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América aborigen De los primeros pobladores a la invasion europea dibliotece basica de historia Raul Mandrini Profesor de Historia egresaco de |a Universidad de Buenos Aires, fue hasta 2009 profesor titular ¢ investigador del Instituto de Estudios Historicn-Sooiales e la Universidad Nacional del Centro de la Provincia Ge Buenos Aires, teniendo a su cargo la catedra de Historia Americana Prehispénica. Actualmente es investigador 2d honérem an el Museo Etnografica Juan B, Ambrosetti de la Universidad de Buenos Aires, Sus Investigaciones se centran en la historia de Ios pusblos originarios de la region pampeana y sus edyacencias. Acemés de articulos en libros y revistas, es autor de Volver al pais de jos araucanos {con Sara ‘Oftelli, 1992), Los indigenas de fa Argentina. La visién del “otro” (2004) y La Argentina aborigen. De los primeros pobladores a 1910 (2008, en esta coleccién). Coma compilador y editor, publioé Huelias en fa tierra, indics, agricuitores y hacendadios en fa pampa bonaerense [con A. Reguera, 1994), Las fronteras hispanocriolas dal mundo indigena letinoamericano en los siglos XVI y XIX. Un estudio comparativo (con C. C. Paz, 2002), Vivir entre das mundos. Las frontaras de! sur de ie Argentina, Sigios Xvil-XIX (2006) y Sociedades en movimiento. Los puebios inolgenas de América Latina en el sigio XiX (con A, Escobar y 8. Orteli, 2007), ‘yg | wr La Vee Tabac, Mano biblioteca basica de historia Ditigida por Luis Alberto Romero siglo veintiuno —_ meio en Me swan sentadteres. com at Biglo wd editores, mexico e7F0 DE. ALA 248, FONED Le aside salto de pagina bibtiotoca nueva, anthropos i 08 pnts 206, BS 22010 wren, ew wae bUlkeccrumvaes See Mandlrini, Rati José Amnétiea aborigen: De los primeros pobladores a kt inva pea- 2° ed= Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 201%. 288 p- il 29x16 can= (Biblioteca hasiea de historia // dirigiela por Luis Alberto Romero) ISBN 978-087 2347 1, América. 2. Puchlos Originarios CDD 305.8 © 201g, Siglo Veintiuino Editores S.A, Edicidn al enidacio de Yamila Sevilla y Valeria Afi6n Disetio de coleccisn: tholén kunst Disetio de cubierta: Peter Tjebbes Mapas: Rubén Nahuel Mandini ISBN 978-087-029-345"7 Impreso en Antes Grificas Delsur // Alte, Solier #450 Avellaneda, en el mes de septicnnbre de 2015 Hecho el depdrito que marca la ley 11.95 Imprexo en Argentina // Made in Argentina Presentacién, El historiador y el mundo indigena 1" 4. Construir la historia del mundo prehispanico 7 La cuestidn de tas fuentos, Cémo llamamos a nuestros aciores. EI ‘Nuevo Mundo": diversicad y heteroganeidad, La diversidad geogratica. La diversicad lingiitstica y cultural. B problema de tas Glasticaciones. Las bandas. Les tritus. Las jefaturas. Los estacios antiguos 2. América en el momento de Ia invasién europea: un mundo en movimiento 3a Cazadores recolactores do las tiorras fias del Norte. Cazadores dele tundsa tea, Cazedoros recolestores del bosque boreal “taiga”. Pescadores de salman de |a costa pacfica de Canacs. Las tieras templadas de Amética de! Norte, La ragiin da 10s bosques orientales, Los pueblos del occidente ce América cel Nowa. El érea intermedia: Elirperioincsico y sus peniferas. Las tierras balas orlentales de América de Sur, Pueblos de las berras hajas tropicales y subtropicales. Los pueblos ce las llanuras y mesetas meridionales 3. De la llegada al continente al surgimiento de las sociedades aldeanas 63 Los primeros americanos. Les origeres del problema. Los primers pobladores del continente americana. Cl ingreso al continente american, La lerga marcha a traves del continents Los proludios de un gran cambio. El fnal de la Edad del Hilo. La produccién ee alimentos y la Revolucion Necttica, Low agricultores americanos, Los sios do la agrfoultura en Mowonmérica. L § Inolos do la producciin de alimentos en los Arion oontraies, Lat velo do bas comunictackas alcloan B América aborigen Los inicios de un nuevo orden social (ce. 3000 a.C.-800 a.C.) 81 Mescamérica y los Andes centrales: espacios de dversidad y-contrastes, Los hombres y su ambiente. Mescamérica, Les ‘Andes centraies. Los incios do ia compleidad social en los Andes centrales, Afanzamlento de la produccién de alimentos y del seddantaristno, Los primeros osriras ceremoniales. El apogee de les grandes centros ceremoniales andines. Las transformaciones dal segundo rrijervo antes Ue Cristo. Deserralios, mtegraciones: yy estilo regionales, Las fronleras y més allé. La vide aldeana yy el surgimiento de la dosigualdad social en Mesoamerica. 8 afianzemiento de le vida neolitica, Apogeo de la vide aldeana y comienzo de la difereniciacién social El surgimiento de las primeras civilizaciones (800 a.C.-200 a.C.) 109 Sociedad urbana, estado y ohizacion. La civiizacién olmeca de La Venta en Mesoamerica. El orgen de Is tradicion clmeca, La Venta y las jefaturas del Formativo medio, Eno! portal de huevos tiempos. Los comienzes de la cilizacién en los Andes ccentrales: Chavin. Qué fue Chevin, Chavh di Huan el temple yy sus ocupantes. La reign, ia iconogratfa y al arto de Chevin, La sociedad, el templo y os rtuaies. La expansion del estilo ya realign de Chavin. Mas aid del universe de Chain Consolidacién de las sociedades urbanas (c. 300 a.C.-250 d.C,) 135 Los Andes centrales desoues ce Chavin: los esarrollos fegionales. La declinacion de Ghavin, Las grandes tradicionas rogionales de la costa. Las sociedades al altipiano: Pucara y los inicios de Tiwenaku, Consolidacién de las grandes tradicionas Urbanas en Mesoamérica Los olmecas de la costa del golfo: ‘ros Zapotes. 6) estilo de izapa an las tierras altes de Chiapas y Gvatomaia, Monte Albén y el surgimiento del esiado en Oaxaca, El valle de Méxice y el nacimiento de la tradicidin teotihuacar Los comienzos de ia eilizacion maya ce las terras bajas El desarrollo de los estados regionales (c. 250 d.C.-700 d.C.) 187 Las grandes e'vilizacicew dota iroanas mesoamericanas, E apogee ivizncl6n tootihuaacana en ol contro de México. Loy hnico 9 mayas durante la época elisica. La cultura zapoteca clasica en ‘Oaxaca, El ejaro Norte, El apogeo de las socedadles uroanas en el mundo andino. Transtormaciones ecaromicas, sooales y pollicas. Arte y tecnologia: la era de los maestros artesanos. Mas alld de los Andes centrales 8, Integraciones regionales y experiencias imperiales (c. 700 d.C-1150 d.C,) 183 Los Andes centrales: las experiencias de Warl y Twaneku. Las grandes intograciones regionaies. El fenémeno Wari, Tiwanaku y su Area de interacciones. Las integraiones regionalos meridionalos. El fal de ls grandes integrecicnes regionslos anvinas. 6 fr de as formaciones olasicas y los inicios del Posckisico en Mesoameérica. El colapso de las sociedacies urbanas cldsicas. El esplondor de la cevilzacisn maya, Elfin de les grancies centros mayas. El Eploésion ‘on las thomas altss centrales. Las lefares tlerrass dal Norte, Los inioos del Poscdsioo mesoamericano: ia expariencta tokoca. Los mayas a comienzos dal Poscissico 9. Interregnos: reajustes y nuevos caminos (c. 1150-1460) 213 Elmunels mesnemericana, El centr de Mexico. Los mexica y el ‘camino nical hacia el imperia, La expansion mixteoa en Oaxcca. El Oaeident y la formaci6n del estado tarasco. Los mayes del Posclasico. £1 lajano Norte, Desaratos regonsles tardios en los Andes. Elreino chimd. Los sefiares del Cuzco, Los seftorios faymara ial altiplano y los Andes mericionales. Las grances, jofaturas cel area intermecia 410. Los grandes estados Imperiales: incas y mexica (c. 1450-1530) 239 El Tawentinsuyu, Las bases materiales del estacio inca. EI funcionamiento de la sociedad y +1 estado. Mas allé de las fronteras de| Tawantinsuyu F) mosaico mescamerioano. El imperio de la Triple Alianza. Mas allé ce las {ronteras imperiales Epilogo. El mundo trastocado 267 Anexo 273 Bibliografia breve 283 Presentaci6n El historiador y el mundo indigena El territorio que hoy llamamos América comprende des enor- mes masas continentales unidas por un estrecho corredor te- rrestre y un conjunto de islas y archipiélagos vecinos a sus costas. Su nombre actual y su unicad geogréfica se deben a los europeos, que lo invadieron a fines del siglo XV. Fueron también esos invasores quienes extendieron a todos sus po- bladores el nombre de “indias” que les asigné Cristébal Colon en 1492, convencido de haber llegado a las Indias. En este tiempo, ni este territorio era América ni sus pobladores eran indies. Es la historia de esos pobladores originarios la que pre- sentamos en este libro. Resulia poco comin que un historiador escriba un Tibro sobre. los aborigenes americanos, pues el estudio de tales sociedades dista de haber sido un tema privilegiado por esa disciplina. Tal afirmaci6n, vilida en general para toda América Latina, lo es en especial para la Argentina, cuya historiografia académica, de raiz positivista y liberal, tome forma en el siglo XIX y acompans al proceso de construccién de los estados nacionales modemos en el continente, Conscientes 0 no, y pese a los cuestionamientos realizados, los historiadores somos sus herederos y esa herencia mareé en buena medida nuestra vision del pasado. En efecto, por razones politicas, ideoldgicas, o simplemente por su ncepciGn de Ja historia, los historiadores ignoraron la existen- propi cia de una sociedad indigena o bien recurrieron a imagenes estereo- lipadas para dar cuenta de ella. En €1 mejor de los casos, sélo ciertas sociedades, aquellas que crearon grandes “civilizaciones’, fueron toma- das en consideracion, siempre en el marco de la brisqueda de races de una identid \ nacional o como telén de fondo del escenario donde se I siglo XVI traviesa atin hoy los libros de texto desarrollé la conquista europea en Ce en uso, Lit histor Jistintos matices, esta vision americana comienza con Colén =o con el desgra 12 América aborigen ciado viaje de Solis si nos referimos al Rfo de la Plata~ y apenas se le dedica algiin capitulo 0 paginas preliminares a la presentacién de un panorama descriptivo acerca de quienes ocupaban el continente en es momento. Salvo raras excepciones, ese esquemitico pantallazo sucle ser atemporal, plagado de errores y lugares comunes. 'n Ia atomizacién del conocimiento que impuso el positivismo, el estudio de las culturas aborigenes americanas quedé en el campo de las mievas disciplinas que, siguiendo la tradicién estadounidense, se rewinen bajo el nombre de Antropologia. Constituidas a fines del siglo XIX, sus contenidos, las teorias en boga y sus nombres especificos Antropologia fisica (hoy hablamos de biolégica), Arqueologia, Et nografia y Emologia~ variaron segiin Jos momentos y las tradiciones nacionales. En cualquier caso, todas elas se ocuparon de los pueblos denominados “primitivos”, caracterizacién que remitia tanto a los que precedieron a la expansién curopea como a los que esa expansion hallé, en el siglo XIX, en Asia, Africa y Oceania. Los pueblos ameri- canos, referidos de manera gener de la categoria de primitivos, ala cual se asociaron los calificatives de “salvajes” 0 “harbaros”. Asi definidos los campos, el mundo indigena qued6 fuera de Ia his toria. Aquella definicién que aprendimos en la escuela la historia. co- mienza con la &s la totalielad de Jos pueblos americanos prehispanicos fue dgrala y, hasta hace muy poco tiempo, las escasas escrituras reconocibles no podian ser lefdas, 0 bien no eran consideradas verdaderas escrituras. Pero las cosas cambiaron, y los historiadores (al menos algunos) también. al como “indies”, quedaron dentro critura- sirvid de justificacién a los historiadores: casi En este contexto, me propongo recuperar una historia ignoracta y olvidada, cuando no expresamente borracia. Mientras escribo esto no puedo dejar de lado la imagen de fray Diego de Landa, obispo de Yu- catiéin, quemando cédices mayas, 0 el recuerdo de las peripecias de los manuscrites de fray Bernardino de Sahagtin. Uno buscaba borrar el pasado; el otro, conservatlo. El recuerdo del pasado era peligroso, pues cl pasado comtin y su memoria constituian elementos centrales en la construcci6n de las identidades nativas, Recuperar ese pasado tiene aqui un doble sentido, Por un lado, im- plica reinsert ren la historia un amplio campo del conoeimicnto, que nunca debié haber sido abandonado, Por el otro lado, se trate de un acto de justicia en tanto significa reintegrar @ la historia de la buamani dada pueblos sociedades y culturas, Lat eonquiali eur@ped y lox extuidos que nacieron de la disgregacién de tos imperios catoniaten maryinaron Presentacién 13 y expulsaron de sus tierras a los aborigenes americanos, pero también los expulsaron y borrs Claro que me propongo llevar a cabo esta tarea conforme a los re- querimientos de la historiografia actual. En este marco, la historia de los pueblos aborfgenes americanos antes de la conquista europea cons lituye un capitulo relevante en la historia general de la humanidad. ron de la historia. Cuando Tos europeos conquisiaron el continente, esos pueblos tenian uras de si una histori jenios, con logros comparables alos del Viejo Mundo: habian comenzado a producir alimentos, s¢ habia de- sarrollado Ta vida en aldeas y luego en ciudades; habian alcanzado altos hiveles de complejidad social y politica, y notables desarrollos tecnolé- de muchos m ics, esiéticos € intelectuales, Como historiadores y como americans no debemos ni podemos olvidar o perder ese pasado. Construir ese relato supone redefinir nuestra concepeién de la histo- ria y del quehacer del historiador, elaborar nuevos conceptos y teorias, desarrollar distintas metodologfas y ul cidn, De alli que este li Uinitaria del pasado aborigen prehispanico al tiempo que busca llegar al lizar otras fuentes de informa- se proponga ofrecer una visién general y lector no especializade, interesado en el t ma. Por ese motivo, aunque sin separarnos de la rigurosidad del conocimiento cientifico, hemes evitado los teenicismos de la jerga aeadémiea, las complejidades del len- puaje cientifico y el abuso de la cita erudita, Aunque apoyada en la informa conocido prestigio, la sintesis que ofrecemos es personal y, en muchos as de re- }6n brindada por especia aspectos, la organizacion de los contenidos y del relato que presenta- nos se aleja dle los marcos comiinmente aceptados, asf como de las pe- rlodlizaciones arqueolégicas convencionales, al tiempo que prioriza los ynandes procesos sociales. De allf que releguemos a un segundo lugat 1, desctipeién del material arqueoldgico y documental para enfatizar el niilisis de los cambios y continuidades en la organizacién econémica, |, politica y cultural de las sociedades involucradas. J conganizacién de este libro requiere aclaraciones. Después del primer Capitulo, destinado a plantear algunas enestiones preliminares, ofrece- Hos an panorama general de las poblaciones del continente en el mo- Hento inicial de ks exploraciones espaiiolas, hacia 1500. Este capitulo ationa algunas ideas frecuentes sobre los pueblos originarios. En primer lugar, quedard clare que Amériea no era un continente vacto ni 44 Anibric aborigen poco poblado, y que los pocos los espacios no ecupados eran aquellos donde las condiciones aimbientales cran tan extremas que hacian im- posible la vida humana. En segundo lugar, ese andlisis nos mostrara la multiplicidad de adaptaciones creadas por las comuniclades humanas, Ia vatiedad de formas econdmicas, sociales y politicas, y la diversidad y riqueza de sus manifestaciones culturales Dicha heterogeneidad era producto de la historia de los poblado- res originales, ima historia de cerca de veinte milenios, marcada por profundas y complejas dinamicas. A esa historia dedicaremos ocho capitulos (del 3 al 10) centrados en los grandes procesos sociales qu se desarrollaron en ambos continentes, desde el poblamiento inicial hasta el surgimiento de las formas econdmicas y sociopoliticas mis complejas, expresadas en las dos grandes construcciones politicas en- contradas por los espatioles, los imperios azteca ¢ inca. En tanto, el epilogo se centra en el impacto de la presencia europea sobre las so- ciedades aborigenes A lo largo de esa historia cambiaron los hombres y las sociedades: también se transforms el entorno fisico con el cual esas sociedades interactuaban. Insistiremos @ menudo sobre esas mutaciones, annque recordando siempre que las comunidades humanas no eran receptoras pasivas de ellas, sino que actuaban sobre el medio y lo transformaban. Ademés, es preciso tener en cuemta que la percepcién misma de los medios y paisajes, asi como la organizacién del espacio, eran distintas de las nue Lo mismo ocurrfa con las divisiones de ese espacio, El caracter na- Cionalista de las historiograffas latinoamericanas proyeets hacia el pasa do (al tiempo que las convertfa en atemmporales) las grandes divi politicas de su época. Sin embargo, no tiene sentido alguno hablar de “México”, “Perit” 0 “Brasil” cuando nos referimos a realidades que se remontan milenios atras, Por eso, cuando utilizamos referencias a juris- dicciones politicas y/o administrativas actuales, slo queremos facilitar al lector 1a ubicacién geogréfica del acontecimiento refi La cronologia, esencial en el trabajo del historiador, suele presen- tar también serios problemas en relacin con este tema. Sélo para los mayas del perfodo clésico disponemos de series de fechas precisas, y algunos datos de los momentos inici eras. mes ido. Jes de ta conquista permiten es tablecer ft bre dataciones radiocarbé: algunas datac lox nes més 6 Menos seguiras paral Lox MeN esto le Low fechaedos descansa se rales de la época prehispinica. F] aso Garbonio HM, métode \itilisade desde mediados del siglo XX Prasentacion 15 Los fechados obtenidos de esta manera fueron fundamentales para la historia aborigen, que por primera vez dispuso de un marco tem- poral general mas 0 menos seguro. Ahora bien, en primer lugar, es preciso tener en cuenta que no se datan hechos sino que, a través de los restos conservades de seres vivientes, se indica el period aproximado en que esos seres muricron. Es posible datar otros hechos u objetos por isociacién, aunque las fechas ast obtenidas serdn siempre indirectas y uproximnadas, Por ejemplo, una fecha reconstruida a partir de un trozo de madera proveniente de ua dintel de un temple no indica cudndo fue construido ese temple, sino el momento en que fue cortade el arbol diel que proviene esa madera... Una obra de este cardcter es posible gracias al esfuerzo previo de mu- chos investigadores de distintas disciplinas, en especial de arquedlogos, historiadores yantropélogos; su trabajo nos ha brindado los materiales esenciales para constcuir esta historia de los pueblos originatios. A te- dlos ellos (Seria imposible nombrar a cada uno) expreso mi reconod- nto, Sin embargo, no quisiera dejar de lado algunas menciones par- tientares Un reconocimiento especial a Alberto Rex Gonmilez, maestro y amigo que guid mis primeros pasos en estos temas, euya ausencia seré ilicil de llenar; a Alfredo L6pez Austin y Carlos Navarrete, entraiiables amigos que afios aueis orientaron iis primeras incursiones en el mun- (lo mesoamericano; también a Luis Millones, quiet con sus trabajos y a través de largus conversaciones me introdujo en los complejos cami nos del mundo andino, Tampoco puede olvidar a mis alumnos de la sidad Nacional del ina manera también participaron en la conformacidn de este loxte, En esa ur His "1 Jus dlisensiones y comentarios realizados en las clases. Por tiltimo, agra- Jo XXI Editores de \imentina al aceptar una obra atin en proyecto, ya Susana Bianchi, por esti dedicado a los 1 pueblo Qom, Unive ntro de la Provincia de Buenos Aires, que sidad dicté, durante veinticinco aftes, un curso de ive \ de América prehispanica; gran parte de este libro fue escrito wiir de los materiales que wtilicé en esos cursos, enriquecido con dlesco la confianza de Luis Alberto Romero y de iencia. Este libri i permanente apoye, aliento y p dexcendientes de los pueblos originarios, en particular que ain lucha por sus legitimos derechos, 1. Construir la historia del mundo prehispanico Eseribir una historia de las sociedades prehispanicas no es tarea facil. Ademis de la enorme extensién espacial y tempo- ral, su reconstruccién es compleja y exige un enorme estuerzo puesto que requiere cambiar los modos cle hacer historia. Esa dificultad se prefundiza atin mas debido al caracter de los tes- timonios disponibles y a la enorme diversidad social, cuttural y lingtistica de las poblaciones involucradas. Construir una historia de las sociedades indigenas supone una concepeién diferente de la historia, dado que implica la incorpo- racién de herramientas tedricas y metodolégicas distintas, en muchos casos provenientes de ous disciplinas, y el uso de testimonios de un lipo diverse al que el historiador esta acostumbrado, Partimos de una concepeién de la historia como historia de sociedades (historia social, cn el sentido que le dio Eric Hobsbawm) consideradas como realidades lotales y complejas. Pensamos en una historia global que incluye kt to- alidad del pasado humane: no hay, por le tanto, sociedades sin cambio o sin historia. La cuestion de las fuentes F) acceso a esa historia presenta problemas iniciales especificos. Los acostumbrados a trabajar con documentos escritos, se 1 casi en total orfandad, pues la América prehispan historiadore: ca, con excepcion de los mayas y zapoteeas el perfodo clisico, no desarrollé tn -verdaclero sisterma de escritura, esto es, capaz de registrar de modo Cabal el lenguaje babludo, Para accede! ese pasado debemos recurrir los restos materiales “objetos, utensilios, herramientas, edilicios, tum bas, desechos de la vida cotidiana= que la arqueologia ha recuperado, Claro que estos lestimonios nos informan acerca de numerosos aspec+ 48 América abongen tos de la vida de esas comunidades, pero también dejan otros en total oscuridad, Esto es asi porque varios aspectos de la vida social no dejan testimonios materiales y sélo pueden inferirse a partir de otros restos; ademas, el registro arqueolégico es incompleto, muchos materiales se han perdido o han sido destruidos por la accién del tempo, de factores naturzles o por obra del hombre, Por tltimo, el aniilisis y la interpreta cién de los restos conservados presentan una extrema dificultad. Los documentos esctites prehispanicos son, como senalamos, muy ‘escasos. Su lecitira ¢ interpretacién olrecen numerosas dificultades, y la informacién obtenida sélo permite atisbar una infima parte de la real dad social, Los textos mayas, sin duda los mas importantes, se refieren a los grandes sefiores, a sus vidas y sus hechos; se trata de biografias ¢ historias dindsticas destinadas ante todo a legitimar el poder de esos sefiores. Fl resto de los documentos escritos disponibles fue producide por los europeos y, algunos, por mestizos y miembros de la nobleza in- digena. En el mejor de los casos, datan de Tas primeras décadas del pe- riodo colonial, aunque a veces recogen tradiciones mas antiguas. Esos testimonios (relatos y cr fraciones de viajeros, ensayos y studios de funcionarios y misioneros, documentacién adr vida de esas sociedades en los momentos previos a la invasion europea; micas de exploradores y conquistadores, na- nistrativa, judicial y religiosa) iluminan en parte la no obstante, apenas constituyen un momento fugaz en una historia de nilenios y su uso presenta serias dificultades al historiador. Ocurre que esos documentos fueron producides en condi his- toricas particulares. El descubrimiento de América planteé a los curo- peos interrogantes sobre el mundo desconocido que se presentaba ante ellos y, en especial, acerca de sus habitantes, cuyas costumbres y formas de vida (‘an distintas a las europeas) descubridores y conqnistadores ion comenzaron a observar con asombro. También observaron las profun- das diferencias: vastos imperios, mexica ¢ incas, convivian con tribus que practicaban una agricultura rudimentaria y con pequeiias bandas moviles de cazadores recolectores Ese mundo variado y contradictorio provocé reacciones disfmiles: de la contemplacién y el asombro inicial se pas6, unas vece: G6n y cl encandilamiento ingenuos, otras, @ Ia indignada protesta, la conden: para la perspectiva cristiana, Ambas r ala admira- y la repulsion ante costumbres extranas, algunas abe unites cciones tuvieron Nigar ante un mundo al que no habia posibilidad ni inteneidn de comprender, Tam poco hubo tiempo suficiente, ya que ese univers pronto fue desir tien Jado y destruico. CConstruir la historia cet mundo pretispanica 19 De todos modos, y aun sin proponérselo, quienes destruyeron ese mundo fueron los mismos que, en innumerables textos, también con- tribuyeron a su conocimiento, Sin embargo, esos testimonios no son faciles de usar, debido tanto a problemas de conservacién, escritura y Iengna como de interpretacién. Viajeros, conquistadores, funcionarios y misioneros transcribieron sus impresiones, en las cuales la visién del “otro” se encuentra atravesada por prejuicios, ambiciones, intereses, te= mores ¢ incomprension, Ademis, buena parte de esa informacién era obtenida mediante intérpretes, informantes natives que respondian a otros intereses, Se despliegan asi, ante el historiador, miiltiples lentes, de diferentes formas y colores, que median su acceso al pasado, defor- mando las imagenes una y otra ver hasta volverlas, a veces, inasibles. El chogue cultural fue profundo; de alli que resulte tan dificil sepa- rar lo real de lo imaginario, la verdad de la fantasia en los relatos. Las exageraciones (en las distanei ndios) son frecuentes y pueden conducir a serias errores: a menudo an interesadas y servian para realzar méritos y disimular faltas; otras el tamano de las cosas, el numero de veces resultaban del temor y el asombro ante lo desconocido, Tampoco er ficil expresar en términos comprensibles para el ptiblico europeo al quc iban destinados esos escritos objetos y realidades pars las cuales no existian palabras ni conceptos adecnados en lengua castelina. Asi, por cjemplo, para describir un guanaco, Antonio Pigafetta, cronista de la cxpedicién de Hernando de Magallanes, formulé la siguiente (y asom- brosa) deseripcién: “Este animal tiene cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y cola de caballo; relincha como esie tltimo”. Cémo Ilamamos a nuestros actores 180 comin denominar “indios” a los pueblos que ecupaban el con- incite americana cuando Cristébal Coldn arribé a sus playas en 1492. Fue el propio almirante quien lo usé por primera vez, conyencide de huiber arribadoa la India, meta esperada de su travesfa atkintica. Algunos nios después Los spa ples sabfan ya que © a sus descendientes. Durant ras fueron Ilamadas “Indias Occidentales”. Con distintos argumentos, desde hace algunos aios el as tierras no eran Ja India, vero eb in re se mantuvo y se extend érmino “in- dio” es duramente cuestionado, Eu los Estados Unidos se utiliza el de Native Ameri abori~ ns". En los paises de habla hispana se prelirid genes’, “indigenas’ u“originarios®, que tienen un significado similar, 20 America aborigen incluso son aceptados por Jos propios descendiente rho es posible afirmar que tales denominmaciones sean mds Legitimas que Inde “indio”, rechazada por las connotaciones peyorativas y degradan- tes que adqpirié con el tiempo, pues se lo asimil6 a “salvaje” © “parba- ro". De alli que, aclaraciones mediante, evitemios su uso en este libro, Claro que el que haya sido acuilade por es motivo de absoluto rechazo: al fin y al cabo, los otros términos son En cualquier caso, los conquistadores tampoco también europeos. Sin embargo, las mayores objeciones se vineulan con Jas implicancias de tal terminologfa, ya que supone cierra untidac de las poblaciones americanas que no existié en la realidad, lo que podria tener serias consecuencias metodaldgicas. De hecho, las peblaciones americanas se caracterizaban por su diversidad lingtistica y cultural, que no pas6 inadvertida para los europeos Por ese motivo, no existe cn las Ienguas indigenas americanas un tér- raino eqivalente; la identidad del native se encontraba dentro de los limites del grupo étnico al que se adscribia y las relaciones entre estos grupos eran a menndo conflictivas. Por tanto, no debe extrafhar que mu chos se aliaran a los conquistadores para enfrentar a sus tradicionales rv vales éinicos. Fl concepto de “india” (0 sus sustitutos) como revelador de hina unidad de las poblaciones americanas es producto de la conquista; no se trata de una categoria cultural, racial o émica, sino social. Hl indio era, por definicién, cl sometido, Durante la conquista, eta condlicion de conquistados confirié cierta unidad a poblactones émicamente diferen- tes y permit representacion espafiola de la sociedad colon dle dos “republics” separadas de manera tajante (poco importa que la realidad fuera mas compleja) refor2s y legitims esta identidad. De alli que en este libro se utilicen dichos términos despojandolos de todo contenido étnico. rechazo hacia ciertas formas de “indigenismo romantico”, bastante: a la moda entre ciertos grupos, que supone la existencia de una esencia 0 formular una identidad comin frente al conquistador. La jal como Ia yuxtaposicién a postura se complementa con un abjerto espfrita puros que subyacen a In diversidad exterior y perduran a (raves el tiempo. El “Nuevo Mundo": diversidad y heterogeneidad E] mundo americano prehispinico tiene un valor iniguabable para los Cientificos sociales interesados en la’ problematicn de tay diferencias culturales, Gi indo los enropeos arribaron a lax playaa americans del ‘Gonstnir la historia del mundo prehispanico 21 continente, este ofrecia una extraordinaria variedad natural y cultural. Por un lado, la multiplicidad de paisajes, climas y suelos se correspon- 1 con Ja diversicad de comunidades de animales y plantas, por otro, | pluralidad de comunidades humanas se expresaba en la diversickad cultural, social y lingiistica. La diversidad geogratica Vrolundos contrastes geogralicos caracterizan al continente america ho, Enorme isla continental que se extiende del Arico al Antartico, lus aguas de las dos mayores masas oceduicas, el Pacifico y el Adantico, hain sus costas occidentales y orientales; el Ecuador la corta en dos partes formando grandes franjas elimaticas comparables, aunque inver liday, que se extienden hacia el norte y el sur. De oeste a este el perfil del continente ¢s asimétrico, Al oeste, pa- hilclo al Pacifico, un enorme sistema cordillerano lo atraviesa desde Mask hasta Tierra del Fuego. Geologicamente joven, su estructura es compleja: coexisten alli elevacios cordones montafiasos, grandes vole cs profiindos, altas mesetas y planicies, y las mayores alnuras dol continente, En América del Norte, ese sistema es conocide con el nombre gencral de Rocallosas; en América del Sur, como Andes. La ica Central, que articula amisas masas continentales, esti cubierta de montafias. Sobre el litoral del Pacifico lias Hlanuras son muy estrechas, a veces inexistentes, y las montaiias lle asi hasta la costa misma. hes, val Wn gosta franja de tierras de Ame MI oriente de esos grandes sistemas se extienden inmensas Hanuras formacas por extensas cuencas fluviales, como la del Mississippi en el (ey kas del Orinoco, el Amazonas y el Plata en el sur; cerca del litoral \(hintico emergen algunos macizos y cordilleras, menos elevados y ge0- lopicamente antigues, com formas suaves y redondeadas producto de la prolongada erosis n. En los extremos del continente, dos antiguos ma- (ni Lorman extensas planicies, el escudo canddico y ka meseta patagé- WiGt Alyunos alloramientos rocosos antiguos rompen Ia uniformidad ‘le Hlantias y phinicies, como Los sistemas serranos del sur bonaerense ode tay pa central. Foo relieves inciden en la direccién de les yientos y la distribucién de ». Lats Huvias, abundantes en el Adaintico, disminuyen de bate este haste eneontarse con las altas cordiller iw prceipitaeie en cambio sobre 6 Pacitico son excepeionales, salvo en la ona ecuatorial y los exiremos, Hone y sur, La combinacién de esios elementos (relieve, latitud, condi- » clinniticay) dio lugar a ta formacién de wna vaviedad de pais 22. América anonigan cada uno con sus recursos caracteristicos, que abarcan desde la estepa polar al bosque tropical, de las extensas pracderas templaclas a as sabanas tropicales, de bas mesetas cesérticas a los fertiles valles mnontafiosos. Tal diversidad de ambientes incidié en la diversidad cultural, aunque no en el sentido del detenninismo geogréfico tradicional. Ante cada am- iente, las conmunidades humanas encontraron obstécules y postbilidades y, pata sobrevivir y reproducirse, desarrollaron estrategias y iecnologias especificas, al tiempo que claboraron miiktiples dispositives cuiturales y sociales. Ast, desde amey temprano, cada comunidad interactué con su ambiente, lo modifié y recres para aprovechar mejor sus recursos. En él siglo XV, cuando arribaron los europeos al continente, el paisaje de algunas vegiones, como los Andes centrales y Mesoamérica, habia sido profimdamente transformado por comunidades que habjan i complejas estxategias econdémicas, sociales y politicas para su uso ‘iado La diversidad lingiistica y cultural Lacantidad de familias lingifsticas, Lenguas individuales y vasiantes dia- lectales que se hablaban en ¢l continente es notable. Los expecialistas difieren en la cifra exacta de lenguas habladas y en el lugar de cada una de ellas en las clasificaciones lingifsticas, pero coinciden en que, en ¢l momento de la invasién europea, el ntimero de Jenguas o idiomas har blados (sin considerar variantes dialectales) babrfa roudado los dos mil, Fl mapa lingiifstico del continente presentaba entonces el aspecio de tun abigarrado mosaico donde muchos pueblos con diferentes lenguas podian convivir en espacios a veces reducidos, comparticndo incluso jina misma cultura, Es probable que esta caracteristica fuese resultado dle los intensos snovimientos de pueblos y de Tas frecuentes migraciones que tuvicron lugar a Jo largo de toda la historia prehisprinica, La diversidad lingiiistica no impidid, sin embargo, relaciones ¢ inter- cambios entre comunidades que hablaban lenguas ininteligibles entre sf, las cuales encontraron mecanismos para comunicarse: sin ellos, el prolongado funcionamiento de extensas redes de intercambio no ha- bria sido posible, La habilidad lingiifstica de os pueblos americanos es destacable; esto se observé en especial Iucgo de la invasi6n europea muy pronto numerosos indfgenas aprendieron a hablar con fhides, el castellano ¥ actuaron como intérpretes y traduetores de los conqutista dores; en Las escuelas mision anciscanas de Mesoamérica, jovenes dela nobleza indigena utilizaron la lengua eastellana para elaborar cr6 nicas o historia locales, ¢ incorporaron el alfabeto lating para escribir sug propias lengua. Construir ia historia del mundo prebispénieo 23 No fue menor la pluralidad cultural de Jos pueblos americanos. Ha- 2.1500, coexistian en el continente distintas economias (desde las for- mas més simples de caza y recoleccién hasta las mas complejas practicas agricolas) y diferentes formas de sociedad (desde las organizaciones de bandas hasta “estacos” e “imperios”). A ello ¢s preciso agregar la multiplicidad de costumbres y practicas sociales, de creencias y précti- cas religiosas, de habilidades teenolégieas, de expresiones simbélicas y estéticas. En este marco, cada grupo configuraba su propia identidad, cs decir, la forma en que se reconocfa a sf mismo y era reconocido por los otros, Ja cual se transformaba con el tiempo, conforme variaban las, iones histéricas. Por tanto, es claro que no existia en la América prehispanica nada que pudiera expresar la idea de unidad entre las poblaciones originarias del continente. El problema de las elasificaciones Aunque la pluralidad del mundo prehispanico atrae a los estudiosos interesados en. la problematic de las diferencias sociales y culturalcs. también puede convertirse en un obstdculo para la investigacién. Al igual que los estudiosos de las ciencias naturales, enfrentados ala multi vivas, los cientificos sociales necesitan agrupar a esas poblaciones © sociedades de acuerdo con ciertas caracteristicas crucia- les, definidas a partir de criterios establecidos previamente. Obtienen \si “tipos” © “taxones" que agrupan a distintas sociedades con rasgos semejantes y permiten organizar la informacién empirica, realizar com- paraciones mas amplias y formular hipétesis generales. Sin embargo, no debe olvidarse que tales tipos o taxones no constitu- yen re plicidad de forms lidades sociales en si mismas, sino que son construcciones aia \iNieas de los investigadores, Se wata de herramientas o insirumentos \wOricos titiles para clasificar (operacién fundamental en el campo de li Ciencia), pero las sociedades asi caracterizadas no pierden su indivi- ‘ualidad ni sus rasgos propios, Mas alld de las operaciones intelectuales explicar los procesos histéricos, el objeto final de los calidades sociales concretas, ubicadas en un tiempo Hinnancleas, hecesarias pa Nisioriadlores si y expacio dete Desde fa sey inci mitad del siglo XIX, con Ja conformacion de las odlernay (entre ellas Ia Historia y la Antropologfa), las ela- Micaciones adquiieron enorme importancia, en especial respecto de 4\\\Wellas soeiedides «ue Ho pertenecian al ambito del mundo europeo occidental contempor >, ya fireran las denominadas “prebistéricas”, Jw vociedaces “prinitivas® (que adn habitaban lugares remotos de Asia, 24 Amériga aborigen Africa y Oceania), 0 las que habian ocupado el continente americano antes del arribo de los europeos. Existieron distintas clasificaciones, y los criterios que las sostenian se fueron modificando. Las més conocidas, formuladas por los arqued- criterios visibles en los restos materiales, como la tecnologia (piedra tallada, piedra pulida, metales), las pract- logos, apelaron ante todo ‘eas econdmicas (que definian grupos recolectores, cazadores, cultiva- dores, agricnltores) y los modos de movilidad y asentamiento (segtin los cuales se las caracterizaba como némadas, seminémadas, sedentir rios aldeanos, sedentarios urbanos). Ademas, algunos de estos eriterios comenzaron a asociarse: la piedra tallada con la caz; nomadismo; la piedra pulida con la presencia de cultivos; el sedentaris- mo aldeano con técnicas como la cerdmica y ¢! tejido; los metales con aagricultura desarrollada y la vida urbana, En tanto, los evolucionistas decimondnices erearon tn modelo que supania tres grandes estacios 0 -recoleccion y el momentos (salvajismo, barbarie y civilizacién) en el proceso evolutivo por el que habrian pasado todas las sociedades, Tal esquema incorporaba los criterios tecnoldgices vineukindolos con las formas de matrimonio, parentesco, gobiemo y religion. Sin em- argo, tales asociaciones y las clasificaciones derivadas de ellas, elabo- radas en principio para cl continente europeo, demostraron su ineficar cia cuando, ante la acumulacién de informacion proveniente de otros continentes, se intent6 aplicarlas a otras sociedades. Esto ocurrié en los estudios acerca del continente americano, verdadero muestrario de excepciones respecto de las rigidas clasificaciones tradicionales, ‘Adems, al extenderse, los términos que denominaban a los distin- tos esiadios evolutives fueron adquiriendo connotaciones valorativas de ese modo, “civilizacién” se convirtié en sindnimo de una sociedad avanzada, culta y sofisticada —cuyo modelo por excelencia era la socie- dlacd europea occidental de esa Epoca~ en tanto Los etros clos, “salvajis mo” y “batbarie”, con una fuente carga peyorativa, se aplicaban a todas aquellas sociedacles, tamnbién lamadas “primitivas”, que ne habian al canzado tales logros. Las dos tltimas cayeron hace tiempo en desuso {al menos en el campo de la Antropologia), pero Ia oura sigue siendo empleada, aunque con un sentido mas especifico. des con un mayor grado de complejidad, cuyos rasgos basicos consisten ¢ refiere a socieda- cn Ia presencia de ciudades, una marcada divisién social del trabajo, desigualdad social y wna organizacién politica centralizada con una idvologia, & as dlileren cialmente religic sa, que justifica el poder y ciay sociales, Se corresponde, en ebesquema que dat mos ueygo, con las Construir ja historia cel mundo prehispanico 26 jefaturas avanzadas y los estados antiguos. En ese sentido usaremos el término, sobre todo en aquellos casos en que no resulta claro si se trata de una u otra forma polftica. En cambio, cuando hagamos referencia al significado valorativo tradicional, aparecera encomillado. Hacia mediados del siglo XX, los antropélogos vinculades al nevevo- lucionismo estadounidense plantearon la existencia de diferentes lineas cvolutivas, esto ¢s, de una evolucién multilineal, a diferencia de Ja uni- lineal, que postulaban los antiguos evolucionistas. Con esta idea como base, comenzaron a analizar Ja evolucién particular de Jas sociedades originarias americanas, elaboraudo sus propios esquemas clasificatorios. El esquema mas completo y exitoso fue desarrollado por el antro- pélogo estadounidense Elman Service, quien, a partir de informacion ctnografica, reconoci6 cn la América indigena cuatro tipos de socieda- des (bandas, tribus, jefaturas y estados antiguos) que, al mismo tiem- po, marcaban la cvolucion sociocultural del continente, Para Service la evolucion de las sociedades e poblacién, El crecimiento del ntimero de personas y grupos dentro de iedad demandaba formas cada yea mas complejas de integra cidn social y cultural. Los tipos reconocides por Service constituyen, pues, cuatro formas distintas de integracién sociocultural, ordenadas segtin su complejidad. El esquema de Service fue adoptado y aplicado por numerosos inves ligadores; aunque con algunas adiciones, y con frecuencia desprendido ha relacionada con el aumento de la una so ce sus implicancias evolutivas, todavia se lo utiliza y constituye una base ‘iil para una clasifieacién de las sociedades aborigenes americanas, tae sou que de todos modos no resulta nada sencilla Realizado a partir de informacién etnogriilica, este esquema presen- la sus primeros problemas cuando consideramys a sociedades que slo conocemos por documentacién arqueolégica (restos materiales), pues sic tipo de circunstancias no siempre da acabada cuenta de los aspec- acién. os sociales y politicos que ocupan un lugar cenual en la clasi investigador debe determinar cules son los rasgos criticos del material arqueolégico, rasgos que mostearian, con un mar yen aceplable de seguridad, la presencia de una banda, una tribu, una jelaiunto un estado. No obstante, como el registro arqueoldgico munca © conipleto incluso puede ser muy limitado-, es probable que esos gos evitivos solo puedan decumentarse de manera parcial Kir estos casos, enci Hu efeeto, no es dificil dist ngquir, en términos arqueolégicos, entre tn Campamento de cazadores y una ciudad o centro urbano, y econo: cor en ellos la presencia de una banda y un estado, respectivamente. 26 Amnirica aborigen Otras veces, en cambio, resulta dificil saber si un asentamiento de grandes dimensiones cra una aldea muy grande © una pequeita cine dad y, por lo tanto, decidir si sus ocupantes constitufan una jefarura o un estado incipiente, No debemos olvidar que las sociedades cambian de modo permanente y que esos cambios, pequefias y casi impercep- tibles, dejan pocos rastros en el registro arqueolégico y sélo pueden apreciarse en el largo plazo. Las bandas no se wansforman de un dia al otro en tribus; una jefatura no desaparece de repente para dar lie gar aun estado. Como sefialamos, las categorias de banda, tribu, jefatura o estado son Lipos 0 taxones clasificatorios y no refieren a una realidad social particu lar, A pesar de ello, las clasif investigadores. Cémo se definen tales tipos 0 taxones 0, dicho de otro modo, qué significan los conceptos dle banda, tibu, jefatura 0 estado es Jo que explicaremps a continuacién. caciones contintian siendo tiles para los Las bandas Se trata de sociedades pequefas, compuestas por varias familias vineu- Iadas por el parentesco, cuyo ntimero de miembros, que varfa segtin Jos recursos disponibles, rara ver excede algunas decenas. Los matri monios se acuerdan entre miembros de distintas bandas (exegamia) y la nueva pareja sucle residir con Ia banda del yaron (vitilocalidad). Por lo general estan integradas por varones casados, sus mujeres fordneas y los hijos solteros. Fl parentesco, que integracion de la banda, regula el lngar de cada individuo, sus derechos y sus obligaciones. Cada banda controla un territorio definido, por el que se desplaza para obiener distintos recursos, en general siguiendo un ritmo esta- cional anual. En ciertas épocas pueden compartir espacios con owas bandas, donde obtienen algunos recursos en conjunto. Ademés, estos encuentros se utilizan para intercambiar bienes y, en especial, para acordar intercambios matrimoniales, donde cada banda entrega y reci- be mujeres, y que contibuyen a establecer alianzas. Su econom(a se sostiene en la obtencién directa de recursos de la nat sy fan segtin las condi- sticula el funcionamiento y la ralezaa través de la eaza, la recolecci6n y la pesca, aunque la importan los modos en que se llevan adelante estas précticas va ciones particulares del territorio. La produccién artesanal, de cardcter do- méstico, se reduce a bienes de ‘amientas, artefactos {cil transporte (he y utensilios necesarios) y adornos personales. No hay comercio, y los in owidlal, tercambios, regidos por el parentesco, se ajustan a reglas cle recip) ‘Construir la historia del mundo grehispanice 27 Esas mismas condiciones regulan la amplitud y el ritmo de movilidad (nomadismo). En. situaciones especiales, cuando existen abundantes recursos estables en un espacio reducido, las bandas pueden residir de modo mas 0 menos permanente en un mismo lugar. Intemamente, no presentan més diferencias sociales que las derivadas del sexo y la edad, criterios que también regulan la division del trabajo. No hay lideres 0 je~ fes formales y, aunque surjan individuos prestigiosos por sus habilidades personales (un cazador valeroso, un rastreador habil o un shaman reco- nocido), s6lo los ancianos, cabezas de las distintas familias, mantienen cierta autoridad para resolver conflictos internos o tomar decisiones ¢o- lectivas, como el traslado del campamento o la venganaa de una ofensa, Las tribus FI ntimero de miembros de las tribus, muy variable, depende de cir- cunstancias particulares excede unos pocos miles de personas, Se trata de sociedades multico- munitarias, esto es, formadas por distintas comunidades © unidades sociales de base. Estas unidades se expresan en la presencia de cieria aunque mayor que el de las bandas, rara vez cantidad de asentamientos, aldeas o caserfos, no mucho mayores que los de las bandas aunque suelen ser mas estables, y son raros los casos en que toda la poblacién se concentra en una sola aldea, E problema basico es la integracién de esas comunidades en la uni- dad mayor que es la tribu, proceso en el cual el parentesco juega un pa- pel central. Si, come en las bandas, cada comunidad forma un grupo de de parentesco real, este se extiende al conjunto de la tibu por medio dle un sistema ampliado, que se expresa en una genealogia que conecia 4 los diferentes grupos o Inajes mediante el reconocimiento de un le jano ancestro comtin. Gomo descendientes de ese ancestro, los linajes © comunidades son, en principio, iguales. La solidaridad entre los tina- jes es reforzada por otras instituciones voluntarias, como asociaciones ynerreras, fraternidades religiosas 0 grupos de edad, que atraviesan de manera horizontal a las comunidades locales. Su organizacion interna también es muy variable, Los jefes de los li- hajes, ya veces también las distintas asociaciones tienen gran peso en la Vida social y politiea, aunque quienes ejercen ciertas funciones tribales base econdmica suficiente y dependen de idades. En algunos casos puede constituirse cieria al, de ui carecen, en gen sit prestigio y habi jorarquia de jefes tribales, e incluso alguna aldea puede Megara funcio- al nar como “capital” dle esto, no se observan roles in embargo, m jerenclas sociales hereditarias, 28 América aborigen La economia tribal suele asociarse pricticas horticolas 0 agricultura ple, aunque en rea dades. La recipros si Jidad puede abarcar un espectro ampli de activi- fad rige los intercambios cotidianos, si bien surgen formas més complejas, como la redistribucién, que permiten a cada comunidad acceder a recursos que no encuentra cn sus tierras, pero que existen en las de otra, Las jefaturas Las jefaturas (chigfdows, en inglés) o seforios eran entidades polit regionales que aglutinaban « mltiples comunidades bajo ln autoridad permunente de un jefe. A diferencia de los tipos anteriores, las jefaturas, gue podian alcanzar una poblacida de algunos miles de personas (inclu so, a veces, decenas de miles), mostaban algun tipo de “as varquizaci6n social, expresada por la posicién © rango clevados que ocupaban ciertos Jinajes y comunidades. El parentesco cra erucial en Ia articulacién de « las diferencias que emanaban de ella, estaban justificadas por la mayor 0 as sociedades: la superioridad de ciertos individwos y linajes, asf como menor proximidad genealdgica al jefe, cayo linaje ocupaba el lugar ands alto en el sistema de parentesco, y por ende, en la jerarquia social La estructura genealégica de cada jefatura, con su organizacién je- rarquica de los linajes, deriv de condiciones histéricas particulares, como antigtiedad, ubicacién, riqueza o prestigio. La superioridad del linaje del jefe provenfa de su mayor cercania genealdgiea respecto del fundador mitico, en especial a partir del principio de primogenitura. Asi, el jefe ocupaba un lugar central en todos los aspectos de la vida social, y su figura estaba rodeada de complejos rituales y ceremonias. Se reconocen al menos dos niveles en el cjercicio de la autoridad: los |jefes de las comuniclades locales y, por encima de estos, el jefe superior El poder de este tiltimo dependfa, sin duda, de la importancia de su linaje, pero también de su control sobre ka producci6n y el intercambio de bienes, de sus capacidades y habilidades personales (incluidas las fericlas a la guerra) y de una ideologfa itil para legitimar ¢ institucio- nalizar las desigualdades que se manifestaban en el seno de la sociedad. También dependia de la fuer defender los recursos de Jas comunidades bajo su mando. Hacia 1492, las jefaturas instala za yuerrera (su séquito 0 seguidores) para en distintas regiones del continente mostraban sus dimensione miihiples forma: actividades econémicas, patrén de asentamiento y poderes y atributos de los jefes dependian de cireuns s histrieas particulare Consituir la historia del mundo prehispanioo 28 Los estados antiguos Los estaclos constituyeron la forma sociopolitic da en el mundo americano prehispsnico. Mas extensos y con mas po- mas avanzada aleanza. bblacién, los estados antiguos conservaban algunos rasgos de las jefaturas (rango, reglas suntuarias, distancia entre las comunidades, papel del Ii der), aunque con diferencias cualitativas significativas, Organizaciones politicas altamente centralizadas, la articulaci6n de las comunidades que las integran no se expresa en extensos de sistemas de parentesca, \unque ‘tales sistemas jueguen un papel central dentro de los distintos cstamentos de la sociedad, sito que se asocia al territorio comiin en que \iven. En ese territorio pueden coexistir distintos centros (desde gran- hasta aldeas) organizados en forma jerarquica, a menudo con funciones especializadas. Uno de ellos acitia como capi len residir el rey © sefior, su séquito o corte, y los altos funcionarios. El vey, su linaje 0 los dioses a los que representa aparecen en tiltima rincia como los propietarios de ese territorio; en tanto, las demas comunidades pierden su caracter de propietarias y, aunque a vece dles ciudaces ‘al; alli suwe~ ins con- «van algunos derechos, en la prictica se convierten en usufractuarias dle esas tierras. La sociedad se divide cn clases o estamentos claramente difevenciados, lo cual se expresa a uavés del acceso a determinados bicnes suntuarios. El estado, expresién abstracta de esa unidad mayor, Visible en la figura del rey o seiior, se separa del resto de las comunida- des, que deben contribuir, por medio de su trabajo o de tributes, a su wostenimiento y al de la elite gobernante, La apropiacion de esos exce- denies constituye la base material del poder de] sefior y del estarnento jobernante. Intermediario 0 representante tinico de las divinidades, a veces ado- hado como una divinidad, el sefior ejerce un poder total asociado a la 1: eneabeza la organizaci6n religiosa, encarnada en una jerarquia de sacerdotes, y dirige la administracion del estado a través de una bure- Chicii © jecarqufa de funcionarios, reclutados en ambos casos dentro de |i. clite, cuya posicién depende, en principio, de la voluntad del senor. Janibién dirige la vida econémica: regula el acceso a las tierras, organiza li actividades productivas, establece y recauda los tributos, redistribuye hiches y controla los intercambios a distancia, en especial de bienes con s los resortes que as yuan li reproduccién material y simbética de Ia vida social y politica. Avinisino, cierios desarrolios culturales como el calendario, los sistemas ‘lo valor simbolico. Ein suma, el rey controla tode de cOmputoy registro, y los Complejos sistemas tcolgicos expresados en timan y ficilitay tales controles, liltowy vituales permiten, ley 2. América en el momento de la invasi6n europea: un mundo en movimiento Afines del siglo XV, cuando Gristébal Golén exploraba las cos- tas americanas, numerosos pueblos vivian en el continente y ocupaban la mayoria de los ambientes habitables. Esas pobla- ciones, presentes alli descle muchos milenios atras, hablaban numerosas lenguas y tenian profundas diferencias sociocul- turales, resultado de las diversas geografias, las respuestas y estrategias que cada pueblo habia elaborado y los complejos procesos histéricos que habian vivido. También se trastada- ban, migrando en busca de mejores oportunidades a regiones. lejanas 0 desplazandose en pequefios grupos para comerciar, buscar materias primas escasas, guerrear o participar en proce- siones y ceremonias. Hacia 1492, bandas, tribus, lian en el espacio americano, Las bandas, presen del poblamiento, conservaban sus rasgos basicos, aunque habfan cam- hiado para adaptarse a distintas condiciones. Tribus, jefaturas y estados, cn Ganbio, resullaron de la historia de esas sociedades en el continen- lc, historia que comenz6 con los primeros pobladores y culminé con las grandes construcciones politicas del siglo XV, los estados azteca e inca, en Mesoamérica y los Andes centrales respectivamente, donde coexis- tian con jefaturas cfatnras y estados antiguos coexis- desde el comienzo estaclos menores, EI panorama era mds variado en otras regiones. Las bandas ocu- paban extensos espacios: todo el tercio septentrional de América del Norte, gran parte del occidente de los actuales Estados Unides y norte de México, las Hanuras y planicies del tereio meridional de América del Sur, y las Zonas interiores de las grandes cuencas Hluviales tropica- Jes. En algunas regiones coexistian con poblaciones de agricultores. Lay tribus ocupaban las zonas boscosas del sudeste y algunas pa tes del sudoeste de los actuales Estados Unidos y el noroeste de México, asi como las tieeras bajay tropicales de América del Sur y parte de los 32 America aborigen +s meridionales, y conv se encontraban al sudeste de los Estados Unidos, algu- nos puntos de las costa pacifica del Canada, la mayor parte de Amé- rica Central y los Andes Septentrionales (actuales Golombia y norte de Ecuador), las grandes islas del Caribe, las tierras hajas cereanas a la desembocadura dé los rfos Orinoco y del Amazonas, y partes de los Andes meridionales. fan con bandas y sociedades de jefatura, Estas iltima Gazadores recolectores de las tierras frias del Norte Las tierras frfas septentrionales, que cubren 2 y al bosque boreal o taiga. La primera, extendida a lo largo del borde septentrional del continen- te, carece practicamente de arboles, sus inviernos llegan a durar nueve un tercio de América del Norte, corresponden a la tundra drti meses y las lemperaturas pucden bajar hasta 70 grados bajo cero. Re cibe pocas precipita congelado, el agua supert ciones, pero como el subsuclo permanece siempre cial no penetra y forma gran cantidad de riachuelos y lagos. Sus eseasos pastos alimentan manadas de caribties, recurso fundamental para los cazadores. Alsurde la tundra se encuentra cl bosque boreal o taiga, amplia fran- ja que se exticnde por el interior canadiense, con recursos alimenticios pobres y una poblacién escasa y dispersa. Su lism ampli acumula més regularmente, pues su cubicrta boscosa limita Ta accién de los vientos y las radiaciones solares. Ese bosque ofrecia proteccién & plantas, animales yal hombre. En el oeste, la angosta franja costera del Pacifico en el actual Canada, Tiuviosa y encerrada entre él mar y las montatias, contaba con los ricos recursos icticolas del océano y de Jos torrentosos rios que bajaban de las montatias, cuyas laderas boscosas brindaban abundantes maderas. , muy frfo, presenta variaciones estacionales aun ma que en el Artico, y la nieve se Cazadores de la tundra drtica Conocidos con los nombres genéricos de “esquimales” 0 “inuit", esos cazadores desarrollaron un modo de vida especializado, ajustado al frie extremo y la poca variedad de recursos de la regién, Distribuidos entre Alaska y Groentandia, hablaban dialectos de la misma lengua, inupiak y por su modo de vida se relacionaban con los pueblos del norte de ta estepa siberiana, cl antiguo hogar de sus ancestros, El territorio jnuit comprendia dos ambitos diferentes: la tundra y el mar que bafaba sus it debievon adaptarse a ambos América an el momento cle Ia invasién europea $3 MM ee ee ee eae El pais de los esquimales LLargos inviernos con dias que son casi noches y temperaturas muy bajas caracterizan el extenso y monéteno territorio esquimal. En los verancs, cortes y un p9s9 menos frios, casi no existe la neche: ¢/ sol tibio esta. siempre sobre el horizonte y las sombras se alargan sobre el frio suslo. Su calor no llega a descongelar al eubsusio, por lo que al agua del dashiclo de ia superficie no denetra en la tierra y forma riachuelos y lagos en la su- pertcle, Los inuit se movian en ie tundra y en ol mar que bara sus costas, ‘gue durante buena parte del afio contindan uno al otro, cubiertes por el hielo. Estas condiciones explican mucnos aspectos de su tecnologia y su modo de vida. &l grabado, de mediados del siglo Xx, muestra una aiden inuit con las tradlicioneles viviendas construides con blocues de hilo {iglbe), una canoa, trineos, los perros usados para tirarios y las gruesas vestimentas do piel. ‘Aldea Inuit préxina a bahia Frobisher, en la isla de Baffin (grabado), on Charles Francis Hal, Arctic Researohes and Life among the Esquimaux, Nuova York, Harper & Brothers, 1865. 4a” Ki tierra, estos pobladores ¢ I en cambic n conocer en detalle los habitos de respecto a la helada superticie del mar, ante el comportarniento de los animales yabean, Co animales que debian entender como el del hielo mismo: una masa helada se movia, a yeces con rapi- dey y violencia; otras, de modo imperceptible, seygin las temperaturas, 34 Amétioa aborigen os vientos ¥ las corrientes marinas. No obstante, los recursos de mar eran demasiado ricos para ignorarlos: osos polares (peligrosos pero de gran valor), pequeiios invertebrados, peces, mamiferos y, en primavera yrverano, aves. De ese ambiente tan particular obtenian los recursos para alimen- tarse y protegerse. Las herramientas de caza, como los arpones, eran confeccionadas con hueso. Pieles y cueros servfan para hacer mantos y prendas de vestir; con césped, bloques de hielo, huesos de grandes animales y trozos de madera recogidos en el mar 0 los ries construian sélidas viviendas com guardapuertas, y se alumbraban y calentaban con aban usando tiendas porti- tiles de piel y embarcaciones del mismo material; en invierno, en cam- bio, recurrian a trineos tirados por perros y a paletas para nieve. La pertenencia del individno a una banda era Jaxa y el territorio de cada grupo estaba poco determinado debido a la baja disponibilidad de recursos, st cambiante distribucin y las amplias migraciones estacio- nales de los animales, lo que obligaba a una amplia movilidad. De alli que los desplazamientos de los hombres fucran frecuentes y erriticos. Kimparas de aceite. En el verano se movil Cazadores recolectores del bosque boreal o “taiga” Hacia el siglo XVI, las bandas de cazadores recolectores que vivian en Ja taiga hablaban lenguas de dos familias distintas: los del este de Bahia de Hudson utilizaban lenguas atapascanas, en tanto las del este empleaban lenguas algonquinas. Su modo de vida se adaptaba a las condiciones especiales del bosque boreal. Los chipppewa w. ojibua, que hablaban una lengua algonquina y vivian al norte de los grandes lagos, ejemplifican este modo de vida Su tecnologfa, equiparable a la de sus vecinos del Norte, incorpord recursos locales, como Ia corteza y Ia madera que abundaban en el bos- que, y las pieles y cueros de los animales cazados. Viviendas y utensilios se acomodaban al clima: en invierno, vivian en sélidas chozas de lefios y troncos, usaban trineos tirados por perros y fabricaban calzado para la nieve; en verano, tiempo de movilizarse, empleaban corteza de los Gaboles para fabricar viviendas livianas y ficiles de Wansportar, canoas en las que se desplazaban por los ados al cuerpo. Las herramientas eran, en general, de piedra tallada y afilada. La caza terrestve era su principal fuente de alimentos, El bosque pe 3 y vestidos ajus mitia también recolectar algunos vegetales y los rios hacian posible la peseit, En invierno se reun jan en grupos mayores con poci movilidad a causa de la nieve y el intenso frie, En verano, en cambio, se dividian América en ol momento de la invasién europea 35 cn unidades familiares para cazar, recolectar y pescar por separado, y algunas bandas, dirigidas por jefes cazadores, se reunfan para seguir al yeno en su migracién anual hacia la tundra En invierno, el movimiento estacional de lay bandas y su organiza- cién flexible les permitéa, cuando se reunfan, compartir informacién sobre el entormno y establecer vinculos mediante ¢] intercambio de mu- jeres. Estos mecanismos, y el hecho de utilizar dialectos inteligibles de la misma lengua, hacfan posible el establecimiento de extensas redes de comunicacion ¢ intercambio, tanto ente las mismas bandas como con los pucblos de fa estepa siberiana; en el este existieron, incluso, contac- (os ocasionales con navegantes vikingos Pescadores de salmén de la costa paeffica de Canad4 Kin Ja angosta franja costera del Pacifico se desarrollé un modo de vida uptado a las condiciones locales, en particular al mar. Los recursos slimenticios basicos provemian de la pesca, sobre todo del salmén, cuyo cielo de vida condicionaba los movimientos de los pescadores. La iiudera de los bosques cercanos, principal materia prima, servia para Consiruir casas, enormes canoas para trasladarse y pescar, grandes em- blemas herdldicos tallados —tétem o postes tovémicos-, mdscaras y una variedad de utensilios domésticos. Las herramientas basicas se realiza- pan en piedra alilada y pulimentada, La vida tan en- conocidos- era mas compleja que la de los cazadores de la jundra y la taiga, La abundancia de grandes peces y una adecuada onga- nizacién de la actividad pesquera permitian recoger y cntidad de alimento, Ese recurso, estable y abundante, hizo posible ka vida sedentaria en aldeas permanente y el desarrollo de un sistema de ila linaje residia en una gran casa comunal de madera y va ‘ios linajes podian asociarse para residir en una aldea tinica, dentro de |v cual existia un ordenamiento jerarquico de esos linajes y, por ende, social de estos pescactores —haidas, kniakiutly nootkas almacenar gran bingos, ©: dle sus jeles Aunque sélo vivian en ellas unas pocos centenares de individuos, Gudht aldea conformaba una jefatura, cuyo jefe, cabeza del linaje prine- va considerado duefo de las casas y Ingares de pesca, y era quien celebraba los principales rituales, El mas conocido y estudiado, deno- ininado “pédlach”, consistfa en un gran festin en el cual se regalaba, des (Hila, quemaba 6 consumfa una enorme eantidad de dienes, Guanto Hnayor era ka cantidad de bienes, mayor era el prestigio y la autoridad » debe haber servi del jefe que ofveeia el festin, Hate consumo sunt 36 Amica aberigen do para mantener al maximo la imtensidad de la obtencién de bienes, y prevenir asf eventuales cambios en la disponibilidad de los recursos. Las tierras templadas de América del Norte La regién de los bosques orientales Atravesada en el esi por los montes Apalaches, ecupa casi toda la mitad orient 1 de los actuales Estados Unidos. Los bosques que la cu- bren, més cerrados en el este, se vuelven mas ralos hacia ¢l veste, al- ternando con espacios abicrtos cubiertos de hierbas. El clima es muy frfo en el norte y més templado hacia el sur; en el oeste, mas | mar, la amplitud térmica es mucho mayor. Esas diferencias incidieron jos del en la vida de sus pobladores pero no obstaculizaron los contactos en- we las distintas comunidades, que establecieron estrechas relaciones entre si Hacia 1500, en la regién se hablaban numerosas lenguas per ienceientes a distintas familias: algonguéna, como la de los mohicanos; iroqués, hablada por los ancestros de los cherokees; siowx, como la de los ereeliy los choet Todas esas comunidad s combinaban, en diferente gratlo, practicas ayricolas, caza, pesca y recoleccién, Para la agricultura se aprevechaban quema, adecuado para las zonas boscosas, que consistia en el desmonte de parcelas boscosas, la quema de troncos, ramas y malezas, cuyas cenizas servian como fer tilizantes, y la siembra de las semillas en pequefios pozos. La parcela culivaba durante algunos afios; cuando bajaba su rendimiento, era abandonada para que el bosque se regenerara y se abria otra nueva. Se cultivaban mai, frijoles y calabazas, ademas de otras plantas locales. las Iuvias y se utilizaba el sistema de roza, o tala FI bosque cra una importante fuente de recursos: se cazaban alees, 0808, linces y pumas, que brindaban carne y pieles, y se recolectaban Dayas, uvas silvestres y [rutos secos como mueces, castaiias y bellotas. En a costa athintica se recogian almejas y ostras, y se capturaban langostas y peces. Al oeste, donde la lanura herbacea desplaza panlatinamente al bosque, las comunidades se dividfan a comienzos del verano, terminada la siembra, para la caza del biifalo, y regresaban a sus poblades para ka cosecha, a comienzos del otoiio. A pesar de las diferencias en t malo y grado de concentnacion de los poblados, en la region predominaba una onganizacidn de tipo tibal aunque, en algunas partes, como la cuenea del rio Ohie y li Cuenca media del Mississippi, hay indicios de alta coneenineln de poblicion América én el momento Ge la inves 6n europea 37 en aldeas simacas en tomo a centros con funciones ceremoniales, prin- cipalmente funerarias, Al mulos, grandes plataformas) que revelan rituales colectivos y complgjos mecanismos de articulacién. En ocasiones, varios centros cercanos estar se levantaban construcciones ptiblicas (ni ban conectades por terraplenes de Gera que debea haber sido utiliza dos para realizar procesiones. At tt La tradicion Mississippi: Cahokia La tradicién cultural Mississippi, cuyo inicio se remonta ures mil afies atrés, se caracterizé por grandes esentamientos con construcciones publicas, como timulos y grandes plalalormas piramiciales. Esos cen- tres vivieron su momento de apogeo unos dos o tres sigios antes de la llegada de los europeos, aunque algunos, como Grand Village, secuian funcionando en el siglo XVI, El mas importante de tales ventrus fus, sin duda, Cahokia, en tlinois, al ceste del ro Mississippi y muy cerca de Saint Louis, la capilal de Missouri. La ilustracion muestra la reconstruc- cién cel area ceremonial de Cahokia, con sus monticulos y la emeall zacla que lo rodea. Cahok'a fue abandonacia pocas décadas antes de la llegada de los espafioles, aunque la tracicién Mississipp! percurd por Inds tiempo. Nustracién: revista National Geographic. Ai” Hin esa Ultima etapa se expandi6, junto a los timulos y al monticulo- feryplo, un sistema religioso Hamado “culto meridional de la muerte”, Heconocible por un eonjunte de simbolos que inclufa un ojo Horén 6 ado, eruces, eireulos solares, fechas bilobuladas, manos hum esos largos y hombres danzando, r 1 se reproventaban animales come nascon. ne jor e eruces en la pal te mtiviados, Tamnbi ils, felines 38 América aberigen yserpientes emplumadas, y una figura de hombre-pajaro. Estaban reali zados sobre distintos objetos, como adornas de concha y cobre y piezas ceramii mando, hachas y enchillos de pedernal cuidadosamente tallados, insig- nias © simbolos de estatus y autoridad. s, depositados en las tumbas de los sefiores junto a bastones de La cultura Mississippi presencié el desarrollo de marcadas desigual- dades sociales, que se inseribieron en los ajuares funerarios y en el surgimiento de sociedades de jefatura. Es dificil pensar que una orga- nizacién tribal pudiera encarar construcciones de tales dimensiones: en Cahokia, por ejemplo, el Monticulo Monk, una enorme plataforma para templo, tenfa unos 30 meuos de altura y su base cubria unas 6 hectireas. Los pueblos del occidente de América del Norte Al oeste del Mississippi, a la altura del meridiano 98, se inicia otra re- gi6n que se extiende hasta la costa del Pacifico, cubriendo el occidente de los Estados Unidos y gran parte del norte de México, Esta enorme masa territorial se diferencia de la anterior, ante todo, por la dureza de su clima (mds drido y seco a medida que se avanza hacia cl este), transparencia de sus ciclos, la creciente amplitud térmica y la presencia de tn enorme macizo montaiioso. las Rocallosas, que corre de noroeste a sudeste. Dominan los desiertas y las mesetas (mesas © cuencas), con paisajes lunares donde emergen grandes bloques aislados de piedra de extrafias siluctas, cerros aislados de empinadas laderas y cumbres pla- nas, y cordones de grandes montaias, algunas con nieves permanentes, que rompen ka monotonia del paisaje. En otras partes, largos canones, angostos y profundos, come el del rio Colorado, o los de Chelly y Chaco, cortan las mesetas marcando el recorrido de los rfos que Jos abricron, En las Rocallosas que se extienden entre las montaiias y la Hanura baja del Mi nacen los ris que atraviesan las planicies herbiiceas ssippi para volcar sus aguas en este rio, como el Missouri y sus afluentes, Whi- te, el Arkan: golfo de México a través de una amplia Hlanura costera, La angesta costa del Pacifico, en cambio, es seca y con escasas precipitaciones por efecto de la corriente oceanica fria de California, que corre a lo largo de ta costa occidental. Ta vida humana trascurrié fundamentalmente en los valles de los gran- is y Red; otros, como el rio Grande, llevan sus aguas al des rios, las amplias y dridas mesetas y los desiertos, como el sonorense, donde se desta las siluetas de mezquites y saguayos, o cactn de Grga no, Meset sy desiertos parecen inhabitables a quien no los conoee, pero América en el memento de la invasion europea 29 los pobladores nativos supicron obtener de ellos los recursos para sobre- vivir y prosperar. Si cousideranos el ambiente natural, los paisajes y las formas de vida de sus pobladores, se distinguen tr 's grandes subregiones’ las grandes planicies, la Gran isten cualidades comunes: los hombres migraban con frecuencia de una a otra y sus pobladores mantenian activos comtactos. suenca y el sudoeste, No obstante, entre ellas es Agricultores de las grandes planicies Al oriente de las Rocallosas se extendian las grandes planicies. Sus pe- bladores aborigenes se convirtieron, por obra de novelas, cine y televi- sidn, en el prototipo del indio americano: erguidos sobre sus caballos, con tocados de plumas, y provistos de arces y flechas, hachas y rifles, corr \ quienes horrorizaban cuando arraneaban las cabelleras de sus ene- inigos, para volver luego a sus campamentos de tiendas portitiles de forma cénica, les tipis. Usta imagen, sin embargo, no corresponde a los aborigenes de fines del siglo XV: no habia entonces Uadicionales “pieles rojas” vivian lejos, en los bosques orientales, y los locales eran agricultores que desde hacia siglos uabajaban fan en aldeas estables junto a los rfos. Los més conocides In tras las manadas de bisontes o atacaban caravanas de colonos, ifles ni caballos, los ancestros de los poblador ray (mandanes, hidatsas, kivwas y pawnees) eran horticultores aldeanos que wtian un mismo modo de vida, aunque hablaban lenguas de las fimnilias sioux, caddo y tanoa, Visas planicies fueron escenario de amplios movimientos de pueblos (que se desplazaban hacia el oeste y el sur por razones demogréficas, inicas y/o sociales, desde los bosques orientales o desde el actual Wwrritorio canadiense respectivamente, Quiza, la poblacién habfa creci- (lo 1nocho en su tierra de origen, o Dien los recursos se habian reduci- J, obligandolos a desplazarse hacia lugares mas productivos; tal vez, 4) comunidad vecina habia aumentado su poderfo yamenaraba su onoma, lo cual los forzé a buscar territorios mas seguros, los dos ‘or del Missouri; los tiltimos, en ta Mandlanes, hidaisas y pawnees habian Hegado desde el este: prhneros vivian la euienea sup Hienea del rto Platte, Los kiowas, en cambio, venian de las praderas del Hote y se establecieron al sur del rio Arkansas, También del norte vi Ijtin tiempo después, otros grupos de cazadores recoleetore: amo lox nadene, mas wrde conocidos como apaches; en el siglo XVIL weibaron los comanches, de lengna numic, La vida e Jaw praderas 40 Ameri aborigen distaba de ser pacifica, ya que las redes de intercambio y reciprocidad entre conmnidades no impedian las hostilidades pueblos creaba conflictos per el control de tierras y recursos. La ob- tencién de im importante botin era siempre atractiva y, ademas, en la 1 llegada de nuevos guerra los vencedores podian alcanzar gloria y distincién al demost su valentfa Hacia fines del siglo XV, la economia de esos pueblos dependia tanto de la caza como de los cultivos, Todos cazaban, en especial el bisonte, pero también animales mds pequerios. El valioso bisonte pro- porcionaba abundante carne, y sus pieles servian como abrigo en los helados inviernos. Claro que cazar un bisonte a pie, con lanza 0 arco y flecha, era dificil y demandaba conocimientos, destreza, fuerza y organizacion grupal. La ea grupal, y entrenaba a los futuros guerreros, aunque sus resultados fure- sen aleatorios. La subsistencia cotidiana dependia, en realidad, de los cultivos, la caza de pequeitos animales, y la recoleccin de frutos y vegetales silves- es, Realizado por mujeres y nitios, el cultive se practicaba a lo largo de ‘ando la humedad aportada por las aguas en tiempo de crecida. Desatrollaron varios tipos de maiz, porotos o frijoles y cala- bazas que, consumidos en conjunto, provefan aminodcidos fundamen- tales para la vida. El maiz tenia, adem, valor religioso algumos grupos cultivaban tabs ‘na actividades rituales y ceremoniales reforzaba la solidaridad y la cooperacin los rios, aprovec! y ritual ‘0, destinado tambsi ye ee ee eee ee Las aldeas de los mandanes Hacia 1492, 1s mandanes vivian en grandes aldeas, con numora: sas casas redondas -a veces mas de un centenar— ubicadas muy juntas unas a las otras y ordenadas alrededor de una plaza donde sa realizaban juegos y ceremonias. Empalizadas de troncos les permi- tian protagorse major de los ataques de otros gruoos que quisiaran apoderarse de los alimentos que almacenaban de un afo a otra. Las casas, construidas por las mujeres, legaban a los 12 metros de did- metro y alojaban a varias familias, brindando eficaz proteccién contra otros humanos, el frio Gel invierno, el calor del verano, y el viento de laa planicies. Esta tradicién constructiva se mantuvo hasta el siglo XIX, como lo muestran las pinturas de Geoge Catlin, quien wisit6 la region hacia 1832. América en el momento de la InvasiGn europea 41 George Catlin, Letters and Notes on the North American Indians, editado ‘901 MacDonald Mooney, Nueva York, Gramercy Books, 1975, p. 140. i” én lineas generales, conformaban tipicas sociedades wibales, Cada aldea constitnia una unidad independiente, més alld de los vinculos lingii cra el principio organizador de la sociedad, y las fam agrupaban en clanes. Cada clan velaba por los suyos, incluidos nitios y ancianos, y mantenia un culto sagrado con objetos a los que adscribfan poderes mégicos. Asociaciones masculinas, en especial de guerreros, atravesaban a la sociedad y contribufan a fortaleccr los lazos entre lina- iesy clanes. No hay indicios de designaldades sociales hereditarias. Las diferencias se relacionaban con el sexo y la edad, 0 tenfan que ver con io y las cualidades personales de cada individuo: un cazador diestro, un hbil rastreador, un guerrero valeroso, un shaman eficaz 0 ticos, culturales y/o de intercambio con las otras. El pare: el prestig un anciano sabio deben haber gozado de consideracién especial. Sin embargo, Hioridad no se transmitia a sus descendientes, y se limi- taba a algunos momentos y situaciones particulares. Cazadores recolectores de la Gran Cuenca li bra dival oeste por las Rocallosas y al sur por el profundo caaén del rio Go- ran Cuenca, cn cambio, era una meseta extensa, alta y sec lorade, A pesar de la eveayer de agua, animales y vegetales, los pueblos 42 América aborigen que alli vivian (sheshones, utes y paiutes, divididos en comunidades loca- les dispersas, apenas vineuladas por él lenguaje y algunas costumbres) lograron desarrollar los conocimientos y habilidades para sobrevivir, de modo trabajoso y austero, en ese ambiente hostil. Sostuyieron incluso intercambios con regiones vecinas, que les permitian acceder a obsidia- na, conchas del Pacifico, productos agricolas y pieles de bisonte de las praderas, Con diferencias, todos compartian un modo de vida cazador recolec- tor en el marco del cual la dispersién de los recursos los obligaba a mo- vilizarse de manera constante, al ritmo de las estaciones, para obtener los, Conocer el terreno y lo que cada lugar brindlaba era eseneial para sobrevivir, Enire la primavera y el otono la recolecci6n era fundamen- tal: las mujeres buscaban hojas y brotes, bayas y frutos, semillas, mueces y piiones para la alimentacién, plantas de uso medicinal y juncos para elaborar bolsas, canastos y otros wtensilios, En aes de abundancia, los pifiones se almacenaban como reserva para el duro invierno. En tanto, los hombres cazaban, Roedores, marmotas y ardillas, con sobrepeso por la inactividad invernal, ¢ 1 presas ficiles en Ta pri vera, ast como los pajaros, algunos de gran porte como el urogallo, que estaba en época de apar pes era el centro de la actividad masculina; a veces, algunos grupos cazaban un bisonte, También era importante la captura de conejos, cuyas pieles usaban para confeccionar ropas y mantas. La dureza del entorno y la escaser de recursos obligaban a buscar otros recursos complementarios. Rios y lagos ofrecfan pece y sus huevos. En el desierto, ademas de aves, abundaban los batacios, serpientes, iguanas ¢ insectos (hormigas, yrillos, cigarras y saltamon- tes) que brindaban un suplemento de proteinas crucial en tiempos de carestia. Enfrentadlos a frecuentes traslados, sus utensilios, alojamientos y ri- tuales religiosos eran menos elaborados que en otras partes. Con los recursos disponibles (cucros, pieles, huesos, tendone! micnto. En etono, la caza de antilo- reptiles, aves acuiticas s, maderas, juncos y totora) claboraban lo necesario para sobrevivir: la vida némada alen- taba viviendas temporarias y un utillaje de facil transporte: Ia piel de antilope, habilmente Gabajada por las mujeres, era fundamental para confeccionar vestimentas; cueros (le alce y biifalo servian para levantar tiendas o tipis; sauces y arbustos provefan abrigo en cualquier cireuns- tancia; mimbres y totora se conyertian en canastas, cl 1s y LAM pas; madera, cueros y picles eran utilizados para confeccionar zapatos para viajar durante el wwierno. Amética en el momento dela invasion europea 43, En este contexto, los paiutes del valle del rio Owens fueron una ex- cepcién, Aprovechaban el agua del rfo para irrigar (mediante peque- fias represas, pozos y canales) sus dridas tierras. Inundaban los prados cereauos, lo cual favorecia el crecimiento de las plantas silvestres y una ‘ecoleccién mas rendidora que, aunque no los libraba del nomadismo, permitia una residencia mas prolongada en el lugar y la construceién de viviendas mis solieas. Los pueblos del sudoeste estadounidense y el noroeste mexicano iI sudoeste incluye los actuales territories de Arizona, aeste de Nuevo México y sur de California aunque, histérica y geogrificamente, la re- gin se prolonga hacia el sur por el norte de México, formando una unidad que supera los Himites politicos actuales, El ambiente, avaro en recursos, oblig6 a los hombres a desarrollar estrategias y dispositivos culturales para sobrevivir. La aridez extrema domina la mayor parte de la region, donde la falta de agua impide el cultivo, aunque en algunas partes luvias 0 rfos permanentes forman oasis donde la agricultura es posible Hacia 1500 vivian allé diversos grupos humanos: algunos tenian larga iradicién agricola y de vida en aldeas; otros, en las areas mils aridas, iantenian un fuerte énfasis en la caza y la recoleccién. Varios de es- oy tillimes eran recién legados y provenian de las grandes planicies. | as profundas diferencias culturales y lingiiisticas entre las poblaciones de Tar gion cran producto tanto de la diversidad ambiental como de Jos cominuos movimientos de poblaciér aunque lenguas y cultura no, siempre coincidian: entre los preblo 0 anasazi, con la misma tradieién cultural, hablaban neve lenguas distingas; los grupos de lengua yuma ‘enfan profundas diferencia ¥ papagas, ambos de lengua o’odham culturales, y lo mismo ocurria entre pimas suficiente Los mticleos agricolas se localizaban en Ios oasis con agi jnuia el cultivo. La meseta del Colorado, en el noreste de Arizona y no- Hneste de Nuevo México, y el valle medio del rio Grande eran el hogar dle los anasazi; la enenea del r » Gila y sus principales afluentes, en el reste de Arizona, alojaba a los pina, 0 akimed o'odhanr, el valle infe- Hor del rio Colorado y ka meseta veci valifornia, estaba scupado por yuonas 0 quechanos; los valles y piedemontes de la Sierra Mucre a, en el surde cidental, en Sonora y el oeste de Chihuahua, en México, eran ol huibitat de yaquis, wayas y rardmust o tarahumaras. Hl mayor ees hive didlo por lox expatotes pues viv artollo agricola lo aleanzaron los anasazi o puebl 1 en grandes aldeas permanentes, 44 Amnérica aborigan a diferencia de sus vecinos némadas de las planicies y el desierto. Los anasazi aliernaban el cultivo con la caza y la recoleccién en las areas desérticas vecinas, asi como la erfa de pavos, destinados a fines rituales. Enfrentada esa agricultura a condiciones adversas, adquirieron los co- nocimientos necesarios y las técnicas para vencer las dificultades. Por i, porotos, cala as, algodén y tabaco, Adems, fabricaban finas y bellas ceramicas, y medio del riego lograban abundantes cosechas de n ba tejfan delicadas mantas y prendas de vestir de algodén, productos que, con los granos, constituian la base de las relaciones que mantenian con los eazadores recolectores de la region, quienes tafan desde las estepas y praderas las apreciadas picles de bisonte. No obstante, junto con el conocimiento, las técnicas y el trabs duro, para obtener el éxito agricola era necesario cumplir con los rita les apropiados. Los anasazi crearon un rico y complejo ceremonial que se extendia a lo largo de todo el afio y, puesto que la agricultura era el ee de la vida econdmica, la mayor parte de ese ritual se vinculaba con ruegos y plegarias por Iluvias y buenas cosechas, Ademas de asegurar la vida de la comunidad, esas ceremonias y rituales colectivos aportaban las bases para el orden social y para la integracin del individuo, MM a aa a aaa aa aa Los poblados anasazi Los anasazi vivian en grandes asentamientos -zaldeas grandes 0 pe- quofias ciudades?— fundamentaimente construides con adobe que, en muchos casos, ocupaban descle hacia tiempo. Su ubieacién y su propia estructura ponen de manifiesto el clima de confictos que se vivia, pues en general se alegian sitios allos de dificil accaso ~como en Acoma, que ermitieran ver desde lejos la presencia de intrusos o tuvieran ventalas dofensivas frente a posibles atagues. ‘Gada asentarniento estaba constituido por grandes edilicios de varios pisos escalonacios, integrados por viviendas compactas a mode de apartamentos, a las que se accediia por los techos medi maviles de madera que podian ser retiradas en caso de peligro. Euificios yapartamentos, adyacentes unos a olros, permitian en momentos de cima severo 0 ataques enemigos pasar de una unidad a olta sin salir fuera, Otro elemento fundamental eran las kivas, construcciones cirou lores subtorréineas destinadas reuniones de hombres, La foto muestra el aspect le escaleras a acl vidacies rilualas y ceremonialas, y a 1ual cle Taos, pueblo que fue reconstruida, ‘América en ol momento de la invasién europes 45 Franklin Folsom y Mary E. Folsom, Ancient Treasures of the Southwest, Albuquerque, University of New México Press, 1994, p. 103. i” Sin unidad politica y con estructuras laxas de gobierno, logr fuerte integracién social mediante la participacién colectiva en cere monias y ritnales, y el funciona pecie de cofradias, orientadas a organizar tales rituales, que tenfan su centre de reuniOn en las kivas. A pesar de sus vinculos culturales, con frecuencia las relaciones entre las comunidades fueron conflictivas y ca (lid con firmeza su autonomia, a la cual debe haber con- Uibuido la diversidad lingiiistica. En la cuenea del rio Gila, zona de Ihivias escasas, los pimas, 0 akimiel o'odham productan algodén, matz, porotos y otros cultivos ut cl agua de los ries para regar las arida nales. Completaban la dieta por medio de la recoleccién de plantas silvestres y, en menor medida, de Ja cau. Intercambiaban productos alimenticios con los cazadores recolectores papagos, con vemajas para en aldeas dispersas, Hamadas Holes, formadas de casas redondas de ramas y barro que compartian aron una ento de asociaciones de hombres, es- una dete ando tierras cercanas mediante ca- ambos. Vivé ancherias” por los espa: una enramada central y un area de cocina. Fan el oeste de Arizona y el este de California, region muy arida don- en unos pocos ros permanentes. vivian iherefios (moha- Ves, quechanos, coeopas y maricopas), en Corno al curso inferior del tle s6lo se encontwaba agua listinias comunidades de Jengua yuma. Los yanas Ho Colorado y el valle medio del Gila, aprovechaban las inundaciones provoeaday por las erecidas para practicar una agricultura de humedal 1 las plinteles aluviales, Adenmis de cultivar mata, porotos y calabazas, 46 América aborigen pescaban en los rios y cazaban en las planicies cercanas, en tanto las mujeres recolectaban las vainas del mesquite. Esa dieta, no demasiado variada, les permitia cubrir sus necesidades alimenticias y disponer de algtin tiempo libre. En el noroeste de México, sobre la costa del golfo de California, en los valles de la Sierra Madre Occidental y en el desierto yecino, vivian yaquis, mayos y tarabumaras (Ilamados asf por los espafioles) que ha- blaban lenguas de la familia uto-azteca, Yaquis y mayos cultivaban maiz, porotos y calabazas en las tierras vecinas a los rfos, aprovechando la hu- medad aportada por las erecidas; los tarahumaras se beneficiaban con las Huvias del verano, Fn las aguas del golfo, yaquis y mayos recogian mariscos y capturaban rébalos cerca de la costa; hacia el interior, sagua- to brindaban {rutos yos, mezquites y otros vegetales del desie semillas. En las areas mas dridas, de altas mesetas y desiertos, donde la falta de agua limitaba 0 impedia el cultivo, la vida humana dependia de los escasos recursos silvestres, vegetales y animales, y requeria habilidades granos y y conocimientos especificos. Alli se mantuvo el antiguo modo de vida cazador recol s del noroeste de Arizona, al sur del Gran tor. Los yuma Caitén, obtenian la mayor parte de su subsistencia de la eaza y la reco- leccidn, se movian sobre amplias superficies al ritmo de la maduracion de las plantas, vivian en asentamientos dispersos con viviendas preca rias, su organizacién politica era laxa yen su cultura material se desta- caban la cesterfa y la cerdmica, Los papages o tohono 6’odham adaptaron su vida a las duras condi ciones del desierio sonorense (en el sur de Arizona y Nuevo México) donde las frentes de agua eran eseasas. La recoleccién de cactus ¥ de otras plantas del entorno, como los altos saguayos, era la actividad prin- cipal. También cazaban una variedad de pajaros y animules, incluidos borregos salvajes, venados, jabalies, pavos salvajes, codornices, gansos y conejos. Al igual que los yumas, mantenian activos intercambios con los agricultores veeinos Mas al sur, ya en territorio mexicano, el desierto sonorense se ex- tiende sobre un yasio altiplano encerrado entte los cordones oriental y occidental de Ia Sierra Madre. Los numerosos aunque poce conocidos grupos que alli vivieron, pequeiios y con alta movilidad, fueron Hama- dos chichimecas por los pueblos del centro de México, Las principales diferencias entre ellos derivaban de la diversidad ambiental y de los recursos disponibles, Se vieron obligados a explotar un ampli espeetro de recursos con énfasis, en cada caso, en alguna actividad partieutirs ha América en el memento de la invasién eurapea 47 recoleccién de vegetale: Ivestres era la més importante, pero también caraban, sobre todo animales pequeties, y cuando era posible pesca ban en lagunas de agua dulce y cultis ban, Ademas, participaban en extensas redes de intercambio con los agricultores de las sierras y complejas sociedades de Mesoameérica, Diestros con cl arco y las fle chas, adquirieron fama como cazadores y guerreros; en sus incursiones y asaltos empleaban flechas envenenadas, y se hicieron famosos por su crueldad con los vencidas. En la arid costa del golfo de California, en Sonora, los s ban, sino que obtenian del mar la mayor parte de sus escasos alimentos, erinno cultiva- como tortugas marinas, mariscos y peces, usando pequefias canoas para un solo hombre, El agua también era escasa, salvo durante las intensas pero breves lluvias del verano. El hambre y la sed marcaban la vida coti- diana de los seris, Mas al norte, los pueblos costeros del centro y sur de California supieron aprovechar los recutsos excepcionales del Pacifico, in, Esta prospesidad, base de iniensos intercambios y del surgimiento de algunas diferencias sociales aleanzando una alta densidad de pot hasadas en la riqueza, se centraba en la recoleccién de bellotas, y en ly captura de peces y mamiferos marinos en el litoral, recursos ambos ahundantes y gsiables, De las bellotas obtenian harina, con Ja cual se Nacian panes y potajes. En el mar pescaban en botes de madera; en ios y lagos usaban balsas de juncos. Esas actividades implicaban gran inovilidad y s6lo en invierno se formaban grupos mas numerosos, que se reunfan en aldeas. Un esta misina Epoea, algunos migrantes del norte, los na-dence, Ma- jnados “apaches” por los hop, que hablahan Jenguas atapascanas y pro- venian del noroeste de Canada, comenzaban a tomar contacto con los inlluy6 poco en su 1 y, excepto los navajos, 0 dineh como se llaman a si mismos, puchlas del sudoeste. EI contacto con los anasas econom imantuvieron el énfasis en la caza y la recoleccién. Hacia 1500, como sesultado de Ia adaptacidn a los distintos ambientes, los grupos habian Comensade a diferenciarse. Algunos, que continuaron viviendo en las planicies, conservaron su modo de vida némada, con énfasis en la caza de bisontes y antilopes, ) uuuntuyieron suis contactos con los poblados anasazi del rio Grande, donde iintercambiaban las pieles de los bisontes. En cambio, los apaches wcidentales, estableciclos en seetores montafosos ec ca del Mogollén, Wentaron la recoleccion de bayas, bellows, piiones y semillas, que Combinaban con la eaza de animales pequeios y con algunos cultives, Fos chiricaliuas, en el desierto sonorense sobre el actual limite entre 48 Arrésica aborigen México y los Estados Unidos, desarrollaron un modo vida seminémada de cara y recoleccién con alta movilidad; no desdeiaren ocasionales pricticas horticolas, y soliam atacar y saquear poblados cercanos, Los navajos fueron wm caso particular. Instalades hacia 1500 en la planicic arida del noreste de Arizona y noroeste de Nuevo México, itt Garon profundos cambios en su mado de vida para acomodarse a su nuevo hogar. Mantuvieron su lengua, pero modificaron sus tradiciones para legitimar su derecho sobre las Gerras que ocupaban, adoptando rasgos y habilidades de sus yeeinos anasazi, Convertidos en agricultores exitosos, el maiz pas6 a simbolizar el crecimiento y yitalidad de este pueblo. Aprendieron a tejer el algodén, elaborar ceramic el suelo pinturas con arenas coloreadas, pricticas que inte; vida como expresiones propias de su cultura, Mas tarde, aprendieron de los espaftoles la metalurgia y la cria de ovinos, que ocuparon un he gar central en su economia y cuya lana enriquecid su produccion textil. ‘ay Irazar en aron a su El complejo mundo mesoamericano En ef extremo sur del sistema montaitoso de las Rocallosas, Mesoamé- rica abarcaba gran parte de México, todo Guatemala y Belice, y parte de Honduras y El Salvador. Paisaje imponente dominado por elevatlas mesetas ¥ grandes volcanes nevados, fue escenario de un rico proceso histérico, como resultado del cual el panorama econdinico, social y por litico de Ja region era, hacia 1500, extremadamente complejo. Aunque sus pobladores compartian na tradicién cultural comin, constituia un heterogéneo mosaico donde se hablaba un abigarrado conjunto de lenguas pertenecientes a distintas familias y donde convivian diferentes tradiciones culturales regionales con fuerte identidad, algunas de ellas, como los ma de gran antigiiedad. yas, zapolecas y mixtecas, aaa Maaa eae ee Tenochtitlan, la Venecia americana Liegados al valle de México, tras les primeros sncuentros con los envia. dos de Moctezuma, Cortés y sus hambres avanzaron hacia Tenochti tian, verdadera Venecia emericana por cuyos canales circulan numero: alapa, en el sur del centro ‘sas canoas. Lo hacen por la calzada de Iztar del valle, *...ontré por una calzada seitala Gor s3- que va por medio de este dicha guna de dos lequies, hasta llegar la gran cluctac! do Torniatittan (Teno: cohithlan), que esta funclada en medio de fa cata laguna (,..} ented che Ne América e” el momento de la invasién europea 49 gar al cuargo de la ciuded! de Temixtitlin, a la entrada de otra calzada que Viene a dar de la Tierra Fime a esta otra, esta un muy fuerte baluarte con dos torres [...|, ¥ No tiene mas que cos puertas, una por donde entran y otra por donde salen [...|. Y junto a la cludad esté un puente de madera L..]y poralll esté abieta la calzade, porque tenga lugar el agua de entrar y salir [...] y también por fortaleza de la ciudad, porque quitan y ponen unas vigas muy largas y anchas, de las que dicho puente esta hecho "Pasadio este puente, nos salié a recibir aquel setor Muteczuma (Mootazuine)...” La ilustracién, incluida en la obra de Fray Diego Durdn, muestra ese en- cuentro entre Cortés y Moctezuma. Texto: Hernan Cortés, Cartas de la Conquista de México, §° ed., Madrid, Espasa-Calpe, 1970, op. 55-56; ilustracién: Fray Diego Durén, Historia de Jas indies de la Nueva Espana e islas de la Tierra Firmé...,t. ll, México, Portia, 1987, lam, 58. a La situacion social y politica también era compleja, En ese momento {i base del sistema social y politica mesoamericano eran los altepeme, Jeinos © ciudades-estado. Se trataba de comunidades independientes, ot suts leyesy limites, con una ciudad central residencia de los “dioses” dle lvelite, tierras de cultivo que la rodeaban, una mareada estratifica- social y un rey 6 aloan? que la gobernaba, Aunque habia amplias ililevencias en tamaiio de poblacién y superficie, asf como en rique- +), Lecusos y grado de autonomia politica y econémica, la estructura ile lodias elas era seme nzas O confe- doriciones, o dependia de otros miis ricos © poderosos, Las guerras y Fonflictos, babituales, no impedian profundas interretac mtegraba te, La mayorta nes, Flujos comerciales, redes parentatey entre elites y alianzay politicas formaban 50 América abarkgen una intrineada wama, motive por el cual los acontecimientos locales impactaban de diversas manetas sobre el coujunto. También exi én econdm tia una mareada jerarquizac ica y politica Cuatro zonas constituian verdaderas areas nucleares: el valle de Mé- xico en el centro, la cuenca de Patzcuaro en el occidente de México, el valle de Oaxaca y la Mixicca alta, y algunos nticleos del territorio maya. Otras regiones actuaban como areas intermedias o periferias de esos micleos a los cuales se vinculaban por el comercio, la provision de recursos clave o la dependencia politica, Algunos centros urbanos como ‘Tenochtitan-Tateloleo, Tzintzuntzan, Zaachila, Mayapan, Ix mehé, Aztatlan, Mertitlan, Panuco, Tlaxcala y Xicalanco, entre otros, actuaban como verdaderos nudes del sistema. Se destacaba 1 dos gra cles construcciones politicas enfrentadas, que controlaban amplios territorios: el imperio azteca, la mas exten: lo largo de su historia, y el imperio ta xico. También surgieron en otras regiones nucleares organizaciones ry a creada en la regién a sco, en el oceidente de Mé- de tipo imperial, aunque mas chicas y mucho menos poderosas. (A la situaci6n de Mesoamérica en esta época nos referiremos con uni detalle en el capitulo 10.) El area intermedia Hacia 1500, las ¢ ador y Colom bia y la mayor parte de América Central formaban el area | termedia” debido a su posicidn, pues lindaba al norte con Mesoamériea yal sur con los Andes centrales, dreas con las cuales mantuvo Contactos erras alias y las Tanuras costeras de E: mada “in- de mutua influencia desde época antigua. E1 paisaje presenta, sobre cogrifiea, y se escalona en espacios relativamente cercanos, punas 0 planicies todo en Colombia y Ecuador, una alta complejiciad 1 ic 0% herbiceas de altura, altos valles andinos ¢ importantes extensiones de tierras bajas tropicales, tanto sobre el Pacitico como en las pendientes oricntales de los sistemas mor fiosos. El elima, que por su latitud debe- ria ser calido, en cambio es moderado debido a la altura, y oscila entre las t6rridas tierras bajas y los climas miis templados y frescos de las tie r asi no existen altas. Las lluvias son abundantes en toda la regién zonas secas aridas. ‘América en el mamente de la invasion europea 51 he Los muiscas y la leyenda de El Dorado Los jefes muiscas ocuparon un lugar importante an ritos y caremonias, y 8a asocieoisn con las divinicades constituia el fundemento de su poder. Elritual mas importante, conocido como “El Dorado”, se realizaba en el lago Guatavita 9 impresioné a los espartoles, dando lugar a una leyenda muy extendida en la América colonial, El ritual ora una reaflmacién del derecho @ ejercer of podtor: all son de la musica y mientras los incensa- flog ahumaban e| aire, el jefe, con adomos de oro y jplumas, ofrendaba junto a sus sacerdotes y auxiiares objetos de oro y esmerakias que eran arrojados a las aguas del lago desde una balsa. En un momento de le Ceremonia, 6! jefe mismo era empolvedo can polvo de aro lteralmente, era dorado- para luego sumergirse y lavarse en las aguas del ago. 1 oro fue fundamental sn la elaboracion de adores y joyas usadas por los jefes en ceremonias y rituales para expreser el caracter religioso de su poder. El pendiante de oro de la ilustracion, proveniente de la cultura. tairona, en la sierra de Santa Marta (Colombia), muestra a un sacerdote con tocado de aves, méscara y bastén ceremonial Richard Townsand (ed), La antigua América, El arte de fos parajes sagrados, Chieago, The Art Institute of Chic p. a 52 América aborigen El area tiene una larga y rica historia: la presencia de comunidades agricolas sedentarias se remonta, al menos, a comienzos del tercer milenio antes de Cristo y, poco después del comienzo de nuestra era, se observa cierto grado de complejidad social y politica que con el tiempo condujo a sociedades de jefatura. Hacia fines del siglo XV las dades locales habfan desarrollado una gran variedad de acap- taciones ecolgicas, con marcada fragmentacién politica y miltiples estilos culturales regionales, aunque con una relativa homogeneidad Jingifstica, pues predominan las lenguas chibchas y paeas, agrupadas en Ta familia macro-chibeha. Cuando llegaron los europeos, el extremo sur (actual Ecuador) for maba parte del imperio incaico que, tras una dura y larga resistenc commu a, habia dominado la yona ¢ impuesto patrones culturales propios que alteraron la organizacién lo tradicional. En el resto de la regién, mas alla de diferencias estilisticas y adaptativas, la gran mayorfa de las uni dades sociopoliticas todavia eran sociedades de jefatura, con los rasgos haisicos dle este tipo de organizacién (véase el capitulo anterior). Caracteristicas de la regién fueron las jefaturas de los chibchas 0 mutiseas en ¢1 altiplane cundiboyacense, que legaron a integrar dos ra Ne yada de Santa Marta, considerada por algunos estudiosos un estado in- grandes confederaciones, asi como la de los taironas, en Ta Sie ia de centros como Buritaca 200 © Ciudad Perdida, probablemente una verdadera ciudad, construida sobre el filo de un cerro, con marcada estratifica- cidn social y un complejo sistema vial. Estos seforios basaban su economfa en una desarrollada agricul- tue cipiente debido a su densidad de poblacion y a la presence , centrada en el maiz, la papa y la mandioca, en la cual variaban los sistemas de cultivo segrin las caracteristicas regionales: agriculmra de roza o tala y quema, cultivo en andenes, riego en pequeiia escala. Tambi n compartian numerosos rasgos tecnolégicos, como la pre- sencia de arquitectura monumental para residencias de elite, tumbas y templos, y €l notable desarrollo de Ja tejeduria, tanto en algodén como en lana, la cerdmica y, sobre todo, el trabajo del metal (oro, plata, cobre 0 aleaciones como la tumbaga), cnyos productos tenian uso ritual o eran objetos de prestigio para la clite. Las varinciones ambientales gencraron fuerte interdependencia entre las sociectades que controlaban diferentes recursos, y fortalecieron los intercambios de tipo comercial América an @| momento de la invasién europse 63 El imperio incaico y sus periferias Hacia fines del siglo XV, extendido sobre los territorios andinos de los actuales estados de Ecuador, Pert y Bolivia, norte y centro de Chi- le y noroesie de la Argentina, se encontraba la mayor y mas pode- rosa organizacién imperial del mundo prehispanico. Desde Cuzco, su capital, situada en el valle del mismo nombre en kas Gerras altas andinas, cerca de la cuenca del Urubamba, los ineas constreyeron en poco ticmpo un vasto imperio que asombré a los conquistadores es- paiioles por su extensién, pero mas atin por su compleja organizacién politico-administrativa y las fabulosas riquezas que sus scores habian lograde reunir. Las conquistas les permitieron a los incas movilizar contingentes de mano de obra en una dimension nunca antes lograda, Dispusieron asi de la energia humana necesaria para emprender grandes proyec- los constructivos. Uno de ellos fue expandir la agricultura en la region. serrana, especialmente el cultivo del maiz, que requerfa importantes obras de infraes ructura, Otro fue un magnifico sistema de caminos, denominade “eapaciam”, que unia las distintas regiones del imperio y permitia el rapido desplizamiento de mensajeros y tropas. También consi uyeron ingentes depésitos provinciales donde se acumulaban Jos excedentes destinados a sostener los ejércitos y ka adiministracién regional. Laagricultura, en especial el maiz, fue la base de la economia incai- (i, aunque la mayorfa de la poblacién se alimentaba de whéreulos y chuttu, Otros recursos fundamentales para el estado fueron los rebaiios metales preciosos. Ta les recursos (maiz, auquénidos, guano y metales) dle auquénidos (Hamas y alpacas), €! guano y lo an tan esenciales {uc el estado establecio sobre ellos un estrecho control, La obtencién de dichos recursos fie un importante acieate para Tas conquisias, Asi ocurrié, por ejemplo, con las rieas tierras de cultivo de \iguunos valles del oriente andino como el de Cochabamba, los grandes ieharios de Hamas y alpacas de los seftores collas y lupacas del altiplano, 0a presencia de metales y de una poblacién con larga experiencia en mictilurgia en cl noroeste argentino y el norte de Chile, Estas conquis- hic expandicron Ja red caminera © impusieron formas incaicas de ex- plomicion del trabajo, organizacion administrativa y modelos culcurales, inf come Ta Leng del impe io, el quechua. 114 ef capitulo 10 yeremos con mas detalle el uncionamiento de este Inperio que, eel momento de ta invasién europea, suftia transform clones, pues ty Comunidades loc los 4e-vesaun afectaclas por ln pérdida 84 Amnéxica aborigor de las tierras mas productivas. cuyo usufructo habia pasado a la elite incaica. Las exigencias de trabajo, cada vez unis pesadas, redueian la mano de obra disponible para las labores comunitarias, al tiempo que aumentaba el nimero de indiyiduos separades de sus comunidades y alejados dle su tierra de origen En ese contexto, no faltaron las resistencias y levantamientos, repri- midos con violencia, ni los conflictos entre Los linajes reales cuzqueiios que culminaron en una verdadera guerra por la sucesi6n entre Huas- car y Atahualpa. Este conflicto deriyaba del funcionamiento de la clite cuzqueiia, pues las tierras obtenidas por cada inca pasaban a su linaje 0 panaca, encargado de mantener el culto a la momia real; por ese motivo, cl heredero debia conquistar nuevas tietras para dotar a su propio linaje. Cuando Hudscar Hegé al poder, los dominios incaicos habian alcan- vado sus limites ecolégicos; algunos intentos de conquista fuera de alli fracasaron y, ademés, las grandes distancias @ las que debian despl- nperio. Cuando Hudsear buses limitar los privilegios de las panacas, el conilicto estallé zaixe los ejércitos conspiraban contra la unidad del con virulencia @jércitos que se encontraban en el extremo norte del imperio (actual Fenador), quien finalmente vencid a su rival, lo capturs y ordend su gjecuci6n, Los ecos del conflicto atin persistian cuando Pizarro y Alma- gro desembarcaron en la costa norte del actual Peri, Los linajes rebeldes apoyaron a Atahualpa, jefe de los En ese momento, también las fronteras del imperio eran escenario de coniinuos enfrentamientos. En el norte, las pequenias jefaruras del actual territorio ecuatoriano habfan opuesto tenay resistencia; para so- mieterlas, el estado movilizé enormes recursos y contingentes humanos, incluidas algunas poblaciones sometidas, de probada fidelidad al Inca, que fueron desplazadas y asentadas como colonossoldados en ese te- rritorie, Mas al norte, los senorios de 1a actual Colombia, entre los que se destacaban los de los muiscas, unian a su capacidad de resistencia un medio ambiente diverso y desconocido para los incas. MMM a a a a aa Atahualpa en Cajamarca Al caer la tarde del 15 de noviembre de 1532, Atahualpa, supremo sofior del Tawantinsuyu, avanzaba con una muttitudinaria cornitiva hacia Caja onde lo esperaban extratios desc mare nocidos, Su jale era Francisce Pizarro, a quien, durante la marcha, hablan Yisitacio altos clignatarios do) Imporio, El Inca lle llevadio en sue andas y #aniado ap gu tlane, aslonto “América en el momento de la invasion europea 65 bajo. de madera emblerna do Poder. La numerosa comitiva, sus colondos vestuarios y ricos tocados y adornos asombraron a los visitantes, “la dalantera de la gente ~relata Xarez, secretario de Pizarro comenzé a entrar en la plaza; venia delante un escuadrén de indios vestides de una ‘brea de colores a manara de escaquies; astos venian quitando las pajas del suelo y barrisndo el polvo, Tras estos venian otras tres escuadras vestidos de otra manera, todos cantando y ballando, Luego venia mucha gente con ermaduras, patenas y coronas de ‘oro y plala; entre estas venia Alebalioa [Atahvalpal on una itera aferrada de pluma de papagayos do Muchos colores, guamacida de chapes de oo y plate.” Guaman Poma dilpuja en su obra al encuentro anire Atahualna y Pizarro, COMQVISTA Fine Texto: Francisco de Xerez, Verdadera relacién dle la conquista det Peni, Madrid, Historia 16, 1985, pp. 110-111; iustracton: Gueman Poma de Ayala, Ef primer Nueva Corénica y buen Gobierno, t. Il edicion de John ¥. Murra y Rolena Adorno, México, Siglo XX, 1980, lam. 882, p. 385, a” |avextensa frontera oriental m de la cuenca ama reaba el paso de la regién andina a las ritorio, el clima erras baj Onica, En ese ilido, los abundantes Iuvias y la cerrada vegetacion selviitica se convirtier 7 en obsteicutos exist i tlvables para los ¢jércitos andinos, acostumbrados Vattos amblentes, Vivian alll poblaciones belicosas que se dexplazaban 56 América aborgan con rapidez a lo largo de los rios y Hegaban hasta los contrafuertes an- dinos para realizar rapidos y violentos ataques contra los asentamientos fronterizos. Los ms violentos, de lengua tupi-guarar a quienes Jos incas Hams como veremos luego. Por tiltimo, en el sur, en la regién central de Chile, los ineas encon- traron dura opesicién en Jas poblaciones locales, los reehe (“la gente verdadera” o “los verdaderos hombres”) @ araucanos, que detuvicron cl avance incaico en el rio Maule, La resistencia de los reche se vio favore- cida por las caracteristicas de su territorio htimedo y boscoso, extrafio para los inca lidad, su organizacion social laxa, en que los linajes jugaban un papel central, y la ausencia de un mando politico estable y centralizado. eran los guerre- ros awe, ron despectivamente “chiriguanos’, , asf como por sus asentamientos dispersos, su gran movi- Las tierras bajas orientales de América del Sur Las tierras bajas de América del Sur, al oriente de los Andes, ocupan fcie y se extienden desde las cos ra del Fuego. Cruzada por la mayoria de las franjas s del mas de das tercios de su sup. be hasta Tie icas, predominan en. ellas las extensa Car lin : Hanuras formadas por cueneas Huviales como las del Orinoco, el Amazonas y el Plata; al sur se encuentra la vasta meseta patagdnica. Pueblos de las tierras bajas tropicales y subtropicales En las tierras bajas tropicales y subtropicales el elina es edlide; se ale (ernan zonas de altas precipitaciones y areas secas, selvas topicales y abanas, Los grandes rios y sus afluentes forman una enorme red por han y movilizaban las poblaciones origi- sobre stu medio de la cual se comunic ias. Aunque fue de poblamiesto temprano, poco se conoe historia, pues la humedad y la selva perjudican la conservacién de los materiales, lo cual dificulta sobremanera el trabajo de los arquedlogos Hacia 1492, sus habitantes, diseminados a lo largo de selvas, bosques y estepas, eran heterogéncos y se desplazaban con frecuencia por cl te rritorio y hacia las tierras vecinas. Se reconocen, al menos, dos grandes jones econdmicas: adapta Jos agricultores, asociados at los grandes ros yal bosque tropical, y los cazadores recolectores, que vivian principal mente en las estepas interiores. Algunos cazadores fecolectores, sith en Dargo, habian comenzado a ineorporar ocasionales privetioas horticolay asus actividades. América on 6! momanto de la Invasion europea 67 Agricultores del bosque tropical La vida de los agriculiores tropiea cién riberefia: asemtados en zonas forestales, vivieron y obtuvieron sus les muestra una notable orienta- principales medios de vida de los rfos mas importantes, que ademas ban para comunicarse, migrar, guerrear y comerciar. Canoas ¥ piraguas fueron, por esos motivos, un instrumento fundamental para su existencia, Su subsistencia, basada en el cultivo extensive en las plinicies aluviales, utilizaba el sistema de roza o tala y quema, En sus variedades amarga y dulce, la mandioea era el producto principal, aunque también cultivaban mai dulces © batatas, mani, cala- bazas, algadén y tabaco. La pesca en los rios y en el litoral atkintico cra una fuente abundanie y estable de proteinas; la recoleceién y la cua completaban sus recursos, Algunos grupos disponian también de utiliza > Papas perros y patos domésticos. le Vivian en grandes casas levantadas con materi de residfan grupos ligados por un linaje comin. Esas casas formaban pobladas establecides junto a los rus, dotados de empalizadas. La es perecederos, don- tructura social era laxa; sus vinculos no superaban las afinidades eultu- niles y lingiisticas, En sa mayoria estaban organizados en tribus, aun qjue en algunas partes (el oriente boliviano, el curso medio ¢ inferior del Amazonas, la costa venezolana y las Grandes Antillas) existian ya Jstinas sociedades de jefatura, Vupinamnbdes, gu aranfes, avas 0 chiriguanos y shuaras fucron tipicos ayricultores del bosque tropical. Guaranies y avas, emparentados con Jos primeros, habluban una lengua del grupo mpéguarant y partici- paban de un amplio desplazamiento de pucblos desde su tierra origi- hal, on cl este del actual Brasil, al sur del Amazonas. Los guaranies se Wwentaron junto a los rfos Parana y Paraguay, ¢ incluso alcanzaron Las villas dol vio de la Plata; sus parientes ava avanzaron hacia el oeste y Heytren hasta los contrafuertes andinos, donde atacaron la frontera (lel imperio incaico, sas migraciones, impulsadas por ereencias cn Whi Herne mejor de abundancia y paz (la Hamada “ Wiuinciaban las proteeias) eran sin duda respuestas a problemas de- licos y econdémicos en su hogar original. Los shu ra sin mal” que ras, 0 jfvaros, las cabezas de cron sofisticados agriculto- Hel oriente de Beuads famosos por cortar y reduc Jw enemigos pane usarkas como trofeos, fu Hon y eficientes earadores. 88 Amerca aborigen Za eT Los tupinambées Los lupinambées, lteraimente “los mas entiguos”, constitutan un conjunto discarso de més de Un centenar de alcieas corcanas a la costa atiantioa del acttial Brasil, Aunque con estrechos lazos culturales y lingtistioos, esas aldeas eran independientes y a menudo estaban en guerra unas con otras, Periddicaments migraban buscando nuevas tierras pues el cultivo de roza, su principal actividad econémica, agetaba los suelos 'uego de algunos afios. Las aldees, como lo muestra el grabado, estaban formadas por grandes casas rectangulares, regularmente entra cuatro y acho, construidas con materiales perocibles -maderas, ramas y pala ubicadas en torno a una gran plaza rectangular. Gada casa alojaba a un patrilinaje de hasta treinta {arrilias nucleares, cada una con su propio compartimente y fogén en el interior. Camo otros agr'cultores tropicales, fabricaban ceramioas y utiliza ban profusamente le madera. llustracion: Hans Stacen (c. 1525-1579), Warhattige Historia und besch- relbung eyner Landtschafit der Wilden Nacketen... [Verdadera histaria y descrigcién de un pais de salvajes desnuidos, feroces y canibales, ‘ene! Nuevo Mundo, Améica...] (1557); reproducido en Josephy, Alvin M. (in) (ed), America in 1492. The World of the Indian Peoples before Antval of Columbus, Nueva York, Vintage Books, 1991, p. 177 (por error ol autor Io atribuya a Johann yon Staden). a” tuado Avnética en al momanio de la invasién europea 59 Cazadores recolectores de las sabanas tropicales y el Chaco Otros pnehles conservaron su antiguo modo de vida cazador recolec- tor. Organizados en bandas, vivian prineipalmente en estepas y zonas escarpadas cercana fos. Lejos de los grandes rios, a los que legaban de manera ocasional, los alimentos eran en general escasos y su economia se orientaba al aprovechamiento del mayor niimero de recursos disponibles, con gran dependencia de plantas y animales. Su movilidad se ajustaba a la distribucién estacional recursos: agrupados en macro bandas, permanecian durante un Giempo cerea de Tos cursos de agna y luego se dispersaban en pequeiias bandas para recolectar y eazar por los pastizales del interior. Muchos pueblos del Gran Ghaco (norte de Argentina, oeste de Para- guay, oriente de Bolivia) compartian este modo de vida, como aquellos que hablaban lenguas de la familia guayeurtt, es decir mbayaes, pay anaes, tobas © qom, abipones, mocoviesy prilagaes. Fl paisaje del Gran Chaco ws a los cursos superiores de los de esos es duro y amenazante; la Hanura, arida; las lagunas y pantanos, forma los deshordes de los rfos (Bermejo, Pilcomayo), alternan con, monte cerrado; domina el clima subtropical con estacién seca, y el dos pr srano es la estacién Huviosa. Guaranies y chiriguanos pereibfan al Chaco como un Ingar probibi- dlo y despreciaban a sus pobladores; sin embargo, para los guaycurtées era una tierra de abundancia, con mas variedad de alimentos silvestres tales que el bosque tropical, Las semillas de 1a algarroba, secas y inolidas, podfan consumirse todo el aio; fermentadas, se transforma ban en chi cha, una bebida csencial cn ceremonias y rituales, En los istian numerosas variedades de as con cogollos comestibles. Algarrobas y palmeras proveian ma pantanos y junto a los grandes ros palm orias primas para fabricar utensilios necesarios para la vida cotidiana. 4 reyién era apta para la ¢ vay, durante la temporada estival, los rios w colmaban de peces. Ja recoleccién de vegetales regulaba todos los aspectos de la vida, pues obli haa los pueblos a migrar en un ciclo anual que marcaba laces, La recoleceién de la algarroba reunia a las sndlas en lugares fijos, donde se renovaban el iamo de las acti inculos parentales, se wordaban mate monios, se celebraban fiestas, bodas y grandes riuales colectivos. Env la temporada de pesea, esos pueblos dejaban sus ter Hos y se dirigian apresuradamente hacia los rios Bermejo, Pileomayo y wvayguuay Dowle temprano ef espacio chaquefio presencié desplazamientos de poblacién, Sigloy antes que los ava, lo hicieron otros horticultores 60 América abvorigan ama6nicos, quiza de lengua arawak, como los chané, luego sometidos por Ios ava. Estos movimientos obligaron a desplazarse a quienes no pudieron resistir 0 no aceptaron someterse, acentuando la movilidad habitual. Fl territorio chaqueio sirvid, ademas, como conexién entre las tierras andinas y las tierras bajas del litoral. En contacto con pueblos cultivadores, algunos cazadares recolecto- res incorporaron pricticas agricolas a su modo de vida, Hacia 1500, varias de estas comunidades ocupaban enclaves mas 0 menos reducidos yconvivfan con los agricultores tropicales. También es posible que algu- nos migrantes tupé-gnaranies abandonaran parcialmente sus pricti a8 agricolas al instalarse en regiones con condiciones adversas ¢ intensifi- caran la eaza y la recoleccion, como habria ocurrido con los sirionos © mbia (“el pueblo”), en el oriente de la actual Bolivia. Cazadores recolectores y horticullores de la Mesopotamia Junto alos rios Parana, Paraguay y Uruguay (la llamada Mesopotamia), grupos de carador grandes rios incorporaron la pesca y adoptaron el use de canoas, con- vivian con algunas tribus de horticultores amazénicos. Entre ellos se encontraban los caigang, ubicados en Misiones, el interior correntino y elsur de Brasil; los charriias, establecidos en la.costa oriental del Rio de Ia Plata, en el actual Uruguay: y los querandies, que se extendian desde el centro-sur santafesino y el norte bonaereuse hasta las primeras serra- nias cordabesas. Entre los horticultores estaban los chend-timbties en el Parana inferior y los recién Hegados guaranies, quienes, presentes en el norte de Ja Mesopotamia desde el siglo IX, a comienzos del siglo XVI se habfan asentado en el Uruguay medio, ¢l Parand inferior y el delta, Ellos introdujeron practicas horticolas y la fabricacién de cerémica en- tre algunos antiguos cazadores recolectores cercanos a los grandes rfos, principalmente en el Parani medio y el delta de este rio Los grandes tfos de la Mesopotamia constituyeron activas vias por 1500, con itorio densamente poblado numerosas en! s recolectores del interior, que al acerearse a los donde circulaban personas, bienes y conocimientos. Ha vivian en este te iades, a veces en forma pacifica y en ocasiones involucradas en guerras y con- la region, como las que vivian en las selvas y bos«ues del sur brasileno, las as flictos, Estos pueblos mantenian contactos con poblaciones ajer extensas Hanuras situadas al occidente, las sierras pampeanas &, incluso, Tas ti as altas del actual noroeste argentino. Amérea en #l momento de la invasion europea 61 Los pueblos de las llanuras y mesetas meridionales En las extensas llanuras y planicies que ocupan el extremo meridional de Améri del Sur, entre la cordillers andina y el Adantice, vivian, des de varios milenios antes, bandas de cazadores recolectores que habjan laptado s del espacio 1 modo de vida y su cultura a las particulares condiciones Cazadores recolectores de las llanuras Hacia 1500, la Nannra pampeana estaba ocupada por bandas de cazado- res recolectores cuyo modo de vida se habia transformado a lo largo del dad fundamental, se habia diversificado para aprovechar los recursos de los tiempo, a los enales los enropeos Hamaron *f pas”, La cava, ac distinios dmbitos; en tanto, la recoleccion de vegetales tuvo especial importancia en algunas zonas, como en el monte pampeano. Ademis, se recogian moluscos terrestres 0 de agua dulce, y se pescaba en rios y lagune como los quer dian capturarse lobos marines. La Mlexibilidad de este modelo les permitié vivir en distintos medios y , sobre todo entre grupos cercanos a los grandes cursos de agua, andies. Finalmente, en la costa atkintica honaerense po- hacer frente a los cambios ambientales. Organizados en pequenas ban- das, se desplazaban a pie yacampaban junto a lagunas y cursos de agua, siguiendo itineraries determinados por la distribucidn de los recursos, tanto alimentici Numerosos bienes, materias jos como materias prim: primas eseasas u objetos de alto valor simbélico, aveces provenientes de lugares muy alejados, cireulaban por el tezritorio pasando de grupo en. grupo. Esos contactos se extendian hasta las ierras situadas al oeste de los Andes, las sierras centrales, el noroeste argentina y el Chaco. Cazadores patagénicos y pescadores recolectores fueguinos AL sur del rio Negro, en Ia vasta meseta patagénica, vivian cazadores recolectores conocidos mas tarde con los nombres genéricos de pate wones o tchuelches, Aunque compartian los rasgos basicos de su modo de vida, hablaban diferentes dialectos, reconocian los territorios pro- pios de eada grupo y presentaban dife encias en sus expresiones sim- holicas, como pinturas rupestres, tabletas grabadas, pinturas realizadas 1 los manos de piel o quillangos, y pinturas corporales. Las variables de dos grande 1s: los tehuelches del norte, o guénaken (mas dialectales permiten afirmar la existenci grupos con diferencias inte tumbii se Hamaron a sf misinos *pampas”), al worte del rio Chubut y AL sur de ese rf, los tehuelches meridionates o chonerets, a quienes los 62, Amevoa aborigen primeros visitantes europeos denominaron “patagones”. Las manifesta ciones simbélicas expresaban In identidad étnica Las grandes distancias y los aridos espacios interiores obligaron a sus pobladores a concentrarse en los valles de los ries patagonicos y en algunas partes de la costa, donde la presencia de agua hacfa posible la vida. Los del norte fireron fundamentalmente cazadores terrestres, en tanto los del sur combinaron Ja cava con la pesca y la recoleceion de mariscos en la costa atlintica. E] guanaco y el Handd fueron fundamen- tales; también se capturaban otros animales menores, como cl zorrino, buscado por su piel, La densidad de poblacién, en general muy baja, asi como la alta movilidad estaban determinzdas por la distribucién de los recursos, los ciclos estacionalesy el movimiento de los animales. En algunos lugares protegidos, como el valle del rio Chubut, se produjo una importante concentracién de poblacién; las ofrendas unerarias halladas sugieren diferencias de jerarquia entre los allt sepultados. Mas alld del Fstrecho de Magallanes, en el interior de Tierra del Fuc- go, los onas (selk’nani), emparentados con los chonecas, desarrollaron iles similares. Eu cambio, en las islas y canales vecinos, los yamanas (yaligashaga) y los alacalufes (kawésyar) representaban un inode de vida especializado, adaptado a un medio marino frfo y riguro- so, Tambi formas cultui 1n denominados “canoeros’, ajustaron su vida a los recursos del mar (recoleccién de moluscos, pesca con linea, caza de lobi rinos, nutrias y aves), continuando, ma- aunque con variaciones, un modo de vida que s¢ fiaban los recursos terrestres, animales y vegetales, que podian abtener en las costas. Las grandes canoas sobre las que virtualmente vivian, hechas con cor- eras de arboles, y el uso del arpon fueron los elementos mas significa vos de su cultura. En cada canoa, donde se trasladaba toda una familia, ardia siempre un pequeno fuego sobre una base de ticrra y piedras. Con las pieles de lobos marinos confeccionaban grandes mantos, guan- tes y polainas para protegerse del intenso fio de la remontaba varios milenios atras. Sin embargo, no desde- én. 3. De la llegada al continente al surgimiento de las sociedades aldeanas Hace veinte mil afios, en plana época glacial, pequefios grupos de cazadores que marchaban hacia el Este, siguiendo el mo- vimiento de los animales de caza, atravesaron, sin advertirlo, las tierras de Beringia, entonces un extenso puente terrestre que unia el extremo nororiental de Asia con América. Muchos milenios después, los descendientes de esos antiguos cazado- res habian alcanzado e! extremo meridional del continente y, en algunas zonas, habian transformado de manera radical su antiguo modo de vida: esos cazadores recolectores se estaban convirtiendo en agricultores aldeanos. Los viajes de Cristobal Col6n, a fines del siglo XV, y las prime- \s exploraciones castellanas durante los afios posteriores tuyieron un profundo impacto en las mentes europeas: el universo se ampli mas uli de donde Ja imaginacion medieval podfa haber supuesto y, « me- dida que las puevas tierras eran conocidas, los europeos tomaron con- Ciencia de que se hallaban ante un mundo nuevo (para ellos). Numero- 1s interrogantes se plantearon entonces. Los mayores y mas acuciantes Quiénes er Fes que ANto sé asemejaban a hombres y, sin embargo, tenian len- w telerian a los habitantes de esas nuevas tierras. n esos Jus, costumbres y modos de vida tan distintos a los de Europa? Fran tealinente Inumanos? Si lo eran, qué hacian en ese mundo aislado y Jojano? Gane Nequiz Rae [01 actual tarritorio Maxicano ese inicio esta documentado en sitios como valle drido ce Tehuacan @n Puebla, ta sierra de Tamaulipas al nordeste de Mexico y ol valle le Oaxaca, En el actual Peri, los inictos del cutive parson on ja Cueva Guitarrero (al norte del Callojén de Huaylas} y en brigos y Cuevas de la region ce Ayacucho donde, al igual que en la puna 74 América aborigen de Junin, mas al sur (Telarmachay), estén documentados los primeros pesos de la domesticaci6n de camélidos, rasgo caracterisiico de los Andes centrales. Es problable que otro nucleo independiente se deserrollara an las selvas caidas sitvades ai oriente de la cordilora andine, a” Los descubrimi gunda tesis, aunque remontan sus inicios mas atrés en el tiempo. Le hallazgos arqueolégicos en los actuales territorios de Meaico y P mostraron que las primeras experiencia con cullivos son casi conten poriineas de los primeros restos del Viejo Mundo. No habria habido, pucs, tiempo suficiente para largos procesos de difusion. ntos realizados en las tiltimas décadas respaldan la se- u Los inicios de la agricultura en Mesoamérica En cl continente americano esos primeros testimonios de plantas cub tivadas aparecen en el contexto de los cambios que se producian. a co- mienzos de la era postglacial. En efecto, entre hace 7000 y 5000 a.C., los pobladores del la recoleccidn de vegetales silvestres, aunque habian comenzado a do- mesticar al menos tres plantas: un tipo de calabaza, chile (aj alle mesoamericano de Tehuacan subsistian a partir de rea yeast te (palta). En Tamaulipas, los pobladores contemporincos vivian tam- bién de la recoleccién de plantas silvestres, aunque cultivaban al snenos dos tipos distintos de calabaza. En Oaxaca, 108 oeupantes de la cueva Guili Naquitz dejaron, entre otros muchos restos vegetales, pequenios frijoles negros y eascaras, polen y semillas de calabaza, fechados hacia 7400 a.0. Estos frijoles podrian ser silvestres, pero las calabazas marcan el comienzo del cultivo en ese valle. A partir de 5000 a.C,, el inventario de las plantas cultivadas se inere- menté y crecié su participacién en la dicta. Los pobladores del valle de ‘Tehnacan incorporaron otros cultivos, entre ellos el maiz, que Megé a ser el principal componente de la dieta mesoamericana y, a fines de esta fase, alrededor de 3500 a.C., ya disponian de varios tipos de cala- bazas, ajies, {rijoles, amaranto, aguacates y zapotes. En la misma época, en Tamaulipas existian ya varios cultives: faltaba el maiz, introducido muy tarde, pero habia calabazas, chile, frijoles y amaranto, Hallargos aislados en otros sitios refuerzan este modelo general Un milenio y medio despu ya, en buena parte de Mesoamerica, la base de la alimentacién; ade- iis, se afirmaba la tendencia al sedentarismo, se habia introducido hacia 2000 a.C., el cultivo const In cerdmica y se cultivaba el algodon, En is) mais alli de variantes int locales o diferencias cronolégicas, el proceso general muestra que, Was Be la legadia al continente a surgimrisnio de tas sociedacies aldeanas 75 ti large perfode de aprovechamiento de los ancestros silvestres del maiz, el frijol, ka calabaza y otros vegetales, los cazadores recolectores del Tehuacan, Tamaulipas y Oaxaca, por nombrar s6lo algunos, empe- 2.von a eultivarlos, manteniendo patrones de alta movilidad. Al princi- piv, se tataba del complemento de una dieta basada en la recoleceion le vegetales y, en menor medida, de la caza. Luego, el cultivo ocupé un lugar cada vea mas importante y se acentud la tendencia a establecer semtamientos estables. En ese contesto, la agricultura ya era capaz de propiciar una activa vida en alde: Los inicios de la produccién de alimentos en los Andes centrales Vn elactual Peri, los hallazgos realizados en la Cueva Guitarrero (ea un pequeto valle al norte del Callején de Huaylas) y en algunos abrigos y ‘uevas de la regién de Ayacucho muestran que, hacia 7000 a.C. y quizas Niles, sus Ocupantes ya cultivaban. En Ja primera s¢ obtenian porotos y \\( hacia 6500 a.G,, aunque es posible que los cultives existieran desde \I menos 8000 a.C. Ademis, los ancestros silvestres de estas especies son tiativos de las cilidas y hrimedas laderas boscosas orientales, de donde deben haber sido traidos a la sierra. 8 Ayacucho, los primeros testimonios de cultive, algo mas tardios, de la cueva Pickimachay, donde se hallaron, junto a huesos ile animales y abundantes semillas silvestres, cascaras de calabara, se- inillis de quinoa domesticada y vapallo comin. Al parecer, también Ww dlieron entonces los primeros pasos hacia la domesticacién del euy # conejito de Indias, Hacia 3000 a.€., los pobladores de Ayacucho ya ‘ilivaban algo de maiz, papas, calabazas, frijol comin, Iicuma, quinoa ) probablemente coca, Ademas, utilizaban plantas silvestres y comian Hanne de cuy, ciervos y camélidos americanos. probable que algunos de esos camélidos estuvieran ya en proceso de domesticacion, un rasgo que diferencia a Ta regién andina de Mesoa- Heri, Las Investigaciones realizadas en abrigos rocosos ¢ 1) an a Junin, como Telarmachay, indican que, hacia 40000 a. Hine y quiziis alpacas eran mantenidas en recintos © corral Jaalta puna , lla- ee Tolarmachay y la domesticacién animal en los Andes 1 4500 metros de NIH, 1o8) CAzAelOFAB que, entre hice 7000 y 7000 altos, visltaron a: Fr Folarmachay, abtkyo rocose on ta puna ce Junin, jonalmente ol ugar dejaron gran Ganticlacl di restos ORaOR Al COrnIINEO 76 Amérea ahorigen los camélidos salvajes representaben casi el 65% de la caza, pero esa proporcién escandis y, hacia 2500 a.C., constitula casi un 90% entre ajemplares salvajes y domésticcs. Los restos exhiben una especializacién en In cava de camélidos, més gregarios y con movilidad més recular, ha- bbitos que faciltaban su captura y caza, Ademis, controlando la cantidad de piozas cazadas y protegiendo a hembras prefiadas y animales jOvenes, los cazadores se aseguraban una fuente raguar de alimentos. Luego, abruptamente, aumentan los restos de individuas muy j6venes © incluso fetos, tal vez porque, capturacios y mantenidos en corrales, los camélidos més jévanas eran los mas afactacos por e! hacinamiento y la falta de higiene, Por tilimo, el hallazgo de restos de alpaca y llama, especies domésticas, que datan de 4000 2.C. aproximademente, sefala gue el proceso de domesticacién se habla cempletado casi en su totalidad. a” Hasta entonces, los pobladores que habitaban las altas planicies (a ve- ces a mas de 4000 metros de altura) todavia eran esencialmente caza- dores pues, salvo algumos tubérculos, escaseaban los recursos vegetales comestibles. Alli, la vida humana habia dependido de la caza de mami- feros salvajes como vicuiias, guanacos y larucas 0 ciervos andinos. Tras varios milenios de convivencia con esa fauna local, los tempranos caza- dores avanzaron en la domesticacin de unas pocas especies, como 1 cuy y camélidos del género Lama, llama y vicuiia, por lo que finalmente s¢ convirtieron en pastores. Asimismo, es posible que las ticrras altas ente de domes- licacién de esos animales pues, en la vertiente occidental de la Puna, en el curso medio del rio Loay en sities ubicados al norte de San Pedro, de Atacama, existen indicios de practicas de pastoreo y domesticacién, que se ubican entre 5000 y 3000 a.C. En Ios valles costeros del Perti, en cambio, las primeras experien= cias horticolas tuvieron ugar mais tarde que en la sierra, quizi desde los inicios del cuarto milenio antes de ©: comunidades centradas en ¢] aprovechamiento de los recursos del mar, Aldcas de pescadores y recolectores de productos marinos apro: vechaban las tierras cercanas a los rios (y la humedad dejada por las crecidas) para cultivar vegetales que reforzaban la dieta, No obstante, fueron los productos del mar (peces, moluscos y mariseos, aves ym meridionales hayan sido también un niicleo independ isto, y en un contexto de miferos marinos) los cuales, al brindar una provision segura, abum dante y estable de alimentos, hicieron posible la temprana sedentart vacidn de estas comunidades, De la tegada of continente al surgimionto de las sociedades aldeanas 77 Este modo de vida se vuelve evidente en un conjunte de aldez ida se remonia, en algunos casos, hasta alrededor de 5000 a.C. Las mas conocidas son Paloma y Chilca, en el valle de Chilca, en la costa cemiral del actual Pert. Bl crecimiento del cultive que la costa a partir de 3000 a.C, se vinculé con la expansién del algod6n, destinado principalmente a fabricar cordeles y redes que permiticron intensificar la pesca. Igual funcién cumplié la del cultivo de la calabaza Vinatera © mate (Lageraria vulgaris) que, una vez seca, era empleada como flotador © boya. caste vas, cuya verifies en aA Tae ae La aldea de pescadores de Paloma En al vale de Chilca, la elisa de pescadores de Paloma lego a cubrir une superficie de 15 hectérees. Ocupado desde ©, 5000 a.C. como. ‘campamento transitorio, devine pronto en asentamiento secientario y so mantuve durante casi cuatro milenios. E) mar fue su princtoal fuente de alimentos. Pequefios pescacos, como enchoas y sardinas, ecupaban un lugar central en la dieta y para obtenerios elaboraban de redes, lineas, pe- 883, canastas y anzuelos. En las lomas recolectaban vegetales -aigunos, eran usados como combustibie-, cazaban pequefios animales y recogian caracoles de tlerra. Mas tarde, llegaron a praotioar algunos cultivas, como pototes y dos tipes de calabazas, uno de los cuales, la calabaza vinetera, servia pare hacer flotadores para las redes de pesca. Luo viviendas ¢o la aleioa ~llegé a tener unas 100~ eran simples, redonclas y.6n forma de cuputa, construick ) haces de juntos sujetos a un mar- 60 do Gahas 0 varas Curvadas qUO 80 Liniar en la parte superior, a veces 78 Amarka aborigen suplerentado con costilas de ballena, Esas casas servian como habita~ cién y también como lugares de entigrro para los mismbros oe la famniia llustiacién: Daniéle Lavalléa, The Fist South Amencans. The Peoping of a Cantinent from the Earliest Evidenceo High Culture, Salt Lake City, The University cf Utah Press, 2000, fig. 18, 2, p. 128. iF En sintesis, atungue con caracteristieas propias, al igu ] que en el Viejo Mundo algunas regiones americanas vivieron un intenso periodo de experimentacién agricola que se prolongé a lo largo de tres cuatro milenios, Durante ese tiempo, se incrementé el mimero de cultivas, aumenté sn incidencia en la dieta, se lograron las primeras especies | bridas y, en Ia ticacién de las llamas. Sin embarge, hacia 3000 a.C., la agricultura atin era una actividad secundaria y, quiza con excepcidn de la costa peruana (donde los recursos marinos eran abundantes y estables), todos esos grupos practicaban alguna forma de nomadismo estacional. La época anterior a 3000 a.C. parece haber sido un verdadero perio- do de transicién en Ia evolucién que conduce de las bandas de cazado- res recolectores a las comunidades aldeanas neoliticas. La ceramica, asociada al neolitico, estuve ausente durante casi toda esa époea, aun- que es probable que ya se Ja fabricara en las ticrras bajas de la vertiente oriental de los Andes. Los primeros testimonios datan recién de la se- gunda mitad del cuarto milenio antes de Cristo en Valdivia, Ecuador y cn la costa colombiana del Caribe tierras andinas centro-meridionales, se afirm6 la domes- La vida de las comunidades aldeanas Como resultado de esos procesos, hacia comienzos del tercer mile nio antes de Cristo vivian en distintos medioambientes de Mesoamerica y los Andes centrales comunidades que basaban su subsistencia en la produccién de alimentos, Unas eran ya sedentarias; otras estaban en ca- mine de serlo, Ocupaban aldeas © caserfos permanentes o semiperina- nentes y, aunque a veces debian migrar debido a sequias 6 agotamiento de las tierras, por ejemplo, permanecian la mayor parte del aio en un ia cos! mismo lugar. Una excepcidn eran las comunidades de peruana yel norte de Chile que desde tempo atras vivian en aldeas permanen. inquie su economrfa se basaba en los productos deb iat. Mas mumeresas que las bandas de eazadores recole tes tores, esas comit nidades agricolas vez pasaban de unos pocos miles de personas; no habia diferencias sociales significaiivas, sal » Jas vinculadas al prestigio De ta legac al ntinente el s Lrgimiento de las sociedades aldeanas 78 personal, y carecian de organizacién politica centralizada, Las relacio- hes de parentesco, fundamentales en su organizacidn social, definian el Jugar del individuo respecto a los dems sus obligaciones y derechos. Los lazos derivados de matrimonios entre miembros del grupo, asi como inicimbres de distintos linajes y comunidades regulaban relaciones, le~ yilimaban vineulos y alianzas, facilitaban Ia circulacién de personas y tacian posible el funcionamiento de redes de intercambio que vineula- hun distintas regiones. Aunque todas compartian un modo general de vida, exist fan impor- antes diferencias. Los asentamientos agricolas, a diferencia de los ca- nudores, tendieron a radicarse en ambientes especilicos donde tenian wus viviendlas y sus tierras de cultivo, usando los alrededores para cazar y jecolectar. Se vieron asi compelidos a adaptarse a un medio particular, (inn cavacteristicas y recursos especificos, lo cual generé diferencia We los habitantes de los distintos ambientes. Junto a los rasgos del me- iio, la facilidad de comunics j\yaron un papel central en tal diferenciacién. De € (lependié ta centralidad de cada actividad econémica, el caracter de as agricolas y del uso del suelo, el modo de asentamiento y el ilo de wutonomia econdmica. sen- ciones y el acceso a redes de invercambio sas circunstancias lin pricti i desarrollo de ciertas técnicas (algunas, ya conocidas, fueron perlec- vas, y surgieron otras nuevas) cambi6 la vida de esos aldeanas, Se ri bien bn entonces de mejor calidad a partir tanto de materias jitimas locales como importadas. Tales piezas eran utilizadas para uso Homestico © para actividades rituales y ceremoniales. Asi, se extendié el jilinicnto de los artefactos de piedra, se desarroll6 la alfareria, se mejor Hon hi cesteria y el hilado, el trabajo de la madera y el hueso, y los textiles. 11) aunbas regiones, la diversidad medioambiental brindaba gran va- Hidud de recursos, pero, debido a su desigual distibucién, era diffeil i" froplo Iudbitat, por lo que fue necesario buscar en otras partes pro scindibles 0 proveerse de ellos mediante intercambios. El Jieiemenio de kt poblacion, el ereciente sedentarismo y la adaptacion Jay Comunidades sobrevivir sélo con los bienes obtenicos de su ductox impr \ nedios ecoldgicos espeetficos acentuaron esta necesidad, y se inten= dilico ln cinculacion de productos, Esta extensién de las redes de in- feHaimibio genero una intensa dindmica cultural, pues con los bienes ijeuluban ideas, téenieas, ereencias y pricticas sociales, Hi conocimiento Gaunque incomplete ¢ indirect) de las ereencias © nes materiales y de {ileus clo exo» aldeanos debe inferirse de sus expres Ji Weatimonioy de sus etividades vituales y ceremoniales: los entierros 80 America anarigen de los muertos, los abjetos usados en tales pricticas, las caracteristicas de los lugares en que se realizaron, En un mundo social dominado por lazos derivados del parentesco, los rituales 0. Ast oct las relaciones familiares y los y ceremonias tenfan lugar, ante todo, en e) simbito domés rria con las practicas vinculadas al mundo de los muertos, expresadas en tumbas ¢ inhumaciones, EI cuidado en el tratamiento de los muertos se relacionaba con el culto de los ancestros o antepasados, prictica an- tigua y muy difundida, vinculada a la vez con la importancia del paren- tesco como artieulador de la vida de las comunidades, y garante desu, unidad y continuidad. 4, Los inicios de un nuevo orden social (c. 3000 a.C.-800 a.C.) Desde el afio 3000 a.C. aproximadamente, el avance dela pro- duccién de alimentos, el aumento sostenido de la pobla y el afianzamiento de las aldeas impulsaron el surgimiento de una nueva forma de vida denominada “neolitica” en los Andes centrales y en Mesoamérica, Los hombres afirmaron sus co- nocimientos y el control sobre el medio ambiente, generaron nuevas relaciones de produccién y consolidaron formas mas complejas de vida social y cultural. En ese largo proceso se desarrollé la especializacién econémica y emergié la desigual- dad social. En este periodo, de manera paulatina y con diferencias lo- wiles y regionales, la produccién de alimentos ¥ la vida aldeana se fir cu los Andes centrales y en Mesoamérica. Ambas regiones (en delane escenario principal de nuestra historia) se definievon come handles areas culturales, esto es, vastos espacios donde una poblacin \leana6 formas especificas de vincularse con el ambiente, de asentarse J Wilizar los recursos, de relacionarse entre sf y con otras poblaciones, ile yor, percibiry representar la naturaleza, el mundo de lo sagrado y la Vida social y politica Las earacter slicas geograficas y medioambientales de cada regién ayuudan ae plicar algunas cuestiones centrales de sus historias. No obs- lades y absticulos, hombres no cran sujetos pasivos; aprovechar sus recursos 0 superar tuar sobre él y para eso era necesario cono- cidn eficien- (os, Ant, la velacin de Jos hombres con su entorne puede caracterizarse Hic, aunque ese medio ambiente ofrecia posibilid shaticulos implicaba cotta, aleanzar techologias adecuadas y formas de organi: cone dialéetica, 82 América atirigen Mesoamérica y los Andes centrales: espacios de diversidad y contrastes scenarios de u Mesoamérica y los Andes centrales fueron los rico proceso histérico que condujo a la conformacién de formas comple- jas de organizacion econémiea, social y politica, al avance del conoci- miento y a la claboracidn de sofisticados sistemas simbéticos. La prt mera, que abarcaba gran parte de los actnales México, la totalidad de Guatemala y Belice, y parte de Honduras y El Salvador, ofrecia paisajes imponentes dominados por clevadas mesetas y grandes vol canes nevados, donde terremotos y eataclismos volednicos eran algo cotidiano. La segunda, los Andes cenuales, constitufa una larga franja paralela al Pacifico que cubria la porcién de la cordillera andina del extremo sur de Ecuador, Perti y Bolivia. Region de profundos contras- pr pas, selvas, arenales, Lagos con rica fauna, lagos de sal muertos, valles, grandes rfos ¢ inmensas cordilleras, cuya combinacién conferia a ¢ada tes ambientale: entaba un verdadero mosaico de bosques, este- parte su peculiar identidad Los hombres y su ambiente La vida no fue facil en estas regiones, La mayor parte eran momtaiias ¥ altas planicies donde las tierras cultivables escaseaban, se extendian de modo desigual y estaban expuestas al deslave yla erosion. Las altas mon- tanas detenfan las nubes cargadas de humedad y provocaban la desi- gual distribucién de las Huvias: el agua, exigua en muchas partes, era exeesiva en atras, por ende, las inundaciones resultahan tan peligrosas como las sequias. Cada porcion de tierra apla debia ser trabajada con esmero; debido a ello, la agricultura se desarrollé a través de complejos mecanismos tecnoligicos y sociales para aprovechar la mayor cantidad de especies, aumentar su rendimiento a través de ta hibridacion tierra cultivable mediante terrazas o andenes, campos clevades y ca- crear mellones, controlar el agua a través del riego, y regular y organizar el acl cultive y la cjecu agua era primordial: un arroyo o un pozo constitufan la diferencia Gn de estas obras, trabajo colective pa E entre la abundancia y el hambre; las fuentes de agua, cocic has por quienes no las tenfan, eran ferozmente defendidas por sus poseedores. En las tierras altas, las corrientes de agua dependian del deshiclo de las montaas cercanas, y las escasas Huvins, reducidas al verano Centre mayo y octubre en Mesoamérica; entre noviembre y abril en tos Andes) , S610 permitian una covecha anual. EL rego, aun a pequena escala, re Los iniolos de Un nueve orden social 88 sultaba fundamental y, aunque ka configuraciin del terreno y la falia de grandes ries permanentes limitaron el desarrollo de ingentes sistemas hidraulicos, pequeios diques y canales se extendieron por doquicr, lo al permitid que se obtuviera mas de una cosecha anual, Sistemas mas grandes solo fueron posibles cuando surgieron estados capaces de dis- poner, controlar y organizar grandes contingentes de mano de obra Fn cambio, en las ticrras bajas oricntales, es decir, la extensa lanura costera del golfo de México y el piedemomte andino cereano a la cuen- ca amazéniea, Ia existen de grandes rios y las abundantes Iuvias vol vian innecesaria la irrigacién: el problema aqui era el exceso de agua, no su carencia. Ambos territorios mostraban fuertes contrastes y multiples paisajes que delineabaa un complejo mosaico. Leves cambios en el clima, los suclos o Jos accidentes del relieve determinaban la formacion de distin- tos ambientes y nichos ecolégicos, a veces en un mismo valle. Esa yarie- dad contribuy6 a la cohesién social; ninguno, salvo quizas en algunas sonas de la costa peruana, podia ser autosuiciente, y los intercambios Nicron esenciales desde los comienzos de la vida aldeana, a partir de lo cual se formaron vastas redes de cireulacién que ya funcionaban en el segundo milenio antes de Cris to, Por ellas circularou hombres, produc- tox e ideas; de hecho, la unidad cultural de ambas dreas se for} a partir lemprana integracién. 1 ambas regiones, las tierras al fueron el eje onganizarior del te Wvitorio. AUF estaban los principales bolsones de poblacion y, excepto Ignos centres costeros en Pert y las ciudades mayas de las tierra Mesoamé: ica, en ellas estuvieron también los grandes centros de la Mieka social y politica; Cuicuileo, Teotihuacan, Xochicalco, Tula, Cholue |i, Tenochtitlan, Monte Alban, Mitla y Kaminaljuyit en Mesoamériea; Chayin de Hudntar, Pueara, Tiwanaku, Wari y Cuzco en los Andes, joamérica Hes alas mesetas articulaban kas distintas partes de la region. La pr Hien, kv meseta central, fue Ia de mayor relevancia eeonémica y poli Hint Su imagen recuerda las piramides que construian sus pobladores: (un alir plataforma por encima de tos 2100 metros de altura, que Incluia las cuencas de Tohiea, México y Puebla, descendia en escalo- 08 y $e profonguba hacia el norte en una inmensa planicie arida, La ruienca de México, corazén de este bloque cent ( estaba ocupada 1) Grn HisteMA hreustre que, fUALO con las erras vecinas, susten #1 HuMeroML pablacion, Alrededon, en una menor cubiertas de pinos, sus lagos y lagunas, las tierras mas himedas y c das de Jalapa y Orizaba, y las mas calientes de Morelos formaban los escalones que condi costa del Pacifico. ‘Alsur de las cuencas de los rios Balsas y Papaloapan se encontraba ka meseta del sur de México, en ka actual Oaxaca. Con un espacio domi- nado por montaias aridas y suclos polvorientos que recuerctan paisajes lunares, sdlo el valle de Oaxaca disponia de tierra suficiente para una agricultura intensiva y para el desarrollo de aglomeraciones urbanas. Monte Alban, en el centro del valle, fe el nticleo politico y cultural de a region, y uno de los mas grandes de] mundo prehispanico. Mas alld del istno de Tehuantepec se encontraban las tierras altas fan a la franja costera del golfo de México y a ka meridionales. Alli se elevaban las montafias que, con sus Tladeras cue biertas de pinos y sus temperaturas més frescas, atravesaban Chiapas y Guatemala, encerrando valles regados por arroyos, rfos y abundantes Ikuvias invernales, donde nacian algunos grandes rios como el Motagua yel Usumacinta, que Hevaban sus aguas al Auk Distintas e atravesada por rfos lentos y caudalosos, que inundaban las tierras for mando pantanos y manglares. La del Pacifico, angosta y seca, estaba cruzada por rios torrenciales que provenfan de las montaiias vecinas, tico. ‘an las Ilanuras costeras. La del golfo, ancha y Huviosa, era En el sudeste, las tierras bajas formaron Ja Peninsula de Yucatin, Su clima es seco en el noroeste, pero las Iuvias aumentan cuando se avan- za hacia el sudeste; la vegetacion de matorral cede el lugar al bosque Uropical htimedo, Hacia el sur, una franja de selva cilida, Iuviosa y pan- tanosa se prolonga hasta las estribaciones de las montaiias de Chiapas y Guatemala, Los Andes centrales De noreste asudeste sc extienden tres subregiones paralelas, a modo de franjas: la costa, angosta faja desértica junto al dillera (los Andes propiamente dichos), por tltimo, al este, la selva 0 montaia, hiimeda y cilida, ligada a la cuenca amazén ver dadero eje del mundo andino, es un complejo conjunto de montaias, cifico; la sierra 0 corm a, La sie mesetas, cordones monta sos discontinuos y altos picos nevados, Ei ella nacen numerosos rios: los que llevan sus aguas al Pacifico labraron, su ladera occidental; los que bajan hae les y candalosos (Maraion, Huallaga, Ural Largow y profiundos vallen en su ver el Hlano amazénico, mas gran ay Maan ro) abrieron, Los inicios cle un nuevo orden social 85 Una extensa planicie © pune, de clima frio y paisajes abiertos, ocu po las partes mas altas de la sierra, elevandose en el sur a mas de 1000 metros. Diferencias de humedad y de vegetacién caracterizan a a puna huimeda, al norte, de la puna seca y de la puna arida, al sur casi un. verdadero desierto. En la parte alta de Jos valles andinos (la eshaa) templados y con Tuvias concentradas entre noviembre y abril ye encuentran las tierras mas fértiles y mejor regade . i” Poco después, hacia 2900 a.C., aparecié Caral, también en el valle del rio Supe, aunque a unos 20 kilémetros de la costa. Tres sighos mas tarde conformaba un imponente conjunto de estructuras ceremoniales, don- de se destacaban cinco grandes plataformas piramidales y dos plazas hun- didas circulares, ademas de conjuntos residenciales formados por casas con habitaciones interconectadas entre sf (alguna de las cuales sirvieron, como talleres), con muros angostos de caiias entrelazadas recubiertas con barro, Entonces en el valle de Supe, aclemas de Aspero, existian ocho. grandes sitios con arquitectura monumental, que mantenian contactos, compartian practicas religiosas y formas de organizacién. inne ee ee ee ee La Pirémide Mayor de Caral Estructura piramidel escaloneda de 180 por 160 metros do base y 28 de altura, tiene une plaza circular adesada a su fachada. Una larga escalera ne la plaza circular con la pirémide y permite alcanzar la cima, donde s@ encuentran varios recintos. El atrio, que permite el acceso al recinto Principal, ubicaco en la parte més alta, muestra an sus paredes peauerios Nichos. El recinto del altar del fuego sagrado, que aparece en otras pird mides, era una habitaci6n pequeria: Se incinaraban pequeitas ofrendas: semillas y otros vegotalos, valves da WW, NUN pozo abierto an el suelo, ios de un nLeve orden social 89 moluscas marinos y te'es ce algodén. Pocos participaban en esos ritua- les; en la plaza, en cambio, clebe habierse congregado un consideravie nfimero ole personas. En estas reuniones, la musica constituy6 un impor- tante medio de expresion; se hallaron flautas decoredas con disenos cle monos, serpiontes y cOndores. La ilustracion muestre: la plaza circular y, al fondo, la pirémicie con su escalera, Opinion, 0. 33). Jas dimensiones y complejidad de Caral generaron debates sobre su viganizacién social y politica, Caral era, sin duda, una sociedad mas ‘ompleja y con alguna centralizacién en la toma de decisiones, pues dle ot modo Ja construccién de tales estructuras habria sido dificil \ytmos kt consideran una sociedad plenamente urbana, con wna or junizweion esiatal, aunque esto parece exagerado pues los hallazgos hw evidencian uma profunda especializacién econdmica, ni divisiones wi iales bien reconocidas, ni una organizacién politica cocrcitiva. Para ition, el cartcier religioso de sus monumentos senalaria que algunos apoyados en creencias religiosas, ha- IWunalquitide prestigio y podfan tomar decisiones centralizadas. Hacia mediacos del milenio, a diferencia del resto de la regién andi- (486 ballaban en el Norte Chico mis de 25 grandes centros localiza- interior de los valles, lejos le Monumental, aunque ta cersimica estaba atin ausente, Ma dle fall ef milenio, aparecieron algunos contros con arquitectura ndlividuos, quiz jefes de lina) fa costa, todos 1 arquitectura de, antes Monumental fuera de ext regidn, Unto en la.costa come en lav tierra 90 América aborgen altas, Dos de ellos fueron emblemsticos del fin del milenio: El Par en el valle del rio Chillén, cerea de Lima, y Kotosh, en la sierra, cerca de las nacientes del rio Huallaga, FI Paraiso fue uno de los mas grandes. En su construccién, comen- zada hacia 2000 a.C., se emplearon cien mil toncladas de piedra can- teada; fue reconstruido y modificado en varias ocasiones. Ocupado durante siglos, su poblacién debe haber si tamaiio de los basurales encontrados, La alimentacién provenia princi- palmente del mar (en particular, peces pequerios), aunque también se cultivaba y recolectaba en las riberas del rio; en Ja planicie vecina erecta elalgodén, usado para hacer redes y lineas para pescar, y para confec- cionar tejidos simples. iso, lo numerosa, dado el gran BAAR AR ABABA La unidad | de El Paraiso Es al adificio ma nocicio de este sitio, uno d los mayores de la 600a. Esta situado al sur de una extensa plaza flanqueada, al aste y el oeste, por dos largos monticulos. Se trata de una plataforma pequefia, de cuatro. niveles, excevacia y restauraca hace ya tiempo. El acceso a los cuartos de su cima s¢ realizaba por dos escaleras. La mas larga conducia a une camara pintadla de rojo, con un espacio rectangular hundido an su centro y cuatro pozos circulares en cada esquina. Estos pozos estaban llenos con carbén y todo el piso del patio rectangular habia siclo quemado. Esta camara debi6 estar dedicada a rituales del fuego sagrado, que incluien la quema de ofrendas. Por sus pequeies dimensiones, el accaso a esas rituales dabid estar reservado @ pocas persons. La ilustracion muestra na vista del piso de la camara roja, con su patia hundido y sus fogones circulares. ustracién: directa, Se inicié entonces una época de inestabilidad, competencias y desequilibrios, con mareada tendencia a la concentracion de la poblacién en grane des centros y una proliferacién de instalaciones defensivas, estratéy 0 de caracter abiertamente militar, conocidas como “pucara”, términ quechua cuyo significado literal es fortaleza. ac 1 de Tiwanaku tuvo profundas re- dades socigpoliticas sufrieron el cambio de maner El fin de las formaciones clasicas y los inicios del Posclasico en Mesoamérica Hacia el aio 650, comenz6 en Mesoamérica una época de caos y tity bulencias, Intensos movimientos de poblacién generaron serios ¢0! flictos y, aunque numerosos clementos de las antiguas civilizacion perduraron, las formas de vida se tansformaron y surgieron mu simbolos ¢ ideas religiosas. El ritmo de esas transformaciones varié cada region: mientras las ciudades mayas aleanzaban su més alto plendor, en los siglos VITy IX, Teotihuacan entré en decadencia hac} 650; un siglo mas tarde, sus grandes monumentos fueron quemados destruidos. Aunque la cultura tcotihuacana sobrevivié algiin tiemp la ciudad perdié su hegemonia y fue abandonada por una gran pat! de su poblacién, Poco después, la crisis aleanzé a Monte Albin qui aunque logré sobrevivir, cedié gran parte de su poderio a otros c# tros del valle. i El colapso de las sociedades urbanas clasicas " Los estudiosos debatieron con pasién los motives del colapso de I sociedades urbanas mesoamericanas, en especial en el mundo may en Teotihuacan, Se discutié si el abandono fie consecuencia de ph blemas internos (luchas entre facciones de la elite, sublevaciones at pesinas), si resulté de invasiones externas, en especial desde his eth del norte, 0 si estuvo vineulado ¢ guierras entre tos distintoy esta ‘También se apel6 a fen6menos de largo plazo, como catistrores nat les y ecoldgicas, os decir, terremotos, agotumientos de lox suelox por Integracianes regionaige y expariencias imperiales 193 sobreexplotacisn y largos ciclos de sequia, Sin embargo, las respuestas dladas estan Igjos de ser satisfactorias y todavia resulta imposible recons- \vuir la secuencia completa de los hechos. El proceso fue, sin duda, mais complejo de lo que se creia: es proba: ble que haya sido resultado de la convergencia de miihiples factores. En este marco, se presume que, en su dimension econémica, esas grandes construcciones politicas eran “gigantes con pies de barro”, Esa debi lidnd derivaba de una falta de progresos tecaologices (Ja agricultura habia cambiado muy poco en siglos) que permitieran, entre otras co- wis, kt puesta en exploracién de nuevas tierras, en tanto la carencia de medios adecuados obligaba a Uasladar los bultos sobre los hombros, lo cual volvia dificil y costoso el wransporte de productos de lugares lejanos ante la pérdida de fertilidad de las tierras. Por eso, los intcrcambios se limitaban en general a objetos suntuarios o materias primas de poco peso y volumen, y de gran valor. Feta situacion fue grave para los grandes centros urbanos, que reques Hian enormes cantidades de alimentos y otros productos basicos para §\v abastecimiento. La imposibilidad de satisfacerlo generaba tensiones sociales, debilitaba al sistema y lo exponia a presiones externas, acen= tuando el desequilibrio entre las demandas urbanas y la capacidad pro: (uetiva de las tierras vecinas. Entonces, se volvié necesario controlar vez iniis lejanas y, por lo tanto, més dificiles de manejan, lo aba las resistencias y rebeliones. Ademas, esas tierras periféri (ys eran Las mes expuestas frente a los grupos merodeadores en las {ron Jonas, un factor constante en Mesoamérica, como lo indica la inurusiGn Horna ca que fel le cendmicas extra as y mas toscas, Los especialistas propusieron incluso la existencia de levantamientos y febeliones de campesinos, hipétesis que es preciso evaluar con pre: (uiciGn para evitar trasladar al pasado ideas y categorias cel mundo oc ‘idlental contemporinco, F difieil concebir la existencia de movimien de este tipo ¢ sociedades donde el desafio a las jerarquias sociales /stublecielas habria constituide una provocacién a los mismos dioses, ya {ie €8 el mundo mesoamericano, las distinciones sociales y el poder §o inentaban en ki relacién privilegiada que sciores y elites mantenian son las divinidades, En verdad, las tensiones incidian sobre ellos de Hin Lorma, y se ponian de manifiesto en la pérdida de confianza en ba Wliciencia de! sistema o el abandono de las tierras, por ejemplo. bio, ex mas probable que {ueran los conflictos entre grupos de la elite o tian por a distribucion de Joy oxcedentes, los que adquirieran mas yirulenc enive elites de distintios ¢ Eros, que comy 194 América aborigen En sintesis, estancamiento del sistema econdmico (en especial J agricultura), tensiones sociales y politicas, desequilibrios regionales por lo tanto, una respuesta débil frente a amenaras externas parec haber constituide factores integrados, no excluyentes, que permi una comprensién del colapso general, También tuyieron fuerte pi los Lactores ideolégicos que explicarian porqué las grandes ciuda una vez abandonadas, no volvian a ser ocupadas (un caso excepcion Jo constituye Cholula, en el valle de Pucbla). En Mesoamérica, la dad era un espacio sagrado pues alli residian los dioses, cuya accién evaluaba en funci6n de una supuesta eficacia: cuando habia problemi 0 males era porque los dioses habjan abandonado a los fieles y a la dad, que perdia su carieter sagrado y era despojada de su magia. De el abandono ¢ ineluso la destruccién sistemética de los monumentos) Ja busqueda de un nuevo lugar sagrado. El esplendor de la civilizacién maya Superado del hiato del Clasico, la vieja civilizacion maya resurgié e impet y se expres con esplendor durante el Hamado Clasico tard que se extendid hasta fines del siglo IX. En las selvas del Petén y hi tierras bajas vecinas brillaron numerosos centros; aunque algunos & mas pequefios, otros alcanzaron enormes dimensiones, como Tikal, I lenque y Cop: Jin, por nombrar unos pocos El renacimianto de Tikal Hacia fines de los anos 600, Tikal emergid una vez mis como un por roso centro, En 682, un nuevo gobernante, Ah Cacaw dio comienzo: un ambicioso programa de construcciones, Durante su gobierno y el sus dos sucesores, se erigid la mayor parte de los edifi militar, sus gobernantes conformaron otra vez. un poder expansions Miembros masculinos de la dinastfa gobernante en Tikal fit lados como jefes en algunas de lay ciudades sometidas, mientras mujeres de esa misma familia real eran casadas con micmbros de I dinastias gobernantes en otros centros, para cimentar alianais politic y militares. También se emprendieron guerras contra otr ciudad como Naranjo y Calakmul, antigua rival. 1 , hacia medina del siglo IX, Tikal inicid un nuevo periodo de declinacidn, del eal no se recobr6. EI tiltimo monumento fecha en la ciudad dal alo 869, Aliment Integraciones regicnales y experiencias imperiales 195 a et El apogee de Tikal Tras reponerse de la crisis del largo hiate que siguié al fia del Clasico tem- prano, Tikal resurgid a fines del siglo VI y se convirti®, durante la canturia siguiente, en el estaci maya mas importante de la region de El Petén, Fue entonces cuando sus sefiores desarrollaron una inlensa activiced cons- ructiva que le dio al esplendor que, atin hoy, se evidencia en las ruinas vacias, cublertas en gran parte por la selva. I niioleo central, con sus plazas, pirdmides temolos y patacios es la mojor expresion de ese explendor, come muestra la reconstruccién iistica Ce los principales monumentos, ai” Halonque, la ciudad de las inseripciones \inque no tan grande como ‘Tikal, Palenque ocupé un prominente Jyuie politico y religioso durante el Ckisieo t dio. Situado en un impo Henle entorno natural, sobre las selviticas estribaciones orientales de {iv Hontiafias de Chiapas, miraba hacia ta planicie costera del golfo de México que se extendia a sus pies, La mayor parte de las constrace pres iio durante Loy Hotables reinados de Pacal o “escudo sole” (G15 O48), ¥ su hijo mayor, Chane Bahl 702) ny 6 werplen tejagguuan” (GBM 196 América aborigon et tt tt tt El Templo de las Inscripciones en Palenque El Templo de las Inscripciones es el monumento funerario de Pace. Desde la cima, una empinada y estrecha escalera interior dabe acceso ala cémara funevaria, en e! corazén de [a pirémice. Dentro, un pesado sarcéfago de piedra (por su tamnafio, debe haber side colocade antes de construir la pirémide) contenfa el cuerpo del rey. La tapa representa el viaje de Pacal al inframundo y su imagen, por su posicién y adornes, Gio lugar & fantasiosas explicaciones. Las caras exteriores muastran a los ancestros de Pacai con sus nombres, tema el cual también se refiere una larga inscripcién en la cémara que corona cima, En los Uitimos afios se hallaron otras dos tumnbas’ una, en una pirémide vecina, pertenecia a una mujer, a Reina Roja, quiza une de las reinas mencionadas. La otra, sin sarcéfago y mucho més antigua puce haber partenecidlo a alguno de los primeros anau. La lustracion muestra, en primer plano, ol Palacio y, detrés, el Templo de las Inscripciones y dos pirdmides pequefias a la derecha. David Stuart y George Stuart, Palenque. Etemal City of the Maya, Londres, Thames & Hudson, 2008, p. 25. Palenque se distingue de otros centros mayas por su estilo arquitel nico tinico y sus hermosas esculturas en bajorrelieve, tnto en pled como en estuco, que incluyen algunos de lox Integraciones regonales y experiencias imperiales 197 conocidos. Muchos de ellos, destinados a legitimar la posiciéa de los sefiores de Palenque, registran detallada Is genealogias familiares, que permiten hoy reconsteuir la historia dindstica de la ciudad. Sabemos «que dos mujeres (Zac Kuk, madre de Pacal, y su bisabuela, Kanal-tkul) gobernaron Palenque, lo que creé problemas de legitimidad a sus des- cendientes, pnes los herederos, aunque con derecho al trono, eran ads- criptos al linaje del padre, que no era un linaje real. Por eso, las largas inseripeiones de Pacal buscaban, ante todo, legitimar su posicion y su derecho a gobernar Los arquitectos de Palenque introdujeron innovaciones que permi= lieron construir cuartos con paredes mas delgadas, mayor espacio inte- ior, mas luz y mejor ventilucién que las pequefias y oscuras habit hes de otros sitios. Los artistas pudieron entonces incorporar paneles «le piedra esculpidos a las paredes interiores de los templo: cio. diferens cia de otros centros ckisicos, no se erigieron en Palenque monumentos de piedra 0 estelas independientes, pues el trabajo de los artistas se exponia en las paredes interiores, como ocurre en los templos del Grue po de la Cruz Los descendientes de Pacal y Chan-Bahlum gobernaron Palenque hasta fines del siglo VIL, cuando algunas ciudades somet las se libe hwo, mostrando que Palenque perdia poder sobre centros que ani i Ho dominaba, Las fuerzas que condujeron al colapso maya golpearon Jemprano a Palenque: cl tiltimo monumento fechado data del aio 799 opan Hi) la actual Honduras, en el sudeste del area maya, Copan se vavintld en-una ciudad importante en el Clasico temprano, aunque la mayoria tle los edificios hoy visibles fue construida durante el Cli 0 tardto, Sluice en un valle a anos 650 metros sobre el nivel del mar, Copan Nie uno de los pocos centros mayas ekisicos fuera de la regién de las Heras alias. Sometido a intensas in en los estigaciones arqueolégic ow recientes, los epigrafistas lograren importantes avances en el des Uifinniento de sus mumerosos textos jeroglificos. Como en Palenque y Tikal, conocemos las identidade de los goer Wanton que la Hevaron a su grandeza, Durante la mayor parte del siglo ha por rel lenque y de Ah Cacaw en Tikal, quien extendié et territoria de VIL, ln ciudad fue re moke-lmix-God K, contemporin Copin cotocando bajo su érbita a vecina Quirigil y a otros centos Au hijo y aucesor, 18 Conejo (695-758), f sponsable de la mayor par 198 América alvorigen te de las transformaciones que dieron al centro ceremonial de Copan claspecto con que hoy lo conecemos, Bajo su gobierno, se erigieron la estelas de la Gran Plaza, de alta calidad artistica y esculpidas en bulto rasgo inusual en el arte maya. La captura y el sacrificio de 18 Conejo a manos del aku de la ant sometida Quirigua puso fin a sus empresas constructivas. El poder del dinasifa de Copan disminuy6, hasta que fue reestablecide por su hijo sucesor. Aunque durante esas aitos no se crigicron estructuras ni es cotidiana de la mayoria de los residentes de la ciudad, Yax-Pac, que lleg6 al poder en 763, inicié un ambicioso programa dd construcciones, aunque gobernaba en una época de crisis: la sobrept blaci6n presionaha sobre los recursos del valle y la familia gobernan| debia competir por el poder con las familias nobles. Cuando mun hacia 820, la dinastfa se acercaba al colapso; de ese aio data el tiltim monumento crigido cn cl sitio, A pesar de que el centro de la cin y las dreas suburbanas continuaron ocupadas durante un siglo mas, control politico centralizado y las actividades que habia engendrad legaron a su fin. El fin de los grandes centros mayas EL paulatino abandono de los centros desde comienzos del siglo P en especial en la regidn central, indica que le gran crisis que afecti a Mesoamérica habia alcanzado la region. De hecho, se detuvo la 60 truccién de grandes edificios monumentales y se abandon6 la privetié de crigir estclas fechadas. La construccién de sistemas defensivos algunos sitios y el taslado de otros a zonas mas protegidas ponen d manifiesto una situacién de inseguridad y, quid, la presencia de nuey poblaciones. Signieron tiempos confusos y agitados, En algu donadas, viviendas precarias se levantaron entre los antiguos edilielo pronto invadidos y cubiertos por la selva. Aunque numerosas cot nidades continuaban habitando la regié recuperaron; los nnevos niicleos de poder se hallaban ma en la peninsula de Yucatan, Los desplaza intensos, tanto de grupos locales como de inmigrantes provenienten d otras repiones, por ejemplo la costa del golfo de Campeche y hay lier altas centrales, con las que los mayas mantenian relaciones desde hy tiempo. s ciudades al Jos grandes centros no is al nor mientos de poblacion fh Integraciones regionales y experiancias imperiales 199 El Epiclasico en las tierras altas centrales Inurante Jos dos sighs posteriores al colapso de Teotihuacan. (¢. 750- 0), periodo también Mamado Epiclésico, se mantuvieron algunas clisicas. Contemporaneo del Clasico tardio maya, el \\piclisieo preseneié un desplazamiento de los centros de poder y la juricion de dindiicas novedosas, como una amplia movilidad social, | teonganizacion de los asemtamientos, nuevas esferas de interaccién ‘uliural, la inestabilidad politica y la revisidn de ideas religiosas ile las tadicions |.08 grandes centros del Epiclasico Mis all de la cuenca de México misma, emergieron con fuerza nuevos (¢ntvos como Xachicalco, Cacaxtla, Teotenango, El Tajin y Tula, que (onservaron la tradicién (eotihuacana, pero incorporando elementos in- jovaclores, algunos de ellos vinculados al asentamiento en la regién de lupos provenientes de la periferia septentrional o de las tierras bajas. I'l contro mas importante y representativo fue Xochicalco, en More- joy, al sur de la actual ciudad de México. Durante su apogeo, entre los siylos VIEL y EX, cubria una superficie de unos 4 kilémetros cuadrados y w extendia sobre las eumbres y laderas de un conjunto de cerros prote- lilo por murallas y fosos. i Xochicaleo, punto clave para el control de rutas de intercambio ‘onfluyeron miiltiples influencias culturales: el tahud-tablero teotihua- ja con elementos zapotecas de Monte Alban y rasgos icono- fai com jilicos mayas que recuerdan las figuras de Copan. Se hallaron tam- {ifn elementos nuevos como el dise‘io de Ios juegos de pelota, cierios ipon de comisa en las pirdmides, y representaciones religiosas. En tres falelas fechadas hacia el ato 700, la divinidad dominante era Tliloc, ‘lion central en la religion de Teotihuacan, pero Quetzaledatl, también jn divinidad teotihuacana, no fue representado como Serpiente Em- lima, sino con forma humana y la vestimenta de la Estrella matuti- ww jv ala guerra, imagen que se generaliz6 mas tarde, PMMA Aaa ee ee Xochicalco: una ciudad sobre cerros Xuchicalco, on al vale de Morelos, se adapt6 a la topogratia de terreno ‘on que 80 Construyd: Los wdficios onaa rasidenolalos y os campos do culivo, en cambio, des oondian por las adorns, que fueron aterrazaelas jaara e808 fines, Tambien eeremoniales coronaban las cimas més alte 200 América aborigon lag fortficaciones se adeplaron a la topogratia. Las pendientes y acentl dos, asi como los muros de las terrazas donde astaban viviendas y & de cultivo, fueron aorovechadios para la defensa, complementadas por ll sisterna de muralas, fosos y bastionas. Le topografia irregular y las tert zas y fortiicaciones dividian verticalmente a la cudad en compartimentol alos que se aceedia por un complajo sistema ce rampas y calzadas. Ut antigua foto sérea muestra el aspecto general dal sitio Michael D. Coe, Mexico, Londres, Thames & Hudson, 1984, p. 106, ‘Teotenango, cerca de la actual Toluca, y Cacaxtla, en el valle pobll fueron también construidas sobre cerros fortificados y parecen Ih estado ocupadas hasta la invasin europea, Cacaxtla, fundada. hel afto 600 por un grupo de Tengna néhuatl, tenia impresionantes de ro, seguian Ip sas, palacios y templos ocupaban la cumbre del ce abajo las terrazas para las habitaciones del pueblo comuin y, lei tierras de cultivo. EL Tajin, en las estribaciones serranas, sobre la franja costera de Ve cruz, fue un enorme centro construido en una regio con productos muy apreciados por los pobladores de lay tietras tl como vainilla, algodén, coloridas plumas de pajaros exdticos y plele de animales feroces. EI sitio, ocupado quiza desde el siglo 1, fot entre 600 y 900 aproximadamente, y fue abandonade hacia 100, rollo coineidid eon |i dewap cin del control teotihuacano sobre el comereio de la cout del un siglo de decadencia, Su raipido dess Integr jones regionales y experioncias Iriperisios 201 #1 Tajin, muy ligado a Teotihuacan en sus inicios, heredé el control de la distribucion de obsidiana en la costa, actividad que parece haber sido la base de su riqueza. PaMAAAAAAAAAR AAA Cacaxtla y sus murales Como Xochicalco, Cacaxtla s¢ extendia sobre un cerro en medio del valle poblane, desde donde era posible controlar los movimientes en la region. Sus palacios y temples ccupaban la cumbre del carro y seguian, hasia bajo sobre las laderas, las terrazas para las habitaciones del pueblo co- Indi y, luego, las tlerras de cultivo. El Gran Basamento constituia el cantro Neurélgico dle! sitio. Se trata de gran plataforma piramidal, de unos 200 por 110 metros, que alcanzaba los 25 metros de eltura. Su fama derivd Ge sus magnfficas pinturas murales, como e! gran Mural de la Batalla (a ilustracion muestra un fragmento], en las que se fungtan la tracicion maya (sobre todo en Ja representacin de las figures humanas) con la del centro de México. Angel Garcia Cook y Be xtla, vol. 1, Méxic, INAH, 4 fv su Momento de apogeo, la ciudad tenéa una extensién de unos & Hlometros cuadrados (quizd mis, pues muchas esiructuras estin atin Hiblertas por la selva) y una poblicién de mis de 20000 habitantes Tis represen ticlones cons rvadlias, en las cuales el juego de pelouy el 202 América aborigen sactificio humano tienen un importante papel, sugieren que El Tajfh fue un centro militarista. Los relieves del Edificio de las Columnas, qi ilustran momentos de la vida del mas importante de sus sefores, Conejo, lo presentan como gran jugador de pelota, vietorioso, que con crucldad a vencidos; otras escenas, vinculadas a juegos de pelol muestran sacrificios humanos por decapitacion. DMM a ee ee ae ae ea El Tajin y la Pirémide de los Nichos Dividicla en cinco barrios, la traza de El Tajin se adapté a las irregu: laridades del terreno y sus constructores recurrieron a un complejo sistema de drenajes, canales subterréneos y tanques de almacena- miento para entrantar las consecuencias de las torrenciales luvias d laregion. El sitio abarcaba un niicleo central, plano y bajo, y zonas elevadas dl norte, este y caste. En el nticlao central se dastaca la “pirémicio do la riches”, un bello edificlo (lustracién) con 366 nichos distribuidos en Al cuatro caras y une elaboraca escalinata tlanqueada por alfarcias, Hay el lugar numerosos juegos de pelota, tres de ellos decoradios con In) cos peneles de piadra tallacios en reliave, donde aparecen sara Hil nos, divinidades, y escenas relacionadas con 0! juego de polota, (Nell el sactificio de un vencldo. Integraciones ragionales y exparia Gas imperiales 203 Nov dllimo, en el valle de Oaxaca, el Epiclasico se corresponde con la liye LV de Monte Alban que se inicié hacia el ato 700: el centro de la (indad permanecié ocupade y su cultura siguié la tradicién zapoteca, pero la poblacién se redujo considerablemente, La sobreexplotacion ile las tierras de cultive puede haber sido un factor de peso en esa isis, que se stuuné al aumento de la inseguridad y los conflictos, que aciones y construcciones defensivas ponen de manifiesto. J) desaparicion de la amenaza teotihuacana debe haber privado a Monte Alban de su fancién como garante de la seguridad regional; pyonto, la ciudad se convirti6 en uno de los varios grandes centros en Heciente competencia con etras poblaciones del valle y con regione: soeinas Lon lojanas tierras del Norte Jy expansion de los agricultores mesoamericanos hacia cl norte alenté, pire s poblaciones locales, el comercio a distanicia de bienes valiosos, {nto con Mesoamérica misma como con el sudoeste de los actuales © comercio favorecié a las elites de algunos centros, Alta Vista, en ¢] Ambito de la cultura del siglo VI con los bene- {iow obtenidos de los tributos agricolas, el control del comercio y la Vainios Unidos, E fue EL Chapin, Pedregoso phulchihuites, que se consolidaron a par JWiluceion de bienes para la exportacién. Parte de ka mano de obra sileana, antes dedicada a la agriculiura, se aplic6 entoncesa la mineria } (Constueciones monumentales, obras de defensa, calzadas y andenes de cultivo, La miner proporciond ingentes beneficios a las elites, que Soiivoluban la extraceién, manufactura y distibucién del mineral, en 204 Amética aborgen especial la hematita y la turquesa, con el cual se elaboraban bienes sul luarios muy apreciados por las elites mesoamericanas, La cultura chalchihuites, vinculada al mundo teotihuacano y otros centros de Mesoamérica, comenz6 a decaer hacia el siglo I Algunos centros fueron abandonados, quizd como una consecuent ardia de la caida definitiva de Teotihuacan y del inicio de un | ciclo de elima seco que hizo retroceder el limite septentrional de tierras de cultivo. Es posible que algunos grupos desplazados hay participado en migraciones posteriores, que afectaron la regién & tral de Mesoamérica. Elementos caracteristicos de la twradicién tol ca posterior estaban presentes mucho antes en Chalchihuites, eo objetos de cobre y turquesa, los ‘zompunili (craneos de prisione decapitados expuestos en armazones de madera), las grandes si con columnas hipéstilas y un tipo particular de escultura predeces de los charmool. Mais al norte, se vivfa una época de ripidos cambios. La poblael experiment6 un fuerte crecimiento, se ocuparon espacias deshabilt dos y, aunque Ia mayoria de esa poblacién vivia en pequeiias all en el norte de Nuevo México, habian erecido, contaban con gi mero de viviendas y posefan una importante arquitectura publica embargo, hacia el siglo XII, numerosos centros de la regién qued despoblados. Diferencias en el material arqueolégico permiticron a los inve! dores reconocer wes grandes tadiciones culturales, cuyo com data de fines del perfodo anterior. La poblacién hohokam, casi col tera ancestros de los o'vdham © pimas, habité los desiertos del Arizona y el extremo norte de México. Los mogollones, al norte: este de aquellos, vivicron en las montatias hoscosas del Mogollén y planicie cercana. Los anasazis tenian sus asentamientos en las plan que ocupaban el area donde se unen Arizona, Nuevo México, UI Colorado, Anasazis y mogollones habrian sido antepasados de los teriores grupos pueblo. 4 Todos ellos compartian un modo de vida similar: practicabal agriculiun (maiz, porotos y calabazas eran los eultivos Lipicos) y probable que los mogollones tuvieran payos domesticados, Ad rencia de estos tiltimes, los hobokam construyeron exiensiy 1 tanto los anasazis aprovecharon In hummel aportada por las crecidlas de los r ives: eazaban, entre otros, congjosy clervos, y recolectaban semi de riego, ¢ 8, ‘Todos explotaban recursos Integracienss regionals y experiancas imperiales 206 nivzquite, frutos del saguayo, y pifiones, nucces y bay de lis montajias. 1 aumento de la produccién agricola y la necesidad de procesar ma- Jor cantidad de producto se relacionan con mejoras en los sistemas en los bosques (lc ulmacenamiento, como pozos subterraneos y vasijas de cerdimica, y oy el instrumental (morteros y herramientas de piedra). La ceramica, dilcrente en cada tradicin, era usada en a vida cotidiana, los rituales lis ceremonias. Las piezas ceremoniales, mas elaboradas, estaban de- jonas con disefios geométricos y/o representaciones de formas vivas pintadas en negro. En algunas zonas se clestacé la elabora abre: kstos pueblos mantenian relaciones con les mesoamericanos, aunque es posible atin definir con precisién su carieter. Las influencias del tentro de México en la regién son innegables: la presencia de juegos ile pelota, como en Snaketown, pelotas de caucho, cascabeles de cobre Nindido, restos de guacamayos, valorados por sus phumas multicolores, J ¢spejos de pirita atestiguan esos intercambios. El hallaago en sitios de jidloeste de cuentas de turquesa y desechos de su manufactura pone de n de cestas y Gumastas de mit Hnmiliesto una produceién para el intercambio, pues la turquesa era Muy upreciada en Mesoamérica, Lo inicios del Posclisico mesoamericano: | experiencia tolteca Hire 950 y 1150 aproximadamente se produjo la expansion y apogeo ie Tula, situada en cl Limite norte del valle de México, que se convirti6 tel eje politico de la cuenca, Desde alli, los toltecas (nombre dado a §\)) pobladores ya su cultura) impusieron un estilo propio mareado por smo. La guerra, presente en Mesoamérica desde sus inicios, Heup6 un lugar central en la vida social y politica, e impregné las ma- 5. La influencia de Tula y ile su estilo se extendié mas all del valle de México hasta aleanzar la jipninsula de Yocatin, Su caida, y La crisis demografica, agricola y poltti- Haque afects a toda ka cuenea de México sefialaron el fin de esta etapa. Iilestaciones estéticas y las creencias religiose 1H hogemonia de Tula en la meseta central Ubicuta en una yegidn aparentemente pobre, Th mbargo ‘lertos recuryos valiosos, Laws tierras ceveanas al rfo Tula, cuyo caudal por Hnente podia alimentar sistemas de regadio, ¢ ile miata, Ieijoles ya in dle maguey (usado para prepa posefa sin el cultivo An aplas par ante, aden 206 América aborigen pulque, una bebida embriagante) y, en algunas partes, algodén. Kn las tierras m: aba proteinas para la alimentacién, Abundaba la piedra caliza, esencial en las construcciones; también existian ricos depositos de obsidiana, ‘Tula ocupaba un lugar importante en las rutas de intercambio con la costa del golfo y las fértiles tierras del Bajio, al noroeste, de donde habrfa llegado una parte de sus fundadores. Mas tarde, las relaciones se orientaron hacia el valle de México y la Huaxteca, en la costa del golfo, ial de Tula: uo, originario del noroeste, es identificado como chichimeea, aunque es probable que fueran agricultores nortenos yinculados a la cultura chalchihuites; e] otro, del sudeste, los nonoaleas, de refinada cultura, habria venido desde la region de Nonoalco, en ¢] actual Tar basco, También se habrfan asentado alli algunos linajes del valle de México, quird descendientes de los antiguos teotihnacanos. altas no escaseaban animales silvestres, cuya caza b Las tradiciones tardifas se refieren a dos estratos de poblacién in ft tt ee ee ee ee Tula o Tollan, entre el mito y la historia Tua o Tollan (0 “lugar 6e juncos", recurso ebundante en los bajos del rio Tua], en la drida perteria norte del valle dle México, fue conosida mas tarde come Teotaipan, © “lugar de dieses”, Cavilal dol primer gran estado postelasico de México, esta Tula hlatévica tiene poco que ver con la imegen mitica delineacia sobre la memoria de Teotihuacen, a le cual $9 la ‘asccié por mucho tiempo, Pasa a su importancia e Infiuencia, no tuvo lad dimensiones ni le magrificencia que le atribuy6 la tracicién, aunque fe una gran imetrépoli en su momento de apogeo. Integractonss regionale’ yy oxporiunciss imperiales 207 El nucleo do la ciudad estatza formado por una gran plaza con un eltar en, el centro, el tempio de! Sol sabre ol lado este, la piramide C en @| anguio noreste de la plaza, la Gran Columnata y e! Palani Quemado {ilustracién) ene! lado norte, Sobre [a plataforma superior de la Piramide ©, gigentes- cas estatuas de basaito, que represantaoan guerreros, y pilastras aiiculares eostenian @! techo. Dos erandes jueges de pelota completaban elconjunta, i” origen de la cultura colteca, compleja y con elementos de distinta procedencia, generé debates entre los especialistas, en particular de- hido al problema que plantea cuyas similitudes con Tula las convierten en virtuales ciudades gemelas. _Chichén fue fundada por los toltecas? ;Provenian de Chichén los fun- dodores de Tula? :Venfan todos de una misma region en algtin punto iiedie come Nonoalco? No Jo sabemas con certeza, aunque el proceso chichén Itza, en el norte de Yueatin, debe haber sido complejo. Aunque sin la magnitud de Teotihuacan, en su momento de apogeo Hala five tuna gran metr6poli, Sus sehores controlaban amplias regiones su influencia cultnral se extendié a un area atin mayor. Los toltecas, pan una lengua del grupo néhuatl, conso- lidaron un sistema de redes comerciales que se extendia desde Costa {que como los inexiea hak Nica hasta el actual sudoc yi Civilizado, esto es, culto, refinado, conocedor de la agrieultura y el tra- ¢ de Jos Estados Unidos. Fue tal su prestigio v que el término “tolteca” se convirtié en sinénimo de hombre 208 América aborigen bajo artesanal, contrapuesto al de “chichimeca”, que nombraba a los barbaros del norte, némades que vivfan de la caza y la recoleccion, y vestian con pieles. Sin embargo, la existen de un imperio tolteca, sostenida por ak gums estudiosos, debe relativizarse. Sin duda, Tula ejercié un control estricto sobre el valle de México y algunas zonas vecinas, extendiéndose hacia el sur por el valle de Morelos bio, pese a las intensas relaciones comerciales, no parece haber contro Jado Ja costa del golfo ni el valle de Puebla, En las regiones conquista- das y en las ciudades que fundaron, los toliccas establecieron dinastias propias o se emparentaron con sefiores locales, Fue tal su prestigio que, ain después de desapareeida Tula, sus sucesores, inelvso algunos de dudoso origen, seguian proclamando su ascendencia tolteca para legi- timar su derecho al gobierno. En este marco, un creciente militarismo impregné todos los aspec- tos de la vida social. Los guerreros, organizados en 6rdenes identi- ficadas con el jaguar, el Aguila y el perro, tuvieron un prominente papel social y politico, a tal punto que, segtin la tradicién, Topilvzin Quewaleoatl, el mitico fundador del primer linaje real, se vie for- zado a abandonar la ciudad tras un largo conflicto con las érdenes y, al este, hasta Tu lancingo. En came guerreras. Arte y religién eran expresiones de ese militarismo. Tmagenes de guerreros coronados por un alto penacho, con el atiaily dardos en sus manos, la almohadilla que les protege el brazo izquierdo y el pequeitio escudo sobre Ta espalda impregnaban el arte y la arquitectura. Las figus ras de animales rapaces como dguilas y jaguares, a menudo devorando corazones humanos, eran omnipresentes. Estas representaciones, asi como los tzompantli y algunos nuevos dioses nahuas, como Xipe Tétee, Micdantecuhuli (el dios de la muerte) y Tezcatlipoca se vineulan con la prictica de sncrificios humanos. La atencién prestada a la guetta y al sacrilicio se extendid # otros pueblos inesoamericanos influidos por los toltecas, como los mexica. Los mayas a comienzos del Posclasico ‘Tras la cafda de los grandes centros cl tural se desplego con mayor intensidad al norte de Yucati bladores se reconocfan por un estilo local Hamado Pune, he cos, la actividad politica y cule |) CUYOS Por redero de las manifestaciones clisi as, Su mejor ey presion se aprecia en Uxmal, ade la actual Mérida, donde se destacan dos magnificas pirdmides: templo (ia Gran Pirdmide y la det Adivino), el Palacio del Gobernador Integraciones regionales y experienicias Inperiales 209 y el Cuadrangulo de las Monjas. Su influencia en el norte de Yucatan se mantuvo hasta cl sin dudas debido a la pre Las leyendas mayas tar Ho 1000, cuando aparecieron influencias tolteca, cia de nuevos pobladores. recuerdan que, en 987, Kukulkan (a quien se asocia con Topilzin-Quetzalcéatl, que poco antes habyré do Tula) conquisté la regién, ocupada por una poblacién Puc, y se establecid en la que nego serfa Chichén Itz4, Claro que estas historias legendarias son confiusas y oscuras, y resulta dificil iden| pueblos o personajes efectivos, Al parecer, los recién Tegados forma- ban un grupo con integrantes de distinto origen, por lo que no resulta clara su pertenen Ia region, se creia que provenian de un pais sin duda mitico, al que Mamaban Zuyua, y al parecer 1 el mundo tolteca. abandona- icar hechos, aalgiin grupo Gtnico particular. Eran extraios a antenfan fuertes vineulos culturales con Ye te ee Chichén liza El crecimiento de Chichén Itzé fus resultado de un complejo proceso: la antigua pobdlacién Puuc fue dominada por recién llegados ((os 2uyua: nos) cuyo origen es impreciso, pero que muestran fueries vinoulos con los toltocas, Mas tarde se agregaron grupos ilzdes, a los cuales parece roferirgo Un mural col Templo de los Guerreros de Chichén jilustracion superior) 210 América aborigen La fuerte impronta tolteca de las construcciones que engrandecieron la ciuded la convierten en una ciucad casi gemela a Tula, Una gran plaza ‘ocupa al lugar central; on olla se levantan una pitimide (El Castllo} y un gran tzompantt, en el extreme notoeste se ercusntra un enorme juego de pelota y, sobre él lacio este, plataformas con temolos, como al de los ‘Guerreros, sobre cuya escalera hay un magnitice chac-moo! (lustracion), y vestibulos con largas columnas. iF” Estos recién Hegados veneieron a la poblacién autéctona y controlaron, Ja region. Algunas representaciones, como pinturas murales y un dis» co de oro repujado, por ejemplo, los muestran como guerreros, con 1 tipico amendo tolteca, Inchado con soldados mayas, reconocibles también por sus uajes, tocados y aspecto fisico. Una segunda oleada, compuesta por los ##zées, llegé tiempo después y se integré a la ¢ tal vez compartiendo el poder con los primeros, Fue entonces cuando Ia ciudad tom6 el nombre de Chichén Itz4, Importantes obras la tans: formaron en una gran urbe. Tales construcciones deben haber sido planeadas por alguien que conocia bien Tub rreros, aunque mas grande, es casi idéntico a ta Pirimide Bde Jo mismo ceurre con otros edificios. dad, EI Templo de los Gue- Tula, y Las relaciones con la poblacién local mejor ‘on _con el tiempo y dieron lugar a un proceso de hibridacidn: la arquitectura tolteca in: corporé elementos de la tradici6n Puuc; nobles mayas con vestimentas tadicionales y guerreros toltecas ap: el pantedn tolteca ecen juntos cn murales y relieves io de rcorporé Viejas divinidades mayas. EL poe Chichén se prolongs hasta comienzos del siglo XIL, algunas déeadas Integraciones regionales y experiencas imperales 211 aids que Ia misma Tula, cuando fue abandonada, seguramente debide 4 conflictos internos. Los ives migraron entonces hacia el sur y el po der pasé @ Mayapiin, donde algtin tiempo antes se habian establecide (0s grupos, probabiemente del mismo origen. 9. Interregnos: reajustes y nuevos caminos (c. 1150-1450) La caida de Wari y Tiwanaku en los Andes centrales y de Tula en Mesoamérica abrié camino a profundos cambios sociales y po- liticos. Se profundizaron algunos procesos de la época anterior, como el militarismo, aunque en general desaparecieron las gran- des formaciones politicas. En algunas zonas, como en los An- des meridionales, las condiciones de vida parecen haber vuelto a etapas anteriores. En ese contexto, se afirmaron dos sociedades que jugaron luego un papel central: los mexica y los incas. Una ver mas, la desintegraci6n de las grandes unidades poli- lias condujo, ahora a comienzos del segundo milenio de nuestra era, a ina profunda regionalizacion que estuyo acompaaiada por incremento de la violencia, inestabilidad politica, rewoceso en las condiciones de vida y desplazamicnto de poblaciones. La situacién se recompuso len- Jumente. Aunque las nuevas sociedades recuperaron antiguas tradicio- hes, también sufrieron profundos cambio: gies Jon, en las primeras décadas del siglo XV, las construcciones politicas nis extensas y complejas del mundo prehispanice. En ese contexto emer fi mundo mesoamericano Juv desintegracion del sisterna tolteca abrid camino @ amplios movi s de poblucién y aun mient cordenamiento del panorama étnico. Las Heliciones entre Las unidades politieas cambiaron y se wansformé el inodlo de vida de tos pueblos mesos mericanos, Pese ala fragmentacion politica, ef aumento de lox conflictos y el mifitarismo, el comercio cre- H0y li cireulacion de bienes y personas se intensificd, tanto a escala {eyional como interregional, AL mismo tiempo, se difundic n por toda Mosoaméricn ideas, ereencias, pricticas y simbolos vinculados con ese HW ilo ta viele sola Niariamo que impre 214 América aborigen, El centro de México A la caida de ‘Tula le siguié una crisis general (demografica, agricola y politica) que afecté al valle de México y se prolongé durante casi un, siglo. En sus comienzos, esta crisis estuvo relacionada con un cambio climiitico general (con disminucién de precipitaciones y mayor seque- dad) que repereutié sobre la produccién agricola regional y redujo las posibilidades de supervivencia de los habitantes Gran parte del valle de México quedé easi despoblada, muchas tierras de cultivo fueron aban donadas, y numerosos pobladores se vicron forados a emigrar a otras zonas, como sugieren la arqueologfa y las uadiciones locales. Poco des: pués, a fines del siglo X11, nuevas grupos humanas comenzaron a llegar al valle y se asentaron alli. En el siglo signiente se manifestaron indicios de recuperacién. Lentax mente, la produccion agricola se reactivé, algunas tierras fueron reocupas das y se fumdaron pequeios centros, muchos de ellos multiétnicos, dons de convivian grupos o Tinajes de distinto origen, Pronto se manifestaron también los signos del surgimiento de un nuevo orden social y politico, Las nuevas poblaciones y el reordenamiento territorial del valle : Pueblos del norte y el oeste, que se movfan con rapide, irrampieron en las Uerras altas centrales: linajes toltecas que habian abandonado Tul agricultores de la periferia norte que emigraban hacia el sur debido a | prolongadas sequias; cazadores recolectores de las regiones semideséi as, los Hamados “chichimecas”, que avanzaban siguiendo a los agricultow res nortefios ¢ instalindose en las tierras abandonadas por estos. Esios migrates oeuparon tierras y se asentaron en ellas. Sus relach nes con laantigna poblacién, reducida debido a ka exisis, yvariaron segtint lugares y situaciones particulares. En algunas partes, los nuevos pobli dores se establecieron casi sin conflicto, pues las areas abandonadil eran numerosas. En otras zonas, en cambio, sometieron a los poblador res locales, quienes algunas veces se desplazaron a otras regions. Por tiltimo, en no pocos sitios ambos grupos convivieron € incluso Hegaron a fusionarse. Asi, se fundaron en el valle de M tros urbanos y se colonizaron tierras aptas p ico dece s de pequetios een veleul I modelo de sito dos o tes grande (ros repionales habian estado activos al mismo tiempo, primero Gale cuileo y Teotihuacan, en especial el segundo, en el mismo valle; huey wwiback vO. asentamiento cambio de forma radical: ante ce Xochicaleo, en el veeino valle de Morelos, y ELTajin en las Interregnos: reejusies y nuevos caminos 215 nes oriental ; por tiltimo, Cholula, en el valle de Puebla, y Tula, en la periferia nore termectios eran escasos y la poblacin rural vivia dispersa en pequeiias aldeas 0 en asentamientos . Fucra de ellos, los centros familiares aislados. No obstante, hacia fines del siglo XIII se habian for mado en la regién unas cincuenta unidades politicas, mintisculas, cuyos territories no pasaban de 100 0 150 kilémetros cuadrados de superficie, Algunas pocas se fundaron después, en la primera mitad del siglo XIV, como Tenochtitlan y Tlatelolco. EI surgimiento de un nuevo orden social y politico En ese comtexto se echaren as bases d in nuevo sistema social y pole ico que perduré hasta la invasién europea en el siglo XVI. A pesar de su pequeiio tamaiio, esas nuevas comunidades politicas, que los pue- blos nahuas llamaron “altepet?” (aliepeme, en plural), se autogobernaban, eran relativamente autonomas, enfan fronteras reconocidas y poseian sui centro politico-religioso propio. El nuevo orden politico estimulé ¢ intensifies el crecimiento demo- grifico y econ6mico del mundo rural. Ninguna de las nuevas ciudades, salvo Tenochtitlan en el momento de Ia invasién europea, alcanzaba is dimensiones de Teotihua can; pequetias en su mayoria, sin embar- is mumerosas y, a diferencia de la época anterior, los asentamientos agricolas eran mas grandes y tenian una poblacién go eran mucho mé mayor. El crecimiento demografice coincidié con una ainplia intensi acién agricola a través de la construccin de vastos sistemas de irriga- cidn, la recuperacién de pamtanos para construir chinampas y el aterra- juilo extensivo de laderas y zonas altas del piedemonte Las relaciones entre los altepem fragmentaci6n e interdependencia Lox antiguos estados controlaban extensas regiones, distintos ecosiste mas y variados recursos. Los territories de los altepeme, en cambio, ursos limitados y poco variados, que vok sn de materiales y bie eran reducidos, posefan r Vian imposible la auiosuficiencia en la obtenc s como obsidiana, sal, piedras de construccién, lefia y algunos productos ygricolas, La situacién estimuts cl desarrollo de los intercambios y los mereados o Hangers, que ocuparon un lugar fundamental en la vida de loy poblados del valle, Lax corts distaneias ficilitaban esos inteream, bios, que generaron wan pr unda interdependencla entre los centros, 216 Amarica aborigen los cuales, mis alli de su autonomia, se veian afectados por lo que oct cria en owos Ingares. La extrema fragmentacién politica estaba vinculada con una serie de acontecimientos que se combinaron en la historia de la region. Cuando las nuevas poblaciones Hegaron al valle encontraron tierras vacias don- de instalarse: toltecas y agricultores nortefios y del oeste se asentaron en. eloeste yen las ricas tierras del sur; los chichimecas némades tendievon a hacerlo en el este y el norte; sélo en el sudeste parece haber existido alguna resistencia por parte de los anteriores pobladores. Unos siglos después, las fuentes coloniales registran los movimientos de esos pos que ocuparon las sireas disponibles, construyeron centros urbanos y comenzaron a cultivar las ti En un principio el proceso no generé serios conflictos, pues la dis+ ponibilidad de tierras era grande, los grupos eran pequeitos (inchiso cuando se juntaban varias bandas, étnicamente distintas, para formar un estado) y los tertitorios reclamados por cada altepet! eran reduci- dos, Pas6 bastante tiempo hasta que algunos grupos se vieran forzados a dispersarse o bien a establecerse como subordinados en tierras ya ocu padas; incluso los mexica, que arribaron mas tarde, encontraron tierras para establecerse, aunque marginales. Por ese motivo, las primeras guerras destinas a conquistar tierras y ue 1s vecitias, commrolar a otros altepeme tuvieron lugar recién a mediados del siglo XIV, dos siglos después de la caida de Tula, tiempo necesario para ka re- cuperacién demogratica y econémica de la zona, Por entonces se con- solidaron nuevas y mis complejas formas de organizacion, Cuando esas guerras comenzaron, estaban dadas las hases materiales e ideolégicas para la perpetuacién de los aliepeme como unicades semiauténoma El orden politico y social de los altepeme La base de los altepeme, que en el siglo XII diferfan en sus configu: raciones, [ue la formacién de grupos dindsticos hereditarios. En el si glo XV, la mayoria era gobernada por linajes aristocraticos que pro~ clamaban un origen tolteca, real o ficticio. Su organizacisn politica se n de la tradicién tolteca y asentaba en principios similares que proven fueron conservados casi tfas de ese origen, como Culhuacan, Mis tarde, fueron intactos en lo: tepeme gobernados por dina adoptados, con algunos cambios, por dinastias de origen diverso, Conforme a esos principios, s6lo los descendientes de dinastiay de reconocido origen real estahan ealificados para el oficio de daloan, lite Intorregnoa: reajustes y nuevos camiros 217 ralmente “el que habla”, y los cargos de mayor rango. La autoridad del Watoani (en plural, “etaque) reconocia un origen divino por lo que se entendia que él “hablaba” o “daba drdenes” y castigaba desobediencias en nombre del dios. Estos incividuos y sus linajes constitufan el estraro mis alto de la sociedad, los piptltin (en singular, pilli), y sw derecho a gobernar, hereditario, se legitimaba en el origen y la ascendencia. En Culhuacan, tal legitimidad estaba garantizada, pues su dinastia era, all parecer, la tinica que realmente descendia de la anligua realeza tolteca, al igual que en otros pocos estados. ee ee el ee Xélotly los chichimecas Ente los pueblos que se asentaron en el valle de México despude ds ta cal da de Tula se encontraban los denominados "chichimecas’, que provenian del norte y cue son presentados como cazaciores nomadies que ulllzaban arcos y flechas, vivian en Cuevas y se vestian con pieles, como los muestra | Mapa Quinatzin (lustraoiér). Crénicas posteriores retatan la migracion de! grupo, las hazenas de sus goberantes y la constitucion del altapetl de Texooco, considerado capital polfiica y cultural det attiplano. En asos primeros tiempos se clestacd Xéiotl, que con él tiempo adauirio carécter legendario. Fue, segin ia tradicién, un jefe de guera que unio y aceudilé @ distintes lingjes chichimeces y los guié con éxito en la entra- da al vale, estableciéndose en Tenayuca, Tras las conquistas, repartio tierras y puse come jeles en distintos lugares a seguidores y familiares. Pronto, los chichimeces comenzaron a cambiar: acoptaron la eericultura, se estabslecieron en ciudades, incorporaron costumibres locales y temaron sposas a mujeres de la elite ‘ocal como lhustracién: Dibujo realizado a partir del Mape Quinaizin (lamina 1, fragmento), en Nigel Davis, Los antiguos reinos de México, México Fondo de Quilura Eeondmica, 1988, p. 155, 18 América aberigan Sin embargo, junto a ellos sc hallaban poderosos jefes Hegades del nor- te, sin conexidn genealdgica con los toltecas, cuyo poder se sustenta ba en el derecho de conquista, como el gran conquistador chichimeca Xol6il Tecuanivzin en Texcoco. Para legitimar su situacién, estos jefes a) exposas de sangre tolteca, requitieron (probablemente por la fuer un fuiuras madres de una generacién de pipiltin que forma: sta mento gobernante legitimado, separado del resto de la poblacion en Virtud de su origen noble. También incorporaron tradiciones y pricti- cas, ineluidas reglas de etiqueta, originarias de Tula, La aceptacién de nuevas instituciones sociales y politicas, vincukadas a la adupeidn de la vida agricola y sedentaria, implicé el reconacimiento de la idealogia religiosa tolteca, al menos dle aquellos aspectos que sustentaban los de- rechos de la realeza y la elite, La complementariedad ¢ interdependencia manifiestas en el s istema econdmico tuvieron su correlato politico, El desarrollo de los altepeme y la creciente competencia por tierras y recursos impulsaron conflictos armadoy. Dado que los pequeiios estados no podian imponerse solos, se fue formando un complejo y cambiante sistema de alianzas en el cu Al los matrimonios entre miembros de linajes gobernantes jugaron un papel central. El resultado fue la formacién de una intrincada red de parentescos que vinculaba a las elites de los distintos altepeme y s0- bre Ia cual se estructuraron las relaciones entre los estados. En este contexto surgieron los clanes mexica. Aunque su historia se moldeé sobre esos patrones, se vieron favoreeidos por la suerte y, tras cl triunfo que junto a Texcoco y Tlacopan obtuvieron sobre Azcapotzalco ysus aliados, los mexica surgieron como potencia dominante en el valle de Mé ‘0, que tomé de ellos su nombre Los mexica y el camino inicial hacia el imperio Los mexica 0 aztecas, como también se los conoce, Hegaron tarde al valle y, tras vagar por él y servir a otras ciudades como Culhuacan, se asentaron en los islotes pantanosos del sudoeste del lago Texcoco. Alli fundaron Tenochtidan, probablemente en la primera mitad del siglo XIV. Unas décadas después, proclamaron re a Acamapichtli, quien se: gtin la tradicién descendia por su madre de los toltecas de Culluaci i Jo que legitimaba su derecho al poder. Pocas décadas mas tirde, en 1428, dirigidos por Itze&: pan, los mexica formaron la Hamada ‘Triple Alianza (conocida como: 1 unidos a los estados de Texcoco y Thico *excaen tlatolyan’) y lograron derrotar a los tepanceas de Azcapovnlvo, entonces ef estado mais fuerte del valle, Gon Itzedath e enzo la gran Interegros: reajustes y nuevas caminos 219 expansién mexica y la formacién del poderoso imperio que los espaio- les encontraron cuando invadieron la regién. Las tradiciones mexica de los origenes Los artecas dejaron relatos sobre sus origenes y su historia; conocemos. incluso los modos en que se conservaba y transmitfa esa tradicién histé- rica que, en muchos casos, fue puesta por escrito después de la conquis- ta europea. EI problema del historiador radica en determinar su valor para la reconsiruccion de la antigua historia mexica 7 A La memoria historica de los mexica La mayor perte de la informacion censervada sobre los momentos inioiales de la historia mexica és, formalmente, de ceracter histérico, Conocemas incluso los modos de trensmisién y conservacién de esa tradicion, Fernando de Alva, balixdchit| (,1868?-1648), sofala en una de sus relaciones: “Mle aproveché de las pinturas y caracteres que son con que estén escritas y memorizadas sus historias, por haberse pintado al tiempo y cuando sucedieron las cosas scaecidas, y de los cantos con que las observaban, autores muy graves en su modo de ciencia y facultad, pues fueron los mismos reyes y la gente mas ilustre y entendida, que siempre obsarvaron y adquiriaron la verdad [...] tenian para cada género sus escritoras, unos que trataban de los anales poniendo por su orden las cosas que acasc’an [...]. Otros tenfan a su cargo las genealogias y descandencia de los reyes y sefores y personas de linaje, asentando por cuenta y razon los que nacian y borraban los que morfan, con la misma cuenta. Unos teaian cuidado de las pinturas de los términos, limites y mojoneras ce las ciudadies, provincias, pueblos y lugares, y de las suertes y repartimiento de las tierras, cuyas eran y a quién pertenecian”. av Qué nos cuentan esas tradiciones, conservadas en la forma de mitos? Aunque existen diferencias entre los relatos, la version mis recurren= {e remonta el origen de los aziecas a un lugar mitico, Hlamade Aztlan (Hite vaga y nebulosa) los mixmos aziecas no venian idea clara sobre su loca: ren en forma, almente “el pais blance }, al que los textos se re Hizveidn y lo deseribiar 1 general, como und isla en medio de un lago 220 América aborgen recorride por pescactores y cazadores de aves la caurizales y chinampas. Esa deseripeién concuerda con el lugar donde se hallaba Tenochti- Wan, u Aztlan aparece asf como una du- plicacion de Tenochtitlan y todo el relato muestra una justificacion del derecho de los mexica a ocupar el ngar de su asentamiento histérice, En el pensamienio ciclico de los nahuas, Tenochtitlan no era sino la patria de origen; en Ia reunidn de ambos sitios se abria y cerraba un Ciclo de la historia azteca. Su eje era la larga migracién que los habia levado, guiados por su dios tibal Huivilopochui, desde su patria le: gendaria hasta su asentamiento historico. La historia mexica lemprana era, en esencia, la historia de una migracion cuyas ctapas anteriores al establecimiento en el valle son miticas. ‘A esa migracion, y a las peripecias vividas luego de su asentamiento, se asocian episodios que varfan segiin las fuentes. Diseutir la historict dad de esos hechos es imitil: algunos podrian tener una base empiri- ee funcion ideolégica clara: en ellos, los mexica explicaban y justificaban su derecho sobre la tierra y la misién que habrian de cumplir por en- cargo de Huivilopochdi. Esta misién, es decir, 1a conservacion mist: del niniverso, legitimaba el papel de las instituciones, de la guerra y del clo humano, como ocurre con el mito de Coyolxaubgqui. Para los nahuas, como para otros pueblos, la historia se construia desde el pre: sente: por eso, Azcapotaalco, Ttzc6atl ordend destruir los viejos textos y redactar una nueva historia acorde con el lugar que los mexica habrfan de ocupar luego de su wiunfo. custres, y rodeado por a isla en el lago de Texcoco. otros son claramente mitos. No obstante, en conjunto tenfan una ‘in reeuercian las fuentes, lego de su triunfo sobre DRAMA Aas we Coyotxauhqui y el nacimiento de Huitzilopochtli Mitos y leyendes servian a los mexica para explicar y justificar derechos y poderes, pristices sociales o instituciones polticas, La historia del nacimrion. to de Hulzilopochtiy, narrada por los informantes de Sahagiin, explicaba el corigen y sentido de la guorra y sacrificio: en la sierra de Coatépec vivia Goaticue, madre de unos varones y de una mujer llamada Gayolxauhau quien queds prevtada de modo mistetioso por una povotita de pumas bial cas, el simbolo de los guerreres, Avergonzados, Coyolkauhqul y sus herrna nos planeeron matarla pero, cuando se disponian a hacerlo, Hultzapocht nacié del Ventre materno, vestide de quertero para defender a eu made, Interegnos: reajustes y nuevos caminos 221 En el combate Coyolxaunqui murié despedazada y su cuerpo rodé por ja sierra; la mayor parte de sus hermanos murié y el reste fue expulsado de Coatépec. Un enarme disco de piedra que representa a Coyobxauhaul fue hallado en el Temple Mayer, al pie del templo de Huitzilapochtii, donde se realizeban los sacriicios: sin corazon (como hizo €! dios en Goalspec) e! cuerpe del sacrficado era arrojado por la escalinata y cela sobre la figura ds la diosa, que aparece desmembrada y ataviada con los simbolos guerrercs: pelotila de plumas, eréneo atado a la clntura, protestores con forma de cabezas de felinos en cados y rodillas, serpientes anucladas en brazos y piornas. Eduardo Matos, Felipe Ehrenberg y otros, Coyolxauhqui, Mexico. Secretaria de Couucacién Publica, 1980, figura 1, 9. 42. i” La expansién mixteca en Oaxaca Tras cl abandono de Monte Alban hacia del afio 900, la situacién del valle de Oaxaca se volvi6 inestable: mientra lle competian entre si, nuevos pobladores se movilizab: Jos centros del ya- 1 desde las Jegiones vecinas. Los ids importantes, los mixtecos, originarios de a alta, habfan estado en contacto desde mucho antes con los zapotecas del valle, aunque su lengua era hus mont xe ais del oeste, la Mi diferente Los seiorios mixtecos, en sus comienzos independientes y autosuti nde modo tiv eb clentes, controlaban territorios reducidos que se exten discontinuo por distintos nichos eeolégicos para perv 222 América aborigen recursos diversos y complementarios. Con ¢] tiempo Ja poblacién au- menté y la necesidad de mas alimentos gener6 conflictos: sus eapitales n protegidas por fortalezas, y los scenas de combates y sacrificios humanos se establecieron sobre cerros o estab cédices mixtecos muestran A veces, esos senorios formaban confederaciones temporarias; no fale nos cfimeros de constuir un estado unificado, como el que ra de Jaguar en el siglo XI. 58 Venado BAA MRAM AAA AAA AA ae 8 Venado Garra de Jaguar, sefior de Tututepec y Tilantongo Las antiguas narraciones mixtecas, recogidas on distintos cddices (Codex Zouche-Nuttall, Bodley 2858, entre otros), atribuyen un rol fundamental a 8 Vonado, quien vivi6 7 la primera mitad de! siglo XI, Nacido en Tianton= 9, en el seno de un prestigioso linaje mixteco, se estableclé muy joven en Tuiutepec, jafalura dependiente de Tilantongo, desde donde inicié su politica expansiva. Exitosas campanias le permitieron extender su control a casi toda la Mixteca, obligando a los saftores localas a raconocer su autoridad y a pagar triouto, Sin embargo, su construccién politica no lo Sobravivié; derrotado en batalla, fue sacrificado en Cuilapen. El Codex Zoucire-Nuttall lo muestra capturando @ 4 Viento Serplente de Fuego, a quien sujeta por la cabeliera. Joseph W. Withecotton, Los zapotec: nos, México, FCE, 1986, p. 110, a Interragnos: reajustes y nuevas caminos 228 La poblacién mixteca estaba fuertemente estratificada: a la cabeza se hallaba el rey, su familia y los principales, especie de nobleza que de- cidia los destins del seiorio; le seguian los hombre libres 0 “comune- jos", dedicados fundamentalmente a actividades productivas agricolas y artesanales, ya ki guerra; habia también dos grupos subordinados, especie de siervos y esclavos (aunque estos términos curopeos no dan cabal cuenta de su situacidn) dedicados a las tareas mis pesadas, sin acceso ala ti erra, y privados, total o parcialmente, de libertad, A comienzos del segundo milenio, libres del control de Mente Alban, los sefiores mixtecos se expandieron por la regién mediante guernas 0 iatsimonios estratégicos con miembros de otros linajes gobernantes. Con el fiosas y comenzaron @ in- iempo controlaron las zonas mont cursionar én ¢l valle donde, hacia el siglo XIV, se habian establecido cn algunos centros. El material arqueolégico exhibe esa fusién de ele- nientos culturales y estilisticos mixteca y zapoteca, pera se discute si los elementos mixtecos son el resultado de un flujo de poblacion nueva 0 bien de los contactos entre ambas poblaciones. Como fuera, la presen- cia de elementos mixtecos se destaca en antiguas ciudades zapotecas como Mitla, Zaachila y la misma Monte Albin, sobre cuyas ruinas s¢ insialaron grupos mixtecos que zeabricron viejas tumbas (la Tumba 7 donde se hallé un magnifico conjunto de piezas de oro producidas pe oricbres mixtecos, es un buen ejemplo) y las utilizaron para enterrar a sus propios muertos Milla, en el oriente del valle, es la ciudad mejor conocida. Pobli {sico, aleanz6 su apogeo durante el Poselis| co tardio, cuando se construyeran los complejos arquitectonicos mis desiacables y bellos: sus fachadas estaban revestidas con mosaicos de les Los artesanos mixtecos dominaban diferentes materiales y (enicas; 6 cerimicas pintadas y, en particular, la orfebrer (uvieron especial desarrollo, En la orfebre dla desde fines del Pre Intrineados disefios y mura clante lapidario, 1 fa se: uliliz, enue otras, Wenien de la cera perdida, aplicada al ore y la plata. ‘También son fi inosos sus COdices, textos pintados con vives colores sobre tiras kargas dle cortea 0 piel plegadas, a modo de libro, que narran las proezas de ter de has uy gvandes setiores, como el mencionado 8 Venado, El ¢ rire los mixtecos y la antigua poblacion del valle ex poco conocido, aunque es probable que st conyivencia ne fuera fieil, y ne dloben haber faltado conflictos, Sin embargo, la presencia de tos ojér citoy mexiea en Oaxncr debe haber obligade a ambas poblaciones a duscar acterdoy para entventar esa nueva anienite 224 América aborigen El Occidente y la formacién del estado tarasco En el occidente del actual México, hasta entonces politicamente frag: mentado, surgié durante la segunda mitad del Posckisico el estado tax rasco, que a fines del siglo XV controlaba un vasto territorio, en su mayor parte en el actual estado mexicano de Michoacan. Area de gran diversidad ecolégica y variados recursos, en particular en torno al lago de Patzcuaro, ésta se convirtié en el centro politico de la historia tarasea, La regién tenfa una agitada historia. La poblacién local era hetero: génea, y a las diferencias culturales y lingitisticas se sumaba Ia falta de unidad politica y los permanentes conflictos entre las pequeiias jefite turas que se disputaban el poder. Hacia el siglo XUL, nuevos grupos, necas, entraron en la regién desde el norte. Entre éllos se destacaron los clanes uacisechas, que pronto incor poraron el cultivo y se sedentarizaron, Agré ra, comenzaron a participar en la politica regional ¢ incrementaran su poder. EI primer intento de unidad estuvo relacionade con ta fundacién de la ciudad de Paitzeuaro, dedicada a su dios patrono Curicaueri, ‘il sur del lago, en un lugar que, segtin la wadicidn, les fue revelado por Jos mismos dioses. E] control de Pazcuaro, que pronto adquirié gran prestigio como centre religiaso, provocsd arcduas cisputas entre los Ie najes uaciisechas. Tiempo después, Taridcuri, un jefe heroico, lev a cabo un segundo intento de unidad. Apoyado por su hijo y dos $0° brinos, unié a los uactisechas y a otros grupos locales, y comenz6 uni serie de guerras y conquistas que se prolongaron unos veinte aia, clo cl lago y su periferia, los aliados, conocides como piripie chas 0 tarascos, conquistaron otras regiones mas alejadas; Tarideutl pudo entonces obtener tributos y controlar valiosos recursos: sal, 6 bre, oro, plata, cinabrio y productos tropicales. Tras su muerte, hilclil 1450, se establecieron tres capitales donde se instalaron como ivechit (semejante al tlatoani), los colaboradores de Tariieuri quienes, jill: tos, gobernaron los territories conquistados. La cercania de las Wy capitales facilit6 la centralizacién del poder. Esa alianza recuerda a la Triple Alianza del valle de México per, diferencia de aquella, la coalicion purépecha ejerci6 un fuerte contol ron en Ii 1 Loy jolie los secHores loeales J aparato buroeriitico tarasco, Ti las fronteras mas conflictivas, al este y el sur, alunos pequenos rele que se reconocian como chieh vos y diestros en la gues Doin sobre los territorios conquistados y sus gobernantes interviny politica local, poniendo al frente de las regiones sometida vencedores. $i lt anexion se producia sin resistenei conservaban su posicién sumindose Intemegnos: reajustes y nueues caminos 225 fucron incorporados como aliados, reemplazando el pago de tributos por cargas militares. Mas tarde, el imperio fue dividido en cuatro gran- alto rango, que dependian del poder central. Hacia la década de 1470, en el estado larasco tuvo lugar un nuevo avance en la centralizacién politica. des provincias gohernadas por chatro sefiores del m: Los mayas del Posclasico La hegemonia de Chichén It7a llegé a su fin x comienzos del siglo XUL, was algunas décadas de inestabilidad. Segin relatos tardios, Hunan Cecl, miembro del linaje Cocom, quien se proclamé clegide divino para gobernar el reino, encabe76 un movimiento de canicter mesidni. ‘indad co que puso fin a la dinastia gobernante y trasladé la capital a Ta de Mayapan, La hegemonia de Mayapén en el norte del érea maya Para vencer la resistencia de algunas ciudades, el nuevo gobernante sc vio obligado a buscar la ayuda de mercenarios chontales, con cuyo \poyo pudo finalmente dominar la situa n. Asimismo, para controlar dle cerca a los linajes gobernantes, evitar levantamientos y asegurar la percepcién de tibutos, forz6 a los sehores principales de las ciudades conquisiadas a residir en Mayapan. Se produjo entonces un notable incremento del comercio, alentado desde el gobierno mismo. El movimiento de productos, en espec al de sal, algoddn, ropas, cacao, miel, copal, jade, plumas, obsidiana y cobre, se realizaba por mar, con embareaciones que, s Yuen guiendo las costas de ‘in, conectaban a Xicalango, en el oeste (adonde Hegaban rutas dle comercio desde el centro de México y el Pacifico) con los puertos del golfo de Honduras en el este. Fsa ruta estimulé el crecimiento de (entros costeros como Tulum, Xelha € Tchbaatun, y enriquecis a sus jobernantes. Con Mayapan cambié la planificacién de las cindades posclisicas pues, a diferencia del antiguo modelo de casas dispersas alrededor de in gran centro ceremonial, los principales edificios (palacios de los linajes nobles, centres administratives y templos) se hallaban concen lads y rodeados por poderosa muralla fuera de 1a cual se encom (raban las viviendas de los grupos tribu ios, en su mayoria campesinos y artewanos Mayapin ented en crisis 1c) siglo XIV, cuando elites de otras eid (los le dispataron el poder, Hac ia 1460, au clinastia fue aniquiluday low 226 América abcrigen linajes sometidos recuperaron su autonomia y toda la region vivid un profundo proceso de fragmentacién politica. Se formaron cerea de una veintena de jefaturas independientes, algunas diminutas, que sobrevie vieron hasta la Negada de los espaiioles en 1528. Du primé un permanente estado de conflicto, en especial para defender el acceso a las rutas comerciales que los mercaderes mantenian fun- cionando, sin que ninguno tuviera Ia fuerza necesaria para imponerse sobre el resto, nte esos alios, El Posclasico tardio en el centro y sur del area maya ‘Tras el triunfo de Mayapan, los linajes itzes que abandonaron Chi- chén emprendieron una larga migraci6n hacia el sur. Abriéndose paso en Ia selva tropical, aleanzaron la re; ién del Petén, en el centro de Area maya, donde fundaron un estado independiente en torno al lago Petén Itzd, en cuyo centro establecieron su capital, Tayasal, sobre una isla. Defendidos por la intricada selva, sobrevivieron casi aislados hasta finales del siglo XVII, cuando las fuerzas espanolas iniciaron, en 1697, la conquista de esa regién. Los importantes movimientos de pueblos producidos desde fines del milenio anterior alcanzaron también las tierras altas del sur. Entre los, siglos X y XI, linajes procedentes de Xicalanco, en la costa del golfo de México, penetraron en las montafias de Chiapas y Guatemala. Influl: dos por las tradiciones toltecas de sus antepasados, se establecieron en pequens asentamientos sittuados sobre las cimas de los cerros y proto: gidos por muros, foses y acantilados, seguramente para defenderse de las hostilidades de la poblacién local. Gon el tiempo, el linaje de lox ini quich linaje del mismo origen. Hacia mediados del siglo XV, controlaban wn amplio territorio, Sin embargo, en medio de una realidad social y por litica cambiamte, los cakchiqueles se independizaron y se instalaron en torno al lago Atidlan, estableciendo su capital en Iximehé, (6 una expansidn militar, aliado con los cakchiqueles, ot El lejano Norte En el norte del actual territorio mexicano se desarrollé durante este pe riodo un impresionante asentamiento, Paquimé o Casas ( florecié entre 1300 y 1450, cuando se constituyé en un gran centro dé intercambios. En efecto, och del golfo de California, cerimicas y espejos de pirita de Mesoamerica turquesas de Nuevo México y reston de gumeamayos 0 lores de sition tee ances, que ol hallargo de una enorme eantidad de Interegros: reajustes y nuevos caminos 227 janos, aunque criados on el lugar, muestran a Paquimé como un gran centro de intercambio, ubicado sobre una ruta de unos 5500 kilémetros de extensién que coneetaba el Gahén del Chaco, en Nuevo México, con elaltiplano centcal de México. La presencia de escorias de eobre testimo- nia la existencia de hornos de fundicién euyos productos deben haberse voleado a ese cireuito de intereambios, al menos en parte. aaa AAA e ee El gran centro de Paquimé o Casas Grandes En la planicie occidental de Chihuahua, junto al rio Casas Grandes, se lavantaba Paquimé o Casas Grandes, asentamiento impresionante, cuyas vastas dimensiones se apreoian én la foto. Su ndcieo ere un enorme complejo habitacional de cuatro pisos (podia alojer & muchas farnilies), con sélidas parades de adobe recubiertas por una capa de cel para aisiario de los frios y calores extremos de la rogion. Enormes depésilos de agua, redes de distribucion de agua poteble, fogones y graneros hacian més confortable la vida de sue ocupantes, Las actividaces poblicas se desarrollaban en edicts ceremoniales cercanos, come ¢| Monticulo de ta Cruz y las dos canchas de jusge de pelota, rasgo que vineula a Paquimé con Mescarérica. El hallazgo de tumbas elaboradas sugiere la existencia de una elite cecerosa que controlaba las intercambios. Stephen Plog, Ancient Peoples of the American Southwest, Londres, Tharnies & Mucion, 1997, p. 173. a 228 Amen aborigen Como otros centros mogollones, Paquimé también decliné antes de la llegada de los espatioles. No existen certezas acerea de Tas causas aunque es posible que incidi 4 la creciente sequedad del clima, que habria provocado Ia migracin de numerosos pobladores hacia region in embargo, la mayorfa debe haber panecido en el lugar: tarabumaras, épatas y cahitas de €pocas pose nes vecinas del norte o el sureste. per teriores podrian ser sus descendientes, Una situacin similar tenia Ingar al oeste y al norte, en cl area Hohokam, donde los grandes centrus clisicus que Norecian desile co- micnzos del milenio, como Snaketown, entraron en crisis y desaparecie- ron hacia 1450. También las sociedades del érea anasuzi se contrajeron a partir de 1300, los grandes sitios fueron paulatinamente abandonados yen algunas partes, se retomé una economia basada en la caza y la te- coleccién. Cambios climsticos profundes, enfermedades, inyasiones de némades, como los pueblos atapascanos en el norte, y guerras internas, fueron considerados posibles casas ce esa desaparicién; aunque en realidad desconocemos los motives exactos, De hecho, los afios poste= riores, hasta la Hegada de los espaiioles, avin son un verdadero misterio que dilucidar. Desarrollos regionales tardios en los Andes En el perfodo inmediatamente posterior a la desaparicién de Tiwanakur y Wari se manifestaron marcados contrastes regionales que adquirieron mayor visibilidad a partir de los siglos XI 0 XIL En la costa norte, cl des sarrollo urbano culmind con Ja formacién de grandes estados que se al- ternaron en ¢l poder, como Batén Grande, en el valle de Lambayeque, him con capital en Chan-Chan, en el valle del Meche. [2 la costa sur, en cambio, la alternancia de poder tayo lugar entre peque: y el reino CI jas jefaturas 0 reinos locales, como las asociados a la cultura Tea, Ein la sierra y en las tierras altas, por el contrario, predominaron formaciones locales de cardicter aldeano, con algunas excepciones como los senorios aymara de la cuenca del Titicaca y los uno de los cuales, el de los inka o incas, etnia de lengua quechua, seria curaeazgos del yalle de] Cuzco, luego el articulador de un nuevo proyecto pan-andino El reino chima Ely fie en un prineipio la capital d n_centro de Chan-Chan, construido junto a Ja costa del Paettien, Un estado local que controlaba el yalle Interegnos: reajustes y nuevos gaminos 229 del Moche. Con el tiempo, se convirtié en el centro politico de un po- deroso estado conquistador, que se extendio desde el valle de Casina en el sur hasta el de Tumbes en el norte, E] material arqueolégico, en particular la cerdmica, inuestra que los chimties eran herederos de la tadicién mochica, aunque enriquecida con aportes de Wari, que habia conuolado durante un ticmpo la regién. Ta cronologfa chimt atin resulta problematica; s6lo es posible trazar las neas més generales de su historia. Las primeras construcciones im- an al ano 900; fa cultura chimt se consolidé durante los dos siglos siguientes. influen- cias se extendieron a los valles vecinos de Viti y Chicana, aunque los principales avances se extendieron hacia las tierras altas, seguramente para controlar los cursos superiores de los rios que formaban Los valles costeros, de los que dependian los sistema de itrigacién. El contol de esos cursos superiores habria sido el factor que le permitié a Wari do- portantes de Chan-Chan se remont En ese periodo, su: ininar las poblaciones costeras. Ta gran expansién chiid llegé mas tarde, en cl siglo XII. Las prime- ras conquistas se dirigieron hacia el valle de Jequetepeque, al norte, donde dos grandes ceniros, Pacatnami y Farfan, cayeron bajo poder chim. Al mismo tiempo, se acentué la penetracién hacia el interior, destinada a egurar también el acceso a las tierras altas, Entre las Glti- mas décadas del siglo XTV y comienzos del XV, uma segunda ctapa de expansién condajo a la conquista del valle de Casma, donde el centro de poder de Ios chimites se establecié en Cerro Manchan, De alli, la intluencia chim se extendié hacia el sur, cerca de Lima, aunque cl control sobre estos territories fue més laxo. Hacia el norte, se aleanzd el Sicin o Batin Grande, tambicé alle de Lambayeque, donde encontraron resistencia en el reino de n heredero de la wadicién mochica, Dos jonales, Chotuna y Balan Grande, constituyeron los nticleos fmdamentales del dominio chim en el rico valle de Lambayeque; tam- contros rep bién es probable que se aleanzaran los valles norteéios de Tumbes y allé del desierto de Sechura, Los textos coloniales atribufan el origen de Ja dinastia chimi a un Piuira, mai personaje legendario Hegado por mar cn una balsa o barea de jusicos, I el de otro persomaje legendario, Naylamp o Namlap, fundador de la uo ‘Tacaynamo o ‘Tayeanamo, E] rekato presenta semejanzas con dinastia de Lambayeque, Fueron los descendientes de ‘Tacaynamno quicnes expandicron el imperio; eb tiltime de ellos, Miachagaman, que 1 realizado las conquistis mas lejanas en el porte, fue vencido y capturada por los inci 230 América aborigan Fl gran centro de Chan-Chan, que albergo unas 30 000 personas en su momento de mayor extensi6n, estaba situado en una planicie Tana, de espaldas al mar, y defendido sélo en su lado norte por un muro, Sin embargo, la mayoria de la poblacion vivia en cas la ciudad. El enclave de Chan-Chan, hoy desértico, presentaba en esa época un aspecto distinto, pues un elaborado sistema de riego habia convertido a las Gerras cereanas en un Area agricola altamente produc tiva, capaz. de proporcionar el alimento necesario para la numerosa mano de obra empleada en las grandes construcciones que dirigfan los gobernantes chimiie: Dentro de la ciudad, construida con adobe, se distinguen distintos ti pos de unidades arquitect6nieas, con uma jerarquia clara, Las primeras ¥y ms importantes, 1 sehores. Cada ciudadela pertenecia a un rey y, a su muerte, pasaba a su inaje, por lo que el nuevo sehor debia construir una nueva residencia, En un segundo nivel se encontraban estructuras intermedias (unas 85) también amuralladas y similares a las anteriores, aunque mis pequenias y sin plataformas funerarias), destinadas a alojar a nobles 0 altos fun cionarios de la administracion. Un tercer nivel estaba constituide por fos 0 aldeas fuera de lamadas “ciudadelas”, fueron residencia de reyes 0 plataformas ceremoniales, con seguridad vinculadas al culto y al sacer= docio; finalmente, se encontraban las viviendas de los sectores urbanos mis bajos (artesanos, mercaderes, servidores), formadas por recintos pequeiios, aghutinados y menes elaborados, ee ee ee ee ee ee Las “ciudadelas” de Chan-Chan Las ciudadelas, enormes recintos amurallados construidos con adobe y con una sola entracle, muy protegida, eran los edificlos mas importantos de [a ciudad. Sue numerosos patios y salas, ablertos y sin techar, has brian sido espacios para almacenamiento y estructuras administrativas que sugierén le existencia de ciorta burocracia gubdemnamental. Habla también sales y cuartes techedos, pozos para agua y grandes platafor mas funerarias con tumbes para los cuerpos da los rayes. Los muro, senlucidos con estuco, estaban cuidadosamente decorados con Iriso8 modelados. La camara central de a Huaca de las Avispas, en la cludadela Laborin ‘10, contenia el cadaver de un hombre acompanado por los cunrpos cle mas de trescientas mujaros jovenes, Es al festimonio cle la ppraction dl suttoe, comin en Muchos Patados antiguos, que Consiste an entorrar® Interregnos: reaiustes y nuevos caminos 231 esposas y sorvidores para que acompaiien ai sefior en el mundo de los muertos, demostrando asf su riqueza y poder. La foto muestra una vista aérea do Chan-Chan desde el sucoeste; se cistinguen claramente varias ciucadelas. Adriana von Hagen y Graig Mortis, The Cities of Ancient Andes, Londres, Thames & Hudson, 1998, p. 146. 7” U'sta jerarquia edilicia da cuenta de una sociedad estratificada, con cla- ses 0 estamentos bien diferenciados, a cuya cabeza se encontraban el se- 11 familia y los euadros mas altos de la adininistracion y la religin. los ditigian un estado fuerte y centralizado, capaz de sostener y llevar adel janie grandes proyectos constructivos ¢ hidraulicos, intercambios ncia, empresas militares, asf como la produccién de las ar- _ \osaniias especializadas, Entre estas tiltimas se destacaba la alfarersa, de \nadicién mochica, aplicada a vasos negros, con decoracién grabada y producidos en serie, por medio de moldes. También eran importantes lox textiles y la metalurgia, de la que se conserva una enorme cantidad lar bell os acerea del funcionamiento social y politica, La su- \ targa di ile piezas, de singe as Poo conve 60 veal era hereditari entre hijos y her nos; el ceguie (literal- mente “gran seior") y Li noble amide ocupaban la etispide de ta p ah n los wclal y ejeretan el poder politico, Debajo de ellos se encon 232 America aborigar! cortesanos, campesinos liberados del trabajo manual para dedicarse al servicio del senior y de los nobles, En la base, los vasallos y los servido- res domésticos cargaban con el peso de las actividades productivas, No existia movilidad social, pues cada individuo pertenecta por nacimiento aun estamento determinado, En la segunda mitad del siglo XV, la zona fue atacada por los sefiores cuquefios, que avanzaban ripidamente por las ticrras altas; hacia 1470, cl reino chinrdé fue conquistado y su territori formalmente incorpora- do al Tawantinsuyu. , La arquitectura chimu: sofisticacién y elegancia La arcuitectura chima se carasteriz6 por su sofisticacién: las paredes interores y los muros externos de los recintos y estaban hechos con, lactis de adobe estucads en origen y decorades con nichos y trisos en bajorrelieve. Los motivos se vineulaban, prneipalmente, con el mundo marino: peces, pajaros, se7es mitices entropezoomorfos. Habia también Gelicades motives geométricos, mucho de ellos paraoides a srabesoos. Como en otras sociedades andinas, estos motivos $e vinculan a la icono- grafia presente en otras manifasiaciones, principalments los textiles. Las ilustraciones muestran la Husica Dragin, cerca de Chan-Chan, con parte ce su deccracisn restauracia, y el datalle de un ttiso de Chan-Chan, con el motive da un pez. Peni Ne Pe calairaals x i, Maria Longhena y Walter Alloa, Pert! Antiguo, Barooiona, Pollo, 2006, p. 180, Interregnas: reajusies y nuevos caminos 233 Michael E. Mosely, 7he fincas and their Ancestors. The Archaeciogy of Peru, Londres, Thames & Hudson, 2001, figs. 57-58. a” Los sefiores del Cuzco En las valles de la sierra meri jonal peruana, el perfodo posterior a la caida de Wari se caracteriz6 por desarrollos que no excedian los mar- cos locales y, aunque algamos centros habrian conservado una orga- nizacién urbana, predominaban las aldeanas. En los valles de Cuzco, Lucre y Urubamba, los poblados eran pequeiias, con casas redond das que, en muchas partes, se situaban en lugares de ficil defensa, correlate de una época de conflictos. En el valle de Cuzco y das y aglutina las Areas cercanas, ese primer desarrollo posterior a Wari se caracteriz6 por una cermica particular, modesta y con variaciones locales, que los arquedlogos aman “hillke’, datada, con métodos radiocarbsnicos, entre 1000 y 1400 aproximadamente. El patrén urbano, muy diferente del de Wari, se asemejaba a los an- tiguos centres ceremoniales. La situacién era consistente con el fuerte sueleo de la economéa a la produccién rural, las restricciones de la cir- culacién de gente y wibutos, y un desarrollo manulacturero escaso, ba- sido en la produccién doméstica. El Cuzco primitive (aunque algunos estudiosos consideran que era ya sede de un pequeiio sefiorfo) era la residencia del linaje o panaca gobernante y de algunos funcionarios © camyar. Sus vesidencias eran tan importantes como los templos, lo que Siugiere que la vida giraba fundamentalmente en torno a los jefes étnicos icerdotes. Esa elite dominaba a ka an rural yecina, que vivia en easerios dispersos o pequetias aldeas (cwaea), pronto divinizados, y no a los Las leyendas conocidas acerea del origen de los (undadores del linaje real inca apunuan en ki misma diveecion, Esox héroes fundadores, como 234 America aborigen Jos hermanos Ayar, habjan legado al Cuzco desde afuera, provenientes del altiplano, de la region del lago Titicaca, y parecen haber estado vine culados con un antiguo santwario solar de la isla de Copacabana. Tales leyendas legitimaban a los senores cuzqueiios: les otorgaban un origen migico-religioso, los inscribian como descendientes ¢ hijos del Sol 0 Wiracocha; de hecho, la iconografia y las leyendas los ligaban tanto a ociedades de las que los incas Lomaron luego numerosas ideas, pricticas e instituciones. Con el tiempo, esos sefiores adoptaron distintives étnicos partion. lares: grandes orejeras, si yun tocado particular, el auto, Tales distintives (tocados, gorros y idos son hasta hoy marcadores étnicos entre las poblaciones an- dinas) les permitian diferenciarse de otros grupos del valle, aunque su lengua (el quechua), costumbres y organizacion familiar fueran semejantes Lo poco que puede inferirse sobre la temprana historia del Cuzco ¢s la existencia de una confederacién de grupos gobernados por jefes guerreros 0 sinchi, empefiades en largos conflictos armados con grue pos cercanos, derivados a su vez de disputas por tierras o fuentes de agua, Durante esos conilictos, los grapos mas préximos se aglutinaron y otros. Los primeros soberanos que recuerda la tradicion, antes del reinado del mitolgico Wiracocha, son de carécter legendario. Fl verdadero comienzo del Tawantinsuyu (literalmente, “los cuatro Wari como a Tiwanaku, jilares a s usadas por sefiores chinnies, unieron fuerzas frente suyu” © partes, como se denominaba al Imperio) se asocia aun rey he: roico, Inca Yupanqui Pachacuti, ya la memorable guerra que libré con tra los chanea, poblacion que ocupaba el antiguo territorio de Wark, considerada barbara por los ineas. La guerra contra los chancas tiene ribetes mitoldgicos destinados a glorificar a Pachaculi, quien surgid como salvador de los linajes cuzqueiios cuando los chanea si co, abandonado por Wiracocha, padre del héroe. Pachacuti permane: cid en la ciudad y organiz6 su defensa, El propio Wiracocha, divinidad suprema del panteén ineaico, tomé parte en el conflicto haciendo surgir ejércitos que combaticron contra los invasores; algunas versiones narran que hasta las piedras del camino fueron convertidas en guerreros que engrosaron el ¢jé on Cue ito de Pach cuti, El Giunfo militar legitimo su poder, lo convirtid en civilizador al vencer a los batbaros chanea y esta blecid su derecho a expropiar 4 lo vencidos. El Guzco se t Aungu ansformé en cabeza de un estado conquistador, ignoramos la eronologia exacts del proceso, esa transforma Interregnos: reajustes y nuevos caminos 235, cin debe haber ocurrido hacia 1430, es decir, alrededor de un siglo antes de la llegada de los espaoles a la region. Los sefiorios aymara del altiplano y los Andes meridionales Las poblaciones del altiplano, particularmente las ubicadas en la cuen- ca del Titicaca, conformaron una serie de pequeiias jefanaras, lamadas luego por los espaioles “reinas" o "senorios", herederas de la tradicién de Tiwanaku. Sus pobladores, denominados genéricamente “collas” por los incas, estaban vinewlados entre si y hablaban principalmente la lengua aymara. Aunque la arqueologfa brinda escasos datos acerca de estas jefaturas, las fuentes enropeas del siglo XVI conservaron informa cin sobre ellas. Das de esas jefaturas ayrmaras, ubicadas al ocste del Ti- ticaca, adquirieron importancia; al parecer, entre sus sefiores existieron rivalidades, que en ocasiones condujeron a violentos conflictos. Una jefatura era el rcino colla, al norovste del gran lago, cuya capital debe haber sido Hatuncolla, cera de Ia laguna Umayo, a la cual se ia el complejo funerario de chullpas de Sillustani, ubicado a corta distancia. La otra era el sefiorfo de los Zupaka, poderosa organi politica aymara en el suroeste del Titicaca, cuya capital o centro politico dcbe haber sido Chucuito. Conforme el principio dual que sustemtaba elimundo andino, esta jefatura estaba regida por dos ricos y poderosos sefiores de los Tinajes Cari y Cusi, Su riqueza se basaba en los enormes rebaitos de camélicos (llamasy alpacas} que mantenfan en los pastizales ce la puna. Su impresionante cantidad fue un atractivo para los senores incas: mas tarde también asombré a los conquistadores espaioles. aso acion eee ee he ee ee Las chullpas de Sillustani Este complejo funerario de chullpas en ei noroeste de la cuenca del Titicaca, sobre una terraza que mira al lago Umayo, se asccia al reine colla, cuya capital ‘ve, al parecer, Hatuncolla, siluada en las cercanias. Se descata, por su buen estado de conservacion, la chullpa Lagarto (en fh fote), que alcanza 12 metros de altura, llamada esi por la figura de un lagarto tallada sobre su pared. Las chullpas, destinadas a miembros de Inajes destacadios, se encuentran en casi todo el altiplano y se construye: Ton durante 6! perlodo Intermedia tardio, Sus caracteristicas varian sequin el pertodo y ol tigar: las del norte, « do piecray lan dol aur, on oar Jompre circulares, estén hechas ser de forma rectan do adobe, suoler gular, AKjUNAH GarBORN de ornamentackon, on tanto otras poseen fkyuras 236 América ahorigen tallacas. Los cadaveres se colocaban en posicién fetal, con un variado aiuar funerario, uiendo Ia tradicin de Tiwanaku, los sefiores de Chucuito habiaty cstablecido colonias en otros pisos ecoldgicos, algunas a gran distany cia del altipkano, su area nuclear, tanto hacia la costa (Arica, Sama Moquegua) como en los valles y montaias orientales. En los prime! se culliyaba algodén y maiz, se explotaban recursos marines y se re Jeetaba guano; en los segundos se obtenfa coca, madera y product de la selva. Se trataba de productos esenciales y valiosos, eseasos ent ahiplano Esas jefaturas fueron sometidas por los incas a mediados del sith XV, durante el gobierno de Pachacuti Inca, aunque Ia tradicién cuerda un intento més amtigno amibuide a Wiracocha, que frac! debido a la resistencia del reino colla. Empero, los collas logratt mantener su identidad y la conservaron incluso bajo la dominactt espafiola. A comienzos del siglo XII, el actual noroeste argentino y los tenth torios vecinos de Chile eran testigos de un fuerte aumento de la pi blacidn y del surgimiento de sociedades mas grandes y complejas qi las amteriores, cuya organizaci6n politica, relativamente centalizul se localizaba on los pucaras, mientras en el resto del territorio se uibuian poblados dependientes y asentamientos rurales 0 chack donde residfan los campesinos, Ubicados sobre cerros, con {rection rodeados por muros defensivos, los pucatas podian vigilar y contra slgunos Hegaron a yer grandes conglomieni Jos territorios veeinos, y Intertegnoe: reajustes y nuevos canines 237 humanos, También se emprendid la construccién de extensas texrazas y obras de regadio. El término *pucara” tenia implicancias politicas y simbdlicas, pues en ja defensa 0 encaraban empresas mnilitares; dirigian las actividades agrarias, la produccién arte pecializada y los intercambios & kuya distancia, y eran responsables de les rituales que aseguraban cl éxito y la prosperidad de la comunidad. €1 residian Tos jefes que organizaban anal es- Varios pucaras contaban con espacios y edificios de uso puiblico comu- nitario, en especial destinados a actividades ceremoniales y rituuales me- imb6lico diante las cuales se buscaba reproducir cl sistema politico y que aseguraba la continuidad del orden social. En las chacras se desarrollaban las actividades productivas es cl cultive de las Gerras y la cria de Hamas y alpacas; alli residian los pro- dluctores agricolas, enyo trabajo sostenfa la existencia de toda la comu- nidad, También se reactivaron los antiguos cir conectaban el monte chaqueito con e! litoral del Pacifico y se alenté la produccidn de artesanias especializadas como la cerdmica, él tejido y Lu metalurgia las chacras (instalaciones productivas bésicamente agro-pastoriles) constituian una unidad indisoluble: uuitos caravaneros que En sintesis, el pucara (centro social, politico y religioso) Las grandes jetaturas del drea intermedia Kin el dea intermedia, que abarea los Andes septentrionales (actual Co- e profund \dlaptativa y la extrema fragmentacién politica, en general en nume- rosas pequerias jefaturas, Ksas jelaturas basaban su subsistencia en una vyvicultura centrada en el maiz, al que se agregaron la papa en las ti lombia) y las tierras de América Gentral, 6 la diversidad ultas, y la mandlioca en las tierras bajas tropicales. Los sistemas las tierras bajas htimedas y selva ultra de roza; en las tierras altas se constra- de cultivo variaban s a egiin la region: agi yeron andenes de cultivo; en las zonas menos hiumedas se recurri6 al Hego en pequenia escala, En cuanto a la estructura social, se reconocen ticas predominaba Is HH inenos les estumentos bien diferenciados: los shores o nobles, los ur lesanios especializados, incluidos los comerciantes, y el pueblo Hano, Hiayor parte campesinos. \ sus diferencias, esas jefaturas Compartian algunos rasgos tee Hologicos: arquitectart monumental en barre y en piedra presente en ly construceion de residencias para la elite, templos y tumbas; notable Hewurotlo de la metalung 1, que usaba oro, plata y cobre, o aleaciones dle extoy metaley para claborar objetos de uso ritual o adorns y bienes 238 América aborigen de prestigio para la elite, Las herramientas ¢ instrumentos utilitarios se realizaban, en cambio, con piedra tallada y pulida; la produccién textil y allaera se generalizo y sus productos alcanzaron gran calidad, tanto téenica como decorativa. Entre los miltiples objetos elaborados eon, sas tenicas, se diferenciaban con claridad aquellos destinados a los setiores y la elite de los producidos para uso de la gente comin, La mas compleja de estas culturas fue la de los muiscas 0 chibehas, que ocupaba la sabana de Bogota y las tierras alias adyacentes, al orien te del rfp Magdalena, Hablaban una lengua de la familia macro-chibcha y estaban organizados en dos jefaturas principales: la del Sipa, que con tolaba la sabana propiamente dicha, y la del Zaque, mas al norte, en tornoa la actual ciudad de Tunja. Entre ambas habia algunas pequefias jefaturas independientes, con frecuencia enfrentadas entre ellas, Con el tiempo, las dos grandes jefaturas muiscas se expandieron y consoli- daron, a expensas de otras mas pequefias. Hacia 1500, la cultura muisea se destacaba en la regién. 10. Los grandes estados imperiales: incas y mexica (c. 1450-1530) Las décadas previas a la invasién europea fueron escenario de la formaci6n de dos extensas unidades politicas imperiale: una, la inca, se extendié por los Andes centrales y meridionales; la otra, mexica 0 azteca, dominé mas de la mitad del territorio mesoamericano. Racogiendo tradiciones y experiencias ante- riores, ambas sometieron a un abigarrado mosaico de poblacio- nes cultural, politica y lingUisticamente diferentes, exigiéndoles tributos y distintas prestaciones o servicios. Sin embargo, estos imperios fueron muy distintos entre si. Los imperios creados por ineas y aztecas tuvieron caracteris- sas, El primero reunia los rasgos de un verdadero imperio antiguo: fnerie integracién politica apoyada en la presencia, militar, 56- ticas diver lida organizaciOn administrativa, y extensas redes de caminos y com nicaciones que permitian contolar a los pueblos dominados, explotar recursos estratégicas y extracr excedentes. En cambio, el azteca tenfa cardcter laxo y poco orgénico, donde la presencia del dominador esta- ha atemperada y su influenci Por eso, algunos estudioses afirman que los mexica no constituyeron, 2 cultural era leve cn sentido estricto, un imperio: carecieron de gjércitos permanentes, cjercicron el poder de modo indirecto a wavés de las elites conquis- ladas en lugar de enviar gobernadores a las provincias, no constraye- ron una infraestructura de caminos, ciudades o depésitosy, salvo en las Lonteras peligrosas, las guarniciones militares fueron pocas y estaban alejadas unas de otras. Otros investigadores ven ¢l tema desde una perspectiva mas am- plia y distinguen dos tipos basicos de imperio. Uno, de tipo territorial © directo (c¢ no e] persa, romano o inea), se caracteriza por poseer jvandes dominios territoriales eon ejéreitos permanentes, ostentar el control dire mas de con to de las provineias, elaborar progr sntar incorporar a lox pueblos sometidos a la cultura del poder 240 América aborigen dominante, especialmente mediante el uso de una lengua comin, El otro, de cardcter hegeménico o indirecto, tiende a dejar el ini Jas cuestiones internas en manos de los jefes sometidos, cuya adhesién se obtiene combinando fuerza y persuasién, y no intenta cambiar usos y tradiciones locales en tanto se cumplan las exigencias uributrias impuestas. El imperio ineaico 01 ejemplos de ambos tipos de organizacién. Sin embargo, mas all de estas definiciones generales, es preciso tener en cuenta que todos los nejo de awantinsuyt y el de los aztecas parecen buenos imperios combinaron estrategias de tipo territorial y hegemsnico, en, distintos momentos de su historia 0 en la conquista de diferentes re- pansion recurrie giones. Los sefiores mexica no carecieron de planes para lt y administracion imperial; los cuzquetios, por su parte veces a la persuasién antes de llegar a la guerra y, en ocasiones, dejaron, oni en manos de curacas leales el manejo de la politica local, El Tawantinsuyu Herederos de la tradicién de Wari y Tiwanaku, y mediante una habil politica que combind guerras, presiones, amenazas y alianzas, los sefio- Tes cuzquetios construyeron en poco tiempo un extenso imperio que, a comienzos del siglo XVI, se extendia a lo largo del espacio andino, desde el sur de la actual Colombia hasta el centro de Chile Las bases materiales del estado inca as conquistas les permitieron a los ines 8 controlar vastos terri- torios y movilizar enormes contingenies de mano de obra en una dis mension nunca anies lograda, Dispusieron asf de la energia humana necesaria para emprender proyectos constructivos ¥ expandir la ag cultura en la regi6n serrana, especialmente maiz, un bien prestigioso, requeria importantes obras de infraestructura como andenes 0 terrazas y extensos s Esa disponibilidad de mano de obra les permitié tambi un magnifico sistema de caminos, el eaparitam (muchas de eur atin pueden verse € incluso son utilizadas en la actualidad por poblade: cuyo cultive en ka siere stema de riego. 11 consteu res locales), que unia distintas regiones del imperio y permitia el ripido desplazamicmo de mensajeros y wopas, Pucntes de picdra (algunos de los cuales se conservan) y puentes colgantes permitian sortear los fos il losos, y un sistema de paradores © posuclas, lox fambos, estwat LLo® grandes estados imperialos: incas y mexioa 2441 camente distribuidos, permitfa albergar y aprovisionar a Los viajeros. También se construyeron grandes depésitos provinciales, como en Hudnuco Pampa, con el objetivo de acumular los excedentes de pro- duceién, principalmente alimentos y tejidos, que servian para sostener los ejércitos y la administracién regional SHA AaEAAA AAA ee Los depésitos del Inca Los grandes depdsitos 0 colicas jugeron un pape! central en la esonomia y el manejo poltico del estado. Las resaivas y excadentes all acumu- des permitian el funcionamiento de las administraciones provinciales, el sostenimiento de los ejércitos y comisiones enviadas por el inca y el mantonimientc de los sistemas de reciprocidad en que se apoyaba el sisterra politica y tributario, Fran administrados por un funcionario, al suyuyoc, elegdo entre les personas mas respetables de cada provincia, quien dodia evar cuenta de las exisiencias y de lo gue entraba y sella de los deposites a sui cargo. El dibujo de Guernan Poma muestra esas alma- cenes y, ala darecha, se observa al suyuyac, con el guicu en sus mans, rindiendo cuentas a Tupa Inca Yupanoul del estado de les calicas. DEPOCKTODELIMGA Wa LON AE Ni UY CORE SNE AS (i ann eee Jess arin Ati FraNyy (i NE NAR YC Quaman Pome do Ayala, El primer Nueva Gordnica y buen Gobierno, vol 1, Méxion, Siglo XI, 1980, (2, 900, ar 242 Amérea aborigen Como en todas las sociedades andinas, la economfa del imperio estaba basada en dos actividades esenciales practicadas desde hacia milenios: la agrieultura y, en las Gerras altas, la cria de camélidos, en especial llamas. En a costa, ademas del cultive en los valles, eran fundamentae les los recursos del mar: pesca, recoleccién de mariscos, caza de aves y mamiferos. En [as tierras alias, la agri esto €s, aprovechando las Huvias del verano- se centraba en el cultivo de tubéreulos adaptados a la altura y resistentes a las heladas, como la Papa, el ulluco y la oca, y de un gran, la quinoa, de alto valor prove co. La papa, de Ja que se conocen varios cientos de variedades, era cl cultivo mas importante. También fue fundamental la domesticacién de llamas y alpacas, y del cuy. La Hama, usada como medio de tanspor- te, también proveia lana; su excremento servia como combustible y, eventualmente, como abono, y su carne era una fuente adicional de proteinas, I clima favorecia la conservacién y alnacenamiento de tos productos: el frio, la sequedad y la sal permitian conservar la carne (charqui), en tanto las heladas permitian someter las papas a un proceso de desecacién que las convertia en chain Esa posibilidad de disponer de alimentos todo el aio permitio una alta concentracion de poblaci bajas y protegidas del altiplano, donde se practicaba el cultivo al tiempo de los pastos necesarios para alimentar los reba: ios, En algunas zonas, como por ejemplo en torno al Titicaca, a mas de 8800 metros de altura, 0 en el rico valle del Vileanotae de la riqueza del Cuzco, se formaron verdaderos bolsoues de poblacién. EI maiz tenfa una importancia especial. Estimado por su valor ali« menticio y su facilidad de conservacién, su cullivo en la regidn serrana presentaba dificultades pues requerfa un clima hiinedo y calido, y re sistfa poco las heladas. Con grandes cuidados, cra posible cultivarlo en pequenas cantidades en algunos lugares. Por eso, antes de los incas, se lo empleaba . mediante la masticacién de los granos y su fermentacion en agita, que Inara en general practicada a temporal, n en los valles altos y en las partes mais que se hallaban cer ‘rubamba, base pecialmente para producir chicka, bebida elabora sc utilizada en ceremonias y rituales religiosos y sociales Con los incas, el cultivo del maiz se convirtid en un asunto de estado, Se emprendié ¢ impulsé la realizacion de obras para a de la agricultura serrana del maiz, p temas de regadio, se construyeron cl uso de abono hasta al egurar el exito Jo cual se extendieron Los siy ndenes de cultivo y se generalize «Intends y necesidad, sumados a las dificultades para su cutive, generaron una anzar dimensiones nunea antes vist Los grandes estados imperiales: incas y mexica 243 clevada ansiedad que tuvo su correlato en los complejos rituales y ela ut cultivo, asi como del agua, findamental para su produccién. El mismo Inca part cipaba y dirigia los principales rituales boradas cere jonias que rodeaban todas las etapas de AAA ARMA ABABA AAA ae Riego y andenes en el imperio inca 244 América aborigen Una ambiciosa meta de los inoas [us extender la agrisuttura del male, especialmente en las tierres allas. All, as tierras aptas para su cultive eran pocas y fue necasario emorender grandes obras: hebla que genar ospacio alerrazando las empinadas laderas ce los valles y asegurar ta adecuada provision de aqua mediante complejas de regacio, como ‘ocurti6 en al vale del Urubamba {ilustraci6n), entre otros \ugares. El Inca Garcilaso de la Vega describe con admiracién esas obras, que conocia ‘urante su infanoia en el Cuzco, su tierra natal. Cuando el Ince conquista- ba un territorio, “mancaba -nos dica- que se aumentasen las tierras de labor, que se entiende las que llevaban maiz, para ko cual mandaba traer los ingenieros de acaquias, que los hubo famosisimos, como lo muestran hoy us obras, esi las que se han destruido, cuyos rastros se ven todavia, como las que viven. Los maastros sacaban las acequias necesaries, conforme a las tierras que habia de provecho, porque es do saber que por la mayor parte toda aquella tierra es pobre de tierras de pan, y por esto procuraban aumentarlas todo fo que les era posible [..). En los cerros y laderas que eran do buena tierra hacian andenes para allanarias, ‘como hoy se ven en el Cozco y en todo Pert”. a” Otros recursos valiosos atrajeron la atencidn de los sehores euzqueios, que estimularon su obtendén y produccién, ¢ intentaron asegurar su control por parte del estado; por ejemplo, los reba cas, valiosas estas tl hacer los finos tejidos, cumpi, con que se confeccionaban. las prendas del soberano. A ello se sumaron los metales preciosos, oro y plata, con que se fabricaban picaas de alto valor simbélico que solo podia usar €l Inca 0 aquellos sefiores a quienes se las regalase y, por supuesto, el guano. Sobre ellos (cs decir, tierras, ganados, metales, guano) el Inca proclamaba su derecho exclusive en su calidad de hijo del Sol y se ase~ guraba, al menos en principio, su monopolio. ‘ios de Hamas y alpa- nas debido a la calidad de su lana, empleada para DMM a a a a a a Los textiles en el imperio incaico ‘Ademas de sus funciongs como abrigo, esenciel en las frias tiarras altas do los Andes, los tedos desemperiaron en el mundo andino, y perticular mente entre los inoas, un padal esencial en la reproduccién del sistema social y politico. En efecto, los tejidos finos, cumpi, realizados oon lar de alpaca por mujeres consagradas a esa actividad, las aclins, ovary esencialea, junto con la chioa de malz y aclornos y jayas le oro y plate, Low grande ostndos imporiaian; Incamy reKloe AB en los rituale rolaciones pol fa funcionarios, jefes del ajércitos, curacas suborcinados 0 jafes de grupos élnious con los que se relacionada, PUGS SU aceptacion 9stablecia ezos de guborcinacién de quien lo recibia hacia quien lo entregeba. Le imagen de Guamen Poma muestra una tejedora con su telar de cintura, caracte Iislico del mundo endino roligiosos, 10s actos icas, Los telidos eran parte de los regalos que el Inca hacia s de sociabilklad y el establecimiento de SEGVUIDA CALLE. Guarnan Poma de Ayala, El primer Nuava Corénica y buen Gobierno, vol, 1, México, Siglo XX), 1980, p. 191. a” El funcionamiento de la sociedad y el estado Las conquisias territoriales, el control de una numero: poblacion y pasicos fueron las bases del Tawantin- a de los excedentes, redis- tribuides a su vez conforme a critetios fijados desde el Cuzco. Dichos el monopolio sobre los recursos suyut, y penmiticron que la élite xe aprop oxcettentes eran resultado del trahajo o de prestaciones que las comur idades integradas al imperio debian a sus seviores, templos y lioses Se trataba de una antigua tradicién andina, que los incas supieron iprovechar al tiempo que le confirieron una nueva dimension. En las conminidades andinas, denominadas *cylle”, cuyos integrantes se reco hoetin nnides por lazos de parentesco, la propiedad de Ta Gerra era colectivay eb nibajo, regidlo por él principio de reciprocidad, se rea lizaba en las tie rivin, Kae Wabajo comunitario inelufa, ademas de Frias onigachan a cnela ianidadl cloméstica, obras, otorgadtas al temploo 246 América aborigen Jas divinidades locales (las Jruacas), a los sefiores étnicos (los euracas), al sostenimiento de las viudas, huérfanos, ancianes o incapacitadas, © para crear reservas para épocas dificiles. Estas tareas, llevadas a cabo por grupos o turnos (en un procedimiento denominado “mita"), supo- néan Ta reciprocidad, ya que la interveneidn de las divinidades era esen- cial para el éxito agricola, y los curacas representaban a la comunidad y organizaban el trabajo colectivo. En tanto conquistadores e hijos del Sol, los incas se proclamaban pro- pietarios eminemtes de las tierras, los reba jios y los recursos mineros. De este modo, las comunidades, antaiio duenas de sus tierras, se con- fan, por un acto de generosidad del Inca conquistador, en usuliuc- warias de estas y de sus recursos, Como prestacién reciproca, el Inca les exigia realizar por turnos distintos trabajos o mitas, que incluian, cae otras actividades, trabajar las tiervas y cuidar los rebaitos asigna- dos al Inca, a los linajes cuzqueiios, a los grandes sejiores étnicos, a las divinidades y los templos; esquilar, hilar y tejer; trabajar en las g obras pitblicas (obras de riego, andenes, caminos, depésitos, tambos), contribuir a su conservaci6n y mantenimiento, y participar en el ejérci- rancles to. Como be! cficiario y siguiende la tradicién andina, el Inca aportaba 4 alimentos durante los dias del las materias primas necesarias y prov servicio. Los productos asi obtenidos eran concentrados, almacenados y lue- go redistribuidos segtin criterios fijados por el estado. Servian para mantener al Inca, a los linajes nobles cuzquenios, al ejército, los fun cionarios y la administracién, a los 1emplos y el culio, 0 para asezu- rar el funcionamiemto del sistema de reciprocidad, por ejemplo, para alimentar a los trabajadores durante las mitas. El funcionamiento de este mecanismo de redistribucién requerfa una gran infraestructura ce caminos, depésitos, funcionarios que supervisaran el sistema y He- varan el registro de lo que se producia y usaba, ete,, que los ineas crea- ron recogiendo y ampliando tradiciones andinas que se remontaban a Wari, al menos, Desde mucho tiempo antes, por lo menos desde la época de Tiwa naku, la variabilidad ecolégica del mundo andino, fundainentalmente en altura, y la tendencia de las comunidades andinas a la autosulicien- cia las habfan llevado a tratar de disponer de tierras cn distintos pisos ecoldgicos (por cjemplo, valles calidos mais bajos, costa, los valles serrst nos y punas), para asf tener acceso a una variedad de productos. Las tie tras de cada ayllu y de cada grupo étnico semejaban verdaderos arehi piclagos extendidos por diferentes paisajes, Colonos provenientes «el Los grandes estados imperiales: inoas y mexioa 247 micleo central, los milinay, se asentaban en esos islotes para ra produccién de los recursas necesarios, aunque mantenian sus viviendas ¢ modelo de funcionamiento, deno- minado “comwol vertical de un maximo de pisos ecolégicos funcionando después de la conquista espaiiola. Los incas apelaron también a esta tadicién andina para desplazar grandes grupos a regiones lejanas del imperio. A veces, por motivos econémicos, para explotar recursos importantes, aunque de manera progresiva fueron ganando espacio motivaciones poli rar territorios de frontera, controlar poblaciones re- beldes, desarticular a grupos étnicos reacios a someterse. Estos mitmaq, desplazados en ocasiones a ba tierras para establecerse, conservaban sus derechos; sin embargo, en tanto no retornaban a su nticleo original, en la practica los lazos con su comunidad se rompian. En el mundo andino, la vinculacién del individuo con su comunidad y familias en el micleo central comtinud ‘as, como la ne- cesidad de asegu Lios muy lejanos, donde el Inca les otorga- y grupo de parentesco era esencial para la vida, pues era los parientes a quienes se podia recurtir por apoyo y ayuda; de hecho, en lengua que- chu lo podia + de otra manera en un nyundo donde las relaciones estaban regidas por el parentesco, que regulaba las obligaciones y derechos de cada uno: individuos dentro de la familia, f de los grandes grupos éinicos. En tanto miembro de una familia, el campesino (hatun rund) contribuia con su trabajo al funcionamiento de la comunidad o respondia por las obligaciones de esta con el grupo étnico o el estado, pero, al mismo tiempo, se aseguraba sus derechos como miembro de Ta comunidad y de una familia: acceso a tierras y a los beneficios de la reciprecidad. E] principio de reciprocidad se aplicaba también a las relaciones en- tre los grandes sefiores étnicos y el Inca, Cuando una regi6n era incor porada al Imperio, ya fuera por acuerdo 0 por conquista, el Inca acos- tumbraba colmar de regalos (tejidos, joyas, mujeres, chicha, alimentos apreciados) a los sefores locales, excepto a los mas rebeldes, quienes, aambio, eran ejecutados. La entrega de tales obsequios se reperia en periddica; como contraparte, esos setiores quedaban obligados a servir al Inca, convirtiéndose en figuras de doble cara: por un lado, representaban a la comunidad 0 al grupo étnico, por otro, eran de he- che 1a palabra wayoha significa a la vez “huérfano” y “pobre”. milias ex el ayllu, ayllus dentro, en forma reiites responsables del cumplimiento de las obligaciones 0 mitas yequeridas por el estado. 248 América aberigen DAMMAM Aaa ae Los santuarios incaicos de altura Situados en las cumbres més altas de |os Andes, algunos @ mas de 5000 metros de altura, son caracteristices de la presencia incaica, Alli se sacri- ficaron jovenes de ambos sexos, cuyos cuernes, momificados por € fio y la sequedad del ambiente, estaban acompaiades por ricas ofrendas, como figurilas-de ore, plata o concha recortada, tajidos y plumas. En las fotos se obse-van la momia de une nia y una pequena estatuilla de metal con vestides y adomos provenientes del volean Lullayllaco, que se conservan en el Museo da Arquaoiogia de Alta Montafia de Sata, en la Argentina, Esos sanluarios estaban dedicados al culte a las montafias, considera das tanto lugar de origen de los antepasades como del agua, vital para la existencia, pues sus glaciares evan las principales fuentes de los tlos. Los ineas les dieron gran importancia y relacionaron con ellos a Int, la divinidad solar, y a Quila, la\una. En las tierras meridionales del impe- rio se dostacan Jos santuarios Construidos en los volcanes Socompa: Liullayaco y Copiaps, los nevados de Acay y Chefly los cerros del Toro, Mercedario, Aconcagua y El Plome. Fotografias faciltadas por Gabriela Recagno Browning, dliraetora clol Museo de Arqueologia co Alta Montana de Salta, a” LLos grandes estacios imperiaies: intas y mexica 249 Sin embargo, existian individuos que se hallaban fuera de tales vineulos y, por lo tanto, firera de la comunidad. Eran los yenas 0 yanakuna, enya situacion dependia del sefior al que servfan. Con ¢l imperio, el ntimero de yanas crecié, pue Ios sefiores © los templos, que no tenian hacia ellos las obligaciones mutuas y los limites de 1a reciprocidad. Similar era la situacion de las acllas, mujeres separadas de sus comunidades y agrupadas en recintos especiales, Algunas podian ser clegicas como concubinas del Inca. en- tregadas a los senores; otras servian al suberano y se ocupaban de su alt ene; la mayorfa se dedicaba a la tejeduria, en especial de telas finas, 0 a la produccién de chicha. Los acllahuasi o residencia de las acllas (los espanoles las amaron “conventos”, ya sus acupantes, “monjas”) funcionaban como verdaderos abr s estos servidores obedccfan directamente el Inca, mentaci6n e higi jes. La Tegada de los invasores castellanos y la captura de Atahualpa 11 al Imperio, La con- quista fue ripida; el estado incaico results descaberado, Aunque Ta resistencia inca continué algunas décadas en los valles orientales, la suerte estaba echada: los pneblos andinos, incluso aquellos que, por a los incas, como los huanea, habian ayudado ales con- quistadores, se convirtieron en sometidos del nuevo imperio colonial espatiol en Cajamarca en noviembre de 1532 pusieron su resistence’ Mas alld de las fronteras de! Tawantinsuyu A comienzos del siglo XVI, los ejércitos incaicos emprendieron Ta con- quista del sur de Ia llamada Area Intermedia, actual euador, carac terizada desde hacia algunos siglos por una marcada fragmentacior politica y una yvariedad de estilos culturales regionales. Con diferencias en tamaiio y complejidad, las unidades sociopoliticas de la zona consti- tufan sociedades de jefauura independientes, a veces en conflicto, aun- que vinculadas en muchos casos por alianzas € intercambios. Como habia ocurtide en los Andes centrales, In diversidad ecolégi- ca ered una interdependencia entre las comunidades que controlaban, recursos esenciales en los distintos pisos ecolégicos. Los intercambios, frecuentes y regulares, habian Lavores do la formaci6n de un grupo es I de comerciantes, los mandalis, que remiten a los pachtecas mexi- Conquista ineaica impuso otras pricticas y costumbres, y altero iumierosos aspectos de la organizacion tradicional. La imposicién de su modelo de control vertical aseguré a Los incas el dominio directo de ka cireulactén mereantil, desplazo a los mandakis y reemplazé el inteream- bio comerelal por ta redistribucién estatal 250 Anética aborigon Mis al norte, en el actual territorio andino de Golombia y en tierras de Amd a Central, continud la extrema fragmentacién politica en nu- niras y la diversidacl adaptativa a que hicimos referencia en el capitulo anterior, Se destacaba la cultura de los muiseas 0 chibchas, sin duda la sociedad ma sabana de Bogota y las tierras altas adyacentes, En este contexto, predominaba im modelo de asentamicnto dis- perso, polarizado entre las pequeias aldeas, formadas por casas re~ dondas techadas con amas (fa), donde residfa la mayor parte de la poblacién, y las moradas de los jefes. Estas tiltimas, a veces de grandes dimensiones, solian estar defendidas por empalizadas y tenian dreas destinadas a viviend como templos y depésitos is compleja de toda la region, que ocupaba la . ¥ edificios especiale Alli vivian también parientes y aliados cercanos al jefe, que formaban su séquito. Las comunidades aldeanas se ubican en tierras con acceso a medioambientes diversos: bosques, zonas pantanosas, tietras dre- nadas y, en algunos casos, zonas célidas en las tierras bajas. Podian asi disponer de variados recursos: obtener combustibles y materiales de construccién, cazar, recolectar y realizar cultivos adaptados a cise tintos climas, Este uso de miiltiples zonas ambientales explica la ten= sentamiento disperso y la ausencia de grandes centros dencia a un nucleados EI sistema politico y social muisea se ajustaba al modelo de jefauura; descansaba sobre la organizacién jerarquica de los linajes, un sistema de rangos entre los jefes y la tendencia a la heredar tales rangos, Los atributos personales tenfan enorme relevancia en la influencia de los jefes principales sobre sus subordinados. En la ctispide de la jerarquia social y politica se encontraban el Sipa y el Zaque, y aquellos otros jefes que aspiraban a una posiciGn similar La estructura de Ia sociedad era relativamente simple. Los linajes mis prestigiosos, de los cuales provenfan jefes y sacerdotes, constitufan el estamento mis altos por debajo se encontraban cultivadores, artes nos y comerciantes, llamados luego “comunes” o “comuneros” por los espaioles. En la base se hallaban los esckvos, destinados al sacrificio durante los principales rituales © a la consirucci6n de las residencias de los jefes. Cuando llegaron los espaiioles, la situacién politica era fluida intentaha fortalec pensas del Zaque; el jefe de Samaned Sipa r sus alianzas y extender su control territorial a ex una jefatura pequefa, expandia su poder a expensas de sus vecinos y buseaba convertirse en un tercer jefe import ‘ales pe eas expansivas respondian w la necesidad Los grandes esiados imoeriales: incas y mexica 251 de sumar tierras para sostener a una poblacién creciente y al deseo de les. En el sur, en la regién central de Chile, Jos ineas encontraron una dura oposicién en las poblaciones locales, los revhe, establecidos en las, tierras htimedas y boscosas del valle central, densamente poblado de- bido a sus favorables condiciones. Dicho valle se caracterizaba por un paisaje boscoso, suelos fértiles, intensas Huvias, importantes euencas la- custres y rios que nacian en las montafias de Ja cordillera andina para terminar en el Pacifico. Descendientes de amtiguos pueblos agro-alfareros, los reches habéan incorporado a su cultura elementos andinos y otros, provenientes de las Hanuras orientales, No constitu que tenfan una lengua comtin con yariantes dialectales y compartian rasgos culturales basicos. Explotaban diversos recursos: horticuluara de roza en zonas abiertas o en claros despejados del bosque (fanda- mentalmente papa, algo de maiz, quinoa y cucurbitaceas| controlar Zonas con recursos y rutas comere in una unidad sociopoliti aun , pesca y recolecciéu de mariscos y moluscos en el litoral maritimo; capuura de aves en lagunas y lagos; recoleccién de frutos y semillas; caza de guanacos, pudtisy huemules; cria de animales domesticados, como pe- ps, una variedad local de gallinas y chilihueques, camélides locales distintos de la lama y la alpaca, Vivian en casas a adlas 0 en. pequeiias aldeas, con una importante movilidad impuesta por la economia y la distribucida de los recursos. Sin diferencias jerérquicas, mas alld de las derivadas del prestigio pei sonal, ni profundas diferencias econémicas, el parentesco determinaba los derechos y obligaciones del individuo. La familia ampliada (esposa © exposas, hijas solteras, hijos solteros y casados con sus esposas € hijos) desempefaba un papel central. La divisién del trabajo tenia en cucnta cl sexo y la edad, yal parecer no levaban a cabo actividades productivas especializadas, Sin estructuras politicas estables, los jefes de familia y de linaje re- gulaban los asuntos comunes. El prestigio de esos jefes 0 ubnenes se ci- me ba en su valor en Ta guerra, su habilidad oratoria en las asambleas coleetivas, la cantidad de esposas (dado que el matrimonio regulaba las relaciones entre familias y consolidaba alianzas) y los bienes acumu- lados, cuya disuibucién demostraba su generosidad y permitia ganar adhesiones, lealtades y renombre, En épocas de guerra podian surgir jefes dotados temporalmente de algunos poderes, los faqiis, reconoci- dos por su desiveza o valent juere 4, cuya funcion era organizar y dirigir a los roy en oy combates, 252 América aborigen El mosaico mesoamericano A comienzos del siglo XVI el mundo mesoamericano era socal, poli- fa una tradicién eulw- tica y culturalmente complejo: aunque compa ral que se remontaba al menos al segundo milenio antes de Cristo, la region era un heterogéneo mosaico de lenguas, tadiciones culuuales, con fuerte identidad y sociedades con distintos niveles de organizacion. Numerosas unidades politicas convivian alli: grandes y pequetios esta- dos, jefuturas e incluso, en los margenes, sociedades aldeanas. Pese a , recursos y grado de autonomia, esos estados oaltepeme estaban organizados a partir de principios semejantes, casi sy conflictos eran las diferencias en riquer. ninguno era totalmente auténomo y habituales, los vinculos entre ellos eran tan extensos y estrechos que los acontecimientos locales impactaban sobre el conjunto. aunque guer Existia también una marcada jerarquizacion regional: unas pocas ios, 80- conocian como nucleares; otras 4reas, aquellas con mas recursos, poblacién y desarrollos pol ciales y culturales mas complejos, se r se definian como areas intermedias © como periferias de esos niicleos, a los que se vinculaban por lazos econémicos o dependencia politica Se destacaban dos grandes construcciones politicas enfrentadas: el im- perio azteca, la mis extensa, y el tarasco, en €l occidente de México, El imperio de la Triple Alianza Con Hzcoatl, en 1428 los mexica iniciaron una & convertirse en el estado mas poderoso de Mesoamérica, La Triple Alian- panisién que los Hevé a va fue cl instrumento politico militar de esa expansién: inicialmente, los aunque pronto el poder de Tenochtitlan execié, a expensas de Texcoco y Tlacopan. Cuando Her nan Cortés ego a las costas de México, Tenochtitlan era la capital impe- ial Gominamee y dirigit las campafias militares, la administracién y la per cepcidn de los enormes tributes que entregaban los pueblos sometides tres esiados que ka formaron erin equivalences, Las etapas de la expansién y la formacién del imperio ‘Tras vencer a Azcapotzalco, los aliados de la Triple Alianza iniciaron una activa politica de conquistas, avanzando sobre las tierras de otros pequetios estados, en especial sobre 1a rica zona de chinampas, verdader phatafor unas flotanies cubiertas con tie rade cultivo, que se © tendia por el sur del sistema lacustre, y cuyo control se completé tas vencer a Chaleo, ELestado imexica dispuso asi de ticrras que redistuibuy6 entre Los nobles eonio pro picdades patrimoniales, profundizando la esiraificacién social existente Los grancies estados imperlales: neas y mexica 263 la vieja nobleza de sangre, los pipiltin, creada por Acamapichtli, recibid tiermas que reforzaron su poder y acentuaron sus diferencias con Ta masa de los miembros de los calpulli (unidad social y politica que conservaba elementos dé los antiguos clanes, con sus propias tierras y organizacién in- terna, a la que se pertenecfa por parentesco)}, denominados “macrhiualtin Baa Aa aA aaa wa eT ‘Tenochtitlan y su entomo Pumpenn RT Fn tanto, las conquistas mas alla de la Cuenca habfan comenzado. A fines de sn gobierno, Ivedatl habia organizado avances en los vecinos valles de Morelos y Guerrero; su sucesor, Moctezuma [ (1440-1468), realizé algunas conquistas en Oaxaca y el norte de Veracruz. A diferencia de las conquii a dominar kas Gerras de cultive mas rieas, las nuevas empresas buseaban expandir el comercio y obtener tibutos, 1s iniciales, orientada tral on especial bienes valiosos que faltaban en la meseta Axayiieatl (1168-1481) comenré a orgar perial y consolidé tas conquistas: controlé aT Jar una administiacion im utcloleo, ciudad gemela til valle jo interpuesto entre de ‘Tenoehtiilan, famosa por su gran mereado, y conquists el f de Toluca, que se convirtié en un valioxo territe Jow dominios de la Aliana y el imperio taraico, Sin embargo, al inyadir 254 America aborigen de hecho, los tarascos a este tiltimo sus ejércitos fueron derrotados conservaron su independencia hasta la invasion espaiiola, tt tt tt te ee ee Las chinampas de la cuenca de México Las chinampas Wel nahuatl chinaritl, seto © cerca de cafias), usadas fundamentalmente en la cuenca de México, en lagos poco profundos de ‘aguas ne contaminadas, permitieron crear tlerras de alta productivdad agricola en un terttorio semiérido, “La chinampa -escribia George Vallant- era, en realidad, una pequea isla artificial hecha acumiulendo lado de los bordes pantanosos del lago, sosteniéncole primero por un revastimiento de juncos y después por érboles cuyas raices unian fuarte- mente la tierra. El agua corria entre los estrechos fosos, convirtigndolos en canales. Siempre se agragabsa lado fresco antes de le de tal manera que Ia fertilidec de la tierra se renovaba constantemente.” De- savtolladas por jos toltecas, aleanzaron su maxime expansion hacia 1600, piincivalmante en o! lago Xochimilco, al sur de la cuenca, perrnitiendo sustentar Una poblacin muy densa. Siquieron abasteciendo de trutas y hortalizas la ciudad de México hasta mediados del siglo XX. La fotogra- ‘fa las muestra hacia 1905, iam Elizabeth M. Brumfiel y Gary M. Feimann, The Aziecs World, Nueva York, Abrams-The Field Museum of Chicago, 2008, p. 32. i Un nuevo ciclo de guerras se desarrollé bajo los gobiernos de Abultzot) (1486-1502) y Moctezuma II (1.502 intemo de dominar a Tlaxcala, que mantuvo su independenchi, conse 1520), su sneesor, Aunque frieisé él Los grandes estados imperiales: incas y mexica 255 r mexica sobre Oaxac: lidé el pode , Puebla y Veracruz, Los dominios de la Alianza se extendieron asi hasta las costas del océano Pacilico, desde donde fluia hacia Tenochtithm gran cantidad de bienes de Injo, como plumas de quetzal, cacao y jade, entre otres. Distintas reformas fortale- cieron el poderio de la noblezay aumentaron sus privilegios, limitando las posibilidades de movilidad social para los macehualtin. El imperio habia superado las dimensiones alcanzadas por cualquier unidad politicaanterior, pe a que varios territories quedaban atin fuera de su control: algunos estados, come Tlaxcala, Huexovineo, Meatitan y Yopivvinco, fueron capaces de detener la embestida y mantener su in- dependencia, pese a la permanente amenaza mexica; otres, como los tarascos, derrotaron a los ejércitos aliados y se conyirtieron en un peligro latente para la frontera del imperio. Los mexica tampoco penetraron en las tierras mayas del sudeste cle Mesoamérica, La organizacion imperial y las estrategias de conquista y dominacion Esas exitosas conquistas pusieron en manos de los aliados extensos y hetcrogéneos territories. En el momento de la invasion europea, ese vasto conglomerado inchufa algunos centenares de unidades politicas menores, esencialmente jefaturas y altepeme, donde existian variados grupos émicos y grandes culturas regionales con rafces muy antiguas. Sobre esas divisiones politicas, étnicas y culturales, los gobernantes de la Alianza impusieron una division administrativa que lleg6 a compren- der cinenenta y cinco provincias; treinta y dos de las cuales ten n card \er tributario. Las otras respondian a necesidades estratégicas: creadas en las fronteras mas peligrosas para el imperio, tomaron Ta forma de “estados clientes” que, aunque libres del tribute normal, debian cargar cl peso de proteger al imperio sosteniendo el aparato defensivo local. La organizacién imperial se apoyaba en unos pocosy simples principios qque habran estado en prictica entre los pequenos altepeme de la cn siglos anteriores: la presencia militar, la imposicién de wibutos vencidos y el ejercicio de un gobierno indirecto que dejaba cn manos de nea alos la nobleza loc 1, en tanto aceptara la supremacéa del vencedor, el manejo Con ajustes y cambios, estas practicas permitieron, de la Alianza construir su imperio y extender sus dominios. dle los asuntos internos Tras la conguiista de los pequerios estados del valle de México, las pri- meras reformas politieas, que buscaban fortalecer ese conirol y prevenir futuras rebeliones, Pompieron algunas normas tradieionales y marearon 258 América aberigen el comienso de am mayor nivel de control ¢ integraci6n econdmica y social. Por un lado, se removid de sus eargosa los tlatoque de didosa leal- tad, por otro, se crearon las primeras provincias sin respetar los limites de los amterior estados, De este modo, los recaudadores imperiales (eal pixque) vecogian el tributo sin intervencién de los gobernantes locales: Estos, que trataban con los Uatoque de la Alianza como aliados y colegas, perdian el manejo de los pesados tributos impuestos a los maceh La conquista de Chalco puso fin a la guerra endémica entre los ale altin el florecimiento de Tos mereados € impuls6 una fuerte integracion politica y social en todo el valle, Al mismo tiempo, la expansi6n fuera del valle y de las tierras altas conus les produjo un gran flujo de riquezas bajo las formas de botin, tributo y, bienes de comercio, que beneficié en distinto grado al conjunto de las elites locales, Los gobernantes imperiales estrecharon sus lazos con esas elites compartiendo algo de esa riqueza, bajo la forma de regalos que les hactan en frecuentes y suntuosas reuniones y ceremonias, El aumen- to de las alianzas matrimoniales entre los linajes nobles fortalecié los tepeme del valle de México, favoreci lazos regionales pues, con ellas, los gobernantes aztecas se aseguraron el control de otros altepeme, donde los pipiltin mexica, casados con mujeres dle ka nobleza local, 0 sus hijos obtuvieron pronto el cargo de En el momento de la invasion europea esa elite gobernante formals una compleja ¢ intrineada red de parientes. datoani Misallé de la euenca, en cambio, las conquistas fueron motivadas por imtereses econémicos, pues se buscaba obtener un aprovisionamiento regular de bienes y riquezas de dificil acceso en las tierras altas centras les, El ereciente ntimero de macehualtin en Tenochtitlan y el resto de las capitales imperiales demandaba mayor cantidad de alimentos, ropas y otros bienes; los nobles (altos funcionarios, guerreros y sacerdotes) requerian bienes de lajo que expresaran su posicién privilegiada y lew permiticran mantener su estilo de vida social. Para obtenerlos, los sentores mexica y sus aliados desarrollaron dos e uategias fundamentales. La primera, de orden econdmico, se apoyabit en el establecimiento de un sistema de pagos regulares de uibutos. provincias uibutarias fueron clave en esta estrategia, pues el imperio le asignaba el monto del uibuto anual que debian entregar en Tenochtitlan, la responsabilidad por su recoleccién y envio correspondia a los cal pixques. El total de los tributos recibidos era impresions textiles (cl rubro mas destacado), implementos militares, joyas, metaley 1s, alimentos, productos a ne © incluia preciosos y piedras fir pimales y materiales de construceién, entre otros, Los grandes estados (mperiales: incas y mexica 257 aA AA HAA AEH wee El tributo de Coayxtlahuacan El Céaice Menaoza, un manuscrito piclografico, seguramente la copia de un documento prehispanice al cual se agregaron aciaraciones en caste \lano, permite estimar el monto anual del tribute recibice por los aztecas. 1 follo 43 (reverso), on la lustracién, refiere a la provincia de Coayxtlahua. can, Caxaca, de lengua mixteca, El gifo de Coayxtlahuacan, cabecera dala provincia, esié pintado arriba, a le izquierda, Debajo, en vertical, son nombracias las otras cluciades de la provincia. Ala devecha se detella la cantidad y tivo de productos entregados: los gilfos sefalen productos; encima, se indica fa cantidad (una plumna = 400, una bandera flameendo = 20), Los ence glifos supe"ores represantan mantos y textiles; la pluma sobre cada uno sefiala que suman dos mil Debajo, dos trajes militares con plumas y sus escudos, dos tiras de ouen- las de jade, des tardos de 400 plumas de quetzal cada uno, 40 boisas ce cochinila (pigmento para to7irtolas), 20 cuencos de calabaza con polvo de ore y una dliaclema real de plumes. Michaol &, Sinith, The Aztecs, Oxtord y Oambridga, Blackwall, 1996, pl ar 258 América aborigen Baa MAMMA aaa ee Produccién e intercambios en Moretos Desde hace algunos ates, los arquedlogos se interesan por los centros provinciales y las viviendes més que en los ediicios manumentales. En la regién calida de Morelos, productora de algodén, tres sitios recibieron especial atencién: Capiico, una pequota akiea; Cuexcomate, oueblo rural de unos 800 habitantes, can una pirdmide y un humilde palacio; y Yaute- pec, importante capital regional, con arquitectura monumental y varios miles ce pobiadores Michael E. Smith, The Aztecs, Oxford y Cambridge, Blackwel, 1996, p. 181, Los numerosos artefactos pers hilar y tejer hallados muestran la importancia de los textiles de aigocén, que constitulan la mayor parte dal trivuto de la provincia, En los tres centros se encontraron numero» 808 ob/etos fordneos, como las cerémicas dal centro de México (llustracién), jade y hojas de obsidiana de la misma regién y bronces dol occidante. Ess hallazgos indican el funcicnamiento de tianguis locales donde tanto pil como macehuaitin podian obtenerlos, aunque en diferentes cantidades. i” La otra estrategia de la politica imperial consistié en estimular Los inte) cambios locales e interregionales. Buena parte de los productos inelt dos en el tributo no nbiio Tocal, lo que forzabi a los pueblos provincianos a comprometerse en aetividactes mercantile a larga distanch n producidos en el ira obtencrlos, El gobierno imperial alents y promer Los grancles est imporiales: incas y mexice 259 Vid estas intercambios, protegiendo las rutas de comercio y las ciudades donde se realizaban las transaccioncs. Tenia incluso sus propios mer caderes, los pochteca, que operaban en zonas lejanas, no controladas politicamente, movilizando bienes del estado, de los nobles o propios para obtener productos valiosos, Esta expansion comercial aleanz6 a pequefias ciudades ¢ incluso a aldeas, donde bienes y productos de otras regiones podian obtenerse en los tianguis locales. Bn sintesis, el imperio implementé una estrategia econdmuca cuyos principales bene- fieiarios fueron los tlatoque de las ciudades de la Alianza y sus noblezas, pero también las ciudace+estado del valle de México, sus sefiores y, en menor mediela, el resto de la poblacidn de la cuenca, cuyo crecimiento se vio favorecido por la paz alli reinante. Tenochtitlan \ comienzos del siglo XVI, Tenochtitlan, imponente cindad con varias slecenas de miles de habitantes, era el corazdn indiscutide del yasto impe- rio aunque, pese a su tamaio, riquezas y pader, en sus modos de ongani- aacién diferfa poco de otas unidades politicas de la regi6n. Si bien eada una conservaba cierta autonomia en el manejo de sus asuntos internos, (enia su propia historia y mantenia sus tradiciones locales, todas compar- ti n rasgos basicos: una jerarquifa social compleja, sistemas de sujecion y y/o laborales, cia acababan en guerras da, basada en Ia agricultura, pero con una diversiciad dle especializaciones, extensas redes de intercambios, una reli: in que compartfa algunas deidades principales, ¢ impactantes ritualey que legitimaban tanto el gobierno como la guerra dominacidn politica que inclutan obligaciones tributari onflictos y alianzas cambiantes que con frecu ibiertas, uma economia vari Los éxitos militares propiciaron que Huyeran hacia Tenochtitlan, partes de Mesoamérica, los mas variados y ricos productos) su mercado, come el de Tlatelolco, presentaba. un aspecto colorido y yitadlo que atrajo Ja atencin de los primeros conquistadores espaiio les. Claro que la economfa de Tenochtitlan no descansaba sélo en ¢l ibuto de las provincias lejanas. En el Jago vecino, imponentes obit hidvaulicas permitieron ampliar las tierras de cultivo mediante la cony desde toda ion de chinampas, cuyos productos, evadas en canoas, abastecialt av ha ciudad. La superviyencia de Tenochtitlan dependia tanto de Ta agricultuny i Ps i uo. E| Templo Mayor de la ciudad, centro césmico del Hunde mexica, estaba dedicado a dos divinidades primordiales en él como del t mundo azteca: Tlilee y Huivilopochtli, Del primero, vineulado al agua 260 América aborigon y la fertilidad, dependia 1 éxito de ta agricultura; del segundo, dlivi- nidad tribal y sefor de Ia guerra, dependia el triunfo militar y la ob- tencidn de botin y tributos, Taloc, cuyo origen se remonta, al menes, wacan, vinculaba a los aztecas con la antigua tadicién de los pueblos agricolas del valle; Huitvilopochtli se convirtié en simbolo de su identidad tribal a Teotil ee ee ee ee EI Templo Mayor de Tenochtitlan EI llamado “Templo mayor" era el edificio mas grande de un imaonente recinto ceremonial amurallado de forma cuadrangular que encerraba un Conjunto de basementos piramidales, templos y edificios cerernoniales cuya reconstruccién puede observarse en fa maqueta que muestra la ilustracién, Capital politica y religiosa de! impario, #! recinto estaba situado casi en al centro dé la isla donde se levantaba Tenochtitlan, y constituia para fos mexica un verdadero “ombliga del mundo”. Hacia él contiuian las cuatro grandes caizadas que, extendiéndose hacia los cuatro puntos cardinales, unian la isla con la tierra firme del valle. El Templo mayor eva, en realidad, un gran besamento con Cos escalinatas y dos templcs en su cima, dedicados a Tlaico y Huitzilopochtli All tenian lugar los rituales y sacrificios mas importantes, de cuya realizacién dependia la vida misma del universo. Elizabeth M. Brumtiel y Gary M. Feimann, The Aztecs World, Nueva York, Abrams-The Field Museum of Chicago, 2008, p. 74. a ambién Hegaban a Tenochtitlan numerosos prisioneros, que eran si cr icados a los dioses en Jos templos de la ciudad. La cultura azteca gird en torno u la religién, que impregnd todas sus manilestaciones y LLos grandiss estacios imperiales: inoas y mexica 261, fandamentaba la autoridad que ejereia su soberano, cl frwey Haloani o ‘gran. seftor”, La organizacién politica, verdadera (eocracia militar, im- ponia un régimen de terror en las poblaciones sometidas. La religion, cont sus ritos cruentos en los que el sacrificio humano jngaba un papel descollante, estimuld las guerras y las conquistas, transformandolas en una necesidad de la que dependia la vida misma de la comunidad: los sacrificios constituian el alimento y Ta fuente de vida de los dioses, de los cuales pendia la existencia del universo. Por eso, slo el guerrero capiurado cn batalla era digno de ser sacrificado. Con variantes, la tra- dicién mesoamericana pensaba el pasado como una serie ciclos de crea- ciones y destrucciones, o “soles”, en cada tno de los cuales, presidido por una divinidad distinta, vivio una humanidad diferente. Sol, aquel del tiempo presente, habfa nacido del autosacrilicio de los dioses en el sitio mitico de Teotihuacan. En Tenochtitlan, la persistencia del calpulli parece haber levado ins criptas las huellas de la organizacién tribal de los aztecas en la época de 1 tihtime su llegada al valle de México. La expansién habia alterado e] funcion i> ando diferencias cada vez mas profundas deniro de la sociedad y horrando Ia relativa igualdad que earacterizabia a las antign: y, luego, la adquisicién de gran cantidad de tierras y de mayores priv miento de los calpulli, gene comunidades. La formacién de una nobleza de sangre legios sociales y politicos quebraron la antigua organizacién, aunque se conservaron algunos rasgos formales. EI calpulli funcioné ent’ como una unidad administrativa; aunque conservab Cantidad era mintiscula comparada con las que obtuvieron los pilll y, si bien los cargos mids altos (tlatoani, calpulleque) eran seleccionados por los jefes de los linajes, el elegido proven‘a siempre del linaje mis importante y poderoso. Fuera de la gran ciudad, los restos de las antiguas comunidades (i sus tierra, Nil ron borrados por las sucesivas conquistas, La base del poder de Los pill cra él tecalli, la gran casa seftorial que, con sus tierras y sus campesinos (macehualtin y mayeque) constituia la unidad econdmica y social fun da cebnaltin, pues con las conquistas numerosos macehualtin perdieron ner al, UI nimero de mayeque fue creciendo a expensas de los ma su condicién de comuneros u hombres libres y quedaron adseriptos, como mayeque, a las tietras que habia pasado a los conquistadores acon’ De alli que los conqui 8 curopeos los asimilaran a la categortin feudal de siervos, 262 América aboxigen Mas alla de las fronteras imperiales Numerosas regiones, algunas pequefias y otras extensas, quedaron fue- ra del control imperial, aunque, directa o indirectamente, el imperio mantuyiera con ellas relaciones de comercio ¢ intercambio. El estado taraseo, los senior ss mayas fueron sitt duda las mais extensas € importantes, pero también puede contarse en este conjunto enclaves encerrados por los dominios de la Alianza. os mixtecos de Oaxaca y las tie territorins mas pequetios, algunos de ellos verdaderos El apogeo del estado tarasco Las guerras de conquista que los tarascos y s durante la primera mitad del siglo XV los enfrentavon con las fuerzas de la ‘Triple Alianza, también en expansidn. Se produjeron entre ellos batalla tos definitivos, los tarascos fueron capaces de detener el avance mexica, conservando asf sus fronteras, Con menos recursos humanos, tenian a su favor el uso abundante de cobre en los armamentos y su mayor cen tralizacion politica. 1s aliados emprendieron “angrientas y, aumque ninguno de les contendientes logré éxi PAAR aA aa ee El centro ceremonial de Tzintzuntzan Los grandes estados imperiaies: incas y mexica 263 ‘Taitzuntzan, centro police v relgioso del imperio tarasco, teria unos 80 COO habitentes y cubrfa. una extensidn de unos 7 kiémelros cuadrados. Mirando hacia el lago de Patzcuaro, y ubicado sobre un gran promentorio natural, se lovanto © principal centro ceremonial taraseo, que se observa ena ilustra- ‘6n: una enorme plataformna de 440 metros de largo por 260 de ancho seivia dle base a cinoo yaécatas (basamentos que combinaden un cono y una pirimide truncados) colocacios en fila, sobre cada. uno de los uales 86 levantaioa una capila. Estos cinco templos estaban dedicadas a Curicaueri y ‘a sus cuatro hermanos, cada uno asociedo a un colar (emarilo, blanco, agro y rojo), que sostenian el cielo en los cuatro extramos del mundo, La asoviacin de divinidades a los puntos cardnales y a ciartos colores fue muy comtn en la religion mesoarnexicana, i” Ese proceso de centualizacion politica se consolidé hacia 1480, cuando el sefior iyeha de Trintuntzan se impuso a los gobernantes de las otras ciudades, puso fin al gobierno conjunto de las tres eapitales, asumié el titulo de cazoneio “sefior Gnico y supremo”, y uasladé la imagen del dios Curicaueri a Tzintauntzan, convertida asi en el centro politico y religioso del nuevo estado tarasco, que gobernaba a una poblacién cultural y lin- gitisticamente heterogénea, cercana quizés al millén de habitantes El sistema de posesion de la tierra se reorganiz6. Curicaueri, su dios, fue proclamado duerio y sefior de todas las tierras, y sus representantes se arrogaron el derecho de disponer de ellas. Aunque los labradores conservaban parte de sus sementeras, como contraparte debian pi tributos y realizar prestaciones en trabajo, laborando el resto de las Gerras cn beneficio de los templos, los gobernantes y los militares distinguidos. La disponibilidad de Uierras, tributos y mano de obra con Libuy6 al crecimiento del estado, sus dirigentes y las familias de la elite Zapotecos y mixtecos en Oaxaca biel actual estado de Oaxaca, otra verdadera zona nuclear, la situacion occidente de M ji tun estado imperial deminante como el azteca o el tarasco. Una cincuentena de pequefios reinos @ altepeme, concentrados en las tie= Mixicea y el valle de Oaxaca, controlaba el territorio: limites territoriales de esos reinos y sus alianzas politicas cambiaban de contrastaba con el centro y ico, pues no existia reas altas de I: los manera constante, Mis alld, en las tierras bajas orientales, la costa del y intinn pueblos que hablaban tenguas distintas. Pacifico y el iatmo de Te tuantepee, junto a enclaves mixtecos y zapote- «0, 264 América abongen En la Mixteca alta tenfa gran prestigio el linaje que gobernaba Tilon- tongo, al que habia pertenecido 8 Venado Gara de Jaguar, a quien los gobernantes de otros estados remontaban su genealogia, como ocurri en el valle de México con el linaje de Tula, Al proctamar su descendencia A de un lingje real comin, los senores mixtecos lograban una base de un dad, reforzada por matrimonios entre miembros de las familias gober- nantes. Empero, tales lazos no impedian conflictos y guerras entre ellos. a el estado mas poderoso. Sus gobernames recibian tributos de diversas ciudades-estado y ejercian su autoridad sobre ellas; en algunos casos nombraban autoridades regionales para gobernar las poblaciones locales. ids en su prestigio cultural que en la fuerza militar, pues Zaachila era considerada heredera del estado zapoteco de Monte Alban, Pese a su prestigio y a los numerosos matrimonios interdinsstico: unir a los estados del valle ni impedir las guerm Zaachila, cn el valle, e Su posicién parece haberse basado no consiguié En este marco, la situaci6n era confusa. Algunos estados mixtecos de las ticrras altas dominaron a pueblos zapotecos del valle, Miembros del linaje mixteco de Yanhuitlin lograron ejercer cierto control sobre Zaa- chila 2 través de matrimonios dinasticos, pero otros estados zapotecos fueron conquistados y gobernacios por mixtecas de las montaiiosas tie n as altas. El material arqueolégico da cuenta de esa fusion de clemen- is creativa tos de ambas sociedades, que muy pronto produja una sinte: de sus culturas. La zona oaxaque zonas nucleares, en especial con México cental, a partir de la presencia a MaNtavo activas relaciones con estados de otras arieca en la region. Los ejércitos mexica conquistaron estacos mixtecos y zapotecos, los organizaron en dos provincias tributarias, establecieron en cl valle una guamicién (Guaxacac, de donde proviene el nombre “Oaxaca”), alentaron matrimonios interdinsticos con linajes locales, impusieron el nélniatl como lengua franca para las clases gobernantes ¢ incentivaron el comercio y los iniercambios a larga distancia, Pese a todas esas medidas, el control azicca sobre la zona fue débil, y las rebe: liones contra su dominacion se extendicron pronto, El pais maya EL territorio maya conformé otra zona nuclear centrada en Yueauin y cl actual territorio guatemalteco, Hacia 1500, ecupada por pucblos de Tengua y cultura mayas, la zona comprendia numerosos estados © vel no uisculog imperios, Divide algunos de los cuales habian formado a ‘ands estados imperlales: nas y mexiva 265 da poliicamente, ejereia una poderosa influencia sobre las areas vec uramente nas. Las ticrras bajas como Yueatin y el Petén se distingufan 1 de las tierras altas de Chiapas y Guatemala y, aunque los lazos formales entre los principales estados de ambas zonas eran relativamente débi les, se produjeron signi La situaci6n polit en la zona central, protegido y aislado por la selva tropical, sobrevivia cl estado creado por los itzdes en torno al lago Petén Itza, en las tierras ale tas del sury en el norte de Yucatan la sitmaci6n era distinta. Tras la caida de la dinastia Cocom de Mayapan en el norte, y la fragmentaci después, del reino de Utatlin en el sur, ambas regiones vivieron una etapa de division politica, intensos conflictos, estado de guerra interna y fuerte inestabilidad, que se extendid hasia la Hegada de los europeos Pequefios reinos y sefiorios enfreniados entre sf surgieron en ambas regiones. En el sur, unos pocos lograron someter, mediante la guerra, icativos intercamhios econdmicos. regional no habia variado de forma sustancial. S n, poco, el comercio y la diplomacia, a otros mis débiles, farmando pequenas ya menucdlo efimeras organizaciones imperiales. La mayoria de las interac ciones entre esos estados y las jefaturas mayas de otras regiones fue de carcter mercantil, en especial el comercio a larga distancia realizado por mercaderes especializados, que se desplazaban, principalment lo largo de los grandes ries y por mar, bordeando las costas de Yucatin entre Xicalango, sobre el golfo de México, y el golf de Honduras. Jade, obsidiana, piedras de molienda, metales y plumas de quetzal de las ties vras altas eran intercambiados por textiles, ceramica, esclavos, micl y cacao de las tierras bajas. La densa selva del Petén, serio obs relaciones entre tierra fluviales y de la na Los distintos estados mayas aunbié las Areas nucleares de Oaxaca y México central, en especial por met de mereaderes foraneos, como los pochteca mexica. Los principales culo en Lay aluas y bajas, impulsd ese desarrollo de las ruts bn costera. wega comerciaban intensamente con intereambios tenfan Ingar en las costas de Guatemala y de Tabasco. El control de rutas y de recursos valiosos generé conflictos, como los q centres t aron it aziecas y quichés por el control sobre el Soconusco, des ada rona de produccién de cacao. La periferia norte de Mesoamérica: los chichimecas Al sur de Nuevo México y Arizona, en la porcién mexicana del extre madamente iiride desierto sonorense, vivieron numerosos grupos, en jeneral pequedoyy con alia movilidad, a quienes lox pueblos del centre 266 América aborigen de Mexico Hamaron “chichimecas", nombre adoptado también en la documentacién colonial. Sin embargo, estas fuentes son confusas y, en realidad, conocemos poco sobre ellos. Las principales diferencias entre las distintas bandas chichimecas derivaron de la diversidad ambiental y la pobreza d economias se orientaron a explotar un amplio espectro de recursos, La recolecci6n de vegetales silvestres como nopal, mezquite, agave, yuca y algunos tubérculos ocupaba un lugar central, Todos eazaban cuando podian, pero s6lo para algunos la caza tivo importaneia y, aunque a veces atrapaban venados, capturaban en especial animales pequeiios como libres y conejos, péjaros, batracios, moluscos terrestres ¢ insce tos. Unos pocos pescaban en las lagunas de agua dulce de su territorio y otros cultivaban de manera ocasional, No obstante, todos participaban en extensas redes de intercambio con los agricultores de las sierras veeinas, cuyos poblados a veces tam bién saqueaban, y con las complejas sociedades de Mesoamérica adon- de lIlevaban pieles, mrquesas (algunas traidas desde Nuevo México) y peyote, un hongo alucinégeno usado en los rituales. Volvian a sus ties rras con granos, cerdmicas, textiles, metales y adornos que, a su vex, intercambiaban con otros pueblos. Famosos como cazadores y guerre: Tos, actividades prestigiosas propias de los hombres, empleaban flechas envenenadas en sus incursiones, ataques y asaltos. E crucldad, puesto que evisceraban a los cautivos y exhibfan como trofeo calotas humanas, que utilizaban como recipientes para beber. En esas ocasiones las bandas, pequenas y dispersas, formaban aiplias confedes raciones con un mando tinico. su entorno. Sus an temidos por sti Epilogo El mundo trastocado En 1492, un navegante genovés al servicio de la corona de Cas- tilla, Cristébal Colén, desembaroé en una pequeiia isla de las Bahamas, a la que bautizé San Salvador, y recorrié las costas do las islas cereanas, En |os afios siguientes, otros viajes am- pliaron el area conocida: ademas de las islas so exploré parte de las costas de la entonces llamada Tierra Firme, en el norte do ‘América del Sur. El proceso se acelerd. En las primeras decadas del siglo XVI, los invasores (cada vez mas numerosos debido a la llegada de nuevos contingents) avanzaron sin que nada pareciera ser capaz de detenerlos. Primero, exploraron Jas costas, ocuparon numerosas islas y establecicron en ellas ciudades y pueblos. von en el ‘on en él. El poderoso imperio de los mexiea, ii capaz de contenerlos, fue doblegada: el magnifico Moctezuma fue cap turado y ejecutado, y Tenochtitlan, Ia ciudad mas grande del continente, Luego, desembare: continente y se aden esa Venecia americana que habia maravillado al soldado de Las huestes de Cortés, Bernal Diaz del Castillo, fue saqueada y arrasada en 1521, Pari entonees, los rritorio centroamericano y alcanzado las costas del océano Pacitico, wl que Hamaron Mar de! Sur, en 1513; en tanto, entre 15 expediciones exploraban las costas orientales de América del Sur hasta el extremo sur del continente y, cruzando el hoy llamado estrecho de Ma gallanes, continuaban su viaje hacia el este y daban 1a vuelta En los aos siguientes a la cz En la d incaico, més poderoso y extenso atin que el mexica. Vencieron y ¢je invasores habfan atravesado el continente por el actwal te 9 y 1522, owas ida de Tenochtitlan, el avance continud ada de 1580, los invasores aleanzaron | tierras del imperio cutaron a su soberano, Atahualpa, y conquistaron Cuzco, la orgullosa capital imperial, Aunque algunos incas resistieron durante varias déc das en las selvas de oriente, el corazén del imperio estaba perdido para siempre, Desde este nuevo dominio, al que llamaron Pert, los eonqui 268 Ambrica aborigen tadores se expandieron en todas direeciones, siguiendo los caminos an- tes recorridos por los ejércitos incaicos Crueles con los vencidos, les quitaban sus mejores tierras, los obli- gaban a trabajar mucho més duramente que en los tiempos del Inca, prohibian sus costumbres y creencias, los obligaban a comprar sus pro- ductos y los castigaban si no cumplian, Esos conquistadores también se enfrentaban con sana entre ellos y no eran menos crueles con sus propios congéneres derrotados. Mésal suratin, otros invasores habian penetrado cn cl continente por cl oriente, a través del ancho rio que con el tiempo tomé el nombre de Rio de la Plata, debido a que estaban convencidos de que los conduciria a las minas de las que, segiin se decia, se exrafa ese metal, Avanzaron siguiendo los afluentes hasta alcanzar los limites del Peri y fandaron nnevas ciudades. También aqui aquellos natives que no habian logrado escapara los montes 6 a las extensas lanuras fueron obligados a servira Jos conquistadores y a adoptar sus creencias y costumbres. Hacia 1600, los nuevos sefiores controlaban extensos ierritorios: des: de Nuevo México, donde habian comenzado a penetear unos pocos aiios antes, hasta Chile y el Rio de la Plata. Sin embargo, el avance de es- tos extranjeros he la expansin pareeta haberse de- tenido. Distintas sitnaciones explican esta mieva coyuntura: en algunos casos, las tiesras por conguistar no exhibian riquezas que las volvieran atractivas, o bien eran inhéspitas, o pobres. A eso se sumaban climas du- ros y adversos, como en las latitudes mas extremas 0 en las selvas tropi- cales, o hiimedos y t6rridos; de allf que Ia conqui resultara demasiado dificil y costosa, en particular donde la resistens de los nativos era tenaz, como ocurri6 en él sur del actual Chile. Para entonees, otros extranjeros, semejantes res aunque sus lenguas sonaran distintas, legaban al continente, Desde 1500, emisarios del rey de Portugal habfan visitado y explorado el litoral atldntico del actual Brasil; mas tarde establecieron algunos asentamiens bia perdido fuerza a dle estos territorios neros invaso- alos pi tos y poblaclos en sus costas. En cambio, en América del Norte, en el litoral norte del Caribe y las costas de Ia peninsula de La Florida, el poder de los monarcas castellanos malogrs los intentos de ow nes (ingleses, franceses y holandeses) por asentarse en, 0 cerca de suis dominios. nacios Frustrados, esos invasores se dirigieron atin mis al norte, A to largo del siglo XVI, ingleses y holandeses exploraron el litoral atkintico de Loy actuales Estados Unidos, aunque f Los f acasaron al intentar estiublecerse allt, anceses avanvaron todavia mis, hacia el estuario del fo San Loe Epilogo: FI munde trastocacle 269 renzo, en el actual Canadi, Sin embargo, sus intentos colonizadores no to; slo lograron establecer algunos pequenos asentamientos pesqueros en la isla de Terranova. En estas regiones extrenias, las largas distancias, la dureza del climay los escasos recursos, junto a la resistenci indigena, fueron obsticulos dificiles de salvar. Reci tuvieron & nen el siglo siguien- te, Francia ¢ Inglaterra lograron ascntarsc: 1os ingleses establecieron sus, primeras colonias en el litoral atlintico; los franceses se afirmaron en la s poblaciones nat locales y las involucraron en el lucrative comercio de pieles. regién de los Grandes Lagos, tomaron contacto con fa A pesar del notable avance, hacia ¢1 ati 1600 regiones aun mas vastas que las conquistadas permanecian fuera del control de los europeos: la mayor parte de América del Norte, excepto Mexico y Nuevo México; las, extensas Hanuras sudamericanas regadas por las cuencas del Orinoco, el Amazonas y el Plata; las vastas pampas meridionales y toda la meseta patagénica. Sin embargo, la poblacion origiaaria americana, tanto | naciones sometidas como las que continuaban viviendo en los territo- rios no conquistados, sultieron de forma dizeeta o indirecta el impacto de la conquista. Esto las Iev6 a transformuarse, ya fuera para resistir mes jor, © para adaptarse y negociar. Las poblaciones i cién del dominio colonial a lo largo del siglo XVI Tas ac de varias comunidades fueron dicron Ta vida y numerosas ciudades debieron ser abandonadas a cayist de los ataques indigenas. Resisticron con particular fuerza en las fron teras que la conquista determ detener ese avance. Para ello, modificaron sus formas de combate, me originatias no aceptaron sin resistencia la impost nes iniciales mes y efectivas; muchos espaiioles pel naba y, en algtin caso, lograron ineluso joraron su armamente y desarrollaron nuevas estrategias. A menudo lo indo y adaptando las tieticas de los espatioles En tanto, en el norte de Nueva Espafa y frenie a Ja expansion de lov hicieron co atecas, In espaitoles, atraidos por las ricas minas de plata como las de Ze resistencia chichimeca desencadené verdaderas guerras. Por otro lade, cn las selvas orientales del Pert, tos cescendientes de los linajes cuzque hos habian establecido un reine, Hamado “aeoinea”, que permaneeid vas, juries y hikes independiente durante algunas décadas, Mais al » ». Del ove lace del asolaban la lrontera oriental del Allo Pert y el Tucur del ehaco, pueblos de hibka guayeurtt atacaban los establecimiente I Ch auguay, Heygande casi basta a misma Asuncion, Env ef sur del reine de Je, e1alzamiento vietorioso de los reches o araucinos oblige a Los em wv cludades y retroceder lui el vio Bio Bio, donde panotes a abandor quiedd fijucta ta frontera. 270 América aborigon ‘Tampoco faltaron resistencias en los territorios conquistades, desde el cruento alzamiento del pueblo de Acoma en Nuevo México, hasta los duros levantamientos de Juan Calchaquf y, luego, de Viltipoco en el Tucumén, donde el valle Calchaqué recién pudo ser sometido a me- diados del siglo XVI. A ello se sumé la resistencia de los guaranfes en Paraguay © el movimiento conocido como taki ongey, que se inicié en Huamanga, Pert, hacia 1560, v fue reprimido con singular dureza. En otras regiones, frusiradas las resistencias iniciales, las comunida- des comenzaron a adaptarse al nuevo orden para sobrevivir. Negocia- ron, adoptaron algunos bienes y practicas, aprovecharon en su benefi- cio todas las rendijas, fisuras y vericuctos del sistema colonial. Apren- dieron también a conservar en secreto sus tradiciones y creencias, y a practicar a escondidas sus rituales. El éxito de estas ticticas les permitié sobrevivir, en las peores condiciones, durante cerca de medio milenio. wee Desde el siglo XVI, los pensadores europeos (juristas, fildsofos, tedlo- 80s, cronistas ¢ historiadores, gedgrafos y cosmégrafos, cntre otros) fueron conscientes de la importancia del descubrimiento de las tierras americanas y de las posteriores conquistas territoriales que, ua siglo después de las primeras exploraciones colombinas, habian puesto bajo el poder de la monarquia castellana una parte importante del comti- tc; esos pensadores eran también conscientes del impacto que el descubrimiento de ese nuevo mundo tenia, y tendria, En efecto, el mundo se habia ampliado mucho mas allé de lo que cl pensamiento medieval pudo haber imaginado; ante ellos desfilaban nuevas tierras y geografias, animales y plantas desconocidas, hombre ysociedades wn distintas que incluso se Negaba a dudar de su humani> ne dad, Hace apenas un par de décadas, la celebracién de los quinientos anos del viaje de Colén fue una oeasin propicia para que los historias dores revisaran y cuestionaran los efectos del proceso iniciado en 1492 En este marco, mas alld de algunas condenas globales a los comport tientos de los conquistadores hacia las poblaciones nativas, los estu- diosos han dedicado un esfuerzo mucho menor a medir y analizar e} impacto y los efectos que la pres lon pobladores del continente. De hecho, incluso en las eriticas nits drag ncia europea (uve sobre los an los protagonistas eran los europeos. Jos, e408 invaNorON A menudo se olvida que, para los pueblos origin talmente die representaban también un mundo y un modo de vida t Epllogo: El mundo tastecade 271 tinto, no imaginado. Esos hombres aparecicron por el oriente, desde el mar, espacio donde las tradiciones de los pueblos originarios inseribian Jas moradas de sus dioses. Por ejemplo, hacia alli se habia dirigido el initico Quetvaleéatl, sefior de Tula, expulsado de su ciudad, sefior y divinidad, asociado a la estrella matutina que aparece en el oriente con la primera nz del alba... En curiosas embarcaciones impulsadas por los vientos, esos extran- jeros habfan atravesado el mar. Su aspecto Fisica (barbudos y de piel Clara) y sus vestimentas eran extraiios; empleaban armas temibles, que product costumbres y creencias en todo diferian, También su lengua era diver- sa, atinque no les costé mucho aprenderla. Traian animales desconoci- dos, algunos de los cuales eran usados en la guerra, como los caballos y Jos mastines; en los combutes, esos invasores no respetaban las mist reglas ni acataban los situales ancestrales establecidos por los dioses. Pronto Lajeron con ellos a otros seres, cuya piel contrastaba con Ta de sus amos, pues era negra, como la de la divinidad mexica Tezcatlipoca, clierrible dios guerrero. Los hacian trabajai incluso peor que a los indigenas. Los invasores obligaban a los nati- vos a servirlos, abusaban de sus mujeres, buscaban desesperadamente fan gran estuendo y eran capaces de matar a la distancia; sus para ellos y los wratal metales preciosos como el oro y la plata, y eran capaces de matar (y de ) para obtenetlo. Imponian por la fuerza sus costum- bres y ereencias, y no dudaban en aplicar duros castigos a quienes se n. De hecho, varias de esas costumbres ajenas socavaban los cimicntos mismos del orden soci En las zonas conquistadas, Jos pueblos originarios pronto vieron ul mundo destruido y desarticulado. Una ingente parte de la poblacién perecié; los que lograron sobrevivir sufrieron la tansformacion de su universo material, social y espiritual. En efecto, la guei explotacién a través del t ras y la dilusion de enfermedades hasta entonces desconocidas (como la viruela, la sffili destruy6, ademas, las bases 1 matarse entre resistis indfgena. ay el saqueo, la abajo forzado, la pérdida de las mejores tie yla gripe) provocaron un colapso demogrifico que eriales y las estructuras sociopoliticas wativa La introduccin de una economia monctaria contribuy6 a di solver antiguas practicas econdmicas y a socavar los lazos com por Ullimo, la imposicion del cristianismo, al cambiar ptipuas Costu contribuy6 a la desintegracion cultural En los te orios que resisticron, los pueblos aborigenes mantuyic ton su independencia y, durante un tiempo, resguardaron suy ance trales costumbres y su identidad émica, Guerre noo negociando, sus 272 América abborigen jefes tuvieron un papel activo en Jas politicas fronterizas ¢ incluso, en algunos momentos y lugares, hicieron fracasar politicas adoptadas por el gobierno colonial que los perjudicaban o consiguieron torcer a su. favor decisiones de funcionarios locales. No obstante, la cercanfa de esos extranjeros no dejé de afectarlos, Primero la guerra, luego las relaciones informales y mas tarde el co- 2, en sus modos de vida, Se vieron mercio impactaron, de manera direc forzados a modificar sus costumbres ¢ incluso adoptaron practicas de sus enemigos para enfrentarlos en combate. Productos, técnicas, act ecor6micas y practicas sociales fueron, con el tiempo, incorpo tados y adaptados a su propio modo de vida. Algunos pucblos Hegaron cis dad a transformar su propia identidad éuica para acomodarla a esa nueva, sitauacién, También se produjo un mestizaje biolégico, Por distintos motivos, ul: gunios extranjeros que hufan de su propio mundo se refugiaron en tie- ma indigeraas; otros, capturados durante las guerras, vivieron alli como cautivos. Muchos se acomodaron a la vida aborigen, tomaron mujeres yformaron familias. En sintesis, cl mundo indigena se convirtié, biolé- gica y cultuuralmente, en un mundo mestizo que mutaba con rapides, Esta capacidad para resistir y amsformarse les permiti6 conservar su independencia, que muchos lograron mantener hasta bien avanzado el glo XLX y comicnzos del XX, cuando los nuevos estados nacional tuto del proceso revolucionario, encararon politicas destinadas a la imiento al nuevo ocupacién definitiva de sus territories y a su some orden. La invasidn enropea en el siglo XVI mares un cambio fundamental que trastoc6 el mundo aborigen, Nada fue igual desde entonces para Jos pobladores originarios del continente, Aunque a lo largo de esta ets pa histérica algunos pueblos fueron virtualmente exterminados y otros desaparecieron como naciones, varios, no menos numerosos, lograron vi sobr En las tiltimas décaclas del siglo XX, y al ealor de otras ideas, su presencia, sus luchas ysus reclamos se volvieron cada ver. mvis visibles, Numerosas reivindicaciones tuvieron respuestas favor también son muchas las atin pendientes. Conocer y valorar su pasado ng es una cle las menores. ‘Anexo ‘Anexo 275 00S} S102y SUON Isp EDuSuTY ep SsUeSLICge So;gend So] ‘voaAvORSA STIVLNARIO S3NTSOR B10NEa ‘voreiginy 30 wiNIAIO30 NOIO= SLUON ODUsIOva 730 WHOA! “vot, oe nezwoa anoso tga Nona EQN. oguay WeOUT ae Sra ns < moa wil} oonURAY oue90Q ooyjoed 0ueg00 276 América aborioen _ agence Océano Atlantico mura ypnicion merionaon Los pueblos aborigenes de América de! Sur hacia 1500 Anexo 277 ‘seuegin sepepelcos se] & je!00s pepifajduioo e| ep o1DIU! joq “eEd};SWEOSeyy 06 Tro oe vomerness ooyoeg ouesoQ ‘ egy awoyeat ceraGoyt eset ua at yownvo 30271¥A BP. colette O91KeIN @P O09 278 América aborigen Océano He Pacifico Andes centrales y meridionales. Del inicio de la complejidad social a sociedades ubanas oonueny ue900 ‘seuequn sepepepes sspues8 Se] ap siSuo A ooBody “eousweoseW, 280 América aborigen ry Mar Caribe cuimia UMA Seandtnbopea) 1 ap ea) tires ae 1 a Neteaedired) 12 Tare ie 15 Gochatomta ‘ireamecce Te San Pecre co Atacama |b PuradaNazca 17 Andes centrales y centro-meridionales. Apogeo y crisis de las grandes sociedades urbanas Anexo 281 OOyIOed ouesQ, RRS ae — oonueny oues90 282 América atorigen Te _ ar hb? ‘ ett ° ; = * ¢ i Sr lage Pe _ ean ; : ! 7 7 ? S | 2 ee ont oi Océano 7 a Pacifico Si “ " scan a Ri CAS * 1s Tumebene 1S Chuato btn canie —f Speabane cura Neon [i Caper tena I Peta Ace > Faron 2 Goctotanve : 7 Grancnan Zi toehrarios 3 Taruco Pampa 22 LaPaya [2 Pochscamse" 22 San Peero de Asana! 77 owen ‘ewe {1 Mach Picch» 35 Puc cde Aaa 12 Cares ie Reta ; Servos 21 Gore Gand co ge {aKa

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