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Cuestión de opiniones en regla de tres y acerca del yo

Farsa en acto

De Antonio Gonzalez Caballero

Adaptación: Orlando Bautista Villegas

QUIRINO: Buenas noches. Soy Quirino López Santamaría, fundador y presidente del club:

Amigos de lo bello, el cual se propone dar a conocer semana a semana lo mejor de la

cultura para deleite del espíritu y satisfacción corporal del cuerpo pues la cultura no está

peleada ni con melón ni con sandía y en boca grande entran variedad de moscas por lo que

igual se eleva una persona oyendo un trozo musical que contemplando una pintura o

comiéndose unos ricos tacos de suaddero y si esa persona desea elevarse más, mucho más,

sólo es cuestión de que tome un aeroplano y, asunto concluido. Lo importante es

comprender que todo cabe en un jarrito si lo sabemos beber, tal como lo pudieron constatar

quienes vinieron hace ocho días y paladearon el delicioso pulque que trajimos en barriles

desde Chupindicuaro y que fue deglutado mientras escuchábamos la novena de Beethoven.

¿Cuál fue el resultado de este bello, sinfónico y curado experimento? Lo leeremos ahora

mismo (Abre su libreta. Lee): “El vasito de pulquito y la novena pienso que se llvan de

maravilla pues nunca había sentido antes tan a fondo el Himno a la Alegría ni había bailado

con tanto entusiamo”: Lourditas Carrasco. Otras: “Hago votos porque todos los mexicanos

comprendan que un “gusano” o, “una catrina” son tan valiosos para nuestra cultura como la

sinfonía del señor Beethoven.” Licenciado Montes de Oca. Las demás están… ilegibles e

incoherentes pues las escribiieron nuestros socios cuando los barriles estaban ya casi

vacíos. Hoy, amigos de lo bello se hará presente ¡la voz de uno de nuestros grandes

representantes del saber! ¡La voz del gran filósofo del calcetín pardo, el poeta de la ancha

sonrisa, Don Ramón Romero Güendía! ¡Sí, señoras y señores! Podrán estremecer sus
células cerebrales con el gran msaje que la conferencia del profesor provocó la semana

pasada al público de Orizchinango ¿Y cómo se realizará este prodigio? Pues, merced al

milagro de la ciencia moderna… (Muestra la grabadora) ¡Aquí está guardada y lista para

oírse, la sonora y estentórea voz del profesor! Pues está grabada en una abnegada y sufrida

cinta grabadora que graba cuando se le pide que grabe sin chistar… ¡Un aplauso para mi

cinta grabadora! (Aplausos) Ahora, sólo es cuestión de que las personas a las que les

aprieten los zapatos, se los quiten y nos alistemos a escuchar al profesor Güendía hablar de

un tema universal que en boca de él cobra una importancia cósmica sin perder su sencillez

rústica pues sus enseñanzas son auténticas, no como la del orador de hace un mes, que nos

quería enjaretar que tocáramos el jarabe tapatío a ritmo de rock y bailado estilo reguetón.. .

No. El profesor Güendía es incapaz de atentar contra la naturaleza, y como prueba (Saca

un periódico) “La conferencia del profesor Güendía fue de los acontecimientos más

importantes en la feria de Orizchinango. Ahora solacémonos escuchando los modernísimos

conceptos de uestro conferencista ¡Corre cinta! (Prende la grabadora. Silencio prolomgado)

A mí me pasó lo mismo que a ustedes que al no oir nada como que se apodera de uno una

especie así como de… suspenso, pero no se preocupen, de un momento a otro… (Se

escucahn espantosos sonidos. Quirino manipula la grabadora) Mejor le bajamos el

volumen… Cuando oigan la voz del profesor les ruego que se lo imaginen… pero

imagínenselo bien duro y si son buenos para imaginar, a lo mejor lo pueden ver. Tal como

lo vieron los orizchitecas, claro que a ellos… (Silencio. Detrás de la mesa cubierta por el

mantel, surge el Profesor)

Güendía: ¡Ejem! ¡Ejem! Buenos días señores, señoras y niños que los acompañan. Mi

conferencia se titula Cuestión de opiniones en regla de dos y acerca del yo. Yo hubiera
querido agregarle y en torno a una mesa de cantina pero en consideración a los infantes

presentes no lo creí prudente. El tema que trataré se les hará más claro si piensan que pudo

llamarse Cuestión de opiniones de los tres yo y acerca del tres o más fácil Cunado yo tengo

una cuestión en regla de tres, acerca de una opinión. Ahora sí, no dudo que hasta los niños

de brazos han entendido y… pregunta inmediata: ¿Por qué yo doy una conferencia acerca

del yo? Y ¿Por qué en regla de tres y a las doce del día y no mejor en regla de seis y a las

doce de la noche? ¿Por qué en este salón de primaria y no en el palacio municipal? ¿Por

qué yo, precisamente yo, les hablo a ustedes y no ustdes a mí? ¿Por qué tenía que ocurrir

este evento aquí, en México y no mejor en Francia al pie de la torre Eiffel o quizás dentro

de un platillo volador? ¿Por qué las moscas vuelan y no reptan? ¿Por qué los funcionarios

públicos roban y no trabajan? ¿Por qué las vacas dan leche y sin embargo nosotros

tomamos agua y no leche? Y… ¿por qué, por qué, por qué tantos por qués? (Silencio). La

contestación es sencilla: misterio. Misterio del ser humano. Misterio del cosmos. Misterio

que sólo compete a Dios descubrir. Por consiguiente, muchos de estos porqués quedarán sin

respuesta, pero los que nos atañen, los que nos afectan, los que nos provocan dudas ácidas,

esas que confundimos a veces con la gastritis… todos esos porqués. ¡Sí! ¡Sí! ¡los

exploraremos! Y con mi guía ¡No! ¡No los dejaremos en paz hasta que nos revelen su

secreto! (Quirino apaga la grabadora. El profesor queda congelado).

Quirino: ¿Quién de ustedes se imaginó al profesor? Un aplauso para esas personas

imaginativas. Gracias. Prosigamos.

Guendia: El gran embrollo al que me refiero es que, a diferencia del chango, estamos

formados no con un yo como él, sino que hemos adquirido otros yo, sea por vanidad o para

tenerlos de repuesto. El caso es que he llegado a detectar en cada persona tipo medio tres
yo: El yo-yo. El yo-mero y El yo que fue a la villa y perdió su silla. Este yo, en Europa y

Estados Unidos es conocido como el yo güero. No sé si en México se le llama así o Yo

prieto. Y cabe preguntar ¿A qué fue a la villa? ¿A pedirle a la Virgencita que no haya otro

gasolinazo? ¿A comer gorditas?. Misterio. Misterio del ser humano. Misterio del cosmos,

pero…¡Qué terrible para este yo güero o prieto, regresar a su amada silla y encontrársela

ocupada! ¡No quisiera estar en su pellejo! ¿Cuál de los dos yos fue el ladrón? Han

adivinado, fue el yo mero y; ¿qué hizo el yo güero? ¡Protestar, berrear, patalear! Pero de

nada le sirvió pues el yo-yo lo puso de patitas en la calle y ahora el pobre anda sin rumbo

añorando su silla. Mas ¡oh peligro! Cuando le cae el veinte, se siente despojado, se rebela,

lucha contra los otros yos, los vence furioso y en venganza manda al diablo al yo-mero y le

da de nalgadas al Yo-yo y… ¡oh peligro! La gente nos señala cuando nos ven en la calle y

dice: “se volvió loco”… y no falta un acomedido que llame a un hospital y dos enfermeros

llegan, nos ponen una camisa de fuerza… a mí y a mis tres yos, y finalmente a todos nos

llevan al manicomio. (Agotado, saca un pañuelo se enjuga el sudor que le escurre por la

cara) ¿Y cómo librarnos de la catástrofe que significa el que el Yo-yo, el Yo.mero y el Yo-

desplazado de su silla vayan juntos con nosotros al manicomio? Pues… fácil ¡No tengamos

sillas dentro de nosotros! Así aunque el yo paseador se vaya a la villa, nadie perderá su silla

porque… ¡no tenemos silla! Más, ahora surge una crispante y crujiente pregunta ¿Qué

vamos a hacer con nuestros yos de pie? Sugiero, que para que no se cansen, podemos

doblarlos y guardarlos dentro de algún cajón de nuestro ropero, desdoblarlos y sacarlos a

voluntad y mostrarlos cuando salimos a la calle según creamos conveniente pero…

¡Peligro! No se equivoque y no se le muestre a quien no corresponde porque, ¡peligro!

Sigan el ejemplo del prudentísimo Don Trini Barquet aquí presente, que cada que se

encuentra a Doña Ossi Torresmochas, también aquí presente, le desdobla galante el yo que
dice: ¡Ah, que guapa y joven amaneció usted hoy!. Mintiendo descaradamente pues sus

otros yos la ven como una “cacatúa gordinflona tan vieja como cursi”. Me consta pues él

mismo me puso todos sus yos sobre la mesa un día que traía sus copas encima. No me

dejará mentir… ¿Don Trini… por qué se va? ¡Doña Ossi, también usted? Eso que lleva en

la mano es un paraguas… ¿Por qué lo sostiene como garrote? Se fueron… él no me explico

por qué corrió pero ella, sí. (Confidencial): Sufre de incontinencia, por eso usa pañal de

adulto… ¡Ah si les dijera lo que sé de ustedes! Bueno, prosigo, a veces los yos nos obligan

a preguntarnos ¿Quién diablos soy yo? Tuve hace meses un caso muy dramático: se trata de

una persona que seguramente todos conocen y que…

Voces: (Alarmadas) ¡No diga nombres profesor, no, por favor!

Gúendía:… que no puedo recordar su nombre…

Voces: (Descansando) ¡Ahhh!

Guendía: ¿Pero qué creen?, lo que quiero despertar en ustedes es la certerza, no la duda de

¿Tú eres tú? ¿Yo, soy yo? ¿Él es él? ¿Nosotros somos nosotros? ¿Nosotros somos

efectivamente yo, tú, él, o… tú eres yo y yo soy él y él es todos nosotros? ¿Qué opinan

ustedes? ¿Quién prefieren ser, él, tú o yo? Señorita Lolis Segovia, ¿verdaderamente usted

es usted, o es su hermana Luisita? Porque dicen que habla como su hermana y desea

casarse al igual que ella aunque ninguna lo consigue así le coqueteen a medio mundo.

¡Señorita Segovia! ¿Llora usted? Su hermana no está llorando… ¿No me va a decir que

usted ya es usted y no su hermana? ¡Miren bien a Lolis, señoras y señores, ella es ella!...

pero veo aparecer lágrimas en los ojos de Luisita Segovia… ¿Será entonces que Luisita no
es Luisita sino Lolis y su hermana Lolis es efectivamente Lolis? Misterio. Misterio de la

naturaleza humana y mejor dejamos en paz a las Segovia y nos ocuparemos de…

Voces: (Alarma): ¡De mí no! ¡de mí tampoco!

Gúendía: …de explicar la gestación de los yos en una persona tipo Estándar. Punto A, este

punto A es básicamente el princi… (El sonido discordante del micrófono borra la voz del

profesor. Quirino apaga la grabadora. El profesor mima hablar y escribe una gran A, luego

una B y por último una C)

Quirino: Si me lo permiten correré la cinta para no molestarlos con este ruido tan molesto.

(manipula la grabadora) ya está.

Gúendía:…pasamos a analizar el punto D, que sólo puede ser explicado mediante dibujos y

que ustedes deben copiar…

Voz de niño: ¿puedo salir a hacer del dos?

Gúendía: Este… es el yo-yo de cualquiera de ustede… conózcanlo, véanlo… (Hace un

garabato) Así de selvoso es.

Voz de niño: ¡Ya no aguanto! ¿Me da permiso de ir a hacer del..?

Voces de adultos: ¡Shhhttt! No molestes al profesor, Carlitos.

Gúendía: (Dibujando una florecita) Esta podría ser el yo-mero, dulce, delicado, sensitivo…

(dibuja una nube negra con un rayo) Y he aquí al yo que perdió su silla, está furioso…

Cuando decimos palabrotas, son pronunciadas por este yo infame… El problema es que…
los tres viven juntos! (Dibuja encima de la flor, la nube, el rayo el garabato) ¡Vean el

desmadre que se hizo!

Voces: ¡Profesor, hay niños!

Gúendía: ¡Ejem! Dije que vean a la madre que hizo a todos los yos… (Dibuja un gran

corazón) Una madre como todas las cabecitas blancas, que al presenciar tanta rencilla entre

yos, sufre mucho (le pinta lágrimas al corazón, sigue gesticulando pero sin emitir sonidos.

Dibuja en el pizarrón letras. Números, admiraciones, interrogaciones, un sol, una cara de

gato mientras va dando datos y datos y solamente gesticula)

Quirino: (Al mismo tiempo) Distraídamente apachurré el botón de “off”, así que ustedes

perdonarán que algunas palabras del profesor se escaparan pero no pasaron de… ¿Serían

diez o doce mil? Pero lo que dice es más mucho más emocionante. Ahora lo verán (Mimará

todo lo que Güendía diga con gran entusiasmo)

Güendía: …dentro del cuerpo de esa persona todo es desorden y confusión. Los falsos yos

espureos lo han invadido apoderándose de los órganos más importantes de esta persona,

llámese Juan Pérez o Charlie Smith, capturan por sorpresa a uno de los yos mientras

dormita y lo encierran en uno de los roperos cerebrales donde será ejecutado al amanecer.

Otro yo lucha denodadamente…tras, tras, tras ¡trashh! Ese yo cae herido de muerte y

escupiendo sangre… Y el último de los yos, acorralado huye a refugiarse en el hígado y

este, el hígado principia a inflarse desproporcionadamente a esa persona, llámese Juan

Pérez o Charlie Smith, quien en su afán de sacarse ese yo, bebe, bebe y sigue bebiendo y el

hígado sigue inflándose más y maaas y maaaas, hasta que… ¡Poooom! Hace explosión

matando al último de los yos, a todos los yos falsos y lo más triste a Juan Pérez o a Charlie
Smith. Diez segundos de silencio… Sí, amados orizchinangos, sí ese fue el caso del papá de

Dante Pineda, el de José Martínez Freeman y para allá van Amadeo Oropeza Gámiz, Rubén

Robles…

Voces: ¡Perdón! ¡Juramos no tomar! ¡Ya no estaremos contra nuestros yos! ¡Mi papá no!

Güendía: y… el mío. Diez segundos de silencio. (Sollozos y suspiros). Por otra parte

tenemos el problema de ¿Soy yo lo que otras personas creen que soy yo, o soy diferente?

Recuerdo un caso muy desagradable que me tocó presenciar y este fue el de…

Voces: ¡No, maestro! ¡No!

Güendía: El de un apuesto joven que ingenuamente creía que su amigo, un tal Isidro,

pensaba de él maravillas y cuál no sería su sorpresa al enterarse que hacía un año que había

fallecido. En ese instante toda su teoría de las maravillas se desbarató… Cabe en esos

momentos recordar a Judas Iscariote y hagamos nuestras las terribles palabras con las que

lo bombardeó el Señor, cuando, temerario, preguntó ¿Acaso soy yo, Señor? La respuesta

llegó en forma tan contudente que todavía hoy nos llena de pavor: Tú lo has dicho. ¡Sí, Tú,

tú, tuuu! ¡Ah! ¡Qué lección tan grande para los preguntones! Tal frase encierra el más

colosal soplamocos jamás soplado: ¿Eres o te haces? También se puede interpretar como

No te hagas pendejo…

Voces:¡Profesooor!

Güendía: ¡Perdón! Moraleja: No hay que preguntar, mejor quedarse callado, sobre todo si

te comiste la torta y alguien nos diga…

Voz: Tus besos se llegaron a recrear aquí en mi boca, llenando de…


Quirino: (Apagando la grabadora) ¡Perdón! Hubo una contaminación de sonidos…

Güendía: ¡Y por fuerza tenemos que contestarnos: ¿cuándo fue que me dí cuenta que yo no

era lo que creía ser? ¿Ayer por la tarde? ¿Tuvo que ver la toma de la Alhondiga de

Granaditas, pues yo me creo muy Pípila? ¿Cuándo? ¿Cu-aaa-ndo? ¿Cuuuanndooo?

(Silencio)

Quirino: El profesor se quedó como mudo, creímos que se había dormido pero después me

dijo que fue para que sacaran la cuenta de cuándo había sido que supieron que no eran lo

que creían ser…

Güendía: ¿Ya supieron cuándo? ¡Pues… se equivocan! Porque aquel que fui hace un

minuto, ése…ése… (Manotazo y levantando la voz) ¡Ese ya no soy yo! Porque yo, tú, él,

nosotros, vosotros, ellos, ¡todos! Cambiamos y… a otra cosa mariposa (Aplausos nutridos).

Quirino: (Apagando grabadora) Todos aplaudimos pensando que la dichosa conferencia

había terminado pero que va…

Güendía: ¿Soy todas las variadas formas en que nos vé la gente? ¡Afirmativo! Y ustedes

¿quién creen que soy yo? ¿un loco? ¿un charlatán? ¿un sabio? Levanten la mano quienes

crean que soy un loco (Cuenta) Ahora los que piensen que un charlatán (Cuenta) ¿Un

sabio? ¿Nadie? ¡Na-die! Tendré que proceder drásticamente… ¡Señora! ¡Si… usted!

¿Cómo se llama?

Voz: Petronila Barrios Canché, señor… vendo enchiladas en el mercado, sostengo a mis

hijos porque mi marido toma y…

Güendía: (Tronante) ¿Quién soy yo, para usted?


Voz: ¿Usted?

Güendía: ¡Sí, yo!

Voz: Pues… el profesor Buendía al que le dicen del calcetín roto y el poeta de la sonrisota,

y como le decía, mi yo mas juerte es el maromero, pos como que me exige ahorcar a mi

marido pero el otro yo, el de él, no se deja…

Güendía: ¡Basta! Para ella soy Buendía y tengo un calcetín roto ¿acaso puedo ser Güendía

para mí y Buendía para ella? No y sí y sí no. Sí porque ambos nos referimos a la misma

persona; pero no, porque no soy Buendía, soy Güendía, así que no la contradigo, ni modo la

cortesía obliga a ser indulgente aunque se trate de una miserable enchiladera. Lo que sí me

caló muy hondo es que la muy burra se empeñe en que traigo un calcetín roto… y eso sí me

enchiló todito porque… es un ataque levantado por mis enemigos envidiosos, los que

quisieran tener un yo-mero, no maromero como el mío… ¡Roto mi calcetín! Pues bien, me

quitaré los zapatos para darle un mentis a los que me atacan gratuitamente… (Se los quita y

muestra sus pies cubiertos por calcetines llenos de agujeros) ¿Dónde están las roturas?

No existe ninguna. Si así fuera ya se habrían caído a pedazos. Para convecerlos, mejor…

(Se quita uno) Por favor, pásenlo de mano en mano y verifiquen que no tiene cuarteduras,

fisuras, rajaduras, sino des-co-se-du-ras. (Hace la señal de pasárselo a alguien de su público

ficticio) Lolis Segovia, sosténgalo en sus manos, no tenga reparos y no haga lo que su

hermana, taparse la nariz es de mal gusto… ¿Ya lo revisó bien? No lo pase tan rápido. Y

para que me conozcan mejor les mostraré porqué soy el poeta de la sonrisa ancha… Los

dioses fueron generosos conmigo al dotarme de una gran sonrisa, cálida y cautivante, y las

musas desde mi más tierna infancia tuvieron a bien, ensanchármela… Hela aquí (Sonríe)
¿Desearían verla un poquito más? (Agudiza su sonrisa. Risas leves) Puedo ensancharla más

(Mediante un truco látex la sonrisa es alarmantemente ancha. Asombro) ¿O la quieren más,

mas ancha? (Se estira las mejillas) ¿Es suficientemente ancha?

Voces: (Horrorizadas) ¡Sí! ¡sí!

Güendía: ¿Encantadora, verdad? Pues aún puedo… puedo…

Voces: ¡No! ¡Ya no! ¡Yaaaa noooo!

Güendía: ¿Queeeé leees parece asíiii deee annnchaaaa? (Gritos de histeria, el terror ha

llegado a los espectadores al címax. Tropel de gente, llanto de niños. Caos. Deja de

presionar sus cachetes, su cara vuelve a la normalidad). ¡Regresen! Aún no he terminado…

¡Doña Petronila deje de hacer la cruz de la mano! ¡Callen a ese niño, me pone nervioso

pues río maaas anchameeeeentteeee… (Se calla) Y recojan a Lolis y Luisita que se

desmayaron. ¿Serán ambas una misma persona? Un solo yo que vive instalado en dos

cuerpos y no paga renta más que en uno… Estudiaré el caso y en mi próxima conferencia:

el yo acaparador de hermanas lo expondré. Continúo… Creo que ya no tendrán dudas ni de

quiénes son ni de qué yos tenemos… Me siento muy honrado de traerles a sus vidas una

luz, un calcetín y una sonrisa. Guardenlas con amor en su memoria y sean felices. ¡Felices

con su yo doblado en el ropero! He dicho.

Quirino: Una avalancha de aplausos y porras se desató. El profesor lloraba y se limpiaba las

lágrimas con su calcetín, se sonaba la nariz y se lo llevaba a la boca para ahogar los

sollozos… (Suspira) Fue una experiencia fenomenal… Amigos de lo bello, creo que esto ya

se terminó. Espero su asistencia la próxima semana, gracias.


Quiy ,

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