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Agosto
Agosto
Esta importante batalla se llevó cabo en la Pampa de Junín (Centro del Perú) el 6 de
agosto de 1824. Fue un triunfo de la caballería del Ejército Unido Libertador de
Simón Bolívar sobre la caballería realista que comandaba el español José de
Canterac.
Por fortuna, el batallón Húsares del Perú estaba en la reserva. Su jefe, Isidoro
Suárez, recibió una falsa orden de Andrés Rázuri y ordenó entrar en combate. Los
húsares peruanos entraron a la carga y embistieron a los españoles que estaban ya
desorganizados. La caballería patriota fue reorga nizada por Guillermo Miller y regresó
al combate provocando la huída de los jinetes realistas.
Canterac se reunió con su ejército y huyeron rumbo al Cusco. Mientras que Simón
Bolívar pudo tomar Huancayo y avanzar hacia el sur del Perú. Por su meritoria
participación, Bolívar rebautizó a los Húsares del Perú como los Húsares de Junín.
El General Don José de San Martín, fue uno de los hombres más comprometidos con
la Emancipación Americana, se dice que fue de alma noble por lo mucho que se
involucró con el ideal de muchos p ueblos de constituirse con libertad, pues él vino a
liberar pueblos y no a conquistar gobiernos.
Nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, provincia de Misiones -Argentina; su
educación la inició en Buenos Aires y a la edad de 8 años viajó a España para
continuar sus estudios en el Seminario de los Nobles de Madrid. A los 12 años se
enroló al ejército español, participando en muchas batallas.
Regreso luego a Buenos Aires para luchar por la libertad de su país, independizó
luego Chile y Perú el 28 de julio de 1821.
Para que un hecho re úna la esencia de lo folclórico debe cumplir con ser popular,
tradicional, colectivo, funcional, empírico.
Uno de los pilares en que se basa la org anización del país es el Sistema de Defensa
Nacional, el cual es integral y permanente, alcanzando los ámbitos internos y
externos de la Nación, en donde se incluye la participación de toda persona natural o
jurídica de acuerdo con la ley.
Luego de Fracasar diversas fórmulas se llegó, por fin, a una negociación directa
entre los gobiernos de Perú y Chile, firmándose el Tratado de Lima, el cual dividió el
territorio en dos: Chile se quedaba con Arica y devolvía Tacna y los territorios al
norte de la frontera. La entrega se realizó en una emotiva ceremonia el 28 de agosto
de 1829, día grande para los tacneños y todos los peruanos. El paseo de la bandera
en la ciudad de Caplina es un homenaje a aquellas valientes mujeres que,
enfrentándose al invasor, paseaban la bandera peruana por dos de mayo, Arias y
Aranjuez, con lo cual rendían homenaje al Perú libre y soberano.
En esa fecha del 28 de agosto de 1829 Tacna, la ciudad heroica regresó al Perú para
no separase jamás.
Ya sean enfermedades del alma o del cuerpo, penurias económicas, sueños difíciles
de alcanzar o imposibles que desafían la lógica humana, nad a está fuera del alcance
milagrosa de esta santa que en vida fue una mujer humilde, dedicada a la penitencia
y a la oración. Una devoción que en nuestros tiempos sería muy difícil de igualar. Sin
embargo, a pesar de su entrega a las labores de la Iglesia, Rosa tuvo una
sensibilidad artística que le permitía admirar el canto de los pájaros y dedicar parte
de su tiempo a la música.
Santa Rosa sabía que era un ser terrenal, y por ello se sentía presa del pecado, de
los malos pensamientos y de la naturaleza impura del mal. La historia cuenta que los
ángeles la visitaban frecuentemente, pero también tuvo encuentros un tanto
desagradables con demonios que la perturbaban y trataban de conducirla al lado
oscuro.
Pero Santa Rosa de Lima no fue únicamente una persona experta en el arte de
ahuyentar la tentación a través del martirio, dueña de una gran resistencia física que
le permitía permanecer encerrada largas temporadas en un cuarto de apenas tres
metros cuadrados. La adm iración que despierta Santa Rosa no reside en una vida
llena de sufrimiento que en ocasiones era autoinflingido. La entereza de esta mujer
estuvo más bien en el camino del servicio y de la preocupación por los otros.
Rosa de Lima nació en Lima en 1586. Sus humildes padres fueron Gaspar de Flores y
María de Oliva. Aunque fue bautizada con el nombre de Isabel, se la llamaba Rosa y
ése fue el único nombre que le impuso durante su Confirmación el arzobispo de Lima,
Santo Toribio.
Fueron diez años de lucha, ya que la santa había decidido hacer votos de virginidad y
consagrar su vida a Dios. Por ello, ingresó en la tercera orden de Santo Domingo,
imitando así a Santa Catalina de Siena. A partir de entonces se recluyó en una
cabaña que había construido en el huerto.
Rosa pasó los tres últimos años de su vida en la casa de Don Gonzalo de Massa, un
empleado del gobierno cuya esposa le tenía particular cariño. Antes de su muerto
sufrió una penosa y larga enfermedad. Murió el 24 de agosto de 1617, a los 31 años
de edad. Fue canonizada por el Papa Clemente X en 1671, convirtiéndose de esta
manera en la primera santa americana canonizada.
Primer Gobierno
Asumió el gobierno por primera vez en 1845, realizó un gran mandato gracias al
apogeo económico que vivió el país por la riqueza del guano de las islas. Ramón
Castilla se dedicó a tecnificar el ejército, a cuyo efecto reabrió el Colegio Militar de
Bellavista. Asimismo, equipó al país de modernas unidades navales de trasporte y de
guerra, colocando a la Marina del Perú a la cabeza de sus pares en América Latina.
Ramón Castilla ordenó la elaboración del Código Civil, pagó las deudas que el país
había adquirido por la lucha por la independencia. En el ámbito internacional
desarrolló una gran labor diplo mática y americanista.
Segundo Gobierno
En 1854 se pronunció en contra del régimen del General Rufino Echenique por los
malos manejos económicos encabezando así el descontento popular. Proclamado
Presidente Provisional del Perú, decretó la abolición del tributo indígena y suprimió la
esclavitud, rezagos coloniales que retrazaban el desarrollo social del Perú.
Concluido su período presidencial, con tinuó en la brega política como Senador por
Tarapacá encabezando el rechazo nacional contra la ocupación española en las islas
de Chincha.