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1.

DEFINICIÓN DEL TÉRMINO EUTANASIA


La palabra eutanasia viene del griego, así: eu = bueno, thanatos = muerte. "Buena muerte"
término que ha evolucionado y actualmente hace referencia al acto de acabar con la vida de
otra persona, a petición suya, con el fin de minimizar su sufrimiento.

2. FORMAS DE APLICACIÓN DE LA EUTANASIA


- Eutanasia pasiva: este es un término mal utilizado por los medios de comunicación y a lo
único que se refiere es a la muerte natural, así se suspende el uso de los instrumentos de
apoyo de vida o el suministro de medicamentos para que se dé una muerte completamente
natural que no contraria en nada la ley natural.

- Eutanasia activa: este término se refiere a la muerte que se ocasiona de una manera directa
para poner fin al sufrimiento del paciente.

El suicidio asistido se relaciona vagamente con la eutanasia, este se produce cuando alguien le
da información y los medios necesarios a un paciente para que pueda terminar fácilmente con
su propia vida.

3. CREENCIAS SOBRE LA EUTANASIA


- Las creencias cristianas fueron bien documentadas por Tomás de Aquino, él condenó el
suicidio porque:

Infringe el deseo natural de vivir

Daña a otra gente

La vida es un regalo de Dios y así mismo sólo él puede quitarla

- Michel de Montaigne fue el primer disidente importante entre los escritores europeos.
Escribió 5 ensayos que tocaron el tema del suicidio, y concluyó que es una elección personal, y
racional bajo algunas circunstancias.

4. PREGUNTAS ÉTICAS LEVANTADAS POR LA DISCUSIÓN SOBRE LA EUTANASIA


- Un gran porcentaje de pacientes terminales sufren de dolor intratable y/o experimentan una
intolerabilidad hacia su pobre calidad de vida. Ellos, más bien, preferirían que su vida termine
en vez de que continúe hasta que su cuerpo muera. ¿Se les debe dar asistencia?

- El suicidio es un acto legal que teóricamente cualquiera puede practicar. Pero una persona
que está terminalmente mal, está en un hospital o es incapacitada no puede ejercer esta
opción. En efecto, ellos están siendo discriminados. ¿Debe dárseles la misma opción de
suicidio que la gente sana de fuera tiene?

- Muchos grupos de fe, como el cristiano y el judío, creen que Dios da vida y por lo tanto sólo él
debería quitarla. Entonces el suicidio sería considerado como un rechazo a la soberanía de Dios
y a su plan de amor. Ellos sienten que nosotros somos mayordomos de nuestras propias vidas,
y el suicidio no debería ser una opción. Este es un factor importante para una persona que
considera la eutanasia y que es a la vez miembro de uno de estos grupos religiosos. Sin
embargo, parece fundamentalmente injusto utilizar un argumento religioso para decidir
política y públicamente. Hay un número considerable de adultos, con sus creencias religiosas,
que toman la eutanasia como una opción moral deseable en algunos casos. Hay también
muchos secularistas, ateos, agnósticos, etc., que activamente difieren de tal argumento
religioso.

- Muchos grupos de fe creen que el sufrimiento humano puede tener un valor positivo para el
enfermo terminal. Para ellos el sufrimiento puede ser una oportunidad divina para aprender o
purificarse. Algunas menciones romanas católicas dicen que los cristianos prefieren que se
modere el uso de analgésicos, a fin de aceptar voluntariamente por lo menos una parte de sus
sufrimientos y así asociar en sí mismos de manera consciente los sufrimientos de Cristo
crucificado. Estas pueden ser sugerencias significativas para algunos creyentes cristianos. Sin
embargo, estos parecen argumentos pobres para justificar la negación de la eutanasia a las
personas que no comparten estas creencias.

- Mucha gente argumenta que el dolor experimentado por los enfermos terminales puede
controlarse a niveles pasaderos mediante el tratamiento apropiado. Sin embargo diez millones
de individuos en América del norte no tienen acceso a la salud pública adecuada, y tal control
de dolor no está disponible para todos los enfermos. Las reducciones previstas al
financiamiento de salud aumentan la posibilidad de sufrimiento de enfermos terminales y hará
la asistencia más importante. También, para algunos, el dolor intratable no es la principal
razón para que deseen morir, puede ser una pérdida de independencia, dignidad y
capacidades.

- Al estar el suicidio asistido y/o la eutanasia disponible alguna gente presionará a sus
familiares para que acepten morir, esta presión puede ser muy sutil. Este es un argumento
importante en favor de controles estrictos que confirmarían que un paciente no está siendo
influido por otros.

- Alguna gente deseará morir porque sufren de depresión clínica. Otro argumento a favor de
controles estrictos para confirmar que una asistencia solicitada por un paciente agonizante sea
consciente.

- En una época cuando el financiamiento médico total se restringe y es continuamente


reducido, ¿es comprometedor para la ética la aplicación de tratamientos sumamente caros a
enfermos terminales a fin de extender sus vidas por unas pocas semanas en contra suya? El
dinero usado en esto entonces no está disponible para el cuidado pre-natal, el cuidado del
infante, etc. Con lo que se ahorrarían vidas y se mejoraría la calidad de vida a largo plazo para
otros.

- Alguna gente argumenta que los pacientes se asustarían porque sus médicos los podrían
matar. Este no es un interés valedero, sólo el paciente podría pedir la asistencia. El doctor
continuaría trabajando para encontrar los deseos de sus pacientes

5. Opinión pública sobre la eutanasia

Se han hecho muchas encuestas, sin embargo, los resultados varían según la pregunta precisa
que se hizo, algunos resultados dan apoyo a la eutanasia así:

- 60% en Estados unidos - 74% en Canadá - 80% en Gran Bretaña - 81% en Australia

6. La batalla política sobre la eutanasia

Los debates que se llevan a cabo sobre la eutanasia generalmente terminan enredados por
prejuicios morales, religiosos, emocionales, etc. Pero en realidad, sin cuestionar los diferentes
puntos de vista, la pregunta que se debe hacer es:
¿A una persona que se siente completamente mal, siente que su vida no es suficiente razón
para vivir el dolor intratable, la pérdida de dignidad o la pérdida de algunas facultades, pide
repetidamente ayuda para un suicidio, está consciente y no está en capacidad de fingir una
depresión se le puede aplicar la eutanasia o asesorarla en su suicidio?

En los debates sobre eutanasia no se debe discutir:

- Si un enfermo terminal debe pedir la eutanasia, lo que siempre es una decisión personal, sino
si la gente en general debería darse la elección para pedir su aplicación.

- Si se debería permitir el suicidio. En muchas jurisdicciones el suicidio es un acto legal y ha sido


así por mucho tiempo.

- Si a una persona saludable que está sufriendo un periodo de depresión se le debe dar ayuda
para el suicidio. No se debe dar tal asistencia.

- Si se debe permitir que una persona de la familia pida la aplicación de la eutanasia, una
petición así debe venir del enfermo terminal.

Por último, la eutanasia es una pregunta de elección: ¿Se debe facultar a la gente para tener
control sobre sus propios cuerpos?

Los grupos que se oponen al aborto son, generalmente los que se oponen también a la
eutanasia, entre ellos se encuentran:

- Los grupos religiosos conservadores, quienes se oponen a la libertad personal de elección en


muchas áreas de la vida.

- Las asociaciones médicas que se dedican a salvar y alargar la vida y se sienten incómodos
ayudando a la gente a terminar sus vidas.

- Grupos de incapacitados que tienen miedo de que la eutanasia sea el primer paso hacia la
inclinación de terminar, sin su voluntad, con las vidas de la gente incapacitada.

7. Posición de las distintas religiones frente a la eutanasia

La Iglesia Católica Romana, la luterana y la Episcopal han emitido declaraciones formales


opuestas a la eutanasia y al suicidio asistido. Los grupos de fe Evangélica y Fundamentalista se
cree que están también en desacuerdo con estas prácticas. La Asociación Unitaria -
Universalista, un grupo liberal, emitió una declaración en 1.988 a favor de la eutanasia y, si hay
condiciones adecuadas, del suicidio asistido. Declaraciones similares han sido hechas por la
Iglesia Unida de Cristo y la Iglesia Metodista. Las otras Iglesias parecen divididas en este punto.
La mayoría de cuerpos religiosos no se oponen a la eutanasia pasiva que no es más que dejar
que la muerte se produzca de una manera natural sin aplazarla ni acelerarla.

8. Condición legal actual de la eutanasia

- Canadá: El suicidio es legal, pero nunca un médico puede ayudar en él. Una ley para permitir
la eutanasia podría crearse en el nivel federal y se aplicaría a lo largo del país. Hay un alto
número de casos que involucran enfermos terminales que han buscado asistencia técnica para
el suicidio. El Gobierno parece estar evitando discutir este punto.

- Estados Unidos: Los ciudadanos en el estado de Obregón aprobaron la medida 16 de


noviembre de 1.994 que legalizaba la eutanasia bajo condiciones limitadas. El "National Right
to Life Committee" (Comité por el derecho nacional a la vida) obtuvo un interdicto de la Corte
para demorar la implementación de la medida.

El 7 de marzo de 1.996 la Novena Corte de Circuito de Apelaciones declaró anticonstitucional


una ley de Washington que criminalizó al médico que ayudara a pacientes terminales. La corte
mandada por una mayoría de 8 a 3 dijo que la ley infringía el derecho a la libertad y a la
protección igual garantizada por el artículo 14 de la Constitución de Estados Unidos.

"No state shall make or enforce any law which shall abridge the privileges or immunities of
citizens"

Ningún estado hará o impondrá leyes que abrevien los privilegio o inmunidades de los
ciudadanos

Los 30 Estados tienen sus leyes específicas que criminalizan el suicidio asistido. Este artículo
sólo es acatado por los territorios occidentales: Alaska, Arizona, California, Guam, Hawai,
Idaho, Montana, Nevada, N. Mariana Islas, Oregon y Washington.

La Corte dijo "cuando los pacientes ya no pueden perseguir la libertad o la felicidad y no desea
tener la vida, el rigor del Estado en vigor para mantenerlos vivos es menos obligatorio....Un
competente mental, el adulto enfermo terminal, habiendo vivido aproximadamente toda su
vida, tiene un interés fuerte en la libertad de elegir una muerte humana y dignificada en vez de
ser reducido al estado de un niño - estado de impotencia, pañal, sosiego, incompetente-". La
decisión fue condenada por la Asociación Médica de Estado unidenses, la Iglesia Católica
Romana. Los activistas del SIDA la recibieron con entusiasmo.

El 3 de abril de 1.996 la Segunda Corte del Circuito de Apelaciones declaró anticonstitucional


un estado de ley de Nueva York que criminalizaba al médico que ayudaba al suicidio a
pacientes terminales. Un jurado de 3 jueces encontró que la ley infringe la protección igual
garantizada en el artículo 14 de la Constitución de Estados Unidos. Este reglamento
únicamente afecta 3 estados: Connecticut, Nueva York y Vermont.

El 18 de abril de 1.996 la Fiscalía General de la República del estado de Nueva York pidió que el
reglamento se suspendiera por un tiempo corto, mientras el Estado apela la decisión a la Corte
Suprema, esta ha decidido oír argumentos en enero de 1.997 y dar su decisión probablemente
a mediados de 1.997.

- Australia: El territorio norteño pasó una ley el 25 de mayo de 1.995 que se asintió el 16 de
junio de 1.995. Permitir la eutanasia activa, bajo cuidadosos controles, en 1.999 cuando ciertos
requisitos previos se hagan. Este territorio consiste en 1/6 de la masa terrestre de Australia
pero sólo tiene una población de 168.000 habitantes. La ley comenzó como una cuenta de
miembro privado Rights of the Terminally Ill Bill 1995 (Derechos del proyecto de ley de los
enfermos terminales 1.995), patrocinado por Marshall Perron. Era rechazado por la Asociación
Médica Australiana y una variedad de grupos de "Derecho a la vida". Un voto de conciencia
permitió que los miembros fueran libres para votar independientemente de la disciplina del
partido. EL nombre original se conservó. La ley se llama los Derechos del Acto del Enfermo
Terminal. Fue puesta en marcha el 1 de julio de 1.996, otros proyectos de ley están siendo
introducidos en otros estados Australianos.

Una encuesta conducida por Newpoll en julio de 1.995 encontró que el 81% de los adultos
australianos apoyan voluntariamente la eutanasia. Esta encuesta presenta un aumento frente
al resultado de julio de 1.994 donde se apoyaba con un 79%. Una votación por el Roy Morgan
el Centro de investigación en junio de 1.995 mostró resultados similares: 78% a favor. Este
presenta un aumento desde 66% en 1.986. Una votación separada mostró que el 60% de los
doctores y el 78% de las enfermeras en Victoria favorecieron la eutanasia. Una votación
adicional se tomó entre 6.500 congregaciones cristianas, representando 19 denominaciones.
Ellos encontraron que 40% se mostró de acuerdo con el suicidio asistido para enfermos
terminales, 30% se opuso, 30% no sabe, no responde. Entre creyentes más viejos el apoyo era
más alto 50% de los sesenta para delante.

Bob Dent, 66 años, fue la primera persona en aprovechar la nueva ley. Se había trasladado al
norte como misionero de una Iglesia de Inglaterra (Episcopal, Anglicana). Se llegó a
desilusionar con la política dentro de la Iglesia y dejó su llamado para llegar a ser una
construcción de estimación. Le diagnosticaron cáncer el 1.991 y luego se convirtió al budismo.
Escribió una carta diciendo "Si usted difiere con la eutanasia voluntaria, entonces no la use,
pero por favor no me niegue el derecho." Dijo que ningún grupo religioso debería exigir que se
comportara con sus reglas y aguantaría si dolor intratable innecesario hasta que algún doctor
en su omnisciencia decidiera que ya había tenido suficiente y aumentara la morfina hasta
morir. En presencia de su esposa y el doctor, inició el proceso con una inyección mortal de
droga.

El reverendo Harry Goodhew, arzobispo anglicano de Sidney denunció el caso el 7 de octubre


de 1.996, dijo "La forma moral de nuestra nación está bajo amenaza con la primera eutanasia
legalmente sancionada en el norte, y así es la relación entre doctores y pacientes. Ahora se ha
mostrado qué significa esto [Sic] doctores son los que salvan vidas, pero bajo la ley norteña
ellos también son quienes matan....Nosotros debemos sentir una congoja profunda de la
esposa de quien murió, y también comprender el dolor humano que trajo esta conclusión en la
vida de un hombre. Pero por estos hechos no se puede permitir que nos persuadan de que
esta acción tuvo razón. El agravio es moral. Yo no puedo aprobarlo desde ningún punto de
vista."

Un segundo enfermo terminal tuvo asistencia médica para morir el 7 de enero de 1.997. Era
Janet Mills, 52 años, que sufrió de una forma rara de cáncer de piel que ocasiona su
desintegración. El decano anglicano de Sydney, Boak Jobbins, dijo que esta muerte era otro día
de vergüenza para Australia. Dijo "Claramente somos una nación que ha llegado al final de sus
recursos....no tenemos más cosas para ofrecer al enfermo terminal, al anciano o al
incapacitado fuera de una salida rápida con una aguja."

El 25 de marzo de 1.997 el senado australiano rechazó la ley de la provincia norteña. El voto


fue 38 a 33. Esto convirtió al proyecto en ley, había sido ya aprobada por las condiciones más
bajas. Esta acción viola la opinión pública. Además de los resultados encontrados arriba, una
votación por toda la nación de enfermeras mostró que el 70% estaban a favor,

- Camboya: Un individuo al que se le negaba el perdón por matar presentó una demanda con
la inteción de borrar todas las referencias de la eutanasia en la ley de Columbia. La demanda
petardeó. El 20 de mayo de 1.997, la Corte Constitucional legalizó la eutanasia para enfermos
terminales que han dado claramente su aquiescencia. Con una votación 6 a 3. Los jueces ahora
tendrán que escribir una reglamentación y considerar cada caso separadamente.

- Holanda: La eutanasia en este país es ilegal. Sin embargo una ley aprobada en 1.993 exime a
los doctores de ser acusados si:

- El paciente sufre un dolor inaguantable


- EL paciente ha pedido repetidamente la muerte

- Dos doctores están de acuerdo en el procedimiento

- Relativos son consultados

- Japón: El 28 de marzo de 1.995 la corte del Distrito en Yakahoma encontró culpable a un


doctor de asesinar un paciente de cáncer terminal que esperaba morir en unos pocos días.
Recibió una condena de dos años de prisión, que se suspendió. La corte entonces enunció
cuatro condiciones bajo las que se permitiría la eutanasia en Japón:

- El paciente sufre un dolor físico inaguantable.

- La muerte es inevitable e inminente

- Se han tomado todas las medidas posibles para eliminar el dolor

- El paciente ha expresado claramente su consentimiento.

El juez Matsuura dijo que la acción del Dr. Tokunag no reunió todas las condiciones,
discutieron que el paciente no había hecho expresiones claras sobre su dolor físico ni había
dado su consentimiento. La acción del doctor no se puede considerar eutanasia y representa
una terminación ilegal de la vida del paciente.

9. Decisión de la Corte Constitucional de Colombia respecto a la eutanasia

El 15 de mayo de 1.997, en la plenaria de la Corte Constitucional, se sometió a consideración la


demanda contra una norma del Código Penal, Artículo 326, homicidio por piedad.
Comenzando así el debate sobre la aprobación o no de la eutanasia en Colombia.

Luego de la exposición de Carlos Gaviria, que estaba de acuerdo en que un médico acabara con
la vida de un paciente con intensos sufrimientos y, añadía, no debería ir a la cárcel, tres
magistrados (José Hernández, Hernando Herrera y Vladimiro Naranjo) se manifestaron en
contra fundamentándose en que el derecho a la vida es fundamental e inviolable. Después
tomó la palabra Jorge Arango, quien afirmaba que el derecho más importante es el de la
libertad y que la vida sin libertad no tiene sentido. Enseguida intervino Eduardo Cifuentes,
quien dijo que la libertad no está por encima de la vida, pero tampoco la vida prevalece sobre
la libertad, se manifestó de acuerdo y dijo que la Corte debía indicar en que casos era válida la
intervención de un tercero para terminar con la vida del paciente. Según él: el fallo se aplicaría
sólo cuándo se tratara de un enfermo terminal, y cuando él estuviera totalmente informado de
sus condiciones de salud. Luego intervinieron: Alejandro Martínez, Fabio Morón y Antonio
Barrera. En el momento de la votación sólo tres magistrados salvaron su voto, siendo así
Colombia uno de los primeros países en aceptar la eutanasia. El 29 de mayo los seis
magistrados que dieron su voto a favor se reunieron para revisar el texto final del fallo, allí
Cifuentes expresó su desavenencia ya que no se recogía íntegramente su pensamiento. Ahora
sólo falta la reglamentación que el Congreso deberá hacer sobre la aplicación de la eutanasia.

A causa del desacuerdo de Cifuentes en el texto de la sentencia final el fallo puede llegar a ser
anulado.

10. Posición de la Iglesia Católica frente a la decisión de la Corte Colombiana

La Iglesia Católica rechaza enfáticamente la eutanasia y pretendiendo orientar a la comunidad


frente a un tema tan polémico ha decidido, en cabeza de monseñor Alberto Giraldo,
presidente de la conferencia Episcopal y arzobispo de Medellín, presentar un decálogo, donde
expone su posición frente a la eutanasia:

a. Nunca es moralmente lícita la acción que por su naturaleza provoca directa o


intencionalmente la muerte del paciente.

b. Por consiguiente, jamás es lícito matar a un paciente, ni siquiera para no verlo sufrir o no
hacerlo sufrir, aunque él lo pidiera expresamente. Ni el paciente, ni los médicos ni el personal
sanitario, no los familiares tienen la facultad de decidir o provocar la muerte de una persona.

C. No es lícito negar a un paciente la prestación de cuidados vitales son los cuales seguramente
moriría, aunque sufra de un mal incurable.

D. No es lícito renunciar a cuidados o tratamientos proporcionados y disponibles, cuando se


saben que resultan eficaces, aunque sea sólo parcialmente. En concreto, no se ha de omitir el
tratamiento a enfermos en coma si existe alguna posibilidad de recuperación.

e. No hay obligación de someter al paciente terminal a nuevas intervenciones quirúrgicas,


cuando no se tiene la fundada esperanza de hacerle más llevadera su vida.

f. Es lícito suministrar narcóticos y analgésicos que alivien el dolor, aunque atenúen la


conciencia y provoquen de modo secundario un acortamiento de la vida del paciente, con tal
que el in de la acción sea calmar el dolor y no acelerar disimuladamente (intencionalmente) su
muerte.

g. Es lícito dejar de aplicar procedimientos extraordinarios a un paciente en coma cuando haya


perdido toda actividad cerebral. Pero no lo es cuando el cerebro del paciente conserva ciertas
funciones vitales, si esa omisión le provoca muerte inmediata.

h. Las personas minusválidas o con malformaciones tienen los mismo derechos que las demás
personas, en lo que se refiere a la recepción de tratamientos terapéuticos. En la fase prenatal y
en la postnatal se han de proporcionar las mismas curas que a los fetos y niños sanos.

i. El Estado no puede atribuirse el derecho de legalizar la eutanasia, pues la vida del inocente
es un bien que prevalece sobre el poder mismo.

j. La eutanasia es un crimen contra la vida humana y la ley divina, del que se hacen
responsables todos los que intervienen en la decisión y ejecución del acto homicida.

Por último, el 12 de junio la Iglesia pidió la anulación del fallo ya que fue aprobado con
violación del debido proceso y en medio de contradicciones entre magistrados sobre su texto
final. También pidió que si el fallo fuera anulado el caso hubiera sido definido luego por una
sala de conjueces. Pero la corte decidió mantener el fallo intacto basándose en: la decisión
tomada el 20 de mayo se refleja, en lo esencial, en el texto del fallo C-239/97; los magistrados
que votaron a favor o en contra, lo hicieron con pleno conocimiento de causa; existe una
completa correspondencia ente la parte resolutiva del fallo y las razones que le sirvieron de
fundamento. A esto la Conferencia Episcopal replicó diciendo que jamás aceptará la figura de
la eutanasia, por considerar que atenta contra el principal de todos los derechos: el de la vida.

11.¿Tiene sentido el sufrimiento humano?

La sociedad moderna enfatiza mucho la conveniencia, el confort y el evitar el dolor y las


pruebas inevitables de la vida. Cuando algo terrible sucede en nuestro trabajo, en nuestra
familia o con nuestra salud, tendemos a enojarnos con Dios o a maldecir nuestra mala suerte,
en vez de aprender de nuestra experiencia, adquirir sabiduría, fortaleza y valor ante la vida.

Aún más fundamentalmente, tal parece que hemos olvidado que tenemos un alma inmortal
creada a imagen y semejanza de Dios. El alma es lo que nos distingue fundamentalmente del
resto del reino animal. Hace medio siglo el Papa Pío XII se preguntaba: "¿No consiste acaso la
eutanasia en una falsa compasión que alega evitarle al hombre el sufrimiento purificador y
meritorio, no por medio de una ayuda caritativa y loable, sino por medio de la muerte, como si
estuviéramos tratando con un animal irracional desprovisto de inmortalidad?"1 En esta
pregunta el Papa estaba resaltando dos grandes propósitos del dolor: la purificación y el
mérito.

Cualquiera que haya sufrido mucho dolor durante un período de tiempo se dará cuenta, luego
de examinarse interiormente, que ha sido fortalecido por esa experiencia. Se da cuenta de que
el dolor no es destructivo, si se sufre durante un tiempo, sino que hace que el hombre se dé
cuenta de que tiene la fuerza para vencer los obstáculos y temores que antes parecían ser
insalvables. Esto es cierto para todo el mundo, sea la persona cristiana, judía, hindú o atea.

Por supuesto, si el dolor es muy agudo y se sufre durante demasiado tiempo puede destruir al
más fuerte. Por eso es que la Iglesia Católica enseña que no es apropiado esperar que todas las
personas manifiesten una virtud heroica, y que los analgésicos pueden ser usados, aún en el
caso de que causen un estado de lucidez parcial o el aceleramiento de la muerte en algunos
casos. (Véase el artículo anterior.)

El segundo gran propósito del sufrimiento humano es ganar mérito. La primerísima afirmación
de la Carta Apostólica del Papa Juan Pablo II Salvifici doloris sobre el sentido cristiano del
sufrimiento humano resalta la constante enseñanza de la Iglesia sobre esta materia: "Suplo en
mi carne -- dice el apóstol San Pablo, indicando el valor salvífico del sufrimiento -- lo que falta a
las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia."

La Declaración sobre la eutanasia del Vaticano nos enseña: "...según la doctrina cristiana, el
dolor, sobre todo el de los últimos momentos de la vida, asume un significado particular en el
plan salvífico de Dios; en efecto, es una participación en la Pasión de Cristo y una unión con el
sacrificio redentor que Él ha ofrecido en obediencia a la voluntad del Padre. No debe pues
maravillar si algunos cristianos desean moderar el uso de los analgésicos, para aceptar
voluntariamente al menos una parte de sus sufrimientos y asociarse así de modo consciente a
los sufrimientos de Cristo crucificado (Cf. Mateo 27:34)."2

Un cierto grado de dolor al final de la vida nos permite seguir a Cristo hasta la misma cruz. En
cierto modo, sería una inconsistencia el que los cristianos estuviesen dispuestos a sufrir ciertos
tipos de indignidad e inconveniencias en nombre de Cristo durante varias décadas de su vida, y
luego negarse a participar plenamente en el último y más importante sufrimiento de Nuestro
Señor en el momento de su muerte.

Esto no significa de ningún modo que tengamos que languidecer en agonía hasta el último
momento de nuestra existencia, ya que el dolor mismo puede ser una terrible distracción [para
nuestro encuentro con Dios]. Sin embargo, se necesita un equilibrio adecuado durante
nuestras últimas horas entre el estar plenamente cocientes de que lo que nos está sucediendo
en nuestro camino hacia el Calvario y el grado de dolor que podemos soportar.
Ponemos "a dormir" a los animales porque su sufrimiento no tiene sentido. No pueden
enfrentar la muerte con fortaleza y entereza. Por lo tanto, nuestra única respuesta posible a su
tribulación es ponerle fin a su sufrimiento lo antes posible.

Lo que los animales necesitan en sus últimos días es que los traten humanitariamente; lo que
los seres humanos necesitan en sus últimos días es que lo tratemos humanamente, es decir,
como seres humanos dignos de respeto -- ofreciéndoles nuestra compañía, dándoles ánimo
para mantener su fortaleza y, cuando el dolor es grave, proveyéndoles lo mejor que la
medicina puede ofrecer para aliviar su dolor. Pero no podemos tratar a las personas como a
los animales, con la inyección lista para "ponerlos a dormir". No, debemos respetar su
dimensión espiritual y el plan de Dios para sus vidas.

La muerte sigue siendo un tabú. Por eso no hablamos de ella. Pero cuando a alguien se le
pregunta si la teme, suele contestar que a lo que en realidad teme es al sufrimiento. Al dolor
físico, por supuesto, pero también al dolor psicológico de tener que seguir viviendo en
condiciones insoportables. “Me siento atrapado en una jaula”, decía Fabiano Antoniani, un
tetrapléjico italiano que vivía postrado desde que en 2014 sufrió un grave accidente que le
dejó sin visión y sin movilidad. Sabía que podía vivir todavía mucho tiempo, porque el
organismo de un hombre fuerte de 40 años puede aguantar mucho, pero no quería seguir así.
A finales de febrero se fue a Suiza. Es el único país entre los seis en los que está legalizada la
eutanasia o la ayuda al suicidio que admite extranjeros. Él mismo, con un movimiento de sus
labios, accionó el mecanismo que introdujo el cóctel de la muerte dulce en su boca.

MÁS INFORMACIÓN

Ramón Sampedro y otras personas que eligieron la eutanasia

Las 150 eutanasias del médico que ayudó a morir a su hermano

El caso de Antoniani se parece mucho al de Ramón Sampedro, el tetrapléjico gallego que en los
años noventa acudió sin éxito a los tribunales para que le ayudaran a morir y abrió en España
el debate de la eutanasia. Sampedro pudo morir finalmente en 1998 porque una mano amiga
le facilitó los fármacos que le permitieron irse, aunque de forma clandestina y no tan dulce
como él hubiera querido. Casi 20 años después, España encara de nuevo el debate de la
eutanasia. Siete Parlamentos autonómicos han pedido que se regule y el grupo parlamentario
de Unidos Podemos ha presentado una proposición de ley en el Congreso. La oposición de PP y
la abstención de PSOE y Ciudadanos por razones de oportunidad han impedido que la
propuesta fuera tomada en consideración, pero el asunto ha entrado de lleno en la agenda
política. El PSOE ha promovido o apoyado las propuestas de regulación aprobadas en los
Parlamentos autonómicos y debatirá la cuestión en su próximo congreso. También resulta
significativo que el PP retirara de la ponencia social de su último congreso una mención
expresa de oposición a la eutanasia.

La regulación de la eutanasia para enfermos incurables tiene en España un amplio apoyo


ciudadano. Así lo indican todas las encuestas: CIS 2009, Isopublic 2013, Ipsos Mori 2015, CIS
2011 y Metroscopia 2017. La del CIS, por ejemplo, muestra que el 77,5% de los españoles está
total o bastante de acuerdo en que se regule la ayuda a morir. Según la realizada por IPsos
Mori para The Economist en 15 países europeos, España figuraba en el cuarto lugar —después
de Bélgica, Francia y Holanda— con mayor apoyo social a la eutanasia: un 78% de los
encuestados está a favor de la regulación, frente a un 7% que está en contra. La encuesta más
reciente, realizada por Metroscopia en 2017, corrobora y amplía esos porcentajes: el 84% de
los encuestados es partidario de permitir la eutanasia en caso de enfermedad incurable. El
apoyo alcanza el 90% entre los menores de 35 años. Y un dato que desmiente ciertos
apriorismos: la regulación tiene el apoyo del 66% de los votantes del PP, del 56% de los
católicos practicantes y del 88% de los no practicantes.

Morir bien es seguramente el deseo más universal. Pero el concepto de buena muerte no es
igual para todos. Los avances en el control del cáncer y de otras enfermedades hasta hace
poco mortales han aumentado los casos de patologías crónicas de larga evolución sin
esperanza de curación. Cada vez se diagnostican más casos de demencia o enfermedades
degenerativas que comportan la pérdida progresiva de las facultades físicas y a veces también
mentales. Disponemos de un amplio arsenal de mejoras terapéuticas que no curan, pero
permiten alargar la supervivencia. El problema es que muchas veces es a costa de un gran
sufrimiento o la pérdida irreparable de la calidad de vida.

La perspectiva de un largo y penoso deterioro hace que muchos ciudadanos quieran decidir
por sí mismos cuándo y cómo morir. En palabras de Sampedro, existe el derecho a la vida, pero
no la obligación de vivir a cualquier precio. Este es el principio del que parten quienes
proponen despenalizar la eutanasia. Tener acceso a una muerte médicamente asistida
supondría una extensión de los derechos civiles.

En la legislación comparada se plantean dos posibilidades: la eutanasia directa, que consiste en


provocar la muerte del paciente, normalmente mediante inyección de fármacos que le
aseguran una muerte dulce; y la ayuda al suicidio, en la que se le facilitan los medios para que
él mismo ponga fin a su vida. En este caso suele ser también mediante un cóctel de fármacos
de acción rápida e indolora.

El derecho a morir de manera digna, que ha entrado ahora en la agenda política española,
merece un debate alejado de prejuicios y sectarismos ideológicos

Es preciso aclarar que ni la limitación del esfuerzo terapéutico ni la sedación terminal son
formas de eutanasia. Ambos son procedimientos habituales en la atención médica del final de
la vida y entran de lleno en los parámetros de una buena práctica clínica. La Ley de Autonomía
del Paciente de 2002 garantiza que el enfermo pueda rechazar los tratamientos y soportes
vitales que le mantienen con vida. En absoluto pueden considerarse eutanasia, aunque su
aplicación pueda acortar la vida, normalmente en horas o como máximo días. La finalidad en
este caso no es causar la muerte, sino evitar el dolor. No es pertinente, por tanto, utilizar el
término eutanasia pasiva para referirse a estos procesos. La eutanasia es siempre activa, bien
porque causa directamente la muerte, bien porque facilita los medios. Y siempre ha de ser
voluntaria. Exige una petición consciente, informada, libre y reiterada por parte del paciente.

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En los países donde no está regulada se producen eutanasias y suicidios asistidos encubiertos,
con riesgo para los profesionales que altruistamente se avienen a ayudar a los enfermos.
También en España. El 15% de los facultativos reconocía, en una encuesta realizada en 2000,
haber ayudado a morir a algún paciente. Los partidarios de la regulación alegan que, puesto
que la necesidad existe, es mejor regularla.

La ausencia de regulación hace que algunos enfermos con patologías degenerativas de larga
evolución se suiciden cuando todavía podrían vivir un tiempo en buenas condiciones. Prefieren
poner fin a su vida cuando aún pueden hacerlo por sí mismos por miedo a perder el control
cuando la enfermedad progrese. Temen quedar atrapados sin escapatoria posible en un
cuerpo deteriorado que les haga sufrir.

Ahora, la gente que quiere evitar ese deterioro tiene dos opciones: ir a Suiza o procurarse un
facultativo amigo que le ayude. También puede recurrir a Internet. La Asociación Derecho a
Morir Dignamente, que tiene 5.500 socios, facilita a los miembros que lo solicitan una guía de
la muerte voluntaria en la que se explica cómo poner fin a la vida de forma segura. No es
difícil. En Internet se pueden conseguir los fármacos necesarios. Unos 200 socios solicitan la
guía cada año, pero la asociación no sabe cuántos de ellos acaban poniendo fin a su vida. En
muchos casos, el hecho de tener la seguridad de que podrán morir cuando decidan les supone
ya un alivio que les permite llegar al final natural de su vida.

Eutanasia Ramón Sampedro

El luchador gallego Ramón Sampedro, tetrapléjico que reivindicó su derecho a morir durante
29 años ante los tribunales, fotografiado en su casa en Xuño (A Coruña) en 1994. DAVID
LEVENE EYEVINE

Romper el tabú de la muerte requiere poder hablar con naturalidad de ella. La regulación de la
eutanasia en España precisa una deliberación informada, alejada de los apriorismos y los
sectarismos ideológicos. Siempre habrá quien se oponga porque considera que las personas no
pueden disponer de su vida porque esta solo le pertenece a Dios. Los partidarios de la
regulación recuerdan que, como en el caso del aborto o del matrimonio homosexual, el hecho
de que se regule no obliga a nadie a acogerse a la ley.

Pero más allá de las razones por motivos religiosos, existen objeciones relacionadas con las
posibles consecuencias. Por ejemplo, el temor a que la aplicación de una ley de eutanasia
derive hacia una pendiente resbaladiza de la que acaben siendo víctimas las personas más
vulnerables. Que pueda haber enfermos que soliciten morir no por causa de su patología, sino
porque creen que estorban o por las condiciones sociales adversas en las que viven. Es una
prevención muy razonable, pero a diferencia de los años noventa, ahora disponemos de
ejemplos de regulación lo suficientemente amplios y prolongados como para poder comprobar
si esos peligros se han confirmado o no. Ahora podemos objetivar mejor la discusión.

En estos momentos, la eutanasia o suicidio asistido están regulados en Bélgica (2002), Holanda
(2002), Luxemburgo (2008), Colombia (2015, por una resolución de la Corte Constitucional) y
los Estados norteamericanos de Oregón (1997), Washington (2008), Montana (2008), Vermont
(2013) y California (2015). En el caso de Suiza, no se ha regulado la eutanasia, pero el Código
Penal no contempla castigo para quienes ayuden a otro a morir, siempre que sea por razones
altruistas. Canadá ha sido el último país en regular la eutanasia. A principios de este mes de
marzo se ha aprobado la ley que la regula, obligada por una sentencia del Tribunal Supremo
que en 2015 declaró inconstitucional penalizar la muerte médicamente asistida.

Los requisitos para solicitarla son parecidos en todas las legislaciones: sufrir una enfermedad
terminal o proceso irreversible que cause un padecimiento insoportable sin perspectivas de
mejora. Que el enfermo exprese libre y reiteradamente su voluntad de morir y que su caso sea
revisado por dos o más facultativos. En todas existen comités de seguimiento que analizan los
casos a posteriori y emiten informes anuales.

En países con experiencia no se registra un mayor porcentaje de peticiones de personas que


quieren morir porque creen que estorban

En los 15 años transcurridos desde que Bélgica reguló la eutanasia se han acogido a ella 15.000
personas. Aunque el número de solicitudes ha ido en aumento año tras año, las cifras siguen
siendo bajas. Con una población de 11,2 millones de habitantes, en 2016 se practicó la
eutanasia a 2.025 enfermos, apenas 3 más que en 2015. En 2014 se aprobó en este país la
eutanasia infantil con un 70% de apoyo ciudadano. En 2015 solo hubo un caso: un chico de 17
años en fase terminal. El cáncer es la causa más habitual y la mayoría de los enfermos
prefieren morir en casa. Curiosamente, se aprecian diferencias sustanciales entre las dos
nacionalidades del país. Mientras Flandes registra una tasa de eutanasias del 2,46% de las
muertes que se producen (datos de 2014), en Valonia es del 0,94%. Las diferencias culturales
podrían explicar esta asimetría.
Holanda introdujo los primeros cambios legislativos en 1993. Tras un problemático periodo de
tolerancia, decidió regular la eutanasia mediante una ley que entró en vigor en 2002. Con casi
17 millones de habitantes, en 2015 se aplicó a 5.516 pacientes, el doble que en 2008.
Aproximadamente la mitad de las solicitudes son rechazadas por no cumplir los requisitos. De
todos los casos autorizados, 109 sufrían algún tipo de demencia y 56 una enfermedad
psiquiátrica. Los casos psiquiátricos suelen ser los más problemáticos. De las 5.516 eutanasias
practicadas, 4 fueron consideradas irregulares por la Comisión de Control y Vigilancia de la
Eutanasia y se abrió una investigación.

Tanto Holanda como Bélgica permiten la eutanasia en menores. La primera fija en 12 años la
edad mínima para solicitarla. Bélgica no establece edad mínima, pero exige acreditar un
“sufrimiento físico insoportable” y que “la muerte a corto plazo sea inevitable”. Holanda
debate ahora una nueva causa: el cansancio de vivir.

El mapa de la muerte digna en España

Los temores sobre una posible pendiente resbaladiza no se han confirmado. Las comisiones
encargadas de revisar los casos garantizan transparencia y control. En 2007 se publicó en la
revista Journal of Medical Ethics una revisión de los estudios disponibles, que analizan varios
años de aplicación de la legislación en Holanda y Oregón. Sus resultados muestran que no se
ha producido un mayor porcentaje de peticiones de eutanasia por parte de personas que
pudieran considerarse en situación de vulnerabilidad.

Hay quien sostiene que si se pudiera garantizar a todos los enfermos unos buenos cuidados
paliativos, la eutanasia no sería necesaria. Es cierto que, pese a las mejoras introducidas en los
últimos años, en España morir bien sigue siendo una lotería. No en todos los casos está
garantizado, ni siquiera en comunidades como Cataluña o Extremadura, donde existe una
extensa y completa cobertura territorial. Garantizar cuidados paliativos a todos los enfermos
terminales sigue siendo una asignatura pendiente.

Los cuidados paliativos deben mejorar. Pero unos mejores cuidados no pueden garantizar que
un paciente no sufra y desee morir

Pero los mejores cuidados no pueden garantizar que un paciente no sufra y desee morir. La
medicina paliativa no cubre ni todos los casos ni todos los tipos de sufrimiento. Eutanasia y
cuidados paliativos no son opciones excluyentes. Al contrario. Quienes defienden la eutanasia
reclaman al mismo tiempo que se garantice el acceso universal a los cuidados paliativos. De
hecho, entre los requisitos para autorizar la muerte asistida debería figurar que el paciente se
haya podido beneficiar de ellos. Se trata de evitar que una persona pueda desear morir porque
no está bien atendida.
El Congreso discute ahora un proyecto de ley de muerte digna que aborda los cuidados que
debe tener el enfermo y los límites de la intervención médica. Pero regular la muerte digna no
tiene nada que ver con regular la eutanasia. La primera cabe en la actual normativa. Se trata
de armonizar y extender lo que ya han regulado muchas comunidades autónomas. Regular la
eutanasia supone reconocer el derecho a decidir cuándo y cómo morir, lo que exige modificar
el CódiEl debate sobre la eutanasia PDF Imprimir E-mail

(Enfoque, Diciembre de 2004). Publicamos un artículo de la revista universitaria Enfoque, que


repasa los principales argumentos que se suelen invocar a favor de la eutanasia.

Una de las supersticiones modernas es creer que basta hacer una ley para zanjar un problema.
Pero ¿es la eutanasia la única solución al dolor y sufrimiento en los momentos finales de la
vida? Y, más aún ¿es un tipo de solución o más bien es la eliminación del problema a través de
la desaparición por parte del que lo sufre? A menudo, la legalización de la Eutanasia se
presenta como la receta mágica para solucionar el fin de la vida en una sociedad moderna y
envejecida.

Pocas son las cosas seguras en este mundo. Que algún día moriremos es una de ellas.
Alejandro Amenábar en una declaración decía: ?Tenía la capacidad de convertir la muerte en
algo natural?. Pero, ¿no es la muerte algo ya natural?

Lo que es y lo que no es

Muchos de los tópicos pro-eutanásicos tal y como se presentan ante la opinión pública son
falsos y manipuladores:

La eutanasia suele presentarse como un acto compasivo, como una ayuda a morir con
dignidad. Los defensores de la legalización de la Eutanasia tienden a pensar que la muerte
digna tiene que ver con inyecciones y sustancias letales. Se les presenta la ?calidad de vida?
como lo determinante de la dignidad humana y llegan a la conclusión de que hay muchas vidas
que no merecen ser vividas. Este es un concepto muy vago ya que el tener dignidad no viene
determinado por la salud, buenas condiciones económicas, buena posición social..., sino que
es intrínseco a todos los hombres. Por tanto, tienen igual dignidad un banquero de Wall Street
que un niño del Congo.

La muerte digna es la muerte con todos los alivios médicos adecuados y los consuelos
humanos posibles. Algunos pretenden identificarla con la muerte a petición, provocada por el
médico, cuando la vida ya no puede ofrecer un mínimo de confort que sería prescindible. Pero
¿qué es más digno? ¿Dar todas las oportunidades a la vida o dejar que te maten?

Mar adentro
Es obligada la mención del caso de Ramón Sampedro. Ciertamente, conmovía su deseo de
morir y su sufrimiento. Pero el señor Sampedro no es representativo de tantos tetrapléjicos
que luchan por la vida cada día con un coraje impresionante. La eutanasia, por desgracia, es
uno de aquellos fenómenos que empieza siendo excepción y acaba trivializándose. Cuando
empieza a introducirse en la sociedad, tiende a multiplicarse y no se detiene, convirtiéndose
en una alternativa normal. No hay más que fijarse en el crecimiento evolutivo que se ha dado
en l3elgica y Holanda desde su aprobación. Es lo que se denomina en Sociología Jurídica
?Efecto macedonio?: Tendencia que tiene todo legislador a extraer una regla general de un
caso completamente excepcional o marginal.

Gilbert Dessfosses, presidente de la sociedad francesa de Acompañamiento y cuidados


paliativos, decía ante los medios de comunicación: ?Si se abriera esta brecha, no dejaría de
ampliarse y haría insostenible el compromiso de profesionales y voluntarios, que se funda en
el pacto de que en los cuidados está prohibido matar?.

?Mi vida es mía y hago con ella lo que quiero?

Lo cierto es que, por lo menos hasta la fecha, tanto la legislación como la jurisprudencia
españolas acertadamente han venido entendiendo que la vida es un bien jurídico irrenunciable
para su titular, como lo es también la libertad, de modo que, por ejemplo, una decisión
completamente libre de renunciar a ella convirtiéndose en esclavo de otro no sería válida en
absoluto. Tampoco la igual dad o la educación son negociables.

Porque vida, libertad, igualdad, educación, etc., no sólo se refieren a las personas en concreto
sino también a cómo se organiza toda la sociedad en su conjunto.

A menudo se presenta como la decisión libre del paciente. Puede acontecer que el enfermo
vea su derecho a morir como un deber. Si se legalizara este sistema de homicidio consentido,
el enfermo terminal podría ver la eutanasia como una solución altruista para con sus
familiares. Muchos enfermos podrían verse presionados socialmente pidiéndola sin ser una
verdadera expresión de la voluntad libre del paciente, sino fruto de unos factores externos
contrarios a su querer.

La eutanasia no es una cuestión que atañe sólo a los afectados. La prohibición tiene sus fines
sociales: proteger a todos los enfermos de la sociedad; proteger la integridad moral de la
profesión médica; proteger a las personas vulnerables a los abusos, negligencias, errores y
evitar la derivación hacia formas de eutanasia no solicitadas. Legalizarla es una declaración de
derrota social. Vendría a decir que, como no podemos ayudarnos mutuamente, como cada
uno va a lo suyo y no dedica su tiempo a los demás, el Estado se encarga, pero no cubriendo
esta carencia de atención, sino ahorrándose la solución del problema con una inyección letal.

El dolor

El dolor es la sensación fisiológica desagradable que percibimos, y cuya misión es indicarnos


que algo no va bien. Cumple una función muy importante en nuestro organismo, Si el
problema es el dolor, la medicina hoy cuenta con medios para controlarlo. Los avances en la
medicina paliativa son enormes. Pueden proporcionar al enfermo terminal los alivios
necesarios para su dolor hasta el momento de su muerte.

Sentimiento de inutilidad

La atención y asistencia a los enfermos crónicos mayores e incurables cuesta dinero al Estado,
a las comunidades autónomas y en definitiva, al ciudadano. Es en esta situación donde se tiene
que palpar con más fuerza esa respuesta del Estado al enfermo incurable, cuando es éste el
que no puede dar nada a cambio. Esa inversión humaniza y dignifica al paciente. Se muestra el
auténtico amor, el desinteresado, a estás personas con el apoyo de los demás en su
desgraciada situación, que sigue siendo humana y, por tanto, digna.

Depresión o motivos familiares

Según un estudio realizado por el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, un 60 por ciento de
los enfermos terminales están deprimidos, de los cuales un 25 por ciento están muy
deprimidos. Así pues, su prevalencia no es nada despreciable y debemos tenerla muy en
cuenta, ya que este trastorno psiquiátrico haría desaparecer la supuesta autonomía del
enfermo para pedir la eutanasia si se legalizara. Hay muchas familias que cuidan y atienden
muy bien a sus enfermos, pero cada vez hay más, sobre todo en el periodo de vacaciones, que
declinan esta responsabilidad sobre el personal clínico.

?Una trampa bien montada?

Es preferible que con el dolor acabe la medicina paliativa, aunque ello sea más caro para las
arcas públicas, que un sistema organizado de homicidios por enfermedad a la holandesa sea
implantado en nuestra sociedad. Nadie duda de que la atención y asistencia a los enfermos
crónicos, mayores e incurables, cueste dinero, pero esa inversión humaniza y dignifica al
paciente. La eutanasia, por el contrario, es una estratagema para ahorrar costes con la excusa
de una compasión mal entendida.

La solución debería estar en un mayor apoyo financiero en este campo. También un apoyo
humano que ofrezca un cariño, cuidado y respeto a estos enfermos por parte de sus familiares.
Así, optando por la vida hasta el final, les ayudamos a afrontar esos últimos momentos, que, al
lado de gente querida, no se hacen tan duros como para que se llegue a una decisión de
querer que alguien le provoque una muerte anticipada.go Penal.

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