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Tras esta breve comparación de población podemos deducir que Japón, al ser un
país con tanta población, debe de ser un país muy competitivo, por lo que si es
competitivo, va a influir en la educación de los jóvenes desde sus inicios. La cultura
japonesa suelen superponer las expectativas, metas y objetivos de la sociedad
misma antes que los de los individuos. La escolarización también pone énfasis en
la diligencia, la auto-crítica y la buena organización en los hábitos de estudio de los
estudiantes. Existe una creencia generalizada de que la perseverancia y el trabajo
duro llevarán al éxito en la vida. La mayoría de las escuelas públicas están evocadas
parcial o totalmente a la enseñanza de valores morales, actitudes y en el desarrollo
de la personalidad-carácter, con la esperanza de formar a una sociedad tanto en
valores como en educación que cumplan con las expectativas de los valores
tradicionales japoneses y acaben con el analfabetismo.
Al mismo tiempo, las proezas de la educación de la sociedad nipona están muy por
encima de los estándares internacionales. Los estudiantes japoneses
constantemente están superando y aumentando posiciones en los rankings
mundiales, y se encuentran cercanos a los primeros puestos en la mayoría de los
exámenes matemáticos en los que participan. El sistema educacional nipón se
caracteriza por una fuerte matriculación de alumnos y de su continuidad a lo largo
del mismo.
Con ello, podemos deducir que a pesar de ser un sistema educativo cuya estructura
es adoptada del sistema educativo estadounidense y muy parecido al nuestro, la
sociedad influye de una manera crucial en la educación de sus jóvenes.
CAPITULO I
Las escuelas budistas impartían enseñanzas tanto a los monjes como a los laicos;
de hecho, a lo largo del siglo IX en las escuelas la educación estaba exenta de la
división de las clases y a la que cualquiera, independientemente de su origen, podía
acceder.
Cuando finalizó este periodo se produjo una conflictiva época feudal, en la que
primarían las luchas entre clanes. Esta etapa favorecería que la recién
institucionalizada educación, dirigida a la nobleza palaciega y centrada en las artes,
fuera sustituida por una enseñanza de tipo eminentemente militar dirigida a los
samuráis, donde se superponía la instrucción marcial a la formación intelectual, pero
siempre desde un punto de vista muy práctico, ya que se combinaba el arte de la
guerra con la alfabetización y una especial preocupación por la tarea administrativa.
(García Garrido 2005: 441.).
Hasta el siglo XVI, en cuestión educativa, Japón había ido sobreviviendo gracias,
en primer lugar, a la instrucción en casa, y en segundo lugar, a la creación de
escuelas budistas de carácter privado. Pero a partir del siglo XVI, en Japón se
producirá una oleada de misioneros cristianos, entre ellos españoles, que van a dar
pie a la creación de instituciones de índole católica, mientras que Japón, había
descuidado los sistemas de enseñanza, relegándolos a un segundo plano en el
contexto guerrero. De repente todo esto, llevó al país a idear iniciativas que
reforzaran la formación intelectual propia contra la ajena.
El Periodo Edo terminó en 1868 con el definitivo derrocamiento de los Tokugawa (la
familia emperadora) y la sustitución de un oscuro período Edo por un deslumbrante
período Meiji, o “era de la Restauración.
Control
El Ministerio de Educación del Japón planteó cómo debe de ser la
infraestructura, el número de educadores, la dimensión del aula y el
currículum con el que deben operar las escuelas, además de controlar y
supervisar a todas las instituciones educativas de cada región para que
puedan alcanzar dichos objetivos.
Gracias a esta política es que se pudo llevar a cabo una educación uniforme
a nivel nacional, lográndose elevar o en todo caso mantener el nivel
educativo en todo el país.
Competitividad
La competitividad entre las prefecturas contribuyó a elevar el nivel e
incrementar las instalaciones de las instituciones educativas. Asimismo, el
privilegio que se obtiene en base a los exámenes de ingreso y el ingreso en
sí a las escuelas basados estrictamente en la capacidad, incitan la
competencia en las personas, incrementando el número de postulantes y
manteniendo el elevado nivel académico.
Eficiencia
El Ministerio de Educación del Japón distribuye su limitado presupuesto con
inclinación a la formación de recursos humanos que sean importantes,
estratégicamente hablando, para promover la modernización y la
industrialización. De hecho, fueron en su mayoría los alumnos de las
universidades nacionales que estudiaron química, ingeniería, agronomía y
medicina. Esta clase de política hizo posible la formación efectiva de recursos
humanos que sostuvieron el elevado crecimiento económico de la posguerra.
Equidad
Las personas sobresalientes de las diversas clases sociales pueden realizar
sus estudios superiores, debido a que las instituciones educativas han venido
realizando un proceso de selección basado estrictamente en la capacidad
académica de las personas, sin importar las clases sociales ni el nivel de
renta. Asimismo, tal como el caso de la Universidad de Kyoto que es
conocido por su elevado nivel por ser entre otras razones la que ha tenido
más galardonados al Premio Nobel y que hace 20 años la educación de
cuatro años no era superior a los 5,000 dólares, las universidades nacionales
durante un largo tiempo han venido liderando la educación superior al
mantener una oportunidad equitativa de estudio a una amplia gama de
estudiantes por la ligera carga financiera que éstas implican.
Al mismo tiempo, las proezas de la educación de la sociedad nipona están muy por
encima de los estándares internacionales.
Una gran parte de los niños empiezan su educación asistiendo a jardines pre-
escolares, a pesar de que éstos no son parte del sistema educativo oficial.
Este sistema, por su parte, provee una educación de alto nivel académico, además
de gratuita a los niños de entre 6 a 15 años.
Las escuelas de nivel secundario, que agrupan a estudiantes desde los 15 a los 18
años, suelen contar con el 94% de los estudiantes que completaron previamente el
nivel primario, a pesar de no ser este nivel obligatorio.
Una gran parte de los niños empiezan su educación asistiendo a jardines pre-
escolares, a pesar de que éstos no son parte del sistema educativo oficial. Este
sistema, por su parte, provee una educación de alto nivel académico, además de
gratuita a los niños de entre 6 a 15 años.
Las escuelas de nivel secundario, que agrupan a estudiantes desde los 15 a los 18
años, suelen contar con el 94% de los estudiantes que completaron previamente el
nivel primario, a pesar de no ser este nivel obligatorio. Cerca de un tercio de todos
los graduados en el sistema educativo secundario japonés entran al nivel terciario,
para obtener algún título universitario, o bien a otras instituciones para
complementar su educación.
Jardines de infancia:
Existen guarderías que acogen a recién nacidos y niños de corta edad cuyos padres
no pueden cuidarlos de día. Pueden ser públicas y privadas aceptan niños desde
menos de un año hasta de cinco; sus programas para niños de tres a cinco años
son iguales a los de los jardines de infancia.
Los jardines de infancia se estructuran por cursos (gakunen), en total hay 3 cursos,
uno para niños de 3 años, otro para niños de 4 años y otro para niños de 5 años.
Cada clase tiene un maestro (sensei) o tutor (llamado tannin), cuidan a un ratio de
no más de 35 alumnos por clase. A parte en el jardín de infancia se encuentra el
director (enchoo sensei), personal administrativo y otros.
Las clases son de lunes a viernes de 8:00 a 15:30, los niños comen en el aula los
alimentos dados por sus padres.
1.4.2. Educación primaria
Las aulas japonesas están caracterizadas por ser grandes y tener capacidad de
acoger un amplio número de estudiantes. Dentro de cada clase, los estudiantes se
organizan en grupos en función de sus capacidades llamados han. Estos grupos de
4-6 alumnos trabajan en forma de unidades cooperativas que asumen las distintas
tareas y actividades que propone el maestro.
Una parte importante de la gestión del aula son los monitores. Cada dos días, un
grupo diferente de estudiantes es el encargado de poner orden en la clase, así como
de ayudar al en tareas administrativas y fomentar la disciplina en el aula. De esta
forma, a través de la existencia de han y monitores, los maestros delegan una gran
responsabilidad en la gestión del aula y la disciplina a los propios estudiantes, de
tal manera que todos los estudiantes tienen la oportunidad de obtener experiencia
en liderazgo y desarrollar la comprensión de primera mano de la importancia de la
cooperación y el esfuerzo mutuo en la consecución de un aula que funciona sin
problemas.
Las aulas japonesas están caracterizadas por su orden y limpieza. Esto facilita que
los niños estén más atentos y que las transiciones entre actividades sean más
rápidas y precisas. Es importante señalar que este alto nivel de organización y la
disciplina no se logra sin un fuerte ejercicio directo de la autoridad por parte del
profesor, quien busca proporcionar una amplia formación en las rutinas educativas
del niño desde el primer día de la carrera escolar. Con el paso del tiempo, estas
rutinas permiten que los estudiantes se vean a sí mismos como responsables de su
propio comportamiento.
Unas vacaciones de invierno que tienen una duración de dos semanas a partir de
finales de diciembre hasta principios de enero, y dos semanas de vacaciones de
primavera que comienzan a finales de marzo y terminan a principios de abril.
La Fiesta de la Cultura a finales del otoño o la primavera es otro punto alto. En esa
ocasión, cada clase ensaya parodias y todos los clubes muestran ejemplos de sus
actividades. Cada niño participa en una o más de estas actividades.
A partir de finales de diciembre has principios de enero los niños japoneses disfrutan
de las vacaciones de invierno que tienen una duración de dos semanas. El año
escolar termina en marzo con una graduación formal o ceremonia de fin de año
seguida de las vacaciones de que terminan a principios de abril de nuevo con “la
vuelta al cole”.
Currículo: Asignaturas
Metodología de las 5 s
La metodología de las 5 s se denomina así porque forma las primeras letras de los
nombres de cada uno de sus intapas, las letras que comienzan con s en el idioma
japonés. Se inició en Toyota en los años 60 con el objetivo de lograr lugares de
trabajo mejor organizados, más ordenados y más limpios de forma permanente,
para conseguir una mejor productividad y un mejor entorno laborar. Estas cinco
etapas son: seiri (arreglar), seiton (ordenar), seis¬o (limpiar), seiketsu (mantener),
shitsuke (disciplina).
Comprende desde el séptimo grado al noveno grado. Las edades generalmente van
de los trece a quince años, con un mayor enfoque en los estudios académicos. Si
bien es posible dejar el sistema educativo formal al finalizar la secundaria básica
para buscar empleo, menos del 4% lo suelen hacer.
La Ley Escolar Nacional emitida en 1941 también les daba a las escuelas visos de
fervor nacionalista, y ponía de relieve la lealtad hacia el Estado del emperador. La
experiencia reveló que un sistema educativo con control centralizado podía
manipularse fácilmente para convertirlo en una herramienta de adoctrinamiento
nacionalista.
Sin embargo, no hay que olvidar que para entonces Japón ya contaba con un
sistema educativo estable, creado durante el período anterior a la guerra, lo que
permitió una estructuración eficaz de las instituciones educativas después de la
contienda, además de un crecimiento acelerado de la educación secundaria y
terciaria. Por lo tanto, a la par de una serie de pasos hacia la democratización,
también continuaron vigentes los logros educativos alcanzados antes de la guerra,
entre otros un marco administrado centralmente y la importancia concedida a lo
básico en la escuela primaria.
Después de 1952, cuando Japón fue restaurado como poder soberano pleno, siguió
asignando particular importancia a la función fundamental de la educación para el
avance de una sociedad y de una nación democrática.
Varios ajustes permitieron que el sistema 6-3 aumentara rápidamente los índices de
matrícula escolar y ampliara el número y la igualdad de oportunidades educativas.
• Subsidio para el material didáctico y el equipo para las aulas. La misma ley de
1952 que estipulaba apoyo nacional para los sueldos de los maestros tam-bién
preveía subsidios para compras de material didáctico.
Por medio de la Ley de Protección de los Medios de Vi-da, de 1950, del Subsidio
Nacional para la Distribución Gratuita de Libros de Texto para Niños de Primaria
con Dificultades Financieras, aprobado en 1956, y de la modificación de la Ley de
Almuerzos Escolares, en 1956, las familias necesitadas recibían ayuda para el pago
de útiles escolares, ropa, trans-porte y almuerzos para sus hijos.
• Atención especial poro lo educación en lugares remotos. La Ley para la Promoción
de la Educación en Zonas Aisladas, de 1954, abarcaba medidas para mejorar las
condiciones en todo el sistema educativo en lugares remotos del país.
Además de estas medidas, se llevó a la práctica una política uniforme para los
aspectos financieros y de personal, que equiparaba los sueldos de los maestros y
los gastos por estudiante en todas las escuelas públicas. Medidas como estas,
diseñadas por medio de la planificación integral y la administración del Ministerio de
Educación, han logrado que el marco educativo japonés mantenga sus raíces de
centralización.
Desde principios hasta mediados del siglo XX, el contenido de los libros de texto
para la educación moral destacaba temas tales como diligencia, modestia,
frugalidad y atención médica; en tiempos de guerra, se hacía hincapié en las
obligaciones hacia el Estado; y en la era de la posguerra, el centro de interés se
desplazó hacia los principios de la democracia y la sociedad civil.
A pesar de todo, los estudiantes japoneses son capaces de prestar mucha atención
a los docentes o a las tareas indicadas por estos (De Moura Castro, 2004).
Aunque hay personas que afirman que una clase con un número menor de alumnos
funcionaría mejor para satisfacer las necesidades individuales, el hecho de
considerar al grupo como unidad básica de la enseñanza resulta bastante eficaz en
Japón, donde el espíritu de equipo forma parte de muchos otros aspectos de la vida.
En Japón está establecido, según la Ley Básica de Educación, que los padres
deben hacer a sus niños de entre 6 y 15 años recibir la denominada futsū
kyōiku (educación normal). Dicha ley no solo dicta que esa educación es
imprescindible para la subsistencia y prosperidad de Japón como país democrático,
sino también que debe proporcionarles los conocimientos que necesitarán a medida
que van creciendo, y que los ayudarán a desarrollarse como ciudadanos sanos de
cuerpo y mente, y a formar por completo su personalidad.
Casi sin excepción, el primero de abril de cada año los niños japoneses de seis años
entran en la escuela primaria, el primer escalón del sistema educativo. La escuela
primaria dura seis años, y tras ella, entre los 13 y los 15 años, los alumnos estudian
en la escuela intermedia. Esos nueve años totales representan la educación
obligatoria del sistema educativo japonés.
En las escuelas públicas no hay exámenes de entrada para ninguno de los dos
niveles, y las clases y los materiales son gratuitos. Por parte de la familia del alumno
se debe pagar el uniforme establecido por la institución educativa y los materiales
adicionales, así como el coste de las comidas escolares, la educación adicional
(como viajes educativos y excursiones) y otros gastos similares.
Por otro lado, hay muchas escuelas privadas que realizan exámenes de entrada
tanto para primaria como para intermedia, a los que acuden en masa los posibles
candidatos; dichas escuelas suelen cobrar tasas por la educación.
Aunque los niños extranjeros que residen en Japón no tienen obligación de asistir a
la escuela, en caso de que las familias deseen matricularlos en una escuela pública
pueden hacerlo en las mismas condiciones que rigen para los niños japoneses, sin
coste por la educación o los materiales básicos y con la oportunidad de garantizarles
la misma excelente educación que a los japoneses
Entre los 16 y los 18 años puede optar por entrar en un instituto homologado
(educación secundaria) a tiempo completo, o una escuela especializada en áreas
como agricultura o bienestar social, o también elegir el sistema de tiempo parcial,
mediante el cual el joven estudia al tiempo que trabaja. (Nippon.Com, 2015)
Incluso en los casos en que un joven no puede continuar con ese tipo de estudios,
por el motivo que sea, si aprueba el examen oficial del Ministerio de Educación,
Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología, logra un certificado que lo califica en el
mismo nivel educativo que los graduados de secundaria, y cuenta con las
calificaciones que le permiten presentarse a los exámenes de acceso a la
universidad. Un 98,1 % de los alumnos entran en la educación secundaria o en
alguno de los colegios tecnológicos especializados, con cursos de cinco años en los
que se pueden obtener conocimientos de un gran nivel de especialización y a los
que se puede acceder desde los 16 años.
En Japón son muchas las empresas que imponen como condición haberse
graduado en una universidad, para poder conseguir un puesto laboral; en 2013 era
un 50,8 %, y la mitad de los alumnos que completaron los estudios de instituto
entraron en la universidad. Sin embargo, entre aquellos que solo cuentan con el
título de educación secundaria y también desean encontrar trabajo el porcentaje de
éxito es muy alto: un 97 % (Nippon.Com, 2015).
Algunas empresas costean las tasas de estos colegios para que sus empleados
puedan obtener técnicas necesarias.
Anexos
Conclusiones
En cuanto al tema del sistema en tema de fondo, de una manera positiva lo podemos
identificar gracias a la ley básica de educación actual, que son logros en cuanto a
la escolarización es obligatoria entre 6 y 15 años futsū kyōiku (educación normal).
(Nippon.Com, 2015).
De una manera similar lo tiene la educación pre-superior entre los 16 y los 18 años
teniendo dos modalidades: instituto homologado (educación secundaria) a tiempo
completo, o una escuela especializada en áreas como agricultura o bienestar social,
o también elegir el sistema de tiempo parcial, mediante el cual el joven estudia al
tiempo que trabaja. (Nippon.Com, 2015).