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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular de Economía y Finanzas

Escuela Nacional de Administración y Hacienda Pública

4to Semestre Mención Aduana y Comercio Exterior

Reconocimiento

Estudiante: José Álvarez

Profesor: William Moya

Caracas, Octubre de 2019


Evolución Histórica Voces disonantes en la doctrina

El siglo XX inicia con la voluntad de centralización política sobrevenida de los


postulados de la Modernidad todavía presente en el ámbito de las doctrinas de
derecho internacional. En su gran mayoría, sus manuales y ensayos son marcados por
la exaltación del Estado como apogeo de la aventura humana. En el derecho
internacional, la sombra del gigante parece flamear soberana e intocable. Un reflejo
claro de este fenómeno se encontraba en la voz del francés Henri Bonfils, que en su
manual de derecho internacional, publicado en 1905, afirmaba:

Los Estados considerados como miembros de la comunidad internacional son, por


excelencia, las personas internacionales capaces de ser o de tornarse los sujetos
activos y pasivos de derechos primordiales y naturales de derechos contingentes y
positivos estipulados en los tratados o consagrados por la costumbre, de poseer un
dominio, un patrimonio y de ejercer sobre este patrimonio potencia y dominación.
Pero, ¿Son ellos las únicas personas internacionales? Sí, las únicas, si se toman los
términos personas internacionales como sinónimos y equivalentes de miembros de la
comunidad internacional. De esta comunidad formada por la voluntad implícita de
ellos, los Estados son, de hecho, los únicos miembros, en su calidad de organismos
políticos.1

La voz de Bonfils se destaca en medio de un coro de juristas que apoyan sus tesis en
el más amplio estatalismo. A los demás sujetos, este coro reconocía un oscuro ángulo
en el panthéon del derecho internacional. Estudiados como resquicios de una era
perdida, la Santa Sede y la Soberana Orden Militar de Malta parecían más objetos de
una especie de paleontología del derecho internacional.2

Las mejores doctrinas del inicio del siglo XX parecían retratar el auge de un gran
desfile en homenaje al titán construido por los más célebres filósofos y juristas de la
Modernidad. En su altar, el Estado era presentado como resplandeciente, conduciendo
el necesario asfixio de cualquier ímpetu por parte de los demás postulantes a la
subjetividad jurídica internacional.

Ya en la segunda década del siglo XX, los atentos juristas italianos Santi Romano 3 y
Giuseppe Capograssi4 observaron, perplejos, los primeros síntomas de aquel
fenómeno que muchas décadas después vendría a ser llamado por los autores de los
tiempos “globalizados” como “corrosión de la soberanía estatal”.
De acuerdo a la Enciclopedia Jurídica (S.a. s.f.) se entiende por reconocimiento “a la
presencia de una formación política o de un gobierno nuevos, creados por medios de
hechos, siendo su objeto dar entrada en el orden jurídico internacional a esa
formación o gobierno.”

Es decir, el reconocimiento consiste en una manifestación unilateral de voluntad de


un Estado mediante la que se reconoce la existencia de una determinada situación
Jurídica, tal y como sería el caso de la existencia de un Estado, de un gobierno o de
un comité de liberación nacional.” (Rojas, 2010).

En este sentido Hedergen (2005) nos menciona que el reconocimiento se trata “de un
negocio jurídico unilateral, en el cual un Estado certifica que para él existe una
determinada situación jurídica”. Es decir, este autor nos menciona el significado de
realizar un reconocimiento en la actualidad, es que éste “reside ante todo en la
aclaración de las situaciones jurídicas dudosas entre los sujetos de derecho
internacional participantes.”

El reconocimiento se puede dar entre Estados, gobiernos, gobiernos de facto,


movimientos beligerantes, comités de liberación nacionales, es la aceptación o
confirmación de aceptar la existencia al Estado.

Reconocimiento de los Estados La Enciclopedia Jurídica (S.a., s.f.) nos describe que
el reconocimiento del Estado “es el acto por el que otros declaran que tratarán a esa
agrupación como a un Estado otorgándole la categoría de sujeto del Derecho
Internacional, investido de capacidad juridicial.”

Además, dentro de su Artículo 14 menciona la implicación del reconocimiento de los


Estados al decir que:

“el reconocimiento implica que el Estado que lo otorga acepta la personalidad


del nuevo Estado con todos los derechos y deberes que, para uno y otro,
determina el derecho internacional.”

Por lo que, una vez que el Estado realiza un reconocimiento, acepta al otro Estado
con todo lo que conlleva de acuerdo al Derecho Internacional. Antes de determinar
cuándo un Estado puede ser reconocido, es necesario que éste cumpla con tres
elementos, los cuales son: (Rojas, 2010)

Territorio Poder Pueblo


Es importante mencionar lo que Rojas (2010) nos indica sobre que “la conclusión por
parte de un Estado de tratados multilaterales del que es parte otro Estado al que no ha
reconocido, no implica su reconocimiento.” Pero, en el determinado caso en el que un
Estado haya manifestado su voluntad para que otro Estado entre a formar parte de la
organización internacional, esto implicaría su reconocimiento tácito.

Clases de Reconocimiento

Clases de Reconocimiento:

1. Desde el punto de vista de número de países que haga el reconocimiento:

Individual: sólo lo realiza un solo Estado.

Colectivo: el que practican conjuntamente varios países.

2. Desde el punto de vista de la forma de hacer el reconocimiento:

• Expreso: implica una manifestación de voluntad claramente emitida para externar el


criterio del estado en el sentido de que otorga el reconocimiento.

• Tácito: se deduce a la conducta del Estado, aunque no declara literalmente que


otorga el reconocimiento, la conducta que despliega permite deducir que existe ese
reconocimiento.

3. Desde el punto de vista del tiempo en el que se produce el reconocimiento:

• Oportuno: se produce en el momento más idóneo, sin producir esperas


injustificadas.

• Demorado: aquel que no se produce cuando ya hay elementos objetivos suficientes


para que se otorgue y se retarda injustificadamente para el Estado.

• Prematuro: Aquel que por implicar una situación ventajosa para el Estado que
otorga el reconocimiento, da lugar a anticipar resultados aún inciertos.

4. Desde el punto de vista de la exigencia de contraprestaciones:

• Libre: aquel que el Estado otorgante lo da sin exigir determinadas


contraprestaciones.

• Condicionado: el Estado otorgante del reconocimiento, de manera ventajosa,


pretende se le den contraprestaciones pactadas.

5. Desde el punto de vista de que haya o no solicitud del reconocimiento:


• Oficioso: se otorga sin que media una solicitud para que el reconocimiento se
produzca.

• Solicitado: aquel en el que el Estado, Gobierno o el grupo interesado solicita que se


emita el reconocimiento.

6. Desde el punto de vista del carácter provisional o definitivo que puede tener un
reconocimiento:

• De facto: es provisional y está sujeto a que las condiciones de quien ha recibido el


reconocimiento mejoren, o de empeorar la situación éste puede retirarse o
desaparecer automáticamente.

• De jure: es definitivo y no requiere ya otro ulterior reconocimiento.

7. Desde el punto de vista del objeto o materia del reconocimiento éste puede ser de
Estado, de gobierno, de facto, de Gobierno de jure, gobierno en el exilio, insurgencia,
beligerancia, independencia o nación.

Si no es reconocido se le está negando el ingreso jurídico a la comunidad


internacional y, por tanto, no esté en condiciones de celebrar tratados internacionales
y de ejercer activa y pasivamente el derecho de legación.

Si un solo Estado otorga el reconocimiento, entonces se adquiere el carácter de sujeto


de Derecho Internacional Público, aunque su margen de acción se ve reducido por la
falta de reconocimiento de la comunidad en general.

En realidad, el reconocimiento de gobierno se convierte en un problema cuando un


hombre o grupo de hombres, sin seguir el procedimiento constitucional interno,
accede al poder de manera irregular (de facto), lo que provoca la necesidad del
reconocimiento para que se le admita como representante de ese Estado frente a la
Comunidad Internacional.

No se pueden condenar a todos los gobiernos que acceden al poder de una manera
contraria a sus propias regulaciones internas.

La diferencia entre el reconocimiento de iure y de facto es meramente política y no


produce efectos legales.
Significado de reconocimiento:

a) Se motiva en una consideración subjetiva del estado otorgante, al estimar que el


gobierno no reúne los requisitos que el mismo juzga esenciales para otorgar el
reconocimiento definitivo.

b) El reconocimiento definitivo pues, no requiere un reconocimiento ulterior, puede


ser posterior al reconocimiento de facto o producirse directamente como de iure.

c) El reconocimiento de facto desemboca en el reconocimiento de iure cuando se


obtienen posteriormente por el gobierno los requisitos necesarios, según el otorgante,
o bien concluye con el retiro del reconocimiento provisional concedido,

d) El reconocimiento de facto no involucra necesariamente el intercambio de


representación diplomática.

f) El reconocimiento de facto sí otorga al gobierno una inmunidad de jurisdicción


frente a los tribunales del país que ha otorgado el reconocimiento.

Según la cual, antes del reconocimiento, la comunidad política en cuestión, no tiene


la cualidad plena de Estado, de sujeto de Derecho Internacional, viniendo a ser el
reconocimiento de los otros Estados lo que le da tal cualidad.

Así, la podemos entender como aquella en la cual, se considera que el Estado sólo
adquiere la categoría de sujeto de la comunidad internacional hasta que se produce el
reconocimiento por otros Estados.

Reconocimiento = acción y efecto de reconocer.

Reconocer, proviene del latín recognoscére -> "examinar con cuidado a una persona o
cosa para enterarse de su identidad, naturaleza y circunstancias.

En las relaciones internacionales -> “la aceptación de un nuevo estado de cosas”.

Formas de Reconocimiento de Gobierno

La Doctrina Tobar es el nombre con el que se conoce a una exhortación hecha por el
canciller de Ecuador Carlos R. Tobar en 1906.

En esta declara que los gobiernos latinoamericanos, en defensa de la legítima


democracia, deben evitar dar reconocimiento a los gobiernos de facto, gobiernos
surgidos a partir de acciones de fuerza
El Secretario Estrada enunció esta doctrina, mediante un documento enviado a los
representantes de México en el extranjero, con fecha del 27 de septiembre de 1930.

Efectos del no reconocimiento de Gobierno

"Las repúblicas americanas por su buen nombre y crédito, aparte de otras


consideraciones humanitarias y altruistas, deben intervenir de modo indirecto en las
discusiones intestinas de las repúblicas del Continente. Esta intervención podría
consistir, a lo menos, en el no reconocimiento de los gobiernos de hecho surgidos de
las revoluciones contra la Constitución."

El no reconocimiento tiene como efecto que el estado que niega el reconocimiento no


enviará, ni recibirá, representantes diplomáticos o consulares y no concluirá tratados
con dicho Estado.

Sin embargo, el no reconocimiento no libera a dicho gobierno del cumplimiento de


sus deberes internacionales, como tratados celebrados con el Estado que ha negado el
reconocimiento.

No debemos confundir el reconocimiento de Estado con el de gobierno, pues se trata


de cuestiones diferentes, aunque vinculadas.
Bibliografía

https://moodle2.unid.edu.mx/dts_cursos_mdl/SF/ejec/DER/DIP/S09/DIP09_Lectura.pdf

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