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IDENTIDAD

INDENTIDAD CULTURAL:

Es el conjunto de peculiaridades propias de una cultura o grupo que permiten a los


individuos identificarse como miembro de este grupo, pero también diferenciarse de
otros grupos culturales. La identidad cultural comprende aspectos tan diversos como la
lengua, el sistema de valores y creencias, las tradiciones, los ritos, las costumbres o los
comportamientos de una comunidad. Este conjunto de particularidades, patrimonio y
herencia cultural de la colectividad, es lo que viene históricamente la identidad cultural
de los pueblos. ("Identidad cultural". En: Significados.com. Disponible en:
https://www.significados.com/identidad-cultural)

IDENTIDAD EN LA ARQUITECTURA

Son resultados de los grandes cambios sociales, culturales y económicos, es decir el


sentido de pertenencia de la ciudad (Puentes, consultado 2019)

La forma en que la identidad repercute en la arquitectura ha ido cambiando con el


tiempo. Puentes menciona que: Hasta hace algunos años el arquitecto buscaba
constantemente, y de forma casi poética, su momento de inspiración para realizar
‘bocetos o croquis’ que finalmente sus 50, peones terminarían técnicamente
desarrollando a través de cientos de planos, que en el mejor de los casos terminaría en
obra construida. Sin embargo, ahora “El diseñador, que emprende, busca otros
horizontes, otras naturalezas, otras realidades, no se conforma para nada con
construir, de hecho, no es más un fin. El diseñador ha empezado a darle valor al
proceso y no juzga más el resultado, sino los medios para llegar a él son aquí donde
radica la identidad de cada proyecto pues cada proyecto tiene condicionantes
especiales que dan soluciones distintas.

Para lograr una buena arquitectura debemos hacer un análisis de impacto ambiental
teniendo en cuenta muchos factores: como el lugar, la identidad cultural, el medio
ambiente, entre otros, solo así lograremos transformar nuestra ciudad, dándole
identidad, con una arquitectura integrada (Puentes, consultado 2019).

ARQUITECTURA E IDENTIDAD CULTURAL FRENTE AL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN

Podemos afirmar que el fenómeno de la globalización borra la herencia histórica


arquitectónica. Toda arquitectura local étnica posee virtudes específicas que deben ser
preservadas, entre ellas se encuentran sus cualidades bioclimáticas, sostenibles y
ecológicas, también su formalización exterior y sus aspectos decorativos y figurativos,
sin olvidarnos de su específica espacialidad interior y de las relaciones funcionales
internas. Pero no sólo los aspectos particulares del edificio deberán ser preservados,
sino también todos aquellos derivados del urbanismo local, es decir de la
conformación del espacio urbano entendido como un conjunto; la calle o su ausencia,
la plaza y los espacios de relación, y la significación de cada edificio dentro del
contexto urbano. Y también, cómo no, y desde una percepción más lejana, los
aspectos relativos a la ocupación del territorio y la relación de los asentamientos con el
entorno. Entre unos y otros de los aspectos citados existen señas de identidad propias
que, lejos de ser degradadas y transformadas por efecto del proyecto de cooperación,
deberán ser estudiadas, analizadas y ensalzadas para, por un lado, poder aprender de
sus características singulares y por otro garantizar su mantenimiento para las
generaciones futuras.

El uso de soluciones constructivas impuestas bajo parámetros culturalmente ajenos al


contexto cultural local, pueden llegar a contaminar los resultados arquitectónicos
perseguidos, propiciando el abandono de materiales, sistemas y técnicas constructivas
tradicionales, históricamente aceptadas y culturalmente apropiadas para su contexto.
La no cualificación de nuestro proyecto puede derivar en un subproducto del neo
estilo–internacional y de la imperante globalización, truncando el legado
arquitectónico local al negar el sistema de valores original, los sistemas constructivos
tradicionales, su estética y su identidad material, al tiempo que hace olvidar a sus
habitantes su pasado, sus habilidades y su formación.

(Sandoval, 2011)

LA APROPIACIÓN LOCAL DEL PROYECTO DE ARQUITECTURA

El objetivo del arquitecto ha de ser lograr la apropiación del proyecto por parte de la
población local a la que sirve. Eso quiere decir que el usuario debe entender el
proyecto de arquitectura como propio de manera que la solución formal sea
reconocible y entronque con la formalización tradicional de su propio patrimonio
construido. Al mismo tiempo, el usuario debe ser capaz de conocer los materiales y los
sistemas constructivos utilizados en la construcción, de manera que le permita realizar
con solvencia las posteriores labores de mantenimiento de los edificios o de su
vivienda. En muchas ocasiones será su participación en el proceso de construcción lo
que le permita aprender el oficio para, posteriormente, ser capaz de aplicarlo.

(Sandoval, 2011)
ESTUDIO DE CASO

Lugar de La Memoria/ BARCLAY&CROUSSE Architecture

Arquitectos: Sandra Barclay, Jean Pierre Crousse

Colaboradores: Paulo Shimabukuro, Carlos Fernández, Rosa Aguirre, Mauricio Sialer

Cliente: Comisión de Alto Nivel para la Gestión e Implementación del Museo de la


Memoria

Ubicación: Lima (Perú)

superficie construida: 4.896 m2

fecha finalización: 2013

Descripción enviada por el equipo del proyecto.

El proyecto tiene como principal cometido el de dignificar al hombre e insertarse


armoniosamente en su contexto geográfico y urbano. Se integra al paisaje
recuperando la memoria de la Costa Verde, con su conformación de farallones y
quebradas, utilizando en el proyecto sus elementos constitutivos característicos (canto
rodado) y la vegetación oriunda de carrizales.

El Lugar de la Memoria ofrecerá un vasto balcón sobre el mar, una plaza pública
abierta a la ciudadanía y de libre acceso. El proyecto se articula mediante un recorrido
significante que parte desde la vía urbana de acceso, continúa a lo largo de la visita de
la colección y termina con el camino de retorno a la ciudad, en una sucesión de
espacios abiertos y techados que predisponen al visitante a interactuar activamente
con el contenido museográfico. La responsabilidad con el medio ambiente es asumida
por medio de dispositivos arquitectónicos simples para obtener el confort acústico y
visual así como para lograr la mayor eficiencia en el consumo de agua y de energía.
EL LUGAR DE LA MEMORIA CONSTRUYE LA MEMORIA DEL LUGAR

Los acantilados de la Costa Verde constituyen el patrimonio paisajístico más


importante de Lima. El proyecto sutura la herida provocada por la construcción de la
Bajada de Productores prolongando con el edificio el sistema de farellones y
quebradas, intentando recuperar las dimensiones originales de la bajada natural.
El edificio adquiere una dimensión territorial al formar parte de un sistema topológico
de más de 10 Km de longitud, que parte desde el lugar del proyecto hasta el Morro
Solar en el Sur (hacia el Norte los acantilados han sido intervenidos y no poseen ya
ningún rasgo original). El ingreso peatonal al edificio (la mayoría de los visitantes se
desplaza en transporte público) se realiza recorriendo una falla o quebrada creada
entre éste y el farellón natural, reproduciendo así el recorrido que parte de un
contexto metropolitano para llegar a un ambiente natural, característico de las bajadas
históricas de la bahía.
UN EDIFICIO SENSIBLE AL LUGAR: COBIJANDO EL RECUERDO

En un contexto rodeado de vías de alto tránsito y elevados niveles de contaminación


sonora, se propone un edificio que se protege del caos vehicular para abrirse hacia el
farellón que hace parte del lugar de intervención.

El material de cerramiento del edificio, paneles prefabricados en hormigón armado


con cantos rodados, geometriza la materia constitutiva del acantilado para convertirlo
en un “farallón artificial”. El edificio, opaco hacia el Norte, se abre hacia el Sur con
grandes superficies vidriadas, aprovechando la buena orientación y la protección del
ruido. Estos ventanales generan vistas sobre el farellón, enmarcándolo e integrándolo
conceptualmente a la exposición.
LUGARES PÚBLICOS: DEL ESPACIO CIVICO AL ESPACIO DE REFLEXION

El terreno es nivelado en andenes para formar un vasto espacio cívico llamado


“Explanada de la Reconciliación”. El suelo está constituido de la misma materialidad
de los acantilados y del edificio, puntuado por cañaverales de carrizo, como recuerdo
de la vegetación oriunda de ésta y otras quebradas de la Costa Verde. Desde este
espacio público el edificio exprime su institucionalidad y estatuto público. En lo alto de
la edificación, el recorrido museográfico culmina en un segundo espacio semipúblico
llamado “el lugar del congojo”, que constituye una transición entre la exhibición y el
retorno a la ciudad.

El suelo en gradería con parapetos horizontales permite descubrir paulatinamente el


horizonte y finalmente la bahía de Lima. En este espacio de reflexión e introspección se
propone un quipu moderno que materializa la memoria del ser querido ausente, en un
intento por complementar la historia de esos años con la presencia física del objeto
que activa el recuerdo o simplemente como medio de comunión con el difunto,
costumbre muy arraigada en la mentalidad andina.

EL RECORRIDO MUSEOGRÁFICO

El ingreso inicia a nivel de la Explanada de la reconciliación y de la Brecha o Quebrada.


El recorrido museográfico se realiza por medio de una rampa ascendente, accesible a
las personas discapacitadas. A lo largo de dicha rampa se desarrollan las salas de
exhibición constituidas por volúmenes volados sobre la sala de exhibiciones
temporales y la biblioteca, formando fallas o grietas que hacen alusión a las profundas
brechas sociales que dieron origen a la violencia.

El recorrido termina en el Lugar del Congojo, culminando con el (re)descubrimiento del


horizonte y la bahía de Lima, para luego proseguir hacia la ciudad, en caso de los
peatones, o bajar en ascensor al parqueo, en caso de las personas que vinieron en
vehículos privados.

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