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1 Factores socioeconómicos y de mercado


El consumo es una variable económica fundamental ya que, en su dimensión
macroeconómica, es el componente fundamental de la demanda agregada por su
importancia cualitativa y por su incidencia sobre el resto de las variables y, en su
dimensión microeconómica, constituye el soporte básico de la demanda de bienes y
servicios, por tanto, se define como uno de los motores fundamentales de la actividad
económica. La teoría económica convencional se basa en dos principios esenciales. En
primer término, el principio de racionalidad que supone que el consumidor opta por
determinados bienes en función de la maximización de la función de utilidad y, en
segundo término, el principio de la restricción presupuestaria -presupuesto o renta
disponible- que relaciona la decisión de compra de cierto número de bienes a un precio
determinado según su disponibilidad económica. Esto se traduce en considerar al
consumidor como un agente individual racional que elige los productos en un mercado
abierto, de acuerdo a los dos principios enunciados anteriormente, con arreglo a
preferencias dadas y estables, y con un alto nivel de información o, alternativamente, un
bajo coste de captación de la misma. Pero se trata de una teoría rígida y reduccionista
debido que, en términos generales, sólo establece una relación entre consumo y renta
disponible siendo las restantes variables escasamente significativas, como una versión
lineal y meramente cuantitivista de un fenómeno complejo, define un modelo de
consumidor como individuo infrasocializado, y al acto de consumo como una acción
individual, cuando realmente ambos aparecen socialmente determinados por la posición
del primero en la sociedad. Particularmente contextualizado en el marco de la familia o
el hogar como una unidad de consumo más amplia. Las preferencias de los consumidores
no pueden considerarse siempre, ni aun frecuentemente, como dadas y estables sino como
problemáticas y cambiantes y, el objeto de consumo no puede reducirse a la dimensión
de utilidad material, sino que es pluridimensional, expresando valores intangibles de
carácter simbólico. Un marco de referencia metodológico más amplio, definido a partir
de la experiencia del consumo de masas, se fundamenta en principios como: El individuo
no puede ser considerado, reduccionistamente, como consumidor aislado, la función
económica del consumo no puede ser disociada de la de producción, ni la actividad
económica puede ser aislada del conjunto de relaciones sociales, el consumidor adopta
sus decisiones de compra y consumo como resultado de un complejo de variables internas
y externas, entre las que destacan su posición social, disponibilidad económica, etc., y el
consumo no es dado y estático sino que evoluciona como consecuencia de una serie
compleja de factores interrelaciónales que determinan su nivel y estructura en cada
período.

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