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GUÍA

Lengua y literatura

Estudiante: _____________________________________________________ Fecha: ____/____/2019

OBJETIVOS: Diferenciar los distintos tipos de viaje en la literatura.


HABILIDADES: Analizar temas de viaje en textos narrativos.
CONTENIDOS: Literatura, viaje, héroe.

Los Primeros indicios del teatro chileno se pueden encontrar durante la reconquista española. En esta época
(mediados del siglo XIX), mas específicamente en 1842, fray Camilo Henríquez funda el
denominado “movimiento literario y cultural”, dando así el primer paso para impulsar el desarrollo del
teatro nacional. Durante este periodo llegaron a Chile Argentinos y Venezolanos, entre ellos, Domingo
Faustino Sarmiento y Andrés Bello, que sostienen interesantes polémicas de orden ideológico y literario
con los intelectuales Chilenos, despertando la inquietud de la joven generación de entonces. Se funda así la
Universidad de Chile y numerosos establecimientos educacionales.
De este movimiento cultural, y de las inquietudes de los intelectuales chilenos, nacen dos corrientes
teatrales, las cuales son: El drama romántico y el costumbrismo. En este último estilo se encuentran las
raíces de nuestro teatro, y es a la vez, el movimiento teatral más importante de la historia del teatro Chileno.
Muchos autores destacan en esta época, fue una época muy productiva en cuanto a escritores y obras, pero
sobre todos ellos sobresale Daniel Caldera. Una de sus obras, “el tribunal de honor” un drama de dos actos
estrenada en 1887; esta obra es considerada una de las más representativas del drama romántico incluso
hasta esta fecha, durante muchos años, el teatro Chileno se cerró en espectáculos glamorosos, pero que poco
o nada representaban la idiosincrasia del chileno.

Ya en el 1900, el teatro Chileno comienza a creer en calidad y reputación. Entre 1913 y 1930 el teatro
chileno alcanza su máxima intensidad, la comedia glamorosa aristocrática que dominaba los escenarios
comienza a ver aparecer un teatro mucho más cotidiano, que hace al espectador rememorar sus experiencias
en el escenario, es así como aparecen autores que reflejan la cotidianeidad en sus obras. Antonio Acevedo
Hernández en 1913 Crea su icono llamado “el rancho”, además, crea más de 50 obras que enfrentan temas
legendarios, religiosos, sentimentales y obras costumbristas. Capto con propiedad partes de la idiosincrasia
y la realidad nacional. German Luco Cruchaga aporta poca cantidad de obras, pero de una gran calidad, en
1927, se estrena “la viuda de Apablaza”; todas sus obras son plenas de humanidad, la vida campesina con
sus tipos y temas desfilan en el teatro de Cruchaga. A fines de los 20, el teatro chileno comienza su
decadencia, el teatro ya nombrado comienza a perder fuerza y nace una nueva corriente, que mira desde
otro ángulo la realidad, así, nace el teatro social. Pero sus resultados solo podemos comenzar a verlos hacia
1938, desde ahí en adelante, el espectador comienza a sentirse identificado con las obras, ya que estas
reflejaban fielmente la realidad de la época.

En 1940, el teatro chileno entra en una crisis, ya que la juventud de la época comienza a buscar nuevas
formas, la misión era institucionalizar el teatro, hacerlo profesional (porque hasta esto era todo amateur),
crear un ambiente teatral. Es por esto que nace la necesidad de realizar un movimiento nuevo, que recoja los
adelantos del teatro mundial y le dé el carácter colectivo de espectáculo que tiene. Es así que en 1941 se
crea el teatro experimental de la universidad de chile (del cual se habla más adelante), bajo la
conducción de Pedro de la Barra, esta nueva institución, está destinada a mostrar el teatro clásico y
moderno, crear un ambiente teatral, entregar nuevos valores y crear un teatro escuela , para así poder
profesionalizar este arte. Dos años más tarde, y alentado por la iniciativa de la U. De Chile, surge otro
elenco-escuela importante, se trata del teatro ensayo de la Universidad Católica. Luego de esto, durante
muchos años, el teatro Chileno se pasea por obras clásicas, dando poca importancia al teatro puramente
chileno... hasta que bajo la iniciativa del teatro ensayo de la universidad Católica, en 1958 se comienzan a
estrenar obras nacionales; durante todo este proceso, y debido a los brillantes resultados obtenidos,
comienzan a formarse nuevos grupos en provincia, logrando los mismos objetivos y haciendo crecer
paulatinamente el ambiente teatral.

La permanente inquietud de los jóvenes, y la necesidad de abrir nuevos rumbos teatrales, hacen que muchos
estudiantes se retiren de las escuelas hasta ese momento formadas, y creen sus propias compañías buscando
libertad y nuevos estilos, de estos grupos, caben destacar dos: el ictus y la compañía de los 4 (se habla de
ellos más adelante).
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Estos grupos se dedican a trasgredir lo que hasta el momento era el teatro, creando y estrenando obras
trasgresoras y con estilos traídos desde Europa y estados unidos, el único problema es por supuesto, la
diferencia de presupuestos e infraestructura de estos teatros con las grandes escuelas “tradicionales”.
En esta época comienzan a aparecer nuevos autores que dejan grandes legados para el teatro chileno.
Fernando Cuadra es uno de los que inicia la actividad en su generación (los 50), entre sus obras podemos
destacar “La niña en la palomera”, que ya es un clásico del teatro chileno, y que además, fue inspiración
para una película de cine chileno.

Otro de los valores de la dramaturgia de la época fue Luis Alberto Heiremans, fallecido a la corta edad de
35 años, escribió una gran cantidad de obras, algunas de las más conocidas : “la jaula del árbol”, “moscas
sobre el mármol” y su obra póstuma “el tony chico”. El teatro norteamericano, por intermedio de O’Neill,
Miller y Williams, influyeron notablemente en los autores nacionales de esta época, logrando proyectar a
autores como Gabriela Roepcke, Egon Wolf, Alejandro Sieveking y Juan Guzmán Améstica. De estos,
Alejandro Sieveking, autor de extraordinaria fecundidad, mezcla obras con elementos folklóricos,
provincianos, realistas, poéticos y mágicos, ahondando siempre en el alma de los personajes; una de las
obras más importantes de Sieveking es “la remolienda”, un clásico del teatro Chileno en donde se narra la
visita de una ruda campesina y sus tres hijos a un pueblo, y la casualidad lleva a los personajes a una “casa
de remolienda” sin saber que esta es tal. Isadora Aguirre constituye un caso especial de la escena Chilena,
evoluciona desde un teatro liviano y pintoresco usando la fantasía y psicología, pasando por la comedia
musical folklórica como “la pérgola de las Flores”, hacia un teatro realista de temas sociales que ahondan
en temas de nuestra historia y realidad.

Jorge Díaz representa la vanguardia de esta generación, critico lucido y despiadado de su época y sociedad.
Su obra más importante fue “el cepillo de dientes”, una crítica muy fuerte a la incomunicación de la
sociedad chilena, sus obras son atemporales, y muy agudas. En los años 60, en el campo del teatro comenzó
a gestarse una alternativa. Uno de los hitos que marcó el comienzo fue, en 1957, la rebelión de un grupo de
estudiantes de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica. Los alumnos postulaban que la educación
teatral recibida les resultaba insatisfactoria y decidieron abandonar las aulas. Estos estudiantes, entre los
que figuraban Jaime Celedón y Germán Becker, constituyeron la base del Ictus, tal vez el más prestigioso
teatro independiente, al que luego se integraría el futuro dramaturgo Jorge Díaz, a la sazón estudiante de
arquitectura. A esta iniciativa se sumaron otros jóvenes que postulaban la existencia de un modelo teatral
autofinanciado. Y desde entonces quedaron establecidas las diferencias respecto a los teatros universitarios.
El costo de sus montajes resultó impensable para los independientes, cuya parafernalia del espectáculo fue
reducida. Eso significó también trabajar con una menor cantidad de gente que cumplía un número mayor de
funciones, lo que repercutió en un tipo distinto de piezas.

Los años setenta cambiarían toda la escena teatral del país, los eventos ocurridos en septiembre del 73,
quebrarían todo lo construido hasta el momento en el arte chileno, los artistas comenzaran a ser perseguidos
por la dictadura, haciendo cada vez más difícil el funcionamiento de todas estas instituciones. En lo que
concierne al teatro, de pronto pareció que todo lo que se cultivó durante los tres decenios precedentes, todo
esto estaba a punto de ser arrancado de cuajo, por razones que tienen que ver con la esencia del quehacer
escénico, con su socialismo necesario, ya que no hay ni puede haber teatro sin la interacción comunitaria,
sin el contacto personal, históricamente localizado entre actores y público, por estos motivos comenzó la
persecución de la gente del oficio actoral, y en la más amplia gama, la palabra persecución abarca desde la
designación en lista negra, o sea, desde el desaparecimiento profesional y más o menos transitorio, hasta el
asesinato puro y simple, o sea, el desaparecimiento físico y definitivo.

Se sabe que las listas negras circularon desde temprano el gobierno por las gerencias de radios y televisión
prohibiendo terminantemente que se le diera trabajo a cualquiera de sus individuos que en sus folios
aparecían. Incluso hubo artículos aparecidos en la prensa identificando a personas por sus nombres y
apellidos y pidiendo para ellas “...sanciones y rendición de cuentas...” es por esto que cada día que pasaba,
el trabajo teatral construido hasta ese momento, estaba siendo destruido. Desde el mismo día del golpe, la
actividad teatral fue golpeada, los atentados comenzaron desde el mismo día del bombardeo a la moneda,
ese día, en el bombardeo, también fue destruida la escuela de teatro de la universidad de chile, destruyendo
así el icono del trabajo gremial teatral. Desde ahí en adelante, los ataques al teatro continuaron, en la noche
del 11 de enero de 1977, una semana después de debutar “hojas de parra”, una obra muy crítica social y
política, se comenzaron a recibir visitas de inspectores municipales y policiales que objetaban el lugar por
motivos sanitarios, extrañamente, el teatro-carpa del grupo la feria se consumió entre las llamas. Los
culpables no aparecieron jamás y tampoco se hizo el esfuerzo de encontrar a los culpables.

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Situaciones así se sucedieron durante esta época, donde el teatro se volvió cada vez más críptico, tratando
de ocultar los verdaderos mensajes que entregaba a la gente tras grotescas funciones, muchos artistas y
gente de teatro fue encarcelada durante esta época. Según la revista inglesa theatre quarterly, en el año
1975, 35 personas ligadas al teatro estaban o habían estado presos políticos, entre ellos estaban Marcelo
Romo, uno de os brillantes actores de la época, Aquiles Sepúlveda, director del teatro de la chile, Pancho
morales, Iván San Martin, Coca Rudolphy y Hugo Medina, estos dos últimos fueron expulsados del
territorio nacional formaron el teatro popular chileno en Inglaterra. Es por esto que todos los grupos de
teatro empezaron a hacer vaudevilles para así ocultar los mensajes y criticas políticas. El teatro fluyó así
durante la dictadura militar, funcionando de manera oculta, o haciendo obras de poca monta, y tratando de
entregar información y critica de manera criptica, ocultada por la simplicidad del mensaje de comedias y
obras que eran permitidas por el gobierno militar.

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