Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Índice
SUBnatura
Abundar
Río
Asunción me inunda
Deshabitarnos
Ultramar
Integración
SUBversión
Quiero más, no doy más
Nos dijimos tantas cosas
Puede ser
Escapo
Atrevimiento
SUBerótica
Soñé que estabas despierta
Con ropa somos otros
Despedida
Pretérito perfecto
SUBlime
Como si nada tuviera nombre
La última gota
Digestión lenta
Me contesto
Hoy veo el viento sentir
Lecho de algodón
Tu mano que se cierra desata
la paloma imposible que el augurio de las
palomas veneran.
Abundar en la tierra
ser grano
Abundar en el viento
ser brisa
Abundar en el agua
beberme
Abundar en el sol revolcándome en su calor
De noche, cuando la luna se hacía movible sus ganas de desnudarse junto al río
repetía la escena caprichosa de hace años.
Esas ganas de arroparse en el frío y desgarrarse de todo intenso calor, no fue coinci-
dencia suficiente para que ella supiera qué tormenta se venía venir.
La cerveza servida en la mesa bastó para que ella tomara el primer trago en com-
pañía del viento norte. La noche se ponía cada vez más lúcida. El río junto a ella
sonaba tan cerca de sus oídos como si hubiera estado allí, dentro de las mismísimas
burbujas.
Miró la boca de la botella y se encontró dentro de ella. Zambulléndose como en esas
publicidades sexistas de birra pero era una calma profunda, en el mismo gas, trigo,
espesor de su bebida. Se perdía y se encontraba hundida en la melancolía y alegría
toda junta. El aullido del jagua piru la despertó de esa fantasía etílica.
Se desvistió y corriendo como si todo lo que creía se le iba de las manos, ella, se tiró
al río completamente borracha.
Borracha de libertad, de furia, de soledad, de lo que en ese momento su cuerpo la
dejaba sentir.
Pero la corriente la abandonó. La Luna no perdió su rastro. La tierra la envolvió
con su frescura. Los bichos de la noche zumbaban en su oído. Los animales desde
lo profundo del bosque, la observaban. Despertó.
El mua mua guió su camino. Caminaba sin detenerse. Confundida. Cansada por la
resaca, ella ya no aguantó y cayó. Una silenciosa kuriju envolvió su encanto. Ambas
pieles se erizaron. Animal contra animal se matizaron con las sombras de la noche.
Sabía que la serpiente grande era lo que no reflejaba su rostro. Y como quien mira
algo que ya lo saborea de antemano, la mujer sintió un suave cosquilleo entre sus
piernas y su grito compenetrada con la selva, excitada por tan larga seducción, por
tan intenso encanto de aquel símbolo de miedo selvático que convirtió a la mujer en
la historia más contada del místico encuentro.
Asunción me inunda
Asunción me inunda y no me salvo
Me levanto un día y mi día está inundado de normalidad
Nos sacamos las botas de invierno, los tacos de raudal
para sumergirnos y nadar entre la ciudad con la nada a cuestas
Deshabitarnos
fingir eternidad
mentirnos y pinchar nuestra burbuja
desviar nuestro propio camino
esa es mi incoherencia, sugerirte
esta es mi locura, intentar deshabitarme
Integración
Los edificios que veo de polo a polo. Gente hablando por teléfono, comunicando
historias de otros. Un chico cantando canciones a la chica linda de su existencia.
El sol me acompaña entre las nubes que proclaman su tiempo. Lluvia que nos de-
tiene. Una estación media que cae, hojas caen, aguas van, aguas vienen, nubes van y
regresan tan lentas como desesperantes en los rostros con sed.
Viajo por tierras escondidas. Caminos sin regreso al pasado porque el presente del
viento nos abraza con toda su suavidad. Oigo cómo las alas se despliegan para reco-
rrer un cielo vasto. Llego y todo el conjunto de la naturaleza me recibe con retribu-
ción. Me integro, soy uno de ellos.
Duermo entre la fiesta nocturna de los insectos que chocan medio ebrios en la noche
mística del silencio. Sueño que me llevan como a un gigante de cuentos. Amanezco
entre semillas con pelos y la brisa me arrastra hasta la corriente. Siempre regreso a
vos, tu tierra viaja hasta el lugar del ruido.
Me reís a la distancia, la distancia entre las yemas de tus dedos y mis caderas ase-
mejan al movimiento de vaivén de una hamaca paraguaya que suelta las piernas,
haciéndolas bailar, todas dormidas. Con el chasquido de las patitas de las aves, sí,
ahí donde el tajy es parte delas yemas de tus dedos, que están aquí , en mí.
Nos persuaden que vivir es una ecuación directa entre el dinero, la ley y bancar ser
sumiso. Pensar como el resto, ser como el resto. Ser puro resto.
Mi mente flash flash de tu cuerpo, de tu piel, de tu olor que sabe a tanta fisura
zoom, todo el tiempo zoom del costado de tu oreja, de tus caderas, de tu piel que
me aprieta
de esos labios que paseaban mi cuerpo y de mi piel que bailaba en el tuyo
ya no importan las plantas con las que me quedé, las excusas de cómo la están
pasando
solo quiero saber si te vas completamente de la bruma donde me soltaste la mano
poco a poco
ese instante donde desaparecemos de vez en cuando
Diseño
Jaz Troche
Ilustraciones
Tapa: Carmen Caballero
Interiores: Rebeca Benítez y Ana Caballero
fueraeltiempo@gmail.com
Lourdes Benitez