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APRENDER A ENSEÑAR Y ENSEÑAR A APRENDER

Tradicionalmente se decía que al alumno se enseñar los contenidos de una asignatura o área
de conocimientos, pero el profesor debe enseñar a aprender, es decir, utilizar estrategias de
enseñanza que conduzcan al alumno en esa dirección. Los psicopedagogos manifiestan que
existen tres clases de conocimientos (conocimiento del mundo real, conocimiento estratégico
y el conocimiento condicional) que origina tres tipos de contenidos que el profesor debe
enseñar (conceptos, procedimientos y valores, conductas, hábitos y normas). Para aprender,
existen dos formas, una donde sigues instrucciones al pie de la letra, es decir, los alumnos se
limitan a imitar al profesor y sin su ayuda, no sabrían realizar tareas con distintas finalidades.
La otra es, donde el alumno utiliza los procedimientos necesarios para resolver la tarea y
planificar su actuación. Esto implica que el alumno aprenda estrategias para mejorar su
aprendizaje y gestionarlo de formas eficaz y autónoma. Por otro lado, se debe tener en cuenta
que no nacemos sabiendo aprender ni sabiendo estudiar, por ello, es necesario aprender los
contenidos y estrategias para un buen desempeño laboral o académico.

Es falso creer que cualquier método es válido para aprender con eficiencia y que la
responsabilidad del aprendizaje no pertenece al alumno porque es necesario la confianza en
uno mismo, elección de métodos, dedicación e intensidad de estudio. El aprendizaje es una
tarea compleja y va haber fracasos en el proceso, pero eso no es un obstáculo para
desanimarse, sino dedicar los propios esfuerzos a aprender los medios para convertir el
fracaso en éxito. Es necesario enseñar estrategias cognitivas para enseñar a prender que son
secuencias integradas de procedimientos o actividades mentales que se activan con el
propósito de facilitar la adquisición, almacenamiento y/o utilización de la información, con la
finalidad de la integración del nuevo material de aprendizaje con los conocimientos previos.

La enseñanza cognitivamente, se refiere a conocer nuestros procesos mentales (conocer


estrategias de enseñanza), saber utilizar estrategias para mejorar esas operaciones y procesos
(comprobar la eficiencia de la estrategia) y poseer la capacidad autorreguladora (conocer qué
estrategia utilizar para entender y remediar la situación). Mientras que el aprendizaje
metacognitivo, el alumno debe saber lo que hay que hacer (conocer estrategias de
aprendizaje), saberlo hacer (poner en práctica las estrategias) y controlarlo mientras se hace
(función autorreguladora). Es necesario la metamemoria que es el conocimiento que tenemos
de nuestra memoria, el cual nos permite hablar de ella, analizarla y diseñar estrategias para
recordar mejor y consta de cuatro elementos: sensibilidad, variables de la persona, de la tarea
y de estrategias. En la memoria debemos incluir no solo conocimientos que tenemos de
nuestra propia memoria, sino también la metacognición de las estrategias de la memoria para
saber cómo recordamos al usar una estrategia y cómo lo hacemos cuando usamos otra, este
conocimiento determina nuestra conducta en el futuro, por ejemplo, en el caso que utilizamos
una mnemotecnia concreta para recordar de manera eficiente y usarla en otra ocasión,
aunque la mayor parte de técnicas son útiles para la memorización literal. Cuando
comprendemos un dato en la medida que lo hacemos significativo y cuando lo relacionamos
con los conocimientos que ya poseemos y lo recordamos mejor cuando lo comprendemos, es
ahí cuando se establece una relación entre la metacognición y el aprendizaje, la memorización
eficaz depende del nivel de comprensión de las materias y las relaciones con los alumnos
establecidas, la comprensión es el fin de la lectura y la base fundamental del aprendizaje y el
rendimiento escolar. Herber señala tres niveles de compresión: nivel literal (lo que el autor
dice explícitamente), interpretativo (entender lo que el autor quiere decir) y aplicativo
(interpretación del lector).

La metacomprensión implica conocer hasta qué punto se comprende algo, cómo se logra la
compresión y su evaluación, implica tres procesos: conocimiento del objetivo (Idea del lector
sobre la finalidad por la que se lee), autoobservación del proceso (si lo que se realiza conduce
al objetivo) y autorregulación (medidas de regulación en el progreso de la lectura). La atención
es una operación fundamental para la lectura, estudio y el aprendizaje, mientras que la
metaatención es el conocimiento de los mecanismos mentales que debemos poner en
ejercicio para centrar nuestra atención en un objetivo y controlar las distracciones. También
debemos saber identificar las ideas principales y la jerarquía según su importancia, la idea
principal es aquella que expresa en su esencia lo que el autor quiso transmitir, pueden estar
explicitas o implicititas en el texto.

La metalectura comprende el conjunto de conocimientos que tenemos sobre la lectura y sobre


los procesos mentales que debemos realizar para leer, pero para ello no solo consiste en leer
bien, sino en entender las ideas, en buscar el significado del texto y demostrar que la forma de
leer es la adecuada, para remediar estos problemas no basta con leer mucho, sino a
enseñarles a leer bien. No leemos un texto de la misma forma para pasar el tiempo que para
explicar el contenido en clase. El estudio tiene tres objetivos básicos (adquirir información,
habilidades o destrezas y conocimiento de nuestras capacidades y el modo de utilizarlas) para
un aprendizaje adecuado y ocupar nuestro tiempo en lo que se quiere aprender y cómo se
puede hacer con eficiencia. Para un óptimo aprendizaje, se debe utilizar los dos hemisferios
del cerebro, así como definir con claridad lo que se va aprender.

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