t e a l f e r m o . U r b . , 1039, Biblioteca Vaticana. d e C a r l o s ( U r b . , 1039, p. 117, Biblioteca Vaticana). E n la » c a r t a d e J u l i o
(3) S e g ú n el » A v v i s o di R o m a , d e 6 d e e n e r o de 1560, s e e s c r i b i ó a Carlos G r a n d i , f e c h a d a en R o m a el 17 d e e n e r o d e 1560, se lee: S i r a g i o n a che nel con-
B o r r o m e o y a J u a n B a u t . S e r b e l l o n i el d i a d e s p u é s d e la e l e c c i ó n , q u e v i n i e s e n c i s t o r o d e v e n e r d ì p r o x i m o l a S. S u a p r o m o v e r à al c a r d i n a l a t o 1' a b b a t e B o n -
a R o m a . U r b . , 1039, p. 114, Biblioteca Vaticana.
nales Carlos Borromeo, Juan Antonio Serbeiloni y Juan de Médi- de 1560 se decía, se le había escogido por esposa a Virginia della
cis, hijo de Cosme, de sólo diecisiete años de edad (1). Pronto el Ròvere, hija del duque Guidobaldo de Urbino (1). Había el plan de
amor de Pío I V acumuló sobre Carlos todavía otros cargos y dig- procurarle el ducado de Camerino, herencia de la madre de Vir-
nidades. El 7 de febrero recibió la administración del arzobispado ginia, Julia Barano, que de nuevo se había de quitar a los Farne-
de Milán, y el 25 de abril la legación de Bolonia (2). Pío I V había ses (2). E l 5 de mayo se firmó el contrato de desposorio en los apo-
destinado al cardenal Morone para la dirección de los negocios sentos del cardenal Borromeo. Cuatro días después Federico se
políticos y eclesiásticos. Pero éste no obstante se excusó (3). En dirigió a Pésaro para la boda. Desde allí debía ir a Milán para
vista de esto el Papa confió a Carlos Borromeo la administración asistir al casamiento de su hermana Camila con César Gonzaga
de los Estados de la Iglesia y le colocó al frente de la secretaría de Guastalla, hijo mayor de F e r r a n t e (3). El 31 de agosto César
privada como cardenal nepote director de los negocios (4). A Gonzaga fué a Roma, donde el Papa le recibió con mucho
mediados de marzo se envió a los nuncios la noticia de esta amor (4). E n octubre se esperaba en la Ciudad Eterna a la esposa
mudanza y el mandato de que consideraran en adelante las órde- de Federico, para la cual se prepararon en el Belvedere aposentos
nes procedentes del cardenal diácono de los Santos V i t o y Modesto tan espléndidos que hubieran podido servir para hospedar a una
—tal era la primera iglesia titular de Carlos (5),—como si emana- reina (5).
ran del mismo Papa (6). Todavía antes que Virginia, se presentó en Roma el 4 de
También el único hermano de Carlos, Federico, fué colmado noviembre el duque mismo de Urbino y dos días después Cos-
de honores y dignidades. E s t e nepote, de edad de veinticinco años, me I (6). L a permanencia de Cosme, que se prolongó hasta el 28
había de fundar el poder territorial de los Borromeos por medio de de diciembre, y las grandes demostraciones de afecto del Papa
un matrimonio con una princesa (7). Como ya a fines de febrero
(1) »Avviso di R o m a de 24 de f e b r e r o de 1560, Urb., 1039, p. 131, Biblio-
r o m e i [sic] suo nipote con darli il suo capello proprio. Q u e s t o g i o v a n e è molto teca Vaticana.
a m a t o dalla S u S u a et v e r a m e n t e d i m o s t r a nelle sue a t t i o n i esser assai meri- (2) Un »Avviso di R o m a de 27 de abril de 1560 notifica que el negocio de
tevole. Archivo público de Modena. Camerino h a b í a sido r e m i t i d o a la Rota; »otro de 29 de junio dice que t r e s
(1) V . A c t a consist. en Raynald, 1560, n. 92; M a s s a r e l l i en Merkle, II, c a r d e n a l e s habían de d e l i b e r a r sobre él (Urb., 1039, p. 151, 176, 218, Biblioteca
341; Bondonus, 523; Ciaconius, I I I , 889 s., 896 s.; la » r e l a c i ó n de Ricasoli, de 31 Vaticana).En 23 de n o v i e m b r e (v. el »Avviso de este día) se e s p e r á b a l a p r o n t a
de enero de 1560, Archivo público de Florencia. decisión; Pío IV h a b l a b a ya de la duchessa di Camerino, n o s t r a nipote, pero
(2) V. Acta consist., loc. cit.; Massarelli, 344. El b r e v e de nombramiento muy p r e m a t u r a m e n t e . El asunto no se resolvió a p e s a r del pleito enta-
p a r a Milán, de 23 de f e b r e r o de 1560, se halla en Sala, Fascicolo conclus., 12 ss. blado. V. S u s t a , Curia, I I , 401, 423, 456, 458, 553; III, 429, 446.
Un Motu proprio de 8 de f e b r e r o de 1560, ampliado por un b r e v e de 1.° de mayo (3) Según el * Avviso di Roma de 27 de abril de 1560, el cardenal R ò v e r e
de 1561, a s e g u r a a l arzobispo la libre disposición de t o d o s los beneficios que salió de R o m a el 25 de abril p a r a ultimar l a s negociaciones r e s p e c t o al casa-
le pertenecen. Sala, Documenti, I , 119 s., 137 s. miento. A su v u e l t a en 5 de mayo se celebró el c o n t r a t o (»Avviso de 11 de
mayo), después de lo cual p a r t i ó s e el 9 Federico; Urb., 1039, p. 151, 156.
(3) V . la * relación de J u a n Baut. Ricasoli, de 8 de e n e r o de 1560, Archivo
Ibid., 143 h a y un »Avviso de 30 de m a r z o sobre el a j u s t e del c a s a m i e n t o
público de Florencia, Medie., 3279. e n t r e C. G o n z a g a y Camila B o r r o m e a , que recibió del P a p a ricos p r e s e n t e s .
(4) Cf. Bascapé, 5 s.; Giussano, 12. Panvinius en M e r k l e , l i , 593 s.: Caro- Biblioteca Vaticana.
lum Boromeum [sic] iuris scientia p r a e d i t u m , quem p e r h u m a n u m , modestum (4) »Avviso di Roma de 31 de a g o s t o de 1560, Urb., 1039, p. 194, Biblio-
et industrium v i r u m n e g o t i i s omnibus ecclesiasticis t r a c t a n d i s p r a e f e c i t . teca Vaticana. Según este documento, C. G o n z a g a se hospedó en el palacio
(5) En 4 de s e p t i e m b r e de 1560 recibió Borromeo como iglesia titular de S. M a r c o s .
la d e S. Martín de los Montes, la cual en 17 de n o v i e m b r e de 1564 permutó (5) »Avviso di R o m a de 19 de octubre de 1560, Urb., 1039, p. 210^, Biblio-
por la de S t a . P r á x e d e s . teca Vaticana.
(6) V . el b r e v e de 15 de m a r z o de 1560 en Raynald, 1560, n. 94. (6) L a l l e g a d a de los dos príncipes la describen F r . Tonina en su » r e l a -
(7) V. Susta, C u r i a , I , xxxii. J. G r a n d i »refiere en 17 d e enero de 1560,que ción de 6 de noviembre (Archivo Gonzaga de Mantua), y un »Avviso di Roma
s e d e c í a que F e d e r i c o B o r r o m e o o b t e n d r í a el g o v e r n o di Ancona, y des- de 9 de noviembre de 1560 (Urb., 1039, p. 214, Biblioteca Vaticana). Según e s t a
pués s e r í a enviado a Felipe I I (Archivo piíblico de Modena); p e r o en 10 de última f u e n t e , el duque de Urbino estaba alojado en las stanze nuove del
f e b r e r o de 1560 se h a b l a b a ya del casamiento, por medio del cual r e c a e r í a palazzo, che f e c e f a r e Julio III, y Cosme I con la duquesa nelle s t a n z e d'Inno-
én él Camerino; v. el »Avviso di R o m a de 10 de f e b r e r o de 1560, Urb., 1039, cenzo V i l i e di Sisto, r e s t a u r a t e di questo p a p a con molto ordine.
p. 127, Biblioteca Vaticana.
para con este príncipe (1) despertaron todo género de conjeturas. Colegio, como ya hemos dicho, al mismo tiempo que Carlos Borro-
Se creyó que el duque había venido para recibir el título de rey de meo. Juan Bautista Serbelloni había recibido en enero de 1560 el
Toscana. No obstante Felipe II y Fernando I se oponían a seme- cargo de gobernador del castillo de Santángelo, y su hermano
jante engrandecimiento (2). Los diplomáticos de los Habsburgos Gabriel había sido nombrado capitán de la guardia de corps del
en Roma estaban llenos de desconfianza, tanto mayor cuanto las Papa (1). Fabricio Serbelloni en octubre de 1561 fué enviado a
negociaciones de Cosme con el Papa se mantuvieron en mucho Francia para defender la ciudad de Aviñón, amenazada por los
secreto (3). Se esparcieron los más diversos rumores (4); pero a! hugonotes (2). Descontentaba en g r a n manera su colocación a
fin se demostró que Cosme se había engañado completamente en Gabriel Serbelloni, lleno de ardiente envidia. Ya en junio de 1560
la creencia de que Pío IV se sometería simplemente a todos sus se quejó con el embajador florentino de que el Papa no resolvía
deseos (5). independientemente, sino en todo se atenía al parecer del cardenal
Los duques de Urbino y Florencia se hallaban todavía en Borromeo (3). También en el tiempo siguiente el embajador flo-
Roma, cuando el 7 de diciembre de 1560 Virginia se acercó a esta rentino oyó repetidas veces vehementes quejas de Gabriel, el cual
ciudad con magnífica comitiva. Cuatro cardenales y numerosos se creía notablemente pospuesto (4).
prelados le salieron al encuentro hasta la puerta primera. Más ade- De igual envidia por las demostraciones de favor hechas a los
lante la saludó la nobleza romana y junto a Ponte Molle todo el Borromeos, estaban llenos los señores de Hohenems. Estos guerre-
cuerpo diplomático. Después que Virginia pasó la noche en la ros, de la índole de los lansquenetes alemanes, luego de la elección
Villa Julia, hizo su entrada en la Ciudad Eterna en una blanca de Pío I V se habían apresurado en ir a Roma para enriquecerse
hacanea, cubierta la cabeza con un birrete esmaltado de piedras y medrar como nepotes del P a p a . E r a n hombres dispuestos, como
preciosas. Entonces se hizo a la joven duquesa una honra que se lo refiere el cardenal Truchsess al duque Alberto de Baviera, pero
había solido reservar sólo a las reinas y emperatrices: a entram- los italianos se burlaban de ellos por su defectuosa educación y su
bos lados de ella cabalgaban dos cardenales, Róvere y Borro- tosca torpeza y poca maña (5). No les faltaba ambición. Creían
meo (6). que uno de los suyos debía asimismo ser honrado con lapúrpura (6).
Pío I V tomó a pechos elevar también a grandes riquezas y (1) V . la »relación de J. G r a n d i , de 17 de e n e r o de 1560, Archivo público
puestos honrosos a los demás nepotes; con todo, no le fué posible de Modena. Cf. P a g l i u c c h i , 138. Ibid., 144, se r e f i e r e el n o m b r a m i e n t o de J u a n
B a u t i s t a p a r a obispo de C a s s a n o , e f e c t u a d o en 17 de s e p t i e m b r e de 1562.
contentarlos enteramente. D e los cinco hermanos Serbellonis, el
G a b r i e l y su h e r m a n o J u a n A n t o n i o h a b í a n l l e g a d o a R o m a el 4 de e n e r o
segundo en edad, Juan Antonio, había sido admitido en el Sacro ( » A v v i s o di R o m a , de 6 de e n e r o de 1560, U r b . , 1039, p. 114, Biblioteca Vati-
cana). G a b r i e l S e r b e l l o n i o b t u v o m á s t a r d e la s u p e r i n t e n d e n c i a de las f o r t a -
(1) Cf. M a s s a r e l l i en Merkle, II, 348; Bondonus, 535 s.; R e u m o n t , Tos- l e z a s de los E s t a d o s de la I g l e s i a ; J e r ó n i m o S o r à n z o le t r i b u t a e l o g i o s (p. 94).
c a n a , I, 230 s.; P a l a n d r i , 98 s. (2) V. el »Avviso di R o m a , de 25 d e o c t u b r e de 1561, Urb., 1039, p. 305,
(2) Cf. Sickel, Concilio, 83; Voss, 95; D e s p a c h o s V e n e c i a n o s , III, 159, 166. Biblioteca Vaticana. Cf. Girol. Soranzo, 95.
Cf. t a m b i é n L e B r e t , H i s t o r i a de I t a l i a , VIII, 159 s. Y a a n t e s que Cosme I se (3) * C a r t a c i f r a d a de J. B. Ricasoli, de 1.° de junio de 1560, Archivo
p r e s e n t a s e en R o m a , se h a b í a n h e c h o allí las m á s d i v e r s a s c o n j e t u r a s sobre público de Florencia.
su v e n i d a ; v. l a » r e l a c i ó n de F r . Tonina, de 30 de o c t u b r e de 1560, Archivo (4) V . las » c a r t a s de J. B . Ricasoli, de 13 y 24 de junio y de 8 de julio
Gonzaga de Mantua. de 1560, Archivo público de Florencia. En la relación de 24 de junio se lee
(3) V. la » r e l a c i ó n de Muía, de 16 de n o v i e m b r e de 1560, Biblioteca pala- e s c r i t o e n c i f r a : » G a b r i o si t r o v a assai m a l c o n t e n t o p a r e n d o l i il P a p a pensi a
tina de Viena. b e n e f i c a r e o g n ' a l t r o che lui.
(4) Cf. Sickel, Concilio, 91,93,96,121,133. V. t a m b i é n la c o r r e s p o n d e n c i a (5) T r u c h s e s s e a 20 de e n e r o de 1560, en l a c o r r e s p o n d e n c i a del c a r d e -
del c a r d . O. T r u c h s e s s , 229, 231 s. nal O. T r u c h s e s s , 128. H i l l i g e r , 10-11.
(5) V. H i l l i g e r , 7, 25. (6) C u a n d o M a r k S i t t i c h r e c i b i ó u n a e n c o m i e n d a de la o r d e n de San-
(6) V . Bondonus, 537 s. Cf. Massarelli, 349 y la »relación de F r . Tonina, t i a g o , así lo r e f i e r e un » A v v i s o di R o m a , de 24 de f e b r e r o de 1560, se vió en
de 11 de diciembre de 1560, Archivo Gonzaga de Mantua. Sobre los prepara- esto el principio p a r a el c a r d e n a l a t o . Que el de H o h e n e m s a s p i r a b a a él, lo
tivos p a r a el r e c i b i m i e n t o de V i r g i n i a v. »Avvisi di R o m a de 16 y 23 de notifica el »Avviso di R o m a de 9 de m a r z o de 1560. Urb. 1039, p. 131, 135b,
noviembre de 1560, Urb., 1039, p. 216, 218, Biblioteca Vaticana. Biblioteca Vaticana.
mano Jacobo Aníbal en su misión a la corte de Felipe II de
Sus aspiraciones crecieron todavía cuando Fernando I el 27 de
España (1). Gabriel de Hohenems fué honrado con una misión a
abril de 1560 los elevó al estado de condes del imperio (1).
Francia, y su hermana M a r g a r i t a desposada con un sobrino del
L a s envidias de los nepotes y sus discordias originaron al
cardenal de Trento Madruzzo (2).
Papa muchas horas tristes desde el principio (2). El cardenal de
Tampoco en el tiempo siguiente los de Hohenems, lo mismo que
T r e n t o Madruzzo se interesó por los nepotes alemanes en manera
los Serbellonis, alcanzaron g r a n importancia en los asuntos roma-
tan extraordinaria, que provocó recelo y disgusto en los Borro-
nos. Todo el amor del Papa quedó guardado para los Borromeos.
meos (3). Para contentar a los de Hohenems y poner término a
De éstos Carlos Borrorneo, nacido el 2 de octubre de 1538 en
sus intrigas contra los Borromeos, Pío I V resolvió alejarlos de
Arona, castillo de la familia, situado en la orilla occidental del lago
Roma con misiones honoríficas (4). M a r k Sittich de Hohenems,
Mayor (3), mereció enteramente el afecto y confianza con que le
nombrado obispo de Cassano en 1560 a pesar de sus inclinaciones
favoreció su tío. L a elección de este joven de veintiún años para
muy mundanas, en junio fué enviado a la corte de Fernando I,
secretario privado resultó espléndida. Cuando Pío IV se resolvió
misión que preparó su elevación al obispado de Constanza. El 26
a ello, además del cariño familiar, fué en primer lugar motivo
de febrero del año siguiente, Mark Sittich obtuvo la dignidad car-
determinante la misma consideración que había movido a tantos
denalicia, por más que no era a propósito p a r a ella. E n enero de
de sus predecesores a un paso semejante: contra los partidos que
1562 fué destinado como sexto legado para el concilio de Tren-
dividían la curia y el Colegio cardenalicio, creyó poder hallar un
to (5). En todos estos puestos se acreditó tan poco como su her-
confidente seguro y colaborador sólo entre sus parientes. El que
(1) V . el d i p l o m a en B e r g m a n n , L o s n o b l e s d e E m b s d e H o h e n e m b s : la elección recayera precisamente en Carlos Borromeo, fué deci-
Memoria de la Acad. de Viena, Clase filosófico-histórica, X (1860), 180 s . sivo para todo su pontificado. E n él halló ante todo lo que bus-
(2) Y a e n 27 d e e n e r o d e 1560, d a c u e n t a u n * A v v i s o di R o m a d e la e n v i -
dia q u e e x c i t a b a n los c a r g o s h o n r o s o s q u e s e c o m e n z a b a n a d i s p e n s a r a los
caba como carácter independiente: un auxiliar fiel a su deber, que
B o r r o m e o s : Il c h e v e d e n d o l ' a l t r i n i p o t i di S. S . h a n n o c o m i n c i a i ' a m u r m u r a r '
e t h a v u t e s t r a n e p a r o l e t r a loro, il c h e h a d a t o q u a l c h e t r a v a g l i o a S. S.,
I I , vi s.; p e r o e s p e c i a l m e n t e R e i n h a r d t - S t e f f e n s , J . F r . B o n h o m i n i , I n t r o d u c -
m a s s i m e p e r quelli d' A l e m a g n a c h ' h a n n o il c e r v e l l o a l q u a n t o g a g l i a r d o , e t
ción, p. XLII s., y W y m a n n , 66 ss., d o n d e se c i t a n t o d a v í a m á s a u t o r e s . C o m o
h o r m a i s o n o c o m p a r s i t a n t i n i p o t i c h e p a s a n o il n u m e r o d e 15. Cf. a d e m á s los
c a n d i d a t o a la p ú r p u r a es n o m b r a d o y a M a r k S i t t i c h en u n a c a r t a d e l c a r d e -
» A v v i s i di R o m a de 3 d e f e b r e r o y 16 d e m a r z o d e 1560 (los n e p o t e s a l e m a n e s
n a l O. T r u c h s e s s , d e 18 de m a y o d e 1560 ( C o r r e s p o n d e n c i a , 166), y d e s p u é s e n
en n a d a q u i e r e n s e r i n f e r i o r e s a los B o r r o m e o s , y d i c e n q u e q u i s i e r a n v e r a
la » r e l a c i ó n d e J. G r a n d i , d e 12 d e s e p t i e m b r e d e 1560 (Archivo público de
s u s h e r m a n a s e n i g u a l e l e v a d a p o s i c i ó n , e t c o s ì o g n i d ì h a S. S u q u a l c h e f a s -
Módena). D e R o b e r t o , h i j o n a t u r a l , m á s t a r d e l e g i t i m a d o , de M a r k S i t t i c h ,
t i d i o d e l l a c o m p e t e n t i a e t e m u l a t i o n e , c h e è f r a loro), U r b . , 1039, p . 122,124,
p r o c e d e n los A l t e m p s , d u q u e s d e G á l l e s e (v. B e r g m a n n , loe. c i t . , X I , 6 s.;
138, Biblioteca Vaticana. S o b r e l a c o n t i n u a d i s c o r d i a e n t r e los n e p o t e s , t r a t a
c f . L i t t a , 91). S o b r e el e s c u d o d e a r m a s del c a r d . A l t e m p s v. A r c h i v e s H é r a l -
u n a » r e l a c i ó n c i f r a d a de J . G r a n d i , d e 13 d e m a r z o de 1560, Archivo público
d i q u e s S u i s s e s , Z u r i c h , 1913, p . 199 ss.; cf. 1912, p . 153. U n a m a g n í f i c a c h i m e n e a
de Módena.
c o n el h e r m o s o b u s t o de M a r k S i t t i c h v i n o a p a r a r del p a l a c i o A l t e m p s a la
(3) V . la c a r t a d e O. T r u c h s e s s , d e 16 d e m a r z o d e 1560, e n l a c o r r e s - m o r a d a r o m a n a del artista príncipe Bülow, la Villa Malta.
p o n d e n c i a del c a r d . O. T r u c h s e s s , 150. Cf. H i l l i g e r , 10, q u i e n , s e g ú n S u s t a ,
(1) P a r a c o m p l e t a r l a s n o t i c i a s q u e t r a e S u s t a , C u r i a , I, 317, 319, c f . l a s
C u r i a , I, xxii, e x a g e r a l a r i v a l i d a d . C u á n t o d u r a r o n e s t a s d i s c o r d i a s , s e s a c a
** c a r t a s d e Pío IV a A n í b a l d e H o h e n e m s , f e c h a d a s en R o m a a 22 d e e n e r o ,
d e la ** r e l a c i ó n de F r . T o n i n a , de 29 de d i c i e m b r e d e 1560, Archivo Gonzaga de 5 y 31 de m a r z o , 5 y 21 de m a y o , l a s c u a l e s c o n t i e n e n u n a f u e r t e r e p r e n s i ó n p o r
Mantua. la c o n d u c t a d e Aníbal. P e r o c u a n d o é s t e m o s t r ó a r r e p e n t i m i e n t o , le p e r d o n ó
(4) Cf. Girol. S o r a n z o , 89 s. S e g ú n un » A v v i s o di R o m a d e 25 d e m a y o P í o I V e n u n a » c a r t a d e 8 d e o c t u b r e d e 1562. P o r » c a r t a de 26 d e n o v i e m b r e
d e 1560, h a b l á b a s e e n t o n c e s d e c a s a r a A n í b a l d e H o h e n e m s c o n J u a n a d e d e 1562, le m a n d ó el P a p a q u e a n t e s q u e n a d a s e q u e d a s e t o d a v í a en E s p a ñ a .
A r a g ó n , y c o m p r a r p a r a él un E s t a d o en I t a l i a . N o m b r á b a s e a S a l e r n o , q u e T o d a s e s t a s c a r t a s s e h a l l a n e n su o r i g i n a l e n el Archivo de Hohenems. Sobre
c o s t a r í a , s e g ú n d e c í a n , 300000 d u c a d o s (cf. » A v v i s i di R o m a d e 1.° y 8 d e j u n i o la c a í d a d e A n í b a l en la d e s g r a c i a d e P í o I V , v . t a m b i é n la ** r e l a c i ó n de
[ c e l e b r a c i ó n del c o n t r a t o m a t r i m o n i a l ] y d e 15 d e junio). P e r o F e l i p e I I r e h u s ó F r . T o n i n a , de 23 d e julio d e 1561, Archivo Gonzaga de Mantua.
d a r su a p r o b a c i ó n ( » A v v i s o d e 6 de j u l i o d e 1560). U r b . , 1039, p . 160, 163, 165»,
(2) M o c é n i g o , 54.
179b, Biblioteca Vaticana. Cf. M o c é n i g o , 53.
(3) D i b u j o s del a n t i g u o castillo y de l a c a p i l l a , a s í c o m o de la e s t a t u a
(5) C f . M o c é n i g o , 53-54; G i r o l . S o r a n z o , 8 1 ; S i c k e l , C o n c i l i o , 47, 230 s.; c o l o s a l d e S. C a r l o s B o r r o m e o , q u e s e l e v a n t a h o y s o b r e l a s r u i n a s , p u e d e n
S t e i n h e r z , R e l a c i o n e s d e n u n c i a t u r a , I, 59, 60, 69, 71, 72, 74, 96, 100, 128, 266 s., v e r s e en S a n C a r i o , 11, 14, 27, 28.
303, 307, 312, 323 s., 351, 373; S u s t a , C u r i a , I , 99, 101, 109, 114, 120 s., 151, 163,
con grandísima abnegación, perseverante diligencia y paciencia tario de Estado, aparece como un carácter piadoso y bueno, pero
inagotable se esforzó por ejecutar las órdenes de la Cabeza poco apto para los negocios del mundo (1). Con el tiempo, no obs-
suprema de la Iglesia (1). tante, hasta el juicio de los embajadores venecianos fué más favo-
Los curiales, lo mismo que los diplomáticos, no quedaron muy rable (2). Quien trataba más de cerca con Carlos, no podía menos
contentos del nuevo secretario de Estado. No p o d í a n tener espe- de advertir que poseía un agudo entendimiento y un claro juicio (3),
ranza ninguna de obtener influencia sobre el anciano y experimen- y suplía con la incansable meditación lo que tal vez le faltaba
tado Papa por medio del joven sobrino. Además, la severa forma de celeridad de concepción. Su g r a n energía le hacía posible con-
de vida y los sentimientos enteramente eclesiásticos de Carlos, no siderar en todos los aspectos un negocio importante, con frecuen-
eran absolutamente conformes al gusto de estas personas, cuyo cia durante seis o siete horas continuas sin fatigarse, antes que
ideal continuaba siendo el tipo del nepote del Renacimiento. Carlos procediera a tomar una resolución firme (4).
Borromeo no tenía la menor apariencia de ello. Su mismo exterior Sobre toda alabanza estaban la firmeza de carácter, fidelidad
ni atraía por su hermosura, ni infundía respeto por la majes- y profunda piedad de Carlos. Siempre había dado pruebas de ello.
tad (2). Su extremada modestia hacía que en las primeras entre- Destinado en su primera edad al estado eclesiástico, y preparado
vistas no presentara la apariencia de un gran talento. L a disposi- para él por un preceptor doméstico, el vástago del antiguo linaje
ción de su espíritu, dirigido más a la solidez que al brillo exterior, nobiliario de Arona, ya en 1552 (5), apenas de catorce años, fre-
no le impelía a comunicarse mucho ni a hacerse valer (3). Un cuentó la universidad de Pavía para estudiar Derecho. Su padre
defecto de su lengua que le hacía precipitarse al hablar, y del le había dado por compañero un ayo, pero Carlos le hubo de des-
cual sólo poco a poco logró desacostumbrarse, reforzaba todavía pedir presto por inepto (6); así luego que salió de la casa paterna,
la impresión desfavorable (4); su modesta reserva así como su deli- vivió realmente entregado a sí mismo y hubo de buscarse por sí
cadeza de conciencia, con la cual evitaba utilizar su posición para solo su carrera. Lleno del pensamiento de que era deudor a su
enriquecerse o gozar de la vida a la manera de las personas del familia y principalmente a sus dos tíos, el general y el cardenal,
Renacimiento, se las achacaron a cortedad (5). En los despachos de de llegar a hacer algo de provecho, se dedicó con todas sus fuer-
los embajadores que dan noticia de los comienzos del joven secre- zas a los estudios. Con grandes interrupciones, que en parte fue-
ron necesarias por sus excesivos esfuerzos, terminólos en 1559 con
(1) V. S u s t a , Curia, I, xxxin.
un brillante examen de doctorado (7). Carlos cumplía con exacti-
(2) S e g ú n el t e s t i m o n i o del c a r d e n a l F e d e r i c o B o r r o m e o , e n t r e los
m u c h o s r e t r a t o s del c a r d e n a l B o r r o m e o , el p i n t a d o por F i g i n i , que se con- (1) Mocénigo, 53. E n u n a » r e l a c i ó n de 11 de a g o s t o de 1564 dice F r .
s e r v a e n l a p i n a c o t e c a de la Biblioteca A m b r o s i a n a , es el que m e j o r r e p r o - T o n i n a de S. Carlos B o r r o m e o , q u e e r a di n a t u r a f r e d d o et p e r consuetudine
duce sus f a c c i o n e s . De él h a y u n a c o p i a en S a n Cario, 123; cf. 136. Su m a s - timido al p a p a (Archivo Gonzaga de Mantua). R e q u e s é n s a F e l i p e I I en 30 de
c a r i l l a l a p o s e e n los c a p u c h i n o s de P o r t a M o n f o r t e . De ella h a y u n a copia a b r i l de 1564: Es el h o m b r e del m u n d o de m e n o s e s p í r i t u y acción p a r a t r a t a r
ibid., 520, 521. Como e n e m i g o de todo p r o p i o e n s a l z a m i e n t o , S a n Carlos, en n e g o c i o s ( D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 561). R e q u e s é n s a F e l i p e I I en 5 de e n e r o
oposición a sus c o e t á n e o s , no h a c í a n i n g ú n caso de d e j a r su efigie a los con- de 1565 (ibid., 581): A u n q u e B o r r o m e o es b u e n h o m b r e y virtuoso, pienso que
t e m p o r á n e o s y venideros; en su e x t e n s a c o r r e s p o n d e n c i a sólo u n a v e z h a b l a l a t e n d r í a m e n o s e n l a elección, q u e j a m á s tuvo s o b r i n o de P a p a , p o r q u e e s
de su r e t r a t o , que envió a su h e r m a n a A n a ; v. W y m a n n , 107. t a n tibio, q u e ni él a t t i e n d e a t e n e l l e , ni se le da n a d a . R e q u e s é n s t u v o m á s
t a r d e o c a s i ó n de p o d e r c o n o c e r la e n e r g í a de B o r r o m e o .
(3) Ne insignes in l i t e r i s p r o g r e s s u s h a b e r e v i d e r e t u r [ d u r a n t e el t i e m p o
de sus estudios en P a v í a ] , i n g e n i i m o t u s a d e x p l i c a n d u m h a u d s a t i s expediti (2) Cf. W y m a n n , 97 s.
faciebant E a m animi moderationem atque aequabilitatem haud maxima (3) u t e r a t a c r i i n g e n i o iudicioque; B a s c a p é , 182a.
p r a e s e r t i m ingenii c e l e r i t a t e c o n i u n c t a m , q u í d a m quasi t a r d i t a t e m abiectio- (4) I b i d . , 182b.
n e m q u e d e s p i c e r e v i d e b a n t u r , cum t a m e n et ipsius a d o l e s c e n t i a e a c t a n o n (5) S o b r e la f e c h a v. Sylvain, I, 19; Girol. S o r a n z o , 90.
o b s c u r e et p o s t e r i o r i s t e m p o r i s r e s g e s t a e m u l t o illustrius l o n g e a l i t e r se r e m (6) S u s e g u n d o a y o a p e n a s e r a m e j o r (Sylvain, I, 21,25). Es significativo
h a b u i s s e d e m o n s t r a r i n t . B a s c a p é , 4b. e n el f u t u r o o r g a n i z a d o r , el juicio q u e da s o b r e uno de estos a y o s . «Este hom-
(4) B a s c a p é , 7 a : c o n c i s a s s e n t e n t i a s , i m m o e t i a m v e r b a ipsa í m m i n u t a b r e ni s i q u i e r a s a b e m a n d a r » , e s c r i b e a su p a d r e . San Cario, 25.
habitu quodam nimiae celeritatis pronuntiare solebat. (7) Sylvain, 1, 20. B a s c a p é , 5*. Cf. L . G r a m á t i c a , D i p l o m a di l a u r e a in
(5) B a s c a p é , 6b. Giussano, 10 D. d i r i t t o c a n o n i c o e civile di S. Cario B o r r o m e o , Milano, 1917.
dor veneciano Jerónimo Soranzo en 1563 en unos 48000 escudos
tud sus deberes religiosos, y en medio de la corrompida ciudad
universitaria guardó sin mancha la pureza de sus costumbres. anuales (1).
L a más significativa cualidad del futuro r e f o r m a d o r , su extra- El que el joven nepote no se dejara inducir a gozar de la vida
ordinario talento de gobierno y administración, se mostró ya muy por todos estos honores y riquezas, excitó la admiración de los
eminentemente en los años de sus estudios. E n Pavía él mismo embajadores extranjeros. Tampoco se pudo advertir en él la más
hubo de llevar el gobierno de su casa y vigilar a los sirvientes (1), mínima demostración de soberbia. Según los testimonios concor-
y desempeñó esta incumbencia con gran habilidad, a pesar de des de ios contemporáneos, su conducta era enteramente intacha-
muchas dificultades y continua falta de dinero (2). E n las vacacio- ble (2). Con ardiente celo por el trabajo, se entregó del todo a los
nes y durante los descansos de sus estudios cuidaba de la adminis- negocios, de suerte que en los primeros tiempos sus servidores
tración de los bienes paternos en ausencia de su padre (3), y des- temían por la salud de su señor. Escribe uno de sus familiares,
pués de la muerte de éste en 1558 su hermano mayor Federico vino que apenas le quedaba tiempo para comer y dormir tranquila-
muy de buena gana en que Carlos tomara en sus manos ya expe- mente; y que se debía mover al tío de Carlos, el conde Francisco,
rimentadas la dirección así de la familia como de la hacienda a que, junto con el conde Guido Borromeo, hiciera reflexiones cuan
paterna (4). Conforme a la mala costumbre de la época, ya siendo frecuentemente pudiera a su sobrino, pues se mostraba sordo a los
niño había sido nombrado abad comendatario de una abadía bene- ruegos de sus servidores (3). Carlos mismo escribe el 22 de enero
dictina. Las rentas de ella, con permiso de su padre, las distribuía de 1560, que está bueno a pesar «de los infinitos esfuerzos», pero
en su mayor parte entre los pobres (5). También intentó con buen
resultado la reforma de los monjes. Como no f u e r a n de provecho (1) Albèri, II, 4, 92. S e g ú n Soranzo, el a r z o b i s p a d o d e Milán le r e n t a b a
7000 escudos, l a a b a d í a de Arona 2000, las a b a d í a s de Mozzo, della F o l l i n a y de
los medios suaves, cuidó de que se aplicaran aun los castigos de Colle (en el t e r r i t o r i o de V e n e c i a ) 3000, l a de N o n a n t o l a 3000 y u n a a b a d í a en el
cárcel (6). r e i n o de N á p o l e s 1000. E l r e y de E s p a ñ a le p a g a b a 12000 escudos, de los
que S. Carlos cedía 3000 al c a r d e n a l A l t e m p s . L a l e g a c i ó n de Bolonia r e n d í a
A los primeros cargos que Pío I V había conferido a Carlos, 7000 escudos, la de R a v e n a 5000 y la a d m i n i s t r a c i ó n de E s p o l e t o 3000. De c a d a
se añadieron muy presto otros muchos. El P a p a le nombró pro- u n a de las c u a t r o g a l e r a s q u e F e d e r i c o B o r r o m e o le h a b í a l e g a d o y q u e e s t a -
b a n al s e r v i c i o de E s p a ñ a , s a c a b a 1000 escudos, y l a s r e n t a s de los b i e n e s
tector de Portugal, de la Baja Alemania y de los siete cantones p a t e r n o s subían a 4000 escudos. B a s c a p é a t e s t i g u a (p. 6^), que el P a p a le obli-
católicos de Suiza; demás de esto, protector de las Órdenes de g a b a a que a c e p t a s e m u c h a s de e s t a s r e n t a s . Como a b a d c o m e n d a t a r i o p o s e í a
franciscanos, carmelitas y humillados, de los canónigos regulares S a n Carlos, s e g ú n B a s c a p é (p. 15, 16), doce iglesias; y a f i r m a este a u t o r que
sus r e n t a s h a b í a n subido a l g u n a s v e c e s a 90000 d u c a d o s . U n a pensión d e
de Santa Cruz de Coimbra, de los sanjuanistas y de la Orden de 12000 d u c a d o s que Felipe I I le h a b í a a s i g n a d o del a r z o b i s p a d o de Toledo,
Cristo de Portugal (7). L a s rentas de sus dignidades, de varias n u n c a en r e a l i d a d le fué p a g a d a . Girol. S o r a n z o , 95.
abadías que se le habían dado en encomienda, así como de sus (2) Girol, S o r a n z o , 91: E il C a r d i n a l e di u n a v i t a i n n o c e n t i s s i m a , t a n t o
bienes familiares, las calculaba con espíritu mercantil el embaja- chè, p e r quello che si sa, si può dir c h e s i a netto d a ogni m a c c h i a . G i a c .
Soranzo, 133: L a v i t a sua è i n n o c e n t i s s i m a e c a s t i s s i m a .
(3) H é r c u l e s Lodi al conde Guido B o r r o m e o e n 17 de f e b r e r o de 1560 (en
(1) Sylvain, I, 25. c a r t a publicada por E. M o t t a en el A r c h i v i o s t o r i c o L o m b a r d o , 1903, 352 s.):
(2> Ibid., 22 ss. R e s t a al p r e s e n t e t a n t o o c c u p a t o nelli n e g o c i i eh' a p e n a ci a v a n z a t e m p o p e r
(3) Ibid., 28, 31. p o t e r c o m o d a m e n t e m a n g i a r o d o r m i r e . Il che a noi a l t r i s e r v i t o r i suoi è di
(4) R e r u m f a m i l i a r i u m s u m m a p r o p t e r p r u d e n t i a m m o r u m q u e g r a v i t a - g r a n d i s s i m o s c o n t e n t o p e r la t e m e n z a t e n e m o che... finalmente non caschi in
t e m a d eius iudicium rediit. B a s c a p é , 4-5. qualche g r a v e i n f i r m i t à . . . Si m o s t r a t a l m e n t e i n f i a m a t o del b e n publico e t
(5) B a s c a p é , 4 a . t a n t o i n a m o r a t o del negocio che p a r e in e f f e t t o u n i c o . Cf. t a m b i é n la " c a r t a
(6) Ibid., 5 b : alios victus a s p e r i t a t e , alios a r c t a c u s t o d i a p u n i v i t et in de F r . T o n i n a , de 14 de m a y o de 1561, en el Archivo Gonzaga de Mantua. Un
officio continuit, q u a m q u a m nullo eius g e n e r i s t u n e p r o p o s i t o e x e m p l o . pequeño alivio p a r a S. Carlos B o r r o m e o significó el n o m b r a m i e n t o de P a b l o
(7) B a s c a p é , 15^. F u é n o m b r a d o p r o t e c t o r de los h u m i l l a d o s en 13 de Odescalchi p a r a a s s i s t e n t e delle a u d i e n t i e . *Non h a v e r à , dice un Avviso di
f e b r e r o de 1560 (Sala, D i s s e r t a z i o n i , 414). El b r e v e de n o m b r a m i e n t o d e p r o t e c - R o m a de 31 de e n e r o de 1562, t a n t i fastidii che c e r t o ne h a v e v a t r o p p o .
t o r de Suiza, de 12 de m a r z o de 1560, se h a l l a e n R a y n a l d , 1560, n. 95. Cf. Urb., 1039, p. 335 b , Biblioteca Vaticana.
W y m a n n , 85.
que le duele tener que dejar cinco o seis horas para el sueño (1). Casi toda la correspondencia diplomática pasaba por las
Renunciando a sus propias inclinaciones y proyectos, se puso ente- manos de Borromeo, el cual por eso tenía que ocuparse en las gran-
ramente a disposición del Papa (2). Durante el día se mantenía lo des cuestiones de la política europea no menos que en los asun-
más posible al lado de su tío, y todas las mañanas iba a verle con tos eclesiásticos. P e r o también tenía que despachar las peticiones
el secretario de la cancillería pontificia encargado de los negocios, de indulto en favor de criminales condenados, las recomendaciones
Tolomeo Galli (3), para hacerle relación durante dos o tres horas para cargos, los decretos contra los salteadores, los escritos de
de los expedientes y solicitudes que se habían de despachar (4). quejas y otras muchas cosas todavía de menor importancia (1).
Los escritos que diariamente llegaban en gran copia a la secre- Junto con estos trabajos fatigosos el cardenal tres veces por
taría privada, se extractaban primero allí en cuartillas pequeñas semana deliberaba con ocho jurisconsultos sobre el curso de los
y estrechas en octavo. Estos extractos servían a Borromeo y Galli negocios en la administración de los Estados pontificios (2). Aña-
como base para la relación que habían de hacer al P a p a . Las deci- díanse además numerosas sesiones de las congregaciones de carde-
siones que Pío I V solía dar muy rápidamente, se anotaban muchas nales, como el jueves la destinada para la reforma de la Iglesia, en
veces con lápiz en palabras breves y significativas al dorso de los las cuales Borromeo tenía que tomar parte (3). Una recreación
extractos, y luego se utilizaban para redactar la respuesta. Las eran para él las discusiones de las veladas en la academia fundada
minutas compuestas en la secretaría privada eran revisadas otra por él con el nombre de «Noches Vaticanas», donde se recitaban
vez por Borromeo o también por el mismo Pío IV, y finalmente trabajos y discursos latinos (4).
eran puestas en limpio. Hasta estas redacciones definitivas eran A pesar de este gran ejemplo de sacrificada fidelidad al deber,
examinadas por el Papa a veces de nuevo. L a s órdenes para los Borromeo no era todavía el severo asceta de sus posteriores años.
nuncios y legados se componían siempre en nombre de Borromeo, Tenía apasionada afición a la caza, y se dedicaba a ella con más
el cual frecuentemente añadía largos apéndices a su firma. A ardor de lo que, en concepto de sus amigos, podía compadecerse
veces el cardenal escribía hasta cartas enteras de su propio puño. con la dignidad de cardenal (5). También atendía mucho al esplen-
Sólo en casos muy importantes o cuando el destinatario había de dor de su casa. A la verdad, conforme a las ideas de entonces,
ser honrado, se redactaba la carta en nombre del Papa; éste añadía
s e c r e t a r i o s e n los * Avvisi di R o m a de 6 y 13 de abril de 1560, Urb., 1039,
entonces muchas veces posdatas autógrafas, que raras veces deja-
p. 145b, 147, Biblioteca Vaticana. Cf. t a m b i é n Sickel, Relaciones, II, 61, n o t a 1.
ban que desear en precisión (5). (1) D a n u n a idea de e s t a a c t i v i d a d los muchos d o c u m e n t o s que S a l a
( D o c u m e n t i , t o m o III) h a r e u n i d o . Cuán g e n e r a l m e n t e todo el que q u e r í a
r e p r e s e n t a r a l g ó al P a p a , se d i r i g í a a B o r r o m e o , lo m a n i f i e s t a la d e m a n d a de
Escipión S a u r o l o c o n t r a el Juicio final de Miguel A n g e l , l a cual v a d i r i g i d a
(1) Sylvain, I , 50. .
(2) H a lasciato t u t t i g l i a l t r i suoi pensieri e p i a c e r i p e r c o m p i a c e r l a asimismo a C a r l o s . H á l l a s e i m p r e s a en Sala, D o c u m e n t i , III, 90 s. A l g u n a s
c a r t a s de B o r r o m e o d i r i g i d a s a L u c a (sobre la r e p r e s i ó n de la h e r e j í a , etc.),
S a n t i t à S u a . Girol. S o r a n z o , 91. .
las publicó E . L a z z a r e s c h i en L a Scuola c a t t . , S e r . 4, X V I I I (1900), 279-295.
(3) S o b r e Tolomeo G a l l i (nacido en Como el 1526 ó 1527) y su posición
Cf. t a m b i é n G. C a s t e l l a n i , U n a l e t t e r a di S. Carlo B o r r o m e o [de 4 de m a y o
c o m o s e c r e t a r i u s i n t i m u s v. Sickel, R e l a c i o n e s , I, 44 ss.; S u s t a , Curia, I, xxxiv,
de 1560] a p r o p o s i t o della zecca di F a n o : R i v i s t a I t a l . di n u m i s m a t i c a , 1908.
y T o r n e , P t o l o m é e Gallio, 55 s. V . t a m b i é n R i c h a r d e n la R e v u e d ' h i s t . ecclés.,
(2) Girol. S o r a n z o , 91. G i a c . S o r a n z o , 135.
X I (1910), 521.
(4) Cf. Girol. S o r a c z o , 77; G i a c . S o r a n z o , 135. (3) M a s s a r e l l i en M e r k l e , I I , 343.
(5) S o b r e el curso de los n e g o c i o s e n la s e c r e t a r í a p r i v a d a y el p e r s o n a l (4) G i r o l . S o r a n z o , 91. T i r a b o s c h i , V I I , 45, 198. Saxius, Noctes V a t i c . ,
e n e l l a ocupado, a d e m á s de la r e l a c i ó n m u y bien c o m p e n d i a d a de S u s t a , Mediol., 1738. K u n z , B i b l i o t e c a de p e d a g o g í a c a t ó l i c a , I, 20. S p r o t t e , P a r a la
Curia, I, xxxiv s., L X X V , V. t a m b i é n los datos c i r c u n s t a n c i a d o s que se h a l l a n en h i s t o r i a de S. Carlos B o r r o m e o , Oppeln, 1893. S a n Carlo, 61.
Sickel, R e l a c i o n e s , I, 44 ss., 65 ss., 72 ss.,83 ss.; II, 15 ss., 22 ss., 28 s.; I l i , 39 ss., (5) A n a l . Boll., 25 (1906), 521. A eso p r i n c i p a l m e n t e , así como al j u e g o
99 s. Cf. t a m b i é n Sickel, Un Ruolo di f a m i g l i a del P a p a Pío I V : Comunicacio- de pelota, se r e f i e r e la o b s e r v a c i ó n de B a s c a p é (p. 6 a ): Q u o t i d i a n a s e t i a m
nes del I n s t i t u t o A u s t r i a c o , X I V , 581 s., y T o r n e , 41, 74 ss. Sobre el e x c e l e n t e o b l e c t a t i o n e s q u a s d a m s a c r a e disciplinae n o n s a t i s c o n s e n t a n e a s a d m i t t e b a t ;
a s e s o r de B o r r o m e o , J. F r . Bonhomini, v. Ehses-Meister, R e l a c i o n e s de nun- cf. p. 9 a : e x e r c i t a t i o n e c o r p o r i s a d id t e m p u s v a l e t u d i n i s g r a t i a m a g n o p e r e
c i a t u r a , 1,1, P a d e r b o r n , 1895, xvi; R e i r . h a r d t - S t e f f e n s , J. F r . Bonhomini, I n t r o - d e l e c t a t u s . E n 4 de d i c i e m b r e de 1561 pide B o r r o m e o al nuncio Delfino que le
ducción, p. xxv. P u e d e n v e r s e e j e m p l o s de l a s e v e r i d a d de P í o I V con sus e n v í e de A l e m a n i a b u e n o s p e r r o s de c a z a (Steinherz, R e l a c i o n e s de n u n c i a -

9. — HIST. D E LOS PAPAS, TOMO V I I , V O L . X V .


tenía pretensiones muy modestas respecto a su persona, aunque mano, era de carácter pacífico. No parece haber logrado ejer-
no obstante formaban su corte 150 personas vestidas todas de pies cer influencia en los negocios políticos (1). A pesar de esto,los prín-
a cabeza de terciopelo negro (1). L a familia Borromeo debía, según cipes extranjeros se afanaban por alcanzar su favor. Ante todos
su voluntad, presentarse enteramente de una manera conforme a hizo esto Cosme I, regalando a Federico en diciembre de 1560 el
su categoría, propia ahora de príncipes. Su nombramiento de car- magnífico palacio de Altoviti junto con una importante suma de
denal lo anunció, a la verdad, a sus parientes del modo más senci- dinero (2). Las relaciones de los Borromeos con el duque de Flo-
llo y deseó que sólo se solemnizara el fausto acontecimiento en rencia fueron tan íntimas como entre padre e hijo (3).
Arona, principalmente con misas en honor del Espíritu Santo. El 2 de abril de 1561 Pío IVnombró al joven cabeza de la fami-
Pero al mismo tiempo quiso también que sus hermanas en adelante lia Borromeo capitán general de la Iglesia. Solemnemente entregó
tuvieran dos damas más, las cuales habían de ser nobles y de buena a su querido Federico el bastón de general con el derecho a una
fama (2). Grande alegría manifestó en sus cartas cuando sus pensión mensual de mil ducados (4). El 22 del mismo mes Federico
hermanas—por los esfuerzos del tío y la diligente colaboración del
fué a Trento como representante del Papa para hacer los honores
sobrino — contrajeron matrimonios ilustres y ricos con los Gonza-
a la hija del rey de romanos Fernando, desposada con el duque
gas, Colonnas, Altemps y los príncipes de Venosa (3). Al con-
de Mantua, acompañándola hasta su nueva patria (5). De nuevo
trario, se mostró muy cuidadoso cuando una parienta menos
un año después Felipe II se disponía a elevar al hasta entonces
hacendada estuvo a punto de casarse de manera poco conforme a
conde a marqués de Oria. Así parecía que el nombre Borromeo
su estado, y de esta suerte afear la honra de la familia (4).
podría pronto competir en esplendor y gloria con el de los F a r n e -
El cardenal Borromeo tomó principalmente interés en las ses o Médicis; entonces contra toda esperanza, el 19 de noviembre
vicisitudes de su hermano único Federico, el cual en 1560 se había
de 1562 Federico sucumbió a un acceso de fiebre después de una
casado con la hija del duque de Urbino, Virginia della Ròvere.
enfermedad de sólo ocho días (6). El brillante funeral que se dis-
Toda la familia Borromeo estaba justamente orgullosa de este
fi) Cf. Mocénigo, 53; Susta, Curia, I, xxxn s.
enlace, que daba derecho a las más risueñas esperanzas. Federico, (2) V. la » c a r t a d e F r . T o n i n a , de 14 de d i c i e m b r e de 1560, Archivo Gon-
sobre el cual la fortuna parecía amontonar sus dones con pródiga zaga de Mantua.
(3) Sobre e s t o y sobre el cambio p o s t e r i o r de estas c o n e x i o n e s v. l a
i n t e r e s a n t e **relación de F r . Tonina, de 29 de e n e r o de 1563, Archivo Gonzaga
t u r a , I, 324). D e u n a c a c e r í a de B o r r o m e o d a c u e n t a F r . T o n i n a en u n a * c a r t a
de Mantua.
de 22 de octubre de 1561, Archivo Gonzaga de Mantua.
(4) V. Bondonus, 541.
(1) Girol. S o r a n z o , 92. Lodi en el A r c h i v i o s t o r . L o m b . , 1903, 355. L a
(5) V. Massarelli en Merkle, 355; Bondonus, 549. Cf. C. Giuliani en el
corte pontificia c o n s t a b a de 1500 p e r s o n a s ; v. G i r o l . S o r a n z o , 96.
A r c h . T r e n t i n o , I I I (1884), 14 s.
(2) C a r t a de 31 de e n e r o de 1560 en S y l v a i n , I, 54.
(6) V. Bondonus, 543, donde con todo, en lo que no h a r e p a r a d o el p o r
(3) S a n Carlo, I I (1910), 278 ss. S y l v a i n , I, 59 ss., 73. S a l a , D o c u m e n t i , I I I ,
o t r a p a r t e t a n cuidadoso e d i t o r Merkle, en vez de 19 de a g o s t o , h a y que leer
13, 17, 22 s., 325 s.,328. L a h e r m a n a de C a r l o s , C a m i l a , se casó e n 1560 con C é s a r
s e g u r a m e n t e 19 de n o v i e m b r e . T i e n e n e s t a f e c h a o t r a s n u m e r o s a s f u e n t e s ,
G o n z a g a , conde de G u a s t a l l a , duque de M o l f e t t a y p r í n c i p e de A r i a n o , t 1573
como, por ejemplo, a d e m á s de las y a c i t a d a s en Sickel, R e l a c i o n e s , III, 90 s., y
(Caro, I I I , 284, 287 s., 290, 292, 297). Murió e n 1583. U n a s e g u n d a h e r m a n a , J e r ó -
en Susta, Curia, III, 89 s.: l.°, u n a c a r t a de B o r r o m e o a César G o n z a g a , de
n i m a , c o n t r a j o m a t r i m o n i o con F a b r i c i o G e s u a l d o , p r i n c i p e de V e n o s a . U n a
19 de n o v i e m b r e de 1562, que se h a l l a en S a l a , Docum., III, 241; 2.°, la » c a r t a
t e r c e r a , A n a , se casó en 1562 con F a b r i c i o C o l o n n a ( t 1580), hijo m a y o r de
de F r . Tonina, de 20 de n o v i e m b r e de 1562, Archivo Gonzaga de Mantua;
Marco Antonio (cf. S u s t a , C u r i a , II, 258,261, 291, 525; la » r e l a c i ó n de F r . T o n i n a
3.°, la » c a r t a de Alf. Roselli, de 19 de n o v i e m b r e de 1562, Archivo público de
de 11 de junio de 1562, Archivo Gonzaga de Mantua). M u r i ó en 1582. D e l a s
Modena. Cf. t a m b i é n las c a r t a s de B o r r o m e o , de 24 de n o v i e m b r e de 1562 (ésta
s e g u n d a s n u p c i a s de G i l b e r t o B o r r o m e o con T a d e a dal V e r m e nació u n a h i j a ,
se h a l l a i n s e r t a en l u g a r e q u i v o c a d o en S a l a , D o c u m . , III, 99, con la f e c h a
H o r t e n s i a , que en 6 de e n e r o de 1565 c e l e b r ó c o n g r a n d e s fiestas su c a s a m i e n t o
falsa de 1561), de 3 de d i c i e m b r e de 1562, 5 de a b r i l de 1563 y 2 de s e p t i e m b r e
con Aníbal de H o h e n e m s (cf. S a l a , F a s c i c o l o c o n c l u s . , 47; S a n Carlo, loe. c i t . ;
de 1564 (traslación del c a d á v e r a Milán), en Sala, D o c u m . , I I I , 242, 262, 308.
W y m a n n , 63). Un » A v v i s o di R o m a de 28 de j u n i o de 1561 notifica l a l l e g a d a a
L a noticia de l a obtención del m a r q u e s a d o de Oria l l e g ó cuando F e d e r i c o
R o m a de las c u a t r o h e r m a n a s de S a n C a r l o s B o r r o m e o . U r b . , 1039, p. 283.
e s t a b a y a en la a g o n í a ( K e r v y n de L e t t e n h o v e , III, 212. Sicke!, Concilio, 403).
Biblioteca Vaticana.
E n el Giorn. d. l e t t . Ita!., X X X V I , 212, hay un epitafio s a t í r i c o a F . B o r r o m e o .
(4) Sylvain, I, 66.
puso para el malogrado joven, pareció que había de ser asimismo cayó también al golpe de la muerte después de sólo tres días de
el de la gloria de la casa Borromeo. En el paño mortuorio enfermedad el joven hijo del duque de Florencia, que había reci-
bordado de oro que cubría el féretro bajo dorado baldaquino en las bido el capelo cardenalicio juntamente con Carlos Borromeo (1).
exequias del 25 de noviembre (1), el cardenal Borromeo pudo ver El sentido ascético de éste ya hacía tiempo que sólo con
un símbolo del ocaso esplendoroso de su familia. repugnancia hacía concesiones a una manera algo mundana de
entender la vida (2). Ahora, cuando se presentó a sus ojos con tan
L a súbita muerte del nepote tan tiernamente querido de solos
viva luz la vanidad de todas las pretensiones terrenales, se resol-
veintisiete años de edad, llenó al P a p a del dolor más profundo (2).
vió a quitar de sí hasta los últimos restos del espíritu mundano,
L a llevó, no obstante, con resignación, pues en aquel golpe aterra-
y dirigir su vida únicamente hacia los más altos fines.
dor que aniquilaba todos sus planes para la elevación del nepote,
vió un castigo del cielo porque había hecho demasiado grandes Consecuencias enteramente diversas sacó de aquellos acaeci-
concesiones al rey de España en el uso de las rentas eclesiásticas mientos la gente mundana de Roma, y según se creyó, aun el
para favorecer todavía más a Federico (3). E l repentino hundi- Papa. Se pensaba que el actual heredero de todas las riquezas de
miento de tan brillantes esperanzas produjo también una impre- los Borromeos abandonaría la carrera eclesiástica y perpetuaría la
sión muy honda en el cardenal Borromeo (4), y con tanto mayor descendencia de la familia en lugar del hermano difunto (3). Car-
razón cuanto casi por el mismo tiempo que el hermano querido, los era en verdad ya subdiácono y como tal estaba obligado al
celibato; pero en su caso no parecía imposible una dispensa del
(1) Bondonus, 544. » C a r t a de Ali. Rosselli, de 25 de noviembre de 1562, Papa. Con todo el cardenal puso término a tales esperanzas, hacién-
Archivo público de Modena. dose dar la ordenación sacerdotal por el cardenal Cesi el 17 de
(2) En 18 de noviembre de 1562, cuando F e d e r i c o e s t a b a desahuciado,
refiere F r . Tonina: *N. S. ni ha sentito et s e n t e infinito dispiacere et questa n o t t e julio de 1563. Este paso fué dado con asentimiento del Papa, el
gli andò a otto h o r e a vederlo et egli poi, o per dispiacere o per il disturbo, si cual en el consistorio de 4 de junio de 1563 había elevado a su
dice che v o m i t ò quanto hieri s e r a h a v e a m a g n a t o et r e s t a anch' esso t r a v a -
sobrino a cardenal presbítero y le dió entonces el expreso mandato
gliato. En 20 de n o v i e m b r e escribe Tonina: »Resta adunque dirle che N. S. h a
sentito et sente di questa morte infinito dolore, et chi fu p r e s e n t e dice che de hacerse ordenar de sacerdote. Al mismo tiempo, Pío I V declaró
disse, Manus Domini t e t i g i t me, et un a l t r a volta disse, orsù bisogna p o r t a r l a que nunca había sido su voluntad forzar a Carlos a abandonar la
in pace, questi sono i nostri peccati. E n un »Avviso di R o m a de 21 de noviem-
carrera sacerdotal, y que los rumores contrarios eran falsos (4).
bre de 1562 se lee: S. S " quand' ebbe tal nuova s t a v a a f a r s e g n a t u r a e sospese
la penna, t o r n ò a seguirla et p r e s t a n d o g l i il card. Borromeo disse: Manus Borromeo se había afirmado mucho en sus resoluciones con los
Domini t e t i g i t nos (Archivo público de Ñapóles, C. Farnes.). S e g ú n la * rela-
ción de Tonina, de 28 de noviembre de 1562, el P a p a el lunes en la c o n g r e g a c i ó n (1) Bondonus, 544. Questi due si g r a v i colpi... e r a n o v e r a m e n t e atti ad
se dolió con l á g r i m a s en los ojos de la m u e r t e de este filius dilectus, solamen a t t e r a r m i a f f a t t o , se ben fossi stato assai piü f o r t e di quello ch'io sono,
suum (Archivo Gonzaga de Mantua). Según la »relación de Alf. Roselli, de escribe B o r r o m e o en 3 de diciembre de 1562 al duque de F l o r e n c i a . Sala.
25 de noviembre, Pío IV se expresó entonces con serenidad y buen ánimo; pero Docum., I I I , 242.
en 5 de diciembre notifica el mismo i n f o r m a n t e : »11 P a p a non può scordarsi la (2) Bascapé, 8b.
m o r t e del conte F e d e r i g o Borromeo, m a s s i m e non sapendo risolversi di sog- (3) Bascapé, 9 a . K e r v y n de L e t t e n h o v e , III, 212. V . las relaciones de
g e t t o per p e r p e t u a r v i la c a s a sua non inclinando al f r a t e l l o . Archivo público Arco, de diciembre de 1562, en Sickel, Concilio, 410. T o d a v í a en una » c a r t a del
de Modena. c a r d e n a l M a r k Sittich a Aníbal de H o h e n e m s , fechada el 3 de mayo de 1563
se h a b l a de la posibilidad de que el cardenal Borromeo se casase (Archivo de
(3) S e t r a t a b a de g r a n d e s impuestos eclesiásticos p a r a la a r m a d a de
Hohenems).—El 7 de junio de 1563 concedió la ciudad de Roma al c a r d e n a l
F e l i p e II, a los que el P a p a dió su aprobación; v. la »relación de Alf. Roselli, Borromeo el título de ciudadano honorario; v. G r e g o r o v i o , P e q u e ñ o s escri-
de 21 de noviembre de 1562, Archivo público de Modena. Sobre este negocio tos, I, 316.
cf. a b a j o el capítulo I X .
(4) V. Acta consist. en Susta, Curia, IV, 68, n o t a 3 (van Ortroy); en las
(4) V . su c a r t a a Cosme en S a l a , Docum., III, 241 s. L a significación de Anal. Boíl., X I V (1895), 346, según varios despachos del e m b a j a d o r imperial en
esta m u e r t e la puso ya de r e a l c e Pallavicini (19, 4, 9). R a n k e , como Sickel Roma, P r ó s p e r o Arco. Cf. la c a r t a de B o r r o m e o a César G o n z a g a , de 5 de junio
(Relaciones, I I I , 83) con m u c h a verdad advierte, ha hecho poco caso de ella. Un de 1563, en Sala, D o c u m e n t i , III, 269. Es por t a n t o inexacto lo que dice Giussano,
r e t r a t o c o n t e m p o r á n e o de F e d e r i c o puede verse en l a Ambrosiana y en el 20 s., que S. Carlos se hizo o r d e n a r s e c r e t a m e n t e de sacerdote contra la volun-
castillo de los B o r r o m e o s , de A n g e r a ; en S a n Cario, 37, 55 hay copias del t a d de su tío.
mismo.
tras de menosprecio del mundo. Decía él que eran cosas de teati-
Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola que hizo bajo la nos y fantasías melancólicas, y mandó intimar a los jesuítas y
dirección del P. Ribera, de la Compañía de Jesús (1). Su primera otros religiosos, que los castigaría si volvían a poner los pies en
misa la dijo públicamente con g r a n solemnidad en San Pedro en el casa del cardenal (1). El enojo contra los jesuítas f u é tan f u e r t e
altar de la confesión del Príncipe de los Apóstoles, y la segunda y arrastró a t a n t a gente, que el P- Polanco, secretario de la
muy retiradamente en la capilla que había usado San Ignacio de Compañía, tuvo por necesario enviar aun a España una carta espe-
Loyola (2). cial, en la cual da una clara explicación del estado de las cosas,
Después de recibida la ordenación sacerdotal, Borromeo y niega la responsabilidad de sus hermanos de religión acerca de
conservó al principio todavía su corte; pero se mostró cada día todos los pasos particulares de Borromeo (2).
más severo en el trato de su persona, y en tal grado que se llegó
Por muy condescendiente que fuera en otras cosas Borromeo
a privar de la recreación del paseo. Los discursos en su academia
con los deseos de su tío, no hizo la menor concesión en mitigar el
de las Noches Vaticanas sólo podían versar sobre asuntos espiri-
rigor de su nueva vida. Al contrario, principalmente después de
tuales. También comenzó a hacerse dar lecciones de filosofía y teo-
la terminación del concilio de Trento aumentó todavía más sus
logía para suplir los defectos de su formación teológica. Por algún
rigores. E n junio de 1564 la corte de Carlos f u é notablemente
tiempo hasta pensó en dimitir enteramente su cargo de secretario
reducida: unas 80 personas que parecían poco a propósito para una
de Estado y retirarse a la rigurosa Orden de los camaldulenses.
vida clerical, fueron despedidas y colocadas en o t r a s partes; a las
No obstante, el obispo de Braga, Bartolomé de los Mártires, le
demás les prohibió el cardenal el uso de vestidos de seda y otros
disuadió de ello en 1563 con ocasión de una visita que hizo a
lujos. Un día de la semana lo pasaba a pan y a g u a . A la oración
Roma (3). Repetidas veces rogó Carlos al P a p a que le permitiera
consagraba todavía más horas que antes; y asimismo, a pesar de
visitar, al menos por algún tiempo, su arzobispado (4) y renunciar a
la dificultad que tenía en pronunciar y presentarse en público,
una parte de los numerosos beneficios que se le habían conferido.
comenzó a ejercitar el ministerio de la predicación: en un cafdenal
L a mudanza de vida del primero y más calificado de los car- era entonces esto algo inaudito (3). En secreto Carlos Borromeo
denales produjo mucho estrépito en Roma, y halló en muchos una
acerba censura. Aun amigos de la reforma eclesiástica juzgaban (1) R e q u e s é n s a F e l i p e I I , en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 561, confirmado
por las » r e l a c i o n e s de F r . Tonina, de 22 y 29 de abril de 1564, q u e se h a l l a n en
que en algunos puntos iba demasiado lejos, a la verdad conforme los n ú m s . 35 y 36 del a p é n d i c e , Archivo Gonzaga de Mantua. P o r lo d e m á s ,
a su carácter enérgico y serio. L a indignación descargó principal- P í o I V sólo h a b í a q u e r i d o n e g a r ia e n t r a d a en la casa de B o r r o m e o a L a í n e z y
mente contra Ribera y los jesuítas; decíase que ellos habían atraído R i b e r a ; p e r o el m e n s a j e r o que llevó la orden pontificia, l a e x t e n d i ó a todos los
j e s u í t a s . Canisii E p i s t . , I V , 532.
al cardenal a sus redes para obtener dinero de él y moverle a
(2) C a r t a de P o l a n c o a A r a o z , de 28 de abril d e 1564, i m p r e s a e n
entrar en su Orden. Semejantes rumores llegaron hasta Pío I V A s t r a i n , II, 208 s. Cf. Canisii E p i s t . , I V , 531 s. Que Carlos p o r v e n t u r a a l g u n a s
y, a lo que parece, hallaron en él algún crédito. Según una veces iba a l g o d e m a s i a d o lejos, a d e m á s de P o l a n c o , lo i n d i c a t a m b i é n Bas-
carta del embajador español Requeséns, de 30 de abril de 1564, c a p é (p. 9 a ): E a q u e f u i t in moribus omnique v i t a e c o n s u e t u d i n e g r a v i t a s , u t ad
a u s t e r i t a t e m q u o q u e p e r v e n i r e t , q u e m a d m o d u m s a e p e s o l e t initio v i t a e reli-
el Papa había mostrado g r a n disgusto porque el cardenal Bo- g i o s i o r i s e v e n i r e . L a idea de n e g a r s e h a s t a un paseo, s e l a s u g i r i ó a C a r l o s
rromeo había limitado su casa y mesa, y dado otras varias mues- Egidio F o s e a r a n , s e g ú n Bascapé, 9 a . R i b e r a obtuvo al a ñ o s i g u i e n t e el per-
miso, p o r l a r g o t i e m p o solicitado, de ir a las misiones e x t r a n j e r a s . U n a c a r t a
(1) Giussano, 21. S a c c h i n i , 8, 12 (p. 406).
de d e s p e d i d a de B o r r o m e o p a r a él, de 3 de f e b r e r o de 1565, p u e d e v e r s e e n
(2) Sacchini, 7, 11 (p. 362). S y l v a i n , I , 77. S a l a , Documenti, III, 331 s.
(3) B a s c a p é , 9 s. Cf. S a n C a r i o , I (1908), 98. T a m b i é n m á s t a r d e c o n s e r v ó (3) B a s c a p é , 9-10. L a f e c h a que aquí f a l t a . s e s a c a de u n a » c a r t a de
t o d a v í a u n a predilección p o r la C a m á l d u l a y los c a m a l d u l e n s e s ; cf. sus c a r t a s F r . Tonina, de 10 de junio de 1564: »11 c a r d . B o r r o m e o h a c a s s a t a t u t t a la
de 6 de m a y o de 1564, de 12 de n o v i e m b r e de 1572 y de 13 de d i c i e m b r e d e 1574, f a m i g l i a s u a , c e n t o boche in poi, et a molti anco delli r i t e n u t i h a l e v a t a
en Sala, D o c u m . , I I I , 298, 442, 560. la s p e s a del c a v a l l o et d'un s e r v i t o r e . E n t r e los e n t o n c e s despedidos e s t a b a
(4) El n o m b r a m i e n t o de arzobispo de Milán e f e c t u ó s e e n m a y o de 1564; t a m b i é n Camilo C a p i l u p i ( v . A r c h . s t o r . L o m b . , X X [1893], 697). A este l u g a r
a n t e s e r a Carlos sólo a d m i n i s t r a d o r . L a c o n s a g r a c i ó n episcopal l a h a b í a r e c i - p e r t e n e c e t a m b i é n la » c a r t a sin f e c h a de F r . T o n i n a , de 1564, en la que se dice:
bido y a el 7 de d i c i e m b r e de 1563; v. S a l a , D o c u m . , III, 817, 819 s.
se entregaba a los más rigurosos ejercicios de penitencia. Unas Dos años después el veneciano Jacobo Soranzo escribía: «El
disciplinas con puntas le servían para castigar su delicado cuerpo; cardenal Borromeo no tiene más que veintisiete años, pero es
a veces empleaba además para esto una triple cadenilla sujeta por enfermizo, porque se ha debilitado con los estudios, ayunos, vigi-
un nudo. L a curiosidad de su camarero Ambrosio Fornero descu- lias y abstinencias. Es doctor en Derecho, pero se consagra a la
brió estos instrumentos de penitencia, cuando el cardenal se olvidó Teología con un ardor raro en nuestros días. Su vida es la más
una vez de quitar la llave de la caja que debía sustraerlos a las honesta del mundo, y su religiosidad es tan grande, que se puede
miradas de los extraños. Soranzo en 1565 pone de realce que Borro- decir con razón que aprovecha a la corte romana con su ejemplo
meo estaba muy enflaquecido por su ardor en el trabajo y en el más que todos los decretos del concilio; un nepote tan amado del
estudio, así como por sus ayunos, vigilias y otras mortificaciones. Papa, que está aún en la flor de la juventud y que, rodeado de
Como por milagro resistían las fuerzas de Borromeo, de suyo seducciones en una corte, ha vencido a sí mismo y el placer
cortas; sólo a fines del reinado de San Pío V se oye hablar de mundano en tal grado, es verdaderamente un prodigio. Borromeo
alguna quiebra de su salud (1). es por extremo adicto al Papa, y el P a p a hace mucho caso de él y
de sus deseos, como se ha visto todavía en la última promoción de
Con el tiempo, enmudecieron las críticas sobre el ascetismo ce
cardenales, que ha recaído sólo en aquellos que él había o pro-
Carlos, su ejemplo había producido impresión aun en los mun-
puesto o por lo menos aprobado. El y el Papa son por lo demás de
danos diplomáticos. Sus testimonios son tanto más creíbles y de
índole muy diversa. El Papa gustaría de verle más alegre y
más valor cuanto estaban acostumbrados a descubrir sin conside-
menos severo en su vida y en sus dictámenes. Esto lo ha dicho
ración el lado humano aun de los más altos dignatarios. Cuando
también a los jesuítas, los cuales han tenido g r a n influencia en
Jerónimo Soranzo, en junio de 1563, daba relación de su emba-
la dirección del cardenal, pero éste no se ha dejado apartar de su
jada en Roma, observaba: «La vida del cardenal Borromeo es la
camino. L a corte le quiere poco, porque estaba acostumbrada a
más inculpable y sin mancha. Con su conducta religiosa da un
otra manera de proceder, y se lamenta de que el cardenal pide
ejemplo cual no se puede desear mejor. Su porte ejemplar se le ha
poco al Papa y da poco de lo suyo. P e r o por lo que toca a lo pri-
de atribuir a alabanza, tanto más cuanto que está en la flor de sus
mero, él lo tiene por cargo de conciencia; lo suyo lo gasta en
años, es poderosísimo nepote de un Papa, abunda en riquezas y
limosnas, en dotar doncellas pobres y en pagar las deudas que
está en una corte donde no le faltaría ocasión para toda clase de
especialmente su hermano le ha dejado» (1). Cuán copiosamente
diversiones» (2).
repartía Borromeo limosnas, se ve claro por el hecho de que
entonces casi no usaba para sí nada de sus rentas de arzobispo de
*I1 s. c a r d ' 6 B o r r o m e o h a r e t i r a t a la sua f a m i g l i a in 80 p e r s o n e e t la s t a l l a in Milán (2). Una magnífica creación del tiempo de su permanencia
20 cavalli, et c a m i n a t u t t a v i a r e s t r i n g e n d o s i et due volte l a s e t t i m a n a ordina-
r i a m e n t e si r i d u c e alli Giesuiti a c o n f e r i r e con un eccelle t h e o l o g o che vi si
t r o v a , nelle cose di t h e o l o g i a et di c o n s c i e n z a , et s o p r a questo dicono che (1) Giac. S o r a n z o , 133 s. El c a r d e n a l S e r i p a n d o » e s c r i b í a en 28 de julio
S. B n e un dì disse, noi v o g l i a m o a t t e n d e r a v i v e r p i ù che posiamo et a l e g r a - de 1562, desde T r e n t o , a P a b l o Manucio s o b r e B o r r o m e o : E h u o m o di f r u t t o e t
m e n t e , se Mons r B o r r o m e i p u r si v o r r à f a r f r a t e gli p a g a r e m o li v e s t i m e n t i del non di flore, de' f a t t i et n o n di p a r o l e (Biblioteca de Montpellier). Que C a r l o s
n o s t r o , p a r l a n d o così di b u r l a . S. B°e f a o g n i i n s t a n z a a q u a n t i pochi v e s c o v i al principio m o s t r a b a c i e r t a f a l t a de l i b e r a l i d a d , lo dice t a m b i é n B a s c a p é
c h e sono qui che v a d i n o a loro v e s c o v a t i , et de qui n a s c e che quelli che gli (pág. 66). E s t o c a u s a b a m á s e s t r a ñ e z a de lo q u e e r a r a z ó n , pues desde el
h a n n o miseri o g n i dì r i n o n c i a n o più p r e s t o che a n d a r e , come molti h a n n o t i e m p o del R e n a c i m i e n t o e s t a b a n a c o s t u m b r a d o s a v e r a los g r a n d e s s e ñ o r e s
f a t t o . Archivo Gonzaga de Mantua. T a m b i é n en u n a * c a r t a del c a r d e n a l r e p a r t i r m e r c e d e s y d i n e r o a m a n o s l l e n a s s i n elección a l g u n a (cf. W y m a n n ,
M a r k Sittich a Aníbal de H o h e n e m s , f e c h a d a a 15 de junio de 1564, se h a b l a de 98). Un t e s t i m o n i o del a r d o r de B o r r o m e o e n el estudio, son dos p e r m i s o s p o r
la n o t a b l e limitación de la s e r v i d u m b r e de C a r l o s , de q u i e n se p e n s a b a , como escrito, que t o d a v í a se c o n s e r v a n , de 20 de junio y 29 de n o v i e m b r e de 1564, p o r
e n ella se dice, q u e de p u r a e s c a s e z y p a r q u e d a d se v o l v e r í a loco; y que esto los c u a l e s se le c o n c e d e s a c a r libros de la B i b l i o t e c a V a t i c a n a , y en v i r t u d del
e r a el f r u t o del «teatinismo». El o r i g i n a l e s t á en el Archivo de Hohenems. s e g u n d o p e r m i s o v o l u m i n a e t i a m r e g i s t r a n u n c u p a t a , e t q u a e f o r s a n , n e adeo
ómnibus o s t e n d e r e n t u r , m a g i s r e s e r v a t a e t c u s t o d i t a essent. C o m u n i c a c i o n e s
(1) V. D' A l e s s a n d r i , 407 s.; W y m a n n , 95, 108, 118. del I n s t i t u t o A u s t r í a c o , X V I I (1896), 293.
(2) Girol. S o r a n z o , 91. Cf. W y m a n n en l a R e v i s t a e c l e s i á s t i c a s u i z a ,
1910, n ú m s . 44 y 49. (2) B a s c a p é , 6-7.
en Roma es el Colegio Borromeo de Pavía, que hizo erigir en 1564 El sentido político, que junto con una grande independencia
por el arquitecto Pelegrín Pellegrini para preservar a los estu- en las resoluciones, era propio de Pío I V , se manifestaba ante
diantes nobles y pobres de los peligros que él mismo había apren- todo en sus relaciones con los príncipes seculares. E n éstas, seguía
dido a conocer durante sus estudios (1). Como elocuente testimo- el proceder diametralmente opuesto al que había observado su
nio de la caridad de Borromeo, se conserva todavía actualmente predecesor. Mientras Paulo IV, con extraño desconocimiento de
en Santa Práxedes la mesa donde daba de comer a los pobres de la situación del mundo, juzgaba poder considerar a los príncipes,
Roma (2). no como hijos sino como subditos (1), el prudente lombardo creyó
Después de San Carlos Borromeo tenía muchísimo valimiento que contra la gran apostasía de Roma debía fortalecerse de
con Pío I V en la primera época de su pontificado, Morone, princi- nuevo la autoridad del poder espiritual con el apoyo del tem-
palmente experimentado en los asuntos de Alemania (3). Pero no poral. De ahí su moderación y su condescendencia con todos los
concedía, ni a él ni a los demás cardenales, influjo decisivo en sus príncipes (2).
resoluciones. Por más que los curiales se maravillaran y los diplo- En primer lugar había de experimentar esta moderación Fer-
máticos se permitieran observaciones, Pío IV perseveró en fiarse nando I, cuya sucesión en la dignidad imperial Paulo IV se había
de su propia moderación de juicio en los negocios de Estado. Lo negado constantemente a reconocer (3). Muy presto se mostró que
Pío IV intentaba suprimir cuanto antes la funesta discordia, por
que le determinaba a elio era, no sólo la conciencia de su valer,
extremo dañosa a la causa católica en Alemania. El 30 de diciem-
sino también en no menor grado una profunda desconfianza de los
bre de 1559 el Papa declaró a los cardenales, que no hallaba con-
cardenales, de los que casi ninguno se mantenía del todo indepen-
ducente poner reparos en la elección de Fernando, pues aunque
diente de la influencia de príncipes extranjeros (4). Jerónimo
habían tomado en ella parte no católicos, también los católi-
Soranzo juzga que la conducta vacilante que mostraba con fre-
cos habían estado presentes en ella. Vigorosamente hizo entonces
cuencia el Papa, procedía de que no tomaba consejo de otros. Como
referencia a los sentimientos religiosos de Fernando, y a sus mere-
Su Santidad es muy sanguíneo (prosigue el veneciano), toma sus
cimientos en la defensa de la cristiandad, en la lucha contra los
resoluciones muy prontamente aun en los negocios más importan-
turcos. Todos los cardenales, excepto uno solo, asintieron a la
tes; cuando luego tropieza con dificultades, no muestra una per-
propuesta de conceder el título de emperador al rey de Hungría y
severancia tenaz, sino muda sus resoluciones tan rápida como Bohemia. No obstante, se puso la condición de que Fernando debía
radicalmente (5). presentar disculpas por la provisión de los obispados húngaros,
por el tratado de Passau y por otros decretos de la Dieta. Fer-
(1) G i u s s a n o , 22. Sobre la f e c h a de la f u n d a c i ó n v. S a n Cario, 209; sobre
el Colegio cf. N a t a l i en N a t u r a ed A r t e , 1906, f e b r e r o . Los e s t a t u t o s del Monte
nando, muy gozoso por la mudanza producida en Roma, se declaró
P í o de R o m a , de 1565, p r o b a b l e m e n t e t i e n e n por a u t o r a San Carlos B o r r o m e o . dispuesto a ello, y al propio tiempo hizo asegurar al Papa por
D o n a t o T a m i l i a , II s a c r o m o n t e di p i e t à di R o m a , R o m a , 1900. su embajador T h u r m , que nada omitiría en lo tocante a la reduc-
(2) H a y u n d i b u j o de ella e n S a n Cario, 69.
ción de su hijo Maximiliano a la Iglesia. Como se dejó sin tocar la
(3) V . M o c é n i g o , 40 s. Cf. el »Avviso di R o m a , de 30 de d i c i e m b r e
de 1559, y los de 13 de e n e r o y 23 de n o v i e m b r e de 1560, U r b . , 1039, p. 112, 117, cuestión fundamental sobre si era necesario el reconocimiento del
218, Biblioteca Vaticana. V . a d e m á s H i l l i g e r , 20 s. Más t a r d e , p o r el v e r a n o
de 1561, cesó la p r i v a n z a de M o r o n e ; los confidentes de P í o I V e r a n e n t o n -
ces Mula y N a v a g e r o (v. S i c k e l , Concilio, 204). T o d a v í a p o r abril de 1561, (1) Cf. n u e s t r o s d a t o s del v o l . X I V , 63 s., 68 s s .
h a b í a tenido M o r o n e g r a n d e influjo; v. la » r e l a c i ó n de S a r a c e n i , de 11 de (2) V. M o c é n i g o , 61-62; Girol. S o r a n z o , 75. L a g r a n a p o s t a s í a de
abril de 1561, Archivo público de. Florencia. E n los n e g o c i o s de A l e m a n i a , R o m a y l a n e c e s i d a d d e r e f o r m a del e s t a d o de la I g l e s i a , las puso de r e a l c e
P í o I V se fiaba m u c h o de Hosio e n 1561; v. l a » c a r t a de G. A. C a l i g a r i a Pío I V e n el b r e v e , p o r el cual, e n 29 y 30 de d i c i e m b r e de 1559, a n u n c i a b a
C o m m e n d o n e , f e c h a d a e n R o m a , a 27 de s e p t i e m b r e de 1561, L e t t . di p r i n c . , su elección a los g o b i e r n o s católicos (Felipe II, V e n e c i a , P o r t u g a l y Flo-
XXIII, 36, Archivo secreto pontificio. rencia); v. Min. b r e v . , A r m . 44, t. X , n. 419, 420, 413, 418, Archivo secreto pon-
tificio.
(4) V. Girol. S o r a n z o , 74; G i a c . S o r a n z o , 130; P . Tiépolo, 178.
(3) Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 298 ss.
(5) G i r o l . S o r a n z o , 75.
Pontífice para la legítima elevación del emperador al trono, por J u a n Antonio Volpi, obispo de Como, obtuvo permiso para que-
estas concesiones de Fernando quedaba asegurada la reconcilia- darse en su diócesis, desde donde podía llegar a las partes católi-
ción con Roma (1). cas de Suiza, más fácilmente que desde Lucerna. Muy saludable
Una dificultad que sobrevino a última hora, fué asimismo fué el excluir del cardenalato, a todos aquellos nuncios, que
felizmente zanjada. El representante de Fernando I, Escipión fueron recomendados por un príncipe cerca del cual habían estado
de Arco, llegado a Roma el 12 de febrero de 1560 y hospedado en acreditados (1).
el Vaticano, llevaba el encargo de dar el parabién al Papa en una El reanudar las relaciones diplomáticas que se habían inte-
audiencia pública por su ascensión al trono, y asegurarle en nom- rrumpido d u r a n t e el pontificado de Paulo I V , así como la mejor
bre del emperador veneración y respeto. Pero el Papa exigió ade- formación de las nunciaturas, muestran qué importancia daba
más la promesa de obediencia. Arco vaciló. Sólo cuando también Pío I V a las buenas relaciones con los poderes seculares. El prin-
los cardenales Madruzzo y Morone le exhortaron a ello, se resolvió cipio del gobierno de este Papa formó también por lo que res-
a extralimitarse en sus poderes y acomodarse a la voluntad del pecta a la Ciudad E t e r n a , un notable contraste con la conducta de
Papa (2). En vista de esto, el 17 de febrero de 1560, en un con- su predecesor. ¡Cómo se regocijaron los romanos, cuando el Papa
sistorio público en la Sala Regia, efectuóse el acto de pres- en febrero de 1560 volvió a permitir las diversiones tan populares
t a r obediencia el representante del emperador (3). El nuevo del carnaval! Juntamente sin embargo, se tomaron con razón dis-
nombramiento para la nunciatura en la corte imperial, selló la posiciones contra los excesos (2).
conclusión de la paz entre las dos supremas potestades de la cris- No sólo los romanos saludaron alegremente el que uno de los
tiandad. primeros actos oficiales del nuevo Papa consistiera en volver
También las nunciaturas de Venecia y Florencia, vacantes a limitar a la Inquisición a su propio y primitivo terreno (3), y en
a la muerte de Paulo I V , fueron de nuevo provistas muy pronto mitigar muchos de los decretos de reforma excesivamente severos
por Pío IV, y cambiados los poseedores de las demás nunciaturas. de Paulo I V . E s t o se manifestó en primer lugar respecto al exa-
Lo último se realizó en el breve tiempo de tres meses. Esto men de los candidatos a los obispados, en el cual no obstante se
y la circunstancia de que ninguno de los nuncios de Paulo IV fué conservó lo sustancial de las reformas del papa Carafa (4). Siguie-
trasladado a otro puesto, muestra claramente que hay en ello una ron pronto otras mitigaciones de las rigurosas disposiciones de
disposición bien meditada, por la cual Pío I V alejaba a todos los Paulo I V (5).
diplomáticos empleados por sus predecesores. F u e r a de esto, elPapa (1) V . B i a u d e t , N o n c i a t u r e s , 24 s., 58, 296 s. S o b r e Volpi v. R e i n h a r d t -
ya en el verano de 1560, procedió a la fundación de nunciaturas S t e f f e n s , J. F r . Bonhomini, I n t r o d u c c i ó n , p. x x v i i i s. L a n u n c i a t u r a florentina,
permanentes en Turín y en Florencia. El nuevo nuncio de Suiza s o b r e la cual S c a a u t o h a c e e q u i v o c a d a s i n d i c a c i o n e s (v. A n u a r i o H i s t ó r i c o ,
I X , 108), m e r e c e un t r a b a j o e s p e c i a l .
(2) Cf. C l e m e n t i , 218; R o d o c a n a c h i , Juifs, 209; A r c h . s t o r . L o m b . , X I X
(1) Cf. Sickel, Concilio, 22 s., 76 s.; R e i m a n n en las D i s e r t a c i o n e s de la (1903), 353. E n el c a r n a v a l de 1561, y a se volvió a p r o c e d e r m á s l i b r e m e n t e .
S o c i e d a d Silesiana de c u l t u r a , 1871, 37 s.; Schmid, Elección imperial y F o r m a b a n u n a d i v e r s i ó n p r i n c i p a l las c o r r i d a s de t o r o s (cf. la G a c e t a Popu-
r e a l , 35 s. l a r de Colonia, 1911, n.° 168), c o n t r a las c u a l e s p o r h a c e r s e junto al colegio
(2) Cf. Sickel, Concilio, 42 s.; C o r r e s p o n d e n c i a del c a r d . O. T r u c h s e s s , de los j e s u í t a s p r o t e s t ó L a í n e z ; v. las **relaciones de F r . Tonina, de 18 y 29 de
136; Schmid, loe. cit., 36 s. F u é c o s a r a r a , como o b s e r v a Zwiedinek en el e n e r o y de 13 y 19 de f e b r e r o de 1561, Archivo Gonsaga de Mantua. U n n u e v o
A r c h i v o p a r a la H i s t o r i a a u s t r í a c a , L V I I I , 176, que P í o I V no pusiese dificul- * Bando p e r le m a s c h e r e , de 20 de e n e r o de 1564, p u e d e verse en los E d i t t i , V ,
t a d en l a p e r s o n a de A r c o , p u e s los P a p a s o r d i n a r i a m e n t e sólo a c e p t a b a n 60, p. 9, Archivo secreto pontificio. Sobre el t e a t r o r o m a n o e n tiempo de
como e m b a j a d o r e s p a r a p r e s t a r obediencia a p r í n c i p e s del I m p e r i o . P o r t a n t o , P í o I V , v. G i o r n . d. l e t t . I t a l . , L X X I I I , 296 s.
P í o I V se m o s t r ó t a m b i é n en esto condescendiente. S o b r e el p l a n de c o r o n a r (3) V. el * A v v i s o di R o m a , de 13 de e n e r o de 1560, U r b . , 1039, p. 117,
al e m p e r a d o r , v. los D e s p a c h o s V e n e c i a n o s , III, 133 ss., 141. Sobre Escipión Biblioteca Vaticana. Cf. m á s a b a j o el capítulo V I I I .
de A r c o v. C o n s t a n t , R a p p o r t , 3 s. (4) V. A c t a consist. al 19 de e n e r o de 1560; cf. G u l i k - E u b e l , 40.
(3) V. Bondonus, 533; S c h l e c h t en el A n u a r i o H i s t ó r i c o , X I V , 22 s.; (5) Cf. el » A v v i s o di R o m a , de 20 de e n e r o de 1560, U r b . , 1039, p. 120,
S c h m i d , loe. cit. Biblioteca Vaticana.
E r a una cuestión especialmente difícil cómo se debía proce- Es característico del estado de la curia el que, con el relaja-
der respecto a la ejecución de los castigos draconianos, que la miento de la presión ejercida por Paulo IV, luego volvieran
bula de Paulo I V de 20 de julio de 1558 había fulminado contra a levantar cabeza los elementos malos (1). No obstante, quien
los numerosos frailes, que vivían f u e r a de sus conventos o habían pensara que bajo el nuevo Papa iba a detenerse la obra de la refor-
pasado a Ordenes menos severas (1). U n número por extremo ma, se engañaba. Pío IV declaró sin rebozo, que ahora no se
grande de estos infelices se presentó al Papa para pedir gracia. consentía ya lo que se había permitido en tiempo de Leon X (2).
Pero a pesar de toda la lenidad, no se les pudo otorgar la petición Confirmando el 12 de enero de 1560 la capitulación de su elección,
sin más. Siguieron detenidas deliberaciones sobre cómo se había manifestó su voluntad de ejecutar como Papa lo que parecía más
de proceder para hallar un camino medio, alejado del demasiado necesario a todos los inteligentes y perspicaces: tomar con empeño
rigor y la extremada lenidad (2). E r a indudable que habían sobre- la reforma y el concilio. Asimismo en su primer consistorio, cele-
venido serias dificultades en la ejecución de la bula de Paulo I V r brado en dicho día, se expresó en este sentido (3). Todavía antes de
Los frailes por ella alcanzados eran en número excesivamente reunirse el concilio fué instituida una comisión «para la reforma
grande. Había quejas de que la Constitución no hacía las nece- de las costumbres». A ella pertenecían los cardenales Tournón,
sarias diferencias, pues algunos vivían f u e r a de sus monasterios Carpi, Morone, Madruzzo, Cueva, Saraceni, Púteo, Cicada,
por causas justificadas y con permiso de la Sede Apostólica y de Dolerá, Savelli, Alejandro Farnese, Santa Flora, Este y Carlos
los superiores regulares. Algunos se habían también mostrado ya Borromeo. Debíanse juntar cada jueves y preparar importantes
dispuestos a obedecer a la ordenación de Paulo I V , pero no fueron mejoras de los tribunales pontificios y del conclave. Los obispos
de nuevo admitidos por sus anteriores prelados; perdieron por que moraban en la curia, fueron requeridos a cumplir su obli-
tanto su sustento temporal y estaban excluidos de la participación gación de residencia (4). Al mismo tiempo tres cardenales reci-
de los sacramentos por causa de las censuras. Además, Paulo I V bieron el encargo de tomar disposiciones para proveer a Roma de
había prohibido a los fieles, bajo pena de censuras, dar acogida a cereales (5).
un fraile apóstata. Pero por causa del g r a n número de ellos era Con gran contentamiento de la curia, Pío I V manifestó tam-
casi imposible ejecutar esta disposición, d é l o cual nacieron a su
vez muchas inquietudes de conciencia. Por eso Pío I V absolvió f e b r e r o y 9 de m a r z o de 1560, Urb., 1039, p. 122, 127, 128, 132, 135b; v . t a m b i é n
el 3 de abril de 1560, a todos los que habían caído en censuras o a b a j o el c a p í t u l o III); en cambio, r e s p e c t o de los R e g r e s s i t u v o i n d u l g e n c i a .
irregularidades por desobediencia al decreto de su predecesor, Cf. los * Avvisi di R o m a , de 13 y 20 de e n e r o , 10 de f e b r e r o y 2 de m a r z o
de 1560, Urb., 1039, p. 117, 120, 127, 134, Biblioteca Vaticana. V. también
derogó el decreto mismo en cuanto iba más allá del derecho Mocénigo, 29.
común, y dió facultades extraordinarias a su vicario general en (1) * Avviso di R o m a , de 20 de e n e r o de 1560: R o m a t o r n a su l a p r i s t i n a
Roma, el cardenal Savelli, a los obispos y superiores regulares, l i b e r t à . L e p u t t a n e c o m i n c i a n o a n d a r in cocchio al solito. U r b . , 1039, p. 120b,
Biblioteca Vaticana. Cf. Mocénigo, 36.
para resolver en nombre del Papa las cuestiones litigiosas de los
(2) V. D e m b i n s k i , W y b ó r P i u s a I V , 286.
frailes que habían apostatado o pasado a otras Órdenes. Estos (3) V. * A c t a consist. Cancell., V i l i , 1, Archivo consistorial del Vati-
debían luego, en el término de seis meses, presentar sus dispensas cano. Cf. Do'.linger, Documentos, I, 328, y la »relación de R i c a s o ü , de 12 de
al juez competente y sujetarse a su fallo (3). enero de 1560, Archivo público de Florencia.
(4) Massarelli en M e r k l e , II, 343, sin f e c h a m á s d e t e r m i n a d a . Un »Avviso
di R o m a de 10 de f e b r e r o de 1560 (Urb., 1039, p. 127, Biblioteca Vaticana) d a
c u e n t a de la i n s t i t u c i ó n de la c o n g r e g a t i o n e g e n e r a l e p e r l a r e f o r m a t i o n e
g e n e r a l e , la cual Arco a n u n c i a b a como muy próxima, el 31 de e n e r o de 1560
(1) V. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 189 s.
(Sickel, Concilio, 26). S e g ú n Massarelli, 349, por s e p t i e m b r e de 1560 las sesio-
(2) Cf. los * Avvisi di R o m a , de 20 de e n e r o , 17 y 24 de f e b r e r o y 9 d e
nes de e s t a c o n g r e g a c i ó n se c e l e b r a b a n cada domingo d e l a n t e del P a p a .
marzo de 1560, Urb., 1039, p. 120, 128b, 135b, Biblioteca Vaticana. Cf. E h s e s , Convocación d e ! concilio, 2.
(3) B u l l a r i u m Rom., VII, 15 ss. L a s p r e s c r i p c i o n e s sobre l a o b l i g a c i ó n
(5) »Avviso di R o m a , de 10 de f e b r e r o de 1560, loe. cit., Biblioteca Vati-
de r e s i d e n c i a de los obispos, las m a n t u v o P í o I V ( a d e m á s de * Acta consist.,
Archivo secreto pontificio, cf. los »Avvisi di Roma, de 27 de enero, 10 y 17 de cana. Cf. Benigni, 35 s. y Cupis, 147 s.
bién por manera inequívoca sus sentimientos pacíficos (1), prome- Efectivamente, Pío I V suavizó donde fué posible, el rigor de
tió cuidar de que se administrara severa justicia, concedía audien- su predecesor. Sólo en el asunto de los Carafas fué mucho más
cia a todos de buena gana, despachaba los negocios rápida y hábil- allá de lo que había hecho Paulo IV.
mente, y pronto a la vez desplegó una extensa actividad en hacer homicidi y c i r c a 25 m a n d a t i in g a l e a : c o s ì si v a p u r g a n d o l a t e r r a di m a l f a t -
construcciones (2). U n a bula de 15 de mayo de 1560 perdonaba t o r i (Urb., 1039, p. 285, Biblioteca Vaticana). P e r o p r o n t o p u d i e r o n los ricos
generosamente a los romanos los excesos de que se habían hecho r e d i m i r s e con d i n e r o (Mócenigo, 30). E s t o se aumentaba posteriormente cada
vez más, y a c a r r e a b a g r a v e s i n c o n v e n i e n t e s (v. P. Tiépolo, 174).
culpables después de la muerte de Paulo IV (3). La ciudad de
Roma, que tanto había padecido bajo el papa Carafa, se levantó
notablemente así cuanto al bienestar como también cuanto al
número de sus habitantes; éste ascendió en 1563 a 80000. El emba-
jador veneciano Jerónimo Soranzo designó ya entonces a Roma
como la ciudad más hermosa de la península de los Apeninos, y
alabó su carácter internacional, el cual había estado amenazado
de perderse bajo Paulo I V (4). Un familiar del cardenal de Santa
Fiora en una carta a Vicente Gonzaga de 25 de octubre de 1561,
trazó una descripción entusiasta del estado de Roma bajo el nuevo
pontificado. L a ciudad (decía en ella) se desenvuelve con el más
hermoso florecimiento. El Papa prometió luego desde el prin-
cipio cuidar de la religión, paz, justicia y de las necesidades
materiales de su residencia, y cumple su promesa. Roma tiene
abundancia de cereales, vino y todo lo demás; reina general con-
tento. L a g e n t e de buena conducta y talento es muy apreciada,
los malvados vuelven al camino del bien o incurren en castigos,
si ya no prefieren ir voluntariamente al destierro. Públicamente y
en la vida privada impera profunda paz. El Papa fomenta cor-
todas sus fuerzas la causa del concilio, y sabe juntar la blandura
con el rigor (5).

(1) C u a n d o el g e n e r a l de la i n f a n t e r í a , T o r c u a t o Conti, t u v o audiencia


con el P a p a , con m o t i v o de su confirmación en el c a r g o , díjole P í o I V que le
r e m u n e r a r í a de b u e n a g a n a , » m a c h ' i l n o n vuole ne soldati ne g u e r r a , m a
v u o l e che li c o n t a d i n i a t t e n d i n o a c u l t i v a r e li t e r r e n i p e r il b e n de t u t t i
(Avviso, U r b . , 1039, p. 114b, Biblioteca Vaticana). Cf. Mocénigo, 51.
(2) Cf. A r c h . s t o r . N a p o l i t . , I, 648. S o b r e el r á p i d o d e s p a c h o de los nego-
cios de la s i g n a t u r a * d a c u e n t a Ricasoli y a en 13 de e n e r o de 1560, Archivo
público de Florencia.
(3) L a b u l a se h a l l a en los * E d i t t i del Archivo secreto pontificio.
(4) Girol. S o r a n z o , 83 s.
(5) C a r t a de Aurelio P o r c e l a g a , que se h a l l a e n l a s L e t t . d e ' p r i n c . , I ,
231 s. Cf. C i a c o n i u s , III, 885, y a d e m á s la c a r t a de P a b l o Manucio a J. B. Ticio,
de 5 de d i c i e m b r e de 1561, en las E p i s t . P. Manutii, V e n e t i i s , 1573, 344 s. Un
e j e m p l o del r i g o r de la j u s t i c i a que hubo al principio, puede v e r s e en el
» A v v i s o di R o m a de 5 de julio de 1561: Hoy i m p i c c a t i 14 p e r c a p p a r u o l i et
10. — H I S T . DE LOS PAPAS, TOMO VII, VOL. XV.
expresamente la determinación de que el nuevo Papa había de
castigar inexorablemente los excesos cometidos durante la sede
vacante (1).
Si en estas resoluciones se mostraba el influjo del cardenal
Carlos, no obstante no era posible dudar que proseguía la actividad
de los antiguos enemigos de aquella familia: si éstos alcanzaban el
predominio en el conclave, era de temer un nuevo destierro o tal
III. Ruina de la casa Carafa vez aun algo peor. Con perfecta conciencia del peligro inminente,
el cardenal Carlos C a r a f a , en las negociaciones sobre la elección
pontificia, empleó todas sus artes para obtener influjo decisivo en
la elevación del nuevo Jerarca supremo de la Iglesia. L a manera
como procedió en esto, muestra que nada había aprendido en el
Cuando en enero de 1559 acaeció la súbita caída de los nepo-
destierro. Sin miramientos, y con incomprensible orgullo, puso
tes de Paulo IV, el Papa expresó la esperanza de que su suce-
de manifiesto la conciencia de su antiguo poder, y trató a sus
sor castigaría todavía a los culpados convenientemente. Esta
colegas como si hubieran sido sus servidores (2). Todos los medios
palabra tenía al principio pocas probabilidades de realizarse, pues
los tuvo por buenos para hacer aparecer su posición como decisiva
el cardenal Carlos Carafa logró en seguida volver a sentar pie
en la elección, y para utilizarla lo más posible en interés de su
firme en el Colegio cardenalicio después de la muerte de Paulo I V .
familia. A la verdad no se puede afirmar que hubiera estado dis-
P a r a ello le vino bien lo desmedido de la f u r i a de sus enemi-
puesto a elevar a la silla pontificia aun a alguno enteramente
gos. Aun aquellos que, como el cardenal Pacheco, no eran en
inhábil, pues sus candidatos Carpi, Pacheco, Dolerá y Gonzaga
manera alguna amigos de los Carafas, censuraron los salvajes
eran varones dignos. P e r o en lo demás, siguió en el conclave
excesos de los romanos, a los cuales era interés común del Sacro
puramente una política utilitaria. Aunque antes había sido amigo
Colegio poner coto. de los franceses, t r a b a j ó al principio en favor de los candidatos de
Los romanos conocían bien esta disposición de ánimo; aunque los españoles, de los cuales solamente podía esperar una g r a n
acordaron el destierro de los nepotes de Paulo I V que pertene- recompensa para su familia. Cuando Felipe II pareció no estimar
cían al estado seglar, no se atrevieron sin embargo a proceder de sus servicios, restituyendo Paliano a su antiguo dueño, se declaró
la misma manera contra ambos cardenales Carlos y Alfonso neutral, probablemente para hacer sentir a los españoles su impor-
Carafa (1). L a petición del pueblo romano, de poder expulsar de tancia, y tuvo en efecto el gusto de verse alternativamente lison-
los Estados de la Iglesia al duque de Paliano, J u a n Carafa, fué jeado y pretendido por los franceses y los españoles, y ser
unánimemente denegada por el Sacro Colegio (2). L a conducta como árbitro del conclave. Por las promesas hechas por el embaja-
prudente del cardenal Carlos Carafa había no poco contribuido a dor español V a r g a s , se volvió de nuevo hacia los españoles, y no
este acuerdo. Delante de los cardenales declaró que si era útil tuvo reparo en quebrantar la palabra dada a los franceses,
para la Iglesia, no sólo su hermano, sino también él y el cardenal haciendo fracasar la candidatura de Gonzaga, ya muy adelantada.
Alfonso saldrían de Roma; que estaban dispuestos a posponer sus
intereses privados a los públicos; que si, por el contrario, sólo se El que quedase f r u s t r a d a en el mismo tiempo su tentativa en
trataba de acallar el odio, los cardenales debían reflexionar qué favor de Carpi, fué para él un grave golpe, pues, como refiere
significación tendría semejante condescendencia con la furia popu- Bernardino Pía, Carafa sabía bien que estaba perdido si fallaba
lar. Los cardenales consignaron luego en la capitulación electoral
(1) V. Dembinski, W y b ó r P i u s a I V , 302. Cf. a r r i b a , p. 50.
(2) V. m á s a b a j o , p. 169, n o t a 2, la »relación de F r . T o n i n a , de 15 de
(1) Cf. a r r i b a , p. 40.
enero de 1561, Archivo Gonzaga de Mantua.
(2) Cf. a r r i b a , p. 40.
esta candidatura, por la cual se había concitado tantos enemi- Toledo, en la persona de Oliverio Sesso, el cual por manera dis-
gos (1). D e hecho al fin no le quedó otro medio que declararse en creta debía recordar los grandes servicios que el cardenal Carafa
favor de Médicis, cuya elección hasta entonces había combatido. había prestado a la causa de los españoles durante la elección
Su paso a éste ejecutado en el último momento y en manera alguna pontificia (1). Cómo Pío I V todavía a principios de marzo de 1560
voluntariamente, hízose de nuevo por efecto de promesas que deja- tenía deseo de que el negocio de la compensación por Paliano se
ban esperar a Carafa, que el nuevo Papa apoyaría sus intereses en despachara en sentido favorable para Carafa, se echa de ver por
la instrucción que recibió el nuevo nuncio Octaviano Raverta,
el asunto de Paliano y movería a Felipe II a tener la fortaleza
que partía entonces para E s p a ñ a (2).
en secuestro por lo menos hasta que se hubiera obtenido una com-
pensación correspondiente (2). Mientras al principio del pontificado de Pío I V parecía prepa-
Aunque Pío IV reconocía claramente que la intervención de rarse así un porvenir favorable p a r a los nepotes de su predecesor,
Carafa en su elección no había sido ni voluntaria ni desinteresada, poco a poco se fué formando sobre sus cabezas la tormenta que
estimó no obstante el gran servicio que le había prestado, y con había de acarrear su ruina.
diferentes actos mostró por modo inequívoco su agradecimiento. E l gobierno arbitrario que los Carafas habían ejercido en
El napolitano Fabricio di Sangro, enviado a España a fines de Roma en la época de su ilimitada influencia sobre Paulo IV, había
diciembre, era declarado partidario de los Carafas, y llevaba dejado t r a s sí suma exasperación y encendido odio en muchí-
orden de procurar celosamente una compensación por Paliano (3). sima gente. E n t r e los numerosos enemigos que se habían hecho los
En el mencionado asunto, el cardenal Carlos podía mirar al por- nepotes, se hallaban personas m u y influyentes, que emplearon
venir con tanto mayores esperanzas, cuanto V a r g a s , represen- todos los medios para cambiar la disposición de ánimo del nuevo
tante de Felipe II en Roma, estaba enteramente de su parte, Papa contra los Carafas. En primera línea venían aquí en con-
y representaba a su soberano con palabras apremiantes cuánto le sideración Marco Antonio Colonna y el poderoso cardenal camar-
interesaba cumplir las esperanzas de los C a r a f a s (4). En el mismo lengo Guido Ascanio Sforza de S a n t a Flora. Ambos habían sido
sentido trabajaba el duque Cosme I de Florencia, el cual durante en extremo ofendidos y g r a v e m e n t e perjudicados por los Carafas en
el conclave había hecho al cardenal Carafa promesas que le obli- tiempo de Paulo IV. En Santa F l o r a , representante oficial de los
gaban (5). Cuánto importara la actitud del rey de España, no sólo intereses de Felipe II, no sólo era causa determinante el deseo de
en lo tocante a Paliano, sino para todo el porvenir de la familia venganza, sino en grado no menor el conocimiento de que el pro-
C a r a f a , no podía ocultarse a un político tan experimentado como
Carlos Carafa. Por eso, a principios de enero de 1560, envió un (1) V. » I s t r u z i o n e d a t a dal c a r d . C a r a f a al conte Olivieri espedito al R e
delegado especial a la corte de don Felipe, que se hallaba en c a t t o l i c o dopo l a c r e a z i o n e di P i o I V (s. d.), B a r b . , 5674, p. 162, Biblioteca
Vaticana, u t i l i z a d a p o r Ancel, D i s g r â c e , 73.
(2) E n ella se dice: » D e s i d e r a n d o l e v a r t u t t e le occasioni che possano in
(1) V. la c a r t a de Pia, de 15 de d i c i e m b r e de 1559, en Ancel, D i s g r â c e , a l c u n a m a n i e r a a d o m b r a r e l a s e r e n i t à d e g l i animi di N. Sig r ® e di S. M"1
e t c h e t u t t a la b e n v o l e n z a et o t t i m a c o r r i s p o n d e n z a d'animo si conservi e t
70, n o t a 2. a c c r e s c h i , mi c o n v i e n e p e r e s p r e s s a c o m m i s s i o n e di S u a B e a t n e f a r s a p e r e a
(2) V. Müller, 223 s. Cf. a r r i b a , p. 84 s.
S. M , J l che h a r i s o l u t o p e r o g n i m o d o che P a l i a n o si s m a n t e l l i , c o n f o r m e
(3) V. la r e l a c i ó n de V a r g a s , de 29 de d i c i e m b r e de 1559, en D o l l i n g e r ,
a 1'obligo della c a p i t u l a t i o n e , e t che l ' a r t i g l i e r i a e t m u n i t i o n e della Sede
D o c u m e n t o s , I, 326 s. Cf. el » b r e v e a F . a S a n g u i n e , f e c h a d o e n R o m a el 5 de
A p o s t o l i c a si r e s t i t u i s c a . Nel q u a l p r o p o s i t o non m a n c h e r e t e di f a r t u t t a
e n e r o de 1560, en el cual Pío I V h a c e n o t a r c u á n t a solicitud t e n í a p o r los e n c a r - quella i n s t a n z a a n o m e di S. B e a t " 6 c h e p o t r e t e m a g g i o r e , acciò si a d e m p i s c a
g o s de S a n g u i n e ( m a g n a e m é r i t o nobis c u r a e sunt), y q u e el r e y a c c e d e r á a su la r i c o m p e n s a p r o m e s s a a li s i g n o r i C a r a f i , i n t e n d e n d o p r i m a dal s i g r F a b r i -
p r i m e r a súplica ( A r m . 44, t. X, n. 17, Archivo secreto pontificio). Cf. Hino- tio di S a n g r o in che t e r m i n i lui h a v e r à c o n d u t t o il detto n e g o t i o . E t s o p r a
josa, 120. t u t t o r a c c o m a n d a t e l a p e r s o n a e t g l i i n t e r e s s i di m o n s i g n o r e illm° C a r a f a ,
(4) A d e m á s de l a relación de V a r g a s , c i t a d a en l a n o t a a n t e r i o r , cf. tam-
quale N. Sigre a m a t e n e r a m e n t e e t , c o m e V. S. sa, h a c a u s a d ' a m a r l o . . . Di
bién sus » i n s t r u c c i o n e s p a r a Ascanio C a r a c c i o l o , que volvía a E s p a ñ a , de
R o m a a X I di m a r z o 1560. V a r i a polit., C X V I I ( a n t e s CXVI), 380-381, Archivo
1.° de e n e r o de 1560, Archivo de Simancas. Cf. Ancel, D i s g r â c e , 72. secreto pontificio.
(5) V. Ancel, loe. cit.
NI P Í 0 IV
150 >
donde residían en los castillos de Gállese y Soriano. En aquel
tegido de España, Marco Antonio Colonna, no podría permane-
solitario paraje, cuyo serio aspecto causa profunda impresión en
cer en posesión de sus castillos sino por el aniquilamiento de los
todo visitante, en el verano de 1559, viviendo todavía Paulo IV,
acaeció un suceso que no se puso del todo en claro, ni aun en el
El cardenal Carafa, con su conducta desleal en el conclave, se
proceso instruido posteriormente (1).
había creado un enemigo muy acerbo asimismo en la persona
Pudo averiguarse de cierto lo siguiente: en julio del citado año,
de Hércules Gonzaga. Quiso la desdicha que Gonzaga y sus ami-
fué denunciado al duque de Paliano que su esposa sostenía relacio-
gos entre ellos el poderoso cardenal de Trento, Madruzzo, nes ilícitas con uno de sus cortesanos, el hermoso y vivo napolitano
f u e g o al principio del reinado de Pío I V , obtuvieran influencia
Marcelo Capece. El duque se volvió tanto más celoso y descon-
notable en la curia por el enlace de sus familias con la del P a p a (2). fiado, cuanto se sentía él mismo culpable de muchas infidelida-
Mientras Madruzzo trataba de adquirir para los Altemps a Gállese des. Creyó en la culpabilidad de Capece y de su esposa y tomó de
y Soriano, Hércules Gonzaga procuraba allanarse el camino para ambos sangrienta venganza. Capece fué llevado al calabozo del
la suprema dignidad ya en enero de 1560. Los Carafas éranles a castillo de Soriano, y la duquesa sometida a severa vigilancia en
ambos un obstáculo para estos fines (3), y por tanto ambos ejer- el castillo de Gállese. A los celos se añadió la falsa estimación del
cieron una gran presión sobre Pío I V contra los nepotes de honor que tenían entonces los nobles, según la cual el adulterio de
Paulo I V Las representaciones contra los C a r a f a s hallaron oídos una mujer se debía lavar, como indeleble afrenta de la familia,
en el nuevo Papa con tanto mayor facilidad cuanto que este, con la sangre de los culpados. Juan C a r a f a fué confirmado en este
durante el pontificado de Paulo I V , había sido contado en la concepto, no sólo por su hermano, el cardenal Carlos, sino tam-
oposición, la cual conocía exactamente las faltas y errores del bién por su cuñado. Estribando en su derecho de juzgar y casti-
gobierno y los criticaba severamente. L a oposición contra su pre- g a r sin limitaciones, como señor feudal, a sus vasallos, dispuso
decesor se había ya manifestado tan fuertemente también en otras un tribunal criminal secreto, al cual pertenecieron él mismo, el
materias, que se puede hablar de una reacción contra el pontifi- hermano de la duquesa, Ferrante, conde de Alife, el tío de la
cado de Paulo I V . Los Carafas, que t a n t a culpa tenían en los misma, Leonardo de Cardine, y todavía otro tercer pariente, J u a n
desaciertos de su tío, no podían quedar exceptuados en esta reac- Antonio Toralto. L a averiguación jurídica, si se la puede llamar
ción. No es pues de maravillar que ya a principios de 1560 ame- así, se efectuó en secreto atropellando todas las formas, sin testi-
nazara su situación hacerse peligrosa. gos, defensor ni actuario. El juicio se hizo en el fuerte y antiguo
Su antigua culpa se acrecentó todavía por un acaecimiento castillo de los Orsinis, que se eleva sobre la pequeña ciudad de
trágico, que había acontecido aún antes de la elección de Soriano. Por medio del tormento se sacó a Capece la confesión
Pío IV. Juan C a r a f a , duque de Paliano, hombre fácilmente irrita- de haber gozado del favor de la duquesa. El duque, arrebatado de
ble y que en su ira perdía todo dominio de sí mismo, había
llevado una vida brillante, pródiga y disoluta, cuando estaba (1) L a s a n t i g u a s r e l a c i o n e s s o b r e la m u e r t e de la d u q u e s a de P a l i a n o
(de S t e n d h a l [BeyleJ en la R e v u e des deux mondes, 1838; R e u m o n t , D o c u m e n -
todavía en la cumbre de su poder. A pesar de su infidelidad, que-
tos, I, 483 s.) h a n sido s u p e r a d a s p o r el t r a b a j o de Gnoli s o b r e V i o l a n t e C a r a f a ,
ría a su esposa, la bella, ingeniosa y m u y cuita Violante de Alife, publicado e n l a N u o v a A n t o l o g í a , X I X (1872), 341 ss., 543 ss., 799 s. A éste se h a n
la cual le había dado tres hijos. No se le ocultaba a ella la vida s e g u i d o los documentos, e d i t a d o s por Gori en su Archivio, I, 245 s., II, 45 ss.,
200 ss., 257 ss., los c u a l e s d e s p u é s h a n sido aún a u m e n t a d o s n o t a b l e m e n t e p o r
inmoral de su esposo. Después de la caída de los nepotes, el duque Ancel ( D i s g r a c e , 59 ss.). No está d e m o s t r a d o de un modo c i e r t o que l a d u q u e s a
se dirigió con Violante a sus posesiones situadas entre Viterbo f u e s e culpable de a d u l t e r i o . T a m p o c o se ha hecho h a s t a a h o r a c o m p l e t a cla-
y Civitá Castellana, en la ladera del norte del monte Ciminio, r i d a d sobre la actitud de P a u l o I V , e n f e r m o de m u e r t e , en este asunto
(Ancel, 61, n o t a 1). Riess (p. 378) y P a r i s i o ( A r c h . N a p o l i t . , XII, 838 s.) t i e n e n
por c u l p a b l e a l a duquesa, sin a t e n d e r a las r a z o n e s en c o n t r a , de g r a n peso,
(1) Cf. Ancel, D i s g r a c e , 76 s.
que t r a e Gnoli (loe. cit., 814 s.).
(2) Cf. a r r i b a , p. 119 y 123.
(3) Cf. MUller, 267 s. y Ancel, 79 s.
rabia loca, le apuñaló allí mismo, la noche del 26 al 27 de julio nombrado gobernador de la ciudad de Roma y el segundo procu-
rador fiscal (1). Probablemente por consejo de Pallantieri, Pío I V
de 1559. Por efecto de la excitación y del apremio de los parien-
el 3 de abril expidió una ordenación, que renovaba los severos
tes, a que expiara la mancha pretendida del honor de la familia
castigos contra los usurpadores de bienes eclesiásticos (2). Esta
que suponían manchado, asimismo con la sangre de su esposa,
disposición estaba conexa con acusaciones puestas contra el car-
enfermó el furioso, y aunque Violante estaba encinta, sólo opuso
denal Alfonso Carafa, porque, durante la enfermedad de Paulo I V ,
débil resistencia. El conde de Alife se encargó de estrangular
había abusado de su influencia para obtener regalos. Porque
con sus propias manos a su hermana. El 29 de agosto de 1559 se
tampoco quedaran impunes los excesos de otros miembros de esta
presentó en Gállese con Leonardo de Cardine y hombres armados.
familia, trabajó Pallantieri, a quien pareció ahora llegado el
Del convento de capuchinos de allí habían llevado consigo dos
tiempo de tomar venganza de su deposición y de su prisión de
padres que debían auxiliar a la infeliz víctima antes de su muerte.
más de dos años en el castillo de Santángelo. Un hombre empren-
Los capuchinos procuraron inútilmente obtener una dilación por dedor y peligroso como este experimentado jurista, era la persona
respeto al estado de la duquesa. El conde les contestó que tenía a propósito para juntar de todas partes pruebas de los excesos de
que ir a Roma y no quería presentarse allí con aquel estigma en los Carafas.
la frente. Violante se conformó resignada con su suerte. Se
E n primer lugar se puso en movimiento a sus acreedores,
confesó y comulgó y protestó de su inocencia hasta el último
los cuales en seguida asediaron al Papa con quejas. A principios de
momento.
abril declaró Pío I V a los cardenales Carlos y Alfonso Carafa, que
El acaecimiento hubiera producido todavía mayor estruendo,
persistía en que se debía satisfacer a sus acreedores. Ambos car-
de no haber ocurrido en el tiempo de excitación de la sede
denales se dirigieron a Gállese a verse con el duque de Paliano,
vacante, once días después de la muerte de Paulo IV. Los enemi-
para deliberar cómo podría hacerse esto (3). Poco tiempo después
gos de los Carafas procuraron que no cayera en olvido. Una rela-
el cardenal Alfonso fué llamado a dar cuenta de sí con ocasión del
ción de Roma de 6 de enero de 1560 notifica que el duque de
ordenamiento de 3 de abril. Declaró que había recibido del mori-
Paliano había llegado hasta L a Storta, la última estación postal
bundo Paulo I V como regalo una cajita de piedras preciosas por
antes de Roma, donde había conferenciado durante tres horas con
medio de un breve. E s t e estaba fechado el día de la muerte de
su hermano el cardenal; que no se atrevía a entrar en la ciudad
dicho Papa, y los enemigos de los Carafas veían en ello una
y que su causa presentaba mal cariz. O t r a relación de 13 de enero,
extorsión que se debía castigar. Pío I V mandó investigar cuida-
dice que el duque había implorado la gracia del Papa, pero que
dosamente cómo había llegado la cajita a poder del cardenal,
éste quería proceder contra los asesinos (1). Pío IV no se precipitó
pues el breve no parecía muy auténtico. Ya se decía también, que
en este asunto. Hasta fines de marzo no pudieron agudos obser-
Pío I V decidiría el litigio de Alfonso C a r a f a con el cardenal
vadores advertir señales de que amenazaba caer sobre los Carafas
camarlengo en favor de éste (4).
un castigo riguroso.
E n esta situación de las cosas tenía extraordinaria importancia
L a decisión no fué ciertamente fácil para Pío IV; pero
la actitud del rey de España. Felipe II no podía pensar en anteponer
«para poner orden no le quedó otro remedio sino arrestar a los
los intereses de los Carafas a los de Marco Antonio Colonna, que
violentos nepotes de Paulo IV» (2). En la ejecución de esto pro-
le era totalmente adicto. Pero no sólo esto. Según el principio
cedió con gran prudencia. El 27 de marzo de 1560 Jerónimo de
Federicis y Alejandro Pallantieri volvieron a obtener los puestos, (1) V. Ancel, D i s g r â c e , 81.
que les habían sido quitados por Paulo IV; el primero fué de nuevo (2) Bull. R o m . , VII, 18 s. L a f e c h a (2 de abril) indicada p o r Ancel (p. 83),
es falsa.
(3) * Avviso di R o m a , de 6 de a b r i l de 1560, Urb., 1039, p. 145b, Biblioteca
(1) V . los * Avvisi di R o m a , de 6 y 13 de enero de 1560, Urb., 1039, p. 114b,
Vaticana.
117, Biblioteca Vaticana. (4) * A v v i s i di R o m a , de 13 y 27 de a b r i l de 1560, ibid., p. 149 y 151b.
(2) Juicio de B e n r a t h en la E n c i c l o p e d i a r e a l de H e r z o g , XV 3 , 437.
que lo mejor es aniquilar a los aliados inseguros y adversarios pudieron lisonjearse de que estaban seguros. Su confianza era tan
peligrosos mientras hay aún tiempo, la opresión y si era posible, el grande que provocaban directamente a sus adversarios, pues sólo
aniquilamiento de la familia que bajo Paulo IV le había acarreado puede designarse como provocación el que el duque de Paliano
una tan grave lucha con la Santa Sede, le pareció precepto hiciera incoar en Gallese un proceso contra Marco Antonio
de política (1). Fabricio di Sangro, como Octaviano R a v e r t a , Colonna por supuestos intentos de envenenamiento. Pío IV
recibieron respuestas dilatorias, que mostraban suficientemente, estuvo conforme aparentemente con este proceder, enviando a
que el r e y de España daba más oídos a los consejos del cardenal Gallese un comisario (1).
de Santa F l o r a que a los de Francisco de V a r g a s (2). Todavía Todavía a principios de junio el cardenal C a r a f a no tenía
más claro se manifestó el verdadero sentir de Felipe II cuando el menor barrunto de cuán cerca estaban ya sus enemigos de su
llegó a Roma el 12 de mayo su embajador extraordinario, el conde intento. Pero a algunos diplomáticos no se escapó el cambio de
de Tendilla (3), enviado a esta ciudad para prestar obediencia. En la situación. El embajador de Venecia, muy perspicaz observador,
oposición a V a r g a s , que se interesaba por los C a r a f a s con celo notificó entonces al dux, que Tendilla con todo secreto, sin conoci-
perseverante, Tendilla mostró una extraña indiferencia respecto miento de V a r g a s ni de los cardenales españoles, t r a t a b a cons-
de los nepotes de Paulo IV. Habíase hospedado en la embajada tantemente con Pío I V sobre el negocio de la compensación por
española, donde vivía V a r g a s , pero por expreso deseo del P a p a Paliano, que se iba desenvolviendo de un modo desfavorable a los
ocupó luego una habitación del Belvedere (4). L o s perspicaces Carafas'; que Marco Antonio Colonna procuraba con buen suceso
sospecharon presto que se llevaban adelante negociaciones en per- el casamiento de su hermana con Aníbal Altemps; y que la madre
juicio de los Carafas (5). Efectivamente no se puede poner en de Colonna regresaría muy pronto a Roma. Con esto se juntó la
duda que entonces, no sólo los enemigos que los Carafas tenían noticia importante de que V a r g a s , el amigo de los Carafas, no
en Roma, sino también Felipe II, animaron al P a p a a proceder gozaba de favor ni con el Papa ni con la corte (21. El embajador
decididamente contra los nepotes de Paulo IV (6), y que tuvieron florentino refiere por el mismo tiempo, con qué ardor Pallantien
buen éxito. Pío I V , no obstante, se guardó cuidadosamente de recogía pruebas contra los Carafas. Como los imperiales, añade,
dejar ver el cambio de sus sentimientos. Más adelante declaró su no tienen ninguna consideración al cardenal Carafa, ni en obras
actitud diciendo que quería evitar la f u g a de los C a r a f a s . Así éstos ni en palabras, se teme por su porvenir (3).
El cardenal mismo no temía nada. Tenía la firme confianza
(1) E s t o lo h a c e r e s a l t a r con r a z ó n Hilliger (p. 15). de que el Papa señalaría una rica compensación, puesto que le
(2) Cf. P a l l a v i c i n i , 14, 15, 5 s.; D u r u y , 410 s.; A n c e l , D i s g r â c e , 83 s.;
debía su elección. Carlos Carafa, así lo refiere Mula, se alegra de
Riess, 399 s.
(3) A l b a h u b i e s e visto de b u e n a g a n a que se h u b i e r a d i p u t a d o a su hijo que Felipe II no preste oído favorable a sus enemigos; el 3 de junio
p a r a i r a R o m a como e m b a j a d o r . Si esto se hubiese l o g r a d o , d a d a l a enemis- comió con Borromeo y parece estar enteramente contento (4).
t a d del duque con los C a r a f a s , muy m a l lo h a b r í a n éstos p a s a d o , c o m o lo h a c e
n o t a r Julio G r a n d i e n s u » r e l a c i ó n f e c h a d a e n R o m a a 13 d e m a r z o de 1560 (1) Cf. Ancel, D i s g r â c e , 88, quien d e s e c h a como f a n t á s t i c a s las indica-
(Archivo publico de Módena). Tendilla s e m o s t r ó c i e r t a m e n t e a s i m i s m o
ciones de D u r u y (p. 318).
a d v e r s a r i o de los C a r a f a s , pues, como es manifiesto, c o n o c í a con e x a c t i t u d
(2) »» Carta de 1.» de junio de 1560, Biblioteca palatina de Viena.
los ocultos i n t e n t o s de F e l i p e II. S o b r e T e n d i l l a cf. C o n s t a n t , R a p p o r t , 276 s.
(3 » C a r t a de J. B. Ricasoli a Cosme I, de 30 de m a y o de 1560, Archivo
(4) Cf. las » r e l a c i o n e s de V a r g a s , de 15 y 20 de m a y o d e 1560, Archivo de
público de Florencia, t r a d u c i d a por Ancel, D i s g r â c e , 82. E n L de j u m o
Simancas, u t i l i z a d a s p o r Ancel, D i s g r â c e , 84. Los * A v v i s i di R o m a , de 17 y 21
de 1560 » notifica Ricasoli, que Gabriel S e r b e l l o n i le h a contado c h e il p a p a e
de m a y o , notifican q u e T e n d i l l a f u é a l l o g i a t o a spese di S . S*à in B e l v e d e r e
stato come r e s o l u t o q u a n d o fù c a r c e r a t o Monte di darli Carafa ^ompa-
con infinite c a r e z z e (Urb., 1039, p. 158b, Biblioteca Vaticana). S o b r e la t r i b u t a - gnia et che di questo e r a c e r t o , m a di poi a intercesse non sa di chi 1 p a r e
ción de obediencia e n 16 de m a y o de 1560, v. » A c t a consist. Cam., I X , 21 en el che si s i * poi mutato (las p a l a b r a s que aquí a p a r e c e n de cursiva, están en
Archivo consistorial del Vaticano, la »relación de Muía y Mocénigo, de 20 de
cifra). Archivo público de Florencia. ,
mayo de 1560, Biblioteca palatina de Viena, y Voss, 66. (4) »»Relación de M u l a . d e 7 de junio de 1560, Biblioteca palatina de
(5) Cf. Ancel, D i s g r â c e , 85 s.
Viena.
(6) Cf. H i l l i g e r , 15.
También de la respuesta del cardenal Carlos C a r a f a de 1.° de torio secreto en el Vaticano (1). Este se celebró en el local situado
junio, a su hermano Juan, que le había consultado acerca de su entre el departamento Borja y la sala ducal, que se llama ahora
regreso a Roma, se colige una gran seguridad. En esta carta sala de la G u a r d a r r o p a . Los cardenales esperaban la venida del
cree el cardenal que, aunque Felipe II no había dado todavía la Papa, cuando Aurelio Spina, camarero del cardenal Borromeo,
respuesta definitiva, se podía esperar que el negocio de la com- participó al cardenal Carlos Carafa que Su Santidad deseaba
pensación se despacharía satisfactoriamente, y esto con tanto hablarle. Alegremente excitado el cardenal, siguió al camarero
mayor razón cuanto el Papa mostraba para esto la mejor volun- por una escalera secreta hacia la sala de audiencia del Papa, donde
tad; dice al duque que dejaba a su arbitrio el venir a Roma (1). el gentilhombre de servicio le rogó que aguardase. Pronto tam-
bién el cardenal Alfonso C a r a f a llegó allá. Después vino el capi-
L a creencia de su seguridad, que iba aumentando en el car-
tán de la guardia pontificia, Gabriel Serbelloni, y les anunció a los
denal Carafa, no fué tampoco alterada cuando Pío IV, después
dos que estaban presos. Mientras Alfonso se sometía en silencio,
del arresto del cardenal del Monte, que había manchado su púr-
Carlos exclamó animosamente: «¡Este es, pues, el premio de mis
pura con sangre, efectuado el 27 de mayo, dijo esta expresión:
buenos servicios!» Ambos cardenales fueron en seguida llevados al
«Todavía no hemos llegado al fin» (2). Esta alusión infundió al
castillo de Santángelo por un corredor secreto.
cardenal Carafa tan poco recelo como la circunstancia de que
el 4 de junio Juana de Aragón Colonna, la antigua enemiga de su A la misma hora, el gobernador de Roma y el procurador
casa, regresó a Roma. L a madre de Marco Antonio, que cuatro fiscal se presentaron con numerosos policías en el palacio Carafa
años y medio antes había tenido que huir disfrazada de Roma, de la Plaza Navona, mostraron-al duque de Paliano un mandato de
hizo ahora en triunfo su entrada en la ciudad; muchos romanos, arresto y le llevaron en un coche asimismo al castillo de Santán-
aun la guardia y los parientes del Papa, le salieron al encuentro. gelo. Por semejante manera fueron encarcelados aquella mañana
Al siguiente día tuvo una audiencia solemne (3). El 6 de junio los principales familiares y confidentes de los dos cardenales.
también volvió a Roma el duque de Paliano. Por efecto de noti- D e los familiares de Carlos tocó esta suerte a César Brancaccio,
cias favorables de España, así él como su hermano el cardenal a su secretario Urbino, al maestro de cámara y a cuatro criados;
no cabían en sí de placer: por la noche se divirtieron con música de los familiares del cardenal Alfonso, al secretario Pablo Filo-
y baile en compañía de mujeres livianas (4). nardo y a otros t r e s domésticos. También el conde de Alife y
Leonardo de Cardine cayeron en poder de la policía. Algunos
P a r a la mañana del 7 de junio se había ordenado un consis-
pocos, como el obispo de Civita di Penna, Vico de Nòbili y Mateo
(1) V. el texto de la carta (Archivo secreto pontificio) en el número 4 Stendardi, lograron escaparse. El marqués de Montebello se
del a p é n d i c e . hallaba en Nápoles. Después de las prisiones fueron embargados
(2) V. las » r e l a c i o n e s del e m b a j a d o r florentino, de 30 de m a y o y 6 de
junio de 3560, Archivo público de Florencia. Cf. Ancel, D i s g i á c e , 89 s. L a p r i - todos los papeles de los Carafas, hasta los más comunes libros de
sión de del Monte hizose s e g ú n Massarelli en Merkle, II, 345, ob dúo homici- economía doméstica; llenaron siete u ocho cajones.
dia suis manibus p e r p e t r a t a in c i v i t a t e N u c e r i n a in U m b r i a , in p e r s o n a m
scilicet p a t r i s e t filii ibi m a g i s t r i c u r s o r u m , d u m sede v a c a n t e P a u l i I V ex Cuando el embajador florentino llevó a los cardenales, reuni-
V e n e t i i s U r b e m c i t a t i s equis r e v e r t e r e t u r . V . t a m b i é n las » r e l a c i o n e s de dos en la sala del consistorio secreto, la noticia de la prisión de
Muía, de 27 de m a y o , 1.° de junio y 20 de julio de 1560. Cf. a d e m á s los * Avvisi
sus dos colegas, de la cual él había sido testigo, se levantó al
di R o m a , de 1.°, 15 y 29 de junio (Urb., 1039, p. 162, 169, 176, Biblioteca Vatic.),
y las » r e l a c i o n e s de Muía, de 27 y 31 de m a y o y 1.° de junio de 1560, Biblioteca principio entre ellos sólo un murmullo y cuchicheo. El asombro y
palatina de Viena.
(1) P a r a lo q u e s i g u e v. la * r e l a c i ó n de R i c a s o l i , de 7 de junio de 1560, en
(3) V. la » r e l a c i ó n de J. B. Ricasoli, de 5 de junio de 1560, Archivo el n ú m e r o 6 del a p é n d i c e . Cf. * A c t a c o n s i s t . Cancell., V I I I , 38, y * A c t a consist.
público de Florencia; el »Avviso di R o m a de 8 de junio de 1560, Urb., 1039,.
Cam., IX, 22b, Archivo consistorial del Vaticano; además Massarelli, 346;
p. 165a, Biblioteca Vatic.; M a s s a r e l l i , 346. S o b r e l a huida de J u a n a v. n u e s t r o s
Bondonus, 534 s.; la r e l a c i ó n del e m b a j a d o r p o r t u g u é s , de 12 de junio de 1560,
d a t o s d e l v o l . X I V , 101.
e n el Corpo dipi. P o r t u g . , V I I I , 470 s.; P o g i a n i E p i s t . , I I , 220; la correspon-
(4) V. e n el n ú m e r o 7 del a p é n d i c e el »Avviso di R o m a de 8 de junio-
d e n c i a del c a r d . O. T r u c h s e s s , 172 s.
de 1560, Biblioteca Vatic.
el terror eran grandes. Algunos, como el cardenal Vitelli, procu- de la indudable culpabilidad de los Carafas, era en su mayor
raron ocultar su consternación, E s t e y otros no disimularon su parte de opinión, que el proceder severo del Papa estaba entera-
disgusto. Cuando al fin se presentó Pío IV, se advirtió claramente mente justificado; reinaba general alegría porque finalmente
en su semblante el contento de que estaba lleno, por haberle salido comenzaba a caer sobre los nepotes el merecido castigo. Los
el golpe tan bien. Las noticias que dió acerca de lo ocurrido, se Carafas, escribía el cardenal Truchsess, tienen muchos persegui-
limitaron a lo más necesario. Mucho más comunicativo estuvo dores y pocos defensores (1). Sólo era compadecido el cardenal
al día siguiente con los embajadores. V a r g a s y Tendilla fueron Alfonso, al cual los más tenían por inocente. Contra los otros
invitados a comer. Se trató del caso antes y después de la mesa. de la casa Carafa, los romanos estaban llenos de tal odio que
El Papa fué examinando por menudo los crímenes de los nepotes querían encender fogatas alegres en el Capitolio; pero el P a p a lo
de Paulo IV. Dió especial importancia al injusto y escandaloso prohibió (2). También fuera de la Ciudad E t e r n a se supo con
intento de incoar un proceso contra Carlos V . Ambos embajado- contento el proceder de Pío I V contra los Carafas. V a r i a s perso-
res españoles fueron invitados a convencerse por la inspección de nas de gran religiosidad veían en su encarcelación un justo castigo
los documentos, de las injustas inculpaciones que entonces se del cielo por el g r a v e daño que habían causado a la Iglesia (3).
hicieron, principalmente de las intrigas urdidas por el cardenal L a averiguación jurídica contra los presos fué encargada
Carafa y del plan falsamente atribuido a los imperiales de enve- a Jerónimo Federici, como gobernador de Roma, y al procurador
nenar a Paulo I V , por lo cual éste había sido inducido a romper fiscal Alejandro Pallantieri. Ambos eran declarados enemigos de
con España. Hizo resaltar el Papa'que el cardenal C a r a f a se había los Carafas. En seguida pusieron manos a la obra con la mayor
hecho culpable, fuera de esto, de numerosos homicidios, viola- diligencia. No sólo en Roma, sino también en Gallese y Nápoles
ciones y otros crímenes; que el cardenal Alfonso se había apro- fueron hechas investigaciones; en Nápoles se embargaron dos
piado dinero y objetos preciosos por medio de falsificación de cajones de documentos que el cardenal C a r a f a había separado (4).
breves a la muerte de Paulo IV; y que el duque de Paliano, durante Sobre la base del material reunido en la instrucción del pro-
el gobierno de su tío, había cometido violencias, latrocinios e ceso, por medio de un motu proprio del Papa, de 1.° de julio, se
injusticias de todas clases, y en el tiempo de la sede vacante había
asesinado a su esposa. Tales crímenes, dijo, no pueden quedar (1) F u e r a de la » r e l a c i ó n de Ricasoli, de 7 de junio de 1560 (v. Ancel,
impunes (1). Pío I V se expresó también de igual manera con el D i s g r a c e , 91), cf. t a m b i é n el » A v v i s o di R o m a de 8 de junio, en el q u e se dice:
embajador florentino y el veneciano (2). P o c h i sono che non se r a l l e g r i n o della p r i g i o n i a delli C a r a f f i , m a s s i m a m e n t e
il populo R o m a n o , g i à di loro t a n t o o f f e s o (Urb., 1039, Biblioteca Vatic.).
V . t a m b i é n la c a r t a de Camilo B o r r o m e o e n el A r c h . s t o r . L c m b . , X I X (1903),
L a mayoría de los cardenales desaprobaron por espíritu
357, n o t a , y la de G. Salvago en los Atti L i g . , X I I I , 763, a s i c o m o l a c o r r e s p o n -
de corporación la dura disposición del Papa contra dos miem- dencia del c a r d e n a l O. T r u c h s e s s , 172-173.
bros de su Colegio. Principalmente manifestaron su disgusto por (2) J u a n M a r í a G o n z a g a e s c r i b í a el 8 de junio d e s d e R o m a al duque de
diversas razones, Carpi, Este y F a r n e s e (3). Pero se hallaban Mantua: » I n cambio di f a r c a r d » hieri S. m a n d ò C a r a f f a et Napoli in cas-
tello, et questo f u a n c h e i n cambio de f a r e concistorio dove e r a n o v é n u t i ;
aislados en su manera de pensar. L a población de Roma, a vista m e d e m a m e n t e vi f u m e n a t o il d u c h a de P a l i a n o et quale e r a in c a s a de C a r a f f a
et vi e r a venuto s o r a m e n t e et s e n z a salvo condotto. Molti s i g n o r i et d e p e n -
denti di questi s i g " Caraffi sono s t a t i posti p r e g i o n e . H a n n o s c r i t t o t u t t e le
(1) L a s » r e l a c i o n e s de V a r g a s y T e n d i l l a , de 10 de junio de 1560, que
robe de li dui r e v ^ i , e t si d i c e che in c a s a de Napoli vi e r a u n a g r a n q u a n t i t à
f a l t a n en D o l l i n g e r , se h a l l a n en el Archivo de Simancas, y en e x t r a c t o en de gioie et da v i n t i millia scudi. L a p r e s a di C a r a f f a è p i a c i u t a a t u t t i g e n e -
Ancel, D i s g r a c e , 91 s. r a l m e n t e et m a x i m e alli R o m a n i , quali se n o n le fusse s t a t o v i e t a t o da S. S<a
(2) V . l a » r e l a c i ó n de Muía, de 8 d e junio, Archivo público de Venecia, y v o l e v a n o f a r f u o c h i in C a m p i d o g l i o p e r d e m o s t r a c i o n e de l ' a l e g r e z z a .
la de Ricasoli, de 10 de junio de 1560, Archivo público de Florencia. Cf. An- Archivo Gonzaga de Mantua.
cel, 92. (3) V. S e r i p a n d o en Merkle, II, 460.
(3) » Q u e s t a c a t t u r a di s i g . C a r a f a p i ü che a t u t t i gli a l t r i rev™' p e r v a r i é (4) Cf. R a y n a l d , 1560, n. 97; Ancel, S e c r é t a i r e r i e , 40, D i s g r â c e , 92 s. y
r a g i o n i é dispiaciuta a C a r p i , F e r r a r a e t F a r n e s e . » R e l a c i ó n de J. B. R i c a s o l i , N o n c i a t . de F r a n c e , I, v i n .
de 8 de junio de 1560, Archivo público de Florencia.
propuso la acusación (1); otro de 5 de julio determinó que en la el cardenal Alfonso C a r a f a se portó desde el principio con mucha
investigación especial los cardenales Cesi, Cueva, Saraceni, prudencia y resignación (1), Carlos C a r a f a mostró toda su altivez.
Puteo, Cicada, Bertrand, Urbino y Cornaro, asistiesen como ase- Todavía confiaba en el auxilio del monarca español, cuyo embaja-
sores a los interrogatorios de los cardenales acusados, para velar dor Francisco de V a r g a s procedió constantemente como su fiel
por la guarda de las formas jurídicas (2). El interrogatorio mismo amigo (2). Con todo, esto podía ser de poco provecho, pues
quedó reservado únicamente a Federici y Pallantieri. A par de V a r g a s se había malquistado con el P a p a por su conducta impor-
ellos, trabajaba como redactor de las actas el notario Luis tuna y provocativa (3). En favor del duque de Paliano, al cual
de Torres, español de la Hermandad de San Jerónimo de la Cari- V a r g a s abandonó, se afanó el embajador francés.
dad, la cual tenía que interesarse por los presos (3). L a confianza del cardenal Carafa en el rey de España no
Los principales crímenes de que se hizo cargo al duque de tuvo absolutamente ningún efecto. Tanto era mayor el celo con
Paliano, fueron el asesinato de Capece y de la duquesa. A los que en favor de aquél t r a b a j a b a V a r g a s (4). E s t e diplomático, al
cardenales Carlos y Alfonso se les inculpaba haber fomentado el
blico de Roma), que c o n t i e n e los o r i g i n a l e s de los d o c u m e n t o s m á s c o m p r o -
cruel proceder contra Violante, con su aprobación o su consejo. m e t e d o r e s , que p o r o r d e n de P í o I V f u e r o n e m b a r g a d o s y utilizados p a r a f o r -
E l cardenal Carlos, fuera de varios homicidios, parte de los cuales m u l a r l a a c u s a c i ó n . L a s » L e t t e r e r e p e t i t e p r o p a r t e c a r d . C a r a f f e in eius
caían todavía en la época en que era soldado, fué acusado, sobre c a u s a c o n t r a F i s c u m se h a l l a n en el Cod. Ottob., 2348, p. 286-427, las » a c t a s de
los d e f e n s o r e s de los C a r a f a s y s u s m e m o r i a s se c o n s e r v a n e n el Archivo
todo, de haber inducido, como director de la política de Paulo I V , secreto pontificio, al fin del códice Misceli., X I , 114, ibid. en el códice I, 130,
por medio de engaños y mentiras, tanto a este Papa como a Fran- p. 15-29 del f o n d o B o r g h e s e ( S c r i t t u r e dello s t u d i o del sor M a r c Antonio Bor-
cia, a una funesta guerra contra España. A los tres acusados se g h e s e sulla c a u s a R o m a n a e x c e s s u u m a d i f e s a delli c a r d i n a l i Carlo et A l f o n s o
C a r a f a e del d u c a di P a l i a n o ) y e n el B a r b . lat., 3630 ( P a p e l e s p a r a la d e f e n s a
íes achacaron grandes defraudaciones en la administración de los del c a r d e n a l A l f o n s o Carafa).—Cf. Ancel, S e c r é t . , 41 s., D i s g r â c e , 3-11 y
Estados de la Iglesia. Carlos y el duque de Paliano debían además N o n c i a t . de F r a n c e , I, x s. Ancel dio por p r i m e r a v e z un completo c o m p e n d i o
responder de g r a v e s abusos de su autoridad, especialmente en la y u n c l a r o c o n o c i m i e n t o del c a r á c t e r del m a t e r i a l a u t é n t i c o , el cual com-
p l e t a y c o r r i g e e s e n c i a l m e n t e los d a t o s del todo i n c o m p l e t o s de Gori (Archi-
administración de justicia, y Alfonso de haberse enriquecido ilíci- vio, II), D u r u y (p. 413 s.) y C r i s t o f o r i (Il p o n t i f i c a t o di P a o l o I V ed i C a r a f a
t a m e n t e a la muerte de Paulo IV. suoi n i p o t i : Misceli, s t o r . R o m a n a , 1888). A Ancel c o r r e s p o n d e t a m b i é n el
m é r i t o de h a b e r d e s c u b i e r t o e n el A r c h i v o s e c r e t o pontificio l a s a c t a s a r r i b a
El 8 de julio comenzó el interrogatorio de los acusados en el c i t a d a s ; sólo se le escapó que los A r t i c u l i X I V p r o fisco c o n t r a c a r d . C a r a f a m ,
castillo de Santángelo; y ocupó tres meses enteros (4). Mientras d e los c u a l e s h a y m a n u s c r i t o s en g r a n copia (así I n f . polit., II, 465 s., Biblioteca
de Berlín; Urb., 853, p. 410 s., Biblioteca Vatic.; Cod. 44-B—13, p. 276 s.,
(1) V. el t e x t o s e g ú n el » o r i g i n a l del Archivo secreto pontificio enei Biblioteca Corsini de Roma, y en un códice sin s i g n a t u r a , de l a Bibl. d. S o c .
n ú m e r o 8 del a p é n d i c e . s t o r . p a t r i a de Ñapóles), f u e r o n y a i m p r e s o s e n 1731 por H o f f m a n n , N o v a
(2) *¡Vlotu p r o p r i o «Nuper» v e n . f r a t r i H i e r o n y m o episc. S a g o n e n s i , con script, collectio, I, 599 s., lo cual t a m b i é n se le p a s ó p o r alto a R a n k e (Los
f e c h a de 5 de julio de 1560, L i b . jur., 493, Archivo secreto pontificio. Cf. Ancel, P a p a s , I 6 , 209). E l I n s t r u m e n t u m t r a n s p o r t a t i o n i s , a s s i g n a t i o n i s e t q u i e t a n -
D i s g r á c e , 96 s. Un » A v v i s o di R o m a , de 19 de o c t u b r e de 1560, notifica: Il c a r d . t i a e s c r i p t u r a r u m C a u s a e c o n t r a C a r a f e n . ex officio c r i m i n a l i r e v . d. U r b i s
C a r a t a h a d i m a n d a t o p e r suo g i u d i c e il c a r d . B o r r o m e o h a v e n d o per s o s p e t t o g u b e r n a t . ad a r c e m S. A n g e l i de m a n d a t o SS™» P a t r i s , f e c h a d o a 7 de e n e r o
il g o v e r n a t o r e e t fiscale. U r b . , 1039, p. 211, Biblioteca Vatic. de 1562, se h a l l a en el B o l l e t t . s t o r . d. S v i z z . I t a l . , X X X V (1915), 1.
(3) Ancel, D i s g r à c e , 97.
(1) » N a p o l i si g o v e r n a con m o l t a p r u d e n t i a et r e l i g i o n e . Avviso di
(4) El o r i g i n a i del p r o c e s o c o n t r a los C a r a f a s fué q u e m a d o después
R o m a , de 20 de julio d e 1560, U r b . , 1039, p. 175b, Biblioteca Vatic.
de su r e v i s i ó n p o r S. Pio V (sobre esto se h a b l a r á m á s en p a r t i c u l a r en
(2) Cf. l a s » r e l a c i o n e s de Mula, e s p e c i a l m e n t e l a de 29 de junio de 1560,
el t o m o V I I I de l a p r e s e n t e obra). Copias de él no existen. E n cambio, se
Archivo secreto pontificio.
h a c o n s e r v a d o el e x t r a c t o h e c h o en t i e m p o de S. P í o V , el cual se h a l l a en el
(3) V. los » A v v i s i di R o m a de 17 y 24 de m a y o de 1560, U r b . , 1039, p. 274,
Archivo secreto pontificio, Misceli., X I , 114, con el t í t u l o » S c r i p t a v a r i a in
276 b , Biblioteca Vatic.
c a u s a c a r d . C a r a f a [ e ] (copias: V a t i c . , 7450, B a r b . lat., 5752 y u n a que h a y en
(4) Cf. Ancel, D i s g r â c e , 147 ss. S o b r e l a m e d i a c i ó n del e m b a j a d o r f r a n -
l a Biblioteca de Cortona). A é s t e se a ñ a d e el » L i b e r iurium c o r a m r™0
cés v. t a m b i é n el » A v v i s o di R o m a , de 17 de a g o s t o de 1560, U r b . , 1039,
g u b e r n a t o r e . . . c o n t r a ili. et rm°s dom. c a r a . C a r o l u m C a r a f a m , A l p h o n s u m
p. 191 b . U n »Avviso de 23 de n o v i e m b r e de 1560, d a c u e n t a de la i n t e r c e s i ó n
N e a p o l i t . , L e o n a r d u m de C a r d i n e , F e r r a n t . G a r l o n i u m e t cómplices, Archivo
de Cosme (Urb., 1039, p. 219). E n t r e los o t r o s p r í n c i p e s , que i n t e r c e d i e r o n
secreto pontificio, Misceli., X , 197 (hay u n a copia d e f e c t u o s a en el Archivo pú-
11. —HisT. D E LOS P A P A S , TOMO V I I , VOL. X V .
cual Pío IV hizo sentir por entonces a m a r g a m e n t e la pérdida de garía a Carlos Carafa a confesar por medio del tormento. No obs-
su favor en una ocurrencia incidental (1), nada sin embargo con- tante, por lo pronto sólo se agravó su prisión en la última semana
siguió, pues el cardenal C a r a f a a todas las preguntas se limitó a de julio. Hasta entonces había tenido dos cuartos a su disposición
protestar y negar. Cuanto a los delitos anteriores a su cardena- y podido recibir numerosas visitas. Estas concesiones se le quita-
lato se remitió al breve de absolución de Paulo IV; cuanto a los ron ahora (1). Entonces procuró obtener alivio de su prisión simu-
posteriores, a la determinación de la capitulación electoral que lando una enfermedad, pero el médico pontificio Simón Pasqua
sólo permitía el enjuiciamiento de los cardenales en el caso de enviado a él, reconoció presto que se trataba de un conato de
herejía, de cisma o de crimen de lesa majestad (2). Se portó de una engaño (2). Según parece, con esto se quebrantó un tanto la
manera tan provocativa como si no fuera un preso sometido a altanería del preso. El embajador veneciano refiere el 24 de agosto:
una averiguación jurídica, sino uno de los jueces (3). El proceso por el que se interesa el Papa más que por todas las
L a situación de Carlos C a r a f a se empeoró todavía notable- otras cosas, se lleva adelante con el mayor ardor; diariamente
se tienen interrogatorios mañana y tarde; se ha demostrado la
mente cuando en julio se hallaron documentos que le podían per-
autenticidad de la letra de Alberto de Brandeburgo y de su sello;
judicar mucho, sobre sus relaciones con los turcos y el luterano
en vista de esto el cardenal Cueva ha aconsejado a Carafa que
Alberto Alcibíades de Brandeburgo. Un motu proprio de 18 de
deje de negar y se reconozca culpable, implore la gracia del
julio estableció que el asunto caía ahora en el terreno de la
Papa y piense en la salud de su alma. Carafa, continúa refiriendo
herejía. Por eso a los cardenales asesores fué agregado Ghis-
Mula, hizo entonces decir a Pío I V que como hombre del mundo
lieri (4); no obstante, por efecto de una larga ausencia de R o m a no
y soldado había cometido muchas culpas; que se recomendaba a
tuvo parte ninguna en el proceso (5).
su gracia, pues no le quedaban ni siquiera medios para s u f r a g a r su
E n la curia corrió reiteradamente el rumor de que se obli-
sustento. L a respuesta de Pío I V decía: Que no venía sobre él
ahora ningún padecimiento que él mismo no se lo hubiera prepa-
(v el * Avviso de 28 de s e p t i e m b r e de 1560, Urb., 1039, p 204 b, Biblioteca
Vatio.), f u é uñó t a m b i é n el duque de B a v i e r a ; v. S t e i n h e r z , I I , 397.
rado; que nada le podía prometer, pero que tendría cuidado de
(1 Se t r a t a b a de la protección de un p a n a d e r o , c o n t r a el cual e h a b a que no se viera reducido a la indigencia (3).
de p r o c e d e r por h a b e r e m p l e a d o pesos falsos. P a r a a p l a c a r a P i o I V a s í lo
c u e n t a un ' A v v i s o di R o m a de 13 de julio, V a r g a s h a b l a s o l i c i t a d o a n d , e n ia
r e p e t i d a s veces. Como no l a o b t e n í a , e n un e n c u e n t r o c a s u a l se a r r o j ó a l o s (1) V. el »Avviso di R o m a de 20 de julio de 1560 (Urb., 1039, p. 175b,
o i e s del P a p a y le pidió su bendición. Pío I V le dijo i r r i t a d o : L e v á t e v i e t n o n
Biblioteca Vatic.) y las r e l a c i o n e s de Ricasoli, de 20 y 21 de julio, en Ancel,
m ' i m o e d i t e l a s t r a d a . V a r g a s le pidió de n u e v o su b e n d i c i ó n , p e r o el P a p a D i s g r â c e , 100. Un »Avviso de 7 de s e p t i e m b r e de 1560 c u e n t a q u e a l a obser-
vación del c a r d e n a l P ú t e o , de que no h a l l a b a p u e s t o ni en ley, ni e n r a z ó n ,
Tespond D a t e p r i m a in m a n o della j u s t i f i a t u t t i quelli c h ' h a n n o f a t t o que,t>
que se pudiese e m p l e a r la c u e r d a e n C a r a f a , r e s p o n d i ó Pío I V i n d i g n a d o , che
insulto a l l a corte, sobre lo que V a r g a s o b s e r v ó : Come lo posso d a r e se sono
di qui inanzi non h a v e r e b b e più c a r i c o d ' h a v c r il suo e s a m i n e e t che n o n se
f u g g i t i ? AI fin, P o I V le dió su bendición (Urb., 1039, p. 181M82 Biblioteca
n e dovesse più i m p a c c i a r e . U r b . , 1039, p. 198, Biblioteca Vatic.
Vatic) S e g ú n la * r e l a c i ó n de Mula, de 12 de julio de 1560 (Archivo secreto
(2) V. l a » r e l a c i ó n de Ricasoli, de 25 de julio de 1560, Archivo público de
pontificio)* . e t r a t a b a de p r o t e g e r a un p i n t o r . V a r g a s p e r m a n e c i ó e n des
Florencia.
t r a c i a del P a p a . El 12 de s e p t i e m b r e de 1560 ' n o t i f i c a Ricasoli q u e T e n d i l l a
(3) V. l a » c a r t a de Mula ( t r a d u c i d a t r u n c a d a m e n t e p o r Riess, p. 412), de
I r a m u y bienquisto del Pontífice y sus n e p o t e s , y que de V a r g a s se p o d i a d e c i r
24 de a g o s t o de 1560, Biblioteca palatina de Viena. E n este mismo d í a
lo contrario. Archivo público de Florencia.
e s c r i b í a Julio Grandi s o b r e la c a u s a de los C a r a f a s : »Tiensi che h o r m a i non
(21 V . Ancel, D i s g r â c e , 98 s. . . a n d e r a n o più molto alla l o n g a e t credesi f e r m a m e n t e che C a r a f a e t il duca l a
¡3) V . la c a r t a de G a b r . S a l v a g o , de 20 de julio de 1560, e n los A t t i L i g . ,
f a r à molto male, Napoli non t a n t o (Archivo público de Modena). D e s e m e j a n t e
XI1I m a n e r a escribía el e m b a j a d o r p o r t u g u é s ; cf. Corpo dipi. P o r t u g . , I X , 34.
' ( 4 ? ' * M o t u p r o p r i o Cum n u p e r , c o n f e c h a de 18 de julio de 1560, L i b . j u r
V. t a m b i é n la c o r r e s p o n d e n c i a del c a r d . O. T r u c h s e s s , 200 s. Mula » n o t i f i c a b a
p 495 Archivo secreto pontificio. V . a d e m á s la ' r e l a c i ó n de M u l a de 6 de
en 31 de agosto: D. G e r e m i a [Isachino; cf. n u e s t r o s datos del vol. X I V , 194, y
L i o de 1560, Biblioteca palatina de Viena, y los »Avvisi di R o m a , d e 20 y 27
Ancel, D i s g r â c e , 141] di Chietini g i o n s e qui g i à 4 g i o r n i et p a r l ò il g i o r n o
de iulio de 1560, Urb., 1039, p. 175 b , 184, Biblioteca Vatic. . s t e s s o che g i o n s e al pontefice et n ' è spedito, dicono c h e è p a r i n f o r m a t i o n e
(5) Ghislièri se h a b í a ido a su diócesis de Mondoví e n 28 de j u m o de 1560 c i r c a a C a r a f f a . Biblioteca palatina de Viena.
(v. M a f f e i , 52), y p a r e c e h a b e r p e r m a n e c i d o allí h a s t a el o t o ñ o .
No se aplicó el tormento al cardenal, sea porque se previó la probar culpa alguna; ésta recayó únicamente en el duque de
imposibilidad de forzar al obstinado a confesar por medio de la tor- Paliano y sus dos cómplices. D e otra manera estaban las cosas
tura, sea, y esto es más verosímil, porque algunos cardenales, respecto del asesinato de la duquesa; en él había tenido complici-
especialmente Cueva, protestaron contra semejante trato (1). El dad Carlos; esto resultaba claro. Pero por muy abrumadoras que
ver que no le daban tormento comunicó de nuevo ánimo al preso. fueran las pruebas presentadas, Carlos se atrincheró obstinada-
Continuaba esperando que el rey de España le salvaría. En Roma, mente en una sistemática negación.
donde hasta entonces el asunto de los Carafas había formado la O t r a serie de acusaciones atribuían a Carlos el delito de
materia de las conversaciones cotidianas, se fué perdiendo gra- herejía. L o que en esta parte se presentó de la época de su vida
dualmente el interés por un proceso que tanto se prolongaba (2). de soldado, no tenía valor alguno. E n cambio, documentos autén-
Hasta fines de septiembre la investigación especial no se ticos demostraban las relaciones del cardenal con el margrave
protestante Alberto Alcibíades de Brandeburgo. Carlos las hubo
acercó a su fin. Los autos se copiaron y un enviado especial debía
de confesar, pero así cuanto a éstas como respecto de sus relacio-
llevar a Felipe II un extenso extracto (3). Los resultados de dicha
nes con los turcos, alegó que sólo había obrado como instrumento
investigación especial fueron éstos: al cardenal Alfonso se le
de su tío. El mismo sistema de defensa opuso a las demás acusa-
culpaba de que a la muerte de Paulo I V se había enriquecido por
ciones políticas que le achacaban a él solo la culpa de todos los
modo ilícito a costa de la Santa Sede, y había hecho redactar un
yerros de Paulo IV. Sin embargo, todo ello le valió muy poco.
breve en su favor, sin que el Papa moribundo supiera nada de ello.
Aunque se hubieron de dejar ocho capítulos de acusación en el
Además se le opuso que había aprobado el asesinato de la duquesa
curso de la averiguación, se mantuvieron no obstante aún en pie
de Paliano. E s t e horrible crimen fué la principal acusación con-
catorce, precisamente los más g r a v e s . Grandísimos y repetidos
t r a el duque de Paliano, Leonardo de Cardine y el conde de Alife.
abusos de su autoridad gubernativa en materias políticas, junto
L a s más de las a c u s a c i o n e s - n o menos de v e i n t i d ó s - s e habían con su conducta en el asesinato de Violante, formaban el núcleo
dirigido contra el cardenal Carlos Carafa. E n ellas se había re- de la acusación. Por semejante abuso de su influencia política,
unido todo y hasta juntado cuanto se pudo indagar de los prime- también al duque de Paliano se le hacía reo de lesa majestad (1).
ros años de su vida (4). Al poner en primera línea este aspecto, todo el procedimiento
Carlos C a r a f a rehusó t r a t a r de los crímenes de su vida de debía tomar el carácter de un proceso político con tendencia ente-
soldado; para ello se remitió al breve de absolución que Paulo IV ramente determinada.
le había concedido antes de nombrarle cardenal. Más difícil le fué
L a elección de jueces del todo parciales hizo lo demás. Así
justificarse de otras acusaciones que recaían en el tiempo en que
pudo acaecer que se atribuyera a los acusados delitos de que
era cardenal; así principalmente de un intento de asesinato contra
eran inocentes. Con razón protestó el cardenal Carafa contra
Domingo de Màssimo. En la muerte de Capece no se le pudo
la acusación de que hubiera celado a su tío el convenio secreto de
(1) S e g ú n u n * Avviso de 31 de a g o s t o de 1560, el c a r d e n a l C a r a f a , cuando Cave. Tampoco se ajustaba a la verdad lo que hizo el fiscal Pallan -
se le a m e n a z ó con el t o r m e n t o , r e s p o n d i ó , che s a molto b e n e che si vogliono tieri, presentando siempre a Paulo I V como a un Papa amante
s a t i a r del suo s a n g u e e t che f a c c i n o quello c h e v o g l i o n o , c h e di lui non cave- de la paz. Seguramente sin razón se atribuyó a C a r a f a toda la
r a n n o m a i a l t r o di più di quello c h ' h a n n o c a v a t o fin a l l ' h o r a essendo nato
c a v a l i e r e e t c a r d i n a l e d> h o n o r e ; a ñ a d e e s t a r e l a c i ó n que p o r eso se v a c i i a b a responsabilidad de la política belicosa contra España. Con todo,
en p r o c e d e r a la t o r t u r a , pues p o d r í a ser inútil (Urb., 1039, p. 194, Biblioteca una g r a n participación en los yerros de aquel tiempo recae sobre
Vatic.). Cf. l a * c a r t a de Mula, de 20 de julio de 1560 (Biblioteca palatina de él; pues él había sido quien había hecho la g u e r r a inevitable; y
Viena), P a l l a v i c i n i , 14,15, 13 y m á s a b a j o , p. 171. :hUnt,ra mientras Paulo I V pretendía con ella fines ideales, él se dejaba
(2) V. las * c a r t a s de Mula, de 7 y 14 de s e p t i e m b r e de 1560, Biblioteca
palatina de Viena.
(3) H i n o j o s a , 129. Ancel, D i s g r â c e , 101,129. (1) V. las e x c e l e n t e s e x p l i c a c i o n e s de Ancel, loe. cit., 102 s., 118 s., 141.
(4) V. Ancel, 101 ss.
guiar sin duda de un modo predominante por intenciones egoístas. das contra el cardenal Carlos, según las cuales se le imputaba que
Pero por mucho que influyera en el proceso la parcialidad de había puesto en peligro los más altos intereses de la Iglesia y del
los jueces, y por más que éstos acusaran al cardenal C a r a f a Estado, el conato de los defensores se encaminó a demostrar que el
de cosas de que era inocente, o por lo menos no único culpable, no nepote, como primer ministro de Paulo I V , sólo había ejecutado
obstante quedaban aún bastantes delitos que justificaban un pro- las intenciones del Papa. También se indicó de un modo especial
cedimiento severo contra él (1). la autoridad extraordinariamente extensa y exenta de toda fisca-
El 5 de octubre fué comunicada al cardenal C a r a f a una copia lización, que «desde tiempo inmemorial» se había concedido a un
de los autos del proceso. Pues la ley concedía en tales casos a los cardenal nepote. Sobre esto como sobre otros puntos que hicieron
que se hallaban en prisión preventiva, veinte días para preparar valer los defensores, se podía discutir. Pero todos sus artificios
su defensa, los cuales se podían a l a r g a r otros quince días y luego no lograron descargar a Carlos de complicidad en el asesinato de
todavía otros diez. P a r a este fin se les debía dar también una la duquesa de Paliano. Cuanto al duque, sólo se hicieron valer
copia de los autos de la investigación. Asimismo se permitía a los respecto a este crimen y a la m u e r t e de Capece, circunstancias
presos t r a t a r no sólo con sus defensores, sino también con todos atenuantes, principalmente el concepto del honor que dominaba en
sus amigos, pero en presencia de un notario, y podían proponer Nápoles. J u n t a m e n t e se supuso la culpabilidad de Violante, aunque
que se oyeran nuevos testigos (2). no se demostró en manera alguna (1).
Los abogados no fueron los únicos que se esforzaron en favor
E n t r e los abogados de los C a r a f a s se hallaba en primera línea
de los presos. También muchos miembros del Sacro Colegio salie-
el célebre Marco Antonio Borghese, que en su tiempo había tam-
ron a su defensa, como principalmente Carpi. El 25 de octubre, al
bién defendido eficazmente al cardenal Morone contra las acusa-
principio del consistorio, este cardenal opuso una serie de reparos
ciones de la Inquisición romana (3). D e m á s de él se mencionan
en el procedimiento seguido contra los Carafas, y pidió paladina-
aún otros, de los cuales, el napolitano Félix Scalaleone, parece
mente justicia. Pío I V defendió su conducta con palabras altera-
haber sido el más activo e intrépido (4). Todavía se conservan los
das (2). Cuando luego Cosme I f u é a Roma y tuvo largas con-
extensos dictámenes, en los que estos juristas examinaron las acu-
versaciones secretas con el Papa, se trató seguramente también
saciones opuestas a los C a r a f a s . Diez de ellos conciernen a la
del asunto de los Carafas. El 10 de noviembre, Francisco Tonina
defensa de ambos cardenales; otros ocho a la del duque de Paliano.
notificó al duque de Mantua determinadamente, que Cosme había
La más fácil era la defensa del cardenal Alfonso. L o peor que se
interpuesto su valimiento en favor de los presos (3). Por eso creían
le pudo probar, era que no se había opuesto al asesinato de la
duquesa Violante. Su enriquecimiento después de la muerte de
(1) V. ibid., 131 ss., 139 s.
Paulo IV no había ciertamente pasado los límites de lo usual (2) V . en el n.° 11 del a p é n d i c e la » r e l a c i ó n de Muía de 26 de o c t u b r e
en tales casos (5). E n lo que toca a las acusaciones políticas dirigi- de 1560, Biblioteca palatina de Viena. A n t e s h a b í a i n t e r v e n i d o en f a v o r de
C a r a f a e s p e c i a l m e n t e el c a r d e n a l Cesi; v. A t t i L i g . , X I I I , 762.
(3) E n l a * c a r t a de T o n i n a , de 10 de n o v i e m b r e de 1560, se dice que Cosme
(1) Cf. Ancel, D i s g r â c e , 180-181. h a b í a e n t r e g a d o al P a p a un m e m o r i a l e n f a v o r de ¡os C a r a f a s , m a é g e n e r a l e
(2) V. Ancel, loe. cit., 129 s. S e g ú n u n *Avviso di R o m a , de 5 d e o c t u b r e opinione c h e anzi f a c c i s e c r e t a m e n t e ufficio con loro (Archivo Gonsaga de
de 1560, d i é r o n s e siete a b o g a d o s al c a r d e n a l C a r a f a . U r b . , 1039, p. 206b, Biblio- Mantua). R e a l m e n t e , Cosme I no hizo n a d a serio p o r los C a r a f a s , y h a s t a quizá
teca Vatic. t r a b a j ó de un m o d o decisivo c o n t r a ellos. D e esto se q u e r í a d a r y a e n t o n c e s
(3) Cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I V , 262. E n D u r u y , 418, h a y u n a c a r t a del la explicación diciéndo que el duque se q u e r í a eximir de e s t a m a n e r a de
p a g a r la s u m a de dinero que, s e g ú n e r a f a m a , h a b í a p r o m e t i d o al c a r d e n a l
c a r d e n a l C. C a r a f a a B o r g h e s e .
C a r a f a p o r l a elección de Médicis. V. Gnoli, N u o v a Antol., X I X (1872), 816 s. y
(4) * E qui u n a v v o c a t o di Napoli, h u o m o di g r a n d e s t i m a in quell' esser-
R i e s s , 407 s., quien con t o d o v a d e m a s i a d o lejos en sus deducciones. S i n c e r a f u é
citio, il quale s c r i v e e t p a r l a a s s a i l i b e r a m e n t e , notifica Muía en 26 d e o c t u b r e la m e d i a c i ó n de Cosme I en f a v o r del c a r d e n a l del M o n t e , p o r el cual ya h a b í a
de 1560, Biblioteca palatina de Viena. A p r i n c i p i o s de f e b r e r o de 1561, a m e - i n t e r c e d i d o en a g o s t o ; v. la » c a r t a de Muía, de 3 de a g o s t o de 1560, Biblioteca
n a z ó S c a l a l e o n e con r e t i r a r s e ; v. el * A v v i s o di R o m a de 1.° de f e b r e r o de 1561, palatina de Viena.
U r b . , 1039, p. 245b, Biblioteca \atic.
(5) V. Ancel, D i s g r â c e , 141 s.
muchos en Roma que el proceso terminaría en su favor (1). No los Carafas. Estos se mostraban grandemente abatidos y se creía
obstante pronto se convenció de falsedad esta opinión. L a defensa generalmente en un éxito desfavorable aun para el cardenal; por
del duque de Paliano contra la acusación del asesinato de su lo menos el destierro por toda la vida parecía su segura suerte (1).
esposa, que sus abogados intentaron delante del Papa y de los Por efecto de la larga prisión, Carlos Carafa apenas podía ya
cardenales diputados el 16 de noviembre, fracasó enteramente (2). pagar los gastos de su manutención, que él mismo debía procu-
El 23 de noviembre era secreto a voces que se habían frustrado r a r s e como todos los presos de esta clase. Un relator mantuano
los esfuerzos para quitar la dirección del proceso al parcial Fede- refiere cosas particulares sobre la miseria de la familia en otro
rici (3). L a esposa de Cosme, al partirse de Roma, se decía haber tiempo tan soberbia y ambiciosa, y recuerda la conducta altanera
dicho que dejaba la ciudad para no hallarse presente a la tra- del cardenal durante el último conclave (2).
gedia de los Carafas. El 14 de diciembre Francisco Tonina, E n un consistorio de 15 de enero de 1561, el procurador fiscal
fundándose en una conversación con el procurador fiscal Pallan- Pallantieri comunicó la terminación del procedimiento, y pidió al
tieri, refirió que la decisión era inminente; que doce notarios esta- Papa que diera orden al gobernador de la ciudad de presentar
ban ocupados en la copia del extracto de los autos del proceso para en el próximo consistorio su relación final acerca de los crímenes
que ésta se pudiera entregar a cada cardenal; que después de que recaían sobre el acusado conforme al resultado de la investi-
Navidad se celebrarían dos congregaciones de cardenales para gación; y que después se pronunciase la sentencia. Pío I V asintió;
determinar la sentencia; que ésta la pronunciaría el mismo Papa por la prevista prolijidad de la relación, ordenó que no se pusiera
contra el cardenal y el duque, y contra los demás el gobernador (4). otro negocio alguno a la orden del día del próximo consistorio (3).
Hasta la celebración de éste pasaron todavía casi dos meses ente-
Tonina estaba muy bien enterado. E n la segunda semana
ros. L a causa de la dilación se ha de buscar en las cartas que
de enero de 1561 se celebraron las congregaciones anunciadas. El
el duque de Paliano dirigió al P a p a desde su cárcel de T o r di
Papa, que gastaba cada día tres o cuatro horas en el estudio de los
Nona (4).
autos del proceso, concedió otra vez audiencia a los abogados de
L a primera de estas cartas está fechada el 17 de enero
(1) V . el »Avviso di R o m a de 9 de n o v i e m b r e de 1560, Urb., 1039, p. 214, de 1561. E n ella el duque pide gracia por causa de sus hijos meno-
Biblioteca Vatic. res, pero al mismo tiempo hace revelaciones que hasta entonces
(2) » H o g g i si è l u n g a m e n t e udito il g o v e r n a t o r e c o m ' a v o g a d o r e
d ' a v a n t i il pontefice e c a r d i n a l i d e p u t a t i , a c c u s a n d o il d u c a di P a l l i a n o con se había reservado por consideración a su hermano. Estas con-
a s s a i vive r a g i o n i d e l l ' h o m i c i d i o della m o g l i e , e l ' a v o c a t o del d u c a rispon- fesiones se referían al principio del conflicto de Paulo I V con los
d e n d o con assai t r i s t e r a g i o n i , p e r q u a n t o intendo; e si è concluso che si m e t t a
i n s c r i t t u r a , accio c h e il mondo i n t e n d a s o p r a la g i u s t i t i a che si h a d a f a r e ; e (1) »Avviso di R o m a de 11 de e n e r o de 1561, Urb., 1039, p. 240b-241,
del d u c a p r e d e t t o non se n e p r o n o s t i c a se non m a l e . Mula en 16 de n o v i e m b r e
Biblioteca Vatic.
de 1560, Biblioteca palatina de Viena.
(2) E n la » c a r t a de F r . T o n i n a al duque de M a n t u a , f e c h a d a en R o m a
(3) »Avviso di R o m a de 23 de n o v i e m b r e de 1560, U r b . , 1039, p. 219,
a 15 de e n e r o de 1561, se dice s o b r e los C a r a f a s : Sono essi t u t t i r i d o t t i a t a n t a
Biblioteca Vatic. m i s e r i a , a q u a n t o questi dì mi n a r r a v a l a m a d r e del cardie Vitelli, che muo-
(4) * Li C a r a f f i s ' h a n n o p e r ispediti e t q u e s t a m a t t i n a sendo io col fiscale iono di f a m e , a tale che il card 1 0 h a v e n d u t o l a tonicella, et con questi t e r m i n i
del P a l a n t i e r i , m ' h a d e t t o che n o n s ' a t t e n d e ad a l t r o che alla ispeditióne, e t si n e p a s s a n o l a v i t a loro, q u e s t i che al t e m p o del zio e r a n o t a n t o o r g o g l i o s i
duodeci n o t a r i non f a n n o a l t r o che s c r i v e r e li s o m m a r i i delli p r o c e s s i , de quai et s u p e r b i , e t p a r t i c o l a r m e n t e poi i n t e n d o il d e t t o cardie c h ' e r a nel conclave,
s o m m a r l i si ne h a n n o a d a r e a c i a s c u n cardie p e r ciascuno uno, e t di q u a da come se gli a l t r i c a r d i n a l i t u t t i f u s s e r o s t a t i suoi s e r v i t o r i (Archivo Gonzaga
N a t a l e s ' h a n n o p e r q u a n t o ho i n t e s o d a f a r due c o n g r e g a t i o n i , nelle quali si de Mantua). Cf. en el n.° 12 del a p é n d i c e l a »relación de Tonina, de 22 d e
s p e d i r a n n o . L i dui c a r d " s a r a n n o g i u d i c a t i dal P a p a istesso e t insieme il duca f e b r e r o de 1561. P o r lo d e m á s , c u e n t a Bondono (p. 539) que él visitó al c a r d e -
di P a l i a n o , g l i a l t r i poi dal g o v e r n a t o r e , e t a n c o r a c h e si c r e d i che si d e b b a n a l C a r a f a el 15 de e n e r o de 1561, y se quedó a c o m e r con é l .
c o m m u t a r e l a p e n a della v i t a in c a r c e r e p e r p e t u o , n o n di meno si v a discor-
(3) V. A c t a consist. e n G u l i k - E u b e l , 38 y Ancel, D i s g r â c e , 143.
r e n d o c h e quella gli d e b b a d u r a r poco, e t p e r c h è q u e s t e cose v e n g o n o di
(4) » H i e r i l ' a l t r a , n o t i f i c a Julio G r a n d i en 16 de e n e r o de 1561, h a sido
b o c c a e t di loro che può s a p e r q u a l c h e cosa, si g i u d i c a che g i à sia risoluto il
l l e v a d o el duque de P a l i a n o , del castillo de S a n A n g e l a T o r di Nona. Archivo
t u t t o , b e n c h é non sia a n c o r a d a t a l a s e n t e n z a (Archivo Gonzaga de Mantua).
Cf. la c o r r e s p o n d e n c i a del c a r d . O. T r u c h s e s s , 229, 231.
público de Modena.
imperiales (1), al proceso contra los Colonnas y sobre todo a la tra- quebrantado enteramente por ocho meses de cárcel, llegó a mos-
gedia de Gállese. Sobre ésta el duque confiesa: «Si bien me t r a r el deseo de que se forzara por el tormento a confesar a su
acuerdo, la carta que me trajo el capitán Vico de Nóbili, contenía hermano, que lo negaba todo tenazmente (1). D e hecho se llevaron
la expresión de que el cardenal había dicho que no me reconocería al castillo de Santángelo los instrumentos de tortura. Pero ni esta
más como hermano suyo, si no lavaba la afrenta con la muerte de amenaza pudo intimidar a Carlos C a r a f a : sus expresiones eran
la duquesa. Mostré la carta a Leonardo de Cardine, y entre él y todavía más intrépidas y altaneras que antes (2).
yo resolvimos que él m a t a r a a la duquesa en San Eutiquio en el Apenas hubo llegado a manos del Papa la segunda carta,
camino desde Gállese a Soriano. Cuando don Leonardo hubo cuando ocurrió de nuevo un incidente. En la noche del 7 al 8 de
llegado a Soriano, halló al conde Alife precisamente cuando éste febrero, fué preso el cardenal Escipión Rebiba, que había gozado
quería ejecutar el hecho, pero se lo impidió. Entonces me enviaron especial confianza de Paulo I V . Se le acusaba de haber faltado
además a Bernardino Olario, al cual yo contesté, como está escrito g r a v e m e n t e a su deber con ocasión de su legación en 1556, por
en mi primer interrogatorio. Verdad es que hubiera podido prohi- no continuar su viaje hasta Bruselas, de haber arrancado a
birlo, pero dije que nada quería tener que ver en el asunto. Mi Paulo I V moribundo un breve relativo a algunos beneficios y
propio deseo era dejar antes que mi esposa diera a luz; lo que contribuido a acelerar el asesinato de la duquesa de Paliano,
dije, tenía por fin diferir la ejecución. Pero no obstante mataron aprobando el proceder de Carlos Carafa (3). El nuevo arresto
a la duquesa. Cuando supe su muerte, quedé sumamente afligido despertó la mayor admiración. Cuatro miembros del Sacro Cole-
por ella y lloré amargamente a mi esposa. Para consolarme envié gio estaban ahora en el castillo de Santángelo, y se esperaba que
a llamar a mi pintor, por nombre Moraña, un español que vivía en serían llamados a responder de sí todavía otros cardenales y pre-
Viterbo, y le encargué que me mandara a Soriano, donde yacía lados, que habían desempeñado algún papel bajo Paulo I V (4).
enfermo, al padre f r a y Pedro (2). El padre llegó y me excusé con Al 21 de febrero se refiere que los abogados de los Carafas se
él por la muerte de la duquesa, diciendo que la conservación del
honor delante del mundo me había movido a consentirla. Lo que 456-458, p e r o con u n a p e q u e ñ a l a g u n a . L a s e g u n d a , de 6 de f e b r e r o de 1561, es
sigue, no lo digo para justificarme, sino únicamente por amor a la e n t e r a m e n t e a u t ó g r a f a . E n la p r i m e r a c a r t a sólo h a y del mismo d u q u e la
firma, y a u n esto no es c i e r t o ; quizá t o d a ella es sólo u n a c o p i a .
verdad. Yo no había mandado matar a la duquesa, pero quería, (1) S e g ú n l a » r e l a c i ó n de Mula, de 1.° de f e b r e r o de 1561, el duque de
precisamente por consideración a mi honra, que iodos creyesen P a l i a n o dijo: Se il c a r d i n a l e s a r à l e v a t o q u a t t r o dita di t e r r a , c o n f e s s e r à ogni
que se había hecho con mi consentimiento. Hablo aquí libremente cosa. Archivo secreto pontificio.
(2) » F u p o r t a t a la c o r d a in C a s t e l l o e t o r d i n a t o che si f e s s e t o r m e n t a t o
y no como uno que está enjuiciado, ojalá que se me tome esto en
il c a r d . C a r a f a , ma non intendo che sia stato eseguito, e quel c a r d i n a l e p a r l a
cuenta.» También respecto a las galeras, el duque presentó como a l t a m e n t e c o m e p r i m a e più a n c o r a , r e f i e r e Mula el 8 de f e b r e r o de 1561,
culpado a su hermano. En una segunda carta de 6 de febrero, se Archivo secreto pontificio, loc. rit-, 443. Es, por tanto, falso lo que afirma
F r . T o n i n a e n una » c a r t a de 29 de e n e r o de 1561 (Archivo Gonzaga de Man-
extendió todavía más en particular sobre este negocio y sobre el
tua), que el c a r d e n a l f u é p u e s t o a t o r m e n t o . Un »Avviso di R o m a de 15 de
proceso contra los Colonnas. E n ella atribuye asimismo toda f e b r e r o de 1561 (Urb., 1039, p. 252b, Biblioteca Vatic.) r e p i t e e s t a a f i r m a c i ó n .
la culpa a las insinuaciones de su hermano. Del asesinato de la E r a difícil d e t e r m i n a r l a v e r d a d , p u e s todo se e j e c u t a b a con el m á s r i g u r o s o
s e c r e t o : »Delli C a r a f a le cose v a n n o s e c r e t i s s i m e , e s c r i b e T o n i n a en 15 de
duquesa no se habla ya en esta carta, firmada con solas las pala-
febrero de 1561, Archivo Gonzaga de Mantua.
bras «Juan Carafa» (3). Según una relación de Muía, el preso,
(3) A d e m á s de la **relación d e Mula, de 8 de f e b r e r o de 1561 (Archivo
secreto pontificio), cf. t a m b i é n los »Avvisi di R o m a de 8 y 15 de f e b r e r o
(1) Cf. n u e s t r o s datos del vol. X I V , 85. (Urb., 1039, p. 251,252b, Biblioteca Vatic.) y la » c a r t a de V a r g a s , de 16 de
f e b r e r o de 1561 (Archivo de Simancas), t r a d u c i d a y c o m e n t a d a p o r Ancel,
(2) Uno de los c a p u c h i n o s que a u x i l i a r o n a la d u q u e s a en su m u e r t e ;
D i s g r a c e , 146, n o t a 3. V . t a m b i é n M a s s a r e l l i en M e r k l e , I I , 351, Bondonus, 539
v . a r r i b a , p. 152.
y la r e l a c i ó n del e m b a j a d o r p o r t u g u é s , de 16 de f e b r e r o de 1561, en el C o r p o
(3) L a s dos c a r t a s del duque de P a l i a n o al P a p a se c o n s e r v a n e n el
dipi. P o r t u g . , IX, 184.
»Liber jurium (Archivo secreto pontificio; v. la nota 4 de la pág. 160 s.),
(4) * Avviso di R o m a de 8 de f e b r e r o de 1561,Urb., 1039, Biblioteca Vatic.
p. 578-579 y 574-575. L a p r i m e r a e s t á i m p r e s a e n el A r c h . s t o r . I t a l . , X I I ,
presentaron ante el Papa y los cardenales y pronunciaron largos Avalos de A r a g ó n y de Antonio Perrenot de Granvela signi-
discursos durante horas enteras. Opusieron vehementes quejas ficaba una condescendencia con Felipe II. E s extraño que Cosme I
contra el proceder parcial del procurador fiscal y del gobernador; sólo consiguiera el nombramiento de un pariente muy lejano, el
en vista de lo cual el Papa pidió de nuevo ver los autos, decla- español Francisco Pacheco. En la creación cardenalicia, el par-
rando que quería usar de justicia y gracia (1). E n t r e tanto el tido de los Gonzagas, hostil a los Carafas, se llevó la parte del
duque de Paliano desde Tor di N o n a fué otra vez llevado al cas- león. F u e r a del sobrino del cardenal Hércules, Francisco Gon-
tillo de Santángelo, con el fin manifiesto de ser careado con su zaga, de veinticuatro años de edad, obtuvieron la púrpura el
hermano. Al propio tiempo se dijo que habían sido apresados dos 26 de febrero, Ludovico Madruzzo, Luis de E s t e y el nepote Mark
carceleros. Todavía causó mayor admiración el haberse en secreto Sittich de Hohenems; además, Alfonso Gesualdo y Pedro F r a n -
concentrado tropas en la ciudad (2). cisco F e r r e r i , nuncio en Venecia, emparentados con el sobrino del
Coincide con esos días de excitación el g r a n nombramiento Papa. Pero a la vez se tuvo también consideración conveniente-
de cardenales, que está enlazado con la ruina de los Carafas. mente a los adversarios de Hércules Gonzaga, losFarneses, pode-
Ya hacía tiempo que se había hablado de un aumento del Sacro rosos por sus relaciones en la corte de don Felipe. Su interés y
Colegio, el 26 de febrero de 1561 se efectuó cuando menos se provecho estaba ya asegurado con el nombramiento de Granvela
sospechaba (3). F u e r o n nombrados no menos de dieciocho carde- y de Iñigo de Avalos. Demás de esto pertenecían al número de
nales, entre ellos varones tan excelentes como Jerónimo Seri- sus fieles partidarios entre los nuevos purpurados, Jerónimo
pando, Estanislao Hosio, Ludovico Simonetta, Marco Antonio de Correggio y el obispo de Brescia, Francisco G a m b a r a (1).
Mula y Bernardo Navagero. Estos recibieron la púrpura en aten- El 27 de febrero de 1561 había transcurrido el último plazo de
ción al concilio. E n los demás motivaron la promoción considera- cinco días para una nueva defensa, concedido a los acusados
ciones de otro género. El nombramiento de Bernardo Salviati y según el procedimiento de entonces. Cuando el Papa se dirigía
del embajador francés Babou de la Bourdaisière había de con- este día al consistorio, un abogado de los C a r a f a s se arrojó a sus
tentar al gobierno francés, al paso que la elevación de Iñigo de pies y le pidió gracia para sus clientes. L a respuesta de Pío I V
(1) Cf. el * Avviso di R o m a de 22 de f e b r e r o de 1561, Urb., 1039, Biblio-
fué, que se le quitara del paso (2). También fué en aquellos días
teca Vatic. cuando el Papa expresó que cuatro ees mayúsculas le causaban
(2) Cf. en el n.° 12 del a p é n d i c e , l a » r e l a c i ó n de F r . T o n i n a , d e 22 de graves solicitudes: los Cardenales, los Carafas, el Concilio y los
febrero de 1561, Archivo Gonzaga de Mantua.
Colonnas (3).
(3) V. P e t r a m e l l a r i u s , 66 s.; C i a c o n i u s , I I I , 905 s.; C a r d e i l a , V , 9 s.; Gulik-
Eubel, 41 s. L o s c a r a c t e r í s t i c o s r a s g o s de los n o m b r a d o s p u e d e n v e r s e en el Para Carafa no quedaba entonces más que una esperanza:
Cod. V a t . , 7248, p. 155 s., Biblioteca Vatic. S o b r e el consistorio » n o t i f i c a b a la intervención del monarca español. Con él había contado desde
F r . T o n i n a en 26 de f e b r e r o de 1561, q u e h a b í a habido en él conflitti e t c o n t r o v e r -
sie, de tal m a n e r a q u e no se t e r m i n ó h a s t a las diez de la n o c h e (cf. a d e m á s las (1) Cf. H i l l i g e r , 18 s.; S u s t a , Curia, II, 409; H e r r e , 66 s.; Q. Bigi, V i t a
» r e l a c i o n e s de A r c o en el Archivo público de Viena, que S i c k e l , Concilio, 179, del c a r d . G. d a C o r r e g g i o , Milano, 1864, 47 s. A F r a n c i s c o G o n z a g a y a en 1558
m e n c i o n a ) . E n el m i s m o día e s c r i b e T o n i n a : »11 P a p a è s t a t o in p e n s i e r o solo se le h a b í a p r o f e t i z a d o el c a p e l o (v. Giorn. ligustico, 1887, 436 s.). A Luis de
di q u a t t r o o sei al più, poi di dieci e t p ò i di t r e d i c i sino a q u e s t a m a t t i n a , e t E s t e , y a en 18 de junio de 1560 le h a b í a c o m u n i c a d o P í o I V e n s e c r e t o p o r u n a
u l t i m a m e n t e si è r i s o l u t o de d e s d o t t o , a t a l che h i e r i s e r a solo si t r a t t ò dell' c a r t a a u t ó g r a f a , que le n o m b r a r í a c a r d e n a l . Su »original se h a l l a e n el Archivo
a b a t e di G a m b a r a , ne p r i m a vi e r a p e n s a m e n t o alcuno, e t t u t t o h i e r i non si público de Modena. E n Min. b r e v . , A r m . 44, t. X, n. 30-40 h a y los » b r e v e s a los
f e c e a l t r o che f a r c o n g r e g a t i o n i d u p l i c a t e s o p r a il p a t r i a r c a d'Aquileia, il recién n o m b r a d o s , f e c h a d o s a 27 de f e b r e r o de 1561; en el d i r i g i d o a A v a l o s se
q u a l e finalmente è s t a t o escluso, s o t t o p r e t e s t o che g i à fu i n q u i s i t o d ' e r e s i a de h a b l a de l a súplica de F e l i p e II, y en el enviado a S a l v i a t i se m e n c i o n a el
n o n so c h e a r t i c o l o della g i u s t i f i c a t i o n e . Si è r a g i o n a t o t u t t i questi dì anco c h e r u e g o de C a t a l i n a de Médicis. Archivo secreto pontificio.
S. S' 4 si r e s e r v a v a in p e t t o l ' i l l m o S. F e d e r i c o n o s t r o f r a t e l l o di V. Ecc. et (2) Avviso di R o m a de 1.° de m a r z o de 1561, p u b l i c a d o p o r Ancel, Dis-
alcuni anco d i c e v a n o che f o r s e l ' h a v e r i a p o t u t o p u b l i c a r e , et da c i a s c u n o e r a g r a c e , 146, n o t a 5.
t e n u t o che d o v e s s e ispedir p r i m a l a c a u s a de C a r a f f i , c o m e si h a v e a r a g i o n a t o (3) »Dicono che S. Stà diceva h a v e r q u a t t r o C g r a n d i ch'I t r a v a g l i a v a n o
n e l l a c o n g r e g a t i o n e , della causa l o r o , t u t t a v i a q u a s i un subito poi S. S t à si la m e n t e cioè: C a r d i n a l i , C a r a f f a , Concilio, Colonnesi. C a r t a de F r . T o n i n a ,
n'è spedita. Archivo Gonzaga de Mantua. de 28 de febrero de 1561, Archivo Gonzaga de Mantua.
el principio el cardenal Carafa, y tanto más cuanto que V a r g a s su majestad cometía una g r a v e falta, no haciendo nada en f a v o r
había permanecido inmutable de su parte. Cuando todo el mundo de C a r a f a (l).
abandonó al desgraciado, este varón perseveró con tanto mayor Esto no se había ocultado tampoco a Felipe II. D e muchas de
fidelidad. Hasta se atrevió a echar en cara a su rey, en forma sus cartas se colige en qué penosa perplejidad se hallaba. Si pagaba
dorada, su retraimiento (1). Pero Felipe II continuó en su silencio. ahora los servicios del cardenal durante el conclave abandonán-
D e qué manera dispuso su conducta, se colige de las palabras dole enteramente, no sólo peligraba su fama, sino también sus
significativas que escribió al conde de Tendilla el 11 de agosto intereses, pues entonces crecían poderosamente las probabilidades
de 1560. Hace notar aquí la impaciencia con que esperaba la del cardenal Gonzaga a la tiara (2). Finalmente don Felipe obró
llegada de Santa Cruz, partido el 14 de julio de Roma, para saber según el consejo de los Farneses: dejó a su suerte a los individuos
a qué había de atenerse, pues por más que deseaba complacer al seglares de la casa de Carafa e intercedió solamente por la vida de
Papa, no era sin embargo prudente abandonar enteramente al car- los dos cardenales. Esto lo hizo en una carta autógrafa dirigida al
denal Carafa, porque de otra suerte se le podría tachar de Papa desde Toledo el 11 de febrero de 1561, la cual llegó a Roma el
ingrato (2). E l rey, evidentemente, no quería aventurarse antes sábado 1.° de marzo. P a r a el lunes, 3, estaba fijado el consistorio
de tiempo. Santa Cruz manifestó a Felipe II en nombre de Pío I V , en el cual se había de dar la sentencia. L a intercesión llegó, pues,
que R a v e r t a había ido demasiado lejos en sus recomendaciones por decirlo así, a última hora. Vino aún precisamente bastante a
de los Carafas, y que el Papa no había podido comunicar a la tiempo para que pareciese a los no informados de todas las par-
corte de España su verdadera manera de sentir respecto de esta ticularidades, que el rey amparaba al cardenal, pero demasiado
familia, porque así el nuncio como V a r g a s eran partidarios de tarde para detener al Papa en el camino una vez emprendido.
los nepotes de Paulo IV. F u e r a de esto Santa Cruz entregó, de los Cuando V a r g a s entregó la carta el 2 de marzo, Pío I V contestó
autos de investigación contra los Carafas, un resumen de las tra- con frases generales; pero se negó a diferir el consistorio (3).
zas y calumnias criminales de que Carlos Carafa se había servido Como se había determinado, el consistorio se celebró el 3 de
para indisponer en extremo a Paulo IV con Carlos V y Felipe II. marzo. Duró ocho horas. A propuesta del procurador fiscal,
L a s demás acusaciones relativas a las negociaciones de los Cara- el gobernador presentó un extracto del proceso seguido contra el
fas con los protestantes y turcos, para arruinar a los Habs- cardenal Carlos C a r a f a , el duque de Paliano, el conde de Alife y
burgos, fueron enviadas a Santa Cruz cuando se hallaba ya en Leonardo de Cardine, en cuya lectura hubieron de emplearse siete
camino. horas, y pidió la condenación de los acusados. La enumeración de
los muchos crímenes hubo de producir impresión. Algunos car-
Ahora Felipe II pudo salir de su reserva y dar rienda suelta
denales que se habían propuesto decir algo en favor de Alfonso o
sin peligro a su antiguo deseo de venganza contra el cardenal
Carlos Carafa, enmudecieron. Sólo E s t e probó a rebatir la acusa-
C a r a f a . Sin embargo todavía tenía razones para no descubrir del
ción relativa a la a l i a n z a ajustada con Francia, que é l conocía
todo sus verdaderos propósitos. El 5 de septiembre de 1560 se
con exactitud. Después de la lectura del extracto del proceso,
envió a V a r g a s sólo el mandato de moderar su celo por los presos.
dijo el Papa que pronunciaba la sentencia definitiva, y entregó al
V a r g a s se sometió a la voluntad de su señor. El 5 de enero
gobernador un rollo sellado, que no se debía abrir sino por un
de 1561 escribió al rey que había seguido sus órdenes, pero que
especial mandato. Entonces se levantaron los cardenales Carpi,
(1) V. Ancel, 149-150. Ibid., 147, se h a b l a de l a m e d i a c i ó n de F r a n c i a en
f a v o r del d u q u e de P a l i a n o . P o r ambos, el c a r d e n a l y el duque, i n t e r c e d i ó (1) T a m b i é n e s t a s c a r t a s h a sido el p r i m e r o Ancel (p. 150-151) en d a r l a s
t a m b i é n A l b e r t o V de B a v i e r a ; v. l a c o r r e s p o n d e n c i a del c a r d e n a l O. Truch- a l a luz pública y u t i l i z a r l a s .
sess, 211, 216, 218 s., 225 s., 233. (2) V . H i l l i g e r , 17.
(2) V. Ancel, 150, n o t a 4. Sobre el envío de S a n t a C r u z cf. Corpo dipl. (3) Cf. H i l l i g e r , 17 y Ancel, D i s g r a c e , 151 s. El t e x t o de l a c a r t a de
P o r t u g . , V I H , 483 s.; I X , 9 s., 16 s.; P a l l a v i c i n i , 14, 15, 8; Miscell. di s t o r i a F e l i p e II, de 11 de f e b r e r o de 1561, se h a l l a en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 353.
I t a l . , V , 526 s.; H i n o j o s a , 121 s.
Farnese, Este, Crispí y Savelli, y rogaron que no se usase de todo parado a la muerte por medio de los ejercicios hechos con el jesuíta
el rigor, y se tuviera consideración a la dignidad^del Sacro Cole- Peruschi (1). Estos ejercicios habían transformado interiormente
gio. Su intercesión quedó tan sin fruto como un nuevo intento de de todo en todo al infeliz. La religión le dió una fuerza tal que fué
V a r g a s , para inclinar a la benignidad a Pío I V (1). El último alegre a la muerte, porque creía que era para él camino de salva-
paso se dió el 4 de marzo, abriéndose el rollo sellado en presencia ción. Con un crucifijo en la mano el duque preparó a sus dos
de los abogados, el cual contenía la sentencia de muerte contra el compañeros para sufrir su suerte; les dirigió tan hermosas pala-
cardenal Carlos, el duque de Paliano, el conde de Alife y Leo- bras de espíritu cristiano, como si no tuviera otro oficio que el de
nardo de Cardine (2). Ciertamente todos los cuatro habían mere- consolarlos, y no hubiera de ser él mismo ejecutado (2).
cido la muerte por el asesinato de la duquesa. E n cambio, se puede Sólo con profunda conmoción se pueden leer las cartas, que
discutir la justicia de otras acusaciones, principalmente la de lesa Juan C a r a f a escribió en la última hora a su hermana y a su único
majestad, opuesta a Juan y Carlos Carafa (3). Sobre los bienes hijo Diomedes: «Alabado sea el nombre de nuestro Señor Jesucristo
de los condenados se pronunció la confiscación (4). eternamente», se dice en la carta a su hijo. «Los presentes ren-
glones contienen, según pienso, las últimas palabras y memorias
Cuando al cardenal Carafa se le intimó la sentencia de muerte,
que te podré dirigir en esta vida; ruego al Señor que sean
no habló palabra sobre ella. Sus compañeros de infortunio fueron
tales cuales un buen padre debe dirigir a su único amado hijo.
llevados de nuevo desde el castillo de Santángelo a Tor di Nona,
E n primer lugar y como lo más necesario te debo recordar: que
en las primeras horas de la noche del 5 de marzo. El conde de
muestres en todas tus acciones e inclinaciones que eres un ver-
Alife y Leonardo de Cardine se mostraron del todo desesperados;
dadero siervo de Dios, que amas a su Divina Majestad mucho más
para los capuchinos que se les enviaron, fué una pesada carga (5).
que a ti mismo, y pones a un lado tu propio deleite, satisfacción
En oposición a ellos, Juan C a r a f a estaba resignado y sereno; ya
y voluntad, para no ofender a tu Criador y Salvador, aunque te
hacía tiempo que había perdido toda esperanza, y se había pre-
prometan grandezas, honras y dichas mundanas. Si sigues esta
(1) L a m e j o r r e l a c i ó n s o b r e este consistorio s e h a l l a e n la * c a r t a de buena y necesaria norma, harás todo lo demás bien y honrosa-
V a r g a s , de 14 de m a r z o de 1561 (Archivo de Simancas), u t i l i z a d a p o r Ancel, mente. Y como después de Dios hay que ser fiel al príncipe, a
l o e . cit., 152. Cf. t a m b i é n l a relación de N. Tiépolo e n N a r d u c c i , C a t . , I, 322, la quien él ha puesto para que nos gobierne, deberás servir a la
r e l a c i ó n florentina e n el A r c h . s t o r . I t a l . , X I I , 297-298, n o t a , y la de F r . Tonina,
majestad del rey católico, como conviene a un honrado y noble
a l g o d i v e r s a , de 5 d e m a r z o de 1561, Archivo Gonzaga de Mantua. V. el
n ú m e r o 14 del apéndice; cf. e l n . ° 13 ( A c t a c o n s i s t . C a m . , Archivo consistorial). caballero cristiano. Huye el pecado, pues engendra la muerte; y
L a s A c t a c o n s i s t . p u b l i c a d a s p o r Gulik-Eubel, 38, d a n u n r e l a t o m u y lacomco, pierde antes la vida, que pongas en peligro tu alma; sé enemigo
como t a m b i é n M a s s a r e l l i (en Merkle, II, 352). del vicio; busca las compañías decorosas y virtuosas; frecuenta la
(2) * R e l a c i ó n de Muía, de 6 de m a r z o de 1561, Archivo público de Vene-
confesión y recibe a menudo la Sagrada Eucaristía, pues estos
cia. V . Ancel, D i s g r a c e , 153. Cf. t a m b i é n la relación de Tiépolo, loe. cit.
(3) S o b r e la c u e s t i ó n de la culpa cf. Gnoli en la N. A n t o l o g í a , X I X (1872), Santos Sacramentos son medicina del alma, m a t a n el pecado y
813 s. B e n r a t h h a c e n o t a r j u s t a m e n t e que aun d e s c o n t a n d o lo dudoso, q u e d a b a conservan al hombre en gracia de Dios; ten compasión de las
t o d a v í a b a s t a n t e ; v. la R e a l E n c i c l o p e d i a de H e r z o g , X V , 437 s. ajenas miserias; ejercítate en obras piadosas y huye la ociosidad
(4) E l fallo c o n t r a el c a r d e n a l C a r l o s h a s t a a h o r a no se h a hallado;
p r o b a b l e m e n t e se le hizo d e s a p a r e c e r al r e v i s a r s e el p r o c e s o . L a s s e n t e n c i a s así como los entretenimientos y ejercicios que no sean para ti
de m u e r t e c o n t r a el d u q u e de P a l i a n o y sus dos c o m p a ñ e r o s , f e c h a d a s a 4 de decentes; esfuérzate por alcanzar algún conocimiento en las cien-
m a r z o de 1561, h a n sido p u b l i c a d a s p o r Gori, A r c h i v i o , I I , 260 s. cias, pues éstas son muy necesarias para un verdadero noble,
(5) Cf. la * r e l a c i ó n de F r . Tonina, de 5 de m a r z o de 1561, Archivo Gon-
principalmente para el que tiene señoríos y vasallos, así como
zaga de Mantua. E n el libro de los *Giustiziati, t o m o 3, del a r c h i v o de
S. J u a n D e g o l l a d o (Archivo público de Roma), e s t á a n o t a d o , p. 167M69, que
a l g u n o s m i e m b r o s de la H e r m a n d a d de la M i s e r i c o r d i a f u e r o n l l a m a d o s el 5 de (1) V . M a n a r e u s , De r e b u s S o c . Jesu, F l o r e n t i a e , 1886,126. Cf. Gnoli,
m a r z o , a un h o r a mezzo di n o t t e , p a r a a u x i l i a r al c o n t é d ' A l i f f e , duca di loe. c i t . , 817.
P a l i a n o y L. de C a r d i n e . El duque legó a la H e r m a n d a d v e n t i scudi alia (2) Cf. l a r e l a c i ó n de Tiépolo, loe. cit., donde con todo es f a l s a la f e c h a .
c a p p e l l a S. G i o v a n n i decollato p e r m i a d e v o t i o n e e t e l e m o s i n a .
1 2 . — H I S T . D E L O S P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
también para poder gozar los dulces f r u t o s de la Sagrada Escri- sentó en la antesala del cardenal, acompañado de pajes con
tura, que son sabrosos para el alma y el cuerpo. Si te son gus- antorchas, se le dijo que el preso dormía. El capitán declaró que
tosos estos frutos, despreciarás las cosas de este triste mundo y a pesar de esto debía entrar en seguida. Entonces se abrió la
hallarás no pequeño consuelo en la presente vida. Deseo que no puerta. C a r a f a despertó, se incorporó y preguntó qué querían.
t e abatas en mi muerte; que no te portes como un niño, sino como L a sentencia de muerte se le había intimado ya el día anterior,
un hombre juicioso; que no atiendas a lo q u e la carne te sugiera, pero no quería creer que se llegara a ejecutar. Cuando ahora
o el amor de tu padre o los dichos del mundo. Medita bien para tu conoció que ya no quedaba ninguna esperanza, repitió más de
consuelo, que todo cuanto acontece, se h a c e conforme al designio diez veces: «¿Yo he de morir? ¿Así, pues, el Papa quiere que yo
del g r a n Dios que rige el universo con infinita sabiduría. Y me muera?» Gasparino tuvo trabajo en hacer comprender al infeliz
parece que usa conmigo de gran misericordia, sacándome de esta que la hora de su muerte había llegado irrevocablemente, y que
vida antes por este camino que por otro ordinario, por lo cual yo sólo le quedaba un corto plazo para confesarse y dar sus últimas
le doy siempre gracias, como también t ú debes dárselas. Plegue disposiciones. Con la dolorosa exclamación: «¡Yo que nada he con-
al Señor trocar esta vida mía con la otra, la falsa y engañosa con la fesado, he de morir!» se levantó finalmente el cardenal y se vistió.
verdadera. No te inquietes por lo que puedan decir o escribir; di Se le negó el birrete; con esto supo que había sido depuesto de su
a todos: Mi padre ha muerto porque Dios le ha hecho una grande dignidad de cardenal diácono. «¡Oh Pío ingrato!—exclamó,—¡oh
gracia, y espero que le ha salvado y le ha dado otra vida mejor. rey Felipe que me has hecho traición!» Luego entró a él un reli-
Con esto muero. T ú empero has de vivir y no guardar rencor a gioso, que había sido llamado para oír su confesión. Esta duró una
hora. Después de ella pareció C a r a f a más tranquilo; hizo e n t r a r
nadie por mi muerte.» (1)
a los que le rodeaban, y les llamó por testigos de que perdonaba
Mientras Juan Carafa escribía estas líneas, el capitán de la
al Papa, al rey de España, al gobernador, al procurador fiscal y
guardia municipal, Gasparino de Melis, se dirigió a la cárcel del
cardenal Carafa en el castillo de Santángelo (2). Cuando se pre- en general a todos sus enemigos. Después que hubo rezado toda-
di L a c a r t a del d u q u e de P a l i a n o a su h i j o h a sido i m p r e s a p o r C a c c i a - vía los siete salmos penitenciales, ofreció animosamente el cuello
g u e r a E p i s t . s p i r i t . ( c f . N o v a e s , V I P , 148), d e s p u é s en P h i l H o n o r i i T h e s a u r . al verdugo. Cuando éste apretó el lazo, el cordel se rompió. Se
p o l i t , I, 137, y finalmente d e n u e v o e n el A r c h . s t o r . I t a l . , X I I , 458 s. ( t r a d u -
c i d a p o r R e ú m o n t , C a r a f a , I, 233 s. y D o c u m e n t o s , I, 505 s.) y l a c a r t a a su
c u a l e s s i g u i e r o n B r o m a t o , e d i t o r d e Ñ o r e s (Arch. s t o r . I t a l . , X I I , 344) y t a m -
h e r m a n a , l a m a r q u e s a d e P o l i g n a n o , p o r F r . C r i s t o f o n , II p o n t i f i c a t o di bién t o d a v í a R a n k e ( L o s P a p a s , I s , 209), h a n sido e x o r n a d a s m á s o m e n o s
a
P a o l o I V (Miscell. R o m . , 2. S e r . , I, 1888), 131. L a s dos c a r t a s y a s e h a b í a n c o p i o s a m e n t e , y en p a r t e de u n m o d o n o v e l e s c o . L a r e l a c i ó n m á s a u t é n t i c a h a
p u b l i c a d o a n t e s , en t r a d u c c i ó n f r a n c e s a , e n el e s c r i t o y a r a r o S e n t e n c e p r o n o n - e s t a d o h a s t a a h o r a d e s c o n o c i d a ; y o la h e h a l l a d o en el Archivo Gonsaga de
c é e c o n t r e le c a r d . C a r a f a , e t c . , L y o n , 1561. L a c a r t a al h i j o a p a r e c i ó t a m b i é n Mantna; e s u n a » c a r t a d e F r . T o n i n a , a q u i e n el m i s m o G a s p a r i n o d e M e l i s
d e s c r i b i ó el d e c u r s o d e la e j e c u c i ó n , f e c h a d a e n R o m a a 8 d e m a r z o d e 1561
e n u n f o l l e t o a l e m á n (Copia d e la c a r t a d e l d u q u e de P a l i a n o , e t c . , sin
(v. el n.° 17 del a p é n d i c e ) . C o n t i e n e n a d e m á s b u e n a s n o t i c i a s u n a c a r t a de R o m a ,
l u g a r , 1561) y f u é m u y l e í d a ; v. K l u c k h o h n , C a r t a s , I, 175.
d e 8 d e m a r z o d e 1561, q u e e s t á r e p r o d u c i d a en la S e n t e n c e a r r i b a c i t a d a , la re-
(2) L a e j e c u c i ó n de los C a r a f a s e s t á d e s c r i t a en v a r i a s r e l a c i o n e s , por l a
l a c i ó n de Tiépolo p u b l i c a d a p o r N a r d u c c i , C a t . , 1,322, la » r e l a c i ó n de Muía, d e
m a y o r p a r t e a n ó n i m a s , e n l e n g u a i t a l i a n a y e s p a ñ o l a . E s t a s r e l a c i o n e s , concor-
7 de m a r z o de 1561, Archivo secreto pontificio (v. el n.° 16 del a p é n d i c e ) , la c a r t a
d e s e n lo e s e n c i a l y d i s c r e p a n t e s e n p o r m e n o r e s , s e h a l l a n m u y f r e c u e n t e m e n t e
de S f o n d r a t o , de 15 d e m a r z o , q u e se h a l l a en el A r c h . s t o r . L o m b . , X X X (1903),
en l a s c o l e c c i o n e s d e m a n u s c r i t o s del s i g l o xvi: e n l a Biblioteca Vahe. Cod.
358, la L e t r a d e R o m a d e 7 de m a r z o de 1561, p u b l i c a d a p o r D o l l i n g e r , D o c u -
O t t o b , 2241, p. 262 s. y U r b . , 1670, p . 92 s.; en la Bibl. Corstnt, 4 4 - B - 3, p . 355 s.-
m e n t o s , I, 354 s . , e l * A v v i s o di R o m a de 8 de m a r z o , BibliotecaVatic. (v. el n.° 16
en l a Bibl. Casanat., E . , I I I , 30 (cf. Gori, A r c h i v i o , I I , 302); e n la Bibl.Cappom,
del apéndice), y finalmente l a c a r t a i n t e r e s a n t e que el d o m i n i c o T i m o t e o d e
a h o r a B i b l i o t e c a n a c i o n a l d e F l o r e n c i a (cf. R e u m o n t , D o c u m e n t o s , I, 518); e n
P e r u s a e n v i ó el 9 de m a r z o de 1561 a s u s h e r m a n o s en r e l i g i ó n de F l o r e n c i a ,
la Biblioteca real de Berlín, I n f . p o l i t . , I I , 517 s . (en e s p a ñ o l ; e s i d é n t i c a a la
e d i t a d a por H. G e i s e n h e i m e r : S u l l a m o r t e del c a r d . C a r a f a ( E s t r . dal Rosario),'
q u e h a y e n U r b . , 853, p. 464 s.). U n a de e s t a s r e l a c i o n e s f u é y a p u b l i c a d a en
F i r e n z e , 1907, 6 s. (aquí s e n o m b r a t a m b i é n el c o n f e s o r del c a r d e n a l , F r a n -
P h i l H o n o r i i T h e s a u r . polit., I I , 134 s.; t r e s h a i m p r e s o C r i s t o f o n (I, 102 s
cisco d ' A r e z z o ) . C f . t a m b i é n M a s s a r e l l i e n M e r k l e , I I , 352 s.; B o n d o n u s , 540.
145 s 149 s.), u n a c u a r t a s e h a l l a e n G o r i , A r c h . , I I , 302 s., u n a q u i n t a (sólo
E s i n c i e r t o en qué s i t i o del castillo de S a n A n g e l s e e f e c t u ó la e j e c u c i ó n ;
s o b r e ' l a e j e c u c i ó n d e l c a r d e n a . ) e n el » B a r b . l a t . , 5674, p . 170-171, BibUo-
v. B o r g a t t i , 134 s .
teca Vatic. ( u t i l i z a d a p o r A n c e l , D i s g r a c e , 153, n o t a ) . T o d a s e s t a s r e l a c i o n e s , l a s
echó mano de otro; rompióse asimismo, y sólo con grandísimo dureza difundió el terror en todas partes (1). Muchos en Roma vitu-
esfuerzo pudo el verdugo acabar su obra (1). El cadáver del car- peraban al Papa como excesivamente severo; principalmente se
denal, que sólo tenía cuarenta y dos años, fué llevado a la iglesia condenaba que también el cardenal hubiera sido ejecutado y que
de Sta. María Transpontina, situada cerca del castillo de Santan- los otros tres que habían merecido la muerte, fueran enterrados
como criminales comunes (2). Durante algunos días se temió tam-
gelo, entonces todavía no terminada.
bién por la vida de los tres cardenales restantes que todavía se
Dejando el cadáver del cardenal Carafa, fuése apresurado
hallaban en el castillo de Santángelo (3); no obstante el agente de
Gasparino de Melis con el verdugo a T o r di Nona. Allí halló a!
Cosme I sabía a 17 de marzo que serían perdonados (4).
duque de Paliano, al conde de Alife y a Leonardo de Cardine
Grande compasión excitó el joven (5) y enteramente inculpa-
en la capilla, donde se preparaban para la muerte, auxiliados por
ble cardenal Alfonso Carafa, por el cual habían intercedido el rey
un padre jesuíta. Su cristiana resignación y sincero arrepentí-
de España, el virrey de Nápoles y el duque de Florencia. Alfonso
miento conmovió aun a los presentes hermanos de la Misericordia,
estaba enteramente quebrantado. Prometió cuanto se quiso:
que estaban acostumbrados a tales escenas. El cadalso se había
renunciar a los regalos de Paulo I V y al cargo de regente de la
levantado en el patio de la cárcel. Los tres culpados padecieron
C á m a r a Apostólica, así como pagar una multa de 100,000 escudos
la muerte rezando oraciones. Sus cadáveres fueron puestos en
de oro. El 24 de marzo de 1561 su perdón estaba resuelto, y el 4 de
público en la próxima plaza junto al puente de Santángelo, en la
abril fué libertado del castillo de Santángelo. Una bula de Pío I V ,
mañana del 6 de marzo. El duque yacía con la cabeza cortada en
de abril, suprimió el cargo de regente de la C á m a r a , a lo cual
un pequeño féretro, cubierto con un paño negro bordado de oro,
hubo de dar su consentimiento por escrito el cardenal Alfonso.
junto a la estatua del apóstol San Pablo a la entrada del puente;
Pero en secreto extendió una protesta así contra esto como contra
a sus lados en el suelo estaban sobre míseros paños, a la derecha
todo lo demás que había tenido que prometer (6). El 10 de octubre
su cuñado, y a la izquierda Leonardo de Cardine. Hasta la noche
los cuerpos, como los de los criminales comunes, no fueron lleva-
(11 V. los d e s p a c h o s de los e m b a j a d o r e s en Ancel, D i s g r a c e , 159; I s t o r i a
dos por los hermanos de la Misericordia a San Juan Degollado, di Chiusi en T a r t i n i u s , S c r i p t . , I, 1078.
y finalmente fueron enterrados en la iglesia de la Minerva en la (2) V. V a r g a s e n D ó l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 362, S f o n d r a t o , loe. cit., 359
capilla de la Anunciata, que pertenecía a la familia. También el y la r e l a c i ó n del e m b a j a d o r p o r t u g u é s , de 6 de m a r z o de 1561, en el C o r p o
dipi. P o r t u g . , I X , 195.
cuerpo del cardenal C a r a f a fué más adelante trasladado a dicha
(3) V. en el n.° 17 del a p é n d i c e la » r e l a c i ó n de F r . Tonina, de 8 de m a r z o
de 1561 (Archivo Gonzaga de Mantua), y los »Avvisi di R o m a de 22 y 29 de
iglesia y enterrado en la misma capilla (2). m a r z o , 18 de a b r i l , 3 y 31 de m a y o de 1561, U r b . , 1039, p. 261b, 265b, 268, 271,
U n a luz colocada en lo alto del castillo de Santángelo anun- 278b, Biblioteca Vatic. Cf. Bondonus, 540.
ció a Pío J V la noticia de la ejecución de su sentencia. Su (4) V. la * c a r t a de S a r a c e n i , de 17 de m a r z o de 1561, Archivo público de
Florencia.
(1) E s t e h o r r i b l e suceso dio ocasión al l i t e r a t o Nicolás F r a n c o p a r a el (5) Como el c a r d e n a l no t e n í a aún veinticinco años, por el » M o t u p r o -
siguiente epigrama: prio Cum a d a u r e s , f e c h a d o a 26 de julio de 1560 (Lib. j u r . , p. 498, Archivo
secreto pontificio), se le h a b í a a s i g n a d o un c u r a d o r en la p e r s o n a del c a r d e n a l
E x t i n x i t l a q u e u s vix te, C a r a f a , secundus;
Bertrand.
T a n t o e n i m s c e l e r i n o n s a t i s unus e r a t .
(6) V . M a s s a r e l l i , 354; Bondonus, 541; las » c a r t a s de S a r a c e n i , de 21, 22
(2) Cf * Giustiziati, III, p. 169b e n el Archivo de S. Juan Degollado. y 26 de m a r z o de 1561, Archivo público de Florencia; l a » r e l a c i ó n de J. G r a n d i ,
S o b r e l a e j e c u c i ó n h a y aquí, p. 169, lo s i g u i e n t e : * L i r e t r o e s o p r a n o n u n a t i de 26 de m a r z o de 1561, Archivo público de Modena; Gori, Archivio, II, 311 s.,
cioè il s i g r d u c h a di P a l i a n o , il s i g ' c o n t e d ' A l i f f e , ' 1 sigr don L e o n a r d o di y e s p e c i a l m e n t e A n c e l , D i s g r a c e , 160 s. S o b r e la intercesión en f a v o r del c a r -
C a r d i n e s a u n o a uno f u m o c o n d o t t i d a b a s s o nel cortile di T ó r r e di Nona e denal Alfonso cf. el b r e v e en R a y n a l d , 1561, n. 80, y el d i r i g i d o al » v i r r e y de
li talliamoli l a t e s t a dalle h o r e nove sino a h o r e X I i n c i r c h a g i o v e d ì addi 6 di N á p o l e s , de 13 de a b r i l de 1561, Min. b r e v . , 11, n.51, Archivo secreto pontificio.
m a r z o e noi f u m o c o n d o t t i in P o n t e e l a s s a t i fino a o r e X V i n c i r c h a , e poi si V. t a m b i é n Corpo dipi. P o r t u g . , I X , 215. Uno de los que a y u d a r o n eficaz-
fecieno p o r t a r e a l l a n o s t r a chiesia d o v e v e n n e o l t r a e' 30 d e p u t a t i alcuni m e n t e al c a r d e n a l A l f o n s o a p a g a r su e n o r m e m u l t a , f u é H u g o B u o n c o m p a g n i
a l t r i delli n o s t r i f r a t e l l i e assai bono n u m e r o ; e p e r t a l e exeque si p r e s e otto (v. M a f f e i , I, 9). Cf. R e u m o n t , C a r a f a , I, 238.
p r e t i o l t r e il n o s t r o c a p e l l a n o . Archivo público de Roma.
de 1561 se volvió a presentar en el consistorio con general ale- mediación por él. En marzo se le permitió de nuevo tener parte
gría (1). Cuando en agosto de 1562 por el hallazgo de una carta del en los consistorios (1).
cardenal Du Bellay recayó nueva sospecha sobre Alfonso, tuvo Gran provecho sacó de la ruina de los Carafas Felipe II, al
por conveniente retirarse al arzobispado de Nápoles (2). Consu- cual en mayo de 1561 una bula le protegió expresamente contra
mido de pesar murió allí el 29 de agosto de 1565, de solos veinti- las graves inculpaciones que el cardenal Carafa había hecho con-
cuatro años de edad (3). tra él en tiempo de Paulo IV (2). L a conducta del rey durante toda
aquella tragedia había sido de suerte que obtuvo su fin de aniqui-
Por el cardenal del Monte había interpuesto asimismo su
lar a sus antiguos enemigos, sin mostrar un lado vulnerable en
mediación el duque de Florencia. También intercedieron por él
ningún sentido. Cuánto había contribuido a la ruina de los nepotes
los cardenales Ricci y Cicada (4); pero principalmente trabajó
de Paulo IV, fué secreto de pocos. Pero el rey de España supo
en favor suyo Ricci (5). A pesar de esto la resolución de su causa
desviar de sí todo el odio intercediendo en favor del cardenal
se difería prolijamente. En julio de 1561 se dijo que del Monte iba
Carlos a última hora, luego concurriendo a la liberación del car-
a ser condenado a una multa de 100,000 escudos y que no se le
denal Alfonso, y finalmente, dando asilo en Nápoles al marqués
pondría en libertad sino con la condición de que perdiera su dig-
de Montebello y al hijo del duque de Paliano. También la circuns-
nidad cardenalicia a la primera falta (6). L a liberación se difirió
tancia de que dejó en su puesto de embajador en Roma a V a r g a s ,
todavía hasta el otoño. Del Monte hubo de prometer corrección
el amigo fiel de los Carafas, a pesar de todos los opuestos deseos
de su conducta, pago de la multa y renuncia de sus beneficios
del Papa, era a propósito para destruir la sospecha de haber estado
eclesiásticos (7). F u é desterrado a Tivoli y se le dieron por com-
en inteligencia con Pío IV (3).
pañeros dos jesuítas que debían t r a b a j a r en su conversión (8).
No menos prudente se mostró el monarca español en la cues-
El cardenal Rebiba, por cuya vida temblaban sus amigos aun
tión espinosa sobre el destino que se debía dar a la herencia de los
a fines de octubre de 1561 (9), no fué libertado de su prisión hasta
condenados. No se puede decir otro tanto de la conducta de Pío I V .
el 31 de enero de 1562. Todo el Sacro Colegio había interpuesto su
Como los C a r a f a s fueron condenados a muerte, no sólo por el
(1) V . la » r e l a c i ó n de S a r a c e n i , de 10 d e o c t u b r e de 1561, Archivo asesinato de la duquesa de Paliano, sino también expresamente
público de Florencia. por alta traición y felonía, su herencia recayó en la C á m a r a Apos-
(2) V. la * r e l a c i ó n de F r . T o n i n a , d e 22 de a g o s t o de 1562, Archivo Gon-
tólica. Estribando en esto Pío I V reclamó para sus nepotes, no
zaga de Mantua.
(3) Cf. Ciaconius, I I I , 862; G u l i k - E u b e l , 39. sólo los bienes muebles de los Carafas, sino también todo aquello
(4) V . los »Avvisi di R o m a d e 22 de m a r z o y 7 de julio de 1561, U r b . , 1039, a cuya exigencia tenían éstos derecho. ¡Paliano no se debía entre-
p. 261b, 286b, Biblioteca Vatic.; l a » c a r t a de S a r a c e n i , de 4 de abril de 1561, g a r a los Colonnas, hasta que el rey don Felipe hubiera señalado
Archivo público de Florencia.
(5) V . l a s * c a r t a s de S a r a c e n i d e 30 de a b r i l y 10 de junio de 1561, Archivo
a los nepotes del P a p a tanta renta anual cuanta en otro tiempo
público de Florencia. se había prometido a los Carafas! Felipe II opuso al principio
(6) V. el » A v v i s o di R o m a de 12 de julio de 1561, U r b . , 1039, p. 287, dificultades; exigía que inmediatamente se concediera el feudo a
Biblioteca Vatic. Colonna, y quería que se considerara la concesión de donativos
(7) V. los »Avvisi di R o m a de 2 de a g o s t o , 6 y 20 de s e p t i e m b r e de 1561, a los parientes de Pío I V sólo como una gracia, no en manera
Urb., 1039, p. 291b, 298, Biblioteca Vatic.; Bondonus, 542. La confesión de su
c u l p a q u e hizo del M o n t e , f e c h a d a «In C a s t e l l o . 20 s e t t e m b r e , 1561», la h a publi-
alguna como una obligación de contrato. Este penoso negocio, en
cado P . L. B r u z z o n e e n el M e s s a g e r o de R o m a , 1911, n.° 198. el cual Pío I V se mostró excesivamente interesado, no se terminó
(8) »Avvisi di R o m a de 6 y 20 de s e p t i e m b r e y 11 de o c t u b r e de 1561,
(1) * Avvisi di R o m a de 10 y 31 de e n e r o y 7 de m a r z o de 1562, U r b . , 1039,
U r b . , 1039, p. 298, 300, 303, Biblioteca Vatic. S a r a c e n i » r e f i e r e en 10 de octu-
p. 330, 335b, 343b, Biblioteca Vatic.
b r e de 1561, que del Monte e s t a b a e n Tivoli con dui p r e t i r i f o r m a t i quali scri-
(2) V . R a y n a l d , 1561, n. 81. Cf. » A c t a consist. C a n c e l l . , V I I I , al 9 de
v o n o che il p r i n c i p i o della v i t a del c a r d i n a l e è b u o n o . Archivo público de
mayo de 1561 y Acta consist. Cam., IX, 42, Archivo consistorial del Vaticano.
Florencia.
(3) V. H i l l i g e r , 18.
(9) »Avviso di R o m a de 25 de o c t u b r e de 1561, U r b . , 1039, p. 305b, Biblio-
teca Vatic.
hasta la primavera de 1562 (1). Después de contentar a los nepo- futuros Papas, para que no abusaran de su autoridad como los
tes, finalmente el 17 de julio de 1562 se efectuó la restitución de Carafas. Con esto concuerdan las declaraciones que Pío IV hizo
Paliano a los Colonnas (2), en cuyas manos quedó en adelante (3). el 14 de marzo de 1561 al embajador imperial (1) y más tarde repe-
E l poder político de la antigua familia estaba no obstante aniqui- tidas veces, como en un consistorio de 8 de junio de 1565, y todavía
lado, y también su riqueza había sufrido mucho. Para hacer posible pocos meses antes de su muerte, el 12 de octubre de 1565 (2).
a Marco Antonio el pago de las enormes deudas que había hallado, En estas manifestaciones se expresa claramente cómo com-
Pío I V hizo en su favor que cesasen de obligar las disposiciones prendía Pío I V su proceder contra los Carafas. No sólo quería
fideicomisarias. Así Nemi fué vendida a los Piccolóminis, Città castigar sus delitos, sino también al mismo tiempo el sistema.
Lavigna y Ardea a los Cesarinis, Capránica, Ciciliano, Pisciano L a sentencia del 3 de marzo de 1561 fué un golpe mortal contra
y San Vito a los Mássimis (4). el nepotismo fundador de Estados; no condenó solamente a los
«Una cosa inaudita y un ejemplo de la justicia divina, que Carafas, sino también a los Borjas, Médicis y Farneses. Ahora se
siempre se ha de tener ante los ojos» — así escribía Seripando había acabado el encumbramiento de parientes de los Papas a la
en su diario, después que hubo recibido la noticia de la ejecución categoría de príncipes soberanos. L a fundación de Estados para
de los Carafas (5). L a vergonzosa administración de esta familia los nepotes había envenenado con demasiada frecuencia desde
durante el tiempo de su ilimitado poder bajo Paulo I V , estaba Sixto IV la actividad política de la Santa Sede, y no r a r a s veces
aún tan fresca en la memoria, que muchos ningún castigo hallaban había paralizado su actividad religiosa. Paulo I V después que
excesivo y cerraban los ojos a las injusticias y arbitrariedades hubo conocido en el último año de su gobierno, adónde conducía el
cometidas en el proceso, y a los intereses políticos y odios perso- nepotismo político, había desterrado a los nepotes, a quienes su
nales que en él habían tenido parte. También parece que Pío I V sucesor aniquiló. Esto fué de no despreciable importancia para
no tuvo bastante clara conciencia de que, bajo la dirección de tan la consecución de la reforma católica. L a prevención fué de pro-
acerbos enemigos de los Carafas, como Federici y Pallantieri, vecho (3). En adelante los conatos de los parientes de los Papas se
el proceso había de tomar un carácter enteramente tendencioso. ciñeron a lograr riquezas, honores y autoridad, y a igualarse a las
Onofre Panvinio (6) narra que Pío I V mismo le dijo que en toda su antiguas familias nobles de Roma. Este nepotismo debilitado era
vida ninguna cosa había sido para él tan penosa y aflictiva como ciertamente también bastante temible, pero con todo mucho menos
esta condenación; que de buena gana habría usado de clemencia, peligroso para la Iglesia (4).
si esto hubiera sido posible sin quebrantamiento de las leyes, o si
(1) V . Sickel, El concilio, 184.
se hubiese podido esperar que los Carafas mudaran su vida. Final- (2) S o b r e las d e c l a r a c i o n e s de o c t u b r e v. Ancel, D i s g r a c e , 168 s.; las
mente, añadió el Papa, que había tenido que obrar con severidad h a s t a a h o r a d e s c o n o c i d a s de 8 de junio de 1565 se h a l l a n en las * A c t a consist.
asimismo para dar un ejemplo que aleccionara a los parientes de c a r d . G a m b a r a e , Bibl. Corsini de Roma, 40—G—13.
(3) U n a m e d a l l a de P i o I V t i e n e la inscripción: Discite j u s t i t i a m moniti
(Bonanni, I, 274). S o b r e el eco de la t r a g e d i a de los C a r a f a s e n t r e los l i t e r a t o s
(1) Cf. Susta, C u r i a , I, 206 s., 287 s., II, 423 s.; Ancel, D i s g r a c e , 164 s. v. Ancel, D i s g r a c e , 159, n o t a 4. A e s t e l u g a r p e r t e n e c e el »Capitolo in r i m a
(2) V . Gori, Archivio, II, 315; Atti Mod., 3. a Serie, II (1883), 152 s. p e r l ' e s e c u z i o n e dei C a r a f a , q u e se h a l l a e n el Cod. 1151 de la Bibl. Trivulzi
(3) Cf. T o m a s s e t t i en el A r c h . d. Soc. R o m . , X X I X , 336 s.; C a m p a g n a , de Milán.
III, 551 s. (4) Cf. R a n k e , L o s P a p a s , I 6 , 209; D ò l l i n g e r , I g l e s i a e I g l e s i a s , 524, 528;
(4) Cf. R e u m o n t , D o c u m e n t o s , V , 95, 103 y R o m a , III, 2, 541. F e l t e n en el L è x i c o n E c l e s i á s t i c o de F r i b u r g o , IX ! , 135 y e s p e c i a l m e n t e Ancel,
(5) Merkie, II, 464. 182 s. Ancel cita, p. 158, n o t a 3, el juicio que dió S a r a c e n i el 7 de m a r z o de 1561:
(6) V i t a Pii IV (cf. el n.° 38 del apéndice). C o m p á r e s e con esta f u e n t e el E t a n c h o si vede a p e r t a u n a s t r a d a n o n più u s a t a da d u g e n t i a n n i in q u à , cioè
b r e v e que se h a l l a en R a y nald, 1561, n. 80, y l a * c a r t a al v i r r e y de Nápoles, con di r i v e d e r e i conti a nipoti di P a p i . Cf. a d e m á s los d a t o s de los » A v v i s i di
f e c h a de 13 de abril de 1561, en l a cual, con ocasión de h a b e r sido puesto e n R o m a , de 8 de junio de 1560 y 8 de m a r z o de 1561,Biblioteca Vatic. (v. l o s n ú m e -
l i b e r t a d el c a r d e n a l Alfonso, se dice de los otros C a r a f a s : Molestissimum tuli- , r o s 7 y 18 del apéndice).
mus, in aliis n i m i a m a t r o c i t a t e m c r i m i n u m et divini h o n o r i s ac i u s t i t i a e zelum
obstitisse. Archivo secreto pontificio.
de contar de antemano con que tropezaría conjlas mayores difi-
cultades. A pesar de esto estaba preparado a realizar los desig-
nios de sus electores, tocantes al asunto del concilio. Y a pocos días
después de su elevación, el 31 de diciembre de 1559, declaró al
embajador imperial Francisco de Thurm, que quería celebrar
pronto una asamblea universal de la Iglesia (1). Que estaba
resuelto a ello, lo puso de realce también en presencia de los car-
denales, en una congregación de 4 de enero de 1560 (2). Por una
IV. Negociaciones bula de 12 de enero, renovó y confirmó por solemne manera las
sobre la nueva apertura determinaciones de la capitulación electoral (3). L a institución de
una comisión de reforma de catorce cardenales, cuyo secretario
del concilio de Trento (1560-62) fué nombrado Angel Massarelli (4), ponía claramente de mani-
fiesto de qué manera pensaba el Papa sobre una de las principales
i incumbencias del concilio. Que estaba en su designio confirmar
también los anteriores decretos de la asamblea de Trento, Pacheco
lo notificó al rey de España ya el 18 de enero (5).
L a más importante y difícil incumbencia que la capitulación
electoral imponía al nuevo Papa, se refería al concilio, por el cual Como antes, también esta vez la principal dificultad consistía
habían de contrarrestarse la escisión religiosa y los abusos en en que antes de juntarse el concilio se debía obtener una unión
materias eclesiásticas. Si el concilio, suspendido en 1552, se debía con los más poderosos soberanos católicos, el emperador y los
reyes de Francia y España.
sólo continuar, o convocar de nuevo, no se había dicho; también
faltaba una determinación precisa sobre el lugar y el tiempo. No L a actitud del emperador Fernando podía al principio infun-
querían t r a t a r intempestivamente estas peligrosas cuestiones, y dir buenas esperanzas. Su embajador extraordinario, el conde
Escipión de Arco, que llegó a Roma en febrero, llevaba orden de
por eso se limitaron a expresar con frases generales el deseo de
t r a t a r la cuestión del concilio (6). Arco desempeñó su encargo, pero
los mejores varones que había en la Iglesia.
al prestar obediencia, el 17 de febrero de 1560, pasó en silencio
E n la cuestión sobre si se había de proseguir el concilio
el espinoso negocio, manifiestamente en atención a la actitud de
en T r e n t o o convocarlo de nuevo, se oponían modos de v e r
los príncipes protestantes, durante la dieta del año anterior (7).
inconciliables entre sí. Mientras los protestantes sin excepción
Pío I V expresó repetidas veces al embajador español V a r g a s su
pretendían que se debía anular todo lo decretado hasta entonces
buena voluntad para la convocación del concilio. Lo ofrece siem-
y empezar enteramente de nuevo, los netamente católicos persis-
pre de nuevo, escribía V a r g a s el 25 de febrero, y ayer, en pre-
tían consecuentes en que las decisiones dogmáticas ya pronuncia-
sencia de ocho cardenales, me declaró que se decidiría acerca del
das eran inmutables e irrevocables, como los dogmas de todos los
demás concilios ecuménicos. E s t a opinión, que entre los príncipes (1) C a r t a de F r a n c i s c o de T h u r m al e m p e r a d o r , de 1.° de e n e r o de 1560,
publicada p o r Sickel, Concilio, 23.
seculares defendía ante todo Felipe II, la sostenía al principio
(2) V. l a s * r e l a c i o n e s de P a c h e c o y V a r g a s a Felipe II, de 7 y 9 de e n e r o
también el emperador Fernando I; pero por consideración a los (Archivo de Simancas), u t i l i z a d a s por Voss, 15.
protestantes, se dejó inducir a hacer suyas las pretensiones de (3) R a y n a l d , 1559, n. 38. Le P l a t , IV, 613 ss. Se h a l l a c o m p l e t a e n Ehses,
Concil., VIII, 2 s., s a c a d a de * R e g e s t . V a t . , 1918.
ellos. Semejantemente se portó el gobierno francés, porque su (4) M a s s a r e l l i e n Merkíe, II, 343. Cf. a r r i b a , c a p . I I .
actitud respecto de los hugonotes respondía a la de Fernando (5) D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 328.
respecto de los protestantes alemanes (1). Por tanto Pío I V había (6) Cf. Sickel, Concilio, 38 ss.
(7) V . A n u a r i o H i s t ó r i c o , X I V , 22 s. y Ehses, C o n v o c a c i ó n del concilio, 2.
(1) V. E h s e s , Acto final del concilio, 43 s.
188 iv, PÍO iv PELIGRO DE UN CONCILIO NACIONAL FRANCÉS 189

tiempo y lugar luego que vuestra majestad, el emperador y el rey remitirse a la buena voluntad del Papa, se guardaba ciertamente
de Francia se hubiesen puesto de acuerdo sobre este asunto. En de contradecirle en la cuestión del concilio, pero no mostraba
esta conversación, el Papa dió también la seguridad de que no mucho celo por este g r a n negocio. Al contrario, su conato se
pensaba en permitir que el concilio se celebrara en Roma, sino enderezaba a diferir todo lo posible una decisión (1).
en un lugar a propósito, adonde pudieran acudir los herejes, de Esta actitud retraída de la potencia que tenía el primer lugar
suerte que f u e r a manifiesta su falta de buena voluntad si no acep- en Europa, debía amonestar también al Papa que aguardara con
taban la invitación (1). En el acto de prestar obediencia el pre- cautela y previsión. El obispo de Terracina, Octaviano Raverta,
boste de Posen Adán Konarsky, enviado por el rey de Polonia, enviado como nuncio a España el 11 de marzo de 1560, tenía
el 9 de marzo de 1560, observó Pío I V , que pensaba convocar el sólo el encargo de requerir al rey a que apoyara al Papa en la
concilio. Todavía más claramente se expresó en el consistorio de continuación del concilio (2). Hosio, que a fines de marzo fué como
15 de marzo, cuando prestó obediencia la embajada de los siete nuncio a Viena (3), respecto del concilio llevaba la instrucción de
cantones católicos de Suiza (2). proceder con reserva. Decíase allí que el P a p a quería un sínodo
Por parte de España y Francia parecía haber tanto menores general; pero que nada podía hacer en la materia antes que el
obstáculos cuanto que estas potencias habían ya admitido un embajador francés y el español se hubieran expresado sobre
artículo tocante al concilio en su tratado de paz de Cateau-Cam- ella (4). El 8 de abril V a r g a s refirió a Felipe II, que el Papa
brésis de abril de 1559. A principios de 1560, Felipe II hizo t r a t a r declaraba públicamente que quería celebrar un concilio y que
en la corte francesa del negocio del concilio y halló para esto procedería a la publicación tan pronto como el emperador, F r a n -
acogida (3). P e r o no obstante cuando se llegó seriamente a la cia y España se hubieran puesto de acuerdo. El 26 de abril,
realización del asunto, se pusieron claramente de manifiesto los Francisco de T h u r m anunció al emperador que había sabido de
designios y conatos políticos muy discrepantes de los príncipes personas fidedignas, que el P a p a quería reanudar y continuar el
católicos y la oposición en que estaban los intereses de Estado concilio de Trento; que ya se reunía dinero para asegurar la eje-
reales o supuestos con los ideales religiosos. cución de los futuros decretos conciliares. Además cuenta el emba-

Aun en la potencia que era puramente católica y no sufría la (1) Cf. l a s e x p l i c a c i o n e s de V o s s , 24 ss. y e s p e c i a l m e n t e l a s de D e m -
influencia de internas dificultades religiosas, en España, el interés binski, R z y m , I, 151. V. t a m b i é n E h s e s , C o n v o c a c i ó n del concilio, 3.
(2) V . * V a r i a polit., 116, p . 380 a , Archivo secreto pontificio. Cf. H i n o -
de la Iglesia no estaba al principio en manera alguna en primera j o s a , 112 s.; E h s e s , loe. cit. y Cóncil., V I I I , 10 s.
línea. A los advertidos no se les podía escapar de qué manera (3) S o b r e los p o d e r e s d a d o s a H o s i o v. a h o r a l a s e x p l i c a c i o n e s d e
Felipe II, cuya política iba ante todo enderezada a concertar y M e r g e n t h e i m , I, 244-247.
(4) C o n f o r m e a eso, H o s i o h a s t a p r i n c i p i o s de m a y o n o h a b í a h a b l a d o
conservar la paz, recelaba de un sínodo ecuménico nuevas compli-
t o d a v í a c o n el e m p e r a d o r s o b r e el c o n c i l i o (cf. Voss., 30, 34). No lo hizo sino
caciones. Temía que la paz, apenas ajustada en Cateau-Cam- h a s t a el 10 d e m a y o (cf. s u r e l a c i ó n d e 13 d e m a y o en S t e i n h e r z , I, 23 ss.). L o
brésis, quedase amenazada, y que Isabel de Inglaterra se irritara q u e dijo P í o I V al e m b a j a d o r p o l a c o , no t i e n e l a s i g n i f i c a c i ó n q u e Voss (p. 30)
l e a t r i b u y e ; no d e m u e s t r a q u e el a r d o r que el P a p a t u v o al p r i n c i p i o p o r
contra él de suerte que se le pudiera escapar el oficio de árbitro
el c o n c i l i o , se h a b í a «adormecido» p o r e s t e t i e m p o , p u e s l a c l á u s u l a «si
entre Inglaterra y F r a n c i a , en la cuestión de Escocia. Por eso no o p u s v i d e b i t u r » f a l t a en el b r e v e al r e y de P o l o n i a , d e 22 d e m a r z o ( T h e i n e r ,
parecía oportuno a la corte de España mover el asunto del conci- M o n u m e n t a P o l o n i a e , I I , 597). A l a s u p o s i c i ó n d e V o s s , de q u e P í o I V sólo
o c a s i o n a l m e n t e h a b í a m a n i f e s t a d o u n celo e x t e r i o r , s e o p o n e n los c o n t i n u a d o s
lio. Como el r e y en varios otros negocios se veía obligado a
e s f u e r z o s del P a p a . P o r lo d e m á s , V o s s s e c o n t r a d i c e a sí m i s m o , c u a n d o
e s c r i b e en l a p á g . 32: «Lo ú n i c o q u e s e h i z o t o d a v í a en R o m a en l a c u e s t i ó n del
(1) V . la r e l a c i ó n d e V a r g a s en V o s s . , 16.
concilio, f u é que n o s e la d e j ó del t o d o a d o r m e c e r » . D e m b i n s k i ( R z y m , I , 31)
(2) V . E h s e s , C o n v o c a c i ó n , 2-3. L a r e s p u e s t a d e P í o I V al r e p r e s e n t a n t e e s de opinión q u e P í o I V n o s o l a m e n t e no q u e r í a d e s e n t e n d e r s e del concilio,
del r e y d e P o l o n i a s e h a l l a t a m b i é n en el C o d . 73, p. 223 de l a Biblioteca del sino q u e lo d e s e a b a , y y a h a b í a p e n s a d o e n él a n t e s q u e s e f o r m a s e el p l a n del
cabildo de Ossegg. c o n c i l i o n a c i o n a l f r a n c é s . P a r a l a c r í t i c a d e V o s s v. t a m b i é n S a g m ü l l e r , B u l a s
(3) Cf. V o s s , 17,19 ss. S o b r e los a r t í c u l o s del t r a t a d o de p a z cf. G a c h a r d , d e e l e c c i ó n de P a p a , 111, n o t a .
C o r r e s p . d e M a r g u e r i t e , I, 172.
jador que los cardenales Morone y Madruzzo habíanle exhortado cuestión del concilio, sin esperar por más tiempo las explicaciones
a que r o g a r a al emperador que solicitara del Papa la apertura del de las potencias, se saca claramente de las relaciones del emba-
concilio; y que había él contestado que su majestad lo había ya jador veneciano en Roma, Muía. Hablando con éste el Papa hizo
antes hecho por el conde de Arco, y que él nada omitiría de lo que resaltar el 27 de mayo, con las más determinadas expresiones, que
f u e r a su obligación (1). estaba resuelto a impedir el concilio nacional francés, reuniendo
El 2 de mayo, Juan Babou de la Bourdaisiére, hermano del uno general. Dijo que ya dentro de pocos días quería llevar el
embajador francés, prestó obediencia en nombre de Francisco II. asunto a la consideración de los cardenales en un consistorio, y
El Papa hizo mención en su respuesta de la voluntad que había luego enterar a los embajadores de su resolución. Que la suspensión
tenido desde el comienzo de su reinado de celebrar el concilio, debía derogarse, y continuarse el concilio de Trento. Que quería
y dijo que pensaba convocarlo muy presto (2). Pronto fué movido ejecutar la reforma, aun en su propia persona y asuntos, pero
a tomar una actitud todavía más resuelta en el sentido de una asimismo asegurar los intereses de la fe y de la Santa Sede. Que
más rápida convocación de la asamblea universal de la Iglesia, la supremacía pontificia no debía quebrantarse, pero que estaba
por las informaciones que recibió del peligroso desenvolvimiento inclinado a cumplir las justas demandas. Principalmente encargó
de las cosas en Francia. L a resolución del consejo de Estado a Muía el Papa, que preguntara en secreto en Venecia, si aquel
francés, de congregar una manera de concilio nacional de los gobierno quería poner a su disposición, en caso necesario, una
miembros de la Iglesia galicana para el 10 de diciembre, f u é ciudad a propósito de su territorio, como en su tiempo Vicenza,
anunciado al Papa por Antonio Vacca. Esta resolución hubo de para celebrar el concilio (1).
producir en Roma el mayor disgusto. Los P a p a s siempre y con Igualmente precisas eran las declaraciones que Pío I V hizo
razón habían considerado una asamblea nacional como insuficiente en el consistorio de 29 de mayo. Dos días después habló sobre
para remediar la escisión religiosa y como peligrosa por el riesgo ellas con el embajador veneciano y las explicó. El concilio, dijo,
de las tendencias cismáticas. Dada la fermentación que había debe emprender con entera libertad las reformas necesarias, aun
entonces en Francia, y las corrientes allí reinantes de una iglesia en nuestros propios asuntos. P a r a que quede afianzada su libertad,
nacional, Pío I V temía que semejante asamblea podría traer en no ha de reunirse en un sitio que pertenezca inmediata o media-
pos de sí la separación de Francia de la obediencia a la S a n t a tamente a los Estados pontificios, pero tampoco en un país de
Sede. Además, con esto se había de dificultar la reunión del con- herejes, donde los obispos carezcan de seguridad (2).
cilio universal. E l obispo de Viterbo, Sebastián Gualterio, enviado D e semejante manera se expresó Pío I V ante Fernando I y
como nuevo nuncio a Francia a mediados de mayo, el cual había Felipe II. Las instrucciones de Borromeo de 25 y 26 de mayo
desempeñado este puesto ya en los últimos tiempos de Julio ITT, de 1560 para los nuncios de Viena y Madrid, eran muy decididas.
recibió el determinado encargo de estorbar la reunión del clero En la carta a Hosio se dice que el Papa se anticipará al concilio
francés, y declarar que el Papa quería un concilio general (3). nacional francés, continuando el concilio de Trento, que sólo había
Cuánto preocupara a Pío IV el riesgo que amenazaba por sido interrumpido, pero no cerrado. Semejantes declaraciones
parte de Francia, cómo él le movió a proceder resueltamente en la recibió V a r g a s , representante de Felipe II (3).
(1) Cf. la c i r c u n s t a n c i a d a » r e l a c i ó n de Muía, de 27 de m a y o de 1560 (Bi-
(1) V . Voss, 33; S i c k e l , Concilio, 40, y a d e m á s E h s e s , loe. c i t . blioteca palatina de Viena y Archivo secreto pontificio), de la cual R e i m a n n
(2) R a y n a l d , 1560, n. 24. Le P l a t , I V , 624. D e m b i n s k i , R z y m , I, 255. (Negociaciones, 595) f u é el p r i m e r o en c i t a r un p a s a j e . V. a h o r a E h s e s , V I I I , 28.
V o s s , 33. E h s e s , V I I I , 16. Cf. Bondonus, 534. U n * A v v i s o di R o m a de 4 de m a y o (2) Cf. la r e l a c i ó n de Muía, de 31 de m a y o , en R e i m a n n , loe. cit.; E h s e s ,
de 1560 (Urb., 1039, p. 153, Biblioteca Vatic.J m e n c i o n a l a c o n g r e g a c i ó n de V I I I , 28. V. t a m b i é n D e m b i n s k i , R z y m , 1,35 s.
doce c a r d e n a l e s p a r a d e l i b e r a r s o b r e el concilio, c e l e b r a d a después de l a tri- (3) L a c a r t a de B o r r o m e o a O. R a v e r t a p u e d e v e r s e en D e m b i n s k i , I,
b u t a c i ó n de o b e d i e n c i a . 257 s., y l a d i r i g i d a a Hosio en S t e i n h e r z , I, 36; l a d e c l a r a c i ó n h e c h a a V a r g a s
(3) V . E h s e s , Convocación del concilio, 4 s. Cf. la * c a r t a de Muía, de 25 que se c o n t i e n e en su r e l a c i ó n de 25 de m a y o , se h a l l a en V o s s , 44. Cf. a h o r a
de m a y o de 1560, Biblioteca palatina de Viena, y E h s e s , V I I I , 20 s. t a m b i é n Ehses, Convocación del concilio, 6 y V I I I , 27.
L a anunciada reunión solemne de los embajadores en presen- justificado; pues durante el concilio la Santa Sede necesitaba
cia del Papa, efectuóse el 3 de junio de 1560. Se hallaron presentes enérgico apoyo, y más tarde era muy necesaria la ayuda del poder
el embajador del emperador y los enviados de España, Por- civil para poner en práctica las disposiciones decretadas.
tugal, Florencia y Venecia. E l embajador polaco faltó por enfer- En primer lugar llegó una respuesta satisfactoria del gobierno
medad, y el francés por causa del litigio de precedencia con el español. Todavía el 1.° de abril Felipe II había diferido la resolu-
representante de Felipe II. L a s declaraciones del Papa fueron ción en su respuesta dada al nuncio Raverta. A principios de mayo
lo más precisas que podían ser: «Queremos el concilio y lo quere- condescendió hasta el punto de expresar su aprobación para la
mos ciertamente, queremos que sea libre y universal; si no lo convocación del concilio; no obstante, todavía con la condición de
quisiéramos, podríamos poner como pretexto durante tres o cuatro que el emperador diera asimismo su asentimiento. Sólo cuando
años la dificultad del sitio». Siguió diciendo el Pontífice que llegaron más noticias de Roma y Francia, don Felipe resolvió
para evitar toda disputa sobre el lugar y sobre el modo de cele- finalmente en una solemne sesión del Consejo, de 15 de junio,
brar el sínodo, lo mejor era continuarlo en Trento; que más tarde, admitir incondicionalmente el concilio. T r e s días después escribió
en caso de necesidad, se podría trasladar a otro sitio más a pro- a V a r g a s a Roma, que como en F r a n c i a amenazaba un concilio
pósito; que no se había de deliberar ahora más sobre esto, pues nacional, que podría tener las más perniciosas consecuencias,
el progreso de las herejías en casi todos los países de la cristian- aprobaba la resolución del Papa sobre el concilio. Que era nece-
dad no sufría más larga espera. Añadió que los embajadores por sario el asentimiento de Francia y del emperador. Que se ale-
medio de propios pusiesen de nuevo esta decisión en conocimiento g r a b a de que el Papa quisiese continuar el sínodo en Trento, pero
de sus príncipes, que ya habían sido enterados por el P a p a , pero que allí se debía emprender también la reforma de los abusos (1).
todavía no habían contestado, y los excitasen a que dieran su
Tanto menos satisfizo la contestación del gobierno francés,
apoyo. Que si él, el Papa, contra su esperanza, no hallaba auxilio,
cuya política no era en modo alguno favorable a la continuación
esto no le apartaría de su resolución, principalmente porque Fran-
del concilio en Trento. El 20 de junio Francisco II envió a Roma
cia preparaba un concilio nacional. Que por lo demás esperaba los
al abad de Manne (2). Este debía comunicar allí lo siguiente:
mejores éxitos, y hasta que los príncipes alemanes se presenta-
El rey de Francia aprueba ciertamente en principio la resolución
rían. Que del m a r g r a v e de Brandeburgo creía poderlo suponer
del Papa, de convocar un concilio universal; pero ha de declararse
con precisión. «Lo que se estableciere en el concilio—terminó el
contrario a que el sínodo se vuelva a celebrar en T r e n t o y a que
Papa—vuestros príncipes nos ayudarán a que lo llevemos a ejecu-
represente una continuación del concilio suspendido que antes se
ción. Queremos que el concilio se reúna lo antes posible; espera-
había congregado allí. L a asamblea general de la Iglesia, al con-
remos solamente las respuestas de vuestros soberanos, para anun-
trario, debe convocarse de nuevo, y por cierto, en un sitio del
ciarlo en seguida públicamente y enviar los legados.» (1)
cual haya seguridad de que acudan allá el emperador y todos los
Estados del imperio alemán, así protestantes como católicos. Se
E l deseo de Pío I V , de llevar al cabo la importante obra en
puede sobre esto indagar la opinión del emperador, a la cual
inteligencia con las grandes potencias católicas, era enteramente
se quiere acomodar también el rey de España. Como todo depende
(1) Cf. la r e l a c i ó n de F r a n c i s c o de T h u r m al e m p e r a d o r , de 3 de junio de la pacificación de Alemania, el gobierno francés recomienda
de 1560, publicada p o r Sickel, Concilio, 48, y l a de *Mula del m i s m o día, utili-
principalmente a Constanza. El abad de Manne llevaba también
z a d a p o r R e i m a n n , loe. cit., 594 s. R e i m a n n h a c e n o t a r con r a z ó n que «Pío I V
dió el p r i m e r paso, del c u a l no h a y que d u d a r que f u é s e r i a m e n t e pensado», y orden de dar tranquilizadoras seguridades tocante al proyectado
q u e Mocénigo (p. 25) h a c e u n a g r a v i o al P a p a , al d u d a r de su s e r i a v o l u n t a d . concilio nacional. Pero al propio tiempo, debía expresar que se
V . a d e m á s D e m b i n s k i , R z y m , I, 37 s. Cf. t a m b i é n la " c a r t a de J. B. R i c a s o l i ,
d e 3 de junio de 1560, Archivo público de ílorencia, y l a r e l a c i ó n del e m b a j a -
(1) Cf. Voss, 47 s., 49 s., 51; E h s e s , Convocación del concilio, 7.
d o r p o r t u g u é s , de 12 de junio de 1560, e n el Corpo dipl. Portug.', V I I I , 464 s.
(2) V. la r e l a c i ó n de G. Michiel en Dembinski, loe. cit., 254. Cf. B r o w n ,
V. a h o r a t a m b i é n l a s explicaciones de E h s e s , Convocación del concilio, 6 s.
V I I , n. 174; E h s e s , Convocación del concilio, 11.
y V I I I , 29.
1 3 . — H I S T . D E L O S P A P A S , TOMO V I I , VOL. X V .
podía prescindir de un tal sínodo sólo en caso de que el P a p a pro- excitado al P a p a por medio de Escipión de A r c o a que convocara
cediera sin dilación a la convocación del concilio universal, en el lo antes posible el concilio, empleaba ahora todos los medios para
sentido por F r a n c i a deseado (1). r e t r a e r a Pío I V cuando éste quería proceder con resolución.
E l emperador F e r n a n d o I había dado una respuesta conte- Aprobó la memoria compuesta por G i e n g e r p a r a e n t r e g a r l a al
nida sólo en términos generales, al nuncio Hosio, cuando éste nuncio (1), la cual hace t a n t a s restricciones y propone tales exi-
conferenció con él por primera vez acerca de la cuestión del con- gencias en p a r t e del todo imposibles de cumplir, que por ella
cilio el 10 de mayo, y había diferido p a r a más tarde el considerar parece completamente rechazada la propuesta de Pío I V (2).
la resolución que había de t o m a r sobre el tiempo y el sitio. Cuando E n la introducción de este extenso documento, el emperador
el nuncio, después de haber recibido sus instrucciones del 18 de aprueba en verdad la resolución del Papa, y declárase en favor de
mayo (2), t r a t ó de nuevo con el emperador de este i m p o r t a n t e la más posible aceleración; pero luego sostiene el parecer de que
negocio el 3 de junio, recibió o t r a vez una contestación evasiva. dada la importancia del asunto y la diferencia de opiniones de los
No obstante, Hosio, según su relación de 5 de junio, tenía la príncipes cristianos, era necesario por lo menos el plazo de un año
impresión de que F e r n a n d o e s t a b a de acuerdo con que el concilio p a r a p r e p a r a r el concilio. L o s reparos y dificultades de cuya solu-
se convocara de nuevo p a r a T r e n t o , levantándose su suspen- ción se hace depender un beneficioso curso del concilio, se expla-
sión (3). n a n en seis puntos:
E l mismo día se reunió en V i e n a el Consejo privado p a r a pre- 1. H a y que poner fin a la g u e r r a e n t r e F r a n c i a e Inglaterra,
p a r a r una resolución definitiva sobre la cuestión del concilio (4). p o r q u e la paz g e n e r a l e n t r e los príncipes cristianos es necesaria
G r a n d e influencia ejercieron en él dos políticos austríacos, J o r g e p a r a celebrar y llevar a feliz término un concilio.
G i e n g e r y el vicecanciller del imperio Segismundo Seld, quienes, 2. E l P a p a ha de cuidar de que estén representadas en el
lo propio que los más de los Estados católicos, tenían la falsa idea concilio todas las potencias cristianas, además de E s p a ñ a , F r a n -
cia, P o r t u g a l , Escocia, Polonia y V e n e c i a , asimismo los reinos
de que estaban en pie los decretos hostiles al P a p a , de Constanza
ya separados de la Iglesia, como D i n a m a r c a , Suecia e Inglaterra,
y Basilea, y que sólo sobre esta base era posible la r e f o r m a de la
y que también todos sean oídos. Principalmente se llama la aten-
Iglesia (5).
ción sobre la g r a n dificultad de obtener la participación de los
Los consejeros del emperador, como también el duque A l b e r t o
protestantes, cuyas opresivas condiciones, propuestas en la dieta
de Baviera, llegado a V i e n a el 8 de junio, supieron hacer valer
de A u g s b u r g o de 1559, se acompañan p a r a conocimiento del P a p a .
con buen éxito el peligro de una invasión en los países imperiales
Se disuade todo procedimiento de f u e r z a contra los protestantes;
que amenazaba por p a r t e de los protestantes, para estorbar el
el e m p e r a d o r p r o m e t e no omitir cosa alguna para moverlos a
concilio del P a p a . B a j o la presión de este temor, F e r n a n d o I
t o m a r parte.
e s t a b a cada día más perplejo. E l que todavía en marzo había
3. L a presencia personal del P a p a , cuyo alejamiento había
(1) I n s t r u t t i o n e del R e Christ®<> p o r t a t a a N. S"> dall' a b b a t e di M a n n a sido m u y perjudicial a la autoridad de la anterior reunión en
s o p r a le cose del concilio, 1560 (Inf. polit., VII, 424 s., Biblioteca real de Ber-
T r e n t o , se declara necesaria.
lín), que a h o r a se h a l l a i m p r e s a en E h s e s , V I I I , 85 s. Cf. R e i m a n n , N e g o c i a -
ciones, 601; Voss, 54 s.; E h s e s , Convocación del concilio, 11. 4. Se oponen r e p a r o s contra la elección de T r e n t o como
(2) Se h a l l a n i m p r e s a s en C y p r i a n u s , 76 y S t e i n h e r z , I, 31 s. l u g a r del concilio. L a ciudad es demasiado pequeña; asimismo,
(3) V . S t e i n h e r z , I , 40 s.
(4) C o n s u l t a t i o quid a g e n d u m sit in n e g o c i o concilii, en Sickel, Concilio, (1) S c r i p t u m C. M«s i n n e g o c i o concilii nuncio apostolico e x h i b i t u m , en
49 s. Cf. E d e r , I, 38 s. Sickel Concilio, 55-69, y Ehses, VIII, 39-51. Cf. R e i m a n n , N e g o c i a c i o n e s , 596 s.;
(5) Cf. R i t t e r , I, 146; E d e r , I, 36 s. L a p o l é m i c a que en la o b r a , p o r o t r a Voss, 58 s.; Ehses, C o n v o c a c i ó n del concilio, 9; E d e r , I, 43-47. E d e r , al i g u a l
p a r t e t a n sólida, de E d e r , p u b l i c a d a en 1911, se sostiene c o n t r a J a n s s e n , res- que L o w e (p. 72 ss.), s o s t i e n e con r a z ó n c o n t r a Kassowitz (p. i s.), que Gien-
g e r es el a u t o r de e s t e e s c r i t o .
pecto a h a b e r éste c a r a c t e r i z a d o f a l s a m e n t e a G i e n g e r , es débil, p u e s el p a s a j e
r e s p e c t i v o f u é y a p o r mí e n m e n d a d o en 18%, e n la edición 15 y 16 del tomo IV. (2) J u i c i o de S t e i n h e r z , I, LXVII. Cf. E h s e s , Convocación del concilio, 10.
IV p í 0 I V
196 > no e s t a b a n e n t e r a m e n t e en poder del Papa; que otras exigencias
desde el comienzo de la escisión religiosa, se h a solicitado siempre como el t r a t a r de nuevo con los protestantes sobre dogmas de f e
un concilio en suelo alemán. Como a propósito se recomienda sobre que ya estaban definidos por una asamblea universal eclesiástica,
todo a Colonia, luego también a Ratisbona y C o n s t a n z a . significaban una revolución en la Iglesia, pero Hosio nada de esto
5. L o s protestantes afirman que f u e r o n t r a t a d o s s e v e r a y representó. Sus r e p a r o s se limitaron a cosas accesorias, concer-
d u r a m e n t e en el concilio de T r e n t o ; que no l o g r a r o n el salvocon- nieron sólo a algunas expresiones y frases duras, así como a argu-
ducto en la forma deseada, y no fueron b a s t a n t e oídos. Como su mentaciones falsas, a las citas de la Sda. E s c r i t u r a en favor del
participación no se puede lograr de otro modo, en este respecto matrimonio de los sacerdotes, y g e n e r a l m e n t e a las pruebas teo-
lógicas y bíblicas para f u n d a m e n t a r las concesiones. L o s políticos
se ha de acceder a todos sus deseos.
6. G r a n d e s dificultades e n g e n d r a el designio del P a p a de con- imperiales no opusieron dificultad a tomar en cuenta las observa-
t i n u a r el concilio anterior, levantando la suspensión. E n v e r d a d , ciones, las cuales dejaban sin tocar los puntos sustanciales de la
el emperador, cuanto a su persona, no piensa en i m p u g n a r los memoria (1). E l documento así corregido fué e n t r e g a d o por el
decretos acordados en el concilio, pero se opone a una continua- emperador al nuncio el 26 de junio, y éste lo envió a Roma el 28,
ción el que los protestantes quieran volver a poner a la orden del adonde llegó en la noche del 11 al 12 de julio (2). También el emba-
día a u n las cuestiones y a t r a t a d a s , y varios príncipes cristianos jador imperial en Roma, el conde Próspero de A r c o , y Felipe II
- e s significada F r a n c i a - n o q u i e r a n reconocer el sínodo a n t e r i o r d e España recibieron copias de este documento (3).
como concilio universal. Por fin se t r a e a la memoria que e n t r e L a s respuestas de las tres principales potencias católicas lle-
tanto habían y a transcurrido ocho años, en vez de los dos por los garon a Roma en julio de 1560. P r i m e r o entregó su nota el abad
de Manne, llegado el 4 de julio. El 10 V a r g a s y Tendilla presen-
cuales f u é suspendido el concilio.
«Como está a la vista cuán difícil es la convocación del con- t a r o n la c a r t a de su r e y , fechada en 18 de junio. Pío I V expresó
cilio, porque su progreso es lento, su terminación incierta y la a los e m b a j a d o r e s españoles su g r a n alegría por la resolución de
ejecución de sus decretos está enlazada con muchos más peligros Felipe II, en solo el cual colocaba toda su confianza; al propio
que antes», aconseja el emperador al P a p a , que p a r a la conserva- tiempo les dió conocimiento de la contestación del gobierno f r a n -
ción de la fe católica y para impedir ulteriores apostasías eche cés. E l P a p a se lamentó de que los franceses, aun cuando hablaban
mano p r i m e r a m e n t e de otros medios. Como tales se proponen, del concilio general, e r a evidente que no lo querían. Dijo que su
e j e c u t a r , antes de la convocación del concilio, u n a r e f o r m a funda- designio era g a n a r tiempo oponiendo dificultades y h a c e r prome-
m e n t a l del clero y e n t r e tanto permitir el uso del cáliz a los legos sas p a r a celebrar al fin, no obstante, su anunciado concilio nacio-
nal (4). Y a el 11 de julio el Papa expuso a la congregación de
y el matrimonio de los sacerdotes.
cardenales las respuestas del gobierno f r a n c é s y del español (5).
A esta memoria iba añadido un escrito que resumía de nuevo
b r e v e m e n t e la actitud del emperador respecto al plan del concilio, E l 14 de julio el embajador imperial Próspero de A r c o tuvo
y limitaba a Alemania la petición de la concesión del cáliz a los audiencia p a r a presentar al P a p a las declaraciones y exigencias
legos y del matrimonio de los sacerdotes. E l 20 de junio ambos (1) Cf. S t e i n h e r z , 1, L X X I , 55, 63; Bucholtz, I X , 678 s.; Sickel, Concilio,
documentos fueron e n t r e g a d o s a Hosio (1). E n las negociaciones 70 s.; E d e r , I, 50 s.
(2) V . Ehses, loe. cit., 9.
siguientes éste no correspondió debidamente a lo que pedía su
(3) V . Sickel, Concilio, 71 s., 73 s.
ca°rgo. H u b i e r a sido fácil d e m o s t r a r (2) que el cumplimiento de (4) V. C o r r e s p . de B a b o u de l a B o u r d a i s i é r e , 9; V a r g a s en D o l l i n g e r ,
varias d e m a n d a s del emperador, como el restablecimiento de una D o c u m e n t o s , I, 337 s.; Voss, 65 s. L a c a r t a de 18 de junio l a h a b í a l l e v a d o a
R o m a J u a n F r a n c . Canobio; v. B r o w n , V I I , n. 172-173.
paz universal y la participación de todas las potencias cristianas,
(5) V. Sickel, Concilio, 86, n o t a . Cf. la »relación de Muía, de 12 de julio
de 1560, Biblioteca palatina de Viena y Archivo secreto pontificio; *Avviso
(1) V. la c a r t a de Hosio a B o r r o m e o , de 21 de junio de 1560, e n S t e i n h e r z , di Roma de 13 de julio de 1560, Urb., 1039, p. 181, Biblioteca Vatic.
I, 54 s.
(2) Cf. S t e i n h e r z , I, LXIII.
198 iv, PÍO iv PRUDENTE CONDUCTA DEL PAPA CON LAS GRANDES POTENCIAS 199

de Fernando I, llegadas de Viena poco antes. Pío I V , que ya dimentos, se guardó cuidadosamente de producir ofensión en los
cuando cardenal durante el conclave había manifestado su incli- príncipes con una decisión definitiva o un lenguaje demasiado
nación a hacer concesiones tocante a la administración del cáliz a claro, ya que importaba sumamente tenerlos favorables. Por más
los legos y al matrimonio de los sacerdotes (1), mostró también que persistiera en la necesidad de celebrar una asamblea univer-
ahora que por su parte no era adverso a tales condescendencias; sal de la Iglesia, se manifestó lo menos posible acerca del carác-
no obstante, expresó su duda de que con esto se ganara gran cosa. ter del nuevo sínodo y procuró ante todo esquivar principal-
Semejantes otorgamientos sin decreto conciliar le parecían tam- mente la importante cuestión de la validez de los decretos hasta
bién peligrosos, porque con esto podrían originarse dificultades entonces publicados. Si sobre esto se expresó de diferente manera
al sínodo y otros sentirse inducidos a pedir otras concesiones asi- con el embajador francés que con el español, no fué porque no
mismo f u e r a del concilio (2). L a congregación de cardenales, a la hubiera tenido ninguna firme convicción en esta cuestión funda-
cual expuso el Papa la respuesta del emperador el 15 de julio, se mental, sino porque no quería herir con una declaración categó-
declaró asimismo en el sentido de que la administración del cáliz a rica ni al uno ni al otro; las potencias debían recibir la impresión
los legos y el matrimonio de los sacerdotes sólo podían concederse de que se hallaba dispuesto a corresponder en lo posible a sus
por medio del concilio. Arco, que anuncia esto, añade que en opuestos deseos. A u n donde en principio no podía hacer ninguna
Roma deseaban levantar enteramente la suspensión del concilio concesión, quería acomodarse a las demandas que le dirigían, en
de Trento, y que se le había comunicado por persona enterada que, cuanto era posible, por lo menos en la forma (1).
si el emperador consentía en ello, el Papa le aseguraría que el con- Con quien más francamente se expresó Pío I V , fué con
cilio haría las deseadas concesiones (3). Una cosa parecida refirió Felipe II, cuyos designios eran en el fondo los que más concorda-
también V a r g a s a Felipe IT el 16 de julio, y recomendó a su rey ban con los del Papa. D e las negociaciones en la corte de España
que tomase su actitud en este sentido. Juzga él que Fernando I y estaba encargado Próspero Santa Cruz, nombrado nuncio de Por-
Francisco II, se darían por contentos con esto después, y con sus tugal, el cual salió de Roma a mediados de julio de 1560. Junto
vasallos se excusarían alegando que el Papa había obrado sin su con una serie de otros encargos, su instrucción (2) contenía lo
consentimiento. Añade que Pío IV con todo no se había de mover siguiente respecto del concilio: Santa Cruz debía expresar a
a una resolución definitiva sin ponerse en inteligencia con ambos Felipe II la extraordinaria alegría que había producido al Papa
príncipes mencionados. Que intentaba primero enviar a Delfino la real carta de 18 de junio, y al mismo tiempo comunicarle copias
como nuncio al emperador, escribir a Francisco II, y antes deli- de las respuestas de Fernando I y Francisco II, tan poco satisfac-
berar sobre todas las cosas con España (4). torias. A pesar de ellas, así lo hace notar la instrucción, el Papa
La táctica por que se decidió Pío I V es un nuevo argumento persiste en su resolución y exhorta a Felipe II a hacer otro tanto.
de su prudencia política. En vista de la situación crítica de la El convocar el concilio en otro sitio que en Trento, ha de retar-
Iglesia, quiso antes que nada evitar todo conflicto con las grandes dar su apertura y poner en contingencia los decretos conciliares
potencias católicas: de ahí su temor de cortar el nudo gordiano. ya publicados. Por lo que toca a las demás exigencias del empe-
P a r a conseguir la reunión del concilio a pesar de todos los impe- rador, el Papa no está animado a hacer las concesiones deseadas
sin la autoridad de la asamblea universal de la Iglesia.
(1) Cí. a r r i b a , p. 64. L a s contestaciones a Francisco II y Fernando I, cuyas peti-
(2) V . la r e l a c i ó n d e A r c o , d e 15 d e julio d e 1560, en S i c k e l , Concilio, 84 s.
ciones eran en parte radicalmente imposibles de cumplir, se difi-
Ct. V o s s , 67.
(3) V . S i c k e l , 85. L o que A r c o notifica a d e m á s , q u e el P a p a c o n c e d e r í a (1) Cf. l a s e x c e l e n t e s e x p l i c a c i o n e s de D e m b i n s k i , R z y m , I, 31-33.
t a m b i é n e n e s t e caso, q u e se t r a t a s e c o n los p r o t e s t a n t e s a u n s o b r e l a s cose (2) L a m i n u t a o r i g i n a l s e h a l l a e n l a s * V a r i a polit., 117, p . 365 s., Archivo
d e t e r m í n a t e in T r e n t o , n o e s c i e r t a m e n t e v e r d a d . secreto pontificio, y e s t á i m p r e s a e n l a s M i s c e l l . di s t o r i a I t a l . , V , 1013 s., y en
(4) * C a r t a de V a r g a s , de 16 de julio (Archivo de Simancas), utilizada p a r t e e n L a e m m e r , M e l e t . , 177 s. Cf. V o s s , 68, n o t a 128; D e m b i n s k i , I, 158 s., y
p o r V o s s , 67 s. E h s e s , C o n v o c a c i ó n del concilio, 8 y V I I I , 52 s .
rieron algún tiempo a causa de haber enfermado el Papa. L a la Iglesia a su prístino estado. Las objeciones y reparos del empe-
primera fué entregada a mediados de agosto al abad de Manne, rador se rebaten luego uno por uno. Declara Pío IV que la
que una semana después regresó a su país. E l Papa declara en g u e r r a entre Inglaterra y Francia estaba terminada. Que depen-
ella que perseverará en su resolución de acudir en socorro de los día de la propia estimación del Papa, si éste había de hallarse
trabajos y males de la cristiandad por medio de una asamblea presente personalmente en el concilio. Que los protestantes que
universal de la Iglesia, y esto cuanto antes fuera posible. Que comparecieran en Trento, no tendrían motivo ninguno de queja,
precisamente en interés de la pronta apertura, T r e n t o parecía el pues recibirían salvoconducto en la forma más segura y amplia,
sitio mejor; pero que por lo demás, el P a p a no pondría ninguna y serían oídos con buena voluntad. Que la suspensión de 1552
dificultad, luego que el concilio estuviera reunido, en trasladarlo sólo se había efectuado para esperar el fin de la guerra. Que
en caso necesario a otra ciudad que f u e r a segura y no sospechosa como ahora reinaba paz general, el concilio podía volverse a
de herejía. Que el rey de España estaba conforme con que se abrir. También la objeción de que Trento era insuficiente en lo
levantara la suspensión y se continuara el concilio de Trento, y tocante a las habitaciones y mantenimientos, es rechazada. Con-
quería interceder en este sentido asimismo con el emperador. tinúa diciendo el Papa, que pensase el emperador que en los sitios
Que el Papa esperaba que el rey de Francia haría lo propio, y en por él propuestos estaba en poder de cualquier príncipe atrevido
las presentes circunstancias desistiría de un concilio nacional (1). oprimir el concilio; mas que en Trento era esto imposible. Que
considerase también su majestad, que Trento como lugar del con-
L a difícil y muy importante incumbencia de g a n a r al empe-
cilio había sido antes aprobado por todos los príncipes cristianos
rador para el proyecto del Papa se encomendó a un diplomático
y aun por él mismo; y que aquellos que ahora le sugerían reparos
muy hábil y especialmente querido en la corte de Viena, Zacarías
en contra, no se proponían otra cosa sino estorbar la continuación
Delfino, obispo de Lesina, ya desde antes conocedor de las cosas
del concilio. A esto se a g r e g a la seria exhortación a Fernando a
de Alemania. Su nombramiento de nuncio cerca de Fernando I
que considerando la presente situación y principalmente las cir-
se hizo ya en julio; pero su envío se difirió tanto que no salió de
cunstancias de Francia, que hacían necesaria una pronta convo-
Roma hasta el 2 de septiembre y llegó a Viena el día 28 (2).
cación del concilio, sin respeto al propio provecho dé su asenti-
L a respuesta del Papa, llevada por Delfino, a la memoria miento a la convocación de la asamblea de la Iglesia en T r e n t o
imperial de 26 de junio, tiene la fecha de 30 de agosto (3). Pío I V para gloria de Dios y bien de los pueblos. Añádese que esto
manifiesta en ella por manera muy resuelta su voluntad de reunir interesaba también a las concesiones tocantes a la administración
de nuevo el concilio en Trento, a pesar de los reparos opuestos del cáliz a los legos y al matrimonio de los sacerdotes, por él
por el emperador. Dice que en las cosas de la religión se debía deseadas. Al final se t r a t a , como en la contestación enviada
proceder sin segundas intenciones; que se había visto en Alema- a Francia, de una eventual traslación posterior del concilio a otro
nia cómo las negociaciones para la reunión, guiadas por conside- sitio seguro y no sospechoso de herejía.
raciones terrenales, habían redundado en perjuicio cada vez mayor
de la religión y también de Alemania. Que por eso sin temor y En la extensa instrucción, probablemente compuesta por
sin dilación se debía abrir el concilio sólo para procurar devolver Morone (1), dada a Delfino, se encarga a éste que ilustre todavía
más la contestación del Papa a la memoria imperial. Respecto de
(1) V . Sickel, Concilio, 88 s.; C o r r e s p . d e B a b o u d e la B o u r d a i s i é r e , 19 s.; la reformación eclesiástica, el nuncio debe declarar que el Papa
Voss, 73 s.; E h s e s , V I I I , 55 s. S e g ú n l a » r e l a c i ó n d e J. B. Ricasoli, d e 9 de mismo la había tomado ya en sus manos, pero que estaba también
a g o s t o de 1560, la r e s p u e s t a a F r a n c i a f u é l e í d a el 8 en l a C o n g r e g a t i o n e della
contento con que se t r a t a r a en el concilio; y que si aun en su
riforma. Archivo público de Florencia.
(2) V. S t e i n h e r z , I, 98 s. Cf. Sickel, Concilio, 92 s.; E d e r , I, 55. (1) Se h a l l a i m p r e s a en P o g i a n i E p i s t . , II, 130, y s e g ú n e s t a impresión en
(3) I m p r e s a en R a y n a l d , 1560, n. 56; L e P l a t , I V , 633 ss.; E h s e s , V I I I , 59 s. S t e i n h e r z , 1,100 s.; cf. ibid., L X X X S.; E d e r , 1, 56. Voss (p. 76 s.) duda sin r a z ó n
Cf. V o s s , 75 s.; S t e i n h e r z , I , L X X I X S. L a c a r t a que en ella iba a d j u n t a , de 31 d e de la sinceridad de las i n t e n c i o n e s de P í o I V .
a g o s t o , se h a l l a e n Sickel, 92.
persona se hallara algo necesitado de reforma, estaba dispuesto a de 1561. Antonio de Toledo, que llegó a la corte francesa el 20 de
sujetarse a ella de buena gana. Si estos motivos internos y reli- septiembre, halló un hecho consumado, y se partió de nuevo ya
giosos no producían ninguna impresión, el nuncio debía hacer ver el 27 de septiembre. L a respuesta de Francisco II, que llevó a su
al emperador cuán ventajoso era para él asentir a la celebración rey, mantenía en forma cortés las exigencias anteriores de Fran-
del concilio en Trento, aun por consideraciones políticas, princi- cia, principalmente el rechazar a Trento (1).
palmente para asegurar a su hijo Maximiliano la sucesión en el E n Roma las noticias llegadas entre tanto de Francia, habían
imperio. Si resultaban inútiles todas estas reflexiones, entonces producido una creciente intranquilidad. Al principio el Papa había
había de declarar Delfino: que en vista de los peligros que ame- esperado todavía conseguir algo por la condescendencia, y se
nazaban ahora a la Iglesia, no sólo en Alemania, sino tam- había declarado dispuesto, en caso necesario, a convocar el con-
bién en otros países, especialmente en Francia, el Papa debía cilio para Vercelli, con el fin de que se pudiese reunir más rápi-
congregar un concilio; que su majestad quisiera enviar a él por damente (2). Pero cuando el 21 de septiembre, algunas cartas del
lo menos sus embajadores y los obispos, aun cuando se reuniera cardenal Tournón anunciaron la convocación del concilio nacional
en lugar distinto de Trento. Para el caso extremo de que el empe- francés para el 10 de enero de 1561, Pío I V se vió obligado a pro-
rador rechazara tenazmente a Trento y los sitios de Italia, y ceder con más resolución (3). El 22 de septiembre conferenció con
persistiera en su exigencia de la reforma y de las concesiones, los cardenales (4), al día siguiente llamó a su presencia a los
se ordena a Delfino el proponer que una junta de obispos y embajadores, a excepción del francés (5), les comunicó la noticia
teólogos deliberase en Roma sobre los mencionados asuntos. recibida por medio de Tournón, y declaró que ahora se veía
forzado a levantar la suspensión del concilio tridentino, sin definir
Próspero Santa Cruz, retenido en Aviñón por una enferme-
la validez o nulidad de los decretos anteriores. Que si T r e n t o no
dad, no pudo llegar a Toledo hasta el 26 de agosto. Dos días des-
se mostraba ser a propósito, el concilio se podría trasladar más
pués tuvo audiencia con Felipe II. Este quedó agradablemente
adelante a Vicenza, Mantua o Montferrato. Que aun cuando él
impresionado por las manifestaciones del nuncio y se declaró dis-
quería proceder mansa y afablemente con los separados de la fe,
puesto a enviar a F r a n c i a a Antonio de Toledo para exhortar a
éstos no debían, sin embargo, imponer mandatos a la Santa Sede
Francisco II a que desistiera del concilio nacional (1). Toledo
en un negocio semejante, sino recibirlos de ella. A los embajado-
salió de la corte de España ya el 4 de septiembre con una instruc-
res se les dió la orden de comunicar esto a los príncipes y exhor-
ción fechada el 2, según la cual había de hacer enérgicas repre-
sentaciones en la corte francesa en favor del concilio universal y (1) Cf. P a r i s , N é g o c i a t . , 544 s., 594 s., 615 s.; L e P l a t , I V , 650 s.; Voss,
contra el nacional, pernicioso y perjudicial para los intereses de la 82 ss., 87 ss.; Ehses, Convocación del concilio, 13 s., 15 y VIII, 72 s.
cristiandad. Felipe II dió parte al Papa de este paso por una carta (2) Cf. Voss, 96 s.; ibid. se h a b l a sobre los e s f u e r z o s p o r l a r e f o r m a , que
h a c í a e n t o n c e s P í o IV, e s p e c i a l m e n t e r e s p e c t o de la r e s i d e n c i a de los obispos.
de su propio puño de 14 de septiembre (2). Cf. M a s s a r e l l i e n Merkle, II, 347 s.; L a e m m e r , Melet., 212 s., y las » r e l a c i o n e s
Tampoco por esta intervención española se obtuvo una de J. B. R i c a s o l i , de 2, 4, 12 y 13 de s e p t i e m b r e de 1560, Archivo público de
Florencia. L a b u l a de r e s i d e n t i a e p i s c o p o r u m , de 4 de s e p t i e m b r e de 1560, se
mudanza de la política francesa respecto del concilio. El 8 de h a l l a en el Bull. R o m . , VII, 55 s. S o b r e las z o z o b r a s que en R o m a r e i n a b a n ,
septiembre el abad de Manne llegó a la corte francesa con la con- cf. t a m b i é n l a r e l a c i ó n del e m b a j a d o r p o r t u g u é s , de 22 de a g o s t o de 1560, en el
testación del Papa. Un edicto real de 10 de septiembre de 1560 C o r p o dipl. P o r t u g . , I X , 33, 35.
(3) L o s sucesos de F r a n c i a , j u z g a R e i m a n n ( R e v i s t a H i s t ó r i c a , X X X ,
convocó el concilio nacional definitivamente para el 20 de enero
29), «tenían q u e o f e n d e r a la curia>.
(4) Se r e s o l v i ó e n c a r g a r a T o u r n ó n que se t r a s l a d a s e a la c o r t e f r a n c e s a
p a r a ser allí de utilidad en lo posible; p e r o no h a b í a de p r e s e n t a r s e como
(1) L a r e l a c i ó n de S a n t a Cruz, f e c h a d a en Toledo a 28 de a g o s t o
l e g a d o . Voss, 98. E h s e s , VIII, 58, n o t a 5. Cf. ibid., 71 s. l a c a r t a de P í o I V a
de 1560, se h a l l a en las Miscell. di s t o r i a I t a l . , V, 1034 s. Cf. L a e m m e r , Melet.,
Tournón.
180 s. V . t a m b i é n B r o w n , V I I , n. 194 y Ehses, V I I I , 59.
(5) P o r r a z ó n de l a c o n t i e n d a con el e m b a j a d o r e s p a ñ o l a c e r c a de la
(2) Cf. L a e m m e r , 181 s.; Miscell. di s t o r i a I t a l . , V , 1045; P a l l a v i c i n i , 14,
precedencia.
16, 8-10; Voss, 82 s.; E h s e s , VIII, 63 ss.
tarlos a apoyar al P a p a . Sólo el representante del emperador,
en particular, que se declarara la validez de los decretos acor-
Próspero de Arco, opuso objeciones; pero Pío I V las rebatió
dados en Trento. Dado el sentir de los demás príncipes, no
enérgicamente. Los otros asintieron más o menos (1). Conforme a
pareció, con todo, al Papa, conveniente hacer todavía más difícil
esto, el 24 de septiembre, por medio del cardenal Borrorneo, se la situación con una declaración expresa en este sentido. No obs-
encargó de nuevo al nuncio Delfino que moviera al emperador a tante, para no dejar que en España se concibiera alguna duda
consentir en el levantamiento de la suspensión del concilio tri- acerca de su buena voluntad, en una carta confidencial de 5 de
dentino (2). octubre participó al rey, que había deliberado frecuentemente
El mismo día Pío I V hizo vehementes reproches al embajador sobre esta cuestión, y finalmente había llegado a la persuasión de
francés Bourdaisiére por la actitud de Francia. No obstante, a que era lo mejor, ni confirmar ni declarar inválidos los anteriores
petición del mismo prometió que quería esperar todavía quince decretos, en la convocación del concilio, sino pasar por encima de
días o un mes hasta que Francisco II hubiera hablado con el car- esta cuestión con algunas palabras vagas e indeterminadas.
denal Tournón y le hubiese dado nuevas noticias (3). El 25 de Y para tranquilizar a don Felipe le certificó que personalmente
septiembre el Papa dió al embajador imperial A r c o la pacífica tenía por bueno y santo el concilio de Trento, que aprobaba en
seguridad de que sólo la necesidad le había empujado a la decla- particular el decreto sobre la justificación, y lo reconocería asi-
ración del día 23. Dijo que si el emperador creía que podía obte- mismo en un consistorio (1). El mismo día 5 de octubre, el Papa
ner de Francia la dilación del concilio nacional hasta que hubiera recibió por medio de V a r g a s la carta de Felipe II de 14 de sep-
indagado la manera de pensar de los protestantes, variaría su tiembre con la noticia del envío de Antonio de Toledo a Francia.
resolución según los deseos del mismo emperador (4). Cuando Al día siguiente en la congregación de los cardenales elogió la
después se extendió el rumor de que Pío I V quería declarar el buena voluntad del r e y e hizo resaltar de nuevo la necesidad de
levantamiento de la suspensión, sin a g u a r d a r las contestaciones convocar prontamente un concilio. Como casi todos los cardena-
de los príncipes, el Papa dió a la p r e g u n t a del conde de Arco sobre les asintieron a la prosecución, se resolvió anunciar el primer
esto, la respuesta de que no había mudado su designio de esperar domingo de Adviento el levantamiento de la suspensión, nombrar
hasta tanto que hubieran contestado el emperador y los demás legados y fijar la fiesta de Pascua de Resurrección como término
príncipes. Al propio tiempo se declaró presto, de nuevo, a trasladar para la apertura. P a r a legados se puso los ojos en Morone y Seri-
el concilio a otro lugar, si ello pareciese bien a su majestad (5). Su pando (2).
designio de congregar el concilio en todo caso, lo manifestó el
Papa el 29 de septiembre con la resolución de diferir la ejecución Poco después en la noche del 8 al 9 de octubre llegó a Roma la
de la obligación de residencia de los obispos, en atención a que noticia de lo infructuoso de la misión de Antonio de Toledo. Var-
debían tomar parte en la asamblea universal de la Iglesia (6). gas, que inmediatamente después tuvo audiencia, refiere que había
hallado al Papa abatido, a pesar de que éste apenas había esperado
E n oposición a la política imperial y francesa, Felipe II de otro resultado. Pío I V declaró a V a r g a s que ahora, como estaba
España no sólo pedía en general, que el concilio se anunciara y firmemente resuelto el concilio nacional francés, tampoco él por
celebrara como continuación del anterior de Trento, sino también su parte pensaba en mayores dilaciones tocante a convocar la

(1) V . la r e l a c i ó n de Arco, de 24 de s e p t i e m b r e , en Sickel, Concilio, 95 s.,. (1) Voss, p. 101, h a sido el p r i m e r o en utilizar la * c a r t a de P í o I V , de 5
y la m á s c o m p l e t a de V a r g a s , del 25, en V o s s , 98-99. de o c t u b r e , que se h a l l a e n el Archivo de Simancas. Cf. la c a r t a de B o r r o m e o
(2) S t e i n h e r z , 1,115. a l nuncio de E s p a ñ a , en Ehses, VIII, 78 s.
(3) V . Voss, 101-102. (2) V . las r e l a c i o n e s de V a r g a s en Voss, 101 s., donde se c o r r i g e la equi-
(4) V . l a p o s d a t a de l a r e l a c i ó n de A r c o d e 24 de s e p t i e m b r e , en Sickel, v o c a d a n a r r a c i ó n de S a r p i . Cf. t a m b i é n la c a r t a del e m b a j a d o r p o r t u g u é s ,
Concilio, 96. de 8 de o c t u b r e de 1560, e n el Corpo dipl. P o r t u g . , IX, 48 s. Morone h a b í a
(5) V . la r e l a c i ó n de Arco, de 5 de o c t u b r e , en Sickel, 97 s. sido y a n o m b r a d o l e g a d o a principios de junio de 1560; v. la r e l a c i ó n de V a r -
(6) V . M a s s a r e l l i en M e r k l e , I I , 348. g a s en V o s s , 45, n o t a , 89.
POLÍTICA IMPERIAL RESPECTO DEL CONCILIO 207
206 iv, PÍO iv
asamblea universal de la Iglesia. Que no contaba ya con Francia y Los representantes del Papa cerca de Felipe II, Próspero
creía que también el emperador seguiría procediendo con reserva, Santa Cruz y el nuncio Octaviano Raverta, el 24 de octubre
por temor de complicaciones en Alemania. Que así el rey de hicieron al rey de España la comunicación oficial de que Pío I V ,
España era su único apoyo. Añadió que le hacía pedir su aquies- después de madura consideración, estaba resuelto a no perder
cencia a que el concilio se abriera en Trento como continuación más tiempo en el asunto del concilio. Declaráronle que después
del anterior, desde donde podría más adelante ser trasladado a que el Papa se había persuadido de que al emperador y al rey de
otro sitio más a propósito y g r a t o a su majestad. Que esperaba Francia no se les podía mover a consentir en que se levantara la
que después de la apertura se agregarían también el emperador suspensión del concilio tridentino, quería disponer dicho levanta-
y otros que ahora todavía vacilaban. En otra conferencia con miento sin aguardar más, o trasladar el concilio a alguna ciudad
V a r g a s , el 10 de octubre, declaró el Papa que dirigiría una carta de Italia que estuviese en los Estados de su majestad o de sus
de su propio puño a don Felipe. Esta, fechada el 11 de octubre, aliados. Que rogaba a su majestad le auxiliara en esto. Don
pone de realce la resolución inmutable de proceder a la continua- Felipe elogió el celo del Papa y declaró su prontitud de voluntad
ción del concilio de Trento; fué llevada a España por Gherio, en general; y que la respuesta definitiva la recibirían los nun-
obispo de Ischia, junto con la de 5 de octubre (1). cios en el término de tres o cuatro días. E n t r e tanto el rey de
España presentó el asunto a una junta de teólogos para que deli-
El 13 de octubre, el Papa comunicó también al embajador berasen sobre él. Estos fueron, según supo Santa Cruz, de dife-
francés, que estaba firmemente resuelto a continuar el concilio de rentes opiniones; unos se declararon por el levantamiento de la
Trento. El mismo día habló de este asunto en la congregación suspensión, otros por una nueva convocación. El 28 de octubre,
de los cardenales, los cuales asintieron casi todos al plan de el duque de Alba dirigió a los nuncios la pregunta si el Papa pre-
abrir el sínodo levantando la suspensión (2). Pío IV declaró al fería levantar la suspensión o convocar de nuevo; además, si
embajador imperial Arco, el 14 de octubre, que no podía diferir estaría conforme con Besan^ón como lugar para el concilio. Los
el levantamiento de la suspensión más allá del día de San Mar- nuncios no pudieron dar una contestación cierta sobre ninguno de
tín; pero que antes esperaba con ansia las respuestas del empe- los dos puntos (1).
rador y de los reyes de España y Francia (3).
Esta mudanza respecto de la anterior política española fué
Se ha observado con razón (4), y es ello como un espec-
motivada por la consideración a Francia, después que de nuevo
táculo peculiar, que un carácter tan sanguíneo como Pío I V , a
se habían dado pasos para llegar a una inteligencia en la cuestión
pesar de todas las resistencias, se mantuvo firme con tal constan-
del concilio, por el embajador francés en España, el obispo de
cia en el plan de la continuación del concilio. L a alta dignidad
Limoges. En su contestación, dada el 30 de octubre al embajador
de supremo jerarca de la cristiandad levantó como sobre sí
francés, Felipe II declaró que intercedería con el Papa para que
mismo a Pío IV. Dióle fuerza para que no desfalleciera en la eje-
f u e r a convocado el concilio en seguida, y luego, inmediatamente
cución de esta g r a n obra, por muchas que fueran las nuevas difi-
después de su reunión, fuera trasladado o a Besangón o a Ver-
cultades que se presentasen. El sínodo no podía por más tiempo
celli. E l 31 de octubre esta decisión del rey de España fué
quedar sin acabamiento, debía ser conducido a su término, si la
entregada a los nuncios por el duque de Alba (2). El 10 de noviem-
Iglesia no había de sufrir el más grave daño.
bre Gherio emprendió el regreso a Roma con una carta de pro-
(1) V. V o s s , 102 s.; E h s e s , C o n v o c a c i ó n del concilio, 15-16 y V I I I , 86. pio puño de Felipe II para Pío I V , en la cual el rey aprueba la
(2) V . la C o r r e s p . de B a b o u d e l a B o u r d a i s i é r e , 45; Sickel, Concilio,
(1) Cf. la r e l a c i ó n d e S a n t a C r u z , de 31 d e o c t u b r e de 1560, en L a e m m e r ,
116 s.; l a c o r r e s p o n d e n c i a del c a r d e n a l O. T r u c h s e s s , 215 y l a s r e l a c i o n e s
M e l e t . , 182 s.; E h s e s , V I I I , 92 s.
p u b l i c a d a s p o r E h s e s , V I I I , 88 s.
(2) Cf. ibid., 183 s. S o b r e l a s e c r e t a c o r r e s p o n d e n c i a de los n u n c i o s c o n
(3) V . la r e l a c i ó n d e A r c o , de 15 de o c t u b r e de 1560, en S i c k e l , Con- R o m a , q u e s e g ú n l a v o l u n t a d de F e l i p e I I h u b i e r a debido c e s a r , v . V o s s , 110 s.
cilio, 104. Cf. a d e m á s E h s e s , V I I I , 93 y 118 en l a s n o t a s .
(4) V o s s , 104.
continuación del concilio de Trento, no se muestra adverso a una pidió audiencia para sí y para Hosio. El 9 de octubre ambos
posterior traslación, y propone para este caso a Besan<;ón. En nuncios se presentaron al emperador, declaráronle la resolución
una carta del mismo tiempo, a V a r g a s , declaraba que sólo podía del Papa de levantar la suspensión del concilio tridentino, y le
asentir si se evitaba ahora discutir la cuestión de la validez de los invitaron a prestarle apoyo. Fernando les dió por escrito su res-
anteriores decretos de Trento (l). puesta al Papa y juntó con ella una declaración sobre la cuestión
Zacarías Delfino, encargado de la misión a Fernando I, del concilio, expresada en tono vivo y decidido. Hizo notar ante
había llegado a Viena el 28 de septiembre y sido recibido en todo, que no quería dar prescripciones al Papa, sino sólo satisfa-
audiencia por Fernando al siguiente día. El emperador le saludó cer a su obligación como emperador, exponiendo su opinión sobre
como a antiguo amigo (2), pero no se mostró inclinado a desistir una cosa de tanta importancia. Declaró que cuanto a su persona,
de sus exigencias en puntos sustanciales. Significó su parecer estaba dispuesto a aceptar cualquiera decisión del Papa, pero que
en una contestación escrita al Papa (3), que está redactada en no podía dejar de decir clara y paladinamente a su santidad que,
forma cortés y sumisa, pero realmente no muestra ninguna ulte- en caso de continuarse el concilio tridentino, no se podía con-
rior condescendencia. Persistió como antes en su exigencia de tar en manera alguna con que tomaran parte en él los protes-
que el concilio fuera convocado como nuevo, y asimismo mantuvo tantes, y que éstos procederían con las armas contra un sínodo
sus objeciones contra T r e n t o como sitio de la asamblea. Aunque semejante. Que como también Francia y otras potencias se nega-
él personalmente, según su propia declaración, nada tenía que ban a admitir la continuación, sólo por el anuncio de un nuevo
oponer a la continuación en Trento, hizo lo dicho por considera- concilio se podía remediar la necesidad de la cristiandad, a lo cual
ción a los protestantes, que de lo contrario no podían moverse a el Papa estaba además obligado conforme a las disposiciones del
tomar parte, y por razón de aquellas potencias que, como F r a n - concilio de Constanza. Que él quería apoyar esta santa obra,
cia, no reconocían el último concilio, o no habían estado represen- dejaba al arbitrio de su santidad señalar el tiempo, y por su parte
tadas en él. Junto con la expresión de su contento por las refor- estaba asimismo conforme con Trento, para él muy cómodo. Pero
mas del Papa en Roma, el emperador volvió al fin a hablar de que como este nombre era odiado en Alemania, ofrecía en su
las concesiones que deseaba respecto de la administración del cáliz lugar a Innsbruck. El emperador vino a hablar también de la
a los legos y del matrimonio de los sacerdotes. Declaró a la ver- necesidad de que el Papa se hallara personalmente presente en el
dad, que estaba asimismo persuadido de que donde se t r a t a r í a me- concilio. Al fin expresó todavía su extrañeza de que la reforma
jor sobre esto, sería en el concilio general; pero que como por el se llevara en Roma con tanta lentitud y de un modo muy poco
momento había todavía tantas dificultades para convocarlo, reco- radical; indicando los decretos del concilio de Basilea, tocó enton-
mendaba al Papa que meditara de nuevo sobre estas concesiones. ces principalmente los abusos en los nombramientos de cardena-
les (1). L a satisfacción por el celo reformatorio del Papa, expre-
El 8 de octubre, el emperador recibió la relación de su sada en la memoria, había por tanto caído ya en olvido.
embajador en Roma, sobre la declaración del Papa de 23 de sep-
tiembre. Al propio tiempo llegó también la orden del cardenal (1) S o b r e la a u d i e n c i a d e 9 de o c t u b r e s e e n v i a r o n a B o r r o m e o en 14-15
Borromeo para Delfino de 24 de septiembre, quien en vista de ello d e o c t u b r e , dos r e l a c i o n e s , u n a firmada por Delfino y o t r a p o r Delfino y Hosio
e n c o m ú n (v. S t e i n h e r z , I, 132 s., 135 s.). Cf. t a m b i é n la i n s t r u c c i ó n de F e r -
(1) V . V o s s , 111.
n a n d o I p a r a A r c o , d e 18 de o c t u b r e de 1560, en Sickel, Concilio, 109 s. V . E d e r ,
(2) Cf. la r e l a c i ó n d e D e l f i n o y H o s i o , f e c h a d a en V i e n a a 3 d e o c t u b r e
I , 60 s., s o b r e la t r a n s m i s i ó n de la p l á t i c a del e m p e r a d o r y el a u t o r d e l a ins-
d e 1560, en S t e i n h e r z , 1,123 s.
t r u c c i ó n . E d e r l l e g a al s i g u i e n t e r e s u l t a d o : El influjo del f r a n c i s c a n o e s p a ñ o l ,
(3) Su t e x t o lo h a p u b l i c a d o a n t e s que n a d i e S c h e l h o r n , A m o e n i t . , I I ,
F r a n c i s c o de C ó r d o b a , c o n f e s o r d e la e s p o s a d e M a x i m i l i a n o I I , en la ins-
479 s., t o m á n d o l o de los p a p e l e s de E s t á f i l o , d e s p u é s v a l i é n d o s e d e e s t a i m p r e - t r u c c i ó n «es c i e r t o y s e g u r o en la p a r t e q u e v e r s a s o b r e la r e f o r m a e c l e s i á s -
sión, L e P l a t , I V , 637 ss., y E h s e s , V I I I , 79 ss., q u i e n lo h a s a c a d o del A r c h i v o t i c a (quizá d e s d e exinde v e n t u m h a s t a e v e n i t C a r a f f i s ) . L a s p a r t e s p r e c e d e n t e s
s e c r e t o pontificio. C f . S i c k e l , Concilio, 98 s.; R e i m a n n , N e g o c i a c i o n e s , 609; no se p u e d e d e m o s t r a r q u e t e n g a n de él d e p e n d e n c i a ; en lo q u e se dice s o b r e
V o s s , 115 s.; S t e i n h e r z , I, LXXXHI s.; E d e r , I, 58; E h s e s , C o n v o c a c i ó n d e l c o n - l a n u e v a c o n v o c a c i ó n del concilio e s t á e x c l u i d a t o d a p a r t i c i p a c i ó n del m i s m o » .
cilio, 18.
14. — H I S T . D E L O S P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
Los nuncios pudieron sacar de las importantes declaraciones En la curia estaban muy descontentos con la actitud de Del-
de Fernando, por lo menos la confesión de que él no se opon- fino. En una carta del cardenal Borromeo de 2 de noviembre, se
dría al Papa, si éste al fin persistiera en Trento. Mas si Del- le reprocha el haber defendido con muy poca energía, ante el
fino creía que el emperador a pesar de su vehemente contradic- emperador, las intenciones del Papa (1). Por una extensa carta
ción a la continuación, quería de hecho dejar libre acción al de 17 de noviembre, Delfino defendió su conducta. Dijo que a su
Papa también en este respecto, era con todo ésta una manera de llegada a Viena la situación era casi desesperada, porque el
emperador había sido instado por parte de Francia, a que se
pensar excesivamente optimista.
opusiera a la continuación del concilio en Trento, y i que sólo
En Roma no pudieron participar de ella. Después de llegada
diera su aquiescencia para Espira, Constanza o ciudades semejan-
la respuesta imperial, el 27 y 28 de octubre se reunieron congrega-
tes. Que así las cosas, él había conseguido en pocos días que F e r -
ciones, en las c u a l e s - y fué caso e x t r a o r d i n a r i o - t o m a r o n parte
nando se acomodara a la decisión del Papa respecto del tiempo y
casi todos los cardenales. En estas deliberaciones se mostró una
lugar del concilio, y aun accediera a Trento, aunque juntamente
g r a n diversidad de pareceres. Varios muy autorizados cardenales,
había propuesto a Innsbruck. Que el emperador no estaba por un
principalmente Carpi, y luego asimismo Cesi, Puteo y Saraceni,
nuevo concilio y contra la continuación, porque él mismo dejara
se declararon muy resueltamente por la continuación del conci-
de reconocer el tridentino, cuyos decretos admitía fielmente
lio de Trento, y contra la convocación de un nuevo sínodo. Pudie-
cuanto a su persona, sino porque veía que Francia no daba su
ron alegar estas importantes razones. Si se llegaba a convocar
asentimiento y Alemania amenazaba apelar a las armas contra el
un nuevo concilio, era de temer que quedara perdido todo el tra- mismo (2). Delfino dió a conocer claramente que bajo el peso de
bajo realizado en Trento; mas si se ponían en duda los decretos estos motivos, aprobaba la actitud del emperador y quería reco-
tridentinos, podría suceder otro tanto también con los decretos de mendarla aun en Roma. E n otra carta (3) hizo propuestas positivas
los concilios anteriores, y las consecuencias serían gravísimas e en este sentido. Juzgaba él que sería acaso bueno no publicar
incalculables (1). Respecto de los protestantes alemanes, no era de ninguna bula de concilio, sino cuatro breves combinados. El pri-
ninguna importancia el que el concilio, conforme al deseo del empe- mero, dirigido a los legados del concilio, debía contener su nom-
rador, se juntase como enteramente nuevo, pues habían declarado bramiento y exhortarlos a escuchar a todos con paciencia y tra-
repetidas veces, y últimamente todavía en la dieta de Augsburgo tarlos con caridad. Por el segundo breve debían ser convocados
de 1559, que no reconocerían en general ninguna asamblea ecle- e invitados los prelados al concilio que el Papa reunía en Trento;
siástica'convocada por el Papa (2). No obstante, no se llegó a en él no se tenía que hablar, ni de la convocación de un nuevo con-
ninguna resolución definitiva. Madruzzo aconsejó que se consi- cilio, ni de la continuación del anterior; al mismo tiempo se había
derara todavía más despacio el asunto, y también Pío I V se adhi- de advertir que el Papa, aun cuando hubiera nombrado legados, se
rió a su parecer (3). presentaría personalmente, en cuanto su salud se lo permitiera.
(1) Este p e l i g r o lo indica t a m b i é n el e m b a j a d o r p o r t u g u é s en u n a c a r t a
de 22 de agosto de 1560; y. Corpo dipi. P o r t u g . , I X , 33. Hosio escribía en 23 de
noviembre de 1560 d e s d e V i e n a a Commendone: * Si s a l v a nihilominus rema- Z Z S e S J T 94
' - V - t a m b T , a * r e i a c i 6 n d e F r - T o n l M , de 2 de noviem-
n e r e n t concilii Tridentini sub Paulo et lulio t e r t i i s h a b i t a d e c r e t a , non mul- bre de lo60, Archivo Gonzaga de Mantua. Cf. Pallavicini, 14, 17,1- Reimann
tum, quin etiam nihil r e f e r r e p u t a r e m , indiceretur concilium an continuaretur, loe. cit», 610 s. Seripando h a b í a sido ya llamado el 19 de octubre p a r a versé
t r a t ó 6120 y de Duevo 6 1 3 0 s o b r e el concilio y la r e f o
sed si quid l a t e t insidiarum in verbo indictionis, e t i a m a t q u e e t i a m diligenter ' —
considerandum c e n s e r e m ac omni c u r a providendum, n e sic indicatur conci-
lium, ut omnis conciliorum a u t h o r i t a s e l e v a t a v i d e a t u r . Bibl. Graziani de s a c j l 1 E1 C 0 n t e n i d 0 j d e ' a , ? r t a d e B ° r r o m e o i que no se conserva, se ha de
Città di Castello. sacar de la r e s p u e s t a de Delfino, de 17 de noviembre; v. Steinherz, I, LXXXVI.I,

(2) V . J a n s s e n - P a s t o r , IV15-16, 19 s., 135. Cf. R e i m a n n , Negociacio- (2) V. Steinherz, loe. cit.
nes, 590. ^
nnvJ3)h da C m
° ° ad]'Unta a la C a r t a de DeIfin0 a Morone
. de 18 de
(3) V. la relación de Arco, de 30 de o c t u b r e de 1560, en Sickel, Concilio, n o v i e m b r e d e LO60, y publicada por Steinherz, I, 162 s.
123, y la c a r t a de Mula de 1.° de n o v i e m b r e de 1560, Biblioteca palatina de
IV pío IV
212 >
El tercer breve, para el emperador Fernando y para los demás desean que sea convocado de nuevo. Como el Papa a ningún
reyes y príncipes católicos, debía rogarles que apoyaran al conci- precio quiere tolerar que padezcan menoscabo el concilio tri-
lio, y persuadieran a los príncipes alemanes a dar a él su asenti- dentino y sus decretos, ahora hace deliberar a los cardenales y
miento. El cuarto breve finalmente debía ser dirigido a los prínci- otros teólogos, de qué manera podría hacerse la convocación sin
pes electores seculares y «los demás príncipes de la noble nación perjudicar a aquellos decretos». Según esto, la bula de apertura,
alemana, que están separados de la fe católica»; el Papa había de como lo exigen la obligación para con Dios y el bien de la
declararles que en atención a sus nobles antepasados, que siempre cristiandad, debería quedar redactada y publicada dentro de diez
habían sido lumbreras de la cristiandad, no podía creer que se resis- o doce días; los acontecimientos de Francia y la promesa del rey
de desistir del concilio nacional, no permitían un plazo más
tieran con contumacia a la reconciliación; conforme a esto debían
largo (1). En un consistorio de 15 de noviembre, el Papa comu-
ser invitados al concilio con la promesa de que se les daría salvo-
nicó que los príncipes se habían puesto de acuerdo sobre Trento
conducto, se les oiría con la mayor tolerancia acerca de todo, y
como sitio del concilio, y se determinaron los preparativos nece-
se les trataría con benignidad. Cuando llegaron a Roma las dos
sarios con asentimiento de los cardenales. Debían ser ordenados
cartas de Delfino, se había dado ya allí el paso decisivo.
ayunos y rogativas en toda la cristiandad, y en Roma se había de
Ciertamente no careció de influencia en esta mudanza el que celebrar una especial procesión de rogativa y una misa solemne
el gobierno francés, por efecto de una carta dirigida por Fer- en Santa María sopra Minerva. L a redacción de la bula de con-
nando I a impulso de Delfino al rey de Francia el 14 de octu- vocación se encargó a los cardenales Saraceni, Púteo y Cicada,
b r e (1), cediese súbitamente en la cuestión del concilio. El 1.° de así como a algunos otros teólogos; su minuta debía ser presentada
noviembre salió para Roma un correo con un escrito que decla- a los cardenales en un consistorio (2).
r a b a que Francia admitía la última propuesta de convocar el
L a decisión que por fin se tomó del todo súbitamente tras tan
concilio para Vercelli o para otro lugar del Piamonte, y rogaba
largas consideraciones, fué presto conocida en Roma y despertó
al Papa que participara esto a Fernando I y a Felipe II; que el con-
grande sorpresa.
cilio nacional se omitiría, pero que se debía proponer una reso-
Los acontecimientos siguientes demostraron con claridad que
lución determinada del Papa sobre un concilio universal, a los se trataba de un hecho consumado. Y a el 19 de noviembre, se
estados generales que se iban a reunir el 10 de diciembre (2). publicó la bula de indulgencia que solía preceder a la bula del
Después de la partida del correo, se recibió la noticia de Viena concilio. En ella el Papa declaraba su resolución de anunciar
de que el emperador se había declarado conforme con Trento. y continuar un concilio general, conforme al consejo y con
P o r efecto de ello el 2 de noviembre se envió un nuevo propio aquiescencia de los cardenales, en la misma ciudad de Trento,
para llevar al Papa el consentimiento del gobierno francés para donde sus predecesores habían celebrado un concilio. P a r a alcan-
Trento. El 6 de noviembre Francisco II escribió al emperador
que, en vista de su deseo, desistiría de la convocación del concilio (1) V . E h s e s , Convocación del concilio, 21.
nacional (3). (2) S o b r e el consistorio de 15 de n o v i e m b r e hay dos r e l a c i o n e s : 1) A c t a
consist. Cancell., i m p r e s a en R a y n a l d , 1560, n. 67, y L ä m m e r , P a r a la H i s t o r i a
El correo enviado por Francisco II el 1.° de noviembre llegó a eclesiástica, 73 s.; 2) A c t a consist. Cancell., p u b l i c a d a p o r Ehses, C o n v o c a c i ó n
Roma el 11. Poco después debió de haber llegado también el del concilio, 21, d o n d e se t r a t a m á s p o r m e n o r a c e r c a de la conexión d e estas
dos r e l a c i o n e s . V. el texto de ellas en E h s e s , V I I I , 100. Cf. a d e m á s la c a r t a
segundo correo. El 14 de noviembre Borromeo escribió a España al
del c a r d e n a l O. T r u c h s e s s , de 16 de n o v i e m b r e , en su C o r r e s p o n d e n c i a , 222 s.
nuncio Santa Cruz: «El emperador y el rey de Francia se han deci- y la r e l a c i ó n de V a r g a s e n Voss, 127. L a t e n t a t i v a (Voss, 129) de a t r i b u i r al
dido a consentir que el Papa celebre el concilio en Trento, pero duque Cosme I d e t e r m i n a n t e influjo sobre la decisión de la c u r i a en el asunto
del concilio, la r e c h a z a e n t e r a m e n t e E h s e s (p. 23-24). Con todo, e s t e punto se
(1) V. E h s e s , V I I I , 87 s. h a b r í a de e x a m i n a r aún m á s d e t e n i d a m e n t e , s e g ú n los d o c u m e n t o s del Archivo
(2) L e P l a t , IV, 655 s. público de Florencia.
(3) V . ibid., 657 s.; E h s e s , Convocación del concilio, 20 s. y VIII, 97 s.
zar la bendición de Dios se ordenaron rogativas, ayunos y de opinión, que condujeron a vehementes debates (1). Por esta
limosnas y se otorgó una indulgencia plenaria a los fieles, causa, la bula no pudo leerse en un consistorio hasta el 29 de
como en el año jubilar, con tal que además de ejercitar estas noviembre. Antes pronunció el Papa un discurso, en el cual expuso
buenas obras, hicieran una confesión contrita y una digna comu- la necesidad de obrar con rapidez, haciendo referencia a la situa-
nión (1). ción peligrosa de la Iglesia y al concilio nacional que en Francia
El mismo Papa terminó este jubileo con una g r a n procesión amenazaba. Después de la lectura de la bula, la explicó y señaló
que se efectuó el domingo, 24 de noviembre, L a solemne comitiva como incumbencia de la asamblea general eclesiástica, la extir-
se dirigió desde San Pedro, por la calle de los Bancos, por delante pación de las herejías, la terminación del cisma y la reforma de la
del monte Giordano y la plaza de la Aduana, a Santa María sopra Iglesia. Al fin observó, dirigiéndose al cardenal Este, que de
Minerva, donde el cardenal obispo de Porto, Rodolfo Pío de esta manera se impediría el concilio nacional francés. El cardenal
Carpi, celebró la misa solemne. E n la procesión Pío I V iba con repuso que estaba ya aniquilado (2).
los pies descalzos, acompañado de los cardenales F a r n e s e y S a n t a En la bula de convocación, que lleva la fecha de 29 de noviem-
Flora; también se vió en ella a todos los cardenales que se halla- bre de 1560 (3), Pío I V echa una mirada retrospectiva a la historia
ban presentes en Roma, en número de veintiuno. El baldaquino del concilio bajo sus predecesores Paulo III y Julio III, los cuales no
que cubría al Papa, lo llevaron primero los embajadores y luego pudieron llevarlo al cabo por lo desfavorable de los tiempos. L a
personajes de la nobleza. Como el clero secular y regular, así exposición está redactada en términos que presuponen haber sido
también todos los curiales y las diecisiete cofradías de Roma, lo legítima la actividad anterior del concilio, la cual había sido impug-
mismo que el duque de Florencia, tomaron parte en la procesión; nada, parte por los imperiales y parte por los franceses (4). Luego
éste iba entre los dos últimos cardenales diáconos, Carlos Bo- expresa el Papa su dolor por el continuo crecimiento de las here-
rromeo y Juan de Médicis, su propio hijo (2). El pueblo romano jías. Como Dios bueno y misericordioso había finalmente conce-
mostró en esta solemnidad gran devoción, y muchos comulgaron dido de nuevo la paz a la cristiandad, espera él poder ahora poner
p a r a ganar la indulgencia (3). fin a los grandes males de la Iglesia, por medio del concilio. Des-
pués de haber pesado maduramente con los cardenales este nego-
L a publicación de la bula del concilio primero se había pensado
cio, y haber dado cuenta de su resolución al emperador Fernando
hacer asimismo el 24 de noviembre. Pero su redacción no pudo estar
y a los reyes y príncipes, y hallado a éstos dispuestos a apoyar la
acabada para este día, porque entre los cardenales, así como entre
celebración del concilio, anuncia el santo concilio ecuménico y
los canonistas y teólogos, llamados a consejo (entre ellos también
universal para Trento; allí ha de abrirse el próximo domingo de
el P . Laínez, general de los jesuítas), hubo grandes divergencias
Pascua, con levantamiento de cualquiera suspensión (5). Los
(1) S o b r e la b u l a de 15 de n o v i e m b r e , en l a cual las e x p r e s i o n e s o p u e s t a s
(1) Cf. s o b r e eso Voss, 131 s., quien utiliza e s p e c i a l m e n t e l a s r e l a c i o n e s
i n d i c e r e y c o n t i n u a r e e s t á n j u n t a s , u n a i n m e d i a t a m e n t e d e s p u é s de o t r a , pero
de V a r g a s . V. t a m b i é n la " r e l a c i ó n de F r . T o n i n a , de 23 de n o v i e m b r e de 1560,
con lo que no se i n t e n t ó n i n g ú n e n g a ñ o , ni t a m p o c o u n a solución de la dificul-
Archivo Gonsaga de Mantua; a d e m á s Dembinski, R z y m , I, 220 s., y G r i s a r ,
t a d , v. E h s e s , Convocación del concilio, 23. E l texto í n t e g r o , p e r o con f e c h a
D i s p u t . , II, 9*.
f a l s a , se h a l l a e n el Corpo dipl. P o r t u g . , I X , 96 s.; a h o r a t a m b i é n en E h s e s ,
(2) V . A c t a consist. e n D e m b i n s k i , loe. cit., 256 s. y E h s e s , V I I I , 103.
V I I I , 100 s.
Cf. t a m b i é n la " r e l a c i ó n de T o n i n a , de 30 de n o v i e m b r e de 1560, Archivo Gon-
(2) V. M a s s a r e l l i en M e r k l e , I I , 349; B o n d o n o , 537; l a * c a r t a de
saga de Mantua.
F r . T o n i n a , de 27 de n o v i e m b r e de 1560, Archivo Gonsaga de Mantua; l a r e l a -
(3) Se h a l l a i m p r e s a en R a y n a l d , 1560, n. 69, y e s t á m á s c o m p l e t a en el
ción p o r t u g u e s a e n el Corpo dipl. P o r t u g . , I X , 129. U n * Avviso di R o m a de
Bull. Rom., VII, 90 s. y en E h s e s , VIII, 103. Cf. Corpo dipl. P o r t u g . , I X , 99 s.
30 de n o v i e m b r e notifica que V a r g a s h a b í a p r e t e n d i d o q u e los e m b a j a d o r e s H a y de ella un f a c s í m i l e en S w o b o d a , 96.
f u e s e n en la p r o c e s i ó n después de los o b i s p o s y d e l a n t e d e los c a r d e n a l e s ; y (4) E s t o lo h a c e r e s a l t a r con r a z ó n P a l l a v i c i n i (14, 17, 6).
que al fin P í o I V h a b í a a s i g n a d o a los obispos su l u g a r d e t r á s del b a l d a q u i n o . (5) S a c r u m o e c u m e n i c u m e t g e n e r a l e concilium... in c i v i t a t e T r i d e n t i n a
L a procesión f u bellissima et v e r a m e n t e r a r a . U r b . , 1039, p. 228b, Biblio- a d s a n c t i s s i m u m diem R e s u r r e c t i o n i s d o m i n i c a e p r o x i m e f u t u r u m indicimus,
teca Vatic. e t ibi c e l e b r a n d u m s u b l a t a suspensione q u a c u m q u e s t a t u i m u s et d e c e r n i m u s .
(3) V. Bondono, 537.
patriarcas, arzobispos y todos los que según el derecho común, se expresó claramente la convocación de un nuevo concilio, En
por privilegio o costumbre antigua, tienen asiento y voz en el principio no se abandonó con esto posición alguna; la impor-
concilio, son exhortados a presentarse en Trento en el día seña- tantísima cuestión acerca de la validez de los decretos anteriores
lado. Al emperador y a los demás príncipes se les dirige la exhor- quedó suspensa sólo aparentemente. El fundar la convocación en
tación a que envíen por lo menos embajadores, si no les es posible el hecho histórico de que el concilio se había reunido ya dos veces, y
tomar personalmente parte en el concilio, y cuiden de que los no había sido llevado a término, sino al fin se había suspendido,
prelados emprendan sin dilación su viaje y puedan cumplir con su así como la importante proposición incidental «levantando cual-
obligación. quiera suspensión», indicaban que se continuaba y daban a cono-
El 30 de noviembre fueron enviadas a los príncipes católicos cer que no se permitiría una nueva discusión de los decretos
copias de la bula, con el breve que la acompañaba (1). Con la ya acordados, enteramente inadmisible según los principios cató-
misma fecha se expidió un breve para todos los obispos de Fran- licos. Por otra parte, el emperador y Francia podían echar de ver
cia, con la invitación al concilio, y uno especial para el cardenal una concesión a su modo de pensar en las palabras «anunciamos
Tournón (2). El domingo 2 de diciembre se puso en conocimiento un concilio». D e esta manera se procuró acomodarse a ambas
de todos la bula de convocación, leyéndose en San Pedro y en opiniones, en sí inconciliables y que se excluían mutuamente (1).
Letrán, y fijándose en los sitios acostumbrados (3). L a gran cuestión era si las concesiones formales que contenía
Por las palabras «levantando cualquiera suspensión» la bula el término medio entre dos poderosas oposiciones, escogido por
expresaba en verdad que, según la voluntad del Papa, el concilio la diplomacia pontificia, contentarían a las grandes potencias cató-
debía ser continuación de la anterior asamblea de Trento, pero licas. Y demasiado pronto se manifestó que en modo alguno fué
por consideración al emperador y a Francia, se hizo esto en la así. F u e r o n necesarias nuevas largas negociaciones y repetidas
forma más cauta posible y evitando la palabra «continuación». misiones de nuncios extraordinarios, para conseguir la aceptación
de la bula y el envío de embajadores al concilio.
D e llevar la bula a Francia fué encargado el secretario del
II
cardenal Este, Niquet, abad de San Gildas, el cual había llegado
Con la redacción de la bula convocatoria, de 29 de noviem- a Roma el 24 de septiembre de 1560, con despachos de F r a n -
bre de 1560, solícitamente meditada y en varios puntos de intento cisco II para su embajador Bourdaisiére. Cuando Niquet entró en
vaga, Pío I V y sus consejeros querían prevenir en lo posible cual- París el 17 de diciembre de 1560, Francisco II había fallecido y
quiera ofensión de las potencias y evadir la peligrosa cuestión sucedídole su hermano menor, Carlos I X , de solos diez años de
sobre qué relación guardaba el concilio convocado para T r e n t o edad (5 de diciembre de 1560). Ahora la reina madre Catalina
con el anterior. Por atención al emperador y a Francia, se dejó de Médicis dirigía los negocios del Estado. El cambio de gobierno
de usar la palabra «continuación», y por respeto a España no no produjo ninguna mudanza en la cuestión del concilio. Se mostró
alegría por haberse finalmente convocado una asamblea universal
(1) L o s b r e v e s p a r a el e m p e r a d o r y p a r a F r a n c i s c o I I se h a l l a n e n Ray- de la Iglesia, pero se pusieron reparos en las palabras «levan-
nald, 1560, n. 70 y 71; L e P l a t , IV, 663 s. A F e r n a n d o I , a d e m á s de este b r e v e ,
tando cualquiera suspensión», y se expresó el temor de que los
d i r i g i ó a ú n Pio I V , el 4 de d i c i e m b r e de 1560, u n a c a r t a a u t ó g r a f a (Sickel,
Concilio, 147). E l b r e v e p a r a el r e y de P o r t u g a l e s t á en el Corpo dipi. P o r t u g . , protestantes y por causa de ellos tampoco los católicos de Ale-
I X , 107. V . a h o r a E h s e s , V I I I , 111 s.
(2) R a y n a l d , 1560, n. 72. L e P l a t , IV, 664 s.
(3) V. Massarelli en Merkle, II, 349; Bondono, 546. T o n i n a * r e f i e r e en (1) V. S t e i n h e r z , I, 172. T a m b i é n R e i m a n n dice que la bula dió o r i g e n a
4 de d i c i e m b r e de 1560: Lunedì fu c o n g r e g a t i o n e s o p r a q u e s t a cosa del conci- que se f o r m a s e «una g r a n d e opinión de l a h a b i l i d a d de los t r e s c a r d e n a l e s y
lio, della quale a n c o r c h é g i à sia p u b l i c a t a la bolla... s t a m p a t a et a t t a c a t a ai d e los doce c a n o n i s t a s , de c u y a s m ú l t i p l e s d e l i b e r a c i o n e s h a b í a procedido»
m u r i , n o n d i m e n o a n c o r a si d i s p u t a f r a c a r d i n a l i il suo t e n o r e essendo s o p r a (Negociaciones, 614). Cf. t a m b i é n D e m b i n s k i , R z y m , I, 228 s., y Ehses, Acto
quelli alcuni d i s p i a c e r i . Archivo Gonzaga de Mantua. final del concilio, 45.
mania, no reconocieran un concilio que daba por supuesta la vali- Rin. P a r a el mismo fin Zacarías Delfino, obispo de Lesina, había
dez de los decretos anteriores. Por eso se resolvió diferir la de recorrer la Alemania del centro y la Alta Alemania. P a r a dar
contestación hasta que se hubiera conocido la actitud del empera- la mayor amplitud a la invitación al concilio, el Papa dispuso que
dor. El embajador en Viena Bochetel, obispo de Rennes, debía los nuncios visitasen aun a los príncipes protestantes; si con ello
t r a t a r con él de este asunto. Si Fernando no admitía la bula, se exponía al peligro de bochornosas negativas, consolábale la
se quería en unión con él solicitar del Papa una modificación de conciencia de haber cumplido con su deber de supremo pastor (1).
la misma. P a r a este caso, el embajador en Roma, Bourdaisiére, Juan Commendone había empezado su carrera diplomática
recibió orden de proceder de acuerdo con el representante del bajo Julio III y Paulo IV, con algunas misiones y en la secretaría
emperador (1). de Estado. También había antes tocado en las partes de la Baja
Mientras el gobierno francés oponía así dificultades, porque la Alemania que ahora debía visitar, cuando acompañó a los legados
bula indicaba la continuación del concilio de Trento, en España Dandino (1553) y Rebiba (1556) (2). Salió de Roma el 11 de diciem-
reinaba el descontento, porque esta continuación no se expresaba bre de 1560 (3) y llegó a Viena el 3 de enero de 1561 (4). Además
clara y paladinamente. Felipe II y sus consejeros temían, por su de la bula de convocación, llevaba al empérador un breve y una
gran celo de la fe católica, que Pío IV cediese todavía más, carta de puño y letra del Papa. El breve contenía la exhortación
y para a t r a e r a los protestantes permitiera una nueva discusión a enviar embajadores al concilio y a mover a los obispos de los
de los ya aprobados decretos. No podía, sin embargo, ser difícil países imperiales a encaminarse a Trento. L a carta autógrafa ase-
tranquilizar en este respecto a Felipe II. El mayor peligro para guraba de nuevo que serían oídos en el concilio con benignidad
Pío I V estaba en la posibilidad de que el gobierno francés se y caridad los alemanes invitados al mismo y se cumplirían sus
entendiera con el emperador, pues ambos juntos podrían forzarle justas peticiones.
a seguir su voluntad en la causa del concilio (2). El 5 de enero de 1561, Commendone tuvo una audiencia con el
Por sí mismo, Fernando I tenía menos causas que ningún emperador, junto con Hosio y Delfino (5). Fernando I no ocultó
otro príncipe para poner obstáculos, pues se había atendido sufi-
(1) Cf. l a " r e l a c i ó n de Mula, de 18 de n o v i e m b r e de 1560, Biblioteca
cientemente a su deseo de que no se expresase abiertamente la palatina de Viena; Sickel, Concilio, 149, 148 s.; S t e i n h e r z , I, 171 s.; E h s e s , Un
continuación del concilio. P e r o el constante temor del emperador nuncio pontificio, 39.
de una repentina acometida de los protestantes, que le movía a (2) Cf. n u e s t r o s d a t o s del voi. X I I I , 152; X I V , 107.
(3) Como día de l a p a r t i d a , que h a s t a a h o r a no h a sido conocido con cer-
tenerles una consideración verdaderamente congojosa, había de
t e z a , se indica el 10 de d i c i e m b r e en el " V i a g g i o (Bibl. Chigi de Roma),
impedirle también esta vez salir animosamente en defensa del m e n c i o n a d o m á s a b a j o , p. 224, n o t a 3. Como e s t a f u e n t e sólo existe en copia,
concilio (3). d e b e r í a m e r e c e r l a p r e f e r e n c i a el s i g u i e n t e d a t o , que se h a l l a en la " r e l a c i ó n
de F r . Tonina, de 11 de d i c i e m b r e de 1561: II C o m m e n d o n e è p a r t i t o h o g g i p e r
Pío I V eligió a Juan Commendone, obispo de Zante, para l a c o r t e Ces. con 120 b r e v i . Archivo Gonzaga de Mantua.
llevar la bula del concilio al emperador. Al mismo tiempo Com- (4) El " R e g i s t r o de las r e l a c i o n e s que C o m m e n d o n e envió desde Alema-
mendone debía anunciar el concilio a los príncipes eclesiásticos y nia, e s c r i t o p o r Antonio M a r í a G r a z i a n i , se h a l l a en el Archivo Graziani de
Città di Castello, y J. D e n g e l h a sido el p r i m e r o en h a c e r l o accesible a l a
seculares en la Baja Alemania, Bélgica y en las provincias del i n v e s t i g a c i ó n . S e g ú n este o r i g i n a l , h a de e f e c t u a r S t e i n h e r z l a publicación de
dicho R e g i s t r o en el tomo II de l a 2. a p a r t e de las R e l a c i o n e s de n u n c i a t u r a .
(1) Cf. Le P l a t , I V , 668 s.; P a l l a v i c i n i , 15, 1, 5 s.; R e i m a n n , N e g o c i a c i o - U n a copia p o s t e r i o r , que y a utilizó Pallavicini (15, 2, 5), se h a l l a en el B a r b . ,
nes, 614 s.; Sickel, Concilio, 154, n o t a . 5798 ( a n t e s L X I I , 58). Cf. t a m b i é n S u s t a , Curia, 1,139, 312, 319. Una p a r t e de
(2) Cuánto t e m í a esto el P a p a , se ve claro p o r la " r e l a c i ó n de Cusano, las c a r t a s la h a publicado F i n a z z i , pero m u y d e f e c t u o s a m e n t e , en las Misceli,
de 11 de enero de 1560, Archivo público de Viena. di stor. I t a l . , V I , 3 ss. U n a n u e v a y e x c e l e n t e edición h a h e c h o E h s e s , V I I I ,
(3) Muy j u s t a m e n t e o b s e r v a S t e i n h e r z (I, xci) q u e n a d a d e n o t a m á s la 128, n ú m . 80 ss. Sobre la r o t a del v i a j e de C o m m e n d o n e d a n o t i c i a s el " V i a g g i o
a n g u s t i a y r e c e l o con que F e r n a n d o I m i r a b a a los p r o t e s t a n t e s , que el no de l a Bibl. Chigi de Roma, m e n c i o n a d o m á s a b a j o , p. 224, n o t a 3.
h a b e r q u e r i d o p u b l i c a r en V i e n a la bula de i n d u l g e n c i a de 15 de n o v i e m b r e , (5) V. la r e l a c i ó n c o m p u e s t a por Delfino j u n t a m e n t e en n o m b r e de
p o r q u e en ella se m e n c i o n a b a la continuación del Concilio T r i d e n t i n o . Hosio y C o m m e n d o n e , y d i r i g i d a a B o r r o m e o , con f e c h a de 9 de enero de 1561,
sus reparos contra el tenor de las bulas pontificias; no obstante se
modarse en Naumburgo al uso alemán de negociar también por
declaró presto a fomentar el concilio. Luego recomendó a los nun-
escrito. Commendone pudo prometer incondicionalmente el segun-
cios que se dirigieran sin demora a la asamblea de los príncipes
do punto. Sobre el primero contestó que no habían sido enviados
protestantes, citada para el 24 de enero en Naumburgo. Solicitó
a Alemania para disputar con los protestantes, sino sólo para invi-
recibir por escrito lo que debía comunicar a los príncipes, con-
tarlos al concilio, donde cada cual podría hablar libremente acerca
forme al deseo del Papa. Los nuncios, a quienes estaban vedadas
de todo y sería oído con la mayor benignidad. Respecto del tercer
negociaciones por escrito, para evitar prolija y peligrosa corres-
punto, Commendone se refirió a su instrucción, la cual le prohibía
pondencia, tuvieron dificultad en acceder a esta demanda. Pero
negociar por escrito para evitar litigios inútiles (1).
como el emperador persistió en que le diesen por escrito por lo
El 9 de enero, Fernando contestó al breve, y el 15 al autógrafo
menos la propuesta de Commendone, creyeron deber condescen-
del Papa. Ambos escritos hacían esperar a la verdad, con palabras
der, para no dificultar las negociaciones ulteriores. E n t r e g a r o n
generales, que apoyaría al concilio, pero dejaban oscuro lo que el
una nota sumamente reducida, compuesta por Commendone, a la
emperador pensaba hacer (2). Su intención era subordinar su deci-
cual contestó el emperador asimismo por escrito, el 8 de enero.
sión a la respuesta de los príncipes protestantes congregados en
Alaba la decisión del Papa de invitar a los príncipes alemanes
Naumburgo. Al invitar a éstos por medio de sus comisarios, a
por medio de los dos nuncios. Piensa que los representantes del
enviar sus embajadores al concilio, puso de realce al propio tiempo
P a p a hallarían prontitud de voluntad y obediencia en los Estados
su firme resolución de conservar en todo caso la paz religiosa (3).
católicos del imperio, principalmente en los eclesiásticos. Res-
Commendone y Delfino salieron de Viena el 14 de enero; hicie-
pecto de los protestantes, les aconseja de nuevo que vayan a la
ron el viaje lo más rápidamente que permitían el frío y la nieve,
asamblea de Naumburgo y los exhorta a que negocien allí con
por P r a g a , donde el archiduque Fernando los recibió, y llegaron
espíritu de benignidad y mansedumbre; añade que él enviará
a Naumburgo el 28 de enero (4). Allí, conforme a su encargo,
asimismo delegados a Naumburgo (1).
procuraron primero negociar con cada uno de los príncipes. Pero
Los nuncios no tuvieron posibilidad para solicitar de Roma no lo consiguieron, sino hubieron de condescender en presentarse
nuevas reglas de conducta. Como entre tanto las representaciones en la reunión de todos los príncipes.
del emperador eran muy urgentes, se resolvieron a cambiar su Esto sucedió el 5 de febrero (5). Los nuncios primero entre-
programa con la esperanza de obtener posterior aprobación, garon a cada príncipe el breve dirigido a él, y un ejemplar de la
y a dirigirse juntos a la dieta de príncipes, de Naumburgo; des- bula del concilio; luego en alocuciones orales invitaron a los con-
pués pensaban ir a las provincias que se les habían señalado para
ejercer la legación. E n una nueva conferencia de 12 de enero, el (1) V. l a r e l a c i ó n de Commendone, de 13 de enero de 1561, en las Miscell.
emperador les recomendó que meditaran con atención otros tres di s t o r . I t a l . , VI, 32 s., y e n E h s e s , V I I I , 131 s. Cf. P l a n c k , loe. cit.; R e i m a n n ,
loe. c i t .
puntos. Primero: como los príncipes protestantes tenían el concilio (2) V. Sickel, Concilio, 159 s.
anunciado por una continuación del anterior, y por eso estaban (3) V . ibid., 157 s.
llenos de suspicacia, se les debía quitar esta sospecha. Segundo: era (4) V . la r e l a c i ó n de C o m m e n d o n e en las Miscell. di stor. I t a l . , VI, 42,
45, 50 s. y el * V i a g g i o de la Bibl. Chigi de Roma, m e n c i o n a d o más a b a j o ,
necesario t r a t a r con los protestantes con modestia, y ofrecerles p. 224, n o t a 3.
un salvoconducto lo más amplio posible. Tercero: habían de aco- (5) Cf. la r e l a c i ó n de C o m m e n d o n e , de 8 de f e b r e r o de 1561, c o m p u e s t a
t a m b i é n en n o m b r e de Delfino, en las Miscell. di s t o r . I t a l . , V I , 54 s., e d i t a d a
a n t e s c o n m á s c o r r e c c i ó n en P o g i a n i E p i s t . , II, 229, nota, y a h o r a en Ehses,
y la del 13 del m i s m o mes, en l a s Miscell. di s t o r . I t a l . , VI, 20 s., 34 s., y en V I I I , 149 s., y la relación de Delfino, de 9 de f e b r e r o de 1561, p u b l i c a d a p o r
E h s e s , V I I I , 128, n ú m . 80, 131, núm. 82. Sickel en las N u e v a s c o m u n i c a c i o n e s de l a Asociación t u r i n g i o - s a j o n a , X I I
(1) L a n o t a del 5 y la r e s p u e s t a del e m p e r a d o r del 8 de enero, pueden (1869), 531 s. Cf. ibid. u n a c r í t i c a de las r e l a c i o n e s s o b r e las n e g o c i a c i o n e s de
v e r s e en R a y n a l d , 1561, n. 20, y m á s e x a c t a s en P l a n c k , A n é c d o t a , f a s e . 21, y los nuncios. S o b r e la d i e t a de p r í n c i p e s de N a u m b u r g o v. J a n s s e n - P a s t o r ,
e n E h s e s , VIII, 123 s. Cf. R e i m a n n , C o m m e n d o n e , 241. IV15-16, 138 s.
gregados a tomar parte en la asamblea general de la Iglesia. Del- era levantar unos pueblos contra otros y aumentar su poderío
fino aseguró que el concilio no sólo daría oídos a los príncipes sobre debilitando a las naciones; y que procedían cruelmente contra
cuanto deseasen proponer, sino que también les otorgaría todas todos los que no se humillaban hasta adorar a su persona y sus ído-
las justas peticiones. Añadió que como ahora acerca de la religión los, sino que querían vivir en verdadera piedad. Luego se negaba
había casi tantas opiniones como cabezas, tantos evangelios como toda escisión religiosa por los mismos príncipes que precisamente
maestros, enviasen sus embajadores a Trento para el restableci- en Naumburgo litigaban unos con otros sobre la verdadera confe-
miento de la unidad de la fe, los cuales recibirían salvoconducto sión de Augsburgo. Afirmaban atrevidamente que sin razón se los
en la forma más segura. Commendone hizo notar que precisamente inculpaba de no ser de una misma fe; pues ahí estaba su clara con-
entonces era el tiempo oportuno para un concilio; pues reinaba la fesión de Augsburgo, presentada al emperador en 1530, y además
paz entre España y Francia, y el presente Papa atendía con todo también varios otros escritos habían ilustrado y difundido amplia-
celo a la supresión de todos los abusos eclesiásticos que se habían mente la verdad de la doctrina divina. Que al contrario, la Iglesia
introducido, y al levantamiento de la decaída disciplina de la romana estaba de tal manera inundada de errores y abominables
Iglesia. A g r e g ó que considerasen que se trataba de la fe y de abusos, y la doctrina del Evangelio había sido en ella de tal modo
la salvación del alma; que si se destruían los fundamentos de la violentada, que parecía más una idolatría gentílica que una comu-
religión, también los reinos habían de arruinarse. Los príncipes nidad cristiana. Que por el severo precepto de Dios, de evitar la
congregados desearon recibir por escrito lo dicho por los nuncios, idolatría, los electores y los demás príncipes habían sido impeli-
pero desistieron de ello cuando éstos alegaron sus instrucciones dos a separarse de la Iglesia romana, y que no querían en manera
contrarias. alguna dejarse imponer leyes por el Papa; que sólo al emperador
romano Fernando, su único señor, competía el derecho de convo-
Apenas habían los nuncios regresado a su posada, cuando
car un concilio.
se les hizo un tratamiento ofensivo, semejante al que en su tiempo
había recibido el enviado de Paulo III en Esmalcalda (1). Tres A esta ofensiva declaración contestó Commendone tranquila y
consejeros les devolvieron los b r e v e s con la declaración de que dignamente, que el Papa había anunciado el concilio de la manera
los príncipes habían advertido sólo después el encabezamiento que se había observado en la Iglesia en todo tiempo; que el
«Querido hijo»; que como ellos no reconocían al obispo de Roma emperador, al cual los príncipes pretendían atribuir el derecho
como padre, debían rehusar el tratamiento de hijos, así como las de convocar el concilio, era muy perspicaz para dejar de cono-
cartas entregadas. Los nuncios replicaron que el Papa se había cer la diferencia entre el derecho eclesiástico y el político. Que
servido del tratamiento usado desde antiguo con todos los prín- el Papa, desde su ascensión al trono, había dirigido su atención a
cipes cristianos. Después los consejeros dejaron los breves sobre las reformas, y había convocado el concilio de tanto mejor gana,
la mesa; la bula del concilio, que e r a ciertamente un documento cuanto que cabalmente allí se podía proceder del mejor modo a una
mucho más importante, y hacía valer muy de otra suerte la auto- reformación general. Que no era reproche injusto el de que hubiese
ridad pontificia que la convencional fórmula de los breves, no entre los novadores escisión e incertidumbre de opiniones, sino
estaba entre éstos. L a contestación a este documento efectuóse un hecho que estaba patente a los ojos de todo el mundo; que se
dos días después. No sólo era negativa, sino también estaba manifestaba claramente por los escritos de sus teólogos, llenos
expuesta en forma ásperamente injuriosa. Decíase en ella que el de muchas opiniones nuevas y entre sí contradictorias, citados
Papa no tenía derecho ninguno p a r a anunciar un concilio y por los príncipes. Que si éstos afirmaban que tenían certidum-
hacerse juez en controversias religiosas, pues precisamente él bre de sus creencias, la novedad, su discrepancia del resto de la
era el autor de todos los errores, y oprimía la verdad más dura- Iglesia, su separación de la autoridad legal, debían por lo menos
mente que cualquier otro. Que la principal ocupación de los Papas quitarles esta certidumbre y hacerlos dudar, sobre todo en una
(1) Cf. n u e s t r o s datos del vol. XI, 99 s. cosa en que se trataba de la eterna salud o condenación eterna.
Que a San Pablo, aquel vaso de elección, que según su propio Commendone desistió de una visita a Weimar, porque el duque
testimonio había recibido el Evangelio, no de los hombres, sino J u a n Federico ni siquiera se dignó dar una respuesta directa a
por revelación, se le había con todo dado por revelación el man- su pregunta, sino se limitó a hacerle decir «¡que nada tenía que
dato de ir a Jerusalén y comparar su evangelio con el de los após- t r a t a r con el obispo de Roma!». El príncipe elector Augusto de
toles, para no correr o haber corrido en vano. Añadió Commen- Sajonia había provisto a los nuncios en Naumburgo de salvocon-
done que considerasen los príncipes que desde los tiempos de los ductos para sus Estados, y hécholes expresar su sentimiento por no
apóstoles acá, todos los antiguos Padres se habían dirigido siem- haberlos encontrado en una ciudad de su pertenencia, sino en una
pre a la Iglesia romana, como a la maestra y la regla de la verdad; asamblea, en la cual había tenido que usar de miramientos. Con-
y que también los alemanes habían recibido de ella el cristianismo, forme a esto, Commendone fué cortésmente recibido en Leipzig
como debían reconocerlo. Que se acordasen los príncipes de las por el ayuntamiento y la universidad, aun cuando toda la ciudad
palabras evangélicas: ¡Cuántas veces quise recoger a tus hijos, era protestante. Desde Leipzig se dirigió por Magdeburgo a
como la gallina recoge sus polluelos bajo sus alas, y no quisiste! (1). Berlín, adonde llegó el 19 de febrero y permaneció allí algunos
días. Pío I V ponía grandes esperanzas en el príncipe elector
Aun cuando la respuesta de los príncipes no contenía ninguna
Joaquín II, porque le había conocido personalmente años antes
contestación a la petición de los nuncios, no podía haber duda de
durante la guerra contra los turcos. Joaquín (1) tuvo cuenta con
que rehusaban el concilio. Aun Delfino que, con su temperamento
esta circunstancia con una amabilidad y hospitalidad casi abruma-
sanguíneo, se forjaba ilusiones, reconocía cuán hostiles eran al
doras para con el representante del Papa (2). El astuto Hohen-
Papa los congregados en Naumburgo, y temía que los demás
zollern colmó a Commendone de muestras de cortesía, le señaló
príncipes y ciudades protestantes imitarían el ejemplo que se les
habitación en la parte mejor de su palacio, le invitó repetidas
daba (2). En compañía de Commendone visitó el 11 de febrero
veces a su mesa y tuvo con él largas e íntimas conversaciones sobre
al obispo Julio Pflug, que vivía en Zeitz, el cual prometió acu-
teología. Commendone pudo concebir todavía mayores esperanzas
dir a Trento. El 13 de febrero los nuncios se separaron, des-
de que allí le saldría bien su misión, porque el príncipe elector
pués de haberse entendido bien como venecianos, a pesar de su
aceptó sin dificultad la bula del concilio y el breve dirigido a él.
diferente carácter; conforme a su encargo, Delfino se dirigió a la
Pero la respuesta que se le dió finalmente, con una forma muy
Alta Alemania y Commendone emprendió su viaje por la Baja (3).
atenta, era en el fondo una negativa (3).
(1) V . R e i m a n n , C o m m e n d o n e , 247 s., 273 s.
i n v i t a M i n e r v a , II, 16 s., y en P o g i a n i E p i s t . , II, 235 s. L a g o m a r s i n i a t r i b u y e
(2) Cf. la c a r t a de Delfino a F e r n a n d o I, de 10 de f e b r e r o de 1561, en
f a l s a m e n t e este i t i n e r a r i o a G r a z i a n i . A c e r c a de la r e l a c i ó n sobre A l e m a n i a
Bucholtz, I X , 673 s.; R e i m a n n , loe. cit., 248.
(publicada p o r D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , III, 310 s.), c o m p u e s t a p o r Commen-
(3) P a r a la misión de C o m m e n d o n e f o r m a n la f u e n t e p r i n c i p a l sus c a r - d o n e s e g ú n el tipo o p a t r ó n v e n e c i a n o , cf. Susta, Curia, I I , 412. E n t r e las
t a s , de las que h a y a h o r a u n a b u e n a edición, h e c h a por E h s e s (cf. a r r i b a , n a r r a c i o n e s s o b r e este punto, el e s c r i t o de P r i s a c : L o s l e g a d o s pontificios
p. 219, n. 4). A é s t a s se a ñ a d e u n a d e s c r i p c i ó n c i r c u n s t a n c i a d a de todo su v i a j e , C o m m e n d o n e y C a p p a c i n i e n B e r l í n (Neuss, 1846), n a d a n u e v o o f r e c e , p o r lo
desde que p a r t i ó de V e n e c i a h a s t a que volvió a ella. E s t e " V i a g g i o d'Ale- cual sólo h a y que c i t a r a R e i m a n n , C o m m e n d o n e , 250 s., quien (p. 273 s.)
m a g n a f a t t o dal c a r d i n a l e [sic] Commendone 1' a n n o 1560 [hasta 15611 scritto s u m i n i s t r a t a m b i é n d o c u m e n t o s p a r a la c r í t i c a de las p a r t e s c o n c e r n i e n t e s a
d a S r e F u l g e n z i o R u g g i e r i B o l o g n e s e et copiato d a Giov. F r a n e . S c a r d o v a e s t a m a t e r i a , de las o b r a s a n t i g u a s ( R a y n a l d , P a l l a v i c i n i , G r a c i a n o ) , y l a
B o l o g n e s e 1' anno 1596 se c o n s e r v a e n el Cod. M - I - 2 , p. 1-68 de la Bibl. Chigi valiosa m e m o r i a de E h s e s : Un nuncio pontificio en la r e g i ó n del Rin, p. 39 s.
de Roma. A l g u n a s n o t i c i a s s a c a d a s del mismo, ha comunicado H e i d e n h e i m e r
(1) L a p i n t u r a del c a r á c t e r d i s t i n t i v o de este p r í n c i p e e l e c t o r , que t r a e
en la H o j a de c o r r e s p o n d e n c i a de l a R e v i s t a de Historia y Arte, del o e s t e de
R u g g i e r i en el * V i a g g i o m e n c i o n a d o a r r i b a , p. 224, n o t a 3, e s t á publicada en
A l e m a n i a , X X I , T r é v e r i s , 1902, 117 s., con el t í t u l o «Un i t a l i a n o del siglo xvi
L a g o m a r s i n i , De s c r i p t i s , II, 21; aquí t a m b i é n h a y u n a b r e v e descripción del
p o r la r e g i ó n r e n a n a y p o r V e s t f a l i a » ; p e r o ellas no a g o t a n en modo a l g u n o el
B e r l í n de e n t o n c e s . S o b r e B r a n d e b u r g o r e f i e r e R u g g i e r i : *Ci sono alcuni
c o n t e n i d o de e s t a t ú e n t e i n t e r e s a n t e p a r a l a historia de la I g l e s i a y de la civi-
f r a t i F r a n c i s c a n i che dicono la m e s s a et i suoi uffitii s e c r e t a m e n t e in un
lización (cf. v. P a s t o r , Una descripción inédita de la ciudad imperial de Aquis-
m o n a s t e r i o , m a ci s t a n n o con g r a n p a u r a . Bibl. Chigi de Roma, loe. cit.
g r á n , del año 1561, c o m p u e s t a p o r el i t a l i a n o F. R u g g i e r i , A q u i s g r á n , 1914).
A H e i d e n h e i m e r se le h a p a s a d o t a m b i é n p o r alto que u n a g r a n porción de (2) V. E h s e s , Un nuncio, 40.
p a s a j e s f u e r o n y a publicados en 1746 y 1756 por L a g o m a r s i n i , D e s c r i p t i s (3) Cf. R e i m a n n , C o m m e n d o n e , 251-259; Ehses, V I H , 171 s.
1 5 . — H I S T . DE LOS P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
También el hermano del príncipe elector, el m a r g r a v e Juan
done fué a Hildesheim. No halló allí al obispo de esta ciudad
de Brandeburgo, al cual visitó Commendone desde Berlín en
Burcardo de Oberg. También estaban ausentes el duque de
Beeskow, recibió al nuncio con g r a n cortesía, pero le dió una res-
Brunswick Erico II y el obispo de Osnabruck. Por eso Commen-
puesta todavía más duramente negativa que la de Joaquín II (1).
done entregó la invitación pontificia al concilio a sus consejeros.
El hijo del príncipe elector de Brandeburgo, al contrario, el arzo-
E n Paderborn, adonde Commendone llegó el 22 de marzo, halló
bispo de Magdeburgo, Segismundo, a quien Commendone entregó
finalmente una ciudad que había permanecido todavía entera-
en Berlín la bula y un breve del Papa, prometió ir pronto a
mente católica. El obispo Remberto de Kerssenbrock prometió
Trento; dijo que acudiría al Papa con la mayor confianza, para
que acudiría al concilio, a pesar de su edad. El 26 de marzo entró
pedirle consejo y ayuda en sus negocios eclesiásticos. El príncipe
en Munster. En oposición a Paderborn, en la diócesis de Munster
que dió estas solemnes seguridades, era ya entonces secretamente
había muchos separados de la Iglesia, sin duda por efecto de la
protestante, y antes de que hubiera transcurrido un año, se adhirió
poca solicitud de los obispos anteriores de dicha población (1).
también públicamente a la confesión de Augsburgo.
Tampoco el prelado que había entonces, Bernardo de Raesfeld,
El 3 de marzo terminó la permanencia de Commendone en Ber- parecía desplegar suficiente celo en el ejercicio de su cargo
lín. En su despedida Joaquín II le entregó una respuesta cortés pastoral. Conforme a esto fué también su respuesta: procuró
al breve del Papa. El príncipe elector, que hasta el fin se deshizo disculparse por la proximidad de los protestantes y la desobe-
en atenciones, quiso obsequiar al nuncio asimismo con preciosos diencia de sus súbditos, si no iba a Trento.
regalos. Commendone le rogó que desistiera de ello y le otorgara En el viaje a Colonia Commendone tocó en el territorio del
más bien otras dos gracias, a saber: la promesa de leer las con- duque de Cléveris, donde encontró asimismo muchos luteranos.
troversias de Hosio «Confesión de la fe católica» y restituir a los Mejor aspecto tenía el país del príncipe elector de Colonia, a cuya
pobres cartujos que se habían conservado todavía junto a Franc- capital llegó el nuncio a fines de marzo. Se hospedó allí en la abadía
fort del Oder, algunas propiedades que les habían quitado. Ambas de San Pantaleón. Le sorprendieron a él y a sus acompañantes las
cosas fueron prometidas. numerosas iglesias, se decía que había 300, y los ricos tesoros de
Por mucho que reconociera Commendone los sentimientos reliquias de la metrópoli renana. L a ciudad no se había mantenido
bondadosos y la buena voluntad de Joaquín II para un pacífico enteramente libre de herejes; pero la diligencia con que el pueblo
arreglo de las contiendas religiosas, no se forjó con todo ilusiones acudía a las iglesias, produjo, no obstante, una muy favorable
respecto a la actitud de este príncipe en la cuestión del concilio (2). impresión en el representante del Papa (2). Commendone renunció
L a demanda siempre reiterada por el príncipe elector, de que se a su primera intención de pasar en Colonia la semana santa y sólo
otorgara voto a los teólogos protestantes en la asamblea uni- después ejecutar sus encargos, cuando recibió la noticia de que
versal de la Iglesia, n o podía cumplirse conforme a los principios estaba convocada para el 20 de abril una dieta de los príncipes
católicos. electores en Francfort. No debía dejarse de aprovechar esta favo-
Del 8 al 13 de marzo Commendone permaneció en Wolfen- rable ocasión de promover la causa del concilio. Se dirigió por
buttel, con el anciano duque de Brunswick, Enrique el Joven. Este tanto el nuncio sin dilación a Brühl, para verse con el arzobispo
príncipe, que había permanecido fiel a la antigua fe, se declaró dis- Juan Gebhard de Mansfeld, afligido por una enfermedad. Pero la
puesto a enviar embajadores a Trento (3). El 14 de marzo Commen- respuesta que allí recibió, fué muy desagradable. Al enviarla al
cardenal Borromeo, Commendone escribía: »No creo que alguno
(1) L a r e s p u e s t a d e J u a n de B r a n d e b u r g o , f e c h a d a a 26 de f e b r e r o
de los obispos piense en ir a Trento. Los príncipes herejes hacen
de 1561, se h a l l a e n Sickel, Concilio, 176 s. L a excursión a B e e s k o w efectuóse
el 25 de f e b r e r o ; el 26 se e n c a m i n ó C o m m e n d o n e a F r a n c f o r t del O d e r , y el 28
volvió a Berlín; v. » V i a g g i o , loe. cit. (1) Cf. R u g g i e r i en el » V i a g g i o de la Biblioteca Chigi de Roma, citado
(2) Cf. los p a s a j e s d e las c a r t a s a l e g a d o s por R e i m a n n , p. 259, n o t a 1. a r r i b a , p. 224, n o t a 3.
(3) Cf. E h s e s , VIII, 177. (2) V. R u g g i e r i , * V i a g g i o , Bibl. Chigi de Roma.
COMMENDONE SOBRE LA SITUACIÓN RELIGIOSA DE ALEMANIA 229
228 iv, PÍO iv
los de su temor y servidumbre, los asuntos religiosos habrían
todo lo posible para impedir su presencia y debilitar de este modo
de llegar a una situación casi desesperada. Tampoco el arzo-
la autoridad del concilio» (1).
bispo de Tréveris parecía exento de miedo. Esto lo mostró en
Commendone fué a ver al príncipe elector de Tréveris, Juan
sus declaraciones respécto de la dieta de los príncipes electores, así
von der Leyen, en una excursión a Coblenza. Ambos príncipes
como en su respuesta en lo tocante a la cuestión del concilio, en
de la Iglesia se entendieron muy bien y trabaron amistad, aunque
la que decía que no se podía presentar en Trento personalmente
Juan hizo resaltar aún más vigorosamente que los demás obispos,
a causa de los peligros ciertos a que expondría su país con su
la imposibilidad de dejar su pueblo y diócesis a vista de la situación
ausencia (1).
llena de peligros y de la experiencia adquirida en 1552 (2).
En sus conferencias con el arzobispo de Tréveris, cuya dió- El 19 de abril Commendone estaba de nuevo en Colonia, donde
cesis se había conservado todavía enteramente católica (3), Com- recibió la visita del obispo de Osnabruck, Juan de Hoya. Este
mendone se expresó con gran sinceridad acerca de las tristes prelado, al cual por lo demás Commendone elogia mucho, indicó
impresiones que hasta entonces había recibido en su viaje por la asimismo vivamente el intranquilo estado del imperio, y los peli-
Baja Alemania. «Los negocios religiosos en Alemania — dijo - gros que amenazaban a los obispos que se dirigieran al concilio.
están ahora de suerte que no se puede diferir más la curación; cuan- Propuso que los arzobispos celebraran sínodos provinciales por
to más se retarde, tanto será más difícil y peligrosa. El número de encargo del Papa y éstos luego delegaran al concilio algunos
los herejes crece de día en día; no sólo han ganado a la mayoría obispos; y que los otros obispos se quedasen para defender sus
de los príncipes seculares, sino han también contaminado y con- diócesis y las de los demás. No obstante, Commendone se declaró
tagiado los países de los príncipes católicos, así eclesiásticos como contra la celebración de sínodos provinciales, peligrosos y que
seculares, de manera que apenas pueden éstos servirse de sus absorben mucho tiempo.
vasallos u obtener de ellos los tributos acostumbrados y la obe- L a respuesta del concejo de Colonia y de aquella universidad
diencia debida. Sin duda las fuerzas de los Estados católicos del a la invitación al concilio fué satisfactoria. Con todo, a Com-
imperio son todavía superiores a las de los protestantes, y nada mendone no se le ocultaba, a pesar de ello, que también en el
hace a éstos tan autorizados y temidos como su exterior unidad; distrito de Colonia amenazaban graves peligros a la Iglesia. Colo-
pero en su corazón están muy divididos, y sólo unidos por el odio caba grandes esperanzas de alejarlos, en los jesuítas; pero éstos
común a la religión católica y su codicia de los bienes eclesiásti- en la metrópoli renana tenían que pelear mucho contra los celos
cos que todavía quedan. Por tanto los príncipes católicos del impe- de los clérigos y principalmente de las Órdenes mendicantes.
rio tienen necesidad de buena inteligencia entre sí y de una Muy contristado estaba el nuncio por la increíble flojedad de
verdadera unión. De ellas podrían esperar todo bien y un feliz tantos católicos. «Parece enteramente—escribía —como si fueran
resultado en la dieta y aun sin ésta, y mediante las mismas les los nuestros los que confían sólo en la fe sin obras; tan pocas
sería posible abrirse camino para el concilio.» muestras dan de cuidarse de que se ponga remedio a la presente
perversidad. Aquéllos, al contrario, aunque están fuera de la ver-
Juan von der Leyen comunicó a Commendone confidencial- dad y por eso no pueden tener ninguna verdadera unión, procuran
mente los impedimentos que hasta entonces habían hecho fracasar no obstante apoyarse unos a otros y darse apariencias de estar
la formación de una liga católica. Pero Commendone persistió en concordes.» (2)
su parecer de que si no se resolvían a unir a los católicos y librar-
Mucho más peligrosa situación que en el arzobispado de
Colonia, halló Commendone en el ducado de Cléveris, en cuya
(1) C a r t a d e 11 de a b r i l d e 1561, en E h s e s , V I I I , 188 s.
(2) Cf. E h s e s , Un nuncio, 41 y V I I I , 193 s. (1) V . l a s c a r t a s de C o m m e n d o n e , de 14 y 21 d e a b r i l d e 1561, en E h s e s ,
(3) * I n q u e s t o s t a t o sono m a n c o h e r e t i c i c h e n e g l ' a l t r i d e g l ' e l e t t o r i di V I I I , 191 y 194. Cf. R e i m a n n , C o m m e n d o n e , 261 s.
C o l o n i a et M o g u n t i a et p e r t u t t o si vive c a t ó l i c a m e n t e , e s c r i b e R u g g i e n , (2) C a r t a s a B o r r o m e o , de 21 y 25 de a b r i l d e 1561, en E h s e s , V I I I , 194 ss.
loe. cit.
capital entró el 26 de abril. A q u i la apostasia de Roma había actitud que hasta entonces había tomado el rey danés, había cier-
hecho ya grandes progresos. En Cléveris había numerosos herejes. tamente muy poca esperanza de un buen suceso. No obstante,
L a ciudad de Wesel era casi enteramente protestante; en Dussel- Pío I V nada quiso dejar de intentar.
dorf un declarado protestante enseñaba a quinientos discípulos, y Para realizar la visita en Dinamarca Commendone necesitaba
el predicador de la corte daba al pueblo la comunión bajo las dos especiales salvoconductos y recomendaciones del emperador, los
especies. Commendone no descuidó hacer al duque Guillermo I V cuales no se podían obtener muy presto. El incansable varón apro-
representaciones serias contra esto, pero procedió en ello con vechó este intermedio para seguir trabajando en los Países Bajos
gran prudencia. Lo cual era necesario, porque el duque estaba por que mandaran embajadores al concilio. El 12 de mayo, por
disgustado a causa de la dilación de Pío I V en conceder la licencia Malinas y Lovaina, se dirigió a Bruselas. Durante su estancia allí
para fundar una universidad en Duisburgo (1). Como una aposta- (22 de mayo) negoció con la gobernadora Margarita y el cardenal
sia del duque de Cléveris hubiera podido t r a e r en pos de sí incal- Granvela, los cuales mostraron gran celo por el concilio. Con
culables consecuencias, por efecto de la situación de su país, Com- todo, desaconsejaron el viaje a Dinamarca como peligroso para la
mendone procuró apaciguarle; recomendó que en Roma tuviesen persona del nuncio, y no conveniente a la dignidad del Papa.
la mayor condescendencia posible (2). En el asunto del concilio, Contra esto opinó Commendone que el servidor debía incondicio-
Guillermo I V mostró la mejor voluntad de enviar embajadores, nalmente cumplir la voluntad de su señor y no podía tomar en
pero al propio tiempo dió a conocer el deseo de que se concedieran consideración su propio peligro (1). En Lovaina el nuncio se había
la administración del cáliz a los legos y el matrimonio de los informado de las controversias teológicas que el profesor de aquella
sacerdotes (3). universidad Miguel Bayo, anheloso de novedades, había suscitado;
Desde Cléveris Commendone visitó los Países Bajos. El 29 de enteró de ello a Roma y dió el prudente consejo, que ejecutó tam-
abril se dirigió a Utrecht, adonde llegó el 30. Desde allí se enca- bién Pío I V , de imponer silencio a Bayo y a sus adversarios (2).
minó por Dortrecht a Amberes, adonde arribó el 3 de mayo y per- En el obispo de Lieja, Roberto van Berghen, Commendone
maneció allí hasta el 12. Aquí recibió la orden del cardenal Borro- pudo conocer a un prelado señalado por su erudición y piedad, el
meo de llevar también personalmente al rey de Dinamarca la cual mostraba vivo celo por el concilio, pero estaba afligido por
invitación al concilio (4). Si lograba ganar a este poderosísimo una grave enfermedad. El 30 de mayo el nuncio abandonó a Lieja.
príncipe del norte, que además estaba emparentado con las dos Durante su permanencia en Bélgica habíale ocupado también la
cortes principales de los protestantes alemanes, la de Brandeburgo cuestión de los obispados allí nuevamente erigidos.
y la de Sajonia, mucho en realidad se habría conseguido. Según la E n la ciudad imperial de Aquisgrán, Commendone confirmó
al ayuntamiento y a los ciudadanos en su gran celo de la antigua
(1) S o b r e e s t e n e g o c i o cf. Susta, C u r i a , I, 109 s. fe. P a r a enviar al concilio faltaban en la ciudad personas a pro-
(2) E l n e g o c i o se p r o l o n g ó a ú n h a s t a el a ñ o 1562. E l 15 de junio de 1562
se envió al d u q u e la b u l a con la a n t e d a t a de 10 de abril, p a r a la e r e c c i ó n de la pósito. En cambio el concejo prometió rigurosa observancia délos
u n i v e r s i d a d de D u i s b u r g o ; v. L a c o m b l e t , C a r t u l a r i o , I V , núm. 564; S u s t a , decretos que en Trento se acordaran (3).
C u r i a , II, 211.
El 2 de junio Commendone desde Aquisgrán dió la vuelta
(3) A las n o t i c i a s sobre la p e r m a n e n c i a de C o m m e n d o n e e n el ducado de
Cléveris, c o n o c i d a s h a s t a a h o r a y u t i l i z a d a s p o r R e i m a n n , C o m m e n d o n e , a Amberes y permaneció allí tres semanas aguardando nuevas
264 s., y L o s s e n , C a r t a s de Masio, 331 s., a ñ á d e s e t o d a v í a el " V i a g g i o de
R u g g i e r i , e n el cual se dice s o b r e el e s t a d o de la r e l i g i ó n e n aquel país: (1) Cf. las c a r t a s de Commendone en E h s e s , V I I I , 205 ss.
«Quanto a l l a r e l i g i o n e il duca n o n m o s t r a di d i s s e n t i r e in a l t r o dalla fede c a t t o - (2) Cf. ibid., 221 s.; P a l l a v i c i n i , 15, 7, 7 s., 11 s.; Susta, I, 34 s., 49 s. El
lica che nella c o m m u n i o n e sub u t r a q u e specie eh' e g l i r i c e v e a p e r t a m e n t e ; la n e g o c i o de M. Bayo se t r a t a r á m á s t a r d e todo s e g u i d o .
s u a c o r t e è q u a s i t u t t a l u t h e r a n a . Nei s t a t i si v i v e p e r il più a l l a c a t t o l i c a , m a (3) Sobre la p e r m a n e n c i a en L i e j a y A q u i s g r á n cf. la c a r t a de Commen-
p e r tutti i luoghi sono molto h e r e t i c i . Bibl. Chigi de Roma. done, publicada p o r Ehses, V I I I , 216 s. L a relación de R u g g i e r i sobre Aquis-
g r á n la he publicado yo en la R e v i s t a de la Sociedad de H i s t o r i a de A q u i s g r á n
(4) C a r t a s de B o r r o m e o de 4 - 7 d e m a r z o de 1561, L e t t . di p r i n c . , X X I I
(cf. a r r i b a , p. 124, n o t a 3).
113; Archivo secreto pontificio. Cf. S u s t a , C u r i a , I, 199 y E h s e s , V i l i , 169 s.
noticias de Roma. El 24 salió para Amsterdam, desde donde se allí, o esperara hasta su regreso a Suecia. A la carta acompa-
encaminó por Osnabruck a Lubeck. L a permanencia en esta ñaba un salvoconducto (1).
ciudad, del todo protestante y muy inmoral, a la que Commendone E r a con todo muy dudoso si sería posible el viaje de Com-
llegó el 9 de julio, había de extenderse a dos meses enteros y mendone a Inglaterra, pues la reina Isabel había ya antes prohi-
resultar al fin enteramente inútil. bido que pisara su territorio el abad Jerónimo Martinengo, que le
Mientras el concejo de Lubeck estaba todavía irresoluto había de llevar una invitación al concilio (2).
sobre si debía observar para con el representante del P a p a las P a r a a g u a r d a r el ulterior desenvolvimiento de este negocio,
reglas ordinarias de cortesía diplomática, los predicadores protes- Commendone se resolvió a volver a Amberes. E n su difícil situa-
tantes levantaban el grito desde los púlpitos contra el demonio que ción le consolaba el saber que sus amigos de Roma, los jesuítas y
había venido, según decían, para inquietar las conciencias y otros religiosos rogaban por él incesantemente (3). El 9 de septiem-
engañarlas con la fábula del concilio. Al fin el concejo se resolvió bre salió de Lubeck (4) y se encaminó por Verden, Osnabruck,
a no tomar absolutamente en consideración el encargo de Com- Munster, Emmerich y Cléveris, hacia Amberes, adonde llegó el
mendone (1). Pero este mal éxito hubiera sido todavía soportable, 26 de septiembre. Mientras esperaba allí ulteriores noticias,
si no se hubiera frustrado también enteramente la otra tan impor- Erico X I V desistió de su viaje a Inglaterra, porque Isabel declaró
tante misión con el rey de Dinamarca. al embajador del rey de Suecia, que por entonces ella no pensaba
Lleno de celo, Commendone se había declarado dispuesto casarse. A mediados de noviembre, Commendone, en Bruselas,
a llevar la invitación para el concilio aun al rey de Suecia, donde había activado la reorganización de los obispados belgas,
Erico X I V . Pío I V , que quería confiar esta comisión primero a recibió del cardenal Borromeo la orden de volver a Roma, y de
Canobio, destinado a Rusia, se decidió finalmente, según el con- camino invitar todavía al concilio al duque Carlos II de Lo-
sejo de Hosio, por Commendone. Este se había dirigido por escrito rena (5). En Roma estaban generalmente satisfechos del celo que
al rey de Dinamarca, Federico II, quien empero ni siquiera tuvo a el nuncio había desplegado durante su legación (6).
bien contestarle directamente. Escribió sólo el 22 de julio de 1561 El 8 de diciembre Commendone se dirigió desde Bruselas,
al comisario imperial Gaspar de Schoneich, que acompañaba a por Mons y Reims, a Nancy, a la corte del joven duque de Lorena.
Commendone en la Alemania del Norte, que negaba la solicitada Allí se encontró con el cardenal Guisa y trató con él de las cir-
entrada en su reino, al representante del obispo de Roma, con el cunstancias religiosas de Francia y Escocia, donde reinaba la
cual no tenía relación ninguna (2). sobrina del cardenal, María Estuardo. Respecto del concilio el
La tanto tiempo deseada respuesta del rey de Suecia, que llegó
(1) Miscell. di s t o r . I t a l . , V I , 233. E h s e s , V I I I , 252, n o t a 2.
a fines de agosto de 1561, no sólo guardaba las formas, sino
(2) Cf. P a l l a v i c i n i , 15, 7, 1-2; R e i m a n n , C o m m e n d o n e , 271; S u s t a , 1, 196.
también en el fondo daba todavía alguna esperanza. Erico X I V Cf. m á s a b a j o el c a p í t u l o V I I I .
excusaba su dilación, alegando que no se había podido resolver (3) Cf. la * c a r t a de G. A. C a l i g a r i a C o m m e n d o n e , f e c h a d a en R o m a
a 30 de a g o s t o de 1561, L e t t . di p r i n c . , X X I I I , 32, Archivo secreto pontificio.
acerca de su viaje a Inglaterra; decía que como ahora ya se
(4) Con la c a r t a f e c h a d a en L u b e c k a 1.° de s e p t i e m b r e de 1561, c e s a
había decidido, dejaba a disposición del nuncio el que fuera a verle l a i m p r e s i ó n en las Miscell. di s t o r . I t a l . , V I , 235. L a s o t r a s c a r t a s , que se
h a l l a n en l a c o p i a del R e g i s t r o del *Cod. B a r b . , f u e r o n u t i l i z a d a s por
S u s t a (I, 138, 312, 319) y en lo que a t a ñ e al concilio, p u b l i c a d a s p o r E h s e s
(1) V. E h s e s , V I I I , 233 y 239 s. Cf. t a m b i é n I l l i g e n s , H i s t o r i a de la I g l e -
( V I I I , 252 s.).
sia de L u b e c k (1896), 149 s.
(2) S o b r e el p l a n de e n v i a r a C o m m e n d o n e al n o r t e cf. las c a r t a s del (5) L a c a r t a de B o r r o m e o e s t á f e c h a d a el 25 de o c t u b r e de 1561; v. S u s t a ,
mismo en las Miscell, di s t o r . I t a l . , V I , 165, 168, 171 s., 176 s., 178 s., 181 s., I, 312. S o b r e el v i a j e de v u e l t a v. * R u g g i e r i , V i a g g i o , Bibl. Chigi de Roma,
186 s., 190 s., 197 s., 203 s.; Biaudet, C o m m e n d o n e s l e g a t i o n till D a n m a r k och y E h s e s , VIII, 257.
S v e r i g e , 1561; F i n s k a , V e t . Soc. F o r h a n d l i n g a r , X L V I I , núm. 18, H e l s i n g f o r s , (6) Así lo notificó G. A. C a l i g a r i a C o m m e n d o n e , p o r u n a * c a r t a e s c r i t a
1904-5. El b r e v e al r e y de S u e c i a y N o r u e g a , de 5 de d i c i e m b r e de 1560, se halla desde R o m a el 1." de n o v i e m b r e de 1561, L e t t . di p r i n c . , X X I I I , 41, Archivo
en R a y n a l d , 1560, n. 74; L e P l a t , I V , 666. Cf. a h o r a Ehses, V I I I , 117, núm. 70. secreto pontificio.
duque contestó que se guiaría enteramente por lo que hiciera llegaría allí a un trastorno religioso. Cuando Commendone arribó
el emperador (1). a Munich el 11 de febrero, el duque estaba cabalmente a punto de
Commendone permaneció en Nancy hasta el 9 de enero enviar a Pío IV un embajador, que debía hacer su camino por
de 1562; luego se encaminó por Metz, Tréveris, Coblenza y Wies- Trento. Desde Munich Commendone emprendió la vuelta hacia
baden a Maguncia. Con dolor observó también en esta antigua el sur (1).
ciudad episcopal, que numerosos luteranos procuraban socavar Mientras él, en las partes norte y oeste del imperio, se afanaba
la fe de los habitantes. Tanto le consoló más el ver que el colegio prudente, comedido y apacible (2), su colega y paisano Delfino
de los jesuítas, poco antes fundado por el príncipe elector Daniel trabajaba con celo no menor en el distrito a él señalado para
Brendel y sostenido con sus propios haberes, enseñaba muy fruc- ejercer la legación (3). A mediados de febrero de 1561 se había
tuosamente a la juventud con espíritu católico (2). El 31 de enero dirigido desde Naumburgo, por el Voigtland, primeramente a
Commendone salió de Maguncia para dirigirse por F r a n c f o r t y Franconia. Como italiano padeció mucho con el desacostumbrado
Aschaffenburgo a Wurzburgo. El obispo de allí, Federico de clima. L a nieve y la lluvia habían reblandecido los caminos, de
W i r s b e r g , honró de todas maneras al representante del Papa; suerte que el viaje fué muy penoso. No obstante, Delfino hizo
no obstante, por efecto de su ancianidad no estaba en situación todo lo posible para adelantar rápidamente. Visitó primero a
de emprender el viaje a Trento. Respecto a religión las cosas Bamberga, luego a Nuremberg y Wurzburgo, desde donde hizo
estaban bastante bien en la diócesis de W u r z b u r g o , pues el obispo una excursión a Mergentheim para verse con el g r a n maestre de
empleaba todos los medios para conservar en el pueblo la fe la Orden Teutónica (4). Por F r a n c f o r t fué luego a Maguncia,
católica. También en el obispado de B a m b e r g a , que Commendone Worms, Espira (5), y finalmente a principios de mayo de 1561 a
visitó el 9 de febrero, los católicos tenían todavía la preponderan- Estrasburgo. Por lo que tocaba al concilio, halló que en todas
cia; el pueblo era en su mayor parte católico, al contrario la partes estaban de acuerdo las opiniones sobre su necesidad, pero
nobleza era adicta a las nuevas doctrinas. P a r a lo por venir era de sólo los menos de los invitados querían presentarse en Trento. Los
temer que se empeorara la situación por causa de la persona poco obispos certificaban a la verdad todos que se someterían al concilio,
a propósito del obispo (3). pero se resistían a emprender personalmente el largo camino. Unos
se excusaban con su enfermedad o debilidad senil, otros con su
Desde Bamberga el nuncio fué a N u r e m b e r g , donde se había pobreza, y otros también con los peligros que con su ausencia se
prohibido todo culto católico. Después volvió a territorio católico. originarían para sus diócesis. En las ciudades imperiales se hicie-
E n Eichstätt, I n g o l s t a d t y Frisinga, la antigua Iglesia estaba ron al nuncio las acostumbradas demostraciones honoríficas, pero
todavía inconmovible, pero no faltaban herejes, principalmente las contestaciones que recibió, eran enteramente desagradables;
en la Bavicra inferior (4). Con todo la actitud católica del duque
Alberto, que asistía diariamente a misa, dejaba esperar que no se
(1) S e g ú n " R u g g i e r i , loe. cit., C o m m e n d o n e salió de Munich el 27 de
f e b r e r o de 1562. Después dé h a b e r i n f o r m a d o en T r e n t o a los l e g a d o s del con-
(1) V. P a l l a v i c i n i , 15, 8, 8. Cf. L a g o m a r s i n i , D e scriptis, I I , 82 s. cilio s o b r e sus t r a b a j o s , p a r t i ó de allí el 15 de m a r z o y el 17 llegó al d i s t r i t o
(2) Cf. H a n s e n , L a Orden de los j e s u í t a s (1896), 392; D u h r , I , 103 s.; Hei- v e n e c i a n o de Mestre. L a r e l a c i ó n final de C o m m e n d o n e a B o r r o m e o , de 8 d e
d e n h e i m e r , loe. cit., 119 (v. a r r i b a , p. 224, n o t a 3). S o b r e e s t e p r í n c i p e e l e c t o r , m a r z o de 1562, está a h o r a publicada en Ehses, V I I I , 281 s.
a quien C o m m e n d o n e visitó en A s c h a f f e n b u r g o , o b s e r v a * R u g g i e r i q u e es (2) Cf. el juicio de E h s e s , Un nuncio, 44.
b u e n o y c a t ó l i c o , m a quasi t u t t a la s u a c o r t e é l u t h e r a n a e m a s s i m a m e n t e i (3) L a s f u e n t e s p a r a la misión de Delfino son m u c h a s m e n o s que las
p r i n c i p a l i . El p a s a j e que cita L a g o m a r s i n i (II, 96) como p r o c e d e n t e de G r a - e x i s t e n t e s p a r a la legación de Commendone; p e r o en cambio h a y de ellas u n a
ziani, p a r e c e s e r un e x t r a c t o de R u g g i e r i . e x c e l e n t e edición, h e c h a por S t e i n h e r z , I, 341-398.
(3) Cf. * R u g g i e r i , V i a g g i o , Biblioteca Chigi de Roma; y a d e m á s L a g o - (4) Cf. la relación de Delfino al c a r d e n a l H é r c . G o n z a g a , de 19 de m a r z o
m a r s i n i , II, 96 s. de 1561, en S t e i n h e r z , I, 346. L a r e s p u e s t a del c o n c e j o de N u r e m b e r g a Delfino
(4) * Quanto a la r e l i g i o n e in t u t t i i l u o g h i si c e l e b r a la m e s s á e t si dicono se h a l l a en Sickel, Concilio, 182 s.
t u t t i gli a l t r i uffizii, m a p e r t u t t o sono h e r e t i c i e t n e l i n f e r i o r B a v i e r a ce n' é (5) V . S t e i n h e r z , I, 350 s.
m a g g i o r copia. R u g g i e r i , loe. cit.
varias, principalmente la de la ciudad de Estrasburgo, fueron grande para la situación de la Iglesia católica en Alemania. Que
ásperamente negativas (1). Delfino aprovechó su estancia en dicha ésta continuaba siendo por extremo peligrosa, y que, como quiera
ciudad para negociaciones que tenían por fin atraer a algunos pro- que fuese, se debían emplear todos los medios para mover a algu-
testantes italianos que, como el conde Thiene, el doctor Massaria nos de los protestantes a tomar parte en el concilio (1).
y Jerónimo Zanchi, habían hallado refugio en país extranjero. El El resultado de la misión de Delfino no fué en total más satis-
nuncio tuvo también repetidas conferencias con Vergerio en factorio que el de su colega Commendone. E s verdad que había
Estrasburgo, Zabern y Schwarzach. Estas negociaciones no tuvie- recibido promesas de varios obispos, pero las ciudades imperiales
ron resultado alguno. En parte no carecían de riesgo, como presto protestantes no le habían dado sino respuestas negativas.
conocieron en Roma, pues V e r g e r i o seguramente «no tuvo otro D e semejante manera que en Alemania, también en Suiza
fin sino desahogar su ardiente odio contra el papado y forjar los cantones protestantes se negaron a enviar embajadores al
contra él nuevas armas de las eventuales ofertas para que volviera concilio con diversos pretextos. Los cinco cantones católicos,
a la Iglesia» (2). al contrario, a los cuales el obispo de Como, Juan Antonio Volpi,
Desde Estrasburgo Delfino se dirigió por Friburgo al obispo comunicó la bula del concilio, se mostraron dispuestos a hacerse
de Constanza, que residía en Meersburgo, y al abad de Weingar- representar en el sínodo por sus delegados. Presto se añadieron a
ten; ambos declararon que no podían ir a Trento por su anciani- a estos cantones Friburgo, Soleure y Glaris (2).
dad. El obispo de Merseburgo, que visitó a Delfino en Ulma a fines
de mayo, hizo depender su resolución de la actitud del emperador.
El concejo de Ulma no quiso separarse de los demás secuaces III
de la confesión de Augsburgo. Los de esta ciudad aseveraron que
deseaban ciertamente con mucho anhelo el restablecimiento de la D e importancia decisiva era la actitud del emperador res-
unidad religiosa, pero que a vista de su impotencia, no podían pecto del concilio. Hosio le hizo las más enérgicas representacio-
hacer más que expresar sus ardientes deseos de ello (3). Al con- nes, pero al principio no logró obtener su asentimiento a la bula
trario, la universidad de Ingolstadio prometió delegar embajado- del concilio. Mas finalmente, a fines de enero de 1561, Fernando
res a Trento, lo propio que el duque Alberto de Baviera, a cuya abandonó por lo menos su resistencia a la solemne publicación
corte, Munich, Delfino llegó el 4 de junio. Este príncipe, refiere de la bula de indulgencias en Viena, con lo cual reconocía en
el nuncio a Roma desde allí el día 10, sobrepuja a todos los demás principio el plan pontificio del concilio (3). P e r o cuando el 13 de
en celo por la conservación de la fe católica. Delfino trató tam- febrero de 1561 llegó la contestación de los príncipes protestantes
bién con Alberto de la desunión religiosa de los protestantes; y reunidos en Naumburgo, el emperador se hizo aún más reser-
en sus conferencias llegaron al justo conocimiento de que la deci- vado que hasta entonces y tomó todavía más una actitud expec-
sión definitiva de las controversias religiosas estaba, no en los tante. Inútilmente procuró Pío I V producir una mudanza con su
teólogos, sino en los príncipes. Delfino repitió en esta ocasión lo condescendencia en el asunto de la visita de los monasterios,
que ya antes había hecho notar, que, en la desunión religiosa de y enviando al gentilhombre de cámara Canobio con la espada y
los protestantes no se podía fundar ninguna esperanza demasiado sombrero bendecido. Cuando Canobio y Hosio el 14 de enero tra-
taron con Fernando sobre la aceptación de la bula, observó el
(1) L a r e s p u e s t a de E s t r a s b u r g o puede v e r s e en S t e i n h e r z , I, 355 s. El emperador que por lo que a él tocaba, había asentido siempre,
b r e v e a E s t r a s b u r g o , de 13 de d i c i e m b r e de 1560, se halla en R a y n a l d , 1560,
n. 76; L e P l a t , I V , 666 s.
(1) V . la r e l a c i ó n a B o r r o m e o , de 10 de junio de 1561, en S t e i n h e r z , 1,395 s.
(2) Juicio de S t e i n h e r z (I, 368), quien t r a t a p o r menudo este asunto
(2) Cf. Mayer, I, 37 ss.; R e i n h a r d t - S t e f f e n s , J. F r . Bonhomini, I n t r o d u c -
(I, 266 s., 277 s., 292 s., 294 , 312, 320, 333 s., 345 s., 356 s., 367 s., 374 s., 394). Cf.
ción, p. xxxn s.; E h s e s , V I I I , 265 s.
t a m b i é n H u b e r t , 179 s. y S u s t a , I, 29, 39 s., 96 s.
(3) Cf. E d e r , I, 72 s.
(3) Cf. S t e i n h e r z , I, 370 s., 375 s. y E h s e s , V I I I , 218 s.
pero quería que el concilio tuviera buen éxito y no se originara había pasado a nombrar los legados del concilio. Con esto quería
una g u e r r a de su convocación; que ahora era su solicitud que los dar una prueba irrebatible de que tomaba en serio la celebración
obispos católicos pudieran asistir al concilio sin temor; que inten- del sínodo. Y a a fines de junio de 1560 el Papa había manifestado
taba prometer la paz a los príncipes protestantes, si ellos la pro- su designio de nombrar legado del concilio a Morone (1). En
metían asimismo a los obispos que se encaminaran al concilio. Dos octubre se decía en Roma que además de Morone, habían sido
días después el emperador declaró a Hosio otra vez, que él mismo también escogidos Seripando y Gonzaga, para representar al Papa
estaba por el concilio, pero no podía por lo pronto prometer la en el concilio. Contra Morone y Seripando trabajaba el embajador
asistencia de los obispos; que por eso quería antes consultar español V a r g a s (2). Morone a principios de diciembre rehusó
todavía a los príncipes católicos del imperio. Hosio repuso que formalmente el ofrecimiento pontificio (3). También se negó el
había peligro en la dilación, si los franceses, aburridos de espe- cardenal Hércules Gonzaga, pero declaró el 6 de febrero su
r a r , celebraban un concilio nacional y seguían su camino propio pronta disposición de ánimo cuando el Papa persistió en su vo-
en las cosas eclesiásticas, con lo cual se robustecería el poder de luntad (4). En vista de ello Pío IV, en un consistorio de 14 de
los protestantes. Sin embargo de esto, el emperador persistió en febrero de 1561, le nombró a él y a Puteo legados del concilio (5).
su opinión de que nada podía hacer antes de haberse aconsejado El 10 de marzo fueron elegidos otros tres legados de la serie de
con los príncipes católicos, o por lo menos con los electores ecle- los cardenales nuevamente creados el 26 de febrero: Seripando,
siásticos (1). Los continuados esfuerzos de Hosio en los días Hosio y Simonetta (6).
siguientes no lograron mejor resultado, porque F e r n a n d o siempre Los cardenales a quienes se confió la representación del
alegaba de nuevo, que debía esperar la respuesta de los príncipes Papa, eran apropiados de manera eminente para su elevado
electores eclesiásticos (2).
(1) V . la r e l a c i ó n de V a r g a s en Voss, 63.
Durante estas negociaciones, Francia pareció abandonar la
(2) Cf. D ò l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 340 s., 346 s.; Susta, I, X L V I I I s.
resistencia a la bula del concilio. A principios de marzo el Con- (3) V. Susta, I, X L V I I I .
sejo de Estado acordó la aceptación de la bula, lo cual se comu- (4) V . ibid., XLVIII-xLix. E n u n a »relación de F r . Tonina, de 1.° de e n e r o
nicó al nuncio Gualterio y al enviado extraordinario Lorenzo de 1561, se dice: D a p e r s o n a che mi dice h a v e r l o da a l t r o che g l i disse h a v e r l o
del Papa esso vuole p e r ogni modi che mons. di Mantova sia il legato del
Lenzi, obispo de Fermo. En una nota oficial de 3 de marzo, que concilio (las p a l a b r a s de cursiva e s t á n e n cifra). Archivo Gonzaga de Man-
el abad Niquet debía llevar a Roma, se mantuvo, no obstante, tua. Cf. t a m b i é n l a r e l a c i ó n del e m b a j a d o r p o r t u g u é s , de 26 de e n e r o de 1561,
como condición para la participación de F r a n c i a en el concilio, en el Corpo dipi. P o r t u g . , I X , 162 s.
(5) V. Massarelli, 351. Mula n o t i f i c a b a el 14 de f e b r e r o de 1561: * E t ella
la aquiescencia de Fernando I y Felipe II (3). [Sua S&j si a v v i ò verso B e l v e d e r e , dicendo che, se non m' a g g r a v a v a il cami-
Todavía antes que la noticia de esto llegara a Roma, Pío I V n a r e , io l a s e g u i s s e , e t a l volta mi c h i a m a v a colla m a n o dicendo q u a l c h e
p a r o l a e t r a le a l t r e che h a v e v a f a t t o duoi l e g a t i p e r il concilio e d o m a n d a n d o ,
che me n e p a r e v a , laudai g r a n d e m e n t e 1'uno e 1 ' a l t r o . E l l a s o g g i u n s e : Ne
(1) Cf. S t e i n h e r z , I, xcix, 215 s.; E d e r , I, 73. f a r e m o t r e altri, e se non ne h a v e m o de' f a t t i c a r d i n a l i che s i a n o al p r o p o s i t o ,
(2) V. S t e i n h e r z , I, 219 s.; ibid., 221 s. h a y !a r e l a c i ó n de Hosio a Borro- gli f a r e m o di nuovo, t e o l o g i e legisti che siano da bene, e se non b a s t a r a n n o
m e o , de 3 m a r z o de 1561, s o b r e la c o n f e r e n c i a que t u v o con F e r n a n d o 1 el 2 de quelli, ne f a r e m o degli a l t r i e ci a n d a r e m o a n c o r a noi, q u a n d o c o n o s c e r e m o
m a r z o . El último día de f e b r e r o de 1561 escribía Hosio a C o m m e n d o n e : *Hic che sia b i s o g n o . E dicendo io che l ' i m p r e s a è g r a n d e e difficile e c h e biso-
nihil est novi hoc t e m p o r e . Concilii c a u s a nescio q u o m o d o e x t r a h i t u r longius. g n a che S u a S a n t i t à sia c o r r e t t o r e degli e r r o r i del t e m p o p a s s a t o , ella sospi-
Caes. M a i e s t a s non s a t i s s u a m s e n t e n t i a m e x p l i c a t a c p r i u s e t i a m r e m a d r a n d o p r e g a v a Dio che lo potesse f a r e e che non m a n c h e r i a di t u t t o quello che
p r i n c i p e s e c c l e s i a s t i c o s e l e c t o r e s p r a e s e r t i m r e f e r r i v u l t q u a m e x p r e s s e decla- si s a p e s s e i m m a g i n a r e e c h e t u t t i d o v e s s e r o p r e g a r e Dio che 1' a i u t a s s e in
r e t se in concilium c o n s e n t i r e . E g o u r g e r e non desino, q u a n t u m q u e periculi q u e s t a difficilissima i m p r e s a . Archivo secreto pontificio.
sit in m o r a p o s i t u m inculco, sed non m u l t u m proficio. Quid sit f u t u r u m , Deus (6) V. M a s s a r e l l i e n M e r k l e , I I , 351. Cf. Bondono, 546; S e r i p a n d i
scit. El 11 de m a r z o r e f i e r e de nuevo a C o m m e n d o n e : * Adhuc C a e s . M a i e s t a s C o m m e n t . , 464; la c a r t a del e m b a j a d o r p o r t u g u é s , de 14 de m a r z o de 1561, q u e
d e l i b e r a i in c a u s a concilii et r e s p o n s u m a catholicis p r i n c i p i b u s ex G e r m a n i a se halla en el C o r p o dipi. P o r t u g . , IX, 196 s.; l a » r e l a c i ó n de S a r a c e n i , de 14
expectat. Archivo Graziarli de Città di Castello. y 18 de marzo de 1561, Archivo público de Florencia.
(3) V. S u s t a , 1,170; Sickel, Concilio, 186, nota; E d e r , I , 74; E h s e s , V i l i , 167.
cargo (1). A su cabeza estaba como presidente del colegio de los había nombrado prior general a este italiano del sur, muy nota-
legados, el cardenal de Mantua, Hércules Gonzaga, ornado con la ble como predicador, teólogo, ciceroniano, helenista y sobre todo
púrpura ya por Clemente V I I , personaje sobresaliente en mu- como amigo de la r e f o r m a católica. Como tal, Seripando tra-
chos respectos, ilustre por sus grandes cualidades personales. bajó con encendido celo por reformar de una manera radical la
Aunque su vehemente pretensión de la tiara arroja una som- Orden de los ermitaños de S. Agustín, y purificarla de los elemen-
bra sobre su carácter, con todo el hijo de la célebre Isabel de Este tos luteranos que se habían introducido en ella en muchas partes.
se ha de considerar como un digno y capaz representante del Papa Durante el primer período del concilio de T r e n t o , Seripando des-
por efecto de su mucha experiencia de largos años, su vasto saber, empeñó un papel eminente. Su intervención dió lugar a las dete-
su celo de la reforma, su posición de príncipe y su parentesco nidas deliberaciones sobre la doctrina de la justificación, en las
con el emperador. cuales fué luego desechada la teoría conciliadora defendida
Hércules Gonzaga era sobre todo diplomático, no teólogo por él, bien intencionada, pero equivocada. Desde este tiempo
docto. Lo que le faltaba en este respecto, lo poseían e n g r a n d e Seripando se atrajo la desconfianza del partido rigurosamente
medida los demás legados: Simonetta, Púteo, Seripando y Hosio. conservador, dirigido por C a r a f a . Hostilidades de e s t a p a r t e , así
Ludovico Simonetta, descendiente de una familia milanesa de como un permanente estado enfermizo, fueron las causas de que
en 1551 renunciara al generalato de su Orden y a tomar parte en
humanistas, ocupaba la posición más importante después de Gon-
las deliberaciones del concilio, de nuevo abierto por Julio III, a fin
zaga, aunque por no haber sido nombrado cardenal hasta el 26 de
de vivir para sus estudios en Nápoles. Su nombramiento de
febrero de 1561, era, según la categoría, el último de los legados.
arzobispo de Salerno, en 1554, le hizo posible vivir lejos de Roma
Por ser excelente canonista, era el verdadero hombre de confianza
en su diócesis durante el pontificado de Paulo I V , que le era
de Pío I V , cuyos derechos defendió con ardiente celo y gran
adverso. El nuevo P a p a se acordó pronto del fino y comedido
prudencia. E s significativo que, fuera del presidente, sólo Simo-
sabio, le llamó a Roma y le admitió en el sacro colegio el 26 de
netta disponía de cifra para su correspondencia con Roma.
febrero de 1561.
Jacobo Púteo, cardenal desde 1551, había prestado a la
Iglesia importantes servicios bajo Julio III y Paulo IV. Lo pro- Asimismo amante de las ciencias, aunque de índole entera-
pio que Simonetta, poseía profundos y extensos conocimientos mente diversa, era Estanislao Hosio, obispo de Ermeland. Como
en derecho canónico. Esto hacía a ambos muy a propósito para adalid de los obispos de su patria, Polonia, contra la invasión del
protestantismo, había prestado ya eminentes servicios a la res-
mantener los derechos de la Santa Sede contra las tendencias con-
tauración católica, en varias dietas y con su vigoroso escrito Con-
ciliares.
fesión de la fe católica, cuando Pío I V le nombró nuncio cerca de
Por la ciencia teológica resplandecían de igual manera Hosio
Fernando I. Su carácter enérgico y a veces áspero, así como
y Seripando; su carácter era tan diferente como su origen. Jeró-
su índole pesada, le hicieron con todo muy poco a propósito
nimo Seripando, descendiente de una familia noble de Apulia, es
para las negociaciones diplomáticas. A pesar de esto Pío I V honró
acaso el varón más eminente de que por entonces podía glo-
sus merecimientos y doctrina llamándole al senado supremo de la
riarse la Orden de los eremitas agustinianos. Paulo III, en 1538,
Iglesia, en la g r a n promoción de febrero de 1561.
(1) P a r a lo que s i g u e cf. l a s e x c e l e n t e s explicaciones de Susta, I, X L I I I S . , L a bula de nombramiento para los cinco legados del concilio
LVI s. V. a d e m á s S i c k e l , R e l a c i o n e s , V , 65 s.; Sol, II c a r d . L. S i m o n e t t a , en el está fechada el 10 de marzo de 1561 (1). L a posición especial que
A r c h . R o m . , X X V I , 185 s.; E d e r , I, 119 s.; L a u c h e r t , 536 s. S o b r e S e r i p a n d o
Hércules Gonzaga había de ocupar como presidente del colegio de
cf. n u e s t r o s d a t o s del vol. X I , 436-438; X I I , 201, 213 , 275, 276 . 346, 408, 570;
sobre P ú t e o el vol. X I I I , 172; vol. X I V , 57 s., 96, 226 s., 263 s., 303 s. E l t r a b a j o los legados, no se menciona en ella; pero halló suficiente expre-
de J u a n D r e i : L a p o l í t i c a di P i ó I V e del c a r d . E. G o n z a g a 1559-60, que se
(1) Se h a l l a en R a y n a l d , 1561, n. 2; L e P l a t , I V , 697 s.; E h s e s , V I I I , 176
h a l l a en el A r c h . d. Soc. R o m . , t. X L , d e s g r a c i a d a m e n t e no m e h a sido aún
Cf. M a s s a r e l l i e n M e r k l e , I I , 353; T h e i n e r , I, 666; Sickel, Concilio, 184.
accesible.
16. — HIST. D E LOS P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
sión en la constante preferencia que se le dió por la Santa de su nombramiento de legado, lo propio que el encargo de hacer
Sede (1). todo lo posible para decidir al emperador a que mandara embaja-
E n el nombramiento efectuado ya en enero, de los funcionarios dores al concilio, y de partirse luego sin dilación a Trento (1). El
del concilio, Pío I V echó mano muchas veces de los elementos que 21 de marzo Pío I V concedió una indulgencia plenaria para aque-
llos que, después de haber recibido los sacramentos, asistieran a
habían trabajado con buen éxito ya bajo Paulo III y Julio III. F u é
la entrada de los legados y rogasen por el buen éxito del conci-
nombrado comisario Juan Tomás Sanfelice, obispo de L a Cava.
lio (2). El 26 de marzo Seripando se puso en camino para Trento -
El 26 de enero de 1561 partió de R o m a y llegó a T r e n t o el 24 de
tuvo antes una larga conferencia con el Papa (3).
febrero (2). El cargo importante de secretario del concilio fué
confiado de nuevo a Angel Massarelli, obispo de Telese; su nom- Fernando I, en sus negociaciones con Hosio, del 18 y 19 de
marzo, había salido al paso a las instancias de éste a que se deci-
bramiento se hizo el 2 de febrero. Salió de Roma el 11 de marzo
diera, con el reproche de que el Papa tenía la culpa de la dilación,
y arribó a T r e n t o el 26 (3).
porque todavía no le había contestado a su pregunta sobre lo que
Los legados Seripando y Simonetta, que estaban en Roma,
pensaba hacer en vista de la respuesta de los príncipes protestan-
recibieron la cruz de legado en un consistorio secreto de 17 de
tes congregados en Naumburgo. Con todo, el emperador estaba
marzo (4). E n el mismo consistorio exhortó el Papa a todos los
ya enterado de los intentos del Papa, por una carta de Arco,
obispos a que se dirigieran a T r e n t o (5). Al cardenal Hércules
. llegada el 18 de marzo. Pío IV había respondido al embajador
Gonzaga se le envió la bula de nombramiento el 22 de marzo,
cuando éste le entregó las actas de Naumburgo, que como el con-
con indicación de que emprendiera en seguida el viaje a T r e n t o (6).
cilio estaba convocado para Pascua, debía enviar legados a
A Hosio comunicó el cardenal Borromeo a 15 de marzo la noticia
Trento; que no obstante, éstos no celebrarían al pronto ninguna
(1) V . S u s t a , I, 4. Aquí t a m b i é n s e h a b l a de l a s e c r e t a r í a p r i v a d a de sesión con los obispos allí presentes; que el Papa aguardaría la
G o n z a g a , que vino a s e r el v e r d a d e r o d e s p a c h o p r e s i d e n c i a l de t o d a la lega-
resolución de los príncipes católicos de Alemania. A pesar de
ción. E n un p r i n c i p i o P ú t e o d e b í a s e r p r i m e r p r e s i d e n t e ; sólo d e s p u é s que
c a y ó g r a v é m e n t e e n f e r m o , ocupó G o n z a g a el p r i m e r l u g a r . E n las actas esto, Fernando, cuando Hosio le instó de nuevo el 30 de marzo a
s i e m p r e es d e s i g n a d o con p r e c i s i ó n , s e g ú n el o r d e n de l a b u l a de n o m b r a - que designara embajadores, alegó todavía que esperaba la deci-
miento, G o n z a g a c o m o p r i m e r p r e s i d e n t e , S e r i p a n d o como s e g u n d o , Hosio sión del Papa. Evidentemente esto era un mero pretexto con que
comò t e r c e r o y S i m o n e t t a como c u a r t o .
(2) V . M a s s a r e l l i e n M e r k l e , II, 350; B o n d o n o , 546; T h e i n e r , I , 666 s.;
quería ocultar su irresolución (4).
P a l l a v i c i n i , 15, 11, 2; Sickel, R e l a c i o n e s , I, 21. Cf. el " A v v i s o di R o m a de 25 de Entre tanto, para la aceptación de la bula del concilio había
e n e r o de 1561, U r b . , 1039, p. 244, Biblioteca Vatic. E l 5 de m a r z o de 1561 fué
n o m b r a d o Antonio Manelli d e p o s i t a r i o del s. concilio Tridentino; su " L i b r o
grandes dificultades aun en España. Los teólogos de esta nación
delle spese del s. concilio di T r e n t o s e c o n s e r v a en la Bibl. Vallicelliana, ponían reparos en que se hubiera eludido la cuestión de si el
L . 40; v. Calenzio, D o c u m . sul concilio di T r e n t o , R o m a , 1874, SII s., y Susta, I, concilio era nuevo o continuación del anterior, y pedían que se
53 s." ibid., 27 s. se h a b l a s o b r e los f o n d o s ocultos q u e h a b í a a d e m á s y e r a n
declarase muy expresamente lo último (5). Los obispos españoles
a d m i n i s t r a d o s p o r el p r e s i d e n t e H é r c u l e s G o n z a g a . Cf. t a m b i é n C e r a s o l i en el
A r c h . s t o r . I t a l . , 5. A s e r i e , V I I I , 289 s. daban mucha importancia a esta cuestión, porque querían que
(3) V. Massarelli, 351, 353; B o n d o n o , 547; S i c k e l , R e l a c i o n e s , I, 21; se conservara el decreto conciliar relativo a la subordinación de
Susta, I, 6.
(4) P ú t e o e n t o n c e s e s t a b a p o s t r a d o en c a m a . Cf. Bondono, 547; Thei- (1) S t e i n h e r z , I, 226 s.; ibid., 233 h a y u n a c a r t a de 23 de m a r z o de 1561,
n e r , I , 667. S e g ú n u n a " r e l a c i ó n de F r . T o n i n a , de 22 de m a r z o de 1561, Seri- e n que se le r e i t e r a b a la o r d e n de p a r t i r , t a n p r o n t o c o m o h u b i e s e d e c l a r a d o
p a n d o recibió mil escudos p a r a el v i a j e a T r e n t o . Archivo Gonzaga de el e m p e r a d o r que q u e r í a e n v i a r e m b a j a d o r e s al concilio.
Mantua. (2) V. R a y n a l d , 1561, n. 4; L e P l a t , I V , 698 s.
(3) V. Massarelli, 353; Seripandi Comment., 464.
(5) " R e l a c i ó n de T o n i n a , de 19 de m a r z o de 1561, Archivo Gonzaga de
(4) Cf. S t e i n h e r z , I , ci s., 228 s., 235 s.
Mantua. P a l l a v i c i n i , 15, 11, 2.
(5) Cf. D o l l i n g e r , Documentos, I, 348, y Colección de docum. inéd ,
(6) D e j ó s e l e con todo libre al c a r d e n a l , a r u e g o s suyos, p a s a r los días I X , 97.
de P a s c u a en M a g u z z a n o . B r e v e de P í o I V , de 22 de m a r z o de 1561, publicado
p o r Susta, I, 1 s.
NEGOCIACIONES DE CANOBIO Y HOSIO
244 I V , PÍO IV

los cabildos catedrales (1). Felipe II dió tanto más oído a las repre- esto previamente no era posible, proponíale que, después de
sentaciones de los teólogos, cuanto las relaciones del rey con el comenzadas las negociaciones del concilio, el Papa estableciera
Papa estaban tirantes desde fines de 1560; el gabinete español no su residencia en Bolonia y el emperador en Innsbruck para
quería dejar escapar la ocasión favorable de hacer fuerza a estar más cerca del sínodo y prestarle su ayuda. Canobio
entregó al emperador esta propuesta por escrito. En su res-
Pío I V (2)- puesta de 6 de mayo, Fernando I hizo referencia a sus esfuer-
Después que Felipe II, durante el mes de febrero había zos con los protestantes, y declaró que nada había omitido de
evitado dar una contestación resuelta, declaró finalmente el 12 de lo que le competía a él como emperador en este asunto, y había
marzo al nuncio, que se había decidido a no aceptar en seguida ya designado embajadores para el concilio; que los enviaría a
la bula, y a no enviar todavía a sus prelados, sino aguardar cómo Trento lo antes posible. P a r a el caso de que el P a p a fuera
se desenvolverían las cosas en Alemania y Francia, y entre tanto a Trento, prometió él dirigirse, no sólo a Innsbruck, sino tam-
proponer al P a p a sus deseos de una modificación de la bula (3). bién asimismo a Trento. Con esto había Fernando expresado la
P a r a este fin, en marzo fué enviado a Roma don Juan de Ayala. aceptación de la bula del concilio. L a incansable elocuencia de
Llevaba el encargo de exigir de Pío I V la declaración explícita Hosio había contribuido decisivamente a que el emperador ven-
de que, por la bula de 29 de noviembre de 1560, no se convocaba ciera sus reparos y accediera a mandar embajadores (1). Ani-
un concilio nuevo, sino la continuación del tridentino, como el mado el nuncio por el buen éxito obtenido, el 8 y 18 de mayo
rey lo había presupuesto siempre en todas las negociaciones (4). demandó aún más, es a saber, que Fernando enviara desde
A y a l a llegó a Roma el 16 de abril de 1561 y tuvo al día siguiente luego un embajador a Trento. Pero el emperador no se avino
una conferencia con el Papa (5). a ello; aseguró no obstante que sus representantes compare-
Como la presencia de obispos españoles en el concilio estaba cerían en Trento los primeros, pero sólo cuando las demás poten-
excluida antes de una inteligencia con Felipe II, y con esto cias hubieran dado a sus embajadores la orden de partir (2). En esta
se había hecho necesaria una dilación del comienzo del sínodo, actitud fué confirmado el emperador por una relación de Arco,
Hosio, el 16 de abril, recibió la nueva orden de no instar más al llegada el 25 de mayo, la cual le comunicaba el deseo del Papa
emperador a que mandara en seguida embajadores a Trento, sino de que procediera de esta manera, sin cuidarse de los apremios de
sólo rogarle que los tuviera dispuestos para hacerlos partir tan Hosio (3).
pronto como los obispos españoles hubiesen salido para Trento (6).
D e las ulteriores negociaciones fué encargado Canobio, el cual Canobio manifestó también al emperador, que el Papa se había
fué enviado de nuevo a Viena el 16 de abril, con una instruc- resuelto a hacer llegar asimismo la bula del concilio junto con un
ción semejante (7). Al mismo tiempo Hosio debía comunicar breve (de 13 de abril de 1561), además del rey de Polonia, al
al emperador que el Papa, para acceder a sus deseos, estaba zar de Rusia Iván Wassiljewitsch, a la manera que sus predece-
dispuesto a dirigirse al concilio con todo el colegio cardenalicio, sores habían invitado a los emperadores griegos para los con-
luego que le pareciera conveniente y necesario. P e r o que como cilios universales. F e r n a n d o estuvo de acuerdo con esta misión;
Hosio determinó que Canobio la emprendiese. Cuando Canobio
(1) V . S i c k e l , Concilio, 185, 189, 209 s. llegó a la corte del rey de Polonia, Segismundo Augusto, éste se
(2) C f . R e i m a n n , N e g o c i a c i o n e s , 619 s.; S u s t a , 1 , 1 5 s., 172.
declaró, es verdad, dispuesto a favorecer el concilio, pero no quiso
(3) D o l l i n g e r , I, 355 s.
(4) V . l a I n s t r u c c i ó n s e c r e t a a D . J . de A y a l a , de 13 de m a r z o d e 1561, en
D o l l i n g e r , I, 358 s.; cf, C o l e c c i ó n d e d o c u m . i n é d . , I X , 94.
(1) Cf. S i c k e l , C o n c i l i o , 191 s., 194 s.; S t e i n h e r z , I, civ, 252; E h s e s , V I I I ,
(5) V. el * A v v i s o di R o m a , d e 18 de a b r i l d e 1561, U r b . , 1039, p . 268, 200, 204 s.
Biblioteca Vatic. Cf. Cal. of S t a t e P a p e r s , F o r e i g n , 1561-1562, 64; S u s t a , 1,16. (2) V. S t e i n h e r z , I, civ, 249, 254 s .
(6) B o r r o m e o a H o s i o , e n S t e i n h e r z , I, 243 s. Cf. l a c a r t a de B o r r o m e o a (3) V . S t e i n h e r z , I, civ s. S o b r e las r a z o n e s del P a p a cf. l a r e l a c i ó n del
H é r c . G o n z a g a , en S u s t a , 1,14. e m b a j a d o r p o r t u g u é s , de 2 de m a y o d e 1561, e n el C o r p o dipi. P o r t u g . , I X , 236 s.
(7) V . S t e i n h e r z , I , c m s., 251 s.
permitir que aquél pasara por sus Estados para ir a Rusia (1). muy lentamente fué aumentando en los meses siguientes (1). El
Pío I V , a pesar de esto, no abandonó la idea de una negociación con 21 de abril los legados escribieron a Borromeo, que el Papa instara
el zar ruso. Sin conocimiento del r e y de Polonia ni del emperador, de nuevo a la rápida partida de los prelados presentes en Roma,
envió un nuevo mensajero a Rusia, en la persona de J u a n Geraldi. para que los de los otros países se resolvieran más presto (2). F u é
El viaje de éste terminó sin embargo en las cárceles de Polonia; vivamente saludada la venida del insigne arzobispo de B r a g a ,
y sólo en 1564 logró recobrar su libertad (2). fray Bartolomé de los Mártires, el cual llegó el 18 de mayo como
Uno de los pocos países de donde se recibieron noticias muy «primicias de las naciones ultramontanas» y participó a los lega-
satisfactorias, fué Portugal, cuyo r e y don Sebastián estaba lleno de dos, que le seguirían pronto otros tres o cuatro obispos de Por-
celo por el concilio. El 17 de marzo de 1561 el nuncio Próspero Santa tugal y un embajador del rey (3). El Papa sintió especial alegría
Cruz refería desde Lisboa a Borromeo, que era firme voluntad del por esta noticia (4).
rey que todos los prelados de su reino asistiesen al concilio y que E n t r e tanto, las negociaciones con las potencias continuaban
no valiera ninguna excusa, en vista de la importancia del negocio; su curso. Como las conferencias con don Juan de Ayala en Roma,
que el rey enviaría a Trento su embajador, tan pronto como no daban ningún resultado, el 23 de mayo fué enviado a Felipe II
supiera el nombramiento de los legados. El Papa alabó el celo del el obispo de Terracina, Octaviano Raverta, el cual había ya antes
rey en un breve de 26 de abril de 1561 (3). sido nuncio en España y era allí muy querido. Llevaba impor-
El domingo de Pascua, 6 de abril de 1561, en que el concilio tantes concesiones en las cuestiones debatidas con el gobierno
hubiera debido abrirse, se hallaban presentes en T r e n t o sólo cuatro español. Respecto del concilio tenía plenos poderes para ofrecer
obispos, pero todavía ninguno de los legados (4). E l 16 de abril los al rey el envío de un breve secreto, que designara la bula de 18 de
cardenales Gonzaga y Seripando, a quienes dieron la bienvenida noviembre como bula de continuación (5). Cuando R a v e r t a llegó
sólo el cardenal Madruzzo, obispo de Trento, y otros nueve obispos, a la corte de España el 13 de junio, Felipe II había ya cedido en
celebraron su entrada solemneen la ciudad del concilio (5). Antes, vista del peligroso desenvolvimiento de las circunstancias de
el 12 de abril, se había publicado la indulgencia plenaria de 21 de Francia, y para ganar el auxilio de Pío IV contra los turcos (6).
marzo. Al principio no se podía pensar en la apertura de la asam- El nuncio Juan Campegio, obispo de Bolonia, lo había sabido ya a
blea, pues el número de los prelados que estaban en Trento, sólo principios de junio y notificado al punto a Roma (7). L a comu-
nicación oficial se hizo por medio de una circular real de 13 de
(1) Cf. Sickel, Concilio, 192,195; S t e i n h e r z , I, 243,245; S u s t a , 1,11; P a l l a - junio, que exhortaba a todos los obispos a prepararse al viaje para
vicini, 15, 9, 4; P i e r l i n g , I, 369 s.; Ü b e r s b e r g e r , I, 348. El b r e v e p a r a el z a r se
principios de septiembre; el número de los destinados a asistir
h a l l a e n R a y n a l d , 1561, n. 17; L e P l a t , I V , 700 s. S o b r e las g r a n d e s dificultades
que a p e s a r de l a a c e p t a c i ó n p o r el r e y , de la b u l a del concilio, se s u s c i t a r o n al concilio y su definiva partida se debían fijar más adelante (8). El
en P o l o n i a r e s p e c t o al e n v í o de e m b a j a d o r e s al concilio, v . S u s t a , 1,121. breve deseado por Felipe II con la declaración tocante a la conti-
(2) Cf. P i e r l i n g , R o m e e t Moscou, P a r í s , 1883,53 s.; P i e r l i n g , I, 373 s.; nuación del concilio tridentino, fué expedido el 17 de julio y
S u s t a , I, 285 s.; T u r g e n i e v , R u s s i a e M o n u m . , I, 181 s.; U b e r s b é r g e r , I, 349.
(3) Cf. L a e m m e r , Melet., 184; S t e i n h e r z , I, 247; R a y n a l d , 1561, n. 14;
L e P l a t , I V , 702; C o r p o dipi. P o r t u g . , IX, 235; Susta, I, 24; E h s e s , V I I I (1) V . T h e i n e r , I , 667-668.
175,198. (2) S u s t a , 1,12.
(4) V. T h e i n e r , I, 667, 668. E l p r i m e r obispo que l l e g ó a T r e n t o , f u é el de (3) M a s s a r e l l i , 356. S u s t a , I, 24. L a f e c h a «18 de abril» que se h a l l a e n
C r e m o n a , Nic. S f o n d r a t o , el m á s t a r d e P a p a G r e g o r i o X I V . T h e i n e r , I , 668, es f a l s a .
(4) Cf. l a r e l a c i ó n del e m b a j a d o r p o r t u g u é s , de 18 de junio de 1561, en el
(5) Cf. M a s s a r e l l i , 354; B o n d o n o , 547 s.; Susta, I, 7; Giuliani, T r e n t o al
C o r p o dipl. P o r t u g . , I X , 273.
t e m p o del Concilio ( t i r a d a a p a r t e de u n a m e m o r i a del A r c h . Trid., 1888), 88 s.
G o n z a g a , como m á s t a r d e M o r o n e , h a b i t a b a en el p a l a c i o de S e g i s m u n d o (5) V. Susta, 1,31 s., 204.
T h u n ( a h o r a c a s a municipal), en la V í a l a r g a ; v. S w o b o d a , 23. A q u í t a m b i é n (6) Cf. Susta, I, 194 y S t e i n h e r z , I, 274.
h a y a l g u n a s r e p r o d u c c i o n e s de los n u m e r o s o s c u a d r o s que r e p r e s e n t a n v a r i a s (7) V. su r e l a c i ó n de 5 de junio de 1561 en Susta, 1,193.
sesiones del concilio. V. t a m b i é n G a l a n t e , C u a d r o s s o b r e el concilio de T r e n t o (8) V . G a c h a r d , C o r r e s p . de M a r g u e r i t e , I, 291; S u s t a , 1,194. E d e r (I, 78)
p a r a la h i s t o r i a de la civilización, I n n s b r u c k , 1912. s e ñ a l a f a l s a m e n t e el 3 de junio como f e c h a de la c i r c u l a r .
enviado junto con una carta autógrafa del Papa de 16 de julio, encaminaran a Trento; pero todavía se les concedió un plazo, pues
que declaraba la validez de los decretos tridentinos (1). se supo que los españoles no llegarían antes de octubre (1).
Por la condescendencia de Felipe II se había evitado el más Cuando vinieron de Francia muy amenazadoras noticias, Pío I V ,
peligroso escollo y asegurado la celebración del concilio (2). El el 23 de agosto, declaró al embajador imperial que abriría irrevo-
2 de julio llegó a Roma la noticia oficial sobre el favorable cambio, cablemente el concilio, aun cuando Fernando I no pudiera tomar
del cual hasta entonces sólo se había tenido conocimiento por en él parte. E l día después el Papa determinó en un consistorio
cartas confidenciales (3). T r e s días después Pío I V la participó que todos los obispos italianos se habían de dirigir a Trento
al emperador y le exhortó a que ahora no difiriese más el envío de dentro de ocho días. Algunos de los que moraban en Roma, se
sus prelados y embajadores. Al mismo tiempo se mandó una carta resistieron aun entonces, y así el número de los prelados en el sitio
parecida al rey de Francia, Carlos IX. Asimismo se dió relación del concilio no iba aumentando sino lentamente (2).
de este importante suceso a las otras potencias católicas, como, Con todo, en los primeros meses fueron principalmente ita-
por ejemplo, a la señoría de Venecia (4). lianos los reunidos en Trento; la llegada de los obispos de las
Cuando Hosio entregó al emperador la carta pontificia el 18 de demás naciones se retardó todavía más, excepto los portugueses,
julio, éste repitió la contestación que había dado ya a Canobio: ya presentes. El 26 de septiembre llegó el primer español, el
que se había ya decidido a enviar embajadores a Trento, pero no obispo de Vich (3); cuanto a la mayor parte de los demás, era ya
podía determinar todavía un día fijo para su partida. También el noviembre cuando fueron arribando a Trento (4). Pues Felipe II,
sucesor de Hosio, el acomodadizo Delfino, a sus reiteradas exhor- a las reiteradas instancias del nuncio, se había decidido a enviar
taciones, recibió siempre la respuesta de que los embajadores del delante algunos; hasta septiembre no eligió a los demás que debían
emperador estarían en Trento antes que los españoles (5). asistir al concilio (5). L a designación y envío de un embajador
todavía se difirió más tiempo.
Hosio, que de mucho tiempo había deseado ir a Trento, dejó a
Viena el 29 de julio. El 20 de agosto llegó a la ciudad del conci-
(1) V. las c a r t a s de B o r r o m e o , de 26 de julio, 2 y 20 de a g o s t o de 1561,
lio; por su modestia rehusó todo recibimiento solemne (6).
en S u s t a , I, 64 s . , ' 6 9 , 71 s., 73 s. Cf. el * A v v i s o di R o m a de 9 de a g o s t o
D u r a n t e lo fuerte del verano Pío I V atendió celosamente de 1561, Urb., 1039, p. 224, Biblioteca Vatic., y las r e l a c i o n e s p o r t u g u e s a s , que
a promover el concilio. E n julio los legados Púteo y Simonetta se h a l l a n en el C o r p o d i p i . P o r t u g . , IX, 287, 318. El e m b a j a d o r p o r t u g u é s t o m ó
a su c a r g o d i l i g e n c i a r l a c a r t a de P í o IV, de 20 de a g o s t o de 1561, p a r a el
recibieron orden de disponerse al viaje (7). Se mandó a los nun- n e g u s de Abisinia, Minas, e n la que e r a éste i n v i t a d o a e n v i a r e m b a j a d o r e s a
cios que procuraran que los prelados acudiesen al concilio; en T r e n t o ( i m p r e s a en B e c c a r i , R e r u m A e t h i o p . Script, occid., X, 125); l a c a r t a
Italia lo hizo el Papa personalmente. E l 1.° de agosto se expidie- con t o d o no llegó a m a n o s del n e g u s (v. ibid., 125, nota).

ron los breves correspondientes a todos los obispos de la penín- (2) V. M a s s a r e l l i , 356 s.; T h e i n e r , I, 670 s.; S u s t a , I, 75 s., 77 s., 90. Un
* Avviso di R o m a de 6 de s e p t i e m b r e de 1561 notifica que el P a p a h a m a n d a d o
sula italiana, el 3 a los prelados de Sicilia, Cerdeña, Córcega y a v e i n t i c i n c o obispos, ir al concilio, y que a h o r a h a n p a r t i d o p a r a él (Urb.,
Dalmacia, y el 9 a los arzobispos de Chipre y Creta. Los prelados 1039, p. 298, Biblioteca Vatic.). Cf. a d e m á s l a * c a r t a de G. A. C a l i g a r i a Com-
que moraban en Roma, fueron frecuentemente requeridos a que se m e n d o n e , f e c h a d a e n R o m a a 13 de s e p t i e m b r e de 1561, L e t t . di princ., X X I I I ,
34, Archivo secreto pontificio. E l 13 de o c t u b r e de 1561 * e s c r i b e S e r r i s t o r i que
(1) De estos documentos, el uno se h a l l a en Sickel, Relaciones, II, 107, y el P a p a p e r s i s t e e n que t o d o s los obispos v a y a n al concilio (Archivo público de
el o t r o en D o l l i n g e r , Documentos, I, 366. Cf. E h s e s , V I I I , 279. Florencia). P e r o t o d a v í a e n 8 de n o v i e m b r e se d a la n o t i c i a de que el P a p a
a p r e m i a a los obispos a ir al concilio, y que a y e r p a r t i e r o n siete, p e r o que
(2) Juicio de S t e i n h e r z , I, cix.
m u c h o s se r e s i s t í a n (* A v v i s o di R o m a de 8 de n o v i e m b r e de 1561, U r b . , 1039,
(3) V. l a c a r t a de B o r r o m e o a Hosio, de 2 de julio de 1561, en S t e i n h e r z ,
p. 308, Biblioteca Vatic.); el P a p a c o n todo p e r s i s t i ó e n que, a excepción de
I , 273 s. y l a d i r i g i d a a los l e g a d o s del concilio, del m i s m o día, e n S u s t a , 1,44 s.
u n o s pocos, todos se p u s i e s e n en c a m i n o (* A v v i s o de 20 de d i c i e m b r e de 1561
(4) V. Sickel, Concilio, 205; Susta, I, 48 s., 219.
y 3 de e n e r o de 1562, loe. cit., p. 319b, 329).
(5) V. S t e i n h e r z , I, cv s.
(6) V . S t e i n h e r z , I, 290; M a s s a r e l l i , 357. (3) Cf. Massarelli, 358; T h e i n e r , 1, 670; S u s t a , I, 78, 80.
(7) * A v v i s o di R o m a de 12 de julio de 1561, Urb., 1039, p. 287, Biblioteca (4) Massarelli, 258 ss. Cf. S u s t a , I, 90.
(5) V. S u s t a , I , 78, 80, 257.
Vatic.
D e Francia, en septiembre, el nuncio Gualterio daba noticias el conde Segismundo de Thun; y como rey de Hungría, por el
poco satisfactorias sobre las probabilidades de asistencia al con- obispo de Pees, Jorge Draskovich (1). D e esta manera pasó
cilio. L a conducta del gobierno francés en este importante nego- todavía el resto del año 1561 sin que se pudiera abrir el concilio.
cio continuaba ambigua (1). E l 8 de octubre pudo en verdad E n un consistorio de 10 de noviembre se nombró legado del
Borromeo escribir a los legados, que se había oído decir que la concilio a Marcos Sittich de Hohenems, en lugar de Púteo, enfermo
regente de F r a n c i a quería enviar sus embajadores y prelados; de modo que no podía emprender el viaje, y además se resolvió
pero ésta había sido una promesa vana, y al principio no se cum- que ahora se efectuase sin dilación el envío a T r e n t o del c u a r t o
plió; pues el gabinete francés no creía en la utilidad de un conci- legado Simonetta, hacía meses determinado y siempre diferido.
lio, sino esperaba llegar a una inteligencia con los hugonotes por L a elección de Marcos Sittich, hecha principalmente por conside-
medio de un coloquio religioso, y por concesiones de parte del ración a su parentesco con Pío I V , no fué nada feliz; parece que
Papa (2). Asimismo tampoco se había tomado en serio la designa- se pensó en ella también, porque Sittich pertenecía a la nación
ción hecha a fines de octubre, de veinticinco obispos, de los que seis alemana por su nacimiento y por su obispado de Constanza (2). El
debían salir inmediatamente después del día de San Martín (3). 15 de noviembre fué publicada la bula de indulgencia por el feliz
También era g r a n obstáculo el que el emperador no mostrara progreso del concilio; anunciaba que el Papa pensaba celebrar una
especial celo por el cumplimiento de su promesa de enviar al solemne procesión desde San Pedro a Sta. María del Pópolo,
concilio sus embajadores y los obispos de sus Estados hereditarios. el 23 de noviembre (3).
E s cierto que estaba resuelto a guardar su promesa, pero quería El cardenal legado Simonetta, a quien los importantes nego-
r e t a r d a r lo más posible el envío de los embajadores, porque temía cios de la dataría habían retenido en Roma, partió de allí el 20 de
que se presentaran antes de tiempo en Trento, y hubieran de noviembre y llegó a Trento el 9 de diciembre (4). E n la carta
permanecer allí aislados (4). Así difirió hasta entrado el invierno credencial que se le dió para los demás legados, Pío I V expresa
el dar una respuesta determinada. Sólo cuando por su embajador su voluntad de que ahora, después de haber él aguardado bastante
Arco recibió la noticia de que el Papa había dado prden de abrir el tiempo a todos los príncipes, el concilio no se r e t a r d e ya más, sino
concilio (5), prometió el 1.° de diciembre de una m a n e r a formal al se abra en seguida y se lleve adelante rápidamente. En una pos-
nuncio Delfino, que sus embajadores se hallarían en T r e n t o segu- data de su mismo puño el Papa observó: «No tenemos costumbre
ramente a mediados de enero. Delfino dió relación de esto el 1.° de de hablar mucho, sino deseamos antes bien hechos. Hasta ahora
diciembre a los legados de T r e n t o y a Borromeo que estaba en hemos esperado bastante a todos los príncipes, y por tanto el
Roma (6). También ofreció dificultades la cuestión de las personas. asunto no se puede diferir por más tiempo, sino se debe abrir
A fines de diciembre quedó resuelta de este modo: como empera-
dor, Fernando I debía estar representado por dos embajadores: (1) V. S t e i n h e r z , I, cvi, 339; K a s s o w i t z , 37 s.
uno eclesiástico, el hasta entonces obispo de Viena, y designado (2) S o b r e l a elección de Marcos S i t t i c h , conocido por su p o c a f o r m a c i ó n ,
y s o b r e el d i s g u s t o que p r o d u j o a u n e n t r e los católicos, cf. S u s t a , I, 101. D e
arzobispo de P r a g a , Antonio Brus de Müglitz, y otro seglar,
P ú t e o notificaba y a en 30 de a g o s t o de 1561 u n * Avviso di R o m a , que el c a r -
denal no i r í a a T r e n t o , p o r s e r a n c i a n o y m u y n e c e s a r i o en R o m a . U r b . , 1039,
(1) V . S u s t a , I , 248 s., 253 s.; c f . 181 s., 215 s. El 13 de s e p t i e m b r e d e 1561, p. 296, Biblioteca Vatic.
e s c r i b í a G. A. C a l i g a r i desde R o m a a C o m m e n d o n e : *Si dice c h e le cose di (3) L a b u l a (que se h a l l a en R a y n a l d , 1561, n. 10, L e P l a t , I V , 735 y
F r a n c i a v a n n o m o l t o m a l e e s e g u i t a n o il loro conciliabolo. L e t t . di p r i n c . , Ehses, V I I I , 256 s.) se publicó en T r e n t o el 29 de n o v i e m b r e (v. M a s s a r e l l i , 361).
XXIII, 34, Archivo secreto pontificio, S o b r e la p r o c e s i ó n c e l e b r a d a en R o m a , y l a l l e g a d a a e s t a c i u d a d de M a r c o s
(2) Cf. S u s t a , I, 87 s., 290. Sittich en 28 de n o v i e m b r e , cf. el * Avviso di R o m a de 29 de n o v i e m b r e de 1561,
(3) Cf. S u s t a , I, 290. U r b . , 1039, p. 314b, Biblioteca Vatic. V . t a m b i é n la r e l a c i ó n p o r t u g u e s a de 27
(4) V . S t e i n h e r z , I, cvi. de n o v i e m b r e de 1561 e n el C o r p o dipl. P o r t u g . , IX, 406.
(5) V . l a r e l a c i ó n de Arco, de 22 de n o v i e m b r e de 1561, e n Sickel, Con- (4) Cf. Susta, 1,114 s.; Sickel, Concilio, 235; T h e i n e r , I, 672. S i m o n e t t a se
alojó en el palacio G e r e m í a , en la V í a l a r g a , e n f r e n t e del p a l a c i o T h u n ;
cilio, 235.
(6) V . l a r e l a c i ó n de Delfino e n S t e i n h e r z , I, 325 s. Cf. Susta, I , 124. v. Swoboda, 41.
el concilio lo más pronto posible y continuarse con toda celeri- cuestión de la continuación, para el caso de que se suscitara sobre
dad; se reanuda el anterior concilio tridentino, y no se puede ella una controversia, Simonetta fué facultado por la instrucción
rechazar en ninguna de sus partes. Como hombre de honor, como para declarar abiertamente: que el concilio era la continuación
buen cristiano y como buen Papa, deseamos que se celebre un buen del anterior; que los decretos tridentinos publicados bajo Paulo III
concilio, y que enderece su única intención al servicio de Dios, de y Julio III, se presuponían válidos y no podían ya ponerse en duda
la fe y de la religión, al bien común de toda la cristiandad, así en ningún caso. Que los legados debían impedir que se t r a t a r a de
como también al honor de la Santa Sede. Nos hemos pro- la cuestión de la superioridad del P a p a sobre el concilio, principal-
mente por cuanto el concilio anterior había admitido sin contra-
puesto como fin terminar este concilio, confirmarlo y ponerlo en
dicción la superioridad pontificia. Pero que si se llegara tan allá
práctica, con lo cual deseamos conseguir la unión de todos los bue-
que los prelados no pudieran ser apartados de t r a t a r de este
nos católicos y la perpetua paz de toda la cristiandad, a fin de que
punto, los legados debían suspender el concilio y dar noticia de
podamos servir a Dios concordes y dirigir todas nuestras fuerzas
ello al Papa por un correo extraordinario; que entonces él dispon-
contra los infieles y enemigos del nombre cristiano. Cuando esto
dría lo demás, y, o bien trasladaría el concilio a otro lugar, o lo
h a y a sucedido, moriremos de buena gana y alegremente» (1). Una
disolvería del todo (1).
segunda carta credencial en favor de Simonetta, escrita de mano
del Papa, iba dirigida al cardenal de Mantua únicamente, para Asimismo Simonetta llevó a T r e n t o probablemente otros dos
documentos destinados a los legados: un breve de 22 de septiem-
expresar su posición excepcional, como primero y más antiguo en
bre de 1561, que autorizaba a los legados para trasladar en caso
dignidad de los legados (2).
necesario el concilio a otra ciudad, si les pareciera bien, y una
E n la instrucción dada a Simonetta se exponen más exacta-
bula de la misma fecha que determinaba que si el Papa muriera
mente los designios del Papa, sobre los cuales el legado debía
durante el concilio, la elección de su sucesor no pertenecería al
informar a sus colegas. Su sentido es el siguiente: enseguida des-
concilio, sino sólo a los cardenales (2).
pués de su llegada, se ha de abrir el concilio, y los trabajos conci-
liares se deben emprender con los prelados que se hallen presen- Poco antes de la venida de Simonetta, en la noche del 8 al 9
tes. El sínodo se ha de ocupar principalmente en terminar lo poco de diciembre, había llegado a T r e n t o la relación de Delfino de que,
que todavía resta por hacer en el dogma, especialmente en la según la promesa del emperador, sus embajadores se presentarían
doctrina de los sacramentos; esto es lo más importante; la reforma a mediados de enero. Los legados comunicaron al punto esta carta
de los abusos está ya establecida en g r a n parte, o por lo menos a todos los prelados presentes, y resolvieron en atención a esto
t a n preparada que fácilmente se puede acabar. En este punto de
t r a b a j o s d a e s t e juicio F r . T o n i n a en 20 de d i c i e m b r e de 1561: * S o p r a la bolla
las reformas se presuponía que en Trento sólo se había de t r a t a r
del conclave, del qual S. S'à a d o g n i h o r a r a g i o n a , non vi è c a r d i n a l e c h e
de las que no tocaran a la corte romana, pues el Papa conside- c o n c o r r i n e l l a opinione s u a , di f a r l o in Castello, p a t e n d o q u e s t a s u a opinione
r a b a éstas como prerrogativa suya (3). Por lo que concierne a la molte c o n t r a r i e t à che si a d d u c o n o de incomodi, pericoli, e t che anco il luoco
n o n sia c a p a c e , p e r ò si c r e d e che non se ne f a r à a l t r o . Circa la bolla della
(1) L a c a r t a en que S i m o n e t t a e r a a c r e d i t a d o como l e g a d o , f e c h a d a el r i f o r m a a q u e s t a si a t t e n d e e t si c r e d e p u r e che in ciò si f a r à qualche profitto,
19 de n o v i e m b r e de 1561, se h a l l a p u b l i c a d a p a r c i a l m e n t e en P a l l a v i c i n i , a n c o r a che p o r t a r á t e m p o , p e r c h è dovendosi r i f o r m a r e ogniuno in c a s a s u a
15, 13, 2, e í n t e g r a m e n t e en S u s t a , I, 113 s.; en S a n Cario, 89, e s t á r e p r o d u - ci b i s o g n a n o m o l t e c o n s i d e r a t i o n i , molto t e m p o et molto che f a r e , in r i a n d a r e
c i d a en f o t o t i p i a s e g ú n el o r i g i n a l . u n a s t r a d a t a n t o i n v e c c h i a t a e t b i s o g n a n d o quasi p a s s a r e da un e s t r e m o all'
altro. Archivo Gonzaga de Mantua.
(2) E s t a c a r t a , f e c h a d a el 20 de n o v i e m b r e de 1561, se h a l l a en S u s t a ,
(1) E s t a i n s t r u c c i ó n s e g ú n la m i n u t a del s e c r e t a r i o p r i v a d o T. Galli, se
1,115.
h a l l a en S u s t a , I, 116 s.
(3) Cf. E d e r , 1,121 s., quien o b s e r v a j u s t a m e n t e que el t r a b a j o de r e f o r m a
(2) Ambos d o c u m e n t o s p u e d e n v e r s e en R a y n a l d , 1561, n. 7-9, Le P l a t ,
e m p r e n d i d o e n t o n c e s e n é r g i c a m e n t e en R o m a t e n í a por fin s u s t r a e r del con-
I V , 721 s. y E h s e s , V I I I , 179 s., 248. Cf. S u s t a , I, 118 s. V. a d e m á s las A c t a
cilio la R e f o r m a d o in C a p i t e . S o b r e estos t r a b a j o s de r e f o r m a cf. Sickel, 242;
consist. de 19 de n o v i e m b r e de 1561, en L a e m m e r , Melet., 213, y E h s e s , V I I I ,
S u s t a , I, 119; los * Avvisi di R o m a de 6, 13 y 20 de d i c i e m b r e de 1561, y de 10 de
121. Cf. S á g m ü l l e r , B u l a s de elección de P a p a , 118.
e n e r o de 1562, U r b . , 1039, p. 317b s > ( 319b, 325b, 330, Biblioteca Vatic. Sobre los
diferir la apertura del concilio hasta el 15 de enero. D e ello había todavía (1), otorgó la cruz de legado a Marcos Sittich de
se dió noticia a Delfino el 9 de diciembre. E n una carta a Borro- Hohenems. L a partida del cardenal se difirió hasta el nuevo año,
meo, fechada el 11 del mismo mes, los legados fundamentaban el y no llegó a Trento hasta el 30 de enero de 1562 (2).
apartarse de la voluntad del Papa a ellos manifestada, y r o g a b a n Como día de la apertura del concilio el Papa había elegido
que el Papa lo aprobara. Esta aprobación se les envió por Borro- el 18 de enero de 1562, domingo, en el cual caía la fiesta de la
meo el 20 de diciembre; se añadía que si la venida de los emba- Cátedra de San Pedro (3), como lo hizo participar a los legados por
jadores imperiales o de los representantes de otro g r a n príncipe Borromeo el 31 de diciembre de 1561. A la noticia de Delfino, de
f u e r a inminente, se permitía todavía otra pequeña dilación (1). que los embajadores imperiales apenas estarían en T r e n t o antes
de fin de enero, el 7 del mismo mes se dejó a disposición de los
Luego que Simonetta hubo llegado a Trento, los legados
legados el diferir, sea como fuere, la apertura todavía unos ocho
deliberaron sobre lo que se debía hacer primero; y tuvieron por lo
o diez días (4).
mejor comenzar tratando sobre el índice de los libros prohibidos,
para no plantear ya al principio la cuestión de la continuación, Como ya se hallaban presentes en T r e n t o cerca de cien pre-
al proseguir inmediatamente la doctrina de los sacramentos. lados, los legados resolvieron mantener el 18 de enero. El 15 se
Simonetta dió relación de ello a R o m a el 11 de diciembre y el reunió la primera congregación general preparatoria. Efectuóse
P a p a convino en ello (2). A n t e s de haber llegado la contesta- en el domicilio del cardenal Gonzaga, el cual la abrió como pri-
ción los legados volvieron no obstante a examinar el asunto mer legado con una alocución y una plegaria. Después el secreta-
el 18 de diciembre, hicieron resaltar los reparos y dificultades, rio del concilio, Massarelli, leyó los decretos destinados para la
y cambiaron su dictamen en el sentido de someter a los prelados, sesión de apertura, y un breve pontificio por el cual se regulaba el
en la primera congregación después de la apertura, la cuestión orden de colocación entre los Padres del concilio, para evitar
de si les parecía mejor continuar tratando los artículos todavía disputas de precedencia. Conforme a esto, los patriarcas debían
no definidos o proponer nuevos asuntos; ellos creían que todos formar la primera clase ilustre, los arzobispos la segunda, los
admitirían la continuación, y que de esta manera no se podría obispos la tercera, los primados, al contrario, no se habían de
entonces decir nada contra el Papa, pues el mismo concilio se había distinguir de los demás arzobispos; dentro de cada clase los P a d r e s
declarado en favor de ella. Después de esto, el 27 de diciembre, se debían colocar según el tiempo de su promoción (5).
recibieron por Borromeo la respuesta de que el Papa les dejaba Antes de celebrar la congregación general, lograron los lega-
enteramente libre hacer lo que tuvieran por bien (3). dos remover una dificultad que podía ser muy peligrosa para el con-
cilio que iba a abrirse. Esto es, el 5 de enero, el arzobispo de G r a -
El 3 de enero de 1562 los legados que se ocupaban ya celosa-
nada, Pedro Guerrero, había ido a verse con Seripando para pedir,
mente en estos días en los trabajos preparatorios para las deli-
beraciones conciliares, enviaron a Roma la minuta de un decreto (1) Cf. en el núm. 19 del a p é n d i c e l a » r e l a c i ó n de F r . T o n i n a , de 3 de
diciembre de 1561, Archivo Gonzaga de Mantua.
p a r a la primera sesión, compuesto por Seripando (4).
(2) " R e l a c i ó n de T o n i n a , f e c h a d a en R o m a a 17 de d i c i e m b r e de 1561,
En un consistorio de 17 de diciembre el Papa, que persistía Archivo Gonzaga de Mantua. Cf. S u s t a , 1,134, 151, II, 14 s.; S t e i n h e r z , III, 1;
en la pronta apertura del concilio, a pesar de las dificultades que T h e i n e r , I, 680; Ehses, V I H , 122.
(3) Susta, I, 151.
(4) Ibid., 156.
(1) S u s t a , I, 122 s., 139. Antes B o r r o m e o (en c a r t a a H é r c u l e s G o n z a g a , (5) V . T h e i n e r , I, 673 s.; P a l e o t t o , ibid., II, 530 s.; R a y n a l d , 1562, n. 3 s.
de 15 de d i c i e m b r e de 1561) h a b í a r e c o m e n d a d o el día de R e y e s como a pro- Cf. P a l l a v i c i n i , 15, 15, 6 s.; Musotti en D o l l i n g e r , Concilio, II, 5. El b r e v e
pósito p a r a la a p e r t u r a del concilio. P o r este día se h a b í a d e c l a r a d o t a m b i é n s o b r e el orden de colocación, con f e c h a de 31 de d i c i e m b r e de 1561, se h a l l a
P í o I V , en el consistorio de 17 de d i c i e m b r e ; v. S u s t a , 1,132 s., 134. en R a y n a l d , 1561, n. 12; L e P l a t , I V , 755; Ehses, VIII, 271. E s t á asimismo
(2) C a r t a de B o r r o m e o a los l e g a d o s , de 20 de d i c i e m b r e de 1561, publi- f e c h a d a e n 31 de d i c i e m b r e de 1561 la bula Ad u n i v e r s a ü s , que dispone que el
c a d a p o r S u s t a , I, 139. d e r e c h o de v o t a r sólo se p u e d e e j e r c e r e s t a n d o p e r s o n a l m e n t e p r e s e n t e , y n o
(3) S u s t a , I, 129 s., 143. por un r e p r e s e n t a n t e . E h s e s , V I I I , 269 s.
(4) Susta, I, 144 s.; ibid., 146 s. h a y la m i n u t a del d e c r e t o .
en nombre de los obispos españoles, que en la apertura se evitara
toda ambigüedad, y se designara el concilio clara y determinada-
mente como continuación del anterior. El 11 de enero Guerrero
reiteró su petición ante los cuatro legados y el cardenal Madruzzo
y amenazó con una protesta. Los legados emplearon todos los
medios para evitar esto. Sus esfuerzos tuvieron buen éxito a última
hora. E l arzobispo desistió de su exigencia, después que los lega-
dos le certificaron que en la apertura del concilio no se usaría
expresión ninguna que pudiera interpretarse como una manifiesta
V. La nueva apertura del concilio
declaración contra la continuación; que el sínodo se abriría exac- de Trento.
tamente conforme al tenor de la bula de convocación; que la Sesiones XVII-XXII.
declaración de la continuación se haría en tiempo oportuno, y que
al fin, así los decretos anteriores, acordados bajo Paulo III y
Envío de Morone a Innsbruck
Julio n i , como los nuevos, recibirían la confirmación del Papa (1). al emperador Fernando I.
(I) A d e m á s de las c a r t a s de los l e g a d o s a B o r r o m e o , de 12 y 15 de e n e r o
1562-1563
de 1562, p u b l i c a d a s p o r S u s t a , I, 152 s., 158 s., cf. M u s o t t i en D o l l i n g e r C o n a -
lio, II, 4 s.; S e r i p a n d i C o m m e n t . , 470 s.; P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 530 y la r e í a -
ción de P e d r o González de Mendoza, obispo de S a l a m a n c a , que se puso como i
i n t e r m e d i a r i o , en D o l l i n g e r , loe. cit., 64 s. Cf. las c a í r t a s ; d e . ^ ^ » p o . de
S u t r i - N e p i y M ó d e n a a Morone, de 15 de e n e r o de 1562, e n E h s e s , V I I I , ¿79 s.
Dos años enteros llenos de trabajo y solicitud, habían sido
necesarios para vencer el «mar de dificultades» que se oponían a la
nueva apertura del concilio. Por eso la satisfacción de Pío I V fué
grande y justificada, cuando finalmente vió coronados con buen
éxito en su tercer año de reinado los afanes empleados (1).
F u é un día importante para la Iglesia y el papado el 18 de
enero de 1562, en cuya mañana todos los miembros del concilio
presentes en T r e n t o se congregaron en la antigua iglesia de
San Pedro, para dirigirse desde allí en procesión a la próxima
catedral, para la solemne apertura de la universal asamblea
eclesiástica. F o r m a b a n la cabeza de la procesión los miembros del
clero regular y secular de la ciudad de Trento. Iban después de
ellos los abades mitrados, noventa obispos, once arzobispos y tres
patriarcas. Luego seguían el duque de Mantua, sobrino del carde-
nal, que había ido a Trento para la solemnidad, el cardenal
Madruzzo y los cuatro legados pontificios, Gonzaga, Simonetta,

(1) E l 28 de e n e r o de 1562, en u n consistorio, e s p r e s ó el P a p a su a l e g r í a


p o r la a p e r t u r a del concilio. V . A c t a consist. en L a e m m e r , Melet., 213 s., y
E h s e s , V I I I , 271. Cf. t a m b i é n u n a c a r t a de B o r r o m e o a S i m o n e t t a en S u s t a ,
II, 18.
1 7 . — H I S T . D E L O S P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
en nombre de los obispos españoles, que en la apertura se evitara
toda ambigüedad, y se designara el concilio clara y determinada-
mente como continuación del anterior. El 11 de enero Guerrero
reiteró su petición ante los cuatro legados y el cardenal Madruzzo
y amenazó con una protesta. Los legados emplearon todos los
medios para evitar esto. Sus esfuerzos tuvieron buen éxito a última
hora. E l arzobispo desistió de su exigencia, después que los lega-
dos le certificaron que en la apertura del concilio no se usaría
expresión ninguna que pudiera interpretarse como una manifiesta
V. La nueva apertura del concilio
declaración contra la continuación; que el sínodo se abriría exac- de Trento.
tamente conforme al tenor de la bula de convocación; que la Sesiones XVII-XXII.
declaración de la continuación se haría en tiempo oportuno, y que
al fin, así los decretos anteriores, acordados bajo Paulo III y
Envío de Morone a Innsbruck
Julio n i , como los nuevos, recibirían la confirmación del Papa (1). al emperador Fernando I.
(I) A d e m á s de las c a r t a s de los l e g a d o s a B o r r o m e o , de 12 y 15 de e n e r o
1562-1563
de 1562, p u b l i c a d a s p o r S u s t a , I, 152 s., 158 s., cf. M u s o t t i en D o l l i n g e r C o n a -
lio, II, 4 s.; S e r i p a n d i C o m m e n t . , 470 s.; P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 530 y la r e í a -
ción de P e d r o González de Mendoza, obispo de S a l a m a n c a , que se puso como i
i n t e r m e d i a r i o , en D o l l i n g e r , loe. cit., 64 s. Cf. las ca,rtas d e . ^ o b w p o . de
S u t r i - N e p i y M ó d e n a a Morone, de 15 de e n e r o de 1562, e n E h s e s , V I I I , ¿79 s.
Dos años enteros llenos de trabajo y solicitud, habían sido
necesarios para vencer el «mar de dificultades» que se oponían a la
nueva apertura del concilio. Por eso la satisfacción de Pío I V fué
grande y justificada, cuando finalmente vió coronados con buen
éxito en su tercer año de reinado los afanes empleados (1).
F u é un día importante para la Iglesia y el papado el 18 de
enero de 1562, en cuya mañana todos los miembros del concilio
presentes en T r e n t o se congregaron en la antigua iglesia de
San Pedro, para dirigirse desde allí en procesión a la próxima
catedral, para la solemne apertura de la universal asamblea
eclesiástica. F o r m a b a n la cabeza de la procesión los miembros del
clero regular y secular de la ciudad de Trento. Iban después de
ellos los abades mitrados, noventa obispos, once arzobispos y tres
patriarcas. Luego seguían el duque de Mantua, sobrino del carde-
nal, que había ido a Trento para la solemnidad, el cardenal
Madruzzo y los cuatro legados pontificios, Gonzaga, Simonetta,

(1) E l 28 de e n e r o de 1562, en u n consistorio, e s p r e s ó el P a p a su a l e g r í a


p o r la a p e r t u r a del concilio. V . A c t a consist. en L a e m m e r , Melet., 213 s., y
E h s e s , V I I I , 271. Cf. t a m b i é n u n a c a r t a de B o r r o m e o a S i m o n e t t a en S u s t a ,
II, 18.
1 7 . — H I S T . D E L O S P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
Seripando y Hosio, cuya dignidad se caracterizaba por una mitra se trató en diez congregaciones generales (1). El 30 de enero llegó
de tejido de oro. Detrás de los legados hubieran debido ir los em- el quinto legado del concilio, Marcos Sittich, hacía tiempo anun-
bajadores seglares, pero todavía ninguno de ellos se hallaba pre- ciado; llevaba la decisión de Pío I V en la muy discutida cuestión
sente. A los legados seguían cuatro generales de Órdenes religio- sobre si la ciudad del concilio había de recibir tropa pontificia
sas, el auditor de la R o t a romana, el abogado consistorial, el para su protección. El Papa determinó que la protección de la
promotor del concilio y finalmente el ayuntamiento de Trento y asamblea debía dejarse al cardenal Madruzzo como señor territo-
otras personas principales del estado seglar. rial, y que se le había de asignar para ello de la caja del concilio
Celebró la misa solemne el cardenal Gonzaga, y pronunció el un subsidio mensual de 200 escudos (2).
sermón el arzobispo de R e g g i o , Gaspar del Fosso. Después de las El obispo de Pees hubo al principio de estarse inactivo, pues
ceremonias acostumbradas, el secretario del concilio leyó la bula había venido a Trento sin mandato ni instrucción (3). Sólo cuando
de indicción, y el arzobispo de Reggio los dos decretos aceptados el 31 de enero llegó el arzobispo de Praga, Brus de Müglitz, uno
en la congregación general de 15 de enero (1), los cuales fueron de los embajadores que habían de representar a Fernando I como
aprobados. No obstante, contra la determinación de que el concilio emperador, ambos embajadores del Habsburgo fueron recibidos
tenía que t r a t a r las materias, bajo la presidencia y a propuesta solemnemente en la congregación general de 6 de febrero (4).
de los legados, levantaron una protesta cuatro españoles, a cuya El 7 se presentó en T r e n t o el embajador portugués Fernando
cabeza estaba el arzobispo de Granada, Pedro Guerrero (2). D e Martínez de Mascareñas (5). P a r a prevenir disputas entre los
los embajadores de los príncipes, llegó durante la sesión el obispo representantes eclesiásticos y seculares de los príncipes, que ya
de Pees, J o r g e Draskovich, el cual había de representar a F e r - se habían suscitado entre el embajador español y el portugués, los
nando I como rey de H u n g r í a (3). legados publicaron un orden de precedencia el 8 de febrero (6).
E n la congregación general del día siguiente fué introducido el
L a cuestión de la continuación se había previamente esqui-
embajador portugués, que presto se manifestó amigo fiel de los
vado. P a r a evitar ulteriores discusiones sobre ella que dificulta-
legados, y el 10 de febrero el segundo embajador imperial, Segis-
rían la prosecución del concilio, dados los designios y exigencias
mundo de Thun, que acababa de llegar (7).
diferentes de las potencias, los legados se resolvieron a hacer
t r a t a r al principio asuntos menos importantes, E n la congregación El 13 de febrero, los tres representantes de Fernando I
general de 27 de enero, propusieron tres artículos para deliberar entregaron a los legados una memoria (8), en la cual, conforme a
en la sesión próxima, los cuales concernían a la prohibición de su instrucción de 1.° de enero (9), estaban expresadas las siguientes
libros y al otorgamiento de un salvoconducto para los protestantes peticiones: que para evitar todo tropiezo con los protestantes, por
que acudieran al concilio (4). Además se acordó a g r e g a r al comi- entonces no se diese declaración ninguna respecto a la continua-
sario del concilio otros c u a t r o prelados y formar una comisión de
cinco prelados, la cual debía examinar los mandatos de los procu- (1) V. T h e i n e r , I, 678 s. Cf. P a l l a v i c i n i , 15, 19. S o b r e l a revisión del
radores de los obispos impedidos. Sobre los artículos presentados I n d i c e v. a b a j o , c a p í t u l o VII.
(2) Cf. Bondono, 556; Sickel, R e l a c i o n e s , 1, 125; S u s t a , II, 14-15.
(3) V . S u s t a , II, 17; K a s s o w i t z , 39.
(1) V. a r r i b a , p. 255. (4) V. Sickel, Concilio, 229; T h e i n e r , I, 680; R a y n a l d , 1562, n. 10; L e
P l a t , V, 19-22; Bondono, 557. Cf. P a l l a v i c i n i , 15, 20.
(2) Cf. T h e i n e r , I, 676; P a l e o t t o , ibid., II, 533; R a y n a l d , 1562, n. 5-8; Bon-
(5) V . T h e i n e r , I, 681; Bondono, 557; Giuliani, loe. cit., 107 s.; Susta, 1,95.
dono, 554 s.; M u s o t t i en D o l l i n g e r , Concilio, I I , 5; la r e l a c i ó n de los l e g a d o s
(6) R a y n a l d , 1562, n. 11. L e P l a t , V, 22 s. T h e i n e r , I, 681 s.
a B o r r o m e o , de 19 de e n e r o de 1562, en S u s t a , I, 163-166. Cf. P a l l a v i c i n i , 15-16.
(7) Raynald, 1562, n. 12-14. L e P l a t , V, 23-30. T h e i n e r , I, 682-683. Bon-
(3) Cf. F r a k n ó i , A m a g y a r f o g a p o k a t r i e n t i zinaton, E s t e r g o m , 1863;
dono, 557.
K a s s o w i t z , 38 y v m s.; S u s t a , I, 164.
(8) P u e d e v e r s e en R a y n a l d , 1562, n. 15-16; L e P l a t , V , 33-35.
(4) Cf. T h e i n e r , I , 677; R a y n a l d , 1562, n. 9; L e P l a t , V, 17 s.; Mendoza,
(9) S e halla i m p r e s a en Sickel, Concilio, 252-260. Cf. Kross, 455 s.; Kasso-
636; Musotti, loe. cit., 6 s. (20 d e e n e r o en vez de 27 es f a l s o , lo m i s m o que 28 witz, 30 s.; E d e r , I, 107 s., 114 s., 127.
que se lee en T h e i n e r , loe. cit.).
ción del concilio; que la próxima sesión se había de diferir lo más solicitado por los protestantes, se acordó que también una congre-
posible; que entre tanto se dejasen a un lado las cuestiones dog- gación general tuviese derecho para otorgarlo con plena validez.
máticas, y se tratasen materias menos importantes; que en el Según esto se deliberó el 2 y 4 de marzo. Y a en el último día el
índice se había de omitir la condenación de la Confesión de Augs- salvoconducto pudo concederse solemnemente; el día 8 se dió a
burgo; y que los protestantes debían recibir salvoconducto del conocer, fijándose en las puertas de la catedral de Trento. L a
modo más amplio, tal cual ellos mismos lo deseaban. La respuesta denominación de «herejes» se había sustituido en él por la siguien-
provisional de los legados a estas peticiones estaba expresada en te, más suavizada: «los que no concuerdan con nosotros en la
forma muy atenta y deferente (1). fe y creen de diferente modo de como enseña la santa Iglesia
El 17 de febrero, los legados dirigieron a los P a d r e s del con- romana» (1).
cilio la exhortación a que mantuvieran secretas las cuestiones que Pío I V deseaba instantemente que el concilio se llevara ade-
se sometieran a su deliberación, las cuales no se debían divulgar lante con rapidez, tratándose en seguida las cuestiones dogmá-
hasta que se hubieran tomado las resoluciones y se dieran a ticas. Sólo después de una deliberación con cinco cardenales había
conocer en la sesión pública (2). accedido a la petición de los imperiales de señalar un plazo largo
En la congregación general de 24 de febrero, el obispo de para la sesión siguiente. Una carta de Borromeo de 20 de febrero,
P e e s entregó su mandato como embajador húngaro (3). El mismo permitía diferir la próxima sesión lo más hasta principios de mayo;
día se anunció la indulgencia del jubileo, concedida para Trento decíase allí además que entre tanto, para condescender asimismo
por el Papa, en breve de 14 de febrero (4). en esto con el emperador, no se tratase sobre los dogmas, sino
El 26 de febrero se pudo celebrar la sesión XVIII, segunda sobre el salvoconducto y semejantes asuntos, y también sobre
del pontificado de Pió IV{5). Se hallaron presentes cinco legados, algunos puntos de la reforma general; que la reforma de la
además el cardenal Madruzzo de Trento, tres patriarcas, dieciséis curia la haría el Papa (2). Después que los legados hubieron
arzobispos, ciento cinco obispos, cuatro abades, cinco generales recibido estas órdenes el 24 de febrero, en la congregación general
de Órdenes religiosas, cincuenta teólogos y cuatro embajadores. del 2o se acordó fijar la próxima sesión para el 14 de mayo (3).
Celebró la misa solemne el patriarca de Jerusalén, Antonio Elio. Al mismo tiempo, con la comunicación de ello, propusieron al
L u e g o predicó el arzobispo de Patras, Antonio Cauco. Fueron Papa que enviara al emperador un delegado especial, para evitar
publicados dos decretos: uno que anunciaba la reforma del Indice, ulteriores dilaciones (4). Con esto estuvo el Papa de acuerdo y
y concernía a la invitación de todos al concilio (De librorum pensó que se podía confiar esta misión a Commendone cuando
delectu et ómnibus ad concilium fide publica invitandis); la fuese a Trento terminado su viaje por Alemania (5). Commen-
segunda parte contenía una exhortación a los protestantes piara done, que llegó a T r e n t o el 7 de marzo, estuvo dispuesto a tomar
presentarse en Trento, animada del espíritu de nobles sentimien- sobre sí el nuevo encargo, sólo quiso antes ir a Venecia unos
tos de paz (6); por el segundo, conforme al deseo del emperador, días (6).
se difirió la próxima sesión para el 14 de mayo. A fin de que se Pero entre tanto se había cambiado la situación por las nue-
pudiera otorgar con la mayor celeridad posible el salvoconducto
(1) V. R a y n a l d , 1562, n. 22-23; T h e i n e r , I, 692; P a l e o t t o e n T h e i n e r , II,
545 s.; Musotti, loe. cit., 10 s.; l a r e l a c i ó n de los l e g a d o s , de 9 de m a r z o , en
(1) V. R a y n a l d , 1562, n. 17; L e P l a t , V, 35 s. Cf. Susta, II, 23 s.; Sickel, Susta, II, 46. Cf. P a l l a v i c i n i , 15, 1.
Concilio, 269; Eder, 1,128. (2) V. Susta, II, 31 s.; ibid., 32 s. h a y l a i n s t r u c c i ó n í n t i m a p a r a Simo-
(2) V. Raynald, 1562, n. 18; L e P l a t , V, 36; T h e i n e r , I, 686 s. n e t t a . Cf. E d e r , 1,129 s.
(3; V. L e P l a t , V , 37-43; T h e i n e r , I, 690. (3) T h e i n e r , I, 690.
(4) T h e i n e r , I, 689. El breve pontificio se halla en L e P l a t , V, 43. (4) C a r t a de los l e g a d o s , de 25 de f e b r e r o de 1562, en Susta, II, 37.
(5) Cf. R a y n a l d , 1562, n. 19-21; T h e i n e r , I, 691; Musotti en D o l l i n g e r , Con- (5) B o r r o m e o a los l e g a d o s en 8 de m a r z o de 1562, en Susta, II, 48 s. Cf.
S t e i n h e r z , III, 26.
cilio, I I , 9 s. Cf. P a l l a v i c i n i , 15, 21.
(6) Juicio de Knopfler en el Léxico eclesiástico de F r i b u r g o , X F , 2090. (6) V. Susta, I I , 52, 412.
vas demandas que presentaron los embajadores imperiales el 5 de Esta difícil cuestión había sido planteada cuando los legados, sin
marzo de que se deliberase inmediatamente sobre la reforma de la esperar la respuesta del Papa, habían comenzado el debate sobre
disciplina del clero alemán, y se dirigiese a los protestantes una las cuestiones de reforma, el 11 de marzo, proponiendo doce
solemne invitación al concilio (1). En su respuesta (2) los legados artículos (1).
opusieron muy justificados reparos (3) contra ambas demandas. Primeramente fueron sólo conferencias privadas, en las cuales
También Pío I V estaba por que se denegaran y se declaró con se puso en primer término aquella importante controversia; pero
especial decisión contra la segunda, diciendo que una invitación pronto se discutió en muchas juntas y secciones del modo más
a los protestantes hecha por el concilio, al que no reconocían como apasionado (2). Como resuelto adversario de una definición del
tal, sólo conduciría a ulteriores dilaciones de la actividad sinodal, derecho divino de la obligación de residencia, se manifestó desde
sin aprovechar nada por otra parte. Que los protestantes habían el principio el cardenal Simonetta, el cual era superior a sus cole-
recibido una invitación, pero la habían despreciado y rechazado. g a s en materia de derecho canónico (3) y conocía claramente los
Que como ahora era de temer que el delegado que iba a enviar peligros que encerraba en sí aquella controversia. No obstante,
el concilio al emperador, se dejara ganar por éste para sus.inten- el deseo de los embajadores de Fernando venció al fin estos
ciones, el Papa tenía por mejor que se dejara toda aquella misión temores (4).
en caso de que todavía f u e r a posible (4). Efectuóse esto así; los En la segunda mitad de marzo las negociaciones propiamente
legados resolvieron disponer que el nuncio Delfino hiciera al dichas pasaron en Trento muchas veces a segundo término a causa
emperador aquellas representaciones que hubieran debido con- de varios solemnes recibimientos y las solemnidades eclesiásticas de
fiarse a Commendone. Antes empero que se enviara a Delfino la semana santa (5). El 16 de marzo fué recibido en la congregación
la carta redactada el 2 de abril, llegó el 6 de este mes a T r e n t o general el embajador del rey de España, Fernando Francisco de
una relación del nuncio de 30 de marzo, la cual comunicaba que Avalos, marqués de Pescara (6); el 18 de marzo el embajador del
el emperador había abandonado sus exigencias respecto a la dila- duque de Florencia, Juan Strozzi (7); el 20 del mismo mes los
ción de las discusiones del concilio (5). El 29 de marzo el Papa, enviados de la Suiza católica: Melchor Lussy, landamán o primer
por medio de Borromeo, hizo dirigir a los legados la orden de no magistrado de Unterwalden, como embajador de los siete cantones
diferir ya más las deliberaciones. Decíase en ella que desde la católicos, y el abad de Einsiedeln, Joaquín Eichhorn, como pro-
próxima sesión se comenzasen a t r a t a r los dogmas, y con esto curador de los prelados y del clero de los siete cantones (8); el
tácitamente, sin expresa declaración, se ejecutase la continua- 6 de abril los procuradores de los prelados y del clero del reino de
ción; que los españoles se darían por contentos con esto, teniéndola
de hecho; que por otra parte empero, se evitara todo choque (1) S o b r e la h i s t o r i a del o r i g e n de los doce a r t í c u l o s de r e f o r m a de
innecesario. F u e r a de esto, el Papa declaró admisible, en caso de i m p o r t a n t e s c o n s e c u e n c i a s (pueden v e r s e en T h e i n e r , I, 694; L e P l a t , V, 104),
v. S u s t a , II, 47. Cf. ibid., 52 s. sobre el p r o c e d e r de los l e g a d o s , que no se p o d í a
necesidad, la discusión de la controversia sobre si la residencia p o n e r e n consonancia con las i n s t r u c c i o n e s r e c i b i d a s el 12 de m a r z o . V . a h o r a
de los obispos era un precepto divino o solamente humano (6). t a m b i é n E d e r , I, 136 s.
(2) Cf. P a l e o t t o en T h e i n e r , I, 550 s.
(3) Cf. Sickel, R e l a c i o n e s , I, 57.
(4) V. E d e r , I, 137-138.
(1) L e P l a t , V , 102 s. Cf. S t e i n h e r z , III, 26. S o b r e la f e c h a del 5 (en vez
(5) V. S u s t a , II, 53, 64. Cf. P a l l a v i c i n i , 16, 4, 2.
del 6) de m a r z o , v. E d e r , I, 136, n o t a 1 y 147 s. c o n t r a L o w e , 87 s.
(6) V. R a y n a l d , 1562, n. 32-34; L e P l a t , V, 105-110. Cf. T h e i n e r , I, 694 s.;
(2) de 9 de m a r z o , en Le P l a t , V , 103.
Bondono, 558-559. V . t a m b i é n Susta, I, 313 sobre el n o m b r a m i e n t o sólo p r o v i -
(3) V . E d e r , 1,136. Cf. S á g m ü l l e r , Bulas de elección de P a p a , 122. sional de P e s c a r a .
(4) B o r r o m e o a los l e g a d o s en 14 de m a r z o de 1562, e n S u s t a , II, 59. (7) V. R a y n a l d , 1562, n. 35-37; L e P l a t , V , 110-116. Cf. T h e i n e r , I , 695;
(5) V. S t e i n h e r z , III, 32-33. S u s t a , II, 53 s.
(6) S u s t a , II, 71 s. T o d a v í a en 18 de m a r z o , h a b í a B o r r o m e o i n d i c a d o a (8) V. R a y n a l d , 1562, n. 38-39; Le P l a t , V , 116 124. Cf. T h e i n e r , I, 695;
los l e g a d o s que p a r a p r e v e n i r i n c o n v e n i e n t e s e v i t a s e n que se d i s p u t a r a M a y e r , Concilio y C o n t r a r r e f o r m a , I, 50 ss.
s o b r e el jus d i v i n u m r e s i d e n t i s e ; ibid., 65.
Hungría: Juan de Kolosvary, obispo de Csanad, y Andrés Sbar- la Iglesia, encerraba en sí la antigua oposición entre el sistema
delato Dudith, obispo de Knin (1). papal y el episcopal. El cardenal Simonetta conoció con g r a n
Luego comenzó la discusión sobre los cuatro primeros de los claridad el arma acerada que contra el primado pontificio contenía
doce artículos de reforma en la congregación general de 7 de la teoría de los españoles, así como lo peligroso de una decisión
abril (2). Entonces acaeció que, en el primer artículo, el arzobispo afirmativa. Temía él que la definición del derecho divino no sólo
de Granada, Pedro Guerrero, el más insigne orador de los españo- ofrecería ocasión a los protestantes para nuevos acometimientos
les, exigió una decisión de la cuestión, muy diversamente resuelta contra la curia, sino también perjudicaría importantes intereses de
por los teólogos, sobre si la obligación de residencia procede la Santa Sede en el terreno real e ideal; que debía atar las manos
de derecho divino o meramente eclesiástico. Quien en esta cues- a los Papas, y formaría asimismo un importante prejuicio en favor
tión votara con el arzobispo de Granada por el derecho divino, de la superioridad del concilio. Porque Simonetta no quería que se
se decidía al propio tiempo en favor de que en la consagración menoscabaran antiguos y esenciales derechos del primado romano,
episcopal se otorgaba por Dios inmediatamente cierta potestad de empleó todos los medios que estaban en su mano para apartar este
jurisdicción todavía indeterminada, al paso que el Papa, al conce- peligro (1). Sus reparos sólo los participaba Hosio, no Gonzaga
der un obispado, sólo designaba los subditos sobre los cuales esta ni Seripando. Por lo demás, casi e r a n sólo prelados italianos los
potestad de jurisdicción se había de extender. Pero esto fué que estaban de su parte; pero el crédito de éstos se amenguó,
combatido por muchos. E n una diversidad de opiniones tan pro- por cuanto recibían subsidios pecuniarios de la curia, a causa de
funda, las negociaciones debían resultar tan prolijas como borras- su pobreza, y por efecto de ello parecían dependientes (2).
cosas (3). En ellas los más de los españoles se declararon en favor Cuánta falta había de claridad en las opiniones acerca de la
del derecho divino, llenos de encendido celo de la defensa y afian- cuestión todavía libre por falta de una definición obligatoria
zamiento de la dignidad episcopal. D e ahí esperaban un robuste- de la Iglesia, se mostró en la votación que se hizo en la congrega-
cimiento de la jurisdicción episcopal que se opusiese al poder ción general de 20 de abril, sobre si la obligación de residencia se
central del Papa, y una limitación de las dispensas romanas. debía definir como estribando sobre fundamento divino. Se había
Además de esos fines prácticos, el asunto tenía todavía una impor- acordado que respecto a esto sólo se contestase sí o no. Como
tancia de principios, de grande alcance. No era en ningún modo muchos no se atuvieron a ello, se produjo una confusión que
una disputa de palabras, como ha creído una superficial conside- todavía hoy se refleja en los datos discrepantes de las fuentes
ración posterior (4). Más bien se trataba de una profunda cuestión auténticas. Según los Comentarios de Seripando, 67 Padres con-
teológica, de cuya resolución debían seguirse importantísimas con- testaron con un simple sí, 33 Padres con un simple no; 38 dieron
secuencias. L a controversia tocaba la más íntima constitución de voto condicional: algunos de ellos votaron con un sí si antes f u e r a
interrogado el parecer del Papa, otros con un no si antes no se
(1) V. L e P l a t , V, 138-146. Cf. T h e i n e r , I, 696; S u s t a , II, 74 s. E l 25 de interrogara al Papa. El cardenal Madruzzo observó que persistía
abril f u e r o n r e c i b i d o s los e m b a j a d o r e s de la R e p ú b l i c a de Venecia, Nicolás
d a P o n t e y Mateo D á n d o l o . V. R a y n a l d , 1562, n. 42; L e P l a t , V, 159 162. Cf. en lo que había dicho en una sesión anterior; el obispo de Budua
T h e i n e r , I, 714; Susta, II, 61. dijo que estaba conforme con la publicación. Los abades benedic-
(2) V . T h e i n e r , I, 696 ss.; P a l e o t t o en T h e i n e r , I I , 552 s. Cf. Pallavicini, tinos contestaron diversamente; con esta ocasión se planteó la
16, 4 s.; Susta, II, 77 s.
cuestión sobre si ellos habían de tener solamente un voto, como
(3) L a s c o n g r e g a c i o n e s g e n e r a l e s se h a b í a n c e l e b r a d o h a s t a a h o r a en
l a m o r a d a del c a r d e n a l G o n z a g a , el palacio Thun; el g r a n n ú m e r o de los que en tiempo de Paulo III (3). El resultado fué por tanto, sólo que una
e n ellas t o m a b a n p a r t e , y el c a l o r c r e c i e n t e de l a e s t a c i ó n , f u e r o n c a u s a de
que desde el 13 de abril se e l i g i e s e l a iglesia de Sta. M a r í a la M a y o r , como (1) Cf. S u s t a , II, 70, 89, 124 s.; E d e r , I, 142. V . t a m b i é n P a l e o t t o en T h e i -
l u g a r de r e u n i ó n . Giuliani, 96. Cf. a d e m á s Ehses, VIII, 440, n o t a 2 y 513, n o t a 2. n e r , II, 555.
Desde el 25 de abril h a s t a el 26 de m a y o de 1562, c e l e b r á r o n s e las c o n g r e g a - (2) V. E d e r , 1,142.
ciones en la c a t e d r a l . (3) S e r i p a n d i C o m m e n t . , 484-485. S o b r e l a d i s c r e p a n c i a de los d a t o s
n u m é r i c o s en o t r a s f u e n t e s cf. D r u f f e l en la H o j a Teol.-Lit., 1876,484. M e r k l e ,
(4) Cf. G r i s a r , Cuestión del p r i m a d o pontificio, 454 s., 784.
exigua mayoría no quiso decisión alguna antes que el Papa el 14 de mayo, si hasta entonces no estaba en T r e n t o (1). Casi
hubiera expresado su opinión en el asunto. L a sesión había sido todos los prelados españoles se declararon contra una dilación
más agitada que ninguna de las anteriores; el ruido y las dispu- de la sesión. Pero no formaron en manera alguna la mayoría.
tas fueron tan grandes, como dice Musotti, que se podía atribuir Finalmente se halló un camino que pudo contentar a ambos parti-
a milagro el que se evitara un cisma (1). dos: se resolvió el 30 de abril celebrar ciertamente el 14 de mayo
L a confusión fué todavía a u m e n t a d a por la falta de unanimi- la sesión señalada para este día, pero en ella leer solamente los
dad entre los legados. Después de la votación, el cardenal Gon- mandatos de los embajadores nuevamente llegados; la publicación
zaga se inclinaba a contar los votos de aquellos cuyo dictamen de los decretos ya acordados se debía diferir para una sesión que
decía sí con aquiescencia del Papa, entre los que pedían incon- se tendría ocho días después (2).
dicionalmente la definición del derecho divino, y según esto Por este tiempo diversas circunstancias contribuyeron a hacer
proceder sin esperar más. P e r o como entre tanto los cardenales sumamente difícil la situación del concilio, entre ellas, no en
Simonetta y Hosio se declararon con razón en contra, hubo de última línea, las diversas intromisiones de los príncipes y sus
desistir (2). representantes. Por un lado el asunto de la continuación, y por
El mismo día de la sesión los legados dirigieron al Papa la otro la cuestión de la residencia, era lo que turbaba el pacífico
petición de que, dada la diversidad de las opiniones, él mismo progreso de las negociaciones.
decidiera (3) T r e s días después,- G o n z a g a junto con Seripando El embajador español en Roiña, Vargas, el 19 de abril había
envió todavía a Roma una especie de voto de la minoría, en el entregado al Papa una carta de puño y letra de su soberano, y al
cual se desaprobaba el que varios en sus votos se remitiesen al propio tiempo había protestado verbalmente y por escrito contra el
parecer del Papa, porque con esto sólo se lograría confirmar la exclusivo derecho de proposición de los legados, así como contra
opinión de los protestantes y de muchos católicos, sobre la falta de el retardo de la declaración expresa de la continuación (3). El car-
libertad del concilio. Gonzaga y Seripando aconsejaron por eso denal Borromeo informó de esto a los legados el 25 de abril. T r e s
que el Papa en un breve rehusara d a r la decisión, y exhortara a días después Pío I V les escribió que había dado al embajador por-
los prelados a su deber de dar su dictamen acerca de las proposi- tugués, Lorenzo Pérez, que regresaba a su país, encargos para
ciones según su conciencia (4). Felipe II a fin de justificar la política conciliar del Papa (4). Los
El mismo 20 de abril se había nombrado una comisión para la legados por su parte, el 7 de mayo compusieron un extenso escrito
composición de un decreto sobre los puntos de r e f o r m a hasta de justificación para Felipe II sobre las cuestiones criticadas por
entonces tratados. Desde el 21 al 24 de abril se deliberó acerca de los españoles (5). El mismo día 7 dieron cuenta a Borromeo
otros seis artículos de los doce. E l 28 del mismo mes se dió de que habían intentado declarar expresamente la continuación
lectura a una carta del embajador f r a n c é s Lansac que anunciaba en la sesión próxima; pero que como el día anterior los embaja-
su llegada, pero rogaba que se difiriese la sesión fijada para dores imperiales se habían expresado en contra de un modo apre-
miante, estaban todavía irresolutos sobre lo que se debía hacer (6).
que h a d e s c u b i e r t o e n el a r c h i v o I s ó l a n i d e B o l o n i a t o d o s los m a n u s c r i t o s de
P a l e o t t o (v. la R e v i s t a t r i m e s t r a l r o m a n a , X I , 335 s.), p r o m e t e (Concil., II, (1) V. R a y n a l d , 1562, n. 44; L e P l a t , V , 162. Cf. T h e i n e r , I, 714 s.
639) u n a e x a c t a edición de los d i v e r s o s v o t o s s e g ú n el d i a r i o o r i g i n a l de (2) V. P a l l a v i c i n i , 16, 5, 13. Todo el m a t e r i a l c o n c e r n i e n t e a las c o n g r e -
P a l e o t t o . V. a h o r a las A c t a s c o m p l e t a s del concilio, desde el 7 h a s t a el 20 g a c i o n e s y sesiones, h a s t a l a sesión 22, c e l e b r a d a el 17 de s e p t i e m b r e de 1562,
de abril, con n u m e r o s o s y h a s t a a h o r a d e s c o n o c i d o s votos o r i g i n a l e s , e n Ehses, se h a l l a a h o r a en u n a e x a c t a edición de E h s e s , V I I I .
V I H , 402-465. (3) V. D o i l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 415; Colección de docum. inéd., IX, 141.
(1) D o i l i n g e r , D i a r i o s , II, 12. V . t a m b i é n P a l e o t t o en T h e i n e r , I I , 554 s. L a c a r t a a u t ó g r a f a de Felipe I I , de 30 de m a r z o de 1562, se h a l l a en S u s t a ,
(2) V. S u s t a , I I , 90. I I , 94 s.
(3) Ibid., 88. (4) V. Susta, I I , 93 s., 98 s.
(4) L a c a r t a de G o n z a g a y S e r i p a n d o , de 23 de a b r i l de 1562, d e s g r a c i a - (5) Colección de d o c u m . inéd., IX, 161 s. Cf. a d e m á s Susta, II, 102 s.
d a m e n t e sólo se h a c o n s e r v a d o en u n e x t r a c t o , p u b l i c a d o p o r S u s t a , II, 90 s. (6) Susta, II, 101 s.
E l 8 de mayo los representantes de Fernando I protestaron de 131 obispos, dos abades, cuatro generales de Órdenes religiosas,
nuevo contra las palabras del proyecto de decreto de prorrogación, 22 teólogos y ocho embajadores, entre ellos el de Alberto V ,
preparado para la sesión próxima, las cuales podían entenderse duque de Baviera, llegado el 1.° de mayo (1).
como una declaración de la continuación. Conforme a esto, se T r e s días antes de la sesión X I X , el desenvolvimiento de la
hizo una modificación correspondiente (1). El 10 de mayo el emba- cuestión sobre la residencia había movido al Papa a una impor-
jador español, el marqués de Pescara, había vuelto a Trento. tante manifestación.
Llevaba nuevas órdenes de Felipe II, el cual demandaba instante- Como los legados del concilio echaban menos suficientes
mente con especialidad la expresa declaración de la continuación. informaciones para t r a t a r de los asuntos de reforma, ya el 11 de
Pero los embajadores imperiales persistían en lo contrario. El abril habían enviado a Roma un hombre de confianza en la per-
12 de mayo se llegó al acuerdo de publicar en la sesión inmedia- sona de Federico Pendaso, el cual debía averiguar la voluntad
tamente siguiente de 14 de mayo, un solo decreto por el cual se del Papa, también respecto de la cuestión de la residencia (2). Pen-
trasladara la sesión próxima de 21 de mayo al 4 de junio; se había daso había llegado a la Ciudad E t e r n a el 20 de abril (3). E n t r e
de prescindir de declarar la continuación; los legados debían, no tanto su regreso se difería, de suerte que ya se esparcían rumores
obstante, hacer esperar dicha declaración al embajador español sobre una inminente traslación o violenta abreviación del conci-
para la sesión de junio. Por la dilación de la sesión los embajado- lio (4). Tales planes no existían. L a causa de la dilación estaba en
res imperiales ganaron tiempo para pedir todavía nuevas instruc- la perplejidad de Pío I V sobre cómo había de proceder en la cues-
ciones a Fernando I (2). tión de la residencia, sobre la cual reinaba tan gran diversidad de
opiniones entre los Padres del concilio y los legados. Una termi-
E n Roma el 12 de mayo el embajador francés, junto con
nante negación del derecho divino de residencia no parecía con-
Niquet, abad de San Gildas, llegado de Francia, había presentado
veniente por razón de que, prescindiendo enteramente del g r a n
de nuevo al Papa la petición de su gobierno de que se difiriesen
número de los partidarios de esta opinión y de la actitud de V a r -
las negociaciones conciliares (3). Pío I V , con todo, se declaró en
gas, muchos veían en la declaración de aquel derecho uno de
contra. Como se veía apremiado constantemente por el embajador
los medios más eficaces para restablecer la decaída disciplina
español a que declarase la continuación (4), el 13 de mayo dió a los
eclesiástica, y por consecuencia era de temer la sospecha de que
legados la orden de que emprendieran las negociaciones del con-
la curia procuraba impedir la reforma. En general entraban aquí
cilio en lo concerniente a los dogmas y a la reforma, como expresa
en consideración los más importantes intereses de la Santa Sede.
continuación del concilio de Trento, a pesar de las contrarias
En caso de condescendencia se había de considerar que aquellos
representaciones que eran de esperar, por parte de Francia o de
Padres que se habían declarado contra la definición creyendo con
cualquiera otra parte (5).
ello hacer al Papa un notable servicio, no podían ser desatendidos
E n Trento, el 14 de mayo, en la sesión XIX, tercera bajo el fácilmente. Por eso se debía evitar una definición rápida, porque
pontificado de Pío IV, conforme a lo convenido, se publicó sólo el establecimiento de un artículo de fe, conforme a la naturaleza
el decreto de prorrogación para el 4 de junio, y se procedió del asunto, exigía una perfecta certidumbre, de la cual no podía
a la lectura de los mandatos. En la sesión tomaron parte: los t r a t a r s e habiendo tan importante contradicción (5).
legados, el cardenal Madruzzo, tres patriarcas, 18 arzobispos,
(1) V. S u s t a , I, 104 s. (1) V. R a y n a l d , 1562, n. 44; T h e i n e r , I, 717. S o b r e los e m b a j a d o r e s b á v a -
(2) V. S u s t a , II, 123 s.; E d e r , 1,147. ros, el doctor A g u s t í n P a u m g a r t n e r y J u a n Couvillon S. J., v. K n o p f l e r , Movi-
(3) V. S u s t a , II, 155. m i e n t o en f a v o r del cáliz, 100; R i e z l e r , IV, 513; Canisii Epist., I I I , 450, 562.
(4) V. l a c a r t a de V a r g a s a F e l i p e II, de 4 de m a y o de 1562, en Dollinger, (2) Cf. Susta, II, 78-82 y M e r k l e , II, 483 s.
D o c u m e n t o s , II, 415 s. (3) V . la r e l a c i ó n de A r c o e n Sickel, Concilio, 293.
(5) Susta, II, 155. * L e cose del concilio l a [S. Stá] t r a v a g l i a n o anco (4) V . Colección de docum. inéd., I X , 151.
m o l t o , r e f i e r e F r . T o n i n a en 13 de m a y o de 1562, Archivo Gomaga de Mantua. (5) Cf. P a l l a v i c i n i , 16, 5.
Por causa de las dificultades que se oponían a una determi- ciones sobre el sacramento del orden. Los legados anunciaron
nada decisión en uno u otro sentido, Pío I V tuvo por mejor dejar esto al cardenal Borromeo el 11 de mayo (1).
provisionalmente libre la cuestión de la residencia y hacer volver Pero entre tanto se había realizado en Pío I V un cambio de
a Trento a Pendaso solamente con decisiones acerca de la reforma pensar. L a s relaciones de diferentes informantes pintaban con tan
que se había de emprender (3 de mayo) (1). E n el territorio de vivos colores la discordia y confusión reinantes en Trento, que
Mantua, Pendaso se hirió de suerte, por una caída de caballo, que toda la curia se conmovió grandemente. Cada vez con más fuerza
hubo de interrumpir su viaje. Por eso dió de palabra sus encargos influían en el Papa los secretos avisos que le llegaban en g r a n
a J u a n Francesco Arrivabene, a quien los legados habían enviado a número, parte directamente, parte por medio de Borromeo, de
su encuentro. Su contenido era el siguiente: El Papa está resuelto Padres del concilio que eran conocidos como celosos partidarios
a la reforma de la Iglesia universal, y especialmente a la de la de la Santa Sede. Especial impresión produjeron algunas relacio-
curia romana. L a reforma de la Penitenciaría está ya ejecutada, .nes de Simonetta, el cual desde un principio había sido resuelto
la de los otros tribunales y oficios seguirá a pesar de las pérdidas adversario de la declaración de que la obligación de residencia se
rentísticas que de ello resulten. El P a p a hace exhortar instan- apoyaba en el derecho divino. El celo de este cardenal, así como
temente a los legados a que obren con la mayor moderación sus extensos conocimientos canónicos, habían de hacer que su
posible, para que la reforma eclesiástica no degenere en una juicio pareciera libre de sospecha, y realmente justificados sus
completa perturbación del orden existente, en vez de redundar en temores, que los ojos de los demás legados no habían podido
bien de la cristiandad; a que no den fácilmente oídos a cualquiera penetrar. Pero además de eso llegaban a Roma todavía otras
exigencia o propuesta, y procedan de acuerdo con el supremo noticias, que no sólo exageraban los acaecimientos que se habían
jerarca de la Iglesia. Respecto a la cuestión de la residencia, el efectuado en Trento, sino también los desfiguraban; aun afrentosas
P a p a se reservaba todavía dar una orden decisiva, diciendo que, calumnias contra los cardenales Gonzaga y Seripando se hallaban
dadas las opiniones opuestas de los P a d r e s del concilio y la entre ellas (2).
excitación reinante, se debía más bien a g u a r d a r un tiempo más Pío IV tuvo el asunto por tan g r a v e que buscó consejo en los
favorable y tranquilo (2). cardenales, contra lo que en otros casos acostumbraba. Consti-
Además de estas órdenes Pendaso llevaba 95 artículos de tuyó una comisión especial de seis de ellos (3). Las deliberaciones
reforma, glosados por el Papa mismo, los cuales habían sido reuni- con éstos condujeron al convencimiento de que el Papa no podía ya
dos en la secretaría privada sobre la base de la memoria de continuar en su reserva actual (4). Así se sazonó la resolución de
r e f o r m a de los prelados españoles, enviada por Simonetta a Roma prevenir los peligros que amenazaban en Trento con una disposi-
el 6 de abril (3). Las reflexiones de Simonetta lograron mover a ción extraordinaria: a los legados que estaban allí, se les añadieron
sus colegas a la resolución de dejar provisionalmente la cuestión otros tres. Para esto se pusieron los ojos en los cardenales Cicada,
de la residencia, y no decidirla sino en unión con las delibera- D e la Bourdaisiére y Navagero. Cicada parecía particularmente
a propósito para asegurar los derechos de la Santa Sede, porque
(1) V . S u s t a , II, 108. se señalaba no sólo por sus conocimientos canónicos, sino también
(2) V. S u s t a , II, 109 s. S o b r e las r e f o r m a s h e c h a s e n R o m a , q u e concer- por su grande intrepidez. Bourdaisiére como obispo de Angulema
n í a n e s p e c i a l m e n t e a l a P e n i t e n c i a r í a y a la C á m a r a A p o s t ó l i c a , a d e m á s de
Sickel, Concilio, 298-299, 310 y S a g m ü l l e r , B u l a s de elección de P a p a , 128,
había mostrado siempre gran celo de la religión, y se había gran-
v. los * datos de T o n i n a (Archivo Gonzaga de Mantua) y de los * A v v i s i d i
(1) Susta, II, 121 s., 126.
R o m a (Biblioteca Vatic.) en los n ú m s . 20, 21, 22, 23, 24-34 del a p é n d i c e . Sobre
(2) V. el t e s t i m o n i o de B o r r o m e o en su c a r t a a G o n z a g a , de 11 de m a y o
l a Constitución de 4 de m a y o de 1562 (Bull. R o m . , V I I , 193 s.), que es el p r i m e r
de 1562, en Susta, II, 140 y P a l e o t t o publicado por T h e i n e r , II, 558-559. Cf.
c o n a t o de t r a n s f o r m a r la P e n i t e n c i a r í a y r e s t r i n g i r sus a t r i b u c i o n e s , v. Góller,
Pallavicini, 16, 5 y 8.
II, 20 s.
(3) V. P a l e o t t o , loe. cit., 559.
(3) P u b l i c a d o s p o r S u s t a , II, 113 ss., s e g ú n u n m a n u s c r i t o de Se- (4) V. E d e r , 1,145.
ripando.
jeado en alto grado la benevolencia y la confianza del Papa como mismo tiempo su resolución de salir de Trento luego que llegara
embajador francés cerca de la Santa Sede; podía prestar los mejo- Cicada, el cual, por su categoría, hubiera debido presidir el
res servicios para zanjar las dificultades que eran de temer de colegio de los legados. Sólo después que el Papa renunció al
parte del gobierno francés. Navagero poseía, además de un espí- proyectado envío de nuevos legados, el profundamente apesa-
ritu verdaderamente eclesiástico, grande habilidad diplomática, dumbrado cardenal de Mantua se dejó mover a quedarse por
de la cual había dado pruebas como embajador de Venecia en entonces (1).
varias cortes y últimamente también en Roma. Por tanto se podía El 25 de mayo los legados propusieron a los Padres del conci-
esperar de él que lograría restablecer la concordia entre los lio, como resultado de las deliberaciones habidas hasta entonces,
legados (1). un proyecto de decreto en nueve cánones de reforma, que habían
Pío IV el 11 de mayo comunicó su designio a los legados de de publicarse en la próxima sesión (2). E l mismo día dieron cuenta
T r e n t o en la forma viva que le era propia. No se abstuvo de repro- a Roma de sus infructuosas negociaciones con los españoles, los
charles muy acerbamente su falta de armonía, que se había mani- cuales exigían que la cuestión de la residencia se decidiera en la
festado al t r a t a r s e de la cuestión de la residencia. Según decía, sesión inmediata, o que si esto no fuera posible, o bien se difiriera
hubieran debido evitar que una cuestión causadora de tanto la sesión o se prometiera en ella resolver la cuestión en la sesión
desconcierto, la cual ya había sido rechazada en tiempo de Pau- siguiente (3). Sólo con dificultad logró el obispo de Salamanca,
lo III, hubiese podido hallar entrada en las discusiones, principal- Mendoza, que, en inteligencia con los legados, intervino como
mente no habiéndose ellos puesto de acuerdo entre sí. «Acordaos, medianero, a p a r t a r al adalid de los prelados españoles, el arzo-
escribía, que sois legados en común, los cuales han de proceder bispo de Granada, de su plan de protestar contra el aplazamiento
con entera concordia, en vez de promover escándalo con sus de la cuestión de la residencia (4). F u e r a de esto, los españoles
divergencias.» Además de la exhortación a la concordia, se hallaba continuaron persistiendo en que el concilio se declarase expresa-
en la carta la reiterada declaración de que la cuestión de la resi- mente como continuación del anterior. En este respecto la situa-
dencia se debía por entonces diferir y en lugar de ella seguir ción se empeoró todavía por el brusco proceder de los embajadores
adelante sin dilación tratando de los dogmas y de la reforma (2). franceses, cuyo adalid D e Lansac, confidente de Catalina de
Los legados, que recibieron esta carta el 15 de mayo, contes- Médicis, llegó a Trento el 18 de mayo. Pocos días después acudie-
taron dos días después, que harían cuanto les fuese posible y ron también sus dos colegas Arnaldo du Ferrier, presidente del
esperaban poder aplazar el artículo sobre la cuestión de la resi- Parlamento de París, y Guido du F a u r de Pibrac, juez superior de
dencia, por lo menos hasta que se tratase del sacramento del Tolosa, ambos sospechosos de herejía (5). Los representantes
orden; procuraron también justificarse del reproche de la falta de de Francia fueron recibidos en una congregación general el 26 de
unanimidad (3). Los cardenales Gonzaga y Seripando, que cono- mayo; se presentaron con la demanda de que el concilio se decla-
cían bien que las reconvenciones del irritable Papa les tocaban r a r a expresamente como nuevo, no como continuación del ante-
sobre todo a ellos, el 16 y 17 de mayo dirigieron especiales cartas rior. Al propio tiempo vino una carta de Fernando I para sus emba-
de justificación al cardenal Borromeo, las cuales nada dejaban jadores, fechada el 22 de mayo, y otra de Delfino para los legados
que desear en sinceridad (4). El cardenal Gonzaga anunciaba al con la noticia de que el emperador no sólo negaba su consenti-
miento para la declaración expresa de la continuación, sino tam-
(1) V. P a l l a v i c i n i , 16, 8, 12. il) Cf. Susta, I I , 180.
(2) El o r i g e n de l a c a r t a del P a p a , de 11 de m a y o de 1562, lo h a puesto
e n claro S u s t a (II, 134 s.) de u n modo m a g i s t r a l , utilizando las a n t e r i o r e s (2) V. T h e i n e r , I, 718-722; L e P l a t , V , 186-189.
minutas. (3) Susta, II, 161 s.
(3) V. Susta, II, 152. (4) V. Mendoza, 642 s.
(4) L a c a r t a de G o n z a g a se h a l l a en S u s t a , II, 143 ss., y la de S e r i p a n d o (5) Cf. R a y n a l d , 1562, n. 44-46; L e P l a t , V, 175-185; T h e i n e r , I, 720 s.;
e n Sickel, R e l a c i o n e s , II, 108 s. Bondono, 560; Pallavicini, 16, 10 y 11; B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 63 s.
18. — H I S T . D E L O S P A P A S , TOMO V I I , V O L . X V .
bién amenazaba con llamar a sus representantes en caso de que tuvo el sermón el obispo de F a m a g u s t a , Jerónimo Ragazzoni. En
tal cosa se hiciera (1). la sesión se prescindió de toda publicación de decretos en vista
Los legados, que dieron cuenta a R o m a el 26 de mayo de la de las dificultades que habían producido las cuestiones de la resi-
actitud tomada por el emperador (2), hubieron de temer la disolu- dencia y de la continuación; sólo se leyeron los poderes de los
ción del concilio. Mientras buscaban un expediente para salir de embajadores y procuradores de Suiza, Salzburgo y Francia y un
aquella dificilísima situación, con grandísima consternación suya decreto de prorrogación que fijaba la próxima sesión para el 16 de
llegó por la tarde del 2 de junio una orden de Pío I V de 30 de junio. L a gran mayoría de los P a d r e s del concilio admitió este
mayo, que contenía el resuelto mandato de que en atención a la decreto; 34 protestaron contra él por no mencionarse la residencia
promesa dada al rey de España, se debía perseverar en la ya ni la continuación (1).
ordenada declaración expresa de la continuación (3). Los legados En la congregación general de 6 de junio el cardenal Gon-
estaban persuadidos de que el cumplimiento de esta orden, no zaga propuso como objeto del próximo decreto dogmático cinco
sólo había de tener por efecto la disolución del concilio, sino que artículos sobre la comunión bajo las dos especies y la comunión
también recaería sobre el Papa toda la culpa de ello, ya que el de los párvulos (2). 31 obispos se declararon conformes con la
representante de España, el marqués de Pescara, se había decla- propuesta sólo con la condición de que se t r a t a r a juntamente de
rado conforme con una dilación (4). P o r tanto, resolvieron no la cuestión de la residencia. Esta minoría, todavía el mismo día,
ejecutar el mandato, dado bajo la influencia de V a r g a s (5), y dirigió al Papa una sincera exposición, en la cual defendía su
hacer justificar en Roma su proceder por medio del cardenal intervención en favor de la obligación de residencia como precepto
Marcos Sittich. E s t a misión se pudo, n o obstante, omitir, porque divino, y se justificaba resueltamente de la tendencia que se les
a la mañana siguiente, todavía antes de la apertura de la congre- atribuía, de socavar intencionadamente la autoridad pontificia (3).
gación general, vino una segunda carta del P a p a de 31 de mayo Pío I V contestóles el 1.° de julio, que era su voluntad que reinara
que revocaba el primer mandato y dejaba libre a los legados el en el concilio libertad de hablar y discutir; que al mismo tiempo
prescindir de la declaración expresa de la continuación en la exhortaba a evitar la división y discordia, a fin de que no se diera
sesión inmediata, con tal que de hecho se continuaran los tra- ocasión a los protestantes para infamar y desacreditar al sínodo (4).
bajos (6). Los cinco artículos fueron extensamente discutidos y exami-
Después de haberse hecho los necesarios preparativos en la nados en todos sus aspectos por 63 teólogos, en 21 reuniones,
congregación general de 3 de junio, se celebró el 4 de junio desde el 10 hasta el 23 de junio (5). A pesar de las divergencias de
la XX sesión, cuarta bajo el pontificado de Pío IV. Asistieron a opinión en pormenores, en lo principal se llegó unánimemente a
ella los legados a excepción de G o n z a g a , el cardenal Madruzzo,
(1) V . Raynald, 1562, n. 47, 48; T h e i n e r , II, 1 s.; S e r i p a n d i C o m m e n t . , 488.
dos patriarcas, 18 arzobispos, 137 obispos, dos abades, cuatro Cf. P a l l a v i c i n i , 16, 12, 9-12.
generales de Órdenes religiosas, 28 teólogos y 11 embajadores. (2) V . R a y n a l d , 1562, n. 49; Le P l a t , V, 202; Theiner, II, 7. Cf. P a l l a v i -
cini, 17,1.
Celebró la misa solemne el obispo de Salamanca, Mendoza, y (3) L e P l a t , V, 199-202.
(4) Ibid., 360 s.
(1) V. Sickel, Concilio, 314; S t e i n h e r z , I I I , 52 s. (5) S o b r e las n e g o c i a c i o n e s h a s t a la r e d a c c i ó n del d e c r e t o d o g m á t i c o de
(2) S u s t a , I I , 164 s. la sesión v i g é s i m a p r i m e r a v. T h e i n e r , II, 7-51; L e P l a t , V , 272-328. E h s e s
(3) Susta, I I , 175 s. Cf. Sickel, R e l a c i o n e s , I I I , 131. (VIII, 537-617, 633-650, 691) da t o d a s las a c t a s desde el 10 de junio h a s t a el 14 de
(4) V . S e r i p a n d i C o m m e n t . , 467; M u s o t t i , 1 , 1 5 s.; P a l e o t t o en T h e i n e r , julio de 1562. Cf. P a l l a v i c i n i , 17, 6-7 y 11; Knopfler en el Léxico e c l e s i á s t i c o
II, 560. Cf. P a l l a v i c i n i , 16, 12, 2 y 3. V . t a m b i é n S i c k e l , R e l a c i o n e s , I I I , 138 s. de F r i b u r g o , XI', 2094 y G r i s a r , L a í n e z , 684. Cf. t a m b i é n C a v a l l e r a , V inter-
(5) Colección de d o c u m . inéd., I X , 232 s.; S u s t a , II, 178. p r é t a t i o n du c h a p . V I de S t . J e a n . Une c o n t r o v e r s e e x é g é t . a u Concile de
T r e n t e , en la R e v u e d' hist. ecclés., X (1909), 687-709. S o b r e el v o t o de S. P e d r o
(6) V. S u s t a , I I , 180 s., 183, 471. T o n i n a »notificó el 20 de m a y o de 1562,
Canisio r e s p e c t o de l a a d m i n i s t r a c i ó n del cáliz a los legos (15 de junio de 1562)
que el P a p a c e l e b r a b a d i a r i a m e n t e c o n g r e g a c i o n e s s o b r e el concilio. Archivo v. Ehses en el A n u a r i o Hist., X X X V I , 105 s.
Gonzaga de Mantua.
este resultado: que la comunión bajo las dos especies no era man- extenso escrito había sido el resultado de las deliberaciones de los
damiento divino excepto para el sacerdote celebrante; que la Igle- consejeros imperiales sobre los artículos de reforma propuestos
sia estaba autorizada para prescribir por graves motivos la comu- por los legados al concilio el 11 de marzo, los cuales les parecieron
nión bajo la sola especie de pan, para los legos y los clérigos no insuficientes.
celebrantes; que todo Cristo se contenía también bajo una sola El pequeño libro de reforma de Fernando I comprende las
especie; q u ¡ a los niños pequeños no les era la comunión nece- exigencias y propuestas imperiales respecto de la reforma ecle-
saria. Sobre el tercero de los cinco artículos, que se refería a siástica. En primer lugar intenta demostrar la necesidad de una
la concesión del cáliz a los legos, se manifestaron muy diversos reformación radical del clero antes de establecer la doctrina
pareceres. Por eso se dejó por entonces, y se formularon desde eclesiástica discutida. L u e g o siguen quince artículos sobre la
luego cuatro cánones sobre los otros puntos y se sometieron a los corrección de la Iglesia en su cabeza y en sus miembros. Aquí se
P a d r e s del concilio el 23 de julio. Estos deliberaron sobre ellos exige enérgicamente: la reforma del Papa y de la curia, la limita-
en seis congregaciones generales, desde el 30 de junio hasta el ción de los miembros del Colegio Cardenalicio a 24, en el sentido
3 de julio. Sobre la base de estas deliberaciones, el cardenal Simo- de los decretos del concilio de Basilea, la reducción de las dispen-
n e t t a junto con tres obispos y el general de los dominicos, sumi- sas pontificias y de las exenciones monásticas, la prohibición de la
acumulación de prebendas, la observancia de la residencia, el
nistró una nueva redacción de los cuatro cánones. P a r a declararlos
severo castigo de la simonía, la limitación de las ordenaciones que
y fundamentarlos más en particular, Hosio y Seripando, apoyados
obligan so pena de pecado mortal, la moderación en fulminar
por tres obispos y el general de los agustinos, compusieron todavía
excomuniones, el remedio de los abusos en el culto, el expurgo
una extensa exposición doctrinal (1). Todo esto se presentó a los
en los misales y breviarios de cosas inútiles y ficticias y el uso
Padres del concilio el 4 de julio en la congregación general; sobre
de cánticos en lengua vulgar durante los oficios divinos. A esto
ello deliberaron el 8 y el 9 del mismo mes. El 14 se pudo proceder
se añaden peticiones sobre concesión del cáliz a los legos, supre-
a la redacción definitiva.
sión de los preceptos del ayuno y otorgamiento del matrimonio
Durante estas deliberaciones dogmáticas, los legados estu-
de los sacerdotes. Aunque estas concesiones, se dice en dicho
vieron todavía muy ocupados en otros asuntos que les dieron serio
escrito, no las piden todas las naciones, es, sin embargo, del todo
cuidado. El 6 de junio los embajadores imperiales les entregaron
diferente la situación de los pueblos del norte, cuyos especiales
el llamado pequeño libro de reforma de Fernando I (2). Este
defectos exigen también especiales remedios. Si la Iglesia, como
(1) Cf. C a v a l l e r a , loe. cit., 699. bondadosa madre, usa de indulgencia en estos puntos, esperan los
(2) Se envió el 22 de m a y o y llegó a T r e n t o el 26; p e r o f u é t o d a v í a r e t e - más que los católicos que todavía quedan, podrán ser preservados
n i d o a c a u s a de la dificultad de las n e g o c i a c i o n e s r e s p e c t o de la continuación.
E s t a i m p o r t a n t e m e m o r i a publicóla p r i m e r a m e n t e en el siglo x v m Schelhorn de la herejía. Pero para esto es también necesario componer un
(Amoenit., 1,501-575), y d e s p u é s L e P l a t (V, 232-259). E n ella se h a ocupado claro compendio de la doctrina católica y unas nuevas postillas,
m u c h o l a m o d e r n a i n v e s t i g a c i ó n . Cf. R e i m a n n en las I n v e s t i g a c i o n e s p a r a la así como fundar establecimientos de enseñanza para la formación
H i s t o r i a a l e m a n a , V I I I (1868), 177-186; Sickel en el A r c h i v o p a r a la H i s t o r i a
de Austria, X L V (1871), 1-96; T u r b a en los D e s p a c h o s V e n e c i a n o s , I I I , 270 s.; de un clero apto e inteligente. Luego se da todavía el consejo de
S t e i n h e r z , III, 65 s.; S á g m ü l l e r , Bulas de elección de P a p a , 125 s., 164; R i t t e r , que se tenga benignidad respecto de aquellos bienes de la Iglesia
1, 157 ss.; K a s s o w i t z , 58 s.; Helle, 7 s., 16, y e s p e c i a l m e n t e E d e r , quien (I, 232) de que los protestantes se habían apoderado, pues no se podía
l e g a al s i g u i e n t e r e s u l t a d o s o b r e la h i s t o r i a de la f o r m a c i ó n de dicho escrito:
L a i n i c i a t i v a y t a m b i é n acaso las l í n e a s m á s g e n e r a l e s del t e m a deben su esperar la reconciliación de los herejes, si se apremiaba a la
o r i g e n al mismo F e r n a n d o . L a m a t e r i a p a r a la ejecución la s u m i n i s t r ó el
c o n s e j e r o i m p e r i a l J o r g e G i e n g e r , la r e d a c c i ó n definitiva p r o c e d e del conocido
t e ó l o g o F e d e r i c o Estáfilo, que a ñ a d i ó a b u n d a n t e m a t e r i a l ; f u é d i c t a m i n a d o y c o n f e s o r de F e r n a n d o , i n t e r v i n i e r o n de un modo s e c u n d a r i o . Como s e g ú n eso
puesto en c o n s o n a n c i a c o n l a política i m p e r i a l a c e r c a del concilio p o r el vice- c o n c u r r i e r o n en la composición de e s t a m e m o r i a u n a s e r i e de p e r s o n a j e s m u y
canciller S e g i s m u n d o Seld, quien a p o r t ó t a m b i é n a l g o a l contenido. U r b a n o , influyentes, así t a m b i é n se u t i l i z a r o n en ella d i v e r s o s i m p o r t a n t e s docu-
obispo de Gurk, Córdoba, c o n f e s o r de l a e s p o s a de Maximiliano I I , y C i t h a r d , m e n t o s sobre la r e f o r m a de la I g l e s i a .
devolución de estas posesiones; también se aconseja que se eviten, concilio el escrito en todo o en parte (1). El 29 de junio el mismo
cuanto sea posible, las discusiones peligrosas, v e r b i g r a c i a , la con- emperador escribió a los legados, que no quería litigar con ellos
troversia acerca del deber de la residencia. sobre el derecho de proposición; que si los artículos del escrito
L a política eclesiástica de F e r n a n d o I ha hallado su expresión eran muy numerosos para que se tratase de ellos de una vez, se
más significativa en su pequeño libro de reforma. Claramente se contentaba con que se deliberara sobre ellos poco a poco. También
manifiestan las buenas intenciones del emperador, señaladamente tocante a la reforma de la cabeza de la Iglesia, hizo la declaración,
su solicitud de oponer un dique a las novedades religiosas, no sólo enteramente satisfactoria, de que sólo había intentado que el Papa
con la supresión de los abusos eclesiásticos que iban creciendo la ejecutara por sí mismo (2). El 27 de junio los embajadores
terriblemente en sus dominios, sino también por medio de amplias imperiales habían entregado a la congregación general del concilio
concesiones. A pesar de todo reconocimiento de estos subjetivos una memoria, en la cual se exponían los motivos por qué se pedía
conatos de Fernando, sin e m b a r g o se ha de examinar igualmente la administración del cáliz a los legos en los territorios del empe-
con rigor el valor objetivo de sus propuestas de r e f o r m a . Mas de rador (3). E n la misma congregación general fué introducido el
de ello resulta claro que no pocas eran peligrosas e iban demasiado embajador bávaro Agustín Paumgartner; pronunció un discurso
lejos. L a utilidad práctica de las importantes concesiones pedidas en el cual propuso tres demandas en nombre del duque Alberto V :
(de la administración del cáliz a los legos y del matrimonio de los reforma del clero, concesión del cáliz a los legos y admisión de los
sacerdotes) no se demostraba en manera alguna con las razones casados a la ordenación sacerdotal (4). En la congregación general
alegadas por el emperador, a n t e s bien, estaba sujeta a reparos de de 4 de julio también los embajadores franceses presentaron un
grave peso. escrito para apoyar la exigencia imperial de que se permitiese
Ya al primer examen del pequeño libro de reforma, vínoles a el uso del cáliz a los legos (5). Pero precisamente estas instancias
los legados a la memoria el sínodo de Basilea, de infeliz recorda- de diversas partes parecen haber hecho tener reparos a muchos
ción. Consternados por el alcance de las exigencias y propues- que hasta entonces no eran adversos a esta concesión. Los legados
tas imperiales, rogaron al punto, sin p r e g u n t a r a R o m a , a los mismos eran de opiniones diversas. Procuraron obtener por medio
representantes de F e r n a n d o , que prescindieran por entonces de de negociaciones que la cuestión se dejara (6). Los representantes
presentar el documento a la congregación general. E l 8 de junio de Fernando, Thun y Draskovich, perseveraron al principio tenaz-
escribieron al nuncio Delfino que solicitara de Fernando I, que mente y con amenazas en su pretensión. Exigieron la dilación de
retirase o modificara el escrito, pues su presentación traería segu- la sesión y el aplazamiento aun de los artículos preparados para
ramente en pos de sí la disolución del concilio. Que por lo que su publicación, si al propio tiempo no se podían despachar los rela-
tocaba a la exigencia de q u e el concilio reformara a l Papa, los tivos a la administración del cáliz a los legos. Pero los legados
miembros a su cabeza, recordase el nuncio las funestas perturba- persistieron en que la sesión se había de celebrar y se debían
ciones que agitaron al siglo x v (1). También uno de los embaja-
dores imperiales, el arzobispo Brus, que regresó de Trento a (1) V. S t e i n h e r z , III, 69 s., 76 s., cf. 81 s.; K a s s o w i t z , 80 s.
P r a g a el 10 de junio, recibió de los legados el encargo de influir (2) R a y n a l d , 1562, n. 61. L e P l a t , V , 351-360. Cf. a d e m á s S t e i n h e r z , III,
87 s. y Helle, 31 s. El P a p a se puso de a c u e r d o con Arco, y en 22 de julio hizo
en este sentido sobre el e m p e r a d o r (2). l l e g a r a los l e g a d o s la o r d e n de que e n t r e s a c a s e n del escrito i m p e r i a l los
a r t í c u l o s que f u e s e n a p r o p ó s i t o , y los p r e s e n t a s e n al concilio; v. Stein-
Las negociaciones de Delfino con Fernando I tomaron un h e r z , III, 99 s.
rumbo favorable. A fines de junio el nuncio podía informar a los (3) R a y n a l d , 1562, n. 65. L e P l a t , V, 346-350.
legados, que el emperador había apreciado sus reparos y dejaba (4) V . T h e i n e r , II, 39 s.; R a y n a l d , 1562, n. 52-54; Le P l a t , V, 335-345. Cf.
K n o p ñ e r , Movimiento en f a v o r del cáliz, 96 s.
a su disposición el proponer en tiempo oportuno a los Padres del
(5) R a y n a l d , 1562, n. 66. L e P l a t , V, 366 s. Cf. T h e i n e r , II, 45.
(1) S t e i n h e r z , I I I , 61 s. Cf. S u s t a , II, 184. (6) V. la r e l a c i ó n de T h u n y D r a s k o v i c h , de 7 de juiio de 1562, en Sickel,
(2) V. K a s s o w i t z , 81 s.; S t e i n h e r z , I I I , 84; S u s t a , II, 190 s. Concilio, 347-349. Cf. l a r e l a c i ó n de los legados, de 9 de julio, en S u s t a , II, 221 s.
publicar los cuatro artículos preparados. Al fin los embajadores superiores regulares no cumplieran con su deber. Finalmente, para
imperiales consintieron en ello con la condición de que en la quitar de raíz los abusos que había en la publicación de las indul-
sesión se hiciera la declaración de que los dos artículos sobre gencias, se determinó: quedan suprimidos el nombre y ocupación
la concesión del cáliz, ahora dejados, se habían de t r a t a r por el de los colectores de las limosnas que se dan para ganar indulgen-
concilio más adelante en tiempo apropiado, lo cual se haría cuando cias; la publicación de todas las indulgencias y gracias espirituales
los embajadores lo tuvieran por bien. se transfiere al obispo, el cual con dos canónigos recibirá las con-
El 10 de julio se reanudaron en Trento las negociaciones tribuciones voluntarias de los fieles, para que todo el mundo sepa
sobre los nueve artículos de reforma, preparados hasta el 25 de que los tesoros de la Iglesia se abren por causa de la piedad y
mayo; éstos fueron de nuevo discutidos los días siguientes en no del lucro. Estos decretos de reforma fueron admitidos por
cuatro congregaciones generales, de suerte que el 15 de julio pudo todos a excepción de siete obispos, que exigían modificaciones
establecerse el decreto de reforma (1). accidentales. El decreto que fijaba la próxima sesión para el 17 de
En el término prefijado, el 16 de julio, se tuvo la XXI sesión septiembre, obtuvo general aprobación (1).
pública del concilio, quinta bajo el pontificado de Pío IV, El Poco después de la quinta sesión ocurrió un suceso de grande
arzobispo de Spalato, Marco Cornaro, celebró la misa solemne, y importancia para el ulterior progreso del sínodo: el restableci-
el obispo húngaro Andrés Sbardelato Dudith pronunció el ser- miento de la unión en el colegio de los legados. Desde mayo había
món. Tomaron parte en la sesión: los cinco legados y el cardenal tirantez de relaciones principalmente entre los cardenales Gon-
Madruzzo, tres patriarcas, 19 arzobispos, 148 obispos, cuatro aba- zaga y Simonetta, fundada en su diversidad de opinión acerca
des, seis generales de Órdenes religiosas, 71 teólogos y 10 emba- de la cuestión de la residencia. E s t a cuestión, así como inquie-
jadores. Se publicaron los decretos sobre la comunión bajo ambas tantes rumores sobre una disolución o suspensión del concilio,
especies y la comunión de los párvulos, en cuatro capítulos con proyectada por Pío I V , habían movido a los legados ya el 8 de
otros tantos cánones y el anuncio de que se trataría más adelante junio a delegar a Roma al arzobispo de Lanciano, Leonardo
de los dos artículos relativos a la concesión del cáliz a los legos. Marini, para orientar oralmente al Papa (2). Poco después de
El decreto de reforma publicado en seguida comprendía nueve haber Marini salido de Trento, llegó allá Carlos Visconti, obispo
capítulos. Determinaba que el conferir las sagradas órdenes y el de Ventimiglia. El Papa había enviado a este prudente milanés,
dar las dimisorias se debía hacer gratis; que sin cierta segura emparentado con Borromeo y confidente suyo, para tener en el
congrua, ninguno podía ser ordenado; que en las parroquias muy sínodo un hombre seguro e imparcial de quien fiarse; también
extensas se colocasen sacerdotes auxiliares, o se erigiesen nuevas debía t r a b a j a r por restablecer la unión entre los legados (3). Vis-
parroquias, pero con dotación suficiente y en caso necesario, aun conti se afanó en este respecto con el mayor ardor y señalóse en
varias parroquias pequeñas se juntasen en una sola; que a los ello por su conducta tranquila y llena de discreción. E l 19 de junio
párrocos ignorantes se les debían asociar sustitutos con una parte tuvo una larga conferencia con Gonzaga, en la cual éste calificó
de las rentas, y los de vida escandalosa debían ser castigados, y en de invenciones los rumores que corrían sobre su dimisión. E l
caso preciso, depuestos. Además se dispuso que los beneficios
de iglesias ruinosas se trasladaran a otras, o se restaurasen los (1) V. R a y n a l d , 1562, n. 70-72; T h e i n e r , II, 56 s. Cf. P a l l a v i c i n i , 17, 11;
Knopfler e n el Léxico eclesiástico de F r i b u r g o , XI 2 , 2097 s. S o b r e las r a z o n e s
templos referidos. Que los monasterios en encomienda, donde de s e ñ a l a r un t é r m i n o m á s l e j a n o p a r a la p r ó x i m a sesión (dificultad de la doc-
no se observaba ninguna regla monástica, lo propio que todos t r i n a del s a n t o sacrificio de la misa, que s e h a b l a de t r a t a r ; i n t e n t o de d a r u n a
los beneficios seculares y regulares, debían someterse a una decisión sobre l a cuestión del cáliz; deseo de los P a d r e s de r e m i t i r a l g ú n t a n t o
l a intensidad del t r a b a j o e n los a n t i c i p a d o s c a l o r e s c a n i c u l a r e s ) , se e x t i e n d e n
visita anual del obispo; y asimimo todos los monasterios donde la los l e g a d o s en su c a r t a a B o r r o m e o , de 16 de julio de 1562. Susta, II, 249.
observancia regular estaba todavía en vigor, en caso de que los (2) Su instrucción se h a l l a en S u s t a , II, 184 ss. Cf. P a l l a v i c i n i , 17, 1, 7 y 2.
(3) V . S u s t a , I I , v m , 455 s., 459 s., 489. Cf. P a l l a v i c i n i , 17, 3; E h s e s e n el
(1) V . T h e i n e r , II, 51-55; P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 565 s. A n u a r i o H i s t ó r i c o , X X X V I I , 52 s.
legado creía entonces haber hecho cesar el descontento del Papa el Papa estaba dispuesto a alejar de su cargo de comisario del
con su defensa (1). Una carta de su sobrino, el cardenal Francisco concilio al obispo de L a Cava, que se había mostrado muy poco
Gonzaga, de 17 de junio, que recibió el 23 el legado, que se atento, rogó que el obispo fuera dejado en su puesto, diciendo que
hallaba en Pergine, le enteró no obstante de que Pio I V , de nuevo lo desempeñaba con g r a n provecho (1).
excitado por las quejas de Simonetta, había manifestado la inten- No menos útil que la reconciliación de ambos legados, en
ción de sustituir por otro al presidente del colegio de los legados, la que Carlos Visconti tuvo parte principal, fué para el feliz
en caso de que continuara en la f o r m a que hasta entonces (2). progreso del concilio, una noticia que llegó a Trento el 18 de
Gonzaga se sintió profundamente disgustado por esto, así como julio. Venía de Felipe II. E l correo que la trajo, había hecho el
por otras circunstancias (3), y resolvió pedir ahora él mismo su viaje de Madrid a Trento en solos once días para estar en esta
relevo. P a r a este fin envió al punto a R o m a a su familiar Francisco ciudad, en cuanto fuera posible, todavía antes de la sesión e impe-
Arrivabene. L a noticia de ello causó en T r e n t o grande estruendo dir una conducta inconveniente de los prelados españoles. E n t r e g ó
y consternación (4). Dado el crédito de que gozaba Gonzaga entre al marqués de Pescara una carta del rey de 6 de julio, con la
los Padres del concilio y los príncipes católicos, su retirada hubiera orden de comunicar a los obispos españoles: que su majestad no
debido en efecto t r a e r en pos de sí las peores consecuencias para deseaba que se levantara una protesta por la cuestión de la resi-
la continuación de las deliberaciones conciliares. dencia, y en vista de la resistencia del emperador y de F r a n c i a ,
Pío I V , que tenía más precaución en el obrar que en el hablar, tampoco persistía expresamente en que se declarase la continua-
no admitió la dimisión de Gonzaga, antes le movió a quedarse ción; que bastaba que se conociera por la forma de proceder, que
y continuar presidiendo el concilio (5). E l arzobispo de Lanciano, se continuaba el concilio anterior (2). L a decisión de Felipe II
que el 1.° de julio fué mandado volver de Roma a Trento, llevó produjo también gran contento en Roma. El 4 de agosto Borro-
una carta a Gonzaga, en la cual se expresaba al legado la con- meo encargó al nuncio español Crivelli, que diera las gracias al
fianza del Papa. Al mismo tiempo Simonetta recibió orden de tra- r e y en nombre del Papa (3).
tar a Gonzaga con todo miramiento y ponerse con él en las mejores E l 19 de julio los legados propusieron a los teólogos trece
relaciones (6). L a completa reconciliación entre Gonzaga y Simo- artículos sobre la doctrina del santo sacrificio de la misa para
netta no se realizó hasta el 19 de julio. En este día, Gonzaga se que deliberasen sobre ellos (4). Un nuevo reglamento redactado el
invitó a sí mismo a comer con Simonetta. Las largas explicacio- 20 de julio, dirigido a impedir la excesiva extensión de las nego-
nes que mutuamente se dieron en esta ocasión, en ambos produje- ciaciones (5). L a deliberación acerca de los artículos sobre la misa
ron contento y satisfacción. El cardenal Gonzaga mostró verda- no requirió menos de trece sesiones, celebradas desde el 21 de julio
dera magnanimidad. P a r a los prelados que habían fomentado las hasta el 4 de agosto (6). El 6 de este mes los legados, que enton-
desavenencias o le habían ofendido, no pidió otra penitencia sino
la de la enmienda. Cuando el cardenal Borromeo le escribió que (1) V . P a l l a v i c i n i , 17, 13, 1. Como el r e s t a b l e c i m i e n t o de la c o n c o r d i a
e n t r e los legados, así t a m b i é n o c u p a b a e n t o n c e s al P a p a el a j u s t a m i e n t o de
(1) V. S u s t a , II, 208. las c o n t i e n d a s de p r e c e d e n c i a que h a b í a e n t r e los e m b a j a d o r e s . P a r a compo-
(2) V . e n D o l l i n g e r , D i a r i o s , II, 37 el f r a g m e n t o d e la c a r t a d e F r . Gon- n e r l a s d e s a v e n e n c i a s e n t r e el e m b a j a d o r de B a v i e r a y el de V e n e c i a , pidió
z a g a . S i m o n e t t a e s c r i b í a en 25 de junio d e 1562 a B o r r o m e o e x p r e s a m e n t e , P í o I V la a y u d a de F e r n a n d o I. El e m b a j a d o r de B a v i e r a e x i g í a t a m b i é n p a r a
que e r a d e s e a b l e que G o n z a g a f u e s e m a n d a d o v o l v e r del concilio; v. S u s t a , sí e s t a r d e l a n t e de los e m b a j a d o r e s suizos y florentinos. Aun m a y o r e s dificul-
II, 206. t a d e s se d e j a b a n p r e v e r del l i t i g i o de p r e c e d e n c i a e n t r e los r e p r e s e n t a n t e s de
E s p a ñ a y F r a n c i a . Cf. P a l l a v i c i n i , 17, 4; S u s t a , II, 237, 242 s., 249, 494 s.
(3) V . Sickel, Concilio, 346.
(4) V. Baluze-Mansi, I V , 241; S u s t a , I I , 209, 487 s. (2) V . S i c k e l , C o n c i l i o , 3 5 2 s . ; M e n d o z a , 6 4 6 - 6 4 7 ; S u s t a , I I , 2 6 1 s.,263s.,276.
(5) Cf. P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 567 s.; l a r e l a c i ó n de V a r g a s de 1." de (3) S u s t a , II, 523 s.
julio de 1562, en D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 445 s.; l a c a r t a de G o n z a g a al (4) V . T h e i n e r , II, 58; L e P l a t , V, 390 s.: P a l l a v i c i n i , 17, 13, 8.
e m p e r a d o r , de 14 de julio de 1562, e n S i c k e l , Concilio, 354. (5) V. T h e i n e r , II, 58 s.; R a y n a l d , 1562, n. 96; L e P l a t , V, 394-396.
(6) V. S u s t a , II, 227 s., 230. Cf. P a l l a v i c i n i , 17, 5. (6) V. T h e i n e r , II, 60-73.
ees se alegraron mucho de las disposiciones de Pío I V para la adversarios de la concesión hicieron resaltar, por lo demás,
reforma de la curia (1), propusieron a la congregación general expresamente, que la Iglesia podía permitir la recepción de las
el proyecto de decreto sobre la esencia, frutos, institución y dos especies. Cuando el abad Ricardo de Vercelli manifestó que
oblación del santo sacrificio de la misa, en cuatro capítulos con la exigencia del cáliz tenía un tinte herético, el legado pontificio
doce cánones. Los Padres del concilio trataron sobre ellos desde presidente le reprendió y le quitó el uso de la palabra (1).
el 11 hasta el 27 de agosto; en esto ofreció dificultades principal- El último orador y el que hizo más impresión fué el general
mente ¡a cuestión teológica sobre si Cristo ya en la última cena de los jesuítas, el P. Diego Laínez. Examinó toda la cuestión de
había ofrecido el santo sacrificio de la misa (2). una manera tan objetiva y completa como tranquila, clara y con
Desde el 22 de agosto fuera de esto se debía discutir la espi- agudeza escolástica. Hizo resaltar expresamente que sólo se tra-
nosa cuestión sobre si se había de conceder o negar el cáliz a los t a b a de la utilidad práctica de la innovación, y que en la decisión
legos. Pío I V , por una carta de 18 de julio, había dejado al sínodo de la misma no le competía el carácter de la infalibilidad, ni al
libertad para concederlo; pero juzgaba que era bueno diferir la juicio del concilio ni al del Papa. Su opinión fué que no era prove-
decisión sobre esto hasta el fin del concilio (3). Borromeo, el 29 de choso conceder el cáliz a los legos, en general o en parte (2); dijo
julio participó a los legados que el Papa tenía el deseo de que se que la experiencia había y a enseñado que después que el concilio
diera al emperador toda la satisfacción posible en esta materia, en de Basilea y Paulo II lo habían otorgado, no se había impedido
cuanto se pudiera hacer con buena conciencia y caridad cristiana. la apostasía de la Iglesia, sino antes había aumentado. A u n
Al propio tiempo Gonzaga recibió la noticia de que Pío I V apro- cuando la mayoría de los Padres se puso de parte de Laínez, se
baba su parecer de que el decreto sobre el cáliz se formulara por el escogió finalmente el camino intermedio de dejar al Papa la deci-
concilio, no por el Papa (4), Las deliberaciones sobre este difícil sión de todo este negocio (3).
punto se comenzaron en la última semana de agosto (5). Como el 5 y 7 de septiembre habían sido sometidos a una
Las opiniones sobre la utilidad práctica de la concesión del nueva deliberación los decretos refundidos sobre el santo sacrificio
cáliz a los legos, discreparon mucho. Por la concesión se decla- de la misa (4), el 10 de septiembre se propuso un decreto de reforma
raron, además del obispo de Pees, orador impetuoso y hábil (6), y otro sobre los abusos que se habían introducido en la celebra-
el cardenal Madruzzo, el obispo de Knin, Andrés Sbardelato, y el ción de la misa (5). L a deliberación sobre ellos duró desde el 10
arzobispo Marini, de Lanciano. E n t r e los enemigos de esta con- hasta el 14 de septiembre (6). En la congregación general del 16 del
cesión señaláronse por la solidez y claridad de la argumenta- mismo mes, en que se leyeron los decretos que habían de publi-
ción, Castagna, arzobispo de Rossano, y Osio, obispo de Rieti.
F u é digno de notarse que el único obispo alemán que todavía se (1) V. P a l l a v i c i n i , 18, 4. Cf. E h s e s e n las D i s e r t a c i o n e s de la Sociedad
hallaba presente, Leonardo Haller de Eichstätt, se declaró contra G o r r e s , R e l a c i ó n a n u a l , 1917 (Colonia, 1918), p. 44.
(2) Cf. Grisar, L a í n e z y l a cuestión de la a d m i n i s t r a c i ó n del cáliz a los
la administración del cáliz a los legos; su colega Rettinger de
legos, en la R e v i s t a de t e o l . c a t . , V (1881), 672 ss., V I (1882), 39 s.; Disput., I I ,
Lavant había salido de T r e n t o para eludir una decisión. Todos los 24 ss. G r i s a r c o m u n i c a t a m b i é n p o r m e n o r e s s o b r e los d e m á s t r a b a j o s de L a í -
n e z en T r e n t o . El g e n e r a l de los j e s u í t a s h a b í a l l e g a d o el 14 de a g o s t ó a l a
(1) V. l a c a r t a de 6 de a g o s t o de 1562 e n S u s t a , II, 296. S o b r e el p r o g r e s o ciudad del concilio; en la c u e s t i ó n s o b r e qué l u g a r h a b í a de o c u p a r , m o s t r ó
de las r e f o r m a s de Pío IV cf. S ä g m U l l e r , B u l a s de elección de P a p a , 128. la m a y o r m o d e s t i a . V. Bondono, 561 s.; B o e r o , L a í n e z , 254; Canisii Epist., I I I ,
(2) V. T h e i n e r , II, 73-95; R a y n a l d , 1562, n. 97-100; L e Plat, V, 428-431; 472, 531; S u s t a , II, 319, 334. T o d a s las d e l i b e r a c i o n e s s o b r e l a concesión del
Mendoza, 648; P a l l a v i c i n i , 18, 1 y 2; S u s t a , II, 311-313, 338. cáliz a los legos, desde el 27 de a g o s t o h a s t a el 6 de s e p t i e m b r e de 1562,
(3) S u s t a , II, 270 s. Cf. S t e i n h e r z , III, 113. con m u c h o s v o t o s o r i g i n a l e s , p u e d e n a h o r a v e r s e en E h s e s , V I I I , 788-909.
(4) S u s t a , I I , 289, 291. V. la r e l a c i ó n de los legados, de 16 de s e p t i e m b r e de 1562, en S u s t a ,
(3)
(5) V . R a y n a l d , 1562, n. 73, 75-80; L e P l a t , V , 455 s., 463-488; T h e i n e r , II,
I I , 363.
96-116; P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 579-587; Mendoza, 649 s.; P a l l a v i c i n i , 18, 3-5. V. T h e i n e r , II, 116-119. Cf. Susta, II, 339, 344.
(4)
Cf. t a m b i é n S u s t a , II, 542 s., 545 s., 550 s.
(5) Dos listas de los m i s m o s h a y en E h s e s , V I I I , 916-924.
(6) V. L e P l a t , V, 459, 462. Cf. K a s s o w i t z , xxv. V. T h e i n e r , I I , 119-127.
(6)
carse al día siguiente, todavía se llegó a discusiones muy vivas se dirigen contra el carácter de sacrificio. El decreto de reforma
sobre la institución del sacerdocio. da prescripciones para la digna celebración de la santa misa, y
Después, el 17 de septiembre se efectuó la sesión XXII, sexta ordena a los obispos que destierren todo cuanto t e n g a apariencia
en el pontificado de Pío IV. A ella asistieron los cinco legados, el de codicia o sea supersticioso o escandaloso (1).
cardenal Madruzzo, tres patriarcas, veintidós arzobispos, ciento Sólo hubo entera unanimidad para el decreto que fijó la pró-
cuarenta y cuatro obispos, un abad lateranense, siete generales xima sesión para el 12 de noviembre, a fin de t r a t a r de los sacra-
de Órdenes religiosas, tres doctores en derecho, treinta teólogos mentos del orden y del matrimonio (2). Nadie sospechaba que
y nueve embajadores. Celebró la misa solemne el arzobispo de habían de pasar diez meses en lugar de los dos proyectados, hasta
Otranto, Pedro Antonio de Capua, y tuvo el sermón el obispo que por fin pudiera volverse a celebrar una sesión.
de Ventimiglia, Carlos Visconti. Publicáronse el decreto sobre el
santo sacrificio de la misa en nueve capítulos y nueve cánones, II
el decreto sobre el evitar abusos en la misa, el decreto de r e f o r m a ,
que comprendía once capítulos, y finalmente, la mencionada deci- Después que Pío IV hubo recibido los decretos de la se-
sión acerca de la administración del cáliz a los legos. sión X X I I (sexta), disponía casi diariamente congregaciones en las
E l más importante decreto f u é aquel que contra los numero- que se deliberaba sobre reformas (3). Mas el concilio dió comienzo
sos errores esparcidos por los herejes, expuso la antigua doctrina a las difíciles discusiones sobre el sacramento del orden. En primer
católica sobre la santa misa. E n él se explica: que Jesucristo, en la lugar, el 18 de septiembre de 1562, los legados presentaron a los
última cena, dejó a su Iglesia un sacrificio, por el cual se debía teólogos diez artículos para examinarlos, los cuales contenían
representar el sacrificio cruento de la cruz, conservar su memo- las opiniones de los novadores sobre esta materia; las discusiones
ria y aplicar a los hombres el perdón de los pecados, diaria- debían comenzar el 23 de septiembre (4). Mas antes los embajado-
mente cometidos por ellos. E s t e sacrificio lo instituyó el Señor, res franceses y los imperiales, conforme a un convenio obtenido
ofreciendo a Dios P a d r e su carne y sangre bajo los accidentes de por el obispo de Pees, demandaron que se difiriese el seguir
pan y vino, dándolas a comer y beber a los apóstoles, a quienes tratando de los dogmas hasta la llegada de los prelados franceses,
entonces instituyó sacerdotes, y mandándoles a ellos y a sus suce- y sólo se deliberase en la próxima sesión acerca de cuestiones de
sores que hicieran esto en memoria suya. E n el sacrificio de la reforma. Los legados no accedieron a ello (5). E n el curso de los
misa es inmolado de un modo incruento el mismo Cristo que s e muy vivos debates, el obispo de Pees y el embajador francés
entregó en la cruz de una manera cruenta. Según esto, la misa exigieron que se propusiera al concilio el pequeño libro imperial
es un verdadero sacrificio propiciatorio, por el cual los fieles de reforma. También denegaron esto los legados. No obstante,
obtienen los frutos del sacrificio de la cruz, cuyo valor por tanto el 24 de septiembre escribieron a Borromeo que se inclinaban
con esto no se menoscaba. Por eso la misa se ofrece, no sólo por
los vivos, sino también por las almas que todavía se hallan en el (1) S o b r e los n u m e r o s o s abusos que c o n el d e c u r s o del tiempo se h a b í a n
purgatorio. Si la Iglesia celebra misas en honor y memoria de los i n t r o d u c i d o en la m i s a , v. l a o b r a clásica de A. F r a n z , L a m i s a en A l e m a n i a
en la e d a d m e d i a , F r i b u r g o , 1902.
santos, enseña con todo que no se ofrece a ellos un sacrificio, sino (2) Cf. T h e i n e r , II, 130-132; P a l l a v i c i n i , 18. 9. S o b r e el c o n t e n t ó de
sólo a Dios. Para la digna celebración de la misa, la Iglesia ha P í o IV p o r el r e s u l t a d o de la sesión v. la c a r t a de B o r r o m e ó , de 26 de s e p t i e m -
ordenado desde antiguo el canon, que no contiene e r r o r ninguno. b r e de 1562, en S u s t a , III, 12 s.
(3) V. Sickel, Concilio, 390.
Al mismo tiempo ha rodeado de ceremonias la oblación del sacri-
(4) V. R a y n a l d , 1562, n. 89; L e P l a t , V , 508; T h e i n e r , II, 133; P a l l a v i c i n i ,
ficio según tradición apostólica. Que la misa se celebre general- 18, 12, 1.
mente en el idioma del país, no parece al concilio conveniente. Al (5) Cf. Musotti, 25 s.; B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 72; Sickel, Concilio, 387;
S t e i n h e r z , III, 130; Susta, I I I , 5, 353 s. y e s p e c i a l m e n t e Helle, 37 s., donde h a y
fin condena todos los errores contrarios, principalmente los que
t o d a v í a m á s indicaciones bibliográficas.
de las discusiones, el 13 de octubre, el arzobispo de Granada sugi-
a proponer dicho escrito, omitiendo todos los artículos que menos-
rió la proposición formal de que se definiera que el cargo epis-
cababan la autoridad del Papa o se excluían por sí mismos; al
copal estriba en el derecho divino (1). L a controversia sobre
propio tiempo pedían instrucciones sobre cómo se debía proceder
esto, en la cual se discutió también la posición del Papa en la
en cada uno de los artículos (1). L a extensa contestación del Papa
Iglesia universal y respecto de los concilios, hizo pasar presto
de 3 de octubre dejaba libre a los legados el proponer a los Padres
todo lo demás a segundo término, y que las deliberaciones se
del concilio la mencionada memoria imperial, pero añadía que no
encallaran (2). En borrascosos debates se desplegó por ambas
se decía con esto que hubieran de proponer una votación sobre
partes mucha erudición y agudeza teológica. Quien señalóse más,
ella; mas que al propio tiempo se había de comunicar también la
fué el general de los jesuítas, el P . Diego Laínez, el cual disentía
carta del emperador de 29 de junio, que dejaba libertad a los lega-
en este punto de la mayor parte de sus paisanos españoles. E l
dos para escoger los artículos que quisiesen, de la memoria (2).
discurso que pronunció el 20 de octubre antes de la votación, fué
Con esta orden se envió asimismo el juicio del Papa (3) sobre
una obra maestra, que sobresale por una extensa erudición, clari-
cada uno de los artículos de la memoria. En todos los puntos
dad y objetividad (3). Produjo una extraordinaria impresión cual
importantes concordaba con el dictamen enviado por los legados
ningún otro durante todo el concilio (4). Por la fuerza de los argu-
a Roma el 27 de agosto (4). A pesar del apoyo que Fernando I
mentos alegados por Laínez, mudaron de opinión aun varios de sus
había hallado en Francia, no solicitó ya más entonces la pre-
adversarios; algunos, a la verdad, se dejaron a r r a s t r a r también a
sentación de su escrito de reforma, pues otras cosas le ocupaban
las más violentas impugnaciones y aun a invectivas personales (5).
totalmente, de un modo especial la difícil elección de su hijo
Maximiliano para rey de romanos. Sólo cuando ésta se hubo efec- Dada la gran diversidad de los pareceres era sumamente difí-
tuado, el 24 de noviembre, se produjo una mudanza (5). cil hallar otra forma de la proposición, especialmente del séptimo
canon, que t r a t a b a de la potestad episcopal. Después siguieron
E n los siete artículos sobre los que deliberaron los teólogos,
del 3 al 6 de noviembre nuevas deliberaciones, en las que algu-
desde el 23 de septiembre hasta el 2 de octubre (6), no se había
nos obispos italianos, que tenían más ante los ojos las ventajas
tocado la cuestión de si la obligación de residencia de los obispos
personales que los verdaderos intereses de la Iglesia, fueron
era de derecho divino o eclesiástico. No obstante, se volvió al
demasiado lejos en su defensa de los derechos pontificios (6).
punto a poner a discusión por algunos, principalmente por los
teólogos del arzobispo de Granada. Todavía se puso más de realce (1) V . T h e i n e r , I I , 153 s.; P a l e o t t o e n T h e i n e r , 11,593 s.; P a l l a v i c i n i , 18,
durante las deliberaciones de la congregación general sobre el 12 y 14; G r i s a r , E l P r i m a d o , 463 s.; D i s p u t . , I , 34* s . , I I , 410 s.; S u s t a , I I I , 23 s.,
384, 391 s.
proyecto del decreto doctrinal y de los siete cánones, que lanza-
(2) E h s e s h a p u b l i c a d o e n el A n u a r i o H i s t . , X X X V I I , 72 s., la f u e r t e
ban el anatema, respecto del sacramento del orden sacerdotal, las c a r t a c o n q u e M o r o n e r e p r e n d i ó a su s o b r i n o J e r ó n i m o G a l l a r a t e , o b i s p o d e
cuales duraron desde el 13 hasta el 20 de octubre. Ya al comienzo S u t r i - N e p i , y a e n 13 de j u n i o d e 1562, e l q u e a b o g a s e p o r q u e se d e c l a r a r a d o g -
m a el jus d i v i n u m , c o n lo c u a l s e e n t o r p e c í a n t o d o s los t r a b a j o s del c o n c i l i o .
(3) L a í n e z p u s o p o r e s c r i t o su d i s c u r s o , el c u a l se c o n s e r v a e n el Archivo
(1) V . G r i s a r , D i s p u t . , I , 391 s.; S u s t a , I I I , 8; S t e i n h e r z , I I I , 133.
secreto pontificio, " C o n c i l i o , V , 98 s , , p e r o h a s t a a h o r a n o se h a i m p r e s o .
(2) S i c k e l , R e l a c i o n e s , I I , 125-133. Cf. S t e i n h e r z , III, 133; S u s t a , I I I , 20.
P a l l a v i c i n i (18,15) c o n o c i ó el m a n u s c r i t o , q u e se l e h a p a s a d o p o r a l t o a G r i s a r
(3) I m p r e s o e n R a y n a l d , 1562, n. 59, 63; L e P l a t , V, 388. Cf. S t e i n h e r z ,
(El P r i m a d o , 460). T h e i n e r h a a b r e v i a d o l a s a c t a s e n e s t e p a s a j e ; v. A s t r a i n ,
I I I , 133, n o t a 4. S u s t a (III, 20 s.) h a p u b l i c a d o d e e n t r e los p a p e l e s d e S e r i p a n d o ,
I I , 180.
u n s e g u n d o e s c r i t o a d j u n t o del P a p a , e n q u e P í o I V s e d e c l a r a e n c o n t r a de
(4) J u i c i o d e S a r p i (7, 20).
l o s d e c r e t o s d e r e f o r m a , h e c h o s e n P o i s s y p o r el c l e r o f r a n c é s e n 6 de octu-
(5) Cf. la r e l a c i ó n d e V i s c o n t i , d e 22 d e o c t u b r e de 1562, e n G r i s a r , E l
b r e de 1561.
P r i m a d o , 492, D i s p u t . , I , 43*, 45* y P a l e o t t o e n T h e i n e r , II, 596. V . t a m b i é n
(4) P a r t e de él s e h a l l a e n R a y n a l d , 1562, n. 62, 58; L e P l a t , V , 385-388.
E p i s t . S a l m e r o n i s , I, 508; B á r t o l i , C o m p . di G e s ü ( O p e r e , V , 2), 74, 87; B a g u e -
L a p r i m e r a p a r t e , a n t e s i n é d i t a , h a sido p u b l i c a d a p o r S t e i n h e r z , I I I , 132 s.
n a u l t d e P u c h e s s e , 75.
(5) Cf. H e l l e , 40-41.
(6) V . T h e i n e r , II, 155-161; P a l e o t t o e n T h e i n e r , I I , 599 s.; G r i s a r , E l
(6) V . T h e i n e r , I I , 135-151; P a l e o t t o e n T h e i n e r , II, 591 s.; R a y n a l d , 1562,
P r i m a d o , 469 s .
n . 90-92; L e P l a t , V , 510-516.
19. — Hisx. DE LOS P A P A S , TOMO VII, VOL. XV.
Pío I V se había decidido entre tanto a atender a una de las
cero del primado pontificio con que terminó, era a propósito para
cosas que más urgentemente se necesitaban para el mejoramiento
alejar la desconfianza que se tenía en Roma sobre la posición que
de la Iglesia, por medio de una bula sobre el conclave, fechada
tomaría respecto de los derechos de la Santa Sede (1).
el 9 de octubre; al enviarla el 31 del mismo mes, se hizo esperar a
El cardenal de Lorena había esperado ser admitido entre los
los legados todavía otras disposiciones para la reforma de la
presidentes del concilio. Esta esperanza, con todo, no se cum-
curia (1). El 6 de noviembre, el cardenal Gonzaga propuso el
plió. A pesar de esto, desde el principio ocupó una posición
proyecto de un decreto sobre la obligación de residencia, apro-
mucho más importante que el cardenal Madruzzo, que estaba
bado por el Papa (2). T r e s días más tarde, a propuesta del mismo
también fuera del colegio de los legados. Es significativo en este
cardenal, se hizo la primera prorrogación de la sesión, del 12 al
concepto el que en la secretaría privada pontificia se guardase en
26 de noviembre, pues las materias no estaban preparadas para la
la correspondencia con él una forma cancilleresca, muy semejante
publicación, y también era muy inminente la llegada, mucho
a la observada en las instrucciones dirigidas a los legados (2).
tiempo esperada, del cardenal de Lorena y de otros prelados fran-
Todos los partidos que había en Trento, procuraron g a n a r para sí
ceses (3). El cardenal Guisa llegó en efecto el 13 de noviembre.
al cardenal francés, y éste se vió presto envuelto en públicas y
Con él vinieron t r e c e obispos, tres abades y dieciocho teólogos,
secretas negociaciones de las más diversas partes. Carlos de
en su mayor parte profesores de la Sorbona; entre los obispos se
Guisa, con la mejor voluntad y ánimo perseverante, procuró
hallaban el de Sens, Nicolás de Pellevé, el de Orleans, J u a n Mor-
obtener ante todo una unión de los partidos opuestos, sobre
villier, y el de V e r d ó n , Nicolás Pseaume (4); hasta entonces sólo
la cuestión de la residencia y el séptimo canon tan debatido. L a
habían estado en T r e n t o cinco obispos franceses. Los dignatarios
discusión sobre las proposiciones que se habían de t r a t a r , se con-
de Francia recién llegados fueron introducidos solemnemente en
centró hasta bien entrado el año siguiente, cada vez más en estas
la congregación general de 23 de noviembre. E n esta ocasión,
cuestiones, con fatigosa repetición y a menudo con muy agitados
Guisa tuvo una alocución generalmente admirada por la elegancia
debates (3). En ellos los defensores del derecho divino de los obis-
de la forma y sus conceptos llenos de dignidad. Exhortó a los
pos expusieron en parte algunas ideas muy peligrosas. Así afir-
Padres del concilio a abstenerse de toda inútil controversia y a
maba el obispo francés de Lavaur, Pedro Danés, que San Pedro
llevar al cabo la reforma eclesiástica (5). E l reconocimiento sin-
no había sido obispo universal de la Iglesia; que la potestad desús
sucesores sobre los obispados era sólo accesoria, y que los obispos,
(1) Susta, III, 55 s. L a b u l a S u p e r r e f o r m a t i o n e c o n c l a v i s se h a l l a e n
R a y n a l d , 1562, n. 188. S o b r e e l l a y su g r a n i m p o r t a n c i a cf. a n t e todos a S a g - por derecho divino, no sólo tenían su potestad, sino que también
m ü l l e r , Bulas de elección de P a p a , 131 s.; E i s l e r , D e r e c h o r e s p e c t o a l v e t o , en sus iglesias ¡eran iguales al Papa! (4).
191 s. F r . T o n i n a r e f i e r e en 21 de o c t u b r e de 1562: * S i a t t e n d e qui a f o r m a r
r i f o r m e e t si f a n n o spesso c o n g r e g a t i o n i s o p r a di ciò. Archivo Gonzaga de No es maravilla que en Roma observaran con creciente
Mantua.
(2) T h e i n e r , I I , 161-163. R a y n a l d , 1562, n. 108. L e P l a t , V , 541. H e r b o r t h , h a b í a sido y a recibido en la c o n g r e g a c i ó n g e n e r a l de 23 de o c t u b r e
(v. R a y n a l d , 1562. n. 106-107; L e P l a t , V , 532-537; Theiner, I I , 154; Susta, III,
(3) T h e i n e r , I I , 167 s. R a y n a l d , 1562, n. 117. L e P l a t , V , 542. S u s t a , I I I ,
36, 391, 397). E l c a r d e n a l Altemps, a fines de o c t u b r e , se h a b í a ido a C o n s t a n z a
65, 429 s.
( v . P a l l a v i c i n i , 18, 16).
(4) Cf. Bondono, 562 s.; Baluze-Mansi, I V , 271; T h e i n e r , II, 169 ss. L e
P l a t , V I I , 343; Susta, I I I , 66 s.; K a s s o w i t z , xxvii s.; P a l l a v i c i n i , 18, 17; B a g u e - (1) A l o s testimonios y a conocidos r e s p e c t o de esto (cf. D o l l i n g e r , Docu-
n a u l t de P u c h e s s e , 329 s. G u i s a se alojó en el p a l a c i o a P r a t o , sito e n el b a r r i o m e n t o s , I , 349; S u s t a , I I I , 62), a ñ á d e s e t o d a v í a u n a » c a r t a de Tonina, f e c h a d a
de la S S m a T r i n i d a d ( d e s t r u i d o en g r a n p a r t e p o r u n incendio e n 1843); v. Swo- en R o m a a 21 de o c t u b r e de 1562, Archivo Gonzaga de Mantua.
boda, 23. P s e a u m e es el a u t o r del d i a r i o sobre el concilio, e d i t a d o p o r p r i m e r a (2) Cf. Sickel, R e l a c i o n e s , I, 60, I I I , 14, 42; S u s t a , III, v-vi.
v e z de un modo critico p o r Merkle (II, 723 ss.). (3) E s t e capítulo de la r e s i d e n c i a y el séptimo canon, e s c r i b e Mendoza
(p. 668), h a n sido los dos m a y o r e s e s t o r b o s que h a n tenido las cosas del conci-
(5) V. R a y n a l d , 1562, n. 109-115; L e P l a t , V , 549-563; T h e i n e r , I I , 175 s.;
lio, p a r a d i l a t a r s e m á s de lo que e r a m e n e s t e r y m á s de lo que m u c h o s q u e r í a n .
P a l l a v i c i n i , 18, 7 y 19, 3; A r c h . s t o r . I t a l . , 5. a s e r i e , X X X V I , 417; B a g u e n a u l t
Sobre la i n d i g n a e s c e n a que se p r o d u j o d u r a n t e los d i s c u r s o s de los obispos
de P u c h e s s e , 334 s.; S á g m i i l l e r , Bulas de elección de P a p a , 129 s. E l e m b a j a -
de Guadix y Alife, el 1.° y el 2 de d i c i e m b r e de 1562, v. P a l l a v i c i n i , 19, 5.
dor del r e y de P o l o n i a S e g i s m u n d o A u g u s t o , el obispo de P r z e m y s l , V a l e n t i n
(4) V . T h e i n e r , II, 172-173; Grisar, P r i m a d o , 480.
inquietud el desenvolvimiento de las cosas de Trento (1). L o s puestas: la primera el 12 de diciembre de 1562, una segunda más
debates no menos prolijos que peligrosos, hubieran sido evitados extensa el 26, y luego de nuevo otra el 10 de enero de 1563. E n t r e
si los Padres del concilio hubiesen reparado en la distinción fun- otras cosas contenían la exigencia de que se renovara la definición
damental que Carlos Borromeo había hecho en una breve cláusula del concilio de Florencia sobre el primado, para lograr la necesa-
de su carta, dirigida a los legados el 29 de octubre. Aquí se dis- ria claridad (1).
tingue claramente entre la potestad del orden y la de la jurisdic- Cuán necesario era, precisamente entonces, poner de nuevo
ción. Aquélla la tienen los obispos, en virtud de su consagración, de realce la autoridad de la Santa Sede, combatida no sólo por los
inmediatamente de Dios, y el visible administrador del orden, sea protestantes, y las prerrogativas inalienables de la misma, lo
Papa u obispo, al conferirlo sólo hace las veces de instrumento, mostraron las discusiones siguientes, en las cuales se manifestaron
para que el invisible e inmediato administrador del orden ejecute paladinamente en el concilio las corrientes galicanas. Los prelados
su obra sobrenatural. L a potestad de jurisdicción de los obispos, franceses se negaron con la mayor vehemencia a reconocer que
por el contrario, esto es, su supremacía sobre su rebaño con la los obispos ocupaban una posición dependiente del Papa. Tampoco
facultad de gobernarlo en lo tocante a la salud eterna, procede, es querían conceder que se dijera en el canon séptimo, que el Papa
cierto, también de Dios, pero, según la doctrina de los escolásti- tenía la potestad de gobernar la Iglesia, para que no se perjudi-
cos, se comunica a los obispos inmediatamente por solo el Papa (2). cara a aquella opinión que ponía los concilios sobre el Papa (2).
El P. Diego Laínez, que defendió esta opinión en su primer El 24 de enero de 1563 los embajadores franceses Lansac
discurso de 20 de octubre, en el segundo, de 9 de diciembre, hizo y F e r r i e r se presentaron a los legados y protestaron contra las
la propuesta, tan moderada como práctica, de que se definiera que palabras «el Papa gobierna la Iglesia». Querían, como decían
el orden episcopal era de derecho divino, y que de la jurisdicción expresamente, volver por «su religión», la cual enseña que el
no se hiciese mención alguna, pues cada una de las dos opiniones Papa está sometido al concilio, y alegaban para esto el concilio
tenía muchos defensores (3). D e esta propuesta se apartó luego la de Constanza. L a respuesta de los legados nada dejó que desear en
atención, por dos nuevas fórmulas que propuso el cardenal Guisa, resolución. El cardenal Gonzaga contestó: que si los embajadores
incansablemente activo para obtener un acomodamiento, añadien- pensaban defender la opinión expresada, él, con los demás lega-
do al séptimo canon un octavo sobre el primado. Sobre él debía dos, estaba decidido a mantener la verdad, y ésta dice que el
deliberar una comisión constituida por impulso del cardenal Simo- Papa está sobre el concilio; que estaban dispuestos a dar su vida
netta, cuidadoso de los derechos de la Santa Sede, la cual cons- antes que dejar combatir la superioridad del Papa. Seripando
taba de cuatro teólogos, entre ellos el P. Diego Laínez, y cinco debilitó luego todavía la alegación del concilio de Constanza,
canonistas. T r e s de los teólogos dieron su asentimiento. No así el diciendo que éste para terminar el cisma había reclamado para
general de los jesuítas, el cual observó que creía prever un lejano sí la superioridad sólo respecto de P a p a s dudosos, pero que ahora
cisma. Con Laínez concordaron los cinco canonistas, entre los no se podía hablar de nada de esto. También él concluyó decla-
cuales se hallaban dos futuros Papas, Hugo Buoncompagni y J u a n rando que los legados instarían firmemente para que se esta-
Antonio Facchinetti (4). Los legados, cuya posición se hacía cada bleciera en toda su extensión con las expresiones adecuadas
día más difícil, enviaron a Roma las propuestas de Guisa y la
crítica de la comisión. Borromeo les dirigió sobre ello t r e s res- (1) L a s i n s t r u c c i o n e s de B o r r o m e o del 12 y 26 de d i c i e m b r e de 1562, y
del 10 de e n e r o de 1563, sólo e x t r a c t a d a s p o r P a l l a v i c i n i , las h a p u b l i c a d o
(1) Cf. las e x p r e s i o n e s p e s i m i s t a s en Girol. S o r a n z o , 82. G r i s a r e n t r a d u c c i ó n e n su o b r a P r i m a d o , 762 s., y d e s p u é s en su o r i g i n a l en
(2) V . G r i s a r , P r i m a d o , 457 s. L a c a r t a de B o r r o m e o se h a l l a a h o r a l a s D i s p u t . , I, 455 s., 457 s., 461 s., 467 s. Cf. S u s t a , III, 116, 141 y 153, donde,
í n t e g r a e n Susta, I I I , 50 s. f u e r a de a l g u n a s c o r r e c c i o n e s del t e x t o , h e c h a s s e g ú n el o r i g i n a l (Bibl. Am-
(3) V . T h e i n e r , II, 197 s.; P a l l a v i c i n i , 19,6,5; G r i s a r , P r i m a d o , 491,759 s.; brosiana de Milán, J. 141 inf., p. 167), se h a e n m e n d a d o la f e c h a de la ú l t i m a
cf. D i s p u t . , I, 1 s. instrucción.
(4) Cf. P a l l a v i c i n i , 19, 6, 5; G r i s a r , P r i m a d o , 760 s. (2) V. P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 614; G r i s a r , P r i m a d o , 768 s.
la suprema autoridad del P a p a , y se diera públicamente a co- nueva, por cuanto los franceses, unidos con los imperiales, procu-
nocer (1). raban imponer al Papa una reforma por medio del concilio. El 3
El cardenal Guisa hubiera visto de buena g a n a que se hubiese de enero los embajadores franceses habían presentado a la con-
evitado la controversia sobre la superioridad. Su enfado crecía de gregación general una memoria de reforma que comprendía
día en día. El 18 de enero de 1563 se había constituido una comi- 34 puntos. Estaba expuesta en general con bastante moderación,
sión, que tenía sus juntas bajo su presidencia y la de Madruzzo; pero contenía exigencias que, o eran irrealizables, o tenían incon-
la cual formuló un nuevo decreto sobre la obligación de residen- venientes, como, v. g r . , la relativa a la concesión del cáliz a los
cia (2); no obstante no fué aprobado por los legados, ni se puso a legos (1). Lansac declaró entonces, que si el concilio no otor-
la orden del día (3). L a sesión antes y a fijada para el 17 de diciem- gaba estas cosas, F r a n c i a las introduciría por su propia auto-
bre de 1562, luego para principios de enero de 1563 y finalmente ridad (2). E n la congregación general de 11 de febrero, los emba-
para el 15 de enero, se había entre tanto diferido para el 4 de jadores franceses, ajustándose a una carta de su rey y apoyados
febrero (4). Como no se logró ningún acuerdo, tampoco en este por Guisa, volvieron a proponer sus exigencias de reforma (3).
día se pudo celebrar sesión. Por eso el cardenal Gonzaga propuso El proceder de los franceses movió al emperador, cuya ener-
el 3 de febrero fijar para la nueva prorrogación un plazo más gía hasta entonces había estado paralizada por otros cuidados, a
largo, hasta el 22 de abril, ante todas cosas dejar a un lado intervenir también por su parte resueltamente en las negociacio-
las cuestiones controvertidas sobre la residencia y la ordenación nes del concilio conforme al consejo de su canciller Seld. Dió a sus
sacerdotal, y t r a t a r primero del sacramento del matrimonio; se embajadores en T r e n t o la orden de apoyar las propuestas de refor-
debía deliberar diariamente dos veces: a la mañana por los ma de los franceses, y exigir también que se deliberara sobre
teólogos sobre el matrimonio, y a la tarde por los obispos sobre la memoria presentada en junio de 1562. El mismo, en enero
los abusos que se cometían en la ordenación sacerdotal. Sólo de 1563, trasladó su residencia a Innsbruck para estar más
nueve Padres del concilio, de los 176 presentes, votaron contra cerca del concilio, y convocó para dicha ciudad una junta de los
esta propuesta (5). Conforme a esto, ya el mismo día se presen- teólogos más eminentes, a fin de que deliberasen sobre las cues-
taron, a los teólogos ocho artículos sobre el sacramento del matri- tiones pendientes (4); la cual podía considerarse como una especie
monio como nueva materia; deliberaron sobre ellos desde el 9 de •de concilio imperial accesorio.
febrero (6). El 12 del mismo mes se pasó a formar una comisión
El 12 de febrero también el ambicioso cardenal Guisa se
de diez prelados, que debía reunir los abusos respecto a las
dirigió desde T r e n t o a Innsbruck. Además, se esperaba allí al
sagradas órdenes (7).
cardenal Madruzzo y al embajador de Felipe II, el conde de Luna.
A todas las dificultades anteriores se había agregado aún otra Guisa, que llegó a Innsbruck el 16 de febrero, se expresó en
seguida de la manera más dura sobre los consejeros del Papa, y
(1) V. P a l e o t t o , loe. cit.; l a c a r t a de los l e g a d o s de 24 de enero, en Gri- declaró ser indispensable una reforma hecha por el concilio. En una
s a r , D i s p u t . , I, 486-492. Cf. G r i s a r , P r i m a d o , 769 s.; S u s t a , III, 181. V . t a m b i é n memoria entregada al emperador, puso de realce todos los incon-
P a l l a v i c i n i , 19, 14.
(2) S o b r e el t e m a p r o p u e s t o el 10 de d i c i e m b r e de 1562, no se h a b í a
venientes que perjudicaban a la libertad del concilio: la influencia
l l e g a d o a p o n e r s e de a c u e r d o ; v. T h e i n e r , II, 198. poderosísima del Papa; el dominio que ejercían en el sínodo los
(3) V. T h e i n e r , I I , 229 s.; K n o p f l e r en el Léxico eclesiástico de F r i b u r g o ,
XI a , 2102. (1) V. R a y n a l d , 1562, n. 86-89; L e P l a t , V, 629-643; P a l l a v i c i n i , 19, 11;
(4) V. T h e i n e r , II, 179, 186 s., 206 s . , 218 s., 228 s. B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 338 s.
(5) V. R a y n a l d , 1563, n. 17; L e P l a t , V , 672; T h e i n e r , II, 230-232; P a l l a - (2) Así lo r e f i e r e S t r o z z i en 4 de e n e r o de 1563; v. S u s t a , I I I , 145.
vicini, 19,16. (3) V. R a y n a l d , 1563, n. 23-26; L e P l a t , V , 677-684; T h e i n e r , II, 235 s.
(6) V. R a y n a l d , 1563, n. 19; L e P l a t , V, 674; T h e i n e r , II, 232 ss,; S u s t a , V. B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 343 s.
I I I , 212. (4) Cf. Sickel, Concilio, 419 s., 431 s.; S t e i n h e r z , III, 171 s.; K a s s o w i t z ,
(7) V. Musotti, 33. 158 s.; R i t t e r , I, 168 s.
obispos italianos, que formaban la mayor parte; el exclusivo Cuando Guisa volvió a Trento el 27 de febrero, halló al pri-
derecho de proposición de los legados, y el que hubiese un solo mer presidente del concilio ya gravemente enfermo. Una fiebre
secretario del concilio, cuya fidelidad era muy puesta en duda. que había acometido el 23 de febrero a este varón de cincuenta
Por eso debían acudir los más obispos posibles de Francia, España y ocho años, consumió rápidamente sus fuerzas, ya muy menosca-
y Alemania, y aun el mismo emperador había de ir a Trento y badas por los esfuerzos y excitaciones del concilio. E n la tarde
asistir a la próxima sesión (1). A la oposición española y francesa, del 2 de marzo este hombre insigne que había vestido la sagrada
que se había manifestado en el concilio en las cuestiones dogmáti- púrpura durante treinta y seis años y al cual muchos profetizaron
cas, parecía asociarse una coalición de las grandes potencias cató- la tiara (1), exhaló su noble alma. Administróle los últimos sacra-
licas: del emperador, Francia y España, que aspiraba a dominar mentos el general de los jesuítas, que poco antes había regre-
el concilio e imponer una r e f o r m a radical en la cabeza y en los sado de Mantua, adonde el cardenal le había enviado para fundar
miembros. Sin duda la situación se había hecho por extremo difícil. un colegio de la Compañía de Jesús (2).

Los legados, para apaciguar al emperador, habían enviado En la congregación de 8 de marzo, también Seripando fué
a Innsbruck a Commendone, ya a fines de enero (2). Apenas era acometido de una peligrosa enfermedad, que acarreó su muerte
de esperar que esta misión obtuviera un éxito decisivo. Pío I V , el 17. El célebre general de los agustinos murió tan piadosamente
que continuaba haciendo reformas, no esperaba por ventura él como había vivido. Insistió en recibir el santo viático vestido del
mismo que con eso pudiera acallar las impetuosas demandas de todo y arrodillado. Como ciertas opiniones que había antes defen-
las potencias. Por la experiencia que se tenía de antes, pensó al dido sobre el pecado original y la justificación, habían hecho
punto en ejercer una influencia personal, por medio de un digna- vacilar en algunos la confianza en la entera pureza de su fe, el
tario eclesiástico eminente, el cual gozaba del aprecio y confianza moribundo tomó de ahí ocasión para profesar de nuevo en presen-
del emperador (3). El 10 de febrero rogó instantemente al car- cia de los principales teólogos del concilio los artículos de la pro-
denal Gonzaga que se dirigiera a Innsbruck lo más pronto posi- fesión de fe uno por uno, y jurar que los había creído todos sin
ble (4). El presidente de los legados de Trento, por efecto de duda ninguna (3).
sus relaciones de parentesco con Fernando I y de su circunspec- E n t r e los miembros del concilio, los dos legados supervivien-
ción y prudencia, parecía particularmente a propósito para influir* tes, Hosio y Simonetta, fueron los que más deploraron la pérdida
en el emperador y exponerle la prontitud de voluntad de Pío I V de sus colegas, señalados por tan eminentes cualidades. Sentían
para una reforma radical. Pero Gonzaga rehusó por una c a r t a tanto más g r a v e m e n t e la responsabilidad que sobre ellos pesaba,
de 19 de febrero. Lo que determinó esta resolución fué sin duda el cuanto las diversidades de opinión acerca de la relación entre el
completo fracaso de la misión de Commendone, así como la dis- primado y el episcopado y sobre la obligación de residencia, con-
minución de las fuerzas del cardenal (5). tinuaban con fuerza no debilitada, y cada día se hacían más
urgentes las exigencias de reforma por parte de los franceses
(1) V . Sickel, Concilio, 433 s.; S t e i n h e r z , I I I , 195 s., 212 s. S o b r e los y del emperador. A todas estas dificultades se agregó todavía
m o t i v o s que d e t e r m i n a r o n a Guisa a e m p r e n d e r el v i a j e a I n n s b r u c k , y sus la falta de dinero, ocasionada por la muerte de Gonzaga (4), y el
n e g o c i a c i o n e s en e s t a ciudad cf. t a m b i é n los D e s p a c h o s V e n e c . , I I I , 220 ss.; l a
R e v i s t a de H i s t o r i a eclesiástica, I, 323; D o c u m . inéd., X C V I I I , 403, 407; Holtz- (1) V . l a i n t e r e s a n t e **relación de F r . Tonina, f e c h a d a e n R o m a a 23 de
m a n n , Maximiliano II, 441 s.; S u s t a , III, 252. enero de 1563, Archivo Gonzaga de Mantua.
(2) Cf. P a l l a v i c i n i , 20, 1; P o g i a n i Epist., III, 242, n o t a ; S t e i n h e r z , I I I , (2) Cf. Bondono, 565; Mendoza, 672; P o g i a n i E p i s t . , III, 258; P a l l a v i c i n i ,
180 s., 182 s., 185 s., 191 s., 198 s.; Susta, III, 173, 183 s „ 208, 232 s. L a i n s t r u c - 20, 6, 1-3; Sickel, Concilio, 439; D o c u m e n t o s , I, 52; Giuliani, 119; Susta, III,
ción p a r a C o m m e n d o n e , f e c h a d a a 28 de e n e r o de 1563, se h a l l a en D o l l i n g e r , 253 s., 257 s.; A s t r a i n , I I , 187 s.
D o c u m e n t o s , I I I , 316 s. (3) V . Bondono, 565-566; Mendoza, 674; P a l l a v i c i n i , 20, 7, 6-8; la R e v i s t a
(3) V . R i t t e r , I, 171; S a g m ü l l e r , Bulas de elección de P a p a , 141 s. de H i s t o r i a e c l e s i á s t i c a , V , 615 s.; S u s t a , III, 263 s., 277; Merkle, II, L X X I S . ,
(4) V . Susta, III, 224 s. donde h a y t a m b i é n p o r m e n o r e s s o b r e el s e p u l c r o y el t e s t a m e n t o del c a r d e n a l .
(5) Cf. P a l l a v i c i n i , 20, 6, 4; Susta, III, 229. (4) V. Susta, I I I , 282 s.
haber estallado sangrientas colisiones entre la servidumbre de abusos en la elección de los obispos y arzobispos por los cabildos
los prelados franceses, españoles e italianos, con lo cual se im- catedrales (1).
pidió hasta la celebración de congregaciones, del 9 al 15 de Pío I V todavía hasta fines de 1562 hubiera estado dispuesto
marzo (1). muy de buena g a n a a suspender el concilio a una propuesta del
E n t r e tanto, el emperador, cuya comisión de teólogos estaba emperador (2). El 14 de noviembre de 1562, Borromeo había
ocupada en Innsbruck en la composición de un nuevo pequeño escrito a Delfino que el Papa esperaba semejante propuesta de
libro de reforma (2), había dirigido el 3 de marzo dos cartas parte de Fernando I. Pío I V no quiso adelantarse él mismo a
al Papa, las cuales causaron en la curia g r a n inquietud (3). L a hacerla. Rechazó a fines de noviembre la propuesta de Delfino de
una (4), que fué comunicada también a los embajadores impe- escribir a Felipe II tocante a c e r r a r el concilio. El 20 de diciembre
riales en Trento, a los legados, al cardenal Guisa y a otros, Borromeo escribió a Delfino que el concilio continuaría cele-
exigía en general la reforma. Expresaba el sentimiento del empe- brando sesiones, si no venía de la corte imperial una propuesta de
rador por el poco satisfactorio curso del concilio y por los rumo- la suspensión; que el Papa mismo no presentaría semejante pro-
res de que el Papa intentaba una disolución o suspensión del puesta (3). Pero en el tiempo siguiente, Pío I V se persuadía cada
sínodo, lo cual redundaría en g r a v e daño de la Iglesia. Decía que día más de los graves reparos que se oponían a una suspensión o
el concilio se llevase pronto a feliz término y se ejecutase la a la prematura clausura del concilio. Por otra parte conocía
anhelada reforma. Pero que para esto era necesaria completa
c r e y ó d e b e r a p r o v e c h a r t o d a ocasión p a r a t e n e r a s í o b l i g a d o s , p o r lo m e n o s ,
libertad, y por eso debía concederse el derecho de proposición, no a los p r í n c i p e s i t a l i a n o s (v. S t e i n h e r z , III, 178 s.; S u s t a , III, 157 s., 161, 193 s.
sólo a los legados, sino también a los embajadores de los prínci- S o b r e la c r e a c i ó n de 6 de e n e r o de 1563 v. P e t r a m e l l a r i u s , 73 s.; Ciaconio, I I I ,
pes. Al fin el emperador declaraba su pronta voluntad de presen- 943 s.; C a r d e l l a , V , 53 s.; H e r r e , 68). E l e x t e r i o r del c a r d e n a l F e r n a n d o de
Médicis e s t á bien p i n t a d o p o r el a u t o r de la d e s c r i p c i ó n del v i a j e del duque
tarse personalmente en el concilio, y dirigía al Papa la urgente F e r n a n d o , t e r c e r hijo de A l b e r t o V de B a v i e r a , e n el año 1565, e d i t a d a p o r
petición de que efectuara esto asimismo. L a otra carta, confi- F r e y b e r g , Colección de e s c r i t o s h i s t ó r i c o s , I V , S t u t t g a r t , 1834, 317 s. T o n i n a
dencial (5), hacía las mismas exhortaciones y demandas con • n o t i f i c a y a en 30 de enero de 1563, que se h a b l a b a de un nuevo n o m b r a m i e n t o
de cardenales. Archivo Gonzaga de Mantua.
igual instancia y energía, pero en forma menos dura. E n ella
(1) E n el mismo día 3 de m a r z o de 1563, el e m p e r a d o r d i r i g i ó t a m b i é n a
pedía principalmente el emperador, que en lo f u t u r o se exclu- G u i s a u n a c a r t a (Le P l a t , V , 690 s.), y a sus e m b a j a d o r e s en T r e n t o u n a n u e v a
yeran en la elección pontificia la simonía y todos los manejos i n s t r u c c i ó n , que se h a l l a i m p r e s a e n Sickel, Concilio, 446 s.; v. ibid., 456 s.
innobles, que no se nombrara más ningún cardenal que por y 463 s. l a s o t r a s i n s t r u c c i o n e s de 21 y 23 de m a r z o de 1563. Cf. a d e m á s
Helle, 42 s.
su poca edad o su falta de formación no fuera adecuado para su
(2) Antes de l a l l e g a d a de Guisa, y a se veía v e n i r que é s t e d e m a n d a r í a l a
cargo y dignidad (6), y finalmente, que se remediaran los actuales t r a s l a c i ó n del concilio a Besanzón o a C o n s t a n z a ; el mismo c a r d e n a l h a b í a
h a b l a d o de ello al nuncio S a n t a C r u z (v. la r e l a c i ó n de S a n t a Cruz, de 26 de
(1) Cf. T h e i n e r , II, 256; B o n d o n o , 565; M e n d o z a , 673 s.; Sickel Con- junio de 1562, en S u s t a , II, 492). E n a t e n c i ó n a eso, B o r r o m e o , el 8 de julio
cilio, 468. de 1562, dirigió a ios l e g a d o s la o r d e n de a c e l e r a r lo m á s posible el curso
(2) Cf. S t e i n h e r z , III, 209 ss.; K r o s s , 621 s.; K a s s o w i t z , 180 s. del concilio (ibid., II, 239 ss.). E n 18 de julio escribió B o r r o m e o a Delfino,
(3) Cf. Sickel, Concilio, 455; ibid., 452 s. l a r e l a c i ó n de A r c o s o b r e las el cual en 29 de junio h a b í a h e c h o la p r o p u e s t a de s u s p e n d e r el concilio: que si el
e x p r e s i o n e s de P í o I V d e s p u é s de r e c i b i d a s las c a r t a s i m p e r i a l e s . e m p e r a d o r , de a c u e r d o con F e l i p e II, p r o p u s i e s e la suspensión, el P a p a e s t a b a
(4) V . R a y n a l d , 1563, n. 34; L e P l a t , V, 690. Cf. K r o s s , 625 s.; S t e i n h e r z , inclinado a d a r l e g u s t o ( S t e i n h e r z , III, 94 ss.). E n 22 de julio escribió de nuevo
I I I , 234 s. B o r r o m e o a Delfino que el P a p a e s t a b a c o n f o r m e con un coloquio r e l i g i o s o ,
(5) S e h a l l a í n t e g r a en S t e i n h e r z , I I I , 223 s. después de h a b e r s e suspendido o c e r r a d o el concilio, p e r o que el e m p e r a d o r
d e b í a g a n a r p a r a ello al r e y de E s p a ñ a (ibid., 100). E l 8 de a g o s t o los l e g a d o s
(6) E s t a d e m a n d a e s t a b a f u n d a d a e n el n o m b r a m i e n t o d e c a r d e n a l e s de
r e c i b i e r o n por medio de B o r r o m e o el e n c a r g o de d a r fin al concilio lo m á s
6 d s e n e r o de 1563, m u c h a s v e c e s y c o n r a z ó n c e n s u r a d o , en el cual r e c i b i e r o n
r á p i d a m e n t e posible; lo m i s m o se Ies r e c o m e n d ó de n u e v o el 22 de a g o s t o
la p ú r p u r a F e d e r i c o G o n z a g a y F e r n a n d o de Médicis, de los c u a l e s el uno t e n í a
(v. Susta, II, 308, 325 s.). E n este s e n t i d o e s c r i b i ó t a m b i é n el mismo Pío I V a
dieciocho años, y el otro sólo c a t o r c e . E l n o m b r a m i e n t o de F e d e r i c o f u é u n a
los l e g a d o s el 26 de a g o s t o (Susta, I I , 327 s.).
concesión al p r i m e r p r e s i d e n t e del concilio, y el de F e r n a n d o o t r a a Cosme I.
Pío I V , que d u r a n t e el concilio no se s e n t í a s e g u r o en el E s t a d o de la I g l e s i a ] (3) S t e i n h e r z , III, 144, 151, 163.
se resolvió hacer contestar sólo de palabra por Morone sobre todos
con la misma claridad, que una continuación provechosa y una
los asuntos tocados en las cartas imperiales de 3 de marzo. Esta
feliz conclusión de los trabajos del concilio dependían de una inte-
misión se anunció al emperador en un breve expedido el 19 de
ligencia con los príncipes temporales, especialmente con el empe-
marzo para el legado (1). Mencionábase en él también la otra
rador. Por un breve de 6 de marzo de 1563, exhortó a éste a pro-
importantísima incumbencia que ya antes se había confiado a
t e g e r a la Silla Apostólica contra todas las acometidas que se le
Morone: su nombramiento de legado del concilio.
dirigieran en el concilio, y mandar a sus embajadores que proce-
dieran de acuerdo con los legados. Al mismo tiempo, el breve Pues cuando el 6 de marzo llegó a Roma la noticia de la
hacía resaltar la sincera voluntad y los solícitos esfuerzos del muerte de Gonzaga, Pío IV reconoció al punto que inmediata-
Papa por suprimir los abusos e introducir una severa reforma (1). mente se le debía dar un sucesor. Y a a la mañana siguiente,
nombró legados del concilio a los cardenales Morone y N a v a g e r o ,
Como respuesta a los cartas imperiales de 3 de marzo, se
sin consultar al Sacro Colegio (2). Con este proceder rápidamente
compusieron el 18 dos breves. En el primero el Papa alababa
resuelto, Pío I V acreditó de nuevo su g r a n prudencia política. Se
el celo del emperador, lamentaba con él el lento curso del concilio
anticipó a otras propuestas, principalmente a la candidatura del
así como su desunión, y en vista de los rumores de disolución o
ambicioso Guisa, que en seguida empezó a promoverse. Aunque
suspensión, declaraba su resuelta voluntad de continuar el sínodo
había mantenido secreto su designio, el cardenal Bourdaisiére
y llevarlo a buen término. Luego mencionaba lo que había y a
logró llegar al Papa antes del consistorio de 7 de marzo para
hecho en el asunto de la reforma, y finalmente exponía los moti-
representarle la necesidad del nombramiento de Guisa. Pío I V
vos por los que no podía acudir en persona a Trento (2).
replicó breve y resueltamente: que como el cardenal de Lorena
A la carta confidencial de Fernando I se le contestó con una e r a considerado en el concilio como cabeza de un partido, era
respuesta asimismo confidencial. En ella se decía: que con verdad imposible que pudiese parecer conveniente confiarle la presiden-
afirmaba el emperador que tenía suma importancia para la cris- cia, pues el poseedor de esta dignidad debía estar exento de la
tiandad una recta e irreprensible elección pontificia. Pero que más mínima sospecha de parcialidad (3).
sobre ello se habían dado tan buenas y sabias leyes por los ante-
riores concilios y Papas, que se había creído no poderse aña- Pío I V demostró g r a n prudencia en la elección de los nuevos
dir a ellas cosa mejor. Mas que para quitar enteramente todos los legados del concilio. D e los tres que todavía se hallaban en
abusos, el Papa había publicado un nuevo decreto. Que no lo había Trento, dos, Seripando y Hosio, eran teólogos, Simonetta cano-
comunicado al concilio antes de su publicación, como lo hubiera nista. Como desde la llegada de los franceses, se había manifes-
hecho de buena gana, porque había conocido, después de las dispu- tado cada día más la necesidad de una inteligencia con las grandes
tas precedentes, que sólo m u y difícilmente se hubiera podido potencias acerca del curso y la terminación del concilio, eran
conseguir algo en un tan importante y muy discutido negocio. urgentemente necesarios expertos diplomáticos. En este respecto
Mas que si el sínodo mismo quería aprobar todavía el diploma parecieron los más apropiados entre todos los cardenales, Morone
expedido, le sería muy grato. Respecto de la promoción de carde- y Navagero. Este tenía en pos de sí una gloriosa c a r r e r a como
nales, se le remitía a las explicaciones que el cardenal Morone, embajador veneciano, Morone era sin duda el más hábil diplomá-
destinado para legado en la corte imperial, le daría (3). tico de que disponía en aquel tiempo la Santa Sede. F u e r a de
esto, Morone, desde hacía muchos años, estaba muy especial-
Sin embargo, se omitió la expedición de estos breves, porque
(1) V . S t e i n h e r z , III, 259. Cf. Sickel, Concilio, 471.
(1) R a y n a l d , 1563, n. 67. L e P l a t , V, 709 s. S t e i n h e r z , III, 237 s. L a r e s - (2) V . A c t a consist. c a r d . G a m b a r a e (Cod. V a t . , 7061) en Sickel, Docu-
p u e s t a de F e r n a n d o I, de 23 de m a r z o , se h a l l a e n Sickel, Concilio, 468 s. m e n t o s , I , 52; Susta, 267 s., 270; P o g i a n i Epist., III, 262; D o l l i n g e r , D o c u m e n -
(2) V . R a y n a l d , 1563, n. 35; L e P l a t , V , 761-765. tos, I, 487; Sickel, Concilio, 452.
(3) V . R a y n a l d , 1563, n. 38; L e P l a t , V , 765-768; S a g m ü l l e r , Bulas de elec- (3) V. P a l l a v i c i n i , 20, 6, 4-5; L e P l a t , V, 713; B a g u e n a u l t de P u c h e s s e ,
ción de P a p a , 143 s. 346; S u s t a , I I I , 270.
mente familiarizado con los negocios eclesiásticos, por lo cual ya Ya al día siguiente, comenzaron las negociaciones. E n una
Paulo III había pensado conferirle la dignidad de legado en la conferencia de cuatro horas, Morone contestó a cada uno de los
primera convocación del concilio de Trento. Con Pío I V le unía puntos de las dos cartas del emperador de 3 de marzo. Se trató
una amistad de muchos años, y gozaba en alto grado de su detenidamente del lento curso de las deliberaciones conciliares,
confianza. Asimismo estaba más perfectamente enterado que nin- de las verdaderas causas de este inconveniente y de los medios
gún otro miembro del Sacro Colegio, si se exceptúa a Borromeo, para remediarlo, de la cuestión de la suspensión, de la libertad
del curso seguido hasta entonces por el concilio. A todo esto se del concilio y del pedir órdenes a Roma, del derecho de proposi-
añadía aún que el cardenal poseía el aprecio y la confianza del ción de los legados, de la reforma de la cabeza de la Iglesia, de
emperador (1). la elección de Papa, de las creaciones de cardenales, de la elección
de los obispos y su obligación de residencia, de los motivos por los
El 24 de marzo de 1563 Morone salió de la Ciudad E t e r n a ,
cuales el Papa no podía ir a Trento, y de la invitación dirigida a
y llegó a Trento el 10 de abril, víspera de la Pascua de Resu-
Fernando I para recibir en Bolonia la corona imperial. En todas
rrección (2). Los trabajos conciliares estaban entonces casi del
estas cuestiones, Morone se atuvo a las declaraciones de los breves
todo en suspenso. El gozo por la venida del nuevo legado se
de 18 de marzo, no expedidos (1), y procuró justificarlas del mejor
aumentó aún cuando el 12 de abril arribó también enteramente
modo que pudo y con grande habilidad; no obstante, tropezó con
inesperado el conde de Luna, nuevo embajador del r e y de España,
serias dificultades en puntos de importancia, como lo anunció
nombrado sucesor de Pescara (3).
a Roma el 23 de abril. El emperador tenía, es verdad, las mejores
L a importancia y aptitud de Morone campearon al punto en intenciones en favor de la Iglesia y del Papa, lo cual reconoció
sus negociaciones con los embajadores de las potencias que se bien el legado, pero la situación era difícil, por causa del prece-
hallaban en Trento, con Guisa y otros eminentes personajes, de dente convenio de Fernando con España y Francia. Fernando I
los cuales casi ninguno creía en la voluntad de Pío I V favorable insistió principalmente en el derecho de proposición para los emba-
a una reforma (4). Estas negociaciones, empero, sólo podían ser jadores, en la limitación de las dispensas de Roma y en las reformas
provisionales, pues todo dependía de la conducta del emperador. sobre el modo de constituirse los cabildos catedrales alemanes.
L u e g o que Morone hubo tomado posesión de su nuevo cargo en E l viaje a Bolonia para su coronación, deseado por el Papa, no
la congregación general de 13 de abril (5), ya el 16 del mismo lo rehusó enteramente; también las explicaciones de Morone sobre
mes se dirigió a la residencia imperial. Después de un viaje muy el ardoroso celo de Pío IV por la reforma, produjeron en él visible
molesto por el tiempo frío y lluvioso, llegó a Innsbruck el 21 de impresión (2). Al excelente legado sirvieron de norte: la mayor
abril. El emperador había esperado con impaciencia su venida; condescendencia posible con el emperador, pero al propio tiempo
salió un trecho f u e r a de la puerta de la ciudad al encuentro del el más riguroso sostenimiento de los derechos inalienables de la
representante del Papa y le acompañó en su entrada (6). Santa Sede (3).
(1) V. P a l l a v i c i n i , loe. cit.; Sickel, D o c u m e n t o s , I , 57 s.; E h s e s en el
A n u a r i o H i s t ó r i c o , X X X V I I , 57 s.
(2) V . Bondono, 567; ibid., 568 s o b r e l a l l e g a d a del c a r d e n a l N a v a g e r o , (1) Cf. a r r i b a , p. 300.
que no se e f e c t u ó h a s t a el 28 de a b r i l . S o b r e la p a r t i d a de M o r o n e y su b r e v e (2) V . la r e l a c i ó n de Morone a B o r r o m e o , de 23 de abril de 1563, en
c r e d e n c i a l v. S t e i n b e r z , III, 277-278; s o b r e la c o n t i n u a c i ó n del v i a j e v. S u s t a , S t e i n h e r z , I I I , 266 s.; ibid., 270 s. t a m b i é n el S o m m a r i o della r i s p o s t a d a t a dal
III, 287. L a c a r t a a u t ó g r a f a de P í o I V p a r a el e m p e r a d o r , con f e c h a de 25 de c a r d . Morone all' i m p e r a t o r e . Si se c o m p a r a el S o m m a r i o con las m i n u t a s de
m a r z o de 1563, e n v i a d a p o s t e r i o r m e n t e al l e g a d o , se h a l l a e n R a y n a l d 1563 los b r e v e s de 18 de m a r z o (v. a r r i b a p. 300), se r e c o n o c e q u e é s t a s , como a c e r -
n. 60; Le P l a t , V , 774 s. t a d a m e n t e h a c e r e s a l t a r S t e i n h e r z ( p á g . 277), h a b í a n s e r v i d o en vez de u n a
instrucción p r o p i a m e n t e d i c h a . Si a b s o l u t a m e n t e se dió u n a i n s t r u c c i ó n p o r
(3) V. Bondono, 567.
escrito, lo que p o d r í a d e d u c i r s e de P a l l a v i c i n i , 20, 13, 4, no p u e d e a f i r m a r s e ;
(4) P a l l a v i c i n i , 20, 11 y 12. Cf. la R e l a t i o n e e n la R e v i s t a d e H i s t o r i a
e c l e s i á s t i c a , III, 654 s. h a s t a a h o r a no h a sido h a l l a d a .

(5) V. R a y n a l d , 1563, n. 63 s.; T h e i n e r , I I , 262 s. (3) V. la r e l a c i ó n final de Morone, de 17 de m a y o de 1563, e n S t e i n h e r z ,


111,311.
(6) V. S t e i n h e r z , I I I , 278.
Morone quería t r a t a r con el emperador solamente de palabra de que en Roma se resistían enteramente a introducir reformas.
y en secreto, sin testigos ni intermediarios. Este bien comprensi- No sólo los consejeros del emperador, sino también éste mismo,
ble intento, no obstante, no pudo cumplirse del todo. Fernando no podían ser apartados del parecer de que en la curia se que-
dictaba lo que retenía en la memoria de la exposición de Morone, brantaban los decretos del concilio concediendo dispensas (1). F u é
al canciller Seld y entregaba estos apuntes a sus teólogos para de mucho estorbo el que el legado, poco después de su llegada,
que deliberaran (1). Morone consideró con razón como una de enfermase de gota y fiebre, y se viese obligado a g u a r d a r cama.
sus principales incumbencias, el ponerse en inteligencia con cada El emperador tuvo la gran atención de hacerle una visita; en ella
uno de los miembros de esta comisión. Con esto se trataba sobre manifestó que quería defender la autoridad del Papa, pero también
todo de oponerse a los conatos de un hombre que con sus extre- la del concilio. Morone contestó exponiéndole la necesidad de una
madas opiniones ya repetidas veces había influido muy pernicio- concorde cooperación del Papa y el concilio, citando para ello
samente en la política eclesiástica del emperador (2). Este conse- una sentencia del cardenal Contarini, muy apreciado por Fernando,
jero de Fernando no era alemán; era el franciscano español de que el Papa daba al sínodo autoridad y fuerza, pero que éste
Francisco de Córdoba. L a actividad de este celoso defensor de debía también estimar en mucho el poder del sucesor de Pedro.
las ideas de Constanza y Basilea, daba no leves cuidados a Además Morone se extendió sobre la utilidad que traería un pro-
Morone. Por eso tomó muy a pechos confirmar en sus buenos ceder unánime del emperador y el Papa, para la reforma, así
sentimientos a otros miembros de la comisión, como Matías Sittard como para el esclarecimiento de otras cuestiones. Se tocó también
y Conrado Braun, y disponerlos favorablemente con presentes la elección de Maximiliano para rey, tan importante para el
pecuniarios. Esto no era ciertamente necesario con S. Pedro Cani- emperador (2).
sio, tan fielmente adicto a la S a n t a Sede; a pesar de esto, también Fernando I había prometido terminar pronto las negociacio-
él recibió cien escudos de oro como limosna para la Compañía de n e s . Como Morone hubo de g u a r d a r cama también los días
Jesús. Los consejeros seglares del emperador fueron asimismo siguientes, el 3 de mayo envió a Delfino al emperador, para
obsequiados por el legado con dinero y cosas de valor, uso que determinar a éste a una rápida decisión sin t r a t a r por escrito, lo
por lo demás no era raro en el trato diplomático de entonces (3). cual empero no se consiguió. Entre tanto Morone procuró persua-
P a r a tener favorable al emperador sirvieron a Morone sus dir al camarero mayor, el conde Arco, y a los teólogos imperiales,
antiguas buenas relaciones. F u e r a de esto, facilitó asimismo las que le visitaron en su enfermedad, de la seriedad de los intentos
negociaciones el deseo de Fernando de ver confirmada por el de reforma de Pío I V , y exponerles que las exigencias de F e r -
Papa la elección de su hijo Maximiliano por rey de romanos, nando I respecto al derecho de proposición, a la reforma de la
así como también los sentimientos sinceramente católicos de cabeza de la Iglesia, y a la representación de cada una de las
este Habsburgo, siempre bien intencionado, aunque no siempre naciones en Trento, eran imposibles de cumplir. Halló gran resis-
perspicaz. tencia principalmente por causa del primer punto, y por eso el 6 de
Sin embargo de eso, quedaban por remover todavía muchos mayo pidió a Roma instrucciones sobre la cuestión de la proposi-
obstáculos. Morone halló que predominaba en la corte la opinión ción, en la cual el Papa había estado pronto a ceder al partirse
Morone (3).
(1) Cf. Sickel, Concilio, 495 s.
Mientras Morone se esforzaba con buen suceso desde su lecho,
(2) Cf. L o v e , 61 s.
(3) V. las r e l a c i o n e s de Morone, del 2, 6 y 17 de m a y o de 1563, en S t e i n -
h e r z , III, 281 s., 286 s., 311 s. Cf. R i t t e r , I, 172. S o b r e ios cien escudos de oro (1) V . la r e l a c i ó n de Morone a B o r r o m e o , de 2 de m a y o de 1563, en
que Canisio recibió p a r a su Orden, cf. Canisii E p i s t . , I V , 971 s. Es significa- S t e i n h e r z , III, 282.
t i v a e n F r . de C ó r d o b a su a f i r m a c i ó n de que Morone r e h u s a b a enteramente (2) V . ibid., 279 s.
t r a t a r de r e f o r m a s (v. Sickel, Concilio, 502). F u é de m u c h a i m p o r t a n c i a el que (3) V . l a r e l a c i ó n de Morone a B o r r o m e o , de 6 de m a y o de 1563, en Stein-
G i e n g e r no e s t u v i e s e e n I n n s b r u c k . h e r z , III, 285 s.
2 0 . — H I S T . D E LOS P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
por a p a r t a r a los teólogos imperiales de que t r a t a r a n nuevas ciones nacionales y la demanda de que se r e f o r m a r a la elección
cuestiones peligrosas, como, v. g r . , la de la superioridad del pontificia por el concilio (1).
concilio (1), fracasó su propósito de negociar sólo de palabra con L a contrarréplica imperial se entregó a Morone el 12 de
el emperador. mayo. Apenas la había leído cuando Fernando I se presentó para
El 7 de mayo Fernando I volvió a hacer al legado el honor hacerle la visita de despedida. Ambos negociaron ahora todavía
de una visita personal. L e llevaba, como resultado de las delibera- por espacio de dos horas (2). El emperador mostró g r a n sumisión
ciones de sus teólogos, una respuesta por escrito a la exposición a la Santa Sede y a la persona del Papa. A pesar de esto, no logró
que Morone le había hecho a su llegada, junto con una adición Morone obtener tanto como deseaba. Consiguió un completo
sobre la reforma y elección de los obispos (2). L a contestación del acuerdo que se puso también por escrito (3), sobre los puntos
emperador era favorable, contra lo esperado; pero con todo, siguientes: Hay que dejar a un lado las controversias dogmáticas
Morone halló que poner reparos en ella acerca de aquellos t r e s superfinas, principalmente aquellas que no son tratadas por los
puntos que le habían parecido desde el principio los más peligro- novadores. Los Padres del concilio, lo propio que los embajadores
sos: el derecho de proposición de las potencias seglares, la crea- del emperador en Trento, conservan absoluta libertad para defen-
ción de diputaciones nacionales para deliberar previamente sobre der sus opiniones; con todo, se les prohibe apartarse de las mate-
los asuntos conciliares, y ante todo la r e f o r m a por el concilio de rias propuestas para la disquisición, y no guardar en sus discursos
la cabeza de la Iglesia. Sus observaciones en contra, especial- el debido decoro y los miramientos necesarios. El Papa deja entera
mente sobre el último punto, las expuso en una audiencia de tres libertad al concilio para resolver. Además de completar las refor-
horas, que se le concedió el 8 de mayo (3). Como fundamento mas y a hechas, el concilio se ha de ocupar aún especialmente en
para esta exposición había llevado una memoria escrita (4). E l la elección no regulada de los obispos, y en las exenciones de los
emperador le rogó que se la dejara. Con esto el legado, que no cabildos. Los obispos han de ser obligados a la residencia, en
podía ciertamente denegar la petición, f u é obligado a t r a t a r en lo cual la disputa sobre el derecho divino se ha de componer
parte por escrito. Fernando I entregó la réplica de Morone a su de un modo pacífico. Parece deseable el nombramiento de un
comisión de teólogos. Así se originó una contrarréplica del empe- segundo secretario del concilio, cuya elección compete no obs-
rador (5). Esta pareció a Morone a la verdad no del todo satisfac- tante al Papa y a los legados. En vez del viaje a Bolonia, por el
toria, pero sin embargo redactada de un modo más favorable en momento imposible, para la coronación imperial, Fernando I pro-
varios puntos importantes: ahora se pidió solamente un derecho mete seguir esta antigua y laudable costumbre de sus predeceso-
de proposición limitado, y la expresión «reforma de la cabeza» res luego que lo permitan las circunstancias de los tiempos. F u e r a
fué sustituida por el giro «reforma de la Iglesia universal, como se de esto, se entendieron ahora de palabra sobre que, en caso de
dice en los antiguos concilios», añadidura que excluía los princi- una sede vacante durante el concilio, el emperador interpondría
pios de los sínodos de Constanza y Basilea. También otros puntos todo su poder para que el Sacro Colegio conservara su antiguo
habían sido suavizados. Se mantuvo en pie la exigencia de diputa- derecho de la elección de un nuevo Papa.

No se alcanzó acuerdo ninguno sobre las diputaciones nacio-


(1) Cf. la ú l t i m a r e l a c i ó n de Morone, de 17 de m a y o de 1563, e n S t e i n h e r z , nales, el derecho de proposición y la bula del conclave. Por eso
I I I , 304 s. Morone antes de su partida, el 12 de mayo, mandó llamar a los dos
(2) P u b l i c a d a por P l a n c k , A n é c d o t a , II, 3 s., III, 3 ss., I V , 2 s. Cf. Sickel,
Concilio, 498; S a g m ü l l e r , Bulas de elección de P a p a , 148 s. (1) V. la r e l a c i ó n de Morone a B o r r o m e o , de 13 de m a y o de 1563, en
S t e i n h e r z , III, 297 s. Cf. Sickel, Concilio, 500; Helle, 56.
(3) V . la r e l a c i ó n de Morone a B o r r o m e o , de 13 de m a y o de 1563, en
(2) V. S t e i n h e r z , I I I , 299 s.; cf. 310. V . t a m b i é n S a g m ü l l e r , Bulas de elec-
S t e i n h e r z , I I I , 295 s. ción de P a p a , 151.
(4) Con el t í t u l o C. Moronis r e p l i c a a d S. C. Mtis r e s p o n s u m in m a t e r i a (3) V. el S u m m a r i u m en L e P l a t , VI, 15; P l a n c k , A n é c d o t a , V I , 4 s.;
concilii, se h a l l a i m p r e s a e n P l a n c k , loe. cit., V , 3 s. Bucholtz, I X , 686. Cf. P a l l a v i c i n i , 20, 15.
(5) P u b l i c a d a p o r Sickel, Concilio, 498 s.
consejeros principales del emperador, Seld y Singmoser, les decla- cipes. Por tanto contestó al emperador sin dilación, le dió las
ró su parecer en estas cuestiones, y les rogó que lo expusieran gracias por el contenido de la carta que acababa de recibir, y
a su majestad. No contento con esto, compuso además una memo- en vista de la buena voluntad de su majestad expresó las mayores
ria (1), que todavía el mismo día hizo entregar al emperador, esperanzas del próspero curso de los negocios públicos (1).
por Delfino. E s t e debía llevar la respuesta (2) a Matrei, la primera En la relación final enviada a Roma, que es sencilla, objetiva
estación postal en el camino del Brenner, adonde Morone se y exenta de toda jactancia, una obra maestra (2), Morone no
dirigió aquel día. Se redactó el 13 de mayo y en seguida se entregó oculta su satisfacción por haber logrado desbaratar los peligrosos
a Morone. Delfino pudo referir en esta ocasión, que Seld había conatos del concilio accesorio de Innsbruck, y persuadir al empe-
manifestado que el emperador no insistiría en los tres puntos rador de la sincera voluntad y honradas intenciones del Papa (3).
mencionados (3). Aunque no del todo contento de los resultados de su misión (4),
podía él no obstante decirse que no había alcanzado poco. E s t a
Morone halló suficientes las declaraciones del emperador. L a
opinión fué asimismo la de otras personas inteligentes. San Pedro
demanda de comisiones nacionales, que ahora se había propuesto
Canisio consideraba como lo más importante de todo lo que Morone
solamente en forma de consejo, no le pareció peligrosa, sino aun
consiguió, el que se b o r r a r a el pasaje sobre «la reforma en la
ventajosa, en cuanto era a propósito para facilitar en todas las
cabeza y los miembros» (5). En Roma estaban extraordinaria-
naciones la aceptación de los decretos conciliares. Tranquilizóle
mente contentos del legado. «El Papa — escribía Borromeo a
el haber declarado el emperador expresamente que los asuntos
Morone el 19 de mayo — h a leído y considerado detenidamente
que se habían de proponer, sólo debían prepararse por estas comi-
vuestra relación del 13, y os puedo asegurar que durante todo su
siones, pero luego presentarse a la asamblea de todos los P a d r e s
reinado ninguno de sus diplomáticos le ha procurado mayor satis-
y por ellos ser decididos por mayoría de votos. Respecto del dere-
facción. Cuanto más difíciles e importantes eran las negociacio-
cho de proposición de los legados. Morone vió con satisfacción
nes, tanto mayor es el mérito y la alabanza que se os debe.»
que Fernando no mantenía ya su demanda. L a restricción que
D e una manera igualmente llena de reconocimiento, volvió
hizo el emperador, de que si los legados rehusasen proponer,
Borromeo a escribir el 27 de mayo (6). E l contento del Papa fué
también los embajadores pudieran hacer propuestas, la tuvo por
tanto mayor cuanto a vista de la coalición de las grandes potencias
equitativa y justificada, y por eso creyó que tampoco podía des-
católicas, había estado dispuesto a conceder, en último caso, a los
agradar al Papa. De la bula del conclave decía la respuesta del
embajadores el derecho de proposición, y a permitir que se delibe-
emperador, que él por ahora no pedía otra cosa sino que se obser-
rase en el concilio sobre la reforma de la cabeza de la Iglesia (7).
vase cierta y determinadamente, y que también los embajadores
seglares, lo propio que los electores del conclave y todo el pueblo P a r a juzgar lo que Morone consiguió, es también de impor-
romano, fuesen apartados de toda intromisión con la amenaza tancia el juicio de los adversarios de Roma. El rey Maximiliano,
de las más severas penas; que tales disposiciones sería lo mejor que
las ordenara el concilio. E s t a ampliación de la bula del conclave (1) V . la ú l t i m a r e l a c i ó n de Morone, de 17 de m a y o de 1563, en S t e i n h e r z ,
pareció a Morone, con razón, en ninguna manera perjudicial al I I I , 307 s.
(2) Juicio de S t e i n h e r z , I I I , 313.
Papa, al contrario, creía que dificultaría las intrigas de los prín- (3) V. ibid., 311 s. Cf. P a l l a v i c i n i , 20, 17, 11.
(4) S e g ú n u n a c a r t a de Canisio a L a í n e z , de 17 de m a y o de 1563, se lo
(1) S c r i p t u m C. Moronis s u p e r duplica C. M«*, e n P l a n c k , V, 8 s. dijo esto Morone, r e f i r i é n d o s e e s p e c i a l m e n t e a l a s d i p u t a c i o n e s nacionales;
(2) P u b l i c a d a p o r Sickel, Concilio, 500 s., s e g ú n l a copia de las A c t a s del v. la R e v i s t a de T e o l o g í a c a t ó l i c a , 1903, 642 s. y E p i s t . Canisii, I V , 201 s.
concilio, que se h a l l a en el Archivo del Gobierno de Innsbruck. El » o r i g i n a l , (5) V . la c a r t a de Canisio a L a í n e z , c i t a d a en la n o t a p r e c e d e n t e , y la
que e s t á en el Archivo secreto pontificio, Concilio, 31, n. 90b, o f r e c e u n texto c a r t a del mismo a Hosio, de 17 de m a y o de 1563, e n Canisii Epist., IV, 209 s.
(6) V. Susta, I V , 18, 31; cf. 14. V. a d e m á s S t e i n h e r z , I I I , 313. Cf. t a m b i é n
en parte mejor. .
(3) V . la r e l a c i ó n de M o r o n e a B o r r o m e o , de 13 de m a y o , e n btein- P a l l a v i c i n i , 20,15,11.
h e r z , III, 299-300. (7) Cf. S t e i n h e r z , III, 277, 305 s.
a quien se comunicaron todas las actas sobre las negociaciones de de acreditar asimismo brillantemente en Trento, adonde el legado
Innsbruck, se enteró de ellas con g r a n descontento y enfado, El llegó de nuevo el 17 de mayo. Morone era el hombre a propósito
24 de mayo dirigió a su padre reproches por haber cedido dema- para tomar la dirección con mano segura y firme, y vencer las
siado; dijo empero, que después que estaba ya hecho, lo mejor era dificultades que se oponían a una feliz conclusión del concilio (1).
no cuidarse más del concilio y r e g r e s a r a Viena (1). También
d i s e r t a c i ó n t i t u l a d a «Las c o n f e r e n c i a s de Morone». C o n t r a él se d e c l a r a con
el cardenal de Lorena, entonces en f u e r t e oposición con Roma, r a z ó n H o l t z m a n n , e x a c t o c o n o c e d o r de a q u e l t i e m p o , e n l a R e v i s t a H i s t ó r i c a ,
expresó su disgusto por la condescendencia del emperador, princi- CVTI, 436 ss., quien a d v i e r t e : «Es v e r d a d que el e m p e r a d o r , aun después de l a s
palmente en el punto de la proposición (2). c o n f e r e n c i a s d e f e n d i ó t o d a v í a su p r o g r a m a de r e f o r m a , a u n q u e e n f o r m a a l g o
modificada. P e r o m e p a r e c e que p o r eso M o r o n e no dejó de e j e r c e r influencia,
Pero como quiera que se aprecien los resultados de las con- y e s p e c i a l m e n t e a p r e c i a r í a yo de d i v e r s o modo que Helle (p, 56, 64), la r e n u n -
ferencias de Innsbruck, es indudable que la eminente destreza cia de F e r n a n d o a la R e f o r m a t i o in c a p i t e . L a i n t e l i g e n c i a , con todo, e s t a b a
y a p r e p a r a d a , y m á s t a r d e no se hizo m á s que t e r m i n a r l a p o r o t r o s m e d i o s .
diplomática de Morone allanó el camino a una inteligencia entre
S i n g u l a r m e n t e el r e c o n o c i m i e n t o de la elección de Maximiliano, f u é puesto y a
el emperador y el Papa (3). Su habilidad y prudencia se habían por Morone m u y h á b i l m e n t e a n t e los ojos del e m p e r a d o r , c o m o p r e m i o de l a
reconciliación; cf. mi libro sobre Maximiliano, p. 450». T a m b i é n K a s s o w i t z
(1) V . Bucholtz, I X , 689. Cf. G ö t z , D o c u m e n t o s p a r a la h i s t o r i a de (p. X L I I I ) y v. V o l t e l i n i (Comunicaciones del I n s t i t u t o A u s t r . , X X V I I , 353) se
A l b e r t o V, e n las c a r t a s y a c t a s , V , 263, n o t a 2; S t e i n h e r z , I I I , 313. adhieren a Steinherz.
(2) V. Sickel, Concilio, 509. (1) Sobre el m é r i t o de Morone v. el juicio de S u s t a , I V , p. v; allí t a m b i é n
(3) P a l l a v i c i n i , que t e n í a a su disposición l a r e l a c i ó n de M o r o n e de 17 de h a y p o r m e n o r e s s o b r e la t r a n s m i s i ó n m a n u s c r i t a de las c a r t a s que procedie-
m a y o y su c o r r e s p o n d e n c i a con el e m p e r a d o r , h a d a d o 20, 15 u n a m u y b u e n a r o n de la actividad de Morone e n el año 1563. S o b r e l a C i f r a M o r o n i a n a
r e l a c i ó n s o b r e las c o n f e r e n c i a s de I n n s b r u c k . E n v e z de u t i l i z a r é s t a , R a n k e
v. S u s t a en las C o m u n i c a c i o n e s del I n s t i t u t o A u s t r . , X V I I I , y Meister, L a c i f r a
( L o s P a p a s , I', 218) dió la m a y o r i m p o r t a n c i a a u n a R e l a t i o n e s o m m a r i a del
a l s e r v i c i o de la c u r i a pontificia, 243. Morone h a b i t a b a en T r e n t o e n el p a l a c i o
c a r d . Morone s o p r a l a l e g a t i o n e sua, q u e e s t á en l a Biblioteca Altieri, sobre
Thun; v. Swoboda, 23.
la cual a d v i e r t e q u e es el d o c u m e n t o m á s i m p o r t a n t e q u e h a l l e g a d o a sus
m a n o s a c e r c a de las n e g o c i a c i o n e s d e T r e n t o ; y q u e ni S a r p i , ni P a l l a v i c i n i
h a b í a n t e n i d o c o n o c i m i e n t o de ella. E s t a r e l a c i ó n , q u e se h a l l a t a m b i é n e n
m u c h a s o t r a s p a r t e s (su t e x t o a u t é n t i c o , s e g ú n S t e i n h e r z , I I I , 312, e s t á en el
Archivo secreto pontificio, Concilio, 31, n. 67; a las c o p i a s a n o t a d a s p o r S ä g -
m ü l l e r , Bulas de elección de P a p a , 150, n o t a , h a y que a ñ a d i r t o d a v í a o t r a q u e
e x i s t e en el A r c h . B o r g h e s e , s e r . 2, H . 18, p. 87 s.), d i f í c i l m e n t e con t o d o h a
sido desconocida de P a l l a v i c i n i ; no l a citó, a c a s o p o r q u e ni s i q u i e r a c o n s t a
c i e r t a m e n t e si p r o c e d e de Morone m i s m o o de G h e r i o (v. S t e i n h e r z , loe. cit.).
Como q u i e r a que sea, e s t a r e l a c i ó n , q u e e n t r e t a n t o f u é p u b l i c a d a , no con t o d a
c o r r e c c i ó n , p o r M a u r e n b r e c h e r en la R e v i s t a de H i s t o r i a e c l e s i á s t i c a , I I I ,
653 s., sólo en s e g u n d a l í n e a p u e d e v e n i r e n c o n s i d e r a c i ó n , p o r s e r ella m á s
r e d u c i d a y h a b e r s e h e c h o m á s t a r d e q u e la clásica r e l a c i ó n final de Morone
de 17 de m a y o , m u y n o t a b l e p o r su c l a r i d a d , concisión y a b u n d a n c i a de ideas,
a l a que c o n r a z ó n se a t u v o P a l l a v i c i n i . R a n k e h u b i e s e debido u t i l i z a r e s t a
r e l a c i ó n t a n t o más, c u a n t o q u e h a c í a m u c h í s i m o t i e m p o que h a b í a sido d a d a
a conocer p o r S c h e l h o r n (Colección p a r a la h i s t o r i a , I, 210). P e r o ni a Schel-
h o r n , ni t a m p o c o la m u y i m p o r t a n t e p u b l i c a c i ó n de la c o r r e s p o n d e n c i a e n t r e
M o r o n e y el e m p e r a d o r , de P l a n c k , h a t e n i d o R a n k e a la v i s t a . A c o n s e c u e n c i a
d e esto, sólo pudo o f r e c e r u n a e x p o s i c i ó n m u y insuficiente, en l a cual a p a -
r e c e el r e s u l t a d o de la misión de M o r o n e en un a s p e c t o d e m a s i a d o f a v o r a b l e .
El p r i m e r o que s e puso e n c o n t r a d e esto f u é R i t t e r ( H i s t o r i a A l e m a n a , I,
173 s.; cf. R i t t e r , L . v. R a n k e , S t u t t g a r t , 1895). Con todó eso R i t t e r c a y ó e n el
o t r o e x t r e m o , y c o n s i d e r ó la b u e n a i n t e l i g e n c i a y a r m o n í a o b t e n i d a p o r
M o r o n e , como sólo a p a r e n t e . E s t a a p r e c i a c i ó n la h a i m p u g n a d o y a S t e i n h e r z
(III, 330), a l e g a n d o t a m b i é n el juicio de los c o e t á n e o s m e j o r e n t e r a d o s . Un
discípulo de R i t t e r , Helle, h a i n t e n t a d o s a l v a r l a opinión de su m a e s t r o en u n a
Cuanto más se dilataba la misión de Avila, de la cual se pro-
metían en Roma un cambio favorable en el asunto del concilio,
tanto mayor se hacía la impaciencia con que se aguardaba la
presencia del enviado de Felipe II. A mediados de febrero de 1563
se creyó próxima su llegada. Pero todavía hubieron de esperar un
mes entero. Finalmente el 14 de marzo de 1563 hizo Avila su
entrada en Roma. Correspondió al recibimiento honroso que se le
tributó, el habérsele asignado habitación en el Vaticano en los
VI. Terminación e importancia aposentos de Federico Borromeo. Dos días después comenzaron
del concilio de Trento las negociaciones. Si al principio fueron bastante agitadas, se
explica esto por el desengaño que se apoderó de Pío I V cuando
Avila expuso las numerosas e importantes demandas de su rey (1).
i
P a r a entender la conducta del Papa hay que tener presentes los
peligros que entonces le amenazaban de todas partes. En Trento
Mientras Morone allanaba en Innsbruck el terreno para una donde las negociaciones estaban estancadas, el obispo de Pees,
inteligencia con el emperador, como legado y hombre de confianza muy acreditado con el emperador, declaró con toda franqueza
de Pío IV, se efectuaba también una mudanza favorable en las que la potestad del P a p a no era mayor que la de cualquiera
relaciones del rey de España con el Papa. En los rozamientos y patriarca. De semejante manera se expresó el arzobispo de Gra-
desavenencias habidas hasta ahora entre Roma y Madrid, tenía nada (2). En Innsbruck, entre tanto, estaba congregada la comi-
notable complicidad el representante de don Felipe en Roma, sión imperial de teólogos, la cual se parecía mucho a un concilio
Francisco de Vargas, el cual desempeñaba este cargo desde 1559. accesorio. Nadie podía predecir qué resultado tendría la inminente
V a r g a s no era el hombre que pudiera ejercer su acción concer- misión de Morone a la corte de Fernando I (3). E n Francia los
tando desconformidades, antes bien a g r a v a b a todavía la oposición principales paladines de la Iglesia católica, el mariscal Saint-André
existente. Demasiado celoso y violento, altercador y conten- y Francisco de Guisa, habían sucumbido, y Montmorency caído
cioso, era lo menos a propósito posible para obtener cosa alguna prisionero. Pío I V conocía muy bien que el gobierno de Catalina
de Pío I V . Cuanto eran excelentes las relaciones del embajador de Médicis veía puesta toda su salvación en la condescendencia
veneciano Muía con el Papa, tanto eran malas las de V a r g a s . con los hugonotes. E n efecto, la reina les otorgó, en la paz de
Tampoco Felipe II podía cerrarse al conocimiento de que la posi- Amboise de 12 de marzo, una libertad religiosa, aunque limitada;
ción de V a r g a s en la curia se había hecho insostenible. Y a a con ello unió la monstruosa propuesta de que se convocase un
principios de 1562 había sido destinado para sucederle Luis de nuevo concilio en Alemania o en Francia, e hizo también nuevas
Requesens; pero su salida se difería de mes en mes (1). tentativas para a t r a e r a esto a los protestantes (4).
En agosto de 1562 Felipe II había pensado enviar a Roma un
E n tales circunstancias, Pío I V se vió obligado a unirse toda-
hombre de su especial confianza para arreglar las diferencias que
vía más estrechamente con la única potencia católica que nada
había en el asunto del concilio. P a r a ello eligió al anciano y experto
quería oír de condescendencias con los novadores; cuanto más
Luis de Avila, pero retardó su envío hasta fines de diciembre,
porque quería antes ponerse de acuerdo sobre su proceder ulterior
(1) V. S u s t a , III, 239, 286, 531, 538, donde se indican o t r o s a u t o r e s .
en Trento con las otras potencias católicas (2).
(2) Cf. Baluze-Mansi, III, 454; Susta, I I I , 282.
(1) Cf. S u s t a , I, 157, II, 427, 514, III, 344, 386; Constant, R a p p o r t , 194 s., (3) V . Sickel, D o c u m e n t o s , I I , 57.
211 s., donde t a m b i é n se indican las o b r a s e s p e c i a l e s sobre R e q u e s e n s . (4) V. S t e i n h e r z , I I I , 265; M a u r e n b r e c h e r , D o c u m e n t o s de los a r c h i v o s , 5;
(2) V . S u s t a , II, 522; III, 83, 88, 385 s., 411, 442 s., 446-447. B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 250. Cf. a b a j o , c a p í t u l o V I I I .
incierta era la actitud del emperador, y cuanto mayor la tirantez natural, en el cumplimiento de la concesión hecha a su rey. Todos
con Francia, tanto se veía más necesitado a allegarse a F e - los conatos de Morone para hacerle cambiar de propósito fracasa-
lipe II (1). P a r a obtener de él auxilio eficaz, el Papa tomó última- ron. Los demás legados apoyaron a Morone, y en una carta a
mente la grave resolución, tanto de condescender respecto al Borromeo de 19 de junio de 1563, protestaron resueltamente con-
derecho exclusivo de proposición de los legados, como de decidir tra el menoscabo de su privativo derecho de proposición, expre-
en la cuestión de la contienda de precedencia entre el embaja- sando el deseo de ser antes mandados volver del concilio, que
dor francés y el español en Trento, así como se deseaba en presenciar su propia derrota (1).
Madrid. En la primera semana de mayo se efectuó una concordia. Y a antes de este penoso acaecimiento, no faltaron otros
E n t r e las dos partes hubo comunicación de dos documentos en sucesos que causaron serios cuidados y graves perplejidades a
que se obligaban mutuamente. En el uno, fechado el 6 de mayo, Morone y a sus colegas (2). No en último lugar hay que mencionar
Avila y V a r g a s , como representantes de Felipe II, hicieron la pro- aquí la contienda por la precedencia entre el embajador español
mesa solemne de que su monarca protegería con todo su poder la y el francés, que seguía encendida bajo las cenizas, y en la que
autoridad del P a p a . En vista de esto, Pío I V condescendió en entraba cada vez más en primer término la cuestión sobre qué
escribir el 8 de mayo a los legados de Trento, que declararan a los sitio había de ocupar el representante del rey católico en las
Padres del concilio, que la libertad de éste debía permanecer incó- solemnidades eclesiásticas, y cómo se había de proceder al dar la
lume a pesar de las palabras proponentibus legatis, que se habían paz y en la incensación. También en esto creyó Pío I V deber deci-
puesto en el decreto sin previo conocimiento suyo (2). El mismo dir en favor de España (8 de junio). Fundó esto expresamente en
día el Papa, sin querer decidir definitivamente el litigio de la pre- que Felipe II había de ser considerado entonces como el principal
cedencia, cedió al deseo de Felipe II, respecto del sitio que se apoyo de la religión católica (3).
había de asignar al representante de España en las sesiones y con- L o que más acaso ocupó a los legados, fué la controversia
gregaciones; pues el rey había fundado su amenaza de romper las sobre el episcopado y el primado, recientemente encendida en
relaciones diplomáticas, expresada el 5 de marzo, en la tibia acti- vivas llamas. Luego al punto las primeras negociaciones tocantes
tud de Roma en dicha cuestión (3). a los abusos en la administración del sacramento del orden, las
Morone, que en Innsbruck había defendido victoriosamente cuales duraron desde el 12 de mayo hasta el 16 de junio (4), así
con el mayor celo contra el emperador, el derecho exclusivo de como las nuevas deliberaciones sobre el orden sacerdotal (5),
proposición de los legados, quedó lleno de perplejidad y conster- comenzadas el 11 de junio, dejaron conocer que apenas era posible
nación, por la condescendencia que Pío I V mostraba en este nego- esperar que se llegase a un acuerdo en estas cuestiones. Mientras
cio con Felipe II. El conde de Luna (4), nuevo embajador gspañol, el arzobispo de Granada insistía en proclamar el derecho divino
que había sustituido al marqués de Pescara, insistía, como era
(1) V . P a l l a v i c i n i , 21, 5; S u s t a , IV. 67 s., 71 s., 78 s.
(1) V. Sickel, Concilio, 514; D o c u m e n t o s , II, 58. (2) S o b r e el litigio p r o v o c a d o p o r el a r z o b i s p o de L a n c i a n o , r e s p e c t o
(2) V. P a l l a v i c i n i , 21, 5,7; M a u r e n b r e c h e r , loe. cit., 20; D e s p a c h o s Vene- del d e r e c h o de v o t a c i ó n de los p r o c u r a d o r e s , cf. Pallavicini, 20, 17, 7 s.; Stein-
cianos, III, 226; Sickel, D o c u m e n t o s , I I , 58,134 s. h e r z , III, 324 s.; Susta, III, 333, I V , 13 ss. L a d e m a n d a de la a d m i n i s t r a c i ó n del
(3) V . P a l l a v i c i n i , 21, 1, 6-7; Sickel, D o c u m e n t o s , I I , 58 s., 133 s. Sickel cáliz a los legos, h e c h a por el e m b a j a d o r de B a v i e r a , f u é c a u s a de la m i s i ó n
h a c e r e s a l t a r con r a z ó n , c u á n bien h a r e l a t a d o P a l l a v i c i n i el e f e c t o que hicie- m u y f r u c t u o s a de O r m a n e t t o ; v. S t e i n h e r z , III, 327 s.; Susta, IV, 23, 28.
r o n e n T r e n t o l a s n u e v a s i n s t r u c c i o n e s . S o b r e el curso de las n e g o c i a c i o n e s (3) V . P a l l a v i c i n i , 21, 8, 4; Sickel, D o c u m e n t o s , II, 60 s., 62 s.; S u s t a , I V ,
de A v i l a v. D o l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I, 489 s., 517 s.; M a u r e n b r e c h e r , loe. cit., 62, 82 s., 495 s.
17 s.; S u s t a , I I I , 531 s., 538 s. (4) Cf. T h e i n e r , II, 270-301; ibid., 264-270 h a y l a lista de los a b u s o s r e s -
(4) S o b r e su introducción e n l a c o n g r e g a c i ó n g e n e r a l de 21 de m a y o pecto del orden, e n t r e g a d a el 10 de m a y o a los P a d r e s del concilio. V . t a m b i é n
de 1563, y l a c o n t i e n d a de p r e c e d e n c i a que e n t o n c e s hubo, v. Bondono, 567; P s a l m a e u s en Merkle, II, 838 ss. S o b r e las n e g o c i a c i o n e s p o s t e r i o r e s desde
T h e i n e r , II, 280 s.; P a l l a v i c i n i , 21, 1. L u n a se alojó en el p a l a c i o R o c c a b r u n a el 10 h a s t a el 12 de julio, v. T h e i n e r , II, 302-309.
( a h o r a S a r d a g n a ) ; v. S w o b o d a , 23, 49. (5) V . P a l e o t t o en T h e i n e r , I I , 617 s. Cf. Susta, I V , 54 s.
relación a Roma, alabaron grandemente al general de los jesuítas,
de los obispos, otros, principalmente varios obispos franceses, se
explayaban con la más acerba censura sobre verdaderos o imagi- pero manifestaron el deseo de que se tuviera mayor reserva y
nados abusos de la curia. El arzobispo de París, que quería que precaución (1).
se pusieran en primer lugar las negociaciones sobre la reforma de También en las deliberaciones sobre la doctrina del sacra-
la curia, recomendaba al propio tiempo la renovación de la anti- mento del orden sacerdotal, reanudadas en julio, Laínez defendió
gua forma de elección de los obispos, según la cual el Papa había muy enérgicamente los derechos de la Santa Sede (2). Esto era
de renunciar a su derecho de nombramiento. También el dere- tanto más necesario, cuanto que los obispos franceses se declara-
cho de conceder dispensas debía quitarse al supremo jerarca de la ron con vehemencia contra toda expresión que significara la
Iglesia, conforme a los deseos de muchos, y la elección pontificia superioridad del Papa sobre el concilio, o una aceptación del
ser regulada en el concilio (1). concilio florentino y una recusación del sínodo de Basilea. El fin
E n la sesión última de 16 de junio, Laínez, general de los de los franceses era debilitar el carácter monárquico de la cons-
jesuítas, intervino con la mayor resolución en favor de que el titución de la Iglesia, en el sentido del sínodo de Basilea. Los
P a p a , como cabeza de la Iglesia, no podía ser reformado por obispos españoles estaban, a la verdad, en favor de la validez del
el concilio. Reformación, dijo, es vuelta a lo antiguo. Hay una concilio florentino, pero se mantenían firmes en que la institución
reformación interna y otra externa. L a externa ha de a y u d a r a y jurisdicción de los obispos era de derecho divino, y debía decla-
la interna; toda reforma presupone la invariabilidad del derecho r a r s e como tal. Por la extensión de sus diócesis y la riqueza de sus
divino. P e r o no todo es de derecho divino, lo que los P a d r e s del prebendas, lo esperaban todo de un robustecimiento del poder
concilio honran con esta expresión. Además Laínez volvió a poner episcopal, y hubieran de buena g a n a sido papas en sus diócesis;
en claro la diferencia fundamental entre el orden y la jurisdicción. procuraban debilitar lo más posible la autoridad de los cardena-
Tener voto en el concilio es asunto de jurisdicción. El poseer una les. Los italianos, y con ellos algunos pocos obispos españoles y
diócesis no es incondicionalmente necesario para la esencia de la franceses, y los obispos de otras naciones, presentes en muy corto
dignidad episcopal. E s falsa la afirmación de que los obispos titu- número, se pusieron, casi sin excepción, en favor del poder y
lares no son verdaderos obispos; en Alemania son indispensables supremacía de la Santa Sede (3).
por la extensión de las diócesis. Las dispensas no pueden evitarse. E n estas controversias, seguidas con extremada vehemencia,
Laínez hizo resaltar enérgicamente, que el Papa tenía su derecho intervenían también los intereses civiles; sin embargo, los emba-
de dispensar, inmediatamente recibido de Cristo; que nadie se lo jadores imperiales, según el acuerdo obtenido por Morone, tra-
podía quitar o limitar. A la objeción de que el Papa usaba a veces bajaron al fin porque se excluyeran las discusiones teóricas sobre
mal de este derecho, contestó que semejante defecto podía hallarse las cuales no era posible una conformidad. L a opinión de Pío I V
en todo príncipe y en toda autoridad. Al fin hizo resaltar vigoro- era que sería mejor no dar decisión ninguna sobre la cuestión
samente que la reforma de la corte romana era ejecutada del de la jurisdicción ni del primado universal, que tomar sólo una
mejor modo y más conveniente por el Papa; con esta ocasión resolución a medias, que más adelante ofrecería ocasión a dispu-
combatió muy resueltamente a aquellos que mantenían la supe- t a s (4). Y a en abril los legados habían escrito a Roma, que no
rioridad del concilio sobre el Papa (2). había otro expediente sino dejar a un lado los puntos controver-
Que semejante lenguaje claro y firme no a g r a d a r a a muchos, (1) V . Sickel, Concilio, 547 s.; Guillemin, Le c a r d . de L o r r a i n e , 346;
especialmente a los obispos franceses, no es de maravillar, dadas S u s t a , I V , 69.
las opiniones galicanas de estos hombres. Los legados, en su (2) V . G r i s a r , P r i m a d o , 781. . . .
(3) V . l a clásica c a r t a de los l e g a d o s , u t i l i z a d a y a p o r P a l l a v i c i n i s o b r e
(1) Cf. G r i s a r , P r i m a d o , 773 s. los d i v e r s o s g r u p o s n a c i o n a l e s que h a b í a en T r e n t o , de 14 de junio de 1563, e n
(2) V . T h e i n e r , II, 300; P a l e o t t o , ibid., 660; P a l l a v i c i n i , 21, 6, 9; G r i s a r , S u s t a , I V , 64 s.
P r i m a d o , 777 s.; S á g m ü i l e r , Bulas de elección de P a p a , 156 s. (4) V . P a l l a v i c i n i , 21, 11, 1.
tidos, j así en el capítulo doctrinal como en los cánones, hablar mudanza del cardenal Guisa, de la f u e r t e oposición al partido del
únicamente de la potestad del orden, pero no de la jurisdicción. P a p a , concurrieron por igual motivos personales y objetivos.
E s t a solución la había ya antes propuesto Laínez (1). A principios Para un hombre ambicioso era bastante seductor lo que Pío IV le
de julio se llegó finalmente a un acuerdo sobre esta base. Tam- había ofrecido ya antes: el nombrarle legado vitalicio en Francia
bién para el decreto sobre la residencia se halló el 7 de julio después de la terminación del concilio y otorgarle extensas facul-
una redacción satisfactoria, que concordaba en lo sustancial con tades, v. gr., para conceder el uso del cáliz a los legos. Si por
la bosquejada anteriormente por el cardenal Gonzaga. E n ella una parte lisonjeaba al cardenal el ejercitar en este respecto una
no se hacía mención alguna del derecho divino. El 9 de julio se grande y honorífica actividad en su patria, por otra le retraía de
tuvo una congregación general, en la cual se logró obtener ello el precipitar a su país, ya tan gravemente probado, en las
227 votos en favor de los decretos así formulados. Sólo se pidieron perturbaciones de un cisma (1). L e facilitó su extraña mudanza el
pequeñas variaciones, de introducir las cuales fueron encargados haberse concertado bien y a gusto de la corte francesa el litigio
el arzobispo Marini de Lanciano y el obispo F o s c a r a r i de Módena, de precedencia con el embajador español en T r e n t o (2).
como teólogos, el arzobispo Castagna de Rossano y el auditor de E n la congregación general de 14 de julio se había alcanzado
la R o t a Gabriel Paleotto, como canonistas (2). E s t e feliz resulta- la conformidad de casi todos los Padres respecto de todos los
do, por efecto del cual se pudo celebrar finalmente la sesión X X I I I , decretos. Sólo los obispos españoles, a excepción del de Lérida,
diferida del 22 de abril repetidas veces, primero para el 20 d e se oponían todavía a la redacción que se había hecho del canon
mayo, luego para el 15 de junio y últimamente para el 15 de ju- sexto. Por la hábil intervención de Morone, se venció también
lio (3), se debió sobre todo a la mudanza que hizo el cardenal Guisa, esta dificultad. El legado recurrió al conde de Luna, y éste logró
adalid de los obispos franceses. quebrantar la resistencia de sus paisanos. Aquella misma noche
lo puso en conocimiento de Morone (3).
Todavía el 29 de junio, con ocasión de la escandalosa disputa
de precedencia que hubo en la catedral de T r e n t o , entre el emba- E n la mañana del 15 de julio los cuatro legados, los carde-
jador francés y el español, el f r a n c é s apasionado y altamente nales Guisa y Madruzzo, tres patriarcas, 25 arzobispos, 193 obis-
exasperado por la preferencia dada al español, se había permitido pos, tres abades, siete generales de Órdenes religiosas, tres docto-
las expresiones más violentas contra Pío I V , poniendo en duda la res en derecho, 130 teólogos, seis procuradores de obispos ausentes
legitimidad de su elección, por pretensa simonía, y amenazando y 12 embajadores se reunieron en la catedral de Trento para la
con apelar al concilio (4). Pocos días después, por su secretario sesión XXIII, séptima bajo el pontificado de Pío IV {4). Celebró
Musotti, hizo ofrecer sus servicios al Papa. Tales tránsitos rápidos la misa solemne el obispo de París, Eustaquio du Bellay, y pro-
de uno a otro extremo no son ajenos del carácter francés. E n la nunció el sermón el español Jaime Gilberto Nogueras, obispo de
Alife. Después se leyó en primer lugar el punto doctrinal sobre el
(1) V . G r i s a r , P r i m a d o , 779 s.
orden, en cuatro capítulos con ocho cánones. En el cuarto capítulo
(2) V. P a l l a v i c i n i , 21, 11, 4; S u s t a , I V , 111, 121 s. S o b r e G. P a l e o t t o se decía sobre los obispos: «Fuera de los demás grados, pertene-
v. M e r k l e en la R e v i s t a t r i m e s t r a l R o m a n a , X I , 336 s., s o b r e J . B. C a s t a g n a cen principalmente a este orden jerárquico los obispos, que son los
Studi s t o r . , I X , 229 s.
sucesores de los apóstoles, y, como dice el Apóstol, han sido ins-
(3) V. T h e i n e r , II, 263 s., 279, 298 s.
(4) S o b r e l a c o n t i e n d a y las n e g o c i a c i o n e s con ella c o n e x i o n a d a s v. Bon- tituidos por el Espíritu Santo para gobernar la Iglesia de Dios».
dono, 568; P s a l m a e u s , 861; Mendoza, 684; la » r e l a c i ó n de F r . P o r t i c e l l i a
M a d r u z z o , f e c h a d a en T r e n t o a 1.° de j u l i o de 1563, Archivo del Gobierno de (1) V. S t e i n h e r z , I I I , 379 s.; S u s t a , I V , 102 s., 121 s. y las f u e n t e s allí
Innsbruck; P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 650. Cf. M e r k l e , l o e . cit., 387; Baluze- citadas.
Mansi, III, 477, I V , 319; L e P l a t , VI, 116 s.; P a l l a v i c i n i , 21, 8 s.; Sickel, Conci- (2) V . Sickel, Concilio, 562; Susta, I V , 120, 127.
lio, 556 ss., D o c u m e n t o s , I I , 63, 135 s.; S u s t a , I V , 99, 517 s. E n 22 de m a y o (3) V. Pallavicini, 21, 11, 7; Susta, I V , 124.
de 1563, h a b í a y a notificado desde R o m a F r . T o n i n a : *Qui si r a g i o n a a s s a i del (4) Cf. T h e i n e r , II, 310-312; R a y n a l d , 1563, n. 125-127; Beccadelli, II,
s t r e p i t o che f a il c a r d . di L o r e n a al concilio. Archivo Gonzaga de Mantua. 93 ss.; P s a l m a e u s , 866 s.; P a l l a v i c i n i , 21, 12.
Aunque esta redacción no expresaba directamente el derecho El derecho divino tampoco estuvo expresado en el decreto
divino, los obispos españoles se habían dado últimamente por sobre la residencia; a pesar de esto, juzgaban varios P a d r e s que
contentos con ella, porque podía explicarse también en su sen- algunas palabras de él se podían interpretar en este sentido. E l
tido (1). número de los que pusieron reparos en este decreto tan acalora-
Los tres cánones últimos, por tanto tiempo discutidos, decían: damente debatido, y o lo aceptaron sólo condicionalmente, o
«Es condenado con el anatema todo aquel que afirme: que no hay rechazaron algunos de sus pasajes, no pasó, sin embargo, de
en la Iglesia católica una jerarquía, instituida por orden de Dios, once. El obispo de F e l t r e , Francisco Campegio, protestó contra
la cual se compone de obispos, presbíteros y ministros; que los el decreto, pero declaró su prontitud para someterse a la decisión
obispos no son más que los presbíteros, y no tienen potestad para del Papa. Todos los demás Padres lo aprobaron. Los otros decre-
confirmar y ordenar, o que su potestad les es común con los presbí- tos de reforma fueron admitidos por un simple placet a excepción
teros, o que las órdenes conferidas por ellos sin el consentimiento de seis votos. Por último, fué unánimemente aprobado el decreto
y la intervención del pueblo o del poder secular, son inválidas, leído para terminar, que fijaba la próxima sesión para el 16 de
o que son legítimos ministros de la palabra divina y de los sacra- septiembre; en ella se debía t r a t a r del sacramento del matrimonio
mentos, los que no han sido ordenados ni enviados legítimamente y de otras doctrinas todavía no definidas, de la provisión de los
por la potestad eclesiástica y canónica, sino que vienen de otra obispados y otras reformas.
parte; que los obispos admitidos por el Romano Pontífice no son El feliz término de la séptima sesión llenó al Papa y a los
legítimos y verdaderos obispos, sino que esto es una invención legados de Trento de la mayor alegría, y confirmólos en su desig-
humana». nio de despachar con la mayor rapidez posible los asuntos del con-
Como resultado de la votación, el primer presidente Morone cilio todavía pendientes. A este deseo y propósito preparaba serias
pudo anunciar que todos los Padres aprobaban los decretos, que dificultades la política de Felipe II. Presto se demostró que en
sólo seis deseaban todavía una explicación mejor y más clara en España se intentaba prolongar el concilio; la propuesta del conde
los cánones sexto y octavo, y uno en el cuarto. Después se leyó el de Luna, de que se invitara de nuevo a los protestantes, no tenía
decreto de reforma, que comprendía dieciocho capítulos. E l pri- otro fin (1). Ciertamente lo que determinaba en primer lugar el
mero de ellos concernía a la obligación de residencia. El segundo proceder de Felipe II, era la consideración de cuán excelente
determinaba que todos los prelados sin excepción, aun los carde- coyuntura le ofrecía el concilio para forzar a Pío IV a ceder en
nales, habían de recibir la consagración dentro de tres meses. otras cuestiones (2). El Papa lo conocía muy bien. No obstante,
Los catorce capítulos siguientes contenían prescripciones bien su política superior logró f r u s t r a r los conatos del rey de España.
especificadas sobre la recepción y administración de las diferentes Mientras al propio tiempo hacía él cada día más íntima la inteli-
órdenes, así como sobre las cualidades de los ordenandos. E r a n de gencia con el cardenal Guisa, tan influyente con sus paisanos,
suma importancia las disposiciones del capítulo X V I I I y último supo con maestría acabar la obra comenzada por Morone y g a n a r
sobre la educación y formación de los futuros sacerdotes. Todos al emperador para la terminación del sínodo. Como poderosa
los obispos, se decía aquí, deben fundar establecimientos de ense- palanca, utilizó para ello muy hábilmente el reconocimiento de la
ñanza, seminarios, en los cuales los adolescentes desde los doce elección de Maximiliano por rey de romanos. Morone ayudó
años se preparen para el estado sacerdotal. Esta ordenación, fielmente a Pío I V en sus esfuerzos. Y a el 20 de julio el legado
por la cual no se suprimían en manera alguna las facultades de escribía a Fernando I, representándole de qué manera una l a r g a
teología, quería ofrecer ocasión para los estudios teológicos y prolongación de las negociaciones del concilio no podía sino dañar
protección contra los peligros morales, a todos los jóvenes, prin- a la Iglesia, y rogándole que diera su consentimiento a la con-
cipalmente a los faltos de medios.
(1) Cf. P a l l a v i c i n i , 22,1; S t e i n h e r z , I I I , 381; S u s t a , I V , 129 s.
(1) V . Knopfler en el Léxico eclesiástico de F r i b u r g o , X I ' , 2105. (2) Cf. la c a r t a de los legados, de 12 de julio de 1563, en S u s t a , IV, 122.
2 1 . — H I S T . DE LOS P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
clusión del mismo, y a p a r t a r a también de su resistencia a F e - a colaborar en el arreglo de los negocios puramente eclesiásticos.
lipe II (1). Pero esto, que sólo podía disculparse por la necesidad de los
E n Trento los legados el 20 de julio propusieron a los P a d r e s tiempos, muy pronto se consideró como un derecho permanente
del concilio once cánones sobre el sacramento del matrimonio y de los soberanos, los cuales querían mandar libremente «en lo
un decreto que declaraba la invalidez de los matrimonios clandes- tocante a los ministros de la Iglesia y a sus bienes, donde no se
tinos, y todos los contraídos por menores de edad sin el asenti- trataba de la fe misma». En abierta contradicción con los princi-
miento de sus padres (2). Muchos P a d r e s del concilio, entre ellos pios del derecho canónico, según el cual la Iglesia posee sus bie-
el legado Hosio, se opusieron a toda mudanza tocante a los matri- nes y a los particulares miembros de ella pertenece sólo el usu-
monios clandestinos. En esta cuestión y en otras con ella enlaza- fructo de los mismos, los funcionarios de los príncipes y la nobleza,
das, se llegó a discusiones tan extensas como difíciles, las cuales asi en Austria como en Baviera, disponían a su arbitrio de los
se prolongaron hasta muy entrado el otoño. bienes y fundaciones eclesiásticas (1). No había exageración nin-
Juntamente seguían su curso las importantes negociaciones guna cuando el cardenal Truchsess afirmaba que aun en los Esta-
sobre la reforma general. Pío I V declaró expresamente respecto dos católicos, apenas gobernaban ya los obispos en la Iglesia, sino
a esto, que también los cardenales habían de ser reformados por los príncipes y sus funcionarios (2).
el concilio (3). Pero tampoco los legos debían quedar exceptuados En grado todavía mayor ocurría esto en Francia y en las
de una reforma general. Este modo de ver había sido desde hacía extensas posesiones de la corona española, en Nápoles, Sicilia
mucho tiempo puesto de realce por personas inteligentes. El nun- y en la misma España (3). Por eso Pío IV tenía mucha razón
cio Commendone ya antes de la apertura del concilio, como cuando en abril de 1563 se quejó al embajador de Felipe II de las
resultado de sus observaciones en Alemania, había indicado las usurpaciones de los derechos eclesiásticos, hechas por el gobierno
numerosas usurpaciones de bienes y derechos eclesiásticos por español, y amenazó diciendo que se había de t r a t a r de estas cosas
parte del poder civil, que violaban de la manera más desatentada en Trento. Principalmente indicó entonces el patronato eclesiás-
el derecho canónico y la libertad de la Iglesia; y juntamente había tico, los maestrazgos, la Inquisición, etc. Todas las personas ilus-
sostenido que, con la reforma de la curia se debía unir también tradas, especialmente también el cardenal Morone, eran de pare-
al propio tiempo la de los príncipes y sus gobiernos (4). cer que, al t r a t a r s e en el concilio de la reforma general, no se
Las observaciones de Commendone sobre la opresión de la podía exceptuar a los príncipes (4). En abril el obispo de Orvieto
Iglesia, aun por las autoridades católicas, en Alemania, eran total- compuso una memoria sobre las intrusiones de los príncipes tem-
mente conformes a la verdad. Y a desde el siglo xiv los príncipes porales en los asuntos eclesiásticos, y la envió a Roma (5). Desde
alemanes habían trabajado con buen éxito en someter a su sobe- allí Borromeo a 26 de junio daba a los legados la orden decisiva
ranía por lo menos todos los «asuntos externos de la Iglesia», en de poner este punto a la orden del día del concilio (6). Procedióse
disponer libremente de los bienes eclesiásticos, en proveer todos conforme a esto.
los cargos eclesiásticos lucrativos y en «ejercer fiscalización» sobre
todas las ordenaciones de la Iglesia. E n los apuros y turbulencias (1) V. J a n s s e n - P a s t o r , IV15-16, 164 s.; cf. 120, 753 y n u e s t r o s datos del
voi. V I I , 285 s.
de los siglos x v y x v i no pocos Papas habían hecho en este (2) C a r t a f e c h a d a en R o m a a 17 de s e p t i e m b r e de 1563, en J a n s s e n - P a s -
respecto extensas concesiones, y aun invitado a algunos príncipes t o r , IV15-16,163 s.
(3) Más en p a r t i c u l a r se h a b l a r á de e s t o en el capítulo I X .
(1) V . R a y n a l d , 1563, n. 160; S i c k e l , Concilio, 563; S t e i n h e r z , III, 382; (4) C a r t a de V a r g a s , de 6 de abril de 1563, en D ó l l i n g e r , D o c u m e n t o s ,
S u s t a , I V , 135. I, 509.
(2) V . T h e i n e r , I I , 313 s.; Susta, I V , 136. (5) V . R i t t e r , 1,171.
(3) Cf. P a l l a v i c i n i , 22,1; S a g m ü l l e r , Bulas de elección de P a p a , 161 s.; (6) P o i c h é ogn' uno ci d à adosso con q u e s t a b e n e d e t t a r i f o r m a e t p a r
S u s t a , IV, 127. quasi che non s'indrizzino i colpi ad a l t r o c h e a f e r i r l ' a u t o r i t à di q u e s t a
(4) V . D ó l l i n g e r , D o c u m e n t o s , I I I , 310. s a n t a sede e t noi altri c a r d i n a l i che siamo m e m b r i di quella, N. S r e dice che
nicó en seguida a su soberano. El 7 de agosto también el embaja-
A fines de julio estaba redactado un circunstanciado proyecto
dor español, el conde de Luna, hizo entrega de sus observaciones,
de reforma en cuarenta y dos capítulos (1). F u é entregado a los
y fiel a la política que había seguido hasta entonces, de prolongar
embajadores de los príncipes para que pudieran hacer sobre él sus
el concilio, pidió que se reorganizara por naciones la comisión de
observaciones. El proyecto era tan extenso que la opinión firme-
reforma (1).
mente arraigada en muchos embajadores, de que el concilio sólo
se ocuparía en cosas poco importantes de la constitución de la En las grandes potencias católicas, la exigencia de que
Iglesia, quedó radicalmente destruida. L a sorpresa de los emba- también el poder civil se sometiera a una r e f o r m a , levantó
jadores fué tanto mayor, cuanto que el capítulo X X X I X contenía una violenta tempestad, especialmente también porque muchas
una serie de severísimas prescripciones, que debían asegurar la demandas eran demasiado severas, y retrocedían a un punto
libertad de la Iglesia contra intromisiones y usurpaciones del de vista canónico que se había hecho imposible por la mudan-
poder civil. El primer proyecto, luego notablemente mitigado, za de las circunstancias de los tiempos (2). No es dudoso que
decía: que bajo pena de excomunión, se prohibía a los príncipes se planteó la cuestión de la reforma de los príncipes también para
toda intromisión en asuntos p u r a m e n t e eclesiásticos, y se pres- moderar a los poderes civiles en sus exigencias relativas a la
cribía la observancia de los antiquísimos privilegios de la Igle- reforma del poder eclesiástico, poniéndoles delante sus propios
sia. P a r a ésta se pedía: jurisdicción exenta, .libertad en todos los defectos. Con todo, era una maliciosa suposición (3) la opinión
negocios pertenecientes inmediata o mediatamente al fuero ecle- que entonces se expresó, de que se había enlazado la severa
siástico, y, con limitaciones menudamente especificadas, exen- reforma civil tan estrechamente con la eclesiástica, sólo para
ción de tributos, cargas y servicios del Estado, impuestos contra abandonarlas ambas a un tiempo, en vista de las reclamaciones
derecho. Los príncipes no debían otorgar a los prelados ni a los de los príncipes. Cuando hasta Fernando I repetía esta afirma-
cabildos ningunos beneficios, o prometérselos de alguna manera, ción (4), muestra esto claramente qué influencia ejercían sus con-
y habían de dejar incólumes los bienes y derechos eclesiásticos, así sejeros sobre el monarca, tan bien intencionado, pero fácil en
como los bienes y derechos de los legos que estaban bajo el patro- dejarse influir. A nadie puede sorprender que también Felipe II se
nato eclesiástico. Los criados, soldados y caballos de los príncipes, quejase en seguida a causa de la reforma de los príncipes, por
en lo futuro no se podían alojar en las casas de los clérigos y medio de su embajador en Roma (5). Pues si de parte del concilio
monasterios; el exequátur de los príncipes o el llamado placet se llegaba a las disposiciones proyectadas, ellas alcanzarían sobre
debía suprimirse incondicionalmente. todo a España, pues en ningún país católico se permitía el gobier-
no civil semejante avasallamiento de la Iglesia, como allí (6).
Los representantes de F e r n a n d o I, cuyo celo reformatorio
E n t r e tanto el embajador de don Felipe en T i e n t o se esforza-
había vuelto a manifestarse con nueva acritud desde junio, bajo
ba por ocasionar con toda clase de intrigas una prolongación de las
el influjo de la comisión de teólogos (2), el 31 de julio entregaron
negociaciones del concilio. Mientras el conde de L u n a hacía nume-
los primeros a los legados sus opiniones sobre los cuarenta y dos
rosas observaciones sobre los otros artículos de reforma, se negó
capítulos. El 3 de agosto los embajadores de Francia y Portugal
presentaron sus observaciones, y el embajador imperial las comu-
(1) V . Sickel, Concilio, 571 s.; K a s s o w i t z , 240 s.; Susta, IV, 140 s., 149 s.,
158 s., 163 ss.
p e r l ' a m o r di Dio l a s c i n o o f a c c i n o c a n t a r e a n c o r a s o p r a il libro de li p r i n c i p i
(2) V . S a g m ü l l e r , loe. cit., 163.
s e c o l a r i e t che in ciò non h a b b i n o r i s p e t t o alcuno, in le cose però che sono
(3) Juicio de S a g m ü l l e r , loe. cit.
g i u s t e e t h o n e s t e , et a n c h e in q u e s t o h a v e r a n n o a p r o c u r a r e che n o n p a i a che
(4) C a r t a de F e r n a n d o I a sus e m b a j a d o r e s en el concilio, de 23 de a g o s t o
la c o s a v e n g a da noi. S u s t a , I V , 100-101. Cf. P a l l a v i c i n i , 22, 9, 1.
de 1563, en Sickel, Concilio, 585.
(1) Cf. P a l l a v i c i n i , 22, 1, 12; B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 363 s.; Sickel, Con-
(5) Cf. P a l l a v i c i n i , 22,9, 2, T a m b i é n V e n e c i a opuso c o n t r a d i c c i ó n ; v. Cec-
cilio, 573 s.; K a s s o w i t z , 234 s.; C o n s t a n t , R a p p o r t , 333; S u s t a , IV, 140 s.
c h e t t i , II, 43 s.
(2) V. el l l a m a d o T e r c e r p e q u e ñ o libro de r e f o r m a , de 5 de junio de 1563,
(6) Cf. a b a j o , c a p í t u l o I X .
en Sickel, Concilio, 520 s.; S a g m ü l l e r , Bulas de elección de P a p a , 154 s.
ahora a hacer otro tanto respecto a la reforma de los príncipes, su opinión paladinamente al arzobispo de P r a g a , diciendo que
para que no pareciera que la aprobaba (1). L a s inquietudes que antes se habían siempre quejado amargamente cuando los legados
esto acarreó a los legados, se acrecentaron todavía por cuanto la habían querido pedir su parecer al Papa, antes de hacer propuestas
diversidad sumamente grande de pareceres sobre el sacramento al concilio, y con todo, el Papa no sólo era su príncipe, sino
del matrimonio, especialmente sobre la prohibición de los matri- también el de la Iglesia. Mas que en el momento presente, en que
monios clandestinos, más bien se aumentaba que se disminuía. Se el Papa había renunciado en cierto modo a esta prerrogativa,
trató sobre este punto, desde el 24 hasta el 31 de julio, luego y dejado al concilio el poder de negociarlo todo sin anunciarlo
sobre una nueva redacción desde el 11 hasta el 23 de agosto y previamente a Roma, el emperador quería prescribir al concilio
finalmente sobre una tercera redacción desde el 7 hasta el 10 de que nada se t r a t a r a de este o aquel artículo. Que ni los legados,
septiembre (2). ni los Padres del concilio, estaban dispuestos a tolerar semejante
A pesar de las grandes dificultades que se oponían a la termi- ofensa a la dignidad del Papa y a la libertad del concilio. P a r a
nación del decreto sobre el matrimonio, así como de los artículos evitar un abierto conflicto entre el emperador y el concilio, se
de reforma, Pío I V , convencido de la necesidad de llevar a tér- convinieron al fin en que el arzobispo de P r a g a pidiera nuevas
mino el concilio sin atención a la resistencia de España, instaba, órdenes a Fernando I, con lo cual estuvo también conforme el
cada vez con más ahinco, a que se aceleraran lo más posible las cardenal Guisa (1).
negociaciones (3). Los legados habían hecho en este respecto E n estas explicaciones Morone, con irritación fácil de com-
cuanto podían (4), pero las dificultades crecían de día en día. prender, se había permitido tan vehementes expresiones, que tuvo
Después de largas negociaciones se logró finalmente hallar una por bien enviar por esta causa una carta al emperador disculpán-
nueva redacción de los artículos de reforma, que contenía toda- dose. Pero en el asunto permaneció firme; lo defendió en una
vía X X X V I capítulos. El 20 de agosto fué enviada al empe- segunda carta que dirigió al emperador, para apartarle de su
rador. El último capítulo trataba de la reforma de los príncipes resistencia a los argumentos de los legados. El decreto de reforma,
en 12 artículos (5). L a redacción estaba tan suavizada, que los decía aquí, ha sido primero entregado a todos los embajadores,
legados se entregaron a la esperanza de hallar ahora general para que, corregido según sus dictámenes, f u e r a propuesto final-
asentimiento. F u é por tanto grande su sorpresa y disgusto cuando mente a los Padres. Algunos artículos, contra los cuales los
el 27 de agosto se presentó el arzobispo de P r a g a , y demandó en embajadores oponían reparos, los hemos variado o totalmente
nombre del emperador (6) que se desistiese de la reforma de los suprimido. Hemos rogado urgentemente a cada uno de los emba-
príncipes. Con razón mostraron su admiración de que ahora se jadores, que nos manifestaran su propio parecer sobre el asunto;
saliera con esta exigencia, después que el emperador había siem- si no obstante hay ahora en el decreto algo en que uno u otro halla
pre instado tan vivamente a la reforma general. Morone declaró inconvenientes, no es culpa nuestra, sino de aquellos que se han
callado. Pero abandonar en general todo el decreto, o diferirlo
(1) V. P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 663. para otro tiempo, nos es imposible, sin producir el mayor escán-
(2) V . T h e i n e r , I I , 314-334, 338-369, 391-397; P a l l a v i c i n i , 22, 4. dalo y poner a todos en confusión. Añádese en la carta que casi
(3) V. las instrucciones de B o r r o m e o a los l e g a d o s , de 4 de a g o s t o
todos los obispos tenían la persuasión de que, si se había de
d e 1563, en Susta, IV, 169 ss.; l a i m p o r t a n t e c a r t a de B o r r o m e o y Pío I V a los
l e g a d o s , de 7 de a g o s t o , e n Sickel, D o c u m e n t o s , II, 149 ss.; la c a r t a de B o r r o - emprender la reforma de todo el estado eclesiástico, se debían
meo, de 14 de a g o s t o , e n S u s t a , IV, 186 y la c a r t a a u t ó g r a f a del P a p a a los alejar los obstáculos por los que los obispos se veían del todo
l e g a d o s , de l a m i s m a f e c h a , en Sickel, loe. cit., 152.
paralizados de parte del poder civil en el gobierno de sus iglesias.
(4) V. su r e l a c i ó n de 19 de a g o s t o de 1563, e n S u s t a , I V , 189 ss.
(5) V. T h e i n e r , II, 371-386; Sickel, Concilio, 582 s.; K a s s o w i t z , 256 s. «Si no se quitan estos impedimentos, la reforma no sólo será
(6) L a i n s t r u c c i ó n del e m p e r a d o r , de 23 de a g o s t o de 1563 (publicada por
Sickel, Concilio, 585; cf. K a s s o w i t z , 245), f u é l l e v a d a en t r e s días por el correo, (1) V . l a r e l a c i ó n de los legados, de 28 de a g o s t o de 1563, que y a utilizó
de V i e n a a T r e n t o . P a l l a v i c i n i , en S u s t a , I V , 200 s. Cf. Sickel, Concilio, 586 s.
defectuosa, sino también sin ningún buen éxito; todos los trabajos tulos primeros comenzaron el 11 de septiembre con un discurso
que hemos emprendido vuestra majestad y nosotros, quedan ente- del cardenal Guisa, que mencionaba con la debida alabanza la
r a m e n t e frustrados.» «Todo el contenido del decreto es conforme prontitud de ánimo del Papa y de los legados para la reforma.
no sólo al derecho canónico, sino también a las leyes que antes E n t r e sus observaciones, obtuvo la mayor y casi general aproba-
habían promulgado piadosos emperadores. Ni siquiera se citan en ción la que solicitaba una especial determinación sobre la reforma
él todas las opresiones del clero y todas las violaciones de la de los cardenales (1). No se podía pensar en acabar estas delibe-
libertad eclesiástica, sino que, por las circunstancias de la época, raciones antes de la sesión fijada para el 16 de septiembre. E n
se pasan en silencio muchas cosas, principalmente aquellas que atención a esto, así como a la gran diversidad de opiniones res-
podían t u r b a r la tranquilidad de Alemania, o parecían ser obs- pecto al sacramento del matrimonio, en la congregación general
táculo para la defensa contra el enemigo hereditario de la cris- de 15 de septiembre Morone manifestó a los Padres que no se
tiandad. Como los enemigos de nuestra v e r d a d e r a religión nada podía celebrar la sesión señalada para el día siguiente. Su pro-
pretenden con mayor vehemencia que la expulsión y aniquila- puesta de diferirla para el día de San Martín fué aceptada contra
miento de los obispos y de los demás clérigos, conviene que el una minoría (2).
concilio y los príncipes católicos los apoyen en su ministerio Por la tarde del 15 de septiembre, los embajadores imperiales
espiritual y protejan su dignidad, especialmente porque podemos entregaron una carta de Fernando I del 4 del mismo mes, que
esperar, por razón de las leyes ya dictadas y que todavía se dic- solicitaba otra dilación de la reforma de los príncipes. Los lega-
tarán, que obtendremos obispos instruidos, prudentes, irreprensi- dos contestaron que sólo podrían retrasar este asunto tanto tiem-
bles, piadosos y honorables; por obispos que no tienen ninguna
po, cuanto duraran las deliberaciones sobre los X X I capítulos
autoridad, no puede el pueblo ser reducido de los vicios a la vir-
primeros (3).
tud, de las herejías a la verdadera piedad.» (1)
L a mayoría de los obispos pidió con ímpetu que se discutiera
Al mismo tiempo que Morone hacía estas f r a n c a s representa- la reforma de los príncipes, pues conocían bien que se trataba aquí
ciones, el gobierno francés se disponía a hacer imposible la r e f o r m a sobre todo de su autoridad e independencia. L a difícil situación
de los príncipes, amenazando con las más extremas disposiciones. en que los legados se hallaban, se aumentó todavía porque no esta-
El 28 de agosto se ordenó a los embajadores franceses, que se ban concordes entre sí. Los cardenales Navagero y Hosio, en las
retiraran a Venecia levantando una protesta y movieran asimismo discusiones sobre el sacramento del matrimonio, persistieron tanto
a partirse a los obispos franceses, tan pronto como el concilio en sus particulares deseos, que la pronta conclusión del concilio,
tocara los derechos y libertades de la corona de Francia. L a anhelada por Morone, se difería siempre más y más. E l mismo
potestad del concilio, declaró Carlos I X , se limita únicamente a Morone y Simonetta no estaban conformes en algunas cuestiones
la reforma del estado eclesiástico, y no se ha de ingerir en los de reforma; Simonetta defendía los intereses de la curia y del
negocios y derechos políticos (2). Colegio Cardenalicio más enérgicamente que Morone, contra el
Los legados se vieron en una situación sumamente crítica, cual por eso se expresó enojado particularmente el cardenal
pues la mayor parte de los Padres del concilio insistía en que se Farnese (4).
propusieran todos los X X X V I capítulos, aun el tocante a la El 16 de septiembre la congregación general prosiguió las
r e f o r m a de los príncipes. Las deliberaciones sobre los X X I capí- deliberaciones sobre los artículos de reforma. E n ellas especial-

(1) V. Sickel, Concilio, 588 s.; S t e i n h e r z , III, 425, d o n d e se h a b l a t a m b i é n (1) V. T h e i n e r , I I , 397 ss. Cf. P a l e o t t o , ibid., 663 s.; P a l l a v i c i n i , 23, 3;
p o r m e n u d o de los pasos que dió Delfino con el e m p e r a d o r p o r e n c a r g o de Susta, I V , 237 s.
los l e g a d o s . (2) V . T h e i n e r , I I , 406 s.; Mendoza, 696 s.; S u s t a , I V , 242 s.
(2) V. L e P l a t , V I , 194 s.; L e t t r e s de C a t h . de Médicis, II, 87 s. Cf. B a g u e - (3) V. S u s t a , IV, 243 s.
n a u l t de P u c h e s s e , 366. (4) V . S u s t a , I V , 263.
mente la cuestión sobre la exención de los cabildos condujo a intentar contra sus derechos y las libertades galicanas; que en
violentas disputas. Las deliberaciones llegaron a su término el 2 de caso contrario, tenía orden de protestar, como ahora lo hacía (1).
octubre con un notable discurso del P. Laínez (1). Pero antes en L a s explicaciones de F e r r i e r , cuyo tono ofensivo se aumentó
la congregación general de 22 de septiembre había ocurrido un aún con algunas frases irónicas, hubieron de excitar justa indig-
incidente inesperado. nación en los Padres del concilio; al día siguiente fueron enér-
Todavía el 20 de septiembre los legados pudieron anunciar a gicamente rebatidas por Carlos Grasso, obispo de Montefias-
Roma que los embajadores franceses D u F e r r i e r y Pibrac les cone (2). También los obispos franceses participaban de la general
habían dado a conocer, fundándose en nuevas instrucciones, que indignación. El arzobispo de Sens llegó hasta manifestar que
su gobierno se alegraba de que se diera comienzo en el concilio a Ferrier intentaba empujar a Carlos I X por el camino de Enri-
las deliberaciones sobre la reforma, y desaprobaba el que algunos que VIII (3). También Morone era de este parecer; conside-
obispos franceses por su propia cuenta se hubieran partido de raba la situación como muy peligrosa y temía un cisma francés.
Trento. E n esta ocasión, los embajadores franceses expusieron Su principal esperanza de alejar el peor extremo, se apoyaba en el
la petición de poder proponer en la congregación general algunas cardenal Guisa (4). Este no se había hallado presente al acometi-
cosas relativas a la r e f o r m a , que, por lo demás, eran de poca miento de Ferrier, pues el 18 de septiembre había emprendido su
importancia (2). Los legados no tuvieron dificultad en otorgar la viaje a Roma, tiempo hacía intentado, en compañía de varios
petición, y determinaron para eso la congregación general de 22 prelados y teólogos franceses.
de septiembre. En ella Du Ferrier tuvo un discurso que sor- Pío I V recibió con todos los imaginables honores al cardenal
prendió a los legados enteramente y del modo más penoso. francés, el cual llegó a Roma el 29 de septiembre (5). A Guisa
El francés comenzó quejándose de la dilación de la reforma ecle- se le designó habitación en el Vaticano, donde el Papa le hizo su
siástica y en seguida pasó al punto principal, el proyecto mismo visita de un modo ostentoso (6). En larga conversación t r a t a r o n
de reforma, del cual afirmó que aniquilaba la libertad de la Iglesia ambos de todas las cuestiones pendientes. Respecto al discurso de
galicana y la autoridad del rey cristianísimo. Dijo que desde Ferrier, Guisa dió la tranquilizadora seguridad de que éste no
hacía siglos, los reyes de F r a n c i a habían dado leyes eclesiásticas, había tenido encargo ninguno del rey para su proceder. Por efecto
las cuales empero no eran en manera alguna contrarias al dogma de esto, el prudente Pío IV mandó el 2 de octubre a los legados
ni perjudicaban a la libertad de los obispos; pues a éstos no se les prescindir de la protesta francesa (7). Para con Guisa mostró el
impedía en modo alguno residir todo el año en sus diócesis, predi-
car diariamente la pura palabra de Dios, vivir moderada, justa
(1) V . el t e x t o del d i s c u r s o e n L e P l a t , I V , 233 s. Sobre l a i m p r e s i ó n q u e
y piadosamente, ni hacer llegar a los pobres los bienes eclesiásti- hizo, v. los t e s t i m o n i o s r e u n i d o s p o r Susta, I V , 271. Cf. t a m b i é n M e n d o z a ,
cos. Que los reyes cristianísimos habían fundado casi todas las 697 s.; B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 366 s.
(2) V . L e P l a t , VI, 241 s.
iglesias, y como soberanos de Francia tenían el derecho de
(3) V . B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 367, n o t a 2.
disponer libremente, como de todos los bienes y rentas de sus (4) V . S u s t a , I V , 271 s.
súbditos en general, así también de los de los clérigos, cuando (5) * Relación de J a c o b o T a r r e g h e t t i , f e c h a d a en R o m a a 2 de o c t u b r e
el bien o la necesidad del Estado lo exigiera. Y que a la verdad de 1563, Archivo Gonzaga de Mantua.
(6) V . las r e l a c i o n e s en Sickel, Concilio, 609 s.; L e g a z . di S e r r i s t o r i ,
poseían este derecho, esta potestad y autoridad, no de los hom- 392 s.; Giac. S o r a n z o , 148. Cf. B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 370. E l v i a j e a R o m a
bres, sino de Dios, el cual había dado los reyes a los hombres, del c a r d e n a l Guisa, d e s p u é s de la misión a I n n s b r u c k de Morone, es uno de los
para que les obedecieran. Que por eso los Padres nada debían m á s i m p o r t a n t e s a c o n t e c i m i e n t o s del t e r c e r p e r í o d o del concilio, y m e r e c í a
en g r a n m a n e r a s e r t r a t a d o en u n a m o n o g r a f í a . S o n de g r a n i n t e r é s las
d e m a n d a s de Guisa, r e u n i d a s y p u b l i c a d a s por p r i m e r a v e z p o r S u s t a (IV,
(1) V. T h e i n e r , II, 407 s.; Beccadelli, II, 131; Mendoza, 698; P s a l m a e u s , 339 s.), y las r e s p e c t i v a s decisiones de Pío I V .
868 s.; P a l l a v i c i n i , 23, 3. (7) V. la i n s t r u c c i ó n de B o r r o m e o , de 2 de o c t u b r e de 1563, en Susta, I V ,
(2) V . Susta, I V , 255. 303 s. Cf. B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 370 s.
Papa el mayor ánimo de conciliación. Se obtuvo una completa las ha aclarado completamente (1), y ha mostrado por qué Pío I V
inteligencia tanto más fácilmente, cuanto también el cardenal cambió su proceder, al principio favorable. Es a saber, después
francés, por motivos políticos y religiosos, se alegró de poderse de haberse mostrado claramente, por la entrega del pequeño libro
acercar de nuevo al Papa (1). En un consistorio de 8 de octubre, imperial de reforma de 6 de junio, el conato de Fernando de influir
Pío I V hizo los mayores elogios del cardenal, y juntamente expre- en el concilio sin miramiento al Papa, nació al punto en Pío I V
só su esperanza de una pronta terminación del concilio (2). Cuando la idea genial de enlazar la cuestión de la confirmación de Maxi-
Guisa salió de Roma el 19 de octubre (3), Pío I V y Borromeo miliano con la causa del concilio, esto es, de obtener la aquies-
enviaron cartas a los legados de T r e n t o , en las cuales, con g r a n - cencia de Fernando a la terminación del concilio, en cambio
des alabanzas del cardenal, se expresaba la determinada seguri- de la confirmación de Maximiliano (2). Sobre esta base se llegó
dad de que éste sería fiel a sus promesas. «Sus intereses, se decía finalmente a una avenencia, después de largas y difíciles negocia-
aquí, están tan estrechamente unidos con los nuestros, que no se ciones. El papel de mediador, tan importante como espinoso, lo
puede dudar de ello.» Según esto, se encargó a los legados que tomó el ambicioso y sagaz nuncio en la corte imperial, Delfino.
t r a t a r a n al cardenal a su nueva llegada a Trento, e n t e r a m e n t e E l logró resolver la cuestión de la confirmación a gusto del
como si f u e r a también legado; pero que los mismos honores se Papa, y asimismo del emperador. L a decisión se efectuó a princi-
tributasen asimismo al cardenal Madruzzo (4). Guisa merecía la pios de octubre.
confianza, pues en efecto volvió a T r e n t o con el sincero deseo de
En la mañana del 10 de octubre, llegó a Trento, donde dos días
ayudar a preparar una pronta y honrosa terminación del concilio
antes, a propuesta de casi todos los embajadores, se había resuelto
para el mayor bien de la Iglesia (5).
dejar la reforma de los príncipes para la sesión siguiente (3),
L a mudanza decisiva en esta cuestión, cada día más can- una carta de Delfino para los legados, fechada el 4, en la que
dente, tuvo efecto todavía mientras el cardenal Guisa se hallaba se decía que el emperador estaba conforme con que el concilio
en Roma. se terminara en la próxima sesión. Que sobre esto había dado a
Por más divergentes que f u e r a n los pareceres de las dos sus embajadores los correspondientes encargos y enviádoles una
supremas cabezas de la cristiandad, respecto al concilio y a la proposición de ajuste en la cuestión de las libertades eclesiásticas,
reforma, había sin embargo un negocio que podía efectuar la apro- para evitar toda dilación (4). El contenido de este importante
ximación de ambas: éste era la cuestión de la confirmación pon- mensaje fué confirmado por los embajadores imperiales aquel
tificia de la elección de Maximiliano para rey de romanos, por la mismo día. Los legados anunciaron al instante a Roma la feliz
cual el emperador, que ya envejecía, tenía extraordinario interés. noticia. Añadieron que se esforzaban por hacer una modificación
Pío I V se había mostrado en muchas ocasiones un político de los artículos tocantes a los príncipes seculares, y pedían por
por extremo prudente, pero apenas en ninguna se mostró más causa de esto inmediatas instrucciones, las cuales recibieron tam-
claramente que aquí su habilidad. T a n pronto como se hubo hecho bién en seguida (5).
la elección de Maximiliano el 24 de noviembre de 1562, comen- Así en Trento como en Roma reinaba grande alegría por la
zaron las muy largas negociaciones. L a moderna investigación
(1) S t e i n h e r z e n el t o m o I I I de las R e l a c i o n e s de n u n c i a t u r a , a c u y a
(1) V . B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 370 s. e x c e l e n t e exposición en la i n t r o d u c c i ó n , p. x l i i - x l v i i i , debo aquí r e m i t i r m e .
(2) V. la r e l a c i ó n de Arco, de 9 de o c t u b r e de 1563, e n Sickel, Concilio, Ibid., 453 s., se h a b l a de la p a r t e que t u v o Maximiliano en l a resolución del
609; S u s t a , IV, 570. e m p e r a d o r . El b r e v e de acción de g r a c i a s , d i r i g i d o a Maximiliano el 22 de
(3) V. l a » r e l a c i ó n de J. T a r r e g h e t t i , f e c h a d a e n R o m a a 20 de o c t u b r e o c t u b r e , se h a l l a en Bucholtz, I X , 716.
de 1563, Archivo Gonzaga de Mantua. (2) V. S t e i n h e r z , III, x l i i i .
(4) V. Susta, IV, 337 s. (3) V . T h e i n e r , I I . 423 s.
(5) V . la R e l a z i o n e s o m m a r i a en l a R e v i s t a de H i s t o r i a e c l e s i á s t i c a , (4) S t e i n h e r z , I I I , 439 s.
III, 657. (5) S u s t a , I V , 305 s.
resolución del emperador; la satisfacción de Pío I V era indescrip- pondía a la favorable pintura del estado de Roma, que antes que
tible. Dió las gracias personalmente al embajador Arco y dedicó él había trazado el austero arzobispo de Braga, vuelto asimismo
palabras de vivo reconocimiento a Maximiliano en el consistorio de la Ciudad Eterna (1).
de 15 de octubre. E l mismo día se encargó a los legados que Una grave dificultad en la deliberación de la reforma general
aceleraran lo más posible las deliberaciones del concilio. Borromeo ofreció la petición presentada por la mayoría de los Padres, de
escribió además en particular a Morone, que trabajase en este que un capítulo especial estableciera la reforma del Sacro Colegio.
sentido sin dársele nada de lo que dijera el representante de Los demás Padres del concilio que se oponían a esto, eran de opi-
España (1). nión que este punto se debía dejar al Papa. En la curia aquella
demanda excitó, como fácilmente se deja entender, gran irri-
Debióse a la presta llegada de las instrucciones pontificias,
tación. Ambos cardenales F a r n e s e s escribieron a Morone expre-
lo propio que al celo y habilidad de los legados, entre los cuaies
sando el sentir de todo el Sacro Colegio, y le reprendieron vehe-
especialmente se señaló Morone (2), el que en un tiempo relativa-
mentemente porque a las cargas y molestias de la curia y del
mente corto se pudieran vencer las dificultades que todavía que-
Colegio Cardenalicio añadía la más dura reforma, al paso que
daban, y mantener la fiesta de San Martín como día de la próxima
quedaban exceptuados de ella los príncipes. Morone, que debía el
sesión. Los legados, que constantemente hubieron de batallar con-
cardenalato al Papa Farnese, contestó con libertad de ánimo,
t r a la política del conde de Luna, dirigida a prolongar el concilio,
justificando la necesidad de su proceder y refutando los temores
y a el 13 de octubre habían propuesto una nueva redacción, la
exagerados (2). L a oposición de los influyentes Farneses acre-
cuarta, de los cánones y del decreto de reforma sobre el sacra-
centó la desunión que reinaba en Trento sobre la manera como se
mento del matrimonio (3). D e las deliberaciones sobre ella (4), que
había de decidir el asunto. A c e r t a r con el justo medio entre ambos
se efectuaron el 26 y 27 de octubre, salió la definitiva redacción
extremos era sumamente difícil. Finalmente Morone halló un
de los doce cánones respectivos y de los diez capítulos de reforma.
expediente: incluyó la reforma de los cardenales en la de los
P a r a formular de nuevo los X X I capítulos primeros sobre la
obispos. Pues podía suponerse con razón que éstos evitarían una
r e f o r m a general, se había constituido una comisión de dieciocho
dureza excesiva en la decisión de su propia causa. Fuera de esto,
prelados, la cual comenzó a trabajar el 22 de octubre. L a nueva
con la proposición de ajuste de Morone se evitó todavía otro
redacción por ella elaborada fué propuesta a los Padres del con-
escollo: el que se originaran nuevas discusiones sobre la mutua
cilio el 31 de octubre, y éstos volvieron a deliberar sobre ella en
posición del Papa y el concilio (3).
once congregaciones, desde el 2 hasta el 8 de noviembre. El texto
definitivo quedó fijado el 9 y 10 del mismo mes (5). De la última congregación general de 10 de noviembre, a la
Tuvo gran parte en este próspero resultado el cardenal cual se presentaron de nuevo todos los cánones y decretos, se
Guisa, vuelto de Roma el 5 de noviembre (6). No le desalentó el excluyó a todos aquellos que no tenían derecho de votar; en las
haber fracasado sus esfuerzos en Venecia, de paso por esta ciu- otras congregaciones generales habían sido admitidos los princi-
dad, para mover a regresar a Trento a los embajadores franceses pales teólogos. Primeramente fueron propuestos los cánones y
que allí se hallaban (7). El elogio que tributó al celo reformatorio decretos acerca del sacramento del matrimonio. Antes de pasar
de Pío IV en la congregación general de 8 de noviembre, corres- a los decretos que atañían a la disciplina, se tomó la resolución de
poner al fin de todos los decretos la cláusula: «siempre y en todo
(1) V . S t e i n h e r z , III, 465-466; Susta, I V , 327 s. sin perjuicio de la autoridad de la Sede Apostólica.» Todas las
(2) Cf. Susta, I V , 375.
(3) V. T h e i n e r , II, 424.
(1) V . T h e i n e r , II, 440, 457; P a l l a v i c i n i , 23, 7 y 9; Susta, I V , 367.
(4) V. ibid., 427 ss.
(2) V. P a l l a v i c i n i , 23, 7; S a g m U l l e r , Bulas de elección de P a p a , 171 s.
(5) V. T h e i n e r , II, 429-462; Mendoza, 705 s.
(3) V. l a R e l a z i o n e s o m m a r i a e n la R e v i s t a de H i s t o r i a eclesiástica, I I I ,
(6) Cf. P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 673; P a l l a v i c i n i , 23, 6, 12.
657; SagmUller, loe. cit., 174.
(7) V. B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 370.
propuestas, aun la declaración del derecho de proposición, con- obligaciones de los que habían de ser promovidos a las dignidades
tenida en el capítulo X X I del decreto de reforma, fueron acep- y canonicatos de las iglesias catedrales, sobre la unión de varias
tadas casi unánimemente (1). prebendas y el establecimiento de una ordenada junta de parro-
Después del feliz término de estos trabajos preparatorios, quias, sobre la entera conservación de los bienes beneficíales,
el 11 de noviembre de 1563 se pasó a celebrar la sesión XXIV, sobre los beneficios en las catedrales e iglesias colegiales, sobre
octava bajo el pontificado de Pió IV (2). Se hallaron presentes: la administración de las diócesis durante la sede vacante, sobre la
los cuatro legados, los cardenales Guisa y Madruzzo, t r e s patriar- supresión de la acumulación de varios beneficios en una sola
cas, 25 arzobispos, 186 obispos, cinco abades, seis generales de persona, cuando los deberes de los mismos obligan a la residencia,
Ordenes religiosas y 11 embajadores. Celebró la misa solemne un sobre la prohibición de las expectativas, provisiones, reservas y
italiano, el obispo de Treviso, Cornaro, y tuvo el sermón un fran- otras semejantes gracias tocantes a los beneficios vacantes, sobre
cés, el obispo de A r r á s , Richardot. Al principio se propuso el la nueva provisión de parroquias vacantes y sobre el procedi-
capítulo doctrinal sobre el matrimonio con doce cánones, y el de- miento judicial eclesiástico. A este decreto juntóse todavía otro
creto de reforma sobre el mismo asunto, dividido en diez capítu- especial que hacía las siguientes declaraciones sobre el derecho
los. El primero de estos capítulos declaraba nulos y de ningún de proposición que tanto se había discutido: «Como el concilio
valor los matrimonios clandestinos. P a r a contraer matrimonio desea que sus decretos no puedan para lo futuro ofrecer ninguna
válidamente se exigía la presencia del párroco o de otro sacerdote ocasión de duda, expone las palabras que se incluyeron en el
autorizado por el párroco o el ordinario, y de dos o tres testigos. decreto publicado en la primera sesión bajo el pontificado de
Seguíanse en los demás capítulos, determinaciones sobre los Pío I V , es a saber: que el sínodo tratase proponentibus legatis
impedimentos del matrimonio, muy diversamente limitados, sobre sobre las materias que le parecieren apropiadas y convenientes
las penas contra los raptores, sobre los matrimonios de los vaga- para terminar las controversias religiosas, poner freno a las malas
bundos, ordenaciones contra el concubinato y contra los que per- lenguas y corregir los abusos de las costumbres corrompidas, y
judican la libertad en el contraer matrimonio, finalmente, pres- declara que no ha sido su intención cambiar con las mencionadas
cripciones sobre el tiempo en que han de estar cerradas las palabras, la acostumbrada forma y manera como se han tratado
velaciones. Mientras que un partido se oponía con vehemencia a los asuntos en los concilios generales, ni imponer con ellas a nadie
cierto número de determinaciones, la mayoría de los Padres dió un nuevo derecho, o quitar el que ya se tuviera» (1).
su asentimiento a estos decretos. Luego se hizo la propuesta del
E n la votación sobre el decreto de reforma, se dieron tantos
decreto de reforma, que comprendía X X capítulos. Contenía muy
votos particulares sobre los capítulos 3, 5 y 6, que después de la
buenas prescripciones sobre la provisión de los obispados y la elec-
sesión se hubieron de nuevo de entregar éstos a la comisión for-
ción de los cardenales, sobre la celebración de sínodos provincia-
mada para la redacción del decreto, y no pudieron publicarse
les y diocesanos, sobre la visita de las diócesis, sobre el ejercicio
hasta el 3 de diciembre, en la forma enmendada que se estableció
de la predicación, sobre el procedimiento judicial contra los obis-
desde el 12 hasta el 15 de noviembre (2). L a sesión octava había
pos, sobre la ampliación de las facultades episcopales de dispensar,
comenzado a las nueve y media de la mañana y duró hasta las
sobre la instrucción del pueblo acerca de los sacramentos y la
siete y media de la tarde.
santa misa, sobre la penitencia pública eclesiástica y el cargo de
penitenciario, sobre la visita de las iglesias exentas, sobre el (1) V . P a l l a v i c i n i , 23, 10-12; Knopfler en el Léxico eclesiástico de F r i -
alcance jurídico de los títulos honoríficos, sobre las cualidades y b u r g o , XI 2 ,2109. T a m b i é n el conde de L u n a h a b í a q u e d a d o a l fin s a t i s f e c h o con
la d e c l a r a c i ó n c i t a d a en el texto (v. la r e l a c i ó n de los l e g a d o s , de 8 de n o v i e m -
b r e de 1563, en Susta, IV, 367). P í o I V h a b í a deseado m u c h o que se a r r e g l a s e
(1) V . P a l l a v i c i n i , 24, 2. e s t e a s u n t o p o r un d e c r e t o conciliar y no p o r un b r e v e (v. P a l l a v i c i n i , 24,2,1).
(2) V . T h e i n e r , II, 463-465; P a l e o t t o , ibid., 674 s., R a y n a l d , 1563, n. 193-1%; S o b r e l a s f a c u l t a d e s o t o r g a d a s a los obispos cf. M e r g e n t h e i m , I, 84 s.
P a l l a v i c i n i , 23, 8 s.; Beccadelli, M o n u m e n t i , I I , 149; S u s t a , I V , 379 s. (2) V. T h e i n e r , II, 475-476.
2 2 . — H I S T . D E L O S P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
La próxima sesión se fijó con general asentimiento para el 9 de mente en favor de la terminación, describiendo con vivos colores
diciembre, con autorización de abreviar también este plazo; debía- la peligrosa situación de Francia, y haciendo referencia al conci-
se t r a t a r en ella del capítulo todavía no despachado sobre la exen- lio nacional que allí amenazaba. Sólo los obispos de León y Lérida
ción de los cabildos catedrales y sobre otras reformas aun pen- desearon que antes diera el rey de España su consentimiento. El
dientes. Pío IV aprobó todos los decretos de la sesión X X I V y arzobispo de Granada, al contrario, se decidió asimismo incondi-
dirigió cartas de acción de gracias a los que habían tenido en cionalmente por la conclusión. En favor de ella hablaban impe-
ella parte principal, espoleándolos al propio tiempo a la pronta riosamente los peligros que resultaban de la posible muerte del
terminación del concilio (1). Papa o del emperador, y los males ocasionados por efecto de la
Los legados no necesitaban semejante exhortación. Apoya- larga ausencia de los obispos, de sus diócesis. Se resolvió volver
dos en el deseo de Fernando I, de Maximiliano II, de los reyes a discutir los decretos de reforma ya preparados. Tocante a la
de Portugal y Polonia, de la república de Venecia y de los otros reforma de los príncipes se procedió con la mayor moderación,
gobiernos italianos, hicieron, a pesar de la resistencia de Luna, tanto más cuanto se necesitaba muy pronto el auxilio de las
todo cuanto pudieron para facilitar una feliz terminación del potencias seculares para poner en vigor los decretos. Por tanto se
concilio. Ante todos Morone intentaba este fin sin cuidarse de las aceptó aquella redacción de la reforma de los príncipes, sobre la
hostilidades y calumnias (2). Halló también un expediente en la cual el Papa se había puesto de acuerdo con el emperador (1). En
difícil cuestión de la exención de los cabildos catedrales. Grandes ella sólo se renovaban las prescripciones de los sínodos anteriores
abusos eran aquí innegables; pero el interés de Felipe II porque y los cánones; los anatemas fueron sustituidos por paternales
se suprimieran, no estaba ajeno de todo provecho personal; quería exhortaciones. Respecto de las cuestiones dogmáticas que todavía
limitar lo más posible el poder de los cabildos, sobre todo porque restaban: la doctrina del purgatorio, de las indulgencias, de la
con esto se hubiera todavía acrecentado su influencia, que era ya invocación de los santos y la veneración de sus imágenes y reli-
muy grande por efecto de la real provisión de los obispados. quias, se debía recoger solamente lo que ya se había tratado y
A esto había de oponerse el Papa, y así él y los legados se inte- decretado en sínodos anteriores, para suprimir los abusos, pero se
resaron por los cabildos. A causa de la dependencia de los obispos había de prescindir de discusiones. Dada la general fatiga, aun
españoles, de su gobierno, era de temer que se dejaran dominar los embajadores de los príncipes estuvieron conformes con este
por la voluntad de Felipe II en una votación oral. Por eso los proceder (2).
legados resolvieron hacer que esta vez se votara por escrito; de Los acuerdos tomados el 13 de noviembre los propuso Morone
esta manera obtuvieron una notable mayoría en favor de los cabil- dos días después a la congregación general. Se deliberó primero
dos. Guisa medió hábilmente con los obispos españoles, los cuales sobre los X I V capítulos restantes del decreto de reforma. Como el
se contentaron ahora con una mucho menor extensión de sus facul- último, tocante a la reformación de los príncipes, había recibido
tades (3). una redacción muy suave y acomodaticia, también la reforma
El 13 de noviembre Morone llamó a los legados, a los cardena- eclesiástica hubo de experimentar una mitigación (3).
les Guisa y Madruzzo, así como a otros 25 prelados de diversas (1) S u s t a , I V , 326 s.
naciones, para una reunión, y les propuso la necesidad de terminar (2) V. P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 675 s.; Mendoza, 711 s.; P a l l a v i c i n i , 24, 2,
3; B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 384; S u s t a , IV, 385 s.
el concilio en la próxima sesión. También Guisa habló enérgica-
(3) «De que l a r e f o r m a de los laicos se dejase a s í sin continuar, j u z g a
(1) P a l l a v i c i n i , 24, 2. S a g m ü l l e r (Bulas de elección de P a p a , 181), no p u e d e h a c e r s e n i n g ú n r e p r o -
(2) «Si a a l g ú n h o m b r e , o p i n a R a n k e (Los P a p a s , I ' , 222), a él tiene que che a Pío IV. A n t e s bien r e c o n o c e m o s en ello su g r a n s a b i d u r í a y p r á c t i c a
a g r a d e c e r la I g l e s i a c a t ó l i c a el feliz éxito del concilio.» i n t e l i g e n c i a de todo el estado de aquel t i e m p o . El h a b e r s e e f e c t u a d o d e s p u é s
(3) V . la R e l a z i o n e s o m m a r i a e n la R e v i s t a de H i s t o r i a e c l e s i á s t i c a , I I I , la r e f o r m a de la c u r i a m á s b l a n d a m e n t e de lo que m u c h o s e n p a r t e d e s e a b a n
657; R a n k e , Los P a p a s , I 6 , 224. Cf. t a m b i é n Mendoza, 705 s.; Sickel, Concilio, de u n a m a n e r a e n t e r a m e n t e i n d i s c r e t a , no p u e d e en modo a l g u n o c o n s i d e r a r s e
636 s.; Pallavicini, 24, 4, 11. como t a n g r a n f a l t a . P u e s en el p u j a n t e m o v i m i e n t o de r e n o v a c i ó n de l a l g l e -
Sin embargo, lo inesperado sobrevino. El 29 y 30 de noviem-
Las deliberaciones sobre ella duraron desde el 15 hasta el 18 de
bre, el representante de Felipe II, el conde de Luna, convocó en su
noviembre. El 18 hízose la propuesta de otros seis capítulos
casa a los obispos españoles y a los italianos de los Estados some-
de reforma (1). A éstos se a g r e g ó el 20 de noviembre un decreto
tidos a España, para obtener por medio de ellos la continuación
sobre la reforma de los religiosos, sobre la cual se t r a t ó desde
del sínodo. Pero sólo dos o tres de los presentes compartieron el
el 23 hasta el 25 de noviembre (2).
parecer del conde (1). L a última de estas reuniones había termina-
El 27 del mismo mes el embajador español protestó contra
do a las siete de la tarde. Dos horas más tarde, llegó al domicilio
este procedimiento que corría tan velozmente hacia el fin. E n vista
de Luna un correo enviado desde Roma por el embajador español
de esto Morone convocó, el 28 de noviembre, de nuevo una reunión
en aquella capital, Requesens, con la noticia de que el Papa
especial en su domicilio, y ésta se declaró otra vez unánimemente
estaba enfermo de peligro. Poco después, también Morone y Simo-
en favor de la terminación del concilio. Sólo el arzobispo de
netta recibieron una carta del cardenal Borromeo, fechada el
Granada exigió que quince días después de la sesión inmediata se
27 de noviembre, sobre la g r a v e enfermedad del Papa, acreditada
celebrase todavía otra. L a mayoría de los P a d r e s no accedió a
por un dictamen adjunto de los médicos. Una posdata anunciaba
ello, sino acordó preparar también los asuntos dogmáticos men-
el insistente deseo de Pío I V de que aceleraran con todo empeño
cionados para la sesión fijada para el 9 de diciembre (3).
la terminación del concilio (2). E r a menester apresurarse; pues,
El 16 de noviembre Hosio había comunicado a Commendone, por causa del mutuo litigio sobre el derecho a la elección de Papa,
que la esperanza de una feliz terminación del concilio nunca había entre el concilio y los cardenales residentes en Roma, era de temer
sido tan grande como al presente. Que el cardenal Guisa apre- un cisma. D e esto estaban convencidos no sólo los legados ponti-
miaba y amenazaba que si se prolongaban las negociaciones ficios, sino también Guisa y Madruzzo (3). Por eso los legados
hasta Navidad, él con todos los obispos franceses se iría de llamaron a su casa en seguida a los embajadores y prelados más
Trento, Que asimismo instaban los embajadores del emperador y eminentes, para ponerles delante el peligro que amenazaba. Todos,
délos demás príncipes. Que si no sobrevenía algo inesperado, se a excepción del representante de Felipe II y algunos españoles, se
alcanzaría en breve tiempo la conclusión deseada (4). declararon conformes con que se celebrara inmediatamente la
s i a c a t ó l i c a que s i g u e al concilio de T r e n t o , R o m a h a m a n t e n i d o s u posición última sesión del concilio; asimismo una reunión especial de pre-
d i r e c t o r a t a m b i é n en esto. Y a u n q u e e n la r e f o r m a q u e s e hizo de los laicos, lados convocada el 2 de diciembre. El mismo día se celebró una
no se llegó a un capítulo sobre l a i n g e r e n c i a de los p r í n c i p e s e n la e l e c c i ó n de congregación general, la cual preparó con g r a n prisa para la
P a p a , ni s e g ú n eso a u n a prohibición e x p r e s a de l a m i s m a , y a se p r o v e y ó
e n este p u n t o de o t r a m a n e r a , es a s a b e r , por m e d i o del § 26 de la b u l a «In publicación toda la materia que estaba aún por tratarse. Por
eligendis» (de 9 de o c t u b r e de 1562). causa del gran número de los asuntos, la sesión había de durar
(1) V. T h e i n e r , I I , 480 s.; Mendoza, 712 s.¡ P a l l a v i c i n i , 24, 3. dos días y celebrarse luego al punto el 3 y 4 de diciembre; asi-
(2) V. T h e i n e r , II, 485 s.; M e n d o z a , 713 s.
(3) V . P a l e o t t o en T h e i n e r , I I , 677 s.; M e n d o z a , 716; P a l l a v i c i n i , 24, 4;
mismo se acordó expresamente que los legados solicitasen después
S u s t a , I V , 415 s., 420 s. la confirmación del Papa, en nombre de todo el sínodo (4). E n la
(4) * N u n q u a m spe f u i m u s m a i o r e c e l e r i u s a b s o l v e n d i concilii q u a m noche se recibieron más favorables noticias sobre el estado del
n u n c . U r g e t L o t a r i n g i u s c a r d i n a l i s , a c si f u e r i t e x t r a c t u m a d n a t a l e m u s q u e
c h r i s t i a n u m , se cum suis omnibus G a l l o r u m episcopis d i s c e s s u r u m h i n c mina-
t u r , nullus u t ex eis a d f u t u r u s s i t . Q u o m o d o concilii d e c r e t i s e r i t s u b s c r i b e n - (1) . V . P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 678; Mendoza, 716; P a l l a v i c i n i , 24,4; S u s t a ,
dum; q u a e res n o n m e d i o c r e nobis c a l c a r addidit a d f e s t i n a n d u m , n a m s i p r i u s I V , 424 s.
Galli d i s c e d e r e n t q u a m e s s e t concilium a b s o l u t u m , d u b i t a r i p o s s e t n u m e s s e t (2) V. S u s t a , I V , 431 s.
o e c u m e n i c u m . U r g e n t a u t e m h o c ipsum e t C a e s . M«s o r a t o r e s , quibus e t i a m (3) Cf. la m i r a d a r e t r o s p e c t i v a q u e se da en l a * c a r t a de Hosio a Com-
alii n o n disseDtiunt. I t a q u e nisi quid e v e n e r i t e x i m p r o v i s o , v i d e m u r i a m m e n d o n e , f e c h a d a e n T r e n t o a 7 de d i c i e m b r e de 1563, Archivo Graziarti de
o p t a t u m concilii finem e s s e b r e v i c o n s e q u u t u r i , q u e m u t f e l i c e m e t f a u s t u m Città di Castello.
e c c l e s i a e suae Deus esse velit, supplex m a i e s t a t e m e i u s i m p l o r o . Hosio a (4) V. P a l e o t t o en T h e i n e r , II, 678 s.; Mendoza, 717; P a l l a v i c i n i , 24, 4;
Commendone en c a r t a f e c h a d a en T r e n t o a 16 de n o v i e m b r e de 1563, Archivo S u s t a , I V , 434 s., 437 s.
Graziarli de Città di Castello.
P a p a (1). A pesar de esto, perseveraron los legados y diputados El decreto general de reforma comprendía luego los más
en el acuerdo una vez tomado, y se trabajó todavía hasta media- diversos asuntos en X X capítulos. Apremiaba a que los obispos y
noche para remover o allanar las últimas dificultades que se aun los cardenales tuviesen parsimonia en sus gastos, los exhor-
habían puesto contra varios decretos, parte por los embajadores, taba a la circunspección en fulminar las excomuniones, daba orde-
parte por algunos Padres (2). naciones sobre la profesión de fe que debían hacer los prelados y
Por la mañana del 3 de diciembre comenzó la sesión XXV demás funcionarios eclesiásticos, y asimismo los profesores de las
y última del concilio, nona bajo el pontificado de Pío IV (3). universidades católicas, sobre fundaciones de misas, sobre la visita
Celebró la misa solemne el obispo de Sulmona, Zambeccaro, y de los cabildos exentos, supresión de las expectativas de los bene-
tuvo el sermón Jerónimo Ragazzoni, obispo de Nazianzo y coad- ficios eclesiásticos, administración de los hospitales, derecho de
jutor de F a m a g u s t a . Al principio se leyeron los decretos sobre el patronato, resolución de litigios, arriendo de los bienes eclesiás-
purgatorio, la invocación de los santos, así como sobre la vene- ticos, pago de diezmos, derechos de funerales, administración de
ración de las reliquias y de las santas imágenes, y se aceptaron los beneficios con cura de almas y castigo de los clérigos concubi-
casi unánimemente. Lo propio aconteció en el decreto sobre la narios. El capítulo X I X fulminaba la excomunión contra los
r e f o r m a de los religiosos; sus X X I I capítulos contenían prescrip- que peleasen en duelo, sus padrinos y fautores, y prohibía la
ciones sobre la observancia de las reglas monásticas, sobre la sepultura eclesiástica de los que murieran en duelo. Aun los que
propiedad de los particulares y de la comunidad, sobre el número lo presenciaban, debían incurrir en la excomunión. Seguíase en
de los miembros de ésta, sobre la erección de monasterios, clau- el capítulo X X una «grave exhortación a todos los príncipes a
sura de los de mujeres, elección de los superiores, visita de los que conservaran y protegieran los derechos e inmunidades de la
monasterios exentos y no exentos, confesiones de las monjas, ejer- Iglesia». En este respecto se renovaron todos los anteriores cáno-
cicio de la cura de almas por clérigos regulares, arreglo de los nes y constituciones, y los príncipes fueron exhortados a contri-
litigios, procedimiento penal, profesión y novicios, libertad de buir a que los obispos pudieran residir con dignidad y quietud.
entrar en religión, trato de los apóstatas y sobre las encomiendas. El capítulo X X I y último contenía la cláusula de que respecto
Tocante a éstas, algunos de los Padres querían que se suprimie- de todos los acuerdos del concilio se debía considerar como salva
ran enteramente; con todo, Guisa lo había impedido ya en la con- e ilesa la autoridad de la sede apostólica. L a aceptación del decreto
gregación general. de reforma se efectuó con maravillosa conformidad; sólo en los
dos últimos capítulos se hicieron algunas observaciones. Después
(1) L a suposición de que la e n f e r m e d a d de P í o I V f u é fingida o intencio- de haber durado la sesión desde las ocho de la mañana hasta
n a d a m e n t e e x a g e r a d a , es insostenible (v. S a g m ü l l e r , Bulas de elección de
P a p a , 177). A los t e s t i m o n i o s y a i m p r e s o s (cf. Sickel, Concilio, 643 s.; C o r p o cerca de las cinco de la tarde, se extendió al día siguiente, como
dipi. P o r t u g . , X , 154) a g r é g a n s e t o d a v í a los d a t o s del e m b a j a d o r de M a n t u a , ya se había acordado en la congregación general. Estuvieron pre-
J a c o b o T a r r e g h e t t i , quien notifica e n 1.° de d i c i e m b r e : * Dopo che io scrissi sentes, fuera de los cuatro legados pontificios, dos cardenales,
1' a l t r a m i a a V. E c c a , N. S. è s t a t o g r a n d e m e n t e opresso dal m a l e , n o n s e n z a
g r a n d i s s i m o pericolo di vita, p e r quello si d i c e v a p u b l i c a m e n t e , i m p e r o c h e ad 25 arzobispos, 150 obispos, siete abades, siete generales de Órde-
un t r a t t o e r a t o r m e n t a t o dalla p o d a g r a e t s i m i l m e n t e dal c a t a r r o e t anco nes religiosas y 11 embajadores.
d a l l a f e b r e . S e ñ a l a u n a m e j o r í a la »relación de 4 de d i c i e m b r e (cf. S u s t a , I V ,
449 s., 454). S e g ú n u n a » c a r t a de 8 de d i c i e m b r e , el P a p a estuvo este d í a libre Después de la sesión, una gran mayoría, a la que pertenecía
de fiebre y volvió a c o n c e d e r a u d i e n c i a s . Archivo Gonzaga de Mantua. T a m -
b i é n S e r r i s t o r i a d v i e r t e e n su » r e l a c i ó n de 3 de d i c i e m b r e de 1563, que al prin-
también Guisa, mostró deseos de un decreto sobre las indulgen-
cipio los médicos y todos h a b í a n tenido p o r p e r d i d o a Pío IV. Archivo público cias. Morone se declaró en contra, pues temía un nuevo retardo
de Florencia. de la terminación del concilio, y no menos una precipitación del
(2) V . P a l l a v i c i n i , 24, 5. asunto; pero al fin hubo de ceder al deseo general. Sobre la base
(3) V. T h e i n e r , II, 502-514; R a y n a l d , 1563, n. 209-217; P s a l m a e u s , 876 s.;
de anteriores deliberaciones se compuso un decreto sobre las
P a l l a v i c i n i , 24, 5-8; B a g u e n a u l t de P u c h e s s e , 391 s.; Knópfler e n el Léxico ecle-
siástico de F r i b u r g o , XI 2 , 2111 s.; S u s t a , I V , 441 ss. indulgencias aquella misma noche; en la madrugada del 4 de
diciembre fué propuesto a una congregación general, y aceptado P a d r e s del concilio no pudieron reprimir las lágrimas (1). L a
a pesar de la nueva resistencia de Morone (1). L u e g o se dirigie- grandeza del momento los conmovió a todos y les hizo conje-
ron a la catedral; el arzobispo de Catania celebró la misa solemne. t u r a r que la mano de Dios había vuelto una hoja en la historia de
Después de ella se leyó primero el decreto sobre las indulgencias, su Iglesia.
el cual declaraba que las indulgencias eran saludables y que la
Iglesia poseía la potestad de concederlas. A los abusos cometidos II
por los recaudadores del dinero que se daba para ganar indulgen-
cias, se puso coto por una disposición que prohibía severísima- A pesar de todos los estorbos exteriores e interiores, a pesar
mente en esto toda codicia. Sobre los demás abusos en materia de todas las dilaciones y prórrogas, y de muchas humanas mise-
de indulgencias que no se citaban nominalmente por su multipli- rias que se mezclaron con las deliberaciones, el concilio había
cidad, los obispos debían deliberar en los sínodos provinciales y llevado al cabo un enorme trabajo de profunda y radical impor-
luego hacer relación de ellos al Papa p a r a que éste los remediara. tancia (2).
El siguiente decreto trataba de la observancia de los ayunos A la verdad la unidad de la fe, por cuya causa se había al
y días festivos, otro sobre la publicación del Indice, del cate- principio pedido tan urgentemente el concilio, no se restableció
cismo, del breviario y del misal. Estos últimos negocios fue- a pesar de todos los esfuerzos de Trento. No habían faltado invi-
ron remitidos al Papa. Después declaró el sínodo que del orden taciones a los heterodoxos por parte del concilio. «Hemos —decía
de precedencia esta vez observado entre los embajadores, no el predicador en la sesión de 4 de diciembre—escogido esta ciudad
podía originarse ningún derecho p a r a nadie, ni tampoco por aquí a la entrada de Alemania, por decirlo así, en el umbral de su
el mismo menoscabarse los derechos de ninguno. Al fin se leyó casa; no nos hemos querido servir de ningunas tropas de defensa,
un decreto sobre la observancia y aceptación de los decretos del para quitarles toda sospecha; les hemos dado el salvoconducto que
concilio. ellos mismos habían trazado; los hemos esperado largo tiempo sin
Después que estos decretos fueron aprobados, se procedió cesar nunca de exhortarlos y rogarles que vinieran y conocieran
a una nueva lectura de todos los acuerdos de las anteriores sesio- la luz de la verdad,» Pero al fin la mano que se les alargaba, fué
nes. Finalmente se preguntó todavía a los Padres si estaban con- rechazada en la forma más áspera y esquiva. E l último medio de
formes con la clausura del concilio y con que el Papa confirmara llegar a una inteligencia había fracasado, el rompimiento estaba
sus decretos. Todos prestaron su asentimiento, sólo el arzo- consumado. Había que familiarizarse con la idea de que la unidad
bispo de Granada tuvo por superflua esta confirmación. Con las de la familia de los pueblos cristianos, la más preciosa herencia de
palabras «Id en paz» el primer presidente Morone declaró cerrado la edad media, se había roto para siempre y comenzaba una
el concilio. Autorizaron los decretos con su firma 255 Padres: nueva época.
cuatro cardenales legados, dos cardenales, tres patriarcas, 25 arzo- Pero por muy dolorosa que hubiera de ser esta perspectiva de
bispos, 168 obispos, siete abades, 39 procuradores de ausentes y lo por venir, con todo, la separación traía por otra parte la acla-
siete generales de Órdenes religiosas (2). (1) V . P a l e o t t o en T h e i n e r , I I , 680; Mendoza, 719.
Cuando resonaron en la catedral de T r e n t o las aclamaciones (2) Cf. H. S w o b o d a , E l concilio de T r e n t o , su e s c e n a , su curso y sus f r u -
tos, V i e n a , 1912. Aquí E . T o m e k (p. 53 ss.) h a c o n s i d e r a d o el concilio como
compuestas por el cardenal Guisa, al estilo de los antiguos síno- jalón de la h i s t o r i a del d o g m a ; J. L e h n e r (p. 67 ss.) d e m u e s t r a sus r e l a c i o n e s
dos, y anunciaron la terminación de la grande obra, muchos con l a S a g r a d a E u c a r i s t í a , F . M. Schindler (p. 79 ss.) el i d e a l de v i d a cris-
t i a n a que h a y en sus d e c r e t o s ; el e d i t o r a v a l ú a (p. 87 ss.) el e s p í r i t u p a s t o r a l
del sínodo, y F . Z e h n t b a u e r (p. 103 ss.) sus p r e s c r i p c i o n e s c a n ó n i c a s . E l e s c r i t o
(1) V . T h e i n e r , II, 680.
de P . D e s l a n d r e s : L e concile de T r e n t e e t la r é f o r m e du c l e r g é c a t h o l i q u e ,
(2) V . P a l l a v i c i n i , 24, 8, 13. Cf. T h e i n e r , II, 509-513. R e s p e c t o de las P a r í s , 1909, n a d a o f r e c e de n u e v o . S o b r e l a m e d a l l a c o n m e m o r a t i v a de
firmas v. E h s e s en las M e m o r i a s de la S o c i e d a d G o r r e s , R e l a c i ó n a n u a l de P í o I V con m o t i v o del concilio v. Bonanni, 1, 275.
1917, p. 50.
ración, tanto tiempo echada menos, de la situación religiosa. En zaban los diversos dogmas, en la cuestión acerca de las fuentes
adelante no podría ya ser dudoso lo que era católico y lo que no de la fe y el punto de vista que respecto de ellas debía tomar
lo era; la confusión religiosa que. entre los católicos, había tur- cada cual.
bado tantas cabezas, entorpecido tanta energía, tuvo fin. «Esta es No obstante, el concilio debía instruir a los fieles asimismo
la fe de todos nosotros, ésta la persuasión unánime de todos, y en acerca de cada una de las doctrinas en que divergían los católicos
señal de la aquiescencia y aceptación todos suscribimos. Esta es y los protestantes, por lo menos acerca de las principales. También
la fe de San Pedro y de los apóstoles, ésta es la fe de los Padres aquí se pusieron de nuevo los ojos en primer lugar en aquellos
y de todos los ortodoxos.» Así había exclamado el cardenal Guisa, errores que forman el fundamento de los dogmas de los nuevos
después de la lectura de los decretos conciliares, en las aclama- sistemas, la doctrina del pecado original y de la justificación. El
ciones de la sesión última. Y con la plena persuasión de que su asunto era de la más extrema importancia, no sólo para la fe, sino
asentimiento se extendería hasta los confines de la tierra y hasta también para la vida cristiana. Debían seguirse las consecuencias
el fin de los tiempos, y se renovaría siempre, todos ¡os Padres del mayor alcance, si en la m a s a del pueblo se abrían camino
habían contestado: «Así lo creemos, así lo sentimos, así lo firma- doctrinas como aquella de que la voluntad humana no es libre y
mos». El error estaba juzgado; las antiguas creencias católicas se halla en un estado enteramente pasivo en el negocio de la sal-
habían obtenido una nueva y exacta expresión, sencilla en la vación, o de que las buenas obras no poseen valor alguno para
forma, determinada en el fondo. ésta (1). Por otra parte, no era en m a n e r a alguna fácil dar expre-
L a «pureza del Evangelio» que los novadores llevaban siempre sión exacta y por todos conceptos satisfactoria, a los principios
en la boca, forma también para el concilio el fundamento de sus que estaban vivos en la conciencia religiosa de la Iglesia, sobre la
explicaciones. Pero el «puro Evangelio» no debía, para los obis- manera de efectuarse la justificación. No había decisiones de
pos congregados, desenterrarse de nuevo, después de un olvido concilios anteriores en las cuales hubiesen podido apoyarse; los
de más de mil años; para ellos sólo se podía t r a t a r de conser- antiguos teólogos apenas se habían expresado sobre la justifica-
var la pureza de la antigua y nunca perdida doctrina de Cristo, ción (2), los escritos polémicos de los sabios católicos de la última
suprimiendo los errores. El Evangelio tampoco es para ellos
solamente el escrito por los apóstoles y evangelistas, sino el (1) El d e c r e t o del concilio de T r e n t o s o b r e la justificación «había de
que fué predicado por Cristo y los apóstoles y se transmitió o b l i g a r al a g r a d e c i m i e n t o , no sólo al t e ó l o g o que d i r i g e l a s a l m a s , sino t a m -
bién a t o d o el q u e t i e n e a ú n s e n t i m i e n t o de la l i b e r t a d m o r a l , y de los i d e a l e s
en la Iglesia aun fuera de la Escritura Sagrada. El primer error
de la d i g n i d a d h u m a n a » . S w o b o d a , 91.
fundamental de los novadores, de que la Sagrada Escritura es (2) I n eo [ a r t i c u l o de p e c c a t o o r i g i n a l i ] h a b e b a m u s e t s a n c t a concilia et
la única fuente de la fe, fué con esto rechazado. Después que m u l t a s a n c t o r u m P a t r u m dieta.... A t in a r t i c u l o de i u s t i f i c a t i o n e nihil t a l e
se hubo establecido qué libros son ios que pertenecen a la Escri- h a b e m u s , sed primi sumus, qui isto m o d o m a t e r i a m i s t a m a g g r e d i m u r .
P a c h e c o en M e r k l e , I , 82; cf. el c a r d . C e r v i n i , ibid., 81 y E h s e s , l ì , 257; P a l l a -
tura Sagrada, se decidió contra el otro principio fundamental vicini, 8 , 2 , 2 ; J o s é H e f n e r , L a h i s t o r i a del o r i g e n del d e c r e t o t r i d e n t i n o s o b r e la-
del protestantismo, la exigencia del libre examen, que no se justificación, P a d e r b o r n , 1909; E s t e b a n E h s e s , Dos votos del concilio de T r e n t o
podía permitir a nadie oponer su propio parecer al juicio de toda ( S e r i p a n d o y S a l m e r ó n ) , 1546; I s i d o r o C l a r i o en l a R e v i s t a t r i m e s t r a l r o m a n a ,
X X V I I (1913), 20* ss., 129 ss.; H e f n e r , V o t o s (de Isidoro Clario] del concilio de
la Iglesia (1). T r e n t o , W u r z b u r g o , 1912 (cf. E h s e s , loc. cit., 25* s.). D e la f o r m a c i ó n dei
d e c r e t o s o b r e el p e c a d o o r i g i n a l t r a t a n Guill. K o c h en la R e v i s t a t r i m e s t r a l
Así por tanto, luego en los primeros decretos dogmáticos, se de T u b i n g a , X C V (1913), 430 s. y F . C a v a l l e r a en el Bulletin de l i t t é r a t u r e
había tocado la cuestión principal que dividía a los antiguos cre- ecclés., 1913, 241 ss.; de l a del d e c r e t o s o b r e la r e f o r m a de la p r e d i c a c i ó n , J. E .
yentes de los novadores; pues las diferencias que los separaban, R a i n e r en la R e v i s t a de T e o l o g í a c a t ó l i c a , X X X I X (1915), 256 s. S o b r e la f a l t a
de la cláusula a c e r c a de l a I n m a c u l a d a Concepción, en v a r i a s de l a s i m p r e s i o -
no estaban sólo en los dogmas que se admitían o rechazaban, sino n e s m á s a n t i g u a s del d e c r e t o , d a p o r p r i m e r a vez E h s e s (V, xiv, n o t a 3) u n a
mucho más todavía en el motivo por el cual se admitían o recha- sólida explicación; c f . t a m b i é n C a v a l l e r a e n las R e c h e r c h e s de science r e l i g . ,
I V (1913), 270 ss.
(1) Sess. 4. Cf. n u e s t r o s datos del vol. XII, 208 s.
época estaban en parte inficionados del e r r o r de una doble justicia. de prometer verdadera obediencia al Papa (1). También deter-
Así el concilio tenía que ocuparse en la cuestión más difícil de minó el concilio que sus decretos sólo tuviesen valer, sin perjuicio
todas; con un intenso trabajo que llevó siete meses, la resolvió de los derechos de la sede romana (2); reconocía que el Papa, en
brillantemente y con entera satisfacción de todos los P a d r e s con- virtud de su cargo, había de tener solicitud de toda la Iglesia (3),
gregados (1). y que le incumbía cuidar de juntar un concilio general (4). Final-
L a doctrina de los sacramentos, por los cuales se alcanza, mente, el sínodo reconoció de hecho la preeminencia del Papa,
aumenta y recupera la justificación, forma el objeto de las sometiendo, en el último de sus decretos, los acuerdos tomados
definiciones dogmáticas de las sesiones siguientes, desde la VII a la confirmación pontificia.
hasta la X X I V inclusive. Con especial extensión está t r a t a d a la Por estos acuerdos se hacía suficiente oposición a la negación
doctrina de la Eucaristía como sacramento, en la sesión XIII, del primado pontificio por parte de los novadores. Mas las opinio-
y la que va a aquélla unida, sobre el santo sacrificio de la misa, en nes galicanas acerca del primado, principalmente la cuestión
la sesión X X I I . E n la sesión V I I , en que se t r a t ó de los sacramen- sobre si el Papa estaba sometido al concilio general, no se deci-
tos en general, del bautismo y confirmación, el concilio se con- dió expresamente en Trento. Dada la inseguridad de la situación
tentó con rechazar en breves proposiciones los errores de los religiosa en Francia, era de temer que la formal condenación
herejes. Con la siguiente decisión dogmática de la sesión X X I I , de estas doctrinas, triste herencia del siglo xv, provocase un
se volvió al procedimiento comenzado en la sesión V I , de exponer cisma (5).
primero la doctrina católica seguidamente indicando las razones,
Por lo demás, el concilio condenó las principales (6) doc-
y después condenar los opuestos errores sólo en breves cánones.
trinas de los novadores. L a antigua Iglesia denigrada y decla-
E n las decisiones sobre los sacramentos, los P a d r e s del concilio
rada muerta, había demostrado su fuerza vital de una manera
tuvieron la g r a n ventaja de que el asunto había sido ya discutido
brillante que produjo gran impresión. Si L u t e r o obtuvo gran-
extensamente por los teólogos escolásticos. Donde las opiniones
des éxitos por su superioridad como escritor fácil y elegante,
de los doctos no estaban conformes, se eludió o dejó libre la cues-
las deliberaciones y decretos de la asamblea eclesiástica de
tión disputada, como todavía no madura para la decisión o sin
Trento mostraron una superioridad de otro género: la superiori-
importancia para la fe. L a X X V y última sesión ofrece todavía
dad de una madura ciencia teológica, de una penetrante agudeza de
algunos decretos en parte dogmáticos, sobre el purgatorio, la
veneración de los santos, de sus reliquias e imágenes, y las (1) Sess. 25, de r e f . , c. 2; cf. sess. 24, c. 12.
indulgencias. (2) Sess. 25, de ref., c. 21; cf. sess. 7, de r e f . , P r o o e m .
(3) Sollicitudinem u n i v e r s a e e c c l e s i a e ex m u n e r i s sui officio d e b e t .
Sobre una muy importante doctrina combatida por los here- Sess. 24, de ref., c. 1; cf. sess. 14, de p o e n i t . , c. 7: P o n t í f i c e s m a x i m i p r o s u p r e m a
p o t e s t a t e sibi in ecclesia u n i v e r s a t r a d i t a c a u s a s aliquas... suo p o t u e r u n t
jes, no se dió en T r e n t o ninguna formal sentencia definitiva; era p e c u l i a r i iudicio r e s e r v a r e .
la doctrina sobre la preeminencia de la sede romana. Con todo, (4) L a s dificultades que p o d r í a n o r i g i n a r s e en la a c e p t a c i ó n o ejecución
el concilio llama frecuentemente a la Iglesia romana, madre y de los d e c r e t o s del concilio, l a s r e m o v e r á el P a p a , como e s p e r a el sínodo, vel
e t i a m concilii g e n e r a l i s c e l e b r a t i o n e , si n e c e s s a r i u m i u d i c a v e r i t . S e s s . 25,
maestra de todas las iglesias (2); ordenó que en la aceptación de
Contin., D e r e c i p i e n d i s e t o b s e r v a n d i s d e c r e t i s concilii.
los decretos conciliares en los particulares concilios provinciales, (5) Más t a r d e , e n los t i e m p o s de Luis X I V y J o s é II, t a m p o c o se
y en la toma de posesión de una dignidad eclesiástica, todos habían llegó a n i n g u n a decisión conciliar c o n t r a el o s c u r e c i m i e n t o del d o g m a en
e s t e p u n t o . P o r t a n t o , con g r a n d a ñ o de la I g l e s i a , p u d i e r o n s e g u i r cun-
(1) Cf. n u e s t r o s d a t o s del v o l . X I I , 274 ss. diendo las ideas del tiempo del concilio de Basilea, y en el g a l i c a n i s m o , f e b r o -
(2) Si quis d i x e r i t in e c c l e s i a R o m a n a , quae omnium ecclesiarum mater n i a n i s m o y al fin t o d a v í a e n l a e s c u e l a de D o l l i n g e r , c a u s a r p e r t u r b a c i ó n e n
e s t e t m a g i s t r a , n o n esse v e r a m de b a p t i s m i sacramento doctrinam: anathema la Iglesia.
sit. Sess. 7, de b a p t i s m o , c a n . 3. Cf. Sess. 14, de e x t r . u n c t i o n e , c. 3; sess. 25, de (6) S a n c t a synodus id p o t i s s i m u m c u r a v i t , u t p r a e c i p u o s h a e r e t i -
delectu ciborum; sess. 22, d o c t r i n a de s a c r i f . m i s s a e , c. 8. Cf. l a P r o f e s s i o fidei c o r u m n o s t r i t e m p o r i s e r r o r e s d a m n a r e t . S e s s . 25, C o n t i n . , D e r e c i p . e t
Tridentinae. observ. decr.
ingenio y profundo conocimiento de la conexión de la doctrina propias utilidades, ni a la riqueza ni al lujo, sino a trabajar y
cristiana. afanarse por la gloria de Dios (1). Estas exigencias se extienden
Los decretos de reforma del concilio no menos son un brillante asimismo a los cardenales (2).
testimonio del espíritu y fuerza de la antigua Iglesia. Se la había Todo el plan de reforma de los Padres del concilio está
combatido por todos los medios, de palabra, por escrito y en cimentado en el convencimiento de que la Iglesia posee en su
imágenes, se la había presentado como reino del anticristo y organización jerárquica la posibilidad y el instrumento de un
sumidero de toda corrupción. Ahora la denigrada se volvía rejuvenecimiento moral. Según su modo de concebir, los obispos
a levantar, y su mismo levantamiento ofrecía la prueba de que son los llamados a realizar la reforma, de los cuales ha de proceder
continuaba aún vigoroso en ella el espíritu de un Pablo y un toda la nueva vida. Conforme a esto, los Padres comienzan la re-
Elias. forma por sí mismos, pues la integridad de los superiores es la
Los abusos que tan a menudo se habían echado en cara a la salud de los súbditos, como lo dicen con una frase de San León
Iglesia, no se niegan ni se sobredoran en los decretos de reforma. Magno (3).
Luego, la primera proposición del primer decreto de reforma A la cabeza de las exhortaciones a los obispos hay una deman-
concede paladinamente que la disciplina eclesiástica estaba muy da, sobre cuya naturaleza y fundamento se levantó tan ardiente
decaída y corrompidas las costumbres del clero y del pueblo (1). disputa; es a saber: que los prelados no pudieran morar lejos de su
Pero con una santa severidad y celo, que resplandece en cada g r e y (4). Tan importante parece a los Padres del concilio la resi-
decreto, y, por decirlo así, en cada cláusula, los Padres del con- dencia de los obispos, que en la introducción a los decretos de
cilio se levantan para poner coto a la corrupción y restablecer en reforma de la sesión V i l , hablan directamente del comenzado
todas partes la primitiva pureza. No les basta suprimir solamente negocio «de la residencia y de la reforma» (5), y hacia el fin del
los más g r a v e s abusos; con un idealismo que sólo es comprensible concilio todavía vuelven a la obligación de residencia de los obis-
por la persuasión de que la verdadera Iglesia de Cristo dispone de pos (6), como si de su negligencia procediera todo el daño de
una fuerza divina, que sólo necesita avivarse para hacerlo volver la Iglesia. Porque el pastor ha de morar entre su rebaño, por eso
todo a su antiguo florecimiento, demandan obras de elevada per- no puede reunir en su mano varios obispados, pues «se ha de
fección. No se acomodan al consejo de evitar por medio del matri- llamar muy dichoso a quien ha sido dado regir bien y con f r u t o
monio de los sacerdotes, por lo menos los más escandalosos exce- aun una sola iglesia» (7). El obispo ha de consagrar todas sus
sos de los clérigos corrompidos (2), No temen traer a la memoria fuerzas a una sola diócesis, ha de edificarla con su solicitud por
de los prelados aseglarados una prescripción de los primeros dar instrucción religiosa en la predicación, que es el principal
siglos de la Iglesia, según la cual deben ser sencillos y modestos deber de los obispos (8), con su constante visita pastoral (9), con el
los muebles y la mesa de un obispo (3); establecen como principio castigo de los culpados (10), y con el cuidado de tener un buen
que sólo aquellos han de ser elevados al episcopado cuya vida clero (11).
anterior, desde los primeros años hasta la edad madura, ofrezca
buen testimonio en el laudable ejercicio de los cargos eclesiás- (1) Sess. 25, c. 1.
(2) Ibid. y sess. 24, c. 1.
ticos (4), que estén penetrados de que no son llamados a sus (3) Sess. 6, c. 1.
(4) Sess. 6, c. 1.
(1) [Synodus] ad r e s t i t u e n d a m c o l l a p s a m a d m o d u m e c c l e s i a s t i c a m disci- (5) inceptum residentiae et reformationis negotium.
p l i n a m d e p r a v a t o s q u e in clero et populo c h r i s t i a n o m o r e s e m e n d a n d o s se (6) Sess. 23, c. 1.
a c c i n g e r e v o l e a s . S e s s . 6, de ref., c. 1. (7) Sess. 7, c. 2.
(8) Sess. 5, c. 2.
(2) Cf. sess. 24, can. 9.
(9) Sess. 6, c. 7 s.; sess. 24, c. 3, e t c .
(3) S e s s . 25, c. 1. E n las c i t a s que a h o r a siguen, e s t á n s i e m p r e significa-
dos los d e c r e t o s de r e f o r m a . (10) Sess. 13, c. 1 ss.
(11) Sess. 23, c. 18.
(4) Sess. 6, c. 1.
Mas por otra parte, el obispo ha de tener también la mayor puede suspender a los clérigos incapaces (1), los párrocos ignoran-
libertad posible en la administración de su diócesis. En lo futuro, tes han de recibir un coadjutor y los inmorales deben ser castiga-
ningún privilegio ampara contra su potestad coercitiva al clé- dos (2). Una serie de disposiciones procura impedir que los indig-
rigo culpado (1), y ni siquiera un cabildo puede pretextar una nos obtengan subrepticiamente las sagradas órdenes (3); especial-
exención contra su visita pastoral (2). E n ésta tiene derecho de mente, nadie ha de lograr la ordenación o una prebenda, antes
ordenar lo que le pareciere necesario (3); si en casos aislados que haya sufrido un examen (4); ya para recibir las órdenes
no bastare su potestad como obispo, puede proceder en nombre menores es necesario un certificado de conducta del párroco, y
del Papa como representante suyo (4). También se cuida de que sólo gradualmente, después de largo examen y probación en los
los acusados no aten las manos de la justicia con la apelación grados inferiores, se ha de ascender al sacerdocio (5). Todavía
u otros ardides (5). D e una manera especial se inculca al obispo el más importante que todas estas precauciones para alejar los ele-
cuidado de los pobres y menesterosos (6), así como generalmente mentos malos, era el decreto de que en toda diócesis donde no
su gobierno ha de llevar el sello de la caridad (7). Cada año el hubiese ninguna universidad, se erigiese un seminario, donde
obispo ha de juntar a su clero en el sínodo diocesano, para delibe- jóvenes capaces fueran educados desde la niñez para el servicio
rar en común; el metropolitano cada t r e s años ha de celebrar un del santuario (6). Con esto se debía asegurar la formación de un
sínodo provincial (8). clero de puras costumbres y buena instrucción científica.

Ante todo han de cuidar los obispos de formar un clero hábil Extensas prevenciones se toman también para corregir los
y digno. Nada es en grado más alto, dice el concilio, una con- graves desórdenes que había en lo tocante a las prebendas. En lo
tinua enseñanza para los demás, en la piedad y culto de Dios, futuro quedan prohibidas las expectativas, regresos y accesos (7),
que la vida y ejemplo de aquellos que se han consagrado al y asimismo el conferir beneficios a menores (8), o canonicatos a
divino servicio. Todos dirigen a ellos los ojos, y se ajustan a su los que no se hacen ordenar ni quieren ejercer su cargo (9).
ejemplo. En su vestido, en su porte exterior y en sus palabras, los Con especial empeño procura el concilio asegurar la celebración
clérigos se han de mostrar llenos del espíritu de la religión, han de la santa misa contra todo abuso, introducido por codicia, irre-
de huir de los pecados leves, que en ellos son muy grandes (9), verencia o superstición (10). Tampoco en otras materias se puede
preceder al pueblo en la conducta, en la conversación, en la cien- mencionar ningún abuso de aquellos tiempos de alguna importan-
cia (10). Todos los domingos y días festivos los párrocos han de cia, al que no se pusiera remedio en lo posible. Se hallan prescrip-
predicar, y especialmente deben t o m a r a pechos enseñar a la ciones contra los obispos cortesanos (11), así como contra los clé-
juventud la doctrina cristiana (11). rigos mendicantes (12), contra el nepotismo (13) y los predicadores
de indulgencias no autorizados (14), contra la extensión excesiva-
También a los pastores de almas se les encomienda instan-
temente la obligación de residir entre su g r e y (12). E l obispo (1) S e s s . 14, c. 3.
(2) Sess. 21, c. 6.
(3) Sess. 7, c. 11; sess. 14, c. 2; sess. 23, c. 16.
(1) Sess. 6, c. 1.
(4) Sess. 7, c. 13; sess. 23, c. 7.
(2) Sess. 6, c. 2.
(5) Sess. 23, c. 5,14.
(3) Sess. 24, c. 10.
(6) Sess. 23, c. 18.
(4) Sess. 6, c. 2, 3; sess. 7, c. 14; sess. 13, c. 5; s e s s . 14, c. 4, e t c .
(7) Sess. 24, c. 19; sess. 25, c. 7.
(5) Sess. 13, c. 1.
(8) Sess. 23, c. 6.
(6) Sess. 7, c. 15; sess. 22, c. 8.
(9) S e s s . 24, c. 12; s e s s . 22, c. 1.
(7) S e s s . 13, c. 1.
(10) Sess. 22, de o b s e r v a n d i s e t e v i t a n d i s in c e l e b r a t i o n e m i s s a e .
(8) Sess. 24, c. 2.
(11) Sess. 25, c. 17.
(9) S e s s . 22, c. 1. (12) Sess. 21, c. 2.
(10) Sess. 14, P r o o e m .
(13) Sess. 25, c. 1.
(11) Sess. 24, c. 4. (14) Sess. 5, c. 2; sess. 21, c. 9.
(12) Sess. 6, c. 2; sess. 7, c. 3; sess. 23, c. 1.
23. — HIST. DE L O S P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.
mente grande o demasiado pequeña de las parroquias (1), contra forme a sus planes egoístas. Pero la tentativa de hablar a la
los excesos en materia de música religiosa (2) y en el uso de las conciencia de los príncipes desencadenó en éstos una tempestad de
artes plásticas (3), contra las ingerencias de los patronos segla- enojos (1). El concilio no pudo hacer otra cosa que expresar con
res de iglesias y los grandes señores en los asuntos eclesiásti- frases generales la confianza de que los príncipes cumplirían sus
cos (4), y finalmente contra los religiosos que vaguean f u e r a de obligaciones como católicos y como puestos por Dios para ser pro-
su monasterio (5). El concilio, en su sesión vigésimaquinta, se tectores de la fe y de la Iglesia, así como renovar las antiguas
ocupa muy extensamente en levantar y hacer revivir el estado leyes para la protección de la libertad eclesiástica y exhortar a los
religioso en general. príncipes a su observancia (2).
Después de la reforma del clero, el concilio tiene especial- Si el concilio hubiese tenido la suerte de a t a j a r con tales
mente en el corazón el cuidado de la familia cristiana (6). U n a vez exhortaciones el ulterior desenvolvimiento del absolutismo, acaso
defendida en las decisiones dogmáticas sobre el matrimonio, su se hubiera podido a h o r r a r a la historia de F r a n c i a y con ella a la
unidad, indisolubilidad y carácter religioso, los decretos de reforma de Europa, la época de la revolución.
procuran proteger su santidad y evitar escándalos, prohibiendo Los verdaderos éxitos felices del concilio de T r e n t o se hallan
de nuevo los matrimonios clandestinos, facilitando el contraer en el terreno interno de la Iglesia. Tampoco aquí todos sus decre-
matrimonio mediante la limitación de los impedimentos, recomen- tos lograron introducirse ni en todas partes, ni inmediatamente. L a
dando a los párrocos cautela respecto de los aspirantes al matri- ley sobre los sínodos provinciales que se debían celebrar cada tres
monio desconocidos y no domiciliados en ningún lugar, así como años, en ninguna parte se observó, si no fué por San Carlos Borro-
asegurando la libertad, principalmente de las mujeres, en los meo (3). En Alemania se vieron obligados por las circunstancias a
casamientos. permitir la reunión de varios obispados en las manos del hijo de
Después de haber sido trazadas para la Iglesia y la familia un poderoso príncipe. L a reforma de los cabildos catedrales quedó
las líneas fundamentales de la renovación de su vida, sólo le queda reducida, en muchos sitios, a un piadoso deseo, y aun el impor-
al celo de reforma un terreno en que manifestarse: el político. tante decreto sobre los seminarios clericales no se ejecutó en
No hay duda que había muchísimo que enmendar en las relaciones seguida en todas partes. Pero se suprimió toda una serie de abu-
de los príncipes con la Iglesia, pues gran parte de los males sos, y en muchos sitios al punto, y en otros poco a poco se dió
que más a ésta oprimían, había nacido precisamente de que los principio a toda una serie de reformas. Obispos excelentes, en
funcionarios y potentados seculares introducían en los puestos parte santos, como el de Milán, San Carlos Borromeo (m. 1584),
eclesiásticos indignos protegidos, desviaban los bienes eclesiásti- el de Aleria en Córcega, San Alejandro Sauli (m. 1592), el de
cos de su fin primitivo, e influían en el gobierno de la Iglesia con- Lima, Santo Toribio de Mogrovejo (m. 1606) y San Francisco
de Sales (m. 1622), procuraron realizar el ideal que del obispo
(1) Sess. 21, c. 4-5.
había trazado el concilio tridentino. Los sínodos provinciales y
(2) Sess. 22, de c e l e b r a t i o n e m i s s a e .
(3) S e s s . 25, de i n v o c a t i o n e s a n c t o r u m . S o b r e e s t a prescripción se t r a t a r á diocesanos que en todo tiempo fueron tan importantes para la
m á s t a r d e de p r o p ó s i t o , al h a b l a r del a r t e en la é p o c a de la r e f o r m a c a t ó l i c a . renovación del sentimiento religioso, volvieron a revivir más
(4) Sess. 22, c. 11; sess. 25, c. 9.
tarde, señaladamente en F r a n c i a . El concilio adquirió inapre-
(5) S e s s . 14, c. 11. «De e s t a m a n e r a se h a n t r a t a d o de a l g ú n modo
en el concilio t o d a s las a c t i v i d a d e s p a s t o r a l e s , desde las m e c á n i c a s h a s t a ciables méritos respecto de la elevación del estado eclesiástico
las m á s i d e a l e s , a v a r i a s de e l l a s se h a p r e s t a d o a t e n c i ó n m u y d e t e n i d a , secular. Si éste, en la nueva época, ocupa una posición mucho
m u c h a s c o s a s h a n sido de nuevo o r d e n a d a s y s i e m p r e profundizadas.»
más estimada e influyente, al lado del clero regular, que en la
S w o b o d a , 102.
(6) Sess. 24. S o b r e el influjo del concilio de T r e n t o en el d e s e n v o l v i -
m i e n t o de los r e g i s t r o s p a r r o q u i a l e s de b a u t i s m o s y m a t r i m o n i o s (cuyo o r i g e n (1) Cf. n u e s t r o s d a t o s de m á s a r r i b a , p. 325.
d a t a y a de l a edad media), cf. S a g m ü l l e r en la R e v i s t a t r i m e s t r a l de T u b i n g a , (2) S e s s . 25, c. 20.
L X X X I (1899), 227 ss. (3) C e l e b r ó s í n o d o s p r o v i n c i a l e s en los años 1565,1569,1573,1576,1579,1582.
356 vi, PÍO iv
edad media, esto se ha de atribuir en muy g r a n parte a la mejor
formación que le cupo en suerte cabalmente por razón de los
decretos tridentinos.
Si abarcamos de conjunto todo lo dicho, apenas podremos
apreciar bastante la importancia del concilio de Trento, especial-
mente para el interno desenvolvimiento de la Iglesia. Echó los
fundamentos de una verdadera reforma y estableció de un modo
comprensivo y sistemático la doctrina católica. Como límite y
término en que habían de dividirse los espíritus, inauguró una
nueva era en la Historia de la Iglesia católica.

APÉNDICE

Documentos inéditos
y noticias de los archivos
356 vi, PÍO iv
edad media, esto se ha de atribuir en muy g r a n parte a la mejor
formación que le cupo en suerte cabalmente por razón de los
decretos tridentinos.
Si abarcamos de conjunto todo lo dicho, apenas podremos
apreciar bastante la importancia del concilio de Trento, especial-
mente para el interno desenvolvimiento de la Iglesia. Echó los
fundamentos de una verdadera reforma y estableció de un modo
comprensivo y sistemático la doctrina católica. Como límite y
término en que habían de dividirse los espíritus, inauguró una
nueva era en la Historia de la Iglesia católica.

APÉNDICE

Documentos inéditos
y noticias de los archivos
OBSERVACIÓN PRELIMINAR

Los documentos aquí reunidos se ordenan a confirmar y completar


el texto de mi libro; pues no fué mi intento el ofrecer propiamente una
colección de documentos. El lugar donde se halla cada uno de los que
siguen, se ha indicado en cada número con la mayor precisión posible.
Por no aumentar el volumen, he tenido que ser muy parco en notas
aclaratorias. Por lo que al mismo texto se refiere, he conservado tam-
bién ordinariamente la escritura que he hallado en los documentos y
cartas, en su mayor parte originales; las variaciones hechas respecto a
las letras mayúsculas y a la puntuación, no necesitan justificarse.
Donde he intentado enmiendas, lo hago notar siempre; por el contrario,
corrijo sin especial advertencia las pequeñas equivocaciones y eviden-
tes errores de escritura. Las cosas que he añadido, están señaladas con
paréntesis rectangulares [ ], y los pasajes dudosos e ininteligibles, con
un signo de interrogación o «sic». Los lugares que al copiar estos docu-
mentos, o al prepararlos más tarde para la imprenta, se han omitido de
intento, por no ser esenciales o necesarios para mi fin, van indicados
con puntos suspensivos (.. .).

1. Las votaciones en el conclave de Pío IV,

desde el 9 de septiembre hasta el 16 de diciembre de 1559 1

El manuscrito de Munich Clm 152: Onuphrii Panvinii Veronensis


fratris Eremitae Augustiniani De varia Romani Pontificis creatione
liber 10, en las págs. 320b-385 trae por orden las papeletas de las vota-
ciones 1 -68 en el conclave de Pío IV; cada votación cuenta unas 45 pape-
letas, y en cada papeleta se nombran, en el primer período del concla-

(1) Cf. a r r i b a , p a g s . 37, 49 s., 51, 52 s., 53 s., 55 s.


ve, lo más tres ó cuatro cardenales, más tarde ordinariamente cinco o 6. (Viernes, 15 de sept.; Z 45): Pacheco 11 [B 12]; Púteo, Cr. del
seis, a veces hasta siete y nueve. Imprimir todo este conjunto de nom- Monte 10; Dolerá 7; Farnese, Cicada, Cueva 6; Truchsess, Scotti 5;
bres — 132 páginas en folio — sería inútil. Sobre la base del mismo, Morone 1 1 .
computar, respecto de cada cardenal, los números de votos que alguna 7. (Sábado, 16 de sept.; Z 45): Pacheco 13 [B 12]; Ghislieri 11,
vez recayeron sobre él, tampoco valdría el trabajo; precisamente todos
Púteo 10; Dolerá, Rebiba 8; D. Carafa 7; Cueva, Dandino 5; Scotti 4;
los cardenales presentes son nombrados a veces por honor en algunas
Morone 3.
papeletas de votos; ni siquiera Carlos Carafa, Inocencio del Monte ni
Simoncelli quedan de ello exceptuados. Por eso en lo que sigue, sólo 8. (Lunes, 18 de sept.; Z 45): Carpi 14 [B 13]; Pacheco 11; Dolerá8;
por vía de ejemplo, ejecutaremos este cálculo respecto a las votaciones Rebiba, Scotti 7; Cicada, Cueva, Mercurio 5.
1-3, 37-40, 66-68. En lo demás bastará dar primeramente un resumen 9. (Martes, 19 de sept.; Z 47): Pacheco 14; Carpi 12; D. Carafa 8
de los 68 escrutinios, y en cada uno nombrar los cardenales que obtu- [B 14]; Dolerá, Du Bellay, Rebiba 7; Ricci 6; Crispi, Dandino 5;
vieron más de diez votos, o que por alguna otra causa merecen men- Morone 2.
cionarse; y en segundo lugar, respecto de los candidatos que más 10. (Miércoles, 20 de sept.; Z 46): Carpi 13 [B 14]; Púteo, Tour-
fueron nombrados, anotar en forma de tabla los números de votos de nón 11; Pacheco 9; Dolerá 8; Truchsess, Cicada, Cueva 6; Morone 2.
cada uno de los escrutinios. 11. (Viernes, 22 de sept.; Z 45): Pacheco 18 [B 18]; Tournón 15
y 5 accesos [así también B]; Dolerá 7; Du Bellay, Armagnac 6; Far-
nese 5. — Los cinco cardenales que dieron estos accesos, fueron Du
I. R E S U M E N D E LAS VOTACIONES 1-68 Bellay, Armagnac, Armagnac (¡así!), Crispi, Strozzi.
12. (Sábado, 23 de sept.; Z 44): Carpi 16 [B 16]; Pacheco 13;
(A los n ú m e r o s q u e i n d i c a B o n d o n o en M e r k l e , I I , 519, se les a ñ a d e e n t r e p a r é n t e s i s
r e c t a n g u l a r e s [ ] l a l e t r a B; p o r t a n t o , « P a c h e c o 11 [ B 18]» s i g n i f i c a : P a c h e c o o b t u v o
Cueva 11; Dolerá, Truchsess, Ricci 7; Corgna 6.
11 v o t o s s e g ú n l a l i s t a de l a v o t a c i ó n , p e r o s e g ú n B o n d o n o , 18. D e s p u é s de la f e c h a de la 13. (Lunes, 25 de sept.; Z 46): Cr. del Monte 13 [B 13]; Carpi,
v o t a c i ó n s i g u e con la l e t r a Z el n ú m e r o d e l a s p a p e l e t a s c i t a d a s p o r P a n v i n i o ; p o r Pacheco, Tournón 11; Cueva, Dolerá 10; D. Carafa 9.
t a n t o , «Z 42» s i g n i f i c a q u e P a n v i n i o t r a e 42 p a p e l e t a s p a r a l a r e s p e c t i v a v o t a c i ó n . ) 14. (Martes, 26 de sept.; Z 45): Pacheco 22 [B 23; así también Var-
gas en Dóllinger, Documentos, I, 226]2; Cueva 17; Truchsess, Crispi 9;
1. (Sábado, 9 de sept.; Z 42): Pacheco obtuvo 15 votos; Puteo 8; D. Carafa 7.
Dolerá y Rebiba 7 cada uno; Lenoncourt, Carpi, Tournón 6; Scotti, 15. (Miércoles, 27 de sept.; Z 46): Pacheco 20 [B 21]; Cueva 18
Pisani, Reumano, Gonzaga, Du Bellay, Cr. dei Monte 5; D. Carafa 4; [B 18]; Saraceni 13; Dandino 10 [B 10]; Tournón 10; Cr. del Monte 7;
Ghislieri, Médicis, Sforza, Cueva, Este 3; Cesi, Madruzzo, Truchsess, Truchsess 5; Morone 2.
Cicada, Armagnac 2; Ricci, Farnese, Capodiferro, Carafa 1. 16. (Jueves, 28 de sept.; Z 45): Pacheco 17; Cueva 12[B 18]; D. Ca-
2. (Lunes, 11 de sept.; Z 42): Cueva 17 [así también Guido en rafa 12; Truchsess 9; Cr. del Monte 8; Crispi 7; Gonzaga. Púteo 4.
Merkle, II, 612; B 18]; Pacheco 12; Tournón 9; Gonzaga, Cicada, Puteo 5; 17. (Sábado, 30 de sept.; Z. 45): Pacheco 18 [B 18]; Cueva 14;
Crispi, Carpi, Rebiba, Madruzzo, Lenoncourt 4; Saraceni, Farnese, D. Carafa 9; Cr. del Monte 8; Du Bellay 7; Dolerá, Rebiba 6; Morone 2.
Cesi, Este, Savelli, Scotti, Dolerá 3; Dandino, Pisani, D. Carafa, Ghis- 18. (Lunes, 2 de oct.; Z 46): Pacheco 20 [B 20]; Cueva 16; Dolerá 8;
lieri, Du Bellay, Capodiferro, Sforza, Ricci, Médicis, Cr. del Monte, Du Bellay, Cr. del Monte 7.
Truchsess 2; Reumano, A. Carafa, Cornaro, Vitelli, Corgna, Enrique 19. (Martes, 3 de oct.; Z 45): Pacheco 19 [B 20]; Cueva 17; Crispi 12;
de Portugal 1. D. Carafa, Rebiba 7; Inoc. del Monte 1.
3. (Martes, 12 de sept.; Z 43): Pacheco 11 [B 18]; Púteo, Gonzaga, 20. (Jueves, 5 de oct.; Z 45): Pacheco 20 [B. 18]; Saraceni 16;
Cueva, Dolerá 8; Tournón 7; D. Carafa 6; Ghislieri, Carpi, Saraceni, Cueva 15; Scotti 11; D. Carafa 9; Dolerá 7.
Truchsess, Pisani 5; Cesi, Ricci, Crispi, Rebiba, Scotti, Dandino 4; 21. (Viernes, 6 de oct.; Z 45): Pacheco 19 [B 18]; Rebiba 17; Reu-
Médicis, Este, Farnese, Cicada, Corgna, Gaddi, Cornaro, Sforza 3; Du mano 16; Cueva 15; Cr. del Monte 11; Corgna 6.
Bellay, Ròvere, Cr. del Monte, Madruzzo, Savelli 2; Capodiferro, Reu- 22. (Sábado, 7 de oct.; Z 46): Pacheco 20 [B 20]; Saraceni 19;
mano, Vitelli, Sermoneta, Carafa 1.
(1) D e s d e a q u í e n a d e l a n t e M o r o n e o b t i e n e s i e m p r e p o r lo m e n o s un v o t o .
4. (Miércoles, 13 de sept.; Z 43): Lenoncourt 18 [B 18]; Pacheco 10; E n l o s e s c r u t i n i o s 18-46 s i e m p r e h a y u n a p a p e l e t a c o n l o s n o m b r e s d e C u e v a y
Dolerá 8; Cueva 7; Cicada 6; Rebiba, Scotti 5. M o r o n e , y e n l o s e s c r u t i n i o s 47-68 h a y siempre otra con los nombres de
5. (Jueves, 14 dé sept.; Z 43): Enrique de Portugal 15 [B 15]; Cueva, Morone y Pacheco.
Púteo 8; Cueva, Saraceni, Dandino, Pacheco 7; Cicada 6; D. Carafa, (2) P a r e c e h a b e r s e p e r d i d o u n a p a p e l e t a , p u e s e n v e z d e 46, s ó l o h a y
Cornaro 5; C. Carafa 1. c i t a d a s 45.
Cueva 13; Dolerá, Du Bellay 8; Cicada 7; Corgna, Madruzzo 6; Capo-
Carafa, Madruzzo 4; Armagnac, Rebiba 3; Farnese, Lenoncourt,
diferro 5.
A. Carafa, Sforza, Scotti, Ricci, Vitelli, Guisa, Ròvere 2; Morone,
23. (Lunes, 9 de oct.; Z 45): Pacheco 21; Cueva 18; Truchsess 13; Savelli, Sermoneta, Bertrand, Ran. Farnese, «Mariae in Agro»
Corgna 7; Lorena 5. (Mariae in Aquiro = Este [?]) 1.
24. (Martes, 10 de oct.; Z 45): Pacheco 18 [B 19]; Cueva 16; D. Ca- 39. (Lunes, 30 de oct.; Z 46): Pacheco 19; Cueva 18; Gonzaga 11;
rafa, Cicada 10; Truchsess 7; de Givry 1. Cicada 10; D. Carafa 8; Carpi, Este, Du Bellay, Rebiba, Saraceni 7;
25. (Miércoles, 11 de oct.; Z 45): Pacheco 19 [B 18]; Cueva 15; Ghislieri, Tournón, Puteo, Crispi 6; Dolerá, Dandino, Mercurio,
Strozzi 10; Gaddi 9; Cicada 8; Farnese, Corgna 5; C. Carafa 4; Borbón, Pisani 5; Capodiferro, Cr. del Monte, Madruzzo 4; Cesi, Médicis [Pris-
Vitelli 1. cae], Corgna. Sermoneta, Ran. Farnese, Bertrand 3; Cornaro, Far-
26. (Jueves, 12 de oct.; Z 45): Pacheco 20 [B 21]; Ghislieri 20; nese, A. Carafa, Sforza, Ricci, Vitelli, Guisa 2; Truchsess, Gaddi,
Cueva 16; Cicada 11; Corgna 8; Dolerá 7; Vitelli 1. Lenoncourt, Lorena, Morone, Reumano, Savelli, Scotti, Strozzi,
27. (Viernes, 13 de oct.; Z 44): Ran. Farnese 21 [B 22] *; Pacheco 20; Ròvere 1.
Cueva 14; Inoc. del Monte 2; de Givry, Carafa 1. 40. (Martes, 31 de oct.; Z 48): Pacheco 16; Cueva 15; Capizuchi li ;
28. (Sábado, 14 de oct.; Z 44): Pacheco 21 [B 21]; Cueva 17; Puteo, D. Carafa, Rebiba 10; Saraceni 9; Ghislieri, Carpi, Crispi, Cr. del
Rebiba 9; Dolerá 8; Inoc. del Monte 3; Morone 1. (Un nombre, de Mee, Monte, Madruzzo 7; Gonzaga, Cicada, Mercurio, Scotti 6; Este, Médicis
ininteligible.) [Priscae], Púteo, Dandino, Pisani 5; Corgna, Savelli, Guisa 4; Cesi,
29. (Lunes, 16 de oct.; Z 44): Pacheco 21 [B 21]; Cueva 17; Gaddi 14; Tournón, Dolerá, Du Bellay, Farnese, Lenoncourt, Reumano, Ricci 3;
Cicada 8. Carafa, Capodiferro, A. Carafa, Strozzi, Ran. Farnese 2; Truchsess,
30. (Martes, 17 de oct.; Z 44): Savelli 22 [B 22]; Pacheco 18; Gaddi, Lorena, Morone, Sforza, Ròvere, Monte, Bertrand 1.
Cueva 17; Du Bellay, Cr. del Monte 8; Corgna 6; C. y A. Carafa 1. 41. (Viernes, 3 de nov.; Z 48): Pacheco, Cueva 17; Cr. del Monte 14;
31. (Jueves, 19 de oct.; Z 46): Pacheco 19 [B 19]; Cueva 15; Saraceni 13; Du Bellay 10; Crispi, Dandino, Pisani 9.
Cicada 10; Du Bellay 9; Capizuchi 8; Truchsess 7; Ricci 6; A. Carafa 1. 42. (Sábado, 4 de nov.; Z 48): Cueva lf>; Pacheco 15; Dandino 13;
32. (Viernes, 20 de oct.; Z 44): Pacheco 21; Cueva 16; Crispí 13; D. Carafa, Cicada 11; Rebiba 10; Crispi, A. Carafa 8; Corgna 6;
Cr. del Monte 9; Dolerá, D. Carafa, Cicada, Du Bellay 7. Guisa 5.
33. (Sábado, 21 de oct.; Z 45): Pacheco 21 [B 21]; Cueva 17; 43. (Lunes, 6 de nov.; Z 48): Cueva 18; Pacheco 17; Ghislieri, Gon-
Crispí 10; Cicada, Du Bellay 9; Borbón 1. zaga 10; Saraceni 9; Crispi 8; Ricci 6; Enrique de Portugal 5; Borbón,
34. (Lunes, 23 de oct.; Z 48): Pacheco 22 [B 19]; Cueva 20; D. Ca- Inoc. del Monte, C. Carafa 1 1.
rafa 15; Crispí 12; Simoncelli 1. 44. (Martes, 7 de nov.; Z ? 2 ): Pacheco 17; Cueva 17; Saraceni,
35. (Martes, 24 de oct.; Z 44): Pacheco 19 [B 18]; Cueva 15; Cicada Cicada 11; Dolerá, Ghislieri, Du Bellay 10.
11; Crispí 10. 45. (Jueves, 9 de nov.; Z 48): Pacheco 20; Cueva 18; Rebiba 12;
36. (Miércoles, 25 de oct.; Z 45): Pacheco 18; Cueva 16; Carafa 2. Crispi 11; Reumano 9.
37. (Jueves, 26 de oct.; Z 46): Pacheco 19; Cueva 17; Saraceni 11; 46. (Viernes, 10 de nov.; Z 48): Cueva 20; Pacheco 19; Ròvere 12;
D. Carafa 10; Cicada 9; Ghislieri, Dandino, Cr. del Monte, Madruzzo 7; Este 10; Cornaro 9; Borbón 1.
Dolerá, Crispi, Du Bellay, Bertrand 6; Truchsess, Gonzaga, Corgna, 47. (Lunes, 13 de nov.; Z 48): Pacheco 19; Cueva, Du Bellay 15;
Pisani, Puteo, Tournón, Scotti, Ricci 5; Carpi, Lenoncourt, Rebiba, D. Carafa 13; Rebiba 12; Gonzaga 10.
C. Guisa 4; Este, Mercurio 3; Cesi, A. Farnese, Capodiferro, Gaddi, 48. (Martes, 1.4 de nov.; Z 46): Pacheco 19; Cueva 17; Tournón 12;
A. Carafa, Savelli, Vitelli, Reumano, Médicis2; Cornaro, Morone, Ser- Cicada 11; Guisa 9; Saraceni 8.
moneta, Sforza, Urbino, Ran. Farnese, Simoncelli 1. 49. (Miércoles, 15 de nov.; Z 48): Pacheco 20; Cueva 15; Re-
38. (Viernes, 27 de oct.; Z. 46): Pacheco 20; Cueva 17; Saraceni 10; biba 10.
Crispi 9; Cicada, Du Bellay, Tournón 8; Gonzaga 7; Dolerá, Capodife- 50. (Jueves, 16 de nov.; Z 47): Pacheco 22; Cueva 15; Du Bellay 12;
rro, Médicis, Corgna, Pisani, Reumano 6; Ghislieri, D. Carafa, Carpi, Carpi, Tournón 11; Carafa, Guisa 6.
Dandino, Cr. del Monte, Mercurio, Púteo 5; Cesi, Este, Truchsess, 51. (Viernes, 17 de nov.; Z 48): Pacheco 21; Cueva 13; Carpi,

(1) E r a este d í a el a n i v e r s a r i o de la elección de P a u l o III (v. n u e s t r o s (1) C. C a r a f a o b t i e n e desde a h o r a a l g u n o s v o t o s e n c a d a v o t a c i ó n .


d a t o s del voi. X I , 37). S e g ú n el * Avviso di R o m a de 14 de o c t u b r e de 1559 (2) A c a u s a de no e s t a r c l a r a l a s e p a r a c i ó n de l í n e a s en el ms., no se
(Urb., 1039, p. 95, Biblioteca Vatic.), obtuvo R a n . F a r n e s e 22 votos y 4 accesós. puede decidir con s e g u r i d a d .
Cicada 12; Tournón, Saraceni 11; Inoc. del Monte, Vitelli [S. Mariae 67. (Jueves, 14 de die.; Z 45): Pacheco 18; Cueva, Saraceni 16;
in Porticu] 1. Tournón, Gonzaga, Cesi 10; Cicada, Cr. del Monte 9; Ghislieri, Este,
52. (Lunes, 20 de nov.; Z 48): Pacheco 17; Cueva 14; D. Carafa, Dolerá 8; D. Carafa 7; Carpi, Rebiba 6; Pisani, Púteo, Guisa 5; C. y A.
Carpi 12; Saraceni 12. Carafa, Corgna, Reumano, Scotti, Ròvere 4; Truchsess, Crispi, Gaddi,
53. (Martes, 21 de nov.; Z 48): Saraceni 18; Pacheco 17; Cueva 14; Mercurio, Madruzzo, Ricci 3; Sermoneta, Strozzi. Capizuchi, Ran.
Du Beilay 12; Cicada, Carpi 11. Farnese 2; Armagnac, Du Beilay, Médicis, Morone, Savelli, Simon-
54. (Jueves, 23 de nov.; Z 48): Pacheco 19; Cueva 18; Saraceni 15; celli, de Givry, Vendóme, Vitelli 1 1.
D. Caraía, Cicada 12; Carpi, Tournón 11; Guisa 9. 68. (Sábado, 16 de die.; Z 46): Pacheco 19; Cueva 17; Tournón,
55. (Viernes, 24 de nov.; Z 48): Pacheco 17; Saraceni 14; Cueva 13; Saraceni 11; Cesi, Cicada 9; Carpi, Armagnac, Reumano 8; Púteo,
Cicada 12; Tournón 10; Guisa 8. Rebiba, Corgna, D. Carafa7; Dolerá, Truchsess, Gonzaga, Madruzzo 6;
56. (Lunes, 27 de nov.; Z 48): Pacheco 17; Cueva 15; Saraceni 13; Este, Ghislieri, Crispi, Cr. del Monte, Mercurio, Guisa 5; Gaddi,
Tournón 12; Du Beilay 11; Guisa 5. Ròvere, Pisani, Vitelli, Bertrand 3; A. Carafa, Strozzi, Sermoneta,
57. (Martes, 28 de nov.; Z 48): Pacheco 19; Rebiba 14; Cueva, Savelii 2; Du Beilay, Morone, Sforza, Scotti, Ricci, Ran. Farnese,
Tournón 12; Saraceni 11; Reumano 9; Guisa 6; Capizuchi 5; Borbón 1. Capizuchi, Simoncelli 1.
58. (Miércoles, 29 de nov.; Z 48): Pacheco 18; Cueva 13; D. Ca-
rafa 12; Tournón 11; Saraceni 10; Guisa 8.
59. (Viernes, 1.° de die.; Z 48): Pacheco 18; Este 12; Cueva, Sara-
II. NÚMERO DE VOTOS DE LOS PRINCIPALES CANDIDATOS
cení, Tournón 11; Gonzaga, D. Carafa 10; Guisa 7.
60. (Sábado, 2 de die.; Z 46): Pacheco 17; Gonzaga 12; Este, (Respecto de Pacheco y Cueva v. el número I)
Cicada 11; Cueva, Cr. del Monte, Saraceni, Tournón 10.

61. (Lunes, 4 de die.; Z 47 *): Cueva 16; Pacheco 15; Este 12; Sara- 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17
ceni 12; Gonzaga 11; Cicada, Rebiba 10.
62. (Martes, 5 de die.; Z 46): Pacheco í7; Cueva 16; Saraceni 13; 4 2 3 7
Carpi . - • 6 4 5 6 6 7 7 14 12 13 9 16 11
Cesi 12; Tournón 11; Este, Du Beilay 10. 2 5 5
Cesi. . . . 2 3 4 3 4 5 4 1 2 5 3 2 1 3
63. (Miércoles, 6 de die.; Z 46): Pacheco 15; Cueva 14; Cr. del 4 4 3 5 3 2 5 5
Este. . . . 3 3 3 2 1 2 4 2 1
Monte 12; Este, Saraceni 11; Gonzaga, Rebiba 10. 5 5 4 4 1 1 2 1
Ghislieri 3 2 5 2 3 4 11 3 4
64. (Sábado, 9 de die.; Z46): Pacheco, Cueva 18; Tournón, Sara- 4 1 1 3 3 2 2 4 4
Gonzaga . . 5 5 8 2 2 2 6 2
ceni 11.—En la papeleta 40 hay esta observación: Non erat appositum 6 5 4 3 1 4
Médicis 2 . . 3 2 3 4 4 4 3 3 3 4 —
ver'oum [esto es, una palabra o sentencia, que se había de poner en la 2 4 6 1 2 4
4 5
Pisani . . 5 2 5 4 3 3 6 1 1
parte de afuera de la papeleta doblada, como señal], et ideo fuit dispu- 6 6 6 4 4
5 7
Puteo . . 8 5 8 4 8 10 10 9 8 11
tatum an valeret, et fuit conclusum, quod aperiretur, et erat (Turno- 2 3 3 O
¿s 1 1 2
Reumano . 5 1 1 4 2 3 5 4 — —
nius, Mantuanus, Ferrariensis). 4 4 2 13 6 4
Saraceni . — 3 5 2 7 4 3 6 6 3 —

65. (Lunes, 11 de die.; Z 46): Pacheco 17; Cueva 15; Tournón, 7 4 6 8 7 9 8 11 15 7 11 8 10 7 8


Tournón . 6 9
Cesi 13; Dolerá 11; Rebiba 10.
66. (Miércoles, 13 de die.; Z 46): Cueva 18; Pacheco 17; Cesi 10; (1) E n l a p a p e l e t a 38, e n un l u g a r d e j a d o en b l a n c o p o r el e s c r i b i e n t e ,
Este, Rebiba 9; Carpi, Saraceni, Guisa 8; Cicada, Cr. del Monte, h a sido i n t e r p o l a d o p o r m a n o e x t r a ñ a u n n o m b r e i l e g i b l e ( L o t h a r i n g u s ?).
Corgna, Tournón 7; Ghislieri, D. Carafa, Truchsess, Du Beilay, Gon- (2) L o s v o t o s q u e s e d i e r o n en f a v o r d e «S. P r i s c a e » , h a n sido a d j u d i c a d o s
zaga 6; Dolerá, Carafa, Pisani, Savelli, Capizuchi, Ran. Farnese 5; al c a r d e n a l Médicis. Q u e el c a r d e n a l «S. P r i s c a e » (a p e s a r d e M a s s a r e l l i , en
Armagoac, Crispi, Médicis, Ròvere 4; A. Carafa, Scotti, Madruzzo 3; M e r k l e , I I , 339) n o e s o t r o que M é d i c i s , n o s o l a m e n t e l o a t e s t i g u a P a n v i n i o
Cornaro, Mercurio, Morone, Púteo, Reumano 2; A . Farnese, Gaddi, (»Nomina c a r d i n a l i u m v i v e n t i u m , q u a n d o P i u s I V c r e a t u s est: C l m 152, p. 429b,
y en M e r k l e , I I , 590; cf. C i a c o n i o , I I I , 736, 867, 868, 869), sino q u e s e s i g u e t a m -
Enrique de Portugal, Sermoneta, Sforza, Bertrand 1.
b i é n d e l a m i s m a l i s t a de e s c r u t i n i o s . E n l a s v o t a c i o n e s 57-58, 60-63, s e e n t r e g ó
u n a p a p e l e t a c o n los n o m b r e s : P o r t u e n s i s , A l b a n e n s i s , S . Priscae. E n la v o t a -
(1) L a s p a p e l e t a s 9 y 10 son e n t e r a m e n t e i g u a l e s , y c o m o s e d e d u c e de ción 59 y a n o a p a r e c e s e m e j a n t e p a p e l e t a , sino o t r a en v e z de e l l a c o n los
B o n d o n o , q u e d e s d e el 1.° h a s t a el 13 d e d i c i e m b r e , el c o n c l a v e sólo c o n t a b a n o m b r e s : P o r t u e n s i s , A l b a n e n s i s , Mèdici. Cf. t a m b i é n l a s dos p a p e l e t a s
46 a s i s t e n t e s , el e s c r i b i e n t e d e b i ó de h a b e r c o p i a d o d o s v e c e s la m i s m a p a p e - s i g u i e n t e s : la 21 d e la v o t a c i ó n 65, en q u e s e lee: P r a e n e s t i n u s , A l b a n e n s i s ,
leta por descuido. Mèdici; v l a 14 d e la v o t a c i ó n 66, en q u e h a y e s c r i t o : P r a e n e s t i n u s , S. P r i s c a e .
I

18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 2. Francisco de Guadagno al duque de Mantua

Carpi . . . 4 4 4 4 4 4 4 3 6 5 5 7 7 8 6 5 6 Roma, 20 de septiembre de 1559


Cesi . . . . 5 2 4 4 5 3 3 / 7 6 3 4 4 2 4 4 3
Este . . . . 3 5 6 3 3 6 1 4 2 5 6 6 4 5 7 6 2 ...Sabato andò in rotta una pratichetta di Medici, condotta da
Ghislieri . . 3 3 1 3 7 7 2 3 20 5 5 4 2 1 1 5 4 Farnese et Caraffa, ma ella non trovò buon piede, tanto più che si sco-
Gonzaga . . 5 4 7 4 5 6 3 5 5 4 7 7 5 3 8 8 7 perse che volesson far senza il Camarlingo, che è tanto principale la
Médicis. . . 3 1 2 3 3 — 7 7 6 4 5 3 3 1 4 2 o dentro. Del s. card'e nostro speravano tuttavia meglio con il servitio de
Pisani . . . 4 4 7 5 5 4 3 9 6 4 4 9 5 4 6 2 5 Francesi, i quali pareva che cominciassero a lasciarsi indurre a far
Púteo . . . 6 6 8 5 6 7 6 7 5 5 9 3 2 2 5 5 8 bene. L a domenica fu rinfrescata la pratica di Medici, et perche i
Reumano . . 1 2 — 16 1 — 2 3 2 2 3 2 2 2 4 2 2 Franzesi davan qualche intentione di conscendervi, era in bona spetta-
Saraceni . . 6 2 16 4 19 4 6 8 4 3 3 2 6 7 6 7 tione. La notte sequente Ferrara cominciò a esser dietro alle sue pra-
Tournón . . 7 4 3 7 6 6 5 4 5 8 7 8 7 9 5 8 5 tiche gagliardamente et per tutto il giorno sequente non restò di
tempestare, benché ogn'homo conoscessi l'impossibilità. Farnese per
paura la sera fece mezo segno di voler andare ad adorare Carpi per far
risolvere Ferrara, ma essendo il numero de suoi complici tanto poco la
35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 cosa si risolvette in passeggiare fino alle quattro hore per capella.
Hieri più che mai si attese a far pratiche per Carpi dalli adversarii di
Carpi . . . 5 4 4 5 7 7 7 5 4 6 5 5 8 8 9 11 12 Ferrara et se egli non si risolvessi, la cosa potrebbe essere pericolosa.
Cesi . . . . 3 2 2 4 3 3 3 7 7 7 4 5 5 6 4 5 3 Questa occasione potrebbe servire per il s. card ìe nostro, essendoci chi
Este. . . . 8 7 3 4 7 5 8 7 7 3 5 10 7 6 9 5 8 attende alle contramine in servigio di S. S. Ill m a , et se si continua nel
Ghislieri . . 3 3 7 5 6 7 5 6 10 10 7 4 5 6 6 5 8 modo cominciò, fra poco si potrebbe sentir il scoppio dell' uno et dell'
Gonzaga . . 5 7 5 7 11 6 5 7 10 5 5 9 10 8 7 8 7 altro. Scrivendo questa mi è sopragionto aviso che la furia di Carpi è
Médicis. . . 4 3 2 6 3 5 2 4 5 4 5 4 5 4 3 6 4 in gran parte cessata, ma non saria gran cosa che questa notte si rin-
Pisani . . . 5 5 5 6 5 5 9 5 4 4 2 4 6 5 3 3 4 frescassi. Questo contrapeso fa molto per noi, per Medici et Puteo, ma
Púteo . . . 4 6 5 5 6 5 8 8 6 7 7 8 8 4 7 6 6 se Ferrara si risolverà il nostro ne haverà meglio di tutti...
Reumano . . 3 7 2 6 1 3 3 ò 2 2 9 3 4 1 5 7 4
Orig. Archivo Gonzaga de Mantua.
Saraceni . . 8 9 11 10 7 9 13 4 9 11 7 6 5 8 7 8 11
Tournón . . 7 7 5 8 6 3 4 9 6 8 6 9 8 12 5 11 11
3. Los despachos de Marco Antonio de Mula

Marco Antonio de Mula, llamado en la curia las más de las veces


52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 Amulio, sucedió a Mocénigo en el cargo de embajador en la corte pon-
tificia, y a mediados de mayo de 1560 fué a Roma, donde se granjeó el
Carpi . . 12 11 11 9 8 7 6 5 7 7 8 7 6 5 8 6 8 especial favor de Pío IV, quien en 26 de febrero de 1561 le honró con
Cesi. . . 6 7 9 9 8 4 9 5 8 9 12 7 6 13 10 10 9 la concesión de la sagrada púrpura. Por haber aceptado esta dignidad,
Este . . 9 8 6 7 7 7 8 12 11 12 10 11 8 7 9 8 5 estuvo Mula en continua desgracia de su gobierno. Sobre la vida de
Ghislieri . 6 6 8 6 5 5 4 7 8 6 6 7 7 6 6 8 5 este varón, insigne por todos conceptos, que fué nombrado en 1565 pre-
Gonzaga . 9 6 7 8 8 4 5 10 12 11 8 10 8 8 6 10 6 fecto de la Biblioteca Vaticana, y murió el 13 de marzo de 1570, además
Médicis. . 3 5 6 3 7 4 5 3 3 2 2 1 5 4 4 1 — de las fuentes citadas arriba, p. 172, nota 3, cf. Mazzuchelli, I, 2, 651 s.;
Pisani . . 2 7 8 4 6 6 8 6 4 4 5 3 3 3 5 5 3 Mon. Slav. merid., VIII, 86, nota; Turba, Despachos, II, XXII s.; III, 168,
Púteo . . 8 5 5 5 3 4 4 5 5 5 2 4 5 5 2 5 7 nota 2; Merkle, Concil. Trid., II; Hilliger, 115 s., 122 s.; Liebmann, E l
Reumano . 7 4 5 7 5 9 5 7 2 5 4 5 8 5 2 4 8 país y pueblo alemán según varios informantes italianos del tiempo de
Saraceni . 12 18 15 14 13 11 10 11 10 12 13 11 11 5 8 16 11
Tournón . 8 6 11 10 12 12 11 11 10 8 11 9 11 13 7 10 11 (1) Cf. a r r i b a , p. 52.
la Reforma, Berlín, 1910, 57 s.; Lettere di Marcantonio da Muía a Gian
Venecia, Archivo público, Filza, XIII.
Giorgio Trissino, publicadas por E . Piovene en 1878, en Vicenza.
Viena, Bibl. palatina, 6759 (Fose. 185), p. 319-425 (relaciones desde el 18
Algunas cartas de Muía pueden verse en Cicogna, Iscriz., VI, 737 s.
de mayo hasta el 21 de sept. de 1560).
De sus papeles, que se conservan en el Cód. Vat. 3933, imprimióse en
Todos estos manuscritos, aun los del Archivo público de Venecia,
Venecia en 1846, en latín e italiano, el discurso que pronunció en 1560
son copias 1 posteriores, en las cuales han sido alterados con frecuencia
ante Pío IV; hay asimismo una carta suya a P. Manucio en las Mél.
el texto y especialmente las fechas.
d' archéol., III, 276 s. Los despachos de Muía, expedidos desde la corte
Dada la gran difusión de dichos manuscritos, no puede causar
imperial, donde representó a su patria de 1552 a 1554, los ha editado
maravilla que pronto se valiese de las relaciones la investigación histó-
Turba con gran perfección en el tomo segundo de sus Despachos Vene-
rica. El primero que se aprovechó de ellas, fué el incansable Raynald,
cianos. Sobre ellos observa el mismo: «Muía es del número de los emba-
utilizándolas en sus Anales (1560, núm. 57) según un manuscrito del
jadores de Venecia en la corte imperial, que han estado dotados de más
cardenal Spada. Más abundante uso hizo de ellas Pallavicini, después
talento político. No es mero instrumento de repetición de sonidos, por
de haberse servido también de las mismas su adversario Sarpi. Ranke
el cual se oye hablar a otros, sino que está sobre los acontecimientos,
las ha utilizado según el manuscrito de Berlín (Príncipes y pueblos, I,
situaciones y disposiciones de ánimo, de que da cuenta, penetra su inte-
368; Los Papas 8, I, 207, 211 y III, 50 *). Todavía mayor uso hicie-
rior conexión y los aprecia también en su importancia para lo por venir.
ron de ellas Reimann (Investigaciones para la historia de Alemania,
Más que uno de sus predecesores antes nombrados, cae en la falta de
tomo 5) y Voss (Negociaciones de Pío IV, etc., Leipzig, 1887). Es
innecesarias repeticiones, la que empero se ha de disculpar por el celo
extraño que Sicke! no se haya aprovechado de esta importante fuente,
con que sirvió a su gobierno. A pesar de la prisa con que compone sus
aunque le hubiese sido muy fácilmente accesible en el manuscrito de la
relaciones, el estilo y lenguaje de ellas son mucho más claros y hermo-
Biblioteca palatina de Viena. Susta en cambio ha acudido a ella, y
sos que los de sus predecesores» (II, XL), Este juicio se puede aplicar
asimismo Ancel para la exposición de la caída de los Carafas. Pres-
también a los despachos de Muía cuando era embajador en Roma, los
cindo de publicar las relaciones de Mula sobre el concilio, en vista de
cuales fueron muy pronto copiados por su interesante contenido. Como
que ya existe la publicación de Ehses. Mula merecía una monografía,
se puede ver por la lista siguiente, se hallan ellos en casi todas las
aun por sus méritos literarios.
grandes colecciones de manuscritos de Europa.
Berlín, Biblioteca real: Inf. polit., VIII (relaciones desde el 18 de mayo
3
hasta el 21 de sept. de 1560); Inf. polit., XIII (relaciones desde el 24 4. El cardenal C. Carafa al duque de Paliano
de sept. hasta el 28 de nov. de 1560); Inf. polit., XXXVII (relacio-
nes desde fines de enero hasta el 25 de febr. de 1561). Roma, 1.° de junio de 1560.
Bolonia, Bibl. de la Universidad: Cod. 2469 (Bibl. de S. Salvador, 745).
Carpentrás, Biblioteca: Cod. 543. Ill et ecc ° sig mio et fratello osserv mo .
mo m re

Mando con questa a V. E. copia delle lettere che il sig r Fabritio ha


Innsbruck, Bibl. de la Universidad: Cod. 600 (relaciones desde el 18 de scritto ultimamente di corte, così a S. S t à come a me et al sigi" Ferrante,
mayo hasta el 21 de sept. de 1560). E l ms. tiene esta observación mar- e vedrà che forma di resolutione hanno pressa fino adesso le cose nos-
ginal: Cod. fuit Bibl. Mantuanae direptae post mortem ultimi ducis. tre; e a me pare che le parole del sig r Fabritio si devino molto ben con-
Londres, Museo Británico: Addit. 16534 (relaciones desde el 15 de junio siderare, et che da quelle si possa trarre certa speranza che, se bene
hasta el 22 de julio de 1560). S. M'à non ha determinato sopra il fatto de la ricompensa, sia non di
Mantua, Bibl. Capilupi: Registro en 4 tomos. meno questo negocio per riuscire a tutta nostra sodisfattione, et tanto
París, Bibl. nacional; cf. Montfaucon, Bibl., I, 1093; Marsand, II, 104 s. più quanto io ci vedo S. S t à , dalla quale ha da depender tutto questo
Roma: 1. Archivo Boncompagni: Cod. E , 2 (relaciones de 1560). fatto, dispositissima, come è stata sempre; si eh' io giudico che V. Ecc^a
2. Biblioteca Vatic.: Urb., 1027 (relaciones desde el 18 do mayo possa starne con l'animo riposato e sicuro, perche anco dal canto nostro
de 1560 hasta el 8 de marzo de 1561); Urb., 1670, p. 79&-90 (las non si mancará di fare quanto sarà possibile.
3
relaciones sobre los Carafas); Barb., 5751 (LXII, 11): relaciones Quanto al venir di V. Eccsa qua, è tutto in arbitrio suo ; ma quando
desde 1560 hasta el 8 de marzo de 1561; cf. Montfaucon, Bibl.,
(1) Sólo s e c o n s e r v a n e n su o r i g i n a l dos r e l a c i o n e s d e M u l a , la d e 22 d e
I, 174.
m a y o y la de 20 de a g o s t o de 1560, las c u a l e s se h a l l a n e n el Archivo público
5. Archivo secreto pontificio: Miscell., III, t. 24 (relaciones desde de Venecia, F i l z a , X I I .
el 22 de mayo de 1560 hasta el 20 de marzo de 1561); Bolognetti, (2) Cf. a r r i b a , p. 156.
Cod. 22 y 23. (3) S u b r a y a d o e n e l o r i g i n a l p o r m a n o p o s t e r i o r .
2 4 . — H I S T . D E L O S P A P A S , TOMO VII, VOL. XV.
pure le paresse di aspettare l'arrivo del s i g " Fabritio, poi che non Penne già governatore di Bologna. Io che mi trovai presente alla
potrà tardare cinque o sei giorni più, per haver qualche chiareza più cattura di questi due Ill ra ' ritornatomene in consistoro et dettolo a tre o
delle cose, rimetto il tutto a lei, aspettando che mi faccia intendere quattro di quei signori in uno instante si vedde uno bisbiglio, et una
quanto risolverà, et li baso le mani. trasfiguratione di volti difficile a essere scritta; infra i quali cardinale
Di Roma il primo di giugno Lx. Vitelli ancora che li sia parso uno strano gioco, si sforzava con gran-
Di V. Ecc z a dissima arte di dissimulare. Il cardinale di Ferrara quando io gli ne
servitore dissi, si turbò meravigliosamente con dirmi, è egli vero! che cose sono
S* Duca di Paliano. H cardinale Carata. queste! Intanto essendo già sonate le XIV hore S. S t à se ne venne in
consistono con si buona cera, et si allegra quanto io 1' habbia veduta
Orig. Misceli., X, 197, p. 18 ss. Archivo secreto pontificio. altra volta; et maravigliandosene molti mostrai loro eh' essi havevano
il torto, perchè S. B<ie era fuora di quel pensiero, che forse per il
5. Consistono de 7 de junio de 1560 1 passato lo haveva tenuto talvolta occupato. Ai cardinali, o almeno alla
maggior parte non è dubio nessuno che è parso strano parendo si spes-
Die veneris VII iunii fuit consistorium secretum in loco solito, a seggi troppo, ma allo universale, per quanto già si comprende, ha
quo ex supradictis xxxix, qui erant Romae, abfuere Turnonus, de satisfatto questa resoluta attione di S. S t à meravigliosamente; et non è
Carpo, Armeniacus, Augustanus, Messanensis, Puteus, Alexandrinus, gran fatto poiché egli havevano senza mai fare piacere a nessuno
Aracaeli, Bertrandus, Urbinas, de Monte, Cornelius et de Medicis. _ offeso ogni huomo.
Antequam papa descenderet ad consistorium, fuerunt vocati eius Orig. Archivo piiblico de Florencia, Medie.. 3280, p. 174.
iussu revmus. dominus cardinalis Carafa nepos et revmus. dominus
Alfonsus cardinalis Neapolis pronepos papae Pauli IV et missi ad arcem 7. Avviso di Roma de 8 de junio de 1560 1
Sancti Angeli.
Descendit postea Sua Sanctitas ad consistorium et de ea actione ...Et l'istesso giovedì vers'un'hora di notte venne qui il conte di
rationem reddidit ceteris cardinalibus et terminavit consistorium. Montorio per le poste di Galese molto pomposamente et andò allogiar
nel palazzo del card. Caraffa suo fratello, ove era anch' il card, di
Copia. Acta Camer., IX, 226. Archivo consistorial del Vaticano.
Napoli et v' era apparecchiato un bellissimo bancheto et vi fu anch'
invitato il prince di Sulmona, il quale per alcuni negocii privati era già
6. Juan Bautista Ricasoli a Cosme I, duque de Florencia 8 3 dì prima venut'in Roma. Stavano con molt'allegrezza, con tanti
suoni, balli et comedie, andando poi bona parte di quella notte per
Roma, 7 de junio de 1560.
Roma a sollazzo in cocchi con cortegiane cantando et sonando molt'
... Questa mattina sendo tutti i cardinali in consistono eccetto però allegramente; dicesi la causa dell'allegrezza esser stata per le buone
Medici, fu chiamato da monsignore Aurelio Spina per parte di S. San- nove che di Spagna 1' haveva portato il sigr Ferrante de Sanguini di
tità il cardinale Carafa, il quale allegramente per la lumaca salì nelle S. M ; à Catholica, ciò è che quella deve al card. Caraffa 12m scudi
stanze dove dà audienza S. B"e la quale però non vi era, et io che di pensione che 1' haveva promisso in tempo di Paulo IV sopra l'arci-
vedendolo chiamare giudicai potesse essere quello che è stato, me le vescovato di Toledo et le paghe scorse in tutto questo tempo et 8n>
inviai dietro. Arrivato di sopra li fu detto dal maestro di camera che scudi di naturalezza et al duca di Paliano che fu dava tutto quell'era
aspettasse, in quel mentre fu chiamato il cardinale di Napoli, et arri- stato capitolato e promessoli in tempo di Paulo sudetto. Ma questa lor
vato dal zio nelle prefate stanze, il signor Gabrio fattosi loro incontro allegrezza durò pocho, imperho che la mattina seguente, che fu hieri,
disse all' uno et all' altro che gì' erano prigioni di S. S t à et che haveva havendo S. S t à convocato il consistoro, ordinò che subito venend' il
commissione di condurli all' ora in castello. Carafa senza smarrirsi card le Caraffa et Napoli a palazzo, dovessero venire a parlarli alla sua
rispose, questi sono i frutti delle mie buone opere, 1' altro si smarrì, et camera; il che fecero, ma volendovi andare et passand' appresso la via
non disse nulla. Intanto al Governatore et al Fiscale fu comandato che che va al corritorio del Castello, gli fu detto che d' ordine di S. S i à
andassero a fare prigione il conte di Montorio, che si trovava allogiato andasser' in Castello; et fu Caraffa il primo accompagnato del sigr
in casa di Carafa et dalli detti fu messo in un cocchio, et condotto in Gabrio Cerbellone nipote di S. S t à , et non si smarrì punto, ma vedendo
Castello, et nel medesimo tempo fu anco preso il vescovo di Civita di poi venir Napoli et intendendo 1' ordine di Sua S t à , divenne più morto
che vivo et vi andò ancora lui con alcuni loro più favoriti; et tutt' in un
(1) Cf. a r r i b a , p. 157.
(1) C f . a r r i b a , p à g s . 156, 185.
(2) Cf. a r r i b a , p . 157.
tempo mandò il Papa al palazzo del Carafa il barigello con tutti li
8. Motu proprio del Papa Pio IV, relativo al proceso contra
sbirri per il conte di Montorio, il quale mostrò alla prima di voler fare
un poco di resistentia, ma vedendosi poi circondato di tanta compagnia, los Carafas 1
si rese e montai' in cocchio andò in Castello: et era il cocchio del gover-
natore il qua! er'andat'in persona a levarlo. Fu poi mventonsato et Roma, i.° de julio de 1560.
sequestrato per il fisco tutto ciò che havevan in loro palazzi, et portato Pius papa HIP
in palazzo del Papa il più importante. Et incontinente andò il barigello Motu proprio etc. Cum ad aures nostras plurimorum fidedignorum
per tutto cercando la famiglia loro, della quale sonno poi stati presi relatione, non sine gravi animi nostri molestia, pervenerit, Ioannem
circa 20 et alcuni fugiti. Tra li presi sonno il conte d' Aliffa cognato Carafam, ducem Paliani et militem militie S ci Michaelis, quam plura et
del conte di Montorio, eh' è quello eh' amazzò la moglie sua sorella; poi varia crimina, etiam atrocia, perpetrasse et inter cetera quondam Mar-
Torquato Conte eh' era 1' anima et governo del card^ Caraffa nelli cellum Capicium eius nepotem seu alias consanguineum aut affinem,
suoi trionfi, poi Cesare Brancaccio, il sig' Ferrante de Sanguini, Hie- nullis prorsus precedentibus iuditiis, absque ullo processu et figura
ronimo Episcopo, il vescovo di Civita di Penna, Mattheo Stendardi, li iuditii, absque etiam notario et sine aliqua penitus scriptura, temerario
quali tutti sonno stati li seguaci delli Caraffa et più favoriti. Si cercano ausu et odio quo illum prosequebatur, questionibus et tormentis suppo-
ancora dell' altri, et si dice eh' il Papa ha detto chel haverà anch' il sasse ac demum quam pluribus vulneribus affectum crudeliter, etiam
marchese di Montebello, si ben è a Napoli, a tal che li Caraffi stann a sepius per illum petita forsan sacramentali confessione et iili denegata,
mal partito; et così anch' il card^ di Monte, il quale si dice che ha la interfecisse, illiusque cadaver in latrinam deiecisse, multoque fimo
febre terzana, et pochi sonno che non si rallegrino della pregioma delli superiniecto, ne facile detegi posset, cooperiri, et quondam Violantem
Caraffi, massime il populo romano già di loro tanto offeso. Dicesich' il uxorem suam, mulierem nobilem et in primis pudicam optimeque apud
card' di Napoli ha robbato alla morte di Paulo IV circa 18® scudi; oltre omnes opinionis et fame, ex ipso pregnantem in sexto vel septimo
li altri robbamenti di che haveranno da render conto, s' oppone morte mense existentem, per eiusdem Violantis fratrem germanum et alium
di più persone, sforzamenti di donzelle et stupri horrendissimi che eius consanguineum vel affinem, ab ea prius quam in privato carcere
meritano ogni acerbissimo castigo. Dicesi che la signora donna Gio- per mensem et ultra detinuerat seu detineri fecerat, certis gemmis et
vanna Aragona ha dato bonissima mancia a colui che portò la nuova di iocalibus extortis, opprobriose strangulari mandasse et fecisse, ac
queste cose seguite. S'intese poi eh' andando quella mattina Sua in dudum antea quendam curie burgi executorem, ob id quod quandam
concistoro, era in tanta colera che per camino non si ricordò di dare la executionem sibi a iudice demandatam, ut ex officii necessitate teneba-
beneditione ad alcuno: di che ogn' uno stava maravegliato, et m con- tur, fecisset, propriis manibus occidisse; necnon Carolum Carafam et
cistoro non ragionò quas' altro che dell' indignità di questi Caraffi e Alfonsum Neapolitanos vulgariter nuncupatos S. R. E. diaconos cardi-
Monte, et di quanto scandalo eran' al mondo in questi tempi travagliosi nales, propriae salutis ac dignitatis prorsus immemores, in necem dictae
che tutt' il mondo grida contra la S*a Sede Apostolica per li dishonorati Violantis eorum fratris et patrui respective uxoris 2 conspirasse, illam-
suggietti ch'in quella sonno; et voltatosi poi alli suoi nipoti disse: que necari mandasse, suasisse vel alias sollicitasse et ob eorum man-
Questo vi sia per essempio et a tutti, et al rev^o Santa Fiore camer- data, suasionem vel sollicitationem huiusmodi illius necem subsecutam
lengo disse: Monsignore, adesso serà tempo de redintegrarvi di quello fuisse. Insuperque Carolum cardinalem antea quam plura homicidia et
vi è stato tolto. Rispos' egli: Pater Sancte, io non desider altro che enormia et multipliciter qualificata, etiam mediante pecunia, propriis
quello veramente m' appartiene, et assai mi duole il mal d' altri. Sog- manibus commisisse et seu committi fecisse aut mandasse et, quod
giunse Sua S t à che nissun' haverebbe male che non 1' havesse più che omnium deterius est, fel. ree. Paulum papam IV predecessorem nostrum
meritato; et si ragionò qualche poco poi del concilio, che tant' è sollici- nihil magis quam pacem inter christianos principes inire et conservare
tato di Franza e Spagna; ma per commodità loro et d' Alemagna lo satagentem, utpote qui admodum ipsi Carolo cardinali credebat, sub
voriano a Bizansone; ma si crede che serà a Trento, perche li signori diversis confictis pretextibus et exquisitis falsis coloribus ac mendaciis
Venetiani non lo voriano nè a Bergamo nè a Vicenza, come ben variisque dolis et machinationibus decepisse, sicque ad ineundum
havrebbe voluto S. S l à . Si dice eh' i presidenti del concilio saranno il bellum, ex quo innumera homicidia, sacrilegia, incendia, stupra, rapine
Morone, Santa Croce, et Sua S t à dice tuttavia di voler alla fin d' agosto aliaque toti reipublice Christiane incommoda et damna sequuta fuerunt,
andar a Bologna. Di far cardinali non s' ha parlato per li disturbi induxisse, et tam ipsum Carolum cardinalem quam dictum ducem Anto-
eh' hanno dato le cose di Caraffi; pur non può tardare che non ne facci
almanco 4.... (1) Cf. a r r i b a , p. 160.
(2) Ms.: u x o r e m .
Orig. Urb., 1039, p. 165M67. Biblioteca Vane.
eum hactenus desuper habiti et imposterum habendi hesitari contingat,
nium Carafam ipsorum fratrem in stipendiis militum S. R. E. eundem
motu simili et ex certa scientia eidem Hieronimo gubernatori per pre-
Paulum predecessorem et Cameram Apostolicam in ingenti et notabili
sentes committimus et mandamus ut super premissis omnibus et singulis
pecuniarum summa defraudasse, et ex hoc etiam almam Urbem nos-
aliisque in processu deductis et deducendis contra supradictos cardina-
trani totumque statum ecclesiasticum maximo periculo ob militum
les et ducem ac omnes alios et singulos quoscunque etiam episcopali
carentiam et defectum supposuisse; eosdemque Carolum cardinalem et
vel alia dignitate preditos in eodem processu relatos eadem auctoritate
Ioannem ducem quam plura adulteria et stupra mulierum, que reniten-
diligenter inquireret, personis cardinalium dumtaxat exceptis, quos non
tes erant, viros, fratres et parentes minis terrendo et carcerari faciendo
nisi cum assistenza nonnullorum ex venerabilibus fratribus nostris
vei alias vim inferendo, commisisse, et sub clipeo iustitie multos inno-
eiusdem S. R. E. cardinalibus, ad id per nos deputatorum seu deputan-
centes pro eorum libito ultimo supplicio tradi, ad triremes transmitti
dorum, examinari et quod contra eos repertum fuerit nobis, ut quid de
aliisque penis affici iussisse et effecisse; ac eosdem dictumque etiam
eis statuendum sit deliberare possimus, per eundem gubernatorem
Alfonsum cardinalem in omnibus provinciis status ecclesiastici quam
referri volumus, in reliquis causam et causas huiusmodi cum omnibus
plurimas extorsiones fecisse illasque et earum incolas ac etiam Came-
et singulis earum incidentibus, dependentiis, emergentiis, annexis et
ram Apostolicam respective expilasse et defraudasse ac fieri expilari
connexis iuxta facultates suas ordinarias et stilum sue curie audiat,
et defraudari mandasse eundemque Alfonsum cardinalem, qui alias
cognoscat et prò iusticia terminet atque decidat. Dantes ei potestatem
ex sibi commisso regentis Camere officio, de quo fideliter exercendo
et facultatem quoscunque etiam dieta episcopali dignitate insignitos
in manibus eiusdem predecessoris iuramentum prestiterat, omnia ad
citandi et quibus et quotiens opus fuerit inhibendi, et prò veritate com-
eandem Cameram Apostolicam pertinentia non minus di'.igenter quam
perienda quascunque personas, etiam ecclesiasticas et ut prefertur
fideliter custodire tenebatur, in obitu predicti Pauli predecessoris
qualificatas, ad subiiciendum se examini etiam per censuras ecclesias-
ex ipsius cubiculo valde magnam et notabilem pecuniarum sum-
ticas aliaque iuris et facti remedia opportuna, prout iuris fuerit, cogendi
mam, gemmas, argenta, vasa usibus etiam ecclesiasticis et divino
et compellendi et absque eo quod persone huiusmodi aliquam propterea
cuitui dicata aliaque preciosa ingentis valoris subtraxisse, et monitorio
irregularitatem incurrant, quam illas nullatenus incurrere volumus et
generali, sub certis censuris et penis, ut, si qui de bonis ad Cameram
declaramus, examinandi, et delinquentes quos culpabiles repererit pre-
predictam spectantibus aliqua ha'oerent, illa denunciarent et restituè-
sentes debitis penis etiam ultimi supplicii puniendi, absentes vero,
rent, in vim litterarum a nobis emanatarum edito et publicato, penitus
etiam si dignitate episcopali prediti existant, habitis contra eos etiam
spreto, censuras et penas in ilio contentas damnabiliter incurrendo,
extraiudicialiter iuditiis, arbitrio suo quantum sibi sufficere videbitur,
minime restituere voluisse litterasque in forma brevis sub eiusdem
constito sibi presertim extraiudicialiter de illorum ab Urbe et Romana
Pauli predecessoris nomine, quibus illa sibi per eundem Paulum prede-
curia fuga et recessu vel alias ipsorum latitatione, etiam per edictum
cessorem donata esse contineri asserebatur, falso fabricari fecisse et
ad valvas sue curie et in acie Campiflore affigendum, ad comparendum
seu fabricasse aut saltem in eisdem litteris falsitatem admisisse seu de
coram eo personaliter et non per procuratorem seu excusatorem ali-
ipsius mandato commissam fuisse, ipsosque cardinales et ducem alia
quem intra terminum per eum prefigendum, et se ab obiectis et obiicien-
etiam varia crimina et delieta, etiam falsitates et testium subornatio-
dis excessibus, criminibus et delictis expurgandum et excusandum, ac
nem commisisse seu committi et patrari fecisse, suasisse vel mandasse.
cum dilecto filio Alexandro Palanterio nostro Camere Apostolice pro-
Nos, non valentes premissa, non solum ex assidua plurimorum rela-
curatore fiscali iuri standum, sub excommunicationis maioris, suspen-
tione, sed etiam ex vehementi publica fama ac per modum quodammodo
sionis a divinis et ingressus ecclesie, privationis ecclesiarum et cathe-
notorii ad nostrani notitiam deducta, pro nostri officii debito non sine
dralium, dignitatum et beneficiorum, pensionum annuarum et fructuum
maximo totius orbis et Ecclesie scandalo conniventibus oculis pertran-
reservationum et officiorum ac feudorum et dominiorum utilium et
sire, in primis predictos cardinales et ducem, de quorum fuga, si infor-
temporalium aliorumque honorum omnium confiscationis et corporali-
mationes de premissis coram notario recepte fuissent, maxime veren-
bus etiam ultimi supplicii et altiis etiam pecuniariis eius arbitrio impo-
dum erat, in arce nostra S l i Angeli detrudi iussimus et deinde venerabili
nendis penis, monendi et requirendi, et si non comparuerint seu etiam
fratri Hieronimo episcopo Sagonensi alme Urbis nostre gubernatori et
si comparuerint et se ab obiectis excessibus, criminibus et delictis legi-
vicecamerario ut super premissis diligenter inquireret ac quoscunque,
time non expurgaverint, servatis quatuor terminis in similibus servari
etiam episcopali dignitate fungentes, de premissis ac aliis eorundem
solitis, censuras et penas predictas incurrisse declarandi, aggravandi,
ducis et cardinalium excessibus et delictis informatos examinaret, vive
reaggravandi, interdicendi et contra eos brachium seculare invocandi
vocis oraculo commisimus et mandavimus; qui de mandato nostro huius-
aliaque omnia et singula faciendi et exequendi in premissis et circa ea
modi super eis inquirere et quamplures etiam circa premissa complices
necessaria [sic] seu quomodolibet opportuna, non obstantibus constitu-
examinare incepit et examinavit. Ne autem de viribus processus per
tionibus et ordinationibus apostolicis ac privilegiis, indultis, littens raccommandavasi humilmente a Sua S t à dicendo che pativa e molto del
apostolicis, dignitate ducali dicteque militie sancii Michaelis et illius vivere et non haveva più il modo; et Sua Santità gli mandò a rispondere
militibus ac S. R. E. cardinalibus, etiam per capitula in prozimo prete- che non haveva alcun male che lui medesimo non l'havesse procurato.
rito conclavi, in quo nos ad summi apostolatus apicem assumpti fuimus, Copia. Biblioteca palatina de Viena, 6749, p. 402 s.
firmatis, concessis, confirmatis et innovatis, quibus omnibus, illorum
tenores, etc., quoad premissa dumtaxat specialiter et expresse deroga- 11. Marco Antonio de Mula a Venecia 1
mus, stilo palatii ceterisque contrariis quibuscunque, statum et merita
cause et causarum huiusmodi delinquentium nomina, cognomina, digm- Roma, 26 de octubre de 1560.
tates et numerum delictorum, species, qualitates et circumstancias
ceterorumque premissorum ac aliorum forsan necessario vel magis Manderò il plico per Spagna ricevuto con le lettere di V. Ser t à
specifice exprimendorum tenores et compendia pro sufficienter expres- il 19, e non potei hieri haver 1' audienza da S. S , à , com' è l'ordinario,
sis habentes. perche la mattina fu concistoro et ella suole sempre uscirne tardi et
[Manu Pontificis] Placet et ita motu proprio committimus et man- esser stanca, et mi fece sapere eh' io andassi questa mattina; e buono fu
damus. eh' io non andassi hieri, perche l'haverei ritrovata alquanto alterata,
Presentetur. B. Amerinus Regens. perche hieri mattina in principio del concistoro il card le di Carpi si fece
[Foris] Prima iulii 1560 Nicolaus de Matheis. innanzi a S. S t à e chiamati alcuni altri cardinali, le parlò in presenza
Prima iulii 1560 Hieronimo Sagonensi gubernatori. sua a favore de' Caraffi domandando termine, dilationi et giustitia.
Ond' il pontefice si alterò e chiamò tutti 1' altri cardinali e fece eh' il
Gubernatore — Romana excessuum pro Fisco; contra R m o s Cardi-
card 1 di Carpi repplicó la sua instanza e poi cominciò a dire che sapeva
nales Carata et Neapolitanum ac illmum ducem Paliani et alios. Die 1
che si negasse giustitia, termine, dilationi, e longamente riprese esso
iulii 1560.
cardie di Carpi con parole pungenti.
Aloysius de Ruere notarius actuarius.
Il card'e si scusava e replicava giustitia, onde il rumore fu assai
Orig. Misceli., X, 197, p. 492 ss. Archivo secreto pontificio. grande, e però si fecero poche facende in concistoro, se non che furono
spediti alcuni vescovati in Francia, e circa essi Caraffi si vanno for-
1 mando le diffese del cardinale e quelle del card le di Napoli ancora non
9-10. Marco Antonio de Mula a Venecia
si sono date, et alcuni dicono che le oppositioni non sono così gravi
come si diceva da prima, scusandosi il cardie j n tutto sopra la volontà
Roma, 24 de agosto de 1560.
del papa suo zio...
La materia dei Caraffi, trattata con tanta diligenza et sollicitudine, Copia. Biblioteca palatina de Viena, 6749, p. 363.
com' ho più volte scritto, è più a cuore a Sua Santità eh' ogni altra; et
s' è giustificata la mano del marchese Alberto et suo sigillo da persone
12. Francisco Tonina al duque de Mantua s
prattiche, et ogni dì mattina e sera si sono ridotti, et parve al cardinale
della causa spagnuola di dire parole e molto libere al cardinale Caraffa, Roma, 22 de febrero de 1561.
che saria meglio per lui, essendo hormai convinto com' è et non potendo
fuggire la condannatione, rimettersi nella pura misericordia del ponte- ...Il duca di Paliano per quanto si dice è ridotto a tanta miseria che
fice, et non più stare sopra negative che non li giovano, ma mandare a non ha che magnare, et sono due o tre dì, che un' altro prigionato gli
chiamare due teologhi huomini da bene che l'inducessero a pensare prestò 5 scudi, non havendo egli dove sovenirsi. Sono intrati in Roma
all' anima sua et non più alle cose di questo mondo. Il che dalli altri questi dì secretamente soldati ben armati, ma nissuno sa a che effetto,
cardinali, eh' erano presenti, fu in un certo modo ripreso, et il card' Ca- et pare che chiedutane la causa da N. S. ci habbia sol detto, eh, non è
raffa con grand' impeto si dolse et esclamò, assai displorando la miseria niente, non di meno questi dì si sparse fama che era stata trovata una
sua et l'ingiustitia che diceva esserli fatta. Poi esso cardinale mandò a poliza, la qual fu portata a S. S t à et in essa se gli dava aviso che gente
dire al pontefice eh' egli era stato huomo dal bel mondo et soldato et armata dovea venire a forte de Nona et mentre che ciascuno stava
haveva fatto del male assai a' suoi dì, et se egli meritava perder la occupato in quei bagordi del carnevale dovea andare a levare per forza
robba, la vita e l'honore, stimava più 1' honore eh' ogn' altra cosa, et il duca di Palliano de forte de Nona, per il che all' hora fu levato de là
(1) Cf. arriba, p. 167.
(1). Cf. a r r i b a , p. 163. (2) Cf. arriba, pàgs. 169, 172.
et ridotto in Castello, et pare che dai birri siano stati detenuti et si
trovino colpevoli di non so che, et de qui anco naschi la fretta che si fa 16. Marco Antonio de Mula a Venecia 1
di spedire la causa, tuttavia si vederà il fine... Roma, 7 de marzo de 1561.
Orig. Archivo Gonzaga de Mantua.
Lunedì fu concistoro, il quale si ridusse la mattina a buon hora e
1
durò fino a due hore di notte. Si lesse il processo del cardinal Caraffa
13. Consistorio de 3 de marzo de 1561 e la causa fu trattata per il governadore, intendo, con molta vehe-
...Deinde vero Sua S t a s , instante domino Alexandro Pallanterio menza; al quale il cardinal di Ferrara rispose come quello che sapeva
procuratore fiscali, mandavit domino Hieronymo de Federicis episcopo il tutto in materia delle cose di Francia e della guerra fu ascoltato, e
Sagonensi, gubernatori Urbis, ut referret processum causae contra tutti i cardinali intercessero; ma non valse, perche il pontefice disse
cardinalem Carafam; qui obediendo Suae Sanctitati retulit: duravitque che voleva far giustitia, e pronuntiava la sentenza prout in cedula,
relatio ab hora decima séptima ad vigesimam quartam. Post quam dando al governatore una polizza bollata, e commandandoli che non la
quidem relationem Sua S t a s pronuntiavit prout in cédula et terminavit dovesse aprire fino ad altro ordine suo, e questa conteneva la sentenza;
consistorium. et il giorno seguente il governatore si ridusse col fiscale et i suoi giu-
dici, et espedirono i laici, cioè il duca di Palliano, il conte di Alife suo
Iulius card. Perusinus [camerarius].
cognato, il sig r conte Leonardo di Cardine; ma non si sapeva come
Copia. Acta consist. Camer., IX, 38. Archivo consistorial del Vaticano. fosse 1' espedition loro; si dubitava male, per le parole che disse Sua
Santità in concistoro, onde poi il mercore il sig r Vargas si dolse con
14. Francisco Tonina al duque de Mantua 5
S. S t à che volesse mettere in si puoco conto le raccomandationi del
Roma, 5 de marzo de 1561. serenissimo re cattolico, che intercedeva per li signori Caraffi, come
Ie scrissi che faceva per 1' ultimo spaccio, e Sua Santità gli rispose che
...Il dì del concistoro il card Caraffa tanto si perse che non potea
voleva far giustitia ad ogni modo, se ben fosse anco contro il re Filippo.
parlare, hora dicono essere stata intimata a tutti la morte, et che detto
Card , e non parla ad alcuno, se non che urla a modo di animale. Il conte L a notte poi del mercore medesimo ad hore quattro entrorno i bari-
di Aliffa si voleva amazzare, ma gli hanno poste le guardie. Don gelli in Castello et andati alle stanze del duca di Palliano, gli dissero
Lonardo non si può aquietare, tuttavia vi sono seco li capucini confor- che lo volevano menare a Civita Vecchia, et egli, vedutosi che lo vole-
tatori. N. S. deve partire se no dimani o 1' altro, almeno lunidì certo vano far morire, gli disse che non conveniva che procedessero con lui
per Civita Vecchia, et la sera inanti si farà la essecutione. Il duca di in tal modo, per che era pronto a morire, ma desiderava haver tanto
Pálliano prega solo d' essere ¡spedito presto... tempo che potesse scrivere una lettera al suo figliuolo: e così gli por-
Orig. Archivo Gonzaga de Mantua.
torno da scrivere e la copia mando qui inclusa.
Fornito di scrivere, prese in mano un crocefisso et una candela
15. El Papa Pío IV a Aníbal de Hohenems 3 benedetta accesa e, doppo dette alcune orationi, andò alle stanze del
conte di Alife suo cognato col crocefisso e la candela in mano e, saluta-
Roma, 5 de marzo de 1561. tolo, disse: Fratello, andiamo di buona voglia, bisogna morire, anzi
Breve con la siguiente posdata autògrafa del Papa: Voi non andare alla vita, esortandolo con tal sorte di parole che intendo che non
doveti instare che el Re vi mandi, anci se vi vole mandar doveti far si poteva dir le più belle nè le più Christiane; e con lui andò alle stanze
ogni cosa per excusarvi, se però questa letera vi trovasse in viaggio et del sig r Leonardo di Cardine, et essortato ancor lui con efficacia a
che havesti comissioni importanti di Sua M t à non vi levammo la facultà morire volontieri et consolatolo, furono menati tutti e tre fuori di Cas-
dei [destruido] maravigliammo anchora che [laguna en el papel] hab- tello in Torre di Nona, dove furono decapitati, morendo tutti christia-
biati scritto in quel modo in favore de Caraffa, attento che Sua M t à ne nissimamente.
ha scritto in una altera manera et con altri rispetti. Cacciate [via] Poi ritornati i barigelli in Castello 2, che potevano essere le cinque
Avanzino et non impedite la g[ra]tia de li Borromei et porftate] ve bene. hore di notte, andorno alle stanze del cardinal Caraffa, il quale non sa-
Orig. Archivo de Hohenems.
peva niente di questo fatto, e destatolo, perche dormiva, disse uno de' ba-
rigelli: Monsignore, piace a Dio et al papa che dobbiate morire adesso
(1) Cf. a r r i b a , p. 176. (1) Cf. a r r i b a , p. 179.
(2) C f . a r r i b a , p. 176. (2) E s t e d a t o e s f a l s o ; el c a r d e n a l f u é e j ' e c u t a d o el p r i m e r o . V . l a
(3) Cf. a r r i b a , p. 123.
s i g u i e n t e " r e l a c i ò n d e T o n i n a , n u m . 17.
adesso, però disponetevi. Il cardinale interruppe e disse: Morire?repli- così entrato in camera, gli disse quello che era venuto a fare, il che era
cando due volte questa parola con admiratione; et alcuni dicono che per far esseguire quel tanto che era di mente di N. S. in farlo morire,
disse di più: Come deve morire uno che non è confessato nè convinto? al che ci dice, che detto cardi* rispose per dieci volte, io morire? adun-
Ma datemi da vestire, e fate almeno che mi possa confessare. Il barigel- que il Papa vuole che io muoia? Et finalmente chiarito che questa era
lo rispose: Se vi volete confessare, è qui un frate per questo, che vi 1' ultima hora, et che se non attendeva a confessarsi et accomodare li
attenderà; e contentandosi il cardinale che venisse, si finì di vestire casi suoi fra quel poco di tempo che ad esso bargello era stato statuito
sino al saio e domandando la cappa da cardinale e la berretta, dissero per fare 1' essecutione egli senz' altro aspettare haveria fatto esseguire
che havevano ordine di non gliela dare. Si lavò le mani, si confessò, la commissione sua, anchor che più volte replicasse, io che non ho con-
disse 1' ufficio della Madonna e i sette salmi, et, inginocchiatosi con le fessato cosa alcuna, morire? si dispose poi a confessarsi, il che fatto,
mani gionte, disse: Fate il vostro ufficio, e direte al governatore et al chiamò tutti gli astanti et li disse, siate testimoni, come io perdono al
fiscale che gli perdono; e così, messoli un laccio nuovo al collo per Papa, al Re di Spagna et al governadore et fiscale et altri nemici miei,
strangolarlo, si ruppe il laccio, et egli, levatosi in piedi, disse: Ah tra- poi postolo a sedere sopra una scragna li pose il carnefice il capestro
ditori, perchè mi stentate a questo modo? Poi tornatosi ad inginocchiare, al collo, et dopo haverlo fatto molto stentare lo finì pur al ultimo di
gliene posero un altro, il quale anco si ruppe; ma egli non potendosi strangolare. Andorno poi al duca di Palliano, qual condussero in Torre
più levare et essendo ancor vivo, lo finirono con un lenzuolo del suo di Nona et nel discendere dalla prigione di Castel S t 0 Angelo, dimandò
letto e lo portorno subito alla chiesa della Traspontina a seppellire, e dove lo conducevano, et allora il bargello non gli volse dire che lo con-
potevano essere nove hore incirca. ducessero a far morire, ma sol gli disse che lo conduceva in Torre di
La mattina poi per tempo furono posti i corpi degl' altri in Ponte Nona, et più oltre non sapea sin a quella hora. Al che detto duca
con alquante torcie, il duca in un cataletto coperto di un panno di rispose, che ben sapea che lo conducevano alla morte, che Christo
velluto colle armi de' Caraffi e quella della madre dalla parte destra; il glielo havea rivelato, et che di gratia gli lasciassero scrivere una
conte dalla sinistra; il sig r don Leonardo [su] due tappeti in terra, con lettera al figliolo. Così ridottosi nella camera dove sta prigione con
tanto concorso di popolo che ruppero fino il cataletto e gì' inciamporno sigurtà di non far fuga Giovanni da Nepi, interessato anch' egli in
addosso per la calca; e fu forza, quando gli volsero levar via, che pote- questo negotio, esso duca scrisse le due lettere che V. Ecc. vederà
vano essere quindici hore, portare un altro cataletto: et erano tutti con questa alligate, 1' una al figliolo, l'altra alla sorella, le quali sono
calpestati et infangati, perche piovette dal principio di questo fatto fino veramente Christiane, poi fu condutto a Torre di Nona, dove a lui et il
che furono seppelliti. conte di Aliffa et don Leonardo di Cardine fu troncata la testa. Morì
Il popolo minuto e grande biasimano il pontefice per troppo severo, il duca dispostissimo, eccetto che nell' istesso voler porre il capo sotto il
massime nella morte del cardinale e nella sepoltura dei tre, havendoli ceppo o tagliuola, cominciò a dire, aiutatime de gratia tentatione, abre-
fatti portare di Ponte con scuola della Misericordia fino a S. Giovanni nuntio Satanae, et finalmente fu ¡spedito; il conte d'Aliffa si dice che
decollato, dove portano ogni sorte di giustitiali; di dove i parenti gli ragionava anch' egli alcune parole Christiane, pur era fuor di se. Don
hanno poi tolti e portati altrove a seppellire in secreto. Leonardo di Cardine mori finalmente disposto. Delli corpi loro seguì
questo. Il cardie f u portato nella chiesa Transpontina, il duca et il conte
Copia. Misceli., III, 24, p. 493-497. Archivo secreto pontifìcio.
et D. Leonardo fumo portati la mattina per tempo in Ponte, il duca in
cadaletto piccolo et assai miserabile, ove giaceva con una veste di pelle
17. Francisco Tonina al duque de Mantua 1 in torno con due torze rosse, una per ciascun capo, il conte d' Aliffa et
D. Leonardo erano coricati in terra su due miserabili tapeti, longhi dui
Roma, 8 de marzo de 1561. brazzi o circa, et poi tutti infangati et calpestrati dal numero delle
... È finalmente finita questa tragedia Carafesca. Mercori alle genti che andavano a vedere. Il card' e è stato portato poi a sepellire
cinque hore di notte andò il barigello Gasparino 4 (come egli stesso ha alla Minerva, et si dice anco del duca, gli altri dui dicono che li parenti
narrato di bocca) primieramente al card le Caraffa, il quale dormeva trattavano di condurgli a Napoli. Del card'* di Napoli si spera univer-
supino, et benché già gli era stata notitiata la morte, come per la pre- salmente poco bene, ma di Pisa si tiene da tutti del sicuro pessimo fine.
cedente mia scrissi a V. Ecca, non di meno non poteva pur crederlo, et Di Monte non si sa quello eh' habbia a seguire, ma non se ne spera anco
bene alcuno. Havea detto N. S. di voler andare a Civita Vecchia, ma
(1) C . a r r i b a , p à g s . 179,181.
sin qui non vi è segno alcuno...
(2) G a s p a r i n u s de Melis, n o m b r a d o barisellus in a l m a U r b e p o r b r e v e
d e 20 d e m a r z o d e 1557. M i n . b r e v . , A r m . 42, t . X I I , n . 95, Archivo secreto
pontificio. C f . R o d o c a n a c h i , S t . - A n g e , 167. Orig. Archivo Gonzaga de Mantua.
luogo che si portono a sepelire i ladri et assassini che morono per gius-
18. Avviso di Roma de 8 de marzo de 1561 1 titia con i sbirri dietro per scorta et questo è stato 1' ultimo fin loro. Il
Papa disse la matina seguente al card. Borromeo, chel caso di costoro
Di Roma li 8 marzo 1561. Lunedi si fece concistoro sopra le cose de haveva da essere de gran documento a lui et che quando egli facesse il
Caraffi, che durò 8 hore di continove et passata un hora di notte si finì quarto delle cose che essi havevano fatto, pregava Iddio che fusse fatto
et vi fu letto un summario del processo di Caraffa dal governatore; et a lui come a loro. Questa notte passata a hora 5 fu cavato d' una sepol-
letto che fu, Sua S t à diede la sententia et pronunciò prout in cedula tura il card. Caraffa et accompagnato da 4 frati de quelli della Tras-
contra Caraffa et fatto questo si levorono li rev®* Carpi, Ferrara, Far- pontina, ove era sepolto, fu portato alla Minerva. Hora vi sono li 3 car-
nese, Crispo, Augusta et altri, et andavano da Sua S t à supplicandolo a dinali pregioni, cioè Napoli, Monte et Pisa che di loro si ne fa malissimo
volere usare qualche misericordia verso il cardinale et non punirlo giudicio, massime di Pisa che de lui si dubita più che delli altri.
secondo li demeriti suoi, massime per esser del sacro collegio, che è Di Venetia alli 14 marzo 1561. V. Stopio.
grado più eccellente in christianità; alli quali Sua S t à rispose che a Al dorso: Al Ulrico Fuccari. Augusta.
tanti enormi delitti non si poteva trovar luoco di clementia et che Orig. Urb., 1039, pàgs. 258b-259. Biblioteca Vatic.
a levare li scelerati fuor di quel collegio non ne poteva succedere se
non honore. Et così la notte del mercordì circa a hore 6 fu mandato in
19. Francisco Tonina al duqae de Mantua 1
Castello solo il barigello havendo seco il boia ad anuntiarli la morte
così al duca di Paliano suo fratello et al conte d' Aliffe et a Lunardo di Roma, 3 de diciembre de 1561.
Cardine.
Il cardinale dormiva et svegliato dal barigello facendoli intendere ...Di Franza non si ha da poi più altro, ma si crede che habbino
c' haveva a morire rispose: io ho a morire, et replicatosi che si, alzò la poca voglia di concilio, li capi et nel generale. Per contrario la S t à di
voce et disse: ò Re Philippo, ò Papa Pio, et poco di poi havendo diman- N. S. per ogni modo vuole eh' esso concilio si faccia, et da persona che
dato a vestire volendosi metter una veste et la baretta da cardinale, gli 10 può sapere, intendo che ha havuto a dire, faciamo pur il concilio et
fu detto che non lo facesse et vestitosi dimandò il confessore et confes- poi pensaremo alla esecutione, come che habbi in animo finito quello
satosi disse i sette salmi et altre orationi passeggiando et alle volte di provedere poi per altra via alle heresie. Questa sera intorno a un
ingenocchiandosi et finite le orationi disse sitio chiedendo de 1' acqua et hora di notte o circa con un pessimo aere, che si trovava, egli era sopra
beve, tenendo poi stretto et abbracciato un quadro di Nostra Donna, 11 corridori che vanno da palazzo a Castello, a lume di torze, ne pare
pregando che quello fusse poi dato a sua sorella et postosi di poi a che temi cosa alcuna, tanto è robusto in questa sua vecchiezza...
sedere si voltò alli ministri della giustitia et disse, se da me non volete Orig. Archivo Gonzaga de Mantua.
altro, fatte quello c' havete a far et fatte presto. Il laccio, col quale il
boia gli stringeva la gola, si ruppe per maggior pena et fu necessario 20. Avviso di Roma de 6 de diciembre de 15612
tome un altro col quale fu strangolato et fatto finir di morire et il corpo
suo involto in uno linzuolo fu portato a sepelire in S. Maria Transpon- . ..Sua S t à parlò della riforma [nel concistoro di hieri] che pur li sta
tina. Fu fatto poi intendere al duca di Paliano che ivi era venuto il tuttavia nel core, dicendo che voleva esser lei la prima a porvi la mano,
barigello, et levatosi ringratiò Iddio poi che era giunto al fine delle et massimamente nella corte, dove li pareva non esser ragionevole che
sue miserie, poi dimandò del cardinale suo fratello et gli fu risposto il concistoro nè altri vi ponessero la mano, et che perhò voleva far una
che n' era bene et ne laudò et ringratiò Iddio; tolto poi in mano un cru- bulla sopra le cose della sede vacante, nel qual tempo si faceva cose
sifisso s'inviò verso Torre di Nona, confortando sempre gli altri dui et assai che apportavano scandali; et disse di voler limitare l'autorità del
facendo loro animo et bellissime parole fino a quel punto che misse il camerlengo per quel tempo, non li parendo honesto che egli potesse
collo sul ceppo, onde tutti li circonstanti lagrimavano et così furono liberar banditi o confinati in galea, nè far salvo condutti et far pagar
tutti 3 decapitati et li corpi loro con le teste portati su la piazza di Ponte debiti della Sede Apostolica senza il consenso di tutto il collegio; et de
s. Angelo et furono posti vicino al Ponte verso Torre di Nona, quello simil facultà che tiene et anche circa la Penitentiaria che la faceva
del duca sopra uno cataletto con 2 torcie accese et quelli del conte alcune cose che non stanno bene; et disse che voleva che il conclave in
d' Aliffe et di D. Lunardo di Cardine sopra la terra nuda presso a pie sede vacante si dovesse far in Castello et che la elettione passasse per
del cataletto, et poi portati tutti 3 a sepelire di quel modo et di quello ballotatione et non per via de voti con pollize. Ma di questo ultimo non
(1) Cf. a r r i b a , p à g s . 109, 255.
(1) C i . a r r i b a , p à g s . 179, 185. (2) Cf. arriba, p. 270.
fece ferma deliberatione, per che S. manderà la bulla a tutti cardi- gli altri beneficiati in habito di prete; et la riforma della corte, Peni-
nali ad un per uno per poter dir il lor parere.... Sua Santità è stata tentiaria, Datariato et del conclave va tuttavia intorno et starà poco a
per 2 o 3 dì molto ristretta con li rev m l Alessandrino et Trani sopra le publicarsi...
cose della riforma; ma non s'intende che sia conclusa cosa veruna: ben Orig. Urb., 1039, p. 330. Biblioteca Vatic.
si dubitava che dovesse uscire una bulla che ogniuno andasse alle 24-34. Trabajos de reforma de Pío IV desde febrero hasta mayo
parocchiali et cure che hanno... de 1562 1
Il negocio della reformatione della Penitentiaria S. S t à ha rimessa 1. A v v i s o d i R o m a d e 8 d e f e b r e r o d e 1562
la consideratione alli rev m i San Clemente et Vitello con doi altri pre-
lati, et la reformation del Datariato ha rimesso alli rev m i S t a Fiore El lunes expidió el Papa un motu proprio: todos los beneficiados in
et S. Angelo. sacris deben ir en hábito talar (sottana di sotto il ginocchio) bajo pena
de excomunión ! .
Orig. Urb., 1039, p. 317b. Biblioteca Vatic.
Orig. Urb., 1039, p. 337. Biblioteca Vatic.
21. Avviso di Roma de 13 de diciembre de 1561 1 2. F r a n c i s c o T o n i n a al duque de M a n t u a

..;Giovedì si fece la solita congregatione nanti il papa, nella quale Roma, 21 de febrero de 1562.
si trattò la cosa della riforma et del concilio; ma fin qui non è determi- ... E uscito un motu proprio, che tutti che hanno beneficii o pensioni
nato niente, perche a cardinali non è parso conveniente che tanti o siano in sacris vadino in habito et tonsura, et perchè si trovano de
illust mi et reverenda! si riduchino sotto la custodia d' un solo castellano, coqui, de staferi et altri più vili persone servitori de card11 che hanno
ne gli è piaciuta la proposta della diminutione del vivere et riduttione beneficii et pensioni, alcuni card11 hanno fatto ricorso a S. B"Je perchè
a pane et acqua, se fra tanto tempo non s' accordassero a fare il papa questo editto si moderasse, et sopra questo è stata fatta congregatione,
nel castello di S t 0 Angelo, dicendo che sarebbe assai quando si ridu- ma non solo N. S. non ha voluto moderar quello, ma hoggi ni è uscito
cessero a far vita de frati, e disse Sua S t à che non era bene che nissun un' altro che sotto 1' ¡stesse pene di escomunicatione, carceratone,
cardinale tenesse più d' un cocchio et che in esso si potesse andare ad pecuniarie ad arbitrio et della privatione de benefici, tutti habbino
alcun atto publico nè tornare, ma sopra li loro muli et con le solite ubedito fra nove dì, altrimente si essequiranno le pene...
cavalcate; et furono fatti diversi altri ragionamenti et discorsi pur senza
conclusione. Orig. Archivo Gonzaga de Mantua.

Orig. Urb., 1039, p. 325>>. Biblioteca Vatic. 3. A v v i s o d i R o m a de 7 d e m a r z o d e 1562


El jueves hubo congregación de los cardenales ante el Papa sobre
22. Avviso di Roma de 20 de diciembre de 1561s la reforma de la Penitenciaría, cuya codicia ha de cercenarse, di che
il card. S. Angelo [Ranuccio Farnese] si duole.
...Le bolle della riforma delli ecclesiastici et del conclave va[nno]
intorno fra questi rev m i , et già il rev m o Carpi 1' ha sottoscritta, cosa Orig. Urb., 1039, p. 343b. Biblioteca Vatic.
che si pensava non dovesse fare così facilmente; et Sua S t à 1' ha data di 4. F r a n c i s c o T o n i n a a l d u q u e de M a n t u a
sua man propria al rev m o di Mantua suo zio, nella quale vuol S. S t à [ad]
ogni modo che la creatione si facci con ballottatione a usanza di Roma, 2 de abril de 1562.
Venetia. ... Hieri è stata congregatione nella quale fu disputato assai, se li
card'i che hanno pensioni o benefici in Spagna doveranno contribuire
Orig. Urb., 1039, p. 319b. Biblioteca Vatic.
alla concessione fatta alla M t à Cath ca delle 60 galere, et fu concluso
che non. Hoggi è stata congregatione sopra le cose della Penitentiaria,
23. Avviso di Roma de 10 de enero de 1562 3
la quale S. S t a dimostra ha ver animo di ridurre a pochissima authorità,
...Il giorno inanzi [lunedì passato vigilia della coronatione di S. S t à ] cosa che cede a molto danno del card le S. Angelo, il qual pertanto dopo
Sua Santità fece comandare sotto pena della sua disgrada, che nissun finita essa congregatione, nella quale sono intravenuti gli ufficiali prin-
cameriero andasse per Roma se non in habito ecclesiastico, et così tutti cipali di essa, si doleva et sbatteva assai, con alcuni altri card11, pur
(1) Cf. a r r i b a , p, 270. (1) Cf. a r r i b a , p . 270, n o t a 2.
(2) Cf. a r r i b a , p. 270. (2) P o r e f e c t o d e la r e s i s t e n c i a , la e j e c u c i ó n de e s t a d i s p o s i c i ó n t u v o q u e
(3) Cf. a r r i b a , p. 270. d i f e r i r s e h a s t a el p r ó x i m o c o n s i s t o r i o ; v. A r c o e n K a s s o w i t z , X V I I , n. 17.
2 5 . — H I S T . D E LÓS P A P A S , TOMO V I I , V O L . XV.
converrà che habbi patienza, perchè è già un pezzo che S. B n e ha voleva farsi altro, perchè gli dimandavano almeno qualche ricompenso
questa voglia. Se dimani fa buon tempo (che questa sera è gran pioggia) et restoro della ruina che gli era delli ufficii loro...
S. S , à havea desegnato di andare all' acqua di Salone, cioè a vedere
Orig. Archivo Gonzaga de Mantua.
quest' acqua, la quale è un vaso di bonissima acqua, che si è in opera
per condurla a Roma, et sarà b a s t e v o l e , senza bere più di quella del 8. A v v i s o di R o m a de 9 de m a y o de 1562
fiume, ma non sono ancora in essere li vasi, et vi sono qualche diffe-
renze... Reforma de la Cancelaría. Supresión del vivae vocis oráculo per
Orig. Archivo Gonzaga de Mantua. conto delle indulgentie, las cuales generalmente se han de conceder
con parsimonia.
5. A v v i s o d i R o m a d e 2 5 d e a b r i l de 1562
Orig. Urb., 1039, p. 362. Biblioteca Vatic.
E1 Papa celebra muchas congregaciones sobre la reforma, ma non
conclude niente; especialmente sobre la Dataria y la Penitenciaria, 9. A v v i s o di R o m a d e 16 de m a y o d e 1562
che sono di grandissima importantia per gli offitii di Roma che sono Ayer hubo congregación general de todos los cardenales. Se ha
fondate sopra l'intrate che si cavano dalle ispeditioni. expedido una bula sobre la reforma de la Penitenciaría.
Orig. Urb., 1039, p. 358*. Biblioteca Vatic. Orig. Urb., 1039, p. 363. Biblioteca Vatic. •vj
6. F r a n c i s c o T o n i n a a l d u q u e de M a n t u a
10. A v v i s o d i R o m a de 23 de m a y o de 1562
Roma, 2 de mayo de 1562.
Imprimióse la buia sobre la reforma de la Penitenciaría.
. . . L a S t à de N. S. è così entrata alla riforma di questi uffici di Orig. Urb., 1039, p. 366. Biblioteca Vatic.
Roma, che altro non si sente che stridi de gli ufficiali di Penitentiaria
et degli altri uffici, massime di Camera. Alla Penitentiaria si levano
35. Francisco Tonina al duque de Mantua 1
tutti le si in evidenti, che passino l'entrata di venti scudi et tutte le
assolutioni da delitti, et tante altre authorità che havea che dire il Roma, 22 de abril de 1564.
card^ S. Angelo, che gli levano d' entrata più de cinque mila scudi
1' anno. Al Camerlengo levano quasi tutta l'authorità et massime quella ... Si ragiona assai per corte che detto r rao Borrome'i sia dato tutto
che havea in sede vacante, grandissima, et in maniera passano le al spirito, et quasi a una vita theatina, della quale dubitando N. S., si
cose, che quelli che hanno comprati già gli uffici per cinque, sei et sette dice anco che 1' ha fatto eshortare a lasciar la pratica stretta che teneva
mila scudi, hor si dariano voluntieri per due et tre. Ogni cosa si riduce de essi Theatini et a loro, che sotto pene non vi pratichino...
alla Dataria, in maniera che molti mormorano che S. B n e tiri 1' acqua
Orig. Archivo Gonzaga de Mantua.
tutta al suo molino...
Orig. Archivo Gonzaga de Mantua. Francisco Tonina al duque de Mantua 5

7. F r a n c i s c o T o n i n a al duque de M a n t u a
Roma, 29 de abril de 1564.
... Qui si ragiona che N. S. tiene molto dispiacere della stretta pra-
Roma, 6 de mayo de 1562. tica che il r m o Borromei ha tuttavia con questi Theatini, li quali dicono
...Non si sente altro qui de presente che parlare di riforma, ha che S. S t à dice che mirano alle intrate et beni, più che alla santità che
S. B n e levato gli accessi, regressi et coadiutorie et le confidenze, sopra di fuora mostrano et che con destro modo ha fatto sapere ad esso
il che si ha da publicare una bolla rigorosissima. Quella della riforma ill mo Borromei quanto sarebbe il desiderio suo in ciò, con eshortarlo ad
della Penitentiaria non è stata ancora mandata in publico, perchè attendere alli negocii et carico che ha per non dar occasione a S. B n e
ancorché nel concistorio di luni prossimo passato S. B n e dicesse espres- di far altra provisione come seria necessario per il cumulo de negoci di
samente alli r m i card11 Cueva, Morone, Cesis et S. Clemente che gli questa S t a Sede...
parlorono per gli ufficiali che voleva che fusse com' era stabilita, non Orig. Archivo Gonzaga de Mantua.
di meno ottennero che si soprasedesse il publicarla per certo poco. (1) Cf. a r r i b a , p. 135.
Parlò non di meno S. B ne in presenza d' ogniuno molto chiaro che non (2) Cf. a r r i b a , p. 135.
sobre la historia de Paulo IV (vol. XIV, 415), es a saber, que nuestro
37. Francisco Tonina al duque de Mantua 1 historiador se dejó influir en su narración por la disposición de ánimo
que en cada tiempo reinaba en la curia, y por las relaciones con su
Roma, 12 de agosto de 1564. favorecedor, el cardenal Alejandro Farnese, muéstrase en alto grado
ne
... Di questo medico di S. B ditenuto variamente si ragiona, et en la Vida de Pío IV.
ancora che da molti sia detto che sia pur suspitione di veneno, laonde L a primera redacción de la Vita Pii IV de Panvinio apareció
si dice che viene anco fatto processo con il card le di Napoli, non di meno en 1562, como apéndice a la nueva impresión de Platina, que dispuso
la cosa va tanto secreta che non si ne può penetrare di certezza il vero. el editor de Colonia Materno Colino i . Este brevísimo esbozo (pági-
S. B n e si trova ancora a S. Apostolo, palazzo del s r card le Borromei in nas 340-342), germen de las posteriores biografías, llega hasta fines
vita acquistato dal s. ili. Antonio CoIona, et nel quale adesso si lavora de 1561. El conjunto es bastante incoloro, y por su brevedad induce
in fabrica di molta spesa et va S. B"* ad alto per sopra certi ponti che a veces a error. Así, por ejemplo, según esta narración, se ha de creer
non sono anco molto sicuri et dove tuttavia cascano pietre et altre cose que el cardenal Médicis residió en Roma durante todo el pontificado de
da muri... Paulo IV. Aunque no falta el acostumbrado elogio en el que nunca
Orig. Archivo Gonzaga de Mantua. fueron parcos los escritores humanistas, con todo, el conjunto está muy
lejos de ser un panegírico. Según todas las apariencias, esto se sintió
38. Onofre Panvinio biógrafo del Papa Pío IV mucho en la corte pontificia. Debió sobre todo causar extrañeza que se
pasase en silencio una cosa tan conocida y de que tanto se había hablado,
Pío IV es del número de aquellos Papas a quienes no ha cabido en como el origen florentino de los Médicis milaneses. Para lo demás que
suerte una extensa biografía. No fué ningún notable personaje, que faltaba, podía alegarse como disculpa la prisa con que se compuso este
atrajese a un biógrafo. Además, el último período del concilio de trabajo. Pero aquella omisión era una punzada para el encumbrado a la
Trento, que coincidió con su pontificado, llamó más sobre sí la atención suprema altura. Lo que indujo a Panvinio a su proceder, no es difícil
que lo que sucedía en Roma. Los breves esbozos biográficos de Pío IV, establecerlo. Él, que había tenido trato con el nuevo Papa cuando éste
que O. Panvinio añadió a la colección de las Vidas de los demás Papas, era cardenal, después de la elevación del mismo a la suprema dignidad,
son de una peculiar condición. Acerca de ellos ha levantado el velo un se vió defraudado en sus grandes esperanzas s . Susta sospecha (p. 161),
investigador no alemán, que también en otros respectos ha hecho una no sin fundamento, que también el trato de Panvinio con el cardenal
labor meritísima por lo que se refiere a la historia de Pío IV: J. Susta, Alejandro Farnese, que tenía tirantez de relaciones con Pío IV, influyó
con su valiosa monografía, publicada en lengua checa el año 1900, con para predisponerle contra Pío IV. A los cortesanos ni tampoco sin duda
el título: Pius IV pred pontificátem a na pocátku pontifikátu (Pío IV al mismo Pío IV, no podía ser indiferente el proceder de Panvinio,
antes de su pontificado y a los principios del mismo). Acerca de este pues un escritor tan leído y expedito ejercía gran influencia en la opi-
trabajo dió a la luz pública una ingeniosa disertación J. Goll en el nión pública. Tomóse la resolución de ganárselo. Panvinio obtuvo un
«Correo de la tarde» de Viena, 1902, Suplemento, núm. 21, sobre la cargo en la Biblioteca Vaticana, con un sueldo mensual de 10 ducados,
cual llamó la atención la «Revista Hist., LXXXIX, 330. A pesar de y además un presente pecuniario de otros 500 8. Publicó ahora tan
esto, los resultados de las investigaciones de Susta han pasado entera- pronto como pudo, una nueva Vita Pii IV. Para su trabajo recibió del
mente inadvertidos a los doctos. Tampoco los conoce Merkle, que en el Papa mismo oralmente una justificación de la sentencia de muerte
tomo II de su gran obra documentada Concilium Tridentinum, dedica contra los Carafas 4. Pero fuera de esto, los que rodeaban al Papa, le
un tratado muy circunstanciado a la vida y a los escritos de Panvinio, dieron aún algunas instrucciones, en las cuales se le prescribía una
en cuanto tienen relación con los Papas y conclaves de durante el con- serie de enmiendas para el retoque de su Vita. Como prueba de que
cilio. Con la penetración de ingenio que le es propia, somete Susta en Panvinio accedió con la mayor complacencia a estos deseos, remite
el apéndice II, p. 159 ss., a un examen crítico la Vita Pii IV de Panvi- Susta, aunque sólo muy brevemente, al Cód. Vatic. 6775 y al Cód. X-122
nio, en su edición de 1568, utilizada hasta ahora como fuente principal, del Archivo secreto pontificio (Emendanda, addenda vel demenda sine ulla
junto con las Relaciones venecianas. En su investigación llega al sor-
prendente resultado de que Panvinio en modo alguno es para Pío IV el (1) Cf. s o b r e él S c h r o r s e n los A n a l e s de la S o c i e d a d d e H i s t o r i a s o b r e el
fiador muy seguro, cual creía poder considerarlo todavía Müller (Con- R i n i n f e r i o r , L X X X V , C o l o n i a , 1908, 150 s.
clave de Pío IV, 228, nota 242). Lo que asenté en la presente obra res- (2) L o s d o s c i e n t o s e s c u d o s d e que P í o I V h i z o p r e s e n t e a P a n v i n i o
pecto de la Vida del Papa Carafa, al tratar de las fuentes y trabajos (v. P e r i n i , O. P a n v i n i o , R o m a , 1899, 24,219), e v i d e n t e m e n t e n o l e b a s t a r o n .
(3) V . P e r i n i , 219; M e r k l e , I I , cxxvi.
(4) Cf. a r r i b a , p. 184.
(1) Cf. a r r i b a , p á g . 110.
contradictione et si oportuerit meis sumptibus in vita Pii IV papae). lo IV modo signaturae iustitiae, modo gratiae, modo utrique praefuit.
Dada la importancia que tiene este asunto para inquirir la independen- Pauli IV severitas—omittendum, et praetereunda causa balneorum
cia de Panvinio, creemos que no será superfluo poner aquí literalmente, Lucensium et desiderii visendae fruendae patriae.
a lo menos una de estas instrucciones. Hállase en el Cód. Vatic, lat. Avitis aedibus—Non erant avita, sed nova aedificia a fratre mar-
6775, parte 2.a, p. 155-166b, y es como sigue: chione coepta.
Populari statu—Honorífico1 potius.si Iovio credimusinvita LeonisX. Vixii—addendum: nec tamen diem ullum praetermisit in quo litte-
Pater Pii IV. Sequendo ordinem naturae et temporum et persona- rariis studiis non incumberet, sic bonas horas consumendo.
rum, videtur prius facienda mentio avi, deinde patris, postea filiorum; Hic quoque vel alio in loco primum illud et liberale factum comme-
et antequam nomen Pii IV exprimeretur, nuncupandus esset simpliciter morandum videtur, cum fraternam adivisset haereditatem et dubitaret
Ioannes Angelus; deinde gradatim prout eius aucta est dignitas, immu- ne ob facta fratris, dum variis praefuit bellis, aliqui iacturam honorum
tandum nomen prothonotarii et archiepiscopi. suorum fecissent, redditum annuum mille aureorum ex censu fraterno
Medices—potius Mediceus. xenodochio seu, ut vocant, hospitali magno Mediolani concessit, ut ex eo
Marignani—vulgare nimis et etiam depravatum; nam Melegnanum primo resarcirentur damna passi, deinde pauperes infirmi alerentur; quin
dicitur vulgo. Latinior vox esset Melenianum. etiam propria sacerdotia satis ampli redditus eidem hospitali assignavit.
Paschae—Paschatis potius, licet alii contra. Existimatus est, tamen quam praecipue, cum Urbe inundatione
Paroeciae—cum a dictione graeca nápox°S descendat, dicendum Tyberis sub Paulo IV fame vexata, quicquid ipse in horréis ad familiae
potius Parochia; licet Budaeus contra. suae pro integro anno usum condiderat, liberaliter ad egenae plebis
Hic commemorandum videtur illud praesagium flammae lambentis substentationem primis mensibus deprompsit.
crines pueri dum noctu cum nutrice cubaret. Cardinalium ambitum, modestius ob varias dissensiones.
luri operam—prius philosophiae ac medicinae. Alexandro Farnesio, Hippolyto a Ferr. omittenda, cum electio ponti-
Consecutus est.—Deinde in patriam reversus in iurisperitorum colle- ficis tam homini quam Deo accepta ferenda sit.
gium cooptatus, aliquandiu forensi actioni inservivit 2, cum assiduis Qui laesi—qui alioqui laesi.
bellis 3 exagitata patria pacate in ea degere non posset. Florentiae, Allobroga—prius Allobroga.
Publicis muneribus deinde affiniate.—Hic quoque servandus ordo Labefactorum—labefactum.
videretur, ut primo recenserentur muñera, magistratus, provinciae Ante omnia, ne videatur id ei profecto egisse ut quaecunque decreta
quas ei delegavit Paulus III et quae singillatim enumerantur in praefa- Pauli IV subverteret, texenda est oratio ut appareat ob multorum que-
tione; deinde collatio archiepiscopatus, affinitas, cardinalatus. rimonias qui se Pauli sanctionibus iniuste tractatos lamentabantur,
Praefuit Asculanis—contraete nimis; ideo aliquanto latius expli- coactum esse novum ius rescribere.
canda, praesertim ubi aliquid insigne edidit. Estas instrucciones proceden manifiestamente de una persona que
Alter marchio—hic addenda dictio quae indicet esse illum de quo conocía con toda exactitud la vida de Pío IV. Su contenido es en parte
supra. de tal condición, que no queda duda alguna sobre el fin que con ellas se
Inique—hoc nimis aggravat factum Caesarianorum. Forte melius: pretendía. Si se lee ahora la segunda redacción de la Vita Pii IV, com-
quorundam aemulorum conspiratione. puesta por Panvinio, y que llega hasta 1562, se observa que dicho autor
Lites de finibus—propius videtur: finium regundorum disceptator et utilizó en ella con la mayor escrupulosidad casi todas las instrucciones
arbiter. que se le dieron.
Exercitus curator—Quaestor potius. De esta segunda redacción sólo conoce Susta el escrito que hay en
Parmam missis—Non misit, sed ivit, et quanquam nulla secum sti- el códice XI-122 del Archivo secreto pontificio. Opina que no se puede
pendia attulisset, opibus tamen amicorum, quos Parmae habuit, adiutus, asegurar con certeza que se publicó alguna vez esta segunda redacción,
valido praesidio urbem firmavit. pues, según dice, no ha podido hallar ediciones latinas de Platina del
Novissime—Hie praecedere debet mentio affinitatis, archiepiscopa- tiempo que media entre 1562 y 1568, pero que existe la segunda redac-
tus Ragusin., episcopatus Cassan. ción en la traducción italiana de Platina-Panvinio, que dió a la estampa
Consilio ipsius et opera atque solertia. en Venecia, en 1563, Miguel Tramezino l . En este respecto puedo yo
Publica muñera nulla attigit—aberrat a vero, quia sub Iulio III et Pau- (1) Cf. G. G a i d a , P l a t y n a e H i s t o r i c i L i b e r d e v i t a C h r i s t i a c o m n i u m
(1) Al m a r g e n : i l l u s t r i — c l a r o . p o n t i f i c u m , e n l a n u e v a e d i c i ó n de M u r a t o r i , R e r u m I t a l . S c r i p t o r e s , f a s e . 124,
(2) Al m a r g e n : se d e d i t . C i t t à di C a s t e l l o , 1913, p. x c v n , d o n d e h a y u n b u e n r e s u m e n de t o d a s l a s e d i -
(3) Al m a r g e n : b e l l o r u m t u r b i n i b u s . ciones y traducciones de P l a t i n a - P a n v i n i o .
completar las investigaciones de Susta. Tengo delante de mí: B. Plati- rosas expresiones el camino medio elegido por el Papa. Pero por otra
nae Historia de Vitis Pontificum Romanorum a D. N. Iesu Christo parte, el negocio tan espinoso del proceder contra los Carafas, aparece
usque ad Paulum Papam II longe quam antea emendatior, cui Onuphrii en un aspecto lo más favorable posible para Pío IV, enteramente así
Panvinii Veronensis íratris Eremitae Augustiniani opera reliquorum como se deseaba en la corte. Cuán condescendiente se mostró aquí
quoque pontificum vitae usque ad Pium IIII, pontificem máximum, Panvinio, lo pone a la vista un cotejo de las dos redacciones (v. abajo,
adiunctae sunt. Venetiis, apud Michaelem Tramezinum. Anno 1562. p. 395 ss.). No es seguramente demasiado duro el juicio de Susta,
Aquí se halla, págs. 315^-319, el texto latino de la segunda redacción. cuando observa (p. 163), que la segunda redacción posee todas las ven-
Al principio de la obra hay una dedicatoria de Panvinio a Pío IV, tajas, pero también todos los defectos de una historiografía oficial.
fechada Romae kal. octob. [l.° de octubre], 1561 l , en la cual se funda- L a nueva redacción de la Vita Pii IV púsola Panvinio también por
menta la edición con la proximidad del concilio general. No faltan allí base a la biografía de Pío IV que insertó en su gran obra «De varia
elogios para el Papa reinante: Cui enim aptius dicari de maximis ponti- Romani pontificis creatione libri X». Este trabajo, ampliado en muchos
ficibus liber scriptus potuit, quam pontifici máximo? et ei pontifici, qui pasajes, ha permanecido inédito; Merkle ha sido el primero en publi-
divinitus nobis in hac temporum hominumque pravitate datus est. Qui carlo (II, 586-601) según el manuscrito de Munich. El Cód. XI-122 del
pietate, religione, iustitia, prudentia et humanitate, ecclesiae ipsi iam Archivo secreto pontificio, utilizado por Susta, se le ha pasado por alto
in senium vergenti et fere collapsae pias manus porrigere et eam a Merkle. Sería de desear que tan pronto como los tiempos permitieran
iacentem attollere rursum atque paene confectam restituere sua virtute reanudar los trabajos en Roma, se cotejase de nuevo este códice con el
et Dei beneficio et potest et vult. En este sentido está también escrita manuscrito de Munich y también con Vatic., 6775.
la nueva Vida. En lugar del árido y descarnado esbozo primero, tene- Si Panvinio en la segunda redacción había cedido en gran manera
mos ahora una exposición amplia y rica en colorido, con tan copiosos a influencias extrañas, no menos hizo esto en una tercera, que dió a la
elogios del Papa, que casi se puede hablar de un panegírico. Muy al estampa en tiempo de S. Pío V. Entonces se había abierto camino en
principio se pone de realce el origen florentino de la familia, y aquí se la curia de Roma una opinión del todo diversa, y en parte muy desfa-
ha intercalado luego, conforme a la instrucción arriba citada, la leyenda vorable sobre Pío IV. Con penoso asombro se observa que Panvinio no
de la luz prodigiosa que dicen haber cercado de fulgores la cuna de tuvo ningún reparo en tener ahora cuenta en extensa medida con esta
Pío IV. También otras veces se han utilizado en su mayor parte lite- nueva dirección. La dedicatoria de Panvinio dirigida a S. Pío V está
ralmente las dadas instrucciones, pero se han hecho aún además otras fechada a 1.° de noviembre de 1567, por tanto, poco después de la reha-
numerosas variaciones, cuyo origen hay que buscarlo manifiestamente bilitación de los Carafas. Si Panvinio había antes puesto de realce la
asimismo en semejantes instrucciones, emanadas de los allegados del culpa de éstos, intercala ahora observaciones apologéticas. Para dar a
Papa. La narración del gradual encumbramiento de Pío IV es mucho conocer a qué influencia cedió en esto, remite Susta a una carta por él
más exacta que en la primera redacción. Para dar fuerza a su veraci- hallada, de Panvinio al cardenal Antonio Carafa, a quien importaba
dad, dice Panvinio dos veces que relata como testigo de vista (pági- mucho rehabilitar a su tío ejecutado. Susta trata (p. 163 ss.) con rigor
nas 316^ y 317). La oposición del cardenal Médicis a Paulo IV, pasada la conducta de Panvinio, y hace notar los maliciosos aditamentos, con
por alto en la primera redacción, y su ausencia de Roma, han sido los cuales la biografía de Pío IV, conservando la forma que había
ahora puestas de manifiesto cual correspondía. Las buenas cualidades tenido hasta entonces, adquiere ahora un carácter enteramente diverso.
de Pío IV, sobre todo su caridad, son más ampliamente exornadas en Panvinio procedió en ello con un arte digno de mejor causa. Luego al
la segunda redacción; al hacerse mención de los nepotes se hace resal- principio, la observación sobre el árbol genealógico de Pío IV, cuyas
tar y se alaba singularmente a S. Carlos Borromeo, pasado por alto raíces hacíanse provenir del suelo de Florencia, no fué, es verdad,
enteramente en la primera redacción. A los méritos de Pío IV respecto suprimida, pero se la destituyó de todo valor con la advertencia de que
del feliz éxito del concilio se les da más elevado realce y se los pone en también otros linajes se gloriaban de igual origen y parentesco. Al
más viva luz, señalando la oposición que forman con la conducta de los hacerse mención del padre del Papa, se pone la añadidura depresiva
anteriores Papas. Al mencionarse la decisión de la controversia sobre de que logró subir y medrar con los arrendamientos del cobro de los
la continuatio o la nova indictio del concilio, se elogia con las más vigo- derechos de aduanas. La narración de la luz prodigiosa que circundó la
cuna de Pío IV, está omitida. Fuera de eso, se han borrado también
(1) E s t a f e c h a c a u s a e x t r a ñ e z a , pues l a n a r r a c i ó n l l e g a h a s t a fines varias expresiones fuertes sobre Paulo IV, a quien en gran manera
de 1562, el p r i v i l e g i o de i m p r e n t a de Cosme de Médicis e s t á f e c h a d o a 1.° de S. Pío V veneraba. Está asimismo transformada la exposición de las
a b r i l de 1562, y el de V e n e c i a y a a 21 de a g o s t o de 1561. ¿Debió de h a b e r esco-
relaciones del cardenal Médicis con Paulo IV. El que la parte sobre el
gido P a n v i n i o la a d e l a n t a d a f e c h a de la d e d i c a t o r i a , p a r a p o n e r en olvido l a
primera redacción?
proceso y ruina de los Carafas haya sido variada sustancialmente en la
tercera redacción, pero no como en la segunda, en favor de Pío IV, Panvinio. Es sumamente penoso dar con tales artificiosos manejos en
sino esta vez, conforme a la corriente dominante, más en disfavor suyo, un hombre docto, por otra parte tan benemérito 1 . Panvinio era un
no es todavía el cambio más importante que hizo Panvinio. Son aún talento, pero no un carácter. La exposición de la historia contemporá-
más radicales las variaciones que introdujo en la descripción del carác- nea forma para todo historiador un peligroso escollo, en el que también
ter de Pío IV, a cuya bondad de corazón había dado Panvinio muy se estrelló Panvinio 2 .
vigoroso realce en la segunda redacción. De ello nada se ha quitado,
pero por medio de maliciosos aditamentos aparece Pío IV en una luz Panvinio sobre la ruina de los Carafas
de todo en todo diferente. Dícese allí que antes de la elección era Primera redacciòn Segunda redacción Tercera redacciòn
tenido como hombre bondadoso, pero que después se mostró muy de Carafarum eiusdem Carafarum Pauli IV Pontifex interim, vel
otra manera: que su carácter honrado y leal se convirtió súbitamente Pauli propinquorum res propinquorum crimina, eorum memor quae in
en astuto y desleal. En esta mezcla de alabanza y censura se ha visto tarn in patrui Pontifi- cum patruo pontífice, sui contumeliam cardi-
hasta ahora una prueba de la imparcialidad de Panvinio, una distribu- catu, quam aliis tempo- bello potissimum Nea- nalis Carafa in conclavi
ción objetiva de luz y de sombra. Después que Susta ha puesto de ribus patratas, et prae- politano, quo universa dixerat, vel ducis Pa-
manifiesto la historia de la formación de los esbozos biográficos de Pan- sertim bello Neapolita- paene Italia atque Urbs liani regiae pro Ducatu
vinio, esta interpretación se ha hecho insostenible. Un autor, que mer- no, quo universus ter- inprimis et propinquae Paliani compensationi
ced a influencias exteriores, en el curso de seis años ha cambiado por r a r u m o r b i s , a t q u e provinciae vexatae fue- (ut fama fuit) pro soro-
tres veces tan notablemente su juicio sobre un mismo personaje, no Urbs inprimis vexata runt, tum aliis tempori- ris filio inhians, aut
puede considerarse como testigo que sirva de norma para juzgar a fuerat, cardinalium ali- bus in publicam incur- (quod ipse aiebat) ut
Pío IV. Si por largo tiempo se ha considerado la última descripción del quot, et Urbis guberna- rentia offensionem pa- Romanorum pontificum
carácter de Pío IV, hecha por Panvinio, como una apreciación impar- toris Hieronymi episco- ttata c o g n o s c e r e , et propinquis s a l u t a r e
cial, muestra su formación que se trata de una no concertada junta de pi Sagonensis senten- legitimis poenis vindi- exemplum relinqueret,
un panegírico oficialmente sugerido y de una depresión, originada esta tiae subiecit. Unde cum care statuit. Ita que ut populos sibi créditos
última en un tiempo en que la disposición de ánimo se había cambiado eorum nomina i n t er quamquam suapte na- clementer acciperent et
en Roma. r e o s r e c e p t a essent, tura mitis et ab omni publica n e g o c i a pro
En este resultado nada puede variarse esencialmente por una carta Carolus et Alfonsus immanitate alienus,non ecclesiae dignitate con-
de Panvinio al cardenal Carlos Borromeo, de 16 de agosto de 1567, que Carafae, Scipio Rebiba potuit tamen et sui ho- ficerent, specie vindi-
se conserva en el Cód. F . 39, Inf. de la Biblioteca Ambrosiana de Milán. cardinales, Ioannes Co- noris et pontificii mune- candi ea crimina quae
Tacchi Venturi (I, xi) ha citado de ella un breve pasaje. El contenido mes Montorii, qui dux ris causa ab huiusmodi Carafae patruo Pontí-
del conjunto es el siguiente: Tengo intención de escribir algunas bio- Palliani dicebatur, Leo- capitali supplicio tem- fice, et bello potissimum
grafías de los Papas desde Sixto IV hasta Pío IV, per aggiongerle al nardus Cardineus, et perare. Neapolitano patrave-
Platina, que se ha impreso recientemente. He sido requerido muchas Comes Allifanus, cum rant, quaestionem capi-
veces a dar de nuevo a la estampa el Platina, y tengo que añadir tam- aliquot aliis Carafae talem in eos instituere
bién la Vida de Pío IV. No quiero publicar el libro antes que su Señoría domus clientibus, par- est aggressus.
lo haya examinado. Io sono obligato alia memoria di Pio IV et però son tim in Hadriani mole, VII Iduum Iuniarum Ita ut ad VII Idus
proceduto nel bene che lui fece con molte et affetuose parole; nel male partim in publicum car- igitur anni DLX Caro- Iunii MDLX quo die
(perchè anche lui fu huomo) con tutto quel rispetto et brevità che ho cerem diverso tempore lum et Alfonsum cardi- quinto ante anno Cara-
saputo senza pregiudicar però alla verità et questo 1' ho fatto accio che
(1) U n m é r i t o d e P a n v i n i o q u e nó h a b í a s i d o c o n o c i d o h a s t a a h o r a , h a
mi sia creduto il vero et non entri in opinione di bugiardo et adulatore,
s i d o p u e s t o e n c l a r o r e c i e n t e m e n t e p o r la p r o f u n d a i n v e s t i g a c i ó n d e O. H a r -
dalli quali errori me ne guardo quanto posso. V. S. piacendosi vedrà
t i g : su e n s a y o d e u n a i c o n o g r a f í a d e los P a p a s , e n e l c u a l se h a a t e n d i d o t a m -
questa debol faticha et la racconcierà, muterà, aggiongerà, levará
b i é n a las v e s t i d u r a s l i t ú r g i c a s c o n m á s e x a c t i t u d q u e e n t o d a s l a s coleccio-
quello che gli parrà sia honesto et conveniente che tanto mi sforzarò di n e s p o s t e r i o r e s d e r e t r a t o s d e P a p a s (v. el A n u a r i o H i s t o r . , X X X V I I I , 2 8 4 - 3 1 4 ,
lassar quanto lei comandará. Ruégole me devuelva pronto el libro, y L a f u n d a c i ó n de la B i b l i o t e c a p a l a t i n a d e M u n i c h p o r A l b e r t o V y J u a n
pues lo he de enviar a Colonia, donde se edita de nuevo. Lo impreso J a c o b o F u g g e r , M u n i c h , 1919 , 218, 274, 410).
llega ya hasta Clemente VII. (2) S o b r e el c a r á c t e r d e P a n v i n i o se s a b e h a s t a a h o r a t a n p o c o , que e s
No ha sido conocido hasta ahora, lo que respondió Borromeo. Pero a q u í m u y d e d e s e a r e s p e c i a l m e n t e la m o n o g r a f í a p r e p a r a d a p o r S c h r o r s , que
es en alto grado significativa esta carta respecto del modo de ser de s e a p o y a en sólidos y p r o f u n d o s estudios.
coniecti, quaestionibus nales ad consistorium fa purpurei pilei honore Ioannem Bertrandum
diligenter habitis sin- profectos, Ioannem vero donatus fuerat, Caro- presbyteros, Iulium Ru-
gulorumque causisexa- Caroli fratrem, et Mon- lum ipsum et Alfonsum vereum, et Luisium
minatis ex Pontificis toni comitem, Paliani cardinales ad consisto- Cornelium d i a c o n o s
auctoritate d a m n a t i ducem tum vocatum, rium profectos, Ioan- cardinales adesse iussit,
sunt. Ex his Carolus qui paulo ante ex Gal- nem vero Caroli fra- omnium i n s p e c t o r e s
cardinalis Carata, nono lesio Faliscorum in Ur- trem et Montorii comi- Gubernatori et Fiscali
carceris mensi carnifi- bem venerat, uxorisque tem Paliani ducem tum assistentes. Quibus co-
cis manu in mole Ha- eius fratrem comitem vocatum, qui paulo ante ram interrogati rei, car-
driani strangulatus est. Allifanum Leonardum- ex Gallesio Faliscorum dinalis Carafae scriptae
IoannesMontorii comes que Cardinem fratrum oppido in Urbem cum litterae productae, et
cum Allifano et Cardi- propinquum nihil tale ipsius Pontificislicentia quaestionum principia
neo securi in publico suspicantes in Hadriani venerat, uxorisque eius agitata. Novissima vero
carcere percussi, hor- molem, et per eosdem fratrem comitem Alli- causae cognitio iis non
rendum et maxime me- dies aliquot alios Cara- fanum, Leonardumque Quaestionibus dili- admissis, quum per no-
morabile spectaculum, fae domus clientes in Cardinem fratrum pro- genter per novem men- vem menses instituta,
insolensque instabilis publicum carcerem con- pinquum nihil tale sus- ses habitis, singulorum- singulorumque obiec-
fortunae sursum deor- iici mandavit. picantes, in Hadriani que criminibus accura- ta examinata fuissent,
sum omnia agitantis lu- molem, et per eosdem te examinatis, postremo P o n t i f e x seorsum
dibrium, in publico ex- dies aliquot alios Cara- quum tota causaad pon- quaestiones videre vo-
positi attonito et quor- fiae domus clientes in tificem pieno in consis- luit. Postremo, ut totius
sum isthaec tenderent publicum carcerem con- torio relata esset, Ca- iudicii series ab omni-
admiranti populo Ro- iici mandavit. rolus cardinalis maies- bus patribus cognosci
mano, p r a e b u e r u n t , Utque hoc iudicium Omnium quaestioni- tatis, ab ipso pontífice, posset, tota causa ad
quum omnes passim sine ulla suspicione bus relatores praefecit Comités Montorii et P o n t i f ì c e m pieno in
confluerent ad eos spec perageret, cardinalium U r b i s gubernatorem Allifanus, et Leonar- consistorio ab eodem
tandos, qui modo mise quaestioni, octo eius- Hieronymum Frideri- dus Cardines ab Urbis qui quaesierat Guber-
rabiliter extincti paulo dem ordinis patres, co- cum, episcopum Sago- gubernatore homicidii, natore diei spatio itera-
ante urbem Romam et mitis vero Montoni et nensem ministrum im- et aliorum quorundam ta est, non auditae ta-
Italiani omnem solo no- aliorum Hieronymum pigrum, audacem et criminum damnati sunt rnen patrum super ea re
mine perterruerant. Al- episcopum Sagonensem acris virum ingenii, iudicique rerum capita- sententiae fuere. Tunc
fonsus vero centum Urbis gubernatorem, et Alexandrum Palante- lium mandatum, ut Carolus cardinalis ma-
millibus aureorum per- Alexandrum Palante- rium procuratorem Fis- iuxta legitimas sanctio- iestatis ab ipso Pontifice
solutis, et Camerae rium Fisci advocatum ci. Ut autem hoc iudi- nes lege in eos ageret. damnatus, et omnibus
Apostolicae praefectu- praefecit. cium rite peragere vi- honorum gradibus exu-
ra deposita, reliqui va- deretur, cardinalium tus, curiae (ut vocant)
dibus d a t i s p r a e t e r quaestioni octo eiusdem saeculari castigandus
unum Cardinalem Re- ordinis patres integri- traditus est: qui cum
bibam dimissi sunt. tate et iustitia insignes Comitibus Montorii, et
Fridericum C a e s i u m Allifano, Leonardoque
episcopum, Bartholo- Cardine ab Urbis Gu-
maeum Cuevam, Ioan- bernatore maiestatis,
nem Michaelem Sara- et homicidii damnatis,
cenum, Ioannem Bap- morti est addictus iudi-
tistam Cicadam, Micha- cique rerum capitalium
elem Alexandrinum,. mandatum, ut iuxta ci-
tunc vero eius corpus
viles sanctiones, lege capite truncum misera-
in eos ageret. Sic sen- bili aspectu publice col-
tentiis in Cardinalem a locatum viderent. Illud
Pontífice, in D u c e m memoratu dignum,
vero a Gubernatore utrosque fratres non
Urbis subscriptis, Ca- solum religiose et pie,
rolus in Hadriani mole quemadmodum optimos
carnificis manu nocte christianos decet cum
quae Nonas Martias poenitentiae sacramen-
praecessit, strangula- to excessisse, sed fortis-
Sic cardinalis stran- tus, comités et Cardi- simo animo tantam ca-
gulatus, comités et Car- nes in Turris Novae lamitateci, perinde ac a
dines capitali supplicio (sic!) carcere capitali Deo iussam excepisse.
affecti, maxime memo- supplicio affecti, maxi- Ducis admirabilis con-
rabile spectaculum, in- me memorabile specta- stantia fuit, qui paulo
solensque instabilis for- culum, insolensque in- ante obitum et socios
tunae sursum deorsum stabilis fortunae ludi- metu caedis consterna-
omnia agitantis ludi' brium, in publico ad tos egregia oratione ad
brium populo Romano pontem Aelium exposi- mortis contemptum ad-
praebuerunt, iis vero ti, et paulo post ad dam- hortatus est, et litteras
qui secundiori aura al- natorum sepulchra re- pulcherrimas filio iuve-
tius provecti extra om- lati, populo Romano ni scripsit optimismoni-
nem sortem sese collo- attonito, et quorsum tis refertas, quibus ei
catos existimant docu- isthaec tenderent admi- christiano more bene
mentum memorabile, ne ranti, praebuerunt; iis precabatur. Cardinalis
summa potestate in veroquisecundiori aura cadaver in propinquadi-
summamlicentiam con- altius provecti, extra vae Mariae Transponti-
versa, illicita quaeque omnem sortem sese col- nae aede publico sepul-
committere, perpetra- locatos existimant, do- chro datum, mox ab eius
reque sese posse impu- cumentum memorabile, familiaribus ad Miner-
ne confidant. quum omnes passim vae translatum, et in fa-
confluerent ad eos spec- miliae eius sacello con-
tandos, qui miserabili- ditura est. Inter multas
ter ab eo pontífice quem Inter multas praeci-
p r a e c i p u a e damnati
ipsi potissimum ad tan- pua damnati cardinalis
cardinalis c a u s a e in
tae potestatis culmen causa fuit, quod senem
quaestionum codicillis
evexerant, extincti, nu- pontificem P a u l u m
relatae sunt, quod se-
turenutuquesuo cuncta quamquam in bellum
nem pontificem Pau-
moderabantur. Ducis pronum, tamen non so-
lum, quamquam in bel-
praesertim casum ani- lum bellicarum rerum
lum p r o n u m , tamen
mo reputantes, quem sed omnis civilis guber-
bellicarum rerum impe-
paulo ante insigni mili- natoris imperitum falsis
ritum, f a l s i s nuntiis
tum et equitum manu nuntiis et consiliis dece-
et consiliis decepisset,
stipatum, ac per Urbem pisset, multosque et ma-
multos et maximae dig-
more paene regio ince- ximae dignationis viros
nationis viros eius belli
dentem conspexerant, eius belli occasione
vexare, persequi et coccasione vexare ius- riam et malo assuetam esset, Cardinalemanimi
etiam occidi iussisset, ssisset: quodque varias spem omnem in melio- excelsi et intrepidi si
varias litteras et notas 1litteras et notas arbitra- rem vitam praecidisse dimitteretur in suorum
arbitrarias ementitus, riast e m e n t i t u s eius et omne mitigandae quempiam aliquando
et ut paucis omnia com- tunius praecipue opera poenae temperamen- impetum facturum. Quo
plectar, quod eius unius cquinquennalibus inter tum abstulisse, denique timore eum semel gra-
praecipue opera totum rreges Hispaniae et Gal- nullum apud Pium pon- vissime laesum tolli ius-
id bellum quod Paulus 1liae ictis induciis frac- tificem mansuetudini sit, in reliquos clemen-
gessit susceptum, diu- ttis, totum id bellum aut clementiae locum tius, quos minus pec-
tiusque máximo non cquod Paulus gessit sus- reliquisse, quod ex eo casse profitebatur haud
privatorum solum, sed cceptum diutiusque non certius licuit coniicere dubie acturus, ni fortu-
totius fere christiani ssine magno Sedis Apos- quum longe mitius ac- na iis adversa pontificis
orbis damno et aposto- ttolicae detrimento pro- tum sit cum Alfonso, inflammatum animum
licae sedis dedecore cductum fuisset. qui mansuetae conti- impulisset.ut eos potius
productum fuisset. nents naturae haud du- perdendos, quam Car-
bium specimen dabat; dinalem conservandum
Comitis vero et alio- Corniti propter cri-
ipse namque pecunia existimasset.
rumpraetersupradictas imen laesae maiestatis,
tantum et Camerae Aliquanto mitius cum
causas (cum cardinali iet sociis, uxoris gravi-
Apostolicae praefectu- Alfonso cardinali, qui
enim conspirasse vide- (dae et adulteri indicta
ra multatus, cum reli- mansuetae continentis-
bantur) innocentis uxo- icausa caedes obiectae.
quis omnibus libere di- que naturae haud du-
ris gravidae et suspecti Fuerunt plerique eo
missus est. bium specimen dabat,
adulterii ob suspicio- •tempore iureconsulti,
nem solam indigna cae- iqui constantissime asse- actum: ipse namque,
des. Audivi ego a pon- verarunt, iudicium id qui die obitus Pontificis
tífice se aegerrimo ani- iniquum fuisse, quum quaedam e cubiculo
mo id omnino fecisse et Cardinalis sine testibus eius subripuisse accusa-
nihil sibi tota vita lugu- ex suis tantum litteris tus fuerat, centum milli-
brius quam huiusmodi eorum redargutus dam- bus aureorum Vitellii
iudicium accidisse liben- natusque fuisset, quae cardinalis studio com-
tissimeque ad mitiorem Pauli IV iussu ab se paratis, persolutis, Ca-
poenam facile se fuisse facta esse contendebat, merae A p o s t o l i c a e
inclinaturum, si id vel iis quae sibi obiecta praefectura multatns,
salvis aequioribus legi- fuerant more Romano cum reliquis omnibus
bus facere, vel aliquami quaestioni et tormento libere, ea conditone ta-
de illorum mutatione: subiecto non expressis, rnen dimissus est, ne
moribus fiduciam habe-• dilationibus quas pete- Urbe egrederetur.
re potuisset. Necessa- bat non concessis, patro-
rium enimhis qui postea nis vero eius raro audi-
Romanorum pontificumi tis. Pontifex vero videri
propinqui futuri erant,, voluit eos non eo Consi-
esse affirmabat, qua ra- lio vinxisse ut morti
tione se in summa po-- traderet, at in quaestio-
testate locati gesturii nibus habendis exacer-
sint, exemplum praebe-- batus magnitudinemde-
re: et anteactam ilio-• mum rei intellexisse,
rum vitam sanguina-- quum ei persuasum

2 6 . — H I S T , D E L O S P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.


INDICE D E L A S PERSONAS CITADAS
en el presente volumen

Alba, duque de, 207. Bellay, Juan du (cardenal), 40, 42,


Alberto V (duque de Baviera), 44, 47, 53, 54 , 62, 74, 75, 78, 79|
121, 194, 234, 236, 269, 279. 182.
Alberto Álcibíades (margrave de Berghen, Roberto de (obispo de
Brandeburgo), 162, 163, 165. Lieja), 231.
Alife, Ferrante (conde de), 151, Bertrand (cardenal), 47, 48, 160.
152, 157, 164, 170, 175, 176, 180. Bocbetel (obispo de Rennes, em-
Alife, Violante de (esposa de Juan bajador francés en Viena), 218.
Carafa, duque de Paliano), 150, Bondono de Branchis, Firmano
151, 152, 160, 165, 166, 167, 170, Luis (maestro de ceremonias en
el conclave de Pío IV), 62.
Arco (conde, camarero mayor de Borbón(Vendóme), Carlos de (car-
Fernando I), 305. denal), 42.
Arco, Escipión de (embajador ex- Borghese, Marco Antonio (abo-
traordinario imperial), 140, 187, gado del cardenal Carlos Ca-
190, 195. rafa), 166.
Arco, Próspero de (conde, emba- Borromeo (familia), 123, 130, 131.
jador imperial en Roma), 197, Borromeo, Camila (hermana del
198, 204, 206, 243, 245, 250, 334. cardenal San Carlos Borromeo,
Armagnac (cardenal), 41, 44, 47, esposa de César Gonzaga, conde
54. de Guastalla), 119.
Arrivabene, Juan Francisco (fa- Borromeo, San Carlos (cardenal),
miliar del cardenal Hércules 26, 116, 117, 118, 119, 120, 121,
Gonzaga), 270,282. 123, 124, 125, 126, 127, 128, 129,
Augusto (príncipe elector de Sa- 130, 132, 133, 134, 135, 136,137
jorna), 225. 138, 143, 155, 157, 204, 208, 211
Avalos, Fernando Francisco. V. 212, 214, 227, 230, 233, 242, 246,
Pescara. 247, 250, 254, 255, 261, 262, 267,
Avalos de Aragón, Iñigo (carde- 271, 272, 281, 282, 283, 284, 287
nal), 173. 292- g 9 , 302, 309, 315, 323,332',
Avila, Luis de (enviado español 334, 341, 3D5.
en Roma), 312, 313, 314. Borromeo, Federico (conde, so-
Ayala, Juan de (enviado español brino de Pío IV), 116, 118, 119.
en Roma), 244, 247. 126, 130, 131, 132.
Borromeo, Francisco (conde, tío
Bagno^ Juan Francisco (conde), del cardenal San Carlos Borro-
meo), 127.
Barano, Julia (madre de Virginia Borromeo, Gilberto (conde de
della Ròvere), 119. Arona), 115, 116.
Bayo, Miguel (teólogo), 231. Borromeo, Guido (conde, tío del
Bellay, Eustaquio du (arzobispo cardenal San Carlos Borromeo),
de París), 319. 127.
Cordella, Fabio (maestro del con- Erico II (duque de Brunswick),
Bourdaisière, Filiberto Babou de 164, 165, 166, 168, 169, 170, 172, clave), 73. 227.
la (embajador francés en Roma, 175, 176, 177, 178, 180. Córdoba, Francisco de (francis- Erico XIV (rey de Suecia), 232,
cardenal), 172, 204, 206,217, 218, Carafa, Juan Pedro (más tarde cano español), 304. 233.
301. papa Paulo IV), 241. Corgna (cardenal), 47, 48, 80. Este, Hipólito de (cardenal de Fe-
Bourdaisière. Juan Babou de la Cardine, Leonardo de, 151, 152, Corgna, Ascanio della (jefe ponti- rrara), 42, 43, 44, 45, 46, 47, 49,
(obispo de Angulema, cardenal), 157, 164, 170, 175, 176, 180. ficio), 38, 39, 40. 50, 52, 54, 55, 56, 58, 65, 66, 69,
190,271. Carlos III (duque de Saboya), 96, Cornaro (cardenal), 48, 51,79, 160, 71, 72, 75, 76, 86, 87, 88, 89, 143,
Brancaccio, César (familiar del 97. 336. 158, 175, 176, 215, 217.
cardenal Carlos Carafa), 157. Carlos V (emperador), 57, 71, 98, Cornaro, Marcos (arzobispo de Este, Isabel de (madre del carde-
Branda (cardenal), 59. 100, 158. Spalato), 280. nal Gonzaga), 240.
Braun, Conrado (teólogo), 304. Carlos IX (rey de Francia), 217, Correggio, Jerónimo de (carde- Este, Luis de (cardenal), 173.
Brendel, Daniel (arzobispo y prín- 248,328, 331, nal), 173.
cipe elector de Maguncia), 234. Carpi, Pío Rodolfo (cardenal), 40, Cosme I (duque de Florencia), Facchinetti, Juan Antonio (cano-
Brus de Muglitz, Antonio (arzo- 44, 45, 47 , 48, 49, 51, 52, 53, 59, 46, 47 , 51, 58, 61, 66, 67, 72, 84, nista, más tarde papa Inocen-
bispo de Pragal, 250, 259, 278. 60 68, 69, 70, 71, 72, 77, 79, 82, 85, 86, 99, 104, 105, 112, 113, 114, cio IX), 292.
Buoncompagni, Hugo (cardenal, 87, 143, 147, 158, 167, 175, 210, 115, 118, 119, 121, 131, 148, 167, Farnese (familia), 119.
más tarde papa Gregorio XIII), 214. 173, 181, 182, 214. Farnese, Alejandro (cardenal), 48,
292. Castagna. Juan Bautista (arzobis- Crispí, Tiberio (cardenal), 47 , 54, 49, 52, 55, 56, 59, 60, 65, 68, 70,
po de Rossano, más tarde papa 176. 74, 75, 77, 79, 80, 81, 82, 84, 87,
Calvino (Juan), 27, 28. Urbano VII), 284, 318. Cueva, Bartolomé de la (carde- 88, 100, 101, 143, 158, 176, 214,
Campegio, Francisco (obispo de Catalina de Médicis (regente de nal), 47, 50, 63, 73, 109, 143, 160, 329, 335.
Feltre), 247,321. Francia), 46, 52, 70, 217, 250, Farnese, Octavio (duque, genera-
273,313. .. „ 163, 164.
Canisio, San Pedro (jesuíta), 304, J
lísimo de las tropas pontificias),
309. Cauco, Antonio (arzobispo de Cor- Chátillon, Odet de (obispo de 100.
Canobio, Juan Francisco (nuncio), fú y Patras), 260. Beauvais, cardenal), 42. Farnese, Pedro Luis (duque de
232, 237, 244, 245, 248. Cayetano de Tiene (San), 26. Parma), 99, 101.
Capece, Marcelo (cortesano del Cesarini (familia), 184. Dandino (cardenal), 42, 46, 47, 72, Farnese, Ranuccio (cardenal), 48,
duque de Paliano), 151, 160, 164, Cesi (cardenal), 47, 75, 81, 82, 83, 78, 219. 55, 63, 335.
167. 85, 133, 160, 210. Danés, Pedro (obispo de Lavaur), Federicis, Jerónimo de (obispo de
Capizuchi (cardenal), 41, 48. Cicada (cardenal), 48, 143, 160, 291. Sagona, gobernador de Roma),
Capodiferro (cardenal), 42, 47, 72, 182, 213, 271, 273. Delfino, Zacarías (obispo de Le- 152, 157, 159, 160, 168, 169, 175,
78- , , Clemente VII (papa), 57, 96, 97, sina, cardenal), 198,200, 201,204, 184.
Capua, Pedro Antonio de (arzo- 240. 208, 210, 211, 212, 219, 221, 222, Federico II frey de Dinamarca),
bispo de Otranto), 286. Colonna (familia), 183, 184. 224, 233, 235, 237 , 248, 250, 253, 232.
Caracciolo, Ascanio, 66. Colonna, Fabricio (hijo de Marco 254, 255, 262, 273, 278, 299, 305, Felipe II (rey de España), 32, 44,
Antonio Colonna, esposo de Ana 308. 45, 49, 50, 52, 57. 59, 60, 61, 63,
Carafa (familia), 38, 39, 40, 48, 51, Borromeo), 130.
146. , Dolerá (cardenal), 45, 48, 70, 143, 64, 65, 67 , 68, 69, 70, 71, 75, 76,
Colonna, Juana de Aragón (madre 147. 78, 80, 84, 86,89,90,91, 120, 123,
Carafa, Alfonso (cardenal de Ña- de Marco Antonio Colonna),
póles), 39, 48, 79 , 82, 83, 84, 85, Draskovich, Jorge (obispo de 131, 132, 147, 148, 149, 153, 154,
156. 155, 156, 161, 164, 173, 174, 175,
87, 83, 146,153,157, 158,159, 160, Pees), 251, 259,260, 279, 284,287,
161, 164, 166, 175, 181, 182, 183. Colonna. Marco Antonio, 38, 66, 313. 179, 181, 183, 18b, 187, 188, 189,
Carafa, Antonio (marqués de Mon- 149, 150, 153, 155, 156, 183. Dudith, Andrés Sbardelato (obis- 191, 193, 197, 198, 199, 202, 204,
tebello), 40, 85, 86, 157,183. Colonna, Pompeyo (jefe de las po de Knin), 264, 280,284. 205, 206, 207, 212, 218, 238, 244,
Carafa, Carlos (cardenal), 40, 41, tropas auxiliares pontificias con- 247, 248, 249, 267, 268, 274, 283,
43, 48, 49, 53, 54, 55, 56, 59, 60, tra los turcos delante de Malta), Eichhorn, Joaquín (abad de Ein- 299, 312, 313, 314, 315, 321, 322,
64 65 66, 67 , 68, 69, 70, 72, 75, 89. siedeln, procurador suizo en 323, 325, 338, 339.
76 77, 78, 79, 82, 83, 84, 85, 86, Commendone, Juan F r a n c i s c o Trento), 263. Fernando (archiduque de Austria,
87, 88, 89, 90 , 91, 104, 146, 147, (obispo de Zante, nuncio, carde- Elio, Antonio (patriarca de Jeru- gobernador de Bohemia), 221.
148, 149, 150, 151, 152, 153, 155, nal), 218, 219, 220,221,222,223, salén), 260. Fernando I (emperador), 45, 61,
156, 157, 158, 159, 160, 161, 162, 224 , 225, 227 , 228, 229, 230, 231, Ems. V. Hohenems. 98,99, 120,122,131,139, 140, 186,
163, 164, 165, 166, 167, 168, 169, 232, 233, 234, 235, 237, 261, 262, Enrique (infante de Portugal, car- 187, 191, 194, 195, 196, 197, 198,
170, 171, 173, 174, 175, 176, 178, 296, 322, 340. denal), 42, 50. 199, 200, 201, 202, 204, 206, 208,
179, 180, 183. Concini, Bartolomé (agente floren- Enrique II (rey de Francia), 44. 209, 210, 211, 212, 215, 216, 218,
Carafa, Diomedes (cardenal), .48, tino en Roma), 46, 86. Enrique VIII (rey de Inglaterra), 219, 220, 221, 223, 237, 238, 241,
81, 177. 183. Concini, Mateo (enviado floren- 331. 243, 244, 245 , 246 , 248, 249, '.50,
Carafa, Juan (duque de Paliano), tino en Roma), 46. Enrique el Joven (duque de Bruns- 259, 261, 262, 268, 273, 276, 277,
38, 39, 40 , 48, 146, 150, 151, 152, Consiglieri (cardenal), 15. wick-Wolfenbuttel), 226. 278, 279, 288, 295, 296, 298, 299,
153, 155, 156 157, 158, 160, 161, Contarmi (cardenal), 305.
300, 302, 303, 304, 305, 306, 307, 273, 274, 275, 281, 284, 290, 293, denal), 172, 189, 191, 194, 196, 123, 140, 143, 150, 190, 210, 246,
308, 309, 310, 321, 324, 325, 326, 294, 2%, 297, 301, 318. 197, 209, 219, 226, 232, 237, 238, 256, 257, 259, 260, 265, 268, 274,
327, 329, 332, 333 , 338. Gonzaga, Vicente, 144. 239 , 240, 241, 242, 243, 244, 245, 280, 284, 286, 291, 294, 295, 319,
Ferreri, Pedro Francisco (obispo Granvela (consejero de Margarita 248, 258, 265, 266, 276, 297, 301, 332, 336, 338, 341.
de Vercelli, nuncio en Venecia, de Parma, cardenal), 173, 231. 322, 329, 340. Madruzzo, Ludovico (cardenal),
cardenal), 173. Grasso, Carlos (obispo de Monte- Hoya, Juan de (obispo de Osna- 173.
Ferrier, Arnaldo de (embajador fiascone), 331. brück), 229. Manne, abad de (enviado francés
francés en Trento), 273, 293,330, Gregorio XIII (papa), 33. en Roma), 193, 197, 200, 202.
331. Gualterio, Sebastián (obispo de Ignacio de Loyola (San), 26. Mansfeld, Juan Gebhard de (arzo-
Figueroa, Juan de (embajador es- Viterbo, nuncio en Francia), Isabel (reina de Inglaterra), 188, bispo de Colonia), 227.
pañol en Roma), 44, 45. 190, 238, 250. 233. Marcelo II (papa), 102,103.
Filonardo, Pablo (secretario del Guerrero, Pedro (arzobispo de Iván Wassiljewitsch el Terrible Margarita de Parma (goberna-
cardenal Alfonso Carafa), 157. Granada), 255.256, 264,273, 288, (zar), 245. dora de los Países Bajos), 231.
Fornero, Ambrosio (camarero del 289, 313, 315, 339, 340, 344. María Estuardo (reina de Esco-
cardenal San Carlos Borromeo), Guido, Antonio (conclavista), 43. Joaquín II (príncipe elector de cia), 233.
136. Guillermo (duque de Cléveris-Jü- Brandeburgo), 98, 225, 226. Marini, Leonardo (dominico, ar-
Fosearan, Egidio (dominico, obis- lich), 230. Juan (margrave de Brandeburgo), zobispo de Lanciano), 281, 282,
po de Módena), 318. Guisa (familia), 43. 192,220. 284, 318.
Francisco I (rey de Francia), 93. Guisa, Carlos de (arzobispo de Juan Federico (duque de Wei- Martinengo, Jerónimo (abad, nun-
Francisco II (rey de Francia), 44, Reims, cardenal de Lorena), 42, mar), 225. cio para Inglaterra), 233.
190, 193, 198, 199, 202, 203, 204, 233, 290, 291, 292, 294, 295, 297, Julio II (papa), 50, 101, 102, 190, Mártires, Bartolomé de los (arzo-
212,217. 298, 301, 302, 310, 318, 319, 321, 215, 219, 240, 242, 253, 256. bispo de Braga), 134, 247, 335
Francisco de Sales, San (obispo), 327 , 329, 331, 332, 334, 336, 338, Mascareñas, Fernando Martínez
355. 340, 341, 342 , 343, 344, 346. Kerssenbrock, Remberto de (obis- de (embajador portugués en el
Guisa, Francisco de (duque), 42, po de Paderborn), 227. concilio de Trento), 259.
Gaddi (cardenal), 48. 313. Kolosvary, Juan de (obispo de Massarelli, Angel (obispo de Te-
Galli, Tolomeo (secretario de la Guisa, Luis de (cardenal), 47, 54, Csanad, procurador húngaro en lese, secretario del concilio),
cancillería de Estado pontificia, 55, 57, 76, 77, 78, 80, 81, 82, 83, Trento), 264. 187, 242, 255.
cardenal), 128. 84, 86, 87 , 88. Konarsky, Adán (preboste de Po- Massaria (hereje), 236.
Gambara, Francisco (obispo de sen, embajador extraordinario Màssimi (familia), 184.
Brescia, cardenal), 173. Haller, Leonardo (obispo de Eich- polaco en Roma), 188. Màssimo, Domingo de, 164.
Geraldi, Juan (enviado pontificio stätt), 284. Maximiliano II (rey de romanos,
para Rusia), 246. Hohenems (familia), 115, 121, 122, Laínez, Diego (general de los je- emperador), 139, 202, 304, 305,
Gesualdo, Alfonso (cardenal), 173. 123. suítas), 214, 285, 289, 292, 297, 309,321,332,333,334,338.
Gherio (obispo de Ischia, enviado Hohenems, Elena de (hija de Wolf 316, 317, 318, 330. Médicis (familia milanesa), 92, 94,
pontificio para España), 206, 207. Dietrich), 116. Lansac (embajador francés en 96, 97.
Ghislieri, Miguel (dominico, car- Hohenems, Gabriel de (sobrino de Trento), 266, 273, 293, 295. Médicis, Augusto de (hermano de
denal), 48, 63, 79, 162. Pío IV), 116, 123. Leiva, de (general del emperador Pío IV), 97,115.
Gianfigliazzi, Bongianni (enviado Hohenems (Ems), Jacobo de (pri- Carlos V), 95. Médicis, Bernardino de (padre de
florentino en Roma), 46. mo de Marcos Sittich I de Hohe- Lenoncourt (cardenal), 47, 50. Pío IV), 92, 93.
Gienger, Jorge (consejero impe- nems), 115. Lenzi, Lorenzo (obispo de Fermo, Médicis, Clara de (hermana de
rial), 194, 195. Hohenems, Jacobo Aníbal de (so- nuncio en Francia), 238. Pío IV), 95, 115.
Givry, de (cardenal), 42. brino de Pío IV, conde, capitán León X (papa), 51, 143. Médicis, Juan de (hijo de Cosme I
Gonzaga, César (conde de Guas- general de la Iglesia), 116, 123, Leyen, Juan von der (arzobispo de Florencia, cardenal), 118,
talla), 119, 130. 155. de Tréveris), 228, 229. 133, 214.
Gonzaga, Curcio, 61. Hohenems, Marcos Sittich I de, Lorena, cardenal de. V. Guisa, Médicis, Juan Angel de (cardenal,
Gonzaga, Ferrante ( c o n d e de 95, 115. Carlos. más tarde papa Pío IV), 45, 47,
Guastalla), 119. Hohenems, Marcos Sittich II de Lottino (agente en Roma del du- 48, 49, 51, 52, 55, 56, 58, 59, 61,
Gonzaga, Francisco (cardenal), (obispo de Constanza, cardenal) que Cosme I de Florencia), 46. 64, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88,
173, 282. 116, 122, 173, 251, 255, 274. Luna, conde de (embajador espa- 89, 92, 93, 94, 95, 96, 97, 98, 99,
Gonzaga, Guillermo (duque de Hohenems, Margarita de (hija de ñol en Trento), 295,302, 314, 319, 100, 101, 102, 103, 104, 105, 106,
Mantua), 257. Wolf Dietrich), 116, 123. 321, 325, 334, 338, 341. 116, 148.
Gonzaga, Hércules (cardenal de Hohenems, Wolf Dietrich de (hijo Lussy, Melchor (landamán de Un- Médicis, Juan Bautista de (herma-
Mantua), 44,48,49,53, 54,55, 56, de Marcos Sittich I, esposo de terwalden), 263. no de Pío IV), 97, 98.
58, 59, 60 , 61, 63, 64, 65, 66, 67, Clara de Médicis, h e r m a n a Médicis, Juan Jacobo de (hermano
68, 69, 71, 76, 77, 78, 84, 90, 147, de Pío IV), 115. M.adruzzo, Cristóbal (obispo de de Pío IV, castellano de Musso),
150, 175, 239, 240, 241, 242, 246, Hosio, Estanislao (obispo de Er- Trento, cardenal), 47, 55, 56, 60, 93,94,95, 96,98, 99,101,102,10'3
252, 255, 257, 265, 266, 271, 272, meland, nuncio en Viena, car- 61, 64, 65, 68, 70, 76, 82, 88, 122, 105, 115.
Pacheco, Francisco (cardenal), 51, 59,102,143,160,210, 213, 239, Sebastián (rey de Portugal), 246.
Médicis, Margarita de (hermana Segismundo Augusto (rey de Po-
de Pío IV), 115, 116. 173. 240, 248, 251.
lonia), 245, 246.
Melis, Gasparino de (capitan de la Pacheco, Pedro (cardenal), 47, 51 Segismundo de Brandeburgo (ar-
guardia municipal de Roma), 54, 59, 60, 61, 63, 69, 70, 74,75, Haesfeld, Bernardo de (obispo de
78, 80, 81, 146, 1+7, 187. Munster), 227. zobispo de Magdeburgo), 226.
178, 179, 1»0. Ragazzoni, Jerónimo (obispo de Seld, Segismundo (vicecanciller
Mendoza, Francisco de (cardenal), Paleotto, Gabriel (canonista, au-
ditor de la Rota), 318. Nacianzo, coadjutor de Fama- de Fernando I), 194, 295,304,308.
42, 89, 90. gusta), 275, 342. Serbelloni (familia), 120, 123.
Mendoza, Pedro González de (obis- Pallantieri, A le jandro (procurador
fiscal de Roma), 152, 153, 155, Raverta, Octaviano (obispo de Te- Serbelloni, Cecilia (madre de Pío
po de Salamanca), 273, 274. rracina, nuncio en España), 149, IV), 92, 93.
Mercurio (cardenal de Mesina), 157, 159, 160, lb5, 168, 169, 175,
184. 154, 174, 189, 193, 207, 247. Serbelloni, Fabricio (nepote de
48, 79, 80, 81. Rebiba, Escipión (cardenal), 48, Pío IV, jefe pontificio), 121.
Meudón (cardenal), 42. Panvinio, Onofre (biógrafo de
Pio IV), 81, 82, 87, 88, 89, 184. 63, 171, 182, 219. Serbelloni, Gabriel (capitán de la
Mocénigo, Luis (embajador vene- Requesens, Luis de (embajador guardia pontificia), 121, 157.
ciano en Roma), 62, 114. Pasqua, Simón (médico de Pío IV),
163. español en Roma), 134, 312, 341. Serbelloni, Juan Antonio (carde-
Monte, Cristóbal del (cardenal), Rettinger (obispo de Lavant), 284. nal), 118,120.
47. Paulo II (papa), 285. ^ _
Paulo III (papa), 29, 98, 99, 100, Reumano (cardenal), 48, 55,70,75, Serbelloni, Juan Bautista (nepote
Monte, Inocencio del (cardenal), 76, 79. de Pío IV, gobernador del cas-
48, 156, 182. 101, 215. 222, 240, 242, 253, 256,
265, 272, 302. Ribera (jesuíta), 134. tillo de Santángelo, obispo de
Montmorency (condestable), 313. Cassano), 121.
Moraña (español, pintor), 170. Paulo IV (papa), 31, 37, 38, 39, 40, Ricci (cardenal), 48, 182.
41, 42, 43, 44, 45, 53, 55, 73, 84, Richardot (obispo de Arrás), 336. Serbelloni, Juan Pedro (tío de
Morone, Jerónimo (canciller de Pío IV), 116.
Milán, legado de Bolonia, padre 88.102,103,104,105,106,111,113, Ròvere, Guidobaldo della (duque
del cardenal Morone), 93. 139, 140, 141, 142, 143, 144, 146, de Urbino), 119, 120, 130. Seripando, Jerónimo (cardenal'),
149, 150, 151, 152, 153, 154, 158, Ròvere, Julio della (cardenal), 48, 172, 184, 205, 205, 239, 240, 241,
Morone, Juan Jerónimo (carde- 242, 243, 246, 254, 255, 258, 265,
nal), 45,47,53,61,88, 94, 95,100, 160, 162, 164, 165, 166, 167, 169, 120.
181, 183, 184, 185, 219,240,241. Ròvere, Virginia della (esposa de 266, 271, 272, 276, 293, 297, 301.
101. 118, 138, 140, 143, 166, 190, Sermoneta (cardenal), 47, 55.
201, 205, 239, 300, 301, 302, 303, Paumgartner, Agustín (embaja- Federico Borromeo), 119, 120,
304, 305, 306, 307, 308, 309, 310, dor bávaro en Trento), 279. 130. Sesso, Oliverio (enviado del car-
311, 312, 313, 314, 315,317, 319, Pellegrini, Pelegrín (arquitecto), Ruini, Carlos ( j u r i s c o n s u l t o , denal Carlos Carafa en España),
320, 321, 323, 326, 327, 328, 329, 138. maestro de Juan Angel de Mé- 149.
331, 334, 335, 338, 339, 340, 341, Pellevé, Nicolás de (obispo de dicis, más tarde papa Pío IV), 94. Sforza, Francisco (duque de Mi-
343, 344. Sens), 290. lán), 94, 96, 97.
Morvillier, Juan (obispo de Or- Pendaso, Federico, 269, 270. Saint-André, mariscal de, 313. Sforza, Guido Ascanio de Santa
leans), 290. Pérez, Lorenzo (embajador portu- Salviati, Bernardo (cardenal), 172. Flora (cardenal), 39, 47, 49, 54,
gués en Roma), 267. Sanfelice, Juan Tomás (obispo de 55, 56, 58, 59, 60, 61, 64, 65, 66,
Mula ( Amulio), Marco Antonio de 67, 68, 69, 70, 71, 72, 77, 78, 79,
(embajador veneciano en Roma, Peruschi (jesuíta, rector del Semi- La Cava, comisario del conci-
nario Romano), 177. lio), 242. 80, 84, 86, 88, 89, 143, 144, 149.
cardenal), 108, 113, 155,163,170, 154, 214.
172, 191, 312. Pescara, Fernando Francisco de Sangro, Fabricio di (conclavista
Musotti (secretario del cardenal A.valos, marqués de (embajador del cardenal Carlos Carafa), 86, Sforza, Maximiliano (duque de Mi-
de Lorena), 266, 318. español en Trento), 263, 268, 148, 154. lán), 93.
274 283 302. Santa Cruz, Próspero (nuncio, Simoncelli (cardenal), 47.
Navagero, Bernardo (embajador Pflug', Jul'io (obispo de Naumbur- cardenal), 174, 199, 202, 207, 212, Simonetta, Ludovico (cardenal,
veneciano, obispo de Verona, go), 224. 246 legado del concilio), 172, 239,
Pía, Bernardino, 147. Santa Flora. V. Sforza. 240, 242. 248, 251, 252, 253, 254,
cardenal), 172, 271, 272,301,329. 257, 263, 2o5, 266, 270, 271, 276,
Neri, San Felipe, 26. Pibrac, Guido du Faur de (emba- Saraceni (cardenal), 42, 48, 63, 79,
jador francés en Trento), 273, 102, 143, 210, 213. 281, 282, 292, 297, 301, 329, 341.
Nicolás V (papa), 29.
Niquet (abad de San Gildas), 217, 330. Sauli, San Alejandro (obispo de Singmoser (consejero imperial),
238, 268. Piccolómini (familia), 184. Aleria), 355. 308.
Nòbili, Vico de (capitán), 157,170. Pío V, San (papa), 26, 33, 136. Savelli (cardenal), 48, 79,143,176. Sittard, Matías (teólogo), 304.
Pisani, Francisco (cardenal), 44, Scalaleone, Félix (abogado del Sixto IV (papa). 185.
Nogueras. Jaime Gilberto (obispo Sixto V (papa), 33.
47, 51, 75, 78. cardenal Carlos Carafa>, 166.
de Alife), 319. Scotti (teatino, cardenal deTrani), Soranzo, Jacobo (embajador vene-
Pistoya (capuchino), 32.
Oberg, Burcardo de (obispo de Pogiano, Julio (humanista), 41. 46, 48. ciano en Roma), 137.
Hildesheim), 227. Polanco (jesuíta, secretario de la Schlegel, Teodoro (abad, vicario Soranzo, Jerónimo (embajador ve-
Orden), 135. general y administrador del neciano en Roma), 110, 113,127,
Olario, Bernardino, 170. obispado de Coirà), 95. 136, 138.
Orsini, Ludovico (conde de Piti- Pseaume, Nicolás (obispo de Ver-
dun), 290. Schóneich, Gaspar de (comisario Spina, Aurelio (camarero del car-
gliano), 99. denal Borromeo), 157.
Osio (obispo de Rieti), 284. Puteo, Jacobo (cardenal), 45, 48, imperial), 232.
Stendardi, Mateo, 157. Urbino (cardenal), 160.
Strozzi (cardenal), 47, 48, 54.
Strozzi, Juan (embajador floren- Vacca, Antonio, 190.
tino en Trento), 363. Vargas, Francisco de (embajador
español en Roma), 45, 46,57, 58,
Taro, Pirro (conservador de Ro- 59, 60, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70,
ma), 40. 71, 74, 75, 76, 79, 80, 81, 84, 86,
Tendilla, conde de (embajador es- 89, 90, 91, 147, 148, 154, 155, 158,
pañol en Roma), 154, 155, 158, 161, 174, 175, 176, 183, 187, 189,
174, 197. 191, 193, 197, 198, 205, 206, 208, ÍNDICE ANALÍTICO
Thiene (conde), 236. 239, 267, 268, 269, 274, 312, 314.
Thun, Segismundo de (conde),251, Vasto, marqués del (gobernador
259, 279. imperial de Milán), 97.
Thurm, Francisco de (conde, em- Vencióme, cardenal. V. Borbón,
bajador imperial en Roma), 46, Carlos de. INTRODUCCIÓN
61, 74, 139, 187, 189. Vercelli, Ricardo de (abad), 285.
Toledo, Antonio de (enviado es- Vergerio (apóstata), 236. Especial importancia de los pontificados de Pío IV y S. Pío V para
pañol en Francia), 202, 203, Violante de Alife. V. Alife. la reforma católica (23-33).
205. Visconti, Carlos (obispo de Venti-
Tonina, Francisco (agente man- miglia), 281, 283, 386.
tuano en Roma), 109,167, 168. Pío IV (1559-1565)
Vitelli (cardenal), 48, 53, 55, 82,
Toralto, Juan Antonio (pariente 83, 84, 85, 86, 87, 88, 158.
de la duquesa Violante de Alife), Volpi, Juan Antonio (obispo de
151. Como, nuncio), 141, 237. C A P . I. E L CONCLAVE D E 1 5 5 9
Toribio de Mogrovejo, San (obis-
po), 355. Wirsberg, Federico de (obispo de Explosiones de odio contra los Carafas después de la muerte de
Torres, Luis de (notario), 160. Wurzburgo), 234. Paulo IV (37-40).
Tournón (cardenal), 44, 47, 53, 54, El colegio cardenalicio en favor de los Carafas (40).
64, 75, 78, 88, 143, 203, 204, 216. Zambeccaro (obispo de Sulmona) Comienzo del conclave. Número de los que en él tuvieron parte
Truchsess, Otón (obispo de Augs- _ 342. (41-42).
burgo, cardenal), 47, 61, 64, 82, Zanchi, Jerónimo (teólogo, hereje) Los candidatos de Francia: Este y Tournón (42-44).
121, 159, 323. 236. Actitud de España respecto del conclave (44-45).
Tentativas del duque de Florencia, Cosme de Médicis, para influir
en la elección pontificia (46-47).
Los tres partidos del Colegio Cardenalicio: los franceses, los espa-
ñoles y los partidarios de Carlos Carafa (47-48).
Posición de Carlos Carafa y Alejandro Farnese (48-49).
Fracasa la elevación de Carpi (49).
Capitulación electoral y primeras votaciones (49-51).
Probabilidades del cardenal Médicis; Este su adversario (51-52).
Desinterés de Morone (53).
Carlos Carafa frustra la elección de Tournón (53-54).
La candidatura del cardenal Gonzaga. División entre los españoles
y compacta unión del partido de Carafa (54-55).
Descomedido proceder del embajador español Vargas (57-59).
La alianza de los tres jefes de partido: Farnese, Carafa y Sforza, no
da buen resultado. Creciente confusión (59-60).
La candidatura de Gonzaga (60-61).
Disgusto por las excesivas consideraciones a los príncipes. Justas
quejas de los conservadores de Roma (61-62). Influencia de los prínci-
pes en el conclave. Suspensión de las negociaciones (63).
Carlos Carafa se aproxima a los franceses. Difícil situación del
mismo (64-67).
Felipe II en secreto y Vargas abiertamente contra la candidatura
de Gonzaga (67-68).
Vargas hace promesas a Carafa por cuenta propia (69). Carlos
Carafa solicitado por españoles y franceses (69-70).
Fracaso de la pretensión de Este (71-72).
Stendardi, Mateo, 157. Urbino (cardenal), 160.
Strozzi (cardenal), 47, 48, 54.
Strozzi, Juan (embajador floren- Vacca, Antonio, 190.
tino en Trento), 363. Vargas, Francisco de (embajador
español en Roma), 45, 46,57, 58,
Taro, Pirro (conservador de Ro- 59, 60, 64, 65, 66, 67, 68, 69, 70,
ma), 40. 71, 74, 75, 76, 79, 80, 81, 84, 86,
Tendilla, conde de (embajador es- 89, 90, 91, 147, 148, 154, 155, 158,
pañol en Roma), 154, 155, 158, 161, 174, 175, 176, 183, 187, 189,
174, 197. 191, 193, 197, 198, 205, 206, 208, ÍNDICE ANALÍTICO
Thiene (conde), 236. 239, 267, 268, 269, 274, 312, 314.
Thun, Segismundo de (conde),251, Vasto, marqués del (gobernador
259, 279. imperial de Milán), 97.
Thurm, Francisco de (conde, em- Vencióme, cardenal. V. Borbón,
bajador imperial en Roma), 46, Carlos de. INTRODUCCIÓN
61, 74, 139, 187, 189. Vercelli, Ricardo de (abad), 285.
Toledo, Antonio de (enviado es- Vergerio (apóstata), 236. Especial importancia de los pontificados de Pío IV y S. Pío V para
pañol en Francia), 202, 203, Violante de Alife. V. Alife. la reforma católica (23-33).
205. Visconti, Carlos (obispo de Venti-
Tonina, Francisco (agente man- miglia), 281, 283, 386.
tuano en Roma), 109,167, 168. Pío IV (1559-1565)
Vitelli (cardenal), 48, 53, 55, 82,
Toralto, Juan Antonio (pariente 83, 84, 85, 86, 87, 88, 158.
de la duquesa Violante de Alife), Volpi, Juan Antonio (obispo de
151. Como, nuncio), 141, 237. C A P . I. E L CONCLAVE D E 1 5 5 9
Toribio de Mogrovejo, San (obis-
po), 355. Wirsberg, Federico de (obispo de Explosiones de odio contra los Carafas después de la muerte de
Torres, Luis de (notario), 160. Wurzburgo), 234. Paulo IV (37-40).
Tournón (cardenal), 44, 47, 53, 54, El colegio cardenalicio en favor de los Carafas (40).
64, 75, 78, 88, 143, 203, 204, 216. Zambeccaro (obispo de Sulmona) Comienzo del conclave. Número de los que en él tuvieron parte
Truchsess, Otón (obispo de Augs- _ 342. (41-42).
burgo, cardenal), 47, 61, 64, 82, Zanchi, Jerónimo (teólogo, hereje) Los candidatos de Francia: Este y Tournón (42-44).
121, 159, 323. 236. Actitud de España respecto del conclave (44-45).
Tentativas del duque de Florencia, Cosme de Médicis, para influir
en la elección pontificia (46-47).
Los tres partidos del Colegio Cardenalicio: los franceses, los espa-
ñoles y los partidarios de Carlos Carafa (47-48).
Posición de Carlos Carafa y Alejandro Farnese (48-49).
Fracasa la elevación de Carpi (49).
Capitulación electoral y primeras votaciones (49-51).
Probabilidades del cardenal Médicis; Este su adversario (51-52).
Desinterés de Morone (53).
Carlos Carafa frustra la elección de Tournón (53-54).
La candidatura del cardenal Gonzaga. División entre los españoles
y compacta unión del partido de Carafa (54-55).
Descomedido proceder del embajador español Vargas (57-59).
La alianza de los tres jefes de partido: Farnese, Carafa y Sforza, no
da buen resultado. Creciente confusión (59-60).
La candidatura de Gonzaga (60-61).
Disgusto por las excesivas consideraciones a los príncipes. Justas
quejas de los conservadores de Roma (61-62). Influencia de los prínci-
pes en el conclave. Suspensión de las negociaciones (63).
Carlos Carafa se aproxima a los franceses. Difícil situación del
mismo (64-67).
Felipe II en secreto y Vargas abiertamente contra la candidatura
de Gonzaga (67-68).
Vargas hace promesas a Carafa por cuenta propia (69). Carlos
Carafa solicitado por españoles y franceses (69-70).
Fracaso de la pretensión de Este (71-72).
Malas consecuencias de la larga sede vacante. Esfuerzos por acele- Pío IV en favor de la reforma y el concilio. Favorable juicio sobre
rar la elección (72-74). sus primeras disposiciones gubernativas. Floreciente desenvolvimiento
Retardo de la decisión por indebidos influjos de fuera. Carafa se de Roma (143-145).
pasa al partido español. Los franceses contra Carpi (74-78).
Desgraciada tentativa para la elección de Pacheco (78-81). - i •
Panvinio sobre los últimos días del conclave (81-82). CAP. III. R U I N A D E LA CASA C A R A F A
Cambio decisivo en favor del cardenal Médicis (82-84).
Alfonso Carafa ganado ai fin para Médicis (85 86). Conducta del cardenal Carlos Carafa en el conclave (146-148^. Sen-
Elección del cardenal Médicis, que toma el nombre de Pío IV (88-89). timientos favorables que tuvo al principio Pío IV para con los Carafas
Actitud de Felipe II respecto de la elección pontificia; celo excesivo (148 149).
de Vargas (89-91). Los enemigos de los Carafas (Marco Antonio Colonna y los carde-
nales Sforza y Gonzaga) y el buen resultado de sus trabajos (149-150).
Trágica muerte de la duquesa de Paliano (150-152).
C A P . II. V I D A ANTERIOR Y CARÁCTER D E P Í O I V . E L P R I M E R TIEMPO Proceder de Pío IV contra el cardenal Alfonso Carafa (153).
D E SO GOBIERNO Y LOS P A R I E N T E S D E L P A P A . C A R L O S BORROMEO Actitud de Felipe II (153-154). f
Progresos de los enemigos de los Carafas. Confianza del cardenal
Los Médicis de Milán (92). Ca
Bernardino de Médicis y su familia (92-93). prisión°de 5 l 6 cardenal del Monte (27 de mayo de 1560) (156). _ .
Íuan Jacobo de Médicis, castellano de Musso (94). Súbito arresto de los cardenales Carlos y Alfonso Carafa (7 de jumo
uan Jacobo y Juan Angel de Médicis trabajan contra los espa-
ñoles (95). de
Gozo casi general por el proceder del Papa contra los Carafas (159).
Reveses de la familia Médicis (95-96). El proceso contra los Carafas. Instrucción del mismo (159).
La guerra de Musso (96-97). Presentación de la acusación e interrogatorio (159-161).
Juan Angel de Médicis liberta a su hermano encarcelado. Su acti- Agravación de la prisión del cardenal Carlos Carafa (163-164).
vidad en la administración de los Estados de la Iglesia (98-99). El carácter político del proceso contra los Carafas (165-166). Defen-
Lento encumbramiento de Juan Angel de Médicis, comisario gene- sores y otros intercesores de los Carafas (166-167). Terminación del
ral de las tropas pontificias en Alemania, vicelegado de Umbría procedimiento (169).
(99-101). Dos cartas del duque de Paliano para el Papa (169-170).
Juan Angel de Médicis es nombrado cardenal (8 de abril de 1549) Arresto del cardenal Rebiba (7-8 de febrero de 1561) (171).
(101). Su conducta en tiempo de Julio III. Oposición a Paulo IV (101-104). El nombramiento de cardenales de 26 de febrero de 1561 (172-173,.
Su permanencia en Florencia, Milán y junto al lago de Como (105-106). Los cuatro cuidados de Pío IV (173).
Buen comienzo del pontificado de Pío IV; su exterior (106-107). Modo Conducta de Felipe II respecto del proceso de los Carafas ,17d-l/O).
de vida. Robustez y agilidad (108-110). La condenación de los Carafas (3 de marzo de 1561) (17o-176).
Formación de Pío IV en letras humanas; su falta de conocimientos Actitud serena y resignada del duque de Paliano; sus cartas de des-
teológicos (111-112) . pedida (176-178). r , , , , _ ...
Bondad y afabilidad del Papa; su amor a Venecia; sus excelentes Ejecución del cardenal Carlos Carafa y del duque de Paliano (5 de
intenciones (112-114). marzo de 1561) (178-180).-
Los parientes de Pío IV: los Médicis milaneses, los Hohenems y los Indulto del cardenal Alfonso Carafa (181-182).
Serbellonis(U4 116).
Carlos Borromeo y su rápido encumbramiento al cardenalato Destierro del cardenal Monte; liberación del cardenal Kebiba
(117-118). (182-183)
Casamiento de Federico Borromeo con Virginia della Róvere La herencia de los Carafas; actitud de Felipe II y Pío IV (183-184).
(118-119). Significación de la condenación de los Carafas: fin del desmedido nepo-
Los Serbellonis (120-121). Los Hohenems (121-123). tismo (184-185).
Rasgos distintivos de Carlos Borromeo. Su piedad, su talento de
administración y su ardor en el trabajo. Curso de los negocios en la CAP. I V . NEGOCIACIONES S O B R E L A NUEVA A P E R T U R A D E L CONCILIO
secretaría privada del Papa (123-130).
Súbita muerte de Federico Borromeo (19 de noviembre de 1562) DE T R E N T O (1560-1562)
(131-132).
Ordenación sacerdotal de Carlos Borromeo (17 de julio de 1563). 1. La cuestión de la continuación o nueva convocación del concilio.
Aumento de su vida ascética y juicio de los contemporáneos sobre la Actitud de Pío IV (186-187). Posición del emperador Fernando 1 y de
misma (133-137). Caridad de Carlos Borromeo(137-138). Felipe II (187-190). ,f , ....
Morone consejero de Pío IV. Independencia del Papa (138). El peligro de un concilio nacional francés es causa de un decidido
Sentido político de Pío IV. Reconciliación con el emperador Fer- proceder del Papa; su declaración de 3 de junio de 1560 (190-192).
nando I. Restablecimiento de las nunciaturas de Viena, Venecia y Respuesta satisfactoria de Felipe II. Actitud negativa de Francia y
Florencia. Otras mudanzas en lo relativo a las nunciaturas (139-141). del emperador (193-196). 3 , , . .
Mitigación de las prescripciones de Paulo IV respecto a la Inquisi- Prudente conducta del Papa respecto de las grandes potencias cató-
ción y a los frailes apóstatas (141-142). licas en la cuestión del concilio (198-200).
Envío de Z Delfino a Viena. Respuesta de Pío IV a los reparos del El Papa en favor del aplazamiento de la cuestión de la residencia
emperador en la cuestión del concilio (200-202). (269-270).
Inútil intervención de España en París (202-203). Tirantez entre Pío IV y los legados del concilio (271-273).
Francia pone al Papa en la necesidad de resolverse a la continua- Pretensiones de los prelados españoles y de los embajadores fran-
ción del concilio de Trento (203-207). ceses (273).
Política imperial tocante al concilio (208-210). La sesión XX del concilio (4 de junio de 1562) (274-275).
Deliberaciones en Roma sobre el asunto del concilio (210). Deliberaciones sobre la comunión bajo ambas especies y la comu-
/IR'J d e c F e t 0 , pontificio para la convocación del concilio en Trento nión de los párvulos (275-276).
(15 de noviembre de 1560) (213-214). El llamado Pequeño libro de reforma del emperador Fernando I,
Publicación de la bula de convocación (29 de noviembre de 1560); su expresión de su política eclesiástica. Negociaciones sobre el mismo
contenido y prudente redacción (214-216). (276-279).
2. Elúdese el punto controvertido sobre la relación del concilio La exigencia de la administración del cáliz a los legos (279-280).
convocado para Trento con el anterior (216-217). La sesión XXI del concilio (16 de julio de 1562). Decreto de reforma
(280-281).
Actitud de Francia y España respecto a la convocación del concilio
para Trento (217-218). El Papa restablece la concordia entre los legados del concilio. Impí-
Envío de Commendone a la Baja Alemania. Su actividad; actitud dese la dimisión de Gonzaga. Reconciliación de Gonzaga y Simonetta
negativa de los protestantes (218-230). (281-283).
Commendone en los Países Bajos; su vuelta a Roma (230-235). Feliz decisión de Felipe II (283).
Envío de Delfino a la Alta Alemania (235-237). Deliberaciones sobre el santo sacrificio de la misa y la concesión del
La posición de Suiza respecto al concilio (237). cáliz los legos. Discurso del general de los jesuítas, Diego Laínez
3. Actitud expectante del emperador en el asunto del concilio. (283-285).
Posición de Francia (237-238). La sesión XXII del concilio (17 de septiembre de 1562). La doctrina
Nombramiento de cinco legados del concilio (H. Gonzaga, L. Simo- sobre el santo sacrificio de la misa (286-287).
n tta
® ' J J ™ ? , ° > J ' Seripando, Est. Hosio). Rasgos distintivos de los 2. Decisión del Papa sobre el Pequeño libro de reforma del empe-
mismos (239-241). rador (287-288).
Preparativos para la apertura del concilio en Trento (242-243). La controversia acerca de si la obligación de residencia de los obispos
Dificultades de parte del emperador y del rey de España (243-244). es de precepto divino o eclesiástico. Discurso de Diego Laínez (288-289).
Negociaciones de Canobio y Hosio con el emperador (244-246). Llegada del cardenal Guisa y otros prelados franceses. Actitud y
Celo del rey de Portugal (246). actividad de Guisa en Trento (290-291).
Lenta llegada de los prelados a Trento (246-247). Fatigosos y acalorados debates sobre la cuestión de la residencia.
Condescendencia de Felipe II en el asunto del concilio. Conducta Opinión del cardenal Carlos Borromeo y de Diego Laínez. Borromeo
del emperador (247-248). exige la renovación de la definición del concilio florentino sobre el
El Papa procura diligentemente la pronta apertura del concilio. En primado (291-293).
1 rento auméntase sólo poco a poco el número de los prelados (248-249). Los legados del concilio contra las opiniones galicanas de los fran-
Actitud ambigua de Francia. Falta de celo en el emperador (250-251). ceses (293).
Marcos Sittich de Hohenems es nombrado legado del concilio (251). Coalición del emperador, Francia y España para obligar a una
Actividad del Papa en reanudar el concilio. Instrucción para Simo- reforma en la cabeza y en los miembros (294 296).
netta (251-253). Envío de Commendone a Innsbruck al emperador Fernando I (2%).
Deliberaciones sobre las materias que se habían de tratar en el con- Muerte de los legados del concilio Gonzaga y Seripando. Difícil
cilio (254). situación del concilio (297-298).
Remoción de las últimas dificultades (255-256). Las exigencias del emperador y el nombramiento de cardenales
de 6 de enero de 1563 (298-299).
El Papa en favor de una inteligencia con el emperador (299-300).
CAP. V . L A NUEVA A P E R T U R A D E L CONCILIO D E T R E N T O Nombramiento de los cardenales Morone y Navagero para legados
S E S I O N E S X V I I - X X I I . E N V Í O D E M O R O N E A INNSBRUCK AL EMPERADOR del concilio (301-302).
FERNANDO I (1562-1563) Viaje de Morone a Trento e Innsbruck (abril de 1563) (302).
Las negociaciones de Morone con el emperador Fernando I en Inns-
1. Solemne apertura del concilio de Trento en 18 de enero de 1562. bruck y su favorable resultado (303-309).
Primeras materias de las deliberaciones (257-259). Importancia de la inteligencia entre el emperador y el Papa prepa-
Los representantes del emperador Fernando I en el concilio '259-260). rada por Morone (309-311).
La sesión XVIII del concilio (26 de febrero de 1562) (260-261).
Variación de la situación por nuevas exigencias del emperador a CAP. VI. TERMINACIÓN E IMPORTANCIA D E L CONCILIO D E T R E N T O
los legados. Instrucciones del Papa (261-262).
L a cuestión acerca de si la obligación de residencia de los obispos 1. El embajador español en Roma, Vargas, es llamado a su país;
es precepto divino o humano, y su importancia (263-265). Agitados Luis de Requesens destinado a sucederle (312).
debates sobre esto (265-266). Envío de Luis de Avila a Roma. Grandes demandas de Felipe II
Dificultades en la cuestión de la continuación (267-268). (312-313). Condescendencia de Pío IV con el rey de España. Perpleji-
La sesión XIX del concilio (14 de mayo de 1562) (268-269). dad de Morone (313-314).
416 Í N D I C E ANALÍTICO

La contienda de precedencia entre el embajador espagol y el francés Página

5. Consistorio de 7 de junio de 1560 370


" K í t ó f f i ^ e e ^ S e » o . Laínez en 6. Juan Bautista Ricasoli a Cosme I, duque de Florencia.
favor de los derechos de la Santa Sede (315-317). Roma, 7 de junio de 1560 370
7. Avviso di Roma de 8 de junio de 1560 371
derecho d i v i n o de los obispos, por efecto de la m u d a n z a üei
8. Motu proprio del Papa Pío IV, relativo al proceso contra
los Caraías. Roma, 1.° de julio de 1560 373
G
T A S n XXIII del c o n c i l i o (15 de julio d e 1563) y s u s d e c r e t o s 9-10. Marco Antonio de Muía a Venecia. Roma, 24 de agosto
de 1560 376
española de prolongar el concilio 11. Marco Antonio de Muía a Venecia. Roma, 26 de octubre
de 1560 377
^ N e g o c i a c i o n e s sobre el sacramento del matrimonio y la reforma 12. Francisco Tonina al duque de Mantua. Roma, 22 de febrero
de 1561 377
general (322-323). f ¿ l o s príncipes» en el concilio. Resis- 13. Consistorio de 3 de marzo de 1561 378
La cuestión de la ^ f X ^ ^ d p V D V e s i o n e s de Morone. Amenazas del 14. Francisco Tonina al duque de Mantua. Roma, 5 de marzo
de 1561 378
15. El Papa Pío IV a Aníbal de Hohenems. Roma, 5 de marzo
S e b e 3
« f a r f e t l ¿ S á á o r y S e . c i a con el Papa de 1561 378
16. Marco Antonio de Muía a Venecia. Roma, 7 de marzo
( 3 3 de 1561 3/9
S e n c i a entre =1 emperador y e l I t a S M I , 17. Francisco Tonina al duque de Mantua. Roma, 8 de marzo
Buen progreso de las deliberaciones (334-3á5). de 1561 380
18. Avviso di Roma de 8 de marzo de 1561 . . 382
L n 19. Francisco Tonina al duque de Mantua. Roma, 3 de diciem-
c i „n erlot e™~W°eí matrimonio Decretos de reforma.
bre de 1561 383
^ S ' S S C Í « -«o del concilio 20. Avviso di Roma de 6 de diciembre de 1561 383
21. A w i s o di Roma de 13 de diciembre de 1561 384
(33
t a 3 9 l n f e r m e d a d de Pió IV acelera la terminaci6n del concibo 22. Avviso di Roma de 20 de diciembre de 1561 384
23. Avviso di Roma de 10 de enero de 1562 384
134
L a ' U n X X V y última del concilio (34 de diciembre de 1563) 24-34. Trabajos de reforma de Pío IV desde febrero hasta mayo
de 1562 385
(34 345
| ¿ s resultados del concilio: no se restablece 1. unidad religiosa, 1. Avviso di Roma de 8 de febrero de 1562 385
2. Francisco Tonina al duque de Mantua. Roma, 21 de
' T r ^ r S S a " r e s p e c t o al dogma (346-348,. E l febrero de 1562 385
3. Avviso di Roma de 7 de marzo de 1562 385
y su importancia 4. Francisco Tonina al duque de Mantua. Roma, 2 de abril
de 1562 385
^ K S ^ a ™ i S S S a ^ f f L t o r i a de la Iglesia ca t ó - 5. Avviso di Roma de 25 de abril de 1562 . . . . . . . 386
6. Francisco Tonina al duque de Mantua. Roma, 2 de mayo
lica (356). de 1562 386
7. Francisco Tonina al duque de Mantua. Roma, 6 de mayo
APÉNDICE de 1562 386
8. Avviso di Roma de 9 de mayo de 1562 387
D o c u m e n t o s inéditos y noticias d e los a r c h i v o s 9. Avviso di Roma de 16 de mayo de 1562 387
10. Avviso di Roma de 23 de mayo de 1562 387
Página 35. Francisco Tonina al duque de Mantua. Roma, 22 de abril
359 de 1564 38/
36. Francisco Tonina al duaue de Mantua. Roma, 29 de abril
T ^ I T S e l ¿esde e! 9 de sep- ^ de 1564 *. 387
tiembre hasta el 16 de diciembre de 1DDV . . 350 37. Francisco Tonina al duque de Mantua. Roma, 12 de agosto
I Resumen de las votaciones 1-08 . . • • • ' 3^5 de 1564 388
II Número de votos de los principales candidatos . . • 38. Oaofre Panvinio biógrafo del Papa Pío IV 388
2 Francisco de Guadagno al duque de Mantua. Roma, 20 de ^ Panvinio sobre la ruina de los Carafas 39o

3 Los^lespadws d e m a r c o Antonio de' Muía \ • 367


1 E l c a r d l n a l C . Carafa al duque de Paliano. Roma, 1. de ^
junio de 1560

27. — HIST. D E LOS P A P A S , TOMO V I I , VOL. XV.


ERRATAS

Página Línea D o n d e dice Debe l e e r s e

75 12-13 no había hablado de todo no había hablado según


el colegio cardenalicio la mente de todo el
colegio cardenalicio
95 24 con el c o n d e M a r c k con el hijo del conde
Sittich Mark Sittich
98 3 En favor del hermano En favor de los herma-
encarcelado nos encarcelados
179 13 de las no-
tas v. el n.° 16 del apéndice v. el n.° 18 del apéndice
283 25 dirigido a impedir iba dirigido a impedir
349 2 tuviesen valer tuviesen valor

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