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(ORAR EN COMUN)
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Oraciones Consuetudinarias
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Codigo de justino
ORACIONES DIARIAS
ORACIONES PARA ANTES DEL OFICIO DIVINO Y/O ANTES DE MISA
REINA DEL CIELO – REGÍNA CAELI (Durante el tiempo pascual)
V. Alégrate, Reina del cielo; aleluya. V. Regína caeli, laetáre, allelúia:
R. Porque el que mereciste llevar en tu R. Quia quem meruísti portáre, allelúia.
seno; aleluya.
V. Ha resucitado, según lo predijo; V. Resurrérxit, sicut dixit, allelúia.
aleluya. R. Ora pro nobis, Deum, alleluia.
R. Ruega por nosotros a Dios; aleluya.
V. Regocíjate y alégrate, Virgen V. Gaude et laetáre, Virgo María, allelúia.
María; aleluya. R. Quia surréxit Dóminus vere,
R. Porque verdaderamente ha Alleúia.
resucitado el Señor; aleluya.
Oración Orémus
Oh, Dios, que, por la Deus, qui per resurrectiónem Fílii tui,
resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Dómini nostri Jesuchristi, mundum
Jesucristo, te has dignado llenar de alegría laetificáre dignátus es: praesta, quaésumus;
al mundo, te suplicamos nos concedas que, ut, per eius Genitrícem Vírginem Maríam,
por su Madre, la Virgen María, alcancemos perpétuae capiámus gáudia vitae. Per
los gozos de la vida eterna. Por el mismo eúndem Christum Dóminum nostrum.
Cristo Nuestro Señor. Amén. Amen.
ANGELUS
V. El Ángel del Señor anunció a María. V. Ángelus Dómini nuntiávit Maríae.
R. Y concibió por obra del Espíritu R. Et concépit de Spíritu Sancto.
Santo. Ave, María…
Dios te salve, María… V. Ecce ancílla Dómini.
V. He aquí la esclava del Señor. R. Fiat mihi secúndum verbum tuum.
R. Hágase en mí según tu palabra. Ave, María…
Dios te salve, María… V. Et Verbum caro factum est.
V. Y el Verbo se hizo carne. R. Et habitábit in nobis.
R. Y habitó entre nosotros. Ave, María…
Dios te salve, María…
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de V. Ora pro nobis, Sancta Dei Génetrix.
Dios. R. Ut digni efficiámur promissiónibus
R. Para que seamos dignos de alcanzar Christi.
las Promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración. Orémus.
Te suplicamos, Señor, derrames tu Grátiam tuam, quaésumus, Dómine,
gracia en nuestras almas, para que los méntibus nostris infúnde; ut qui, ángelo
que por el anuncio del ángel hemos nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem
conocido la encarnación de tu Hijo cognóvimus, per passiónem eius et crucem,
Jesucristo, por su pasión y su cruz, ad resurrectiónis glóriam perducámur.
lleguemos a la Gloria de la Per eúndem Christum Dóminum nostrum.
Resurrección. Por el mismo Cristo nuestro Amen.
Señor. Amén.
ACORDAOS - MEMORÁRE
Acuérdate, ¡Oh piadosísima Virgen Memoráre, o piísima Virgo María, non
María!, que jamás se ha oído decir que esse audítum a saéculo, quemquam ad tua
alguno que recurrirse a tu patrocinio, que curréntem praesídia, tua implorantem
implorase tu auxilio y acudiese a tu socorro auxília, tua peténtem suffrágia ese
haya sido desamparado de Ti. Yo, animado derelíctum. Ego tali animátus confidétia ad
por esta confianza, oh Madre, Virgen de las te, Virgo Vírginum, Mater, curro; ad te
vírgenes, vengo a Ti, me refugio en Ti; yo vénio; coram te gemens peccátor assísto.
pecador gimo delante de Ti. No quieras ¡oh Noli, Mater Verbi, verba mea despícere,
Madre del Divino Verbo!, despreciar mis sed audi propítia et exáudi. Amen.
humildes súplicas, antes bien, óyeme
favorablemente y haz lo que te suplico.
Amén.
Y mándame ir a Ti, Para que con tus santos Et iube me veníre ad te, Ut cum Sanctis tuis
te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén. laudem te. In saécula saeculórum. Amen.
“Han taladrado mis manos y mis pies y se “Fodérunt manus meas et pedes meos:
pueden contar todos mis huesos”. (Sal.21, Dinumeravérunt ómnia ossa mea”
17-18). (Psalmus 21, 17-18).
ACTO DE ENTREGA DE SÍ
Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, Mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer. Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo torno; todo es tuyo; dispón de ello
conforme a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que eso me basta.
“En la práctica coriente, hay varios modos de comenzar el Rosario, según los diversos contextos eclesiales” (ib., 37).
PERSIGNACION Y ASIGNACION
✠ Por la señal de la Santa Cruz, ✠ de ✠ Per signum crucis ✠ de inímicis nostris
nuestros enemigos ✠ líbranos Señor, Dios ✠líbera nos, Deus noster.
Nuestro. In nómine Patris, et Fílii, et Spirítus
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Sancti.
Espíritu Santo. Amén. Amen.
“El enunciado del misterio. Enunciar el misterio, y tener tal vez la oportunidad de contemplar al mismo tiempo una
imagen que lo represente, es como abrir un escenario en el cual concentrar la atención… es una metología que se corresponde
con la lógica misma de la Encarnación: Dios quiso asumir, en Jesús, rasgos humanos”. (ib., 29).
“Para dar fundamento bíblico y mayor profundidad a la meditación es útil que al enunciado del misterio siga la
proclamación del pasaje bíblico correspondiente, que puede ser más o menos largo según las circunstancias… En alguna
ocación solemne y comunitaria, esta palabra se puede ilustrar con algún breve comentario” (ib., 30).
“Sin quitar valor a tales invocaciones, parece oportuna señalar que que la contemplación de los misterios puede expresar
mejor toda su fecundidad si se procura que cada misterio concluya con una oración dirigida a alcanzar los frutos específicos
de la meditación del misterio…Lo sugiere una bella oración litúrgica, que nos invita a pedir que, meditando los misterios
del Rosario, lleguemos a “imitar lo que contienen y a conseguir lo que prometen” (“…: condede, quaesumus, ut haec
mysteria sacratissimo beatae Mariae Virginis Rosario recolentes, et imitemur quod continent, et quod promittunt
asequamur”: Missale Romanum, 1960, in festo B.M. Virginis a Rosario)”. (ib., 35).
MISTERIOS - MYSTÉRIA
Misterios gozosos. Mystéria gaúdii
1º La Encarnación del Hijo de Dios. 1º Incárnatio Verbi Dei ex Spíritu Sancto
2º La Visitación de la Santísima Virgen a in sinu Vírginis Maríae.
su prima Santa Isabel. 2º Visitátio Beátae Maríae Vírginis ad
3º El Nacimiento del Niño Dios en Belén Elísabeth.
4º La Presentación del Niño Jesús en el 3º Natívitas Fílii Dei in Béthlehem Iuda.
Templo y la Purificación de nuestra
Señora. 4º Purificátio Beátae Maríae Vírginis et
5º El Niño Jesús perdido y hallado en el Presentátio Púeri in Templo.
templo. 5º Invéntio Púeri in Templo in medio
Legis doctorum.
Misterios dolorosos. Mystéria dolóris
1º La oración de Jesús en el huerto. 1º Orátio Iesu Christi in horto Gethsémani
2º La Flagelación del Señor. super monten Olivárum.
3º La Coronación de espinas. 2º Flagellátio Iesu Christi ad colúmnam.
4º Jesús con la cruz a cuestas. 3º Coronátio spinárum.
5º La crucifixión y muerte de nuestro 4º Sanctae Crucis baiulátio.
Señor Jesucristo. 5º Divíni Salvatóris nostri crucifíxio, mors
et sepultúra.
Misterios gloriosos. Mystéria glóriae
1º La Resurrección del Señor. 1º Resurréctio Iesu Christi a mórtuis.
2º La Ascensión del Señor. 2º Ascénsio Iesu Christi in caelos.
3º La venida del Espíritu Santo. 3º Míssio Spíritus Sancti Paráclyti ad
4º La Asunción de Nuestra Señora. Apóstolos.
5º La coronación de Nuestra Señora como 4º Gloriosa Beátae Maríae Vírginis in
Reina de cielos y tierra. caelum Assúmptio.
5º Coronátio Beatae Maríae Vírginis
Regína caelórum in terris.
Misterios luminosos Mystéria lucis
1º El Bautismo de Jesús en el Jordán. 1º Baptísma apud Iordánem.
2º La autorrevelación del Señor en las 2º Autorevelátio apud Cananénsem
bodas de Caná. matrimonium.
3º El anuncio del Reino de Dios y la 3º Regni Dei proclamátio coniúncta cum
invitación a la conversión. invitaménto ad conversiónem.
4º La Transfiguración del Señor. 4º Transfigurátio.
5º La institución de la Eucaristía. 5º Eucharístiae Institútio
Después de enunciar cada misterio, se reza un padrenuestro, diez avemarías y gloria al Padre; luego, se reza una de las
jaculatorias conocidas
AVEMARÍA
V. Dios te salve María llena eres de gracia V. Ave, María, grátia plena, Dóminus
el Señor es contigo; bendita tú eres entre tecum; benedícta Tu in muliéribus, et
todas las mujeres, y bendito es el fruto de benedíctus fructus ventris tui, Iesus.
tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega R. Sancta María, Mater Dei, ora pro
por nosotros, pecadores, ahora y en la nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis
ahora de nuestra muerte. Amén. nostrae. Amen.
GLORIA
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
Santo.
R. Como era en el principio, ahora y R. Sicut erat in princípio et nunc et
siempre, por los siglos de los siglos. Semper et in saécula saeculórum.
Amén. Amen.
JACULATORIAS
Ave, María… Ave, María…
V. Ave, María Purísima, V. Ave, María Puríssima.
R. Sin pecado concebida. R. Sine labe origináli concépta.
Señor… Dómine…
V. Señor, escucha mi oración. V. Dómine, exáudi orátionem meam.
R. Y llegue a Ti mi clamor. R. Et clamor meus ad te véniat.
Dios te salve, María Santísima, templo, trono y sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen
concebida sin la culpa original. Dios te salve Reina y Madre…
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de V. Ora pro nobis, sancta Dei Génetrix,
Dios, R. Ut digni efficiámur promissiónibus
R. Para que seamos dignos de alcanzar las Christi.
promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén. Amen.
LETANÍAS - LETANIAE
Utilizamos las letanías dependiendo del festejo, necesidad o circunstancia a las que se adecue, todas inician y terminan de
la misma forma pero en su desarrollo son distintas:
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Lumen Gentium, 49
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V. Cordero de Dios, que quitas V. Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi,
los pecados del mundo,
R. Perdónanos Señor. R. Parce nobis, Dómine.
V. Cordero de Dios que quitas los pecados V. Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi,
del mundo,
R. Escuchamos Señor. R. Exáudi nos, Dómine.
V. Cordero de Dios que quitas V. Agnus Dei, qui tollis peccáta mundi,
los pecados del mundo,
R. Ten misericordia de nosotros. R. Miserére nobis.
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V. Dios lo constituyó señor de su casa. V.- Constítuit éum dóminum domus súae.
R. Y príncipe de toda su posesión. R.- Et príncipem omnis possesiónis
súae.
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EL ROSARIO MISIONERO
(Téngase muy en cuenta la Carta Apostólica del Santo Padre Juan Pablo II: “Rosarium Virginis Mariae”).
Rezar el Rosario y abrazar a todos los continentes y a todos los hombres por medio de la
oración.
El Rosario Misionero es una forma de oración que toma como base
al Rosario tradicional, en la cual, por intercesión de María, se pide
al Padre por las intenciones y necesidades de todo el mundo. Es una
oración mariana universal y misionera.
2º Misterio, de color rojo, se reza por América. El color rojo, simboliza la sangre derramada
por los mártires que dieron su vida durante la evangelización de este continente.
3º Misterio, de color blanco, se reza por Europa. El color blanco, nos recuerda a la raza
europea, originaria de este continente y al color de las vestiduras del Papa, que también tiene
en él su sede.
4º Misterio, de color azul, se reza por Oceanía. El color azul nos habla de Oceanía, con sus
miles de islas esparcidas en las azules aguas del Océano Pacífico.
5º Misterio, de color amarillo, se reza por Asia. El color amarillo nos trae a la memoria el
Asia, poblado en gran parte por razas de este color.
Su Santidad el Papa Juan XXIII rezaba el Rosario Misionero todos los días por el mundo entero, dedicando una decena a
cada continente: "Como Papa debo orar por la humanidad entera y lo hago al rezar el Santo Rosario Misionero: la primera
decena por África, la segunda por América, la tercera por Europa, la cuarta por Oceanía y la quinta por Asia".
Se anuncia el Tercer Misterio: Ofrecemos este tercer misterio por Europa, para que retorne
a las fuentes de su fe que se ha enfriado con el correr de los siglos, y al dinamismo
misionero.
Se anuncia el Cuarto Misterio: Ofrecemos este cuarto misterio por el lejano y pequeño
universo de islas que se llama Oceanía, a fin de que sus numerosas razas puedan ser
iluminadas y guiadas a la luz del evangelio.
Se anuncia el Quinto Misterio: Recemos este quinto misterio por Asia, para que la virgen
María vuelva sus ojos al continente más poblado del mundo, donde los católicos constituyen
tan solo el 2% de la población y la Iglesia es perseguida y combatida.
Las tres Ave Marías finales se rezan para que en nuestra patria aumente el espíritu misionero
y, ante todo, para suscitar muchas vocaciones sacerdotales y religiosas y de laicos
misioneros.
V. San Marcos,
R. Ruega/Rueguen por África,
(se contesta de la misma manera a los siguientes)
San Agustín de Numidia,
Venerable Carlos de Foucold,
Santos Mártires de Uganda,
Beata Clementina Anuarite,
V. San Juan Diego,
R. Ruega/Rueguen por América,
(se contesta de la misma manera a los siguientes)
San Francisco Solano,
Santa Rosa de Lima,
San Martín de Porres,
San Felipe de Jesús,
Santo Toribio de Mogrovejo,
San Pedro Claver,
Beatos y Santos del Nuevo Mundo,
V. San Andrés,
R. Ruega/Rueguen por Asía,
(se contesta de la misma manera a los siguientes)
Santo Tomás,
San Juan de Brito,
Beato Teófano Venerd,
Beato Valentín de Corea,
Beato Valentín Berreochoa,
Santos Mártires de Corea,
Beatos y Santos Mártires de China y Japón,
Te doy gracias porque te has anonadado tomando la forma de esclavo para sacarme de la
cruel esclavitud del demonio; te alabo y glorifico por haberte sometido a María, tu Santa
Madre, en todas las cosas, a fin de hacerme por Ella tu fiel esclavo.
Mas, ¡ay!, que ingrato e infiel como soy, no he cumplido contigo los votos y promesas que
tan solemnemente te hice en mi bautismo; no merezco ser llamado tu hijo ni esclavo tuyo; y
como nada hay en mí que no merezca tu repulsa y tu cólera, no me atrevo a acercarme por
mí mismo a tu santa y augusta Majestad.
Te saludo, ¡oh Reina del cielo y de la tierra!, a cuyo imperio está sometido todo lo que hay
debajo de Dios.
Te saludo, ¡oh refugio seguro de los pecadores!, cuya misericordia no falta a nadie; escucha
los deseos que tengo de la divina Sabiduría y recibe para ello los votos y las ofrendas que mi
bajeza te presenta:
Yo, N. , pecador infiel, renuevo y ratifico hoy en tus manos los votos de mi Bautismo;
renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y me entrego enteramente a
Jesucristo, Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz tras Él todos los días de mi vida; y a fin
de que sea más fiel de lo que he sido hasta ahora.
Te escojo hoy, ¡oh María!, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y Señora. Te
entrego y consagro, en calidad de esclavo, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y
exteriores y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, otorgándote el
entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, a tu
beneplácito, a mayor gloria de Dios en el tiempo y en la eternidad.
Recibe, ¡oh virgen benignísima!, esta pobre ofrenda de mi esclavitud, en honor y unión de la
sumisión que la Sabiduría encarnada quiso observar para con tu Maternidad; en homenaje al
poder que ambos tienen sobre este insignificante gusanillo y miserable pecador, y en acción
de gracias por los privilegios con los que la Santísima Trinidad ha querido favorecerte.
Protesto que en adelante quiero, como verdadero esclavo tuyo, buscar tu gloria y obedecerte
en todo.
¡Oh Madre admirable!, preséntame a tu querido Hijo en calidad de eterno esclavo, a fin de
que, habiéndome rescatado por tu mediación, me reciba por Ti.
¡Oh Virgen fiel!, haz que yo sea en todas las cosas tan perfecto discípulo, imitador y esclavo
de la Sabiduría encarnada, Jesucristo, tu Hijo, que por tu intercesión y ejemplo, llegue yo la
plenitud de su edad sobre la tierra y de su gloria en los cielos. Así sea.
MAGNÍFICAT
Proclama mi alma la grandeza del Señor Magníficat ánima mea Dóminum; et
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; exultávit spíritus meus in Deo salutári meo;
porque ha mirado la humillación de su quia respéxit humilitátem ancíllae suae.
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las Ecce enim ex hoc beátam me dicent omnes
generaciones, porque el Poderoso ha hecho generatiónes, quia fecit mihi magna
obras grandes por su nombre es santo y su mí: qui potens est, sanctum nomen ejus
misericordia llega a sus fieles de et misericórdia ejus a progénie in progénies
generación en generación. timéntibus eum.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los Fecit poténtiam in bráchio suo:
soberbios de corazón, derriba del trono a dispérsit supérbos mente cordis sui,
los poderosos y enaltece a los humildes, a depósuit poténtes de sede, et exaltávit
los hambrientos los colma de bienes y a los húmiles, esuriéntes implévit bonis et
ricos los despide vacíos. dívites dimísit inanes.
DULCE MADRE
¡Dulce Madre, no te alejes! Tu vista de mí no apartes; ven conmigo a todas partes y solo
nunca me dejes. Y, pues nos proteges tanto, como verdadera Madre, haz que nos bendiga el
Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Amén.
Joaquín y Ana, los padres de la Santísima Virgen María, han llegado hasta nosotros por
tradiciones que se remontan hasta la primera mitad del siglo II. El culto a Santa Ana ha ido
resplandeciendo cada vez más al lado de la veneración a María Santísima. El culto a San
Joaquín en más reciente (siglo XVII).
Ant. Alabemos a San Joaquín y a Santa Ana, porque en su descendencia el Señor Dios ha
bendecido a todos los pueblos (Cfr. Sir 44, 1. 25).
Oremos
Señor Dios de nuestros padres, que concediste a los santos Joaquín y Ana la singular
gracia de que naciera de ellos la Madre de tu Hijo encarnado, concédenos, por las súplicas
de ambos, que alcancemos la salvación prometida a tu pueblo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
SAN JOSÉ
Su misión en esta vida consistió en velar por Jesús “haciendo las veces de padre”. Pero el
Señor ha querido que la cabeza de la Sagrada Familia siga cumpliendo la misma función con
la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo. María es madre de la Iglesia; san José, el protector.
Ant. Este es el siervo fiel y prudente, a quien el Señor puso al frente de su familia (Cfr.
Lc. 12, 42)
Oremos
Dios todopoderoso, que pusiste bajo la fiel custodia de san José los comienzos de la
salvación humana, te pedimos que, por su intercesión, pueda tu Iglesia llevarla siempre a su
plenitud. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SAN PIO X
Se impuso, siendo Papa, por su sencillez y su vigor. Con mano firme gobernó la Iglesia
en una época en que ésta debía hacer frente a un laicismo virulento y a posiciones
extremadamente radicales sobre conocimientos teológicos y bíblicos. El Papa invitó a los
cristianos a participar activamente en la liturgia y los atrajo a las fuentes de la vida (1835-
1914).
Ant. El Señor lo eligió sumo sacerdote, le abrió sus tesoros y derramó sobre él toda clase
de bendiciones.
Oremos
Dios nuestro, que, para defender la fe católica e instaurar todas las cosas en Cristo,
colmaste al Papa san Pio décimo de sabiduría celestial y y fortaleza apostólica, concede,
benigno, que, siguiendo sus enseñanzas y ejemplos, alcancemos la recompensa eterna. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
CRISTO REY
Ant. Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría
la fuerza y el honor. A él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos (Apoc. 5, 12; 1,
6).
Oremos
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy
amado, Rey del universo, concede, benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud
del pecado, sirva a tu majestad y te alabe eternamente. Por el mismo Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
LA SANTA INFANCIA
Ant. Alégrense conmigo todos los que aman al Señor, porque siendo niña agradé al
Altísimo.
Oremos
¡Oh, Dios! Que, por la santa infancia de tu digna Madre, María Inmaculada, quisiste
alegrar al mundo; concédenos, por tu infinita bondad, que seamos hechos como niños y que
confortados por los dones del Espíritu Santo, cumplamos perfectamente la voluntad de Jesús
en la tierra, para que merezcamos gozar de Ti eternamente en los cielos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Oremos
Dios nuestro, que has preparado tu Reino para los humildes y pequeños, concédenos la
gracia de seguir confiadamente el camino de santa Teresa del Niño Jesús, para que, por su
intercesión, podamos contemplar tu gloria eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
V. ¡Oh, mi Dios!
R. No me arrepiento de haberme dedicado al Amor.
Oriundo de Navarra, Francisco Javier es uno de los primeros compañeros de san Ignacio
de Loyola en la Universidad de París. En 1541 lo designan para predicar el Evangelio en las
Indias Orientales (portuguesas): evangeliza la India, Ceilán (Sri Lanka), las islas Molucas y
el Japón. Muere a la vista de China, totalmente consumido por la pasión de buscar la gloria
de Dios y la salvación de todos los hombres. Él quería comunicar a la humanidad esta pasión
soberana.
Ant. Te alabaré entre las naciones, Señor, y anunciaré tu nombre a mis hermanos (Sal.
17, 50).
Oremos
Dios nuestro, que por la predicación de san Francisco Javier adquiriste para Ti muchos
pueblos, concede que el corazón de tus fieles arda con ese mismo celo por la fe, para que así
ti Iglesia santa se alegre al ver crecer, en todas partes, el número de tus hijos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
ORACIONES DIVERSAS
CONSAGRACIÓN AL ESPIRITU SANTO
V. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones V. Veni, Sancte Spirítus, reple tuórum
de tus fieles y enciende en ellos el fuego de corda fidélium et tui amóris in eis ignem
tu amor. Envía tu Espíritu y serán creadas accénde. Emítte Spíritum tuum et
todas las cosas. creabúntur.
R. Y renovarás la faz de la tierra. R. Et renovábis fáciem terrae.
Oremos Oremus.
¡Oh Dios, que has instruido los Deus qui corda fidélium Sancti Spíritus
corazones de tus fieles con la luz del illustratióne docuísti, da nobis eódem
Espíritu Santo!, concédenos que sintamos Spíritu recta sápere, et de eius semper
rectamente con el mismo Espíritu y consolatióne gaudére. Per Christum
gocemos siempre de su divino consuelo. Dóminum nostrum. Amen.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
RENOVACIÓN DE VOTOS
“Yo, N.N., en honor de la Santísima Trinidad, de la Inmaculada Virgen María en el
misterio de su Natividad, y de todos los Santos, para i mayor santificación y del prójimo,
ayudado de la divina gracia, me ofrezco y consagro enteramente a Dios; por tanto, renuevo
mis votos de castidad, pobreza y obediencia, según las Constituciones de este Instituto de los
Misioneros de la Natividad de María, confiando en la bondad divina y mi Madre Inmaculada
que me ayudarán para cumplirlos. Amén”.
V. El Rey de la Gloria nos haga partícipes V. Mensae caeléstis patícipes faciat nos
de la mesa celestial. Rex Aetérnae glóriae.
R. Amén. R. Amen.
HORA SANTA
ORIGEN
La hora santa es una práctica de origen divino. En una de sus apariciones a Santa Margarita
María de Alacoque Jesús le dijo; "Todas las noches del jueves al viernes te haré participar de
la mortal tristeza que quise padecer en el Huerto de los Olivos; tristeza que te reducirá a una
especie de agonía más difícil de soportar que la muerte. Y para acompañarme en aquella
humilde plegaria, que entonces presenté a mi Padre, te postrarás con la faz en tierra, deseosa
de aplacar la cólera divina y en demanda de perdón por los pecadores".
Pío XI, al comienzo del año Santo, exhortó al ejercicio de la Hora Santa como un "obligado
y amoroso recuerdo de las amargas penas que el Corazón de Jesús quiso soportar para la
salvación de los hombres". Ya antes, en su carta encíclica sobre la expiación que todos deben
al Sagrado Corazón de Jesús "Miserentíssimus Redémptor" [1] (8-V-1928) señaló: el
Corazón de Jesús "para repararar las culpas recomendó esto, especialmente grato para El:
que usasen las súplicas y preces durante una hora (que con verdad se llama Hora Santa),
ejercicio de piedad no sólo aprobado, sino enriquecido con abundantes gracias espirituales".
En otra ocasión explicó que "su fin principalísimo es recordar a los fieles la pasión y muerte
de Jesucristo, e impulsarles a la meditación y veneración del ardiente amor por el cual
instituyó la Eucaristía (memorial de su pasión), para que purifiquen y expíen sus pecados y
los de todos los hombres". (21-III-1933).
La adoración eucarística (Ritual completo de los sacramentos. p. 112):
“A pesar de que la Eucaristía ha sido instituida para ser comida, “no debe dejar de ser
adorada” (Ritual, n. 3). El fundamento de la adoración eucarística es perfectamente válido
y firme: la presencia real del Señor (Cfr. Ritual, n. 5). Es culto de “latría”, el que “se debe
al Dios verdadero” (Ritual, n. 3).
En toda forma de culto a este sacramento hay que tener en cuenta que su intención debe ser
una mayor vivencia de la celebración eucarística. Las visitas al Santísimo, las exposiciones
y bendiciones han de ser un momento para profundizar la gracia de la comunión, revisar
nuestro compromiso con la vida; la verificación de cada uno ante la Palabra del Evangelio,
el asomarse al silencioso misterio del Dios callado…
Esta dimensión individual del tranquilo silencio de la oración, estando ante él en el amor,
debe impulsar a contrastar la verdad de la oración, en el encuentro de los hermanos,
aprendiendo también a estar ante ellos en la comunicación fraternal.
La exposición y bendición son un acto comunitario en el que debe estar presente la
celebración de la Palabra de Dios y el silencio meditativo. “La exposición eucarística…
ayuda a reconocer en ella la maravillosa presencia de Cristo e invita a la unión más íntima
con él, que adquiere su culmen en la comunión sacramental” (Ritual, n. 82).”
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
En la Exposición del Santísimo Sacramento, sea privada, o en el Copón dentro del Sagrario abierto, o solemne, o expuesto
en la Custodia, suele cantarse el himno “Pange lingua”; o bien, pueden también cantarse otros himnos y cánticos
eucarísticos, incluso populares:
Una vez expuesto el Santísimo, se podrá hacer la visita al Santísimo Sacramento con tres Padre Nuestro (solos) o con el
Ave María y Gloria, al final de cada gloria se puede hacer alguna jaculatoria como:
¡Oh Cristo Jesús! Yo te reconozco como Rey universal. Todo cuanto existe, de Ti ha
recibido el ser. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo las promesas de mi bautismo:
renuncio a Satanás a sus pompas y a sus obras, y te ofrezco vivir como buen cristiano; me
esforzaré, muy particularmente, por hacer triunfar en cuanto pueda los derechos de Dios y de
tu Iglesia. Te ofrezco, ¡oh Cristo Rey mis pobres acciones, para alcanzar que todos los
corazones reconozcan tu amorosísimo reinado, y de este modo, se establezca en el mundo el
Reino de tu paz. Así sea.
O bien:
En este Tabernáculo sagrado, donde estás mi buen Jesús por mí escondido, mi corazón te
adora muy rendido y mi fe, te contempla anonadado. Esta estación recibe con agrado, como
ofrenda de mi pecho agradecido, por el inmenso amor con que has querido quedar, por
nuestro bien, Sacramentado. Remedia nuestros males y aflicciones. Da a tu Iglesia: paz,
consuelo; al Papa, fortaleza y bendiciones. Extiende tu fe santa en este suelo, para que unidos
por tu amor los corazones logremos adorarte, allá, en el Cielo. Amén.
Durante el tiempo de la exposición, se dirán oraciones, cantos y lecturas, de tal suerte que los fieles, recogidos en oración,
se dediquen exclusivamente a Cristo Señor.
Para alimentar una profunda oración, se deben aprovechar las lecturas de la sagrada Escritura, con la homilía, o breves
exhortaciones, que promuevan un mayor aprecio del misterio eucarístico. Es también conveniente que los fieles respondan
a la palabra de Dios, cantando. Se necesita que se guarde piadoso silencio en momentos oportunos.
Ante el Santísimo Sacramento expuesto por largo tiempo, se puede celebrar también alguna parte, especialmente las
horas más importantes de la Liturgia de las Horas; por medio de esta recitación se prolonga a las distintas horas del día la
alabanza y la acción de gracias que se tributan a Dios en la celebración de la Misa, y las súplicas de la Iglesia se dirigen a
Cristo y por Cristo al Padre, en nombre de todo el mundo.
LA BENDICIÓN
Es recomendable cantar el himno desde: “Tamtum ergo…”
V. Les diste un pan bajado del cielo. V. Panem de caelo praestitísti eis (T.P
(T.P. Aleluya). Allelúia).
R. Que contiene en sí todo deleite (T.P. R. Omne delectaméntum in se
Aleluya). habentem (T.P Allelúia).
Oremos Oremus
Oh Dios, que bajo este admirable Deus, qui nobis, sub Sacraménto
Sacramento nos has dejado el memorial de mirábili, passiónis tuae memóriam
tu Pasión! Te pedimos nos concedas venerar reliquísti, tríbue quaésumus ita nos Córporis
et Sánguinis tui sacra mystéria venerári, ut
de tal manera los sagrados misterios de tu
redemptiónis tuae fructum in nobis iúgiter
Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos sentiámus. Qui vivis et regnas in saécula
constantemente en nosotros el fruto de tu saeculórum. Amen.
Redención Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amen.
El ministro reserva el Santísimo. Se puede cantar Laudáte Dóminum omnes gentes u otro canto apropiado.