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INTRODUCCIÓN

Cuando a finales del siglo XVIII el físico italiano Alessandro Volta identificó
por primera vez el metano (CH4 ) como el gas inflamable en las burbujas
que emergían de los pantanos, no se pudo imaginar la importancia que
este gas podría llegar a tener para la sociedad humana en los siglos
venideros. En la actualidad, el biogás se utiliza en todo el mundo como
una fuente de combustible tanto a nivel industrial como doméstico. Su
explotación ha contribuido a impulsar el desarrollo económico sostenido y
ha proporcionado una fuente energética renovable alternativa al carbón y
el petróleo. (Varnero-Moreno, 2011) Para diseñar, construir y operar plantas de
biogás (llamadas biodigestores) es necesario conocer los procesos
fundamentales involucrados en la fermentación del metano. La
fermentación anaeróbica involucra la actividad de tres diferentes
comunidades bacterianas. El proceso de producción de biogás depende de varios
parámetros que afectan la actividad bacteriana, como por ejemplo
la temperatura. Excremento y orina de vacas, cerdos y posiblemente aves
de corral son algunos ejemplos. A veces, también pueden usarse los
desperdicios de las plantas de producción de alimentos. Cuando se llena
una planta de biogas, el excremento sólido debe diluirse con
aproximadamente la misma cantidad de líquido, en lo posible orina. La
máxima producción de gas que se puede conseguir a partir de una
cantidad dada de materia prima depende del sustrato que se utilice.

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