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El estudio del derecho en Kiel inclino su atención hacia Roma, y las conferencias de Otto
Jahn aumentaron su interés por el mundo clásico. Sus primeras obras, una disertación latina
sobre las Asociaciones Romanas y un estudio acerca de las Tribus Romanas. A los
veintiséis años ya era maestro en su campo.

En su disertación sobre las Asociaciones Romanas, el joven erudito había expresado el


deseo de disponer de un Corpus de Inscripciones Latinas. El principal resultado de su viaje
a Italia, después de las Inscripciones, fue el dominio de los dialectos antiguos. Sus Estudios
Oscos, seguidos por sus Dialectos italianos menores, constituyeron una aportación
trascendental a la historia y la etnografía, así como a los lenguajes de la Italia prerromana,
y siguieron siendo clásicos hasta Brugmann.

La Historia Romana hizo a Mommsen famoso en un día, y se tradujo con prontitud a todos
los idiomas civilizados. “El mundo moderno poseía por primera vez un estudio completo de
la Republica. Es realmente la obra de un político y de un periodista, había conocido a
Cicerones que hablaban de un mundo admirable y actuaban débilmente.

La republica estaba podrida. Por la misma ley natural que establece que el menor
organismo es mucho más que la maquina más hábil, así toda constitución imperfecta que da
lugar a la libre determinación de una mayoría de ciudadanos es infinitamente más que el
más humano y maravilloso absolutismo, pues una vive y el otro está muerto.

El más importante de los libros escritos mientras se ocupaba del copus es sin duda su
tratado sobre Derecho Público Romano.Mommsen y Marquardt, en el que el primero se
encargaba en lo referente del Estado. La obra ocupa más de tres mil páginas y estudia en
todo el curso y el sistema de gobierno. Los historiadores sabían visto en el régimen de
Augusto una violenta ruptura con el viejo orden, y la creación de sistema que perduró.
Cuando Mommsen termino su historia con la muerte de Cesar, tenía intención continuarla
después de construir una base reuniendo toda la masa de inscripciones existentes, más aún
que el Derecho público la historia de las provincias romanas de Augusto a Diocleciano se
basaba en el Corpus.
Como es natural, Mommsen tomó parte principal de la organización y el estímulo de
empresas encaminadas a la dilucidación de la historia romana. En 1892 se esforzó en unir
las academias de Alemania y Austrias para empresas semejantes, y relató los estatutos de
una federación. Uno de los elementos que atribuyen a su grandeza como historiador en su
vivo interés por todo los aspectos de la vida. Había luchado con su pluma en 1848,
sacrificando sus convicciones, su posición en Kiel y Leipzig. En 1961 encontró en el
parlamento Crusiano como miembro del partido progresista. En 1881 fue miembro del
Reichstag, uniéndose al partido radical dirigido por su amigo Bamberg, en cual se había
separado de los nacionales liberales, cuando Bismarck introdujo la protección aduanera.
Denuncio a los agrarios como especuladores del trigo y borrachos. Cuando califico la
protección aduanera de política estafadora, Bismarck lo procesó, pero fue absuelto.

Se opuso al movimiento colonial tachándolo el jingoísmo y a la ley escolar Zedlitz por su


oscurantismo. Hijo de la ilustración se resistía contra toda infracción de libertad en la
ciencia, la literatura y el arte. Su último discurso político fue ataque contra el arancel
agrario de 1902.Murio mientras dormía en 1903, a los ochenta y seis años, aprendiendo y
enseñando hasta el fin. Mommsen y Ranke se Yergen juntos y señeros en la primera fila de
los historiadores del siglo XIX. Las obras de Ranke fueron casi exclusivamente de carácter
narrativo mientras Mommsen conquisto su fama no solo como maestro de la narración sino
como intérprete de las instituciones y editor de inscripciones y textos. Roma antes de
Mommesn era como Europa moderna antes de Ranke. (La encontró de ladrillo, y la dejo de
mármol). Los sucesores de Mommsem han mostrado un notable desvío hacia los estudios
de conjunto.

Un relato más popular fue el de Ihne que se limitó a la Republica, tratándola con mucha
mayor amplitud, entre 1868 y 1890 la obra fue escrita, hasta cierto punto, como una
contrapartida de Mommsen, hacia el cual no abrigaba sentimientos muy amistosos.
Deseaba resumir los conocimientos ya existentes, más que anticipar soluciones. Su estudio
en la Roma primitiva presenta las huellas inconfundibles de Niebuhy y Schwegler. No tiene
héroes, y deplora la crueldad del carácter romano. “No es éste el caso, pero soy justo con
Grecia y Cartago, recordando que los historiadores romanos, que no son siempre muy
veraces, han dispuesto del odio del mundo, silenciado todas la voces hostiles”.
Creo que queda bastante claro lo que es el conjunto de la obra. Una historia de Roma que
aun hoy se puede considerar esencial pese a ciertos datos y teorías hoy anticuadas y su clara
intencionalidad.

El libro empieza con valioso estudio de las condiciones sociales y económicas y esta
principalmente consagrado a los Gracos. Mientras tiberio se contentaba con la reforma
social, Cayo pedía también transformaciones políticas y judiciales. Desde Mommsen
ninguna obra ha suscitado un interés tan universal como Grandeza y decadencia de Roma
de febrero; la política exterior y la evolución interna fueron determinadas por cambios en la
distribución de la riqueza y los personajes aislados del drama se ven arrastrados a pesar
suyo en la arremolinada corriente de la transformación económica. La Republica no fue
asesinada por Sila, ni por Cesar, sino por el imperialismo. Los grandes hombres no se dan
cuenta de la obra historia de la que son instrumentos y victimas.

El régimen de Augusto no fue una monarquía, ni siquiera una diarquía. Descaba colocar
nuevamente al Estado bajo la dirección del Senado y dar a este último la ayuda de un
moderador. De esa manera no era sino el presidente de una república constitucional, y
Ferrero titula su volumen La Republica de Augusto. El imperio no era extraordinariamente
malo, ni especialmente feliz.

No se ha escrito aun una buena historia del imperio. Hermann Schiller, discípulo de
Mommsen, lo intento; pero sus concienzudos volúmenes carecen de vitalidad y distinción.

Aunque la historia constitucional de Roma a quien más debe es a Mommsen, otros eruditos,
trabajando en campos independientes, han hecho también valiosas aportaciones. La primera
exploración a fondo de las instituciones de la Republica se llevó a cabo en las Antigüedades
Romanas de Ludwig Lange. Su cautela contrasta de modo notable con el ímpetu y la
certidumbre de Mommsen. En una reseña de Derecho público, que intentaba prestar el
gobierno romano como un organismo, Lange defendía sus método, sosteniendo que de
seguir el rumbo señalado por Mommsen era fácil sacrificar los hechos concretos a la
simetría jurídica. Ambos métodos eran necesarios, y el de Mommsen solo resultaba posible
con la base erigida por trabajadores de otra escuela.
La vida y la cultura se han estudiado con empeño; pero la enorme escasez de materiales
hace casi imposible la reconstrucción de la civilización en los comienzos de la república. El
intento más audaz se debe Fustel de Coulanges, que presento una interpretación completa
de la civilización La Ciudad Antigua, era la piedra angular del edificio. La primitiva
sociedad romana, fundada sobre una base religiosa, era sencilla y pura; con la disolución de
la familia vino la decadencia de la Republica. Aunque Fustel simplificaba en demasía un
problema complejo, e intentaba abrir la puerta a la vida de siglos con una sola llave
maestra, presento una reconstrucción extraordinariamente sugestiva de la sociedad.
Wissowa y Warde Fowler han trazado unos cuadros menos armoniosos, pero más
convincentes, de la vida y el pensamiento religioso.

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