Está en la página 1de 2

En el ámbito de la filosofía, Judith Butler ha reflexionado sobre la noción

de vida precaria, sobre todo en su obra Precarious Life (2004). En esta

reflexión, convergen dos sentidos de lo precario. Por un lado, como una

situación inducida por las políticas neoliberales y patriarcales (plano ético-

político) y, por otro lado, como un elemento constitutivo de la existencia

humana (plano ontológico). Estos dos sentidos de lo precario no son

excluyentes, porque la correlatividad ontológica entre humanidad y

vulnerabilidad se plantea como una dimensión normativa de nuestra vida social

y política que nos obliga a examinar nuestra interdependencia.

Es el primer plano, el ético-social, el que más nos interesa dado el sentido

de este Congreso, pues la concepción butleriana de lo humano como cuerpo

vulnerable e interdependiente es un posicionamiento crítico frente a las políticas

estatales de cuño liberal, ese caldo de cultivo del imperialismo estadounidense,

con sus sueños soberanistas, en tanto producción sistemática de personas

precarias. ¿Qué son las personas precarias? Son aquellas que están expuestas al

insulto, la violencia y la exclusión y que viven en el riesgo a ser desprovistas de

su condición de sujetos reconocidos. Todo ello mediante una lógica que no sabe

ni puede construir relaciones basadas en la cooperación y la solidaridad, pues

trata de ver y captar al otro como no-humano o no-tan-humano, dando rienda

suelta a la espiral de odio y guerra que no es otra cosa que la acción de destruir
lo otro por repudiado. En definitiva, hay sujetos que existen pero que no son

reconocidos por las categorías que apelan a lo humano y, en efecto, son

invisibilizados, echados afuera, marginados y discriminados con una especie de

marca diferencial. en sí y, en definitiva, en una zona ontológica borrosa e

incierta.

También podría gustarte