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Doctorado en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma Metropolitana
Ahora supongamos el otro extremo: que entran tantos bancos a la economía de modo
que la competencia se aproxima al sistema perfecto. Teóricamente, el efecto es muy
conocido: los bancos se comportaran competitivamente, serán tomadores de precios
cuando maximicen sus beneficios, de modo que los precios y los costos son mínimos.
Una oferta muy grande de créditos son ofrecidos. El bienestar es máximo, pues la
competencia asegura que estos créditos serán ofrecidos a precios inferiores.
Este ³trade off´ competencia-estabilidad es, por mucho, también una preocupación de
los encargados de formular políticas públicas. Además de procurar conductas
competitivas, un objetivo que también persiguen es asegurar cierta estabilidad en el
conjunto financiero, donde los bancos son el subconjunto articulador. No obstante las
diversas investigaciones, aún no hay unanimidad en los resultados. En general, la
recomendación más frecuente es que el objetivo prudente sea no eliminar el poder de
mercado, cuando este sea la estructura prevaleciente, sino facilitar un entorno que
promueva la competencia. De esta forma, sus potenciales costos pueden ser mitigados,
aunque quizá se realicen residualmente algunos de sus beneficios. En cambio, si se está
en un entorno competitivo, sus efectos nocivos para la estabilidad podrían ser
manejados a través de una regulación prudencial. En cualquier caso, significa introducir
en el sistema a un agente externo, es decir, un poder coercitivo sobre la libre actuación
de los agentes
Ahora bien, encontrar el papel óptimo del regulador no es, en absoluto, muy sencillo.
En efecto, una regulación, por ejemplo, que se convierta en una garantía de protección,
no sólo reduce la autodisciplina de estas entidades; en el peor de los casos, podría
alentarlos hacia ciertos patrones de riesgo moral, comportamientos que, en última
instancia, pueden incrementar la probabilidad de una quiebra. De la misma forma, una
mayor protección a los depositantes (como el seguro de depósitos) también tiene
importantes contrapartidas como la reducción de los incentivos de supervisión por parte
de ellos o la eliminación de los mecanismos de autodisciplina de los propios bancos,
efectos, que en conjunto, han dado lugar a una asunción de mayores niveles de riesgo.
Las preguntas que aparecen enseguida no siempre tienen respuestas triviales e implica
algunas cuestiones fundamentales. ¿Cuál es la estructura competitiva que equilibra
óptimamente la eficiencia con la estabilidad: es la competencia perfecta, el monopolio
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A este respecto Hellman, Murdock y Stiglitz (2000) proveen resultados útiles para esta exploración. Los
autores examinan instrumentos regulatorios entre requerimientos de capital y seguro de depósitos con
ambos extremos de estructura de mercado.
puro o algo intermedio? Considerando la estructura competitiva prevaleciente en el
sistema bancario, ¿Existe alguna regulación que facilite dicho equilibrio?
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La teoría económica actual, es decir, aquella en la que se basa la mayoría de las políticas
económicas de los países, busca explicar cómo a partir de decisiones individuales e
independientes se llega a la compatibilidad de dichas decisiones, con una asignación
eficiente de los recursos. El mercado es el mecanismo que coordina los intentos de estos
agentes individuales e independientes para maximizar su propio bienestar, dada sus
preferencias y sus recursos. Entonces, la teoría muestra que con un sistema completo de
mercados, que coordina las actividades de estos agentes, dado un conjunto finito de
recursos, puede conducir al equilibrio en todos los mercados. Así, el mercado y el
equilibrio son situaciones naturales.
Estos recursos son demandados por las empresas en función de una curva de demanda
de pendiente negativa. La empresa que necesita financiamiento para llevar a cabo su
producción, elige el nivel de inversión y su financiación que mejor maximicen sus
beneficios mediante dos fuentes: el crédito bancario y la emisión de títulos. El
consumidor, que también es un agente racional, elige un perfil de consumo y una
distribución de sus ahorros, entre depósitos bancarios y títulos o bonos, que maximicen
su función de utilidad, sujeta a su restricción presupuestal. El cuadro se completa con la
presencia del gobierno. Este financia su déficit emitiendo títulos y dinero de alta
potencia que utilizan los bancos para financiar sus reservas obligatorias en el banco
central.
Se supone que todos los agentes cuentan con información perfecta, si bien podría
introducirse la incertidumbre sin alterar significativamente los resultados, dado que los
mercados son completos. Pero aquí surge un problema. Bajo este supuesto, el único
equilibrio posible es aquel donde los bancos obtienen unos beneficios nulos. Esto se
debe a que los títulos y los depósitos son sustitutos perfectos3, y la única solución
interior es cuando la tasa de interés de los depósitos son iguales a la tasa de rendimiento
de los bonos. Para la empresa, los préstamos bancarios y los títulos son también
sustitutos perfectos, por lo que, de igual forma, la única solución interior es cuando la
tasa de interés por los préstamos es igual a la tasa de rendimiento de los bonos.
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El supuesto de bienes sustitutos es otra condición restrictiva pero necesaria, sin el cual difícilmente se
garantizaría la unicidad de equilibrio en esta teoría.
la empresa bancaria, el paradigma de Arrow-Debreu conduce a un mundo en el que
estas instituciones son superfluas, no se toma en cuenta sus complejidades.
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Son dos los problemas que se originan debido a la información asimétrica. El primero es la Y
y ocurre antes de la transacción: los riesgo de crédito potencialmente malas, son los que buscan
más activamente un préstamo. Así, las partes que tienen más probabilidades de producir un resultado
indeseable son también los que tienen más probabilidades de comprometerse con una transacción. El
segundo es el que se presenta después de la transacción: el prestamista corre el riesgo de
que el prestatario participe en actividades que son indeseables desde su punto de vista porque hace menos
probable que el préstamo sea devuelto. Como veremos más adelante, la solución es parcial, pues resuelve
solamente del lado de la relación banco-empresa. El problema ahora se traslada en la relación banco-
depositante, ya que éste último no sabe cómo se comporta el banco en la toma de riesgos.