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Actividad 2: ¿Por qué trabajar es mas que ganarse un salario?

Jorge Serrano Rueda

1. ¿Cuál es la función subjetiva del trabajo como actividad humana?


2. ¿Cuál es la función social del trabajo y porque se dice que el trabajo es un vertebrador social?
3. ¿De que manera el trabajo contribuye a la construcción de una identidad social y personal y a la
felicidad o al sufrimiento laboral?

Mi tesis, como forma de responder a las preguntas planteadas es: El trabajo no expresa una función subjetiva y
social permanente, constante, invariable, su significado cambia de acuerdo a la época histórica y al contexto
cultural en el que se desarrolla. El significado del trabajo depende de las condiciones tanto objetivas, como
simbólicas y relacionales (subjetivas).

Intentaré soportar mi tesis tomando como referencia los postulados de la Psicología Histórico-Cultural y mis
incipientes lecturas de los escritos del profesor Fernando González Rey, acerca de la subjetividad.

Es importante iniciar por definir actividad humana: para Vygotsky (citado por Montealegre, 2005), la actividad
humana se origina y se construye en la actividad externa objetal (acción práctica con los objetos) y significativa.
Abordado de esta manera el concepto de actividad enfatiza una relación dialéctica entre el sujeto y el objeto,
donde: el ser humano al transformar el objeto se transforma a sí mismo y la relación con el objeto se presenta al
sujeto justamente como tal, como relación, y por ello regula la actividad. La profesora Rosalía Montealegre,
afirma que los elementos constitutivos de la actividad son: a) la orientación, se parte de determinadas
necesidades, motivos y tarea; y b) la ejecución, consiste en realizar acciones y operaciones relacionadas con las
necesidades, los motivos y la tarea. La autora afirma: “En toda actividad humana se debe tener clara la
finalidad, así como también las condiciones de realización y de logro”. (Montealegre, 2005).

Abordemos ahora el concepto de subjetividad a través del psicólogo Fernando González Rey. El autor sigue tres
principios del pensamiento complejo para elaborar su teoría de la subjetividad: el principio dialógico, principio
de recursividad organizacional y principio hologramático. El principio dialógico permite mantener la dualidad
en el seno de la unidad. Asocia dos términos que son complementarios y antagónicos de forma simultánea. El
principio de recursividad organizacional plantea que “los productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y
productores de aquello que los produce” (Morín, 1998, citado por Rodríguez-Camejo 2017 ). El tercer
principio, el hologramático, busca trascender el reduccionismo que solo ve las partes, y al holismo que solo ve
al todo. Este principio concibe a las partes en el todo y el todo en cada parte (Hernández, 2008, citado por
Rodríguez-Camejo 2017). Basado en estos principios, González Rey propone una unidad básica y constituyente
de la subjetividad: el sentido subjetivo: “Aquella unidad de los procesos simbólicos y emocionales donde la
emergencia de uno de ellos evoca al otro sin convertirse en su causa, formando verdaderas cadenas con formas
muy diversas de expresión según el contexto en que la persona está implicada” (González Rey, 2013). La
unidad de lo simbólico y emocional, representada en el sentido subjetivo, revela el carácter subjetivo de
cualquier acción humana ya que es general a todas las producciones humanas, sean ellas sociales o individuales.

En esta misma dirección el autor extiende el análisis a la subjetividad social, la cual concibe como un sistema
complejo que se produce de forma simultánea en el plano individual y social. Subjetividad social de la cual el
individuo es constituyente y, simultáneamente, constituido. La subjetividad desde lo social se construye y
deconstruye permanentemente, moldea nuestros cuerpos, mentes y relaciones sociales. Entonces, el modo en
que se construya la subjetividad de cada individuo, así como el modo en que se transita este proceso, es
resultado de un proceso de construcción social. (González Rey, 2013)
En conclusión, la subjetividad, en esta perspectiva, es inseparable de la singularidad del sujeto en acción, cuya
actuación siempre ocurre dentro de redes de subjetividad social. Se puede afirmar que la subjetividad individual
y social se construye en la interrelación entre el hombre y su contexto social y cultural, en el marco de su
actividad cotidiana, es, por tanto, un producto histórico-cultural.

Ahora bien, como afirman Orejuela y Ramírez (2011), el trabajo como actividad social cargada de sentido, es
campo particular y privilegiado de subjetivación, así la vinculación entre el sujeto y el trabajo, en tanto se
considera éste último como un factor definitorio de la subjetividad, también es resultado de una relación
histórica-cultural. Schvarstein, (2005) declara: "En cuanto el sujeto entra a una organización, le espera allí un
rol determinado por ella. Pero entra con una historia personal, familiar y organizacional que condiciona la
modalidad de asunción de dicho rol”. A manera de ejemplo un trabajador sufre de discriminación, y esa
discriminación en el nivel de sentido subjetivo se puede expresar en tener fuerza, no dejarse vencer, usar
públicamente los símbolos de su raza, etnia, ser solidario, etc., sin embargo, la misma situación puede llevar a
proceso subjetivos totalmente diferentes en otro trabajador de la misma edad y de la misma fábrica, en esas
experiencias diferentes entran en juego sentidos subjetivos diferenciados a partir de las configuraciones
subjetivas que se desarrollan por una historia diferenciada. (adaptado de González Rey, 2008)

Así el trabajo puede representar el lugar del sufrimiento y de la enfermedad, también puede ser el
espacio de sentido, identidad y organización (vertebrador social) de la vida del sujeto.

Pero como afirma Skliar (citado por Briuoli, 2007) “Vivimos nuevos tiempos, de desorientación cultural. De
conformación de nuevas identidades, de exclusión social, de globalización. De aferrarse a las pocas
identidades disponibles o estallar en fragmentos”. Los cambios en las formas de organización del trabajo, la
variación en las prácticas laborales, que conllevan: exclusión, desocupación, tercerización, inestabilidad,
informalidad, precarización, mecanización, etc. En consecuencia, estas condiciones materiales y simbólicas de
la vida laboral generan malestar y cambios en la subjetividad de los individuos.

REFERENCIAS

Briuoli, N. (2007). La construcción de la subjetividad. el impacto de las políticas sociales. Recuperado de:
Historia Actual Online

González Rey, F (2008). Subjetividad social, sujeto y representaciones sociales. Revista Diversitas. Vol 4.
Recuperado de: www.scielo.org.co/pdf/dpp/v4n2/v4n2a02.pdf

González Rey, F (2013). La subjetividad en una perspectiva cultural-histórica: avanzando sobre un legado
inconcluso. Intervención psicosocial. Recuperado de:
https://www.icesi.edu.co/revistas/index.php/revista_cs/article/view/1565

Montealegre, R. (2005). La actividad Humana en la Psicología Histórico-Cultural. Avances en Psicología


Latinoamericana. Vol 23. Recuperado de: https://redalyc.uaemex.mx

Orejuela y Ramírez, (2011). Aproximación cualitativa al estudio de la subjetividad laboral en profesionales


colombianos. Pensamiento Psicológico. Vol 9.
Rodríguez-Camejo, J. (2017). la teoría de la subjetividad: una teoría de personalidad del siglo 21. Revista de
Psicología GEPU. VOL 8.

Schvarstein, L. (2005). Trabajo y subjetividad. Editorial Paidos.

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