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CAPÍTULO 21

EL EMPLEO PÚBLICO.

1. El empleo público. Concepto Naturaleza. Normas constitucionales.


2. Las funciones administrativas y políticas de gobierno. El ingreso a la función
pública. Distintas formas.
3. La estabilidad del empleado público. El personal contratado. Los empleos
honorarios. Otros derechos de los agentes públicos.

Antes de entrar a los puntos concretos transcribiremos una trabajo que contiene
conceptos que son básicos para esta unidad y que hemos presentado en en Seminario
Internacional organizado por el BID en el año 2002.

“UNA BREVE APROXIMACIÓN A LA ÉTICA PÚBLICA” por Mirta C. Culaciati

“En primer lugar vamos a aproximarnos a un concepto de Ética.

Partamos que Ética y Moral tienen el mismo origen etimológico, costumbres, ya que Ética
deriva del término griego Ethos = Costumbre, y Moral del término latino Mores =
Costumbres.

Así podemos decir que la Ética o Morales la disciplina que trata de los actos libres del
hombre, cuya repetición, más o menos frecuente, engendra las buenas costumbres
denominadas ‘virtudes’, o de las malas costumbres, denominadas ‘vicios’.

O bien que Ética es una de las ramas de la Filosofía cuyo objeto es el juicio de apreciación
del bien y del mal. Aunque diversos autores (entre ellos Schelling y Hegel) han querido fijar
distintos campos de aplicación a los términos ética y moral ambos designan igualmente:

a) El conjunto de prescripciones admitidas en una época o por una sociedad


determinada,
b) La descripción de la conducta de los hombres, y
c) La ciencia de los juicios de valor sobre dicha conducta.

En el Diccionario Católico de la Enciclopedia Británica (BARSA), se la define como la ciencia


o rama de la Filosofía que considera la bondad o malicia de los actos humanos de acuerdo
con la luz natural de la inteligencia humana. La ética se ocupa de aquellos actos que el
hombre cumple libremente, y de su relación con el último fin; trata por tanto de establecer
las normas rectas de la conducta humana para después aplicarlas a la vida cotidiana. La
ética no basa sus conclusiones en la revelación divina o en las leyes de la Iglesia.
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Mientras que la Moral, según la doctrina católica, es la ciencia que se apoya en principios
racionales y en verdades reveladas para deducir y proponer los dictámenes prácticos
reguladores de la actividad humana. Es decir es esta una posición que separa ética y
moral.

Todos los entes que realizan alguna actividad en orden a un determinado fin, deben
proceder de conformidad con ciertas leyes o normas que regulan esas actividades
encaminándolas al fin predicho. El cumplimiento de esas leyes o normas traerá como
consecuencia el logro del fin propuesto, y el incumplimiento de esas leyes tendrá como
consecuencia la pérdida de dicho fin.

Kant establece la moral autónoma, afirmando que hay que buscar el principio de
obligación o causa eficiente de la moralidad en nuestra propia razón práctica y no en otros
seres ajenos a ella.

En segundo lugar nos ocuparemos ahora de la Ética o Moral Cívica, denominada así desde
tiempos de Aristóteles, ya que deriva del griego Polis = Ciudad Estado o Sociedad Civil.

Si recordamos el discurso de Aristóteles en su <Ética a Nicómaco> ya plantea <que tanto la


virtud como el vicio están en nuestro poder. En efecto siempre que está en nuestro poder el
hacer, lo está también el no hacer, y siempre que está en nuestro poder el no, lo está el sí,
de modo que si está en nuestro poder el obrar cuando es bello, lo estará también cuando
es vergonzoso, y si está en nuestro poder el no obrar cuando es bello, lo estará asimismo,
el no obrar cuando es vergonzoso>.

Como afirma Carlos Cullen (Profesor titular de la Cátedra de Filosofía de la Educación de la


Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y Profesor titular de la
cátedra Problemas Filosóficos en Psicología), <la ética como disciplina racional autónoma
parece desdibujada entre los escepticismos y los fundamentalismos. La búsqueda de la
felicidad y el bien de los hombres parecen diluirse entre los universalismos y los
particularismos. El sujeto moral, que nos iguala en la dignidad y nos diferencia en la forma
de realizarse, parece perderse entre el elitismo ‘neoilustrado’ de los pocos héroes estoicos
que se separan soberbiamente del mundo, y el cinismo del puñado de sádicos competitivos
‘neoutilitaristas’, que pretenden impunemente dominar el mundo>.

Si tomamos en cuenta que la ética política o moral cívica estudia el conjunto de las
relaciones éticas o morales que surgen del hombre como consecuencia de la vida dentro de
la sociedad civil, o del Estado, es decir, estudia el conjunto de deberes que tiene el hombre
en cuanto a ciudadano o miembro de un Estado, surge la necesidad de hacer tomar
conciencia, que existen deberes éticos de los ciudadanos entre sí y deberes éticos de los
ciudadanos hacia el Estado, derivados del bien común a que se aspira.

Pero así como existen deberes éticos de los ciudadanos entre sí y deberes éticos de los
ciudadanos hacia el Estado, derivados del bien común a que se aspira, existen también los
deberes éticos de aquellos que de una u otra forma cumplen o desempeñan tareas dentro
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de la Administración Pública y así entramos de lleno en la denominada Ética Pública o


Ética de la Función Pública.

Ahora bien, normalmente se asocia el tema ético, como exclusivamente ligado a la lucha
anticorrupción. Esta lucha fundamental que debe librarse hasta las últimas consecuencias,
es solamente una expresión primaria de lo que implica la ética. Cuando la población clama
hoy por ética, pidiendo eso, pero también mucho más. Está exigiendo políticas económicas
con rostro humano que estén guiadas por valores éticos, criterios de asignación de los
recursos escasos que se basen en prioridades definidas desde la ética, asunción de sus
responsabilidades éticas no solamente por parte de los actores sociales claves como entre
ellos los políticos, la empresa privada, los líderes sindicales, las organizaciones sino por
todos y cada uno de los que formamos la comunidad desde su lugar, desde su quehacer,
desde su espacio de todos los días.

Por ejemplo no puede ser que el discurso de cuales deberían ser los valores <meta> vaya
por un lado y los hechos económicos por el otro.

Así el Premio Nobel de Economía, Armartya Sen, (Alocución clausura del Seminario Ética y
Desarrollo en Washington – 2001) denuncia que, <la economía moderna se ha visto
sustancialmente empobrecida por la distancia creciente entre economía y ética>, y llama a
volver a interrelacionar ambas.

Por eso así como se habla de la ética política, de igual manera se habla de la ética
económica, en cuanto la economía se inserta en ciertos valores económicos y sociales, o en
cuanto busca obtener o justificar determinados resultados. O bien de la ética del
desarrollo, por ejemplo cuando se le incluye en los conceptos de Desarrollo Humano o
desarrollo económico.

Como se afirma, <el problema ético [que nos ocupa], entonces, es en torno a los fines y los
medios en la acción política, la actividad económica y la búsqueda del desarrollo>.

Y en esto tiene mucho que ver la Educación, ya que como sostiene Juan Carlos Tedesco
[Educar en la Sociedad del Conocimiento, Fondo de Cultura Económica, 2003], <una de las
ideas centrales de los procesos de transformación educativa ha sido la hipótesis según la
cual la educación es un factor de equidad social. La prioridad a la educación en las
estrategias de desarrollo estuve siempre basada en el argumento según el cual, ella es la
única variable que afecta simultáneamente a la equidad social, a la competitividad
económica y al desempeño ciudadano>.

Nuestro mundo ha sufrido y sufre hondas y a veces tremendas transformaciones en las


últimas décadas. Los adelantos de la ciencia y de la técnica han modificado
sustancialmente el lugar, y aún el papel del hombre en el mundo. También han incidido
notablemente en la naturaleza de sus relaciones sociales.

Nuestra sociedad está replanteando su sistema de valores. Esto implica serios riesgos, y
por lo tanto requiere del análisis y de la acción de todos los que forman parte de ella. Los
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valores son propios de la naturaleza humana, se moldean en los procesos culturales y se


reorganizan y afianzan en el ejercicio cotidiano de nuestra libertad. Es lo que da impulso y
dirección a nuestros actos, y lo que nos permite convivir con los demás en un espacio de
principios compartidos, enriquecido por las diferencias individuales. En general, todos
acordamos en la apreciación de los valores, pero no siempre compartimos el orden de
importancia que le adjudicamos a cada uno. Y en la medida de que esta divergencia se
amplía, o el ordenamiento se vuelve errático y relativista, nos acercamos a una crisis que
necesariamente afectará el comportamiento de la comunidad.

Siguen vigentes las ideas de Spinoza (1632-1677), en su ‘Ética’, El fin del estado es
ciertamente la libertad. La justicia depende de la voluntad, por ello puede ser justo el que
vive dentro de los preceptos admitidos. Pero si alguien pretende que todas las cosas están
reguladas por las leyes generará vicios, en vez de corregirlos. Para el estado no hay mal
mayor que ver condenados al destierro a sus ciudadanos honrados solamente porque
piensan de modo diferente y no fingen. Cuando más se restrinja al hombre su posibilidad
de pensar, más se lo aparta del estado natural y más violentamente se gobierna. El
principio que debe dirigir nuestro pensamiento es el conocimiento de lo que forma la
verdad y el del entendimiento, sus propiedades y su fuerza.

En este mundo globalizado, es preciso poner atención en lo que señalaba hace un tiempo
Bernardo Kliksberg (Coordinador General de la Iniciativa Interamericana de Capital Social,
Ética y Desarrollo del BID) en cuanto a que <hay en las sociedades latinoamericanas, en
creciente y esperanzador proceso de democratización, un reclamo en ascenso por más
ética. Sociedades civiles cada vez más movilizadas y participativas están presionando por
la erradicación total de la corrupción, la transparencia y el control social de la gestión
estatal. Pero el pedido por ética no se limita al tema de la corrupción, va mucho más allá.
Se está exigiendo que la discusión sobre la economía vuelva a incluir los planos
éticos…Reclama comportamientos éticos en los líderes políticos, responsabilidad social en
los empresarios, compromiso de servicio íntegro en los funcionarios públicos, ética en los
dirigentes sindicales, las universidades y las ONGS>.

Si entre Democracia y Participación existe una relación muy íntima, se hace necesario
tomar conciencia, precisamente de ello: que la participación es un tomar parte
activamente en el proceso social. Ya que el hombre ‘es’ en la medida que ‘convive’ con los
demás, que ‘toma parte’ en las interrelaciones humanas. Se requiere entonces la
participación en el quehacer colectivo, buscando no solamente la creciente participación
social y política sino nuevos modos y niveles de participación con un profundo sentido de
solidaridad social aprendiendo a convivir en la discrepancia.

Es urgente rescatar nuestros valores, comprometernos, actuar con responsabilidad,


renovando cada día nuestro compromiso de contribuir al bien de todos.

Se ha acordado en la actualidad que el tema de la Ética, tan antiguo casi como la


humanidad, y que aún para los no creyentes en nada superior, encuentra sin embargo
fundamento en los Libros Sagrados de diversas religiones. Es fundamental ‘contagiarnos’,
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no importa la edad que tengamos, rescatar los principios éticos y ayudarnos a descubrir
nuestros valores y cómo potenciarlos.

Dice Alberto Chartzman Birenbaum (Ética de la Función Pública), que <la persona que
adhiere a determinadas convicciones religiosas, a determinados valores, buscará
plasmarlos en la vida. Es más, es deseable que así suceda, será una indicación de la
autenticidad de sus creencias. Esto nos lleva a concluir. No hay unas reglas para la vida
individual, privada y otras reglas para conducirse en el ámbito público. La ética, como la
persona, es indivisible>.

Se hace una distinción entre ética personal acotada al sujeto y ética social cuando ese
sujeto pasa a la esfera social. Mientras en la primera es responsable de sus actos en tanto
y en cuanto tenga sobre ellos responsabilidades directas, en el campo social y político tiene
responsabilidades compartidas con otros individuos o actores, la persona no es la única
responsable del resultado final.

Pero no es posible disociar la ética personal de la social, no es posible tener una escala de
valores en la vida privada y no transmitirlos, acentuarlos, cultivarlos en la vida pública o
social. De este modo desterraríamos la idea que la falta de principio y valores éticos en la
administración pública es uno de los males que mayor daño produce a nuestras
comunidades, volviendo a la sociedad civil desconfiada y apática con relación al
funcionamiento de las instituciones y aún de los procesos eleccionarios.

Los agentes de la Administración Pública, ya sea centralizada o descentralizada, en sus


diversos niveles: federal, provincial y municipal, son la ‘cara del Estado’. Por lo tanto el
comportamiento privado y público de los empleados y funcionarios públicos y de los
funcionarios políticos, debe guardar coherencia en la proclamación de esos valores que
harán transparente el accionar del Estado. De allí las ‘normas’ de la ética pública a la que
deberán someterse no como una obligación anárquicamente impuesta sino como a una
forma de ordenamiento de su forma de vida para hacer siempre efectivo el principio de
idoneidad requerido en la Constitución Nacional para el acceso a los cargos públicos,
cuando en el Artículo 16 proclama la IGUALDAD. Principio de idoneidad que sencillamente
está referido a lo que actualmente se denomina ‘perfil del cargo’ a cubrir.

Es aquí útil transcribir lo que escribe Eduardo Rabossi en <La formación ética. Una tarea
educativa difícil> en Aportes nro.15 – 2000, al referirse a la ética pública y la moral
privada. <La moral es un fenómeno, una institución de carácter social. Cuando decimos de
un juicio, una actitud , un sentimiento, una valoración, un razonamiento, una justificación,
o una acción que son morales, que son éticos, suponemos, necesariamente, una trama
especifica de relaciones, creencias y pautas socialmente consagradas que sobrevive a la
sucesión de las generaciones biológicas en virtud de la cual ese juicio, , actitud, valoración,
sentimiento, razonamiento, justificación o acción adquieren una significación especial
dados su contenido, estructura y función. El carácter social es, pues, una condición
necesaria de toda moral no existen morales fuer de ámbitos sociales. Pero, en verdad, es
más que eso. El carácter social es constitutivo de la moral. Esto significa que no podemos
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conceptuar algo como moral sin emplear, de manera esencial, categorías sociales. Lo dicho
no implica negar que la moral posea una dimensión personal, privada, que se manifiesta
en la manera como cada uno internaliza y elabora los conceptos, las pautas, los principios
y sentimientos propios de una moral y el modo como se comporta. Los que si implica es
que así como no puede existir un lenguaje esencialmente privado, es decir una moral que
sólo valga y rija para una única persona…Toda moral, toda ética, es pública, en tanto es un
fenómeno de carácter social>.

Para concluir recordemos lo que ha escrito el Profesor José Luis Tesoro, acerca de los
fundamentos de la ‘ética pública’.

<En los sistemas capitalistas, cuya fuerza reside en la fertilidad y el potencial de la


motivación individual, la ética de la función pública se funda en el principio de garantizar a
las personas el derecho a buscar su propio beneficio en tanto no violen el derecho de los
demás a hacer lo mismo. Para ello es necesario que una minoría de personas, que
denominaremos aquí ‘agentes públicos’ – políticos, legisladores, jueces o gobernantes,
garantice a los demás el ejercicio de sus derechos individuales, guiando sus propias
conductas por motivaciones públicas de interés general y del bien común, que por
motivaciones personales. Cabe presumir que el ejercicio de sus funciones estará
sustentado en una ética con orientación teleológica y enfoque ‘utilitarista’, seleccionando
las opciones que beneficien en mayor medida a la mayor cantidad de personas.

Se supone que el valor que los ‘agentes públicos’ asignan a los beneficios materiales es
inferior al valor promedio que les asignan los demás integrantes de la sociedad. La
motivación dominante en ellos residirá en un factor no económico que podría denominarse
‘vocación’, asociada a ciertos ideales sociales. Aun cuando tales ideales puedan estar
también presentes entre los integrantes de la sociedad privada, resultan insustituibles en
los servidores del Estado. Cuando los integrantes particulares ocupan el lugar central de la
conducta de los ‘agentes públicos’, emerge la corrupción, el anteponerse – desde el Estado
– los intereses individuales, grupales o familiares al interés público.

Las cuestiones básicas de la denominada ‘ética pública’ son entonces a) cómo asegurar
que los ‘agentes públicos’ experimenten y mantengan realmente una vocación por los
intereses generales y por el bien común más que por intereses materiales particulares, y b)
como asegurar que, experimentando tal vocación, reúnan la independencia y la idoneidad
para ejercer sus funciones de manera eficaz y eficiente.

La noción de ‘ética pública’ tiene, como ‘piso’, la honestidad personal y colectiva de los
funcionarios, junto a su disposición, capacidad e idoneidad para ejercer – de manera eficaz
y eficiente – las responsabilidades de legislar, gobernar e impartir justicia. No puede haber
un sistema estable de gobierno si prevalece el descreimiento acerca de la honestidad, la
idoneidad y la capacidad de quienes lo integran. Una vez cubiertas las condiciones ‘piso’ –
honestidad, vocación, capacidad, eficacia, eficiencia y calidad – podría ascenderse en la
escala de cuestiones a la denominada ‘macroética pública’, a las que se hizo referencia en
la nota anterior.
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En caso de estar cubiertas dichas cuestiones ‘piso’, cabe suponer que algunos individuos
solo acudirán a la función pública por resultarles más beneficiosa que la actividad privada.
La necesidad de normalizar y codificar la ‘ética pública’ surgiría entonces al decaer o no
existir el ideal social vinculado al interés general. Las principales ventajas de las normas y
los códigos de ‘ética pública’ son esencialmente los siguientes: a) proveer ‘pisos’ y ‘cotas’
explícitas al comportamiento de los agentes, b) disponen mecanismos punitivos por
eventual incumplimiento”.
Referencias:

a. Iniciativa Interamericana de Capital Social Ética y Desarrollo, Seminario Internacional “Los


desafíos Éticos del desarrollo”, Buenos Aires, 5 y 6 de setiembre de 2002.
b. Observatorio Social, Comprender Mejor para hacer mejor, Número 10 – Agosto 2002.
c. Tedesco, Juan Carlos, Educar en la sociedad del conocimiento de Fondo de Cultura
Económica, 2003.
d. Tesoro, José Luis/Revista Probidad, Noviembre-Diciembre 2000.

Presentado en el Seminario Internacional sobre Los Desafíos Éticos del Desarrollo en ...
noticias.universia.com.ar/.../2002/.../seminario-internacional-desafios-eticos-desarrollo...

Desarrollado en la ciudad de Buenos Aires, en la sede de la Facultad de ... Económicas


UBA, los días 5 y 6 de septiembre de 2002. ...

El empleo público. Concepto Naturaleza. Normas constitucionales.

EMPLEO PÚBLICO

En lo que hace a su concepto, es una Relación Jurídica. Es la que se establece entre dos
sujetos de Derecho, sean estas personas físicas o jurídicas en la que siempre una de las
partes es el Estado ya sea en su actividad centralizada o descentralizada, como es el caso
de las universidades nacionales. Se ha dicho que La relación de Empleo Público, es una
especie de la relación de servicio.

www.fbcb.unl.edu.ar/catedras/.../LA_RELACION_DE_EMPLEO_PUBLICO.ppt

Es decir que existe una subordinación de un sujeto particular respecto del Estado. Es este
el que le asina las funciones a cumplir sin otra consideración.
De ello surge que en cuanto a su naturaleza se trata de un contrato administrativo por lo
cual transcribiremos la definición dada en la unidad anterior:
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Los contratos administrativos Son una obligación bilateral, en la que una de las partes es
la Administración Pública con las prerrogativas inherentes a su condición jurídica, y la otra
parte, un particular o una entidad pública, destinada a realizar determinados fines, entre
ellos; el funcionamiento de los servicios públicos.

En lo que se refiere a las normas constitucionales a tener en cuenta son los ARTICULOS:
14 BIS, 16, 17, que a continuación transcribimos:

El art.14 bis recordemos que recoge los derechos sociales a través de la reforma de 1957.

Artículo 14 bis.- El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de


las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de
labor, jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa;
salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación
en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración
en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del
empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por
la simple inscripción en un registro especial.

Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo;


recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los
representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el
cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su
empleo.

El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter


de integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social
obligatorio, que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con
autonomía financiera y económica, administradas por los interesados con
participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes;
jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la
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defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a


una vivienda digna.

Hemos resaltado algo fundamental que es la estabilidad del empleado público.

Artículo 16.- La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de


nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus
habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra
condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las
cargas públicas.

El art.16 establece un derecho fundamental la igualdad. Por eso también hemos


resaltado la perta pertinente al empleo público. Solo es necesaria la idoneidad o
dicho de otro modo tener el “perfil” que requiere el cargo al cual se aspire.

Si se requiere un director médico para un hospital público no daría el perfil si en


lugar de un medico se presentara un arquitecto, por ejemplo.

Artículo 17.- La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación


puede ser privado de ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley. La
expropiación por causa de utilidad pública, debe ser calificada por ley y
previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que se
expresan en el Artículo 4º. Ningún servicio personal es exigible, sino en virtud
de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario
exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el término que le acuerde
la ley. La confiscación de bienes queda borrada para siempre del Código Penal
argentino. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios
de ninguna especie.
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Este art. establece la inviolabilidad de la propiedad., y tiene relación con el empleo


público en cuanto los emolumentos que por él se cobran forman parte de su
patrimonio como así también las jubilaciones y pensiones.

En la introducción a este tema hemos hablado de la ética pública por lo cual debe
tenerse en cuenta el art. 36 que dice en su párrafo final:

El Congreso sancionará una ley sobre ética pública para el ejercicio de la función.

En este sentido en el apéndice agregamos:

• LA LEY DE ETICA EN EL EJERCICIO DE LA FUNCION PUBLICA Nº 25.188, y

• EL DECRETO 41/99. CODIGO DE ETICA.

2. Las funciones administrativas y políticas de gobierno. El ingreso a la función pública.


Distintas formas.

PARTAMOS DE DAR NUEVAMENTE UN CONCEPTO DE ADMINISTRACION PÚBLICA


DICIENDO QUE:

ES LA ACCION DEL GOBIERNO ENCAMINADA EN FORMA ORDENADA Y TECNICA AL


CUMPLIMIENTO Y APLICACIÓN DE LAS NORMAS A FIN DE PROMOVER EL BIEN
COMUN EN TODAS SUS MANIFESTACIONES.

Por otro lado la función política del estado constitucional está presente desde su
nacimiento con la consiguiente evolución en cuanto a su extensión y límites.

EL ACTO POLÍTICO SE VINCULA AL GOBIERNO ENTENDIDO COMO ÓRGANO


CONSTITUCIONAL DISTINTO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
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EL ACTO POLÍTICO RESULTA DEL EJERCICIO DE COMPETENCIAS ESPECÍFICAS


CONSTITUCIONALMENTE ATRIBUIDAS AL GOBIERNO, EN EL EJERCICIO DE LAS CUALES SE
MANIFIESTA LA ACTIVIDAD POLÍTICA.

Se ha escrito que:

“La función administrativa es la que el Estado realiza bajo un orden jurídico, y que consiste
en la ejecución de actos que determinan situaciones jurídicas para casos individuales.
Es la función del Estado que se ocupa de la satisfacción de los intereses comunitarios
impostergables. Es la función más amplia que se utiliza en la esfera estatal y es la función
principal del Poder Ejecutivo, donde encontramos el derecho administrativo puro.
La función administrativa es la actividad concreta, practica, desarrollada por el Estado
para la inmediata obtención de sus cometidos”.

http://www.monografias.com/trabajos89/la-funcion-administrativa/la-funcion-
administrativa.shtml#ixzz4qU7d9fyn

Se la caracteriza como:

 CONTINUA Y PERMANENTE.
 REALIZA LOS FINES DEL ESTADO.
 ES UNA FUNCION PARA ADAPTAR.
 CUMPLE UNA FUNCION TUTELAR.
 ES UNA FUNCION AUTONOMA.
 ES FUNCIÓN INMEDIATA.
 ES UNA FUNCION DEL ESTADO.

http://www.monografias.com/trabajos89/la-funcion-administrativa/la-funcion-
administrativa.shtml#ixzz4qU8msuYS
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En cuanto al aspecto político se ha sintetizado la función del poder ejecutivo como


sigue:

Las atribuciones del Poder Ejecutivo se encuentran expresadas en el Art. 99 de la


Constitución Nacional.
 El Presidente es el encargado de la conducción de la política exterior.
 Expide reglamentos e instrucciones a fin de proceder a la ejecución de las leyes.
Dicha reglamentación no puede alterar, limitar, rectificar o cubrir aspectos no
previstos en dicha ley.
 Está facultado para emitir decretos de necesidad y urgencia en situaciones de
grave emergencia pública para atender situaciones que no admiten demora o en
épocas de receso del Congreso, Todo tal cual lo visto al hablar de las funciones del
Poder Ejecutivo).
 Promulga o veta en todo o en parte, las leyes sancionadas por el Congreso.
 Realiza la apertura de las sesiones ordinarias, el 1º de marzo de cada año,
presentando un informe sobre la situación general del país, y proponiendo al
Legislativo las medidas que considere necesarias o convenientes en este sentido.
 Prorroga de las sesiones ordinarias-
 Convoca a sesiones extraordinarias.
 Nombramiento de funcionarios ( Jefe de gabinete de ministros y demás ministros y
secretarios de Estado, embajadores, ministros plenipotenciarios y oficiales
superiores de las Fuerzas Armadas, con acuerdo del Senado, Jueces de la Corte
Suprema de Justicia, con acuerdo del Senado, Jueces de los tribunales inferiores,
con acuerdo del Senado).

En lo que hace al ingreso a la función pública y sus distintas formas, tenemos que el
mismo está regido por reglas especiales, diferentes de las que regulan a los trabajadores
de la actividad privada. Así en nuestro caso tenemos la Ley marco del empleo público y a
ella nos remitimos. Por otro lado las entidades estatales descentralizadas, pueden y de
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hecho muchas los tienen regímenes específicos, que contemplan sistemas de ingreso
por concurso, prohibición del despedido sin causa justa ni sumario previo y en algunos
casos se han establecido sistemas de negociación colectiva.

Nos ceñiremos acá a la LEY MARCO DE REGULACION DEL EMPLEO PÚBLICO NACIONAL Nº
25.164 (que figura en el apéndice).

CAPITULO II

REQUISITOS PARA EL INGRESO

Artículo 4º — El ingreso a la Administración Pública Nacional estará sujeto a la previa


acreditación de las siguientes condiciones:

a) Ser argentino nativo, por opción o naturalizado. El Jefe de Gabinete de Ministros podrá
exceptuar del cumplimiento de este requisito mediante fundamentación precisa y
circunstanciada de la jurisdicción solicitante.

b) Condiciones de conducta e idoneidad para el cargo, que se acreditará mediante los


regímenes de selección que se establezcan, asegurando el principio de igualdad en el
acceso a la función pública. El convenio colectivo de trabajo, deberá prever los
mecanismos de participación y de control de las asociaciones sindicales en el
cumplimiento de los criterios de selección y evaluación a fin de garantizar la efectiva
igualdad de oportunidades.

c) Aptitud psicofísica para el cargo.

De esté art. surgen nuevamente las normas que hemos transcrito más arriba en lo que
hace a la igualdad, la idoneidad y la inviolabilidad.

Hemos dicho que el empleado público es la “cara visible del estado”.


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De allí la necesidad de coherencia entre su vida privada y sus funciones como


empleado público. Ante este la citada ley establece:

IMPEDIMENTOS PARA EL INGRESO

Artículo 5º — Sin perjuicio de lo establecido en el artículo anterior no podrán


ingresar:

a) El que haya sido condenado por delito doloso, hasta el cumplimiento de la pena
privativa de la libertad, o el término previsto para la prescripción de la pena.

b) El condenado por delito en perjuicio de la Administración Pública Nacional,


Provincial o Municipal.

c) El que tenga proceso penal pendiente que pueda dar lugar a condena por los
delitos enunciados en los incisos a) y b) del presente artículo.

d) El inhabilitado para el ejercicio de cargos públicos.

e) El sancionado con exoneración o cesantía en la Administración Pública Nacional,


Provincial o Municipal, mientras no sea rehabilitado conforme lo previsto en los
artículos 32 y 33 de la presente ley.

f) El que tenga la edad prevista en la ley previsional para acceder al beneficio de la


jubilación o el que gozare de un beneficio previsional, salvo aquellas personas de
reconocida aptitud, las que no podrán ser incorporadas al régimen de estabilidad.

g) El que se encuentre en infracción a las leyes electorales y del servicio militar, en el


supuesto del artículo 19 de la Ley 24.429.

h) El deudor moroso del Fisco Nacional mientras se encuentre en esa situación.


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i) Los que hayan incurrido en actos de fuerza contra el orden institucional y el


sistema democrático, conforme lo previsto en el artículo 36 de la Constitución
Nacional y el Título X del Código Penal, aun cuando se hubieren beneficiado por el
indulto o la condonación de la pena.

Las formas de ingreso a la administración pública podemos resumirlas en dos


modalidades según la distinción de dos grandes grupos:

 Personal Temporario.
 Personal Permanente.

En el caso del Personal Permanente es por concurso o por nombramiento, según lo


establezca el escalafón correspondiente. Generalmente se recurre al nombramiento
para las categorías inferiores y al concurso para las superiores o las promociones.

Pero también en el caso del Personal Temporario se recurre al nombramiento:

El personal temporario comprende:

 Las autoridades superiores


 El personal de Gabinete
 La planta transitoria
 El personal contratado

Resultas de lo cual: a las autoridades superiores las nombra el Poder Ejecutivo


Nacional, al personal de gabinete la autoridad superior de la cual dependen, y a la
planta transitoria y personal contratado, el ministro del área a propuesta también
de la autoridad de la que dependen.
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3. La estabilidad del empleado público. El personal contratado. Los empleos


honorarios. Otros derechos de los agentes públicos.

Uno de los principales derechos de los empleados públicos es la estabilidad.

Ya vimos que está contenida en la Constitución Nacional en el artículo referente a los


derechos sociales cuando dice que: “estabilidad del empleado público…”. Es decir que el
empleado público tiene derecho a no ser privado de su empleo, excepto como
consecuencia de una causa suficiente debidamente probada.

También la Ley Marco del Empleo Público, consagra este derecho diciendo: “Artículo 8º — El régimen de
estabilidad comprende al personal que ingrese por los mecanismos de selección que se establezcan, a
cargos pertenecientes al régimen de carrera cuya financiación será prevista para cada jurisdicción u
organismos descentralizados en la Ley de Presupuesto.

La carrera administrativa básica y las específicas deberán contemplar la aplicación de criterios que
incorporen los principios de transparencia, publicidad y mérito en los procedimientos de selección para
determinar la idoneidad de la función a cubrir, de la promoción o avance en la carrera basada en la
evaluación de la eficiencia, eficacia, rendimiento laboral y de exigencias de capacitación acorde con las
necesidades de las tareas o funciones a desarrollar, así como la previsión de sistemas basados en el mérito
y la capacidad de los agentes, que motiven la promoción de los mismos en la carrera.”, y

“CAPITULO IV

DERECHOS

Artículo 16. — Las personas vinculadas laboralmente con la Administración Pública Nacional, según el
régimen al que hubieren ingresado, tendrán los siguientes derechos, de conformidad con las modalidades
establecidas en las leyes, en las normas reglamentarias y, en cuanto corresponda, en los convenios
colectivos de trabajo:

a) Estabilidad.”
17

Es decir que es preciso al Estado, sustanciarle un sumario administrativo y demostrar que


hay justa causa de despido de alguno de sus empleados.

Los distintos escalafones, en general prevén que la estabilidad se adquiere luego de un


año de prestar servicios satisfactorios para el estado.

Sobre el tema se ha escrito en:

Revista Argentina del Régimen de la Administración Pública


Nro.: 361 Página 213 (16/08/2011).

“Hacia un nuevo concepto de la estabilidad del empleado público

Autor: Alberto M. Sánchez / Palabras Clave: Empleo Púbico, Estabilidad, Protección contra
el despido arbitrario, Derecho a permanecer en el cargo, Estabilidad propia o absoluta,
Impropia o relativa, Causas disciplinarias, Procesos de racionalización, Idoneidad y
estabilidad, Eficiencia estatal.

Palabras Clave: Empleo Púbico, Estabilidad, Protección contra el despido arbitrario,


Derecho a permanecer en el cargo, Estabilidad propia o absoluta, Impropia o relativa,
Causas disciplinarias, Procesos de racionalización, Idoneidad y estabilidad, Eficiencia
estatal.

Resumen: La Corte Suprema de Justicia de la Nación reconoció en la “causa Madorrán” el


derecho que compete a los empleados del Estado en los casos en los que, mediando
sumario de por medio se configure y acredite una causa justificada. En las situaciones en
que se los separe de sus cargos careciendo de dichos requisitos, se le reconocerá al
empleado damnificado el derecho a la reincorporación en sus funciones y el
correspondiente pago de los salarios adeudados.
El Artículo 14 bis de la Constitución Nacional protege a los trabajadores contra el despido
arbitrario, y por ello se les reconoce el pago de una indemnización. Pero en el caso
específico de los funcionarios públicos, nuestra Carta Magna habla además del derecho a
la estabilidad, es decir la garantía por la cual los empleados públicos tienen el derecho de
18

permanecer en sus respectivos cargos sin ser apartados de los mismos mientras dure su
buena conducta.

Material Relacionado:

1. Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. "Madorrán, Marta


Cristina c/ Administración Nacional de Aduanas s/ reincorporación". Empleo público.
Estabilidad del empleado público. Confirmación de la sentencia que, dando operatividad al
Artículo 14 bis CN, declaró nulo el despido e inconstitucional el Artículo 7º del Convenio
Colectivo 56/92, según laudo 16/92 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la
Nación y condenó a la Administración Nacional de Aduanas a reincorporar a la actora.

2. Zilli de Miranda, Martha, “El caso Madorrán: La Corte Suprema enmienda un fraude
histórico a la garantía constitucional de la estabilidad del agente público”, En: Revista
Argentina del Régimen de la Administración Pública, Nro.: 345, Pág. 041.

3. González de Lellis, María Carolina, “Semejanzas y diferencias entre el nuevo y el


antiguo Régimen Nacional de Empleo Público” En: Revista Argentina del Régimen de la
Administración Pública, Nro.: 332, Pág. 059.

4. Castelli de Chede, Violeta., “Empleado público contratado. Un fallo garantista”, En:


Revista Argentina del Régimen de la Administración Pública, Nro.: 380, Pág. 107.

Autor: Sánchez, Alberto M.”

www.revistarap.com.ar/.../empleo_publico/hacia_un_nuevo_concepto_de_la_.html

En lo que hace al personal contratado, no posee estabilidad aun cuando dicho contrato se
fuera renovando. Generalmente los contratos son por un año.
19

Señala Gordillo comparando con el personal de empresas privadas lo siguiente:

“El personal contratado de la Administración Pública

En igual situación puede encontrarse en algunos casos el personal “contratado” de la


administración Pública. En rigor de verdad, todos los que se desempeñen dentro de la
Administración Pública lo hacen en virtud de una relación contractual, ya que es necesaria
su voluntad para que ello ocurra; sin embargo, se ha generalizado en la práctica el
denominar “contratados” a las personas que trabajan para la administración Pública no
desde cargos o funciones permanentes, sino a través de convenios de duración limitada
(uno o dos años) que no los incorporan a la carrera administrativa ni les otorgan
estabilidad en sus empleos. …”

www.gordillo.com/pdf_tomo9/libroi/capitulo6.pdf

La ley marco del empleo público señala en lo pertinente en su artículo 9:

“El régimen de contrataciones de personal por tiempo determinado comprenderá


exclusivamente la prestación de servicios de carácter transitorio o estacionales, no
incluidos en las funciones propias del régimen de carrera, y que no puedan ser cubiertos
por personal de planta permanente.
El personal contratado en esta modalidad no podrá superar en ningún caso el porcentaje
que se establezca en el convenio colectivo de trabajo, el que tendrá directa vinculación
con el número de trabajadores que integren la planta permanente del organismo.
Dicho personal será equiparado en los niveles y grados de la planta permanente y
percibirá la remuneración de conformidad con la correspondiente al nivel y grado
respectivo.
La Ley de Presupuesto fijará anualmente los porcentajes de las partidas correspondientes
que podrán ser afectados por cada jurisdicción u organismo descentralizado para la
aplicación del referido régimen.”
20

Con respecto a los empleos honorarios recurrimos nuevamente a Gordillo que parte de la
distinción entre agente y funcionario público y vuelve sobre temas ya vistos, pero ayudan
a reforzar dichos conocimientos, como por ejemplo lo que se refiere a “estabilidad”:

“Tratado de Derecho Administrativo


Tomo I - Parte General
Capítulo XIII
Agentes públicos

1. La distinción doctrinaria entre funcionario y empleado público


Tradicionalmente se distinguían los conceptos de “funcionario público” y “empleado
público” y para establecer la diferencia se desechaban criterios tales como el de la
remuneración o su jerarquía administrativa (aunque por supuesto nadie llamaría
empleado público al Ministro, salvo en sentido peyorativo, ni funcionario al
ordenanza), para limitarse principalmente al siguiente: el funcionario decide,
representa la voluntad del Estado, mientras que el empleado ejecuta, realiza
comportamientos materiales para llevar a la práctica las decisiones de los
funcionarios.1

2. Crítica conceptual
Sin embargo, esa diferenciación fundada en el supuesto poder decisorio distaba
mucho de tener sustento jurídico o real ya que no es posible hallar agente alguno de
la administración que tenga por función exclusiva la de decidir o la de ejecutar,
pudiendo en consecuencia ser claramente señalado como funcionario o empleado
de acuerdo con el criterio de aquella doctrina. En efecto, el funcionario que se
podría considerar de más jerarquía, o sea el propio Presidente de la República, no
desempeña sus funciones sólo a través de órdenes o decisiones: también él realiza
comportamientos materiales que no implican la toma de decisiones, tal como asistir
21

a un acto público, pronunciar un discurso, descubrir una placa, colocar la piedra


fundamental de un edificio, etc. Lo mismo puede decirse de un empleado de poca
jerarquía administrativa, p. ej. un ordenanza, quien cuando debe preparar el café
que uno le ha solicitado, no realiza una pura operación material, pues también debe
lógicamente decidir, en el ejercicio de su función, qué taza habrá de emplear, si el
café está suficientemente caliente, etc. En igual forma, un agente de policía actuará
como “funcionario” cuando de la orden de detención a un sospechoso, cuando
decide detener el tránsito o darle paso; pero luego actuará como “empleado”
cuando deba trasladar un preso a Tribunales, o cuando lleve un expediente a otra
oficina, etc.
Ningún agente de la administración tendría así la calidad exclusiva de “funcionario”
o “empleado;” todos serían al mismo tiempo, o alternativamente, tanto lo uno
como lo otro.
Con ello se advierte que la distinción, así fundamentada, carece de sustento real,
por cuanto no nos permite diferenciar distintos tipos de agentes del Estado sino, a
lo sumo, distintos tipos de actuación de ellos. Nada impide que usemos los términos
en el lenguaje ordinario como nos plazca: sólo debemos saber que no tiene
proyecciones jurídicas.

3. Continuación. Crítica legal


Pero no termina allí la cuestión: no sólo la distinción carece de base lógica y real,
sino que tampoco se ajusta al derecho positivo; ello se advierte claramente en
primer lugar en la propia Constitución nacional e igualmente en el derecho
supranacional e internacional contra la corrupción, como la Convención
Interamericana y el tratado internacional contra el cohecho transnacional. La misma
solución se encuentra en el Código Civil, en el Código Penal y en el Régimen Jurídico
Básico de la Función Pública.
3.1. El Código Civil establece en su art. 1112 que “Los hechos y las omisiones de los
22

funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, por no cumplir sino de una


manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas, son
comprendidos en las disposiciones de este Título” y agrega en la nota: “De los
jueces y oficiales del Ministerio Público, de los párrocos en los actos del estado civil,
de los conservadores de los registros de hipotecas, de los escribanos, procuradores
y de todos los empleados en la administración del Estado.” Como se advierte,
mientras el artículo utiliza el término “funcionario,” la nota habla de los demás
“empleados,” aplicando también a ellos la disposición del art., con lo que en la
aplicación de la responsabilidad civil no se hace distinción alguna entre funcionario
y empleado.1
3.2. El Código Penal dice en su art. 77: “Por los términos «funcionario público » y
«empleado público» usados en este código, se designa a todo el que participa
accidental o permanentemente del ejercicio de funciones públicas, sea por elección
popular o por nombramiento de autoridad competente.”2 Como se advierte, la
expresión tiene aquí un significado y extensión sumamente amplio, que excede con
mucho a quienes integran los cuadros de la administración pública.
3.3. La Convención Interamericana contra la Corrupción (ley 24.759)3 se refiere
genéricamente a “los actos de corrupción en el ejercicio de las funciones públicas y
los actos de corrupción específicamente vinculados con tal ejercicio” (art. II.2), lo
cual es también claramente amplio. Más aun, el art. I define en forma equivalente
su aplicación a “cualquier funcionario o empleado del Estado o de sus entidades” y
aclara que se incluye la función pública “temporal o permanente, remunerada u
honoraria.” Igual definición amplia de funcionario público encontramos en la ley
25.319, convención internacional contra el soborno transnacional y el lavado de
dinero. En ambos casos, la latitud del concepto en estos tratados se emparenta con
la que a su vez brinda el Código Penal.
3.4. El clásico, así llamado “Régimen Jurídico Básico de la Función Pública,”4aplicable
residualmente5 a la administración pública nacional, dispuso en su art. 1º lo mismo
23

que luego recoge su norma derogatoria, la ley 25.164,6 en el art. 3 de su Anexo, que
comprende a las personas que habiendo sido “designadas conforme lo previsto en
la presente ley, prestan servicios en dependencias del Poder Ejecutivo, inclusive
entes jurídicamente descentralizados.”7 Con igual criterio todo el resto del
articulado de ambos cuerpos normativos se refiere constantemente a la expresión
“el personal,” al “agente,” “trabajadores,” “empleo público,” “servicio civil,” etc.,
evitando hacer distinción entre supuestos funcionarios y empleados.8
3.5. La Constitución nacional de 1853/60 cuando trataba del Presidente y
Vicepresidente de la Nación decía que “duran en sus empleos el término de seis
años;”9 la actual habla en tal párrafo de funciones, sin perjuicio de haber reducido a
4 años el término del mandato (art. 90); pero otras normas mantienen la
sinonimia.10 Igual solución encontramos en el art. 92. En la Constitución, pues, no
hay distingo alguno.
3.6. Además, la Constitución de 1994 unifica en el art. 36 la responsabilidad política
con algunos tipos de responsabilidad penal, con lo cual se remite nuevamente al
concepto penal amplio y sin distinciones. Cabe recordar en tal sentido que el código
penal invierte la carga de la prueba en materia de enriquecimiento ilícito de los
funcionarios o empleados públicos,11 entendido con criterio amplio: “cargo o
empleo público,”12 lo cual es coherente con la norma interamericana contra la
corrupción, antes citada.13
3.7. En suma, el derecho positivo argentino y supranacional no hacen diferenciación
entre “funcionarios” y “empleados;” por el contrario establecen que todos los
agentes de la administración tienen a estos efectos la misma calificación jurídica.
Si ello es así y si además la distinción carece de base real, siendo su único sustento
el uso vulgar que le asigna el nombre de “funcionario” a los agentes de mayor
jerarquía presupuestaria y de “empleado” a los de menor jerarquía, ninguna razón
de índole jurídica justifica mantenerla en derecho administrativo: debe por lo tanto
eliminársela del uso técnico, sin perjuicio de que cualquiera puede si quiere
24

continuar con el uso social, el que seguramente se mantendrá.


En igual sentido se ha pronunciado ya la jurisprudencia, sosteniendo que el término
“funcionario público” empleado en la ley de aduana a los fines de considerar
calificado el contrabando, debe interpretarse con alcance amplio, comprensivo
también de los que pudieran ser considerados “simples empleados”14y que por lo
tanto también un guinchero, p. ej., reviste el carácter de funcionario público a los
efectos de la ley.15 En general, el uso jurisprudencial es correctamente promiscuo en
utilizar indistintamente una u otra expresión.16

4. El personal regido parcialmente por el derecho privado


Ahora bien, la conclusión precedente debe entenderse en el sentido de que, dentro
de los agentes de la administración, no existe distinción entre “funcionarios
públicos” y “empleados públicos,” es decir, que todos los que están sometidos al
régimen del derecho público lo están bajo un mismo concepto que será
indistintamente el de funcionario o empleado.1
Ello no excluye sin embargo, que puedan excepcionalmente encontrarse casos de
personas que trabajan para la administración pública no en relación exclusivamente
de derecho público, sino también en alguna medida de derecho privado. En tales
casos no se suele admitir que se trate de una relación de empleo o función pública
regida parcialmente por el derecho privado, pues se tiende a identificar empleo
público y derecho administrativo. No es la solución del derecho italiano
contemporáneo, que admite la relación de empleo público bajo normas de derecho
privado, pero pareciera que entre nosotros se ha afianzado la aplicación del derecho
privado evitando calificar de empleo público a la relación jurídica que así se
establezca.
4.1. Personal obrero en las empresas del Estado
Tal es el caso de los obreros y empleados de inferior jerarquía de las empresas del
Estado, que de acuerdo con la jurisprudencia se consideran sometidos al derecho
25

privado en sus relaciones con aquéllas.2 Si bien en este caso la jurisprudencia les
reconoce un régimen distinto a tales personas, que no cumplen funciones de
“dirección, gobierno o conducción ejecutiva,”3 es de advertir que no los considera
por ello “empleados públicos,” sino simplemente empleados regidos por el derecho
privado.4 Esa vieja definición jurisprudencial se ve reforzada en el caso del personal
comprendido en convenciones colectivas de trabajo, que de acuerdo al art. 2º, inc.
g) in fine del decreto–ley 22.140/80 y el art. 3° in fine del anexo a la ley 25.164, se
encuentra por igual fuera del ámbito de aplicación del régimen de empleo público.
4.2. El personal contratado de la administración pública
4.2.1. El personal contratado por el derecho privado
En igual situación puede hipotéticamente encontrarse en algunos casos el personal
“contratado” de la administración pública. En rigor de verdad, todos los que se
desempeñen dentro de la administración pública lo hacen en virtud de una relación
contractual ya que es necesaria su voluntad para que ello ocurra; sin embargo, se ha
generalizado en la práctica el denominar “personal contratado” a los agentes que
trabajan para la administración pública no desde cargos o funciones permanentes,
sino a través de convenios de plazo limitado (uno o dos años), que no los incorporan
a la carrera administrativa ni les otorgan estabilidad en sus empleos: lo que
constituye materia de debate es si en tales casos son o no funcionarios o empleados
públicos. En la doctrina tradicional de la Procuración del Tesoro de la Nación se
entendía que “Un personal contratado puede encontrarse en dos status diferentes.
En un caso, revisten como incorporados a los cuadros de la administración
invistiendo una verdadera condición de funcionarios o empleados públicos y, en el
otro aunque llamados a colaborar en la prestación de un servicio público mediante
el contrato, no se les atribuye aquella condición. Resulta evidente que los
contratados de la primera categoría [...] se hallan equiparados en un todo al resto
del personal administrativo.”5
No ha sido fácil con todo hallar la línea divisoria entre los contratados que
26

revestirían la calidad de funcionarios o empleados públicos y aquellos que estarían


simplemente sometidos al derecho privado; se han considerado elementos que
podían inclinar a la segunda solución el que no haya sometimiento a horario, o los
honorarios se paguen de acuerdo con el arancel pertinente,6solución que puede ser
de aplicación, aunque no es definitoria, cuando se contratan los servicios de un
profesional. En la actualidad suele ser decisivo que el profesional facture o dé recibo
conforme a las normas de la AFIP para profesionales autónomos, esté regularmente
inscripto en la respectiva caja, etc.
En algún caso se ha dicho que la existencia de subordinación jerárquica en el
contrato lo asimilaba al derecho público,7 solución errónea si se tiene en cuenta que
también en el contrato de locación de servicios del derecho privado existe un
vínculo de dependencia entre el empleador y el empleado. En suma, se trata de una
cuestión difícil de resolver en la práctica y las más de las veces será necesario
prestar atención a la calificación o al régimen que la propia administración haya
dado al contrato.8
Mención aparte merece el caso de los particulares llamados a integrar cuerpos
colegiados en representación del sector privado: aunque esa función sea
remunerada, a nuestro juicio no existe otro vínculo que el que determina el derecho
político de los cuerpos parlamentarios. No son agentes públicos ni personal
contratado de la administración. Por ello no se les aplica el derecho administrativo,
pero sí tienen la responsabilidad penal de los funcionarios públicos.
4.2.2. El personal contratado por el derecho público
Las normas antiguamente propiciadas por el Tribunal de Cuentas de la Nación y
receptadas normativamente por el Poder Ejecutivo, hacen indispensable contar
previamente a la contratación con la respectiva planta de personal temporario, en la
cual será inevitable a su vez tener la descripción de las categorías escalafonarias
disponibles, a los efectos de la equiparación. La práctica administrativa hace
entonces que el contratado vea su remuneración fijada por asimilación a los niveles
27

y grados de la planta permanente, con lo cual su inclusión dentro del régimen de la


función pública queda clara.
Esa inclusión, desde luego, es efectuada dentro de las obvias limitaciones que el
propio régimen establece: en particular, que el contratado carece del derecho a la
estabilidad más allá del propio límite temporal de su contrato y que carece
consecuentemente del derecho al ascenso, la carrera, etc. Incluso el derecho a la
estabilidad está muy cercenado en la práctica, pues el contrato prevé una cláusula
de rescisión a favor de la administración pública, sin indemnización. Ello lleva a
normas en las cuales ambas partes se reservan el derecho de dar por terminado el
contrato, con o sin anticipación o aviso previo y en todos los casos sin derecho a
indemnización alguna salvo el resto del propio mes en el cual se produce la
rescisión.
Esta modalidad de contratación como agente público y no como personal de
derecho privado, constituye la práctica dominante; ello es congruente con lo que
explicamos en el Capítulo VIII, § 3 y 4, respecto a la evolución de la aplicación del
derecho privado a la administración pública.
4.2.3. El personal transitorio o jornalizado
En el régimen del decreto-ley 22.140/80 se distinguía entre el llamado “personal
transitorio” (art. 14), anteriormente calificado como “jornalizado,” respecto del cual
la reglamentación: a) no exigía las mismas formalidades en el contrato-tipo previsto
para el “personal contratado” y b) autorizaba a designar personal transitorio
extranjero en aquellos lugares geográficos en que este tipo de mano de obra,
generalmente migratoria, es cuantitativamente significativa. Salvo estas pequeñas
diferencias de matices en cuanto a la manera de formalizar la relación contractual,
no existe en verdad diferencia jurídica alguna entre ambos supuestos. La ley 25.164
no tiene en su anexo previsión al respecto.
4.3. Observaciones comunes
De lo hasta aquí tratado en materia de personas físicas “contratadas” bajo el
28

régimen genérico de lo que en derecho privado se asimila a una locación de


servicios, existen dos posibilidades básicas de encuadre normativo:
a) como contratado dentro del régimen jurídico general del servicio civil;
b) como contratado fuera de ese régimen de la función pública y sin estar sometido
a ningún régimen determinado que no sea el del propio contrato y en el caso el
régimen del decreto-ley de consultoría. A su vez, la afirmación de que este tipo de
personas contratadas fuera del régimen de la función pública se encuentran regidos
por el derecho privado, no debe ser tomada muy estrictamente, pues existen
muchos aspectos de su relación que se encuentran sometidos al derecho público.
Así p. ej., cualquier acto que dicte la administración con respecto a estas personas
(su nombramiento o remoción, sanciones, etc.), a pesar de referirse a una relación
calificada como de “derecho privado,” constituye un acto administrativo que debe
respetar además todos los principios del derecho público en lo relativo a forma,
competencia, procedimiento, objeto, etc., pudiendo ser impugnado por tales
motivos aunque no se aparte de las normas del derecho privado que motivaron su
dictado;9 con ello queda dicho que la relación entre el agente y el Estado no es
nunca sólo de derecho privado, sino siempre, a lo sumo, mixta. Por ello, la
afirmación de que estos agentes se hallan regidos por el derecho privado se refiere
más que nada a la no aplicación de principios propios del derecho público, tales
como incompatibilidades, prohibiciones, etc. y a la aplicación de algunos principios
del derecho privado, como ser una distinta estabilidad, reconocimiento del derecho
de huelga, concertación de convenios colectivos de trabajo, etc. Como la ley 25.164
a su vez contempla convenios colectivos de trabajo dentro del régimen del servicio
civil, las diferencias se achican aún más. En cualquier caso, el marco general de la
relación, en lo relativo a los señalados aspectos de competencia, voluntad, objeto,
forma, procedimiento, de los actos estatales referidos a dichos agentes, sigue
siendo el del derecho público.
c) Una tercera alternativa es que la persona sea contratada fuera del mencionado
29

régimen jurídico básico de la función pública, pero dentro específicamente del


régimen del decreto-ley de consultoría, como veremos en el § 8.

5. Excepciones dentro del régimen de la función pública


En suma, salvo estos u otros casos de excepción, quienes se desempeñan en la
administración pública, centralizada o descentralizada, tienen la calidad de
funcionarios o empleados públicos y se rigen en consecuencia —en principio y salvo
norma en contrario de los convenios colectivos de trabajo— por el derecho público.
Ello no significa, sin embargo, que el régimen jurídico aplicable sea exactamente el
mismo en todos los casos; por el contrario, existen muchas diferencias entre los
distintos agentes de la administración, derivadas de que no todos ellos están
comprendidos en el régimen básico general.
5.1. Por de pronto, dentro de los agentes del Estado hay que diferenciar al ya
mencionado caso de los “contratados,” que incluso cuando se rigen por el derecho
público tienen en su contrato un régimen de excepción que puede apartarlos de
algunas de las normas generales,1 por lo cual el empleo de este sistema está
limitado por normas positivas.2
Desde luego, existen muchas dificultades prácticas para determinar cuándo nos
encontramos ante supuestos de tal naturaleza. Si se toma la norma en forma
absolutamente textual, no existiría en realidad tarea alguna que no pueda ser
cumplida por el personal permanente de la administración; esa interpretación
reduce la disposición al absurdo, pues implica que no tiene supuesto alguno de
aplicación.
A su vez, llevada al otro extremo, en una administración donde con frecuencia se
aplican regímenes de austeridad, racionalización, etc., que en la práctica igualan
para abajo, reduciendo cada vez más los niveles superiores y especializados de la
administración pública, resultaría fácil sostener que ninguna tarea más o menos
especializada entra dentro de las que puede desempeñar el personal permanente,
30

sea por recargo de tareas, falta de especialización puntual en aquello de que se


tratare; hasta falta de personal de apoyo mínimo para poder realizar funciones para
las que se encuentra personalmente capacitado, pero para las cuales no está dotado
de los medios materiales y humanos indispensables para su ejercicio.
Así p. ej., conocimos el caso de una empresa estatal con más de diez mil agentes, en
cuya administración general existían con antigüedad y razonable eficiencia una
media docena de personas de secretaría, pero donde no había en cambio una
buena y eficaz dactilógrafa.
Por supuesto que no proponemos el cuasi-absurdo de que hasta un operador de
computadora pueda incorporarse en situaciones normales como personal
contratado, pero de todos modos destacamos que el texto normativo no
proporciona solución eficaz a la cuestión.
Se trata en suma de una cuestión de hecho, a ser resuelta en cada caso concreto en
base a la situación fáctica y a una razonable solución de ella. Así p. ej., en el mismo
caso de operadores de PC que terminamos de mencionar, la contratación puede
justificarse si se trata de organizar un congreso o seminario, publicar un libro,
efectuar una versión bilingüe, etc.
5.2. También quedan excluidas de la aplicación del Régimen en cuestión las
personas que desempeñen funciones por elección popular; los Ministros,
Subsecretarios de Estado y Secretarios de la Presidencia de la Nación y las personas
que por disposición legal o reglamentaria ejerzan funciones de jerarquía
equivalente.
5.3. Tampoco están comprendidos el personal militar, el incluido en la ley de
servicio exterior de la Nación, el personal de seguridad y defensa y el clero oficial.
5.4. Los miembros integrantes de los cuerpos colegiados que funcionan en la
administración nacional y los que tienen un estatuto propio, como p.ej. el Estatuto
del Docente, el Estatuto del Personal Civil de las Fuerzas Armadas, etc.
5.5. El personal que se desempeña en el Poder Legislativo y el Poder Judicial.
31

5.6. El personal que no presta servicios remunerados. Se comprenden aquí los


“servicios personales obligatorios” o cargas públicas: presidir mesas electorales,
deponer como testigo, participar en censos, etc. Si bien constituyen en sentido lato
una función o empleo público, son en principio gratuitas3 sin perjuicio de que exista
una compensación por gastos; no por ello les es de aplicación el sistema normativo
del servicio civil.

6. El personal “ad honorem” y “honorario”


6.1. La solidaridad social y su encuadre jurídico
Acabamos de ver que en materia de cargas públicas obligatorias, de carácter
personal, la situación es clara en cuanto a que están excluidos del régimen básico
general. Su carácter obligatorio y no remunerado no ha provocado otras
disquisiciones que la puntualización de la necesidad de ley y que ella sea razonable.
En cambio, ha dado lugar a dificultades interpretativas el caso de quienes prestan
voluntariamente servicios no remunerados a la administración nacional. Han
existido muchos casos puntuales en que no era sino una forma de pretender
disfrazar situaciones, dando un cierto carácter oficial o público a una persona que
por diversas razones no podía ser funcionario público: algunos han terminado
procesados por diversos delitos, otros siguen en libertad.
Pero casi en el extremo opuesto aparecen múltiples casos, que reputamos mayoría,
en que la colaboración se realiza por vocación de servicio, solidaridad o simple
deseo de contribuir al mejoramiento de la administración sin por ello hacer
abandono de su modo de vida habitual. Si la carga pública gratuita, legalmente
obligatoria, es vista sin disfavor por la práctica administrativa, no cabe decir lo
mismo de la eventual colaboración no retribuida del particular con
la administración. Los casos delictivos mencionados dan razón a la suspicacia, las
colaboraciones mencionadas en segundo lugar requieren matizarla.
Y no se crea que nos encontramos ante una mera cuestión de disquisiciones
32

doctrinarias de interés neutro. Muy al contrario, lo que aquí está en juego es por
una parte la eficacia del sistema penal para reprimir la delincuencia desde o al lado
del Estado; por la otra la flexibilidad con la cual la administración está preparada
para admitir la participación de los administrados y ciudadanos en la administración
pública, o cuántas trabas y dificultades aquella burocracia estatal está dispuesta a
poner a dicha participación ciudadana. Ésta es, siempre, el requisito básico de una
administración moderna en una democracia que merezca el nombre de tal.
Por ello es importante distinguir algunos de los supuestos que se han planteado
hasta ahora en la práctica administrativa.
6.2. La inexistencia de designación
Hasta ahora no se han planteado problemas con aquéllos que colaboran de modo
desinteresado sin designación alguna: ello no ha constituido en épocas normales
motivo de preocupación para los organismos de control, porque advierten que se
trata de supuestos de colaboración material, insusceptibles de modificar o alterar la
organización burocrática.
Se trata, como es evidente, de las distintas formas de “voluntariado,” “meritorios,”
“practicantes,” etc.; cambiando de categoría podrían ser los lobbystas, influyentes,
“operadores,” etc. De todos modos, adelanta algo de la naturaleza de la cuestión, el
recordar que si no ha provocado debates jurídicos, sí los ha ocasionado políticos,
respecto del tipo de tarea que algunos de estos grupos puedan estar realizando, a
juicio de otros de signo político opuesto.
Es de interés señalar que en la actualidad, al desbordarse el sistema carcelario y
experimentarse con nuevas formas de castigo, también ha comenzado a funcionar
una forma de desempeño gratuito de tareas de colaboración bajo la forma de
sanción penal, con la aquí denominada “probation;” en tal caso tampoco la relación
jurídica es la del Servicio Civil y ni siquiera del derecho administrativo propiamente
dicho, sino del derecho penal stricto sensu.
6.3. La colaboración gratuita prestada a través de personas jurídicas
33

Tampoco parecen haberse presentado problemas en los casos de servicios


personales prestados no exactamente a título individual, sino como asociado,
dependiente, mandatario, etc., de otra institución jurídica distinta: Cruz Roja
Argentina, Ejército de Salvación, Caritas, distintas Fundaciones o Asociaciones sin
fines de lucro. (Cooperadoras escolares, bomberos voluntarios, asociaciones de
usuarios, etc.) En estos casos, la relación del individuo es con su institución y ningún
lazo jurídico jerárquico o contractual lo liga con la administración beneficiaria de sus
servicios gratuitos. No ha habido pues problemas de encuadre, en situaciones
normales.
6.4. Los casos de designación formal
6.4.1. Las hipótesis de participación o representación formal en los cuerpos
administrativos.
Cuando un graduado o estudiante es electo para integrar los cuerpos directivos de
su Facultad o Universidad, o un usuario el cuerpo directivo de la entidad que le
presta determinados servicios públicos, etc., tenemos el primer caso de designación
formal, en un servicio normalmente no retribuido, sin que se haya hasta ahora
planteado el problema del status jurídico de la persona. Lo mismo se aplica en los
cuerpos académicos colegiados a la elección de autoridades que representan al
claustro de profesores: su representación es asimilable a la de los demás
integrantes del cuerpo.
A nuestro modo de ver, todos ellos pueden tener responsabilidades penales
(típicamente, el delito de corrupción previsto en la Convención Interamericana
contra la Corrupción, que incluye en el art. 1° a los funcionarios y empleados
“seleccionados, designados o electos”) y civiles equiparables a las de los
funcionarios públicos. No cabe, en cambio, considerarlos tales en cuanto a los
demás derechos y deberes del servicio civil. En particular, p. ej., sería un total
contrasentido entenderles de aplicación reglas como el deber de obediencia. Tales
personas no son, pues, agentes o trabajadores públicos comprendidos en el
34

régimen jurídico general del servicio civil y las soluciones supletorias que haya
menester en los casos ocurrentes habrán de buscarse por la vía del derecho político
y parlamentario, no por la del derecho administrativo. Existen suficientes
desarrollos al respecto y no es necesario tratarlos aquí.
6.4.2. Los casos de funciones administrativas sin representación política formal
Todo se complica cuando existe designación formal y no se trata de la clara
situación de representación política que venimos de exponer. Los órganos de
control a veces citan como precedente de importancia, que por lo demás suscriben,
un informe de un funcionario de la Secretaría de Estado de Hacienda de la Nación,
del 30 de junio de 1975. Dijo aquel funcionario que tales personas, “por no estar
remuneradas no están comprendidas en el alcance de los cuerpos normativos
vigentes en materia de derechos y deberes” —lo que es correcto e indubitable—,
pero ello le lleva a sostener la supuesta “conveniencia” de que sólo el Poder
Ejecutivo pueda efectuar tales nombramientos. El criterio fue reproducido por el
hoy suprimido Tribunal de Cuentas de la Nación en su Digesto Administrativo nº
1850, expte.42.230/74, M.E. También la Procuración del Tesoro de la Nación en
oportunidades ha llegado a negar la facultad de los ministros para designar personal
“ad honorem,”1 admitiéndoselo en cambio al Poder Ejecutivo;2ello, sin perjuicio de
puntualizar que, al no entrañar disposición de fondos de la hacienda pública, el
entonces Tribunal de Cuentas carecía de competencia legal para formular
observación a este tipo de actos, en uno u otro caso.3
Con todo, las razones brindadas para estas soluciones no tienen suficiente fuerza de
convicción; el punto de partida de estos criterios consiste en formular una distinción
meramente semántica y apriorística, carente de sustento normativo, entre
funciones o designaciones “honorarias” y “ad honorem.” En ambos casos nos
encontraríamos ante supuestos de ausencia de remuneración o contraprestación en
dinero por parte del Estado, lo cual, como bien se desprende del art. 1º del régimen
jurídico básico o del anterior Estatuto, implica que tales nombramientos se
35

encuentran excluidos de su régimen, aunque no de las normas de la Convención


Interamericana contra la Corrupción (art. 1° de ésta). Una sensata interpretación de
esa primera constatación debería llevar a la afirmación de que es bueno y deseable
que el Estado procure la colaboración de particulares dispuestos a brindar sus
servicios al Estado, sin percibir remuneración o emolumento alguno: que los
servicios o trabajos sean excelentes o no, en nada diferirán con ello de los que
también prestan al Estado los funcionarios o agentes remunerados. En cualquier
caso, es una obvia economía para el erario público, que no puede así como así
despreciarse en un país endeudado y sin recursos fiscales o presupuestarios
abundantes.
Además, es claro que si el Estado no puede siempre ofrecer sueldos competitivos
con el sector privado, puede con todo en algunos casos obtener colaboraciones
desinteresadas para tareas determinadas, que no obliguen al particular a abandonar
su modus vivendi habitual y le permitan de todos modos colaborar, así sea en forma
limitada, con la comunidad. Sin embargo, nada de esto es visto así por la
racionalidad irracional imperante en el seno de la administración pública, según
veremos a continuación. Toda la cuestión, por lo demás, parte de la diferenciación
efectuada sin sustento normativo alguno, entre funciones o funcionarios
“honorarios” y “ad honorem.” Más aun, la CICC se refiere a funciones que pueden
ser de naturaleza “remunerada u honoraria,” con lo cual borra toda distinción entre
aquellos conceptos en su propio ámbito de aplicación.
6.4.2.1. Funcionarios honorarios
La función “honoraria” importa según este criterio una dignidad, distinción o
categoría ética, efectuada espontáneamente por el Estado, sin implicar una
vinculación de “servicio.” Normalmente significa un premio o reconocimiento a la
conducta del candidato. Según este criterio y en palabras de la Procuración, “Las
personas designadas en un cargo «honorario», en principio, no tienen funciones
específicas que cumplir y, por lo tanto, no son sujetos de derechos ni de obligación
36

alguna.”4
6.4.2.2. Funcionarios ad honorem
“Por su parte, los funcionarios designados «ad honorem» gozan de las facultades y
tienen a su cargo las responsabilidades inherentes al cargo que desempeñan; vale
decir, que son titulares de los derechos y sujetos de las obligaciones inherentes a la
función pública que cumplen, con las modalidades propias de la naturaleza de su
situación de revista.” El funcionario ad honorem sería en este criterio aquel que
debe cumplir con algún cometido o trabajo; “tales designaciones deben ser
adecuadamente ponderadas, puesto que la falta de retribución puede acarrear el
cumplimiento deficiente o, por lo menos, no satisfactorio de las tareas; siempre,
claro está, que tal actividad no reditúe otra forma de compensación —honor,
prestigio, etc.—”5
El criterio tan burdamente crematístico que estamos reseñando ha llegado a su
máxima expresión en un caso en que se dijo que “siendo la remuneración no sólo la
contraprestación debida por el empleador, sino, fundamental, el incentivo que
determina la realización de la mayoría de las tareas humanas, salvo los supuestos de
actividades cuyo ejercicio reditúa otra forma de compensación (honor, prestigio,
etc.), la falta de esa retribución puede traer aparejado el cumplimiento deficiente o
por lo menos no satisfactorio de las tareas.”6
Como se advierte, el criterio es insostenible desde el punto de vista fáctico: importa
partir de la premisa expresa de que todos los que trabajan para el Estado lo hacen
por dinero; importa seguir con la consecuencia de que en virtud de hacerlo por
dinero, lo hacen bien; y llega así a la conclusión de que todo aquel que esté
dispuesto a colaborar gratuitamente con el Estado o la comunidad seguramente lo
hará ineficazmente y no, en cambio, con la eficacia que caracteriza al desempeño de
los agentes que cobran el sueldo.
Se dice así que “Si bien es posible en las plantas funcionales de organismos o
dependencias establecer la existencia de cargos «ad honorem» —sobre todo
37

cuando se trate de comisiones asesoras de carácter científico, artístico, etc., a


efectos de determinar la dotación del personal de ejecución que habrá de colaborar
con aquéllos—, no resulta, en principio, aconsejable, por tratarse de una institución
que no goza de general aceptación, ni en la doctrina ni en la legislación nacional.”7
En esta última afirmación debemos convenir que, si bien razona falsamente en
relación a la realidad, representa en cambio adecuadamente el mundo de
sentimientos y creencias que anima a la administración argentina hace ya varios
decenios. Dicho en otras palabras, constituye una afirmación correcta en lo que
hace al estado mental de los funcionarios de la administración nacional, e incorrecta
en cuanto a las premisas de hecho que enuncia. Todos aquellos que se han hallado
dispuestos a prestar su colaboración desinteresada al Estado, han tenido ocasión de
comprobar las verdades emocionales y falsedades empíricas que estamos
relatando. La única solución, en tales casos y mientras no cambie la mentalidad
administrativa, o se dicten normas expresas al efecto,8 es como siempre contornear
el obstáculo: hacer nombramientos “honorarios” y no “ad honorem,” puntualizar
entonces los méritos y reconocimientos que la designación conlleva; o, mejor aun,
no hacer nombramiento de naturaleza alguna y simplemente solicitar
informalmente la colaboración de que se trate. Esto último es lo más frecuente en la
práctica.
Desde luego que estas últimas soluciones no son tampoco buenas, porque implican
introducir falacias, en el primer caso y eludir el control de la opinión pública, en el
segundo.
Quedan finalmente gran cantidad de casos que están en la frontera entre el
nombramiento “honorario” y el “ad honorem” y que hasta ahora los organismos de
control no han cuestionado. Los apuntamos aquí por si resolvieran también
prohibirlos, en caso de haberlos olvidado: el nombramiento de un miembro de un
Jurado para concursos de profesores es desde luego sin remuneración alguna salvo
los gastos del viaje en su caso, y supone una distinción u honor; pero también
38

requiere el desempeño de una tarea concreta.


Si el Jurado se convoca para discernir un premio, una distinción, una beca, etc., la
situación es la misma: hay honor, hay distinción, pero también hay trabajo que
realizar. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas está siempre
pleno de tales comisiones asesoras. La Secretaría de Cultura de la Nación convoca
anualmente a distinguidos jurados para discernir el Primer Premio Nacional en
diversas expresiones del arte.
¿Será acaso la conclusión “jurídica” pertinente de la Procuración del Tesoro de la
Nación, que no pueden designarse jurados de ninguna especie, sin retribuirles
adecuadamente su labor, único modo de que realicen bien su tarea?
¿No ocurrirá tal vez, a la inversa de lo razonado por este organismo, que entonces
se tratará de una sinecura evitada por los mejores y anhelada por los mediocres?
¿Ninguno de los que emitió estos dictámenes y repite estos criterios trabajó jamás
desinteresadamente por la escuela de sus hijos, integró un jurado, hizo nunca tarea
o función alguna que sin brindarle “puntos” para su currículum o “distinciones” para
su ego, le permitieran en cambio realizar alguna tarea de interés para la
comunidad? ¿Creen acaso sinceramente que no hay nunca la satisfacción del deber
cumplido, el gusto de hacer alguna tarea generosa, el placer de prestar la
colaboración desinteresada a una tarea que se valora como útil para la sociedad?
¿Es tan grande el descreimiento que se tiene apriorísticamente en el ser humano,
como para no considerarlo nunca capaz de realizar tarea o función alguna
desinteresada? ¿Son esos los supuestos éticos de la función pública en nuestra
administración nacional? Porque nos resistimos a creerlo, postulamos una vez más
la conjetura de que estas distinciones sobre las cuales se han construido las
afirmaciones dogmáticas y seudojurídicas que venimos de criticar, son falsas
empíricamente y contrarias por ende a derecho, por contravenir el principio
fundamental de la razonabilidad de las normas estatales.
39

7. Régimen jurídico de los funcionarios excluidos del servicio civil


No es un problema de fácil solución el determinar cuál es la consecuencia de que
una determinada categoría de agentes estén excluidos del régimen general del
servicio civil, pero de todos modos incluidos dentro de la función pública y, por lo
tanto, del derecho público. Cuando exista un estatuto especial el problema se
simplificará, pues se tratará simplemente de acudir a él para determinar a qué
principios ha sometido la función de que se trata; sin embargo, cuando ese estatuto
no existe o cuando se presenten cuestiones no previstas en él ¿puede acudirse
supletoriamente al régimen general? A nuestro juicio no habría inconveniente en
hacerlo así cuando se trate de aplicar normas que hacen a los derechos del
funcionario, pero no en cambio cuando se trate de aplicar restricciones o
limitaciones. Tratándose de deberes, prohibiciones, etc., creemos que ellos deben
surgir, sea del estatuto o normas específicas que el funcionario tenga, sea de los
principios generales propios de la función pública (deber de obediencia, etc.), pero
no de la aplicación analógica o supletoria del sistema general. Todo lo que hace al
régimen disciplinario, a las sanciones de que el funcionario puede ser pasible,
integra el derecho penal administrativo y como tal le resulta también de aplicación
el principio nullum crimen nulla poena sine lege. Es cierto que los precedentes son
confusos en materia de derecho penal administrativo y disciplinario, pero los
principios generales del derecho penal son de inevitable aplicación. Uno de ellos, a
nuestro juicio, es que no puede considerarse conforme a derecho construir
prohibiciones o sanciones en base a la aplicación analógica o supletoria de otras
disposiciones.1 No ocurre lo mismo con las normas generales que establezcan
derechos o protecciones (prohibición de separarlo del cargo sin sumario previo,
derecho a la carrera, a la estabilidad, etc.), las que podrían ser aplicadas en defecto
de normas específicas dentro del régimen propio de la función de que se trate.

8. El contrato de servicios de consultoría


40

El decreto-ley 22.460/81, sobre “Promoción y contrato de servicios de consultoría,”


autoriza la “contratación de servicios de consultoría que bajo la forma de locación
de obra intelectual o de servicios requiera la Administración Pública Nacional” (art.
1º). Este contrato, tanto en el supuesto de locación de obra como de locación de
servicios, puede hacerse con una “firma consultora,” o con un “consultor”
individual. En el segundo caso, el art. 2º, inc. 3º, lo define como “todo profesional
universitario altamente calificado que a título individual presta servicios de
consultoría.” En ese supuesto el consultor individual contratado por éste régimen
de locación de servicios, no se encuentra regido por el régimen jurídico de la
función pública, sino que es un particular que no encuadra en la calificación de
“personal” de la administración pública, “funcionario,” “agente,” etc.1 En cambio,
ello no significa que se rija enteramente por el derecho privado, pues el contrato de
consultoría se regula por el propio decreto-ley de consultoría y constituye un
contrato administrativo;2pero cabe señalar que en la práctica ha sido más frecuente
la clara inserción del texto y normas específicas del contrato en el derecho privado
que en el derecho público.
Dado que el decreto-ley de consultoría trata conjuntamente tanto la locación de
obra como la locación de servicios de consultoría y que existen remisiones expresas
a la legislación en materia de contrato de obra pública, pensamos que es a este
régimen3 o en todo caso al derecho privado,4 pero no al de la función pública, que
corresponde acudir en todo lo no previsto en el contrato en particular, o en el
propio decreto-ley de consultoría. Es éste el único caso en que un contratado está
regido por el derecho público —en lo pertinente, claro está— sin ser funcionario o
empleado público, ni regirse directa ni supletoriamente por las normas del régimen
jurídico del Servicio Civil.

9. Naturaleza de la relación de empleo público [arriba] -


Mucho se discute la naturaleza del vínculo del agente con la administración: debe
41

desecharse, en el estado actual de la legislación y la jurisprudencia, que la relación


de empleo público pueda constituir un contrato regido por el derecho privado. 1
Ubicada la relación dentro del derecho público, algunos autores sostienen que se
trata de un contrato administrativo,2 otros que el acto de nombramiento es un acto
administrativo unilateral, que necesita como condición3 o como “coadyuvante”4 el
previo consentimiento del interesado; por fin, también se sostiene que se trata de
un acto bilateral aunque no contractual.5 En realidad, los argumentos con los cuales
se pretende demostrar que la relación de empleo público no constituye un contrato
administrativo, parten por lo general de un cierto preconcepto acerca de qué es un
contrato administrativo. Si se estima, p. ej., que sólo hay “contrato” cuando ambas
partes son jurídicamente iguales,6entonces es claro que esta relación no sería
contractual, pues el servidor público está en una relación de subordinación frente a
la administración; si, en cambio, se admite que en el contrato administrativo, existe
cierta subordinación, entonces aquella razón no es válida para negar a esta figura la
calificación de contrato administrativo.7 Dicha conclusión no varía aunque se señale
que algunos estatutos disponen que a partir de la notificación del acto de
nombramiento, la persona designada queda ya investida del status de agente
público, aunque no se efectúe el acto formal de la “toma de posesión del
cargo,”8 pues ningún principio jurídico exige que para la perfección de un contrato
administrativo se dé comienzo de ejecución al mismo, p. ej., tomando posesión del
cargo. La toma de posesión tiene efectos salariales y presupuestarios, pero no da
nacimiento al vínculo. En efecto, es típico de los contratos administrativos el ser
consensuales, es decir, el perfeccionarse por el acuerdo de las voluntades de las
partes, sin necesidad de acto formal alguno posterior, salvo que la ley disponga lo
contrario.9
En cualquier contrato administrativo hallamos así: a) una propuesta u oferta de los
interesados en celebrar el contrato con la administración; b) la adjudicación
administrativa, que es la aceptación de aquella propuesta y c) la notificación de
42

dicha adjudicación: esta última perfecciona el contrato. En la relación de empleo


público la situación es idéntica: a) hay un concurso, en el cual se presentan las
personas interesadas en ingresar a la administración; b) un acto de nombramiento,
aceptando la solicitud efectuada y c) la notificación de dicha designación, lo que de
igual modo perfecciona el vínculo. Como se advierte de esto, el observar que ya con
la designación queda perfeccionado el vínculo no significa en modo alguno que no
estamos ante un contrato administrativo.10
Por lo demás, si un contrato existe cuando dos o más personas hacen “una
declaración de voluntad común, destinada a reglar sus derechos,”11 no vemos cómo
puede negarse al acuerdo de voluntades entre la administración y su agente,
respecto de sus derechos y deberes recíprocos, la naturaleza de contrato.
Desde luego, no se tratará ya de la clásica figura contractual del derecho privado,
sino de un contrato administrativo, en el que por consecuencia encontramos
aspectos tales como la mutabilidad del contrato (la administración tiene
atribuciones para variar, dentro de ciertos límites, la forma de las prestaciones o el
régimen de la función), el que pueda constituir en ocasiones un contrato de
adhesión (en que el particular no puede discutir las cláusulas del régimen
contractual y sólo puede aceptarlo o rechazarlo; característica ésta que también se
presenta en ciertos contratos privados: seguros, etc.) y otras particularidades
similares.12
En lo que respecta a la formulación del problema en la jurisprudencia, puede
afirmarse que ésta es coherente en negarle a la relación de empleo público
naturaleza de contrato privado y ubicarlo en el derecho público; en cambio, en lo
que se refiere a la determinación de qué tipo de relación de derecho público se
trata, ella es oscilante e incierta.13
En el caso Bergés14 la Corte Suprema dijo que: “Sus relaciones de derecho entre
aquella entidad y un empleado público, no nacen de un simple contrato civil de
locación de servicios, sino de un acto de imperio o de mando, en virtud del cual, sin
43

ningún acuerdo previo, el Estado inviste al empleado nombrado de la función


pública,” es decir, se inclina por una teoría que califica a la relación no sólo como
unilateral sino también casi como de imperio: “sin ningún acuerdo previo.”
Posteriormente, en el caso Corso, el mismo tribunal se inclinó en cambio por la
teoría del contrato administrativo: “Las relaciones de superior con subordinado en
el servicio público no están regidas por los preceptos del derecho civil [...] pero si
alguna semejanza jurídica pudiera encontrarse entre éstas y el derecho público
administrativo, ella sería la del contrato de adhesión.”15 Más adelante se vuelve a
cambiar el criterio, retomando la teoría unilateral con acuerdo del interesado: “con
arreglo a reiterada jurisprudencia de esta Corte, las relaciones de derecho entre el
Estado y el empleado público no nacen de un contrato civil de locación de servicios,
sino de un acto de imperio o de mando, en virtud del cual se inviste al empleado
nombrado, que acepte su designación, de la función pública.” 16 No puede
sostenerse que ha aceptado esta última doctrina, en primer lugar por los vaivenes
sufridos hasta el presente, pero fundamentalmente porque en todos estos fallos no
se discutía en verdad si nos encontrábamos ante una relación unilateral o ante un
contrato administrativo; las consideraciones efectuadas por el tribunal al respecto
son meramente incidentales y por lo tanto carecen de valor decisivo como
precedentes. La cuestión no está resuelta en la jurisprudencia.17 Es que ella
solamente decide el régimen jurídico aplicable: la calificación de ese régimen no es
tarea de los jueces sino de la doctrina.

10. La estabilidad del empleado público [arriba] -


10.1. En general
El art. 14 bis de la Constitución garantiza la estabilidad de los empleados públicos,
habiéndose entendido que dicha norma es operativa, es decir, rige aun en ausencia
de ley reglamentaria.1 Así lo ha reconocido la jurisprudencia de la Corte Suprema,
que ha declarado que las condiciones requeridas para poder interpretar que una
44

norma constitucional es operativa “aparecen cumplidas respecto del art. 14


«nuevo» de la Constitución Nacional en la parte que imperativamente establece
que las leyes asegurarán la «estabilidad del empleado público». Porque en su recto
sentido la norma proscribe la ruptura discrecional del vínculo de empleo público y
es, así, susceptible de autónomo acatamiento por las autoridades
administrativas.”2 Con igual alcance se ha interpretado que es aplicable en las
jurisdicciones locales.3
Esta norma operativa puede ser aplicada en ausencia de ley reglamentaria, pero no
es una garantía absoluta. La CSJN ha declarado que es un derecho cuya tutela no
requiere “la preservación en especie de las situaciones existentes,” sino que “se
satisface con el reconocimiento de derecho a indemnización por los eventuales
perjuicios derivados de una cesantía discrecional.”4 Por ello, la ley puede disponer
que en caso de cesantía injustificada el empleado sólo tiene derecho a
indemnización. En tal caso sólo podrá hablarse de una estabilidad “impropia,” lo
que en definitiva significa desconocer la garantía establecida en la Constitución.5 En
el antiguo decreto-ley 6.666/57, derogado por el decreto ley 22.140/80, el agente
que consideraba que había sido separado ilegítimamente de su cargo podía recurrir
en forma directa contra el acto de cesantía o exoneración para ante la CNFed. CA
(art. 24). Si el tribunal disponía la reincorporación del agente —taxativamente
previsto en el art. 27 del Estatuto— ella se hacía efectiva en distinta dependencia
pero en funciones de categoría, clase y grupo iguales a las que tenía el agente antes
de la separación. Con todo, el interesado podía optar por recibir una indemnización
(art. 29), en lugar de reincorporarse a la administración.
El decreto-ley 22.140/80 previó en cambio un pase discrecional a “disponibilidad” y
el pago de los salarios por un año. La ley 23.697 facultó a disponer la baja por
razones de servicio, sentando bases indemnizatorias; es también lo que contempla
el art. 11 de la ley 25.164. Continuos decretos y leyes prevén retiros voluntarios,
jubilaciones anticipadas, reducciones de personal, etc. Las normas son cambiantes,
45

pero no para mejor.6 En lugar de intentar siempre seleccionarse a los que puedan
ser mejores para la función pública estable y permanente se termina propiciando, a
la inversa, el alejamiento de quienes tienen mejores oportunidades de empleo fuera
del ámbito público. La razón de ser de esta contradicción entre el principio
constitucional de estabilidad y la vigencia práctica (legislativa, administrativa y
jurisdiccional) del principio opuesto de la inestabilidad, ha de encontrarse en la
aparente imposibilidad, al menos hasta el presente, de contar con un cuerpo
permanente, reducido y eficiente de agentes públicos. En efecto, hay una constante
tendencia contrapuesta a incrementar con notorio exceso, en ocasionales épocas de
aparente bonanza, las plantas permanentes de funcionarios de las distintas
administraciones y, en los casos extremos de insolvencia fiscal, que cada tanto se
repiten, reducirlos drástica pero no razonablemente.
10.2. El personal contratado
El personal contratado no tiene estabilidad7 pero tiene derecho a percibir los
salarios caídos si es separado del cargo antes del plazo, sin que medie culpa suya:
“la designación de una persona por un plazo determinado obliga a la Administración
a respetarlo, salvo razones justificadas de su revocación y, en su caso, con el debido
resarcimiento pecuniario de los daños ocasionados. Mientras rija la designación, el
funcionario, si bien no se encuentra amparado por el derecho a la estabilidad, ha
adquirido el derecho a exigir de la Administración el cumplimiento de los términos
establecidos en el acto de su designación.”8 El principio que acabamos de enunciar,
con todo, se torna inaplicable cuando el contrato prevé, como es habitual, una
cláusula rescisoria discrecional sin necesidad de expresar causa y sin indemnización.
Por supuesto no existe renovación automática del contrato a su vencimiento, salvo
previsión expresa,9 y la vía judicial no es la de la apelación de los arts. 40 a 42 del
decreto-ley 22.140/80,10 sino la vía ordinaria o sumaria según corresponda.

11. La responsabilidad - 1
46

Clásicamente la responsabilidad de los agentes públicos se clasifica en: civil, 2penal,


administrativa o disciplinaria y política.3 Ninguna de ellas tiene un funcionamiento
eficaz. La responsabilidad civil, según veremos, no es impulsada por los
damnificados por sus actos demandándolos junto al Estado por la reparación del
perjuicio; ni tampoco el Estado ejerce la acción de in rem verso contra los agentes
que le hicieron incurrir en responsabilidad. La consecuencia práctica es que el
funcionario es civilmente irresponsable de los daños que comete; como ha dicho
JUAN FRANCISCO LINARES, por las razones que fuere ello no forma parte de nuestra
cultura ni de nuestra tradición.4
La responsabilidad penal, de la cual el Código Penal presenta múltiples figuras
delictuales, no es objeto de aplicación ni siquiera en materia de las dádivas o regalos
cuantiosos que algunos funcionarios públicos reciben públicamente en razón de sus
funciones: se publicitan en las revistas y diarios, pero la acción penal no se inicia o
no progresa; mucho menos en la multiplicidad de otros delitos que el Código
contempla. Tampoco es eficaz el sistema penal viviente para reprimir el
enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos, por más que se lo haya incluido
en la Constitución de 1994 y tenga en el Código Penal la inversión de la carga de la
prueba.
La responsabilidad administrativa a veces se guía por el mismo criterio que se dice
induce la justicia para la responsabilidad ética de los abogados públicos: todo se
perdona, menos romper el código de silencio, la omertà.5
Por eso adquiere mayor relevancia agregar a esos cuatro grupos disfuncionales de
responsabilidad, o funcionales de irresponsabilidad, la responsabilidad penal
internacional por actos o hechos de corrupción, que regula la Convención
Interamericana contra la Corrupción, ley 24.759 y la convención internacional
contra el soborno transnacional y su lavado de dinero (ley 25.319). Otros fiscales y
otros jueces, en otros países, tal vez logren hacernos la justicia que aquí no
podemos”.
47

Notas:
1.1
Comp. BIELSA, RAFAEL, Derecho administrativo, t. III, Buenos Aires, La Ley,
1965, 6ª ed., p. 29; VITTA, CINO, Diritto Amministrativo, t. II, Turín, 1933, p. 141
y ss.; MARIENHOFF, MIGUEL S., Tratado de derecho administrativo, t. III-B, Buenos
Aires, Abeledo-Perrot, 1970, p. 37. Puede considerarse una distinción no vigente:
DROMI, JOSÉ ROBERTO, Derecho administrativo, Buenos Aires, Ciudad Argentina,
1996, 5ª ed., p. 385; COMADIRA, JULIO RODOLFO, Derecho administrativo, Buenos
Aires, Abeledo-Perrot, 1996, p. 74 y ss.; ILDARRAZ, BENIGNO, “Las nuevas
modalidades en el ejercicio de la función pública,” en el AA.VV., Homenaje al Dr.
Miguel S. Marienhoff, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1998, cap. VII; IVANEGA,
MIRIAM MABEL, “Consideraciones acerca del empleo público (con especial
referencia a la motivación laboral del empleado público),” ED, SDA, 31-V-01, § III.
3.1
BIELSA, La función pública, Buenos Aires, 1960, p. 35; VILLEGAS BASAVILBASO,
BENJAMÍN, Derecho administrativo, t. III, Buenos Aires, TEA, 1951, p. 275.
3.2
La “doctrina” de algún fallo es menos precisa: “Al definir el art. 77 del Código
Penal el concepto de funcionario público como sinónimo del concepto de empleado
público, no equipara este último concepto al concepto administrativo de empleado
público, pues éste no es titular del ejercicio de una función pública, sino que,
simplemente presta un servicio vinculado, auxiliarmente a este ejercicio”
(CNCrim. y Correc., Sala III, Craba, año 1989, LL, 1990-C, 147). Ello no altera la
claridad y vigencia de la norma legal.
3.3
Ver nuestros arts. “Un corte transversal al derecho administrativo: la
Convención Interamericana Contra la Corrupción,” LL, 1997-E, 1091; “La
contratación administrativa en la «Convención sobre la Lucha contra el Cohecho de
Funcionarios Públicos Extranjeros en las Transacciones Comerciales
Internacionales» (ley 25.319) y en la «Convención Interamericana contra la
Corrupción»,” JA, número especial de derecho administrativo del 20-12-2001;
CAPUTI, MARÍA CLAUDIA, La ética pública, Buenos Aires, Depalma, 2000, con
nuestro prólogo; MANFRONI, CARLOS A., y WERKSMAN, RICHARD, La Convención
Interamericana contra la Corrupción. Anotada y comentada. Medidas preventivas,
Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1997.
3.4
Decreto-ley 22.140/80. Ver al respecto, entre otros, BARÓ, DAISY L., La
relación de empleo público, Buenos Aires, FDA, 1982 y sus referencias.
3.5
La ley 25.164 la deroga pero, contradictoriamente, dice que continuará
rigiendo “hasta que se firmen los convenios colectivos de trabajo [previstos en la
ley 24.185], o se dicte un nuevo ordenamiento legal que reemplace al anterior”
(art. 4º). Sólo el tiempo permitirá develar los misterios que provoca esta oscura
norma legal.
3.6
Reglamentada por decr. 1421/02.
3.7
La redacción transcripta en el texto es virtualmente idéntica a la del art.1º del
anterior “Estatuto del Personal de la Administración Pública Nacional,” decreto-ley
6.666/57 (derogado por el decreto-ley 22.140/80). Respecto a la anterior norma,
BIELSA intentaba hallar en ella una “vaga” distinción, op. cit., p. 35 pero la
disposición era y es clara en asimilar ambos conceptos; confr. VILLEGAS
BASAVILBASO, op. cit., t. III, p. 276.
3.8
DE VEDIA, AGUSTÍN, Derechos constitucional y administrativo, Buenos Aires,
Macchi, 1963, p. 452, destacaba que el decreto-ley 6.666/57 utilizó también una
sola expresión, “agente,” sin distinguir entre funcionario y empleado; el decreto-
ley 22.140/80 se refirió de igual modo genérico al “personal.” En igual sentido
48

CSJN, Fallos, 311-1: 216, Romeo, 1988. El derecho administrativo argentino es,
pues, coherente y constante en este punto.
3.9
DE VEDIA, op. cit., p. 452; VILLEGAS BASAVILBASO, op. cit., t. III, pp. 272-4.
Comp. SANGUINETTI, HORACIO, “Nota sobre el régimen constitucional para
designar funcionarios y empleados,” LL, 122: 1144, quien intenta encontrar una
distinción constitucional en este asunto.
3.10
Recuerda así DROMI, op. cit., los arts. 36 (“empleos” y “función”), 105 y 110
(“empleos”).
3.11
Art. 268, inc. 2°, del Código Penal de la Nación: “Será reprimido con reclusión
o prisión de dos a seis años, multa del cincuenta por ciento al ciento por ciento del
valor del enriquecimiento e inhabilitación absoluta perpetua, el que al ser
debidamente requerido, no justificare la procedencia de un enriquecimiento
patrimonial apreciable suyo o de persona interpuesta para disimularlo, ocurrido
con posterioridad a la asunción de un cargo o empleo público y hasta dos años
después de haber cesado en su desempeño.” “Se entenderá que hubo
enriquecimiento no sólo cuando el patrimonio se hubiese incrementado con
dinero, cosas o bienes, sino también cuando se hubiesen cancelado deudas o
extinguido obligaciones que lo afectaban.” “La persona interpuesta para disimular
el enriquecimiento será reprimida con la misma pena que el autor del hecho.” Ver
CABALLERO, JOSÉ SEVERO, “El enriquecimiento ilícito de los funcionarios y
empleados públicos. (Después de la reforma constitucional de 1994),” LL, 1997- A,
793; MORELLO, AUGUSTO M., “El derecho a probar; su perfil constitucional,” ED,
159: 259.
3.12
Lo cual incluye también a los funcionarios ad honorem que tratamos infra, §
6.4.2.2.
3.13
La norma no ha resultado eficaz. Muchos de los funcionarios o ex funcionarios
corruptos tienen auditados por una consultora de nivel internacional todos los años
de su actividad económica, pública y privada. Demás está decir que tales informes
contables señalan la licitud y congruencia de los datos indicados en el dictamen.
Aunque ello sea inexacto, procura destruir la inversión de la carga de la prueba y
volverla a depositar, nuevamente, en la instrucción penal.
3.14
Cámara Federal Capital, Sala Penal, DJ, 10-IV-1964, p. 335, Luna, refiriéndose
al art.189.
3.15
Cámara Federal Capital, Sala Penal, DJ, 10-IV-1964, p. 335, Franci.
3.16
Ver CSJN, Fallos, 249: 140, Silva, 1961; 251: 497, Llorente, 1961; 258: 41,
Díaz, 1964; 254: 88, Paz, 1962.
4.1
La solución es uniforme: “La relación de empleo público está sujeta a una
normativa específica, diferente a la ley de contrato de trabajo que expresamente
excluye de su ámbito de aplicación a los empleados públicos” (CNFed. CA, Sala II,
1994, Mayol, Inés A. c/ Estado nacional - Ministerio del Interior, LL, 1995-E, 500).
“Los dependientes de la administración Pública Nacional, provincial o municipal
están comprendidos dentro del régimen jurídico del derecho administrativo, salvo
las excepciones contempladas por el art. 2° inc. a) de la ley de contrato de
trabajo, al requerir que «por acto expreso se los incluya en la misma o en el
régimen de las convenciones colectivas de trabajo»” (CNTrab., Sala 1ª, 1993,
Balado, Jorge A. y otros c/ Banco Central de la República Argentina, JA, 1994-III,
453). En igual sentido PTN, Dictámenes, 200: 63; CSJN, Chedid, año 1997, LL,
1998-B, 327: “El principio general aplicable a la relación que media entre el
personal de la Administración Pública y el Estado, es que la misma está regida por
las normas del derecho público —constitucionales y administrativas— y no por las
49

del derecho privado —laboral o no laboral—.”


4.2
CSJN, Fallos, 244: 196, Etcheverry, 1959; 247: 363, Benedetti, 1960; Cámara
Nacional del Trabajo, en pleno, LL, 104: 618, Imperiali, 1961; también publicado
en Derecho del Trabajo, 1963, p. 598; PTN, Dictámenes, 89: 245; 90: 1.
4.3
CSJN, fallo citado, p. 197. La misma solución es recogida en el art.2º, inc. g) del
Régimen Jurídico Básico de la Función Pública, que excluye de su régimen a “Los
miembros integrantes de los cuerpos colegiados, las autoridades superiores de las
entidades jurídicamente descentralizas.” En la ley 25.164 la misma regla se
introduce en el art. 3º in fine del anexo, al establecer que cuando el personal esté
regido por la ley de contrato de trabajo, no se aplicará sino ése régimen
normativo. Ello no excluye, con todo, que se les apliquen las normas de derecho
público de los tratados internacionales mentados en el § 3.3 y en la ley de ética
pública.
4.4
Cámara Nacional de Trabajo, Sala I, LL, 115: 393, López de Valdueza, 1963;
CSJN, Fallos, 244: 196, Etcheverry, 1959; 247: 363, Benedetti, 1960.
4.5
PTN, Dictámenes, 58: 305; 76: 202; 83: 226.
4.6
PTN, Dictámenes, 58: 193.
4.7
PTN, Dictámenes, 91: 274.
4.8
P. ej., puede ser ilustrativo si se ha decidido que los aportes jubilatorios
ingresan a la Caja del Personal del Estado, o a la de Comercio, etc.; en el primer
caso se refuerza la solución de que existe una relación de empleo público, en el
segundo, que se trata de una relación de empleo privado. CSJN, Fallos, 308-1:
1291, año 1986, Ramón Raúl Ruiz c/ Banco de la Nación Argentina: “Es preciso
distinguir a los funcionarios y empleados cuya remuneración y demás derechos y
obligaciones son establecidos por el respectivo régimen constitucional y
administrativo, de aquellos supuestos en que el Estado contrata los servicios de
personas para funciones no previstas en el cuadro de la Administración, ni en el
presupuesto, sin horarios, oficinas, jerarquía ni sueldo, supuestos éstos que se
rigen por el derecho común.”
4.9
PTN, Dictámenes, 20-7-1966. Así, la irrazonabilidad del acto por
desproporcionalidad, que explicamos en las distintas ediciones de El acto
administrativo; últimamente, infra, t. 3, op. cit., cap. VIII, § 8.2, p. 15. Conf.
MARIENHOFF, “El exceso de punición como vicio del acto jurídico de derecho
público,” LL, 1989-E, 963; COMADIRA, “El exceso de punición como vicio del acto
administrativo,” en Derecho Administrativo, op. cit., p. 73 y ss.
5.1
“En efecto, el régimen denominado de «contrato» es uno de los medios
previstos por el ordenamiento jurídico para ingresar a la función pública y su
efecto fundamental es apartarse en su regulación de las normas generales que
rigen el «contrato de empleo público», en cuanto éstas son derogadas por las
cláusulas especiales del convenio,” PTN, Dictámenes, 94: 6.
5.2
Anteriormente se expresaba el principio en el sentido de tareas que no fueran
las habituales del organismo contratante; ver en tal sentido la ley 20.172, art. 8º,
segunda parte; PTN, Dictámenes, 91: 274. En la actualidad el art. 9º del anexo a la
ley 25.164 dispone que se debe tratar de “servicios de carácter transitorio o
estacionales, no incluidos en las funciones propias del régimen de carrera y que no
puedan ser cubiertos por personal de planta permanente.”
5.3
En virtud de esta característica y de la obligatoriedad e impermutabilidad (hay
que cumplirlas personalmente, no las puede efectuar otro por uno ni son en
principio redimibles por dinero) de las mismas, es que se exige también que sean
temporales, ciertas y que respeten el principio de igualdad.
50

6.1
PTN, Dictámenes, 89: 139.
6.2
PTN, Dictámenes, 107: 215; “nada obstaba en Derecho a que el Poder Ejecutivo
designase, como lo hizo, consejeros «ad honorem» en el mencionado organismo.”
Otra discusión es si la remuneración ha de ser motivo para diferenciar la
competencia del Jefe de Gabinete para designar funcionarios “ad-honorem:”
BARRAZA, JAVIER INDALECIO y SCHAFRIK, FABIANA HAYDÉE, “Las facultades del
Presidente de la Nación y el Jefe de Gabinete de Ministros para designar
empleados, según un dictamen de la Procuración del Tesoro de la Nación,” RDA,
19/20: 589-91 (Buenos Aires, 1995); primer art. citado, pp. 394-5. A los efectos de
la corrupción, los supuestos quedan equiparados por el art.1° de la Convención
Interamericana contra la Corrupción.
6.3
PTN, Dictámenes, 89: 139.
6.4
De un informe de la Procuración del Tesoro de la Nación al Secretario de
Cultura, año 1981.
6.5
Del mismo informe antes mencionado, § 1 in fine.
6.6
PTN, Dictámenes, 113: 170. La bastardilla es nuestra.
6.7
Del informe mencionado, § 4 de conclusiones generales.
6.8
En determinado momento elaboramos un proyecto en tal sentido, que luego de
recibir las discrepancias de todos los organismos intervinientes fue desde luego
archivado. Los funcionarios políticos, si bien compartían el criterio del proyecto,
no se resolvieron a enfrentar tan formalmente la tradición administrativa.
7.1
En sentido similar MARIENHOFF, op. cit., t. III-B, pp. 72-4.
8.1
Ver MATA, ISMAEL, “El contrato administrativo de consultoría,” en A.A.D.A.,
Contratos Administrativos, t. 2, Contratos especiales. Buenos Aires, Astrea, 1982,
cap. XXIV, pp. 227, 243 y ss.
8.2
Para algunos aspectos de este régimen contractual, ver nuestro art. “El precio y
la responsabilidad en el contrato administrativo de consultoría,” reproducido en el
libro de la A.A.D.A., Contratos administrativos, t. 2, Contratos especiales, op. cit.,
cap. XXII, p.161 y ss.
8.3
Leyes 13.064, 12.910, etc.
8.4
Así FARINA, JUAN M., Contratos comerciales modernos, Buenos Aires, Astrea,
1993, p. 656.
9.1
Comp. DEVEALI, MARIO L., “Naturaleza jurídica y regulación legal de la relación
de empleo público,” en la Revista Derecho del Trabajo, t. XI, 1951, p. 165 y ss.;
DE LA FUENTE, HORACIO H., “La privatización del empleo público (Primera
parte),” LL, 2001-B, 984; “Estabilidad del empleado público. Situación del
personal contratado,” LL, 2001-D, 911; PETRELLA, ALEJANDRA, “El empleo
público en la órbita de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: perspectivas a la luz
de una Constitución garantista,” JA, 2000-3, 51-64.
9.2
Así BIELSA, Derecho administrativo, op. cit., t. III, p. 65 y ss.; BERÇAITZ, MIGUEL
ÁNGEL, Teoría general de los contratos administrativos, Buenos Aires, 1952, p.
153; MARIENHOFF, op. cit., t. IIIB, p. 187; DROMI, op. cit., p. 378 y ss.
9.3
La teoría del “acto condición” puede verse en JÈZE, GASTÓN, Principios
generales del derecho administrativo, t. II-2°, Buenos Aires, Depalma, 1949, p. 29
y ss.; GRAU, ARMANDO EMILIO, Estudios sobre la relación de empleo público, La
Plata, 1964, p. 14 y ss.
9.4
Así FORSTHOFF, ERNEST, Tratado de derecho administrativo, Madrid, 1958, p.
294 y ss.
9.5
VILLEGAS BASAVILBASO, op. cit., t. III, p. 337 y ss., quien expone también otras
teorías anteriores, p. 291 y ss. Ver también BANDEIRA DE MELLO, CELSO ANTÔNIO,
51

Apontamentos sobre os agentes e órgaos públicos, San Pablo, 1972, pp. 10-4. Para
un listado más completo ver FERNÁNDEZ RUIZ, JORGE, Derecho administrativo.
Contratos, México D.F., Porrúa-UNAM, 2000, pp. 373-83.
9.6
P. ej., SAMPAY, ARTURO ENRIQUE, Estudios de derecho público, Buenos Aires,
1951, p. 33 y ss., citado por GRAU, op. cit., p. 25. Este es el principal argumento
de la doctrina que afirma que nunca existen contratos entre un particular y la
administración: GIACOMETTI, ZACCHARIA, Allgemeine Lehren des rechsstaatlichen
Verwaltungsrechts, Zurich, Polygraphischer Verlag, 1960, t. I, p. 442 y ss.
9.7
La doctrina clásica en materia de contratos administrativos, precisamente, los
caracteriza por el vínculo de subordinación que suponen; si bien hoy en día esto
no puede ya ser la nota típica de tales contratos, es indudable que una perfecta
igualdad contractual no existe en casi ningún contrato administrativo, razón por la
cual no es esa falta de igualdad argumento suficiente para negar carácter
contractual a la relación de empleo público.
9.8
Así GRAU, op. cit., p. 7 y ss., esp. p. 14.
9.9
SAYAGUÉS LASO, ENRIQUE, Tratado de derecho administrativo, t. I, Montevideo,
1953, pp.
565-8.
9.10
Discrepamos así con GRAU, op. cit., p. 14.
9.11
Código Civil, art. 1137.
9.12
CRETELLA JÚNIOR, op. cit., p. 56 y ss.
9.13
VILLEGAS BASAVILBASO, op. cit., t. III, p. 327.
9.14
CSJN, Fallos, 166: 264, 1932.
9.15
Fallos, 194: 111, Labella de Corso, 1942.
9.16
CSJN, Fallos, 220: 383, 404-5, Gerlero, 1951.
9.17
VILLEGAS BASAVILBASO, refiriéndose a los casos Bergés y Corso, sostiene
también que el problema no tiene solución firme (op. cit., t. III, p. 327).
10.1
LECOT, ALBERTO GREGORIO, “Estabilidad del empleado público,” Derecho del
Trabajo, t. XX, 1960, p. 196; RIVAS, JOSÉ MARÍA, “Consideraciones generales
sobre la reforma constitucional,” Derecho del Trabajo, t. XIX, 1959, pp. 81 y ss.,
83; PTN, Dictámenes, 90: 44.
10.2
CSJN, LL, 119: 137, García, 1965.
10.3
CSJN, Carma, 1991, LL, 1992-A, 159; CNCiv., Sala F, Reyes, Estela, 1993, JA,
1994-II, 520.
10.4
CSJN, LL, 119: 141, Enrique, 1965, con disidencia de ABERASTURY, PEDRO;
ZAVALA RODRÍGUEZ, CARLOS J. y BOFFI BOGGERO y nota de NERVA coincidente;
CSJN, 310-1: 1065, Salandria, 1987; 307- 1: 1189, Castiñeira de Dios, 1985, etc.
10.5
FIORINI, BARTOLOMÉ A., “La estabilidad, garantía de derecho público,” Revista
Derecho del Trabajo, julio de 1965, p. 352 y ss.; ABERASTURY y ZAVALA
RODRÍGUEZ, voto en disidencia citado; MARIENHOFF, op. cit., t. III-B, p. 292;
REIRIZ, MARÍA GRACIELA, “La estabilidad en el empleo público y el régimen de
prescindibilidad del agente por motivos extradisciplinarios,” RADA, 1: 79, 90, 91
(Buenos Aires, 1971). En base a este principio de la estabilidad “impropia”
diversos gobiernos dictaran leyes sobre “prescindibilidad:” en este sentido pueden
verse sucesivamente las leyes 17.343, 17.467, 18.724, 20.549, 21.260, 21.274. El
decreto-ley 22.140/80 terminó de hecho con la estabilidad, al instituir en forma
permanente la “disponibilidad.” El sistema mencionado se aplica desde entonces
constantemente y ha sido también recogido por el art. 11 del anexo a la ley
25.164.
10.6
Algunas normas de tal tipo pueden verse en DROMI, op. cit., p. 381.
52

10.7
Al igual que todo el personal “no permanente:” CSJN, Fallos, 310-1: 195,
Rieffolo Basilotta, 1987; ver también los casos Gil y Galeano, RAP, 134: 253 y 135:
249 (Buenos Aires).
10.8
CNFed. CA, Sala IV, 1989, Buitrago Jorge c/ Estado Nacional, LL, 1990-A, 100.
10.9
Cuando la relación de empleo público se entabla sobre la base de un contrato
sujeto a plazo cierto, se extingue automáticamente por el mero vencimiento del
término, sin necesidad de acto administrativo alguno y ningún efecto puede
producir respecto del agente su subsistencia en el cargo, por propia voluntad y sin
consentimiento de autoridad administrativa competente: CSJN, Fallos, 310-III:
2927, Marignac, 1987; 310-I: 1390, Jasso, 1987.
10.10
CSJN, Fallos, 310-I: 195, Rieffolo Basilotta, 1987.
11.1
Ampliar y comparar en DROMI, op. cit., p. 385.
11.2
Que tratamos infra, en el cap. XIX del t. 2 de esta obra.
11.3
El juicio político. Cabe agregar como causal inhabilitante para la función
pública el haber incurrido, con posterioridad a 1994, en alguno de los supuestos
del art. 36 de la Constitución.
11.4
Infra, t. 2, cap. XIX.
11.5
PARDO, JUAN ÁNGEL, “Etica profesional. Errónea interpretación judicial,” LL,
1998-C, 337, nota al fallo Grittini, CNFed. CA, Sala III, LL, 1998-C, 338.

© Copyright: Fundación de Derecho Administrativo (F.D.A.)

Título: Parte General - Agentes públicos

Autor: Gordillo, Agustín A.

País: Argentina

Publicación: Tratado de Derecho Administrativo - Tomo 1 - Parte General

www.ijeditores.com.ar/articulos.php?idarticulo=30233&print=2

Reiteramos acá el concepto arriba señalado sobre funcionarios honorarios:

“Funcionarios honorarios

La función “honoraria” importa según este criterio una dignidad, distinción o categoría
ética, efectuada espontáneamente por el Estado, sin implicar una vinculación de
“servicio.” Normalmente significa un premio o reconocimiento a la conducta del
candidato. Según este criterio y en palabras de la Procuración, “Las personas designadas
en un cargo «honorario», en principio, no tienen funciones específicas que cumplir y, por
53

lo tanto, no son sujetos de derechos ni de obligación alguna.”

Otros derechos de los agentes públicos.

 RETRIBUCION JUSTA: Corresponde al empleado público como contraprestación por


los servicios prestados. Incluye la asignación básica de la categoría que reviste y los
adicionales correspondientes como: antigüedad, por hijos y cónyuge, escolaridad,
etc.

• ESTABILIDAD: Con respecto a este fundamental derecho nos remitidos a lo


expuesto in extenso en los puntos anteriores.

 CARRERA: tiene que ver con la capacitación que debe proveerle el estado y guarda
vinculación con el requisito de idoneidad y con el derecho de igualdad de
oportunidades en la carrera.
 DESCANSO: Incluye LICENCIAS, JUSTIFICACIONES Y FRANQUICIAS: es decir
vacaciones pagas, por maternidad, por adopción, enfermedad o duelo.
 LIBERTAD EN LA AFILIACIÓN SINDICAL: Surge del art.14 bis de la Constitución en la
inclusión de los derechos sociales.
 PROPIEDAD SOCIAL Y PARTICIPACION EN LAS GANANCIAS; Surge de la LEY Nº
23.696.
 ASISTENCIA SOCIAL PARA SÍ Y SU FAMILIA: o también denominada Obra Social.
 INTERPOSICIÓN DE RECURSOS: siempre que un acto administrativo lesione los
derechos del empleado público, este podrá interponer el recurso que considere
necesario en defensa de sus intereses
 JUBILACIÓN O RETIRO: el empleado público se rige en cuanto a lo previsional de
acuerdo a la normativa vigente en la República Argentina referida a la materia.
 RENUNCIA: el artículo 22 de la Ley marco de regulación del empleo público
nacional, regula como se procederá ante una renuncia. El agente podrá dar por
concluida la relación laboral a los treinta días de presentada la misma, siempre que
54

no se haya expresado en un plazo menor la aceptación de la misma, siempre y


cuando no tuviere un sumario pendiente.
 HIGIENE Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO: es una obligación de las autoridades
estatales garantizar estas condiciones en el desempeño del trabajo.
 PARTICIPACIÓN EN PROCEDIMIENTOS DE CALIFICACIÓN Y DISCIPLINARIOS: se
ejerce a través del representante gremial.

PARA CONCLUIR ENUMERAREMOS LOS DEBERES, QUE EXPLICITA LA LEY COMO ASI
TAMBIEN LAS RESPONSABILIDADES, PROHIBICIONES E INCOMPATIBILIDADES:

DEBERES

• PRESTACION PERSONAL

• RELACION JERARQUICA

• OBEDIENCIA

• CONDUCTA DECOROSA

• ETICA PÚBLICA

• RESERVA Y DISCRECION

• PROMOCION DE ACCIONES JUDICIALES

• DEDICACION (INCOMPATIBILIDADES)

• PROHIBICIONES

RESPONSABILIDADES

• CIVIL

• ADMINISTRATIVA

• PENAL
55

• POLITICA

• CONTABLE

NORMAS A TENER EN CUENTA

• CONSTITUCION NACIONAL: ARTICULOS: 14 BIS, 16, 17.

• LEY Nº 24.156 DE ADMINISTRACION FINANCIERA DEL ESTADO.

• LEY DE ETICA EN EL EJERCICIO DE LA FUNCION PUBLICA Nº 25.188.

• DECRETO 41/99. CODIGO DE ETICA.

APÉNDICE:

LEY MARCO DE REGULACION DEL EMPLEO PÚBLICO NACIONAL Nº 25.164

Resumen:
MARCO NORMATIVO Y AUTORIDAD DE APLICACION. REQUISITOS PARA EL INGRESO.
IMPEDIMENTOS PARA EL INGRESO. NATURALEZA DE LA RELACION DE EMPLEO.
DERECHOS. DEBERES. SISTEMA NACIONAL DE LA PROFESION ADMINISTRATIVA.
REGIMEN DISCIPLINARIO. RECURSOS JUDICIALES. CAUSALES DE EGRESO. FONDO
PERMANENTE DE CAPACITACION Y RECALIFICACION LABORAL. DEROGANSE LAS LEYES
22140 Y SU MODIFICATORIA 24150; 22251 Y 17409; 20239 Y 20464 (VER ALCANCE, ART. 4).-

LEY MARCO DE REGULACION DE EMPLEO PUBLICO NACIONAL

Ley 25.164

Marco normativo y autoridad de aplicación. Requisitos para el ingreso.


Impedimentos para el ingreso. Naturaleza de la relación de empleo.
Derechos. Deberes. Sistema Nacional de la Profesión Administrativa.
Régimen disciplinario. Recurso judicial. Causales de egreso. Fondo
permanente de capacitación y recalificación laboral.

Sancionada: Septiembre 15 de 1999

Promulgada de Hecho: Octubre 6 de 1999

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso,


etc. sancionan con fuerza de Ley:

ARTICULO 1º — Apruébase la ley marco de regulación de empleo público nacional


que, como anexo, forma parte integrante de la presente.
56

ARTICULO 2º — Dentro de los ciento ochenta (180) días de su entrada en


vigencia, el Poder Ejecutivo reglamentará las disposiciones de la presente y del
régimen anexo y el Jefe de Gabinete de Ministros, dentro del mismo plazo, dictará
los reglamentos de su competencia que sean necesarios a los fines de la presente
ley.

ARTICULO 3º — Las disposiciones de la ley marco de regulación del empleo


público tienen carácter general. Sus disposiciones serán adecuadas a los sectores
de la administración pública que presenten características particulares por medio de
la negociación colectiva sectorial prevista en la Ley 24.185, excepto en cuanto
fueren alcanzados por lo dispuesto en el inciso i) del artículo 3ºde la Ley 24.185. En
este último caso, previo el dictado del acto administrativo que excluye al personal
deberá consultarse a la comisión negociadora del convenio colectivo general. En
cualquier caso, la resolución que el Poder Ejecutivo adoptare en los términos de
esta última disposición, será recurrible ante la Justicia.

ARTICULO 4º — Deróganse las Leyes 22.140 y su modificatoria 24.150; 22.251 y


17.409; 20.239 y 20.464.

Sin perjuicio de lo establecido precedentemente, dichos ordenamientos y sus


respectivas reglamentaciones continuarán rigiendo la relación laboral del personal
de que se trate, hasta que se firmen los convenios colectivos de trabajo, o se dicte
un nuevo ordenamiento legal que reemplace al anterior.

En ningún caso se entenderá que las normas de esta ley modifican las de la Ley
24.185.

ARTICULO 5º — Quedan expresamente excluidos del ámbito de aplicación de la


presente ley el personal del Poder Legislativo nacional y del Poder Judicial de la
Nación, que se rigen por sus respectivos ordenamientos especiales.

ARTICULO 6º — Comuníquese al Poder Ejecutivo.

DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES,


A LOS QUINCE DIAS DEL MES DE SETIEMBRE DEL AÑO MIL NOVECIENTOS
NOVENTA Y NUEVE.

— REGISTRADA BAJO EL Nº 25.164 —

ALBERTO R. PIERRI. — EDUARDO MENEM. — Esther H. Pereyra Arandía de Pérez


Pardo. — Juan C. Oyarzún.

ANEXO

LEY MARCO DE REGULACION DE EMPLEO PUBLICO NACIONAL

CAPITULO I

MARCO NORMATIVO Y AUTORIDAD DE APLICACION

Artículo 1º — La relación de empleo público queda sujeta a los principios


generales establecidos en la presente ley, los que deberán ser respetados en
57

las negociaciones colectivas que se celebren en el marco de la Ley 24.185. Los


derechos y garantías acordados en esta ley a los trabajadores que integran el
servicio civil de la Nación constituirán mínimos que no podrán ser desplazados
en perjuicio de éstos en las negociaciones colectivas que se celebren en el
marco de la citada Ley 24.185.

(Nota Infoleg: Por art. 1° de la Decisión Administrativa N° 51/2004 B.O.


12/3/2004 se aclara que el principio garantizado por el artículo 1° "in fine" del
presente Anexo, en especial respecto de las previsiones de sus artículos 11, 15,
17, 23 y otros concordantes con el mismo, resulta de aplicación en aquellas
disposiciones convencionales acordadas en el marco de la Ley N° 24.185 de
negociaciones colectivas para la Administración Pública Nacional.)

Artículo 2º — El Poder Ejecutivo establecerá el órgano rector en materia de


empleo público y autoridad de aplicación e interpretación de las disposiciones
de este régimen, en el ámbito de la Jefatura de Gabinete de Ministros.

Artículo 3º — La presente normativa regula los deberes y derechos del


personal que integra el Servicio Civil de la Nación. Este está constituido por las
personas que habiendo sido designadas conforme lo previsto en la presente
ley, prestan servicios en dependencias del Poder Ejecutivo, inclusive entes
jurídicamente descentralizados.

Quedan exceptuados de lo establecido en el párrafo anterior:

a) El Jefe de Gabinete de Ministros, los Ministros, el Secretario General de la


Presidencia de la Nación, los Secretarios, Subsecretarios, el Jefe de la Casa
Militar, las máximas autoridades de organismos descentralizados e
instituciones de la Seguridad Social y los miembros integrantes de los cuerpos
colegiados.

b) Las personas que por disposición legal o reglamentaria ejerzan funciones


de jerarquía equivalente a la de los cargos mencionados en el inciso
precedente.

c) El personal militar en actividad y el retirado que prestare servicios militares.

d) El personal perteneciente a las Fuerzas de Seguridad y Policiales, en


actividad y retirado que prestare servicios por convocatoria.

e) El personal diplomático en actividad comprendido en la Ley del Servicio


Exterior de la Nación.
58

f) El personal comprendido en convenciones colectivas de trabajo aprobadas


en el marco de la Ley 14.250 (t.o. decreto 198/88) o la que se dicte en su
reemplazo.

g) El clero.

Al personal que preste servicios en organismos pertenecientes a la


Administración Pública Nacional, y esté regido por los preceptos de la Ley de
Contrato de Trabajo Nº 20.744 (t.o. 1976), y modificatorias o la que se dicte
en su reemplazo, se les aplicarán las previsiones contenidas en ese régimen
normativo.

En los supuestos contemplados en el párrafo anterior y en el inciso f), las


partes, de común acuerdo, podrán insertarse en el régimen de empleo
público, a través de la firma de convenios colectivos de trabajo, tal como lo
regula el inciso j) de la Ley 24.185 y de acuerdo con las disposiciones de dicha
norma.

CAPITULO II

REQUISITOS PARA EL INGRESO

Artículo 4º — El ingreso a la Administración Pública Nacional estará sujeto a la


previa acreditación de las siguientes condiciones:

a) Ser argentino nativo, por opción o naturalizado. El Jefe de Gabinete de


Ministros podrá exceptuar del cumplimiento de este requisito mediante
fundamentación precisa y circunstanciada de la jurisdicción solicitante.

b) Condiciones de conducta e idoneidad para el cargo, que se acreditará


mediante los regímenes de selección que se establezcan, asegurando el
principio de igualdad en el acceso a la función pública. El convenio colectivo
de trabajo, deberá prever los mecanismos de participación y de control de las
asociaciones sindicales en el cumplimiento de los criterios de selección y
evaluación a fin de garantizar la efectiva igualdad de oportunidades.

c) Aptitud psicofísica para el cargo.

IMPEDIMENTOS PARA EL INGRESO

Artículo 5º — Sin perjuicio de lo establecido en el artículo anterior no podrán


ingresar:
59

a) El que haya sido condenado por delito doloso, hasta el cumplimiento de la


pena privativa de la libertad, o el término previsto para la prescripción de la
pena.

b) El condenado por delito en perjuicio de la Administración Pública Nacional,


Provincial o Municipal.

c) El que tenga proceso penal pendiente que pueda dar lugar a condena por
los delitos enunciados en los incisos a) y b) del presente artículo.

d) El inhabilitado para el ejercicio de cargos públicos.

e) El sancionado con exoneración o cesantía en la Administración Pública


Nacional, Provincial o Municipal, mientras no sea rehabilitado conforme lo
previsto en los artículos 32 y 33 de la presente ley.

f) El que tenga la edad prevista en la ley previsional para acceder al beneficio


de la jubilación o el que gozare de un beneficio previsional, salvo aquellas
personas de reconocida aptitud, las que no podrán ser incorporadas al
régimen de estabilidad.

g) El que se encuentre en infracción a las leyes electorales y del servicio


militar, en el supuesto del artículo 19 de la Ley 24.429.

h) El deudor moroso del Fisco Nacional mientras se encuentre en esa


situación.

i) Los que hayan incurrido en actos de fuerza contra el orden institucional y el


sistema democrático, conforme lo previsto en el artículo 36 de la Constitución
Nacional y el Título X del Código Penal, aun cuando se hubieren beneficiado
por el indulto o la condonación de la pena.

Artículo 6º — Las designaciones efectuadas en violación a lo dispuesto en los


artículos 4º y 5º o de cualquier otra norma vigente, podrán ser declaradas
nulas, cualquiera sea el tiempo transcurrido, sin perjuicio de la validez de los
actos y de las prestaciones cumplidas durante el ejercicio de sus funciones.

CAPITULO III

NATURALEZA DE LA RELACION DE EMPLEO

Artículo 7º — El personal podrá revistar en el régimen de estabilidad, en el


régimen de contrataciones, o como personal de gabinete de las autoridades
superiores. La situación del personal designado con carácter ad honorem será
60

reglamentada por el Poder Ejecutivo, de conformidad con las características


propias de la naturaleza de su relación.

Artículo 8º — El régimen de estabilidad comprende al personal que ingrese


por los mecanismos de selección que se establezcan, a cargos pertenecientes
al régimen de carrera cuya financiación será prevista para cada jurisdicción u
organismos descentralizados en la Ley de Presupuesto.

La carrera administrativa básica y las específicas deberán contemplar la


aplicación de criterios que incorporen los principios de transparencia,
publicidad y mérito en los procedimientos de selección para determinar la
idoneidad de la función a cubrir, de la promoción o avance en la carrera
basada en la evaluación de la eficiencia, eficacia, rendimiento laboral y de
exigencias de capacitación acorde con las necesidades de las tareas o
funciones a desarrollar, así como la previsión de sistemas basados en el
mérito y la capacidad de los agentes, que motiven la promoción de los
mismos en la carrera.

Artículo 10. — El régimen de prestación de servicios del personal de gabinete


de las autoridades superiores, que será reglamentado por el Poder Ejecutivo,
solamente comprende funciones de asesoramiento, o de asistencia
administrativa. El personal cesará en sus funciones simultáneamente con la
autoridad cuyo gabinete integra y su designación podrá ser cancelada en
cualquier momento.

Artículo 11. — El personal alcanzado por el régimen de estabilidad que


resulte afectado por medidas de reestructuración que comporten la supresión
de organismos, dependencias o de las funciones asignadas a las mismas, con
la eliminación de los respectivos cargos, será reubicado en las condiciones
reglamentarias que se establezcan. A este objeto se garantizará la
incorporación del agente afectado para ocupar cargos vacantes. Asimismo en
los convenios colectivos de trabajo se preverán acciones de reconversión
laboral que permitan al agente insertarse en dichos cargos.

En el supuesto de no concretarse la reubicación, el agente quedará en


situación de disponibilidad.

El período de disponibilidad se asignará según la antigüedad del trabajador,


no pudiendo ser menor a seis (6) meses ni mayor a doce (12) meses.

Si durante el período de disponibilidad se produjeran vacantes en la


Administración Pública Central y Organismos descentralizados, deberá
priorizarse el trabajador que se encuentre en situación de disponibilidad para
la cobertura de dichas vacantes.
61

Vencido el término de la disponibilidad, sin que haya sido reubicado, o en el


caso que el agente rehusare el ofrecimiento de ocupar un cargo o no
existieran vacantes, se producirá la baja, generándose el derecho a percibir
una indemnización igual a un (1) mes de sueldo por cada año de servicio o
fracción mayor de tres meses, tomando como base la mejor remuneración
mensual, normal y habitual percibida durante el último año o durante el
tiempo de prestación de servicios si éste fuera menor, salvo el mejor derecho
que se estableciere en el Convenio Colectivo de Trabajo y las indemnizaciones
especiales que pudieren regularse por dicha vía.

Artículo 12. — Para los supuestos previstos en el artículo anterior, los


delegados de personal con mandato vigente o pendiente el año posterior de
la tutela sindical no podrán ser afectados en el ejercicio de sus funciones ni
puestos en disponibilidad. En el caso de supresión del organismo deberán ser
afectados a otro, dentro de la misma jurisdicción y zona de actuación.

Asimismo aquellos agentes que se encuentren de licencia por enfermedad o


accidente, por embarazo y por matrimonio, hasta vencido el período de su
licencia no podrán ser puestos en situación de disponibilidad.

En el caso de licencias sin goce de haberes, la situación de disponibilidad


surtirá efecto desde su notificación, correspondiendo desde ese momento la
percepción de los haberes mensuales.

Artículo 13. — No podrán ser puestos en disponibilidad los agentes cuya


renuncia se encuentre pendiente de resolución, ni los que estuvieran en
condiciones de jubilarse o pudieren estarlo dentro del período máximo de
doce meses contados desde la fecha en que pudieron ser afectados por la
disponibilidad.

Artículo 14. — Los organismos o dependencias suprimidos y los cargos o


funciones eliminados no podrán ser creados nuevamente, ni con la misma
asignación ni con otra distinta por un plazo de dos años a partir de la fecha de
su supresión.

Los cargos o funciones eliminados no podrán ser cumplidos por personal


contratado ni personal de gabinete.

Articulo 15. — Los agentes serán destinados a las tareas propias de la


categoría o nivel que hayan alcanzado y al desarrollo de tareas
complementarias o instrumentales, para la consecución de los objetivos del
trabajo. Pueden ser destinados por decisión fundada de sus superiores a
desarrollar transitoriamente tareas específicas del nivel superior percibiendo
la diferencia de haberes correspondiente. La movilidad del personal de una
62

dependencia a otra dentro o fuera de la misma jurisdicción presupuestaria,


dentro del ámbito de aplicación del presente régimen, estará sujeta a la
regulación que se establezca en los convenios colectivos celebrados en el
marco de la Ley 24.185, debiendo contemplarse en todos los casos la ausencia
de perjuicio material y moral al trabajador.

Para la movilidad geográfica se requerirá el consentimiento expreso del


trabajador.

El Poder Ejecutivo podrá celebrar convenios con los otros poderes del Estado,
Provincias y Municipios, que posibiliten la movilidad interjurisdiccional de los
agentes, sin perjuicio del cumplimiento de las disposiciones contenidas en la
presente ley. La movilidad del personal que se instrumente a través de la
adscripción de su respectivo ámbito a otro poder del Estado nacional, Estados
provinciales y/o Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires no podrá
exceder los trescientos sesenta y cinco (365) días corridos salvo excepción
fundada en requerimientos extraordinarios de servicios y estará sujeta a las
reglamentaciones que dicten en sus respectivas jurisdicciones los Poderes
Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

CAPITULO IV

DERECHOS

Artículo 16. — Las personas vinculadas laboralmente con la Administración


Pública Nacional, según el régimen al que hubieren ingresado, tendrán los
siguientes derechos, de conformidad con las modalidades establecidas en las
leyes, en las normas reglamentarias y, en cuanto corresponda, en los
convenios colectivos de trabajo:

a) Estabilidad.

b) Retribución justa por sus servicios, con más los adicionales que
correspondan.

c) Igualdad de oportunidades en la carrera.

d) Capacitación permanente.

e) Libre afiliación sindical y negociación colectiva.

f) Licencias, justificaciones y franquicias.

g) Compensaciones, indemnizaciones y subsidios.


63

h) Asistencia social para sí y su familia.

i) Interposición de recursos.

j) Jubilación o retiro.

k) Renuncia.

l) Higiene y seguridad en el trabajo.

m) Participación, por intermedio de las organizaciones sindicales, en los


procedimientos de calificaciones y disciplinarios de conformidad con que se
establezca en el Convenio Colectivo Trabajo.

La presente enumeración no tiene carácter taxativo, pudiendo ser ampliada


por vía de la negociación colectiva.

Al personal comprendido en el régimen de contrataciones y en el de gabinete


de las autoridades superiores sólo le alcanzarán los derechos enunciados en
los incisos b), e), f), i), j), k) y l) con salvedades que se establezcan por vía
reglamentaria.

Artículo 17. — El personal comprendido en régimen de estabilidad tendrá


derecho a conservar el empleo, el nivel y grado de la carrera alcanzado. La
estabilidad en la función, será materia de regulación convencional.

La adquisición de la estabilidad en el empleo se producirá cuando se


cumplimenten las siguientes condiciones:

a) Acredite condiciones de idoneidad a través de las evaluaciones periódicas


de desempeño, capacitación y del cumplimiento de las metas objetivos
establecidos para la gestión durante transcurso de un período de prueba de
doce (12) meses de prestación de servicios efectivos, como de la aprobación
de las actividades de formación profesional que se establezcan.

b) La obtención del certificado definitivo de aptitud psicofísica para el cargo.

c) La ratificación de la designación mediante acto expreso emanado de la


autoridad competente con facultades para efectuar designaciones,
vencimiento del plazo establecido en el inciso a).

Transcurridos treinta (30) días de vencido el plazo previsto en el inciso citado


sin que la administración dicte el acto administrativo pertinente, designación
se considerará efectuada, adquiriendo el agente el derecho a la estabilidad.
64

Durante el período en que el agente no goce estabilidad, su designación


podrá ser cancelada.

El personal que goce de estabilidad la retendrá cuando fuera designado para


cumplir funciones sin dicha garantía.

No será considerado como ingresante el agente que cambie su situación de


revista presupuestaria, sin que hubiera mediado interrupción de relación de
empleo público dentro del ámbito presente régimen.

La estabilidad en el empleo cesa únicamente cuando se configura alguna de


las causales previstas en la presente ley.

Artículo 18. — El personal tiene derecho igualdad de oportunidades en el


desarrollo de carrera administrativa, a través de los mecanismos que se
determinen. Las promociones a cargos vacantes sólo procederán mediante
sistemas de selección de antecedentes, méritos y aptitudes. El Convenio
Colectivo de Trabajo deberá prever los mecanismos de participación y de
control que permitan a las asociaciones sindicales verificar el cumplimiento de
los criterios indicados.

Artículo 19.— El régimen de licencias, justificaciones y franquicias será


materia de regulación en el Convenio Colectivo de Trabajo, que contemplará
las características propias de la función pública, y de los diferentes
organismos.

Hasta tanto se firmen los convenios colectivos de trabajo, se mantiene


vigente el régimen rige actualmente para el sector público.

Artículo 20. — El personal podrá ser intimado a iniciar los trámites jubilatorios
cuando reúna requisitos exigidos para obtener la jubilación ordinaria,
autorizándolos a que continúen en la prestación de sus servicios por el
período de un año partir de la intimación respectiva.

Igual previsión regirá para el personal solicitare voluntariamente su jubilación


o retiro.

Artículo 21. — El personal que goza de jubilación o retiro no tiene derecho a


la estabilidad. La designación podrá ser cancelada en cualquier momento, por
razones de oportunidad, mérito o conveniencia. En ese supuesto el agente
tendrá derecho al pago de una indemnización que se calculará de
conformidad con lo normado en el artículo 11 de la presente ley,
computándose a los fines del cálculo de la antigüedad, el último período
trabajado en la administración.
65

Artículo 22. — La renuncia es el derecho a concluir la relación de empleo


produciéndose la baja automática del agente a los treinta (30) días corridos
de su presentación, si con anterioridad no hubiera sido aceptada por
autoridad competente.

La aceptación de la renuncia podrá ser dejada en suspenso por un término no


mayor de ciento ochenta (180) días corridos si al momento de presentar la
renuncia se encontrara involucrado en una investigación sumarial.

CAPITULO V

DEBERES

Artículo 23. — Los agentes tienen los siguientes deberes, sin perjuicio de los
que en función de las particularidades de la actividad desempeñada, se
establezcan en las convenciones colectivas de trabajo:

a) Prestar el servicio personalmente, encuadrando su cumplimiento en


principios de eficiencia, eficacia y rendimiento laboral, en las condiciones y
modalidades que se determinen.

b) Observar las normas legales y reglamentarias y conducirse con


colaboración, respeto y cortesía en sus relaciones con el público y con el resto
del personal.

c) Responder por la eficacia, rendimiento de la gestión y del personal del área


a su cargo.

d) Respetar y hacer cumplir, dentro del marco de competencia de su función,


el sistema jurídico vigente.

e) Obedecer toda orden emanada del superior jerárquico competente, que


reúna las formalidades del caso y tenga por objeto la realización de actos de
servicio compatibles con la función del agente.

f) Observar el deber de fidelidad que se derive de la índole de las tareas que le


fueron asignadas y guardar la discreción correspondiente o la reserva
absoluta, en su caso, de todo asunto del servicio que así lo requiera, en
función de su naturaleza o de instrucciones específicas, con independencia de
lo que establezcan las disposiciones vigentes en materia de secreto o reserva
administrativa.

g) Declarar bajo juramento su situación patrimonial y modificaciones


ulteriores con los alcances que determine la reglamentación.
66

h) Llevar a conocimiento de la superioridad todo acto, omisión o


procedimiento que causare o pudiere causar perjuicio al Estado, configurar
delito, o resultar una aplicación ineficiente de los recursos públicos. Cuando el
acto, omisión o procedimiento involucrase a sus superiores inmediatos podrá
hacerlo conocer directamente a la Sindicatura General de la Nación, Fiscalía
Nacional de Investigaciones Administrativas y/o a la Auditoría General de la
Nación.

i) Concurrir a la citación por la instrucción de un sumario, cuando se lo


requiera en calidad de testigo.

j) Someterse a examen psicofísico en la forma que determine la


reglamentación.

k) Excusarse de intervenir en toda actuación que pueda originar


interpretaciones de parcialidad.

l) Velar por el cuidado y la conservación de los bienes que integran el


patrimonio del Estado y de los terceros que específicamente se pongan bajo
su custodia.

m) Seguir la vía jerárquica correspondiente en las peticiones y tramitaciones


realizadas.

n) Encuadrarse en las disposiciones legales y reglamentarias sobre


incompatibilidad y acumulación de cargos.

PROHIBICIONES

Artículo 24. — El personal queda sujeto a las siguientes prohibiciones, sin


perjuicio de las que en función de las particularidades de la actividad
desempeñada se establezcan en las convenciones colectivas de trabajo:

a) Patrocinar trámites o gestiones administrativas referentes a asuntos de


terceros que se vinculen con sus funciones.

b) Dirigir, administrar, asesorar, patrocinar, representar o prestar servicio


remunerados o no, personas de existencia visible o jurídica que gestionen o
exploten concesiones o privilegios de administración en el orden nacional,
provincial municipal, o que fueran proveedores o contratistas de las mismas.

c) Recibir directa o indirectamente beneficios originados en contratos,


concesiones o franquicias que celebre u otorgue la administración en orden
nacional, provincial o municipal.
67

d) Mantener vinculaciones que le signifiquen beneficios u obligaciones con


entidades directamente fiscalizadas por el ministerio, dependencia o entidad
en el que se encuentre prestando servicios.

e) Valerse directa o indirectamente de facultades o prerrogativas inherentes a


sus funciones para fines ajenos a dicha función o para realizar proselitismo o
acción política.

f) Aceptar dádivas, obsequios u otros beneficios u obtener ventajas de


cualquier índole con motivo u ocasión del desempeño de sus funciones.

g) Representar, patrocinar a litigantes o intervenir en gestiones extrajudiciales


contra la Administración Pública Nacional.

h) Desarrollar toda acción u omisión que suponga discriminación por razón de


raza, religión, nacionalidad, opinión, sexo o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social.

i) Hacer uso indebido o con fines particulares del patrimonio estatal.

Artículo 25. — Es incompatible el desempeño de un cargo remunerado en la


Administración Pública Nacional, con el ejercicio de otro de igual carácter en
el orden nacional, provincial o municipal, con excepción de los supuestos que
se determinen por vía reglamentaria, o que se establezca en el Convenio
Colectivo de Trabajo.

CAPITULO VI

SISTEMA NACIONAL DE LA PROFESIÓN ADMINISTRATIVA

Artículo 26. — El Sistema Nacional de la Profesión Administrativa vigente,


podrá ser revisado, adecuado y modificado de resultar procedente, el ámbito
de la negociación colectiva, con excepción de las materias reservadas a la
potestad reglamentaria del Estado por la Ley 24.185. En los organismos
previstos por dicho sistema deberán tener participación todas las
asociaciones sindicales signatarias de los convenios colectivos de trabajo de
conformidad con lo normado en la Ley 24.185.

CAPITULO VII

REGIMEN DISCIPLINARIO

Artículo 27. — El personal vinculado por una relación de empleo público


regulada por la presente ley, y que revista en la planta permanente, no podrá
68

ser privado de su empleo ni ser objeto de medidas disciplinarias, sino por las
causas en las condiciones que expresamente se establecen.

Al personal comprendido en el régimen contrataciones, y de gabinete se le


aplicarán los preceptos del presente capítulo, en las condiciones que
establezcan las respectivas reglamentaciones.

Artículo 28. — El personal no podrá ser sancionado más de una vez por la
misma causa, debiendo graduarse la sanción en base a la gravedad de la falta
cometida, y los antecedentes del agente.

Artículo 29. — El personal comprendido en ámbito de aplicación del presente


régimen tiene derecho a que se le garantice el debido proceso adjetivo, en los
términos del artículo 1º inciso f) de la Ley 19.549 o la que la sustituya.

Artículo 30. — El personal podrá ser objeto de las siguientes medidas


disciplinarias:

a) Apercibimiento.

b) Suspensión de hasta treinta (30) días en un año, contados a partir de la


primera suspensión.

c) Cesantía.

d) Exoneración.

La suspensión se hará efectiva sin prestación de servicios ni goce de haberes,


en las normas y términos que se determinen y sin perjuicio de las
responsabilidades penales y civiles que fije la legislación vigente.

Artículo 31. — Son causas para imponer el apercibimiento o la suspensión


hasta 30 días:

a) Incumplimiento reiterado del horario establecido.

b) Inasistencias injustificadas que no exceden de diez (10) días discontinuos


en el lapso de doce meses inmediatos anteriores y siempre que no configuren
abandono de tareas.

c) Incumplimiento de los deberes determinados en el art. 23 de esta ley, salvo


que la gravedad y magnitud de los hechos justifiquen la aplicación de la causal
de cesantía.
69

Artículo 32. — Son causales para imponer cesantía:

a) Inasistencias injustificadas que excedan de 10 (diez) días discontinuos, en


los 12 (doce) meses inmediatos anteriores.

b) Abandono de servicio, el cual se considerará consumado cuando el agente


registrare más de cinco (5) inasistencias continuas sin causa que lo justifique y
fuera intimado previamente en forma fehaciente a retomar sus tareas.

c) Infracciones reiteradas en el cumplimiento de sus tareas, que hayan dado


lugar a treinta (30) días de suspensión en los doce meses anteriores.

d) Concurso civil o quiebra no causal, salvo casos debidamente justificados


por la autoridad administrativa.

e) Incumplimiento de los deberes establecidos en los artículos 23 y 24 cuando


por la magnitud y gravedad de la falta así correspondiere.

f) Delito doloso no referido a la Administración Pública, cuando por sus


circunstancias afecte el prestigio de la función o del agente.

g) Calificaciones deficientes como resultado de evaluaciones que impliquen


desempeño ineficaz durante tres (3) años consecutivos o cuatro (4)
alternados en los últimos diez (10) años de servicio y haya contado con
oportunidades de capacitación adecuada para el desempeño de las tareas.

En todos los casos podrá considerarse la solicitud de rehabilitación a partir de


los dos (2) años de consentido el acto por el que se dispusiera la cesantía o de
declarada firme la sentencia judicial, en su caso.

Artículo 33. — Son causales para imponer la exoneración:

a) Sentencia condenatoria firme por delito contra la Administración Pública


Nacional, Provincial o Municipal.

b) Falta grave que perjudique materialmente a la Administración Pública.

c) Pérdida de la ciudadanía.

d) Violación de las prohibiciones previstas en el artículo 24.

e) Imposición como pena principal o accesoria de inhabilitación absoluta o


especial para la función pública.
70

En todos los casos podrá considerarse la solicitud de rehabilitación a partir de


los cuatro (4) años de consentido el acto por el que se dispusiera la
exoneración o de declarada firme la sentencia judicial, en su caso.

La exoneración conllevará necesariamente la baja en todos los cargos públicos


que ejerciere el agente sancionado.

Artículo 34. — La substanciación de los sumarios por hechos que puedan


configurar delitos y la imposición de las sanciones pertinentes en el orden
administrativo, son independientes de la causa criminal, excepto en aquellos
casos en que de la sentencia definitiva surja la configuración de una causal
más grave que la sancionada; en tal supuesto se podrá sustituir la medida
aplicada por otra de mayor gravedad.

Artículo 35. — La aplicación de apercibimiento y suspensión hasta el máximo


de cinco (5) días, no requerirá la instrucción de sumario.

Las suspensiones que excedan de dicho plazo serán aplicadas previa


instrucción de un sumario, salvo que se funden en las causales previstas en los
incisos a) y b) del art. 31.

La cesantía será aplicada previa instrucción de sumario, salvo que medien las
causales previstas en los incisos a), b) y c) del art. 32.

Artículo 36. — El personal sumariado podrá ser suspendido preventivamente


o trasladado dentro de su zona por la autoridad administrativa competente
cuando su alejamiento sea necesario para el esclarecimiento de los hechos
investigados o cuando su permanencia en funciones fuera evaluada como
peligrosa o riesgosa. Esta decisión deberá ser tomada por la autoridad
competente con los debidos fundamentos y tendrá los efectos de una medida
precautoria, no pudiendo extenderse en ningún caso, durante más de tres (3)
meses desde la fecha de iniciación del sumario. Vencido dicho plazo, si el
sumario no hubiera sido concluido, el trabajador deberá ser reincorporado a
sus tareas habituales. Una vez concluido el sumario, si del mismo no resulta la
aplicación de sanciones o las que se determinen no impliquen la pérdida de
los haberes, el trabajador que hubiera sido afectado por una suspensión
preventiva tendrá derecho a que se le abonen los salarios caídos durante el
lapso de vigencia de la misma, o la parte proporcional de los mismos, según le
corresponda.

Artículo 37. — Los plazos de prescripción para la aplicación de las sanciones


disciplinarias, con las salvedades que determine la reglamentación, se
computarán de la siguiente forma:
71

a) Causales que dieran lugar a la aplicación de apercibimiento y suspensión:


seis (6) meses.

b) Causales que dieran lugar a la cesantía: un (1) año.

c) Causales que dieran lugar a la exoneración: dos (2) años.

En todos los casos, el plazo se contará a partir del momento de la comisión de


la falta.

Artículo 38. — Por vía reglamentaria se determinará las autoridades con


atribuciones para aplicar las sanciones a que se refiere este capítulo, como así
también el procedimiento de investigación aplicable. Este procedimiento
deberá garantizar el derecho de defensa en juicio y establecerá plazos
perentorios e improrrogables para resolver los sumarios administrativos, que
nunca podrán exceder de seis (6) meses de cometido el hecho o la conducta
imputada.

CAPITULO VIII

RECURSO JUDICIAL

Artículo 39. — Contra los actos administrativos que dispongan la aplicación


de sanciones al personal amparado por la estabilidad prevista en este
régimen, el agente afectado podrá optar por impugnarlo por la vía
administrativa común y una vez agotada ésta acudir a sede judicial, o recurrir
directamente por ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso
Administrativo Federal o por ante las cámaras federales con asiento en las
provincias, según corresponda conforme al lugar de prestación de servicios
del agente. La opción formulada es excluyente e inhibe la utilización de
cualquier otra vía o acción.

El recurso judicial directo sólo podrá fundarse en la ilegitimidad de la sanción,


con expresa indicación de las normas presuntamente violadas o de los vicios
que se atribuyen al sumario instruido.

Artículo 40. — El recurso judicial directo deberá interponerse ante el Tribunal


dentro de los noventa (90) días de notificada la sanción, debiendo la
autoridad administrativa enviar al Tribunal el expediente con el legajo
personal del recurrente, dentro de los diez (10) días de requerido.

Recibidos los antecedentes, el Tribunal correrá traslado por su orden por diez
(10) días perentorios al recurrente y a la administración.
72

Vencido este plazo y cumplidas las medidas para mejor proveer que pudiera
haber dispuesto el Tribunal, llamará autos para sentencia, la que se dictará
dentro de los sesenta (60) días. Todos los términos fijados en el presente
artículo se computarán en días hábiles judiciales.

Artículo 41. — Si la sentencia fuera favorable al recurrente, en caso de


ordenar su reincorporación, la administración deberá habilitar una vacante de
igual categoría a la que revistaba. Este podrá optar por percibir la
indemnización prevista en el artículo 11 renunciando al derecho de
reincorporación.

CAPITULO IX

CAUSALES DE EGRESO

Artículo 42. — La relación de empleo del agente con la Administración Pública


Nacional concluye por las siguientes causas:

a) Cancelación de la designación del personal sin estabilidad en los términos


del artículo 17.

b) Renuncia aceptada o vencimiento del plazo de conformidad con lo previsto


en el artículo 22.

c) Conclusión o rescisión del contrato en el caso del personal bajo el régimen


de contrataciones.

d) Vencimiento del plazo que le correspondiere de conformidad con lo


previsto en el artículo 11 por reestructuración o disolución de organismos.

e) Razones de salud que lo imposibiliten para el cumplimiento de tareas


laborales.

f) Aplicación de sanciones de cesantía o exoneración.

g) Baja por jubilación, retiro o vencimiento del plazo previsto en el artículo 20.

h) Por fallecimiento.

CAPITULO X

DEL FONDO PERMANENTE DE CAPACITACION Y RECALIFICACION LABORAL


73

Artículo 43. — Facúltase al Poder Ejecutivo, a crear un fondo de capacitación


permanente y recalificación laboral que funcionará en el ámbito de la Jefatura
de Gabinete de Ministros.

Artículo 44. — El fondo tendrá por objetivo elaborar programas de


capacitación, recalificación de puestos de trabajo y toda otra acción tendiente
a facilitar la movilidad funcional y la readaptación de los empleados públicos a
los cambios tecnológicos, funcionales u organizacionales propios de la
administración moderna.

Artículo 45. — El órgano de administración de este fondo, su composición y


modalidades de funcionamiento, será establecido en el marco de la
negociación colectiva y los recursos a asignar deberán responder al carácter
de los diferentes programas de modernización de los organismos
jurisdicciones.

Ley 25188 HONORABLE CONGRESO DE LA NACION ARGENTINA


29-sep-1999

ETICA EN EL EJERCICIO DE LA FUNCION PUBLICA

REGIMEN LEGAL

Publicada en el Boletín Oficial del 01-nov-1999 Número: 29262 Página: 1

Resumen:
DEBERES, PROHIBICIONES E INCOMPATIBLIDADES APLICABLES, SIN EXCEPCION, A TODAS
LAS PERSONAS QUE SE DESEMPEÑEN EN LA FUNCION PUBICA EN TODOS SUS NIVELES Y
JERARQUIAS. OBJETO Y SUJETOS. DEBERES Y PAUTAS DE COMPORTAMIENTO ETICO.
REGIMEN DE DECLARACIONES JURADAS . ANTECEDENTES. INCOMPATIBILIDADES Y
CONFLICTO DE INTERESES. REGIMEN DE OBSEQUIOS A FUNCIONARIOS PUBLICOS.
74

PREVENCION SUMARIA. COMISION NACIONAL DE ETICA PUBLICA. REFORMAS AL CODIGO


PENAL. PUBLICIDAD Y DIVULGACION. DEROGACION DEL DECRETO 494/95.

ETICA EN EL EJERCICIO DE LA FUNCION PÚBLICA

Ley 25.188

Deberes, prohibiciones e incompatibilidades aplicables, sin excepción, a


todas las personas que se desempeñen en la función pública en todos sus
niveles y jerarquías. Objeto y Sujetos. Deberes y pautas de comportamiento
ético. Régimen de declaraciones juradas. Antecedentes. Incompatibilidades
y conflicto de intereses. Régimen de obsequios a funcionarios públicos.
Prevención sumaria. Comisión Nacional de Etica Pública. Reformas al Código
Penal. Publicidad y divulgación.

Sancionada: Septiembre 29 de 1999

Promulgada: Octubre 26 de 1999

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en


Congreso, etc., sancionan con fuerza de Ley:

LEY DE ETICA DE LA FUNCION PUBLICA

CAPITULO I

Objeto y Sujetos

ARTICULO 1º — La presente ley de ética en el ejercicio de la función pública


establece un conjunto de deberes, prohibiciones e incompatibilidades
aplicables, sin excepción, a todas las personas que se desempeñen en la
75

función pública en todos sus niveles y jerarquías, en forma permanente o


transitoria, por elección popular, designación directa, por concurso o por
cualquier otro medio legal, extendiéndose su aplicación a todos los
magistrados, funcionarios y empleados del Estado.

Se entiende por función pública, toda actividad temporal o permanente,


remunerada u honoraria, realizada por una persona en nombre del Estado o
al servicio del Estado o de sus entidades, en cualquiera de sus niveles
jerárquicos.

CAPITULO II

Deberes y pautas de comportamiento ético

ARTICULO 2º — Los sujetos comprendidos en esta ley se encuentran


obligados a cumplir con los siguientes deberes y pautas de comportamiento
ético:

a) Cumplir y hacer cumplir estrictamente Constitución Nacional, las leyes y los


reglamentos que en su consecuencia se dicten y defender el sistema
republicano y democrático de gobierno;

b) Desempeñarse con la observancia y respeto de los principios y pautas


éticas establecidas en la presente ley: honestidad, probidad, rectitud, buena
fe y austeridad republicana;

c) Velar en todos sus actos por los intereses del Estado, orientados a la
satisfacción del bienestar general, privilegiando de esa manera el interés
público sobre el particular;
76

d) No recibir ningún beneficio personal indebido vinculado a la realización,


retardo u omisión de un acto inherente a sus funciones, ni imponer
condiciones especiales que deriven en ello;

e) Fundar sus actos y mostrar la mayor transparencia en las decisiones


adoptadas sin restringir información, a menos que una norma o el interés
público claramente lo exijan;

f) Proteger y conservar la propiedad del Estado y sólo emplear sus bienes con
los fines autorizados. Abstenerse de utilizar información adquirida en el
cumplimiento de sus funciones para realizar actividades no relacionadas con
sus tareas oficiales o de permitir su uso en beneficio de intereses privados;

g) Abstenerse de usar las instalaciones y servicios del Estado para su beneficio


particular o para el de sus familiares, allegados o personas ajenas a la función
oficial, a fin de avalar o promover algún producto, servicio o empresa;

h) Observar en los procedimientos de contrataciones públicas en los que


intervengan los principios de publicidad, igualdad, concurrencia razonabilidad;

i) Abstenerse de intervenir en todo asunto respecto al cual se encuentre


comprendido en alguna de las causas de excusación previstas en ley procesal
civil.

ARTICULO 3º — Todos los sujetos comprendidos en el artículo 1º deberán


observar como requisito de permanencia en el cargo, una conducta acorde
con la ética pública en el ejercicio de sus funciones. Si así no lo hicieren serán
sancionados o removidos por los procedimientos establecidos en el régimen
propio de su función.

CAPITULO III
77

Régimen de declaraciones juradas

ARTICULO 4º — Las personas referidas en artículo 5º de la presente ley,


deberán presentar una declaración jurada patrimonial integral dentro de los
treinta días hábiles desde la asunción de sus cargos.

Asimismo, deberán actualizar la información contenida en esa declaración


jurada anualmente y presentar una última declaración, dentro de los treinta
días hábiles desde la fecha de cesación en el cargo.

(Nota Infoleg: por art. 2° de la Resolución N° 10/2017 de la Secretaría de Etica


Pública, Transparencia y Lucha Contra la Corrupción B.O. 8/5/2017 se
establece que el plazo de 30 días hábiles dispuesto por el presente artículo
para la presentación de las Declaraciones Juradas Patrimoniales Iniciales,
comenzará a computarse a partir de habilitación de los formularios de carga
por parte de la Administración Federal de Ingresos Públicos.)

(Nota Infoleg: por art. 1° de la Resolución N° 10/2017 de la Secretaría de Etica


Pública, Transparencia y Lucha Contra la Corrupción B.O. 8/5/2017 se
prorroga hasta el día 31 de julio de 2017 el plazo de vencimiento para la
presentación de las Declaraciones Juradas Patrimoniales Integrales
correspondientes a las obligaciones Anuales y Bajas 2016.)

ARTICULO 5º — Quedan comprendidos en la obligación de presentar la


declaración jurada:

a) El presidente y vicepresidente de la Nación;

b) Los senadores y diputados de la Nación;

c) Los magistrados del Poder Judicial de la Nación;


78

d) Los magistrados del Ministerio Público de la Nación;

e) El Defensor del Pueblo de la Nación y los adjuntos del Defensor del Pueblo;

f) El Jefe de Gabinete de Ministros, los ministros, secretarios y subsecretarios


del Poder Ejecutivo nacional;

g) Los interventores federales;

h) El Síndico General de la Nación y los síndicos generales adjuntos de la


Sindicatura General de la Nación, el presidente y los auditores generales de la
Auditoría General de la Nación, las autoridades superiores de los entes
reguladores y los demás órganos que integran los sistemas de control del
sector público nacional, y los miembros de organismos jurisdiccionales
administrativos;

i) Los miembros del Consejo de la Magistratura y del jurado de


enjuiciamiento;

j) Los embajadores, cónsules y funcionarios destacados en misión oficial


permanente en el exterior;

k) El personal en actividad de las fuerzas armadas, de la Policía Federal


Argentina, de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, de la Gendarmería
Nacional, de la Prefectura Naval Argentina y del Servicio Penitenciario
Federal, con jerarquía no menor de coronel o equivalente;

l) Los rectores, decanos y secretarios de las universidades nacionales;


79

m) Los funcionarios o empleados con categoría o función no inferior a la de


director o equivalente, que presten servicio en la Administración Pública
Nacional, centralizada o descentralizada, las entidades autárquicas, los bancos
y entidades financieras del sistema oficial, las obras sociales administradas
por el Estado, las empresas del Estado, las sociedades del Estado y el personal
con similar categoría o función, designado a propuesta del Estado en las
sociedades de economía mixta, en las sociedades anónimas con participación
estatal y en otros entes del sector público;

n) Los funcionarios colaboradores de interventores federales, con categoría o


función no inferior a la de director o equivalente;

o) El personal de los organismos indicados en el inciso h) del presente


artículo, con categoría no inferior a la de director o equivalente;

p) Todo funcionario o empleado público encargado de otorgar habilitaciones


administrativas para el ejercicio de cualquier actividad, como también todo
funcionario o empleado público encargado de controlar el funcionamiento de
dichas actividades o de ejercer cualquier otro control en virtud de un poder
de policía;

q) Los funcionarios que integran los organismos de control de los servicios


públicos privatizados, con categoría no inferior a la de director;

r) El personal que se desempeña en el Poder Legislativo, con categoría no


inferior a la de director;

s) El personal que cumpla servicios en el Poder Judicial de la Nación y en el


80

Ministerio Público de la Nación, con categoría no inferior a secretario o


equivalente;

t) Todo funcionario o empleado público que integre comisiones de


adjudicación de licitaciones, de compra o de recepción de bienes, o participe
en la toma de decisiones de licitaciones o compras;

u) Todo funcionario público que tenga por función administrar un patrimonio


público o privado, o controlar o fiscalizar los ingresos públicos cualquiera
fuera su naturaleza;

v) Los directores y administradores de las entidades sometidas al control


externo del Congreso de la Nación, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 120 de la ley 24.156.

w) Todo el personal de los organismos de inteligencia, sin distinción de


grados, sea su situación de revista permanente o transitoria, estará obligado a
presentar las declaraciones juradas establecidas por la ley 26.857. (Inciso
incorporado por art. 26 de la Ley N° 27.126 B.O. 05/03/2015. Vigencia: a
partir del día de su publicación en el Boletín Oficial)

(Artículo sustituido por art. 2° de la Ley N° 26.857 B.O. 23/5/2013)

ARTICULO 6º — La declaración jurada deberá contener una nómina detallada


de todos los bienes, propios del declarante, propios de su cónyuge, los que
integren la sociedad conyugal, los del conviviente, los que integren en su caso
la sociedad de hecho y los de sus hijos menores, en el país o en el extranjero.
En especial se detallarán los que se indican a continuación:

a) Bienes inmuebles, y las mejoras que se hayan realizado sobre dichos


inmuebles;
81

b) Bienes muebles registrables;

c) Otros bienes muebles, determinando su valor en conjunto. En caso que uno


de ellos supere la suma de cinco mil pesos ($ 5.000) deberá ser
individualizado;

d) Capital invertido en títulos, acciones y demás valores cotizables o no en


bolsa, o en explotaciones personales o societarias;

e) Monto de los depósitos en bancos u otras entidades financieras, de ahorro


y provisionales, nacionales o extranjeras, tenencias de dinero en efectivo en
moneda nacional o extranjera. En sobre cerrado y lacrado deberá indicarse el
nombre del banco o entidad financiera de que se trate y los números de las
cuentas corrientes, de cajas de ahorro, cajas de seguridad y tarjetas de crédito
y las extensiones que posea. Dicho sobre será reservado y sólo deberá ser
entregado a requerimiento de la autoridad señalada en el artículo 19 o de
autoridad judicial;

f) Créditos y deudas hipotecarias, prendarias o comunes;

g) Ingresos y egresos anuales derivados del trabajo en relación de


dependencia o del ejercicio de actividades independientes y/o profesionales;

h) Ingresos y egresos anuales derivados de rentas o de sistemas previsionales.


Si el obligado a presentar la declaración jurada estuviese inscripta en el
régimen de impuesto a las ganancias o sobre bienes personales no
incorporados al proceso económico, deberá acompañar también la última
presentación que hubiese realizado ante la Dirección General Impositiva;

i) En el caso de los incisos a), b), c) y d), del presente artículo, deberá
consignarse además el valor y la fecha de adquisición, y el origen de los
fondos aplicados a cada adquisición.
82

ARTICULO 7º — Las declaraciones juradas quedarán depositadas en los


respectivos organismos que deberán remitir, dentro de los treinta días, copia
autenticada a la Comisión Nacional de Etica Pública. La falta de remisión
dentro del plazo establecido, sin causa justificada, será considerada falta
grave del funcionario responsable del área.

ARTICULO 8º — Las personas que no hayan presentado sus declaraciones


juradas en el plazo correspondiente, serán intimadas en forma fehaciente por
la autoridad responsable de la recepción, para que lo hagan en el plazo de
quince días. El incumplimiento de dicha intimación será considerado falta
grave y dará lugar a la sanción disciplinaria respectiva, sin perjuicio de las
otras sanciones que pudieran corresponder.

ARTICULO 9º — Las personas que no hayan presentado su declaración jurada


al egresar de la función pública en el plazo correspondiente, serán intimadas
en forma fehaciente para que lo hagan en el plazo de quince días.

Si el intimado no cumpliere con la presentación de la declaración, no podrá


ejercer nuevamente la función pública, sin perjuicio de las otras sanciones
que pudieren corresponder.

ARTICULO 10. — El listado de las declaraciones juradas de las personas


señaladas en el artículo 5º deberá ser publicado en el plazo de noventa días
en el Boletín Oficial.

En cualquier tiempo toda persona podrá consultar y obtener copia de las


declaraciones juradas presentadas con la debida intervención del organismo
que las haya registrado y depositado, previa presentación de una solicitud
escrita en la que se indique: a) Nombre y apellido, documento, ocupación y
domicilio del solicitante; b) Nombre y domicilio de cualquier otra persona u
organización en nombre de la cual se solicita la declaración; c) El objeto que
83

motiva la petición y el destino que se dará al informe; y d) La declaración de


que el solicitante tiene conocimiento del contenido del artículo 11 de esta ley
referente al uso indebido de la declaración jurada y la sanción prevista para
quien la solicite y le dé un uso ilegal.

Las solicitudes presentadas también quedarán a disposición del público en el


período durante el cual las declaraciones juradas deban ser conservadas.

ARTICULO 11. — La persona que acceda a una declaración jurada mediante el


procedimiento previsto en esta ley, no podrá utilizarla para:

a) Cualquier propósito ilegal;

b) Cualquier propósito comercial, exceptuando a los medios de comunicación


y noticias para la difusión al público en general;

c) Determinar o establecer la clasificación crediticia de cualquier individuo; o

d) Efectuar en forma directa o indirecta, una solicitud de dinero con fines


políticos, benéficos o de otra índole.

Todo uso ilegal de una declaración jurada será pasible de la sanción de multa
de quinientos pesos ($ 500) hasta diez mil pesos ($ 10.000). El órgano
facultado para aplicar esta sanción será exclusivamente la Comisión Nacional
de Etica Pública creada por esta ley. Las sanciones que se impongan por
violaciones a lo dispuesto en este artículo serán recurribles judicialmente ante
los juzgados de primera instancia en lo Contencioso Administrativo Federal.

La reglamentación establecerá un procedimiento sancionatorio que garantice


el derecho de defensa de las personas investigadas por la comisión de la
infracción prevista en este artículo.
84

CAPITULO IV

Antecedentes

ARTICULO 12. — Aquellos funcionarios cuyo acceso a la función pública no


sea un resultado directo del sufragio universal, incluirán en la declaración
jurada sus antecedentes laborales al solo efecto de facilitar un mejor control
respecto de los posibles conflictos de intereses que puedan plantearse.

CAPITULO V

Incompatibilidades y Conflicto de intereses

ARTICULO 13. — Es incompatible con el ejercicio de la función pública:

a) dirigir, administrar, representar, patrocinar, asesorar, o, de cualquier otra


forma, prestar servicios a quien gestione o tenga una concesión o sea
proveedor del Estado, o realice actividades reguladas por éste, siempre que el
cargo público desempeñado tenga competencia funcional directa, respecto
de la contratación, obtención, gestión o control de tales concesiones,
beneficios o actividades;

b) ser proveedor por sí o por terceros de todo organismo del Estado en donde
desempeñe sus funciones.

ARTICULO 14. — Aquellos funcionarios que hayan tenido intervención


decisoria en la planificación, desarrollo y concreción de privatizaciones o
concesiones de empresas o servicios públicos, tendrán vedada su actuación
en los entes o comisiones reguladoras de esas empresas o servicios, durante
TRES (3) años inmediatamente posteriores a la última adjudicación en la que
hayan participado.
85

(Artículo sustituido por art. 1° del Decreto N° 862/2001 B.O. 2/7/2001).

ARTICULO 15. — En el caso de que al momento de su designación el


funcionario se encuentre alcanzado por alguna de las incompatibilidades
previstas en el Artículo 13, deberá:

a) Renunciar a tales actividades como condición previa para asumir el cargo.

b) Abstenerse de tomar intervención, durante su gestión, en cuestiones


particularmente relacionadas con las personas o asuntos a los cuales estuvo
vinculado en los últimos TRES (3) años o tenga participación societaria.

(Artículo sustituido por art. 2° del Decreto N° 862/2001 B.O. 2/7/2001).

ARTICULO 16. — Estas incompatibilidades se aplicarán sin perjuicio de las que


estén determinadas en el régimen específico de cada función.

ARTICULO 17. — Cuando los actos emitidos por los sujetos del artículo 1º
estén alcanzados por los supuestos de los artículos 13, 14 y 15, serán nulos de
nulidad absoluta, sin perjuicio de los derechos de terceros de buena fe. Si se
tratare del dictado de un acto administrativo, éste se encontrará viciado de
nulidad absoluta en los términos del artículo 14 de la ley 19.549.

Las firmas contratantes o concesionarias serán solidariamente responsables


por la reparación de los daños y perjuicios que por esos actos le ocasionen al
Estado.

CAPITULO VI

Régimen de obsequios a funcionarios públicos

ARTICULO 18. — Los funcionarios públicos no podrán recibir regalos,


obsequios o donaciones, sean de cosas, servicios o bienes, con motivo o en
86

ocasión del desempeño de sus funciones. En el caso de que los obsequios


sean de cortesía o de costumbre diplomática la autoridad de aplicación
reglamentará su registración y en qué casos y cómo deberán ser incorporados
al patrimonio del Estado, para ser destinados a fines de salud, acción social y
educación o al patrimonio histórico- cultural si correspondiere.

CAPITULO VII

Prevención sumaria

ARTICULO 19. — A fin de investigar supuestos de enriquecimiento


injustificado en la función pública y de violaciones a los deberes y al régimen
de declaraciones juradas e incompatibilidades establecidos en la presente ley,
la Comisión Nacional de Etica Pública deberá realizar una prevención sumaria.

ARTICULO 20. — La investigación podrá promoverse por iniciativa de la


Comisión, a requerimiento de autoridades superiores del investigado o por
denuncia.

La reglamentación determinará el procedimiento con el debido resguardo del


derecho de defensa.

El investigado deberá ser informado del objeto de la investigación y tendrá


derecho a ofrecer la prueba que estime pertinente para el ejercicio de su
defensa.

ARTICULO 21. — Cuando en el curso de la tramitación de la prevención


sumaria surgiere la presunción de la comisión de un delito, la comisión deberá
poner de inmediato el caso en conocimiento del juez o fiscal competente,
remitiéndole los antecedentes reunidos.
87

La instrucción de la prevención sumaria no es un requisito prejudicial para la


sustanciación del proceso penal.

ARTICULO 22. — Dentro del plazo de noventa días contados a partir de la


publicación de la presente ley, deberá dictarse la reglamentación atinente a la
prevención sumaria contemplada en este capítulo.

CAPITULO VIII

Comisión Nacional de Etica Pública

(Capítulo derogado por art. 8° de la Ley N° 26.857 B.O. 23/5/2013)

ARTICULO 23. — (Artículo derogado por art. 8° de la Ley N° 26.857 B.O.


23/5/2013)

ARTICULO 24. — (Artículo derogado por art. 8° de la Ley N° 26.857 B.O.


23/5/2013)

ARTICULO 25. — (Artículo derogado por art. 8° de la Ley N° 26.857 B.O.


23/5/2013)

CAPITULO IX

Reformas al Código Penal

ARTICULO 26. — Sustitúyese el artículo 23 del Código Penal por el siguiente:

Artículo 23: La condena importa la pérdida a favor del Estado nacional, de las
provincias o de los Municipios, salvo los derechos de restitución o
indemnización del damnificado y de terceros, de las cosas que han servido
para cometer el hecho y de las cosas o ganancias que son el producto o el
provecho del delito.
88

Si las cosas son peligrosas para la seguridad común, el comiso puede


ordenarse aunque afecte a terceros, salvo el derecho de éstos, si fueren de
buena fe, a ser indemnizados.

Cuando el autor o los partícipes han actuado como mandatarios de alguien o


como órganos, miembros o administradores de una persona de existencia
ideal, y el producto o el provecho del delito ha beneficiado al mandante o a la
persona de existencia ideal, el comiso se pronunciará contra éstos.

Cuando con el producto o el provecho del delito se hubiese beneficiado un


tercero a título gratuito, el comiso se pronunciará contra éste.

Si el bien decomisado tuviere valor de uso o cultural para algún


establecimiento oficial o de bien público, la autoridad nacional, provincial o
municipal respectiva podrá disponer su entrega a esas entidades. Si así no
fuere y tuviera valor comercial, aquélla dispondrá su enajenación. Si no
tuviera valor lícito alguno, se lo destruirá.

ARTICULO 27. — Sustitúyese el artículo 29 del Código Penal por el siguiente:

Artículo 29: La sentencia condenatoria podrá ordenar:

1. La reposición al estado anterior a la comisión del delito, en cuanto sea


posible, disponiendo a ese fin las restituciones y demás medidas necesarias.

2. La indemnización del daño material y moral causado a la víctima, a su


familia o a un tercero, fijándose el monto prudencialmente por el juez en
defecto de plena prueba.

3. El pago de las costas.

ARTICULO 28. — Sustitúyese el artículo 30 del Código Penal por el siguiente:


89

Artículo 30: La obligación de indemnizar es preferente a todas las que


contrajere el responsable después de cometido el delito, a la ejecución de la
pena de decomiso del producto o el provecho del delito y al pago de la multa.
Si los bienes del condenado no fueren suficientes para cubrir todas sus
responsabilidades pecuniarias, éstas se satisfarán en el orden siguiente:

1. La indemnización de los daños y perjuicios.

2. El resarcimiento de los gastos del juicio.

3. El decomiso del producto o el provecho del delito.

4. El pago de la multa.

ARTICULO 29. — Sustitúyese el artículo 67 del Código Penal por el siguiente:

Artículo 67: La prescripción se suspende en los casos de los delitos para cuyo
juzgamiento sea necesaria la resolución de cuestiones previas o prejudiciales,
que deban ser resueltas en otro juicio. Terminada la causa de la suspensión, la
prescripción sigue su curso.

La prescripción también se suspende en los casos de delitos cometidos en el


ejercicio de la función pública, para todos los que hubiesen participado,
mientras cualquiera de ellos se encuentre desempeñando un cargo público.

El curso de la prescripción de la acción penal correspondiente a los delitos


previstos en los artículos 226 y 227 bis, se suspenderá hasta el
restablecimiento del orden constitucional.

La prescripción se interrumpe por la comisión de otro delito o por secuela del


juicio.
90

La prescripción corre, se suspende o se interrumpe separadamente para cada


uno de los partícipes del delito, con la excepción prevista en el segundo
párrafo de este artículo.

ARTICULO 30. — Sustitúyese la rúbrica del capítulo VI del título XI del libro II
del Código Penal, por el siguiente: "Capítulo VI - Cohecho y tráfico de
influencias".

ARTICULO 31. — Sustitúyese el artículo 256 del Código Penal por el siguiente:

Artículo 256: Será reprimido con reclusión o prisión de uno a seis años e
inhabilitación especial perpetua, el funcionario público que por sí o por
persona interpuesta, recibiere dinero o cualquier otra dádiva o aceptare una
promesa directa o indirecta, para hacer, retardar o dejar de hacer algo
relativo a sus funciones.

ARTICULO 32. — Incorpórase como artículo 256 bis del Código Penal el
siguiente:

Artículo 256 bis: Será reprimido con reclusión o prisión de uno a seis años e
inhabilitación especial perpetua para ejercer la función pública, el que por sí o
por persona interpuesta solicitare o recibiere dinero o cualquier otra dádiva o
aceptare una promesa directa o indirecta, para hacer valer indebidamente su
influencia ante un funcionario público, a fin de que éste haga, retarde o deje
de hacer algo relativo a sus funciones.

Si aquella conducta estuviera destinada a hacer valer indebidamente una


influencia ante un magistrado del Poder Judicial o del Ministerio Público, a fin
de obtener la emisión, dictado, demora u omisión de un dictamen, resolución
o fallo en asuntos sometidos a su competencia, el máximo de la pena de
prisión o reclusión se elevará a doce años.
91

ARTICULO 33. — Sustitúyese el artículo 257 del Código Penal por el siguiente:

Artículo 257: Será reprimido con prisión o reclusión de cuatro a doce años e
inhabilitación especial perpetua, el magistrado del Poder Judicial o del
Ministerio Público que por sí o por persona interpuesta, recibiere dinero o
cualquier otra dádiva o aceptare una promesa directa o indirecta para emitir,
dictar, retardar u omitir dictar una resolución, fallo o dictamen, en asuntos
sometidos a su competencia.

ARTICULO 34.— Sustitúyese el artículo 258 del Código Penal por el siguiente:

Artículo 258: Será reprimido con prisión de uno a seis años, el que directa o
indirectamente diere u ofreciere dádivas en procura de alguna de las
conductas reprimidas por los artículos 256 y 256 bis, primer párrafo. Si la
dádiva se hiciere u ofreciere con el fin de obtener alguna de las conductas
tipificadas en los artículos 256 bis, segundo párrafo y 257, la pena será de
reclusión o prisión de dos a seis años. Si el culpable fuere funcionario público,
sufrirá además inhabilitación especial de dos a seis años en el primer caso y
de tres a diez años en el segundo.

ARTICULO 35. — Sustitúyese el artículo 265 del Código Penal por el siguiente:

Artículo 265: Será reprimido con reclusión o prisión de uno a seis años e
inhabilitación especial perpetua, el funcionario público que, directamente,
por persona interpuesta o por acto simulado, se interesare en miras de un
beneficio propio o de un tercero, en cualquier contrato u operación en que
intervenga en razón de su cargo.

Esta disposición será aplicable a los árbitros, amigables componedores,


peritos, contadores, tutores, curadores, albaceas, síndicos y liquidadores, con
respecto a las funciones cumplidas en el carácter de tales.
92

ARTICULO 36. — Incorpórase como artículo 258 bis del Código Penal el
siguiente:

Articulo 258 bis: Será reprimido con reclusión de uno a seis años e
inhabilitación especial perpetua para ejercer la función pública, el que
ofreciere u otorgare a un funcionario público de otro Estado, directa o
indirectamente, cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como
dádivas, favores, promesas o ventajas, a cambio de que dicho funcionario
realice u omita realizar un acto en el ejercicio de sus funciones públicas,
relacionados con una transacción de naturaleza económica o comercial.

ARTICULO 37. — Sustitúyese el artículo 266 del Código Penal por el siguiente:

Artículo 266: Será reprimido con prisión de uno a cuatro años e inhabilitación
especial de uno a cinco años, el funcionario público que, abusando de su
cargo, solicitare, exigiere o hiciere pagar o entregar indebidamente, por sí o
por interpuesta persona, una contribución, un derecho o una dádiva o
cobrase mayores derechos que los que corresponden.

ARTICULO 38. — Sustitúyese el artículo 268 (2) del Código Penal por el
siguiente:

Artículo 268 (2): Será reprimido con reclusión o prisión de dos a seis años,
multa del cincuenta por ciento al ciento por ciento del valor del
enriquecimiento e inhabilitación absoluta perpetua, el que al ser
debidamente requerido, no justificare la procedencia de un enriquecimiento
patrimonial apreciable suyo o de persona interpuesta para disimularlo,
ocurrido con posterioridad a la asunción de un cargo o empleo público y hasta
dos años después de haber cesado en su desempeño.
93

Se entenderá que hubo enriquecimiento no sólo cuando el patrimonio se


hubiese incrementado con dinero, cosas o bienes, sino también cuando se
hubiesen cancelado deudas o extinguido obligaciones que lo afectaban.

La persona interpuesta para disimular el enriquecimiento será reprimida con


la misma pena que el autor del hecho.

ARTICULO 39. — Incorpórase como artículo 268 (3) del Código Penal el
siguiente:

Artículo 268 (3): Será reprimido con prisión de quince días a dos años e
inhabilitación especial perpetua el que, en razón de su cargo, estuviere
obligado por ley a presentar una declaración jurada patrimonial y omitiere
maliciosamente hacerlo.

El delito se configurará cuando mediando notificación fehaciente de la


intimación respectiva, el sujeto obligado no hubiere dado cumplimiento a los
deberes aludidos dentro de los plazos que fije la ley cuya aplicación
corresponda.

En la misma pena incurrirá el que maliciosamente, falseare u omitiere insertar


los datos que las referidas declaraciones juradas deban contener de
conformidad con las leyes y reglamentos aplicables.

CAPITULO X

Publicidad y divulgación

ARTICULO 40. — La Comisión Nacional de Etica Pública y las autoridades de


aplicación en su caso, podrán dar a publicidad por los medios que consideren
necesarios, de acuerdo a las características de cada caso y a las normas que
94

rigen el mismo, las conclusiones arribadas sobre la producción de un acto que


se considere violatorio de la ética pública.

ARTICULO 41. — Las autoridades de aplicación promoverán programas


permanentes de capacitación y de divulgación del contenido de la presente
ley y sus normas reglamentarias, para que las personas involucradas sean
debidamente informadas.

La enseñanza de la ética pública se instrumentará como un contenido


específico de todos los niveles educativos.

ARTICULO 42. — La publicidad de los actos, programas, obras, servicios y


campañas de los órganos públicos deberá tener carácter educativo,
informativo o de orientación social, no pudiendo constar en ella, nombres,
símbolos o imágenes que supongan promoción personal de las autoridades o
funcionarios públicos.

CAPITULO XI

Vigencia y disposiciones transitorias

ARTICULO 43. — Las normas contenidas en los Capítulos I, II, V, VI, VIII, IX y X
de la presente ley entrarán en vigencia a los ocho días de su publicación.

Las normas contenidas en los Capítulos III y IV de la presente ley entrarán en


vigencia a los treinta días de su publicación.

Las normas contenidas en el Capítulo VII regirán a los noventa días de la


publicación de la ley, o desde la fecha en que entre en vigencia la
reglamentación mencionada en el artículo 22 si fuere anterior a la del
cumplimiento de aquel plazo.
95

ARTICULO 44. — Los magistrados, funcionarios y empleados públicos


alcanzados por el régimen de declaraciones juradas establecido en la presente
ley, que se encontraren en funciones a la fecha en que el régimen se ponga en
vigencia, deberán cumplir con las presentaciones dentro de los treinta días
siguientes a dicha fecha.

ARTICULO 45. — Los funcionarios y empleados públicos que se encuentren


comprendidos en el régimen de incompatibilidades establecido por la
presente ley a la fecha de entrada en vigencia de dicho régimen, deberán
optar entre el desempeño de su cargo y la actividad incompatible, dentro de
los treinta días siguientes a dicha fecha.

ARTICULO 46. — La Comisión Nacional de Etica Pública tomará a su cargo la


documentación que existiera en virtud de lo dispuesto por los decretos
7843/53, 1639/89 y 494/95. Derógase el decreto 494/95.

ARTICULO 47. — Se invita a las provincias al Gobierno Autónomo de la Ciudad


de Buenos Aires para que dicten normas sobre regímenes de declaraciones
juradas, obsequios e incompatibilidades vinculadas con la ética de la función
pública.

ARTICULO 48. — Comuníquese al Poder Ejecutivo. DADA EN LA SALA DE


SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, LOS VEINTINUEVE
DIAS DEL MES DE SEPTIEMBRE DEL AÑO MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y
NUEVE.

—REGISTRADO BAJO EL Nº 25.188 —

ALBERTO R. PIERRI. — CARLOS F. RUCKAUF. — Esther H. Pereyra Arandía de


Pérez Pardo. — Juan Estrada.
96

CODIGO DE ETICA DE LA FUNCION PUBLICA

Decreto 41/99

Aprobación. Bien Común, fin de la función pública. Definiciones y alcances.


Principios generales. Principios particulares. Régimen de regalos y otros
beneficios. Beneficios de origen externo. Beneficios otorgados entre
funcionarios. Impedimentos funcionales. Sanciones. Régimen de las
declaraciones juradas patrimoniales y financieras. Sujetos obligados.
Procedimiento.

Bs. As., 27/1/99

VISTO el Decreto Nº 152 del 14 de febrero de 1997 y su complementario el


Decreto Nº 878 del 1º de septiembre de 1997, y

CONSIDERANDO:

Que, desde el inicio mismo de su gestión, el Gobierno Nacional ha asumido el


firme compromiso de combatir la corrupción y promover las acciones
tendientes a incrementar el grado de transparencia en la Administración
Pública.

Que, en tal sentido, las transformaciones producidas en el marco de la


Reforma del Estado no sólo desarticularon los factores estructurales que
podían favorecer prácticas corruptas, sino que actuaron simultáneamente
sobre la recreación de valores como la estabilidad, la equidad, la
responsabilidad y la eficiencia.

Que, en consonancia con el compromiso asumido, nuestro país participó


activamente en la elaboración de la Convención Interamericana contra la
97

Corrupción, primer instrumento internacional mediante el cual los Estados de


América definen objetivos y adoptan obligaciones, no sólo desde el punto de
vista político sino también jurídico, en la lucha contra la corrupción.

Que la República Argentina ha ratificado, mediante la Ley Nº 24.759, la citada


Convención, la que como medida preventiva recomienda el dictado de
normas de conducta para el correcto, honorable y adecuado cumplimiento de
la función pública.

Que en ese contexto se inscribe la creación, mediante el Decreto Nº 152/97,


de la OFICINA NACIONAL DE ETICA PUBLICA en el ámbito de la PRESIDENCIA
DE LA NACION, con dependencia directa del Presidente de la Nación, con el
primordial objetivo de adoptar las medidas necesarias para la creación de un
verdadero clima ético en el seno de la Administración Pública.

Que la OFICINA NACIONAL DE ETICA PUBLICA, en cumplimiento de su


competencia y recogiendo la recomendación expresada en la Convención
Interamericana contra la Corrupción, ha elaborado una propuesta de Código
de Etica de la Función Pública, basado en la idea rectora de que el fin de la
función pública es la realización del bien común y orientado principalmente a
la educación ética y a la prevención de conductas disfuncionales que pudieran
facilitar la realización de actos de corrupción.

Que en el citado proyecto se establecen como Principios Generales que deben


guiar la acción del funcionario los de probidad, prudencia, justicia, templanza,
idoneidad y responsabilidad.

Que de ellos se desprenden los Principios Particulares, establecidos a partir de


concebir a la ética de la función pública con un criterio comprensivo no sólo
de lo relacionado con la honestidad, sino además con la calidad del trabajo, el
clima laboral y la atención del ciudadano.
98

Que el principio republicano de publicidad de los actos de gobierno obliga a


los funcionarios a manifestarse y actuar con veracidad y transparencia en la
gestión de los asuntos públicos.

Que, en defensa del interés general, ha de exigirse también a quienes ejercen


la función pública que preserven su independencia de criterio y eviten verse
involucrados en situaciones que pudieran comprometer su imparcialidad.

Que, asimismo, es deber inexcusable del funcionario público mantener una


conducta decorosa y digna y no utilizar las prerrogativas del cargo para la
obtención de beneficios personales.

Que, en este sentido, se incluyen en el Código de Etica de la Función Pública


disposiciones referidas a las limitaciones en la aceptación de beneficios o
regalos y la identificación de situaciones que pudieran configurar
impedimentos funcionales.

Que, asimismo, se establece un nuevo régimen para la declaración de la


situación patrimonial y financiera de los funcionarios con nivel de decisión,
cuyo contenido tendrá carácter público y será objeto de control y seguimiento
por parte de la OFICINA NACIONAL DE ETICA PUBLICA.

Que para la elaboración del proyecto se han considerado los antecedentes de


otros países, que han incorporado a sus ordenamientos códigos de ética para
la función pública.

Que, de acuerdo con lo dispuesto por el Decreto Nº 878/97, la OFICINA


NACIONAL DE ETICA PUBLICA constituyó el CONSEJO ASESOR DE ETICA
PUBLICA, convocando a representantes de organizaciones no
gubernamentales, entidades empresarias, profesionales y gremiales,
instituciones académicas y a personas con reconocida trayectoria.
99

Que, sobre la base de la propuesta presentada, el Consejo Asesor ha llevado a


cabo un amplio debate y ha concebido un proyecto de Código de Etica de la
Función Pública, destinado a convertirse en instrumento eficaz para guiar la
acción de la Administración Pública.

Que el presente acto se dicta en ejercicio de las atribuciones emergentes del


artículo 99, inciso 1, de la Constitución Nacional.

Por ello,

EL PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA

DECRETA:

Artículo 1º — Apruébase el CODIGO DE ETICA DE LA FUNCION PUBLICA,


aplicable a los funcionarios del PODER EJECUTIVO NACIONAL, el que como
Anexo integra el presente acto.

Art. 2º — Facúltase a la OFICINA NACIONAL DE ETICA PUBLICA a aprobar los


instrumentos necesarios para la aplicación del Régimen de Declaraciones
Juradas Patrimoniales y Financieras previsto en el Capítulo IV del Código de
Etica de la Función Pública, y a establecer un cronograma para la presentación
de las declaraciones juradas por parte de los funcionarios obligados de cada
jurisdicción o entidad.

Art. 3º — El régimen de declaraciones juradas patrimoniales establecido por


el Decreto Nº 494 del 5 de abril de 1995 conservará su vigencia en cada
jurisdicción o entidad hasta la fecha en que la Oficina Nacional de Etica
Pública disponga la aplicación del nuevo Régimen de Declaraciones Juradas
Patrimoniales y Financieras previsto en el Capítulo IV del Código de Etica de la
Función Pública.
100

Art. 4º — El régimen de requerimientos de justificación de incrementos


patrimoniales, establecido en el Capítulo III del Decreto Nº 494 del 5 de abril
de 1995, mantendrá su vigencia hasta tanto se dicte el régimen pertinente
que lo sustituya, a propuesta del MINISTERIO DE JUSTICIA, con intervención
de la PROCURACION DEL TESORO DE LA NACION.

Art. 5º — Dispónese que las Oficinas de Personal, Recursos Humanos o


equivalentes den la más amplia difusión al Código de Etica de la Función
Pública entre el personal del respectivo organismo.

Art. 6º — Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro


Oficial y archívese. — MENEM. — Jorge A. Rodríguez. — Raúl E. Granillo
Ocampo.

ANEXO

CODIGO DE ETICA DE LA FUNCION PUBLICA

PARTE GENERAL

CAPITULO I

FIN DE LA FUNCION PUBLICA

ARTICULO 1°-BIEN COMUN. El fin de la función pública es el bien común,


ordenado por las disposiciones de la Constitución Nacional, los tratados
internacionales ratificados por la Nación y las normas destinadas a su
regulación. El funcionario público tiene el deber primario de lealtad con su
país a través de las instituciones democráticas de gobierno, con prioridad a
sus vinculaciones con personas, partidos políticos o instituciones de cualquier
naturaleza.
101

CAPITULO II

DEFINICIONES Y ALCANCES

ARTICULO 2°-FUNCION PÚBLICA. A los efectos del presente Código, se


entiende por "función pública" toda actividad temporal o permanente,
remunerada u honoraria, realizada por una persona humana en nombre del
Estado o al servicio del Estado o de sus entidades, en cualquiera de sus niveles
jerárquicos.

ARTICULO 3°-FUNCIONARIO PUBLICO. A los efectos del presente Código, se


entiende por "funcionario público" cualquier funcionario o empleado del
Estado o de sus entidades, incluidos los que han sido seleccionados,
designados o electos para desempeñar actividades o funciones en nombre del
Estado o al servicio del Estado, en todos sus niveles jerárquicos. A tales
efectos, los términos "funcionarios", "servidor", "agente", "oficial" o
"empleado" se consideran sinónimos.

ARTICULO 4°-AMBITO DE APLICACION. Este Código rige para los funcionarios


públicos de todos los organismos de la Administración Pública Nacional,
centralizada y descentralizada en cualquiera de sus formas, entidades
autárquicas, empresas y sociedades del Estado y sociedades con participación
estatal mayoritaria, sociedades de economía mixta, Fuerzas Armadas y de
Seguridad, instituciones de la seguridad social del sector público, bancos y
entidades financieras oficiales y de todo otro ente en que el Estado Nacional o
sus entes descentralizados tengan participación total o mayoritaria de capital
o en la formación de las decisiones societarias, así como también de las
comisiones nacionales y los entes de regulación de servicios públicos.

ARTICULO 5°-INTERPRETACION. La Oficina Nacional de Etica Pública es el


órgano facultado para dictar las normas interpretativas y aclaratorias del
102

presente Código. Los dictámenes e instrucciones escritas emitidos por la


Oficina Nacional de Etica Pública son obligatorios para quienes los hubieran
requerido o fueran sus destinatarios.

El funcionario que ajuste su conducta a tales dictámenes o instrucciones


queda exento de responsabilidad ética y de sanción administrativo-
disciplinaria, salvo los casos en que hubiera violación evidente de la ley.

ARTICULO 6°-COMPROMISO. El ingreso a la función pública implica tomar


conocimiento del presente Código y asumir el compromiso de su debido
cumplimiento.

ARTICULO 7°-CONSULTAS. En aquellos casos en los cuales objetiva y


razonablemente se genere una situación de incertidumbre con relación a una
cuestión concreta de naturaleza ética, el funcionario público debe consultar a
la Oficina Nacional de Etica Pública.

CAPITULO III

PRINCIPIOS GENERALES

ARTICULO 8°-PROBIDAD. El funcionario público debe actuar con rectitud y


honradez, procurando satisfacer el interés general y desechando todo
provecho o ventaja personal, obtenido por sí o por interpósita persona.
También esta obligado a exteriorizar una conducta honesta.

ARTICULO 9°-PRUDENCIA. El funcionario público debe actuar con pleno


conocimiento de las materias sometidas a su consideración, con la misma
diligencia que un buen administrador emplearía para con sus propios bienes.
El ejercicio de la función pública debe inspirar confianza en la comunidad.
Asimismo, debe evitar acciones que pudieran poner en riesgo la finalidad de
103

la función pública, el patrimonio del Estado o la imagen que debe tener la


sociedad respecto de sus servidores.

ARTICULO 10.-JUSTICIA. El funcionario público debe tener permanente


disposición para el cumplimiento de sus funciones, otorgando a cada uno lo
que le es debido, tanto en sus relaciones con el Estado, como con el público,
sus superiores y subordinados.

ARTICULO 11.-TEMPLANZA. El funcionario público debe desarrollar sus


funciones con respeto y sobriedad, usando las prerrogativas inherentes a su
cargo y los medios de que dispone únicamente para el cumplimiento de sus
funciones y deberes. Asimismo, debe evitar cualquier ostentación que pudiera
poner en duda su honestidad o su disposición para el cumplimiento de los
deberes propios del cargo.

ARTICULO 12.-IDONEIDAD. La idoneidad, entendida como aptitud técnica,


legal y moral, es condición esencial para el acceso y ejercicio de la función
pública.

ARTICULO 13.-RESPONSABILIDAD. El funcionario público debe hacer un


esfuerzo honesto para cumplir con sus deberes. Cuanto más elevado sea el
cargo que ocupa un funcionario público, mayor es su responsabilidad para el
cumplimiento de las disposiciones de este Código.

CAPITULO IV

PRINCIPIOS PARTICULARES

ARTICULO 14.-APTITUD. Quien disponga la designación de un funcionario


público debe verificar el cumplimiento de los recaudos destinados a
comprobar su idoneidad. Ninguna persona debe aceptar ser designada en un
cargo para el que no tenga aptitud.
104

ARTICULO 15.-CAPACITACION. El funcionario público debe capacitarse para el


mejor desempeño de las funciones a su cargo, según lo determinan las
normas que rigen el servicio o lo dispongan las autoridades competentes.

ARTICULO 16.-LEGALIDAD. El funcionario público debe conocer y cumplir la


Constitución Nacional, las leyes y los reglamentos que regulan su actividad.
Debe observar en todo momento un comportamiento tal que, examinada su
conducta, ésta no pueda ser objeto de reproche.

ARTICULO 17.-EVALUACION. El funcionario público debe evaluar los


antecedentes, motivos y consecuencias de los actos cuya generación o
ejecución tuviera a su cargo.

ARTICULO 18.-VERACIDAD. El funcionario público esta obligado a expresarse


con veracidad en sus relaciones funcionales, tanto con los particulares como
con sus superiores y subordinados, y a contribuir al esclarecimiento de la
verdad.

ARTICULO 19.-DISCRECION. El funcionario público debe guardar reserva


respecto de hechos o informaciones de los que tenga conocimiento con
motivo o en ocasión del ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de los deberes
y las responsabilidades que le correspondan en virtud de las normas que
regulan el secreto o la reserva administrativa.

ARTICULO 20.-TRANSPARENCIA. El funcionario público debe ajustar su


conducta al derecho que tiene la sociedad de estar informada sobre la
actividad de la Administración.

ARTICULO 21.-DECLARACION JURADA PATRIMONIAL Y FINANCIERA. El


funcionario público debe presentar ante la Oficina Nacional de Etica Pública
una declaración jurada de su situación patrimonial y financiera, conforme
105

surge del Capítulo IV de la Parte Especial - Régimen de las Declaraciones


Juradas Patrimoniales y Financieras.

El control y seguimiento de la situación patrimonial y financiera de los


funcionarios públicos y la reglamentación del régimen de presentación de las
declaraciones juradas estarán a cargo de la Oficina Nacional de Etica Pública.

ARTICULO 22.-OBEDIENCIA. El funcionario público debe dar cumplimiento a


las órdenes que le imparta el superior jerárquico competente, en la medida
que reúnan las formalidades del caso y tengan por objeto la realización de
actos de servicio que se vinculen con las funciones a su cargo, salvo el
supuesto de arbitrariedad o ilegalidad manifiestas.

ARTICULO 23.-INDEPENDENCIA DE CRITERIO. El funcionario público no debe


involucrarse en situaciones, actividades o intereses incompatibles con sus
funciones. Debe abstenerse de toda conducta que pueda afectar su
independencia de criterio para el desempeño de las funciones.

ARTICULO 24.-EQUIDAD. El empleo de criterios de equidad para adecuar la


solución legal a un resultado más justo nunca debe ser ejecutado en contra de
los fines perseguidos por las leyes.

ARTICULO 25.-IGUALDAD DE TRATO. El funcionario público no debe realizar


actos discriminatorios en su relación con el público o con los demás agentes
de la Administración. Debe otorgar a todas las personas igualdad de trato en
igualdad de situaciones. Se entiende que existe igualdad de situaciones
cuando no median diferencias que, de acuerdo con las normas vigentes,
deben considerarse para establecer una prelación. Este principio se aplica
también a las relaciones que el funcionario mantenga con sus subordinados.
106

ARTICULO 26.-EJERCICIO ADECUADO DEL CARGO. El ejercicio adecuado del


cargo involucra el cumplimiento personal del presente Código, así como las
acciones encaminadas a la observancia por sus subordinados.

El funcionario público, mediante el uso de su cargo, autoridad, influencia o


apariencia de influencia, no debe obtener ni procurar beneficios o ventajas
indebidas, para sí o para otros.

Asimismo, con motivo o en ocasión del ejercicio de sus funciones, no debe


adoptar represalia de ningún tipo o ejercer coacción alguna contra
funcionarios u otras personas, que no emane del estricto ejercicio del cargo.

ARTICULO 27.-USO ADECUADO DE LOS BIENES DEL ESTADO. El funcionario


público debe proteger y conservar los bienes del Estado. Debe utilizar los que
le fueran asignados para el desempeño de sus funciones de manera racional,
evitando su abuso, derroche o desaprovechamiento.

Tampoco puede emplearlos o permitir que otros lo hagan para fines


particulares o propósitos que no sean aquellos para los cuales hubieran sido
específicamente destinados. No se consideran fines particulares las
actividades que, por razones protocolares, el funcionario deba llevar a cabo
fuera del lugar u horario en los cuales desarrolla sus funciones.

ARTICULO 28.-USO ADECUADO DEL TIEMPO DE TRABAJO. El funcionario


público debe usar el tiempo oficial en un esfuerzo responsable para cumplir
con sus quehaceres. Debe desempeñar sus funciones de una manera eficiente
y eficaz y velar para que sus subordinados actúen de la misma manera. No
debe fomentar, exigir o solicitar a sus subordinados que empleen el tiempo
oficial para realizar actividades que no sean las que se les requieran para el
desempeño de los deberes a su cargo.
107

ARTICULO 29.-COLABORACION. Ante situaciones extraordinarias, el


funcionario público debe realizar aquellas tareas que por su naturaleza o
modalidad no sean las estrictamente inherentes a su cargo, siempre que ellas
resulten necesarias para mitigar, neutralizar o superar las dificultades que se
enfrenten.

ARTICULO 30.-USO DE INFORMACION. El funcionario público debe abstenerse


de difundir toda información que hubiera sido calificada como reservada o
secreta conforme a las disposiciones vigentes. No debe utilizar, en beneficio
propio o de terceros o para fines ajenos al servicio, información de la que
tenga conocimiento con motivo o en ocasión del ejercicio de sus funciones y
que no esté destinada al público en general.

ARTICULO 31.-OBLIGACION DE DENUNCIAR. El funcionario público debe


denunciar ante su superior o las autoridades correspondientes, los actos de
los que tuviera conocimiento con motivo o en ocasión del ejercicio de sus
funciones y que pudieran causar perjuicio al Estado o constituir un delito o
violaciones a cualquiera de las disposiciones contenidas en el presente
Código.

ARTICULO 32.-DIGNIDAD Y DECORO. El funcionario público debe observar una


conducta digna y decorosa, actuando con sobriedad y moderación. En su trato
con el público y con los demás funcionarios, debe conducirse en todo
momento con respeto y corrección.

ARTICULO 33.-HONOR. El funcionario público al que se le impute la comisión


de un delito de acción pública, debe facilitar la investigación e implementar
las medidas administrativas y judiciales necesarias para esclarecer la situación
a fin de dejar a salvo su honra y la dignidad de su cargo. Podrá contar con el
patrocinio gratuito del servicio jurídico oficial correspondiente.
108

ARTICULO 34.-TOLERANCIA. El funcionario público debe observar, frente a las


críticas del público y de la prensa, un grado de tolerancia superior al que,
razonablemente, pudiera esperarse de un ciudadano común.

ARTICULO 35.-EQUILIBRIO. El funcionario público debe actuar, en el


desempeño de sus funciones, con sentido práctico y buen juicio.

PARTE ESPECIAL

CAPITULO I

REGIMEN DE REGALOS Y OTROS

BENEFICIOS

SECCION PRIMERA

BENEFICIOS DE ORIGEN EXTERNO

ARTICULO 36.-BENEFICIOS PROHIBIDOS. El funcionario público no debe,


directa o indirectamente, ni para sí ni para terceros, solicitar, aceptar o
admitir dinero, dádivas, beneficios, regalos, favores, promesas u otras
ventajas en las siguientes situaciones:

a) Para hacer, retardar o dejar de hacer tareas relativas a sus funciones.

b) Para hacer valer su influencia ante otro funcionario público, a fin de que
éste haga, retarde o deje de hacer tareas relativas a sus funciones.

c) Cuando resultare que no se habrían ofrecido o dado si el destinatario no


desempeñara ese cargo o función.
109

ARTICULO 37.-PRESUNCIONES. Se presume especialmente que el beneficio


está prohibido si proviene de una persona o entidad que:

a) Lleve a cabo actividades reguladas o fiscalizadas por el órgano o entidad en


el que se desempeña el funcionario

b) Gestione o explote concesiones, autorizaciones, privilegios o franquicias


otorgados por el órgano o entidad en el que se desempeña el funcionario.

c) Sea o pretendiera ser contratista o proveedor de bienes o servicios de la


Administración Pública Nacional.

d) Procure una decisión o acción del órgano o entidad en el que se


desempeña el funcionario.

e) Tenga intereses que pudieran verse significativamente afectados por la


decisión, acción, retardo u omisión del órgano o entidad en el que se
desempeña el funcionario.

ARTICULO 38.-EXCEPCIONES. Quedan exceptuados de la prohibición


establecida en el Artículo 36 inciso c):

a) Los reconocimientos protocolares recibidos de gobiernos, organismos


internacionales o entidades sin fines de lucro, en las condiciones en las que la
ley o la costumbre oficial admitan esos beneficios.

b) Los gastos de viaje y estadía recibidos de gobiernos, instituciones de


enseñanza o entidades sin fines de lucro, para el dictado de conferencias,
cursos o actividades académico-culturales, o la participación en ellas, siempre
que ello no resultara incompatible con las funciones del cargo o prohibido por
normas especiales.
110

c) Los regalos o beneficios que por su valor exiguo, según las circunstancias,
no pudieran razonablemente ser considerados como un medio tendiente a
afectar la recta voluntad del funcionario.

La autoridad de aplicación determinará los supuestos en que corresponde el


registro e incorporación al patrimonio del Estado de los beneficios recibidos
en las condiciones del inciso a) los que, según su naturaleza, se destinarán a
fines de salud, acción social, educación o al patrimonio histórico cultural.

SECCION SEGUNDA

BENEFICIOS OTORGADOS ENTRE FUNCIONARIOS

ARTICULO 39.-BENEFICIOS PROHIBIDOS. El funcionario público no debe,


directa o indirectamente, otorgar ni solicitar regalos, beneficios, promesas u
otras ventajas a otros funcionarios.

ARTICULO 40.-EXCLUSION. Quedan excluidos de la prohibición establecida en


el artículo precedente, los regalos de menor cuantía que se realicen por
razones de amistad o relaciones personales con motivo de acontecimientos
en los que resulta usual efectuarlos.

CAPITULO II

IMPEDIMENTOS FUNCIONALES

ARTICULO 41.-CONFLICTO DE INTERESES. A fin de preservar la independencia


de criterio y el principio de equidad, el funcionario público no puede
mantener relaciones ni aceptar situaciones en cuyo contexto sus intereses
personales, laborales, económicos o financieros pudieran estar en conflicto
con el cumplimiento de los deberes y funciones a su cargo.
111

Tampoco puede dirigir, administrar, asesorar, patrocinar, representar ni


prestar servicios, remunerados o no, a personas que gestionen o exploten
concesiones o privilegios o que sean proveedores del Estado, ni mantener
vínculos que le signifiquen beneficios u obligaciones con entidades
directamente fiscalizadas por el órgano o entidad en la que se encuentre
desarrollando sus funciones.

ARTICULO 42.-EXCUSACION. El funcionario público debe excusarse en todos


aquellos casos en los que pudiera presentarse conflicto de intereses.

ARTICULO 43.-NEPOTISMO O FAVORITISMO. El funcionario público no debe


designar parientes o amigos para que presten servicios en la repartición a su
cargo prescindiendo del requisito de idoneidad debidamente acreditado.

ARTICULO 44.-ACUMULACION DE CARGOS. El funcionario que desempeñe un


cargo en la Administración Pública Nacional no debe ejercer otro cargo
remunerado en el ámbito nacional, provincial o local, sin perjuicio de las
excepciones que establezcan y regulen los regímenes especiales.

ARTICULO 45.-PRESENTACION DE DECLARACION JURADA DE ACTIVIDADES. El


funcionario público debe declarar los cargos y funciones, públicos y privados,
ejercidos durante el año anterior a la fecha de ingreso y los que desempeñe
posteriormente.

ARTICULO 46.-PERIODO DE CARENCIA. El funcionario público no debe,


durante su empleo y hasta UN (1 ) año después de su egreso, efectuar o
patrocinar para terceros, trámites o gestiones administrativas, se encuentren
o no directamente a su cargo, ni celebrar contratos con la Administración
Pública Nacional, cuando tengan vinculaciones funcionales con la actividad
que desempeñe o hubiera desempeñado.
112

CAPITULO III

SANCIONES

ARTICULO 47.-SANCIONES. La violación de lo establecido en el presente


Código hace pasible a los funcionarios públicos de la aplicación de las
sanciones previstas en el Régimen Jurídico Básico de la Función Pública,
aprobado por la Ley N° 22.140, o en el régimen que le sea aplicable en virtud
del cargo o función desempeñada, sin perjuicio de las responsabilidades
civiles y penales establecidas en las leyes.

ARTICULO 48.-PROCEDIMIENTO. En caso de violaciones al presente Código,


los responsables de cada jurisdicción o entidad, de oficio o a requerimiento de
la Oficina Nacional de Etica Pública, deben instruir sumario o poner en
funcionamiento los mecanismos necesarios para deslindar las
responsabilidades que en cada caso correspondan, con intervención de los
servicios jurídicos respectivos.

ARTICULO 49.-REGISTRO. Las resoluciones firmes recaídas en los sumarios


sustanciados con motivo de las transgresiones a este Código deben ser
comunicadas a la Oficina Nacional de Etica Pública, la que deberá llevar un
registro actualizado de ellas.

CAPITULO IV

REGIMEN DE LAS DECLARACIONES JURADAS PATRIMONIALES Y FINANCIERAS

SECCION PRIMERA

CARACTER DE LA DECLARACION JURADA PATRIMONIAL Y FINANCIERA


113

ARTICULO 50.-PUBLICIDAD. El contenido de las Declaraciones Juradas


Patrimoniales y Financieras tendrá carácter público y podrá ser consultado, en
la Oficina Nacional de Etica Pública, mediante la presentación por escrito de
una solicitud indicando:

a) Nombre, tipo y número de documento, profesión y domicilio del


consultante.

b) En su caso, nombre y domicilio de la entidad en cuya representación se


realiza la consulta.

c) Interés que motiva la consulta.

d) Que se notifica de las limitaciones que existen para la obtención y


utilización del contenido de la Declaración Jurada Patrimonial y Financiera.

La Oficina Nacional de Ética Pública podrá disponer la publicación en el


Boletín Oficial de la información sobre el cumplimiento de la presentación de
la Declaración Jurada Patrimonial y Financiera de los obligados. Dicha
información también podrá ser difundida mediante la administración de una
página propia en INTERNET.

ARTICULO 51.-LIMITACIONES. La información obtenida de la Declaración


Jurada Patrimonial y Financiera no podrá ser utilizada para:

a) Propósitos ilegales.

b) Fines lucrativos, de especulación o exclusivamente comerciales

c) Determinar el nivel de crédito de una persona.

d) Obtener dinero u otros beneficios con fines políticos, en forma directa o


indirecta.
114

ARTICULO 52.-COMUNICACION AL FUNCIONARIO. La Oficina Nacional de Etica


Pública deberá poner en conocimiento del funcionario declarante que se ha
entregado información correspondiente a su declaración jurada, indicando los
datos del interesado que la haya solicitado.

SECCION SEGUNDA

SUJETOS OBLIGADOS - PROCEDIMIENTO

ARTICULO 53.-SUJETOS COMPRENDIDOS. Están comprendidos en la


obligación de presentar la Declaración Jurada Patrimonial y Financiera los
siguientes funcionarios:

a) Presidente y Vicepresidente de la Nación.

b) Jefe de Gabinete de Ministros, Ministros, Secretarios de la Presidencia de la


Nación, Secretarios y Subsecretarios.

c) Autoridades superiores de los organismos descentralizados, cualquiera sea


su naturaleza jurídica, comprendidos dentro del ámbito de aplicación
establecido en el artículo 4°.

d) Interventores federales y funcionarios que designen con nivel no inferior a


Director o equivalente.

e) Funcionarios con categoría o función no inferior a Director, Gerente o


niveles equivalentes, de carácter permanente o transitorio, y titulares de
cargos con funciones ejecutivas en todos sus niveles, de la Administración
Pública Nacional centralizada o descentralizada, dentro del ámbito de
aplicación establecido en el artículo 4°.
115

f) Representantes del Estado Nacional en entidades interjurisdiccionales e


internacionales.

g) Funcionarios de las categorías A, B y C del cuadro permanente activo del


Servicio Exterior de la Nación, Embajadores políticos y funcionarios de otros
organismos de la Administración Pública Nacional que presten servicios en el
exterior.

h) Titulares de Unidades Ejecutoras de Proyectos financiados total o


parcialmente por organismos internacionales de crédito y coordinadores de
programas.

i) Personal en actividad de las Fuerzas Armadas, Policía Federal, Gendarmería


Nacional, Prefectura Naval y Servicio Penitenciario Federal con jerarquía de
oficial superior o equivalente.

j) Funcionarios de la Administración Federal de Ingresos Públicos y de la


Dirección Nacional de Migraciones con nivel no inferior a Jefe de
Departamento o equivalente y quienes cumplan funciones de control.

k) Interventores o liquidadores de organismos pertenecientes o administrados


por el Estado Nacional.

l) Rectores, Decanos, Secretarios de Universidades y Facultades Nacionales.

m) Miembros de los organismos administrativos con funciones


jurisdiccionales.

n) Asesores de Gabinete.

ñ) Funcionarios que intervengan en la gestión de fondos públicos; administren


patrimonios públicos o privados por decisión de la Administración Pública
116

Nacional; integren comisiones de adjudicación en procesos licitatorios; sean


responsables de la compra o recepción de bienes o de otorgar habilitaciones
o autorizaciones.

ARTICULO 54.-CONTENIDO. Las Declaraciones Juradas Patrimoniales y


Financieras contendrán una nómina, detallada y completa, de los bienes,
créditos, deudas e ingresos del declarante, su cónyuge e hijos menores no
emancipados con especial individualización de los que se indican a
continuación:

a) Bienes inmuebles, radicados en el país o en el extranjero, y las mejoras


realizadas, con indicación de su valor fiscal, fecha de adquisición y origen de
los fondos.

b) Bienes muebles registrables, radicados en el país o en el extranjero.

c) Otros bienes muebles como equipos, instrumental, joyas, objetos de arte y


semovientes, cuyo valor sea superior a cinco mil pesos ($ 5.000) en forma
individual o a veinte mil pesos ($ 20.000) en su conjunto.

d) Inversiones en títulos, acciones y valores, cotizables en Bolsa o no;


participación en explotaciones personales o en sociedades, con indicación del
valor, fecha de adquisición y origen de los fondos.

e) Depósitos en bancos u otras entidades financieras en el país o en el


extranjero.

f) Créditos y deudas hipotecarias, prendarias y comunes.

g) Dinero en efectivo, en moneda nacional o extranjera.


117

h) Funciones desempeñadas en carácter de fideicomisario, mandatario, gestor


o consultor de cualquier tipo de sociedad u organización, con o sin fines de
lucro.

i) Fuente, tipo y monto de los ingresos y egresos derivados del trabajo en


relación de dependencia, de la prestación de servicios para terceros sin
relación de dependencia o del ejercicio de otras actividades o funciones
independientes.

j) Ingresos derivados de rentas y sistemas previsionales.

ARTICULO 55.-OPORTUNIDAD Y CARACTER DE LA PRESENTACION. El


funcionario comprendido en el presente régimen deberá entregar la
Declaración Jurada Patrimonial y Financiera en dos ejemplares idénticos, en
sobres cerrados de un mismo tenor, ante la oficina de personal,
administración o recursos humanos de la respectiva jurisdicción u organismo,
dentro de los DIEZ (10) días siguientes a la asunción del cargo o notificación
del acto mediante el cual se produjo su designación, promoción o asignación
de funciones, y al cese de su función.

La Oficina Nacional de Etica Pública podrá otorgar prórroga para la entrega de


la Declaración Jurada Patrimonial y Financiera, cuando razones fundadas así lo
justifiquen, la que no podrá exceder el plazo de TREINTA (30) días.

ARTICULO 56.-RENOVACION. Las Declaraciones Juradas Patrimoniales y


Financieras deberán ser renovadas anualmente, en las fechas que determine
la Oficina Nacional de Etica Pública para cada jurisdicción y organismo.

ARTICULO 57.-TERMINOS DE LA PRESENTACION. La Oficina Nacional de Etica


Pública será responsable de hacer conocer a los obligados los términos dentro
de los cuales deberán dar cumplimiento a la presentación de las
118

Declaraciones Juradas Patrimoniales y Financieras, así como sus alcances,


cuando fuere solicitado.

ARTICULO 58.-RECIBO PROVISORIO. La oficina de personal, administración o


recursos humanos de cada jurisdicción u organismo extenderá al funcionario
declarante un recibo provisorio, al momento de la efectiva presentación de la
Declaración Jurada Patrimonial y Financiera. Asimismo, esta dependencia será
responsable de llevar un registro de los funcionarios obligados a la
presentación, en el cual deberá dejar constancia del cumplimiento.

ARTICULO 59.-PLAZO DE REMISION. Uno de los ejemplares de la Declaración


Jurada Patrimonial y Financiera presentada por el funcionario obligado,
deberá ser remitido por la dependencia respectiva, en sobre cerrado, a la
Oficina Nacional de Etica Pública, dentro de los CINCO (5) días siguientes al
vencimiento del plazo previsto para su presentación. El otro ejemplar será
remitido a la Escribanía General de Gobierno de la Nación, a los efectos de su
conservación y custodia, de acuerdo con lo previsto por la Ley N° 21.890.

ARTICULO 60.-CONSTANCIAS DE PRESENTACION. La remisión de las


Declaraciones Juradas Patrimoniales y Financieras por parte de las respectivas
dependencias a la Oficina Nacional de Etica Pública, deberá ser acompañada
por un detalle en el que se dejará constancia de los funcionarios que hubieran
presentado o no dicha declaración una vez vencido el plazo de intimación
previsto en el artículo siguiente.

ARTICULO 61.-INTIMACION. Vencido el plazo de presentación de la


Declaración Jurada Patrimonial y Financiera sin que ésta se hubiera
efectivizado, la respectiva oficina de personal, administración o recursos
humanos deberá intimar al responsable para que, dentro de los CINCO (5)
días siguientes, proceda a su cumplimiento. Dicha circunstancia deberá ser
notificada a la Oficina Nacional de Etica Pública.
119

La falta de presentación de la Declaración Jurada Patrimonial y Financiera una


vez vencido el plazo indicado en el párrafo precedente, será considerada falta
grave de acuerdo con lo establecido en los respectivos regímenes.

La Oficina Nacional de Etica Pública deberá notificar el incumplimiento del


funcionario a la máxima autoridad de la cual aquel dependa, a fin de que se
disponga la instrucción de las respectivas actuaciones sumariales a través de
la Procuración del Tesoro de la Nación o del servicio jurídico correspondiente.

ARTICULO 62.-APERTURA DEL SOBRE Y RECIBO DEFINITIVO. La Oficina


Nacional de Etica Pública procederá a la apertura del sobre y a controlar que
la Declaración Jurada Patrimonial y Financiera se encuentre debidamente
confeccionada y completa, extendiendo el recibo definitivo en caso de que así
fuera.

Cuando se detecten errores u omisiones, deberá requerirse al funcionario


declarante que salve el error u omisión en que hubiera incurrido dentro del
plazo de CINCO (5) días. El incumplimiento por parte del requerido será
considerado falta grave.

El recibo definitivo emitido por la Oficina Nacional de Etica Pública será


remitido a los funcionarios, por intermedio de la oficina de personal,
administración o recursos humanos de la respectiva jurisdicción u organismo
al que pertenezca.

ARTICULO 63.-CARACTER DEL RECIBO DEFINITIVO. El recibo que extienda la


Oficina Nacional de Ética Pública no implicará pronunciamiento alguno acerca
de los datos consignados en la Declaración Jurada Patrimonial y Financiera.
120

ARTICULO 64.-CONTROL Y SEGUIMIENTO. La Oficina Nacional de Etica Pública


podrá efectuar todos los controles necesarios y solicitar al funcionario
declarante las aclaraciones que considere pertinentes.

En este último supuesto, le otorgará un plazo no mayor a CINCO (5) días para
que proceda a brindar las explicaciones o aclaraciones requeridas.

En caso de considerar insatisfactorias o insuficientes las aclaraciones


brindadas o cuando de las verificaciones realizadas surgieran irregularidades,
la Oficina Nacional de Etica Pública, con el respectivo dictamen, deberá
remitir lo actuado a la máxima autoridad de quien dependa el funcionario, la
que deberá disponer la instrucción de las pertinentes actuaciones sumariales
a través de la Procuración del Tesoro de la Nación o del servicio jurídico
respectivo. La resolución que se dicte en el respectivo sumario, una vez firme,
deberá ser comunicada a la Oficina Nacional de Etica Pública.

En caso de tratarse de autoridades sujetas al procedimiento del juicio político


establecido por los artículos 53 y 60 de la Constitución Nacional, la Oficina
Nacional de Ética Pública procederá a poner tal circunstancia en conocimiento
del Poder Ejecutivo Nacional y de la Honorable Cámara de Diputados del
Congreso de la Nación.

ARTICULO 65.-PLAZO DE GUARDA. Las Declaraciones Juradas Patrimoniales y


Financieras deberán ser conservadas por la Escribanía General de Gobierno de
la Nación y la Oficina Nacional de Ética Pública, por el término de DIEZ (10)
años contados a partir del cese en las funciones del respectivo funcionario, o
por el plazo que impongan las actuaciones administrativas o judiciales que lo
involucren.

ARTICULO 66.-REQUERIMIENTO DE LA DECLARACION. La Declaración Jurada


Patrimonial y Financiera original o el sobre cerrado que la contenga, sólo
121

podrán ser entregados por la Oficina Nacional de Etica Pública o la Escribanía


General de Gobierno de la Nación, en los términos y condiciones que
establezcan las leyes de la Nación o en los siguientes supuestos:

a) Cuando se instruya sumario administrativo y por solicitud de la Procuración


del Tesoro de la Nación.

b) A solicitud del Síndico General de la Nación, en el marco de las atribuciones


que le acuerda la Ley N° 24.156.

c) A solicitud del Procurador General de la Nación en el ámbito de su


competencia.

d) A requerimiento del Juez competente.

En todos los casos, la Declaración Jurada Patrimonial y Financiera o el sobre


que la contenga, según sea la dependencia requerida, deberán entregarse
bajo recibo.

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