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ARTICULOS 1

Boletín Chileno de Ornitología 18(1-2): 1-22


Unión de Ornitólogos de Chile 2012

EL CÓNDOR ANDINO: UNA ESPECIE BIOCULTURAL CLAVE DEL


PAISAJE SUDAMERICANO

The Andean Condor: a biocultural keystone species of the South American landscape

JOSÉ TOMÁS IBARRA1,2,3,*, ANTONIA BARREAU4,


FRANCISCA MASSARDO2 & RICARDO ROZZI2,5
1
Laboratorio Fauna Australis, Departamento de Ecosistemas y Medio Ambiente, Facultad de Agronomía e
Ingeniería Forestal, Pontificia Universidad Católica de Chile.
2
Parque Etnobotánico Omora (Sede Puerto Williams Universidad de Magallanes, Instituto de Ecología y
Biodiversidad), Puerto Williams, Chile.
3
The Peregrine Fund, Boise, USA.
4
Department of Wood Science, Faculty of Forestry, University of British Columbia, Vancouver, BC, Canada.
5
Department of Philosophy and Religion Studies, University of North Texas, Denton, USA.
* Dirección actual: Centre for Applied Conservation Research, Department of Forest Sciences, University of
British Columbia. 3625–2424 Main Mall, Vancouver, BC, Canada.

: J. T. Ibarra, jtibarra@uc.cl.

RESUMEN.– Las metáforas sirven como puentes de comunicación entre concepciones formuladas
en distintos lenguajes y permiten alcanzar articulaciones interculturales, transformaciones
educacionales e integraciones interdisciplinarias. En un paralelo metafórico a los conceptos de
especie ecológica clave y de especie cultural clave, en este trabajo proponemos el concepto de
especie biocultural clave para caracterizar a aquellas especies que cumplen un papel central,
tanto ecológica como culturalmente, en las regiones donde habitan. Identificamos al cóndor
andino (Vultur gryphus) como una «especie biocultural clave» del paisaje sudamericano donde,
junto con ser una especie carroñera tope, cumple una función importante en varios dominios
culturales (e.g., lenguaje, mito, arte, ritual, política, identidad) de diversos pueblos amerindios
y otros grupos socio–culturales asociados a la cordillera de los Andes. El cóndor andino es
parte del patrimonio zoo–cultural de Sudamérica y cumple un rol clave en las tramas bioculturales
de esta región que cruza el continente desde las cumbres de Venezuela y Colombia, hasta los
paisajes archipelágicos del Cabo de Hornos. El campo de la diversidad biocultural ofrece una
mirada integradora, tanto teórica como práctica, hacia las indisolubles relaciones entre naturaleza
y cultura. En el caso del cóndor andino, la perspectiva biocultural genera una comprensión
ética de los valores ecológicos, culturales y patrimoniales de las aves y promueve una
conservación integrada de la diversidad biológica y cultural. PALABRAS CLAVE.– Diversidad
biocultural, ética ambiental, especie biocultural clave, patrimonio zoo–cultural, Sudamérica.

ABSTRACT.– Metaphors serve as communication bridges between concepts generated in different


languages. They facilitate intercultural dialogues, and enhance educational transformations and
interdisciplinary integrations. In a metaphorical parallel to the concepts of ecological keystone
species and cultural keystone species, in this paper, we propose the concept of biocultural keystone
species to characterize species that play a central, ecological and cultural, role in the regions they
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inhabit. We identify the Andean Condor (Vultur gryphus) as a «biocultural keystone species» of
the South American landscape where, in addition of being a top scavenger species, it plays a
prominent function in several cultural domains (e.g., language, myth, art, rite, politics, identity)
of diverse Amerindian peoples and other socio–cultural groups associated with the Andes. The
Andean condor is part of the South American zoo–cultural heritage and plays a key role in the
biocultural networks of this region that crosses the continent from the high peaks of Venezuela
and Colombia to the archipelagic landscapes of Cape Horn. The field of biocultural diversity
offers an integrative approach, including theory and applications, to the inextricable links between
humans and nature. In the case of the Andean condor, the biocultural perspective generates an
ethical understanding of the ecological, cultural, and patrimonial values of birds, and promotes
an integrative conservation of biological and cultural diversity. KEYWORDS.– Biocultural diversity,
environmental ethics, biocultural keystone species, zoo–cultural heritage, South America.

Manuscrito recibido el 8 de noviembre de 2011, aceptado el 7 de marzo de 2012.

INTRODUCCIÓN esperar a partir de su abundancia en la misma»


El uso de metáforas ha sido históri- (Paine 1969). El término fue introducido por
camente relevante en contextos científicos y Paine (1969), quien se refirió al efecto
socio-culturales, cumpliendo un papel impor- significativo de depredación de la estrella de
tante tanto en la fase creativa de las ciencias, mar Pisaster ochraceus, sobre la estructura
como en aspectos aplicados de educación y comunitaria en ecosistemas intermareales. En
política (Pickett 1999, Pickett & Cadenasso ciencias humanas, el uso del concepto de
2002). A su vez, las metáforas pueden actuar «especie cultural clave» fue acuñado, aunque
como puentes de comunicación entre concep- no explícitamente definido, por St. Antoine
ciones formuladas en distintos lenguajes y (1994) quien sugirió que «el palo fierro –
permiten alcanzar articulaciones Olneya tesota– no es solamente una especie
interculturales, transformaciones educaciona- clave en su hábitat desértico, sino también una
les e integraciones interdisciplinarias (Rozzi especie extremadamente relevante en las
1999, 2001). economías artesanales de los Seri y otras
La metáfora de las «especies clave» comunidades de Sonora, México» (St. Antoine
ha sido transformativa y ampliamente utilizada 1994). Posteriormente, Garibaldi & Turner
tanto en ecología (e.g. Willson & Halupka (2004) definieron formalmente a las especies
1995, Power et al. 1996, Peres 2000), como culturales clave como aquellas «especies
en antropología (e.g. Cristancho & Vining culturalmente sobresalientes que modelan
2004, Garibaldi & Turner 2004, Ellen 2006). sustancialmente la identidad cultural de un
A pesar de esto, sus críticos señalan que el pueblo, reflejándose esto en los roles
concepto de «especie clave» es difícil de poner fundamentales que esta especie tiene en la
a prueba empíricamente (Mills et al. 1993, cosmogonía, conocimiento, religión, dieta,
Hulbert 1997, Nuñez & Simberloff 2005). materiales, medicina, ritual, etc». Similarmente,
En ecología, una especie clave es Ellen (2006) utilizó el término «especies etno–
definida como aquella «especie cuyo impacto biológicamente claves» para referirse a
en la integridad, estructuración y persistencia «aquellos organismos que en virtud de su
de su comunidad, es mayor que lo que se podría importancia para los seres humanos, pueden
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volverse ecológicamente cruciales para la un punto de vista epistemológico, el


mantención de ambientes humanos completos, concepto de la diversidad biocultural
sistemas de subsistencia y formas de vida». reconoce que somos los seres humanos
El cóndor andino (Vultur gryphus) se quienes investigamos y describimos la
ha distribuido históricamente en la cordillera biodiversidad y, por lo tanto, las
de los Andes desde Colombia y Venezuela, observaciones que hacemos dependen de
hasta el Cabo de Hornos en el extremo austral nuestras categorías de distinción, lenguaje y
de Chile (Fjeldsa & Krabbe 1990). También procesos cognitivos (Rozzi et al. 2002). En
puede encontrarse en las tierras bajas de la costa consecuencia, la construcción e
de Perú y Chile, y en ciertas zonas de estepa interpretación del concepto biodiversidad
en Argentina y Chile (Houston 2001). Se conlleva un ineludible componente cultural.
encuentra además en el Estado de Mato Grosso Además, desde el punto de vista ontológico,
en Brasil, específicamente en la Región del Río los seres humanos somos una especie
Jauru (Sick 1993). A lo largo de estos gradientes biológica más entre miríadas de especies que
latitudinales y altitudinales, el cóndor se ha participan en la estructura, procesos y la
asociado a una gran diversidad biológica y composición de los ecosistemas. Por lo tanto,
cultural. Dada la gran extensión del área los seres humanos formamos parte de la
considerada, y acompañando las variaciones biodiversidad ya que no somos solamente
climáticas, las expresiones biológicas y observadores de ésta, sino que somos actores
culturales asociadas al cóndor también van dentro de ella (Posey 1999, Rozzi et al. 2002.
variando. Estas diversidades han co– Definición y connotaciones bioculturales de
evolucionado estrechamente ligadas a una de algunos conceptos filosóficos utilizados en
las aves de mayor envergadura alar sobre el este ensayo se detallan en el Apéndice 1).
planeta (Palma 1982, Gordillo 2000). Las conexiones entre la diversidad biológica
El objetivo de este trabajo es y cultural forman una trama que envuelve
identificar metafóricamente al cóndor andino procesos sociales y políticos, además de los
como una «especie biocultural clave» del frecuentemente considerados procesos
paisaje sudamericano. Para esto, ambientales (Smith 2001, Ibarra et al.
caracterizamos algunos de los dominios 2011a). De este modo, se ha propuesto que
culturales en los que esta especie aparece cuando existe pérdida de diversidad
representada a lo largo de la región andina, biológica, ocurriría pérdida de diversidad
con especial énfasis en el extremo sur de su cultural como consecuencia, y viceversa
distribución. A su vez, argumentamos que la (Maffi 2005).
interacción entre el cóndor y culturas pasadas El continente sudamericano alberga
y actuales en Sudamérica determinarían que algunos de los países con mayor diversidad
esta especie juegue un rol clave en las tramas biocultural planetaria (McNeely et al. 1990).
ecológicas y culturales de la región. Esto se ve representado, por ejemplo, en que
el continente contiene la mayor diversidad
Diversidad biocultural sudamericana: espacialmente entrelazada de lenguajes y
escenario del cóndor como especie clave especies de vertebrados superiores (Maffi
La conexión existente entre la 1998), y de lenguajes y plantas con flores
diversidad biológica y la diversidad cultural (Maffi 2005). Sudamérica también alberga un
ha sido identificada como compleja e tercio de las especies de plantas, aves y peces
indisoluble (Posey 1999, Maffi 2001). Desde dulceacuícolas del planeta, además de contener
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cerca de un quinto de los lenguajes que se religión, mito, arte, ritual, política, ciencia,
hablan en la actualidad (Ritchie Key 1979, tecnología, economía, costumbres, lenguaje
Wilson 1992). Sin embargo, más de un 35% y el sentido de pertenencia (Gastó et al.
de los biomas presentes en el continente han 2009). Los dominios culturales interactúan
sido degradados (Toledo 1985). unos con otros de forma subyacente al
Históricamente, la degradación de los sistema cultural mayor (Fig. 1). Este último,
ecosistemas y pérdida de biodiversidad han a su vez, estaría subordinado al «mundo
conducido a una erosión de culturas originarias natural», el cual constituye un sistema
y de su conocimiento tradicional ecológico. Por jerárquico mayor. De igual forma, cultura y
ejemplo, un 65% de los lenguajes originarios naturaleza se construyen y deconstruyen
de Sudamérica han desaparecido desde la mutuamente de acuerdo a contextos
colonización europea iniciada a finales del siglo históricos y socio–culturales específicos
XV (Lizarralde 2001). (Descola 1996; Fig. 1).
En Sudamérica, la cordillera de los Una especie bioculturalmente clave
Andes constituye un eje biogeográfico se expresaría a través de los dominios
conductor de procesos de especiación culturales presentados como sub–conjuntos en
biológica y de generación de culturas (Orlove la Figura 1. Al cumplir un papel fundamental
1985, Maffi 2005). Una de las especies en estos aspectos de una cultura (e.g.,
animales más conspicuas que se asocia a la costumbres, rituales y festividades, mitos,
cordillera en todo su ámbito de distribución religión, política y arte), la especie biológica
de aproximadamente 7.500 km de largo en su en cuestión pasa a ser particularmente
eje sur–norte, es el cóndor andino. Esta relevante en aquel sistema de significados que
especie, que constituye el ave voladora de determina la forma de relacionarse con el
mayor envergadura (> 3m) en los Andes, mundo, en su identidad y en su persistencia
podría ser un referente de la diversidad (Garibaldi & Turner 2004).
sudamericana, viéndose esto expresado en
varios dominios culturales del pasado reciente El cóndor andino en dominios culturales
y de la actualidad. de Sudamérica
A continuación se presentan algunos
Cultura, dominios culturales y especies ejemplos de dominios culturales en los que el
clave cóndor andino juega un rol central. Estos
Ciertas especies biológicas pueden ejemplos sirven para ilustrar el rol clave de
volverse «claves» para una cultura a través esta especie para distintos grupos humanos
de procesos adaptativos que involucran a del continente.
otras especies biológicas y prácticas sociales,
junto con procesos históricos y políticos El cóndor en el lenguaje. Los sistemas de
particulares (Platten & Henfrey 2009). En conocimiento, nombramiento y clasificación
este ensayo, el término «cultura» es definido envuelven un gran significado desde el punto
como «un sistema de valores, creencias, ideas de vista de los procesos que intervienen en la
y prácticas de un grupo social; finalmente, codificación y mantención de la cultura. Esta
sus sistemas de significado» (Spiro 2001). codificación revela la histórica relación de las
Básicamente, cultura es la «manera de sociedades con su entorno, particularmente
relacionarse con el mundo» y ella incluye con el mundo animal, lo que se refleja a tra-
distintos dominios culturales, tales como vés de innumerables manifestaciones
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Figura 1. Dominios culturales que se relacionan unos con otros dentro de un sistema cultural, el
cual a su vez interactúa con el mundo natural (e.g., especies biológicas como el cóndor).

bioculturales (Castro & Romo 2006, Ibarra sus cerros los que poseen cualidades y
2010a, Ibarra et al. 2011b). Así, el cóndor ha dialogan con ellos. Mallku representa la fuente
sido interpretado, clasificado, simbolizado y de la vida, ya que la nieve de las cumbres
nombrado de diversas maneras según la cul- produce el agua necesaria para la agricultura
tura con la que ha interactuado en los paisa- (Grebe 1984), pero Mallku también está
jes andinos (Fig. 2). representado por el cóndor, animal sagrado
Un caso especial es el de Mallku. para esta etnia.
Para la cultura aymara, situada en las orillas Los nombres que recibe el cóndor a
del lago Titicaca de Perú y Bolivia, norte de lo largo de su distribución (Fig. 2), y el
Chile y noroeste argentino, Mallku representa ejemplo particular de Mallku, reflejan el valor
al espíritu de las montañas que rodean a las y la significancia que guarda intrínsecamente
comunidades y, a su vez, cada pueblo tiene un nombre. Las categorías, clasificaciones y
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Figura 2. Ejemplos de nombres dados al cóndor por distintas culturas en Sudamérica (Fotografía. T.
Kramer).

nombres son aquellas entidades que la mente Cosmovisión y mito alrededor del cóndor.
humana crea con el objeto de hacer sentido a Los mitos constituyen realidades invisibles,
la diversidad de experiencias que surgen de las cuales se expresan a través de fenómenos
la interacción ser humano–ambiente. Así, ni observables (Bartsch 1953). Cosmovisión y
los nombres que recibe el cóndor, ni las mitología constituyen fenómenos culturales,
categorías o asociaciones que se le atribuyen los cuales modelan el modo en que la socie-
(e.g. con el espíritu de la montaña para los dad entiende y se relaciona con el universo
aymaras) son procesos cognitivos autónomos, (Middleton 1967). La imagen del cóndor apa-
sino que surgen como respuesta a contextos rece recurrentemente en la cosmovisión y
biológicos, geográficos, sociales y culturales mitología de culturas andinas desde el perío-
únicos (Ellen 2008). De ese modo, la do preincaico y se ha mantenido hasta la ac-
diversidad lingüística está interrelacionada tualidad.
con diversidad biológica -–en este caso el La cultura moche o mochica (100 a.C.
cóndor-–, a través de sistemas socio– – 800 d.C.) habitó la costa norte del Perú y
ecológicos adaptativos complejos (véase veneró los elementos bióticos y físicos, entre
Maffi 2005, para una revisión). ellos a árboles, montañas y felinos, junto a aves
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como los búhos y especialmente los cóndores de Chile, teniendo al Cusco como capital.
(Gordillo 2000). A su vez, entre los años 0 a.C. En esta última ciudad se encuentra el Tem-
y 700 d.C., en la costa sur de Perú, habitó la plo del Sol, donde se realizaban ceremonias
cultura nazca que ha dejado un legado que implicaban el sacrificio ritual de anima-
arqueológico en su cerámica que contiene les, con la excepción del puma y el cóndor,
representaciones que incluyen un personaje con debido a que ellos tenían carácter totémico
máscara de felino y de otros con personajes – (Lehmann 1986, Gordillo 2000).
pájaro que corresponderían a cóndores El universo para los incas consistía
(Lehmann 1986). Entre los geoglifos que se en tres niveles divididos en un Hanan Pacha
encuentran en las Pampas de Nazca, la figura o mundo superior, un Kay Pacha o mundo
del cóndor ocupa un lugar prominente con un de aquí o intermedio, y un Uk’u Pacha o
gran pico, alas, patas y cola extendidas, y un inframundo (Gordillo 2000). Estos niveles
tamaño que alcanza los 135 m. estuvieron asociados a animales considera-
Entre los años 200 y 1000 d.C. dos sagrados, entre ellos el cóndor, puma y
aproximadamente, en la zona altoandina al serpiente, respectivamente (Lehmann 1986).
sudeste del Lago Titicaca, floreció la cultura Para los incas, el cóndor o Apu Kuntur era
tiwanaku. En la aldea homónima se ha con- un «mensajero» que volaba hacia el nivel
servado uno de los legados arqueológicos más superior (Hanan Pacha), para luego levan-
emblemáticos de los Andes. En esta aldea ar- tar las plegarias a los dioses. Esta ave repre-
queológica se encuentra la Puerta del Sol, senta la unión entre el Hanan Pacha y el Kay
donde la principal figura representada en la Pacha (Fig. 3). Todos los días el cóndor ele-
gran puerta es la imagen de la divinidad varía el sol sobre el cielo, iniciando un nue-
Viracocha: «está de pie, con la cabeza rodea- vo día. Según Gordillo (2000), una leyenda
da por rayos que representan felinos y serpien- incaica describe cómo un cóndor muerto
tes. En cada mano tiene asido un cetro, cuyo cayó en la Casa de las Vírgenes del Sol, lo
extremo lleva una escultura en forma de ca- que se interpretó como una señal de la des-
beza de cóndor. Lo rodean tres hileras de per- trucción del Tahuantinsuyo. También en el
sonajes en marcha. Los del medio, lucen más- Cusco, la fortaleza de Sacsayhuaman habría
caras de cóndor» (Lehmann 1986). tenido una función religiosa y su muro cen-
Los motivos de la Puerta del Sol fue- tral representa al Apu Kuntur (Lehmann
ron imitados por otros artistas del altiplano 1986, Gordillo 2000).
y difundidos entre los distintos pueblos que Para la cultura mapuche del centro–
habitaban los Andes. Algunos se han mante- sur de Chile y Argentina, el cóndor sería due-
nido a través de sucesivas culturas andinas, ño del espacio aéreo, reencarnación de las al-
tal como el caso de los incas (siglo XV hasta mas nobles y poseedor de una especial sabi-
unos 100 años post colonización española). duría (Gordillo 2000). El cóndor o Mañke es
En el apogeo de la civilización inca su terri- representado a veces como Füta Wentru
torio se extendió en las cuatro direcciones, Mañke o gran hombre cóndor (Catrileo 1998).
Tahuantinsuyo (en quechua, tawa = cuatro; Por su parte, Villagrán et al. (1999) señalan
suyu = región). Hacia el norte alcanzó la zona que a Mañke se le da un trato de respeto y
andina que actualmente corresponde al sur veneración, invocándosele como un amigo,
de Colombia y Ecuador, hacia el oeste y el hermano o padre, además de tener una alta
este los Andes peruanos y bolivianos, res- relevancia en los apellidos de este pueblo (e.g.,
pectivamente, y hacia el sur hasta el centro Kalfuman = cóndor azul, Huenuman = cón-
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Figura 3. Templo del cóndor en las ruinas de Machu–Picchu, Perú (Julio 2008). Nótese en el interior
de la construcción unos agujeros en la muralla en donde los incas situaban momias para que el
cóndor las llevara al Hanan Pacha o mundo de arriba. En la parte baja, se observa la cabeza de
cóndor esculpida en el suelo, con el característico collarín y pico del ave (Fotografía. J.T. Ibarra).

dor del cielo, Manquelepi = pluma de cón- mapuche (Aillapan & Rozzi 2004). En len-
dor). En un trabajo etnográfico reciente, Rozzi gua mapudungun, el poeta mapuche Aillapan
et al. (2010) describen que el cóndor apare- se refiere al cóndor como un ave que es un
ce, dentro de la narrativa mapuche, como el Kimche o persona sabia, Norche o persona que
rey de las aves. El cóndor es un símbolo de la ama la justicia, Kumeche o persona bondado-
cordillera al llevar, además de su gran tama- sa y Newenche o persona gobernante
ño, el color blanco en su collar y parte dorsal (Aillapan & Rozzi 2004).
de las alas, que representa a la nieve, y el ne- En territorio argentino, el cóndor está
gro en casi la totalidad del cuerpo, que repre- asociado a las culturas que habitaron los va-
senta a la montaña de los Andes. Esta ave re- lles de Calchaquí desde La Rioja a Jujuy,
úne las virtudes cardinales de la cultura Catamarca y el noroeste argentino. Según
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Quiroga (1977), el motivo fundamental de la Como se deduce de los relatos ante-


religión de los calchaquíes es la lluvia. Ellos riores, el cóndor aún se mantiene como un
veneraban al suri, considerado el pájaro de la importante ícono de diversas culturas de los
tormenta o la nube que lleva el agua en su Andes. Por ejemplo, entre las naciones–Esta-
seno. Para Quiroga (citado en Gordillo 2000), do que forman el cordón andino, Colombia,
«el cóndor podría representar la oscura nube Bolivia, Ecuador y Chile, más los antiguos
de la tempestad, ya que en ocasiones ocupa Escudos de la Gran Colombia y del Perú, han
en la alfarería el lugar del suri y se la repro- incorporado al cóndor en sus escudos o em-
duce de manera semejante». Para este autor, blemas patrios (Fig. 4). Estos símbolos repre-
la terminología Kuntur lleva en la sílaba sentan los valores, historia y riquezas median-
«Kun» la idea de lluvia por asociación con la te los cuales una nación se identifica, además
divinidad Kun o Kon. de crear un sentido de pertenencia por parte
Para los aymaras, el cóndor o de sus habitantes.
Mallku sería la gallina de los achachila o
gentiles y estaría asociado al culto de las Medicina tradicional y economía local aso-
montañas (Grebe 1989). El cóndor repre- ciadas al cóndor. Para varios pueblos origina-
sentaría a los cuerpos celestes por su vuelo rios y del ámbito rural tradicional mestizo, el
alto y poderoso, y existiría una relación cóndor aparece siendo interpretado, manejado
metonímica entre el cóndor y la Cruz del y asociado a prácticas locales de curación y
Sur, la cual adornaría su cabeza durante su comercio (Castro & Romo 2006). Por ejem-
vuelo (Grebe 1989). También sería especial- plo, Palma (1982) señala que en varios pue-
mente valorado por los niños pastores de blos de los Andes se conocen las virtudes me-
esta etnia (Grebe 1984). dicinales de la sangre, corazón, pulmones y
Según un estudio etnográfico de Pal- plumas de esta ave, las cuales sólo se pueden
ma (1982) en la costa del Pacífico de Co- obtener a través del rito mágico. Según Olivares
lombia, entre los pescadores negros de «El (citado en Palma 1982), a partir de su corazón
Valle» se cuenta que «…antes en esta tierra seco y reducido a polvo, algunos pueblos
se habían sucedido tres mundos y el último andinos de Colombia tratan la epilepsia, ane-
en desaparecer fue arrasado por una tempes- mia y debilidad en general. A su vez, la sangre
tad de agua y fuego… El cóndor habría sido y los pulmones se habrían usado para comba-
el único animal que, gracias a que es el que tir la tuberculosis, y la mucosa del estómago
vuela más alto y vital, habría sobrevivido a para el cáncer de mamas. Las plumas, llevadas
las tempestades. El cóndor, por entonces el como adornos, se habrían usado frecuentemen-
más viejo de los animales con sus arrugas y te para tener la fuerza física y el poder para
su cabeza calva, habría visto nacer ante sus resistir enfermedades y malos espíritus.
ojos a nuevos seres sobre la tierra. El último Entre los aymaras se realizaban repre-
en llegar habría sido el ser humano». Palma sentaciones, tales como «El Milmul», que con
(1982) describe que entre los numerosos tes- gran fervor se llevaban a cabo en honor al
timonios recogidos en los pueblos andinos «cóndor curandero», el que se habría usado
de Ecuador y Colombia, el cóndor siempre para espantar males y enfermedades que azo-
se describe como el ave que vuela más alto y taban a las comunidades (Vellard 1954). Para
que sería el «cuidandero del Universo, por- la cultura Atacameña de los Andes del norte
que desde allá lejos lo domina todo con su de Chile, la carne de cóndor permitiría retar-
mirada». dar el envejecimiento (Castro 1986).
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Figura 4. Escudos de países–Estados americanos que han incorporado al cóndor andino como ave
nacional: (A) Bolivia, (B) Chile, (C) Colombia, (D) Ecuador, (E) Segundo Escudo de la Gran
Colombia (Estado que desde 1819 a 1831 incluyó a lo que hoy es Colombia, Venezuela, Ecuador,
Panamá, norte de Perú y noroeste de Brasil), y (F) Primera versión del Escudo Nacional del Perú
(diseño de 1820).

Muchas de las economías de los pue- hacia esta ave por parte de los pueblos que la
blos andinos se basan en el principio de reci- han representado. Existen algunas expresio-
procidad en el cual cada acción recién cumple nes que datan del período pre–colombino (tal
su sentido y fin en la correspondencia con una como las detalladas en la sección anterior; Fig.
acción complementaria, la cual mantiene el 5), y otras que se reproducen hasta la actuali-
equilibrio entre actores sociales (Estermann & dad en escenarios indígenas, no–indígenas,
Peña 1997). Por ejemplo, para la cultura rurales y urbanos de Sudamérica (Palma 1982,
aymara, el cóndor tendría el poder de favore- Vargas–Clavijo & Costa–Neto 2008). Un
cer y propiciar estas relaciones de reciproci- ejemplo de las manifestaciones tangibles son
dad, intercambio y transacciones comerciales las numerosas figuras artesanales que tienen
(Grebe 1989). Incluso a esta ave, una vez em- a esta ave como motivo central de sus crea-
balsamada, se le adorna con serpentinas, chaya ciones (Fig. 6a).
de carnaval, y se le introducen billetes en su Entre las expresiones intangibles aso-
pico con el fin de asegurar la buena fortuna y ciadas al cóndor, su importancia en el mun-
equilibrio en las transacciones (Grebe 1984). do andino se traduce ritualmente cada año
en la Yawar Fiesta (Yawar = sangre) en
El cóndor en el arte, festividades y uso ri- Apurimac, Perú. En esta festividad se des-
tual. El cóndor ha sido foco de manifestacio- ata una fuerte lucha entre un cóndor y un toro,
nes artísticas, tanto tangibles como donde el ave está atada al lomo del ungulado.
intangibles, que expresan una visión sensible Esta imagen reproduce la idea del cóndor
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Figura 5. Alfarería de sociedades precolombinas en las que aparece el cóndor: (A) Botella con asa
puente pintada. Cultura moche, Perú (100 a.C. – 800 d.C.) Colección mchap. (B) Jarro botella
modelada. Cultura nazca, Perú (0 – 700 d.C.) Colección particular. (C) Botella modelada cultura
moche, Colección mchap. Colección particular. (D) Vasija polícroma. Período desarrollos regionales
de Arica, Chile (900 – 1470 d.C.) Colección mchap (Fuente. http://www.educarchile.cl).

Figura 6. Expresiones artísticas contemporáneas donde el cóndor andino constituye un motivo central.
A. Artesanía a la venta en el Valle Sagrado, Perú (Julio 2008). B y C. Personaje–cóndor, de frente
(B) y de espalda (C), mientras ejecuta la danza representativa del vuelo en la Fiesta de La Tirana,
Chile (Julio 2006; Fotografías. A y C: J.T. Ibarra. B: A. Barreau).
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como un anunciante de la caída del imperio tra cordilleras, rompe la tierra y las funda…
incaico y, al mismo tiempo, simboliza el en- La morada de los cóndores es un lugar sobe-
frentamiento entre el mundo andino (antiguo rano instalada sobre el cielo de los sudame-
imperio inca), representado por el cóndor, y ricanos».
el conquistador español, representado en el El poeta mexicano Francisco Azuela
toro (Vargas–Clavijo & Costa–Neto 2008). demanda un sentido de justicia con la exis-
Otra festividad andina icónica corresponde tencia del cóndor y de las culturas precolom-
al carnaval de La Tirana que se celebra cada binas, y exalta la ética contenida en las
año en el mes de Julio en el norte de Chile. cosmovisiones amerindias en su poema «El
Miles de devotos se congregan cada año en cóndor de los Andes, víctima de sueños»
el desierto de Atacama y el personaje–cón- (2002): «El Illimani envía en el reflejo de su
dor forma parte fundamental de varios de los nieve, una vez más, su manto de amor a una
grupos de músicos y bailadores (Fig. 6 b,c). ciudad perdida, el cóndor se conmueve en su
El personaje–cóndor juega un papel simbó- propia ternura de siglos… ¿De qué color es
lico en las danzas que representan el vuelo. tu alma hombre–pájaro–cóndor?, ¿dónde
En esta fiesta religiosa, su inclusión expresa quedó el último aliento de tu sombra?, ¿dón-
además un elemento biocultural representa- de quedó tu pasado?, ¿dónde quedó tu Amé-
tivo del sincretismo de la cultura andina y rica con sus puertas al sol, con sus guerreros
católica española. de flechas en pedernal?... Cóndor de los An-
También dentro de las expresiones des infinitos, de patrias compartidas, silen-
bioculturales intangibles se encuentran la gran cio de luz en tu plumaje de esperanzas».
cantidad de cuentos, fábulas, poemas, odas y El cóndor adquiere en estos poemas
canciones que han encontrado al cóndor como un carácter de especie carismática o
protagonista. Son numerosos los autores que emblemática, que representa uno de los pa-
han dedicado al cóndor sus expresiones, mu- peles más importantes que ofrecen las espe-
chas de las cuales hacen mención al carácter cies bioculturalmente claves para los esfuer-
sudamericano, mítico y célebre de esta ave. zos de la conservación biológica y cultural en
Varias de estas obras construyen una identi- la actualidad (Arango et al. 2007). A fines del
dad sudamericana sincrética, con elementos siglo XX y comienzos del siglo XXI, unos
precolombinos y post–independencia, como 2000 años después de la cultura moche, los
ocurre en «El cóndor pasa» (1913), obra mu- poetas Manns y Azuela recuperan también la
sical tradicional de Daniel Alomía Robles. integración de lo cultural biológico, de lo
Esta pieza constituye una zarzuela dividida biofísico y simbólico, en una construcción del
en tres ritmos: un yavarí, un pasacalle y una continente americano en que con el hombre–
fuga de huayco, y ha sido declarada Patrimo- pájaro–cóndor y su morada instalada sobre el
nio Cultural del Perú por el Instituto Nacio- cielo de los sudamericanos, se vuelven a tejer
nal de Cultura (Vargas–Clavijo & Costa–Neto las suturas entre los co–habitantes humanos
2008). De forma similar, en un clamor de iden- y otros–que–humanos.
tidad cultural regional, el canto del escritor
chileno Patricio Manns (2012) describe: «Otro Diversidad biocultural y conservación del
cóndor desde el Illimani, mira el pico de cóndor andino
Aconcagua y se agita ante el gigante cual Desde la década de los 90‘, el campo
bandera americana… El cóndor no recono- de la diversidad biocultural se ha desarrolla-
ce más que la tierra profunda: Si no encuen- do en dominios tanto aplicados como teóri-
ARTICULOS 13

cos. El primero se ha relacionado, principal- TES debido a su acelerada declinación


mente, con el desarrollo y gestión local, así poblacional (BirdLife International 2011). En
como en la ética ambiental y los derechos Perú, el cóndor se clasifica como una especie
humanos (Maffi 2005). En el dominio teóri- amenazada, en Chile es considerada «Vulne-
co, los programas académicos y de investiga- rable», y en Colombia, Venezuela y Ecuador
ción exploran las intrínsecas e indisolubles se encontraría en «Peligro de Extinción»
relaciones que existen entre las diversidades (Glade 1988, Lieberman et al. 1993, Cuesta
biológicas y culturales, y procuran reparar la 2000, Koenen et al. 2000). Solamente en el
disociación existente entre las ciencias bioló- extremo sur del continente, en la eco–región
gicas y ciencias humanas en los programas subantártica de Magallanes y la Patagonia
académicos de la actualidad (Maffi 2001, chileno–argentina, el cóndor estaría «Fuera de
Rozzi 2003). En cuanto a la exploración teó- Peligro» (Venegas & Sielfeld 1998). La con-
rica del significado de especie biocultural cla- servación de esta especie representa un desa-
ve, es importante resaltar que no se refiere a fío muy relevante y, por ejemplo, hoy se lle-
una especie biológica per se, sino que se re- van a cabo programas de reproducción ex situ
fiere a un sistema biocultural complejo que y reintroducción de individuos en Chile, Ar-
depende tanto de una especie biológica, como gentina y Colombia (Lieberman et al. 1993,
de otros factores (e.g., otras especies, artefac- Pavez 2001, Jácome et al. 2005, Pavez 2011).
tos, historia, conocimiento y prácticas socia- Este trabajo enfatiza que la reducción
les), los que incluyen niveles de organización poblacional del cóndor andino conllevaría no
que van desde el nivel de especie hasta nive- sólo consecuencias negativas en un contexto
les más complejos de paisajes culturales ecológico, sino también en un contexto
(Platten & Henfrey 2009, Ibarra 2010b). En biocultural. Desde un punto de vista
este sentido, el cóndor andino no es solamen- ecológico, la extinción local de la especie
te una especie emblemática, sino que también podría desarticular la estructura de las tramas
es una pieza clave dentro de un complejo tróficas dentro de las comunidades biológi-
biocultural que integra a una especie biológi- cas andinas (Wallace & Temple 1987), resul-
ca, sistemas ecológicos y paisajes culturales tando en una pérdida de biodiversidad. Des-
completos, incluyendo sus particulares histo- de un punto de vista biocultural, la extinción
rias, prácticas sociales e identidad. local del cóndor conllevaría también la pér-
Desde la conquista española, la diver- dida de expresiones socio–culturales únicas
sidad biocultural sudamericana ha recibido que emergen continua e históricamente aso-
poca consideración e incluso ha sido negada ciadas a una especie bioculturalmente clave
en forma creciente (Rozzi 2003). A pesar de en Sudamérica. Esto acarrearía la pérdida de
la riqueza del sistema biocultural simboliza- valores culturales andinos, incluyendo aque-
do por el cóndor andino, actualmente esta es- llos heredados de los incas quienes venera-
pecie, los lenguajes y formas de vida de los ban a Viracocha, y de los mapuches quienes
pueblos originarios se encuentran severamen- admiraban a Mañke (Rozzi 2001). Nuestro
te amenazados. La distribución actual del cón- enfoque biocultural advierte que con una
dor se ha reducido dramáticamente debido a eventual extinción biológica del cóndor se
múltiples causas de origen antrópico (e.g. perdería también una parte esencial de la ri-
destrucción de hábitat, caza directa y envene- queza cultural neotropical y de los valores
namiento; Lieberman et al. 1993). Además, éticos contenidos en ella. Así, con la pérdida
esta ave se encuentra en categoría 1 de CI- de Mañke desaparecerían también las virtu-
14 ARTICULOS

des fundamentales de la sabiduría (kim), jus- tural de tipo colectivo y, por ende, patrimo-
ticia (nor), bondad (küm) y disciplina (newen) nial (Vargas–Clavijo 2009). De esta forma,
cultivadas por este rey de las aves no sólo es necesario recuperar y mantener
neotropicales (Rozzi 2011). expresiones patrimoniales del pasado, cómo
lo fue el cóndor andino, sino que este debe
CONCLUSIONES evolucionar y es preciso acrecentarlo: crear
Las interrelaciones entre el cóndor patrimonio. Al reconocer al patrimonio como
con las múltiples expresiones culturales pa- algo vivo, las aves en general, y el cóndor
sadas y actuales en Sudamérica se expresan andino en particular, tienen un enorme po-
en varios dominios culturales. El cóndor cons- tencial para ser incorporadas a las actuales
tituye un símbolo de identidad regional y de «redes patrimoniales» neotropicales. De este
sentido de pertenencia, además de un legado modo, nuevos elementos patrimoniales se po-
zoo–cultural que se remonta a las sociedades drían generar, pero también se podrían re-
que lo vieron volar para situarlo junto a construir elementos emblemáticos y especies
Viracocha. Algunas culturas andinas aún man- culturales clave dañadas o desaparecidas
tienen al cóndor como una especie (Garibaldi & Turner 2004).
bioculturalmente clave en ritos, mitos y arte-
sanía tradicionales, como también en el ima- AGRADECIMIENTOS.- Agradecemos el apoyo
ginario e identidad política y cultural de las de The Peregrine Fund y del Dr. Hernán
naciones–Estado sudamericanas. Vargas. Una primera versión de este trabajo
Para que el cóndor pueda seguir con- fue preparada para el curso «Conservación
viviendo con las diversas culturas andinas, es y Sociedad: diversidad biocultural y ética
necesario investigar en mayor profundidad las ambiental» (2007), organizado por el Insti-
indisolubles relaciones entre la diversidad bio- tuto de Ecología y Biodiversidad (IEB), Par-
lógica y cultural asociadas a esta especie. Esta que Etnobotánico Omora y Fundación Sen-
investigación permitirá identificar valores da Darwin. Agradecemos a Juan Armesto y
bioculturales, una ética ambiental, y conoci- a todos los estudiantes que participaron en
miento ecológico tradicional que pueden ser el curso y estimularon el diálogo alrededor
esenciales para implementar programas de con- del cóndor, ética ambiental y ecología. Agra-
servación del cóndor y su hábitat. Además, esta decemos los comentarios de Ricardo
perspectiva biocultural contribuirá a promover Figueroa, Alejandro Simeone y dos reviso-
la conservación integrada de su valor biológi- res anónimos, los que contribuyeron a mejo-
co y de su importancia como patrimonio zoo– rar versiones tempranas de este manuscrito.
cultural de Sudamérica. Como sugiere Vargas– Un especial agradecimiento a T. Altamirano,
Clavijo (2009), al reconocer, declarar y recrear C. Anderson, X. Arango, C. Bonacic, V. Cas-
las expresiones socioculturales asociadas a es- tro, E. M. Costa Neto, V. Escobar, E. Firmani,
pecies zoológicas se estaría no sólo protegien- L. Forero, N. Gálvez, S. Gordillo, S.
do a las poblaciones animales, sino que tam- McGehee, O. Ohrens, I. Rojas, G. Salazar y
bién se estaría protegiendo la identidad de po- M. Vargas–Clavijo, por sus valiosos comen-
blaciones humanas diversas. tarios durante distintas etapas de este traba-
En el momento en que la importan- jo. JTI y AB son apoyados por beca
cia biológica y cultural de una especie es re- CONICYT. FM y RR son apoyados por la
conocida, aprehendida, recreada y transmi- Iniciativa Científica Milenio (ICM, P05-
tida, ésta podría volverse un evento zoo–cul- 002), del Programa de Financiamiento Basal
ARTICULOS 15

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Apéndice 1. Definición y connotaciones bioculturales de tres conceptos filosóficos esenciales que


contribuyen a comprender la red de interrelaciones, ecológicas y culturales, que surgen entre el
cóndor (u otras aves) y los seres humanos. Las letras de los superíndices al final de cada celda
señalan referencias bibliográficas que desarrollan las definiciones, las relaciones bioculturales o los
ejemplos ofrecidos concisamente en este apéndice.

Concepto Definición Interfase biocultural Ejemplos

Epistemología Teoría del conocimiento Considera tanto al sujeto El laboratorio fundado por los
(= episteme, en griego), que conoce (incluyendo biólogos chilenos Humberto
investiga el cómo su lenguaje, sus Maturana y Francisco Varela se
conocemos aquello que llama «Laboratorio de Epistemo-
cosmovisiones y prácticas
conocemos. La logía Experimental», y ha
culturales, su biología y
epistemología comparada abordado la investigación de los
estudia los diversos tipos órganos sensoriales) modos de conocer de las aves y
de conocimiento, las como al objeto o sujeto de los seres humanos. Por
fuentes, las conocido (incluyendo sus ejemplo, sus estudios sobre la
circunstancias y los atributos biológicos, sus visión en colores han puesto la
criterios bajos los cuales hábitats, los tipos de atención en el papel central que
cada tipo de encuentro con el sujeto la visión tiene para en la
conocimiento resulta que conoce), y la percepción del entorno, tanto
cierto, en general de las operación del saber o para las aves como los seres
relaciones entre quien interrelación cognitiva humanos. Al mismo tiempo, han
conoce y quienes son que se establece entre enfatizado el papel determinante
conocidos.a ambos.b que el lenguaje humano
desempeña en el proceso de
conocer el mundo.c
Ontología La ontología indaga la Así como la ornitología El cóndor y los lobos marinos
estructura de la realidad. estudia las aves (= ornito, existen, y parecen haber
En términos aristotélicos en griego), la ontología existido, en el extremo austral
es «la ciencia del ente en estudia al conjunto de los de América, con antelación a la
tanto que ente» (ontos, entes (= ontos, en griego) llegada de los seres humanos a
en griego). Las aves, las y aquello que tienen de esta región. Una vez que los
personas humanas, las común en cuanto su humanos llegan, tanto los
aguas, los volcanes, los condición de ser. Tanto las cóndores como las poblaciones
números son entes, aves como los seres humanas de yaganes se alimen-
puesto que poseen algún humanos existimos. Esta tan de lobos marinos. Esto
tipo de ser. El punto de coexistencia nos rebasa establece un nexo biofísico,
vista ontológico indaga como un hecho primero, ecológico entre las especies. La
el carácter esencial anterior a todo otro cultura material y simbólica del
común en la existencia conocimiento. Una pueblo yagán expresa claramen-
de estos diversos seres.d aproximación biocultural te también las diferencias y
abre la conciencia sensible similitudes entre la conducta del
y racional hacia el ave carroñera y del hombre
fenómeno de la cazador de lobos marinos.f
coexistencia en la realidad
material y conceptual
(simbólico–lingüística), y
hacia las implicancias
éticas de esta cohabitación
biofísica y biocultural en
hábitats compartidos entre
aves y humanos.e
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Apéndice 1, continuación.

Concepto Definición Interfase biocultural Ejemplos

Metáfora Metáfora Los atributos de un ave El carácter metafórico que


La metáfora es una figura son identificados con los relaciona la conducta de aves
lingüística y del atributos de una persona, con la conducta humana queda
pensamiento que un grupo de personas contenido en palabras (por
transporta (phoros, en humanas, o lugares ejemplo, cachaña, un término
griego) el significado de habitados por aves y
que compara la habilidad de una
un término u objeto más humanos, entrelazando
finta futbolística con aquella de
allá (meta, en griego), las realidades biofísicas y
hacia otro concepto simbólico–lingüísticas en las fintas del vuelo del loro
emparentado u objeto esta metaforización cachaña), o en expresiones (por
denotado. A través del biocultural. El concepto ejemplo, este hombre es un
pensamiento analógico de especie clave surgió picaflor, que compara la
se interrelacionan primero en ecología, conducta del ave que va de
objetos o fenómenos que luego por analogía fue visita de flor en flor con el del
poseen atributos acuñado el término hombre que se enamora de
comunes. Un objeto especie cultural clave. En mujer en mujer) que caracterizan
material o simbólico se este ensayo proponemos la cultura chilena. La caricatura
describe o denomina a metafóricamente el de Condorito representa un
través de su semejanza concepto de especie personaje con aspecto de
con otro ser de biocultural clave, para
cóndor, pero que a la vez posee
referencia. La metáfora aquellas especies que
erstablece una cumplen un papel central, atributos de la personalidad e
semejanza, pero no una tanto ecológica como ingenio que caracterizan a un
identidad. Por lo tanto, culturalmente, en las tipo de hombre chileno.
no sólo no iguala un ser regiones donde habitan.h El linaje totémico de familias
con otro, sino que mapuches asociadas con los
también deja abierto el atributos del cóndor queda
espacio a la diferencia.g expresado en apellidos como
Mankecura. Los lugares que
proveen (o proveían) un hábitat
para el cóndor quedan
denotados por la cultura
mapuche en nombres como
Manquehue (hue o we = lugar;
cóndor = Manke, en
mapudungun).i

a
Los filósofos chilenos Ricardo Salas Astrain y Hernán Neira han elaborado enfoques epistemológicos que
contribuyen tanto a una epistemología multicultural como a una ética intercultural, que resulta muy valiosa
para la investigación etno–ornitológica y la conservación biocultural (Salas–Astrain 2003, Neira 2010).
b
En contraste con el énfasis tradicional de la epistemología en la relación entre sujeto (el observador o cono-
cedor humano) y objeto (el ave u otro «objeto de estudio»), Ricardo Rozzi enfatiza la relación de sujeto a
sujeto en la interacción entre seres humanos y aves (y otros seres vivos), no sólo por sus implicaciones
epistemológicas sino también éticas (Rozzi et al. 2008, 2010, 2012).
c
El libro el «Árbol del Conocimiento» de Humberto Maturana y Francisco Varela ofrece fundamentos bioló-
gicos y filosóficos para elaborar una epistemología biocultural (Maturana & Varela 1989).
d
El trabajo de la antropóloga chilena Ana María Bacigalupo ofrece una investigación ontológica práctica en
un contexto intercultural (Bacigalupo 1997).
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e
Véase Rozzi et al. 2010, Rozzi 2012.
f
La cultura material Yagán o Yámana fue documentada por europeos etnográfos, entre ellos Martín Gusinde
(1961), y más recientemente por arqueólogos franceses, chilenos y argentinos (Legoupil 1990, 1994, Orquera
& Piana 1999). El trabajo de la arqueóloga Cristina Lefévre es especial ente relevante para comprender las
relaciones dietarias entre los yaganes y las aves (Lefévre 1994).
g
En contraste con visiones prevalentes durante la segunda mitad del siglo XX que sostienen que las metáforas
no pueden formar parte del discurso científico, recientemente se ha propuesto que estas constituyen figuras
cognitivo–lingüísticas que forman parte de nuestros esquemas conceptuales y generan un agudo carácter escla-
recedor de lo abstracto, tanto en los ámbitos del pensamiento cotidiano como científico (Díaz 2006). Bajo esta
perspectiva, las metáforas no constituyen una expresión puramente lingüística, sino que representan una es-
tructura cognitiva fundamental de los seres humanos, y han desempeñado central en el desarrollo del pensa-
miento científico (Lakoff & Johnson 1980, Rozzi 1999, 2001, Pickett & Cadenasso 2002, Díaz 2006).
h
Véase el texto principal en este artículo, y los artículos pioneros del ecólogo de comunidades Robert Paine
(1969) y de los ecólogos humanos Sergio Cristancho y Joane Vining (2004).
i
El trabajo de la antropóloga Victoria Castro y la botánica Carolina Villagrán ilustra vastamente las interrelaciones
entre animales (y otros animales y plantas) y los nombres que el pueblo Mapuche da a lugares (Villagrán 1998,
Villagrán et al. 1999, Villagrán & Castro 2003, Castro & Romo 2006, Massardo & Rozzi 2004).

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