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Comprar criptomonedas en Cuba, una “exchange” no tan virtual

Por: Dianet Doimeadios Guerrero, Lissett Izquierdo Ferrer, Edilberto Carmona Tamayo,
Diego Rafael Albornoz
http://www.cubadebate.cu/especiales/2019/09/17/comprar-criptomonedas-en-cuba-una-
exchange-no-tan-virtual/#.XYEEnmbB_Dc
Dianet Doimeadios Guerrero
Subdirectora de Cubadebate. Holguín, 1988. Graduada en la Universidad de
Oriente (2010). Reportera en el periódico ¡ahora! de 2010-2012.
Contacto: dianet@cubadebate.cu, en Twitter: @ddoimeG
17 septiembre 2019 | 25 |
 Fusyona, la primera “exchange” cubana
 Intermediación financiera: ¿El fin justifica los medios?

Cuenta un tuit que la primera transacción de criptomonedas en Cuba se hizo desde un


parque wifi de Centro Habana. Fue en julio de 2015. Aunque la negociación con criptodivisas
se registra en la Red, y nació para que este fuera su espacio orgánico, en la Isla siempre
termina “cara a cara”. El bloqueo financiero funciona “como un reloj suizo” para todos, para el
Estado y para quienes tienen monedas digitales en su billetera.
“Por ejemplo, si estás en Guantánamo y alguien de La Habana te oferta bitcoins, debes
mandar el dinero con un familiar o amigo y te las envían a tu wallet”, dice Ony Dolz, uno de
los miles de inversores que incursionan en el mundo cripto.
Similar a una casa de cambio tradicional funcionan las exchanges electrónicas fuera de
Cuba. Puedes comprar, vender e intercambiar euros, dólares o cualquier otra divisa por
ethereum, KBC, dash, ripple, litecoin, y dos mil trescientas más.
Los cubanos tienen acceso a las exchanges, intercambian criptomonedas, pero no
pueden comprar directamente en ellas. Un bloqueo de casi 60 años impide una operación
tan rápida y sencilla que puede realizarse en una milésima de segundo.
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Entonces, ¿cómo llegan las criptomonedas a los monederos en Cuba? Los interesados,
limitados en el uso y tenencia de tarjetas de crédito internacionales, piden a familiares o
conocidos en el extranjero que “hagan la compra y pasen las cripto”. Luego entregan el
efectivo, con la comisión correspondiente.
Otro método es recurrir a las casas de cambio que ofertan servicios especiales para
cubanos, aprovechándose de nuestra condición de “bloqueados”. La exchange polaca
Coinbe.net, de la noche a la mañana, bloqueó y cerró todas las cuentas de los
residentes en la mayor de las Antillas. Sesenta mil dólares perdieron los inversores
aquel día aciago.
Fusyona, la primera “exchange” cubana
“¡Ahora puedes comprar bitcoins en Cuba!”, este titular seduce a la especulación desde la
página web de Fusyona, proyecto que se autodefine como la primera exchange de
criptomonedas del país.
Por correo electrónico, Cubadebate contactó con sus gestores, quienes prefirieron
permanecer en el anonimato, aunque Reuters referenció –el pasado 12 de septiembre– que
“su fundador es Adrian C. León, un ingeniero cibernético cubano de 31 años, residente en
Río de Janeiro”.
Fusyona muestra en tiempo real el precio de las criptomonedas; pues el valor del bitcoin “no
es único al ser una criptomoneda descentralizada, varía en cada país”. ¿Quiénes y cómo
determinan las fluctuaciones de las monedas digitales?
“Nuestra fórmula de precio depende de varios cambios de moneda, debido a que vendemos
los bitcoin en CUC y el precio internacional es en USD, por lo que vendemos a un precio
razonable, solo para cubrir la diferencia entre ambas monedas.
“La compra de productos importados o no accesibles en un país siempre tienen cierto
impuesto, que incluyen el uso de nuestro servicio, el costo de la transferencia de
criptomoneda, el de la transferencia internacional CUC-USD y, finalmente, el pago del
agente”, así ofrece sus servicios la exchange, sin antes dejar claro que “libran” al ciudadano
de “complejos procesos tecnológicos, legales y financieros que son prácticamente imposibles
de realizar desde el país”.

–¿Cuándo y por qué surge Fusyona?


–La idea de crear Fusyona surgió hace poco más de un año. Nuestra principal línea de
investigación es programación distribuida, basada en las tecnologías de blockchain. Con la
experiencia y el conocimiento acumulado decidimos llevar esta tecnología hacia Cuba.
Muchos cubanos querían comprar criptomonedas; sin embargo, la mayoría (por no decir
todas) de las casas de criptomonedas internacionales tienen a Cuba en una “lista negra”,
bloqueando este servicio para los cubanos y excluyéndolos de las ventajas intrínsecas de las
criptos.

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Comenzamos con una prueba piloto para ver si la iniciativa tenía aceptación entre la
población cubana.
–¿Cuántos conforman el proyecto? ¿De qué profesiones provienen?
–El proyecto está conformado principalmente por estudiantes cubanos de posgraduación del
área de Ciencias de la Computación e Informática, aunque también han colaborado
profesionales y estudiantes de Diseño, Periodismo, Comunicación Social, Derecho, Ciencias
de la Información y de otras áreas no tan afines. Somos un proyecto joven y multifacético.
–¿Por qué la sede de contacto es La Habana y Río de Janeiro?
–El equipo fundador de Fusyona reside actualmente en Río de Janeiro (Brasil), pero también
contamos con algunos voluntarios, así como estudiantes y profesionales en Cuba. Por lo
tanto, consideramos ambas ciudades como sede del proyecto.
–¿Cómo funciona la exchange? ¿Cómo se realizan las transacciones?
–En un principio los usuarios deben decirnos qué criptomoneda desean adquirir y la cantidad,
y los ayudamos durante el proceso. Lo mismo ocurre si desea cambiarla. El ecosistema de
Fusyona es un balance entre ambos tipos de usuarios. Una parte grande de nuestro trabajo
consiste también en divulgación y asesoría.
–Sabemos que en un primer momento hacían las transacciones en Cuba desde parque
wifi, a partir de la llegada de la 3G, ¿cómo se realiza el proceso?
–El proceso sigue siendo el mismo, solo que con la llegada de la 3G no se necesita ir a un
parque con wifi, aunque algunos clientes puedan seguir prefiriendo esta variante.
–Además de bitcoins, ¿operan con otra criptomoneda?
–Fusyona actualmente trabaja con nueve criptomonedas, entre las que se encuentran
bitcoin, ethereum y litecoin.
–Ustedes afirmaban hace un año que movían un volumen de 0.2 BTC (1 300 dólares)
como promedio por semana, ¿cómo se comporta hoy?
–El volumen de criptomonedas varía mucho, principalmente dependiendo del precio de cada
cripto en el mercado y del número de personas adquiriendo y ofreciendo criptoactivos. No es
posible dar un valor exacto pues el cripto-ecosistema cubano, al ser aún bastante incipiente,
varía notablemente.
–¿Conocen o tienen contacto con alguna comunidad de criptomonedas en Cuba?
–Conocemos algunas comunidades que han surgido a partir de la expansión del uso de esta
tecnología, como son Karatbars y Trust Investing Cuba.
–Ustedes afirman ser la primera exchange en Cuba, ¿tienen conocimiento de otro
proyecto similar en el país?
–Antes de comenzar con el proyecto, nuestro personal en Brasil realizó una investigación en
Internet y en diferentes plataformas cubanas, buscando antecedentes. En ese momento no
existía ningún proyecto que se acercara a nuestro concepto, por lo que con seguridad
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podemos afirmar que somos el primero que llevó las tecnologías de las criptomonedas hacia
Cuba. Luego, aparecieron otros proyectos siguiendo nuestro modelo, pero por lo que
tenemos entendido, no han continuado.

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–¿Cómo valoran el uso y la penetración de las criptomonedas en Cuba?
–El uso de las criptomonedas abre nuevas soluciones ante el aumento de sanciones hacia
Cuba, y también puede impulsar la economía cubana. Nos mantenemos optimistas con su
uso, inspirados en el ejemplo de Venezuela, donde el Gobierno ha mantenido una actitud
favorable hacia esta tecnología con la creación de su propia criptomoneda (Petro) y,
recientemente, la implementación de la plataforma “Patria Remesa en Criptoactivo” para el
envío de dinero desde el exterior. Nuestro proyecto ya permitía a los cubanos recibir dinero
del exterior mucho antes de que esta plataforma venezolana fuera lanzada, el 26 de agosto
pasado.
–¿Han intentado establecer oficialmente la exchange en el país?
–El equipo de Fusyona ha dado varios pasos con el objetivo de legalizar el proyecto en
Cuba. Nos reunimos con el Grupo ProCuba, el MINCEX e incluso el Banco Central. Aunque
todos mostraron gran interés, nuestra impresión general es que el proceso será burocrático y
demorado. Nuestra prioridad en estos momentos es establecer el proyecto y nos gustaría
contar con el apoyo de las autoridades pertinentes en el país.
Intermediación financiera: ¿El fin justifica los medios?
Que un día el gobierno prohíba la compra y venta de criptomonedas mantiene en “tensión” a
los “inversores”. Conocen sobre la ausencia de leyes que normen el uso de estas divisas;
sin embargo, cada vez captan más “colegas” para debutar en esta actividad y vean crecer
sus “deseos de generar muchos ingresos”.
Juan Luis Gamboa Santana, director general de Tesorería del Banco Central de Cuba (BCC),
asevera a Cubadebate que el empleo de las criptomonedas es un asunto que hay que
estudiar con mucha cautela, pero sin obviar sus posibilidades.
El 12 de octubre de 2018 entró en vigor el Decreto-Ley 362, que establece el régimen jurídico
para la constitución, organización, funcionamiento, regulación, supervisión, vigilancia y
sanción de las instituciones y entidades que operan en el sector bancario y financiero
cubano.
ARTÍCULO 1.1.2. A los efectos de este Decreto-Ley, el término Sistema o Sector Bancario y
Financiero comprende las instituciones financieras y oficinas de representación de
instituciones financieras extranjeras con licencia del Banco Central de Cuba, así como las
entidades no financieras que realicen actividades de prestación de servicios de apoyo a las
instituciones financieras, de cobranza o de pago en el territorio nacional, previa autorización
del Banco Central de Cuba.
ARTÍCULO 2. Las disposiciones del presente Decreto-Ley pueden aplicarse a personas no
comprendidas expresamente en ellas, si estas realizan operaciones en el territorio nacional
que guarden relación con la actividad financiera y cambiaria y que por su volumen o por
razones de política monetaria, crediticia o cambiaria, requieran autorización del Banco
Central de Cuba.

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Precisa Gamboa Santana que esta norma es clara en cuanto a la regulación de la
intermediación financiera en Cuba, la cual solo pueden realizar personas jurídicas con
licencia del BCC.
La intermediación financiera es la actividad encaminada a la captación de recursos en
moneda nacional o extranjera con la finalidad de otorgar financiamientos, así como la
realización de otras operaciones autorizadas por este Decreto-Ley y específicamente por las
licencias otorgadas al amparo de este.
De acuerdo con el representante del BCC, las posiciones de los bancos centrales sobre las
criptomonedas han sido diversas. Sin embargo, aparecen elementos en común: la mayoría
no ve como positivo la generalización de un medio de pago distinto del emitido centralmente
por el gobierno.
“La sustitución de las funciones de la moneda nacional por otro u otros medios de pago se
conoce como dolarización, restando soberanía monetaria a los países. Cuando este
fenómeno ocurre asociado a las criptomonedas, se suele utilizar el término ‘dolarización 2.0’,
acuñado por la actual directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde”.
En cualquier caso, la disyuntiva se asocia en función de la extensión del uso en cada país:
¿cómo regular o prohibir algo que ocurre “de facto”, más allá de la voluntad de los
gobiernos? No es fácil controlar aquello que se desarrolla en Internet “bajo sistemas
descentralizados, y en condiciones de anonimato”.
Hay una idea que gana seguidores, y es la posibilidad de avanzar hacia alternativas
“híbridas”, que corrijan la principal falta de las cripto y preserven sus virtudes fundamentales,
como el registro distribuido en base a la tecnología blockchain, comenta Gamboa Santana.
En función de ello, varias naciones analizan la creación de criptomonedas emitidas por las
autoridades monetarias, como Singapur y Canadá. El caso más conocido es el Petro, en
Venezuela, puesto en circulación por el gobierno.
El ministro de Economía y Planificación de Cuba, Alejandro Gil Fernández, mencionó el
pasado 2 de julio en la Mesa Redonda que el país estudia los beneficios de la moneda
virtual, y que podría ayudar a solucionar muchos problemas cotidianos, y a dinamizar la
economía nacional.
“Si Cuba como país es lo suficientemente inteligente como para entrar a las criptomonedas,
el bloqueo (al menos desde el punto de vista financiero) será un mal chiste dentro de unos
años”, asegura “edo” un comentarista de Cubadebate. La misma línea de mensaje que
reiteran insistentemente los miembros de las comunidades cubanas.
Se impone entonces la pregunta: ¿podemos hacer comercio internacional mediante las
criptomonedas? Gamboa Santana descarta esta alternativa, pues su valor fluctúa
constantemente. “Imagínate si te pagaran con una moneda que en cuestiones de segundos
tiene un precio diferente”.

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Los grandes productores no pagan ni aceptan criptomonedas, dice el experto
categóricamente. “Imaginen si aceptamos que el Ministerio de Finanzas y Precios, y el de
Economía tengan un monedero, y que empiecen a comerciar mediante bitcoin. ¿Qué hacer
cuando salgamos a comprar un barco de arroz o de trigo, y se devalúe el criptoactivo? No se
puede poner los recursos del país en algo que no es seguro”.
Especular con los movimientos del mercado de criptomonedas no es el camino a la riqueza.
“Solo el que tiene dinero en abundancia puede hacerlo, porque quien tiene capital para
pagos básicos debe pensarlo muy bien. La gran volatilidad del precio de las monedas
digitales ha impedido su uso generalizado como medida de valor, medio de circulación y de
atesoramiento, principales funciones del dinero”, reflexiona.
A pesar de que permiten abaratar los costos de las transacciones financieras y garantizar
una mayor seguridad, las criptomonedas actúan en entornos difíciles de regular y restan
efectividad a la política monetaria.
Las operaciones con criptomonedas han ido incrementándose, tanto para la compra y venta
de mercancías, la extracción de efectivo o el intercambio de divisas. Sin embargo, “su
principal uso se concentra en operaciones especulativas, buscando rendimientos en las
diferencias de precio”, comenta el experto.
Aunque el anonimato de las operaciones no permite saber a ciencia cierta quiénes son los
principales participantes de estos mercados, algunos analistas suponen que entre ellos
pudiera tener un peso relevante la propia banca de inversión tradicional, que es la que
cuenta con los volúmenes de recursos y personal especializado.
Las criptomonedas, considera Gamboa Santana, deben estudiarse dentro un grupo más
amplio de innovaciones tecnológicas asociadas al funcionamiento de los servicios y
mercados financieros, conocidas como FinTech.

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Los bancos centrales deben promover el uso de estos productos y servicios, en tanto pueden
ayudar a disponer de prestaciones de pagos instantáneos, disminuir el uso del dinero en
efectivo y los costos de las operaciones y mejorar los niveles de bancarización y de inclusión
financiera.
No es lo mismo criptomonedas que la tecnología que la sustenta: blockchain. Los
sistemas de registro distribuido pueden tener muchísima utilidad para la economía, en
especial para el desarrollo del sistema de pagos y los mercados financieros. Hacia ahí mira
Cuba, sus matemáticos e investigadores.
¿Qué puede aportar esta tecnología en el proceso de informatización de la sociedad
cubana? ¿Qué proyectos se están estudiando en blockchain? ¿Existe el talento humano para
empezar proactivamente a desarrollar este tipo de aplicaciones? Hablemos de la invención el
próximo martes, la “cadena de bloques”, la tecnología con el potencial de descentralizar y
automatizar todo tipo de registros.
Billeteras virtuales, ¿criptomonedas en Cuba?
10 septiembre 2019 | 192 |

Wallet o billetera virtual. Foto: István Ojeda Bello / Cubadebate.


“Vires in numeris”, la fuerza está en los números. Después de las 10:00 p.m., el 3 de julio de
2019, el canal de Telegram de CubaCripto fue un punto de partida ideal para comprenderlo.
Era casi imposible seguir el hilo de la polémica, iba a cientos de caracteres por segundo. Más
de sesenta usuarios activos.
Mientras debatían sobre la frenética posibilidad de ganar un gramo de oro al día siguiente:
unos apelaban a “retirarse a tiempo”; otros confiaban en su “educación financiera”. Los
menos, no perdían nada, ni siquiera la oportunidad de cuestionar: “locos quienes se lo
tomaron tan en serio”, de vez en cuando alguien lanzaba el litúrgico “¿qué pasará?”

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¿Qué importancia puede tener la cotización del oro para una comunidad de 300 cubanos,
aparentemente, jóvenes todos? ¿Trading de criptomonedas en Cuba? ¿Estafa piramidal,
empresa multinivel, ingresos residuales para toda la vida? ¿Comunidades de traders,
“inversores y ahorradores”?
Hablaban de una exchange (casa de cambio) a las que todos accedían desde Holguín, Villa
Clara, Cienfuegos, Matanzas o La Habana; de una billetera que tenían en sus teléfonos;
compraban y vendían siglas —BTC, KBC y ETH—, como dinero contante y sonante.
En los bolsillos de los cubanos ahora hay más monedas, y en sus móviles también. Cuando
la gran mayoría aún nos entrenamos en el uso de la banca electrónica o el Transfermóvil,
miles de nuestros connacionales ya navegan y comercian aceleradamente en el “mundo
cripto”. ¿Cómo llegamos a la “criptolocura”?
Del papel moneda a la cadena de bloques
En la tarde del 3 de enero de 2009 se cerraba el primer bloque de la cadena de Bitcoin: la
criptomoneda empezaba a circular. Misteriosamente, una década después, su creador
“Satoshi Nakamoto” permanece en el anonimato, pero otras criptodivisas han aparecido:
Ethereum, Dash, Ripple, Litecoin, Petro, y dos mil trescientas más.
Si googleas criptomoneda aparecerán más de 4 millones de resultados, pero en todos hay
puntos en común: “criptodivisa (del inglés cryptocurrency) o criptoactivo, medio digital de
intercambio que utiliza la criptografía para garantizar la autenticidad de las transacciones,
controlar la creación de unidades adicionales y verificar la transferencia de activos”.
El profesor Alexi Massó Muñoz, del Instituto de Criptografía de la Facultad de Matemática y
Computación de la Universidad de La Habana, asegura que para comprender este medio
descentralizado hay que saber cómo funciona el dinero en el banco.
En los cálculos más optimistas, apenas un 10% del dinero que circula globalmente ha sido
impreso en papel moneda. El otro 90% existe únicamente como bits, números en la pantalla
de una computadora o un móvil.
“En la tarjeta bancaria o magnética no tienes billetes físicos, sino una anotación que expresa
un valor determinado. Básicamente, una criptomoneda es lo mismo: un fichero que asegura
la existencia de un número de cuenta con un saldo preciso, al cual se le adjuntan todas las
transacciones que se van haciendo”, simplifica el investigador.
Cuando haces una operación, los datos de esta se registran en un bloque, y
automáticamente se va replicando en el resto. Cada “eslabón” enlaza a uno previo. Esto
hace que los datos no puedan ser modificados ni manipulados sin modificar el resto, algo
extremadamente complicado —advierte—. A esta tecnología se le conoce como cadena de
bloques o blockchain.
Es un registro inmutable, diferente y verificable, un libro mayor de acontecimientos digitales
que está distribuido. O esa, compartido y aprobado por muchos. Una red de ordenadores
descentralizada, un enjambre de máquinas interconectadas, nodos repartidos por todo el
mundo que, haciendo un uso enorme de la criptografía, guardan copias de todas las

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transacciones que se realizan. Si uno se apaga o rompe, el sistema no sufre ninguna
afectación, pues siempre se podrá acceder desde otra máquina.
Los bancos, históricos intermediarios financieros, no son los únicos que pueden realizar las
anotaciones ni emitir las “moneditas”. Miles de voluntarios repartidos por todo el mundo
también podrán hacerlo, los famosos mineros de la Red, en analogía con quienes extraían de
la tierra sus riquezas.
El registro compartido y descentralizado de la red protege al sistema contra el fraude. Para
evitar entradas duplicadas en esta especie de notaría virtual, la red obliga a los mineros a
resolver un cálculo matemático complicadísimo (llamado hash). Cada vez que hay que añadir
algo al registro; el primero en completarlo es el que anota la transacción y, como
recompensa, recibe criptomonedas.
No pocos cubanos se han pasado horas en un parque minando, tratando de resolver
problemas matemáticos por unos centavos de bitcoin. O han instalado el navegador
Cryptotab con la esperanza de hacerse ricos. ¿Dará resultado la minería? ¿Tendrá algún
coste?
Para resolver los complejos algoritmos se
necesita una gran capacidad de cómputo, y
gastar ingentes cantidades de electricidad.
Esta dependencia energética no resulta una
buena noticia para el ecosistema.
Un informe de la Agencia Internacional de
Energía posiciona al bitcoin y al resto de las
criptomonedas como uno de los negocios que
más electricidad consume a nivel mundial. Si
estas criptodivisas fueran un país, ocuparían el
peligroso puesto número 41 en el ránking de
naciones que más electricidad gasta de
manera anual, según Digiconomist.
Quizás una opción saludable para el medio
ambiente sea utilizar el celular, pero para
conseguir algo de dinero haría falta tener
muchos móviles minando, simultáneamente. Y
aquí también hay pérdidas, porque el teléfono
se sobrecalienta y el hardware arde.
Saldos que convierten al minado de bitcoins
en irrentable y al trading en la alternativa más
popular. Gana adeptos así la compraventa de
criptomonedas en Cuba.
4 de julio: un día para cambiar
criptomonedas por oro

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En octubre del 2018, el alemán Harald Seiz, CEO de Karatbars
International GmbH, anunció que “el 4 de julio de 2019, Día de
la Independencia del Oro” se podrían cambiar 100 KBC —
criptomoneda creada meses antes por su empresa— por 1
gramo de oro. ¿Por qué aquella noche era importante para unos
pocos “inversores” en la Isla? ¿Cómo llega Karatbars y su
crypto-currency a Cuba?
En mayo de 2015, Rubén de Jesús Moraga Ramírez inició su
emprendimiento más perdurable, hasta hoy. Conoció a Karatbars Internacional y abandonó la
idea de emigrar del país. Cuatro años más tarde, este técnico medio en Informática es líder
de “la comunidad más grande de criptomonedas en Cuba. Un equipo de inversores y
ahorradores que estudia la educación financiera”, dice con orgullo el joven de 32 años.
Rubén estudió educación financiera, mercados, costos, beneficios y decidió, junto a su amigo
Frank, comenzar a “instruir” a todo el que quisiera escucharlos, dar conferencias, charlas
sobre rentabilidad e inversión. Nació Karatbars Cuba.
El 18 de julio, Karatbars Cuba era una comunidad de 6 000 personas aproximadamente, 500
de ellas activas en todo el país, desde Pinar del Río hasta Guantánamo, con mayor
presencia en La Habana y Holguín. A finales de agosto, solo le faltaban 14 personas para
llegar a los 7 000 socios. Actualmente, son casi 7 100, crecen a razón de 10 personas por
día. “Por las redes sociales uno hace el trabajo”, dice Rubén.
En su “engranaje intergeneracional” conviven juristas, médicos, profesores de diversas
especialidades, cuentapropistas y, por supuesto, informáticos. “Una familia de individuos muy
diversos” —confiesa—, cuyo objetivo es el “desarrollo personal y colectivo, al tiempo que
demuestra al mundo la posibilidad de pertenecer al proyecto Karatbars Internacional, sin
perder la identidad como nación”.
Karatbars International se define como una empresa de ventas multinivel, con sede en
Stuttgart (Alemania), fundada en 2011. “Nosotros empezamos ahí, no en el mundo cripto, por
eso el KBC tiene un multinivel que no lo tienen las demás criptomonedas”, comenta Frank
Velázquez Fonseca, el segundo rostro más visible de la comunidad, tras impartir una
conferencia en el Palacio Central de Computación, donde habitualmente se reúnen.
Rubén explica que “nos pasamos el día completo recomendando productos, servicios,
películas, y no ganamos dinero con eso. Bueno, hay todo un sistema montado en Internet,
donde yo no tengo que tocar el producto, solo te recomiendo que lo compres. Entonces, vas
a la empresa y te registras con un alias para siempre, cuando adquieras el bien me llegará
un porcentaje y si recomiendas a otros clientes, también, igual sucederá contigo”.

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Después de tener miles de afiliados, ¿qué hizo la empresa? “Exactamente lo mismo que está
haciendo Facebook, emitir una criptomoneda, la primera que supuestamente iba a ser
respaldada en oro. O sea, una stablecoin, creada con la finalidad de que su valor
permanezca estable en algo tangible”, analiza el investigador Massó Muñoz.
Según el sitio oficial de Karatbars Internacional, la compañía “democratiza el oro físico”, pone
el metal precioso “en manos de todos” mediante la venta de pequeños lingotes u objetos de
colección. Harald Seiz, el CEO, creó billetes con 0,01 gramo de oro incrustado, equivalentes
a 5.00 CUC aproximadamente —relata Rubén—, “para que personas como nosotros puedan
ahorrar”.
El equipo de Harald, un empresario del que apenas existen referencias en sitios
especializados y Google lo define como conferencista, “analiza en 2018 la tecnología de
blockchain” y le dice a toda su comunidad:
“Es por aquí, vamos a crear una criptomoneda y respaldarla en oro, porque ya tenían el oro”,
recuerda el líder de Karatbars Cuba. “Creó la criptomoneda, el KBC. Incluso, fue más allá,
creó un ecosistema completo, con banco, exchange, cajeros, todo”.
En febrero del año pasado, “el Karat Coin Bank, con sede en Miami, y su dueño Harald Seiz
introducen en el mercado el karatgold coin (KBC) como una moneda estable”, refiere el white
paper (guía que ayuda a los usuarios a entender el concepto) de la empresa
Su valor no es como el bitcoin”, certifica Rubén. “Por ejemplo, hace cuatro horas —18 de julio
de 2019—, el BTC subió de 9 280 dólares a 10 290, 1 010 unidades en un segundo. Es muy
volátil, no puedes confiarte de ella.
“Yo dije: ‘hay algo que está pasando que no veo, pero Harald que está en una posición por
encima de mí, y ve el mundo desde otro punto de vista, sí ve’. Decidí seguirlo, y la gente:
‘Ustedes están locos’. Sí, estamos locos”.
Aunque bitcoin (BTC), ether (ETH) y litecoin (LTC) son criptos muy populares en el país,
podría ser KBC en la que más se ha invertido. Cubanos de todas las edades han puesto sus
ahorros en ella, ya han comprado un fullnodo, y dos supernodos que podrían llegar a ser
cuatro.

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En el Palacio Central de
Computación de La Habana
conocimos a Berta. A través de su
hijo llegó a los encuentros de
Karatbars Cuba. Tiene 73
años. Sin dudas, una de las
pioneras de su generación en
poseer criptomonedas en el
país.
“Mi hijo me ayuda a entender los
pasos. Hemos tratado de involucrar
a la familia — sobre todo los
jóvenes—, pero nos ha costado
porque muchos piensas que
es una estafa, que es lavado de
dinero”, expone la señora,
uno de los pocos adultos
mayores que estuvo el sábado 20
de julio en la sala de conferencias
del Palacio.
“No quiero ver el dinero, sino
ahorrarlo y que se incremente”,
anhela Berta. “Siempre hay
riesgos, pero no tengo temor.
Hasta ahora solo he invertido,
compramos KBC con dinero
personal”.
El objetivo principal de
Karatbars Cuba no es que sus miembros se dediquen al trading: compraventa de
criptomonedas. Sin embargo, Rubén conoce muy bien que “aquí hay personas que venden”.
“Si la moneda está alta y estudio que va a bajar, puedo vender alto y comprar bajo. Eso me
genera ganancias que no son despreciables, si se hace bien. Si no, pierdes. Por ejemplo,
estoy en el par KBC- BTC. Si mi moneda está alta vendo los KBC. Luego, espero que baje y
compro más KBC”.
El joven explica que estas operaciones se realizan, normalmente, a través de las casas de
intercambio de criptomonedas, “las conocidas exchange. Hay unas tres mil, las dos más
profesionales son HitBTC y Binance.

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“Ahora, ¿qué pasa en Cuba? Estamos
bloqueados por EE.UU., y en lo financiero el
bloqueo funciona como un reloj suizo, el más
caro —apunta—. No podemos operar en la bolsa,
pero como las criptomonedas no tienen fronteras,
encontramos la forma de entrar a ese mundo,
comprar y vender”.
Cuando salió la ICO de Karatbars —Initial Coin
Offering, fase donde se realiza la oferta inicial de
criptomonedas, donde el emisor las vende al
precio más bajo del mercado—, Rubén dijo: “Hay
que comprar KBC. Arriba familia, lo que vayan a
mandarme, cómprenmelo en criptomonedas. Si a
un amigo le iban a mandar 100 USD, igual, y yo
le daba el equivalente. Es más fácil adquirirlas
desde el exterior, pues los exchanges aceptan
MasterCard o Visa. También, si tienes bitcoin
puedes comprar KBC. Pero aquí también se
puede comprar”.
Frank Velázquez Fonseca llegó a Karatbars “por
casualidad”, por el deseo de generar más
ingresos. “Considero que no estoy haciendo nada
ilegal, ni inmoral”.
Alrededor de esta empresa alemana hay un halo de escepticismo en la Red de redes,
precisamente allí donde ha crecido tanto. ¿De dónde proviene su reserva en oro?
¿Realmente existe? En su white paper declaran que en Madagascar adquirieron una mina
cuyas reserva ha sido tasada en 1,1 mil millones de dólares.
¿Por qué Cuba es importante para Karatbars? “Le dije a Juan —Sr. Juan Giner, líder mundial
de Karatbars International para España—: ‘estoy en una mina sin explotar’, porque desde
aquí emigra mucha gente. Formo a la gente y se van. Cae una semilla por allá”.
América Latina es terreno fértil para los emisores de los activos digitales, los inversores ven
en la región muchas ventajas: baja inclusión financiera, el sector informal es gigantesco,
muchos de sus ciudadanos viven de remesas y carecen de una cuenta bancaria, refiere
Cointelegraph.
Hay quienes ven en Katarbars un esquema Ponzi o la tildan de estafa piramidal. “No hay
estafa ninguna”, asevera categóricamente Frank. “Estafa siempre habrá en Internet, al igual
que en la vida. El mundo digital es una extensión del mundo real, donde hay personas
imperfectas, sin preparación, inmorales.
“¿Por qué el prejuicio con lo nuevo? ¿Por qué lo digital siempre tiene que ser una estafa?
Esta tecnología trae muchísimos beneficios. El dinero se puede falsificar, el Bitcoin no, como
ninguna otra criptomoneda. Simplemente, somos pioneros de algo que es inevitable”.

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—¿Qué garantías tienen los inversores?
—Ninguna. Depende del cambio, si lo hizo por oro sí, pero en caso de que lo deje en cripto
esta fluctúa de valor. En los riesgos es donde más oportunidades hay para invertir.
—Pero ustedes invierten fuera del país, ¿eso no te preocupa?
—Ni fuera ni dentro. En Internet no hay fronteras. Ojalá Cuba creara su cripto. Su uso está
creciendo en el país, sobre todo entre los jóvenes.
Los especialistas de Arca Análisis Económico, grupo especializado en consultoría financiera
y económica, indican que las criptodivisas despiertan muchísimo interés entre los
emprendedores menores de 35 años debido a que las barreras de entrada son bajas y no se
requiere de un capital demasiado alto para entrar y explorar las ventajas de este mercado.
A sus 50 años, Frank considera que “sumar siempre es la solución, no restar”. Le preocupa
“que todavía no existen leyes sobre el uso de las criptomonedas en Cuba, no obstante, por
su formación, está convencido que las regulaciones vigentes tampoco las prohíben.
Sobre el “Día de la Independencia del Oro”, el 4 de julio último, jornada de decepción para
los usuarios cubanos que creyeron poder cambiar 100 KBC por 1 gramo de oro. A través del
chat de Facebook, Rubén comenta: “Fue una pésima interpretación”.
Según el líder de Karatbars Cuba, “la empresa puso esa fecha para comenzar a cambiar 100
KBC por un gramo de oro físico, en forma de CashGold, independientemente del precio de la
cripto. Ese día se hizo un evento en La Vegas y todo el que fue pudo hacerlo. Hace un mes
la empresa puso el primer cajero, hoy puedes ir a canjearlo allí”.
Después del 4 de julio el KBC no ha vuelto a recuperar su valor histórico, más que un premio
a la inversión, aquel día fue un flashcrash, una caída que te lleva de rico a pobre en una sola
transacción.
Rubén y Frank trabajan en el departamento de Informática del Instituto de Cardiología y
Cirugía Cardiovascular de La Habana. ¿Cuánto capital tienen hoy?, preguntamos a
bocajarro. Ambos, por separado, esbozan una pícara sonrisa. Rubén, inteligente y perspicaz,
resume su éxito en haber contribuido a “educar” a muchos jóvenes, “que antes querían
emigrar y hoy deciden quedarse en Cuba trabajando por Internet. Y eso es importante”. El
dinero es el fin, pero no puede parecer que es una urgencia.
Transacciones por Cuba: Guantánamo, Las Tunas, Holguín y Artemisa
En mayo pasado, Ruslán Concepción invirtió sus primeros 15 dólares. Así comenzó su
aventura en el “mundo cripto”. Este Ingeniero Industrial asegura haber solucionado, gracias a
la moneda digital, problemas concretos de su vida, como las recargas del saldo de su
teléfono celular.
Desde su perfil de Facebook, el joven de 27 años con vida a formar parte de una “gran
familia”: Trust Investing. Precisamente en Las Tunas, donde vive, nació hace tres meses una
“filial” de este proyecto, que afirma tener clientes en EE.UU., América Latina, Europa, Asia y
África.

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Más de 250 cubanos forman parte de la red, en la cual sus afiliados confían sus capitales en
networkers que hacen el trading por ellos. “Como no pueden enseñarte a hacerlo todo, les
das tus ahorros y recibes una comisión a plazo fijo”.
Ángel Fernández Rodríguez es informático y tiene 32 años. Adquirió sus primeras
criptomonedas en abril de 2018. Es miembro activo de Karatbars Holguín.
Ángel construye su historia en retrospectiva: “Antes de 2018, la información que obtenía
sobre las criptomonedas era por terceras personas, no había ese acceso generalizado a
Internet. Sabía algo sobre ellas, pero no tenía medios ni el conocimiento para operar con
ellas”.
Comenzó con 40 CUC “que no tenía”. Mi caso es leve —asegura—, pero hay historias
fuertes. “Desde vender todo en su cuarto para invertir en criptomonedas y dormir en el piso
durante meses hasta recuperar las inversiones, hasta estar luchando contra el cáncer y aún
así trabajar en las cripto”.
Advierte que no existe el dinero fácil. “No es como lo pintan todos esos sistemas y estafas
por Internet. Hay que estudiar. Se necesita disciplina y preparación, una visión de a dónde
quieres llegar”.
A veces no duerme estudiando o haciendo
trading. Gracias a las criptomonedas es
“independiente”, pero sigue en su profesión.
“¿Cuánto capital tengo? No te lo puedo
responder. Pero alcanza para vivir
modestamente”.
“No conozco otra comunidad tan grande ni
mejor organizada como Karatbars en
Holguín, son aproximadamente 3 mil
miembros”, deja claro que es un valor por
debajo del real. Dentro de la comunidad hay
diferentes equipos.
Ángel no acepta preguntas obvias. Por
supuesto, “que todos los equipos tienen un
líder, cada uno con muchos afiliados. Esa
persona atiende y prepara a los miembros de
su equipo”.
En Holguín, una parte vive de esto, otra vive
la “nerdeada”, y es su segunda vía de ingresos.
La mayoría son jóvenes menores de 30 años,
muchos informáticos, técnicos de celulares,
estudiantes de Medicina, universitarios,
profesores...
Si llegas a esta provincia del norte oriental con criptomonedas, puedes recargar el móvil,
realizar compras, pagar productos e, incluso, los servicios de una cafetería.
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En Karatbars Cuba tiene una “cripto tienda”, donde se puede adquirir y vender
criptomonedas, bienes y servicios, revela Ángel. “Todo dentro de las reglas del grupo, y solo
tienen acceso los miembros de nuestras comunidades. Muchos comerciantes que entran al
grupo aceptan los pagos en criptoactivos”.
El holguinero está consciente de que en Internet existen muchas estafas, esquemas Ponzi,
atracos que hasta funcionan por un tiempo para recaudar fondos. “A veces, le decimos a los
que se inician que cierta operación no es un timo, y los dejamos que pierdan para que
puedan aprender. En todo este camino, esos errores te van enseñando”.
Un aliciente es que la tecnología detrás de las criptomonedas es infranqueable, considera
Gerald Álvarez Mesa. Él vive en el Mariel y lidera un equipo de casi 500 personas. “Hay
estudiantes de la CUAJE y la mayoría son de La Habana, Artemisa y Matanzas. Cada vez
que uno compra un producto gano una comisión”, cuenta este emprendedor de 22 años
miembro de Karatbars Cuba.
Conoció al hijo de Frank en el servicio militar y supo de esta comunidad. En “el sistema de
negocio de multinivel, del apalancamiento”, encontró la motivación. “Cuando hice la primera
inversión en KBC puse 176 dólares y me arrepiento de no haber puesto mucho más. Aunque
en la actualidad no soy libre financieramente, esa inversión ya la recuperé”, aduce.
Sobre ganancias también habla Ony Dolz. Hace apenas dos meses debutó con 30 USD (mil
KBC aproximadamente) y ha ingresado 600 CUC. “Hace seis meses éramos solo cinco en
Guantánamo, hoy somos más de 30”, comenta vía telefónica este instructor de Teatro de 25
años.
CubaCripto: “La primera comunidad de criptomonedas en Cuba”
“¿Si tú sabes perfectamente que no subirá para qué vas
a comprar?”, le repetían. No obstante, el “capricho” de
Alex Sobrino lo condujo a formar parte de aquella
“criptolocura” del 4 de julio de 2019. Sus KBC los había
obtenido a 10 centavos y, de un momento a otro, el precio
se desplomó a 3. “Lo perdí todo ese día”, confiesa.
La “fiebre del oro” hizo, incluso, que “algunos vendieran
sus carros y hasta casas”, comenta Sobrino. Sin
embargo, la apuesta continúa porque para el fundador y
líder de CubaCripto, como para muchos de sus “colegas”,
entrar al mundo de las criptodivisas ha sido una “fortuna”.
El 31 de diciembre de 2018, este emprendedor de 33 años creó un proyecto que permitiría
sumar a otros cubanos a la compraventa de monedas digitales. Para ese entonces llevaba
un año haciendo trading: “Empecé con apenas 11 dólares en bitcoin y en solo tres meses ya
tenía 160”.
Uno de sus logros —del que dice sentirse satisfecho— es educar a los miembros de su
comunidad, la mayoría reside en La Habana, algunos son de Villa Clara y Matanzas, y otros
viven fuera del país. Desde Telegram comparte contenidos, aclara dudas, asesora. Ese

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grupo virtual, cuya cifra récord ha sido 333 personas, sirve también para hablar de negocios
y fijar precios.
Alex no tiene formación profesional en nada
relativo al comercio, ni a las tecnologías. Sus
conocimientos llegaron del estudio independiente.
“Lo mío —dice— siempre fue la informática”, y lo
es hasta hoy. Largas horas invierte en Internet,
en una actividad que le ha reportado significativas
ganancias.
“Hay quienes están metiendo mucho dinero, pero
sin el conocimiento necesario. Para muchos
hacer trading es poner dinero en KBC y esperar a
que suba. Quisiera borrar la imagen de este tipo
de negocio, porque nos aleja de lo que realmente
son las criptomonedas”.
Otro inconveniente no menos preocupante
emerge con el anonimato. Hace un mes Alex tuvo
que “vaciar” el grupo de Telegram y empezar de
cero. “Había gente con perfiles falsos, tratando de
hacer ‘negocios’”.
Por eso, en CubaCripto hay una alerta constante:
nunca envíe dinero por adelantado o comparta
información sensible. Sepa que existen personas
que se aprovechan del desconocimiento de
algunos para cometer fechorías.
Alcanzar la independencia financiera es un reto
compartido en este grupo. Y a su líder le
reconforta ayudar: “A todos lo que yo he
recomendado les ha salido bien”.

De beneficios conoce Maday Recio, quien desde hace pocos meses incursiona en el Bitcoin,
Ethereum, KBC, Dogecoin (DOGE), y muchas otras. “No voy a negar que en ocasiones he
perdido, pero en otras he ganado. Ese es el riesgo de este mundo”.
Un compañero de trabajo, que supo por Alex de los criptomonedas, motivó a esta informática
de 29 años a adentrarse en una experiencia “desconocida pero deslumbrante”. Desde

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Cienfuegos, donde hay otros jóvenes como ella haciendo trading, mantiene contacto vía
Telegram con miembros de varias comunidades: CubaCripto, Karatbars y Trading Cuba.
¿Es ilegal usar las criptodivisas?

¿Es ilegal usar las criptodivisas en Cuba? ¿Existen regulaciones para la compraventa digital?
El profesor Alexi Massó Muñoz afirma que el país no dispone de leyes que normen el tema,
“aunque es posible que dentro de poco las tenga”.
Cubadebate contactó con funcionarios del Ministerio de Comunicaciones y obtuvo igual
respuesta: no hay ningún decreto o resolución que regule el empleo de las criptomonedas.
En palabras de Juan Luis Gamboa Santana, director general de Tesorería del Banco Central
de Cuba (BCC), se trata de un asunto que en la actualidad estudia la institución que
representa, de conjunto con la Universidad de La Habana, explorando beneficios y riesgos de
esta tecnología.
De acuerdo con el experto, en otros países la posición de las instituciones financieras ha sido
diversa. Algunos han prohibido las criptomonedas, mientras otros las permiten siempre que
no afecte la estabilidad de su moneda oficial.
Si Cuba creara algún día una criptomoneda tendría que estar regulada teniendo en cuenta
las estafas que tienen lugar en la Red de redes, y porque “el Estado tiene la responsabilidad
de cuidar los ingresos de la población, su salario”.
En un próximo reportaje, Cubadebate dará más detalles sobre la conversación con esta
autoridad bancaria y los expertos del Instituto de Criptografía de la Facultad de Matemática y
Computación de la Universidad de La Habana. ¿Cómo funciona la primera exchange de

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criptomonedas creada por cubanos?, la respuesta a esta pregunta también la encontrará en
la segunda entrega de esta investigación.
“La criptomoneda es solo un puntico. Estudien la blockchain, que es la invención”, nos dijo
Rubén en una cafetería del Vedado, el 18 de julio, el día que este mundo virtual fue una
realidad para nosotros.

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