Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DE MÉXICO
FACULTAD DE CIENCIAS
T E S I S
BIÓLOGA
P R E S E N T A :
DIRECTORA DE TESIS:
2014
Tabla de contenido
Advertencia............................................................................................................ 7
Introducción .......................................................................................................... 9
Capítulo I. De cambios y “revoluciones”: la introducción del darwinismo en
México .................................................................................................................. 19
Sobre “El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de
las razas favorecidas en la lucha por la vida” ..................................................................... 20
Introducción del darwinismo en México .............................................................................. 24
Una nación en crisis .......................................................................................................... 24
¿Qué es el darwinismo? ....................................................................................................... 29
Recapitulando ........................................................................................................................ 35
Capítulo II. Porfiriato, positivismo y la Revolución Mexicana ......................... 37
La ideología del Porfiriato o de cómo el positivismo avivó las brasas del fuego
revolucionario ........................................................................................................................ 38
El Maestro de América.......................................................................................................... 47
Capítulo III. La raza cósmica: un darwinismo literario ..................................... 63
De la obra............................................................................................................................... 63
El Mestizaje............................................................................................................................ 65
Notas de viaje ........................................................................................................................ 71
Vasconcelos y el problema de la raza ................................................................................. 76
Vasconcelos y el darwinismo: el caso de “La raza cósmica” ............................................ 77
En términos darwinistas: nociones evolutivas en el pensamiento vasconceliano ........... 81
El caso del hombre ............................................................................................................ 82
Variación ............................................................................................................................ 82
Selección artificial .............................................................................................................. 84
Selección natural ............................................................................................................... 85
Selección sexual................................................................................................................ 86
El reino animal ................................................................................................................... 87
Vasconcelos y “el núcleo duro del darwinismo” ................................................................. 88
Conclusiones....................................................................................................... 90
Bibliografía .......................................................................................................... 93
Al nunca bien ponderado, pero siempre imitado, Fray Porras.
Mar de sabiduría en el que se recrea mi pensamiento .
Agradecimientos
Dicen los que saben que hacer una tesis es un esfuerzo colectivo. Yo no les hice
caso. Qué equivocada estaba.
Agradezco, en primer lugar, a la Universidad Nacional Autónoma de México, por
tomar mi ignorancia y hacerla crecer de una forma maravillosa.
A mi asesora, la Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez, por su dedicación y generosidad de
espíritu. (Rosaura: me has apoyado tanto y en tantas formas que necesitaría otro
volumen para agradecerte).
A mis sinodales, Ricardo Noguera Solano, Rafael Guevara Fefer, Carlos López
Beltrán y Rodrigo Antonio Vega y Ortega, por sus muchas y muy valiosas
observaciones.
Al Dr. Santiago Portilla, quien resolvió mis dudas sobre la Revolución Mexicana y
me dio acceso a su biblioteca privada. Sin su apoyo, esta tesis hubiera sido un
calvario.
Al equipo de la Dirección de la Facultad de Ciencias, por cubrirme y tolerarme en
el último trecho.
A mis compañeros de laboratorio, Víctor, Dan, Omar, Atenea, Javier y Damián; y a
mis maestros, Ricardo, Eréndira, Arturo y Chelita.
A mis compañeros de carrera, por preguntar ¿y cómo va la tesis?: Alejandra,
David, Ricardo, Lucía, Lorena, Janikua, Gis, Colín, Marco, Mauricio, Sarita,
Germán, Luca, Palito y Iorch (que es adoptado), entre tantos otros.
A los secretarios de Comunicaciones y Transportes Dionisio Pérez Jácome y
Gerardo Ruiz Esparza, y a sus equipos (especialmente a Francisco y Rosaura),
por permitirme solventar mi tesis, estudiando y trabajando al mismo tiempo.
A mi jefaza, Sofía Fernández del Castillo Quintana y a la Dirección General de
Vinculación de la SCT, por darme el último empujón.
A Violeta Sepúlveda. ¡Lo logramos, equipo!
A mi terapeuta, Alejandra Padilla, y a mis polegas, por ser la mejor terapia.
A mis amigos irrenunciables, José, Juana, Diana, Claudia, Perla y Carla, y a todos
los otros que no aparecen.
A mi mamá y a mi papá (abuelas), por su apoyo y sus tan valiosas y repetidas
lecturas. Y a mi hermana Marina, por lavar los trastes.
Finalmente, pero no al último, agradezco, muy especialmente, a Martha Susana
Esparza Soria, porque nunca quitó el dedo del renglón. Porque sin ti, Susy, ¿qué
haría yo sin ti? Sin tu amistad y tu apoyo mi vida sería otra. De verdad, y con todo
el corazón: gracias.
Advertencia
1
Pereyra, C. et al. (1980). Historia ¿para qué? México: Siglo XXI. Pág. 47.
7
pero sí paralela al darwinismo;2 ya que, aunque que de ninguna manera se
corresponde con éste, constituye claramente un discurso evolutivo.3
2
En esta tesis se toma la definición de “darwinismo” hecha en 1999 por Rosaura Ruiz y Francisco
Ayala en su artículo “El núcleo duro del darwinismo”, en la que la selección natural y el azar son
elementos irrenunciables de la teoría para que un autor pueda considerarse darwinista en el
sentido estricto. Ver Ruiz G., R., & Ayala, F. J. (1999). "El núcleo duro del darwinismo” en: A. Puig-
Samper (Eds.), El darwinismo en España e Iberoamérica. Universidad Nacional Autónoma de
México, Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Ediciones Doce Calles.
3
Por discurso evolutivo, entiendo que se acepta la idea de la transformación de las especies con el
paso del tiempo, aun cuando no se adopte la selección natural como modelo explicativo. Para una
discusión más amplia de lo que constituye el pensamiento evolutivo ver Esparza Soria, M. S.
(2014). La cultura científica en México: imágenes del pensamiento evolutivo en el Porfiriato. Tesis
doctoral: UNAM (en prensa).
8
Introducción
4
Popper, K. (1962). Conjectures and refutations: the growth of scientific knowledge. USA: Basic
Books. Pp. 33.
5
Eagleton, T. (1998). Una introducción a la teoría literaria. Argentina: Fondo de Cultura Económica.
6
Culler, J. (2004). Breve introducción a la teoría literaria. España: Crítica.
7
Mawer, S. (17 de Marzo de 2005). “Science in literature”. Nature (434), 297-299.
9
Cabe entonces preguntarse si a través de las personas, de los científicos y los
literatos, ambos mundos han llegado a tocarse.
8
Huxley, T. H. (1882). Science and culture and other essays. New York, Estados Unidos: D.
Appleton and Company. Pp. 7-30.
10
El discurso de Huxley despertó la atención de Matthew Arnold (1822-1888),
poeta y crítico inglés que analizó la postura de Huxley durante una presentación
(Rede Lecture) en la Universidad de Cambridge. Para Arnold, el conocimiento
aportado por la ciencia es fundamental para entender el mundo físico y debe
enseñarse en las escuelas; sin embargo, aunque pretenda explicar el mundo a
través de leyes naturales, el conocimiento científico aún se encuentra en el campo
de las ideas, y por lo tanto, es necesario asimilarlo con ayuda de “las bellas artes”:
9
Arnold, M. (1882). Literature and Science. Recuperado el 5 de Abril de 2013, de
http://aleph0.clarku.edu/huxley/comm/19th/Arnold.html. Pág. 12.
10
Kant, I. (1914). Critic of Judgment (2a ed.). (J. H. Bernard, Trad.) Londres, Inglaterra: MacMillan.
Pág. 30.
11
y novelista Charles Percy Snow se refirió a ellas como “las dos culturas”.11 Durante
su presentación, Snow habló de la intelectualidad de artistas y científicos y del
desdén que sienten los unos por los otros. Manifestó que el arte y la ciencia tienen
mucho que decirse, pero raramente se hablan, y tras reflexionar sobre las razones
que han llevado al distanciamiento de ambos campos enfatizó la importancia de
salvar la distancia que los separa para tomar decisiones responsables como
sociedad.
Así, en 1987, George Levine edita One Culture, una antología de ensayos
sobre ciencia y literatura que analizan los puntos de convergencia entre ambas
disciplinas mediante el análisis de casos selectos (entre los que se incluyen textos
11
Snow, C. P. (1959). The two cultures. Cambridge University Press.
12
Huxley, A. (1963). Literatura y ciencia. (R. Masera, Trad.) España. Pág.139.
13
Ibíd.
14
Levine, G. (Ed.). (1987). One Culture: Essays in Science and Literature. Madison, Wisconsin,
Estados Unidos: The University of Wisconsin Press. Pág. 3.
12
como Frankenstein: A feminist critique of science de Anne K. Mellor y Balzac with
Laplace: Remarks on the Status of Chance in Balzacian Narrative de David F.
Bell), al tiempo que reconoce sus grandes diferencias.15
13
Henry Turner,20 y Of atoms, oaks and cannibals; Or, more things that talk de Laura
Dassow Walls,21 entre otros.
Por lo que toca a los países de habla hispana, se han realizado esfuerzos
importantes en España, con la publicación de artículos como Ciencia, tecnología y
sociedad en la literatura de ciencia ficción de Natalia Castro Vilata22, Los ecos del
darwinismo en España a través de la literatura. Escritores y escritoras de Pilar
Díaz Sánchez23, y Science and literature: Some critical parameters de José Ángel
García Landa24, por mencionar algunos.
20
Turner, H. S. (2010). “Lessons from Literature for the Historian of Science (and Vice Versa):
Reflections on ‘Form’”. Isis (101), 578-589.
21
Dassow Walls, L. (2010). “Of Atoms, Oaks, and Cannibals; or, More Things That Talk”. Isis (101),
590-598.
22
Castro Vilalta, N. (Julio de 2008). "’Ciencia, Tecnología y Sociedad’ en la literatura de ciencia
ficción”. Revista CTS, 4(11), 165-177.
23
Díaz Sánchez, P. (2009). “Los ecos del darwinismo en España a través de la literatura.
Escritores y escritoras”. Investigaciones Feministas, 1, 183-203.
24
García Landa, J. A. (1991). “Science and Literature: Some Critical Parameters”. En F. Collado,
Science, literature and Interpretation. Zaragoza, España: Universidad de Zaragoza.
25
Marún, G. (1995). “Darwin y la literatura argentina del siglo XIX”. Actas XII.
26
Palma, H. A. (Diciembre de 2005). “El desarrollo de las ciencias a través de las metáforas: un
programa de investigación en estudios sobre la ciencia”. Revista CTS, 2(6), 45-65.
27
García González, A. (2002). “En busca del eslabón, una novela darwinista”. En M. Á. Puig-
Samper, R. Ruíz Gutiérrez, & A. Galera (eds.), Evolucionismo y Cultura: Darwinismo en Europa e
Iberoamérica. Ediciones Doce Calles. Pp. 89-116
14
trata de un texto fundamentalmente darwinista; y en Uruguay, Alción Cheroni28
explora el caso del político, ideólogo y novelista Carlos Reyes en relación con el
darwinismo.
28
Cheroni, A. (2002). Carlos Reyes:” Darwinismo, política y literatura en el Uruguay del 900”. En M.
Á. Puig-Samper, R. Ruíz Gutiérrez, & A. Galera (eds.), Evolucionismo y Cultura: Darwinismo en
Europa e Iberoamérica. Ediciones Doce Calles. Pp. 65-88
29
Con esto quiero decir que se dedica a la historia de la ciencia desde una perspectiva social; en
oposición a la versión canónica de la historia de las grandes personalidades. Los estudios de
Martha Susana del darwinismo en la prensa son esfuerzos valiosos para entender el darwinismo y
la historia de la ciencia desde otra mirada.
30
Méndez Acosta, M. (Agosto de 2007). "La ciencia y sus rivales: La tierra hueca". Ciencia y
Desarrollo.
Nepote, J. (Noviembre-Diciembre de 2011). "Ciencia y literatura: las débiles fronteras de la ficción".
Ciencia y Desarrollo.
Kesteven, G. (Febrero de 1999). "Arte, ciencia y verdad". ¿Cómo ves?(3), 7.
15
El presente estudio es una contribución modesta al objetivo general de
entender cómo ha influido la ciencia en la literatura en México, ya que pretende
contribuir a la comprensión del proceso de incorporación de las teorías evolutivas
en obra de los escritores nacionales, en el caso del ensayo mexicano de principios
del siglo XX, con el estudio puntual de La raza cósmica (1925) de José
Vasconcelos, por ser éste un personaje central para la definición del modelo
educativo y cultural que se estableció en México tras la Revolución, y su libro un
texto que aborda temas biológicos, como el concepto de raza.
Sabugal Fernández, P. (Febrero de 1999). "Sábato, cosecha de letras y números". Ibíd., 19.Plata
Rosas, L. J. (Julio de 2011). "Sherlock Holmes. La aventura del detective científico". ¿Cómo
ves?(152), pág. 26.
31
Aunque yo no suscribo el concepto de raza —entiéndase la separación de la humanidad en
categorías subjetivas basadas, principalmente, en supuestas diferencias fisiológicas que se
manifiestan en la apariencia física—, como se verá más adelante, para José Vasconcelos, esta es
una división relevante para el desarrollo de la humanidad.
32
Glick, T., & Henderson, M. (1999). "Las recepciones científicas y populares de Darwin, Freud y
Einstein: Hacia una historia analítica de la difusión de las ideas científicas". En R. Ruiz, T. Glick, &
M. Á. Puig-Samper (Edits.), El darwinismo en España e Iberoamérica. CSIC/Doce Calles/UNAM.
Pp. 289-297.
16
apropiación/adaptación), y con base en la definición de los elementos centrales del
darwinismo expuesta por Rosaura Ruiz y Francisco Ayala en “El núcleo duro del
darwinismo” (1999), esta tesis procura determinar si la teoría de la evolución de
Darwin influenció el discurso utilizado por Vasconcelos en La raza cósmica. Es
decir, se analizará en las concepciones del autor la presencia o ausencia de los
conceptos darwinistas de azar, selección natural, variación, lucha por la existencia,
divergencia de carácter, especiación, extinción y progreso, así como la naturaleza
del argumento, y si existe una diferenciación clara entre selección natural,
selección artificial y selección sexual; en concordancia con la interpretación de
Ruiz y Ayala sobre los elementos que debe reunir un determinado discurso para
poder considerarlo darwinista. Ello servirá para ampliar el conocimiento existente
sobre las repercusiones de la teoría de la evolución de Darwin en el ensayo
mexicano del primer tercio del siglo XX.
Cabe aclarar que, como se verá a lo largo de esta tesis, el caso revisado es
particular en cuanto a su interacción con la teoría de la evolución darwiniana, ya
que el autor no acepta los mecanismos propuestos en El origen de las especies
por medio de la selección natural, 33 pero sí la idea de evolución. Es por ello que el
presente análisis cumple el doble propósito de ponderar la interacción de José
Vasconcelos con la teoría de la evolución de Darwin y demostrar que no todo
discurso evolucionista corresponde con el patrón darwiniano, 34 como suele
pensarse aún en la actualidad, por lo que hacen falta herramientas que permitan
identificar los elementos que definen a un autor como evolucionista, sin que estos
sean necesariamente darwinianos; un “núcleo duro” de mayor espectro.
33
Darwin, C. (2009 [1872]). El origen de las especies por medio de la selección natural (6 ed.). (A.
De Zulueta, Trad.) Madrid: Catarata/UNAM/CSIC/AMC. En adelante El origen.
34
Esto concuerda con lo encontrado por Martha Susana Esparza Soria en Esparza Soria, M. S.
(2009). Darwinismos: una reflexión historiográfica. Tesis de Maestría: UNAM, y Esparza Soria, M.
S. (2014). Op. Cit., para el caso de Justo Sierra durante el Porfiriato, ya que su discurso es
evolucionista, pero no propiamente darwiniano. Esto se refuerza en el artículo de Rosaura Ruiz,
Ricardo Noguera y Juan Manuel Rodríguez titulado “The Ideology of the ‘Survival of the Fittest’
during the Porfiriato in México” (en prensa).
17
A este efecto, el capítulo I expone la definición de darwinismo que habrá de
utilizarse a lo largo de esta tesis y presenta una revisión histórica de la
introducción del darwinismo en México, resaltando su importancia en la vida
política nacional.
18
Capítulo I. De cambios y “revoluciones”: la introducción del
darwinismo en México
35
Cuando se estudia la difusión y recepción del darwinismo es necesario adoptar una definición
formal de “darwinismo” y una postura en cuanto al cambio que generó —viendo sus afectos ya sea
como revolución científica, movimiento social o sistema conceptual histórico—. Para este trabajo,
se adopta una definición estricta de darwinismo, centrada en los conceptos de azar y selección
natural. Bajo esta visión, de acuerdo con Olga Restrepo, la revolución darwinista ocurrió
propiamente en el siglo XX. Dicha lógica de “revolución” en el campo de las ciencias sólo se
adopta a manera de contexto, ya que por su naturaleza, el presente trabajo se aboca al estudio de
la recepción del darwinismo en la esfera político-cultural mexicana, es decir, se estudia el
darwinismo movimiento social y sistema conceptual histórico.
Para entender los diferentes modelos utilizados en los estudios de recepción del darwinismo
conviene revisar Restrepo Forero, O. (2002). "Leyendo Historias sobre el Darwinismo". En M. Á.
Puig-Samper, R. Ruiz Gutiérrez, & A. Galera (Edits.), Evolucionismo y cultura: Darwinismo en
Europa e Iberoamérica. Junta de Extremadura/UNAM/Ediciones Doce Calles. Pp. 21-46.
36
Ruiz Gutiérrez, R. (1991 [1987]). Positivismo y evolución: Introducción del darwinismo en México.
México: Limusa. Pág. 46.
19
Sobre “El origen de las especies por medio de la selección natural, o la
preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida”
20
nuestro planeta con la publicación, en 1785, de su Theory of the Earth; or an
Investigation of the Laws observable in the Composition, Dissolution, and
Restoration of Land upon the Globe,40 que más tarde fue apoyada por Charles
Lyell (1797-1875) con la publicación de sus Principles of Geology41 entre 1830 y
1833, la creación de las especies por la mano de Dios y el papel central del
hombre en la Creación permanecía inmutable e inamovible.
40
Hutton, J. (1788). "Theory of the Earth; or an Investigation of the Laws observable in the
Composition, Dissolution, and Restoration of Land upon the Globe". Transactions of the Royal
Society of Edinburgh, I, 209-304.
41
Lyell, C. (2009 [1830-1833]). Principles of Geology: An Attempt to Explain the Former Changes of
the Earth's Surface, by Reference to Causes Now in Operation. Cambridge, England: Cambridge
University Press.
42
Darwin, C. (2009 [1872]). El origen de las especies por medio de la selección natural (6 ed.). (A.
De Zulueta, Trad.) Madrid: Catarata/UNAM/CSIC/AMC.
21
de que el cambio en las especies de hecho sucede, en este caso por la selección
constante y metódica del hombre de variedades con características deseables.
Procede entonces a describir la variabilidad de las especies en la naturaleza
(Capítulo II) e introduce el concepto de la lucha por la existencia (Capítulo III)
como una competencia universal que se da entre las variedades en estado
natural. La competencia rigurosa entre individuos resulta, finalmente, en la
supervivencia de los más adecuados. Lo que Darwin llama “selección natural”, o
supervivencia y reproducción diferencial (Capítulo IV).
Tras abordar el tema de lo poco que se sabe sobre las leyes de la variación
(Capítulo V), el autor abunda sobre las dificultades que presenta la teoría (capítulo
VI) y habla de las objeciones que pudieran hacerse respecto del mecanismo de
selección natural (capítulo VII).
Entre los capítulos IX y XIV expone las evidencias que sostienen su teoría,
como son el hibridismo (Capítulo IX), los registros geológicos (Capítulo X), la
sucesión geológica de los seres orgánicos (Capítulo XI), la distribución geográfica
de los seres vivos en la Tierra (Capítulos XII y XIII), y las afinidades morfológicas y
embriológicas de las especies, así como de algunos de sus órganos rudimentarios
(Capítulo XIV).
22
que debían aspirar todas las ciencias.43 Incluso entre quienes apoyan el modelo
histórico de las revoluciones científicas, la teoría de Darwin aparece como algo
excepcional, ya que al hacer el listado de las revoluciones la de Darwin es la única
que corresponde a las ciencias biológicas.44
Los hombres que son hoy inhumanos deben servir como muestras vivientes
de civilizaciones anteriores. La gran montaña de la humanidad revela aquí
sus formaciones inferiores, que de otro modo podrían permanecer ocultas.
Hay ejemplares supervivientes de la humanidad cuyo cerebro, a través de
las vicisitudes de la herencia, ha escapado al desarrollo. Muestran que así
éramos todos y por ello nos sorprenden, pero son tan responsables de ello
43
Hodge, M. J. (1988 [1974]). "England". En T. F. Glick (Ed.), The Comparative Reception of
Darwinism. Chicago: University of Chicago Press, pp. 23, 24.
44
Cohen, B. Op. Cit., pág. 253.
45
Dobzhansky, T. (1973). "Nothing in Biology Makes Sense Except in the Light of Evolution".
American Biology Teacher, 35, 125-129.
46
Mayr, E. (2004). "Darwin's Influence on Modern Thought". En What Makes Biology Unique?
(págs. 83-96). Cambridge University Press.
47
Nietzsche, F. (1908 [1878]). Human, all too human. A book for free spirits. (A. Harvey, Trad.)
Chicago: Charles H. Kerr & Company.
23
como lo es una pieza de granito de ser granito. En nuestro propio cerebro
debe haber similitudes correspondientes de tales personajes, al igual que
en las formas de algunos órganos humanos sobreviven rastros de lo que
fueron peces, pero estos cursos y entramados ya no son el camino por el
que fluye la corriente de nuestros sentimientos.
En nuestro país, la guerra de Reforma, que inició en 1857, duraría hasta 1861, por
lo que mientras en Inglaterra se publicaba El Origen, en México la guerra de
Reforma estaba en pleno apogeo. En cuanto a la ciencia y la cultura, los esfuerzos
fueron pocos, ya que la atención de la clase dominante se encontraba
48
Glick, T. F. (Ed.). (1988 [1974]). The Comparative Reception of Darwinism. Chicago, United
States of America: University of Chicago Press, pág. XX.
24
completamente enfocada a la política, y tras tantos años de guerras y
levantamientos la situación económica del país era precaria.49
De acuerdo con Rosaura Ruiz (1987) en el siglo XIX, la situación política del
país y la falta de recursos económicos dificultaron el desarrollo de la biología, la
historia natural y de la ciencia en general. Eran pocos los que podían dedicarse a
alguna actividad científica y no existía en México una profesionalización de las
ciencias naturales, salvo en casos muy particulares, como el Jardín Botánico o el
Museo Nacional; 50 aunque había amateurs.
49
Todo esto corresponde a un recuento de la historia oficial, y aunque ahora existen trabajos muy
valiosos que contribuyen a construir una versión más inclusiva—véanse por ejemplo los trabajos
de historia sociopolítica de Javier Garciadiego—, aquí me apego a la versión tradicional que se ha
venido manejando, para efectos del análisis.
50
Ruiz Gutiérrez, R. (1991 [1987]). Positivismo y evolución: Introducción del darwinismo en México.
México: Limusa, pág. 13.
51
Moreno, R. (1989 [1984]). La polémica del darwinismo en México: Siglo XIX (2a ed.). Instituto de
Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, pág. 22.
52
Ruiz Gutiérrez, R. (1991 [1987]). Op. Cit., pág. 47.
53
Aunque Ruiz Gutiérrez, R. (1991 [1987]). Op. Cit. pág. 47 dice “con el propósito evidente de
oponerse a los liberales”, por el contexto y lo que se sabe sobre Gabino Barreda, concluyo que se
trata de un error de edición y debe decir “conservadores”.
25
Barreda, aplicar los conocimientos científicos a la vida nacional era una condición
necesaria para el orden y el progreso de la sociedad.
Aunque con dos años de diferencia, tanto Moreno como Ruiz sitúan el inicio
de las discusiones darwinistas en la segunda mitad de la década de los setenta.
Para Ruiz, el evolucionismo se introduce realmente en México cuando se
comienza a aplicar en los trabajos científicos, por lo que considera a Alfonso Luis
Herrera (1868-1943) como el introductor del evolucionismo a la biología mexicana,
aunque aclara que la posición de Herrera “no es por completo darwinista, pues
influido por Haeckel rechaza la existencia de una contradicción entre las teorías de
Lamarck y Darwin que lo lleva a plantear el evolucionismo como una suma
mecánica de ambas”.55 Sin embargo, antes de haber biología, había historia
natural; y hubo una tendencia a la aceptación del pensamiento evolutivo en
general, y de algunos aspectos —aunque no todos— de la teoría darwiniana.
Cabe entonces preguntarse qué tan estricto debe ser el criterio para establecer la
54
Op. Cit., pág. 75.
55
Op. Cit., pág. 83.
26
línea que marca la introducción y si es o no sinónimo de adopción o suscripción a
la teoría, con sus características irrenunciables y elementos secundarios.
27
está convencido de que son categorías completamente apropiadas para explicar
los fenómenos de la sociedad. Para él, como para tantos otros darwinistas
sociales, la biología social sirve para explicar la competencia, eliminación y
supervivencia de individuos o grupos de individuos. Dichos fenómenos se pueden
medir en términos exactos y sirven para explicar la interacción de los seres
orgánicos en un nivel superior de complejidad: el social.
59
Op. Cit., pág. 147.
60
Villegas, A. (1972). Positivismo y Porfirismo: Textos de Gabino Barreda, Justo Sierra, Porfirio
Parra, Francisco G. de Cosmes, Francisco Bulnes, Emilio Rabasa, Andrés Molina Enríquez,
Horacio Barreda y Agustín Aragón. México: Secretaría de Educación Pública. Pp. 159-168.
28
que es el de la naturaleza que impone a los pueblos sin unidad, sin disciplina y sin
conciencia nacional”. Es decir, que no sólo justifica la superioridad de los criollos
sobre los indios, sino la de los españoles, ingleses y europeos en general sobre
quienes nacieron en el nuevo continente. Existe entonces, como ahora, una
dependencia económica e ideológica con otras naciones, que se traduce en una
actitud de subordinación que se espera del indio al criollo, y del criollo al “hombre
blanco”. Bajo esta visión, la nación mexicana merece y produjo un dictador.
Esto explica por qué cuando los pensadores mexicanos se refieren a las
teorías de la evolución, o a Darwin, en realidad sostienen planteamientos que
corresponden al darwinismo social.
¿Qué es el darwinismo?
61
Todavía hoy, en un mundo globalizado, gobernado por las tecnologías de la comunicación y el
conocimiento, hacen falta meses, si no es que años —a veces toda una vida y un premio Nobel—
para que los autores sean tomados en cuenta y declarados lecturas obligadas en para los rubros a
los que se refieren. En este contexto, sería pertinente preguntarnos qué constituye, realmente, un
retraso.
62
Moreno, R. (1989 [1984]). La polémica del darwinismo en México: Siglo XIX (2a ed.). Instituto de
Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, pág. 18.
29
Vasconcelos, publicada en 1925, es necesario preguntarse ¿qué es el
darwinismo?
Aunque existe una amplia discusión sobre las características que deben
definir al darwinismo,63 he decidido utilizar la definición establecida por Rosaura
Ruiz y Francisco Ayala en El núcleo duro del darwinismo64 como marco teórico
para el análisis de La raza cósmica, por especificidad.
63
Ruiz G., R., & Ayala, F. J. (1999). "El núcleo duro del darwinismo” en: A. Puig-Samper (Eds.), El
darwinismo en España e Iberoamérica. Universidad Nacional Autónoma de México, Consejo
Superior de Investigaciones Científicas y Ediciones Doce Calles, pp. 299-323
64
Ibíd.
65
Ruiz G., R., & Ayala, F. J. Op. Cit., pág. 311.
66
Ibíd.
30
aquellas características que son perjudiciales. De tal manera que el mismo Darwin
aceptó como sinónimo de selección natural la concepción spenceriana de
“supervivencia del más apto”67 en 1868, en su obra The Variation of Animals and
Plants under Domestication;68 y utilizó la frase en la quinta edición de El Origen,
publicada en 1869.69
67
“This survival of the fittest, which I have here sought to express in mechanical terms, is that which
Mr Darwin has called ‘natural selection, or the preservation of favored races in the struggle for life.’”
Spencer, H. (1864). The principles of biology (Vol. I) (Facsímil consultado en
https://archive.org/stream/principlesbiolo05spengoog#page/n10/mode/2up, el 1 de julio de 2014).
London: Williams and Norgate. Pág. 444.
68
“Esta preservación, durante la batalla por la vida, de variedades que poseen alguna ventaja en
su estructura, constitución o instinto, la he llamado selección natural; y el Sr. Herbert Spencer ha
expresado bien la misma idea mediante la supervivencia del más apto”. Darwin, C. (2009 [1868]).
La variación de los animales y las plantas bajo domesticación (Vol. 1). (A. G. González, Trad.)
México: CSIC/Academia Mexicana de Ciencias/UNAM/Catarata. Pp. 57.
69
Freeman, R. B. (1977). The Works Of Charles Darwin: An Annotated Bibliographical Handlist (2
ed.). Great Britain: Dawson/Archon Books. pp. 79.
31
adaptativas en un lugar y tiempo dados, que al momento de la selección es el
presente. De acuerdo con Ruiz y Ayala:
32
avances en la solución de problemas planteados por el ambiente a los organismos
en un espacio y tiempo determinados. Dichos avances no siguen una tendencia al
progreso, son más bien actores incidentales, “casi al azar, de un drama que va
cambiando siempre con lentitud”.71
71
Op. Cit., pág. 322.
33
Tabla 1. Elementos esenciales que deben considerarse en el análisis
de las concepciones darwinistas
Parámetros esenciales
Selección Entendida como proceso acumulativo oportunista, no azaroso,
natural con capacidad creadora; y no direccional (diseño sin proyecto).
Surgimiento de variedades sin un rumbo ni propósito
Azar
determinados.
Parámetros secundarios
Causada por la acción directa del medio, el uso y desuso de
Variación
los órganos o la variación espontánea.
Lucha por la Sobreproducción de descendencia que junto con la limitación
existencia de recursos genera competencia.
Divergencia de
Especialización en la explotación de recursos.
carácter
Producción de nuevas especies por aislamiento geográfico o
Especiación aislamiento en un mismo ambiente debido a las preferencias
de tipo ecológico.
Extinción Gradualidad estricta del proceso evolutivo.
Progreso Rechazo explícito a la "tendencia al progreso".
Puntos a considerar
"Todas las especies se reproducen en mayor proporción de la
que es posible sobrevivir en un territorio. Esta
sobreproducción, aunada a una limitación de recursos,
provoca una lucha por la existencia en la que los organismos
Argumento
portadores de alguna variación que mejora sus posibilidades
de aprovechamiento del lugar (nicho) aumentan su número de
descendientes. Los descendientes modificados orientarán la
transformación de la especie en ese nuevo sentido".72
Diferenciación
clara entre Entendiendo que la selección natural no sigue un rumbo
selección natural determinado y la selección artificial está direccionada por el
y selección ser humano para su propio beneficio.
artificial
Competencia en una población entre individuos del mismo
Selección sexual género que resulta en la reproducción diferencial y no en la
muerte del competidor.
72
Op. Cit., pág. 310.
34
Es decir, que para que un autor sea considerado darwinista en el sentido
más estricto debe cumplir con, por lo menos, los parámetros esenciales señalados
en la Tabla 1; y tomar en cuenta los secundarios. Como señalan Ruiz y Ayala:
Desde nuestro punto de vista un autor que asuma las ideas centrales de
Darwin sobre selección natural y azar (aunque si te trata de autores previos
a la síntesis moderna73 además acepten la herencia de caracteres
adquiridos) debe ser considerado darwinista. Sin embargo es importante
analizar su manejo de otros temas centrales por su interés en sí mismos,
pero también porque por un lado en algunos casos pueden dar lugar a
contradicciones y por otro podrían dar lugar a la estructuración de lo que
podríamos llamar “darwinismos locales” en tanto un autor que defiende la
selección natural y el papel del azar en la evolución puede ser reconocido
como darwinista y al mismo tiempo tener una serie de ideas originales
respecto a otros [sic.] cuestiones. Esta reelaboración o modificación del
darwinismo ha ocurrido tanto con los darwinistas contemporáneos de
Darwin como con los actuales.74
Recapitulando
73
La concepción de la Síntesis Moderna —como suele suceder en la historia de las ideas y los
consensos—fue un proceso, por lo que es complicado establecer una fecha exacta de lo que ha de
considerarse “posterior”. Para efectos del presente trabajo tomo como posterior toda obra
publicada después del año 1942, fecha en la que se editó por primera vez Evolution: The Modern
Synthesis, de Julian Sorell Huxley.
74
Ruiz G., R., & Ayala, F. J. Op. Cit., pág. 315.
35
en los ámbitos social y político en la forma de darwinismo social y no en el sentido
estricto de darwinismo al que hacen referencia Ruiz y Ayala, que no es aplicable
en aquellos casos en los que se presenta un discurso evolutivo no darwinista. La
definición de darwinismo de Ruiz y Ayala será retomada más adelante (Capítulo 3)
como parte del análisis de La raza cósmica.
36
Capítulo II. Porfiriato, positivismo y la Revolución Mexicana
En 1888, cuando Porfirio Díaz (1830-1915) alcanza la estatura dominante por la
que ha venido trabajando desde el inicio de su mandato, 75 Vasconcelos es apenas
un niño de seis años. Para 1911, cuando cae el gobierno de Porfirio Díaz,
Vasconcelos es ya un joven adulto que nació y creció en un país y una sociedad
autoritarios, y que no está de acuerdo con la ideología y las prácticas bajo las que
ha vivido durante casi treinta años.76
Para comprender la postura que expresa en La raza cósmica es necesario
tener en cuenta cuál es el régimen contra el que se rebeló en compañía de
personajes como Francisco I. Madero (1873-1913), Luis Cabrera (1876-1954) y
Federico González Garza (1876-1951), entre muchos otros hombres y mujeres
que se levantaron contra el gobierno. En este segundo capítulo se presenta un
breve recuento de lo que fue y lo que significó para México el Porfiriato.
75
Velásquez García, E. [. (2010). Historia General de México Ilustrada (Vol. II). (pág. 134) México:
El Colegio de México; Cámara de Diputados, LXI Legislatura.
76
En Ulises Criollo el mismo Vasconcelos escribe “… yo no tenía motivo propio de queja contra el
régimen… Sin pertenecer ni remotamente a cualquiera de las facciones gubernamentales, veía
crecer mis entradas, poseía casa propia y porvenir seguro. Pero ¿qué sabe nadie de los motivos
profundos que van determinando el destino? La convicción de que el porfirismo era una cosa
podrida y abominable había ido arraigando en mi sensibilidad. La evidencia de los atropellos
diarios cometidos a ciencia y paciencia del régimen y un sentimiento de dignidad humana ofendida
convertían en pasión lo que primero había sido desagrado y sorpresa…” [Vasconcelos, J. (2006
[1935]). Ulises Criollo (3a ed.) (pp. 267-268). México: Porrúa]. Si realmente se sentía asqueado de
vivir bajo ese gobierno o si se trata de una opinión que fue creciendo al ver los hechos en
retrospectiva es un punto debatible, pero para Vasconcelos esa era su verdad y así la transcribo en
este documento.
37
La ideología del Porfiriato o de cómo el positivismo avivó las
brasas del fuego revolucionario
Según Cosío Villegas,77 al tomar la presidencia, Porfirio Díaz y su grupo de
tuxtepecanos tenían poca o ninguna experiencia en la ciencia y el arte de
gobernar, por lo que se hizo necesario un duro aprendizaje político y
administrativo.
Para Sandra Kunts Ficker y Elisa Speckman Guerra (2010), el Porfiriato
recibió varios legados. Por un lado, un país agotado por décadas de guerra civil,
dividido y heterogéneo, con una economía pobre y poco desarrollada; y por otro,
toda una gama de proyectos y leyes comprometidos con la modernización del
país, que el Porfiriato abrazó como suyos.78
Fue una etapa de intenso desarrollo y crecimiento económico para México,
gracias a lo cual aumentó la población, crecieron las ciudades, mejoraron el
transporte y las comunicaciones y se desplegaron esfuerzos en salud y educación.
Sin embargo, ello no significó una mejora generalizada en la calidad de vida de las
personas ni la superación de las desigualdades sociales y regionales79.
Aunque Díaz trabajó para validar, por la vía política, lo que había logrado
con las armas, la paz porfirista fue sobre todo una “paz forzosa”. En los primeros
años fue conciliador con sus contrincantes pacíficos, pero aplicó mano dura contra
quienes amenazaban con las armas el orden y su gobierno. Más tarde, la
estrategia se centró en la consolidación de un gobierno federal que ganó más
facultades a costa de los estados, y donde el poder ejecutivo llegó a predominar
por sobre el legislativo.80
77
Cosío Villegas, D. (1972). Historia Moderna de México. El Porfiriato: La vida política interior
(Segunda parte). (p. IX) México: Hermes.
78
Kuntz Ficker, S., & Speckman Guerra, E. (2010). "El porfiriato". En Historia General de México
Ilustrada (Vol. II). México: El Colegio de México; Cámara de Diputados, LXI Legislatura, pp. 134-
195.
79
Ibíd.
80
Ibíd.
38
Más allá de las coyunturas políticas, en palabras del propio Cosío Villegas:
Alrededor de 1888, Díaz decidió que era hora de cambiar de aires y retirar
de la vida política a sus antiguos compañeros de armas y de generación. A partir
de entonces comenzó a rodearse de gente más joven y refinada. Fue así como
comenzó a formarse en el seno de la burocracia mexicana el denominado grupo
de “los científicos”:82 una nueva generación de políticos que provenía de la clase
media urbana, contaba con un grado educativo más alto que el promedio y
compartía una concepción y una filosofía positivistas83 de la historia y de la
sociedad. Como se vería después, esta nueva clase pretendía aplicar los
81
Cosío Villegas, D., & González Navarro, M. (1973). Historia Moderna de México. El Porfiriato: La
vida social. México: Hermes, pág. XVI.
82
González y González, L. (2012). Alba y ocaso del porfiriato. (FCE, Ed.) DF, México. Edición
Kindle. Pos. 127.
83
En su Introducción a Positivismo y Porfirismo, Abelardo Villegas explica: “La palabra positivismo,
usada para designar una serie de corrientes de pensamiento que tuvieron vigencia en México en el
último tercio del siglo XIX y en las primeras décadas del XX, puede ser tomada en dos sentidos,
uno estricto y otro lato o amplio. En el primero de los casos se trataría de la influencia del
pensamiento de Augusto Comte en México, ya que la filosofía de Comte es la que estrictamente
puede ser denominada positivismo. En sentido amplio, la palabra designaría toda suerte de
doctrinas que exaltaron el valor de la ciencia, y principalmente el darwinismo y el evolucionismo de
Herbert Spencer que, desde luego, tienen parentescos conceptuales con la filosofía de Comte”.
Esta obra utiliza la segunda de las acepciones para explicar la utilización del discurso científico
durante el Porfiriato para justificar las desigualdades sociales y las medidas adoptadas por el
gobierno.
Para una definición más amplia se puede consultar:
Villegas, A. (1972). Positivismo y Porfirismo: Textos de Gabino Barreda, Justo Sierra, Porfirio
Parra, Francisco G. de Cosmes, Francisco Bulnes, Emilio Rabasa, Andrés Molina Enríquez,
Horacio Barreda y Agustín Aragón. México: Secretaría de Educación Pública.
39
principios y los métodos de la ciencia a la resolución de los problemas sociales, de
donde proviene su sarcástico apodo.84
De acuerdo con Luis González y González, los científicos eran una
generación joven: no más de 50 individuos bien educados, todos menores de 50
años:
84
Kuntz Ficker, S., & Speckman Guerra, E. Op. Cit.
85
Peyorativo aplicado al grupo de los científicos derivado de la palabra tisis, nombre popular con el
que se conoce a la tuberculosis.
40
sin excepción fueron tribunos de primer orden. […] Fue aquél un equipo de
licenciados, tribunos, maestros, periodistas y poetas.86
86
González y González, L. Op. Cit. Pos. 130-146.
87
Raat, W. D. Op. Cit., pág. 109.
88
En su obra, Raat sostiene que los científicos no eran positivistas (p. 141), ya que no se atenían
en estricto sentido a la doctrina comtiana, sin embargo, este estudio adopta una definición amplia
de positivismo que toma como característica medular la exaltación del valor de la ciencia, por lo
que para efectos del análisis se considera a los científicos como positivistas.
89
Raat, W. D. Op. Cit, pág.120.
90
Bulnes, F. (1972 [1899]). "Las tres razas humanas". En A. Villegas, Positivismo y Porfirismo:
Textos de Gabino Barreda, Justo Sierra, Porfirio Parra, Francisco G. de Cosmes, Francisco Bulnes,
41
animales es su tendencia al progreso, a la mejora vista desde una perspectiva
material, moral e intelectual. Sostiene que la justicia es variable si se toma en
cuenta la moral evolucionista, y sobre el indio declara:91
Emilio Rabasa, Andrés Molina Enríquez, Horacio Barreda y Agustín Aragón. México: Secretaría de
Educación Pública, pág. 137.
91
“La diferencia radical, completa, entre el hombre y las demás especies zoológicas, consiste en
que el hombre es un animal progresista, mientras que los demás animales son estrictamente
conservadores. Los cambios progresivos, que tienen lugar en las especies animales inferiores al
hombre, se verifican sin la intervención de la conciencia de los individuos de cada especie.
En la humanidad, las especies conservadoras experimentan en su organismo una especie de
mineralización que las inclina hacia la mutabilidad y pasivismo de las rocas; las razas progresistas
favorecen sin cesar la evolución que necesariamente las mejora bajo el punto de vista material,
intelectual y moral
Las razas superiores son las resueltas a no conservar más que la verdad en la esfera intelectual.
La justicia es variable en el terreno de la moral evolucionista y en el dominio económico nada se
puede conservar, pues todo es susceptible de indefinido progreso”. Ibíd.
92
G. de Cosmes, F. (1972 [1886]). "¿De qué lado está el verdadero patriotismo?". Op. Cit., pp.
126-131.
42
Para Cosmes, el indio en general no es apto para la civilización y su valor
es equiparable al de los animales de carga, ya que sólo puede aportar a la nación
su fuerza física, dirigida por una inteligencia escasa. Aún antes de la Conquista, él
ve en el indígena un pueblo rudimentario que apenas acababa de transitar de la
vida nómada a la sedentaria y que para todo efecto se encontraba en la edad de
piedra al momento de caer bajo el dominio Español. Encuentra además en el
contacto con la civilización española, a todas luces más avanzada, la prueba de
que el indio nunca poseyó cualidades intelectuales, pues de haberlas tenido, éstas
se hubiesen potenciado.93
93
“No se me citen excepciones; no se me hable de indios ilustrados, ni de indios que fueron
grandes hombres, como Juárez, por ejemplo: de lo particular no pueden deducirse consecuencias
lógicas con relación a lo general. Estudiemos a la masa indígena en conjunto, y dígaseme en
donde están sus aptitudes para la civilización. ¿Acaso el indio de nuestros días se distingue en
algo del indio del tiempo de la Conquista? ¿Por ventura ha sacudido el yugo de esa rutina, o mejor
dicho, de esos instintos, que apenas le dan un lugar un poco más elevado que el de las bestias de
labor? ¿Puede prestar a la patria y a la causa del progreso otro contingente que el de sus brazos,
dirigidos por una inteligencia escasísima e incapaz de generalización? Se me dirá: ‘El yugo de la
Conquista atrofió sus facultades intelectuales.’ ¿Y eran grandes esas facultades antes de Cortés?
¿En dónde están los restos de esa civilización prodigiosa de que hablaban tanto los
conquistadores, para dar mayor realce a su empresa? Lo que yo veo es que en el orden moral, los
pobladores de esta región de América eran fetichistas y antropófagos, y carecían por completo de
la verdadera noción de patria: no se explica de otro modo, así la ayuda que prestaron a Cortés los
tlaxcaltecas contra los mexicanos, como la rápida y resignada sumisión de éstos, luego que
Cuauhtémoc cayó en manos de los españoles. En el orden material, apenas conocían la
agricultura, y los instrumentos de labranza más rudimentarios; vivían casi desnudos y en chozas
infelices, iguales a las que sus descendientes habitan hoy todavía. En una palabra, acababan de
pasar de la vida nómade a la vida sedentaria, y se encontraban, al realizarse la Conquista, en la
edad de la piedra pulimentada. ¿Cuáles fueron, pues, las facultades intelectuales del indio que
atrofió el yugo del conquistador? Aun concediendo que estas facultades hubiesen existido, es
indudable que el contacto de los primeros pobladores con una civilización más adelantada, como lo
era la española, las hubiera desarrollado poniéndolas en condiciones mejores de progreso. Pues,
ni moral, ni materialmente hablando, las repetidas facultades pudieran desarrollarse. En religión,
que es la primera manifestación moral de la humanidad, la Conquista no logró más que sustituir los
ídolos de piedra con imágenes, a las cuales los indios rendían y siguen tributando el mismo culto
supersticioso y casi idólatra. Y en cuanto a progreso material, ¿qué adelantos ha realizado la raza
indígena en nuestro suelo? No ha dado un paso por sí sola, después que la civilización de España
le enseñó a labrar groseramente la tierra, y a vestirse con telas más groseras todavía. ¡Ah! Pero la
esclavitud en que vivía…” Ibíd.
43
En 1895 retoma sus reflexiones en “Vuelta a la Carga” y sostiene que entre
las ciencias que asisten a la sociología, la biología es la que mejor explica la
independencia mexicana, ya que ésta responde al fenómeno biológico por el cual
un organismo se separa de su ancestro para formar vida propia. Para Cosmes, la
independencia fue una consecuencia natural del proceso de mestizaje, que
permitió que la nación se formara y adquiriera los elementos que necesitaba vivir
por sí sola, sin necesidad de asistencia:94
Su independencia [de México] obedeció a la ley natural del progreso, en
virtud de la cual el organismo nuevo que tiene suficiente vigor para vivir y
regirse por sí, debe separarse del tronco de donde procedió. Esta es la
verdadera razón de nuestra independencia: no absurdas reivindicaciones
94
“Entre todas las ciencias concurrentes de la sociología, la biología es la que más auxilio presta
para fijar el verdadero concepto filosófico que de la independencia mexicana debe tenerse, porque
es, en realidad, un fenómeno biológico el acto en virtud del cual un organismo humano, llámese
individuo o sociedad, se separa del ser de quien procedió, para hacer vida propia.
Desde luego se comprende que, siendo condición indispensable de toda emancipación la
realización del fin con que se ejecuta, esto es, la existencia por sí del organismo emancipado, debe
éste haber adquirido todos los elementos necesarios para cumplir el expresado fin. Si carece de
ellos, la emancipación no es viable, y será loco o criminal todo intento que, en el sentido de ella, se
ejercite. Mientras tales elementos no existan en el organismo nacido de otro, debe permanecer
dependiente de éste, recibir su dirección, y completar sus deficiencias con los recursos vitales que
le proporciona el organismo que le dio el ser. [...]
En la filogenia de una sociedad, lo mismo que en la ontogenia de un individuo (diré para la
inteligencia de mis ilustrados contradictores, que la primera palabra significa el génesis de la
especie, y la segunda el génesis del ente individual) la formación y el desarrollo del organismo
consiste en la consistencia que van adquiriendo los elementos heredados de la paternidad. […]
La independencia, pues, de nuestra patria tuvo por causa la formación definitiva, después de tres
siglos de vivir bajo la tutela de la nación que le dio el ser con la conquista (lanzando a la vida de las
agrupaciones humanas un organismo nuevo con sus condiciones características de
diferenciación), la formación definitiva, repito de una nacionalidad dotada de todos los elementos
de que necesitaba para vivir por sí y sin ayuda extraña. […] El régimen colonial supo aprovechar
hábilmente aquellos elementos capaces de ser parte de la constitución de una nacionalidad,
elementos que encontró la Conquista en nuestro suelo. Me refiero a la población indígena
principalmente, a cuya fusión con la raza europea se debió la obra de diferenciación realizada
entre nosotros. La mezcla de blancos e indios dio nacimiento a un pueblo nuevo, que ni era del
todo español, ni tampoco era indígena, aunque sobreponiéndose en la fusión de caracteres
intelectuales y morales de la raza superior.” G. de Cosmes, F. (1972 [1895]). "Vuelta a la Carga".
En A. Villegas, Positivismo y Porfirismo: Textos de Gabino Barreda, Justo Sierra, Porfirio Parra,
Francisco G. de Cosmes, Francisco Bulnes, Emilio Rabasa, Andrés Molina Enríquez, Horacio
Barreda y Agustín Aragón. Secretaría de Educación Pública. Pp. 132-136.
44
de derechos indígenas, que nunca existieron, ni odio a la nación a quien
debemos cuanto somos. 95
Aunque de forma menos radical, Justo Sierra también reflexiona en “La era
actual”96 (1900-1902) sobre la estructura de la sociedad, y asegura que la
influencia de la división de razas en la evolución social es cada vez menor gracias
a la mezcla que ha tenido lugar entre la población, que es además el origen de la
burguesía dominante. Sostiene que las concepciones sobre la distribución de la
sociedad no deben tomarse en un sentido absoluto, ya que existe una filtración
constante entre las divisiones; de manera que, por ejemplo, han llegado a la
burguesía los vicios del alcohol y la superstición.
A la proposición de que dichos males emanan de la raza indígena hacia la
nueva burguesía, Sierra agrega que ambos pueden resolverse por medio del
presupuesto y la escuela; sin embargo, concluye:
Nos falta devolver la vida a la tierra, la madre de las razas fuertes que han
sabido fecundarla, por medio de irrigación; nos falta, por este medio con
más seguridad que por algún otro, atraer al inmigrante de sangre europea,
que es el único con quien debemos procurar el cruzamiento de nuestros
grupos indígenas, si no queremos pasar del medio de civilización, en que
nuestra nacionalidad ha crecido a otro medio inferior, lo que no sería una
evolución, sino una regresión. Nos falta producir un cambio completo en la
mentalidad del indígena por medio de la escuela educativa. Ésta, desde el
punto de vista mexicano, es la obra suprema que se presenta a un tiempo
con caracteres de urgente e ingente. Obra magna y rápida, porque o ella, o
la muerte.
95
Ibíd.
96
Sierra, J. (1972 [1900-1902]). "La era actual". Op. Cit., pp. 76-96.
45
De acuerdo con Raat,97 la mayoría de los positivistas ortodoxos expresaron
su simpatía por la raza indígena, e incluso varios educadores defendieron
públicamente que las aptitudes intelectuales del indio eran iguales a las de la
“gente civilizada”. Tal fue el caso de Manuel Baranda (1799-1861?), quien en la
Convocatoria al Primer Congreso Nacional de Instrucción Pública 98 (1889)
expresó:
lo que hasta hoy se ha hecho a favor de la desvalida raza indígena han sido
esfuerzos aislados y por lo mismo de poco alcance. Unifórmese la
enseñanza primaria obligatoria para todos los ámbitos de la República y
pronto se verá por los hechos, que no existe la pretendida inferioridad de la
raza indígena y que sus hijos son capaces de rivalizar con el blanco y el
mestizo en la lucha por el saber.99
Sin embargo, como suele ser el caso, las ofensas pesaron más que los
halagos, y para 1906 “el positivismo era un símbolo de odio para muchos
mexicanos y la difusión real de la doctrina no tenía importancia para quienes se
sentían amenazados por el símbolo”100.
En otras palabras, como sostiene Abelardo Villegas,101 el positivismo se
introdujo a México como filosofía, como sistema educativo y como arma política; y
paradójicamente, además de servir para avivar el descontento social por ser “la
filosofía dominante de la clase dominante”, también posibilitó algunos enfoques
esenciales de las doctrinas de la Revolución.102
97
Raat, W. D. Op. Cit., pág. 122.
98
Granja Castro, J. (2010). Procesos de escolarización en los indios del siglo XX. La instrucción
rudimentaria en México. Perfiles Educativos, XXXII(129).
99
Debates del Congreso Nacional de Instrucción Pública. (1889). Citado en Granja Castro, J. Op.
Cit. Pág. 68.
100
Raat, W. D. Op. Cit., pág. 89.
101
Villegas, A. (1972). Positivismo y Porfirismo: Textos de Gabino Barreda, Justo Sierra, Porfirio
Parra, Francisco G. de Cosmes, Francisco Bulnes, Emilio Rabasa, Andrés Molina Enríquez,
Horacio Barreda y Agustín Aragón. México: Secretaría de Educación Pública, pág. 12.
102
Op. Cit., pág. 21.
46
El Maestro de América
De acuerdo con Susana Quintanilla (2012),103 no existe en realidad una biografía
histórica completa de José Vasconcelos, ya que su estudio se encuentra muy
limitado por la escasez de documentos históricos, y los expertos frecuentemente
se ven obligados a regresar a sus propias Memorias. Por fortuna, no es objeto de
este estudio retomar esa labor titánica a la que siguen abocados grandes
personajes, cuyos trabajos retomo para construir un esbozo histórico de la vida y
obra de José Vasconcelos, que permita establecer un contexto adecuado para el
análisis de la obra que nos ocupa.
José Vasconcelos nació en la ciudad de Oaxaca, Oaxaca el 27 de febrero
de 1882. Primer hijo de Ignacio Vasconcelos y Carmen Calderón; su abuelo
materno fue el médico liberal Esteban Calderón y Candiani, quien huyendo de
Antonio López de Santa Anna se refugió en Nueva Orleans a mediados del siglo
XIX. Allí conoció y se sumó a Benito Juárez.104
A su regreso a México, Esteban asistió a Porfirio Díaz y sus tropas, luchó
contra los franceses durante el imperio de Maximiliano y respaldó a Sebastián
Lerdo de Tejada. Tal fue la contribución del médico Calderón y Candiani al
régimen porfirista que fue nombrado senador vitalicio de Oaxaca, cargo en el que
permaneció hasta el día de su muerte, en 1893.105
La boda de su hija Carmen e Ignacio Vasconcelos —hijo ilegítimo de
comerciantes y un hombre humilde de clase media baja— tuvo que realizarse en
secreto, pues el senador desaprobaba la unión.106
Tras el matrimonio con Carmen, Ignacio consiguió un empleo como agente
aduanero y la familia tuvo que trasladarse con frecuencia. Residieron primero en
Soconusco, Chiapas, después en Sonora y finalmente se establecieron en Piedras
103
Quintanilla, S. “José Vasconcelos”. (2012). De Conversaciones sobre historia. México: Instituto
Mexicano de la Radio/INEHRM.
104
Lago Carballo, A. (1989). Prólogo. En M. J. Sarabia Viejo (Ed.), José Vasconcelos. Madrid,
España: Instituto de Cooperación Iberamericana. Pp. 19.
105
Ibíd.
106
Ibíd.
47
Negras, Coahuila, de 1887 a 1894. Como el lugar carecía de escuelas, José
Vasconcelos asistió a la Escuela Primaria de Eagle Pass, Texas. Cuando tenía
trece años se le ofreció una beca para estudiar en Austin, sin embargo, la familia
decidió permanecer unida y viajar rumbo a la Ciudad de México. Para entonces, el
joven Vasconcelos ya era un asiduo lector y practicaba el catolicismo. 107
Los meses que siguieron a la mudanza Vasconcelos asistió al Instituto de
Toluca, antes de trasladarse con su familia al sureste mexicano, donde tuvo la
oportunidad de estudiar en el Instituto de Ciencias de Campeche durante un
periodo que coincidió con el auge henequenero en Yucatán, 108 que trajo
prosperidad y riqueza a la región; y con los efectos en el Caribe de la guerra entre
Estados Unidos y España. Fue en Campeche donde experimentó sus primeros
encuentros con la literatura francesa y finalizó sus estudios de secundaria.109
En 1899, decidió separarse de su familia y continuar su educación en la
ciudad de México en la Escuela Nacional Preparatoria (ENP), bajo la filosofía del
positivismo.110 Durante su estancia en la ENP adoptó una postura decididamente
anti-porfirista “por la opresión [del gobierno] a los individuos concretos en general,
y más todavía, a los individuos con dotes especiales. Esta actitud es la misma que
107
Ibíd.
108
Ayuntamiento de Mérida, Y. (s.f.). Archivo Histórico del Ayuntamiento de Mérida, Yucatán.
Recuperado el 19 de Junio de 2014, de Mérida y su historia. Periodo Porfiriato:
http://www.merida.gob.mx/archivohistorico/merida_porfiriato.html
109
Lago Carballo, A. Op. Cit. Pp. 20.
110
“La escuela Preparatoria fue inaugurada el lunes 3 de febrero de 1868 y sus actividades se
iniciaron el mismo día. Fue don Gabino Barreda su primer director, quien tuvo que hacer frente a
los ataques que le dirigieron no sólo los espíritus retardatorios sino aun [sic.] muchos de los
liberales de su tiempo. Cuando Barreda dejó la dirección de la escuela por él fundada, para partir a
Berlín como representante de México, quedaba en pie un centro de cultura que fue capaz durante
muchas décadas de resistir el embate de sus enconados adversarios. El positivismo como sistema
pedagógico subsistió más de cuatro décadas a la fecha de la Escuela Preparatoria”.
Díaz y de Ovando, C. (1972). La Escuela Nacional Preparatoria. 1867-1910 (Vol. I). México:
Instituto de Investigaciones Estéticas. UNAM. Pp. 14 y 15. En Rojas Garcidueñas, J. (1979). El
Ateneo de la Juventud y la Revolución. México: Instituto Nacional de Estudios Históricos de la
Revolución Mexicana. Pp. 30 y 31.
48
llevaría después a Vasconcelos a ponerse también en contra de los regímenes
posrrevolucionarios [sic.] que no permitían la libertad de los individuos civiles”.111
Al salir de la ENP ingresó a la Escuela de Jurisprudencia, donde acreditó la
carrera de Derecho en 1905 con la tesis Teoría Dinámica del Derecho: un “alegato
metafísico antipositivista contra la pasividad de una sociedad estancada” en el que
proponía excluir a los caudillos y a la aristocracia, pues implicaban la explotación
de otros. Su planteamiento derivó en la confrontación entre razas metropolitanas y
razas coloniales, lo que marcó el punto de partida para sus obras posteriores más
conocidas,112 entre ellas La raza cósmica. En esta misma época empezó a
trabajar como amanuense en la notaría de Ignacio Aguilar y Marocho, y como
ayudante del senador porfiriano Jesús Uriarte. Asimismo, aunque siempre fue
adverso al matrimonio, en 1906 se casó con Serafina Miranda.113
En 1909, entró en contacto con Francisco I. Madero. Con él y al lado de
Gustavo I. Madero (1875-1913), Filomeno Mata (1845-1911), Roque Estrada
(1883-1966), Emilio (1858-1926) y Francisco Vázquez Gómez (1860-1933), Félix
Palavicini (1881-1952), Federico González Garza (1876-1951) y Luis Cabrera
(1876-1954), entre otros, fundó el Centro Antirreleccionista de México, el cual
defendía que se prohibiera al presidente Díaz reelegirse en el cargo, y de donde
fue secretario.114
Junto con Félix Palavicini editó el semanario El Antirreleccionista, órgano de
expresión del Centro, que salió a la calle por primera vez el 6 de junio de 1909. En
el primer número del periódico, Vasconcelos publicó el artículo “Nuestros Fines”,
en la que expresó su descontento con el régimen y que transcribo íntegro a
continuación:
NUESTROS FINES
111
Lago Carballo, A. Op. Cit. Pp. 20.
112
Ibíd.
113
Ibíd.
114
Lago Carballo, A. Op. Cit. Pp. 21.
49
La administración del Gral. Porfirio Díaz, con sus métodos de gobierno,
debe considerarse por terminada al final del corriente periodo presidencial.
Bueno o malo, el porfirismo ha dado ya todos sus frutos, y pretender
mantenerlo es querer mantener un cadáver fuera de sepultura.
El grupo pusilánime que por necesidades personales o cobardía desea ver
en la presidencia a un continuador de la política del general Díaz,
desconoce la verdadera situación del país y no comprende que la dictadura
como régimen morboso de gobierno debe ser transitoria y excepcional,
pues así como alguna vez fue necesaria para garantizar la paz, hoy que la
paz está cimentada, la Dictadura es un peligro para ella.
Ahora el Gobierno tiene una gran oportunidad para cubrirse de honor
devolviéndole al pueblo gradual, pero francamente, los derechos que se le
han arrebatado. Por ello, se le pide que salga al encuentro de los derechos
legítimos del pueblo y que se los dé antes de que se le arrebaten.
¡Sistemas nuevos para gentes nuevas!
Las publicaciones reeleccionistas, que reafirman su deseo de que un solo
hombre siga siendo dueño de los destinos del país, no se dan cuenta de
que la masa de esclavos a quienes se dirige ya no existen, pues fuera de su
cuerpo hay ilustración, valor y dignidad. Deben de saber que hay una clase
y un país a quien no se conquista con engaños y a quien sólo se puede
atraer con procederes honrados, por eso los mexicanos estarán, llegado el
momento, con el candidato o grupo que ofrezca mayor respeto a la ley.
Es deber de todos instruir al pueblo en sus derechos electorales y
convencerlo de que los ejercite a partir de la próxima elección, sin
importarle cada fracaso, sin que lo desaliente el fraude ni lo intimide la
fuerza. Que se demuestre que el pueblo mexicano puede hacer obra de
democracia si el Gobierno deja de impedirlo por la fuerza de las armas.
Sufragio efectivo. No reelección.115
J. Vasconcelos.
Por sus visiones radicales, el periódico sólo se editó durante seis meses,
pues Porfirio Díaz mandó cerrar sus oficinas y detener al equipo redactor.
Vasconcelos fue avisado a tiempo y pudo huir. Así fue como se convirtió por
primera vez en fugitivo, el mismo año en que nació su primer hijo, Juan Ignacio. 116
El activismo político de Vasconcelos no se limitó a sus actividades en el
Centro Antirreleccionista. Gracias a su paso por la Escuela de Jurisprudencia, se
115
Vasconcelos, J. (06 de Junio de 1909). "Nuestros fines". Anti-Reeleccionista(1). Pp. 1.
116
Lago Carballo, A. Op. Cit. Pp. 21.
50
unió a personajes como Antonio Caso (1883-1946), Pedro Henríquez Ureña
(1884-1946) y Alfonso Reyes (1889-1959),117 para crear en 1909 el Ateneo de la
Juventud.118 Tanto ellos como Vasconcelos tendrían más adelante un papel
decisivo en la vida política y cultural de México. 119
Una de las actividades más destacadas del Ateneo de la Juventud fue la
realización en 1910 de las Conferencias del Ateneo de la Juventud, que cerró el
12 de septiembre con la conferencia de José Vasconcelos “Don Gabino Barreda y
las ideas contemporáneas”,120 que más que hablar de Gabino Barreda se trata de
una reflexión acerca de lo que debería construirse sobre las bases del positivismo,
descartando una filosofía que para él fue necesaria, pero que ahora debía ceder el
paso al verdadero entendimiento: el del espíritu.
Comienza su ponencia exponiendo, para el caso del positivismo, los cuatro
problemas que debe resolver una filosofía completa: el del conocimiento, el
cosmológico, el de los valores y el psicológico. Del primero afirma: de la edad
poética o teleológica del espíritu, en la que el ser humano concibe sus actitudes
reflejadas en el universo, el positivismo no logró entender que corresponde a la
117
La lista completa de socios numerarios y correspondientes y la mesa directiva, así como una
descripción detallada de sus actividades y funciones puede consultarse en Rojas Garcidueñas, J.
(1979). El Ateneo de la Juventud y la Revolución. México: Instituto Nacional de Estudios Históricos
de la Revolución Mexicana.
118
Garciadiego, J. (1996). Rudos contra científicos. La Universidad Nacional durante la Revolución
Mexicana. México: El Colegio de México/UNAM. Pp. 38.
119
De acuerdo con Samuel Ramos, “La obra cultural del ˂˂Ateneo de la Juventud˃˃… debe
entenderse como una lucha contra la desmoralización de la época porfirista. Este movimiento
intelectual revolucionario se adelantaba a la revolución política que estalló en 1910. […] La obra del
Ateneo en su totalidad fue una sacudida que vino a interrumpir la calma soñolienta en el mundo
intelectual de México. Propagó ideas nuevas, despertó curiosidades e inquietudes y amplificó la
visión que aquí se tenía de los problemas de cultura. Mediante su filosofía tendió a contrarrestar el
flujo creciente del utilitarismo, inculcando en la juventud el sentido de los valores del espíritu. El
resultado que dio aquella agitación en la década que comienza en 1910, fue elevar el tono y
ensanchar el radio de nuestra vida intelectual”.
Ramos, S. (1943). Historia de la Filosofía en México. México: UNAM, Imprenta Universitaria. En
Rojas Garcidueñas, J. (1979). El Ateneo de la Juventud y la Revolución. México: Instituto Nacional
de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana.
120
Vasconcelos, J. (2010 [1910]). "Don Gabino Barreda y las ideas contemporáneas". En C.
D. Michael (Ed.), Los retornos de Ulises. Una antología de José Vasconcelos (pp. 43-57). México:
Secretaría de Educación Pública/Fondo de Cultura Económica.
51
naturaleza misma del entendimiento; del segundo concluye que para el
positivismo, que describe los fenómenos del mundo, el por qué de las cosas está
vedado; de la moral (los valores), el positivismo incorpora tres elementos
fundamentales: la solidaridad, el altruismo y la inmortalidad; finalmente, sobre el
problema psicológico declara:
Creo que nuestra generación tiene derecho a afirmar que debe a sí misma
casi todo su adelanto; no es en la escuela donde hemos podido cultivar lo
más alto de nuestro espíritu. No es allí donde aún se enseña la moral
positivista, donde podríamos recibir las inspiraciones luminosas, el rumor de
música honda, el misterio con voz que llena de vitalidad renovada y profusa
el sentimiento contemporáneo. El nuevo sentir nos trajo nuestra propia
desesperación; el dolor callado de contemplar la vida sin nobleza ni
esperanza.122
121
Vasconcelos, J. (2010 [1910]). "Gabino Barreda y las ideas contemporáneas". En C. Domínguez
Michael, Los retornos de Ulises: Una antología de José Vasconcelos (pp. 43-57). México: FCE.
Pág. 47.
122
Op. Cit., pp. 47-48.
52
Sigue sus reflexiones tratando de salvar el espacio que separa a las
ciencias de las artes y buscando cuál es el mejor camino para encontrar el
significado de las cosas. Establece que en un principio la filosofía no se ocupaba
de la la cosa en sí,123 sino de su representación, y tras afirmar que “el impuso vital”
es inmaterial, asegura que cuando se obra con desinterés se desafían las leyes
naturales, en particular la biológica. Concluye:
53
vuelve a México para formar parte del comité dirigente del ahora Partido
Antirreleleccionista, apoyando la designación de Francisco I. Madero como
presidente.127 Ese mismo año nace su hija María del Carmen y Vasconcelos
comienza su relación con Elena Arizmendi (1884-1898), con quien vivió y viajó los
tres años siguientes.128
En 1912, el Ateneo cambia su nombre por el de Ateneo de México, con un
sentido de empresa nacionalista que intenta llevar al país hacia el camino liberal y
democrático mediante misiones culturales como la Universidad Popular Mexicana,
antecedente inmediato de la Secretaría de Educación Pública, que Vasconcelos
impulsaría años después.129
En 1913, tras el asesinato de Madero, Vasconcelos decide unirse al
movimiento de Venustiano Carranza. Participó en la acción internacional contra el
empréstito solicitado por Victoriano Huerta, viajando por su cuenta a Londres y
París. Posteriormente aceptó el cargo de director de la ENP que le ofreció
Carranza.130
Al tiempo que Carranza y Francisco Villa se imponían militarmente en
México, el primero mostraba su deseo de poder. Esta actitud decepcionó a
Vasconcelos, quien apoyó la instauración del gobierno pacificador de Eulalio
Gutiérrez —rechazado por Carranza — y aceptó, en 1914, el cargo de Secretario
de Instrucción Pública y Bellas Artes. Sin embargo, el gobierno de Gutiérrez fue
breve, y al mes de su entrada en México se vio obligado a huir hacia el norte del
país, ante la presión de villistas y zapatistas.131
En 1915, coincide como emisario de Gutiérrez en Estados Unidos con los
de Villa y Carranza. Durante su estancia, Vasconcelos pide al país vecino la no
interferencia en la política interior mexicana; mientras tanto, Gutiérrez renuncia a
127
Lago Carballo, A. Op. Cit., pp. 22.
128
Es la “Adriana” que menciona en su Ulises Criollo, con quien se cree que tuvo una relación
entre 1911 y 1916.
129
Ibíd.
130
Ibíd.
131
Ibíd.
54
la presidencia, dejando el poder en manos de Carranza. La inesperada decisión
del Presidente frustró profundamente a Vasconcelos, por lo que decidió quedarse
en Nueva York y dedicarse al estudio de la filosofía griega, 132 que sería de gran
importancia para su obra literaria.133
En 1915, la Conferencia Panamericana resuelve la necesidad de que
México cuente con estabilidad política y el 19 de octubre de ese año, el presidente
Woodrow Wilson de los Estados Unidos reconoce a Carranza como presidente de
México. Es entonces cuando Vasconcelos, siempre conciliador, se vincula
nuevamente con el carrancismo y poco después acepta el cargo de agente
confidencial del presidente ante el gobierno inglés para evitar que se otorgara a
Victoriano Huerta cualquier ayuda. Con este propósito viaja a Inglaterra, Francia y
España, y obtiene la promesa del gobierno francés de negar su apoyo a Huerta.
Al regresar a México acepta la dirección de la ENP de la Ciudad de México,
pero pronto renueva sus críticas a Carranza, lo que ocasiona su arresto y exilio a
los Estados Unidos.
En 1917, se dedicó a escribir Prometeo vencedor (1916), El monismo
estético (1918), y Estudios indostánicos (1920),134 en los que profundiza sobre el
desarrollo espiritual que debe prevalecer sobre la filosofía científica. Así lo expresa
en su introducción a El monismo estético:135
Fui educado en la creencia de que ya no es posible construir nuevos
sistemas de filosofía. La escuela inglesa, empirista, evolucionista y plagada
de cabezas menores de ensayistas, nos condenaba a concebir el mundo
como una sucesión de hechos que deben ser expresados en estilo narrativo
y detallista. La relatividad del conocimiento científico, invadiendo las
soberanas esferas de la filosofía, transformaba los principios lógicos, la
moral y el gusto; y todo el pensamiento ligado tan sólo por las leyes de la
132
Ibíd.
133
Ibíd.
134
Lago Carballo, A. Op. Cit., pág. 23.
135
Vasconcelos, J. (2010 [1920]). "El monismo estético". En Los retornos de Ulises. Una antología
de José Vasconcelos (pp. 128-151). México: SEP/FCE.
55
materia sensible asumía el aspecto inerte, equilibrado y profuso de un polvo
de nebulosa. 136
136
“La mayor parte de las perplejidades que hemos padecido aquí en la América proceden de
nuestra educación imperfecta; de la ausencia de criterio histórico y de sentido de proporción. Sólo
así se explica que llegáramos a ser tan obtusos como los positivistas. Para estos señores la
experiencia humana, anterior a Bacon o a Comte, no tiene ningún valor; el saber comienza con los
análisis celulares de Darwin, y no obstante que se saquea a Kant para fundar el agnosticismo, se
habla en seguida de él como de un autor alemán “que leí después de escritos mis primeros
principios”. La filosofía, el cristianismo, el pensamiento oriental, los grandes movimientos históricos,
todo esto, era la letra muerta para los sabios miopes y para los spencerianos bizcos. En fin, una
filosofía primitiva y provinciana con pretensiones de universalismo, porque representaba el poderío
material de una raza de comerciantes, antimística, antiheróica y antirreligiosa.
Lamentable es que hayamos perdido veinte o treinta años de nuestra vida espiritual en todos estos
seudocientificismos de cretinos; pero si las filosofías fundadas en unas cuantas hipótesis científicas
no resultaron dignas de la historia del pensamiento humano, es muy distinto el juicio que debemos
formar de los postulados propiamente científicos; estos contienen grandes y definitivas verdades
que necesariamente han de formar parte de todo pensamiento de lo futuro. La verdadera ciencia
no nos dice que no hagamos más filosofía, que no hagamos más metafísica, sino que nos da
elementos firmes para hacer todo eso, con método más acertado que el de nuestros antecesores”.
Ibíd.
137
Lago Carballo, A. Op. Cit. Pp. 23.
138
Una vez más, en sus palabras asoma la filosofía que desborda La raza cósmica; ese desprecio
irrenunciable por la opresión de unos sobre otros: “La Revolución ya no quiere, como en sus días
de extravío, cerrar las escuelas y perseguir a los sabios. La Revolución anda ahora en busca de
56
En estos momentos yo no vengo a trabajar por la Universidad, sino a pedir
a la Universidad que trabaje por el pueblo.139
Y así lo hizo. Como rector inicia una gran actividad en pro de la educación y
la cultura del pueblo mexicano basada en la campaña nacional contra el
analfabetismo, la presentación del Proyecto de Ley para federalizar la enseñanza,
y la creación de la Secretaría de Educación Pública, que fue aprobada en 1921,
ocupando el cargo de secretario el propio Vasconcelos.140
Como secretario de Educación Pública instituyó misiones culturales que
pretendían llevar maestros a todos los rincones del país. También decidió impulsar
el arte, por lo que a partir de 1922, se empezaron a pintar los principales edificios
los sabios. Mas tengamos también presente que el pueblo sólo estima a los sabios de verdad, no a
los egoístas que usan la inteligencia para alcanzar predominio injusto, sino a los que saben
sacrificar algo en beneficio de sus semejantes. Las revoluciones contemporáneas quieren a los
sabios y quieren a los artistas, pero a condición de que el saber y el arte sirvan para mejorar la
condición de los hombres. El sabio que usa de su ciencia para justificar la opresión y el artista que
prostituye su genio para divertir al amo injusto, no son dignos del respeto de sus semejantes, no
merecen la gloria. La clase de arte que el pueblo venera es el arte libre y magnífico de los grandes
altivos que no han conocido ni señor ni bajeza. […] Los hombres libres no queremos ver sobre la
faz de la tierra ni amos ni esclavos, ni vencedores ni vencidos, debemos juntarnos para trabajar y
prosperar. Seamos los iniciadores de una cruzada de educación pública, los inspiradores de un
entusiasmo cultura semejante al fervor que ayer ponía nuestra raza en las empresas de la religión
y la conquista. No hablo solamente de la educación escolar. Al decir educación me refiero a una
enseñanza directa de parte de los que saben a favor de los que nada saben; me refiero a una
enseñanza que sirva para aumentar la capacidad productora de cada mano que trabaja y la
potencia de cada cerebro que piensa. […] Trabajo útil, trabajo productivo, acción noble y
pensamiento alto: he allí nuestro propósito”. Vasconcelos, J. (2009). Discursos 1920-1950. México:
Trillas. Pág. 12.
139
Ibíd.
140
Sobre su paso por las instituciones de educación —que es en definitiva su labor más conocida y
su más importante legado—, es mucho lo que puede decirse. Desde el reclutamiento de profesores
voluntarios y de mujeres que apoyaron la campaña de alfabetización, ya fuera en la escuela o en
sus casas; la amplísima labor de educación que se realizó sobre salud e higiene, y los comedores
escolares financiados por los propios profesores, para que los niños pudiesen estudiar sin la
distracción del hambre y la malnutrición, la labor impulsada por Vasconcelos fue titánica y merece
sin duda un estudio aparte. Para conocer a profundidad qué fue lo que aconteció entre 1920 y
1925 en la vida de José Vasconcelos y el impacto que tuvo en la sociedad y la cultura mexicanas,
puede consultarse Fell, C. (2009 [1989]). José Vasconcelos: Los años del águila (1920-1925).
Educación, cultura e Iberoamericanismo en el México Postrevolucionario. México: Instituto de
Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México.
57
adscritos a la Secretaría por los muralistas Orozco, Siqueiros, Rivera, y Alva del
Canal, por mencionar algunos.141
En 1921, fundó una editorial para publicar libros clásicos, la revista El
Maestro, y estableció los nuevos escudo y lema de nuestra Universidad, en los
que inmortaliza su convicción más profunda, que exploraría ampliamente en La
raza cósmica: la idea de que toda América Latina debe trabajar junta hacia el
bienestar y la unidad espiritual, para crear una nueva sociedad de hombres
verdaderamente libres. Así lo expresó en el Boletín de la Universidad publicado en
julio de 1921, con fecha del 21 de abril del mismo año:
Considerando que a la Universidad Nacional corresponde definir los
caracteres de la cultura mexicana, y teniendo en cuenta que en los tiempos
presentes se opera un proceso que tiende a modificar el sistema de
organización de los pueblos, sustituyendo las antiguas nacionalidades, que
son hijas de la guerra y la política, con las federaciones constituidas a base
de sangre e idioma comunes, lo cual va de acuerdo con las necesidades del
espíritu, cuyo predominio es cada día mayor en la vida humana, y a fin de
que los mexicanos tengan presente la necesidad de fundir su propia patria
con la gran patria hispanoamericana que representará una nueva expresión
de los destinos humanos, se resuelve que el escudo de la Universidad
Nacional consistirá en un mapa de América Latina con la leyenda “POR MI
RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU”. Se significa en este lema la convicción de
que la raza nuestra elaborará una cultura de tendencias nuevas, de esencia
espiritual y libérrima. Sostendrán el escudo un águila y un cóndor, apoyado
todo en una alegoría de los volcanes y el nopal azteca.142
141
Lago Carballo, A. Op. Cit. Pp. 23.
142
Vasconcelos, J. (2009). Op. Cit., pág. 15.
58
Figura 1. Nuevo escudo y lema de la Universidad Nacional de México. La palabra “Autónoma” se
agregó más tarde, cuando se alcanzó la autonomía universitaria (parcialmente en 1929 y de
manera total en 1933).143
143
UNAM. (2009). Acerca de la UNAM. Recuperado el 2014 de junio de 24, de UNAM en el tiempo.
Cronología histórica de la UNAM:
http://www.unam.mx/acercaunam/es/unam_tiempo/unam/antecedentes.html
59
Figura 2. Antiguo escudo y lema de la Universidad Nacional de México.
144
“La Cuarta Asamblea de Estudiantes, ansiosa de dar una prueba definitiva e inequívoca de
solidaridad hispanoamericana, y profundamente entusiasmada por la obra admirable realizada
desde México y con proyecciones sobre el sur del continente por el señor licenciado Vasconcelos,
acuerda: proclamar su nombre como Maestro de la Juventud de Colombia y hacer un llamamiento
a las federaciones estudiantiles de América para que sigan su ejemplo.” "Instalación de la Cuarta
Asamblea de Estudiantes, Proclamó a Vasconcelos Maestro de la Juventud". (15 de mayo de
1923). El Diario Nacional. En Fell, C. (2009 [1989]). Op. Cit., pág. 570.
60
faltó tiempo. Su obra habría tenido alcances aún mayores si hubiese podido
continuar algunos años más. Según revela Pedro Henríquez Ureña en una
carta inédita a Alfonso Reyes —17 de noviembre de 1923—, Vasconcelos
hubiere querido continuar a la cabeza de la SEP tras el periodo de Obregón
para proseguir su trabajo, pero también para presentar en condiciones
óptimas su candidatura a la presidencia de la República en 1928. Mas,
según Henríquez Ureña, Vasconcelos no pudo soportar el aislamiento
político en que se encontró a su regreso de Sudamérica: “La realidad es
que él se sintió aislado, postergado, y deshechos sus sueños de
candidatura presidencial, y hasta quizás de poder continuar en el gobierno,
con lo cual su candidatura, de no ser en 1924, sería en 1928.” 145
61
evolución de Charles Darwin en el pensamiento del filósofo mexicano José
Vasconcelos. Aunque sumamente interesante, Indología no será objeto del
análisis del presente trabajo.
62
Capítulo III. La raza cósmica: un darwinismo literario
La raza cósmica es un ejemplo de la influencia de la teoría de la evolución de
Darwin en la literatura mexicana. En ella, Vasconcelos expresa su rechazo al
darwinismo como justificación de la superioridad de las razas europeas, sin
oponerse a la evolución; y propone, en cambio, el mestizaje como camino hacia
una quinta raza universal, que supere a todas las anteriores.
Con base en lo anterior, este tercer capítulo explora la relación entre ciencia
y literatura, mediante un análisis retrospectivo de La raza cósmica, desde una
perspectiva biológica.
De la obra
En 1922, el presidente Álvaro Obregón (1880-1928) designó a Vasconcelos como
embajador especial para representar a México en la celebración del aniversario de
la Independencia de Brasil y la ceremonia de toma de posesión del presidente
argentino Marcelo Alvear (1868-1942), quien sustituye a Hipólito Yrigoyen. Así, de
agosto a diciembre de ese año, el entonces secretario de Educación recorre
ambos países latinoamericanos, así como Chile y Uruguay.148 A su regreso,
después de abandonar su cargo en la Secretaría de Educación Pública en 1924,
Vasconcelos revisa sus notas de viaje, y tras complementarlas con los artículos
publicados en la prensa de los países visitados —la mayoría de los cuales habían
sido reproducidos en el Boletín de la SEP—, y añadir un breve ensayo
introductorio sobre el surgimiento de una quinta raza,149 publica La raza cósmica,
en 1925.
148
Fell, C. (2009 [1989]). Op. Cit., pág. 595.
149
Op. Cit., pág. 639.
63
que alberga la descripción de su viaje por América Latina y las reflexiones que lo
llevaron a concebir “la raza cósmica”.
Es tesis central del presente libro que las distintas razas del mundo tienden
a mezclarse cada vez más, hasta formar un nuevo tipo humano, compuesto
con la selección de cada uno de los pueblos existentes. Se publicó por
primera vez tal presagio en la época en que prevalecía en el mundo
científico la doctrina darwinista de la selección natural que salva a los aptos,
condena a los débiles; doctrina que, llevada al terreno social por Gobineau,
dio origen a la teoría del ario puro, defendida por los ingleses, llevada a
imposición aberrante por el nazismo.
Contra esta teoría surgieron en Francia biólogos como Leclerc de Sablon y
Nöuy, que interpretan la evolución en forma diversa del darwinismo, acaso
opuesta al darwinismo. Por su parte, los hechos sociales de los últimos
años, muy particularmente el fracaso de la última gran guerra, que a todos
dejó disgustados, cuando no arruinados, han determinado una corriente de
doctrinas más humanas. Y se da el caso de que aun darwinistas
distinguidos, viejos sostenedores del espencerianismo, que desdeñaban a
las razas de color y las mestizas, militan hoy en asociaciones
internacionales, que como la Unesco, proclaman la necesidad de abolir toda
discriminación racial y de educar a todos los hombres 151 en igualdad, lo que
no es otra cosa que la vieja doctrina católica que afirmó la aptitud del indio
para los sacramentos y por lo mismo su derecho de casarse con blanca o
con amarilla.
150
Vasconcelos, J. (2007 [1925]). La raza cósmica (4 ed.). México: Porrúa.
151
Cuando se habla de “hombres” en la obra de Vasconcelos y en el presente trabajo se utiliza la
acepción patriarcal en la que la palabra engloba tanto al hombre como a la mujer, y que significa
en realidad “la humanidad” o “el ser humano”.
64
Cabe resaltar que, aunque las premoniciones de Vasconcelos tienen una
carga fuertemente espiritualista —que ya ha sido analizada por otros autores 152—
este trabajo no se ocupa de dicho aspecto de la filosofía vasconceliana; y se
aboca, en cambio, a identificar cuál fue la influencia de los planteamientos
evolutivos de Darwin en el discurso de Vasconcelos; aún cuando queda claro que
sus concepciones distan de ser darwinistas.
El Mestizaje
La primera sección del libro comienza con el “Origen y objeto del continente.
Latinos y sajones. Probable misión de ambas razas. La quinta raza o raza
cósmica”, y la afirmación de que de acuerdo con “geólogos autorizados” el
continente americano alberga zonas tan antiguas que preceden a los pueblos de
Oriente y Europa. En particular se refiere a la región de los Andes y a los
asentamientos mayas, quechuas y toltecas, que dice son descendientes de la
civilización atlante, de la que se habla en los diálogos de Platón.153
152
Amador Saavedra, B. (Octubre de 2013). La cultura y la misión iberoamericana en La raza
cósmica: Un acercamiento al espiritualismo de José Vasconcelos. Tesis para obtener el título de
Licenciada en Filosofía. México: Facultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM.
153
“… los dioses echaron suertes sobre las diferentes partes de la tierra; que los unos obtuvieron
un territorio grande, otros uno pequeño, y que todos establecieron templos y sacrificios. Neptuno, a
quien correspondió la Atlántida, colocó en una parte de esta isla los hijos que había tenido de una
mortal. […] Hizo muros y fosos con tierra y agua del mar alternativamente, unos más pequeños,
otros más grandes, dos de tierra y tres de agua, ocupando el centro de la isla, de manera que
todas sus partes se encontraran a igual distancia del mismo. La hizo por lo tanto inaccesible,
porque entonces no se conocían ni las naves ni el arte de conducirlas. […] Estos hijos de Neptuno
y sus descendientes; sometieron en estos mares otras muchas islas y extendieron su dominación
más allá, según hemos dicho, hasta Egipto y la Tirrenia. […] Era tal la inmensidad de riquezas que
ninguna familia real ha poseído ni poseerá jamás una cosa semejante. […] todos los perfumes que
la tierra produce hoy, en cualquier lugar que sea, raíces, yerbas, plantas, jugos destilados por las
flores o los frutos, se producían y criaban en la isla […]; todos estos divinos y admirables tesoros
se producían en cantidad infinita en esta isla, que florecía entonces en algún punto a la luz del sol.
[…] No se podía, sin llenarse de admiración, contemplar tanta grandeza y belleza tanta. […] Pero
cuando la esencia divina se fue aminorando por la mezcla continua con la naturaleza mortal;
cuando la humanidad superó en mucho; entonces, impotentes para soportar la prosperidad
presente, degeneraron.” (1872). “Critias”. En Platón, Obras completas de platón (P. d. Azcárate,
Trad., ed. facsimilar, Vol. 2, pp. 265-291). Madrid: Medina y Navarro Editores.
65
De acuerdo con Vasconcelos, en un principio, todas las razas estaban
unidas en un solo continente: la negra del Sur (lemurios), la de los hombres rojos
(atlantes), los amarillos y los blancos. Para él:
Explica mejor el proceso de los pueblos esta profunda hipótesis legendaria
que las elucubraciones de geólogos como Ameghino, que ponen el origen
del hombre en “la Patagonia”, una tierra que desde luego se sabe es de
formación geológica reciente. En cambio, la versión de los Imperios étnicos
de la prehistoria se afirma extraordinariamente con la teoría de Wagner de
la traslación de los continentes.154
En Timeo, se narra también cómo los dioses “purificaron la tierra por medio de las aguas”,
destruyendo lo que fuera el imperio atltante; y de los pocos que se salvaron fue que surgió la gran
ciudad de Atenas. (1872). “Timeo”. En Platón, Obras completas de Platón (P. d. Azcárate, Trad.,
Facsimilar ed., Vol. 2, pp. 148-264). Madrid: Medina y Navarro Editores.
154
Vasconcelos, J. Op. Cit., pág. 3.
155
Ibíd.
156
Ibíd.
157
Vasconcelos, J. Op. Cit., pág. 4.
158
Ibíd.
159
Ibíd.
66
Tras estos sucesos, de acuerdo con Vasconcelos, la raza de los atlantes
floreció y prosperó en América, hasta que cumplió su ciclo y decayó en los
imperios azteca e inca. Fue entonces cuando “la civilización intensa se trasladó a
otros sitios; deslumbró en Egipto; se ensanchó en la India y en Grecia injertando
razas nuevas.160 Este proceso de mestizaje, según Vasconcelos, consistió de
cuatro etapas y generó cuatro troncos (Figura 3): el negro, el mongol, el blanco y
el indio.
160
Vasconcelos, J. Op. Cit., pág. 5.
67
hombres en una quinta raza universal, fruto de las anteriores y superación de todo
lo pasado”,161 a la que él denomina “la raza cósmica”.
Camino al presagio que constituye la tesis central de esta obra, habla sobre
cómo el latino se ha dejado vencer por el sajón, sobre todo, por falta de unidad:
161
Ibíd.
162
Vasconcelos, J. Op. Cit., pág. 6.
163
Op. Cit., pp. 28, 29, 31.
164
Op. Cit., pág. 7.
68
sus pretensiones de dominación —que han resultado más que ciertas— le
incomoda lo mismo que los ingleses, que en ella establecieron colonias.
Los días de los blancos puros, los vencedores de hoy, están tan contados
como lo estuvieron los de sus antecesores. Al cumplir su destino de
mecanizar al mundo, ellos mismos han puesto, sin saberlo, las bases de un
periodo nuevo, el periodo de la fusión y la mezcla de todos los pueblos. El
indio no tiene otra puerta hacia el porvenir que la puerta de la cultura
moderna, ni otro camino que el camino ya desbrozado de la civilización
latina. También el blanco tendrá que deponer su orgullo, y buscará progreso
y redención posterior en el alma de sus hermanos de las otras castas, y se
confundirá y se perfeccionará en cada una de las variedades superiores de
la especie, en cada una de las modalidades que tornan múltiple la
revelación y más poderoso el genio.166
69
cuando se llegue al fin último, su existencia y la división en variedades ya no serán
necesarias. Por supuesto, todo ello será posible gracias a las características de
hermandad que definen a la cultura latinoamericana.
El fin último de la historia, dice, “es lograr la fusión de los pueblos y las
culturas”. Y es por eso que nuestra civilización (la latina) está llamada a asimilar y
fusionar a todas las razas para crear un nuevo tipo de hombres, alega
Vasconcelos, una quinta raza. De acuerdo con su teoría, el español tiene una
“abundancia de amor” que le permitió cruzarse con el indio y con el negro para
crear una raza nueva; a diferencia del inglés, que sólo se cruza con el blanco y
logró así el exterminio del indígena.167
el cruce de sangre será cada vez más espontáneo, a tal punto que no
estará ya sujeto a la necesidad sino al gusto; en el último caso a la
curiosidad. El motivo espiritual se irá sobreponiendo de esta suerte a las
contingencias de lo físico. Por motivo espiritual ha de entenderse, más bien
que la reflexión, el gusto que dirige el misterio de la elección de una
persona entre la multitud.168
167
Op. Cit., pág. 14.
168
Op. Cit., pág. 23.
70
la curva sin fin de la espiral, que representa el anhelo libre; el triunfo del ser
en la conquista del infinito.169
Notas de viaje
Continúa la obra con sus “notas de viaje”, que son en esencia una descripción de
su visita a Brasil y Argentina en 1922; enfocada principalmente al enorme placer
estético y espiritual que sintió durante el recorrido. Aquellas reflexiones que son
pertinentes para el tema que nos convoca se detallan más adelante, por lo que
esta sección consiste en un trazo general del recorrido de Vasconcelos, a modo
de contexto.
169
Op. Cit., pág. 20.
170
Op. Cit., pág. 35.
71
visitar América del Sur, y desde entonces soñaba con recorrer sus paisajes; hasta
que dos o tres años más tarde fue nombrado embajador en una misión especial a
Brasil y Argentina, y finalmente pudo presenciar sus maravillas.
171
Op. Cit., pág. 44.
72
Figura 4. Principales zonas visitadas por Vasconcelos durante su viaje por América del Sur, en
1922. La numeración corresponde al orden de visita. El viaje comienza en Bahía con el número 1 y
termina en Buenos Aires con el 21.
73
Sigue su trayecto a São Paulo, una de las dos regiones cercanas a la
capital que se compromete a visitar, debido a la limitación de tiempo. Allí visita una
Escuela Normal, una cárcel, el Instituto Butantan de investigación biomédica, el
Teatro Municipal, un parque y una biblioteca en las campiñas, y la hacienda
“Fazenda de Chapadao”. También viaja brevemente con sus anfitriones a
Paranaíba172 a visitar los talleres donde se elaboraban las piezas de ferrocarril. A
donde va lo acompañan muestras de hermandad y honores al pueblo mexicano,
actitud que lo complace y conmueve profundamente. De São Paulo dice “… cuna
de brasileños ilustres, fecundo en la historia del país y colmena del presente. […]
Su escudo podría ser el martillo de forja, el cafeto que despierta el espíritu y la
estrella que orienta la civilización”.173 Hay que recordar que todas estas visitas se
inscriben en un “tour” oficial organizado por el Estado, por lo que si había pobreza,
injusticia o desigualdades no llegó a presenciarlas; y en su mente, el Brasil no
albergaba sino maravillas.
172
Aunque existe registro histórico del recorrido de Vasconcelos por Brasil y Argentina, ya que la
prensa lo seguía fielmente, el recorrido aquí trazado se basa únicamente en lo que él declara en La
raza cósmica, por lo que se marcó la ciudad de Paranaíba creyendo que se trata de la población a
la que se refiere el autor cuando dice: “¿Fue en Paranahybo, o en algún sitio de nombre semejante
cercano a San Paulo?”. Op. Cit., pág. 65.
173
Op. Cit., p. 54.
74
siguiente a su llegada lo dedica a visitar escuelas, en compañía del ministro de
Instrucción Pública, Alfonso Penha.
Continúa su recorrido pasando por Queluz —que recorre a pie por unas
horas—, hasta llegar a Barbacena. En las afueras inaugura un manicomio, cuya
estética, al estilo holandés, lo ofende profundamente. Regresa luego a la ciudad
principal y sigue su viaje hacia el Oriente. Pasa por Juiz de Fore, Copacabana,
Petrópolis y Corcovado, hasta llegar de nuevo a Río de Janeiro, donde asiste al
desfile militar que celebra el Centenario de la Independencia. La Escuela Militar de
Brasil no fue parte del programa, y a los mexicanos se les concedió el honor de
escoltar al Presidente, lo que conmovió a Vasconcelos.
En Río de Janeiro visita también la isla de Paquetá, antes de partir por tierra
en ferrocarril hasta Uruguay. Durante la trayectoria aprecia Passo Fundo, el
Paraná, Río Grande, Puerto Alegre y Santa Ana do Livramento, antes de llegar,
finalmente, a Buenos Aires, Argentina.
76
Aunque, como ya se mencionó, el autor considera cuatro razas que
coexisten al momento de escribir su obra y cuatro troncales, delimitadas entre
ellas por el color de la piel, habla también de otras razas, que se caracterizan por
su ubicación geográfica, cultura, religión y alianzas políticas. De acuerdo con
Claude Fell “en la mente de Vasconcelos, [la raza] es una amalgama de conceptos
de ‘cultura’, ‘civilización’, ‘pueblo’, ‘costumbres’, ‘lengua’”.174 Así, habla, por
ejemplo, de la raza de los egipcios, las razas europeas, el negro, el blanco, el
hombre rojo, el amarillo, la raza latina, la raza iberoamericana, y la raza hebrea,
por mencionar algunas.
Para él las razas parecen ser “variedades”, en las que no existen barreras
biológicas para la reproducción; aunque cuando habla del surgimiento de las razas
actuales sí menciona barreras geográficas. Para Vasconcelos, las barreras son
más bien intelectuales, ya que menciona que “el mestizaje de factores muy
disimiles tarda mucho en plasmar”.175 Con “disímiles” se refiere a las diferencias
culturales. Sin embargo, no se trata de barreras impenetrables, pues afirma que
“los mestizajes más contradictorios pueden resolverse benéficamente siempre que
el factor espiritual contribuya a levantarlos”.176 En el componente espiritual
menciona a la religión, específicamente a la religión católica.
174
Fell, C. Op. Cit., pág. 639.
175
Vasconcelos, J. Op. Cit., pág. XVII.
176
Ibíd.
77
de definiciones nacionalistas, en México como en toda América Latina,177 el
darwinismo es para el autor el estandarte del enemigo cuando afirma:
177
Rodriguez de Magis, M. E. (Oct de 1964). "México y las Corrientes Nacionalistas en América
Latina". Journal of Inter-American Studies, 6(4), 521-527.
178
Vasconcelos, J. Op. Cit., pág. 28.
179
Op. Cit., pág. 5.
180
Ibíd.
78
la guerra, la especie humana vive en cierto sentido conforme a las leyes
darwinianas”;181 y del último asevera que:
Los ingleses, que sólo ven el presente del mundo externo, no vacilaron en
aplicar teorías zoológicas al campo de la sociología humana. Si la falsa
traslación de la ley fisiológica a la zona del espíritu fuese aceptable,
entonces hablar de la incorporación étnica del negro sería tanto como
defender el retroceso. La teoría inglesa supone, implícita o francamente,
que el negro es una especie de eslabón que está más cerca del mono que
del hombre rubio. No queda por lo mismo, otro recurso que hacerlo
desaparecer. En cambio, el blanco, particularmente el blanco de habla
inglesa, es presentado como el término sublime de la evolución humana. 182
Al expresar su opinión sobre lo que juzga son los ideales del pueblo inglés,
habla de cómo la teoría de Darwin sirvió para justificar la superioridad de los
pueblos europeos:
181
Vasconcelos, J. Op. Cit., pág. 28.
182
Op. Cit., pág. 28.
79
pero con el propósito de exaltar sus propios fines y anular los nuestros. De
esta suerte, nosotros mismos hemos llegado a creer en la inferioridad del
mestizo, en la irredención del indio, en la condenación del negro, en la
decadencia irreparable del oriental. La rebelión de las armas no fue seguida
de la rebelión de las conciencias.183
De la “ley de Mendel” afirma que debe formar parte del nuevo patriotismo,
pues de la defensa de “la intervención de factores vitales en la rueda motriz físico-
química”186 interpreta que “las distintas facultades del espíritu toman parte en los
183
Vasconcelos, J. Op. Cit., pág. 29.
184
En 1920, el biólogo y estético estonio-alemán Jakob Johann von Uexküll desarrolla el concepto
de Umwelt para explicar la relación entre el animal y el medio con base en la percepción, de
manera que cada animal reconoce su propio mundo de forma diferente a la del ser humano. El
círculo funcional de la relación del animal con el medio se compone de un mundo de percepción
(Merkwelt) y uno de acción (Wirkwelt), en los que se comprende al sujeto y la cosa. El animal sólo
percibe lo que debe percibir y todo el resto es ignorado, por lo que su interacción con el mundo se
limita a las elementos que le son relevantes.
A lo largo de su carrera, Uexküll ataca abiertamente al darwinismo en incontables ocasiones,
declarando incluso en 1951 que “hay que borrar al darwinismo de la serie de las teorías
científicas”. Para mayor referencia se puede consultar: Heredia, J. M. (2011). “Etología animal,
ontología y biopolítica en Jakob von Uexküll”. Filosofia e História da Biologia, 6(1), 69-86.
185
Vasconcelos, J. Op. Cit., pág. 32.
186
Ibíd.
80
procesos del destino”,187 y se convierte para él en una de las tendencias del futuro:
mendelismo en biología y socialismo en el gobierno, que junto con los factores
espirituales llevarán al surgimiento de la quinta raza.
187
Ibíd.
188
Vasconcelos, J. Op. Cit., pág. 124.
81
términos que se establecen en El núcleo duro del darwinismo de Ruiz y Ayala
(Capítulo I), que evidentemente no abarcan la obra de Vasconcelos, aún cuando
es claramente evolucionista.
Variación
Para Vasconcelos hay variedades entre los hombres, que se identifican sobre todo
con el color de piel, el instinto y las inclinaciones del espíritu. Como se vio en el
apartado de Mestizaje, clasifica los tipos humanos en cuatro troncos iniciales
(negro, rojo, amarillo y blanco) y cuatro razas actuales (negro, oriental, blanco e
indio), que son diferentes de las iniciales. Dos de las razas actuales (blanco e
82
indio) descienden del tronco de la raza blanca, mientras que la raza de los
hombres rojos se extinguió en América.189
189
Cuando Vasconcelos habla del “indio” se refiere a veces al indígena latinoamericano y otras al
indostán; sin embargo, no parece considerar al indígena como una raza, ya que, aun cuando dice
que desciende del hombre rojo, queda fuera en el recuento de los tipos humanos.
190
Op. Cit., pág.13.
191
Op. Cit., pág.17.
83
destacar que en este punto se manifiesta el concepto de azar, entendido como el
surgimiento de variedades sin un rumbo ni un propósito determinado.
Selección artificial
Al hacer un recuento de los procesos de la historia, Vasconcelos habla del
esfuerzo infructífero de los sajones por construir castas de raza pura. Al respecto,
afirma:
192
Ibíd.
193
En 1904, Francis Galton definió la eugenesia como “la ciencia que se ocupa de todas las
influencias que mejoran las cualidades innatas de una raza y también de aquellas que las
desarrollan hasta su máximo provecho” (Galton, F. (Jul de 1904). "Eugenics: Its Definition, Scope,
and Aims". The American Journal of Sociology, 10(1), 1-25). A partir de la década de 1920, el
movimiento cobró fuerza en México, siendo Vasconcelos uno de sus clásicos representantes. Para
un análisis más amplio sobre el movimiento eugenético en el México de la primera mital del siglo
XX se puede consultar: Urías Horcasitas, B. (2007). Historias Secretas Del Racismo en México
(1920-1950). México: Tusquets Editores.
84
Selección natural
Una vez expuesto el planteamiento del surgimiento de una quinta raza en el
continente iberoamericano, Vasconcelos procede a analizar cómo y por qué
prosperará el mestizaje en América, y declara:
85
La lucha contra el medio que se pretende ganar con ayuda de la tecnología
blanca determina la supervivencia o perecimiento de los individuos. Para el autor,
entonces, el mantener condiciones favorables permitirá el desarrollo gradual del
proceso de mestizaje, hasta alcanzar esa raza universal a la que debe aspirarse.
Selección sexual
Quizá el tipo de selección más importante para la premonición de Vasconcelos de
una quinta raza sea la selección sexual, ya que la teoría depende del
favorecimiento de ciertos caracteres sobre otros para la reproducción, como puede
apreciarse cuando dice:
86
absorbidos por el tipo superior. […] Se operaría en esta forma una selección
por el gusto, mucho más eficaz que la brutal selección darwiniana, que sólo
es válida, si acaso, para las especies inferiores, pero ya no para el
hombre.195
El reino animal
Aunque en el caso del ser humano Vasconcelos habla de mestizaje y de cambios
graduales que bien orientados pueden llevar al mejoramiento de la especie, no es
sino hasta que reflexiona sobre los animales cuando considera la posibilidad de
cambios acumulativos que llevan a la transformación de una especie en otra. Este
no es el tema de su obra, por lo que no es de sorprender que se exprese poco
sobre el asunto; sin embargo, cuando visita las playas brasileñas de camino a
Santos reflexiona:
Por enfrente pasa el misterio del ave, que, según dicen los biólogos
contemporáneos, es posterior al mamífero; pero mirad cómo es ciego su
vuelo; no es un paso adelante. Si el ave ha llegado la última, la evolución
está contradicha. O se trata de un ser que se desvió de la corriente porque
ya no puede superar al hombre, o se apresuró demasiado y no ha logrado
su objeto. De todas maneras es un caso fallido. La potencia se impacientó,
tal vez, de la larga y estéril experiencia del hombre, y se echó a vencer la
sola resistencia física, sin cuidarse de superar el ingenio. Se adelantó sin
tino, fabricó el ala, pero se quedó sin terminar una mente digna del vuelo.
Siguió la corriente física y descuidó el impulso trascendental; por eso el
mirar de las aves es triste o simplemente bestial. El pensamiento es un
ensayo más poderoso que el vuelo; supera el poder del ala. Aunque esto
195
Op. Cit., pág. 27-28.
196
Op. Cit., pág. 26.
87
último no sea mucha ventaja, el pensamiento cuenta también con otra
aventura. Un día escapará de esta vida para ir a insertarse en un organismo
menos torpe que el nuestro, y más afín del espíritu.
88
Producción de nuevas especies por aislamiento No
Especiación geográfico o aislamiento en un mismo ambiente
debido a las preferencias de tipo ecológico.
Extinción Gradualidad estricta del proceso evolutivo. Sí
Progreso Rechazo explícito a la "tendencia al progreso". No
Puntos a considerar
"Todas las especies se reproducen en mayor No
proporción de la que es posible sobrevivir en un
territorio. Esta sobreproducción, aunada a una
limitación de recursos, provoca una lucha por la
existencia en la que los organismos portadores de
Argumento
alguna variación que mejora sus posibilidades de
aprovechamiento del lugar (nicho) aumentan su
número de descendientes. Los descendientes
modificados orientarán la transformación de la
especie en ese nuevo sentido".
Diferenciación Entendiendo que la selección natural no sigue un Sí
clara entre rumbo determinado y la selección artificial está
selección natural y direccionada por el ser humano para su propio
selección artificial beneficio.
Competencia en una población entre individuos del Sí
Selección sexual mismo género que resulta en la reproducción
diferencial y no en la muerte del competidor.
89
Conclusiones
Gracias a la confrontación político-ideológica entre los intelectuales del Porfiriato y
la nueva generación de revolucionarios, en el México de principios del siglo XX, el
darwinismo se convirtió en el estandarte de la opresión y la desigualdad. En una
amenaza para el creciente sentido nacionalista que caracterizó al país una vez
concluida la etapa armada de la Revolución Mexicana.
90
Cabe resaltar que, al pensar en el proceso que llevará a la formación de la
quinta raza, aunque tergiversados, Vasconcelos piensa en términos de cuasi-
selección natural, selección artificial y sexual. Asimismo, considera factores como
la variación, pero no en el sentido estrictamente darwiniano, ya que poco
reflexiona sobre el azar.
197
Glick, T., & Henderson, M. (1999). “Las recepciones científicas y populares de Darwin, Freud y
Einstein: Hacia una historia analítica de la difusión de las ideas científicas.” En R. Ruiz, T. Glick, &
M. Á. Puig-Samper (Edits.), El darwinismo en España e Iberoamérica (pp. 289-297). CSIC/Doce
Calles/UNAM.
91
Pública aún pueden verse los tableros esculpidos por Manuel Centurión, que
representan las culturas griega, española, azteca e indostánica, que Vasconcelos
piensa deberán unirse para crear una cultura universal y armoniosa, amorosa y
sintética.198
198
Vasconcelos, J. (2009). Discursos 1920-1950. México: Trillas. Pp. 39.
92
Bibliografía
"Crónica parlamentaria. Sesión del día de mayo de 1871". (8 de mayo de 1871). El
Siglo Diez y Nueve, 52(9617), pp. 1-3.
93
Bulnes, F. (1972 [1899]). "Las tres razas humanas". En A. Villegas, Positivismo y
Porfirismo: Textos de Gabino Barreda, Justo Sierra, Porfirio Parra,
Francisco G. de Cosmes, Francisco Bulnes, Emilio Rabasa, Andrés Molina
Enríquez, Horacio Barreda y Agustín Aragón. México: Secretaría de
Educación Pública.
94
Cosío Villegas, D., & González Navarro, M. (1973). Historia Moderna de México.
El Porfiriato: La vida social. México: Hermes.
Darwin, F. (Ed.). (1911). The Life and Letters of Charles Darwin (Project
Gutenberg eBook ed., Vol. II).
Dassow Walls, L. (2010). "Of Atoms, Oaks, and Cannibals; or, More Things That
Talk". Isis(101), 590-598.
Ellegård, A. (1990 [1958]). Darwin and the General Reader: The Reception of
Darwin's Theory of Evolution in the British Periodical Press 1859-1872.
Chicago, United States of America: University of Chicago Press.
95
Farley, J. (01 de September de 1974). "The initial reactions of French biologists to
Darwin's Origin of Species". Journal of the History of Biology , 7(2), 275-
300.
Fell, C. (2009 [1989]). José Vasconcelos: Los años del águila (1920-1925).
Educación, cultura e Iberoamericanismo en el México Postrevolucionario.
México: Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional
Autónoma de México.
Galton, F. (Jul de 1904). "Eugenics: Its Definition, Scope, and Aims". The
American Journal of Sociology, 10(1), 1-25.
García González, A. (2002). "En busca del eslabón, una novela darwinista". En M.
Á. Puig-Samper, R. Ruíz Gutiérrez, & A. Galera (Edits.), Evolucionismo y
Cultura: Darwinismo en Europa e Iberoamérica (pp. 89-116). Ediciones
Doce Calles.
96
Garciadiego, J. (1996). Rudos contra científicos. La Universidad Nacional durante
la Revolución Mexicana. México: El Colegio de México/UNAM.
Granja Castro, J. (2010). Procesos de escolarización en los indios del siglo XX. La
instrucción rudimentaria en México. Perfiles Educativos, XXXII (129).
97
Herbert, S. (2005). "The Darwinian Revolution Revisited". Journal of the History of
Biology(38), 51-66.
Himmelfarb, G. (1962 [1959]). Darwin and the darwinian revolution. New York:
Norton.
Historia general de México (4a ed., Vol. 2). (1996 [1976]). México: Centro de
Estudios Históricos, El Colegio de México.
Huxley, T. H. (1882). Science and culture and other essays. New York, Estados
Unidos: D. Appleton and Company.
Kant, I. (1914). Critic of Judgment (2a ed.). (J. H. Bernard, Trad.) Londres,
Inglarerra: MacMillan.
98
Kuhn, T. S. (1970 [1962]). The Structure of Scientific Revolutions (Segunda ed.).
Chicago, United States of America: University of Chicago Press.
Kuntz Ficker, S., & Speckman Guerra, E. (2010). "El porfiriato". En Historia
General de México Ilustrada (Vol. II). México: El Colegio de México; Cámara
de Diputados, LXI Legislatura.
Latour, B. (2010). On the Modern Cult of the Factish Gods. (C. Porter, & H.
MacLean, Trads.) Inglaterra: Duke University Press.
Levine, G. (Ed.). (1987). One Culture: Essays in Science and Literature. Madison,
Wisconsin, Estados Unidos: The University of Wisconsin Press.
Marún, G. (1995). "Darwin y la literatura argentina del siglo XIX". Actas XII.
Matute, Á., & Donís, M. (1984). José Vasconelos: de su vida y su obra: Textos
selectos de las Jornadas Vasconcelianas de 1982. México: Dirección
General de Difusióin Cultural, Universidad Nacional Autónoma de México.
Méndez Acosta, M. (Agosto de 2007). "La ciencia y sus rivales: La tierra hueca".
Ciencia y Desarrollo.
99
Moreno, R. (1989 [1984]). La polémica del darwinismo en México: Siglo XIX (2a
ed.). Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional
Autónoma de México.
Nietzsche, F. (1908 [1878]). Human, all too human. A book for free spirits. (A.
Harvey, Trad.) Chicago: Charles H. Kerr & Company.
Ochoa, C., & Barahona, A. (2009). El debate entre Cuvier y Geoffroy, y el origen
de la homología y la analogía. Ludus Vitalis, XVII (32), 37-54.
100
Rodriguez de Magis, M. E. (Oct de 1964). "México y las Corrientes Nacionalistas
en América Latina". Journal of Inter-American Studies, 6(4), 521-527.
Ruiz G., R., & Ayala, F. J. (1999). "El núcleo duro del darwinismo". En T. F. Glick,
R. Ruiz, & M. A. Puig-Samper (Edits.), El darwinismo en España e
Iberoamérica (pp. 299-323). Universidad Nacional Autónoma de México,
Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Ediciones Doce Calles.
Ruse, M. (1979). The Darwinian Revolution: Science Red in Tooth and Claw
(Second ed.). Chicago, United States of America: University of Chicago
Press.
Ruse, M. (2005). "The Darwinian Revolution, as seen in 1979 and as seen Twenty-
Five Years Later in 2004". Journal of the History of Biology (38), 3-17.
Serres, M., & Latour, B. (1995). Conversations on Science, Culture and Time. (R.
Lapidus, Trad.) Estados Unidos: The University of Michigan Press.
101
Francisco G. de Cosmes, Francisco Bulnes, Emilio Rabasa, Andrés Molina
Enríquez, Horacio Barreda y Agustín Aragón. México: Secretaría de
Educación Pública.
Smocovitis, V. B. (2005). ‘‘'It Ain’t Over ‘til it’s Over’: Rethinking the Darwinian
Revolution". Journal of the History of Biology (38), 33-49.
Turner, H. S. (2010). "Lessons from Literature for the Historian of Science (and
Vice Versa): Reflections on 'Form'”. Isis(101), 578-589.
102
Vasconcelos, J. (2010 [1910]). "Don Gabino Barreda y las ideas contemporáneas".
En C. D. Michael (Ed.), Los retornos de Ulises. Una antología de José
Vasconcelos (pp. 43-57). México: Secretaría de Educación Pública/Fondo
de Cultura Económica.
Vega y Ortega Baez, R., & González Díaz, S. (2014). "Metodismo y evolución en
México (1880-1910)". En R. Vega y Ortega Baez, & L. Morlos Rodríguez,
Estudios Históricos sobre la Cultura Mexicana en los Siglos XIX y XX (págs.
121-154). México: Historiadores de las Ciencias y las Humanidades A.C
103
Wells, D. C. (March de 1907). "Social Darwinism". American Journal of Sociology,
12(5), 695-716.
104