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El ecosocialismo es una doctrina política surgida a finales del siglo XX que integra las
ideas del socialismo y las del ecologismo. Los ecosocialistas piensan que el capitalismo es
un sistema inherentemente dañino tanto para la sociedad como para el medio ambiente.
El término sandía se aplica a veces a militantes verdes que defienden con mayor intensidad
los objetivos sociales que los ecológicos, acusándolos de ser "verdes por fuera pero rojos
por dentro". Algunos rojiverdes se toman esto como un cumplido, y otros como un insulto.
Los ecosocialistas no suelen considerarse "fundis" -un término alemán1 asociado a la
Ecología Profunda- o "verdes fundamentalistas", aunque en la facción "fundi" del Partido
Verde Alemán y otros partidos verdes había y hay ecosocialistas.
Historia
William Morris, novelista, poeta y diseñador inglés, está ampliamente reconocido por su
papel en el desarrollo del ecosocialismo, particularmente en el Reino Unido UK.2 Durante
las décadas de 1880 y 1890, Morris promocionó sus ideas ecosocialistas dentro de la
Federación Socialdemócrata y la Liga Socialista.3
En 2001, con motivo de la Cumbre de Río + 10, Michael Löwy y Joel Kovel redactaron el
'Manifiesto Ecosocialista'.14 A principlos del siglo XXI, varios partidos verdes, como
GroenLinks en Países Bajos y otros de tradición marxista como Iniciativa per Catalunya
Verds o Coalició Compromís en España se autodenominan ecosocialistas. Los rojiverdes
dominan partidos verdes como el Partido Verde de Saskatchewan (en Canadá, no afiliado al
Partido Verde de Canadá) y el Partido Verde de los Estados Unidos (GPUS). Muchas
organizaciones marxistas también cuentan con ecosocialistas: Michael Löwy, por ejemplo,
es uno de los líderes de la reunificada Cuarta Internacional, la principal organización
Trotskista.
Este artículo reflexiona respecto del papel desempeñado por William Morris en la concepción
pionera de una corriente ecológica dentro del pensamiento socialista utópico y libertario.
Interesa especialmente destacar la perspectiva ambiental presente en el esfuerzo creativo del
autor, para lo cual se incluyen fragmentos de su novela utópica Noticias de Ninguna Parte,
publicada originalmente en 1890. En primer lugar se entrega aquí una breve historia acerca del
concepto de utopía, con un apartado sobre el dualismo establecido entre los enfoques
socialistas utópicos y la vertiente científica del materialismo histórico. Luego se esbozan los
diversos perfiles de William Morris; y por último se discurre en torno al carácter anticipatorio de
la perspectiva ecológica presente en la obra de Morris y su influencia como fuente inspiradora
del socialismo ecológico o ecosocialismo del siglo XXI.
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Morris (…) incorporó la dimensión ecológica tanto en su hacer político como en sus
textos (…) la aproximación estética que realiza a la naturaleza, le lleva a concebirla no sólo
como naturaleza salvaje prístina (como la deep ecology), sino más bien como una
naturaleza que incorpora la intervención humana, tal y como un jardín…
Para algunos, Morris, fue un socialista marxista poco ortodoxo, muy próximo a los
movimientos libertarios y las ideas de Kropotkin, lo que le sirvió la suspicacia de otros
socialistas más estrictos.[3] Pero lo interesante de este personaje es precisamente su
eclecticismo, como expresa De la Cuadra:
«El proyecto utópico de Morris, en tanto proyecto de transformación social radical, se nutre
ya sea de elementos del pensamiento marxista como de las corrientes anarquistas, y
privilegia el papel de los individuos en la construcción de ese cambio sustancial, rescatando
sobre todo la visión de un ser humano con vocación para ser feliz, con un deseo irrefrenable
de lograr la plena libertad y la emancipación del conjunto de la humanidad».[4]
Entre otras cosas, William Morris publicó una novela de importancia central, Noticias de
Ninguna Parte puede ser considerada la precursora del pensamiento ecosocialista, que para
Michael Löwy y Joel Konder «se trata de una obra literaria y no de un sistema utópico
cerrado, de un “discurso programático” o de una previsión ‘científica’ del futuro».[6] Dicha
novela debe contemplarse como la antítesis de Reviendo el Futuro de Edward Bellamy
(1850-1898), en la cual Bellamy alaba los principios de la industrialización y la
centralización, mientras que para Morris esto suponía antivalores opuestos al verdadero
espíritu socialista y libertario que animaba su pensamiento. Morris ha sido acusado de
romántico e iluso, aunque a la luz de los hechos contemporáneos, resulta innegable la
necesidad de cierto decrecimiento. En cualquier caso, como De la Cuadra apunta:
«Morris nos advertía sobre los riesgos que entrañaba un padrón de desarrollo sustentado en
un usufructo ilimitado de la naturaleza, al tiempo que es capaz de construir una alternativa,
aunque sea imaginando un mundo más habitable, sin ciudades contaminadas, en que las
personas pueden circular libremente entre espacios verdes, rodeados de bosques y jardines,
y en completa armonía con los ecosistemas y el resto de los seres humanos. Por lo mismo,
William Morris puede ser considerado, quizás, el principal pensador y artífice de una
corriente ecológica dentro de la tradición marxista, quien suma la dimensión ambiental a un
proyecto emancipatorio global de la sociedad, rechazando de este modo el carácter
productivista, predador y explotador del capitalismo»[7].