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Nos trasladamos de una vida llena de pecado a una que es guiada por el

Espíritu Santo. Fuimos lavados de todos nuestros pecados, no sólo de


algunos. Lavamiento se refiere a las aguas del bautismo, lo cual es señal de
salvación. Al hacerse cristiano, el creyente reconoce a Cristo como el
Señor y su obra de salvación
Cuando el pecador cree en Jesucristo, se arrepiente de sus pecados,
confiesa su fe en Cristo, y es bautizado para el perdón de sus pecados, ¡no
está haciendo obras en la justicia! ¡Está obedeciendo al evangelio, y no
tiene nada de qué gloriarse! --"sino por su misericordia"

se está refiriendo evidentemente al bautismo, medio del que Dios ha


querido servirse para justificarnos y salvarnos. Es llamado así, porque el
bautismo mediante la acción invisible del Espíritu Santo opera en nosotros
una verdadera regeneración y renovación, en virtud de la cual pasamos del
estado de muerte y de pecado, en que nacemos, al estado de hijos de Dios,
participantes de la gracia divina, herederos de la gloria del cielo, en unión
con Jesucristo, al que nos incorpora

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