Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Una de las causas, de las múltiples crisis sufridas por la Iglesia a lo largo
de su historia, fue el abandono de la vida espiritual de sus pastores. Ello
produjo la tibieza espiritual de los mismos; y con la tibieza, el deseo de
justificar ese nuevo estilo de vida “adecuando” la teología y la moral
para que fueran “menos exigentes” y más al “gusto del hombre”. Eso es
lo que ocurrió en algunas de las herejías de los primeros siglos de la
Iglesia, en s. XVI con Lutero, Calvino… y lo que está aconteciendo con
las numerosas herejías de los siglos XX y XXI. Estas últimas, tienen
como común denominador el Modernismo; que no es otra cosa que
un humanismo diabólico resultado de haber eliminado de la fe toda
dimensión sobrenatural.
La persona tibia se plantea una vida espiritual muy cómoda. Perdido que
se ha el ardor espiritual, se conforma con el “yo no mato ni robo”; pero
olvida que su vida espiritual no consiste en no hacer nada malo sino
el “luchar por la santidad”.
1.- Desaliento
Como nos dice A. Gálvez en su libro “La Fiesta del hombre la Fiesta de
Dios” (p. 260) el que ha caído en la tibieza sufre un error de perspectiva,
pues es incapaz de ver el amor de Dios tal cual es; lo único que ahora ve
es cuán difícil es cumplir con ese amor:
La persona que cae en la tibieza huye de todo aquello que pueda suponer
esfuerzo o sacrificio. Busca éxitos rápidos que además no exijan mucho
trabajo. Da miedo el mero hecho de pensar que tiene que mortificarse.
Cristo vive entre nosotros como antes, y su poder sigue siendo infinito,
divino. «Solo la tibieza de tantos miles, millones de cristianos, explica
que podamos ofrecer al mundo el espectáculo de una cristiandad que
consiente en su propio seno que se propale todo tipo de herejías y
barbaridades. La tibieza quita la fuerza y la fortaleza de la fe y es
amiga, en lo personal y lo colectivo, de las componendas y de los
caminos cómodos». (F. Fernández Carvajal, “La tibieza”)
1.- Dios
La tibieza no tiene otra solución que Dios mismo. Es decir, sólo la gracia
de Dios nos hará salir de ella. Si la persona que ha caído en la tibieza
tiene buena disposición para salir de la misma, Dios iluminará su mente
para que sea capaz de darse cuenta del estado de su alma y al mismo
tiempo le dará las fuerzas necesarias para que lo pueda hacer. La esencia
de la tibieza y su gravedad consiste en que el alma se encuentra cómoda
consigo misma, no quiere cambiar; es por ello que salir de la tibieza se
requerirá una “nueva conversión” a Dios y un “abandono” de todo ese
estilo de vida que le fue enfriando progresivamente.
2.- Volver a amar como se amó
Las personas tibias necesitan llevar una vida más ordenada, priorizada
según una escala de valores cristianos. Se debe volver a educar a esta
alma haciéndole ver que en la vida hay muchas cosas, pero unas tienen
más importancia que otras. Esta constatación exige una recuperación de
los valores alterados o cambiados por la tibieza.
—————
Si tú crees que has caído en la tibieza espiritual y quieres salir de allí, lo mejor
que puedes hacer es pedirle a Dios que te ayude. Lee nuestra próxima entrada,
que trata de cómo salir de la tibieza espiritual.