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CASO LEE (El equipo de cómputo)

Benigno y Miguel A. iniciaron un programa de trabajo en la siguiente semana conjuntamente con


los miembros del grupo de cómputo. Aunque la expresión de Miguel A. no lo denotaba claramente,
estaba preparado para la reunión del equipo realizada en un hotel c erca de la planta de cemento

Benigno explicó al inicio que el plan era trabajar en las cuestiones de liderazgo, el grupo de
cómputo como equipo y tratar de comunicarse con los usuarios.

Aclaró que el programa no se basaba en el supuesto de que Miguel A. y el grupo de cómputo


fueran el problema, sólo que ellos tenían la oportunidad de cambiar la forma como su grupo y los
usuarios trabajaban en conjunto.

Glenda, Jorge y Raúl recibieron con beneplácito el descanso de las labores cotidianas y esperaron
que la sesión comenzaría a quitarles la carga de las espaldas. Sin embargo, tenían dudas, y la
conducta flemática de Miguel A. no hizo nada para aliviarlas, como no lo había hecho en muchas
otras situaciones. A pesar de las explicaciones de Benigno, no entendían muy bien lo que podría
suceder. Raúl dudaba de la sinceridad de Miguel A. en cuanto al desarrollo de un enfoque de equipo,
y él no era el único en sospechar. ¿Que tal si dijera cosas que después lo perjudicaran y dañaran
aún más su relación con Miguel A.?

Benigno tenía sus propias aprensiones. Había trabajado para preparar al grupo, pero sabía que
cualquier avance dependería de que Miguel A. y los demás aprovecharan las oportunidades. No
podría controlar la forma como responderían. No obstante, tenía confianza en que no les pediría
hacer cosas para las cuales no estuvieran preparados o rebasaran su capacidad. Disfrutaba la
expectación y sabía que llegaría a conocer más a la gente al grupo.

El programa debía engendrar fuertes sentimientos de búsqueda de beneficios mutuos y aspiraciones


cooperativas. Su objetivo era conferir poder al personal de cómputo, al darles confianza en
que contaban con las habilidades y recursos necesarios para tener éxito, y enseñarles a
evaluarse a sí mismos e identificar problemas específicos. Entonces el equipo estaría más preparado
para confrontar las diferencias específicas y valorar su diversidad.
Miguel A, Raúl, Glenda y Jorge sabían que compartían la tarea de proporcionar servicios de
cómputo y que pertenecían al mismo grupo administrativo, pero sus conflictos los habían separado.
La poca unidad que tenían se basaba demasiado en la hostilidad y actitud defensiva hacia los
usuarios. Respondían como equipo cuando éstos los atacaban, aunque en este caso también trataban
de desligarse y culpar a otros. Esta actitud de “odiemos a nuestro enemigo común” era una base
muy incierta sobre la cual construir un equipo.

Benigno deseaba que confrontaran sus conflictos específicos para comprender mejor las barreras
que se les presentaban. Raúl el más valeroso y más frustrado, comenzó. Habló sobre la necesidad
de realizar reuniones para analizar los problemas e idear lo que podría hacerse. Después, dirigió
su atención a Miguel A.

“Bueno, creo que me toca empezar. Me parece que debemos analizar la clase de liderazgo que
tenemos. Algo muy simple, Miguel A. : haces que trabajemos en COBOL, y ningún profesional
de cómputo que se respete trabaja ya con ese lenguaje.” Raúl observó a Miguel A. , quien esbozó
una sonrisa pálida, miró hacia abajo y tomó nota. Raúl continuó. “Lo que me frustra, Miguel A.
es que tú empieces un programa y nosotros tengamos que terminarlo. Pero tú sabes cómo es la
programación individual; yo preferiría hacer el trabajo desde el principio.” Raúl alzó la vista
nuevamente, vio que Miguel A. tomaba nota, y continuó. “Somos como tus apéndices: nos
asignas tareas, pero no sabemos cómo lo están haciendo los demás.”

Congruente con su estilo respetuoso y metodológico, Miguel A. respondió a cada uno de los puntos
de Raúl. “Estoy de acuerdo en que el COBOL es un dinosaurio, y no les pediría que lo usaran,
excepto que estamos atados a él, al menos por un tiempo hasta que consigamos la nueva tecnología
que he estado solicitando. Es sumamente difícil lograr que esta empresa se modernic e. Espero
también que algún día podamos librarnos del COBOL.” Miguel A. echó una mirada a sus notas.
“No tengo objeción a tratar de idear nuevas formas de organizar el trabajo.” En ese mismo momento
Miguel A. y Raúl comenzaron a generar ideas sobre la forma de cómo podían estructurar y asignar
las tareas de forma conjunta y más eficaz, lo cual era un principio.

Miguel A. demostró su apertura y sinceridad y desafió los supuestos que durante tanto tiempo Raúl
había mantenido respecto a él. La confrontación propició la confianza en sí mismos y en los demás,
lo cual, a su vez, comenzó a abrir la comunicación diaria que serviría a Glenda y Jorge, tanto como
a Miguel A. y Raúl.

Adaptado del Libro “ El conflicto positivo en la organización” Dean Tjosvold

SE PIDE:

1) Realice una valoración de la primera fase “Entender las diferencias”. La considera adecuada o
cree que se debería haber echo algo más

2) ¿Cuáles son las causas fundamentales del conflicto del grupo de cómputo? Prepare una espina
de pescado que muestre estas causas. (Considere toda la información que ya dispone de LEE)

3) ¿Cómo reformularía el “problema” utilizando Lenguaje de Proyecto?

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