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PROFESION:
Derecho y Ciencia Políticas
DOCENTE:
Gomez ordoñez, Israel
CICLO:
VI
TEMA:
“La norma procesal y su aplicación y las normas que consagra el Título
Preliminar y que orienta el Código Procesal Penal”
PUCALLPA – PERU
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“INTRODUCCION”
Como lo hemos sostenido en múltiples oportunidades nosotros pese a la
regulación normativa, nos encontramos frente a un modelo procesal penal
básicamente inquisitivo, caracterizado por la concentración de facultades en el
juez penal, con facultades para instruir y resolver conflictos penales; por el culto
al expediente y la escrituralidad, las serias restricciones al derecho de defensa,
la reserva que en muchos casos se convierte en secreto de las actuaciones
sumariales, el reconocer valor a los actos de investigación para fundamentar la
sentencia, omitiendo la realización del juicio o etapa del juzgamiento. En suma,
violaciones flagrantes a la imparcialidad judicial, al Juicio Previo, al Derecho de
defensa, al Debido Proceso y la Tutela Jurisdiccional Efectiva, todos estos
reconocidos por la Constitución Política como principios y derechos de la
función jurisdiccional, expresamente previstos en los artículos 138º y 139º.
En nuestro país desde 1980 en que por mandato constitucional art. 250º) se
crea el Ministerio Público como un órgano constitucional autónomo cuya
función es la persecución del delito y se reconoce el Derecho al Juicio previo y
a la inviolabilidad de la defensa (art. 233.9) se sentaron las bases para el
establecimiento de un sistema procesal de carácter acusatorio.
Lamentablemente la ley de desarrollo constitucional dictada en 1991, esto es el
Código Procesal Penal no entró en vigencia.
El Sistema Procesal Penal Acusatorio es antagónico al Sistema Inquisitivo,
aquél se condice con un sistema republicano y con la vigencia del Estado de
Derecho, está regido por sólidos principios, conforme a lo que está
expresamente previsto en el art. I del Titulo Preliminar del CPP: “Toda persona
tiene derecho a un juicio previo, oral, público y contradictorio… Las partes
intervendrán en el proceso con iguales posibilidades de ejercer las facultades y
derechos previstos en la constitución en este Código.
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“La norma procesal y su aplicación y las normas que consagra el Título
Preliminar y que orienta el Código Procesal Penal”
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las normas transitorias2 o lo que el texto expreso de una norma dice sobre el
momento, en el tiempo, en que entra a regir una norma procesal y si afecta o
no actos o procesos en trámite.
Respecto a sus efectos en el tiempo es necesario distinguir cuatro situaciones,
según que, al momento de entrar en vigencia la nueva ley, el proceso se halle
totalmente terminado, o que la relación jurídica material no haya sido sometida
a proceso, o que, pendiente éste sobrevenga la modificación:
a- En el primer caso, si el proceso se haya totalmente terminado la nueva ley
no le es aplicable, pues lo impide la autoridad de la cosa juzgada, con lo que el
pasado escapa a la acción del legislador.
b- En el segundo supuesto, si la relación material no ha sido sometida a
proceso, cuando lo sea, el proceso se debe tramitar por la ley vigente al
momento de su iniciación y no según la ley que regía cuando esa relación
material se constituyó, excepción hecha de la prueba del acto jurídico, que está
íntimamente vinculada al acto mismo y de los recursos, que se rigen por la ley
vigente a la fecha en que se dictó la resolución impugnada.
c- En el tercer caso, si pendiente el proceso se promulga una nueva ley
procesal, hay que distinguir los actos procesales anteriores y los posteriores a
la fecha en que entra en vigencia. Los anteriores permanecen inalterados; la
nueva ley no puede tener efecto retroactivo para destruir actos procesales
definitivamente cumplidos o ejecutados. Los posteriores deben ajustarse a la
nueva ley y en consecuencia debe hacerse la correspondiente adecuación de
procedimientos en la medida de lo legalmente posible, teniendo en cuenta que
no se cause indefensión a ninguna de las partes
d- Lo que determine la ley respectiva, de que se apliquen o no las normas
procesales, a los procesos en trámite o hasta que fase del proceso en trámite
puede aplicarse la nueva normativa –así sucedió con el transitorios II, III NCPC,
I LCJD y II CPP-.
c.- Aplicación en el espacio
Se refiere al lugar donde se aplica la norma procesal. Lógicamente la
soberanía jurisdiccional llega a todo el territorio y hasta nuestras fronteras, por
lo que las normas procesales están sujetas al principio de territorialidad de la
ley -lex fori-, que impide remitir efectos fuera de la jurisdicción donde se aplica.
Eso impide que un juez extranjero, por virtud de normas internacionales o del
derecho internacional privado aplique una ley nacional, o que un juez nacional
pueda aplicar una ley extranjera, salvo los casos de aplicación de una norma
extranjera en un caso concreto, o por aplicación de una norma convencional o
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los casos de reconocimiento de sentencias extranjeras, que obligan a aplicar la
ley extranjera, para examinar aspectos procesales de la sentencia. En el
derecho internacional privado se aplican las reglas lex fori regit processum y
locus regit actum, por el cual los actos del proceso se rigen por la ley del lugar
donde se practican, condición que puede ser matizada en convenio
internacionales, algunos de los cuales facultan que ciertos actos –por ejp
pruebas y notificaciones- se practiquen conforme una norma extranjera,
siempre que no contraríen el orden público local del país que la evacúa.
2.- Interpretación de las normas procesales
Siguiendo las reglas del Código Civil –art. 10-, el artículo 3.3 NCPC enseña la
forma en cómo se interpretan las normas procesales. La teoría de la
interpretación de la ley -hermenéutica Jurídica- es la teoría de la determinación
del contenido de la ley, por ello debe entenderse por interpretación, la actividad
tendiente a indagar y esclarecer la norma jurídica, con la finalidad, de buscar la
orientación del pensamiento en ella contenido y el objeto perseguido por el
legislador.
La interpretación, tiene como función característica establecer el sentido y
alcance de la ley, no procediendo en forma exegética o mecánica, sino
mediante un cierto proceso lógico, donde se consideran las posibilidades todas
del precepto legal; interpretando, no sólo aquellas normas cuyo contenido
resulte oscuro, sino aun las que sean claras, con el designio concreto, de
deducir de los amplios y generales términos, en que ella está concebida.
El objeto de la interpretación es la "Iex scripta”, las palabras dictadas por el
legislador. La finalidad de la interpretación es científica: hacer entender la ley,
no crearla. Puesto que en esta materia rige el principio de legalidad procesal,
ante el texto escrito y por seguridad jurídica, la interpretación no puede
desentrañar el contenido, en estos casos, más allá o en contra del texto mismo.
La interpretación es la indagación del verdadero sentido y alcance de la norma
jurídica en relación con el caso que por ella ha de ser reglado. La interpretación
de la norma jurídica es un proceso intelectivo, cuyas etapas vienen marcadas
por los siguientes criterios:
a- atenerse al sentido propio de las palabras;
b- valorar el espíritu y la finalidad de la norma;
c- - interpretar la norma en relación con el contexto en que aquélla está
integrada;
d- - relación con los antecedentes históricos y legislativos; e- interpretar las
normas en relación con la realidad social del tiempo en que han de ser
aplicadas, con el objeto de evitar una interpretación meramente literal.
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Para ello deben atender a su espíritu y finalidad, tomando en “cuenta el
sentido propio de sus palabras, en relación con el contexto, los antecedentes
históricos y la realidad social del momento en que han de ser aplicadas,
despojándose de formalismos innecesarios”.
3.- Integración
La integración es un método de interpretación para la aplicación conjunta de las
normas jurídicas, eliminando las lagunas existentes en las normas escritas de
forma tal que se interpreten en forma holística –múltiples interacciones como
un todo- con normas derivadas de otras fuentes -escritas y no escritas- del
ordenamiento jurídico.
Como señala García Maynes “puede presentarse el caso que una cuestión
sometida al conocimiento de un juez no se encuentra prevista en el
ordenamiento positivo. Si existe una laguna, debe el juzgador llenarla.
La misma ley le ofrece los criterios que han de servirle para el logro de tal fin.
Pero la actividad del juez no es, en esta hipótesis, interpretativa, sino
constructiva. En efecto: no habiendo norma aplicable, no puede hablarse de
interpretación, ya que ésta debe referirse siempre a un determinado precepto;
el juzgador ha dejado de ser exégeta y se encuentra colocado en situación
comparable a la del legislador; debe establecer la norma para el caso concreto
sometido a su decisión”, entonces si ese ideal no es posible, como negar
entonces la posibilidad de que en algún momento, en un instante o un acto se
deba acudir supletoriamente, a una normativa procesal, como la civil.
Por eso, dice Del Vecchio, que no hay interferencia o controversia social entre
los hombres, por complicada que parezca, o por imprevisible que se nos antoje,
que no exija o deba tener solución en el campo del Derecho vigente. Y la
solución debe ser ejecutiva.
Las dudas pueden persistir largo tiempo en el campo de la teoría -la misma
filosofía del Derecho puede discutir durante siglos sus cuestiones-; pero la vida
jurídica práctica no admite dilación. Para cualquier cuestión jurídica debe darse
un fallo que teóricamente podrá no ser infalible, pero que prácticamente tiene
que ser definitivo. Así lo exige el sentido radical del Derecho, que consiste en
crear una situación práctica de certeza y de seguridad en
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jerarquías, garantías, atribuciones, obligaciones, deberes, jurisdicciones,
competencias, etc.
En nuestro sistema jurídico, estas normas están contenidas en la Constitución
Política, en el Código Orgánico de Tribunales, en el Código de Justicia Militar,
en la Ordenanza de Aduanas, en la Ley Nº 15.231 sobre Organización y
Atribuciones de los Juzgados de Policía Local, en la Ley Nº 16.618 de
Menores, y en otras leyes especiales que se refieren a la competencia para
conocer y juzgar las contravenciones administrativas.
Las normas procesales penales formales, adjetivas o de procedimiento, son
aquellas que rigen la tramitación del proceso criminal para los efectos de la
investigación del delito, la declaración de su certeza, la averiguación del
delincuente y de su peligrosidad, la aplicación de medidas cautelares y de
seguridad, la imposición de las penas y la determinación e imputación de las
responsabilidades civiles provenientes del hecho punible.
Además, estas normas procesales establecen los sujetos procesales, la
legitimación y modo de promover y ejercer las acciones penales y civiles, la
enumeración, la admisibilidad, oportunidad y valoración de las pruebas, los
requisitos de los actos procesales, la forma de la dictación de las sentencias,
los efectos de éstas, los recursos para impugnarlas, y, en general, toda la
reglamentación del procedimiento criminal.
Esta especie de normas se encuentran contenidas principalmente en el Código
Procesal Penal, en el Código de Justicia Militar, en la Ordenanza de Aduanas,
en la Ley Nº 16.618 de Menores, en la Ley Nº 18.287 que establece el
Procedimiento ante Los Juzgados de Policía Local, en la Ley de Alcoholes y
Bebidas Alcohólicas, y en otras leyes especiales.
Por otra parte, el artículo 52 del C.P.P. establece que "Serán aplicables al
procedimiento penal, en cuanto no se opusieren a lo estatuido en este Código o
en leyes especiales, las normas comunes a todo procedimiento contempladas
en el Libro I del Código de Procedimiento Civil".
Características
Las características esenciales de las normas procesales penales emanan de su
carácter de derecho público, porque regulan una actividad de interés
comunitario, como es la función jurisdiccional, y, como tales, son obligatorias o
absolutas, tanto para el juez como para sujetos procesales y partes, en virtud
del principio de la "indisponibilidad" que rige parcialmente en Chile en el
proceso penal.
En lo que atañe a la procesabilidad de estas normas, no debe creerse que sus
disposiciones son siempre formales, ya que en ciertos casos, cuando autorizan
para actuar de una u otra manera en el proceso penal, otorgando una especie
de derecho subjetivo y, por ende, una suerte de acción, adquieren el carácter
de normas substanciales. Así ocurre, por ejemplo, con los derechos a licencias
y las prerrogativas de los jueces, con el derecho del procesado para impetrar la
libertad provisional o para apelar de la sentencia y con el derecho del dañado
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por el delito para ejercer la acción civil. Lo mismo acontece con las normas
sobre jurisdicción y competencia.
Como consecuencia de lo anterior, la procesabilidad de tales normas no está
determinada por la ubicación que éstas ten-gan en el ámbito de la legislación
positiva substancial o procesal, sino que por su objeto y contenido, ya que en la
práctica existen, por excepción, disposiciones de índole material tanto en la
Carta Fundamental como en el Código Procesal Penal y en el Orgánico de
Tribunales, como asimismo existen preceptos procesales en los Códigos Civil y
Penal, y aun en la Constitución Política.
Cabe hacer presente, además, que el establecimiento del carácter procesal o
material de una norma tiene suma importancia para los efectos de la
determinación de su vigencia en el tiempo, y para los fines de su interpretación
(infra Nos 9, 12 y sigts.).
SU NATURALEZA.
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EL PRINCIPIO ACUSATORIO:
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pruebas actuadas en el juicio oral, tras la puesta en práctica de todos los
principios que lo sustancian.
1.- “La justicia penal es gratuita, salvo el pago de las costas procesales
establecidas conforme a este código. Se imparte con imparcialidad por
los órganos jurisdiccionales competentes y en un plazo razonable.”
La ORALIDAD fue una característica inicial histórica del proceso penal en casi
todas las culturas. El nuevo modelo procesal significa un retorno mejorado a la
oralidad plena y fecunda. Simple y llanamente significa que todos los recursos,
peticiones, pruebas y alegatos del proceso, deben actuarse oralmente ante el
Juez, quien debe resolver también en forma inmediata y oral frente a las partes.
La ORALIDAD en tal sentido es el vehículo con el cual se logra la
implementación de los otros principios vitales del proceso penal
contemporáneo, tales como: el Principio de INMEDIACION, el de PUBLICIDAD,
el de CONTRADICCION, el de IGUALDAD DE ARMAS y hasta el derecho de
defensa.
Este principio señala que las pruebas se actúan directamente ante el Juez, en
el juicio oral, en forma inmediata y solo lo actuado en tal forma tiene carácter
probatorio.
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algún testigo, pese haberse cursado debidamente las notificaciones, por
razones de muerte, enfermedad o fuerza mayor.
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Conforme a la definición general de este principio, el proceso y el juicio oral son
públicos. Toda la comunidad tiene derecho a saber y enterarse de él y sus
pormenores. Ello es una garantía del procesado y de la sociedad. Luigi
FERRAJOLI nos recuerda que la publicidad garantiza el control interno y
externo del proceso, por la opinión pública y por el imputado y su abogado
defensor.
Roxin, remarca, que “es una de las bases del procedimiento penal , sobre todo
una de las instituciones fundamentales del Estado del Derecho… su significado
esencial reside en consolidar la confianza pública en la administración de
justicia, en fomentar la responsabilidad de los órganos de la administración de
justicia y en evitar la posibilidad de que circunstancias ajenas a la causa
influyan en el tribunal y con ello en la sentencia.”
De allí que todos los actos del proceso deben de ser en principio públicos, sin
embargo conforme lo prevé nuestra misma norma fundamental, la ley (en los
Artículos 357 y 358 del CPP) establece los casos excepcionales en que las
audiencias del juicio oral son reservadas por razones que tienen que ver con
algún bien o interés superior, que puede provenir de la necesidad de proteger a
la víctima si es menor de edad por ejemplo o con la naturaleza íntima del
tema, en los casos de delitos contra la Indemnidad o la Libertad Sexual, o por
algún interés especial, relacionado al orden público o la seguridad nacional.
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defenderse, accionar, impugnar, alegar o intervenir. Ello tiene profunda
relevancia en el desarrollo de todas las etapas procesales, pues implica que
las partes deben tener un permanente y debido conocimiento de la marcha del
proceso, para poder hacer uso de su derecho de defensa y del derecho a la
prueba y poder accionar en permanente igualdad. El resultado que se espera
es que el proceso sea imparcial y justo.
En este orden de ideas, GOZAINI [8], nos recuerda: “En el trámite procesal
ambas partes deben tener iguales derechos y posibilidades, lo que se conoce
como igualdad de armas, es decir, el equilibrio prudente entre las razones de
las partes dando igual oportunidad a ellas para demostrar sus convicciones. La
idea está en quitar espacio a la inferioridad jurídica, sin conceder a unos lo que
a otros se niega, en igualdad de circunstancias.”
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posiciones procesales. De este modo, no son admisibles limitaciones a dicho
principio, fuera de las modulaciones o excepciones que puedan establecerse
en fase de instrucción -o sumarial- por razón de la propia naturaleza de la
actividad investigadora que en ella se desarrolla, encaminada a asegurar el
éxito de la Indagación.”
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BIBLIOGRAFIA
http://www.monografias.com/trabajos101/titulo-preliminar-nuevo-codigo-
procesal-penal/titulo-preliminar-nuevo-codigo-procesal-penal.shtml
https://es.scribd.com/doc/80150261/El-Titulo-Preliminar-Del-Nuevo-Codigo-
Procesal-Penal
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechoprocesal/article/viewFile/2399/235
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