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XXX Congreso de la Asociación Latinoamericana de

Sociología
Pueblos en movimiento: un nuevo diálogo en las ciencias
sociales
San José, Costa Rica

GT 11: Género, feminismos y sus aportes a las ciencias sociales

Embarazo y aborto entre universitarias


María del Rosario Texis Zúñiga

Universidad Autónoma de Tlaxcala (México)

Resumen
Como se puede apreciar, el embarazo en una edad joven no solo representa un
problema de salud sino que trae consigo varias implicaciones sociales, económicas,
culturas, educativas, entre otras. Ante tal situación, se muestra el caso específico
de la Facultad de Trabajo Social, Sociología y Psicología de la Universidad
Autónoma de Tlaxcala, México. Resulta interesante, puesto que mientras las
profesionistas de estas áreas del conocimiento abordan de manera crítica los
problemas sociales, se esperaría la modificación en los sentidos y conductas de las
estudiantes hacia el embarazo. Sin embargo, esto no sucede, pues mientras en
otras facultades las mujeres muestran una tendencia a postergar la maternidad, en
el caso que nos ocupa esto no ocurre.

En esta ponencia se abordan las experiencias del aborto de mujeres jóvenes que
cursan estudios universitarios, a partir de una entrevista a profundidad, analizado
desde varias categorías: experiencia al interrumpir un embarazo, el impacto en su
vida, la influencia genérica en la toma de decisiones y el empoderamiento de las
mujeres. Lo anterior se complementa con los resultados de una encuesta de opinión
sobre el embarazo y el aborto, aplicada a la población femenina de 4 carreras
(Trabajo Social, Sociología, Psicología y Psicoterapia).

Se trata de una investigación en curso cuyo referente teórico es la perspectiva de


género. Entre los hallazgos localizados resalta el alto número de universitarias que
han interrumpido su embarazo; principalmente de estudiantes de la licenciatura en
trabajo social, por lo que nos lleva a vislumbrar la relación existente entre el tipo de
formación académica recibida y los eventos de embarazo no deseado.

Palabras clave: género, mujeres, aborto, embarazo, universitarias


Introducción

El tema de aborto en universitarias hoy en día es un problema que debe analizarse


desde diferentes perspectivas, si bien es cierto es un problema de salud, su
repercusión en lo social y económico es evidente, mucho más cuando se trata de
una estudiante pues trastoca la vida de las mujeres.

Esto cobra importancia en la vivencia de la juventud, momento en que se transita


por diversos cambios como el inicio de la vida sexual, la elección de pareja, la
conformación de nuevas familias, y el ingreso al mercado laboral; eventos que
están permeados tanto de las decisiones personales como de las influencias
familiares e institucionales (Casal, 1996). En este contexto se inscribe el embarazo
de universitarias, pues si bien es cierto que existe una mayor información sobre
metodología anticonceptiva, se han incrementado el número de embarazos entre
esta población. En muchos casos, es resultado no de una decisión, sino de la
discriminación genérica que “obliga” a las mujeres a seguir el mandato de la
maternidad, la influencia cultural, la educación inadecuada, la violación a sus
derechos, además de casos de coerción sexual, e incluso el poco acceso a métodos
de control natal. Estos y otros factores influyen en las vivencias de las mujeres.

Al hablar específicamente de las mujeres universitarias, debemos partir de un


fenómeno que en México se ha dado: la feminización de la matrícula. En este país
existe una paridad de estudiantes por sexo, es decir, 50% son hombres y 50% son
mujeres quienes realizan estudios universitarios. Mientras que en Tlaxcala, se
localiza el 60% de matrícula femenina frente al 40% de población masculina.

A partir de la feminización de la matrícula, surgen nuevos problemas en los ámbitos


educativos y justo aparecen los embarazos en las universitarias como factor
fundamental de desarrollo para muchas mujeres, es así, como aparecen problemas
considerados de las mujeres y aparece el tema de aborto como un elemento
decisorio de la vida de las universitarias. Cursar la universidad en Tlaxcala sigue
siendo un reto todavía para muchas mujeres, pero hacerlo embarazada es un reto
aun mayor, una opción ante embarazos no deseados ha sido el aborto, no como un
anticonceptivo, sino como una elección de vida.

Como podremos observar más adelante, el 16% de la población universitaria


encuestada ha vivido una experiencia de aborto y ha influido totalmente en su
trayectoria personal, familiar, laboral pero sobre todo en la trayectoria educativa.

Desarrollo

La Feminización en la universidad.
Hablar de feminización en las universidades hoy en día es una realidad, sin
embargo, en diversos países de Latinoamérica la educación ha sido uno de los
factores que tradicionalmente ha demostrado desigualdad entre hombres y mujeres.
En sus inicios la educación no fue pensada como un espacio de la
“femenino”, constituyendo uno de los ámbitos privilegiados de reproducción de las
desigualdades de género en el fortalecimiento de la división sexual del trabajo. La
asignación de actividades originada por esta división sexual del trabajo refuerza el
hecho que a las mujeres se les vea y reconozca solo desde el espacio privado, es
decir: lo doméstico, reproductivo y la subordinación; mientras que la asignación para
los hombres está en el ámbito público, es decir, lo productivo, el poder y la toma de
decisiones (Quiroga, 2003).
De esta forma, los varones eran quienes accedían a los estudios superiores
como parte de su integración exitosa a la esfera pública y al reconocimiento social,
mientras las mujeres permanecían en la invisibilidad en la esfera privada y
asignadas a las tareas propias de la reproducción y cuidados de la familia y el hogar
(Papadópulos y Radakovich, 2006).
El trabajo de feministas en el mundo y en América latina, tuvo resultado a
partir de la fundamentación ideológica de estas reivindicaciones, no siempre
estaban divorciadas de las concepciones patriarcales que establecían que la
educación beneficiaba a las mujeres sólo en la medida que las hacía mejores
madres y esposas, pero sin duda fue un gran avance que se extendió a sectores
más progresistas que comprendían a la educación, junto con el acceso al empleo,
como determinante para eliminar la discriminación contra la mujer en la medida que
sacaría a las mujeres de su tradicional espacio privado y permitiría la independencia
(Quiroga, 2003).
El género es una dimensión inseparable de nuestra “identidad total”: nos
pensamos a nosotros mismos y a los demás en tanto varones y mujeres, y esto
desde que accedemos a la conciencia. El proceso de aprendizaje de los modelos
de género se caracteriza por su invisibilidad: cuando aprendemos a hablar o a
caminar, creemos que sólo estamos aprendiendo eso, pero estamos, además,
aprendiendo a hacerlo como hombres o mujeres. Las identidades de género se
estructuran en la interacción. Ya desde la cuna somos tratados siguiendo los
códigos precisos de la socialización diferenciada según sexo: el color de nuestra
primera ropa, el tipo de contacto físico del que somos objeto, los tonos de voz que
se nos dedica, etc. (Sierra y Rodríguez, 2009).
En el ámbito de la educación, fue a principios del siglo XX que la entrada al
ambiente universitario solo era de las elites y tenía un alcance exclusivamente a los
sectores sociales de mayores ingresos, además en su mayoría era para hombres,
mientras que para las mujeres se privilegiaban los estudios normalistas (Sierra y
Rodríguez, 2009).
Con ello se explica que los avances recientes en el plano de la equidad
educativa de género han sido uno de los principales factores de cambio en el rol de
la mujer latinoamericana. Aunque el proceso no ha estado exento de disparidades
y contradicciones en cada país, debido a las desigualdades que prevalecen para el
acceso a espacios educativos.
El caso de México
En México la cobertura de educación es media o baja, debido a que las
prioridades de la política pública, son otras. Algunos autores señalan que es
necesario asegurar un lugar para los millones de niños y jóvenes que por lo menos
durante la próxima década continuarán transitando de manera accidentada el
sistema educativo nacional, y dónde sólo 30 de cada 100 de los niños que 12 años
antes iniciaron la escuela primaria, llegarán a la educación superior, y de ésos, sólo
la mitad logrará obtener un título universitario (Acosta, 2014).
A partir del aumento considerable de la matrícula universitaria, así como la
cantidad de instituciones y docentes en la educación superior mexicana, pasamos
de tener 935 mil estudiantes de educación superior en 1980 a poco más de 3
millones en el 2012; también se reportaban 307 instituciones de educación superior
que hoy se ve sobrepasada con poco más de 2 882 instituciones; en 1980, había
69 mil profesores de educación superior, para este año tenemos casi 330 mil. A
pesar de estas cifras en relación al crecimiento es claramente insuficiente cuando
nos comparamos con otros países, y cuando vemos que siete de cada diez jóvenes
de entre 19 y 23 años de edad están fuera de los sistemas educativos (Acosta,
2014).
Otro elemento importante se refiere a que en la actualidad, sólo cinco de cada
100 jóvenes de bajo ingreso tiene acceso a la educación superior, contra 60 de cada
100 que corresponden a los de mayores ingresos (Tuirán y Muñoz, 2010).
En el caso particular de México, tal cual se reporta en el anuario estadístico
de la ANUIES (2014), los datos señalan que si se considera el cohorte de población
que debería de estar estudiando en universidades, solo el 8.7% asiste a educación
universitaria y tecnológica, esto coloca a la educación superior como un privilegio
para unos cuantos.
La situación de las mujeres y su entrada a las universidades sigue siendo un
reto y un privilegio, situación en la que muchas veces influye el género, ya que sigue
permeando la división de roles de género y que afecta más a las mujeres que a los
hombres (Bustos, 2003).
En varios estados de México la presencia de las mujeres ha aumentado y en
muchas ocasiones ha rebasado al de hombre tal es el caso de: Campeche, Colima,
Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nayarit,
Oaxaca, Puebla, San Luis Potosi, Sinaloa , Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas; aunque
son varios estados de la república que presentan un mayor número de mujeres y
hombres hace falta generar estrategias para la lograr la equidad de género en estos
espacios con miras a lograr la igualdad de oportunidades y establecer acciones
necesarias que permitan fortalecer su empoderamiento.
El caso específico de Tlaxcala: la Facultad de Trabajo Social, Sociología y
Posología de la Universidad Autónoma de Tlaxcala
La entrada al ámbito universitario en Tlaxcala a diferencia que en el país mexicano
se visualiza un aumento de mujeres por encima de los hombres, sin embargo siguen
quedándose las mujeres en carreras socialmente diseñadas para mujeres y los
hombres en las que han sido propuestas para hombres.
En Tlaxcala, existe un registro de 34 instituciones de educación superior –la
mayoría privadas-, sin embargo, la Universidad Autónoma de Tlaxcala resulta ser la
institución de mayor tradición y quien concentra un importante número de
estudiantes con un total de 12,926, teniendo a 7737 mujeres y 5189 hombres, lo
que da muestra de la realidad.
La Facultad de Trabajo Social, Sociología y Psicología, pertenece a la
división de Ciencias Sociales y administrativas, Y es una de las pioneras en el
ámbito de la educación superior en Tlaxcala.
Respecto a la feminización de la matrícula universitaria, el comportamiento
de la Facultad no es similar al de la Universidad en su conjunto, ya que en su
mayoría se concentra una matrícula femenina 78% a pesar de que las otras áreas
hay un porcentaje alto de estudiantes mujeres. Esta Facultad contempla 4
licenciaturas (Psicología, Trabajo Social, Sociología y Psicoterapia) 3 maestrías
(Ciencias Sociales, Trabajo Soial y Estudios de Género) y un doctorado en Ciencias
Sociales.
En el caso de la matrícula a nivel licenciatura, actualmente tiene una
población de 1,400 estudiantes, de ellos, 78% son mujeres y 22% hombres. La
población se concentra principalmente en las licenciaturas de Psicología y
Psicoterapia (cerca de mil estudiantes), seguida por Trabajo Social y finalmente
Sociología, cuya matrícula es de 72 estudiantes.
A partir del reconocimiento de la población estudiantil y de que existe una
necesidad urgente de abordar temas de relacionados a la sexualidad y a la
reproducción, es imperante que los contenidos temáticos y los planes de estudio se
homogenicen con la realidad social; ya que muchos de las y los jóvenes formados
en estas áreas del conocimiento tendrán el papel profesional de ser formadores,
consejeros, orientadores; brindando información sobre estos temas.
Evidencia de ello, es el reporte realizado por la facultad de Trabajo Social,
Sociología y Psicología (2014) quien reporta el aumento de estudiantes
universitarias que presentan una situación de embarazo durante su estancia en la
universidad de manera general se presenta la siguiente información.
 Licenciatura en Trabajo Social 40%
 Licenciatura en Psicología 20%
 Licenciatura en Sociología 10%
Ante esta situación, se vislumbró la pertinencia de un trabajo de investigación
que conjugue la situación académica de la universitaria y su elección sobre
continuar un embarazo o decidir abortar. En este contexto, reconocer el problema
del embarazo entre universitarias resulta pertinente, mucho más cuando en el caso
particular de Tlaxcala los problemas se vinculan al contexto machista y poco
progresista en la igualdad de hombres y mujeres, una entidad que tiene como
referente un fuerte problema de trata de personas con fines de explotación sexual,
en mayor medida de mujeres jóvenes, además de un alto arraigo a las tradiciones
católicas.
Es importante conocer el tránsito de las universitarias por los estudios de
educación superior y la manera que asumen o vinculan su vida académica con el
embarazo, este fenómeno es interesante ya que debemos escuchar e interpretar la
realidad de las mujeres para poder en un momento intervenir para buscar una
solución o incentivar a la prevención del embarazo. Considerando la decisión de la
mujer, los elementos familiares, la vida en pareja, la situación de salud, así como el
ingreso a la vida laboral, a la vida escolar. Así como los cambios que han ocurrido
a partir de experimentar a situación que cambia el tránsito de las mujeres por la
universidad.
El aborto entre universitarias
El embarazo no deseado es un problema de carácter internacional, que va más allá
del estatus económico, la raza y la religión, es una situación que afecta
principalmente a las mujeres jóvenes del mundo.
La maternidad es un aspecto que no solo es biológico, sino que es trastocado por
aspectos de orden social y familiar, ya que el comportamiento de los individuos está
determinado, en gran medida, por la sociedad en que viven, y su conducta guarda
estrecha relación con los aspectos culturales, los valores sociales y otras normas.
De esta manera, la sexualidad es principalmente la construcción social de lo
biológico, multidimensional y dinámica. Es decir, la experiencia sobre la sexualidad
que cada persona tenga, está influenciada por la construcción del género, los roles
de género que determinan las responsabilidades y las conductas que se esperan
de hombres y mujeres dentro de una sociedad como la Mexicana, otros
determinantes son la edad, la condición social y económica (Morales, et. al., 2013).
Por otra parte, existen mujeres que no desean ser madres, pero permanecen
expuestas y en situación de riesgo de quedar embarazadas por llevar una vida
sexual activa sin protección anticonceptiva o con el uso de métodos tradicionales
como son la interrupción del coito o el ritmo, aunado a ello, el riesgo constante por
estar en una edad reproductiva (Langer,2003).
Aunque es común que los embarazos no deseados se den en mujeres solteras,
adolescentes y jóvenes, también se dan en otros grupos de edad; a pesar que su
recurrencia es en mujeres pobres y con bajo nivel educativo, esto no es excepción.
Actualmente las mujeres que cursan estudios de media superior y nivel superior
enfrentan este fenómeno y cada día va en aumento.
Algunos elementos que influyen para que las mujeres interrumpan o no su
embarazo están determinadas por sus condiciones de vida y de trabajo, las historias
ginecológicas, el estado de nutrición, la falta de atención médica del embarazo, así
como otros problemas de salud, como infecciones, enfermedades o padecimientos
o simplemente por una afección mental (Erviti, 2005), o porque no lo consideran
parte de su proyecto de vida (Texis, 2011).
En todo el mundo las mujeres que no desean estar embarazadas interrumpen sus
embarazos por una variedad de motivos personales, difíciles de clasificar, muy
pocos están ligados a las causales que permiten el aborto incluidas en las
legislaciones estatales (Schiavon, en Enríquez, de Anda, 2008:123).
El aborto es un tema que debe ser atendido y visualizado en todos los sectores de
la población, por eso es fundamental hablar de los tipos de aborto. Para comprender
mejor la clasificación se ha diseñado el siguiente diagrama:

quirúrgico
seguro
Aborto
médico
inducido
inseguro
aborto
natural
aborto
espontáneo
imprudencial

Esquema 1. Tipos de aborto. Fuente: Elaboración propia.

Por ello se debe reconocer el problema desde una visión de género, categoría que
nos permite el análisis y la comprensión de los fenómenos sociales, especialmente
lo relacionado a la sexualidad y más aun a la reproducción (Erviti, 2005). Existe una
construcción social de los cuerpos, esto es, la forma en que la sociedad determina
qué es ser hombre o mujer, por tanto, la sexualidad no está formada como tal, sino
que tiene significados sociales que determinan cómo actuar y las diferencias
sexuales permanecen inmersas en los comportamientos, además de en los actos
sexuales (Erviti, 2005).
Por tal motivo, las experiencias que las mujeres viven en torno a su sexualidad
(entre ellas los embarazos y abortos) está relacionada con esta fuerte tendencia de
subordinación de todas sus relaciones sociales y esto se debe a la diferencia
biológica de los sexos, se toma como justificación natural de la división sexual del
trabajo (Bourdieu, 2000). Por su parte, Luigi Ferrajoli (2002), a este respecto,
considera que el cuerpo de las mujeres, a diferencia del cuerpo de los varones,
siempre ha sido un espacio conflictivo, sometido a los discursos públicos, jurídicos,
éticos, políticos, así como a prácticas médicas, intervenciones pedagógicas, reglas,
disciplinas y controles.

Resultados
El estudio se realizó con un enfoque metodológico mixto, combinando
técnicas cuantitativas (encuesta) y cualitativas (entrevistas a profundidad). En el
caso de la encuesta se aplicó un cuestionario a 686 mujeres estudiantes cuyas
edades oscilan entre los 18 y 29 años, de acuerdo con lo siguiente:
Programa Educativo No. de mujeres encuestadas %

Psicología 328 47.8%

Trabajo Social 253 36.9%

Sociología 27 3.9%

Psicoterapia 78 11.4%

TOTAL 686 100%


Esquema 2. Población encuestada. Fuente: elaboración propia

Un hallazgo importante es que 158 mujeres se han embarazado en el


trayecto universitario, lo que representa el 27% de la población; de ellas, 67 ha
decidido interrumpir un embarazo que representa el 10%

Esquema 3. Total de mujeres en situación de embarazo y aborto. Fuente:


elaboración propia.
En el esquema 4 representamos la trayectoria educativa de las jóvenes. Y
vemos que, del total de la población, 15% de las universitarias ha dejado los
estudios de momentáneamente, algunas de las razones son: reprobación 1%,
embarazo 3%, problemas económicos 5%, trabajo 1%, por mala elección de carrera
5%, sin embargo al hablar con ellas en las entrevistas se detectó que todos los
casos están relacionados con el embarazo, además de la falta de seguimiento por
parte de la institución a los problemas de las estudiantes.
Esquema 4. Trayectoria educativa de las universitarias. Fuente: elaboración
propia

Durante el análisis de la trayectoria educativa, se detectó que la continuidad


del embarazo genera muchos problemas, influenciando los ámbitos educativo
familiar y laboral, con modificaciones abruptas, mientras que cuando se saben
embarazadas y no lo desean pero finalmente deciden interrumpirlo, no les genera
complicaciones y su vida mejora, esto se muestra a continuación en el análisis y
experiencia de dos mujeres que se han embarazado y una decidió continuar y otra
interrumpir.

En el caso de muchas de las mujeres que decidieron continuar el embarazo, se


vieron forzadas a iniciar su vida laboral, en su mayoría en empleos precarios, mal
pagados, y con poca o nula relación con lo que estudian (niñeras, empleadas de
mostrador, empleadas domésticas), cuyos sueldos resultaron útiles para el pago de
colegiaturas, pasajes o gastos para la manutención de su hijo o hija.
En el ámbito familiar, se encuentran dos elementos: por un lado si deciden quedarse
en el hogar de origen, los padres asumen un mayor control hacia las hijas y el nieto
producto del embarazo. Mientras que, si salen de casa a formar una nueva familia,
aunque dependan de los suegros o los padres, existe una emancipación relativa,
con mayores libertades pero siempre dependiendo económicamente de los padres.
Otro elemento importante localizado, es que, al saber que la mujer está
embarazada, la pareja no asume la paternidad y deja a las jóvenes en situación de
madre soltera, con toda la responsabilidad que ello implica (70%).
Un aspecto relevante es que las universitarias que se embarazaron, pierden redes
de apoyo dentro de la universidad, debido a que sus pares las excluyen de los
grupos de trabajo (tareas, trabajos, exposiciones), pues las “otras” estudiantes
consideran que las mujeres embarazadas se vuelven irresponsables para cumplir
con sus labores estudiantiles. Además de que los docentes las discriminan al
negarles la calificación por su situación de embarazo, y ejercen violencia verbal y
psicológica hacia ellas, mostrando falta de sensibilidad y tolerancia.
De hecho, cuando ya tienen a sus hijos, las estudiantes se ven inmersas en una
dinámica complicada y de falta de apoyo institucional. La Universidad no cuenta con
guarderías para los niños y niñas, por lo que las jóvenes se valen del apoyo familiar
para el cuidado de los hijos. Este, y otros problemas reflejan una trayectoria
educativa más complicada, que lleva, en muchos casos a la deserción escolar y al
bajo rendimiento académico.

Veamos ahora el caso de estudiantes que decidieron interrumpir el embarazo.

La situación de interrumpir el embarazo está ligada a dos cuestiones. La primera es


la decisión personal de las mujeres, y la segunda a la falta de apoyo de su pareja.
Encontramos que de los 68 casos localizados, 54% de las mujeres no consideraron
al embarazo dentro de su proyecto de vida, por lo que decidieron –individualmente-
abortar. El restante 46% tomó la decisión de interrumpir su embarazo debido a la
falta de apoyo de su pareja, esto es, que al momento de dar a conocer al varón la
situación de embarazo, rechazaron la paternidad o abandonaron a las mujeres.
En el 76% de los casos, las mujeres utilizaron medicamentos para interrumpir su
embarazo, 17% recurrieron al aborto legal en el Distrito Federal –única entidad
federativa que permite la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas-, el
resto de las mujeres utilizaron técnicas caseras para abortar (infusiones, entre
otras).
En el proceso de la decisión de continuar o interrumpir su embarazo –para muchas
entre uno o dos meses- tuvieron problemas escolares, como el bajo desempeño,
inasistencia a la universidad, reprobación e incluso baja temporal de los estudios.
Situación que se modificó una vez que interrumpieron el embarazo. La mayor parte
de ellas, vio como una experiencia que se convierte en una motivación para
continuar de manera más eficiente sus estudios universitarios.
Aunque para la mayoría el proceso de decisión fue acompañada por una amiga o
su pareja, señalaron que si algún profesor o compañera se enteraba del aborto que
se practicó sufría discriminación y era considerada como poco responsable o “mala
persona”.

Conclusiones
Las mujeres universitarias que deciden continuar o interrumpir el embarazo
presentan vivencias diversas que no pueden ser ignoradas. Como vimos, la
evidencia empírica muestra que existe una estrecha relación entre los ámbitos
académicos, laborales y familiares en la situación de estas mujeres.
Por un lado, encontramos una falta de comprensión por parte de estudiantes,
profesores y personal directivo, que incluso llega a representar situaciones
transgresoras de derechos hacia las mujeres que deciden continuar un embarazo,
además de circunstancias adversas que viven desde el punto de vista laboral y
familiar.
Por otro lado vemos que se sigue estigmatizando a las mujeres que deciden
abortar, mucho más cuando se trata de situaciones en que no está considerado en
el proyecto de vida.
En Tlaxcala, permea una cultura donde el machismo, los estereotipos y la
visión poco progresista sobre los derechos de las mujeres no son importantes.
Sin duda alguna, el acompañamiento a estudiantes embarazadas es un
pendiente en la educación superior, por ello es importante mirarlas como sujetas de
derechos, respetando sus vivencias personales, y contribuyendo para que su
tránsito por la universidad sea el adecuado.
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