Está en la página 1de 1

Buenos días queridos estudiantes y compañeros docentes, es un grato honor dirigirme a

ustedes hoy que es un día muy especial ya que estamos celebrando el día del niño.
Ya que cada uno de nosotros somos responsables de su cuidado físico, emocional e
intelectual, de nosotros depende entregarles las herramientas para que se conviertan en
hombre y mujeres de bien y que hagan de este un mundo mejor. Pero de ustedes
estimados niñas, niños y adolescentes, depende del aprovechamiento al máximo, lo que
se les brindan y velar también por sus propios derechos y deberes conociéndolos y
vivenciándolos responsablemente.
Quiero hacer una hermosa reflexión sobre la infancia:
Si los niños viven con tolerancia, aprende la paciencia.
Si los niños viven con aceptación, aprende amar.
Si los niños viven con reconocimiento, aprenden que es bueno tener meta.
Si los niños viven con intercambio, aprende la generosidad.
Si los niños viven con amabilidad y consideración, aprende el respeto.
Si los niños viven con seguridad aprende en tener fe en sí mismo y en los demás.
Si los niños viven con amistad, aprende que el mundo es un lugar agradable en el que
vivir.
Queridos estudiantes, es importante que a medida que van desarrollándose, no olviden
su infancia y especialmente cuando crezcan, no dejen que ese niño se pierda para
siempre.
No dejemos de asombrarnos ante el vuelo de un águila: no perdamos la capacidad de
fascinación ante un nuevo descubrimiento. Esa integridad y pureza para amar, ternura
para querer, espontaneidad para decir la verdad, imaginación para inventar y lo más
importante, la solidaridad con otros niños.
Celebremos este día con alegría salesiana y sintonicemos nuestra vida con Jesús y María.
Dios nos bendiga a todos.
¡Viva el día del niño!

También podría gustarte