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diáLogos│ Revista Científica de Psicología, Ciencias Sociales, Humanidades y ciencias de la Salud

DiáLogos - Universidad Nacional de San Luis - Facultad de Ciencias Humanas


Vol. 1│Nro. 2│Julio │2010│pp. 71-85

El lugar del psicólogo educacional en el intrincado camino entre el profesional y la


escuela: Una visión interpretativa desde dos experiencias prácticas.

Recibido: 09/06/10│Aceptado:30/06/10

Marcela Guzmán Sánchez


guzmans.mf@gmail.com

Rodrigo Mardones Carrasco


rodrigo.mc@ug.uchile.cl

Universidad de Chile

Resumen
El presente artículo pretende analizar y discutir el papel y lugar de la disciplina
psicoeducativa y del psicólogo educacional. Se considerarán temas centrales como: la
relación entre la disciplina entre la psicología y la educación; la diferencias entre la
teoría y el ámbito práctico, pudiendo esclarecer factores que pudieran limitar,
obstaculizar o potenciar la aplicación concreta de esta disciplina; el objeto de estudio de
la psicología educacional; las dimensiones de lo psicoeducativo: teórica, tecnológica y
práctica; y el rol del psicólogo al interior de los establecimientos educativos. Para esto,
se llevó a cabo el análisis de entrevista a dos psicólogas educacionales, quienes
permitirán dilucidar aspectos relacionados a qué es la psicología educacional, cuál es el
rol y posicionamiento del psicólogo al interior de un colegio, cuál es la diferencia entre
lo teórico y lo práctico, y qué potencialidades y limitantes pueden aparecer dentro del
contexto educativo.
Palabras claves: Psicología educacional; rol del psicólogo; objeto de estudio; teoría;
práctica.

The place of educational psychologists in the intricate way between professional


and school: An interpretive view from two practical experiences
Abstract

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The present article intends to analyze and discuss the role and place of the
psychoeducative discipline and the educational psychologist. Central themes will be
considered: the relation among the discipline between the psychology and the
education; the differences between the theory and practice, clearing factors that could
limit, hinder or promote the concrete application of this discipline; the object of study of
psychology education; psychoeducative dimensions: theoretical, technological and
practical; and the role of the psychologist inside educational establishments. For this,
was made the analysis of an interview to two educational psychologists, who will let to
clarify aspects related what is educational psychology, which is the role and positioning
of the psychologist inside of schools, which are the differences between the theoretical
thing and the practical thing, and what potentialities and limits can appear inside the
educational context.
Key words: Educational Psychology; Psychologist role; object of study; theory;
practice.

Introducción
En el presente trabajo se pretende discutir el lugar del psicólogo/a educacional y
de la disciplina psicoeducativa, especialmente en relación a temas tan controversiales
como lo es la relación entre la psicología y la educación, el objeto de estudio, las
dimensiones y contenidos que esta disciplina trata.
La relevancia de este trabajo no es sólo exponer desde un punto de vista teórico
estos temas, sino constatar en terreno, cómo psicólogos educacionales se posicionan con
respecto a estas temáticas dentro de su disciplina, cómo han visto en la práctica la
concreción de la teoría, y cómo han vivido la experiencia de enfrentarse al mundo
laboral y, particularmente, al contexto escolar más allá de los libros. Se trata de
identificar las distintas implicancias que revisten la teoría y su aplicación práctica,
develando divergencias, similitudes, posibilidades, potencialidades y limitaciones del
quehacer del psicólogo educacional.
Es importante desentrañar cómo se entiende el lugar de la psicología educacional
en la sociedad, en la escuela y sus relaciones con las disciplinas que la nutren, además
de develar qué entienden por objeto de estudio y cuáles son sus contenidos y
dimensiones. Todo esto para esclarecer desde que punto se posicionan los profesionales,
cómo entienden su disciplina, qué objetivos ven cumplir en su desempeño profesional o
cuáles deberían ser, la real participación que tienen los psicólogos educacionales dentro

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de las escuelas, así como también las relaciones que se entablan con los otros actores
educacionales.

La psicología y la educación: El debate sobre el lugar de la Psicología Educacional


A través del tiempo se ha producido un debate con respecto a cual es el lugar de
la psicología educacional dentro las áreas de conocimiento de las cuales se nutre.
Algunas posturas la posicionan como una especialización de la psicología; otros como
una disciplina que se encarga de aplicar los conocimientos psicológicos dirigidos a un
tipo particular de comportamientos dados en los sistemas educativos; mientras otros
plantean que se trata de una disciplina con sus propias bases teóricas independiente de la
psicología (Coll, Palacios y Marchesi, 1990). Estas tensiones hacen preguntarnos cuál es
el lugar de la psicología educacional, qué es y de qué se ocupa.
Entre los distintos argumentos que pretenden dar cuenta de la relación entre
psicología y educación, encontramos a Mayer (1999, en Coll et al., 2000) quien
identifica tres formas distintas de relación. La primera da cuenta de una relación
unidireccional: de la psicología a la educación, en donde los psicólogos al avanzar en
sus estudios deben poner a disposición de los educadores la información los cuales son
responsables de aplicarlos. Este planteamiento devela que no se debe considerar a la
psicología de la educación como una disciplina o subdisciplina, ya que no tiene un
objeto de estudio propio, además de no existir el propósito de producir conocimientos
nuevos desde una perspectiva particular, sino tan sólo de aplicar los conocimientos ya
producidos por la investigación psicológica. La segunda propuesta expone una
inexistencia de relaciones. Finalmente se postula la existencia de una relación
bidireccional en las que estas dos disciplinas se complementan y nutren la una de la
otra, siendo la psicología educacional una disciplina puente entre la psicología y la
educación, con un objeto de estudio propio y con el propósito de generar nuevos
conocimientos, respondiendo a una orientación educativa comprometiéndose con la
educación y su mejora.
Es posible plantear desde este punto de vista, que la problematización y
discusión de las temáticas a tratar provienen desde el ámbito de la educación, la que
recurre a la psicología como a otras disciplinas con el fin de llegar a comprender mejor
ciertos fenómenos y poder actuar en consecuencia de forma más óptima. Como
resultado, se amplían los conocimientos teóricos y prácticos en el área de educación
mientras que la psicología se ve enfrentada a generar nuevos conocimientos al abordar

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nuevos asuntos. Por lo que la naturaleza aplicada de la psicología educacional no tan


sólo es la aplicación de conocimientos ya elaborados, sino también un catalizador que
invita a construir y generar nuevos aportes al conocimiento.

La Psicología Educacional como disciplina aplicada


La psicología de la educación es primeramente una disciplina psicológica, ya
que se centra en los procesos psicológicos, aunque es educacional también ya que son
inseparables de las situaciones en que estos procesos surgen. Esta complejidad hace
notar la necesidad de un acercamiento multidisciplinar al objeto de estudio, por lo que
es siempre necesario estar atento a los avances en otras áreas del conocimiento que
aporten información interesante en su aproximación al objeto de estudio. La psicología
educacional es quizás la única especialidad en psicología que toma seriamente en
consideración de forma simultánea casi todas las prácticas actuales en psicología, en
educación y en otros campos relacionados (Barton, 1976, en Sanz, Fernández, Campos,
Pareto y González, 1991).
Según Coll et al. (2000), la psicología educacional es una disciplina aplicada,
que es puente entre la psicología y la educación. Como tal considera una serie de
dimensiones propias que no son clínicas ni organizacionales, sino que corresponden a
un ámbito con características propias (Cornejo, 2007), como lo son los sistemas
educacionales, por lo que los temas y cuestiones objeto de atención y estudio deberían
ser elegidos a partir de los problemas que se presentan en la práctica y de las principales
preocupaciones surgidas en ese contexto.
La psicología educacional, en tanto disciplina de naturaleza aplicada, se ocupa
del estudio de fenómenos y procesos educativos con una triple finalidad: aportar a la
producción de una teoría que permita comprender y explicar mejor estos procesos;
ayudar a la elaboración de procedimientos, estrategias y modelos de planificación e
intervención que ayuden a orientarlos en una dirección determinada; y asistir a la
instauración de unas prácticas educativas más eficaces, más satisfactorias y más
enriquecedoras por las personas que participan en ellas. Estos tres objetivos dan cuenta
de tres dimensiones en torno a las cuales se articulan los contenidos de la psicología de
la educación desde una visión aplicada; estas son la dimensión teórica, tecnológica y
práctica respectivamente (Coll et al., 2000).

Sobre el objeto de estudio

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Las consideraciones anteriores nos permiten establecer una base adecuada para
intentar determinar de qué se ocupa la psicología de la educación. El objeto de la
psicología educacional es estudiar los procesos de cambio individuales, grupales e
institucionales que ocurren en contextos educativos (Cornejo, 2007). Esta definición
propone la dirección del interés al estudio de los procesos de cambios en las personas,
es decir, los procesos psicológicos, pero aquellos que tienen su origen en actividades o
situaciones educativas, interesándose por su naturaleza, características, factores que los
facilitan, los dificultan y los obstaculizan, y de las consecuencias que tienen para las
personas, abordando el objeto de estudio con la triple finalidad antes mencionada.
Coll et al. (2000) identifica dos grandes bloques de contenidos de los que se
ocupa esta disciplina: a) relativos a los procesos de cambio que se producen en las
personas como resultado de su participación en situaciones y actividades educativas, es
decir, preocupándose de cambios relacionados a procesos de aprendizaje, desarrollo y
socialización y de las relaciones que mantiene estas distintas dimensiones, y b) los
factores, variables o dimensiones de las situaciones y actividades educativas que se
relacionan con estos procesos de cambio y que ayudan a explicar su orientación,
características y resultados.
Podemos decir entonces que uno se refiere al cambio y el otro el contexto.
Respecto del primero, se trata de procesos de cambio en cualquier nivel de la escuela.
Cambios que viven los profesores, los estudiantes, las comunidades, es decir, cambios
individuales y/o grupales. Se trata de cambios en un sentido amplio y que ocurren en
contextos educativos. En tanto lo segundo requiere necesariamente entender lo que
ocurre en una comunidad escolar concreta, y cualquier herramienta que se aplique desde
la psicología social o desde la psicología clínica puede ser insuficiente si no se
considera el contexto (Cornejo, 2007).
Estas consideraciones contribuirán al entendimiento de la compleja red de
relaciones de la psicología educacional a nivel teórico con los diversos espacios de
actividad profesional y como se entiende desde ahí, identificando los límites y las
posibilidades, las divergencias y la consistencia entre la teoría y la práctica.

Método
Participantes
Las participantes fueron dos psicólogas educacionales egresadas de la
Universidad de Chile, Margarita Valenzuela y Andrea Bravo, actualmente en servicio

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trabajando para el mismo colegio, en distintos niveles del sistema escolar, educación
básica y media, respectivamente. La selección de esta muestra se hizo utilizando un
muestreo no probabilístico, específicamente, un muestreo de informantes claves. Esto es
debido a que se han escogido de manera arbitraria profesionales con conocimiento
acabado respecto del tema tratado en esta investigación (García, 1994). Los informantes
clave son individuos en posesión de conocimientos especiales y que están dispuestos a
cooperar con el investigador (Goetz y LeCompte, 1988). Además, la participación de
informantes clave puede añadir a los datos de base material imposible de obtener a
causa de las limitaciones temporales y aportar variables e información que no haya sido
considerada por los investigadores (Goetz y LeCompte, 1988).

Instrumentos
Acorde con la estrategia de muestreo, se usará una entrevista semiestructurada
de corte transversal. Esta entrevista es una guía en la que se anticipan las cuestiones
generales y la información específica que el investigador quiere reunir, además de
recolectar información en un sólo momento (Goetz y LeCompte, 1988). Esta forma de
entrevista nos permite indagar en los significados, perspectivas y definiciones (Delgado
y Gutiérrez, 1994) de los tópicos de esta investigación. Los entrevistados no sólo nos
revelan sus propios modos de ver, sino que deben describir lo que sucede y el modo en
que las otras personas lo perciben (Taylor & Bogdan, 1986). Para realizar las entrevistas
a profesionales, se utilizó como material una pauta de entrevista semiestructurada, en la
que se tocaron ejes temáticos importantes para el desarrollo de este trabajo. Estos son: 1.
Objeto de estudio de la psicología educacional, 2. Rol dentro del colegio, 3. Abordaje
del objeto de estudio, y por último, 4. Relaciones laborales.

Procedimientos
Luego de la realización de las entrevistas y su posterior transcripción, se
procedió a efectuar un análisis temático de entrevista. Esta estrategia busca la
coherencia de acuerdo a posicionamientos similares de los individuos frente a un tema
especificado por el investigador. La manipulación temática consiste en extraer y
clasificar fragmentos del discurso según lo previamente establecido en una malla
temática, donde se incorporan los elementos subjetivos compartidos, para analizarse en
función de los temas y sub-temas (Cárcamo, 2005). Una vez realizado este análisis,
estaremos en condiciones de establecer tipologías o modelos demostrativos (Cárcamo,

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2005). Estos responden a la variabilidad empíricamente comprobada de las


concepciones, ideas, y supuestos compartidos por las psicólogas educacionales.

Resultados
Margarita Valenzuela alude la inexistencia de una metodología clara y definida
de trabajo de psicólogos educacionales dentro del establecimiento en donde trabaja. Al
ingresar allí, su labor se remitía a aspectos más prácticos y técnicos, donde lo principal
era aplicar pruebas y hacer diversos tipos de evaluaciones, además de la derivación a
otros profesionales fuera del ámbito escolar para solucionar problemas, enfocándose
más bien en la parte clínica aplicada en el ámbito educacional. No obstante, deja ver que
ella ha tenido que ir forjando junto a su compañera su rol como psicóloga educacional;
de este modo han ido abriendo su objeto de estudio, los fenómenos con los que trabajan
en el entorno escolar; comenzando a incluir otros aspectos, otros factores que influyen
en la formación de los alumnos, no sólo el contexto escolar cerrado, sino que se
incluyen a otros actores y otras dimensiones que antes no se consideraban. Se ha
comenzado así a incluir a los padres: orientándolos, entregándoles herramientas con
respecto a la inserción escolar, los hábitos de estudio que los niños deben desarrollar
para tener una adecuada adaptación al proceso de aprendizaje, y también en otros
ámbitos no estrictamente estudiantiles, como es el caso de las orientaciones hechas con
respecto a la educación sexual.
Respecto a los profesores, se dedica a apoyarlos, dándoles algunos lineamientos,
guías que puedan contribuir al aspecto educativo (como ayudar en la malla de
contenidos), al aprendizaje de los alumnos, así como también a su funcionamiento
completo en ese contexto como personas, cómo se adaptan socialmente, los problemas
que pudiesen experimentar en otros ámbitos de su vida, etc.
Hace mucho hincapié en la labor profiláctica que ella ha ido desarrollando y con
la que trabaja principalmente como psicóloga educacional., desde prevenir diferentes
tipos de patologías, problemas de tipo conductual, cognitivo, y también provocar ciertos
cambios en los alumnos con este mismo fin, promover desarrollos en ellos, y así poder
hacer que su aprendizaje y su forma de desenvolverse en el ambiente escolar sea más
efectivo y adaptativo, antes de que las interferencias que puedan surgir (tanto internas
como externas al ámbito escolar), se hagan más severas.
Define el objeto de la psicología educacional como el aportar al funcionamiento
de los niños dentro del ámbito educacional, para que tengan una buena adaptación, en el

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aspecto social y educativo, en términos de aprendizaje. También deja en claro que este
objeto es una mezcla de psicología y educación, pero que, no obstante, en la práctica se
ha visto limitado a solucionar netamente problemas que puedan presentarse en lo
educativo, interviniendo directamente en el proceso de aprendizaje que tengan los
alumnos. Esto es debido a que las horas que trabaja en el colegio son muy escasas como
para poder hacer otro tipo de intervenciones que puedan tratar otros factores que
pudiesen identificarse o en el que pudieran contribuir. Asimismo menciona que el
colegio se desliga de algunos asuntos que son de interés para el desarrollo de los
alumnos, como la aparición de problemas clínicos, en donde se opta sólo con derivar a
un especialista determinado, mas nunca se mencionó que hubiese un real interés por
solucionar ese tipo de problemas, sólo se limitan a cumplir con la labor de averiguar qué
problema existe y dónde puede tratarse.
De esta manera, describe el rol del psicólogo educacional en términos de
“acompañar a los niños en el proceso de aprendizaje”, apoyarlos en las dificultades
con las que pudiesen encontrarse en su desarrollo en el ambiente escolar o en otros
contextos, como el familiar, por ejemplo.
Su colega, Andrea Bravo, define el objeto de la psicología educacional ligado a
las expectativas que se tiene de ellas, es decir, lo que se espera que ellas lleven a cabo
en el medio escolar. En este sentido, se menciona que en los establecimientos no hay un
rol claro de los psicólogos educacionales, interfiriendo además, en sus labores las tareas
que el mismo colegio les exige. A modo de ejemplo, menciona que se les pide que
intervengan en el contexto aula, pero a los educadores a veces esto les molesta o se les
pide que lleven a cabo una labor clínica, pero se les restringe, ya que se les prohíbe
sacar a los niños del colegio, lo que dificulta el tratamiento debido a que “hacer clínica
en el mismo setting con los niños donde vienen todos los días a estudiar no se puede”.
De esta forma, lo que un psicólogo educacional puede aportar realmente es muy dispar
de lo que realmente se les permite hacer, lo que dificulta enormemente su labor, no
pueden intervenir en ciertos ámbitos como quisieran y tampoco pueden realizar
seguimientos de manera adecuada. En definitiva, el objeto de la psicología educacional
está delimitado por el colegio en el cual trabaja.
Con respecto a su trabajo, al igual de su compañera, Margarita, menciona que
ellas se han dedicado fundamentalmente a un papel más preventivo de situaciones que
pudiesen estar interfiriendo con el funcionamiento de los alumnos en el colegio. Sin
embargo, también deja en claro que hay ciertos factores que influyen en este proceso, en

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los que ellas no pueden influir de manera adecuada o que, directamente pueden hacer
prácticamente nada, debido a la consideración de hasta dónde es pertinente que el
colegio intervenga. Aunque, alude a que en un momento alguien debe hacerse cargo del
problema existente y que en muchas ocasiones se le deja este papel al colegio.
También se refiere a que hay problemas de los que el colegio se ha hecho cargo,
como el asunto de educación diferencial desarrollando talleres psicopedagógicos.
Además, ese colegio en particular, no se dedica a una formación sólo académica, ya que
su proyecto educativo pretende una formación integral de sus alumnos para que puedan
desarrollarse en distintas áreas, como el deporte, música, etcétera. Asimismo se entrega
vital importancia a la familia, tratando de fomentar la convivencia de este núcleo. No
obstante, aparece el problema de que, a veces, algunos padres no quieren participar de
estas instancias, añadiendo otro obstáculo al abordaje del objeto de estudio y del
desempeño de rol como psicólogo educacional.
En términos generales, Andrea Bravo, define el rol del psicólogo educacional
como el “ser una herramienta más en función de canalizar los potenciales de los
alumnos, es más un rol más bien cautelador que intervencionista”. En este sentido,
define un poco más este aspecto que su colega, ya que Margarita sólo menciona el
profesional debe aportar al funcionamiento y a la adaptación de los niños en el ámbito
escolar; pero no define la forma en que se hace, es decir, la parte práctica y
metodológica específicamente. En este aspecto, la psicóloga Andrea Bravo, también
menciona la necesidad de que este rol y abordaje de las problemáticas estén insertos en
un proyecto educativo más amplio, que sea apoyado, para que pueda existir un mayor
impacto de parte de sus intervenciones, en un nivel más global, y que no sólo haya una
mejora en casos puntuales. Asimismo, para ella es necesario que las personas
comiencen a comprender los distintos procesos que están involucrados en el desarrollo
educativo, que se deje de lado el pensamiento mágico existente con respecto a los
talleres y la labor del psicólogo, concepciones que entorpecen su labor. Este
pensamiento lleva a creer que los psicólogos tienen el poder de mejorar las capacidades
y conductas de los alumnos en pocas sesiones, olvidándose de otros muchos factores
que intervienen en ellos.
Con respecto a sus expectativas laborales, ambas mencionan una experiencia
positiva, ya que han tenido la oportunidad de ir diversificando su rol, de poder intervenir
en otros factores, amplificando su objeto de estudio y acción, y han, también, aprendido
de sus experiencias negativas, sacando elementos positivos de ellas. Sin embargo,

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Margarita Valenzuela manifiesta haber tenido la sensación de que todo está hecho, que
ya no se puede hacer nada más, esto debido a los pocos recursos que manejan y a la baja
probabilidad de que su campo de trabajo se amplíe permitiéndoles una mayor
intervención. Sentimiento totalmente contrario al de su colega Andrea, pues para ella las
dificultades son un desafío y no un obstáculo, lo que hace que su trabajo sea muy
motivador al tener en cuenta que es siempre posible mejorar y aportar algo para
contribuir a la mejora de la adaptación de los niños al sistema educativo.

Discusión
Al contrastar el marco teórico con las entrevistas a las psicólogas educacionales,
se encuentra un cierto grado de coincidencia con las ideas de Coll, quien ve el objetivo
del psicólogo educacional como estudiar los procesos de cambios individuales, grupales
e institucionales en el contexto educacional. Sin embargo, en la práctica, encontramos
que para las psicólogas entrevistadas el rol del psicólogo educacional, y a lo que
aspiran, está más relacionado con la importancia del contexto. Este último es un gran
punto de coincidencia entre las psicólogas entrevistadas y la bibliografía revisada,
especialmente en lo referente al entorno directo del niño, su familia, su relación y
compromiso con su educación y desarrollo. Ahora bien, en la práctica esto se refleja no
sólo en lo referente al contexto educativo, sino también en donde está situado, el sector
demográfico, el nivel socio-económico y todo lo relacionado con la institución, el niño
y los procesos tanto con su aprendizaje como con sus capacidades de desarrollo. En
conclusión nos referimos a todo el contexto y no sólo enfocado a un área específica del
mismo. El interés sobre el estudio de los procesos de cambio en general queda como un
factor adicional que tratar, debido a que Coll se refiere a estos procesos más
relacionados con las situaciones educativas, en vez de lo que se preocupan las
psicólogas en la realidad, que no sólo se refiere a considerarlos, como hace Coll, sino
que remarcan la importancia y necesidad de abarcarlos como un todo, de manera de
lograr un desarrollo integral; lo importante no es sólo lo que facilita o dificulta el
aprendizaje, sino además lo que facilita o dificulta la vida del individuo, razón por la
cual muchas veces cuando las psicólogas llegan al colegio se les ve más como clínicas
que como educacionales.
Si bien Coll ve a la psicología educacional como la disciplina puente entre la
educación y la psicología nos encontramos aquí también con otra dificultad: La
diferencia entre querer y hacer. Es necesario comprender las grandes dificultades

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existentes entre la teoría y la práctica en relación a lo que Andrea plantea: es necesario


vencer la barrera del desconocimiento de la claridad del rol de los psicólogos
educacionales en las instituciones, lo cual interfiere con lo que se les exige, se les ve
más como psicólogas clínicas con la misión de “arreglar a los niños”, en lugar de ver
qué clase de aportes pueden entregar con sus conocimientos a la institución en cuanto a
planes de apoyo y ayuda en los procesos tanto individuales como psicosociales. Es
necesario entonces vencer tanto la barrera de los padres, que muchas veces encuentran
innecesarias las actividades y talleres preventivos que se proponen para lograr una
mejora en el desarrollo y los hábitos de estudio de sus hijos, y la de los profesores,
quienes reaccionan de manera negativa cuando la psicóloga quiere intervenir en la sala
de clases o darle indicaciones sobre cómo mejorar su desempeño. Todo esto, sumado a
que ambos actores, padres y profesores, no comprenden el tiempo que requiere cada
proceso, sino que ven la intervención que pueden hacer las psicólogas como algo que
solucionarán instantáneamente.
Otro factor de gran importancia que hemos de considerar es el de los recursos
tanto económicos como temporal, lo cual contribuye a que en la práctica no se pueda
realizar todo lo que se quisiera. En este sentido, los recursos están más destinados hacia
otras áreas consideradas de mayor importancia dentro del colegio, y el tiempo (que es
también escaso para las psicólogas, ya que trabajan allí pocas horas) se utiliza
principalmente para solucionar “problemas puntuales” de los alumnos, su desarrollo,
proceso de aprendizaje y adaptación y apoyo a los profesores. Nos encontramos con que
el trabajo es más individual que grupal, que es un área limitada por los recursos
disponibles.
La psicología educacional se considera para Coll como una disciplina aplicada,
un puente entre la psicología y la educación, con características propias y que, por su
naturaleza, está también entre sus funciones el ser un catalizador para construir y
generar nuevos aportes al conocimiento y comprometerse con la educación y su mejora.
Sin embargo, sin recursos para realizar verdaderas reformas e investigaciones, con
tiempo que sólo alcanza para invertir en tratar individualmente a los alumnos en
problemas puntuales, encontramos que en la práctica se vuelve realmente algo complejo
salir del esquema y realizar los cambios que se deseen, puesto que tampoco se tienen las
atribuciones como psicólogo para hacerlo debido a la falta de valoración de la real
importancia de su rol, de manera que el psicólogo termina por ser, como describe
Andrea, “una herramienta más”. Hemos de considerar también, que así como se ve a la

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psicología educacional como una disciplina puente, se ve primeramente como disciplina


psicológica pues se enfoca en los procesos psicológicos, pero también educacional, ya
que es un área inseparable de la que estos surgen. En este punto, sin embargo, la
psicóloga Margarita Valenzuela, si bien reconoce también que el objeto es tanto
psicológico como educacional, aclara que en la práctica finalmente se han visto
limitadas netamente a lo educativo principalmente en relación al proceso de aprendizaje
de los alumnos.
La propuesta que Coll hace es abordar la articulación de la psicología de la
educación en tres dimensiones a tener en cuenta: la teórica, la tecnológica y la práctica,
las tres son consideradas como constituyentes esenciales del objeto de la psicología
educacional. No obstante, las psicólogas entrevistadas sólo consideraban la parte
práctica mencionando levemente la teórica, aunque tomándola muy poco en
consideración y obviando casi totalmente la tecnológica de manera que se podría decir
que reducen la visión tridimensional de Coll a sólo una. Esto no quiere decir que las
psicólogas vean a la psicología educacional sólo como un campo de aplicación de
conocimientos psicológicos, sino que tiene que ver con lo que tienen que vivir en la
realidad, en su contexto de trabajo, día a día, cómo enfrentan las dificultades que los
factores externos significan para ejercer su papel, y, por lo tanto lo que consideran
dentro de sus posibilidades, viéndose obligadas a centrarse en lo concreto.
De esta manera, podemos concluir que la visión de Coll de la psicología
educacional, de su objeto y sus dimensiones, en el contexto nacional es idealista. Esto
porque en la realidad no se permite una coherencia entre el ver a la psicología
educacional como una disciplina puente, con todo lo que ello implica, y el poder
llevarlo a cabo congruentemente en lo concreto. Aunque los psicólogos vean a la
psicología educacional tal y como la plantea Coll, hay factores que limitan su campo de
acción, como lo planteaban ambas psicólogas entrevistadas, como los padres, el equipo
docente y equipo administrativo de las instituciones educativas. Si bien estos actores
pueden desear que sus hijos y alumnos se desenvuelvan adecuadamente dentro del
contexto educativo, pudiendo solucionar todo problema que esté interfiriendo con este
aspecto, hay una contradicción entre lo que ellos ven como contexto educativo (el
rendimiento académico y el comportamiento en sala de clases, por ejemplo) y lo que los
psicólogos educacionales consideran dentro de este. Al parecer, según lo expresado por
las psicólogas entrevistadas, los otros actores involucrados en la educación de los
alumnos, cierran mucho este contexto, lo limitan a una cierta cantidad de fenómenos

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solamente, los aíslan, viéndolos como problemas puntuales que no están relacionados
con nada más, y que, por lo tanto, pueden ser fácil y rápidamente solucionados por los
profesionales. Sin embargo, los psicólogos educacionales están más concientes de la
multiplicidad de factores que afectan el desempeño educativo de los alumnos. En este
sentido, los padres y profesores olvidan que ellos también participan en todo el proceso
educativo, y que, por lo tanto, también tienen responsabilidad de contribuir a solucionar
las dificultades con las que puedan encontrarse los alumnos.
El papel de los psicólogos educaciones se ve muy limitado, frenando su
desempeño en la parte práctica, lo que a su vez impide el desarrollo de nuevas técnicas
que puedan contribuir a la solución concreta de problemas o el desarrollo de las
potencialidades de los alumnos, y esto, a su vez, imposibilita el desarrollo de la
dimensión teórica, al no contribuir a la disciplina con nuevos modelos de comprensión o
intervención, por ejemplo.
Por lo tanto, como resultado de una visión causalista e individualista del
quehacer del psicólogo educacional, se vuelve a la concepción unidireccional de la
psicología educacional, como un mero campo de aplicación de los conocimientos
psicológicos, dejando fuera la posibilidad de que otras disciplinas aporten al estado del
arte de esta disciplina.
Se aprecia cómo dentro del contexto escolar se tiende a conceder un importante
rol a las características de las personas y a las relaciones interpersonales, en tanto, las
psicólogas entrevistadas ven limitado su accionar a intervenciones más bien
individuales, contribuyendo a reproducir el mito de sentido común de que el problema
tiene que ver con el individuo. A pesar de las intensiones de las psicólogas, el
establecimiento limita su capacidad de acción pensando la psicología educacional desde
una perspectiva individualizante de los fenómenos humanos en donde las herramientas
teóricas no encuentran aplicabilidad en la práctica.
La escuela deja fuera las consideraciones y su responsabilidad con la sociedad,
integrando los distintos elementos que influyen en la educación como el ambiente
psicosocial del individuo, para trabajar con él como sujeto aislado, haciéndolo sentir
culpable de fallas dadas por el funcionamiento social. “El psicologísmo ha servido para
fortalecer, directa o indirectamente, las estructuras opresivas al desviar la atención de
ellas hacia los factores individuales y subjetivos” (Martín-Baró, 1998 en Redondo,
1999). Es necesario profesionales con opinión, con postura crítica, que no tan sólo

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reflexionen acerca de cuál es su rol dentro del contexto escolar sino también dentro del
entramado social.
La idea de estudiar psicología educacional es una vocación al servicio en un
determinado contexto en el cual la especialización apunta hacia la producción de un
cambio de aquellas situaciones irregulares o que vemos no están ayudando a que la
educación se transforme en un real sistema de socialización, de descubrimiento, de
oportunidades, de liberación. Hay que ser un agente interno, que desde dentro, pueda
contribuir a que la institución educativa se transforme en un agente creador o formador
de potencialidades. Lamentablemente, vemos cómo estas aspiraciones no se
concretizan. A pesar del estudio especializado en el contexto escolar, los psicólogos
educacionales terminan transformándose en agentes externos y desligados de la
institución escolar, trabajando básicamente en programas externos de apoyo a las
escuelas, que a su vez están determinadas por ésta. Además estas acciones son
temporales, siendo que se requiere que el apoyo sea permanente y que exista un vínculo
formal en donde el psicólogo educacional sea reconocido en el ámbito escolar. Es
responsabilidad de los psicólogos/as escolares tomar posición y responsabilidades en el
ámbito de la educación e iniciar los programas y actuaciones más adecuados tomando
en cuenta y aprovechando el amplio respaldo teórico para poder aportar realmente en la
mejora de la educación.

Referencias
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