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Para la física, se trata de la energía ondulatoria o de las partículas materiales que se propagan
a través del espacio.
La radiación solar es el conjunto de las radiaciones electromagnéticas que emite el Sol y que
determinan la temperatura en la Tierra.
La radiación ionizante, por su parte, propaga la energía suficiente para ionizar la materia. Esto
quiere decir que la radiación ionizante produce iones y extrae los electrones del estado ligado
al átomo.
La radiación ionizante también puede ser dañina para los seres vivos, ya que la exposición
excesiva a este tipo de radiación puede producir envenenamiento e interferir en el proceso de
división celular.
RadiaciónDiversas organizaciones llevan años señalando las terribles consecuencias que puede
tener el uso desmedido e irresponsable de dispositivos que basen su funcionamiento en las
radiaciones electromagnéticas, tales como los teléfonos móviles, especialmente entre las
personas más jóvenes.
Los teléfonos móviles son considerados por muchos un potencial peligro para nuestra salud;
tanto es así, que algunos científicos aseguran que no es necesario estar realizando una llamada
para que nos cause daño, sino que basta tenerlos cerca del cuerpo. Por otro lado, las
estaciones de telefonía móvil representan una amenaza similar.
Entre las graves secuelas del contacto con las microondas de los teléfonos celulares, se
encuentran el recalentamiento de las células del área del cerebro más próxima a la antena
(que hoy en día es «invisible» para el usuario, dado que se encuentra dentro del aparato), la
ruptura de cromosomas, alteraciones en la presión de las arterias del cerebro durante el uso
del dispositivo, problemas para conciliar el sueño, dolores agudos de cabeza y problemas
coronarios.
Por otro lado, la mayoría de usuarios de telefonía móvil no sabe que estos aparatos cuentan
con un potenciador de emisión automático, que ajusta la intensidad de la onda en función de
su distancia de la antena (también llamada «célula»); en otras palabras, cada vez que alguien
realiza una llamada desde un punto con poca cobertura, recibe las mayores dosis de radiación.
Para los autores de las numerosas denuncias acerca del peligro de esta tecnología, resulta
alarmante que las compañías y los gobiernos no informen a la gente acerca de estas
cuestiones; por el contrario, les permiten que pongan en riesgo su salud sin siquiera ser
conscientes de ello.
Sobra decir que entre las razones por las cuales se ocultan los riesgos que acarrea el uso de
ciertos dispositivos se encuentran los intereses de las grandes compañías. Pero es
indispensable resaltar que una de las enfermedades que pueden causar los campos
electromagnéticos es el cáncer. Resulta difícil imaginar la vida en la ciudad sin ordenadores,
televisores, electrodomésticos y teléfonos móviles; sin embargo, su uso, así como la exposición
a las antenas de telefonía y las torres de alta tensión, es innegablemente peligroso para la
salud.
La radiación
Es una forma de energía que proviene de diversas fuentes, algunas creadas por el hombre
como las máquinas de rayos X, y otras naturales como el Sol y el espacio exterior y de algunos
materiales radioactivos como el uranio en la tierra. La exposición a esa energía conlleva
algunos peligros para la salud de los seres vivos, incluidos los humanos.
Las fuentes creadas por el hombre son, entre otras, equipos electrónicos (como hornos de
microondas y televisores), fuentes médicas (como rayos X, algunos equipos para diagnóstico y
tratamiento) y la energía liberada por las pruebas de armas nucleares. La cantidad de radiación
liberada en el ambiente se mide en unidades llamadas curies. Las dosis de radiación que
reciben las personas son medidas en unidades llamadas rem o sievert. Un sievert es
equivalente a 100 rem.
Efectos sobre la salud
La radiación puede afectar al cuerpo de diversas formas y es posible que los efectos negativos
en la salud no sean evidentes por muchos años. Esos efectos pueden ser leves, como el
enrojecimiento de la piel, hasta ser mucho más graves como el cáncer y la muerte
dependiendo de la dosis, es decir, la cantidad de radiación absorbida por el cuerpo.
El síndrome agudo por radiaciones o enfermedad por radiación es causado usualmente cuando
una persona recibe, en pocos minutos, una dosis elevada de radiación en la mayoría de su
cuerpo. Los sobrevivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki y los bomberos
que respondieron al incidente de la planta nuclear de Chernobyl en 1986 experimentaron el
síndrome por radiaciones.
Los síntomas inmediatos son náuseas, vómitos y diarrea. Más adelante, alteraciones de la
médula ósea pueden causar pérdida de peso, pérdida del apetito, síntomas similares a la gripe,
infecciones y hemorragias. Los niños expuestos a la radiación pueden estar en mayor riesgo
que los adultos. La exposición a la radiación en un bebé en gestación es particularmente
preocupante porque el embrión humano es extremadamente sensible a la radiación.
Las consecuencias para la salud pueden ser graves, aún con dosis de radiación tan bajas que no
llegan a enfermar a la madre. Estas consecuencias pueden ser, entre otras:
Retrasos en el crecimiento
Deformidades