Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2.1 Generalidades
La Economía es una ciencia que acumula conocimientos a
través de teorías que han ido perfeccionándose. El progreso
científico en Economía ha provocado la sustitución de unas
teorías por otras, conforme se han ido necesitando resolver los
problemas económicos de cada época. Las teorías económicas
han tratado de explicarnos los fenómenos económicos, bajo el
prisma de su veracidad científica. Estas teorías no han ido
evolucionando en línea creciente, sino que zigzagueado.
El pensamiento económico acumulado, desde la corta historia
que tiene la Economía como ciencia, ha evolucionado conforme
a los problemas propios del momento. Dentro de la Teoría
Económica actual tendremos que distinguir entre la época
precientífica (hasta la primera mitad del XVIII), y la ciencia
económica, desde aquél entonces. Probablemente la frontera la
marca Adam Smith con su libro LA RIQUEZA DE LAS
NACIONES, de 1776.
Capitalismo
Maquinaria de una empresa capitalista del siglo XIX.
Índice
[ocultar]
1Características
o 1.1Capital, trabajo y régimen de propiedad
o 1.5Crecimiento económico
2Origen
o 3.1Mercantilismo
o 3.4Capitalismo corporativo
o 3.5Economía mixta
o 3.6Capitalismo de riesgo
o 3.7Capitalismo mortuorio
4Críticas al capitalismo
o 4.1Marxismo
4.1.1Capitalismo e imperialismo
o 4.2Ecologismo
5Véase también
6Referencias
7Bibliografía
8Enlaces externos
Características[editar]
John Locke, con su obra Dos tratados sobre el gobierno civil, establece los principios que
posteriormente servirán para identificar el capitalismo como sistema productivo y el liberalismo como
sistema de pensamiento que lo respalda.
Lo que queremos destacar en este punto es la naturaleza del desarrollo capitalista como
parte integral de la cultura universal y no como producto de una coyuntura histórica en un
momento determinado, lo cual significa que este sistema, a diferencia del socialismo, está
estrechamente vinculado con la evolución de la sociedad y con la forma de actuar del
hombre ante el problema económico de su existencia. Una vez superadas la esclavitud y
la servidumbre como formas sociales de producción, el esfuerzo humano utiliza, de forma
amplia y abierta, el mercado, el dinero, la ganancia, la propiedad privada y la riqueza para
desarrollar capacidades extraordinarias de producción, distribución y consumo. La
pobreza no desaparece pero se reduce sustancialmente en las regiones donde el
capitalismo avanza. El socialismo marxista, crítico y negador del capitalismo, cuando llega
al poder no inventa un nuevo sistema sino que toma al sistema capitalista con todos sus
ingredientes y lo pone al servicio del Estado sustituyendo, con mucho menos eficiencia, al
empresario capitalista por el burócrata al servicio del Estado.
Lo anteriormente expuesto explica también porqué los elementos capitalistas han estado
presentes en todas las épocas y en todas las culturas, cosa que no ocurre con otras
creaciones de la inteligencia humana que satisfacen necesidades de carácter intelectual o
espiritual, como la filosofía, el arte y la religión, que cambian con el tiempo y con las
diversas culturas.
Fue Marx quien puso de manifiesto la importancia determinante del modo de producción
sobre el resto de la estructura social. Según él, las relaciones de producción establecidas
entre los hombres, e impuestas por las clases dominantes en las diferentes épocas de la
historia, determinaron todo lo demás (la política, la filosofía, el derecho, la religión, etc.)
Las relaciones de producción son, para Marx, la base material de la existencia social (la
infraestructura) sobre la cual se erige una superestructura jurídica y política, de valores,
creencias e ideas que dan forma a la sociedad en su conjunto Entre la infraestructura
material que determina las relaciones de producción entre los hombres y la
superestructura política y jurídica no puede haber contradicciones fundamentales, porque
de haberlas, la última se derrumbaría y sería sustituida por otra.
Sin embargo, de conformidad con el pensamiento dialéctico utilizado por Marx para
explicar el desarrollo histórico de la humanidad la cosa no debió plantearse en esos
términos, porque de la lucha de los contrarios, en este caso del capitalismo y del
socialismo, debería surgir al final una síntesis que contuviera elementos de uno y otro,
superando las imperfecciones de ambos (otra contradicción importante) En algunos
países nórdicos de Europa occidental (Dinamarca, Suecia, Noruega) se está dando una
realidad que se aproxima bastante a la solución lógica del problema: un socialismo basado
en el capitalismo, que aprovecha la enorme capacidad generadora de riqueza del éste y
mediante la acción del Estado, en ejercicio de la democracia y de la libertad, lograr una
distribución más equitativa, sin traumas ni atropellos a los derechos humanos.
La acumulación del capital ha sido posible también por la superior productividad de los
métodos mecanizados y automatizados desarrollados por la industrialización que ponen a
disposición del capitalista una enorme masa de recursos financieros adicionales, los
cuales, por su naturaleza, no pueden permanecer ociosos y son reinvertidos en la
producción. Por más que el capitalista disfrute y gaste sus ganancias, la mayor parte de
ella irá nuevamente a la actividad productiva. Adicionalmente el capitalista suele ser una
persona muy ocupada que no dispone de tiempo suficiente para disfrutar ampliamente de
su riqueza. Su mentalidad tampoco le permite malbaratarla. Los burócratas del
socialismo estatizado suelen ser más dispendiosos. El mecanismo capitalista de la
ganancia reinvertida como respuesta a la necesidad creciente de la producción es de una
simplicidad y eficacia extraordinarias. El capitalismo sólo podrá ser sustituido por un
sistema de producción capaz de lograr mejores resultados a más bajo costo.
Cuando el socialismo marxista expropia los medios de producción para ponerlos en manos
del Estado, confronta de inmediato dos contradicciones fundamentales: a) si elimina la
plusvalía para erradicar la explotación del obrero, pierde la capacidad de invertir y generar
nuevas empresas, más trabajo y más riqueza social y b) si mantiene la plusvalía perpetúa
la explotación del obrero (de acuerdo con la idea de Marx) y la situación éste no mejora.
En la práctica, se hace más penosa.
La alternativa socialista a la propiedad privada de los medios de producción es la llamada
propiedad social o comunitaria; pero tal cosa no existe. Lo que resulta, cuando se
expropian o se nacionalizan las industrias, los fundos agrícolas y las demás empresas
privadas, es la propiedad estatal que es algo muy distinto a la idea de una propiedad
social o comunitaria, porque el Estado es un patrono mucho menos indulgente que el
capitalista común y mucho más explotador que el más despiadado de los empresarios
privados; porque no permite paros, huelgas, pliegos conflictivos, contratos colectivos ni
sindicatos libres, es decir, elimina todo el bagaje de instrumentos de lucha que la clase
obrera desarrolló durante los dos últimos siglos, bajo el influjo de las ideas revolucionarias,
para enfrentar al capitalismo y lograr de él las reivindicaciones laborales y sociales de las
que goza actualmente en los países industrializados y democráticos del mundo.
Pero el estado socialista marxista no se detiene allí y, consecuente con la teoría de las
estructuras ya señalada, arremete también contra la forma democrática de gobierno,
eliminando la división de poderes y la alternancia periódica de los funcionarios públicos.
Por su propia dinámica, el Estado marxista se hace totalitario y se ve impelido a actuar
contra los opositores a quienes considera enemigos de la revolución y del pueblo,
eliminando el pluralismo político y erigiendo un partido único que monopoliza la
representación popular. Por eso se ve enfrentado a los diversos sectores de la sociedad:
empresarios, intelectuales, estudiantes, artistas, profesionales, religiosos, etc., y a la
postre, a toda la sociedad. El totalitarismo se convierte en una dictadura mesiánica de
mandato unipersonal.
Cuando el socialismo marxista toma el poder origina una gran contradicción entre la teoría
y la praxis. Ofrece construir una sociedad más justa, equitativa, libre y feliz, con valores
superiores a los de la sociedad capitalista y termina erigiendo una sociedad sometida a los
mandatos de un déspota, sin libertad, sin respeto a los derechos humanos, sin bienestar y
sin justicia. Ejemplos: Rusia, China, Cuba, Corea del Norte, etc.
Conceptos tales como clase obrera, proletariado, lucha de clases, explotación del trabajo,
etc., quedarán relegados al cajón de los recuerdos melancólicos de los viejos
revolucionarios (ya surgirán nuevos, con otras ideas). Pero lo que no harán ese conjunto
de nuevas realidades científicas y tecnológicas y esas nuevas formas de relacionarse los
hombres con el trabajo, es eliminar los elementos básicos del sistema capitalista: mercado
abierto y competitivo, libertad de empresa, propiedad privada, ganancia y acumulación del
capital, financiamiento de nuevas empresas, etc. Y la razón es simple: la ciencia no puede
matar la gallina de los huevos de oro.
Una de las críticas más acerbas que se le hacen al capitalismo son las crisis periódicas
que se originan en su seno. Estas crisis destruyen parte de la riqueza producida, causan
desempleo, arruinan a muchos productores, empobrecen más a los ya pobres y
desestabilizan a los países. Como todo sistema social el capitalismo es complejo y, a
diferencia de los sistemas naturales, las relaciones entre sus múltiples variables no son de
tipo lineal, de causa a efecto, sino que se realimentan constantemente produciendo
efectos sobre la marcha de los acontecimientos que intensifican las tendencias existentes
de los fenómenos en un sentido o en otro, según la naturaleza de aquellas. La única forma
de evitar la inestabilidad de los sistemas sociales es imponiendo muchos y muy fuertes
controles y limitaciones a la libertad, al libre desempeño del individuo. Esto lo han hecho
los regímenes totalitarios, pero el remedio ha sido peor que la enfermedad.
Este mecanismo permite multiplicar muy rápidamente el capital social disponible, por
cuanto cualquier persona con ingresos suficientes puede invertir sus ahorros en la compra
de acciones y obtener dividendos que suelen ser más rentables que los depósitos
bancarios. Pero los depositados en bancos también se invierten en el financiamiento de
nuevas empresas mediante el crédito. El ahorro se convierte en capital. Y si alguien no
tiene para comprar acciones, los operadores financieros se encargan de financiarlo
mediante ventas a plazos. Existen además otros instrumentos de financiamiento, como
los bonos de deuda pública y los papeles crediticios de las propias empresas, también
negociables en el mercado de valores.
Todos estos mecanismos financieros permiten crear nuevas empresas por parte de
personas que tienen capacidad empresarial, nuevas ideas, patentes de invención, o
simplemente coraje para enfrentar riesgos, pero que no tienen capital. Esto explica el
espectacular crecimiento del sistema capitalista y la infinita variedad de bienes y servicios
que es capaz de inventar y producir. Explica también porqué el capitalismo ha sido capaz
de expandirse por el mundo entero y penetrar en todas las culturas, cosa que ningún otro
sistema de creencias, valores, o ideas (religión, política, filosofía) ha podido hacer.
Pero todas estas formas novedosas de mover dinero y capitales son, en última instancia,
medios fiduciarios, es decir, papeles y bonos cuyo valor está basado en la confianza que
tiene el tenedor de que las cosas en el mundo real del trabajo y de la producción marchan
bien, que existe un crecimiento económico sostenido y, lo más importante, que se
producirán ganancias a muy corto plazo.
Los mecanismos de la bolsa casi siempre terminan mal. Cuando hay un auge económico
el valor de las acciones aumenta sin cesar mediante un mecanismo de retroalimentación: a
más valor de las acciones más compras, por que se supone que ese incremento señala
una tendencia favorable. Pero como no existe un indicador semejante al del tanque de
gasolina de un automóvil, que señala con exactitud cuando está lleno, la espiral sigue
creciendo inflando los valores más allá de toda posibilidad real, formando una burbuja,
como suele llamársela, que se infla y se infla hasta que explota. Cuando esto sucede se
produce el pánico. La gente se precipita a vender a la baja y mientras más se profundiza la
caída de los valores bursátiles más se vende, por lo que la situación se hace incontenible.
Como una buena parte de la economía está trabajando apalancada con créditos bancarios
y con ganancias de la bolsa, cuando estalla la burbuja se paralizan muchas actividades, se
genera desempleo y se produce la verdadera crisis económica Eso sucedió con el crac de
1929. Ese trágico episodio que arruinó a la economía mundial por casi una década, puso
de manifiesto los mecanismos perversos de la bolsa y sus prácticas, por lo que era de
esperar que situaciones similares no ocurrieran en el futuro.
Sin embargo no ha sido así, porque el capitalismo, siempre tan ingenioso, se las arregló
para producir nuevos y más sofisticados instrumentos financieros, más globalizados, más
ágiles y volátiles, que son capaces de burlar los controles estatales y dispararse como
flechas de un país a otro cuando se producen circunstancias desfavorables, dejando en la
estacada a los países en los cuales estaban operando, como ocurrió en la crisis asiática
de 1997.
Para que se vea cómo las crisis financieras tienen mucho que ver con el comportamiento
inexplicablemente estúpido de sus agentes en determinadas circunstancias, refirámonos
brevemente a la del año pasado. Se conoce como crisis de los subprime, término que se
refiere a los activos financieros con garantía hipotecaria de muy baja calidad. Producto de
un boom en la demanda de inmuebles y a una serie de condiciones crediticias y tasas de
interés, la concesión de estas hipotecas fue degenerando hasta llegar a no tener casi
ninguna garantía de recuperación. Con su humor anglosajón característico, los
norteamericanos fueron denominando a estas hipotecas de la siguiente
manera: LowDoc (poca documentación), NoDoc (sin
documentación), LiarDoc (documentación falsa), hasta llegar a las NinjaDoc: No Income,
No Job, No Assets (sin ingresos, sin trabajo y sin bienes).
Al final vino la debacle: caen las hipotecas de baja calidad (subprime), le siguen las
obligaciones de deuda garantizada, se afectan las empresas aseguradoras y
reaseguradoras, los créditos bancarios se disuelven como sal en agua, y así
sucesivamente. La crisis se extiende a otros países (Alemania, Francia, Reino Unido),
cuyas instituciones financieras requieren de apoyo financiero de los Bancos Centrales.
La crisis, como en casos anteriores, prendió las alarmas en los centros del poder financiero
del mundo, donde funcionan las mas importantes bolsas de valores (Nueva York, Londres,
Berlín, Zurich, Tokio, Paris) Allí se están tomando decisiones que fortalecerán los controles
gubernamentales sobre esta actividad, basadas en las nuevas realidades globales. Ello no
acabara con las crisis económicas, pero seguramente las reducirá a términos manejables.
En cierta forma, las crisis económicas actúan como mecanismos reguladores del sistema
económico, similares a los procesos homeostáticos que se dan en la naturaleza para
regular las poblaciones animales y la vida vegetal. Ellas no acabarán con el capitalismo,
como piensan y desean los marxistas trasnochados. La razón la hemos expresado antes:
no existe, ni se avizora, un sistema económico más eficaz y eficiente que el capitalismo.
La ganancia, quien lo duda, es producto del afán de lucro de los seres humanos. Es el
motor de toda la maquinaria capitalista. Pero ella no cae como maná del cielo. Es el
resultado de una lucha altamente competitiva y muchas veces despiadada. Esta
característica obliga a los empresarios (en general) a ser, además de astutos y taimados,
sumamente eficientes para no sucumbir. Cuando el Estado se apropia de los medios de
producción y elimina la ganancia se burocratiza la gestión, se reducen los niveles de
eficiencia y de entusiasmo por la función gerencial y finalmente se reduce el crecimiento
económico, con lo cual aumentan el desempleo y la pobreza. Ello está suficientemente
demostrado en los países que asumieron la estatización como forma de resolver los
problemas sociales. Las decisiones tomadas en Venezuela en esa misma dirección en los
últimos años están produciendo iguales efectos a los que ya se habían manifestado en la
Unión Soviética y demás países socialistas del mundo.
A pesar de las crisis el sistema capitalista tiene una fortaleza porque aprende de sus
errores y es capaz de generar sus propios anticuerpos. La crisis del año pasado, que se
creyó de suma gravedad y se comparó con la Gran Depresión de los años treinta, no llegó a
tanto y la intervención de los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania y
Japón logró paliarla, por lo que es previsible que remita a corto o mediano plazo.
En la primera mitad del siglo XX Europa y Estados Unidos de Norteamérica, los dos
grandes polos del desarrollo capitalista fueron duramente sacudidos por tres grandes
acontecimientos: la Primera Guerra Mundial, la Revolución Bolchevique y la Gran
Depresión. Más adelante se produjeron otros hechos históricos de importancia que
afectaron al capitalismo: el ascenso del fascismo y del nazismo, la Segunda Guerra
Mundial, la Revolución China, la expansión soviética hacia Europa Oriental, la lucha sindical
en los países industrializados, la Guerra Fría, el surgimiento de grandes partidos
comunistas en Francia e Italia que estuvieron a punto de llegar al poder, etc. La
infraestructura industrial de los países beligerantes, con excepción de los Estados Unidos,
quedó destrozada.
Sin embargo, en dos o tres décadas, ese sistema, golpeado al extremo, fue capaz de
rehacer sus propias economías y las de Alemania, Italia y Japón, países derrotados, e
instaurar en Europa el Estado Social de Derecho que elevó el nivel de vida de los
trabajadores, perfeccionó el derecho laboral, reconoció a los sindicatos obreros como
protagonistas fundamentales de la sociedad, impulsó la ciencia y la tecnología a su más
alto nivel y, en síntesis, comandó ese conjunto de eventos que llamamos globalidad .
El desarrollo de la sociedad moderna, con todo lo que lleva implícito, ha sido posible
mediante la participación de todas las culturas del mundo, pero es indiscutible que el
fenómeno de la globalización constituye, en última instancia, el grado más alto alcanzado
hasta ahora por el proceso de expansión capitalista y de la cultura occidental, que para
bien o para mal de la humanidad, se inició hace cinco siglos atrás con los grandes
descubrimientos geográficos, la colonización, la revolución industrial y el desarrollo
científico y técnico.
Conclusiones
c) que las ideas marxistas, que fueron importantes en el pasado porque ayudaron en la
lucha de los trabajadores para el logro de mejores condiciones de vida, hoy no tienen
vigencia, porque la realidad histórica es otra y existen posibilidades reales de mejora sin
violentar la estructura jurídica, económica y política del Estado de Derecho, liberal y
capitalista;
Un uso más eficiente de los recursos ya que cada país aprovecha sus
recursos y potencial en las tareas que le resultan mejor
Una disminución de los costos a través de dos medios: el
aprovechamiento de ventajas comparativas y el aprovechamiento
de economías de escala
Se fomenta el desarrollo productivo de los países a través del
intercambio comercial