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Caravelle

Descriptividad en el corrido tradicional


Aurelio González

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González Aurelio. Descriptividad en el corrido tradicional. In: Caravelle, n°76-77, 2001. Hommage à Georges Baudot. pp. 495-
505;

doi : https://doi.org/10.3406/carav.2001.1327

https://www.persee.fr/doc/carav_1147-6753_2001_num_76_1_1327

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Abstract
ABSTRACT- The corrido is Mexico's most important demonstration of the ballad. The more or less high
degree of a community's acceptance of a text is related to its faithfulness to a style which we can
identify as traditional, in which description occupies less space than narrativity, which dominates. But
descriptions fulfill a particular function within the texts.

Resumen
RESUMEN- El corrido es la manifestación mexicana de la balada y el mayor o menor grado de
aceptación de un texto por la comunidad está en relación con el apego de éste a un estilo que
podemos identificar como tradicional, en el que la descripción es minoritaria en relación con la
narratividad que es dominante ; sin embargo, las descripciones sí tienen una función dentro de los
textos.

Résumé
RÉSUMÉ- Le corrido est la plus importante manifestation mexicaine de la balade. Le degré plus ou
moins fort d'acceptation d'un texte par la communauté est fonction de sa fidélité à un style que nous
pouvons identifier comme traditionnel, dans lequel la description occupe moins de place que la
narrativité, qui est dominante. Mais les descriptions remplissent une fonction au sein des textes.
C.M.H.LB. Caravelle
n° 76-77, p. 495-505, Toulouse, 2001

Descriptividad en el corrido tradicional

PAR

Aurelio GONZÁLEZ
El Colegio de México

El corrido es probablemente el género literario-musical más


importante de la tradición popular y folclórica mexicana. Su indudable
arraigo y popularidad en distintas zonas del país muy distantes entre sí
como la frontera Norte y el Bajío o la Costa Chica guerrerense y la
Huasteca potosina, su valor emblemático como receptáculo de valores y
costumbres, su significación como la expresión de la Revolución de 1910
y de otros movimientos contestatarios, su sentido noticiero y el aprecio
popular, desarrollado especialmente en los años recientes por los temas
novelescos, hacen que el género se configure como una manifestación
multiforme de gran vitalidad y que el término corrido se use
injustificadamente para designar otras manifestaciones populares como
canciones líricas o de elogio de pueblos y ciudades aprovechando el
prestigio del término corrido. Su amplia difusión por medio de la
transmisión oral, de los pliegos sueltos y hojas volantes de la imprenta
popular y posteriormente de las grabaciones comerciales, ha hecho que
desde su primer momento de auge a principios del siglo XX se
compongan corridos que se alejan de los cánones generados por la
estética colectiva, lo que hace que los textos presenten una variabilidad
muy grande en el grado de arraigo y permanencia en la memoria de la
comunidad.
Es en este marco que también tenemos que situar la reflexión sobre el
origen del corrido mexicano, pues en muchísimas ocasiones, y tal vez
obedeciendo a posiciones ideológicas o nacionalismos mal entendidos, o
peor, a desconocimiento del corpus de textos baladísticos internacionales
con los que se relaciona el corrido, y a la falta de principios
metodológicos sólidos, se ha ignorado la continuidad que implica una
tradición, tanto en los aspectos lingüísticos como culturales. En este
sentido, presuponer que el corrido mexicano surge como un hecho único
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al margen de tradiciones folclóricas generales que rebasan fronteras


nacionales es cuando menos ingenuo y provinciano. También es
importante tomar en cuenta la presencia de medios masivos de difusión,
que han podido influir en la conformación de expresiones de este género
en momentos históricos y espacios concretos. Por lo tanto, no se puede
pretender ubicar el origen del corrido al margen de tradiciones genéricas
dominantes, ni ignorar la continuidad y universalidad genérica, esto es
baladística, que presenta el corrido. Así, su condición de texto de
transmisión oral con expresiones tradicionales explica su multimorfismo
formal, su apertura y tipologías regionales, y su condición de literatura
popular implica un apego a temas tremendistas y estructuras formularias
y fijeza en su transmisión.
De acuerdo con lo anterior podemos distinguir cuando menos dos
tipos de corridos: aquellos que definimos tradicionales! que son textos
abiertos, esto es, con variantes en el proceso de transmisión, lo que
genera distintas versiones; y aquellos otros, que definimos como
populares, que se componen con alguna temática o recurso formal de
aceptación general, pero cuya identificación y permanencia en el gusto de
la comunidad dependerá de su apego a una estética colectiva. Esta
diferenciación es independiente de que el nombre de un autor nos sea
conocido o no, pues como ya señaló en su momento Menéndez Pidal: los
textos tradicionales en su momento fueron populares y fue la apropiación
por la comunidad la que generó el proceso creativo que implica la
variante.
Los textos más profundos, por el arraigo y apropiación que hace de
ellos la comunidad, son los «tradicionales» en los cuales no hay simple
memorización sino creación poética por parte de los transmisores, la que
pone de manifiesto «las virtualidades creadoras que encierra, en cada
momento, la transmisión oral en su incesante movimiento hacia lo
futuro. Tradición, en ese sentido, es creación».2
En la difusión de textos de tipo popular tiene parte muy importante
la transmisión impresa, que hasta hace unas décadas se hacía por medio
de pliegos y hojas volantes vendidos por sus transmisores habituales
(intérpretes ambulantes, en ocasiones ciegos, más o menos
profesionalizados); hoy en día son más comunes los cancioneros callejeros

1 Siguiendo a Menéndez Pidal, entendemos como poesía tradicional aquella «[...] que se
rehace en cada repetición, que se refunde en cada una de sus variantes, las cuales viven y
se propagan en ondas de carácter colectivo, a través de un grupo humano. [...] bien
distinta de la otra meramente popular. La esencia de lo tradicional está, pues, más allá de
la mera recepción o aceptación de una poesía por el pueblo [...]; está en la reelaboración
de la poesía por medio de las variantes». Ramón Menéndez Pidal «Poesía popular y poesía
tradicional en la literatura española» en Los romances de América, Espasa-Calpe, Madrid,
1932, p. 74; véase también su Romancero hispánico, t. I, Espasa-Calpe, Madrid, 1953,
p. 40 y ss.
2 Paul Bénichou, Creación poética en el Romancero tradicional, Gredos, Madrid, 1968,
p.7.
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y otros medios de reproducción masivos como las grabaciones de


intérpretes profesionales. Esto explica en muchos casos que su variación
sea casi nula, pues el lenguaje no se ajusta exactamente al que es natural
de la oralidad y, por tanto, sólo se pueden memorizar. En algunos casos,
por su apego a esa estética y lenguaje colectivos, los textos son factibles de
ser modificados, se descartan elementos y adoptan otras formas
integrándose verdaderamente en la cadena de trasmisión oral, con juegos
de variantes, y pasan a formar parte del saber permanente de una
comunidad; esto es, se tradicionalizan.
A todos estos textos muchas veces se les engloba bajo el término de
«folclor» especialmente cuando se considera que éste «englobaría cada
una de las producciones culturales de un pueblo que quedaran al margen
de su cultura oficial». 3 Sin embargo, el término diluye los textos, con
toda su especificidad literaria, en el conjunto antropológico del saber de
la colectividad.
El estudio textual de las producciones literarias que conforman el
acervo cultural de una colectividad es de primordial importancia para la
adecuada comprensión de los fenómenos creativos populares así como de
la aceptación de un texto por una comunidad, pues ésta dependerá de si
el texto se ajusta a un lenguaje determinado, estructuras específicas,
temas propios, etc.; en otras palabras, de si se ajusta a los códigos del
lenguaje de la tradición oral, que es el parámetro de referencia con el cual
la comunidad acepta o no un texto como propio.
El «texto» de tradición oral, concebido como obra folclórica por
Jakobson y Bogatyrev, es «extrapersonal y tiene sólo existencia potencial.
No es sino un complejo de normas e impulsos determinados, un
cañamazo de tradición actual que los intérpretes animan con los adornos
de su creación individual, como lo hacen los generadores del habla con
respecto a la lengua» A
Si partimos de la consideración que el corrido es un texto
esencialmente narrativo y que esta característica es definitoria del género,
la descripción será entonces un recurso secundario. En este uso
minoritario también hay que tomar en cuenta que el estilo tradicional en
textos narrativos se caracteriza por el uso de un lenguaje condensado que
no se diluye en descripciones, esto es: privilegia la sucesión de las
acciones y las expresa con una economía discursiva acorde con las
condiciones de la tradición oral que implica la conservación en la
memoria del transmisor, con independencia que el texto haya sido creado
tomando en cuenta también otros medios de difusión como pueden ser
las hojas volantes impresas.

3 Luis Díaz G. Viana, Una voz continuada. Estudios históricos y antropológicos sobre la
literatura oral, Sendoa, Oyarzun, 1998, p. 19.
4 R. Jakobson y P. Bogatyrev, «El folklore como forma específica de creación» en Ensayos
de poética, FCE, México, 1977, p. 12-13.
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Por el contrario, la descripción es elemento fundamental en buen


número de canciones líricas que se incluyen muchas veces en las
antologías de corridos o que diversos transmisores definen como
corridos, pero que desde luego no pueden considerarse como corridos
desde una perspectiva genérica o en un trabajo de clasificación serio.
Ejemplo de estos falsos corridos son aquellas canciones dedicadas a
ciudades o a personajes y en ellos la descripción es dominante, por
ejemplo:
Traigo en mi cuaco una silla
que es de cuero, plata y marfil,
y dos pistolas al cinto
para aquel que no entre al redil.
(Juan Colorado)1)
Casi todo el texto sigue en este tenor descriptivo con ausencia de una
verdadera acción que se narre. Otro ejemplo lo tenemos en el llamado
Corrido de Chihuahua:
Eres mi tierra norteña
india vestida de sol,
brava como un león herido,
dulce como una canción.
¡Qué bonito es Chihuahua!^
En esta canción no hay acción, solamente la alabanza de Chihuahua
por medio de comparaciones y expresiones admirativas, todo lo cual la
aleja de las características del corrido.
Aceptando que la descripción es un recurso minoritario, cuando se
emplea puede llenar diversas funciones. Así, lo primero que encontramos
al revisar textos de corridos es que la descripción es un recurso empleado
como una síntesis, útil para subrayar el sentido global o los valores de un
personaje determinado. Desde luego se trata de valores que reconoce
fácilmente la comunidad. Por ejemplo la siguiente versión del corrido de
Macario Romero que destaca por la acumulación de elementos
descriptivos que corresponden al estereotipo del héroe popular:
Hay hombres que son valientes,
pero ninguno fue igual
a don Macario Romero
que tuvo triste final.
Era de buen corazón
y de buenos procederes,
siempre amigo de los hombres,
servidor de las mujeres.
Toda la gente admiraba

5 Gilberto Vélez, Corridos mexicanos, Editores Mexicanos Unidos, México, 1982, p. 145.
6 Ibid., p. 146.
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su nobleza y gallardía,
y en su caballo melado
dondequiera se lucía.
Era Macario Romero
un valiente guerrillero
que a las tropas federales
les hacía temblar el cuero.
{Macario Romero, Huejotzingo, Puebla) 7
El remanso que implica la descripción dentro del fluir de la narración
sirve para comunicar enfáticamente al receptor del texto no sólo las
virtudes morales, la valentía, lealtad, generosidad y galantería de este
«guerrillero» (término que aplica el corrido a este personaje que más bien
podríamos calificar como bandolero social decimonónico), sino también
la impresión que causaba al montar a caballo (aclarando el detalle que se
trataba de un caballo color miel, «melado»), así como -reiterando su
condición de valiente- el efecto que provocaba entre las tropas federales.
Estos elementos son en realidad complementarios de lo que es objeto del
corrido, que es narrar la muerte de Macario Romero a manos de la gente
del gobernador Lamas. En este caso, la descripción llena la función de
proporcionar indirectamente, a través de la caracterización del personaje,
los antecedentes de la historia y por lo tanto su función es directamente
complementaria de la narración.
Pero la descripción puede limitarse a un ámbito mucho más reducido
y concretarse al aspecto físico o externo, con una función, a diferencia del
ejemplo anterior, mucho más de ornato del texto y hasta cierto punto
independiente de la propia narración:
Este Valentín Mancera
era un hombre chaparrito,
no era alto, no era grueso,
era un poco delgadito.
De México lo despedía
todo el Ayuntamiento,
y el Presidente decía:
—A Valentín yo lo siento—.
( Valentín Mancera, Guanajuato)8

i En los ejemplos de corridos indicaré entre paréntesis el título más conocido y el lugar de
proveniencia de la versión y a pie de página el informante, en caso de ser conocido, y las
fuentes bibliográficas más comunes. José Montes de Oca, Quetzalcoatl, [191?]; Corrido de
Macario Romero, Hoja suelta, Imp. Guerrero, México, s.f. (autor Eduardo Guerrero);
Vicente T. Mendoza, El romance español y el corrido mexicano, UNAM, México, 1939,
p. 436-437; Miguel N. Lira, Héroes de corridos, Fábula, México, 1946, p. 25-29.
8 Versos de Valentín Mancera traídos del estado de Guanajuato, Hoja suelta, Imprenta
Vanegas Arroyo, México, abril de 1914; Higinio Vázquez Santana, Canciones, cantares y
corridos mexicanos, t. I, León Sánchez, México, 1924, p. 206-210; Julián Calleja, Los
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En este ámbito limitado, la descripción también se puede emplear


para subrayar una virtud específica o una característica particular, por
ejemplo la gallardía, el valor o la osadía, las cuales —en el caso de los
corridos de valientes— es muy frecuente que estén íntimamente
relacionadas con el tipo del «charro». Buen ejemplo de este uso de la
descripción lo tenemos en la siguiente versión de Heraclio Bernai,
conocido como «El Rayo de Sinaloa»:
¡Qué valiente era Bernai,
con su caballo retinto,
con su pistola en la mano,
peleando con treinta y cinco!
¡Qué buen charro era Bernai,
en su caballito oscuro,
en medio de la Acordada,
se ponía a fumar un puro!
A ninguno le temía,
ni en la tierra ni en el mar,
era un hombre a toda prueba,
sin ponerle ni quitar.
Siempre con calma y sereno,
los peligros afrontaba
sin espantarle pistolas
ni puñales ¡qué caramba!
{Heraclio Bernai, s/l)9
Bernai, uno de los héroes decimonónicos de más vitalidad en la
literatura popular posterior, está caracterizado en este corrido por medio
de una sucesión de imágenes: en la primera aparece montado en su
caballo retinto, pistola en mano e hiperbólicamente peleando con un
número exagerado de enemigos; después, en contraste, aparece montado
en su caballo «obscuro», pero ahora pasea fumando ostentosamente ante
sus perseguidores: las tropas federales de la Acordada. Después de las dos
estrofas iniciales exclamativas siguen dos estrofas que reiteran la
constancia de la actitud serena y sin miedo del personaje en cualquier
circunstancia y ante cualquier enemigo. El personaje ha sido definido
como valiente y como «charro», término que implica para el oyente
habitual del corrido una serie de valores aceptados, paradigma del
hombre rural.

mejores corridos mexicanos con acompañamiento para guitarra, El Libro Español, México,
1972, p. 82-84.
9 Higinio Vázquez Santana, Canciones, cantares y corridos mexicanos, t. I, León Sánchez,
México [1924], p. 183-187; Jesús Romero Flores, Anales históricos de la Revolución
mexicana. Sus corridos, El Nacional, México, 1941, p. 19-21; Armando de Maria y
Campos, La Revolución mexicana a través de los corridos populares, t. I, Instituto Nacional
de Estudios sobre la Revolución Mexicana, México, 1962, p. 94-95. Alvaro Custodio, El
corrido popular mexicano, Júcar, Madrid-Gijón, 1975, p. 136-139.
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A pesar de la narratividad característica del género, también hay casos


en que la descripción puede ser parte esencial de la narración y por lo
tanto llegar a ser nuclear en la estructuración del corrido; tal caso lo
encontramos en textos que podemos definir como «noticieros» o de
circunstancia. Por ejemplo, el corrido que cuenta la llegada del primer
tren a Zacatecas el 19 de marzo de 1884 procedente de la Ciudad de
México, está construido a partir de una amplia descripción de lo
sucedido ese día:
El año de ochenta y cuatro,
aunque acordarme no quiera,
aquí llegó el primer tren
aventando jumadera.
Muy cuatioso y muy ligero
se ve que viene corriendo,
y por todo el mundo entero
se ve que viene barriendo.
Con una trompa lucida
por mayor, la pasajera,
de lejos se oye el zumbido
de la máquina extranjera.
Yo vide el ferro bramar,
que es la máquina extranjera,
que por todo el mundo entero
se ve que anda a la carrera.
{El primer tren, Zacatecas, Zacatecas) 10
El mecanismo de la descripción es el mismo que se emplea cuando la
noticia no es un acontecimiento sino una desgracia. En este tipo de
corrido las opciones son o acudir a la actualización dramática o apelar a la
minuciosidad; en este último caso la descripción se funde entonces con la
narración, como en la siguiente historia de un descarrilamiento de trenes
también en Zacatecas, en el cual cada acción se matiza y ornamenta con
una breve descripción:
La locomotora y el ténder
se volcaron con violencia,
y corrieron por el suelo
como espantosa culebra.
Siguieron luego los carros
de equipajes y de express,
invertidos, desde luego,
sin poderse contener.
La tercera clase fue
a caer por su costado,

10 Juan Elias, 90 años, marzo de 1957; Cuauhtemoc Esparza, El corrido zacatecano,


INAH, México, 1976, p. 86-87.
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cayeron sobre segunda


haciéndose mil pedazos.
{El descarrilamiento de «La Llorona», Zacatecas) U
Cuando la acción requiere de una visión panorámica también se
acude a formas de descripción: por ejemplo así encontramos este recurso
en el corrido que cuenta la historia de la toma de Zacatecas por las
fuerzas revolucionarias de Villa:
Estaban todas las calles
de muertos entapizadas,
lo mismo que los cerros
que parecían borregadas.
Andaban los federales
que ya no hallaban que hacer
pidiendo enaguas prestadas
para vestir de mujer.
Lástima de generales
de presillas y galones,
pues para nada les sirven
si son puros correlones.
{La toma de Zacatecas, Zacatecas, Zacatecas) 12
Otro uso que tiene la descripción es crear la tensión dramática
necesaria prolongando la secuencia inicial o previa. Por ejemplo en los
corridos de carreras «parejeras» de caballos, la descripción del momento
previo y de los caballos contendientes ayuda a crear el momento de
tensión necesario. Desde luego que el lenguaje y los tópicos que se
emplean en estas descripciones están acordes con el estilo del corrido
valorado y aceptado por la colectividad; así los recursos que se usan en la
descripción corresponden a un estilo que identificamos como tradicional,
que se establece desde una estética colectiva. Esto lo podemos constatar
en dos versiones del famoso corrido sobre la carrera del caballo Mojino:
El treinta y uno de julio
de mil novecientos dos
corrió un caballo moino
una carrera con dos.
Del fierro de Pruaño era
ese mentado moino;
era de buen tamaño
entreverado de fino.
El contrario, colorado,

'1 Gilberto Vélez, Corridos mexicanos, Editores Mexicanos Unidos, México, 1982,
p. 184.
12 Juan Ortega, hoja suelta; Cuauhtemoc Esparza, El corrido zacatecano, INAH, México,
1976, p. 131.
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de Cantuna Sain Alto.


Chaparrito ni tan alto,
pero bien amarradito.
El primero era de Estrada
y el colorado de Leal.
Severo creía ganada
la carrera por cabal.
(El caballo Mojino, Sombrerete, Cantuna, Zacatecas) 13
Una versión recogida a más de cincuenta años de distancia de la
anterior nos dice así:
El treinta y uno de julio, señores,
de mil novecientos dos
corrió el caballo «Mojino», señores,
una carrera veloz.
Era del rancho de Proaño, señores,
y su dueño don Severo
de muy bonitos tamaños, señores,
era el «Mojino» ligero.
Su contrario es colorado, señores,
de Cantuna, Sain del Alto,
era de muy buen tamaño, señores,
Chaparrito no muy alto.
El «Mojino» era de Estrada, señores,
y el colorado de Leal.
Estrada creía ganada, señores,
la carrera por formal.
(El caballo Mojino, Cantuna, Saín Alto, Zacatecas) 14
Como se puede observar en estas dos versiones las variantes funcionan
dentro del esquema de recursos y lenguaje tradicional conocidos, incluso
podemos ver que algunos de los elementos empleados son tan habituales
que son formulísticos. Por ejemplo en la descripción de la apariencia del
caballo colorado:
Chaparrito ni tan alto,
pero bien amarradito

era de muy buen tamaño, señores,


Chaparrito no muy alto

13 Recuerdo de una carrera jugada en el llano de La Palma, Sombrerete, Cantuna, texto


compuesto por María Sanjosé Lazalde y Ladislao Flores el 31 de julio de 1902.
Cuauhtemoc Esparza, El corrido zacatecano, INAH, México, 1976, p. 133.
14 José Rincón, 85 años, 22 de enero de 1958. Cuauhtemoc Esparza, El corrido
zacatecano, INAH, México, 1976, p. 112-113-
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se emplean versos tópicos que corresponden también a la descripción que


se hace de Valentín Mancera en el corrido antes citado:
era un hombre chaparrito,
no era alto, no era grueso,
era un poco delgadito.15
La descripción es entonces un recurso literario que en el corrido tiene
un uso restringido, pero desde luego no está totalmente ausente y sus
funciones son recalcar la expresividad de una circunstancia o un
personaje determinado. Lo anterior nos muestra que aunque la
descripción tiene un uso limitado, llena funciones específicas.
Pero esto no sólo es válido para los corridos de la primera época; en
los corridos actuales de los últimos años y de temática absolutamente
novelesca, también se limita el uso de la descriptividad. Por ejemplo en el
siguiente corrido que tiene como personaje a Manuel Salcido, «el rey de
todos los contrabandos», la descripción cierra el texto y caracteriza
sucintamente a Salcido:
Por ahí cuentan los galleros
que este gallo es muy jugado.
Azote allá en Sinaloa,
le pusieron por bragado
amigo de los amigos
y padre de los bragados.
{El gallo de San Juan, Culiacán, Sinaloa) 16
Lo mismo sucede con la figura del valentón Reynaldo Aguirre:
Cargaba buena pistola
con sus buenos cargadores,
de ese rancho a La Cotorra
vecino de esas regiones.
Reynaldo era valiente,
su destino era pelear,
amagaba a mucha gente,
traicionaba al bien y al mal.
(Reynaldo Aguirre, Nuevo León)1?

15 Aurelio Bailados; Rubén M. Campos, El folklore literario de México, Secretaría de


Educación, México, 1929, p. 244-245; Vicente T. Mendoza, El romance español y el
corrido mexicano, UNAM, México, 1939, p. 502-503.
1" Interpretado por Indalecio Ayala el 18 de agosto de 1981. Luis A. Astorga, Mitología
del «narcotraficante» en México, UNAM-Plaza y Valdés, México, 1995, p. 1 14.
17 Grupo «Los labriegos de Allende». Armando Hugo Ortiz Guerrero, Vida y muerte en
la frontera. Cancionero del corrido norestense, Hensa, Monterrey, 1992, p. 53.
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El éxito de un corrido tiene que ver con el tema que trata, pero
indudablemente la permanencia del texto en la memoria colectiva
depende mucho del estilo empleado y en ese sentido domina la narración
sobre la descripción.

RESUMEN- El corrido es la manifestación mexicana de la balada y el mayor o


menor grado de aceptación de un texto por la comunidad está en relación con el
apego de éste a un estilo que podemos identificar como tradicional, en el que la
descripción es minoritaria en relación con la narratividad que es dominante; sin
embargo, las descripciones sí tienen una función dentro de los textos.

RÉSUMÉ- Le corrido est la plus importante manifestation mexicaine de la


balade. Le degré plus ou moins fort d'acceptation d'un texte par la communauté
est fonction de sa fidélité à un style que nous pouvons identifier comme
traditionnel, dans lequel la description occupe moins de place que la narrativité,
qui est dominante. Mais les descriptions remplissent une fonction au sein des
textes.

ABSTRACT- The corrido is Mexico's most important demonstration of the


ballad. The more or less high degree of a community's acceptance of a text is
related to its faithfulness to a style which we can identify as traditional, in which
description occupies less space than narrativity, which dominates. But
descriptions fulfill a particular function within the texts.

PALABRAS CLAVE: Corrido, Literatura popular, Oralidad, Estilo, México.

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