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Administrativo - Modulo 1
Administrativo - Modulo 1
administrativa del
estado
Derecho
Administrativo
La función administrativa del
estado
El principio de división de poderes fue una creación que surgió como una
propuesta para poner límite al poder absoluto. Autores como Locke y
Montesquieu introdujeron esta teoría años antes de la creación del estado
de derecho.
FUNCIÓN ADMINISTRATIVA:
C) Otras teorías
FUNCION EJECUTIVA:
FUNCION DE GOBIERNO:
FUNCIÓN JUDICIAL:
del Estado y no los distintos Poderes del Estado, pues el poder es uno sólo y
radica en el Estado, en cambio, las funciones son distintas como también los
función.-
Esta función dicta normas jurídicas que regulan las conductas tanto de las
personas jurídicas como de las personas físicas, y esas normas son generales e
permanente, y es por ello que esta función no se puede interrumpir por huelgas ni
por lock out que realicen las empresas a cargo de la prestación de los servicios
públicos.-
1
Sánchez Viamonte, Carlos: “Manual de Derecho Constitucional”, Bs.As. 1958, pág. 247 y ss
2
Bidart Campos, German J.: “Derecho Constitucional”, Bs.As.1964,t.I, pág. 705 y ss.
Esta función administrativa puede ser ejecutada por cualquiera de los
tres órganos, y al respecto enseña Lascano 3 que el Poder Judicial realiza función
pública para contratar algún servicio, sino también en el caso de los denominados
contienda entre dos o más personas que pretendan tener el mismo derecho.-
tradicional del carácter administrativo de estos actos y decir que si bien ellos no
resolución de una contienda entre partes) o legislativo, en otro (en cuanto no son
normas generales), deben con todo asimilarse a los actos de tal carácter, por su
gran similitud formal con ellos, y por la aplicación que reciban de igual régimen
jurídico.”4
dos partes media un conflicto de intereses, para resolver dicho conflicto como
3
Lascano, David: “Jurisdicción y competencia”, Bs.As. 1941, pág. 31 y ss
4
Gordillo, Agustín: “Tratado de Derecho Administrativo”, Bs.As., 5ta. Ed. Parte General, t.1, IX-
49/50.
5
Lascano David: ob. cit. pág. 29 y ss
Esta teoría es aplicada en nuestro país, ya que los tres órganos realizan las
etc...-
actividad a su cargo 6 .-
órganos debe juzgar la conducta de sus empleados a los fines de aplicar una
sanción, previo sumario con posibilidad de audiencia y prueba por parte del
Juzgados Municipales de Faltas8 . Debo aclarar que la resolución que se dicta con
motivo del ejercicio de esta función puede ser revisada por el órgano judicial
Es indudable entonces que cada uno de estos órganos del Estado puede ser
considerado como una institución distinta de los otros, que tiene cierta
6
Gordillo, Agustín: “ob.cit. ,5ta. Ed. t.1, Parte General, IX-16 sostiene que la función legislativa
en estricto sentido jurídico, es únicamente realizada por el Poder Legislativo, ya que la define
como “El dictado de normas jurídicas generales hecho por el Congreso.”
7
Legón, Faustino J.: “Tratado de Derecho Político General”, Bs.As. 1961, Tomo II, pág 584
8
Gordillo, Agustín: ob.cit., t.1, IX-18, dice: “...que la administración no ejerce en ningún caso
función jurisdiccional, y que si sus actos se parecen en alguna hipótesis, por su contenido, a los de
aquella función, no tienen sin embargo el mismo régimen jurídico; esto es, que la administración
no realiza función jurisdiccional.”
9
Cassagne, Juan Carlos: “Derecho Administrativo”, Bs. As. 5ta. Ed. t.I, pág.91.
autonomía, y tiene atribuciones constitucionales para actuar en lo interior con el
Esta teoría ha sido desarrollada por Duguit 11 quien considera que para
de los actos y, por ello, el Estado ejerce la función legislativa, cualquiera sea el
órgano que interviene, todas las veces que produce actos – reglas, todas las veces
teniendo en cuenta el órgano del que emana la función, y para esta teoría, la
Montesquieu en su conocida obra “El espíritu de las leyes” que sostenía que el
que hace las leyes no sea el mismo que las aplique, ni el que las ejecute; el que
Monarca tenía las tres funciones, y con el transcurso del tiempo se separa primero
10
Romano, Santi: “Principii di Diritto Costituzionale Generale”, Milano 1946, pág. 175 y ss
11
Duguit, Leon: “Traitée de Droit Constitutionel”, Paris 1928, Tomo I, pág. 106 y ss
12
Duguit, Leon: ob. Cit. Tomo I. Pág. 328
la función jurisdiccional, y con posterioridad la función legislativa. Por eso se
residual14 , porque era la función estatal que no era legislación ni justicia15 . Esta
sentido formal como en el material y, por ello, los reglamentos internos que
funciones legislativas.-
diferencia está dada por la distancia que existe entre una función y la
13
Ducrocq, Th.: “Cours de Droit Administratif”, Paris 1897, t. I, pág. 29y ss.
14
Fleiner, Fritz: “Instituciones de Derecho Administrativo”, Barcelona 1933, pág. 7 y ss
15
Merkl, Adolfo: “Teoría General del Derecho Administrativo”, Madrid 1935, pág. 16 y ss
16
Stein, L.: “La Scienza de la Pubblica Amministrazione”, Torino 1897, págs. 3 y ss..
17
Merkl, Adolfo:, ob., cit., págs. 184 y ss.
Sostiene también, que la función administrativa en muchos casos, es
Constitución.-
acto administrativo puede ser individual o concreto, o puede ser general, como es
el reglamento.-
la teoría que sostiene que los reglamentos son ejemplos de función normativa o
prescindencia del órgano del que emane, y por ello, para esta teoría, todo acto que
tenga forma de ley, será actividad legislativa aunque se trate de un acto individual
República, por ejemplo. En este caso, considero que estamos en presencia de una
administrativo que tiene forma de ley, ya que soy de opinión que el acto
administrativo puede emanar de cualquiera de los tres órganos del Estado, y por
18
Bielsa, Rafael: “Derecho Administrativo”, Bs.As. 1947, t.I, pags. 115 y ss.
19
Marienhoff, Miguel S.: “Tratado de Derecho Administrativo”, Bs.As. 1966, Tomo II, pág. 406
20
Gordillo, Agustín: “Ob. cit., 5ta. Ed. t.1, Parte General, IX-9, enseña que la potestad
reglamentaria de la Administración integra la función administrativa.
21
Altamira Gigena, Julio Isidro: “Acto administrativo y legitimidad”, en Revista La Ley Córdoba,
Año V, mayo de 1988, Nro. 5, págs. 367 y ss.
lo tanto, está sujeto al control del órgano judicial por la vía contencioso
administrativa22 .-
dicho acto.-
como bien destaca Villegas Basavilbaso23 la forma con que se revisten los actos
normativa, y la jurisdiccional.-
por ello que la denominación del Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder
poder pueden distinguirse por su naturaleza, y por ello pueden ser diferenciadas
22
Art. 1°, Ley 7182 de Cba. que regula el procedimiento contencioso administrativo.
23
Villegas Basavilbaso, Benjamín: “Derecho Administrativo”, Bs.As. 1949, Tomo I, pág. 34 y ss
24
Villegas Basavilbaso, Benjamín, ob.cit. Tomo I, pág. 38
25
Villegas Basavilbaso, Benjamín, ob. cit. Tomo I, pág. 7
26
Jellinek, G.: “Teoría General del Estado”, Madrid 1914, Tomo II, pág. 299 y ss
En nuestro país con posterioridad al año 1989, en que se dictó de la Ley
de Reforma del Estado Nro. 23.696, se crearon –algunos por ley y otros por
decreto- los Entes Reguladores de los servicios públicos, quienes realizan función
administrativa. 27
administrativo.29
27
En Córdoba, el Capítulo 4 de la Ley 8835 crea el Ente Regulador de los Servicios Públicos
(ERSEP) y regula sus funciones. El art. 33 dice: “Las resoluciones del ERSEP causan estado y
entiéndese que agotan la vía administrativa, sin necesidad de recurso alguno, pudiendo ser materia
de acción contencioso administrativa en los plazos y con los procedimientos fijados en la Ley
Nro. 7182 o en el cuerpo legal de la materia que la sustituya.”
28
En Córdoba, las Cámaras Contencioso administrativas se han declarado competentes para
conocer y resolver las causas en las que los profesionales (abogados, médicos, etc.) impugnaron
las resoluciones sancionatorias emanadas de los distintos Colegios Profesionales. Esas
resoluciones han sido consideradas actos administrativos y, por lo tanto, el Tribunal analizó los
elementos esenciales de dicho acto.-
29
Ver por ejemplo las sentencias Nro 48/00 y Nro. 123/00 del Tribunal Superior de Justicia,
entre otras.
público cuando realizan función administrativa, y las resoluciones que adoptan
son también actos administrativos, que pueden ser controlados por el órgano
es útil para caracterizar al acto administrativo, sino también para determinar cual
Derecho
Administrativo
Sujetos de la función administrativa
La organización Administrativa.
Definición
Principios de la organización.
Ya dijimos que la organización tiene por objetivo gestionar y administrar
sus propios bienes en beneficio de terceros, ahora, en su funcionamiento la
organización administrativa se encuentra regida por principios, éstos son
los que permiten que una estructura sumamente importante y burocrática
como la del Estado pueda funcionar en forma correcta y ordenada y la
inobservancia de estos principios en muchos casos determina una accionar
ilegítimo de la Administración que se encuentra sancionado por la ley.
Jerarquía. Definición.
Otro de los principios fundamentales de la organización administrativa es
el de jerarquía, ésta surge de la relación piramidal que existe entre órganos
de una misma persona jurídica, en donde el órgano de mayor jerarquía se
encuentra en la cúspide de esta pirámide y el de inferior jerarquía en su
base, esto es lo que denominamos la línea jerárquica, en tanto que el
grado es la posición que cada uno de los órganos ocupa en esa línea.
Esta jerarquía está dada a fin de establecer una ordenación de todos los
órganos integrantes de la persona jurídica estatal, con el objeto que a
través de relaciones de subordinación y supremacía pueda funcionar
correctamente el complejo aparato del Estado en su conjunto, en estas
relaciones los órganos superiores disponen del poder jerárquico para
dirigir, ordenar e inspeccionar la conducta de sus inferiores. En definitiva
como dice Diez en su obra, la Jerarquía es poder y la función jerárquica es
el ejercicio efectivo de dicho poder.
Relaciones interorgánicas.
Si bien los órganos como tales no cuentan con personalidad jurídica propia,
ello no importa que no existan relaciones entre los distintos órganos que
integran la Administración Pública, estas relaciones se llaman
interorgánicas y se clasifican según su contenido en a) de colaboración
(v.gr. propuestas); b) de jerarquía ( órdenes); c) consultivas (dictámenes
emitidos por los distintos servicios jurídicos); d) de control ( que pueden
ser tanto dentro del mismo órgano a través de las unidades de auditoria
interna o en forma externa por otro órgano como pueden ser la SIGEN o la
Auditoria General de la Nación.).
Concentración y
desconcentración.
La concentración y desconcentración son conceptos que se relacionan con
el ejercicio del poder del Estado, son técnicas de agrupamiento o
distribución de competencias entre los órganos de la Administración
Pública. Ambos constituyen principios organizativos que se verifican en el
marco de una misma persona jurídica pública estatal.
Centralización y descentralización
Centralizar importa asumir la totalidad de las decisiones en los órganos
superiores de la organización, en tanto que la atribución de personalidad
jurídica a un organismo estatal al cual se le asignan funciones y
competencias ya existentes, constituye un presupuesto de la
descentralización administrativa.
La Constitución Nacional, establece en sus artículos 5°, 121; 122 y 123 los
principios fundamentales que rigen la organización de las Provincias,
quienes como entes autónomos pueden dictarse sus propias leyes, darse
sus propias instituciones, elegir sus propias autoridades y administrar sus
recursos. La única limitación que exige la Constitución Nacional es que
necesariamente deben garantizar la forma representativa y republicana de
gobierno.
Sin embargo debe quedar claro que la región, no constituye una forma de
descentralización del poder de las Provincias, sino como dice el Dr. Barrera
Buteler en su obra ―Provincias y Nación, son una instancia de
concertación de políticas entre las Provincias con caracteres e intereses
comunes que les permita coordinar entre si el ejercicio de sus poderes
conservados y concurrentes y éstos con los que ejerce el gobierno federal
en las materias que les afectan.
Principios constitucionales.
Los principios constitucionales que rigen el empleo público, se encuentran
insertos fundamentalmente en el art. 14 Bis de la C.N., sin duda alguna el
más importante es el derecho a la estabilidad en el cargo de que gozan
empleados del Estado.
Naturaleza de la relación de
empleo público.
A lo largo de la historia podemos decir que la doctrina no ha sido uniforme
al respecto, así en un primer momento la discusión se planteó en si la
relación existente era de derecho público o de derecho privado y superado
este conflicto las dos teorías principales discurren en si se trata de una
relación estatutaria o contractual.
Por último con el avenimiento del Estado de Derecho apareció la teoría que
consideraba la relación como contractual que es la actualmente predomina
entre los tratadistas y es la que aceptamos aquí también. Para esta teoría
lo importante no sólo es el acto de designación del agente, sino también el
de aceptación por el cual este se compromete a cumplir la función legal y
fielmente. Con lo que aquí existe una clara relación bilateral que es lo que
da inicio al contrato de empleo público.
Formación de la relación de
empleo público.
Nacimiento.
Según Marienhoff el ingreso a la función pública puede ser en forma
voluntaria o forzosa y dentro de la primera a su vez regular o irregular.
Una derivación de este deber es que, en caso de renuncia del agente, éste
debe continuar prestando tareas hasta tanto le sea aceptada su dimisión,
ya que si no lo hace incurre en responsabilidad administrativa, patrimonial
y penal.
Escalafón, podríamos decir que es una norma emitida por el Estado y/o
que surge de un CCT que tiene por objeto regular los cargos, categorías,
clases, funciones, sueldos, condiciones para el ascenso, la forma de
encasillar al personal, etc.
El funcionario de facto y el
usurpador.
El funcionario de facto es aquel que ha ingresado a la Administración en
forma irregular por no reunir la totalidad de los requisitos que exige el
ordenamiento para la designación, v.gr. no reunir las condiciones legales,
designado mediante acto inválido, etc. es decir que es lo contrario a lo que
anteriormente dijimos que es el funcionario o agente ingresado
regularmente a la Administración.
En tanto que el usurpador, es aquel que llega al cargo por voluntad propia,
generalmente ejerciendo dolo o violencia, y que en consecuencia su objeto
no es la satisfacción del interés general sino el suyo propio.
Bibliografías de referencia
la administración pública
Sumario
1. Concepto de órgano.......................................................................V-1 / 109
2. El órgano y el ente a que pertenece..............................................V-2 / 110
3. El órgano y el funcionario.............................................................V-2 / 110
4. La actuación del órgano................................................................V-3 / 111
5. El criterio jurisprudencial............................................................V-4 / 112
6. La competencia..............................................................................V-5 / 113
7. Distinción de la competencia........................................................V-6 / 114
8. Clasificación de la competencia....................................................V-7 / 115
1º) En razón de la materia..........................................................V-7 / 115
2º) En razón del territorio..........................................................V-8 / 116
3º) En razón del tiempo...............................................................V-8 / 116
4º) En razón del grado................................................................V-9 / 117
a) Centralizada.....................................................................V-9 / 117
b) Desconcentrada.................................................................V-9 / 117
c) Descentralizada.................................................................V-9 / 117
9. Delegación.................................................................................... V-11 / 119
10. Admisibilidad de la delegación.................................................V-14 / 122
11. Conveniencia de la delegación...................................................V-16 / 124
12. La avocación.............................................................................. V-17 / 125
13. La jerarquía...............................................................................V-18 / 126
14. Principales tipos de órganos.................................................... V-20 / 128
a) Ministros y Secretarios de Estado...................................... V-20 / 128
b) El Procurador del Tesoro de la Nación.................................V-22 / 130
c) Direcciones Generales...........................................................V-22 / 130
Capítulo V
1. Concepto de órgano
1
Ampliar y comparar en T revijano Fos, José A ntonio, Principios jurídicos de la organización
administrativa, Madrid, 1957; Silvestri, Enzo, L’attività interna della pubblica Amministrazione,
Milán, 1950; F ranchini, F laminio, La delegazione amministrativa, Milán, 1950; Foderaro, Sal-
vatore , La personalità interorganica, Padua, 1957; Dagtoglou, P rodromos , Kollegialorgane and
Kollegialakte der Verwaltung, Stuttgart, 1960; Gargiulo, Ugo, I collegi amrninistrativi, Nápoles,
1962; Santi Romano, Decentramento amministrativo, en Scritti minori, t. II, Milán, 1950, p. 11 y ss.;
Méndez , A paricio, La teoría del órgano, Montevideo, 1949; Eisenmann, Charles, Centralisation et
decentralisation, París, 1948; Fazio, Giuseppe, La delega amministratica e i rapporti di delegazione,
Milán, 1964; Lucifredi, Roberto y Coletti, Giuseppe, Decentramento amministrativo, Turin, 1956;
M arienhoff, Tratado de derecho administrativo, t. I, Buenos Aires, 1965, p. 489 y ss.; Diez , Dere-
cho administrativo, t. II, Buenos Aires, 1965, pp. 63 y ss.; Sayagués L aso, E., Tratado de derecho
administrativo, t. I, Montevideo, 1953, p. 178 y ss., 205 y ss.
2
En este sentido ver nuestra Introducción al derecho administrativo, op. cit., 1ª ed., p. 10 y ss.;
Villegas Basavilbaso, op. cit., t. 2, p. 530 y ss.; ver también T revijano Fos, José A ntonio, Principios
jurídicos de la organización administrativa, Madrid, 1957, p. 88.
V-2 derecho administrativo de la economía
b) Según otros autores, el órgano sería en realidad la suma de los dos elementos
anteriormente mencionados; comprendería el cúmulo de las funciones individua-
lizadas y la o las personas llamadas a ejercerlas.3 Nosotros adoptaremos aquí
el primer concepto, pues permite diferenciar más precisamente los derechos y
deberes del ser humano llamado a desempeñarse en la función.
Pero tanto si se adopta uno u otro concepto de órgano, las consecuencias prácticas
no varían: En ambos casos nos estamos refiriendo a una construcción jurídica
en virtud de la cual imputamos a la asociación o corporación o entidad estatal,
la voluntad de un ser humano manifestada dentro de un marco determinado,
propio del ente.
El órgano, precisamente por ser un medio para imputar una actuación o una
voluntad al ente del cual forma parte, no constituye una persona diferenciada
del mismo, sino que se confunde como parte integrante de él: No tiene, pues,
derechos o deberes diferenciados de los derechos o deberes del ente del cual se
desprende; su voluntad no es diferenciable de la voluntad de la organización a la
cual pertenece, precisamente porque la voluntad a través de él expresada es en esa
medida la voluntad de la organización. Ello no quita que puedan eventualmente
existir votadas contrapuestas entre órganos de un mismo ente, pues el ente, en
cuanto ejercita una función, se puede contraponer a si mismo en cuanto ejercita
una función distinta; puede hallarse en contraste consigo mismo por el ejercicio
de actividades diversas.4
3. El órgano y, el funcionario
Diferenciando como lo hicimos entre órgano físico y órgano jurídico, resultará que
las consideraciones precedentes son especialmente aplicables al órgano jurídico,
el cual se integra y confunde con el ente al cual pertenece, sin tener una voluntad
o una personalidad independiente de él.
No ocurre lo mismo con el órgano físico, esto es, la persona física llamada a
ejercer la función que constituye el órgano jurídico. El funcionario, en efecto, tiene
dos voluntades y dos situaciones distintas según sea el modo de su actuación:
a) Su voluntad en cuanto persona y sus derechos y deberes en cuanto funcio-
nario frente al Estado, y
b) su voluntad orgánica, en cuanto desempeña la competencia estatal.
3
En esta orientación Silvestri, Enzo, L’attività interna della publica Administrazione, Milán,
1950, p. 8 y ss.; Sayagués L aso, op. cit., t. I, p. 181; M arienhoff, op. cit., p. 493.
4
Silvestri, op. cit., pp. 17-8; M arienhoff, “Actividad interorgánica. Relaciones interadministra-
tivas,” JA, 1962-III, pp. 77 y ss., sec. doctr.; nuestro libro Procedimiento y recursos administrativos,
op. cit., p. 67.
110
v. los órganos del estado V-3
Dado pues que el órgano físico puede actuar como titular del órgano jurídico —
caso en el cual su voluntad se considera como la voluntad estatal— o fuera de la
función que se le ha asignado, como sujeto de derecho diferenciado del Estado,
interesa saber qué criterio habrá de seguirse para establecer cuándo el funcio-
nario actúa como órgano del Estado y cuándo no. Para establecer esa diferencia
existen básicamente dos criterios:
1º) Un criterio subjetivo: Que toma en cuenta la finalidad perseguida por el
funcionario al actuar. (Esto es, si entendió actuar en su calidad de órgano del
Estado, o privadamente.)
2º) Un criterio objetivo: Que prescinde de la motivación psicológica del fun-
cionario y atiende objetivamente a lo que ha realizado. Este criterio, que es el
prevalente, presenta a su vez dos variantes:
a) En una posición, que es la que a veces adopta la legislación civil, se estima
que el órgano físico ha actuado como órgano jurídico de la institución siempre que
haya actuado dentro del límite de sus atribuciones legales, esto es, siempre que
haya actuado legítimamente, respetando la competencia que le ha sido otorgada
y en general las regulaciones establecidas para el desempeño de sus atribuciones.
En este primer concepto, la legitimidad del acto es el factor que decide la cuestión:
Si el acto producido es legítimo, entonces ha sido dictado “dentro de las atribucio-
nes legales” del órgano, y debe imputárselo al Estado; si el acto es ilegítimo, por
haber sido emanado con incompetencia, etc., entonces se encuentra fuera de las
atribuciones legales del órgano y no puede imputárselo al Estado, debiéndoselo
considerar como un acto personal del funcionario. Este es el criterio que tiene,
por ejemplo, el artículo 36º del Código Civil argentino.
b) En una segunda posición, propia del derecho público y generalmente preva-
lente en éste, se considera que la legitimidad del acto no es el elemento primordial
para decidir si él es o no un acto estatal por haber emanado de un órgano suyo;
se entiende, en cambio, que debe atenderse únicamente a la apariencia externa
del acto o hecho, a su reconocibilidad exterior como un hecho o acto propio de la
función atribuida al órgano, haya sido ella ejercida regular o irregularmente. De
111
V-4 derecho administrativo de la economía
este modo, basta con establecer que la actuación del funcionario se ha referido a
un tarea que era propia de su función, para decidir que ha actuado como órgano
jurídico del Estado, y que por lo tanto su acto no es un acto privado suyo sino
un acto del Estado; esto es así, repetimos, sea que su acto o hecho sea regular o
irregular, legítimo o ilegítimo.
Es por ello que se puede luego hablar de “actos administrativos nulos,” o “actos
administrativos anulables,” etc., lo cual supone que se trata de un acto estatal
—par lo tanto producido por un órgano suyo viciado, ilegítimo; ello sería una
contradicción si se adoptase el criterio anterior, en el cual sólo el acto legítimo
podía ser considerado como dictado dentro de la función del órgano.
En suma, comparando la amplitud respectiva de los tres criterios enunciados
(el subjetivo, y los dos objetivos), se advierte que ella es creciente, y que es dentro
del último de los criterios indicados donde mayor será el número de actos y hechos
que se imputarán al ente del cual el órgano forma parte:
5. El criterio jurisprudencial
112
v. los órganos del estado V-5
cuales se ordenaron las licitaciones...”6 Desde luego, el acto o hecho debe reunir
ciertas condiciones para poder ser considerado como realizado en ejercicio de las
funciones del agente; ya no se dirá que el acto debe ser legítimo o dictado con
competencia, pero se afirmará que “debe haberse cometido por el dependiente en
ejecución de las tareas a su cargo, dentro de los límites y objeto aparente de las
mismas.”7 En definitiva, debe considerarse sólo la apariencia externa del acto o
hecho, para determinar si él es imputable a la función.
Señala A lessi en este sentido que “basta que aparezca formalmente presentado
como una exteriorización de las funciones propias del cargo;” “que la determinación
volitiva del órgano esté dirigida, al menos por lo que resulta de su apariencia
exterior, a un fin propio del ente;” que presente “un mínimo de reconocibilidad
exterior;”8 es decir, que si el acto aparece externamente reconocible como un acto
propio de la función, sea ésta bien o mal ejercida, “confidencialidad o sin ella,”9
o en un cumplimiento “defectuoso,”10 como dice la Corte Suprema, igualmente el
acto es imputable al ente.11
6. La competencia
6
Fallos, 160: 381, Gasull, 1931.
7
Fallos, 194: 170, 172, Rodríguez, Enrique, 1942.
8
A lessi, Renato, La responsabilità della Pubblica Arnministrazione, Milán, 1955, 3ª ed., pp.
50 y 51.
9
Fallos, 203, 30, 43, Rabanillo, 1945.
10
Fallos, 196: 101, 108, Belleza, 1943. Dijo aquí la Corte Suprema: “La circunstancia de que el
accidente sobreviniera en el curso del cumplimiento tardío y defectuoso de la orden impartida al
dependiente no exime al principal. Por el contrario, la responsabilidad... supone generalmente el
desempeño incorrecto de las tareas encomendadas a aquél,” p. 108.
11
Ampliar todo lo referente a la problemática de la imputación de un hecho al Estado, en el
capítulo correspondiente a la responsabilidad de éste.
12
Sayagués L aso, op. cit., p. 183.
113
V-6 derecho administrativo de la economía
de los órganos no se presume y debe estar expresamente otorgada por una norma
jurídica para que pueda reputársela legalmente existente.13
Por lo demás, uno de los principios básicos que tradicionalmente rigen a la
competencia es el de que la misma es inderogable, o improrrogable, esto es, que
no puede ser renunciada ni extendida sea por acuerdo entre las partes privadas,
o entre ellas y la administración.14
Este principio general puede ser objeto de excepción en los casos de avocación y
delegación, a los cuales nos referiremos más adelante; pero conviene destacar aquí
que el rigorismo del principio de la inderogabilidad de la competencia es aplicable
estrictamente sólo cuando la competencia de que se trate ha sido otorgada en
forma exclusiva al órgano. En efecto, pueden presentarse algunas variantes en
cuanto a la forma en que el ordenamiento jurídico puede otorgar la competencia:
a) Puede la ley otorgar competencia alternativa a dos o más órganos, de modo
que cualquiera de ellos pueda dictar los actos propios de esa competencia. Esto
puede presentarse en forma incondicionada, esto es, no sujeta a condición alguna,
de modo tal que cualquiera de los órganos puede en cualquier momento ejercer la
competencia, y habiéndola ejercido uno no la puedan ya en ese aspecto ejercer los
otros; o puede presentarse en forma condicionada, o sea, que uno de los órganos
ejerce normalmente la competencia, pero, dándose determinada condición, la
pasa a ejercer el otro, como sería el caso de la suplencia.15
b) Tampoco es de aplicación estricta el principio de la inderogabilidad de la
competencia cuando ella no es originaria sino derivada, esto es, cuando no ha
nacido de una directa atribución legal de funciones al órgano, sino, por ejemplo,
de una delegación hecha al inferior por el órgano superior titular originario de
la misma: En este caso el superior puede en cualquier momento volver a tomar
para sí la competencia que había delegado en el inferior.
13
Sayagués L aso, op. cit., p. 191, A lessi, op. cit., p. 98, etc. Villegas Basavilbaso, op. cit., t. 2, p.
259. Otras diferencias en Waline, M arcel , Droit Administratif, París, 1963, p 452; Diez , op. cit.,
p. 32 y ss.
14
A lessi, op. cit., p. 98; uniforme.
15
García T revijano Fos, op. cit., p. 197.
16
Nos apartamos en ello de la doctrina corriente, que no los diferencia. Así Sayagués L aso, op.
cit., t. I, p. 191; Diez , t. II, p. 29; A lessi, op. cit., p. 97; M arienhoff, op. cit., p. 542, etc. En sentido
similar K elsen habla de “competencia para la ilicitud,” concepto que sin embargo seria contradic-
torio consigo mismo; comparar L inares, Juan F rancisco, Poder discrecional administrativo, Buenos
Aires, 1958, p. 26.
114
v. los órganos del estado V-7
8. Clasificación de la competencia
17
Ampliar en nuestro trabajo El acto administrativo, op. cit., p. 109 y ss.; Waline, op. cit., p.
453 y ss.
115
V-8 derecho administrativo de la economía
116
v. los órganos del estado V-9
19
Ampliar en nuestro trabajo El acto administrativo, op. cit., p. 126 y ss.
20
Ampliar en nuestro trabajo Empresas del Estado; op. cit., p. 25 y ss.
117
V-10 derecho administrativo de la economía
b) desconcentración, en el siguiente:
118
v. los órganos del estado V-11
9. Delegación
21
Ampliar en op. ult. cit., pp. 34-5.
119
V-12 derecho administrativo de la economía
superior que ha sido autorizado al efecto por la ley, pero que retiene el poder de
decisión de delegar o no.22
b) Una segunda diferencia la constituye el que en el caso de la desconcentración
y descentralización, una vez que ellas han sido dispuestas, la competencia de que
se trata pertenece exclusivamente al inferior, y el superior sólo tiene facultades
de supervisión propias del poder jerárquico o del control administrativo. En el
caso de la delegación el órgano que recibe la competencia delegada es el que en el
hecho va a ejercerla, pero no le pertenece a él sino al superior, que es el respon-
sable de cómo se habrá de ejercerla; de allí también que se halle unido por más
fuertes lazos al superior. En la desconcentración, a su vez, la responsabilidad
del superior por el modo en que se ejerce la competencia que le ha sido quitada,
es reducida precisamente porque se ha reducido también su poder de control.
c) Cuando se trata de competencia delegada, el órgano superior puede siempre
y en cualquier momento retomar la competencia que él ha conferido al órgano
inferior, y atribuírsela a otro órgano o ejercerla él mismo; en el caso de la compe-
tencia descentralizada o desconcentrada el superior sólo tiene las facultades de
supervisión propias del poder jerárquico o del contralor administrativo: Dirección,
revisión de los actos del inferior, etc., y no puede reasumir la competencia que
ahora pertenece al órgano inferior.
d) De lo antedicho se desprenden las diferencias más estructurales: La des-
centralización y desconcentración implican una nueva repartición, permanente y
definitiva, de funciones: el acto de descentralización o desconcentración tiene así
un valor constitutivo, y representa una forma de organización administrativa,
un tipo de estructura estatal.23 Como dice T revijano Fos, “la des concentración
es permanente y constitutiva, general, abstracta y normal, mientras que la de-
legación es una técnica organizativa de carácter transitorio y para competencias
determinadas.24
La descentralización y desconcentración se operan a través de actos norma-
tivos, generales y abstractos, que crean competencias estables y definidas,25 y
las atribuyen en forma determinada a ciertos órganos que serán los titulares de
la función respectiva v por ende los responsables de su ejercicio. Por último, la
descentralización y desconcentración significan un ordenamiento obligatorio de
la jerarquía y funciones administrativas: Cada órgano que recibe la competencia
descentralizada es el que debe ejercerla, y bajo su propia responsabilidad, por
encargo de la ley.
22
Comp. Fazio, op. cit., pp. 32 y ss.
23
Ampliar en F ranchini, F laminio, La delegazione amrninistrativa; Milan, 1950, p. 28 y ss.
24
Op. cit., p. 200; ver también F ranchini, op. cit., pp. 28-9 y nuestro artículo “Descentralización y
delegación de autoridad,” Revista de Administración Pública, nº 3/4, Buenos Aires, 1962, p. 28 y ss.
25
F ranchini, op. cit., p. 29.
120
v. los órganos del estado V-13
26
F ranchini, op. loc. cit.
121
V-14 derecho administrativo de la economía
122
v. los órganos del estado V-15
27
Así la ley de obras públicas 13.064 dispone en su artículo 2º: “Las facultades y obligaciones
que establece la presente ley, podrán ser delegadas por el Poder Ejecutivo en autoridad, organis-
mo o funcionario legalmente autorizado;” así también la ley 15.796, en su artículo 19 establece:
“El Presidente de la Nación podrá delegar en los señores ministros o secretarios de Estado de la
respectiva jurisdicción, la resolución final de los siguientes asuntos: otorgamiento de personería
jurídica; autorización para el funcionamiento de sociedades anónimas, aprobación y reforma de sus
estatutos; autorización a retirados, jubilados y pensionados para residir en el extranjero; rectificación
de nombramientos por cambio de estado civil o por modificación de nombres fundada en acto autén-
tico del que surja la identidad de personas; traslado y permuta de horas de cátedra; otorgamiento
de pensiones con arreglo a las normas vigentes para el personal de las fuerzas armadas y policía
federal, y modificaciones de haberes de pasividad fundadas en error u omisión del cómputo o en el
cambio de situación de los beneficiarios.”
“El acto mediante el cual el funcionario delegado ejecute la facultad delegada deberá ajustarse
a las reglamentaciones en vigor, y contra el mismo podrá recurrirse ante el Poder Ejecutivo por las
causas y en las condiciones establecidas en las normas vigentes.” Otros ejemplos de autorización
legislativa para delegar son la ley 13.906, art. 1º; la ley 14.777, art. 269; el decreto-ley 3.941/58,
art. 809.
123
V-16 derecho administrativo de la economía
124
v. los órganos del estado V-17
12. La avocación
28
A título de ejemplo, ver las normas que hemos propuesto en nuestro “Proyecto de Código
Administrativo,” en Introducción..., op. cit., pp. 212-14.
29
Villegas Basavilbaso, op. cit., t. 2, p. 261 y ss. En contra, Sayagués L aso, op. cit., t. I, p. 223;
M arienhoff, op. cit., t. I, p. 549.
125
V-18 derecho administrativo de la economía
13. La jerarquía
30
Ver Sayagués L aso, op. cit., t. I, p. 214 y ss.; T revijano Fos, op. cit., p. 208 y ss.
31
Ampliar en nuestro libro Procedimiento y recursos administrativos, op. cit., pp. 181 y 191.
126
v. los órganos del estado V-19
127
V-20 derecho administrativo de la economía
35
Sobre estos conceptos, ampliar en Introducción..., op. cit., p. 195 y ss.
36
Comparar las normas de nuestro “Proyecto de código administrativo,” en Introducción..., op.
cit., pp. 223-227.
37
L inares Quintana , Segundo V., Tratado de la Ciencia del Derecho. Constitucional Argentino
y Comparado, t. 9, Buenos Aires, 1963, p. 305 y ss.
128
v. los órganos del estado V-21
38
Dictámenes de la Procuración del Tesoro de la Nación, 78: 118, y otros.
39
Ver nuestro libro Procedimiento y recursos administrativos, op. cit., p. 183.
129
V-22 derecho administrativo de la economía
c) Direcciones Generales
130
v. los órganos del estado V-23
factor político: Son funcionarios que gozan de estabilidad y que no pueden ser
removidos sino por las causas que la ley establece, de modo similar a los demás
funcionarios estables de la administración.
El cargo tiene importancia porque dentro del sistema actual de recursos,
contra los actos de tales funcionarios procede por la general directamente el
recurso jerárquico ante el Poder Ejecutivo, sin necesidad de trámite o recurso
previo alguno; en cambio, cuando se impugnan actos de funcionarios inferiores
a ellos, es necesario interponer, previamente al recurso jerárquico, un recurso
de “revocatoria.”45
A su vez, dentro del total de las Direcciones Generales o Nacionales es nece-
sario distinguir algunas que han sido reguladas por una ley expresa, que les
otorga específicamente ciertas facultades propias. En estos casos nos encontra-
mos frente a un órgano de la Administración pública que tiene una competencia
propia, desconcentrada, sin separarse por ello de la Administración central; no
es un ente descentralizado.46
Algunos de estos son la Dirección General Impositiva,47 la Dirección Nacional
de Aduanas,48 la Dirección Nacional de Abastecimientos,49 que tienen atribucio-
nes para adoptar resoluciones por sí mismas, sin necesidad de delegación admi-
nistrativa; estas direcciones, a pesar de sus amplias facultades, están de todos
modos bajo la jerarquía del, Poder Ejecutivo y de los Ministros y Secretarios de
Estado respectivos. Esa jerarquía, sin embargo, tiene algunas peculiaridades, en
nuestro concepto: El superior puede dar instrucciones generales, pero no órdenes
particulares, concretas, acerca de cómo resolver un asunto específico de los que
entran dentro de las atribuciones desconcentradas; una vez dictado un acto por
el órgano desconcentrado, el superior puede de oficio o a pedido de parte revo-
carlo, reformarlo sustituirlo, pero sólo por razones de legitimidad. (No de mera
oportunidad o conveniencia.)50
Sinopsis
45
Ver nuestra obra Procedimiento y recursos administrativos, p. 161 y ss.
46
Ver lo que decimos en este mismo capítulo acerca de la diferencia entre desconcentración y
descentralización. A veces las leyes hablan impropiamente de “autarquía” o “descentralización,”
pero no se trata sino de desconcentración.
47
Ley 12.927 y ley 11.683, art. 1º y ss.
48
Ley de Aduana, t. o. 1962, art. 19 y ss.
49
Ley 16.454, art. 30 y ss.; actualmente esta Dirección ha sido suprimida.
50
Comparar la solución que hemos adoptado en nuestro “Proyecto de Código Administrativo,”
en Introducción..., op. cit., p. 215, art. 33.
131
V-24 derecho administrativo de la economía
su voluntad dentro del marco de las atribuciones o funciones que le han sido
conferidas, dicha voluntad se imputa a la entidad de que el órgano forma parte.
2. El órgano es pues un medio para imputar una actuación o una voluntad al
ente del cual forma parte y no constituye una persona diferenciada del mismo,
sino que se confunde como parte integrante de él; no tiene derechos o deberes
frente al ente a que pertenece.
3. El funcionario que está a cargo del órgano, tiene derechos y deberes propios
en cuanta agente del Estado, y en este caso no se confunde con el órgano del cual
es titular.
4. Para determinar si el funcionario ha actuado en cuanto titular del órgano,
o por el contrario en forma personal y fuera de su función, existe un criterio
subjetivo, que toma en cuenta la finalidad perseguida por el agente; y un criterio
objetivo, que sólo analiza el resultado, la conducta del funcionario. Dentro del
criterio objetivo existe una posición que toma en cuenta la legitimidad del acto o
hecho, y dice que es imputable al ente sólo si aquél es válido; y una posición que
prescinde de la legitimidad y sólo considera la apariencia externa del acto o hecho,
diciendo que si aparenta ser propio de la función, corresponde imputarlo al ente.
5. El criterio de la apariencia externa es el predominante en el derecho público
y ha sido, aceptado por la jurisprudencia.
6. La competencia es el conjunto de facultades que un agente puede legíti-
mamente ejercer. No se presume, y debe estar expresamente otorgada por una
norma jurídica; es improrrogable.
7. Debe distinguirse la competencia del ejercicio de la función: la primera se
refiere a la función regularmente ejercida; la segunda comprende toda actividad
realizada aparentemente como parte de la tarea encomendada al funcionario,
sin importar que ella haya sido realizada regular o irregularmente.
8. La competencia se clasifica en razón de la materia (legislativa, judicial,
administrativas que no tienen otros órganos, y administrativas de otros órganos),
del territorio, del tiempo (permanente, transitoria y accidental) del grado. (Cen-
tralizada, desconcentrada, descentralizada.) En la desconcentración se atribuyen
funciones a un órgano inferior dentro del mismo ente; en la descentralización
se atribuyen funciones a un nuevo ente, separado de la administración central,
dotada de personalidad jurídica propia y constituido por órganos propios.
9. La delegación de competencia es un acto del órgano administrativo a quien
legalmente ésta corresponde, por el cual transfiere el ejercicio de todo o parte
de ella a un órgano inferior. No, modifica la estructura estatal; es un medio ju-
rídico, concreto e individual, de poder desgravarse temporalmente del ejercicio
de la competencia. La desconcentración y la descentralización implican una
132
v. los órganos del estado V-25
133
Situación jurídico
subjetiva
Derecho
Administrativo
Situación jurídico subjetiva
Derecho subjetivo, interés legítimo e
interés simple:
Escapa al objeto de este trabajo el estudio particularizado del tema de la
capacidad del administrado en la relación jurídica administrativa. Sin
embargo, vinculado no ya con la capacidad sino con la situación que
ostenta o puede ostentar el administrado en dicha relación.
Tenemos con ellos una doble remisión e inclusión en el art. 43: todos los
derechos de incidencia colectiva de los Art. establece que todas las
autoridades (por ende tanto legislativas como administrativas y en su
defecto judiciales), deben proveer lo necesario al ―control de los
monopolios naturales y legales.‖
EL INTERÉS LEGÍTIMO
Sumario
1. Legitimación e interés legítimo.................................................. IV-1 / 179
2. Ilegitimidad o inoportunidad del acto impugnado y legitima-
ción para atacarlo......................................................................IV-4 / 182
3. Cuándo se decide si hay o no legitimación.................................IV-4 / 182
4. El “interés personal y directo” como elemento de la noción de
“interés legítimo”......................................................................IV-5 / 183
5. El interés debe ser de un círculo definido y limitado de indivi-
duos............................................................................................IV-5 / 183
6. El interés personal y directo...................................................... IV-7 / 185
7. Origen y significado actual de este requisito.............................IV-8 / 186
8. Su antigua interpretación en la práctica argentina.
Superación................................................................................. IV-9 / 187
9. Las asociaciones........................................................................ IV-11 / 189
10. El interés puede ser patrimonial o moral............................... IV-12 / 190
11. El interés puede ser subjetivo................................................. IV-13 / 191
12. El interés puede ser actual, eventual o retrospectivo............ IV-14 / 192
13. Interpretación de este principio en la práctica argentina..... IV-14 / 192
14. Evolución actual. El resurgimiento de la denuncia de
ilegitimidad............................................................................. IV-15 / 193
15. El problema del interés en los recursos interpuestos en
subsidio.................................................................................... IV-16 / 194
16. El interés retrospectivo........................................................... IV-16 / 194
17. Cuándo se aprecia el interés................................................... IV-17 / 195
18. El interés moral ultraactivo.................................................... IV-18 / 196
19. El interés moral exclusivo o dominante................................. IV-20 / 198
Capítulo IV
EL INTERÉS LEGÍTIMO
1. Legitimación e interés legítimo
tía federal impone la Constitución nacional. Ver Botassi, “Las legitimaciones activa y pasiva en el
nuevo contencioso administrativo,” en Botassi (coord.), El nuevo proceso contencioso administrativo
de la provincia de Buenos Aires, La Plata, Libreria Editora Platense LEP, 2004, 2ª ed., p. 263-99.
Ver también nuestro art. “Administrar sin justicia,” RAP Provincia de Buenos Aires, 1-1: 11-25
(2003); Police, A ristide, Il processo amministrativo in Argentina. Garanzie dello Stato di diritto
ed emergenza economica, Milán, Giuffrè, 2002, cap. 4, “La favola della Girafa Azzurra,” pp. 127-35.
3
Infra, § 17 in fine y 18.
4
Sala II, Gambier, II, LL, 1999-E, 624.
5
Ver t. 4, El procedimiento administrativo, cap. I, “Las partes.”
180
iv. el interés legítimo IV-3
6
Infra, cap. XI, “El procedimiento de audiencia pública.” Ver también Sarciat, A lberto D., “El
procedimiento de audiencia pública,” en Tawil (dir.), op. cit., pp. 487-496.
7
Ver Rossi, A lejandro, “La defensa supranacional del derecho a un medio ambiente sano,” en
Gordillo-Gordo-L oianno-Rossi, Derechos Humanos, Buenos Aires, FDA, 1999, 3ª ed.
8
A través de los llamados recursos de plena jurisdicción y de anulación, respectivamente.
9
Estos recursos podrían reducirse a uno sólo, como explicamos en el t. 4, op. cit., cap III, “Los
recursos administrativos,” § 22, “Hacia la unidad del recurso administrativo.”
10
Ver supra, nota 2.
11
La ley 13.101 que modificó la ley 12.008, también lo contempla en su art. 13.
181
IV-4 la defensa del usuario y del administrado
12
Comp. Garrido Falla , F ernando, Tratado de derecho administrativo, t. III, Madrid, 1961, p.
109. Comp. CSJN, Fallos, 321-1: 1352, Consumidores Libres, 1998; DJ, 1998-2, 820, cons. 2.
13
En tales casos puede de todos modos hacerse una denuncia, requiriendo el control de oficio
de los actos administrativos, o también invocar los derechos de incidencia colectiva, en su caso.
14
Infra, § 17 y Sala I, Ángel Castro, LL, 2000-B, 305, año 1999.
182
iv. el interés legítimo IV-5
183
IV-6 la defensa del usuario y del administrado
184
iv. el interés legítimo IV-7
punto determinado que desde luego no puede ya ser el derecho subjetivo individual
solamente —como quedó explicado y tantos precedentes lo demuestran— sin que
sea posible tener soluciones precisas y seguras.
Antaño se señalaba que el interés debe ser además “personal y directo.” Ésta es
la formulación tradicional del principio y por eso debe manejárselo con precaución,
pues dice más que su verdadero contenido actual. No debe pues interpretárselo en
un sentido “excesivamente estricto.”25 Una primera temperación surge de agregar,
como lo hace con acierto la jurisprudencia, que puede ser actual o potencial. No se
trata de que el recurrente deba tener un interés personalísimo, en el sentido de
individual y exclusivo, pues ello implicaría acercarnos a la hipótesis del derecho
subjetivo; ni de que el interés deba surgir en forma inmediata y actual, pues ello
también implicaría acercarnos a la mencionada hipótesis. La “actualidad” del
interés queda pues superada por la nueva formulación jurisprudencial que admite
la calidad de afectado actual o potencial26 o usuario actual o potencial,27 sea en
forma material o moral.28 Por lo demás, antiguamente la hipótesis de exigir un
interés personal y directo estaba centrada en la situación de la persona física;
con el reconocimiento constitucional de los derechos de las asociaciones, que tam-
bién se encuentra desde antes en la ley 24.240, no parece ya tener importancia.
Históricamente, pues, se trataba de que el recurrente debía justificar no ser un
mero curioso o entrometido en la cuestión, ni luchar líricamente por el interés
público. Es decir, que debía ser plausible su interés, diferenciado del interés ge-
neral.29 También ello cambió, al admitirse, a la inversa, lo que Beltrán Gambier
denomina el civismo jurídico.30 Ello ocurre cuando se invocan cualidades como la
de ciudadano,31 vecino,32 usuario,33 jubilado,34 etc. En las asociaciones cuyo objeto
25
Heredia , Horacio H., “Los medios administrativos para la protección de los administrados,”
en Revista del Colegio de Abogados de Buenos Aires, 2: 261, año 1945; Bodda , P ietro, Giustizia
amministrativa, Turín, 1963, p. 19.
26
Asociación Benghalensis, Sala I, 7-II-97 (cautelar) y 19-XII-97 (sentencia definitiva), LL, 2001-
B, 126, año 2000, sentencia de la CSJN; Viceconte, Sala IV, LL, 1998-F, 305, firme; Torello, Sala
II, LL, 2000-B, 275, con nota de Beltrán Gambier , “Civismo y amparo. Derecho de los ciudadanos
a la vigencia del principio de legalidad,” op. cit.
27
Fernández, Raúl c. Poder Ejecutivo Nacional, CNFed CA, Sala IV, LL, 1997-E, 535; Youssefian;
Sala IV, LL, 1997-F, 270 (cautelar), sentencia definitiva, LL, 1998-D, 712.
28
Ángel Castro, Sala I, LL, 2000-B, 305; Gambier I, Sala II, 18-VI-98, causa 25.841/97.
29
Z anobini, Guido, Corso di diritto amministrativo, t. II, Milán, 1958, p. 64.
30
Nota al caso Torello, Sala II, LL, 2000-B, 275, “Civismo y amparo. Derecho de los ciudadanos
a la vigencia del principio de legalidad.”
31
Gambier II, Sala II, LL, 1999-E, 624, medida cautelar autosatisfactiva.
32
Viceconte, Sala IV, LL, 1998-F, 305, firme; Schroder, Sala III, LL, 1994-E, 449; Gambier I,
Sala II, 18-VI-98, causa 25.841/97.
33
Fernández, Raúl c. Poder Ejecutivo Nacional, CNFed. CA, Sala IV, LL, 1997-E, 535; Youssefian,
Sala IV, LL, 1997-F, 270 (cautelar), sentencia definitiva, LL, 1998-D, 712.
34
CNFed. CA, Sala II, Torello, LL, 2000-B, 275.
185
IV-8 la defensa del usuario y del administrado
Para comprender mejor el significado actual que debe darse al concepto de “in-
terés personal y directo,” es necesario referirse a su origen. En un comienzo los
actos impugnados ante el Consejo de Estado francés afectaban a un individuo
determinado, o a un grupo reducido de individuos personalmente designados y
considerados.36 Por ello se estableció el hábito de considerar que el recurso no
podía ser ejercido sino contra los actos individuales que se referían a un peque-
ño número de personas: “de allí la regla del interés directo y personal.”37 No
se había planteado todavía el caso de los recursos contra actos que afectaran
intereses generales. En esa tesitura, el objetivo de la regla del interés personal
es “evitar que una persona pretenda representar los intereses generales de la
Administración;”38 “en otros términos, hace falta que el peticionante tenga un
interés distinto de aquel que tendría la persona administrativa misma, por cuenta
de la cual el acto ha sido hecho; distinto incluso del interés que tendría el Estado
cuyas prerrogativas habrían sido violadas.”39 De allí se advierte que el concepto de
interés personal se entiende simplemente como interés no administrativo, como
interés de índole privada, que afecta a individuos particulares.
Por ello es que bajo este concepto cabe excluir del recurso a las personas que
no pueden invocar sino el interés general de que se cumpla la ley o se respeten
los principios del derecho, pues este interés es común a todos los habitantes y
también a la administración pública: Es el interés simple de la acción popular.
Se requiere, entonces, un interés más “privado,” “personal,” “no-administrativo.”
En este concepto, puede haber un interés personal, aunque el individuo que lo
35
Prueba de ello han sido, entre otros fallos, ADECUA c/ ENARGAS, Sala IV, LL, 1998-F, 339;
Consumidores Libres, LL, 1995-E, 516.
36
Debbasch, op. cit., p. 281 y ss.
37
H auriou, M aurice, La jurisprudence administrative de 1892 à 1929, t. II, París, Sirey, 1929, p.
208.: “De allí esta regla [...] de que el recurso [...] no es admisible de parte del peticionante si no tiene
un interés personal en la anulación del acto, es decir un interés diferenciado del de un administrado
ordinario en tanto que este administrado desea una buena gestión de los intereses comunales.”
38
Debbasch, op. cit., p. 281.
39
H auriou, op. cit., p. 208: “En otros términos [...] es esencialmente un recurso de interés privado,
no debe ser ejercido en el interés de la cosa pública.”
186
iv. el interés legítimo IV-9
Por tal razón es que debe admitirse el recurso presentado por asociaciones (gre-
miales, profesionales, industriales, etc.) contra actos que afectan a sus miembros
o asociados.41 Allí la asociación actúa por un interés legítimo y un derecho de
incidencia colectiva. Puede incluso actuar hasta por un derecho subjetivo pro-
pio, en la medida que su objeto estatutario sea precisamente la defensa de tales
intereses o derechos. Cuando la asociación se presenta para defender derechos
del tipo de los que son parte de ella como socios, pero no necesariamente lo son,
entonces estamos en presencia de un derecho de incidencia colectiva. Se requiere
en estos casos —en el interés legítimo— que la decisión atacada concierna directa
o indirectamente al común de los miembros adherentes a la asociación42 y si ella
afecta sólo a uno de los miembros, o a una parte de ellos, no habría tradicional-
mente y en principio interés legítimo de parte de la asociación para recurrir
contra dichos actos; pero puede haber hoy en día derecho de incidencia colectiva,
conforme el art. 43 de la Constitución nacional. La práctica administrativa ar-
gentina no había recibido hasta el presente esta aplicación del principio y así es
como se había negado interés a dicho tipo de agrupaciones o asociaciones, incluso
cuando el acto afectaba a la totalidad de sus miembros.43 Esa vieja tesitura ha
quedado superada en la evolución del derecho argentino a partir del fallo de la
CSJN in re AGUEERA, en que se reconoce legitimación judicial para actuar por
sus asociados a título individual a una asociación en una acción declarativa de
inconstitucionalidad.44 Aquella otra solución administrativa se había dado debido
a una interpretación literal del concepto de “interés personal y directo,” que la
llevó, en ese caso, a un incorrecto rigorismo. Ello se advertía en los fundamentos
dados para así resolver el problema: “Promueven el recurso dos asociaciones de
40
Ver supra, cap. II, nota 2.3.
41
Gabolde, op. cit., p. 146; Heredia , op. cit., p. 261. Incluso a quienes no lo son: Si el estatuto
social lo prevé, está entre sus finalidades legales.
42
Heredia , op. cit., p. 161; Gabolde, op. cit., pp. 146-7; Debbasch, op. cit., p. 295 y ss.
43
Así PTN, Dictámenes, 68: 239, Cámara de Envasadores de Aceites Comestibles, 1959; 77:
220, Asociación de Empresarios Cinematográficos de la Provincia de Buenos Aires, 1961; 79: 223,
Asociación Argentina de Compañía de Seguros y Asociación de Aseguradores Extranjeros en la
Argentina, 1961.
44
AGUEERA, LL, 1997-C, 322, con nota “Las asociaciones de usuarios y la defensa de los derechos
de incidencia colectiva (Acción declarativa de inconstitucionalidad),” reproducida en Cien notas de
Agustín, Buenos Aires, FDA, 1999, § 61, p. 140.
187
IV-10 la defensa del usuario y del administrado
45
Se trata del que figura en PTN, Dictámenes, 68: 239, op. cit.
46
PTN, Dictámenes, 79: 233.
47
Más aun, son claras las múltiples razones que determinan la utilidad de su actuación en pro
del bien común: Braibant, Guy y Stirn, Bernard, Le droit administratif français, París, Presses de
Sciences Po y Dalloz, 1999, 5ª ed., p. 537.
48
Nos remitimos a nuestro art. “Los fallos repetitivos como merma de justicia: Cómo evitarlos
en el derecho actual,” RAP, 227: 5 (Buenos Aires, 1997); infra, cap. XIV, § 4.
188
iv. el interés legítimo IV-11
9. Las asociaciones
49
Romieu, Sindicat des Patrons Coiffeurs de Limoges, fallado por el Consejo de Estado el 28-XII-
1906. (Citado por Debbasch, op. cit., p. 295.)
50
Ver LL, 1995D, 304, Schroder, Sala III; LL, 1995-E, 516, Consumidores Libres; LL, 1996-B,
517, Confederación Unificada Bioquímica de la República Argentina, Sala II; LL, 1996-B, 520,
Garrido y Marcos, Sala II; Cien notas de Agustín, op. cit., pp. 67, 88 y 92.
51
Art. 16, inc. 2º.
52
Supra, t. 1, Parte general, op. cit., cap. VI, notas 1.5 y 2.13. Ver también el art. 44 de la Con-
vención de San José, el art. 22 inc. 2 y el art. 23 del reglamento de la CorteIDH.
53
Cap. “La justicia administrativa internacional,” § 1, “Observaciones comunes” del t. Hacia el
derecho administrativo global.
54
PTN, Dictámenes, 91: 184, 185; Deveali, M ario, Derecho sindical, Buenos Aires, 1952, p.
93. El criterio se ha extendido, como surge de Gambier I y II, Torello, Asociación Benghalensis,
Labatón, Verbrugghe, Viceconte, Monges, Ekmedjian, Blas, Barsanti, Defensora del Pueblo nº 3,
etc.: supra, caps. II y III.
189
IV-12 la defensa del usuario y del administrado
22.105 y 23.551,55 que precedieron la solución genérica que vendría luego a dar
la Constitución de 1994,56 superando las leyes precedentes. La importancia de la
legitimación administrativa y judicial de todo tipo de asociación es fundamental
para la vigencia del derecho.57 Esa legitimación se confirma con la ley 24.240 y
el art. 43 de la Constitución.58
190
iv. el interés legítimo IV-13
desde el punto de vista del recurrente. Cabrá dar mayor amplitud al concepto
de “interés artístico,” cuando se trate de un artista, de profesión o vocacional;
de “interés intelectual,” cuando se trate de un estudioso, etc. Lo que para un
creyente puede ser de suma importancia y conferirle legitimación para accionar66
puede no tenerla para un no creyente, el cual podrá entonces en igual situación
carecer de interés tutelable. Cabe pues reconocer el interés moral a quien por
su situación u ocupación puede acreditar, incluso por presunciones,67 un interés
subjetivo u objetivo68 en la cuestión de que se trate. De tal manera, es también
admisible que una asociación creada para defender ciertos y determinados prin-
cipios, pueda recurrir contra decisiones que afectan los principios que ella tiene
por misión defender o propagar.69
191
IV-14 la defensa del usuario y del administrado
Si bien en principio el interés debe ser actual,71 ello no es absoluto. Por de pron-
to, es importante señalar que hay interés actual no sólo cuando se produce o ha
producido un daño material72 o moral, sino también cuando el daño está próximo
a cumplirse y cuando se efectúa una modificación reglamentaria a la situación
jurídica del particular. Es que las disposiciones generales afectan en forma actual
e inmediata los intereses de las personas que deben someterse a ellas o cuyas
situaciones jurídicas son de alguna manera modificadas por ellas. Tal interés
existe prescindiendo de que la norma se ejecute o no en los hechos. “Las resolu-
ciones dictadas por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, que constituyen
una «decisión» en el sentido técnico que son contempladas por el Decreto 7520
(primer apartado del art. 1º), que implican una manifestación de voluntad de la
administración al admitir la existencia legal de la obligación del administrado
y son susceptibles de lesionar en forma directa y actual los derechos o intereses
legítimos de este último, son impugnables por la vía del recurso jerárquico. Cabe
agregar todavía que ante una resolución que origina nuevas obligaciones o in-
troduzca variantes en el ámbito jurídico del administrado, se está en presencia
de lo que se denomina una medida constitutiva —por oposición a las meramente
declarativas, sin efectos legales propios— que, por causar gravamen, hace pro-
cedente el recurso jerárquico.”73
Este mismo dictamen deja ya traslucir la aceptación del interés eventual como
base de un recurso administrativo; dicha aceptación cuenta también con ante-
cedentes jurisprudenciales franceses; se ha dicho así que “no es necesario que
el acto atacado provoque ya mismo por sus efectos la situación que justifica el
recurso. Este puede ser presentado en la eventualidad de la aplicación ulterior
y posible del acto.”74
71
Así lo dice en general la doctrina. Ver p. ej. Bodda , op. cit., p. 19.
72
Debbasch, op. cit., pp. 307-9.
73
PTN, Dictámenes, 71: 290.
74
Gabolde, op. cit., p. 145, quien señala que la justicia exige al menos la inminencia de la ame-
naza que pesa sobre el recurrente.
192
iv. el interés legítimo IV-15
Esto presupone, en el caso de los recursos, que existe un acto que origina el
interés eventual: si sólo hay medidas preparatorias de actos administrativos, el
interés es también “eventual” pero ya no es suficiente para justificar un recurso;
en tales hipótesis sólo serían admisibles simples escritos de procedimiento, sin
carácter formal de recurso.
Así en el caso de una resolución meramente preparatoria de un funcionario que
“no tenía competencia suficiente para resolver sobre el punto,” ni tampoco había
dictado el acto con voluntad de producir ese efecto jurídico, la Procuración del
Tesoro de la Nación ha sostenido que “cuando los interesados interpusieron sus
recursos, no existía lesión efectiva de sus derechos e intereses sino solamente la
posibilidad de que esa lesión se produjese. Mientras no hubiera sido emanado el
acto administrativo adverso al solicitante, éste no podría interponer así sea en
subsidio, recurso jerárquico, esto es, para el evento de que se produjese la lesión
de su derecho subjetivo o interés legítimo, porque faltaría la actualidad de su
interés, condición entre otras, para la procedencia del recurso.”75
193
IV-16 la defensa del usuario y del administrado
194
iv. el interés legítimo IV-17
85
Odent, R aymond, Contentieux administratif, t. II, París, 1958, p. 470. En criterio similar,
Bodda , op. cit., p. 19, admite que el interés pueda existir dentro del término de presentación del
recurso. Los casos de interés no actual por tratarse de una lesión futura a una situación jurídica
generalmente son los de proyectos de actos, actos sometidos a referéndum o aprobación, etc., en los
que el acto todavía no es apto para producir directamente el efecto jurídico lesivo.
86
Odent, op. cit., pp. 470-1.
87
PTN, Dictámenes, 73: 153.
88
Tributo, como pocos, al más exagerado de los inútiles formalismos.
195
IV-18 la defensa del usuario y del administrado
89
PTN, Dictámenes, 86: 48, 50 vta.; se siguió allí la opinión de Goldschmidt, Werner , Introduc-
ción al Derecho, Buenos Aires, Aguilar, 1962, 2ª ed., p. 383.
90
Odent, op. cit., p. 471; Bodda , op. cit., p. 19.
196
iv. el interés legítimo IV-19
91
Barbarán, Josefina , “El agotamiento del administrado,” LL, 2005-E, 1120; la misma reflexión
encontramos posteriormente en Bonina , Nicolás, y Diana , Nicolás, La deconstrucción del derecho
administrativo argentino, op. cit., pp. 39 y 43.
92
LL, 2000-B, 305, año 1999.
93
Era el caso del indulto a Norman Brisky, que analizamos en la primera edición de Derechos
Humanos, 1990 y reimpresión 1992.
197
IV-20 la defensa del usuario y del administrado
Por fin, hay situaciones en que el interés moral es la única o principal preocupación
del derecho, sin ninguna connotación importante en lo material o económico de la
tutela.94 El concepto de interés moral se utiliza entonces en el sentido de espiri-
tual, intelectual, mental, etc., por oposición a material o de contenido económico.
El caso inicial más destacado es Ekmekdjian, previo a la reforma constitucional,
en que se aceptó la legitimación de un creyente ofendido en sus sentimientos por
un programa televisivo.95 Pero hay más.
a) Del mismo tenor moral es una acción, en nuestro país, que busca evitar la
repetición de situaciones viales propicias a los accidentes (Dalbon), o
b) Investigar la verdad del pasado (Urteaga).96
c) Es un supuesto de interés moral tutelable el que permite pedir sanciones a
quienes maltratan a los animales.97
d) Es la situación de los inscriptos en el padrón electoral que piden judicial-
mente que el Tribunal Electoral corrija algún vicio del padrón del que forman
parte, sea o no directamente vinculado a su propia persona; del procedimiento
electoral, etc.
e) Las acciones de Gambier por el teatro Odeón98 o contra el financiamiento
estatal de una campaña política,99 se fundan en un interés moral, no material.
f ) Lo propio ocurre con quienes cuestionan cláusulas nulas de contratos que
son inter alios acta,100 aunque tengan efectos indirectos de índole material para
la jubilada actora.101
g) Comprende también el goce del ambiente y su tutela. (CN, art. 41.)102
94
En el caso de la comuna francesa de Saint Just Chaleyssin, el prefecto había resuelto exhumar
de oficio una parte de los cuerpos del cementerio local, para hacer disponible más lugar. El Tribunal
de Conflictos consideró que el acto era ilegal pues constituía “una violación al respeto debido a los
muertos” y constituía una vía de hecho. Braibant y Stirn, 1999, 5ª ed., op. cit., pp. 194-5. Otros
ejemplos en el Código Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires, arts. 43 y ss. Estos bienes
colectivos o individuales habilitan la vía judicial, como recuerda M ilitello, Sergio A., Código
contravencional, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1999, p. 82.
95
Ekmekdjian, CSJN, Fallos, 308: 647; ED, 148: 354, año 1992.
96
CSJN, Urteaga, LL, 1998-F, 237.
97
Ver y comp. Muñoz M achado, Santiago y otros, Los animales y el derecho, Madrid, Civitas,
1999, p. 107: “en defensa de la colectividad, herida en su sensibilidad.”
98
Que encuentra apoyo también en el derecho local. Ver al respecto M ilitello, op. loc. cit.
99
Op. cit., cap. II y en el cap. III, § 6.6.
100
Torello, Sala II, LL, 2000-B, 275.
101
LL, 2000-B, 275, con nota de Gambier , Beltrán, “Civismo y amparo...,” op. cit.
102
Los casos ya vistos: Schroder, Defensoría de Menores nº 3, Dalbón. El medio ambiente sano
involucra, como es obvio, una vida sana, o sea el derecho a la salud que pauta el art. 41. Allí aparecen
otros casos como Viceconte, Asociación Benghalensis, etc. Nos remitimos a los caps. II “Derechos de
incidencia colectiva” y III, “El derecho subjetivo en el derecho de incidencia colectiva.”
198
iv. el interés legítimo IV-21
103
Asociación Benghalensis, causa 33.929/96, Sala I, 7-II-97 (cautelar) y 19-XII-97 (sentencia
definitiva), LL, 2001-B, 126 (sentencia de la CSJN); Viceconte, Sala IV, LL, 1998-F, 305, firme.
104
Supra, cap. III, § 6.5, “El caso de los bancos de datos y la privacidad;” Gelli, M aría A ngélica,
Constitución de la Nación Argentina. Comentada y concordada, Buenos Aires, La Ley, 2005, 3ª
ed., pp. 504-521.
105
En tal caso corresponde indemnización por daño material, no moral. Pero no son casos fáciles.
106
CSJN, Ekmekdjian, Fallos, 308: 647; ED, 148: 354, año 1992.
107
El caso Youssefian, sala IV, que el actor desistió cuando iba a la CSJN, con lo cual quedó
abstracto pero firme. Ver LL, 1997-F, 270 y LL, 1998-D, 712, año 1998.
108
ORSNA, Juez Dr. Silva Garretón, segunda causa iniciada por ADECUA. Ver Eliaschev,
Nicolás, “En defensa de la ley,” en Gordillo, Agustín (dir.), LL, Suplemento Extraordinario Admi-
nistrativo 75 Aniversario, 2010, pp. 72-80, quien recuerda las acciones interpuestas por la ADC en
relación a la omisión del PEN en integrar los órganos directivos de los entes reguladores.
199
El Derecho
Administrativo
Derecho
Administrativo
El Derecho Administrativo
Sostenemos que el derecho Administrativo, como regulación jurídica
aplicable a la relación entre el estado y la Administración del estado y el
ciudadano sin límite alguno para la Administración del Estado, existe desde
la creación del primer estado antiguo, creciendo la regulación de esta
materia en estados con una importante organización estatal como el
romano.
Concepciones de derecho
administrativo:
En la primera etapa de desarrollo que tuvo el derecho administrativo se
pudo observar importantes diferencias entre el régimen aplicable en
Inglaterra y el utilizado en Francia, principalmente en materia de división
de poderes y en el tipo de relación entre el derecho administrativo y el
derecho privado.
PRINCIPIOS GENERALES:
Ello ha llegado a ser así debido a que, generalmente, toda vez que el
legislador o el juez han considerado una relación jurídica establecida entre
el Estado y otro sujeto de derecho, se han inclinado a dar soluciones
particulares antes que aplicar al pie de la letra la legislación común. Una
consecuencia de esto es que en el derecho público hay a menudo una
relación de subordinación (porque se le confiere al Estado una cierta
superioridad jurídica sobre el particular, un número de atribuciones
superiores a los derechos individuales del habitante), a diferencia del
derecho privado, en que es más frecuente la coordinación: en los sujetos se
encuentran allí en un plano de más igualdad. Esa diferencia de régimen
tiene en parte por raíz sociológica que por lo general tales relaciones
afectan el ―interés público,‖ (―bien común‖), o el ―interés privado,‖
individual, respectivamente. Pero la distinción entre derecho público y
privado no es a priori; no se trata de que las normas de derecho público
tengan una estructura diferente de las del derecho privado, ni que
matemáticamente unas y otras contemplen situaciones de interés general
y de interés individual, sino tan sólo que las leyes que rigen las relaciones
del Estado con los particulares van acumulando prerrogativas y privilegios
para el Estado. Además, algunos de los principios de tales leyes deben
regular situaciones que no se dan sino en el caso del Estado: todo lo
relativo a la organización, funcionamiento y actividad de los poderes
públicos y el control de los servicios públicos monopolizados emplea
principios diversos de los del derecho común.
Entre las principales instituciones del derecho civil con las que el derecho
administrativo tiene relaciones de contacto e interferencia pueden
mencionarse: 1) Capacidad de las personas físicas; 2) Personas jurídicas; 3)
Locación de cosas; 4) Dominio privado; 5) Instrumentos públicos; 6)
Prescripción, etcétera.
Las normas y principios que son objeto de estudio por parte del derecho
administrativo no forman, según ya hemos dicho, un verdadero sistema
coherente, sino tan solo un conjunto de normas jurídicas positivas, de
principios de derecho público y de reglas jurisprudenciales,
frecuentemente asistemáticas. En ello juega un papel preponderante la
doctrina, que en nuestro país arrastra una inexplicable tendencia a
favorecer las teorías cesaristas y no las que enfatizan el control judicial,
parlamentario o por entes o autoridades independientes.
a) Constitución Nacional.
d) Reglamentos administrativos.
e) Analogía.
g) Jurisprudencia.
h) Doctrina científica.
Sumario
I. Concepto...............................................................................................IADA-V-1
1. Coherencia conceptual entre la noción de fuente y la noción de
derecho administrativo...................................................................IADA-V-1
II. La Constitución. Los principios de derecho público.........................IADA-V-2
2. Las normas constitucionales..........................................................IADA-V-2
3. Los principios constitucionales. Diferencia con las simples
normas constitucionales.................................................................IADA-V-2
III. La Ley................................................................................................IADA-V-4
4. Nexo y límites de la función administrativa y legislativa del
Congreso.........................................................................................IADA-V-4
5. Leyes constitucionales y simples...................................................IADA-V-4
6. Leyes y tratados..............................................................................IADA-V-4
7. Leyes nacionales y provinciales.....................................................IADA-V-5
8. Leyes nacionales de contenido local...............................................IADA-V-5
IV. Los reglamentos.................................................................................IADA-V-5
9. Actos internos y externos de la administración............................IADA-V-5
10. Reglamentos internos y externos de la administración.
Diferencias......................................................................................IADA-V-7
11. Clases de reglamentos externos...................................................IADA-V-8
1°) Reglamentos de ejecución.......................................................IADA-V-8
2°) Reglamentos “delegados” o de integración............................IADA-V-8
3°) Reglamentos “autónomos”......................................................IADA-V-8
4°) El criterio francés y austríaco en materia reglamentaria....IADA-V-9
V. La jurisprudencia.............................................................................IADA-V-10
12. Concepto y caracteres de la jurisprudencia...............................IADA-V-10
13. La jurisprudencia y el derecho positivo que aplica...................IADA-V-11
14. La jurisprudencia y los principios de derecho público..............IADA-V-11
VI. La costumbre...................................................................................IADA-V-12
15. Concepto. Inadmisibilidad como fuente del derecho.................IADA-V-12
VII. Gradación jerárquica de las fuentes.............................................IADA-V-13
16. Necesidad lógico-jurídica de analizar este problema................IADA-V-13
17. Principios generales de gradación.............................................IADA-V-13
18. La gradación Constitución-ley en su aplicación adminis-
trativa...........................................................................................IADA-V-13
19. Crítica del criterio imperante....................................................IADA-V-14
20. La gradación acto general - acto individual en el plano
administrativo..............................................................................IADA-V-15
21. La gradación acto individual irrevocable - acto individual
posterior, en el plano administrativo (la “cosa juzgada
administrativa”)...........................................................................IADA-V-16
22. Análisis de los requisitos necesarios para que un acto
administrativo sea irrevocable y tenga así una gradación
diferenciada..................................................................................IADA-V-17
23. La gradación acto individual irrevocable - reglamento............IADA-V-19
Capítulo V
I. Concepto
2. Del esbozo hecho de las relaciones del derecho administrativo con el derecho
constitucional (supra, cap. II y cap. IV, n° 9) se desprende que la Constitución es
una fuente de extraordinaria importancia en el derecho administrativo; hablamos,
claro está, de los países en que la Constitución es imperativa,6 en que es un orden
jurídico pleno impuesto por el pueblo al Estado, en el cual le regula su estructura
y organización, establece las facultades del mismo frente a los individuos y los
derechos de los habitantes frente a él.
Puesto que el derecho administrativo estudia la estructura de uno de los
órganos jurídicos del Estado (la administración) y el ejercicio de la función ad-
ministrativa (facultades del Estado en el órgano “administración” y limitaciones
a las mismas, en los derechos de los habitantes), fácil es advertir la importancia
del derecho constitucional y concretamente de la Constitución como fuente del
derecho administrativo.
Desde luego, las normas de derecho administrativo o en general de derecho
público contenidas en la Constitución son supremas, y no pueden ser violadas
por ninguna ley, acto administrativo, acto de gobierno, sentencia o hecho; pero
la Constitución contiene no sólo normas jurídicas, sino también principios de
derecho público.
3. Los principios de derecho público contenidos en la Constitución son normas
jurídicas, pero no sólo eso; mientras que la norma es un marco dentro del cual
existe una cierta libertad, el principio tiene sustancia integral. La simple norma
constitucional regula el procedimiento por el que son producidas las demás nor-
el nombre de fuente a las reglas y principios imperativos, llamando orígenes a todo lo demás. V.
Sarría , F élix, Derecho Administrativo, t. I, Córdoba, República Argentina, 1950, 4ª ed., p. 72 y ss.
5
Como lo hace Z anobini, op. cit., p. 60.
6
Lo que reside en que lo que la viola sea declarado antijurídico.
fuentes del derecho administrativo IADA-V-3
7
Ver y comparar: K elsen, H ans, Teoría Pura del Derecho, Buenos Aires, EUDEBA, 1960, p. 164 y
ss.; ídem, p. 147 y ss. Pero nuestro concepto de Constitución es opuesto al kelseniano. (Supra, cap. II.)
8
V. Gordillo, Agustín, “La apertura a prueba en el procedimiento administrativo,” en Revista
de Administración Pública, Buenos Aires, 1961, n° 1.
9
Esto es de mucha importancia y variada aplicación cuando un juez sobresee definitivamente a
una persona que la policía detuvo bajo la acusación de un delito determinado; cuando un juez deja
sin efecto un auto de prisión preventiva; cuando la Cámara revoca el auto de prisión o la sentencia
de un juez de primera instancia, etc. La naturaleza de las cosas quiere que sólo sea “noticia” la
primera información, la que nos habla de un atroz delito o un vergonzante negociado: La compro-
bación y divulgación de que no hubo tal cosa presenta ya poco interés para el público... pero cuánta
para el inculpado.
IADA-V-4 introducción al derecho administrativo
III. La Ley
12
Lo sostuvimos primero en nuestro ya citado artículo “La responsabilidad civil directa e indi-
recta de los agentes del Estado,” en Lecciones y Ensayos, n° 14, Buenos Aires, 1959, p. 81 y ss.; lo
reiteramos en “Derecho subjetivo y derecho reflejo (o «interés legítimo»),” en Revista Jurídica de
Buenos Aires, n° 1960-III, p. 177 y ss., p. 198 y ss.
13
Para una exposición más detallada, v. La responsabilidad..., op. cit., p. 90 y ss.
14
Estatuto del Personal Civil de la administración Nacional, (decreto-ley 6.666/57, B.O., 13-II-59,
ratificado por ley 14.467), art. 6, inc. d.
fuentes del derecho administrativo IADA-V-7
15
Y porque para el funcionario a quien el reglamento alcanza, se trata en verdad de una norma
jurídica que crea directamente derechos y obligaciones a su cargo: para él se trata en realidad de
un reglamento externo.
16
A ntoniolli, op. cit., p. 72.
17
A ntoniolli, op. loc. cit.
IADA-V-8 introducción al derecho administrativo
18
En contra, Villegas Basavilbaso, op. cit. p. 265.
fuentes del derecho administrativo IADA-V-9
Los primeros surgen directamente de la Constitución, sin que una ley pueda
determinar su contenido ni legislar sobre el punto: Tienen así categoría de ley;19
los segundos sólo pueden dictarse para la ejecución de las leyes o por autorización
de ellas.
Es un criterio constitucional peligroso y ciertamente desaconsejable si no se
cuenta con gobiernos mesurados y pueblos vigilantes y celosos de su libertad; en
diametral oposición al mismo cabe recordar la Constitución austríaca, que en
su artículo 18, apartado 2, prohíbe expresamente los reglamentos autónomos y
delegados.20
V. La jurisprudencia
23
Ver Carrió, Genaro R., “Sentencia arbitraria por falta de fundamentación normativa,” en
Revista Jurídica de Buenos Aires, 1959-IV, p. 85 y ss.
IADA-V-12 introducción al derecho administrativo
VI. La costumbre
24
Supra, p. 53; Gordillo, A., “La desviación de poder en el derecho argentino,” en Revista de
Administración Pública, n° 2, p. 93.
25
Nos apartamos así de la opinión de Bielsa , op. cit., p. 89 y ss., y Villegas Basavilbaso, op.
cit., p. 315 y ss., quienes no consideran el principio constitucional citado (art. 19) ni el principio
concordante de teoría general del derecho. Ver al efecto K elsen, op. cit., p. 163 y ss., p. 172 y ss.
26
Esto contra Forsthoff, Ernst, Tratado de Derecho Administrativo, Madrid, 1958, p. 207 y ss.,
quien habla de “costumbre” para referirse al jus receptum jurisprudencial.
fuentes del derecho administrativo IADA-V-13
para los súbditos y todos los órganos del Estado. (C.N., arts. 1, 30, 31, 86 inc.
18, y correlativos.)
“Es patente, por tanto, que el Poder Ejecutivo puede y debe examinar la validez
de la ley; y si considera que ella es inconstitucional puede... adoptar cualquiera
de las siguientes actitudes:
“a) Ejercer, en la oportunidad especialísima de los arts. 69, 70 y 72 de la C.
N., el derecho de veto.
“b) Plantear su inconstitucionalidad ante el Poder Judicial de la Nación en
los casos y bajo los procedimientos judiciales establecidos.
“c) Promover su derogación ante el Congreso de la Nación. (C. N., art. 68.)
“Todo lo dicho en los puntos b) y c) anteriores se entiende sin perjuicio de la
inexcusable obligación del Poder Ejecutivo de cumplir y ejecutar la ley mientras
se realizan esos procedimientos. (C.N., arts. 1 y 31.)” 29
En consecuencia, si el Congreso dicta una ley inconstitucional, no puede el
Poder Ejecutivo apartarse de ella y ejecutar directamente la Constitución, sino
que debe adoptar alguna de las tres actitudes indicadas.
19. Disentimos con ese criterio. Ya hemos indicado que, como solución de prin-
cipio, la Constitución no integra la gradación jerárquica estatal de las normas
(supra, cap. II, n° 10); es obvio, además, que el acto que contraviene una norma
de grada superior pero está a su vez de acuerdo con una tercera grada normativa
superior a ambas, no es antijurídico. Ningún juez puede declarar jurídico un
acto administrativo que obedece a la ley pero contraviene una norma constitu-
cional; e inversamente, no puede declarar antijurídico un acto administrativo
que contraviene la ley pero concuerda con las disposiciones constitucionales.
Y lo que aplica el juez también debe aplicarlo el administrador: El orden jurí-
dico es igual para todos, y todos los órganos estatales están obligados a ajustarse
a él en sus decisiones. Lo ideal sería, es cierto, que el Poder Ejecutivo pudiera
presentarse ante el Poder Judicial pidiendo se declare la inconstitucionalidad de
una ley: Pero como en nuestro país los tribunales no se pronuncian en abstracto
sobre la constitucionalidad de las leyes, el medio por el cual esa declaración podría
efectuarse es algo absurdo: El Poder Ejecutivo, en efecto, debería dictar un acto en
concordancia con la ley inconstitucional, y presentarse entonces a los tribunales
a pedir que declaren que su acto es inconstitucional porque la ley también lo es.
Más lógico es, en cambio, que el Poder Ejecutivo, confrontado con la inconsti-
tucionalidad de una ley que debe ejecutar, dicte un acto conforme a las normas
constitucionales; pero como ello a su vez comporta el peligro de que el Poder
Ejecutivo, con la excusa de que a su criterio la ley es inconstitucional, no cumpla
tampoco las leyes verdaderamente constitucionales, debe adoptarse una solución
29
PTN, Dictámenes, 72: 137 y ss. (5-II-60), 67: 189 (22-XII-58), 64: 100 (19-II-58.)
fuentes del derecho administrativo IADA-V-15
30
L aubadere, A ndré De, op. cit., p. 203.
31
L aubadère, op. cit., p. 203; Bonnard, Roger , nota en Sirey, 1932 3, 1.
32
Pero esta regla se encuentra condicionada por los principios referentes al deber de obediencia:
Cuando mayor es la jerarquía del agente estatal, mayor es su deber de analizar la juridicidad del
reglamento o la orden; y viceversa.
IADA-V-16 introducción al derecho administrativo
33
Al que definimos como “declaración unilateral realizada en el ejercicio de la función admi-
nistrativa, que produce efectos jurídicos individuales en forma inmediata.”
34
Desde el leading case en CSJN, Carman de Cantón, Elena, c./la Nación, s. pensión, 14-VIII-
1936, Fallos, 175: 368 y ss.
35
Ello, como principio general.
36
Bosch, Jorge T ristán, La extinción de los actos administrativos en la Jurisprudencia de la
Corte Suprema Nacional de Justicia, Buenos Aires, 1944, p. 33 y ss.
37
L inares, Juan F rancisco, Cosa Juzgada Administrativa, Buenos Aires, 1946, p. 17 y ss.
38
PTN, Dictámenes, 42: 176 (23-V-52); criterio invariablemente seguido hasta el presente: 75:
302, 306 vta. (21-XI-60.)
fuentes del derecho administrativo IADA-V-17
43
L abaudère, op. cit., p. 216 y ss.
44
Gordillo, Agustín, “Derecho subjetivo y derecho reflejo (o «interés legítimo»),” en Revista
Jurídica de Buenos Aires, 1960-III, p. 189.
45
Waline, M arcel , Droit Administratif, París, 1959, 8ª ed., p. 414.
46
PTN, Dictámenes, 42: 176, 179, donde se siguió a L inares, op. cit., pp. 25-30, y a M arienhoff,
Caducidad y revocación de la concesión de servicios públicos, Buenos Aires, 1947, pp. 53-64.
fuentes del derecho administrativo IADA-V-19
23. Un acto que reúna tales condiciones, no puede ser dejado sin efecto por
un acto individual de la administración, pero tampoco por un reglamento; el
reglamento que dispusiera lo contrario sería inoperante por lo que a la vigencia
de tal acto se refiere.