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Para el desarrollo de este concepto, Thomas Kuhn se inspiró en las teorías del
psicólogo Jean Piaget, quien señaló que el desarrollo de los niños estaba
compuesto por una serie de etapas marcadas por períodos de transición.
Fases de desarrollo de la ciencia
De acuerdo con Kuhn, los paradigmas son enfoques que proponen un camino a
seguir para la comunidad científica. Kuhn profundiza un poco más en la
estructura de las ciencias y explica que estas alternan entre dos períodos: normal
y el revolucionario.
Fase normativa
De acuerdo con Ian Hacking, filósofo, durante esta fase la ciencia no busca
resolver las anomalías que puedan surgir, sino que más bien «descubre lo que
quiere descubrir».
Fase revolucionaria
Indeterminación (Incertidumbre)
Las leyes de Newton y de otras teorías físicas trajeron como resultado la idea
del determinismo científico, expresado inicialmente por Laplace. Fue en 1927
cuando Werner Heisenberg, físico de origen alemán y dedicado al estudio de la
física teórica, se dio cuenta de que las reglas de la probabilidad que gobiernan
las partículas subatómicas nacen de la paradoja de que dos propiedades
relacionadas de una partícula no pueden ser medidas exactamente al mismo
tiempo y que cualquier intento de medir ambos resultados, conlleva a
imprecisiones.
Por su parte, una perspectiva que plantea el fin de la certidumbre (en términos
de Prigogine), nos permite apreciar y entender al mundo y a los seres vivos en
permanente interacción y no como elementos separados; ha permitido entender
procesos tales como la absorción atómica de los núcleos; ha permitido entender
que el universo es complejo pero no irracional, al favorecer la integración,
mediante la mecánica cuántica, de conceptos aparentemente contradictorios
como determinismo y azar, desorden y orden.
Sincronicidad
Identidad – Autonomía
Complejidad
Morin toma el planteamiento de Pascal: “El todo está en las partes y las partes
están en el todo” para explicar el funcionamiento de la complejidad, que según
sus propias palabras es como un matrimonio mal llevado entre el orden y el caos.
Define tres principios: el principio hologramático, en el que no sólo la parte está
en el todo, sino el todo, en cierto modo, está en la parte. Las relaciones que se
establecen entre el todo y las partes son complejas: La unión de las diversas
partes constituye el todo, que a su vez retroactúa sobre los diversos elementos
que lo constituyen confiriéndoles propiedades de las que antes carecían. El
producto es productor de lo que se produce, y el efecto causante de lo que causa.
Lo que Morín llama principio recursivo organizacional, que junto al principio
dialógico, que se basa en la asociación compleja de instancias necesarias juntas
para la existencia, el funcionamiento y el desarrollo de un fenómeno organizado,
estos instrumentos son los que nos ayudan a movernos en la complejidad (en
Villanueva, 2004).