Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CAPÍTULO 21
EL EMPLEO PÚBLICO.
Antes de entrar a los puntos concretos transcribiremos una trabajo que contiene
conceptos que son básicos para esta unidad y que hemos presentado en en Seminario
Internacional organizado por el BID en el año 2002.
Partamos que Ética y Moral tienen el mismo origen etimológico, costumbres, ya que Ética
deriva del término griego Ethos = Costumbre, y Moral del término latino Mores =
Costumbres.
Así podemos decir que la Ética o Morales la disciplina que trata de los actos libres del
hombre, cuya repetición, más o menos frecuente, engendra las buenas costumbres
denominadas ‘virtudes’, o de las malas costumbres, denominadas ‘vicios’.
O bien que Ética es una de las ramas de la Filosofía cuyo objeto es el juicio de apreciación
del bien y del mal. Aunque diversos autores (entre ellos Schelling y Hegel) han querido fijar
distintos campos de aplicación a los términos ética y moral ambos designan igualmente:
Mientras que la Moral, según la doctrina católica, es la ciencia que se apoya en principios
racionales y en verdades reveladas para deducir y proponer los dictámenes prácticos
reguladores de la actividad humana. Es decir es esta una posición que separa ética y
moral.
Todos los entes que realizan alguna actividad en orden a un determinado fin, deben
proceder de conformidad con ciertas leyes o normas que regulan esas actividades
encaminándolas al fin predicho. El cumplimiento de esas leyes o normas traerá como
consecuencia el logro del fin propuesto, y el incumplimiento de esas leyes tendrá como
consecuencia la pérdida de dicho fin.
Kant establece la moral autónoma, afirmando que hay que buscar el principio de
obligación o causa eficiente de la moralidad en nuestra propia razón práctica y no en otros
seres ajenos a ella.
En segundo lugar nos ocuparemos ahora de la Ética o Moral Cívica, denominada así desde
tiempos de Aristóteles, ya que deriva del griego Polis = Ciudad Estado o Sociedad Civil.
Si tomamos en cuenta que la ética política o moral cívica estudia el conjunto de las
relaciones éticas o morales que surgen del hombre como consecuencia de la vida dentro de
la sociedad civil, o del Estado, es decir, estudia el conjunto de deberes que tiene el hombre
en cuanto a ciudadano o miembro de un Estado, surge la necesidad de hacer tomar
conciencia, que existen deberes éticos de los ciudadanos entre sí y deberes éticos de los
ciudadanos hacia el Estado, derivados del bien común a que se aspira.
Pero así como existen deberes éticos de los ciudadanos entre sí y deberes éticos de los
ciudadanos hacia el Estado, derivados del bien común a que se aspira, existen también los
deberes éticos de aquellos que de una u otra forma cumplen o desempeñan tareas dentro
3
Ahora bien, normalmente se asocia el tema ético, como exclusivamente ligado a la lucha
anticorrupción. Esta lucha fundamental que debe librarse hasta las últimas consecuencias,
es solamente una expresión primaria de lo que implica la ética. Cuando la población clama
hoy por ética, pidiendo eso, pero también mucho más. Está exigiendo políticas económicas
con rostro humano que estén guiadas por valores éticos, criterios de asignación de los
recursos escasos que se basen en prioridades definidas desde la ética, asunción de sus
responsabilidades éticas no solamente por parte de los actores sociales claves como entre
ellos los políticos, la empresa privada, los líderes sindicales, las organizaciones sino por
todos y cada uno de los que formamos la comunidad desde su lugar, desde su quehacer,
desde su espacio de todos los días.
Por ejemplo no puede ser que el discurso de cuales deberían ser los valores <meta> vaya
por un lado y los hechos económicos por el otro.
Así el Premio Nobel de Economía, Armartya Sen, (Alocución clausura del Seminario Ética y
Desarrollo en Washington – 2001) denuncia que, <la economía moderna se ha visto
sustancialmente empobrecida por la distancia creciente entre economía y ética>, y llama a
volver a interrelacionar ambas.
Por eso así como se habla de la ética política, de igual manera se habla de la ética
económica, en cuanto la economía se inserta en ciertos valores económicos y sociales, o en
cuanto busca obtener o justificar determinados resultados. O bien de la ética del
desarrollo, por ejemplo cuando se le incluye en los conceptos de Desarrollo Humano o
desarrollo económico.
Como se afirma, <el problema ético [que nos ocupa], entonces, es en torno a los fines y los
medios en la acción política, la actividad económica y la búsqueda del desarrollo>.
Y en esto tiene mucho que ver la Educación, ya que como sostiene Juan Carlos Tedesco
[Educar en la Sociedad del Conocimiento, Fondo de Cultura Económica, 2003], <una de las
ideas centrales de los procesos de transformación educativa ha sido la hipótesis según la
cual la educación es un factor de equidad social. La prioridad a la educación en las
estrategias de desarrollo estuve siempre basada en el argumento según el cual, ella es la
única variable que afecta simultáneamente a la equidad social, a la competitividad
económica y al desempeño ciudadano>.
Nuestra sociedad está replanteando su sistema de valores. Esto implica serios riesgos, y
por lo tanto requiere del análisis y de la acción de todos los que forman parte de ella. Los
4
Siguen vigentes las ideas de Spinoza (1632-1677), en su ‘Ética’, El fin del estado es
ciertamente la libertad. La justicia depende de la voluntad, por ello puede ser justo el que
vive dentro de los preceptos admitidos. Pero si alguien pretende que todas las cosas están
reguladas por las leyes generará vicios, en vez de corregirlos. Para el estado no hay mal
mayor que ver condenados al destierro a sus ciudadanos honrados solamente porque
piensan de modo diferente y no fingen. Cuando más se restrinja al hombre su posibilidad
de pensar, más se lo aparta del estado natural y más violentamente se gobierna. El
principio que debe dirigir nuestro pensamiento es el conocimiento de lo que forma la
verdad y el del entendimiento, sus propiedades y su fuerza.
En este mundo globalizado, es preciso poner atención en lo que señalaba hace un tiempo
Bernardo Kliksberg (Coordinador General de la Iniciativa Interamericana de Capital Social,
Ética y Desarrollo del BID) en cuanto a que <hay en las sociedades latinoamericanas, en
creciente y esperanzador proceso de democratización, un reclamo en ascenso por más
ética. Sociedades civiles cada vez más movilizadas y participativas están presionando por
la erradicación total de la corrupción, la transparencia y el control social de la gestión
estatal. Pero el pedido por ética no se limita al tema de la corrupción, va mucho más allá.
Se está exigiendo que la discusión sobre la economía vuelva a incluir los planos
éticos…Reclama comportamientos éticos en los líderes políticos, responsabilidad social en
los empresarios, compromiso de servicio íntegro en los funcionarios públicos, ética en los
dirigentes sindicales, las universidades y las ONGS>.
Si entre Democracia y Participación existe una relación muy íntima, se hace necesario
tomar conciencia, precisamente de ello: que la participación es un tomar parte
activamente en el proceso social. Ya que el hombre ‘es’ en la medida que ‘convive’ con los
demás, que ‘toma parte’ en las interrelaciones humanas. Se requiere entonces la
participación en el quehacer colectivo, buscando no solamente la creciente participación
social y política sino nuevos modos y niveles de participación con un profundo sentido de
solidaridad social aprendiendo a convivir en la discrepancia.
no importa la edad que tengamos, rescatar los principios éticos y ayudarnos a descubrir
nuestros valores y cómo potenciarlos.
Dice Alberto Chartzman Birenbaum (Ética de la Función Pública), que <la persona que
adhiere a determinadas convicciones religiosas, a determinados valores, buscará
plasmarlos en la vida. Es más, es deseable que así suceda, será una indicación de la
autenticidad de sus creencias. Esto nos lleva a concluir. No hay unas reglas para la vida
individual, privada y otras reglas para conducirse en el ámbito público. La ética, como la
persona, es indivisible>.
Se hace una distinción entre ética personal acotada al sujeto y ética social cuando ese
sujeto pasa a la esfera social. Mientras en la primera es responsable de sus actos en tanto
y en cuanto tenga sobre ellos responsabilidades directas, en el campo social y político tiene
responsabilidades compartidas con otros individuos o actores, la persona no es la única
responsable del resultado final.
Pero no es posible disociar la ética personal de la social, no es posible tener una escala de
valores en la vida privada y no transmitirlos, acentuarlos, cultivarlos en la vida pública o
social. De este modo desterraríamos la idea que la falta de principio y valores éticos en la
administración pública es uno de los males que mayor daño produce a nuestras
comunidades, volviendo a la sociedad civil desconfiada y apática con relación al
funcionamiento de las instituciones y aún de los procesos eleccionarios.
Es aquí útil transcribir lo que escribe Eduardo Rabossi en <La formación ética. Una tarea
educativa difícil> en Aportes nro.15 – 2000, al referirse a la ética pública y la moral
privada. <La moral es un fenómeno, una institución de carácter social. Cuando decimos de
un juicio, una actitud , un sentimiento, una valoración, un razonamiento, una justificación,
o una acción que son morales, que son éticos, suponemos, necesariamente, una trama
especifica de relaciones, creencias y pautas socialmente consagradas que sobrevive a la
sucesión de las generaciones biológicas en virtud de la cual ese juicio, , actitud, valoración,
sentimiento, razonamiento, justificación o acción adquieren una significación especial
dados su contenido, estructura y función. El carácter social es, pues, una condición
necesaria de toda moral no existen morales fuer de ámbitos sociales. Pero, en verdad, es
más que eso. El carácter social es constitutivo de la moral. Esto significa que no podemos
6
conceptuar algo como moral sin emplear, de manera esencial, categorías sociales. Lo dicho
no implica negar que la moral posea una dimensión personal, privada, que se manifiesta
en la manera como cada uno internaliza y elabora los conceptos, las pautas, los principios
y sentimientos propios de una moral y el modo como se comporta. Los que si implica es
que así como no puede existir un lenguaje esencialmente privado, es decir una moral que
sólo valga y rija para una única persona…Toda moral, toda ética, es pública, en tanto es un
fenómeno de carácter social>.
Para concluir recordemos lo que ha escrito el Profesor José Luis Tesoro, acerca de los
fundamentos de la ‘ética pública’.
Se supone que el valor que los ‘agentes públicos’ asignan a los beneficios materiales es
inferior al valor promedio que les asignan los demás integrantes de la sociedad. La
motivación dominante en ellos residirá en un factor no económico que podría denominarse
‘vocación’, asociada a ciertos ideales sociales. Aun cuando tales ideales puedan estar
también presentes entre los integrantes de la sociedad privada, resultan insustituibles en
los servidores del Estado. Cuando los integrantes particulares ocupan el lugar central de la
conducta de los ‘agentes públicos’, emerge la corrupción, el anteponerse – desde el Estado
– los intereses individuales, grupales o familiares al interés público.
Las cuestiones básicas de la denominada ‘ética pública’ son entonces a) cómo asegurar
que los ‘agentes públicos’ experimenten y mantengan realmente una vocación por los
intereses generales y por el bien común más que por intereses materiales particulares, y b)
como asegurar que, experimentando tal vocación, reúnan la independencia y la idoneidad
para ejercer sus funciones de manera eficaz y eficiente.
La noción de ‘ética pública’ tiene, como ‘piso’, la honestidad personal y colectiva de los
funcionarios, junto a su disposición, capacidad e idoneidad para ejercer – de manera eficaz
y eficiente – las responsabilidades de legislar, gobernar e impartir justicia. No puede haber
un sistema estable de gobierno si prevalece el descreimiento acerca de la honestidad, la
idoneidad y la capacidad de quienes lo integran. Una vez cubiertas las condiciones ‘piso’ –
honestidad, vocación, capacidad, eficacia, eficiencia y calidad – podría ascenderse en la
escala de cuestiones a la denominada ‘macroética pública’, a las que se hizo referencia en
la nota anterior.
7
En caso de estar cubiertas dichas cuestiones ‘piso’, cabe suponer que algunos individuos
solo acudirán a la función pública por resultarles más beneficiosa que la actividad privada.
La necesidad de normalizar y codificar la ‘ética pública’ surgiría entonces al decaer o no
existir el ideal social vinculado al interés general. Las principales ventajas de las normas y
los códigos de ‘ética pública’ son esencialmente los siguientes: a) proveer ‘pisos’ y ‘cotas’
explícitas al comportamiento de los agentes, b) disponen mecanismos punitivos por
eventual incumplimiento”.
Referencias:
Presentado en el Seminario Internacional sobre Los Desafíos Éticos del Desarrollo en ...
noticias.universia.com.ar/.../2002/.../seminario-internacional-desafios-eticos-desarrollo...
EMPLEO PÚBLICO
En lo que hace a su concepto, es una Relación Jurídica. Es la que se establece entre dos
sujetos de Derecho, sean estas personas físicas o jurídicas en la que siempre una de las
partes es el Estado ya sea en su actividad centralizada o descentralizada, como es el caso
de las universidades nacionales. Se ha dicho que La relación de Empleo Público, es una
especie de la relación de servicio.
www.fbcb.unl.edu.ar/catedras/.../LA_RELACION_DE_EMPLEO_PUBLICO.ppt
Es decir que existe una subordinación de un sujeto particular respecto del Estado. Es este
el que le asina las funciones a cumplir sin otra consideración.
De ello surge que en cuanto a su naturaleza se trata de un contrato administrativo por lo
cual transcribiremos la definición dada en la unidad anterior:
8
Los contratos administrativos Son una obligación bilateral, en la que una de las partes es
la Administración Pública con las prerrogativas inherentes a su condición jurídica, y la otra
parte, un particular o una entidad pública, destinada a realizar determinados fines, entre
ellos; el funcionamiento de los servicios públicos.
En lo que se refiere a las normas constitucionales a tener en cuenta son los ARTICULOS:
14 BIS, 16, 17, que a continuación transcribimos:
El art.14 bis recordemos que recoge los derechos sociales a través de la reforma de 1957.
En la introducción a este tema hemos hablado de la ética pública por lo cual debe
tenerse en cuenta el art. 36 que dice en su párrafo final:
El Congreso sancionará una ley sobre ética pública para el ejercicio de la función.
Por otro lado la función política del estado constitucional está presente desde su
nacimiento con la consiguiente evolución en cuanto a su extensión y límites.
Se ha escrito que:
“La función administrativa es la que el Estado realiza bajo un orden jurídico, y que consiste
en la ejecución de actos que determinan situaciones jurídicas para casos individuales.
Es la función del Estado que se ocupa de la satisfacción de los intereses comunitarios
impostergables. Es la función más amplia que se utiliza en la esfera estatal y es la función
principal del Poder Ejecutivo, donde encontramos el derecho administrativo puro.
La función administrativa es la actividad concreta, practica, desarrollada por el Estado
para la inmediata obtención de sus cometidos”.
http://www.monografias.com/trabajos89/la-funcion-administrativa/la-funcion-
administrativa.shtml#ixzz4qU7d9fyn
Se la caracteriza como:
CONTINUA Y PERMANENTE.
REALIZA LOS FINES DEL ESTADO.
ES UNA FUNCION PARA ADAPTAR.
CUMPLE UNA FUNCION TUTELAR.
ES UNA FUNCION AUTONOMA.
ES FUNCIÓN INMEDIATA.
ES UNA FUNCION DEL ESTADO.
http://www.monografias.com/trabajos89/la-funcion-administrativa/la-funcion-
administrativa.shtml#ixzz4qU8msuYS
12
En lo que hace al ingreso a la función pública y sus distintas formas, tenemos que el
mismo está regido por reglas especiales, diferentes de las que regulan a los trabajadores
de la actividad privada. Así en nuestro caso tenemos la Ley marco del empleo público y a
ella nos remitimos. Por otro lado las entidades estatales descentralizadas, pueden y de
13
hecho muchas los tienen regímenes específicos, que contemplan sistemas de ingreso
por concurso, prohibición del despedido sin causa justa ni sumario previo y en algunos
casos se han establecido sistemas de negociación colectiva.
Nos ceñiremos acá a la LEY MARCO DE REGULACION DEL EMPLEO PÚBLICO NACIONAL Nº
25.164 (que figura en el apéndice).
CAPITULO II
a) Ser argentino nativo, por opción o naturalizado. El Jefe de Gabinete de Ministros podrá
exceptuar del cumplimiento de este requisito mediante fundamentación precisa y
circunstanciada de la jurisdicción solicitante.
De esté art. surgen nuevamente las normas que hemos transcrito más arriba en lo que
hace a la igualdad, la idoneidad y la inviolabilidad.
a) El que haya sido condenado por delito doloso, hasta el cumplimiento de la pena
privativa de la libertad, o el término previsto para la prescripción de la pena.
c) El que tenga proceso penal pendiente que pueda dar lugar a condena por los
delitos enunciados en los incisos a) y b) del presente artículo.
Personal Temporario.
Personal Permanente.
También la Ley Marco del Empleo Público, consagra este derecho diciendo: “Artículo 8º — El régimen de
estabilidad comprende al personal que ingrese por los mecanismos de selección que se establezcan, a
cargos pertenecientes al régimen de carrera cuya financiación será prevista para cada jurisdicción u
organismos descentralizados en la Ley de Presupuesto.
La carrera administrativa básica y las específicas deberán contemplar la aplicación de criterios que
incorporen los principios de transparencia, publicidad y mérito en los procedimientos de selección para
determinar la idoneidad de la función a cubrir, de la promoción o avance en la carrera basada en la
evaluación de la eficiencia, eficacia, rendimiento laboral y de exigencias de capacitación acorde con las
necesidades de las tareas o funciones a desarrollar, así como la previsión de sistemas basados en el mérito
y la capacidad de los agentes, que motiven la promoción de los mismos en la carrera.”, y
“CAPITULO IV
DERECHOS
Artículo 16. — Las personas vinculadas laboralmente con la Administración Pública Nacional, según el
régimen al que hubieren ingresado, tendrán los siguientes derechos, de conformidad con las modalidades
establecidas en las leyes, en las normas reglamentarias y, en cuanto corresponda, en los convenios
colectivos de trabajo:
a) Estabilidad.”
17
Autor: Alberto M. Sánchez / Palabras Clave: Empleo Púbico, Estabilidad, Protección contra
el despido arbitrario, Derecho a permanecer en el cargo, Estabilidad propia o absoluta,
Impropia o relativa, Causas disciplinarias, Procesos de racionalización, Idoneidad y
estabilidad, Eficiencia estatal.
permanecer en sus respectivos cargos sin ser apartados de los mismos mientras dure su
buena conducta.
Material Relacionado:
2. Zilli de Miranda, Martha, “El caso Madorrán: La Corte Suprema enmienda un fraude
histórico a la garantía constitucional de la estabilidad del agente público”, En: Revista
Argentina del Régimen de la Administración Pública, Nro.: 345, Pág. 041.
www.revistarap.com.ar/.../empleo_publico/hacia_un_nuevo_concepto_de_la_.html
En lo que hace al personal contratado, no posee estabilidad aun cuando dicho contrato se
fuera renovando. Generalmente los contratos son por un año.
19
www.gordillo.com/pdf_tomo9/libroi/capitulo6.pdf
Con respecto a los empleos honorarios recurrimos nuevamente a Gordillo que parte de la
distinción entre agente y funcionario público y vuelve sobre temas ya vistos, pero ayudan
a reforzar dichos conocimientos, como por ejemplo lo que se refiere a “estabilidad”:
2. Crítica conceptual
Sin embargo, esa diferenciación fundada en el supuesto poder decisorio distaba
mucho de tener sustento jurídico o real ya que no es posible hallar agente alguno de
la administración que tenga por función exclusiva la de decidir o la de ejecutar,
pudiendo en consecuencia ser claramente señalado como funcionario o empleado
de acuerdo con el criterio de aquella doctrina. En efecto, el funcionario que se
podría considerar de más jerarquía, o sea el propio Presidente de la República, no
desempeña sus funciones sólo a través de órdenes o decisiones: también él realiza
comportamientos materiales que no implican la toma de decisiones, tal como asistir
21
que luego recoge su norma derogatoria, la ley 25.164,6 en el art. 3 de su Anexo, que
comprende a las personas que habiendo sido “designadas conforme lo previsto en
la presente ley, prestan servicios en dependencias del Poder Ejecutivo, inclusive
entes jurídicamente descentralizados.”7 Con igual criterio todo el resto del
articulado de ambos cuerpos normativos se refiere constantemente a la expresión
“el personal,” al “agente,” “trabajadores,” “empleo público,” “servicio civil,” etc.,
evitando hacer distinción entre supuestos funcionarios y empleados.8
3.5. La Constitución nacional de 1853/60 cuando trataba del Presidente y
Vicepresidente de la Nación decía que “duran en sus empleos el término de seis
años;”9 la actual habla en tal párrafo de funciones, sin perjuicio de haber reducido a
4 años el término del mandato (art. 90); pero otras normas mantienen la
sinonimia.10 Igual solución encontramos en el art. 92. En la Constitución, pues, no
hay distingo alguno.
3.6. Además, la Constitución de 1994 unifica en el art. 36 la responsabilidad política
con algunos tipos de responsabilidad penal, con lo cual se remite nuevamente al
concepto penal amplio y sin distinciones. Cabe recordar en tal sentido que el código
penal invierte la carga de la prueba en materia de enriquecimiento ilícito de los
funcionarios o empleados públicos,11 entendido con criterio amplio: “cargo o
empleo público,”12 lo cual es coherente con la norma interamericana contra la
corrupción, antes citada.13
3.7. En suma, el derecho positivo argentino y supranacional no hacen diferenciación
entre “funcionarios” y “empleados;” por el contrario establecen que todos los
agentes de la administración tienen a estos efectos la misma calificación jurídica.
Si ello es así y si además la distinción carece de base real, siendo su único sustento
el uso vulgar que le asigna el nombre de “funcionario” a los agentes de mayor
jerarquía presupuestaria y de “empleado” a los de menor jerarquía, ninguna razón
de índole jurídica justifica mantenerla en derecho administrativo: debe por lo tanto
eliminársela del uso técnico, sin perjuicio de que cualquiera puede si quiere
24
privado en sus relaciones con aquéllas.2 Si bien en este caso la jurisprudencia les
reconoce un régimen distinto a tales personas, que no cumplen funciones de
“dirección, gobierno o conducción ejecutiva,”3 es de advertir que no los considera
por ello “empleados públicos,” sino simplemente empleados regidos por el derecho
privado.4 Esa vieja definición jurisprudencial se ve reforzada en el caso del personal
comprendido en convenciones colectivas de trabajo, que de acuerdo al art. 2º, inc.
g) in fine del decreto–ley 22.140/80 y el art. 3° in fine del anexo a la ley 25.164, se
encuentra por igual fuera del ámbito de aplicación del régimen de empleo público.
4.2. El personal contratado de la administración pública
4.2.1. El personal contratado por el derecho privado
En igual situación puede hipotéticamente encontrarse en algunos casos el personal
“contratado” de la administración pública. En rigor de verdad, todos los que se
desempeñen dentro de la administración pública lo hacen en virtud de una relación
contractual ya que es necesaria su voluntad para que ello ocurra; sin embargo, se ha
generalizado en la práctica el denominar “personal contratado” a los agentes que
trabajan para la administración pública no desde cargos o funciones permanentes,
sino a través de convenios de plazo limitado (uno o dos años), que no los incorporan
a la carrera administrativa ni les otorgan estabilidad en sus empleos: lo que
constituye materia de debate es si en tales casos son o no funcionarios o empleados
públicos. En la doctrina tradicional de la Procuración del Tesoro de la Nación se
entendía que “Un personal contratado puede encontrarse en dos status diferentes.
En un caso, revisten como incorporados a los cuadros de la administración
invistiendo una verdadera condición de funcionarios o empleados públicos y, en el
otro aunque llamados a colaborar en la prestación de un servicio público mediante
el contrato, no se les atribuye aquella condición. Resulta evidente que los
contratados de la primera categoría [...] se hallan equiparados en un todo al resto
del personal administrativo.”5
No ha sido fácil con todo hallar la línea divisoria entre los contratados que
26
doctrinarias de interés neutro. Muy al contrario, lo que aquí está en juego es por
una parte la eficacia del sistema penal para reprimir la delincuencia desde o al lado
del Estado; por la otra la flexibilidad con la cual la administración está preparada
para admitir la participación de los administrados y ciudadanos en la administración
pública, o cuántas trabas y dificultades aquella burocracia estatal está dispuesta a
poner a dicha participación ciudadana. Ésta es, siempre, el requisito básico de una
administración moderna en una democracia que merezca el nombre de tal.
Por ello es importante distinguir algunos de los supuestos que se han planteado
hasta ahora en la práctica administrativa.
6.2. La inexistencia de designación
Hasta ahora no se han planteado problemas con aquéllos que colaboran de modo
desinteresado sin designación alguna: ello no ha constituido en épocas normales
motivo de preocupación para los organismos de control, porque advierten que se
trata de supuestos de colaboración material, insusceptibles de modificar o alterar la
organización burocrática.
Se trata, como es evidente, de las distintas formas de “voluntariado,” “meritorios,”
“practicantes,” etc.; cambiando de categoría podrían ser los lobbystas, influyentes,
“operadores,” etc. De todos modos, adelanta algo de la naturaleza de la cuestión, el
recordar que si no ha provocado debates jurídicos, sí los ha ocasionado políticos,
respecto del tipo de tarea que algunos de estos grupos puedan estar realizando, a
juicio de otros de signo político opuesto.
Es de interés señalar que en la actualidad, al desbordarse el sistema carcelario y
experimentarse con nuevas formas de castigo, también ha comenzado a funcionar
una forma de desempeño gratuito de tareas de colaboración bajo la forma de
sanción penal, con la aquí denominada “probation;” en tal caso tampoco la relación
jurídica es la del Servicio Civil y ni siquiera del derecho administrativo propiamente
dicho, sino del derecho penal stricto sensu.
6.3. La colaboración gratuita prestada a través de personas jurídicas
33
régimen jurídico general del servicio civil y las soluciones supletorias que haya
menester en los casos ocurrentes habrán de buscarse por la vía del derecho político
y parlamentario, no por la del derecho administrativo. Existen suficientes
desarrollos al respecto y no es necesario tratarlos aquí.
6.4.2. Los casos de funciones administrativas sin representación política formal
Todo se complica cuando existe designación formal y no se trata de la clara
situación de representación política que venimos de exponer. Los órganos de
control a veces citan como precedente de importancia, que por lo demás suscriben,
un informe de un funcionario de la Secretaría de Estado de Hacienda de la Nación,
del 30 de junio de 1975. Dijo aquel funcionario que tales personas, “por no estar
remuneradas no están comprendidas en el alcance de los cuerpos normativos
vigentes en materia de derechos y deberes” —lo que es correcto e indubitable—,
pero ello le lleva a sostener la supuesta “conveniencia” de que sólo el Poder
Ejecutivo pueda efectuar tales nombramientos. El criterio fue reproducido por el
hoy suprimido Tribunal de Cuentas de la Nación en su Digesto Administrativo nº
1850, expte.42.230/74, M.E. También la Procuración del Tesoro de la Nación en
oportunidades ha llegado a negar la facultad de los ministros para designar personal
“ad honorem,”1 admitiéndoselo en cambio al Poder Ejecutivo;2ello, sin perjuicio de
puntualizar que, al no entrañar disposición de fondos de la hacienda pública, el
entonces Tribunal de Cuentas carecía de competencia legal para formular
observación a este tipo de actos, en uno u otro caso.3
Con todo, las razones brindadas para estas soluciones no tienen suficiente fuerza de
convicción; el punto de partida de estos criterios consiste en formular una distinción
meramente semántica y apriorística, carente de sustento normativo, entre
funciones o designaciones “honorarias” y “ad honorem.” En ambos casos nos
encontraríamos ante supuestos de ausencia de remuneración o contraprestación en
dinero por parte del Estado, lo cual, como bien se desprende del art. 1º del régimen
jurídico básico o del anterior Estatuto, implica que tales nombramientos se
35
alguna.”4
6.4.2.2. Funcionarios ad honorem
“Por su parte, los funcionarios designados «ad honorem» gozan de las facultades y
tienen a su cargo las responsabilidades inherentes al cargo que desempeñan; vale
decir, que son titulares de los derechos y sujetos de las obligaciones inherentes a la
función pública que cumplen, con las modalidades propias de la naturaleza de su
situación de revista.” El funcionario ad honorem sería en este criterio aquel que
debe cumplir con algún cometido o trabajo; “tales designaciones deben ser
adecuadamente ponderadas, puesto que la falta de retribución puede acarrear el
cumplimiento deficiente o, por lo menos, no satisfactorio de las tareas; siempre,
claro está, que tal actividad no reditúe otra forma de compensación —honor,
prestigio, etc.—”5
El criterio tan burdamente crematístico que estamos reseñando ha llegado a su
máxima expresión en un caso en que se dijo que “siendo la remuneración no sólo la
contraprestación debida por el empleador, sino, fundamental, el incentivo que
determina la realización de la mayoría de las tareas humanas, salvo los supuestos de
actividades cuyo ejercicio reditúa otra forma de compensación (honor, prestigio,
etc.), la falta de esa retribución puede traer aparejado el cumplimiento deficiente o
por lo menos no satisfactorio de las tareas.”6
Como se advierte, el criterio es insostenible desde el punto de vista fáctico: importa
partir de la premisa expresa de que todos los que trabajan para el Estado lo hacen
por dinero; importa seguir con la consecuencia de que en virtud de hacerlo por
dinero, lo hacen bien; y llega así a la conclusión de que todo aquel que esté
dispuesto a colaborar gratuitamente con el Estado o la comunidad seguramente lo
hará ineficazmente y no, en cambio, con la eficacia que caracteriza al desempeño de
los agentes que cobran el sueldo.
Se dice así que “Si bien es posible en las plantas funcionales de organismos o
dependencias establecer la existencia de cargos «ad honorem» —sobre todo
37
pero no para mejor.6 En lugar de intentar siempre seleccionarse a los que puedan
ser mejores para la función pública estable y permanente se termina propiciando, a
la inversa, el alejamiento de quienes tienen mejores oportunidades de empleo fuera
del ámbito público. La razón de ser de esta contradicción entre el principio
constitucional de estabilidad y la vigencia práctica (legislativa, administrativa y
jurisdiccional) del principio opuesto de la inestabilidad, ha de encontrarse en la
aparente imposibilidad, al menos hasta el presente, de contar con un cuerpo
permanente, reducido y eficiente de agentes públicos. En efecto, hay una constante
tendencia contrapuesta a incrementar con notorio exceso, en ocasionales épocas de
aparente bonanza, las plantas permanentes de funcionarios de las distintas
administraciones y, en los casos extremos de insolvencia fiscal, que cada tanto se
repiten, reducirlos drástica pero no razonablemente.
10.2. El personal contratado
El personal contratado no tiene estabilidad7 pero tiene derecho a percibir los
salarios caídos si es separado del cargo antes del plazo, sin que medie culpa suya:
“la designación de una persona por un plazo determinado obliga a la Administración
a respetarlo, salvo razones justificadas de su revocación y, en su caso, con el debido
resarcimiento pecuniario de los daños ocasionados. Mientras rija la designación, el
funcionario, si bien no se encuentra amparado por el derecho a la estabilidad, ha
adquirido el derecho a exigir de la Administración el cumplimiento de los términos
establecidos en el acto de su designación.”8 El principio que acabamos de enunciar,
con todo, se torna inaplicable cuando el contrato prevé, como es habitual, una
cláusula rescisoria discrecional sin necesidad de expresar causa y sin indemnización.
Por supuesto no existe renovación automática del contrato a su vencimiento, salvo
previsión expresa,9 y la vía judicial no es la de la apelación de los arts. 40 a 42 del
decreto-ley 22.140/80,10 sino la vía ordinaria o sumaria según corresponda.
11. La responsabilidad - 1
46
Notas:
1.1
Comp. BIELSA, RAFAEL, Derecho administrativo, t. III, Buenos Aires, La Ley,
1965, 6ª ed., p. 29; VITTA, CINO, Diritto Amministrativo, t. II, Turín, 1933, p. 141
y ss.; MARIENHOFF, MIGUEL S., Tratado de derecho administrativo, t. III-B, Buenos
Aires, Abeledo-Perrot, 1970, p. 37. Puede considerarse una distinción no vigente:
DROMI, JOSÉ ROBERTO, Derecho administrativo, Buenos Aires, Ciudad Argentina,
1996, 5ª ed., p. 385; COMADIRA, JULIO RODOLFO, Derecho administrativo, Buenos
Aires, Abeledo-Perrot, 1996, p. 74 y ss.; ILDARRAZ, BENIGNO, “Las nuevas
modalidades en el ejercicio de la función pública,” en el AA.VV., Homenaje al Dr.
Miguel S. Marienhoff, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1998, cap. VII; IVANEGA,
MIRIAM MABEL, “Consideraciones acerca del empleo público (con especial
referencia a la motivación laboral del empleado público),” ED, SDA, 31-V-01, § III.
3.1
BIELSA, La función pública, Buenos Aires, 1960, p. 35; VILLEGAS BASAVILBASO,
BENJAMÍN, Derecho administrativo, t. III, Buenos Aires, TEA, 1951, p. 275.
3.2
La “doctrina” de algún fallo es menos precisa: “Al definir el art. 77 del Código
Penal el concepto de funcionario público como sinónimo del concepto de empleado
público, no equipara este último concepto al concepto administrativo de empleado
público, pues éste no es titular del ejercicio de una función pública, sino que,
simplemente presta un servicio vinculado, auxiliarmente a este ejercicio”
(CNCrim. y Correc., Sala III, Craba, año 1989, LL, 1990-C, 147). Ello no altera la
claridad y vigencia de la norma legal.
3.3
Ver nuestros arts. “Un corte transversal al derecho administrativo: la
Convención Interamericana Contra la Corrupción,” LL, 1997-E, 1091; “La
contratación administrativa en la «Convención sobre la Lucha contra el Cohecho de
Funcionarios Públicos Extranjeros en las Transacciones Comerciales
Internacionales» (ley 25.319) y en la «Convención Interamericana contra la
Corrupción»,” JA, número especial de derecho administrativo del 20-12-2001;
CAPUTI, MARÍA CLAUDIA, La ética pública, Buenos Aires, Depalma, 2000, con
nuestro prólogo; MANFRONI, CARLOS A., y WERKSMAN, RICHARD, La Convención
Interamericana contra la Corrupción. Anotada y comentada. Medidas preventivas,
Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1997.
3.4
Decreto-ley 22.140/80. Ver al respecto, entre otros, BARÓ, DAISY L., La
relación de empleo público, Buenos Aires, FDA, 1982 y sus referencias.
3.5
La ley 25.164 la deroga pero, contradictoriamente, dice que continuará
rigiendo “hasta que se firmen los convenios colectivos de trabajo [previstos en la
ley 24.185], o se dicte un nuevo ordenamiento legal que reemplace al anterior”
(art. 4º). Sólo el tiempo permitirá develar los misterios que provoca esta oscura
norma legal.
3.6
Reglamentada por decr. 1421/02.
3.7
La redacción transcripta en el texto es virtualmente idéntica a la del art.1º del
anterior “Estatuto del Personal de la Administración Pública Nacional,” decreto-ley
6.666/57 (derogado por el decreto-ley 22.140/80). Respecto a la anterior norma,
BIELSA intentaba hallar en ella una “vaga” distinción, op. cit., p. 35 pero la
disposición era y es clara en asimilar ambos conceptos; confr. VILLEGAS
BASAVILBASO, op. cit., t. III, p. 276.
3.8
DE VEDIA, AGUSTÍN, Derechos constitucional y administrativo, Buenos Aires,
Macchi, 1963, p. 452, destacaba que el decreto-ley 6.666/57 utilizó también una
sola expresión, “agente,” sin distinguir entre funcionario y empleado; el decreto-
ley 22.140/80 se refirió de igual modo genérico al “personal.” En igual sentido
48
CSJN, Fallos, 311-1: 216, Romeo, 1988. El derecho administrativo argentino es,
pues, coherente y constante en este punto.
3.9
DE VEDIA, op. cit., p. 452; VILLEGAS BASAVILBASO, op. cit., t. III, pp. 272-4.
Comp. SANGUINETTI, HORACIO, “Nota sobre el régimen constitucional para
designar funcionarios y empleados,” LL, 122: 1144, quien intenta encontrar una
distinción constitucional en este asunto.
3.10
Recuerda así DROMI, op. cit., los arts. 36 (“empleos” y “función”), 105 y 110
(“empleos”).
3.11
Art. 268, inc. 2°, del Código Penal de la Nación: “Será reprimido con reclusión
o prisión de dos a seis años, multa del cincuenta por ciento al ciento por ciento del
valor del enriquecimiento e inhabilitación absoluta perpetua, el que al ser
debidamente requerido, no justificare la procedencia de un enriquecimiento
patrimonial apreciable suyo o de persona interpuesta para disimularlo, ocurrido
con posterioridad a la asunción de un cargo o empleo público y hasta dos años
después de haber cesado en su desempeño.” “Se entenderá que hubo
enriquecimiento no sólo cuando el patrimonio se hubiese incrementado con
dinero, cosas o bienes, sino también cuando se hubiesen cancelado deudas o
extinguido obligaciones que lo afectaban.” “La persona interpuesta para disimular
el enriquecimiento será reprimida con la misma pena que el autor del hecho.” Ver
CABALLERO, JOSÉ SEVERO, “El enriquecimiento ilícito de los funcionarios y
empleados públicos. (Después de la reforma constitucional de 1994),” LL, 1997- A,
793; MORELLO, AUGUSTO M., “El derecho a probar; su perfil constitucional,” ED,
159: 259.
3.12
Lo cual incluye también a los funcionarios ad honorem que tratamos infra, §
6.4.2.2.
3.13
La norma no ha resultado eficaz. Muchos de los funcionarios o ex funcionarios
corruptos tienen auditados por una consultora de nivel internacional todos los años
de su actividad económica, pública y privada. Demás está decir que tales informes
contables señalan la licitud y congruencia de los datos indicados en el dictamen.
Aunque ello sea inexacto, procura destruir la inversión de la carga de la prueba y
volverla a depositar, nuevamente, en la instrucción penal.
3.14
Cámara Federal Capital, Sala Penal, DJ, 10-IV-1964, p. 335, Luna, refiriéndose
al art.189.
3.15
Cámara Federal Capital, Sala Penal, DJ, 10-IV-1964, p. 335, Franci.
3.16
Ver CSJN, Fallos, 249: 140, Silva, 1961; 251: 497, Llorente, 1961; 258: 41,
Díaz, 1964; 254: 88, Paz, 1962.
4.1
La solución es uniforme: “La relación de empleo público está sujeta a una
normativa específica, diferente a la ley de contrato de trabajo que expresamente
excluye de su ámbito de aplicación a los empleados públicos” (CNFed. CA, Sala II,
1994, Mayol, Inés A. c/ Estado nacional - Ministerio del Interior, LL, 1995-E, 500).
“Los dependientes de la administración Pública Nacional, provincial o municipal
están comprendidos dentro del régimen jurídico del derecho administrativo, salvo
las excepciones contempladas por el art. 2° inc. a) de la ley de contrato de
trabajo, al requerir que «por acto expreso se los incluya en la misma o en el
régimen de las convenciones colectivas de trabajo»” (CNTrab., Sala 1ª, 1993,
Balado, Jorge A. y otros c/ Banco Central de la República Argentina, JA, 1994-III,
453). En igual sentido PTN, Dictámenes, 200: 63; CSJN, Chedid, año 1997, LL,
1998-B, 327: “El principio general aplicable a la relación que media entre el
personal de la Administración Pública y el Estado, es que la misma está regida por
las normas del derecho público —constitucionales y administrativas— y no por las
49
6.1
PTN, Dictámenes, 89: 139.
6.2
PTN, Dictámenes, 107: 215; “nada obstaba en Derecho a que el Poder Ejecutivo
designase, como lo hizo, consejeros «ad honorem» en el mencionado organismo.”
Otra discusión es si la remuneración ha de ser motivo para diferenciar la
competencia del Jefe de Gabinete para designar funcionarios “ad-honorem:”
BARRAZA, JAVIER INDALECIO y SCHAFRIK, FABIANA HAYDÉE, “Las facultades del
Presidente de la Nación y el Jefe de Gabinete de Ministros para designar
empleados, según un dictamen de la Procuración del Tesoro de la Nación,” RDA,
19/20: 589-91 (Buenos Aires, 1995); primer art. citado, pp. 394-5. A los efectos de
la corrupción, los supuestos quedan equiparados por el art.1° de la Convención
Interamericana contra la Corrupción.
6.3
PTN, Dictámenes, 89: 139.
6.4
De un informe de la Procuración del Tesoro de la Nación al Secretario de
Cultura, año 1981.
6.5
Del mismo informe antes mencionado, § 1 in fine.
6.6
PTN, Dictámenes, 113: 170. La bastardilla es nuestra.
6.7
Del informe mencionado, § 4 de conclusiones generales.
6.8
En determinado momento elaboramos un proyecto en tal sentido, que luego de
recibir las discrepancias de todos los organismos intervinientes fue desde luego
archivado. Los funcionarios políticos, si bien compartían el criterio del proyecto,
no se resolvieron a enfrentar tan formalmente la tradición administrativa.
7.1
En sentido similar MARIENHOFF, op. cit., t. III-B, pp. 72-4.
8.1
Ver MATA, ISMAEL, “El contrato administrativo de consultoría,” en A.A.D.A.,
Contratos Administrativos, t. 2, Contratos especiales. Buenos Aires, Astrea, 1982,
cap. XXIV, pp. 227, 243 y ss.
8.2
Para algunos aspectos de este régimen contractual, ver nuestro art. “El precio y
la responsabilidad en el contrato administrativo de consultoría,” reproducido en el
libro de la A.A.D.A., Contratos administrativos, t. 2, Contratos especiales, op. cit.,
cap. XXII, p.161 y ss.
8.3
Leyes 13.064, 12.910, etc.
8.4
Así FARINA, JUAN M., Contratos comerciales modernos, Buenos Aires, Astrea,
1993, p. 656.
9.1
Comp. DEVEALI, MARIO L., “Naturaleza jurídica y regulación legal de la relación
de empleo público,” en la Revista Derecho del Trabajo, t. XI, 1951, p. 165 y ss.;
DE LA FUENTE, HORACIO H., “La privatización del empleo público (Primera
parte),” LL, 2001-B, 984; “Estabilidad del empleado público. Situación del
personal contratado,” LL, 2001-D, 911; PETRELLA, ALEJANDRA, “El empleo
público en la órbita de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: perspectivas a la luz
de una Constitución garantista,” JA, 2000-3, 51-64.
9.2
Así BIELSA, Derecho administrativo, op. cit., t. III, p. 65 y ss.; BERÇAITZ, MIGUEL
ÁNGEL, Teoría general de los contratos administrativos, Buenos Aires, 1952, p.
153; MARIENHOFF, op. cit., t. IIIB, p. 187; DROMI, op. cit., p. 378 y ss.
9.3
La teoría del “acto condición” puede verse en JÈZE, GASTÓN, Principios
generales del derecho administrativo, t. II-2°, Buenos Aires, Depalma, 1949, p. 29
y ss.; GRAU, ARMANDO EMILIO, Estudios sobre la relación de empleo público, La
Plata, 1964, p. 14 y ss.
9.4
Así FORSTHOFF, ERNEST, Tratado de derecho administrativo, Madrid, 1958, p.
294 y ss.
9.5
VILLEGAS BASAVILBASO, op. cit., t. III, p. 337 y ss., quien expone también otras
teorías anteriores, p. 291 y ss. Ver también BANDEIRA DE MELLO, CELSO ANTÔNIO,
51
Apontamentos sobre os agentes e órgaos públicos, San Pablo, 1972, pp. 10-4. Para
un listado más completo ver FERNÁNDEZ RUIZ, JORGE, Derecho administrativo.
Contratos, México D.F., Porrúa-UNAM, 2000, pp. 373-83.
9.6
P. ej., SAMPAY, ARTURO ENRIQUE, Estudios de derecho público, Buenos Aires,
1951, p. 33 y ss., citado por GRAU, op. cit., p. 25. Este es el principal argumento
de la doctrina que afirma que nunca existen contratos entre un particular y la
administración: GIACOMETTI, ZACCHARIA, Allgemeine Lehren des rechsstaatlichen
Verwaltungsrechts, Zurich, Polygraphischer Verlag, 1960, t. I, p. 442 y ss.
9.7
La doctrina clásica en materia de contratos administrativos, precisamente, los
caracteriza por el vínculo de subordinación que suponen; si bien hoy en día esto
no puede ya ser la nota típica de tales contratos, es indudable que una perfecta
igualdad contractual no existe en casi ningún contrato administrativo, razón por la
cual no es esa falta de igualdad argumento suficiente para negar carácter
contractual a la relación de empleo público.
9.8
Así GRAU, op. cit., p. 7 y ss., esp. p. 14.
9.9
SAYAGUÉS LASO, ENRIQUE, Tratado de derecho administrativo, t. I, Montevideo,
1953, pp.
565-8.
9.10
Discrepamos así con GRAU, op. cit., p. 14.
9.11
Código Civil, art. 1137.
9.12
CRETELLA JÚNIOR, op. cit., p. 56 y ss.
9.13
VILLEGAS BASAVILBASO, op. cit., t. III, p. 327.
9.14
CSJN, Fallos, 166: 264, 1932.
9.15
Fallos, 194: 111, Labella de Corso, 1942.
9.16
CSJN, Fallos, 220: 383, 404-5, Gerlero, 1951.
9.17
VILLEGAS BASAVILBASO, refiriéndose a los casos Bergés y Corso, sostiene
también que el problema no tiene solución firme (op. cit., t. III, p. 327).
10.1
LECOT, ALBERTO GREGORIO, “Estabilidad del empleado público,” Derecho del
Trabajo, t. XX, 1960, p. 196; RIVAS, JOSÉ MARÍA, “Consideraciones generales
sobre la reforma constitucional,” Derecho del Trabajo, t. XIX, 1959, pp. 81 y ss.,
83; PTN, Dictámenes, 90: 44.
10.2
CSJN, LL, 119: 137, García, 1965.
10.3
CSJN, Carma, 1991, LL, 1992-A, 159; CNCiv., Sala F, Reyes, Estela, 1993, JA,
1994-II, 520.
10.4
CSJN, LL, 119: 141, Enrique, 1965, con disidencia de ABERASTURY, PEDRO;
ZAVALA RODRÍGUEZ, CARLOS J. y BOFFI BOGGERO y nota de NERVA coincidente;
CSJN, 310-1: 1065, Salandria, 1987; 307- 1: 1189, Castiñeira de Dios, 1985, etc.
10.5
FIORINI, BARTOLOMÉ A., “La estabilidad, garantía de derecho público,” Revista
Derecho del Trabajo, julio de 1965, p. 352 y ss.; ABERASTURY y ZAVALA
RODRÍGUEZ, voto en disidencia citado; MARIENHOFF, op. cit., t. III-B, p. 292;
REIRIZ, MARÍA GRACIELA, “La estabilidad en el empleo público y el régimen de
prescindibilidad del agente por motivos extradisciplinarios,” RADA, 1: 79, 90, 91
(Buenos Aires, 1971). En base a este principio de la estabilidad “impropia”
diversos gobiernos dictaran leyes sobre “prescindibilidad:” en este sentido pueden
verse sucesivamente las leyes 17.343, 17.467, 18.724, 20.549, 21.260, 21.274. El
decreto-ley 22.140/80 terminó de hecho con la estabilidad, al instituir en forma
permanente la “disponibilidad.” El sistema mencionado se aplica desde entonces
constantemente y ha sido también recogido por el art. 11 del anexo a la ley
25.164.
10.6
Algunas normas de tal tipo pueden verse en DROMI, op. cit., p. 381.
52
10.7
Al igual que todo el personal “no permanente:” CSJN, Fallos, 310-1: 195,
Rieffolo Basilotta, 1987; ver también los casos Gil y Galeano, RAP, 134: 253 y 135:
249 (Buenos Aires).
10.8
CNFed. CA, Sala IV, 1989, Buitrago Jorge c/ Estado Nacional, LL, 1990-A, 100.
10.9
Cuando la relación de empleo público se entabla sobre la base de un contrato
sujeto a plazo cierto, se extingue automáticamente por el mero vencimiento del
término, sin necesidad de acto administrativo alguno y ningún efecto puede
producir respecto del agente su subsistencia en el cargo, por propia voluntad y sin
consentimiento de autoridad administrativa competente: CSJN, Fallos, 310-III:
2927, Marignac, 1987; 310-I: 1390, Jasso, 1987.
10.10
CSJN, Fallos, 310-I: 195, Rieffolo Basilotta, 1987.
11.1
Ampliar y comparar en DROMI, op. cit., p. 385.
11.2
Que tratamos infra, en el cap. XIX del t. 2 de esta obra.
11.3
El juicio político. Cabe agregar como causal inhabilitante para la función
pública el haber incurrido, con posterioridad a 1994, en alguno de los supuestos
del art. 36 de la Constitución.
11.4
Infra, t. 2, cap. XIX.
11.5
PARDO, JUAN ÁNGEL, “Etica profesional. Errónea interpretación judicial,” LL,
1998-C, 337, nota al fallo Grittini, CNFed. CA, Sala III, LL, 1998-C, 338.
País: Argentina
www.ijeditores.com.ar/articulos.php?idarticulo=30233&print=2
“Funcionarios honorarios
La función “honoraria” importa según este criterio una dignidad, distinción o categoría
ética, efectuada espontáneamente por el Estado, sin implicar una vinculación de
“servicio.” Normalmente significa un premio o reconocimiento a la conducta del
candidato. Según este criterio y en palabras de la Procuración, “Las personas designadas
en un cargo «honorario», en principio, no tienen funciones específicas que cumplir y, por
53
CARRERA: tiene que ver con la capacitación que debe proveerle el estado y guarda
vinculación con el requisito de idoneidad y con el derecho de igualdad de
oportunidades en la carrera.
DESCANSO: Incluye LICENCIAS, JUSTIFICACIONES Y FRANQUICIAS: es decir
vacaciones pagas, por maternidad, por adopción, enfermedad o duelo.
LIBERTAD EN LA AFILIACIÓN SINDICAL: Surge del art.14 bis de la Constitución en la
inclusión de los derechos sociales.
PROPIEDAD SOCIAL Y PARTICIPACION EN LAS GANANCIAS; Surge de la LEY Nº
23.696.
ASISTENCIA SOCIAL PARA SÍ Y SU FAMILIA: o también denominada Obra Social.
INTERPOSICIÓN DE RECURSOS: siempre que un acto administrativo lesione los
derechos del empleado público, este podrá interponer el recurso que considere
necesario en defensa de sus intereses
JUBILACIÓN O RETIRO: el empleado público se rige en cuanto a lo previsional de
acuerdo a la normativa vigente en la República Argentina referida a la materia.
RENUNCIA: el artículo 22 de la Ley marco de regulación del empleo público
nacional, regula como se procederá ante una renuncia. El agente podrá dar por
concluida la relación laboral a los treinta días de presentada la misma, siempre que
54
PARA CONCLUIR ENUMERAREMOS LOS DEBERES, QUE EXPLICITA LA LEY COMO ASI
TAMBIEN LAS RESPONSABILIDADES, PROHIBICIONES E INCOMPATIBILIDADES:
DEBERES
• PRESTACION PERSONAL
• RELACION JERARQUICA
• OBEDIENCIA
• CONDUCTA DECOROSA
• ETICA PÚBLICA
• RESERVA Y DISCRECION
• DEDICACION (INCOMPATIBILIDADES)
• PROHIBICIONES
RESPONSABILIDADES
• CIVIL
• ADMINISTRATIVA
• PENAL
55
• POLITICA
• CONTABLE
APÉNDICE:
Resumen:
MARCO NORMATIVO Y AUTORIDAD DE APLICACION. REQUISITOS PARA EL INGRESO.
IMPEDIMENTOS PARA EL INGRESO. NATURALEZA DE LA RELACION DE EMPLEO.
DERECHOS. DEBERES. SISTEMA NACIONAL DE LA PROFESION ADMINISTRATIVA.
REGIMEN DISCIPLINARIO. RECURSOS JUDICIALES. CAUSALES DE EGRESO. FONDO
PERMANENTE DE CAPACITACION Y RECALIFICACION LABORAL. DEROGANSE LAS LEYES
22140 Y SU MODIFICATORIA 24150; 22251 Y 17409; 20239 Y 20464 (VER ALCANCE, ART. 4).-
Ley 25.164
En ningún caso se entenderá que las normas de esta ley modifican las de la Ley
24.185.
ANEXO
CAPITULO I
g) El clero.
CAPITULO II
c) El que tenga proceso penal pendiente que pueda dar lugar a condena por
los delitos enunciados en los incisos a) y b) del presente artículo.
CAPITULO III
El Poder Ejecutivo podrá celebrar convenios con los otros poderes del Estado,
Provincias y Municipios, que posibiliten la movilidad interjurisdiccional de los
agentes, sin perjuicio del cumplimiento de las disposiciones contenidas en la
presente ley. La movilidad del personal que se instrumente a través de la
adscripción de su respectivo ámbito a otro poder del Estado nacional, Estados
provinciales y/o Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires no podrá
exceder los trescientos sesenta y cinco (365) días corridos salvo excepción
fundada en requerimientos extraordinarios de servicios y estará sujeta a las
reglamentaciones que dicten en sus respectivas jurisdicciones los Poderes
Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
CAPITULO IV
DERECHOS
a) Estabilidad.
b) Retribución justa por sus servicios, con más los adicionales que
correspondan.
d) Capacitación permanente.
i) Interposición de recursos.
j) Jubilación o retiro.
k) Renuncia.
Artículo 20. — El personal podrá ser intimado a iniciar los trámites jubilatorios
cuando reúna requisitos exigidos para obtener la jubilación ordinaria,
autorizándolos a que continúen en la prestación de sus servicios por el
período de un año partir de la intimación respectiva.
CAPITULO V
DEBERES
Artículo 23. — Los agentes tienen los siguientes deberes, sin perjuicio de los
que en función de las particularidades de la actividad desempeñada, se
establezcan en las convenciones colectivas de trabajo:
PROHIBICIONES
CAPITULO VI
CAPITULO VII
REGIMEN DISCIPLINARIO
ser privado de su empleo ni ser objeto de medidas disciplinarias, sino por las
causas en las condiciones que expresamente se establecen.
Artículo 28. — El personal no podrá ser sancionado más de una vez por la
misma causa, debiendo graduarse la sanción en base a la gravedad de la falta
cometida, y los antecedentes del agente.
a) Apercibimiento.
c) Cesantía.
d) Exoneración.
c) Pérdida de la ciudadanía.
La cesantía será aplicada previa instrucción de sumario, salvo que medien las
causales previstas en los incisos a), b) y c) del art. 32.
CAPITULO VIII
RECURSO JUDICIAL
Recibidos los antecedentes, el Tribunal correrá traslado por su orden por diez
(10) días perentorios al recurrente y a la administración.
72
Vencido este plazo y cumplidas las medidas para mejor proveer que pudiera
haber dispuesto el Tribunal, llamará autos para sentencia, la que se dictará
dentro de los sesenta (60) días. Todos los términos fijados en el presente
artículo se computarán en días hábiles judiciales.
CAPITULO IX
CAUSALES DE EGRESO
g) Baja por jubilación, retiro o vencimiento del plazo previsto en el artículo 20.
h) Por fallecimiento.
CAPITULO X
REGIMEN LEGAL
Resumen:
DEBERES, PROHIBICIONES E INCOMPATIBLIDADES APLICABLES, SIN EXCEPCION, A TODAS
LAS PERSONAS QUE SE DESEMPEÑEN EN LA FUNCION PUBICA EN TODOS SUS NIVELES Y
JERARQUIAS. OBJETO Y SUJETOS. DEBERES Y PAUTAS DE COMPORTAMIENTO ETICO.
REGIMEN DE DECLARACIONES JURADAS . ANTECEDENTES. INCOMPATIBILIDADES Y
CONFLICTO DE INTERESES. REGIMEN DE OBSEQUIOS A FUNCIONARIOS PUBLICOS.
74
Ley 25.188
CAPITULO I
Objeto y Sujetos
CAPITULO II
c) Velar en todos sus actos por los intereses del Estado, orientados a la
satisfacción del bienestar general, privilegiando de esa manera el interés
público sobre el particular;
76
f) Proteger y conservar la propiedad del Estado y sólo emplear sus bienes con
los fines autorizados. Abstenerse de utilizar información adquirida en el
cumplimiento de sus funciones para realizar actividades no relacionadas con
sus tareas oficiales o de permitir su uso en beneficio de intereses privados;
CAPITULO III
77
e) El Defensor del Pueblo de la Nación y los adjuntos del Defensor del Pueblo;
i) En el caso de los incisos a), b), c) y d), del presente artículo, deberá
consignarse además el valor y la fecha de adquisición, y el origen de los
fondos aplicados a cada adquisición.
82
Todo uso ilegal de una declaración jurada será pasible de la sanción de multa
de quinientos pesos ($ 500) hasta diez mil pesos ($ 10.000). El órgano
facultado para aplicar esta sanción será exclusivamente la Comisión Nacional
de Etica Pública creada por esta ley. Las sanciones que se impongan por
violaciones a lo dispuesto en este artículo serán recurribles judicialmente ante
los juzgados de primera instancia en lo Contencioso Administrativo Federal.
CAPITULO IV
Antecedentes
CAPITULO V
b) ser proveedor por sí o por terceros de todo organismo del Estado en donde
desempeñe sus funciones.
ARTICULO 17. — Cuando los actos emitidos por los sujetos del artículo 1º
estén alcanzados por los supuestos de los artículos 13, 14 y 15, serán nulos de
nulidad absoluta, sin perjuicio de los derechos de terceros de buena fe. Si se
tratare del dictado de un acto administrativo, éste se encontrará viciado de
nulidad absoluta en los términos del artículo 14 de la ley 19.549.
CAPITULO VI
CAPITULO VII
Prevención sumaria
CAPITULO VIII
CAPITULO IX
Artículo 23: La condena importa la pérdida a favor del Estado nacional, de las
provincias o de los Municipios, salvo los derechos de restitución o
indemnización del damnificado y de terceros, de las cosas que han servido
para cometer el hecho y de las cosas o ganancias que son el producto o el
provecho del delito.
88
4. El pago de la multa.
Artículo 67: La prescripción se suspende en los casos de los delitos para cuyo
juzgamiento sea necesaria la resolución de cuestiones previas o prejudiciales,
que deban ser resueltas en otro juicio. Terminada la causa de la suspensión, la
prescripción sigue su curso.
ARTICULO 30. — Sustitúyese la rúbrica del capítulo VI del título XI del libro II
del Código Penal, por el siguiente: "Capítulo VI - Cohecho y tráfico de
influencias".
ARTICULO 31. — Sustitúyese el artículo 256 del Código Penal por el siguiente:
Artículo 256: Será reprimido con reclusión o prisión de uno a seis años e
inhabilitación especial perpetua, el funcionario público que por sí o por
persona interpuesta, recibiere dinero o cualquier otra dádiva o aceptare una
promesa directa o indirecta, para hacer, retardar o dejar de hacer algo
relativo a sus funciones.
ARTICULO 32. — Incorpórase como artículo 256 bis del Código Penal el
siguiente:
Artículo 256 bis: Será reprimido con reclusión o prisión de uno a seis años e
inhabilitación especial perpetua para ejercer la función pública, el que por sí o
por persona interpuesta solicitare o recibiere dinero o cualquier otra dádiva o
aceptare una promesa directa o indirecta, para hacer valer indebidamente su
influencia ante un funcionario público, a fin de que éste haga, retarde o deje
de hacer algo relativo a sus funciones.
ARTICULO 33. — Sustitúyese el artículo 257 del Código Penal por el siguiente:
Artículo 257: Será reprimido con prisión o reclusión de cuatro a doce años e
inhabilitación especial perpetua, el magistrado del Poder Judicial o del
Ministerio Público que por sí o por persona interpuesta, recibiere dinero o
cualquier otra dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta para emitir,
dictar, retardar u omitir dictar una resolución, fallo o dictamen, en asuntos
sometidos a su competencia.
ARTICULO 34.— Sustitúyese el artículo 258 del Código Penal por el siguiente:
Artículo 258: Será reprimido con prisión de uno a seis años, el que directa o
indirectamente diere u ofreciere dádivas en procura de alguna de las
conductas reprimidas por los artículos 256 y 256 bis, primer párrafo. Si la
dádiva se hiciere u ofreciere con el fin de obtener alguna de las conductas
tipificadas en los artículos 256 bis, segundo párrafo y 257, la pena será de
reclusión o prisión de dos a seis años. Si el culpable fuere funcionario público,
sufrirá además inhabilitación especial de dos a seis años en el primer caso y
de tres a diez años en el segundo.
ARTICULO 35. — Sustitúyese el artículo 265 del Código Penal por el siguiente:
Artículo 265: Será reprimido con reclusión o prisión de uno a seis años e
inhabilitación especial perpetua, el funcionario público que, directamente,
por persona interpuesta o por acto simulado, se interesare en miras de un
beneficio propio o de un tercero, en cualquier contrato u operación en que
intervenga en razón de su cargo.
ARTICULO 36. — Incorpórase como artículo 258 bis del Código Penal el
siguiente:
Articulo 258 bis: Será reprimido con reclusión de uno a seis años e
inhabilitación especial perpetua para ejercer la función pública, el que
ofreciere u otorgare a un funcionario público de otro Estado, directa o
indirectamente, cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como
dádivas, favores, promesas o ventajas, a cambio de que dicho funcionario
realice u omita realizar un acto en el ejercicio de sus funciones públicas,
relacionados con una transacción de naturaleza económica o comercial.
ARTICULO 37. — Sustitúyese el artículo 266 del Código Penal por el siguiente:
Artículo 266: Será reprimido con prisión de uno a cuatro años e inhabilitación
especial de uno a cinco años, el funcionario público que, abusando de su
cargo, solicitare, exigiere o hiciere pagar o entregar indebidamente, por sí o
por interpuesta persona, una contribución, un derecho o una dádiva o
cobrase mayores derechos que los que corresponden.
ARTICULO 38. — Sustitúyese el artículo 268 (2) del Código Penal por el
siguiente:
Artículo 268 (2): Será reprimido con reclusión o prisión de dos a seis años,
multa del cincuenta por ciento al ciento por ciento del valor del
enriquecimiento e inhabilitación absoluta perpetua, el que al ser
debidamente requerido, no justificare la procedencia de un enriquecimiento
patrimonial apreciable suyo o de persona interpuesta para disimularlo,
ocurrido con posterioridad a la asunción de un cargo o empleo público y hasta
dos años después de haber cesado en su desempeño.
93
ARTICULO 39. — Incorpórase como artículo 268 (3) del Código Penal el
siguiente:
Artículo 268 (3): Será reprimido con prisión de quince días a dos años e
inhabilitación especial perpetua el que, en razón de su cargo, estuviere
obligado por ley a presentar una declaración jurada patrimonial y omitiere
maliciosamente hacerlo.
CAPITULO X
Publicidad y divulgación
CAPITULO XI
ARTICULO 43. — Las normas contenidas en los Capítulos I, II, V, VI, VIII, IX y X
de la presente ley entrarán en vigencia a los ocho días de su publicación.
Decreto 41/99
CONSIDERANDO:
Por ello,
DECRETA:
ANEXO
PARTE GENERAL
CAPITULO I
CAPITULO II
DEFINICIONES Y ALCANCES
CAPITULO III
PRINCIPIOS GENERALES
CAPITULO IV
PRINCIPIOS PARTICULARES
PARTE ESPECIAL
CAPITULO I
BENEFICIOS
SECCION PRIMERA
b) Para hacer valer su influencia ante otro funcionario público, a fin de que
éste haga, retarde o deje de hacer tareas relativas a sus funciones.
c) Los regalos o beneficios que por su valor exiguo, según las circunstancias,
no pudieran razonablemente ser considerados como un medio tendiente a
afectar la recta voluntad del funcionario.
SECCION SEGUNDA
CAPITULO II
IMPEDIMENTOS FUNCIONALES
CAPITULO III
SANCIONES
CAPITULO IV
SECCION PRIMERA
a) Propósitos ilegales.
SECCION SEGUNDA
n) Asesores de Gabinete.
En este último supuesto, le otorgará un plazo no mayor a CINCO (5) días para
que proceda a brindar las explicaciones o aclaraciones requeridas.