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Lenguaje de La Pintura
Lenguaje de La Pintura
Materiales y técnicas.
La pintura se compone de dos materiales básicos: unos pigmentos de color y
un material de soporte.
Los soportes más habituales son paredes, telas, madera y papel. Cualquier
superficie sólida que pueda ser pintada. Cada soporte tiene sus propias condiciones, y se
adapta mejor a unas técnicas que le son propias. Desde el Renacimiento el soporte más
utilizado es la tela, que acostumbra a ser de lienzo, de algodón o de cáñamo. El papel es
apto para el guache, la acuarela y el dibujo.
Las técnicas se diferencian por el tipo de aglutinante de la pintura, la forma de
fijarla al soporte y las cualidades plásticas del propio soporte. Las más utilizadas en el
mundo occidental han sido pintura al fresco, pintura al temple (tremp) y al óleo.
Otras tradicionales como la encáustica, la acuarela y el guache. Desde la segunda
mitad del siglo XIX, se han introducido pinturas industriales fabricadas con compuestos
químicos (pintura acrílica), y se han usado diversos materiales mezclados con pintura
(tierra, ceniza…). También se considera pictórico el collage.
Actualmente hay pocos pintores que elaboren sus propios colores, como se
hacía antaño y cuyo resultado cromático caracterizaba a cada pintor.
Pintura al fresco.
Se utiliza esta técnica para decorar los muros. El muro se prepara con un
revoco que contiene cal apagada y arena. La pintura se aplica mezclada con agua de cal
cuando el revoco está todavía húmedo, lo que facilita su integración en el muro. Al
secar se obtiene carbonato cálcico que es muy resistente a los agentes exteriores, por lo
que la hace apta para decoraciones al aire libre. Por otra parte, el agua de cal tiende a
blanquear los colores, por lo que los resultados son muy luminosos.
Esta técnica de pintura exige rapidez en la ejecución (mientras el revoco está
húmedo), por lo que hay que acometer la obra por tareas. Frecuentemente se realiza un
diseño previo en cartones (sinopia - sinòpia), que luego se trasladarán a la pared.
A veces, para evitar problemas de corregir errores, se recurre a la técnica del
mezzofresco, que aplica la pintura a la pared cuando está casi seca y se remata la labor
con colores diluidos con agua de cal.
La encáustica.
Es una variante del temple, que aglutina los pigmentos con cera de abeja. El
descubrimiento de las pinturas de Pompeya avivó el interés por este procedimiento. A la
cera se le añaden resinas para endurecer. La paleta es metálica y se coloca sobre una
estufa. Las espátulas y los pinceles metálicos deben estar calientes.
La pintura al óleo.
El aglutinante es un aceite de origen vegetal (de linaza o llinosa, o de nuez).
Su uso fue substituyendo a la pintura al temple a partir del siglo XV. En el s. XVI su
uso se generaliza sobre lienzos fijados en un bastidor de madera.
Antes de empezar a pintar, la tela ha sido preparada por una capa de
imprimación. Mientras se trabaja los colores tienden a fundirse. Su secado es muy lento,
permitiendo al pintor retocar cuantas veces sea preciso. El mayor inconveniente del óleo
es su progresivo oscurecimiento, cuando los aceites no son de buena calidad.
La pintura acrílica.
Los acrílicos modernos utilizan como aglutinante el ácido acroleico. Éste es un
emulgente (une agua con aceite), por lo que ambos elementos pueden utilizarse
simultáneamente para extender el color. Su capacidad para cubrir un color sobre otro es
inferior al temple o al óleo.
El mosaico.
No utiliza pigmentos. El color lo proporcionan directamente las teselas (piezas
pequeñas de piedra, vidrio o metal). El artista dispone un número abundante de piezas
de diverso color y tamaño, que traslada siguiendo un dibujo previo hecho en papel.
Posteriormente se encola el trabajo con papel para poder situarlo encima de un muro
con una capa de argamasa. Una vez fraguada se desencolan los papeles de sujeción y
transporte para proceder a la limpieza y acabado final.
La vidriera.
Se trabaja del mismo modo que el mosaico: sobre un plano horizontal y un
dibujo previo en el que se han diseñado los cortes de los vidrios y el sombreado que se
ha de dar a las figuras. Una vez cortados los vidrios coloreados, se pintan las sombras o
algún otro color con pigmentos que se fundan a muy alta temperatura. El mosaico de
vidrio se lleva al hormo, donde al fundirse, el color se integra en el vidrio.
El proceso de creación.
A diferencia de la arquitectura, donde la concepción de la obra y su realización
son dos procesos separados, la creación de la pintura no acaba hasta la última pincelada.
Por esta razón, los no iniciados en esta materia piensan que la pintura se realiza en
momentos de inspiración: plasmándose formas y colores en un proceso
semiinconsciente. Sin embargo, el proceso de creación suele ser resultado de un lento
proceso preparatorio.
Los apuntes son dibujos rápidos con los que el artista comienza a trabajar.
Suelen realizarse sobre papel, a lápiz o al carboncillo, como probaturas de ideas. El
dibujo se ha considerado como el momento intelectualmente más elevado de la
operación artística.
El boceto (esbós).
Un boceto es un dibujo preparatorio en el que se capta en tamaño reducido la
ejecución final. Es frecuente que el artista al final varíe algunas cosas respecto al boceto
original. Se utiliza el término esbozado para referirse a la pintura que realiza una
técnica rápida y de pincelada suelta.
Línea y el color.
La línea se identifica con el dibujo, con el trazo que delimita las formas, las
acota y nos permite reconocer la apariencia de las cosas. La línea es elemento que
comporta un orden intelectual, mientras que el color es el elemento sensorial. La línea
es normativa, mientras que el uso del color prima la libertad del artista.
En la pintura académica la línea era el paso previo al color; el pintor dibujaba
las formas de lo que deseaba representar y después aplicaba el color. A partir del siglo
XIX, algunos artistas prescinden del dibujo para explorar el color, incluso
independientemente de su ajuste a la realidad.
Esta autonomía del color está influida por los avances científicos del siglo XIX
que permitieron elaborar una teoría de los colores. Existen tres colores fundamentales o
primarios (amarillo, rojo y azul). La mezcla de dos de estos colores primarios, permite
obtener los secundarios (naranja, violeta y verde) Por otra parte el color secundario es el
complementario del color primario que no entra en la composición (violeta y amarillo,
por ejemplo); donde ambos tienen la misma intensidad.
Los colores se clasifican en:
COLORES CÁLIDOS que expanden la luz y tienen la sensación de
avanzarse hacia el espectador: amarillo, anaranjado y rojo.
COLORES FRÍOS que absorben la luz y alejan las formas: azul,
violeta y verde.
La composición.
La composición es la forma en que un pintor organiza de manera lógica todos
los elementos plásticos para que cumplan su función en el cuadro. Se puede considerar
la composición como la sintaxis del lenguaje pictórico. El elemento esencial de la
composición es la distribución de los elementos en el espacio.
Niveles semánticos.
Erwin Panoksky, el primer iconólogo, `propuso un método de análisis para
comprender el significado de la pintura que en síntesis se puede resumir en cuatro
niveles semánticos.
2. Análisis formal.
2.1. La línea y el color. La luz, el modelado de las figuras, los ropajes…
2.2. Composición.
2.2.1. Perspectiva.
2.2.2. Tipología compositiva.
2.2.3. Movimiento.
2.3. Elementos que permiten identificar la obra con un estilo, época o autor.
Influencias o relaciones formales con otras obras.
3. Análisis de significado.
3.1. Elementos iconográficos representados.
3.2. Interpretación iconológica de su significado según la época y sociedad en
que se ha concebido.
3.3. Relación de los elementos formales y significativos (interpretación
sintagmática).
4. Valoración y conclusión.
4.1. Influencia de otras obras.
4.2. Importancia de la obra como referente a obras posteriores.