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Introduccion eludad de Cerora, y apenas Ia luz de algunas estrellas, asomadas de trecho en trecho en un 3 iedio” encapotado, osaba dieputar# las tinieblas ‘su paoroso imperic, “Algunos metzoros de répido brillo cortaban el espacio ‘de tiempo en tiempo, como chispas lanzadas del on- o.de ang tragua, 1 citdait estaba slenciosa, y parectsletargudla bajo lun suefio sepuleral. Se habria ereldo que ninguno de sus habitantes velaba, y sinembango, quel silencio era “ial ve el presagio de un erfmaen. « Ein el-ingulo de una calle, dos hombres se encuentran Tente a frente, como dos lidindares que saltaten a un flempd ala eltada liza, Peto sto no era lid: era un encuentro previsto por uunodelos dos. rprendido el uno, pero no amedrentado, retrooedis ‘Ante el otro. Pero al uno, provalido de In sorpresa de 3 noche haba cobijado ya con sus sombras la 5 au contrario, se lanzé sobre él, mudo, impasible, co- ‘mo una masa de granito desgajada de una roca, A la vaga claridad de las estrella, vibré un pufal, des- cendi6 la mano que lo empufaba, y, poco despu se o¥6 un gemido, Un silencio de muerte siguid a esta escena pavorosn,. ‘Momentos después, un joven que pasabs por allf tro. ex con una masa inerte. 1QUé ef esto? se pregunté, Peto no respondid ni atin el 00 de su vou, Acercése a uns casa inmediata, pidié una luz y fue a Ver el objeto con que habia tropezado, ‘Sus ojos descubrieron un eadiwver ensangrentado, Bl asesino habia huido sin dojar testigo de, su erfaaon ni huelta de sus pasos. Pronto la calle estaba lena de gente: los habitintes de Carona, a pesar de lo avanzado de la noche, acudieron en pelotones al punto en’ que se habia perpeteado ‘quel horrible erimen, De repente se adelanté do entre la muititud un joven on la cabeza descubierta, el vestido en desondon, la Vista inquieta, pido el vostro, trémulo el paso, Se habrfs tomado por el mismo asesing, si no hublese ‘mitado, no bien hbo descubierto el cadaver: Mi padet ¥ el espanto, y Ia desesparacion, y el deseo dela ven: fganza se pintaron en el fueyo sambrfo de su mirada, Poco @ poco sus facciones tomaron una aparente pero terrible serenidad; e irguiéndose en medio de la con. dolida multitud, profirié con siniestra vow este terrh bie juramento: ~Pedeo de Avila! Juro sobre ta eadver buscar y per. soguir& tu enemigo hasta vengar tu muerte! ce] wot che, oh mn i htt ot i, sr ope stent dae oe eee ME remacn cee a cman re ra a Se an ami mine ee a ce ree oe ca dune rin nt te Soeasién alain dia de recordaros la promesa que aca- isd hacer, : pee ‘os la cumpliri, dijo Andrés, a fe de hombre de (Cate det abot pe ' - Ka calle del arbol < G8 ioésos de este historia padin en Tunja, en gl aie 1564. Jay ch aquelia ciudad una calle Hamada del ~arbot,perie, en el tiempo a que nos referitnos, hie ‘igen medio do ella un atbol, no te sabe de qué, que extendia con libertad sus ramas.y ostentaba’ con ‘alla st poerosa veetalon, como x! buble sito plaritad3°ei medio de un vergel. (jadi Una tale, cuando el sol eri ya con sus oblicuoe ros Jas hojat de aquel grbol, dos hombres conver- saban ‘bajo su sombra, Bra el uno como de cuarenta fiios, alto, robuslo y de una. mirada oscudrifiadora, nto ¥ fja, Patecia de origen espafiol, y en sus 2 rovelaba ol orgullo de su cuna, ‘mod! “lotto erade baja estatura, y estaba embozado en una larga’ capa que no le dejaba ver sino las manos, sures: ‘das en partes por manchas de tinta, En esto no mis podia conocerse que aquel sujeto era un notario, un fecretario 0 un escribano. 55 Con que tenemos en Tunjs nuevos vecinos? pregum> taba ol escribano al otro. =Hablad mis bajo, cufiado Vaca; ya véis que es ésta do entrente ln casa en que viven, y pedrfan caso colmos. Nada babria con eso, cufiado: no os sino un informe el que quiero tomar, “Tenéis interés en informaros? Lineo ello de un rléapago. Siglo olen, Braun poquebo Iago, cuyas ondas dormides than 2 morir silenciosamente en prados de esmeralda, Estala eefido por feller colles, que en hac isiblest medida que ol cud se lumina Un Sg ‘a bari se desprondi de epente de una de ae Tas coins, yun joven into, de graclsicimas fees, aparect on ta brguil cera por una sul Vlado Etileno oro. Qu ilo tan psig! exslamé dia To6 en un ‘granu do agraablaSorpron, Qué custo ese? Povo antes de que ola plese obtener respuesta sig 1a, ol indi al al lago, a6 sumorgio en mus asuen 9 Feapaweléimpio y desnude, como pudo sal del sini sale — —Ceremania de 1 fdios en tga de Guatavta ‘el advenimiento de un eacique, dijo Hungria con su |' talamo acento rove y preci. a 'Y el segundo siladro”desuparecié ton Ta misma tapi des que al prinero Br tree reprasentaba a wn tcerdte de nage y ax x baba, cublerto com vesiduras rend, crando on ti tempo rigusio dadisado al soy ante cuye Ini fem estaba prewaraado, Du sbio, el femplo be tes Ale lamas, y una negra humareda empafe et sel dl e cielo, £1 sacerote, aunque se vid también rodeado de lamas, continud ofando en actitud inmova. Fslaba tan bien representado este incendio en el cua- dro, 9 con tal naturalidad, que Juanita grit6 sobresal- ee SR ies aa Farah Temple de Inca y moet de Sams i'n oni aj acta vot do Progen Fie elite into tempi, oly ecertte dese pulginte somo, somutter per i vocal dl seo nies qua nde apa So Wate “que int len ants aaa por elviento Iv Donde se halla un indieio p se concibe. una sospecha Alia épgsicion tus exhibide con mis len. fg sue Ias'otras, pero de um modo més dra 4 -matico.: Vidsé primero una calle silenciosa, ‘cayos altos edificios, se destacaban, como informes coloscs sobre i cielo vombrf, Bra de noche, 7 la calle fué iluminandose poco a poco al pdlido rayo de Ie Tunastigo. le estos rao doses de golpe a cuore eneangibiato, cuya ama herida Yomstaba todevta hgres Bhrbotones de ange. Dofi Ind ale eso, aroj6 un penlrante grto. 8a tobrinn 9 onfren6 cou una expel de mu ext tor, y Jorge, plido como wo dint, tremula ome tn dog, va a todas pares u eabers y bus fon, ‘oono aeardo in vio, un esconditey una sala lo tose fy ue, tanta del enzo 9 de ms tctiprrs nga Gon tnt ta cada vo on no Aritedore los movinientoe de le erpectatores, pre fa complacene en el ofoclo eatsalo por audio a sty mana tre sin. | de sniesta satisfacelOn, raurmurd paras “Creo que et rato no se he pardido del todo: agin fruto hablamos de sacar de . Pero ait, no habfa termioado la exposivién. Aquol ‘euerpo, bafiado en sangre como yaeia ¢ inanimado, ‘a,b levanté de repent arid con espanto Tos ojos, se Totoreld las brazos, cert los patios, hizo un gosto de diabélica desesperacion, y void a cacr convert 19.01.80 ee cee “Norte de Paavo de Avila on Caro, dijo la noror Se vor de Hun a ie En-esta vez el eco Ge In vou del sacitin paso & los ofdos de Jorge y de Inés como vn prolongid aun bide en un dasmayo. Los dos exposes, con lo que habfan visto y ofdo, quedaron como bafo el domic niio de wna hoerble pesadilia: sue onsebros ardian como dos hogueras, ss ojos no veian sino fantasmas, Yun silor frfo brotaba de todos los poros des cuerpo. Sana continusba estupetacts, ora por el horror que Jo insprara aqusl cuadeo, ora por los efectos product dos por el mismo euadeo en eb dnimo de sus tos. Ba ‘cuanto a Pedro Bravo de Rivera, que ai estaba inleia- do an el arte misterioso de ai tocayo, ni pada pene tear To que pasaba en el alma de los efpectadores, crea que estas graves impresiones eran producidas, sis por la vieza trigica del itimo exado, que por tana ease moral. [Al cabo de un raio de horebles tortras, dovia Inés, levanténdose impetuossmente de su ssiento, aio & sx marido: 2 —Vamonos, Forge, Bsta atmbstera me ahogs. Jorge se levant® maquinalmente; tomd el brazo de su mujer, mientras que Bravo de Rivera tomaba el de Joana ¥ ge ale} de all sin despedirse Lo que, tal vex Impropiamonte, hemos llamado fan- tasmagorfa, no era sino un juego magico, segtn et cual, Pedro de Hungria, con auxilio de una gran Sin- tema que mantenia con acelte preparado por él mis ‘mo, variaba los tuadras con una calerided prodigiosa fn una solexposiein, y les prestaba una luz més @ Imeaos jngensa, sefGn To requerfa la mayor o menor ‘animacion tel Eusdro, Citando Hungeta vid solo, plog6 el lienzo, se despo- joe, stdlsfr, fomd un papel, y oscribi6 éstas lines “Mivedltinada:shiior’ doi Juan: he hallao esta noche, fe favor de miig“ehaciros, un indieio demasiado fuerte ‘contra eiertos'tujetos que después os diré. A medida fe oe despeje Ia incdgnita, tendé ol euidacio de por hheros-al cowiente de todo, No os dascuidéls para ‘cuando légue Ti hora, Vuestro afectisimo, P. de H.” Bata cdtta oa dieigida a don J. de A... residente ‘entonces on fy ciudad de Santalé, a Calla de Santo Domingo v HMisica p dawA sfihe utente, cumpiiendodorge Voto con Bey ittomean que habia hecho @ don Pedro Bh ona al Bee Pee dean. afl esta ver, estaba may bien Buin da: tres arr dSfeadoraColgaban de 8 tecbo, y en tos lads aan sobre grandes ests auto de la 6po- . mpBnado de an timbsl, tafe desde un rin tela eon wna abilidad y un primor asom- aunque al estilo de aftonees, que, por cierto, no seria del mejor gusto, Fra tal la animacién de zreompis con abjertos ojos en un’ punto cualquier prendido por su misma distracctén, su cabeza, ¥ se entrogaba con trenes! elif sublime que, tanto en ts pintura como on la poeta y la siinlen, parece consul entusanmo Sel genio, Inds estaba sontda frente a una ala que haba hecho colocar frente ia puerta de le sal, y deat donde tefa entrar, ya desfiando, ya en grupos a todas las Dertonas que habfan ido a honrar espntanoamente st fimo, Ea su semblania ee vole unw agiacion asl tcubiera, ¥ parecis examina con particular alan- clon las gles que ertaban 8 chon Juanita, nite de belles, rovetida da gracias y unlr y vestida con gusto y soni, haefa tos hono- res de a ea, y deempefaba papel con una pron- dy una eloganci inimitable. Bedeo y Hernén Bravo de Rivera habia Hegado yon thle de allyl pimero fads hacer a cot, como ‘era de esperarse, a dona Inés de Hinojosa, ~Paréceme que no ha legad, dijo ta con los ojos ‘jos en la enteada de in aay como hablando cons. 0.minma, ofl no venga! “be qu hab seors?progunt6 don Pedro, “De wuestro tocayo Hungris, le respondié Inés al “OF angus: a ino estemncer Inés voli Ia cabers para conocer limportuno: peo sinduda se habla confundido entre mult. Pedro de Hungria, on efecto, se habia convertido para Inds on una espci de sombra que donde quate Ta perseguia, de mal genio que nunca se separaba de Be a eps std, dijo «su lado una vor que la —Batoy por ereor qué de veras tenéis miedo a mi to ayo, Babbin et gut Fa edo juleesaitcer in curios Anes ae ome or quo ae habe dejado ofr conte $Selue'y poreeptinomente: 12 ut extoysaue me avd, sear! ; Saatided quedo te mu. bulada: oi Ine Se eametlern bor de qué boca sae OE Pade Pate ata len vos se alzaron undies para pgdiz.por aélamacién a Jorge Voto que se exhl- aan ea pln, Voto, complacinte como er. a rag do doplogst con airoso i, ‘PiGe forte Toe tanjanos, su doblebabiidad de mst 2e0 sedatzinte. = we reba dean cardo admirer ln extmnordinaria agidad de ache oe te elaiciad ssombrom de ws eo allan, mi secret sag It répidie eyoluciones de un gimnéstico que los pasos aeompasados He ua bailarin, ‘abia invélitado un baile que lameba ol juego de ta ‘serpititeyy que otros lamaban el caracol. Se coloca- ser a ero cial, da pi y 9 ul ist an mua Gy otra, doe, ean siempre on vibuels, Bien tonto, ol dosdichedo so vib envuelto entre la Tldvia de mi miradas vidas con que la multitad pare~ Sia doveralo, Mido, insensible,y cada ver mis piso J demudado, el pobre mestizo agonizaba con ec fon en sa corazon ¥ In igoorinia en st trente. Los tials de a rostso no Se contrafan nis dlataban gut tanta secon efrdonos los Inbox au incerta mia- 129 dda no tenfa ya vivacidad ni fuego y at eabers tenia Ia inmovilidad de una estatua, De repente, los Gondustores le hicieron deteneree de- Jante de un hombre ante quien Hernén hubo de bajar Jos ojos, Era de noble actitud, de mirada digna y seve- 2, ¥ au continente revelaba toda la gravedad de un magistrdo. “Sois vos Hernin Bravo de Rivera? fue el tinico inte- rrogatorio que salid de lor labios del Presidente Diaz Venero de Leiva, Herman no contesté ni levant la mirada. Se habria cereido que el peso dal crimen sobre aquel hombre {Ugbil, no lo dejaba levantar 10s of0s del polvo, =Contestad vor por dl, sefior Vaca, dijo entonces el Presidente dirigigndose’ al escribano, que estaba a si ado, Vaca. no despleg’ 10s labios sino para sonreir con amargura: demasiado humanitario para delatar a un amigo, demasiado recto pars mentir a un magistra- do, te vi6 en ol terrible caso de recurrir a exe gesto para decir:

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