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Ver también:CD de la
meditaciónAnapanasati guiada
Ofrezcamos, entonces, nuestra veneración al Bendito, ese alguien que llegó a ser
un Buddha incomparable trascendiendo al mundo a través de esta meditación
ànàpàna-sati. Comprendamos completamente este tipo de meditación, con
sabiduría tan resplandeciente como el sol y la luna. Y que a través de su poder
logremos la bendita paz del Nibbàna.
EL TEXTO BÁSICO
Examinemos primero el significado del texto expuesto por el Buddha acerca del
ànàpàna-sati. El texto comienza:
Esto significa que cualquier persona que pertenezca a uno de los cuatro tipos de
individuos mencionados en esta enseñanza - es decir, bhikkhu (monje), bhikkhùni
(monja), upàsaka (laico), o upàsikà (laica) - deseoso de practicar esta meditación,
debe ir ya sea a un bosque, al pie de un árbol apartado, o a una morada solitaria.
Ahí deberá sentarse con las piernas cruzadas, manteniendo su cuerpo en posición
erecta, fija su atención plena en la punta de su nariz, el lugar de su objeto de
meditación.
Si hace una inhalación prolongada, deberá comprender tal acto con plena
atención. Si hace una exhalación prolongada, deberá comprender tal acto con
plena atención. Si toma una inhalación corta, deberá comprenderlo con plena
atención, si hace una exhalación corta, deberá comprenderlo con plena atención.
Esto es, con atención bien situada, ve el principio, el medio y el final de las dos
fases, la inhalación y la exhalación. Conforme practica la observación de la
inhalación y exhalación con atención, se calmarán y tranquilizarán las dos
funciones de inhalación y exhalación.
El Buddha ilustra esto con un símil. Cuando un hábil tornero o su aprendiz trabajan
un objeto en su taller, atienden a su labor con atención fija: al hacer un giro largo o
uno corto, saben que están haciendo un giro largo o uno corto. De la misma
manera, si el practicante de meditación inhala largamente lo comprende como tal;
y si exhala largamente, lo comprende como tal; si hace una inhalación corta, lo
comprende como tal y si su exhalación es corta, lo comprende como tal. Ejercita su
atención de tal forma que ve el principio, el medio y el final de estas dos funciones
de inhalación y exhalación. Comprende con sabiduría la tranquilización de estos
dos aspectos, de la inhalación y la exhalación.
Esta es una paráfrasis amplificada del pasaje del Mahà Satipaååhàna Sutta sobre
el ànàpàna-sati. Esta meditación ha sido explicada en dieciséis formas distintas en
varios suttas. De estas dieciséis, el primer grupo de cuatro ha sido explicado aquí.
Pero estas cuatro son los fundamentos de las dieciséis formas en las que puede
practicarse el ànàpàna-sati.
El Buddha recomendó un lugar así por la razón de que, para practicar el ànàpàna-
sati, el silencio es un factor esencial. Un meditador principiante encontrará más
fácil desarrollar su concentración mental en la respiración sólo si hay silencio. Aún
si uno no pudiera encontrar el silencio completo, se debería elegir un lugar
tranquilo en donde se pueda disfrutar de privacidad.
Luego, el Buddha explicó la posición de sentado. Hay cuatro posturas que pueden
adoptarse para la meditación: de pie, sentado, acostado y caminando. De estas la
postura más adecuada para la práctica del ànàpàna-sati al principio, es la postura
sentada.
La persona que desee practicar el ànàpàna-sati debe sentarse con las piernas
cruzadas. Para los bhikkhus y hombres laicos, el Buddha ha recomendado la
posición de piernas cruzadas. Ésta no es una postura fácil para todos, pero puede
dominarse gradualmente. La posición media de piernas cruzadas se ha
recomendado para bhikkhùnis y mujeres laicas. Esta es la postura de sentado con
una pierna doblada. Será muy benéfica si la postura de piernas cruzadas
recomendada para bhikkhus y hombres laicos pudiera adoptarse en la posición de
"loto" con los pies volteados hacia arriba y descansándolos en los muslos
opuestos. Si esto es inconveniente, uno puede sentarse con ambos pies recogidos
debajo del cuerpo.
Para ayudar a que los practicantes desarrollen esta meditación, los comentadores
y maestros de meditación han indicado ocho pasos progresivos en la práctica.
Estos ocho pasos serán enumerados primero, y luego, explicados en relación con
el proceso meditativo real.
El conteo se indica para aquellas personas que nunca antes han practicado
ànàpàna-sati. No es necesario para quienes han practicado meditación durante un
período considerable de tiempo. Sin embargo, como es necesario tener un
conocimiento de esto, el conteo debe entenderse de la siguiente manera.
Hay cuatro métodos de conteo. El más fácil se explica así: La primera inhalación-
exhalación que se siente se cuenta "uno, uno"; la segunda "dos, dos"; la tercera
"tres, tres"; la cuarta "cuatro, cuatro", la quinta "cinco, cinco", y así hasta la décima
inhalación que se cuenta "diez, diez". Luego vuelve a "uno, uno" y continúa hasta
"diez, diez". Esto se repite una y otra vez del uno al diez.
Aquí, "la totalidad del cuerpo" significa el ciclo completo de inhalación y exhalación.
El meditador debe fijar su atención de tal forma que pueda ver el principio, el
medio y el final de cada ciclo de inhalación y exhalación. Es esta la práctica
llamada "experimentando la totalidad del cuerpo."
Así como el portero examina a cada persona que entra y sale de la ciudad sólo
mientras pasa a través de la puerta, sin seguirlo hacia adentro o hacia afuera de la
ciudad, así el meditador debe estar atento a cada respiración sólo mientras pasa a
través de las fosas nasales, sin seguirlo al interior o al exterior del cuerpo.
Así como un hombre aserrando un tronco mantendrá su atención fija en el punto
en donde los dientes de la sierra cortan a través de la madera, sin seguir el
movimiento de los dientes hacia adelante y atrás, así el meditador debe
contemplar la respiración como va y viene alrededor de las fosas nasales, sin dejar
que su atención se distraiga por el paso interior y exterior de la respiración a través
del cuerpo.
Cuando una persona medita seriamente de esta forma, viendo el proceso entero,
un gozoso estremecimiento penetra su mente. Y ya que la mente no vaga, todo el
cuerpo se calma, sintiéndose fresco y confortable.
El signo del aprendizaje es inestable, se mueve aquí y allá, arriba y abajo. Pero el
signo de la contraparte que aparece en el punto donde terminan las fosas nasales
es fijo, quieto, sin movimiento . En este momento no hay obstáculos, la mente es
de lo más activa y extremadamente tranquila. Esta etapa es explicada por el
Buddha cuando manifiesta que uno inhala tranquilizando la actividad del cuerpo,
uno exhala tranquilizando la actividad del cuerpo.
Una persona que ha alcanzado una jhàna no deberá detenerse ahí, sino continuar
hasta desarrollar la meditación de introspección (vipassanà). A las etapas de
introspección se les llama "observación" (sallakhaäa). Cuando la introspección
logra su clímax, el meditador alcanza los senderos supramundanos, comenzando
con la etapa de la entrada en la corriente. Debido a que estos senderos alejan los
grilletes que lo unen a uno al ciclo de nacimiento y muerte, se les llama
"alejamiento" (vivaååana).
Los senderos son seguidos por su respectivo estado de fruición; esta etapa es
llamada de la "purificación" (parisuddhi) ya que uno ha sido limpiado de sus
impurezas. De ahí en adelante uno logra la etapa final, el conocimiento de
recapitulación, llamado retrospección (paåipassanà) ya que uno ve hacia atrás el
propio camino de progresos y logros, en su totalidad. Ésta es una revisión breve de
las etapas principales a lo largo del camino al Nibbàna, basado en la meditación de
ànàpàna-sati. Ahora examinemos el curso de la práctica en términos de las siete
etapas de purificación.
CONCLUSIÓN
Nacimientos como los nuestros son raros en el saçsàra. Hemos sido afortunados
de encontrar el mensaje del Buddha, de disfrutar la asociación con buenos amigos,
de tener la oportunidad de escuchar el Dhamma. Como hemos estado dotados con
todos estas bendiciones, si nuestras aspiraciones maduran, podemos alcanzar, en
esta vida, el objetivo final del Nibbàna a través de sus etapas graduales de la
entrada en la corriente, del que retorna una vez, del que no retorna y del estado de
Arahat. Por lo tanto, hagamos que nuestra vida fructifique desarrollando
regularmente la meditación del ànàpàna-sati. Habiendo recibido las instrucciones
adecuadas de cómo practicar este método de meditación, uno deberá purificar la
propia virtud moral, observando los preceptos y ofreciendo la propia vida a la Triple
Joya.
Uno deberá elegir un tiempo conveniente para la meditación y practicar con la
mayor regularidad, reservando el mismo período de tiempo cada día para la propia
práctica. Uno podría comenzar reflexionando brevemente sobre las abundantes
virtudes del Buddha, extendiendo la benevolencia hacia todos lo seres,
reflexionando en el aspecto repulsivo del cuerpo y considerando la inevitabilidad
de la muerte. Luego, haciendo emerger la confianza de que uno está caminando
por el sendero hacia el Nibbàna, transitado por todos los iluminados del pasado,
deberá progresar en el camino de la meditación y esforzarse con diligente empeño.
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Este material puede ser reproducido para uso personal, puede ser distribuido sólo
en forma gratuita. ©CMBT 1999. Última revisión lunes, 13 de marzo de 2000.
Fondo Dhamma Dana.
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El alfabeto Pali consta de 41 letras de las cuales ocho son vocales y los demás
consonantes. No se corresponden completamente con las letras del alfabeto
castellano.
El jardín secreto
Zazen, la meditación zen, es una práctica espiritual muy antigua que fue
actualizada y utilizada por el Buda Sakiamuni como vía de acceso a un estado
existencial caracterizado por una profunda serenidad y una lucidez aguda, gracias
a las cuales pudo realizar la verdadera naturaleza de la existencia y liberarse así
de las falsas representaciones creadas por la mente ilusoria.
Veamos en qué consiste una sesión de zazen. La agitación mental viene dada por
la dispersión (desenfoque) de la atención. Lo primero que tenemos que hacer al
comenzar una sesión de zazen es, pues, calmar la agitación mediante la
concentración (enfoque) de la atención. Para ello, en primer lugar, enfocamos la
atención sobre la postura corporal. Creamos una base corporal sólida doblando las
piernas en loto o en medio loto, de forma que las dos rodillas en contacto con el
suelo y las nalgas en contacto con el zafu (cojín para zazen) formen una base
estable sobre la que pueda erguirse el tronco. Estiramos bien la columna vertebral.
Relajamos los hombros. La cabeza permanece justo sobre los hombros, sin
inclinarse hacia delante, detrás, izquierda o derecha. Dejamos caer los brazos a lo
largo del cuerpo y disponemos la mano izquierda sobre la mano derecha, ambas
pegadas al bajo vientre.
Una vez que nos hemos cerciorado de que la postura corporal es correcta y
equilibrada, enfocamos la atención sobre la respiración. Enfocar la respiración
sobre la respiración no quiere decir "controlar" la respiración. La respiración no
necesita ser controlada. Sucede por ella misma. La inspiración sucede a la
espiración y ésta a la inspiración siguiendo un ciclo natural en el que la voluntad de
manipular sobra. Simplemente permanece atento a la respiración como si tu
atención fuera un corcho que flota sobre las olas de la inspiración y de la
espiración. Eso sí, no dejes que tu atención sea atraída por nada que no sea la
respiración. No luches contra las distracciones. Simplemente enfócate con
determinación sobre la respiración. De esta forma, naturalmente,
automáticamente, inconscientemente, tu actividad mental se calmará.
Observando el observador
"Miro la flor
Y la flor se ve a si misma
a través de mí.
La flor me mira
Y me veo a mis mismo
A través de ella".
Luz y sombra
La guía y el guía
3. Actitud mental. No tomes partido ni por ni contra nada, sea lo que sea. No
juzgues tus propios sentimientos, sensaciones o pensamientos. No digas: "Esto
está bien, esto está mal". Si aparecen juicios y valoraciones en tu mente, toma
conciencia de los juicios y valoraciones que han surgido y déjalos estar sin darles
importancia. A esto se le llama objetividad.
©CMBT 1999
CONTENIDO
Introducción
La práctica de dar
El factor de la volición
El que recibe regalos
Los objetos a ser dados
La perfección de dar
El fin último de dar
Notas
INTRODUCCIÓN
En sentido estricto, el dar no aparece por su propio derecho entre los factores del
Noble Octuple Sendero, ni se encuentra entre los otros requisitos de la iluminación
(bodhipakkhiya dhamma). Muy probablemente fue excluido de estos grupos por
que la práctica de dar no conduce, por su misma naturaleza, directa e
inmediatamente al surgimiento de la sabiduría y a la realización de las Cuatro
Noble Verdades. El dar funciona en la disciplina buddhista en una capacidad
diferente. No viene en el ápice del camino, como un factor constituyente del
proceso de la iluminación, sino que sirve como base y preparación que sostiene y
calladamente soporta el esfuerzo para liberar la mente de las impurezas.
Sin embargo, aunque el dar no se encuentra directamente entre los factores del
sendero, su contribución al progreso a lo largo del camino que conduce a la
liberación no se debe pasar por alto o subestimar. La importancia de esta
contribución está subrayada por el lugar que el Buddha le asigna al dar en varios
grupos de prácticas que él puso a sus seguidores. Además de aparecer como el
primer tema en la exposición gradual del Dhamma, la práctica de dar también
figura como el primero de los tres fundamentos de las obras meritorias
(puññakiriyavatthu), como el primero de los cuatro medios para beneficiar a otros
(sangahavatthu) y como la primera de las diez perfecciones (paramis). Estas
últimas son las sublimes virtudes que deben ser cultivadas por todos los aspirantes
a la iluminación, y hasta el grado más excelso por aquellos que siguen el camino
del Bodhisatta apuntando a la suprema iluminación, el perfecto estado de Buddha.
Visto desde otro ángulo, dar se puede identificar también con la cualidad personal
de la generosidad (caga). Este ángulo destaca la práctica de dar, no como el acto
exteriormente manifiesto por el que un objeto se transfiere de uno a los otros, sino
como la disposición interior de dar, una disposición que se fortalece por los actos
exteriores de dar y que a cambio hace posible actos todavía más exigentes de
auto-sacrificio. La generosidad se incluye entre los atributos esenciales de la
persona buena o superior (sappurisa), junto con las otras cualidades de la fe, la
moralidad, el aprendizaje y la sabiduría. Visto como la cualidad de la generosidad,
dar tiene una conexión particularmente íntima con el movimiento completo del
camino del Buddha. Porque la meta del camino es la destrucción de la codicia, el
odio y el engaño (la ilusión), y el cultivo de la generosidad directamente debilita la
codicia y el odio, mientras que facilita esa flexibilidad de la mente que permite la
erradicación del engaño.
LA PRÁCTICA DE DAR
La inspiración y material básico para este ensayo viene de La Perfección de la Generosidad (Dana Parami), por
Saya U Chit Tin, publicado como el No. 3 de la serie del Dhamma del Sayagi U Ba Khim Memorial Trust, U.K.,
Splatts House, Heddington near Calne, Wiltshire, England. Estoy profundamente agradecida a Saya U Chit Tin y
a todos los otros maestros asociados con los Centros de Meditación en Heddington, U.K. y Rangoon, Burma.
Como todas las buenas obras, un acto de dar nos traerá alegría en el futuro, de
acuerdo con la ley del kamma de causa y efecto enseñada por el Buddha. Dar trae
beneficios en la vida presente y en las vidas por venir estemos o no enterados de
este hecho, pero cuando la volición está acompañada por el entendimiento,
nosotros podemos incrementar grandemente los méritos ganados por nuestros
obsequios.
El monto del mérito ganado varía de acuerdo a tres factores: la cualidad del motivo
del donador, la pureza espiritual del que lo recibe, y la clase y tamaño del regalo.
Ya que tenemos que experimentar los resultados de nuestras acciones y las obras
buenas producen buenos resultados y las obras malas producen malos resultados,
es sensato tratar de crear tanto buen kamma como sea posible. En la práctica de
dar, esto debe significar mantener nuestra mente pura en el acto de dar,
seleccionando los destinatarios más dignos posibles, y escogiendo los regalos más
apropiados y generosos que uno pueda ofrecer.
El factor de la volición
El motivo mas excelso para dar es la intención de que fortalece nuestro esfuerzo
para alcanzar el Nibbana. La liberación se logra eliminando todas las impurezas
mentales (kilesa), que están enraizadas en la ilusión de un "yo" que controla y
perdura. Una vez que esta ilusión es erradicada, los pensamientos egoístas no
pueden surgir de nuevo. Si aspiramos a la paz última y pureza practicando la
generosidad, estaremos desarrollando la perfección de la generosidad (dana
parami), la perfección de dar, construyendo un edificio de méritos que dará su fruto
completo con nuestro logro de la iluminación. Al ir progresando hacia la meta, la
volición involucrada en los actos de dar nos ayudará contribuyendo a hacer la
mente maleable, un recurso esencial en el desarrollo de la concentración y la
sabiduría, los principales requisitos de liberación.
Los Nobles (Ariyas), aquellos que han alcanzado cualquiera de las cuatro etapas
de la santidad - siempre dan con una voluntad (volición) pura por que sus mentes
funcionan con base en la sabiduría. Aquellos que están abajo de este nivel a veces
dan sin cuidado o sin respeto, con estados insanos de la mente. El Buddha enseña
que en la práctica de dar, como en toda conducta corporal y verbal, es la volición
que acompaña el acto la que determina su cualidad moral. Si uno le ofrece algo a
un monje, sin adoptar una manera respetuosa esto no sería apropiado. Arrojar una
moneda a un mendigo para deshacerse de él también se consideraría una
impureza de dar. Uno debe pensar cuidadosamente sobre la pertinencia y el
momento en que se da un regalo para que éste traiga los mejores resultados. Un
regalo dado por un intermediario--por ejemplo, haciendo que un sirviente le de
comida a un monje en lugar de darla por su propia mano --también disminuye del
valor del regalo. Cuando uno da sin darse cuenta de que uno debe experimentar
los resultados de las propias obras, el acto de dar de nuevo disminuye en potencia.
Si uno solo planea en dar una donación pero no cumple con su propio plan, el
mérito ganado será muy pequeño. Así siempre debemos responder a nuestras
intenciones generosas de manera expedita, a menos que algo intervenga
impidiendo que lo hagamos. Si, después de haber dado un regalo, nosotros a
continuación lamentamos nuestra acción, se perderá mucho del mérito del hecho.
Uno puede contribuir a una cierta causa por miedo a que los amigos desaprueben
si uno no da. Dar en respuesta a tales presiones sociales tendrá débiles, aunque
aún benéficos resultados. Las acciones caritativas realizadas para ganar una
buena reputación son también vanidosas y por lo tanto no son una clase muy
valiosa de dar. Ni puede ser loable cuando uno da únicamente para regresar un
favor o en espera de un recompensa. Lo primero es como pagar una deuda, lo
último análogo a ofrecer un soborno.
La pureza del que recibe es otro factor que ayuda a determinar la fecundidad de un
obsequio. Mientras más merecedor sea el que recibe, mayor el beneficio que
vendrá al donador, por lo tanto es bueno dar a la persona más santa al alcance. El
Buddha enseño que los receptores de regalos más valiosos son los nobles
(ariyas), como el mismo Buddha y aquellos de sus discípulos que han alcanzado
los senderos y fruiciones supramundanos; porque es su pureza de mente, obtenida
por la sabiduría, lo que hace el acto de dar capaz de lograr beneficios abundantes.
Por lo tanto, para ganar el máximo mérito, debemos dar tanto como podamos, y
tan frecuentemente como sea posible, a los nobles. Regalos a los bhikkhus que se
esfuerzan por lograr el estado de un noble, o al meditador buddhista que vive con
los Cinco Preceptos, también darán resultados copiosos.
Debido a este sencillo regalo, en el tiempo del Buddha Vipassi, el aldeano renació
numerosas veces en los planos celestiales y se convirtió en el príncipe que heredó
el trono de Benares. En su última vida, él se convirtió en el monje Sivali y alcanzó
el estado de Arahant como un discípulo del Buddha actual. Incluso después de
eso, su regalo del panal de miel continuó dando frutos. Para honrar a aquel que
había hecho el dulce obsequio eones antes, los dioses proveyeron alojamiento y
comida para el Buddha y quinientos de sus monjes, incluyendo Sivali, cuando ellos
habían estado caminando por varios días por un camino desierto.
El tipo más común de regalos son las cosas materiales. Un objeto material no
necesita tener un alto valor monetario para que traiga grandes resultados, como lo
ilustra la historia de Sivali y el panal de miel. Si un hombre pobre da a un monje la
tasa de arroz que iba a ser su única comida del día, el hombre está haciendo una
gran donativo que puede brindar abundantes frutos, mientras que si un próspero
mercader, sabiendo con antelación que un monje va a venir por limosnas, le da la
misma pequeña porción de arroz, el recogerá escasos frutos. Debemos tratar de
dar cosas cuya calidad sea por lo menos tan buena como aquella que usamos
nosotros mismos, como la gente en Birmania, que compra las mejores frutas en el
mercado como regalo para los monjes aunque estos frutos sean muy caros para
que ellos mismos los consuman.
Una historia acerca de Visaka la principal discípula laica de Buddha, ofrece una
deliciosa ilustración de los resultados de la generosidad en gran escala.[3] Cuando
Visaka se iba a casar elaborados preparativos y arreglos fueron preparados por su
padre. Él le dio a ella quinientas carretas llenas de dinero, y de implementos de
oro, plata y cobre. También él decidió que ella debía llevar ganado con ella. Le dio
ordenes a sus hombres para que permitieran salir fuera de su corral suficientes
animales como para llenar una senda particular. Cuando las vacas habían salido y
estaban paradas una junto a la otra en esa carretera, hizo que cerraran el corral,
diciendo, "Este ganado es suficiente para mi hija". Sin embargo, después de que la
puerta se había cerrado con seguro, poderosos toros y vacas lecheras brincaron
sobre la barrera para unirse a los animales que iban con Visaka. Los sirvientes de
su padre no pudieron mantenerlos adentro a pesar de sus grandes esfuerzos.
Todo este ganado se fue con Visaka porque hacía mucho, en una vida anterior en
los tiempos del Buddha Kassapa, ella había dado un generoso regalo de cinco
clases de productos lácteos a una compañía de 20,000 monjes y novicios. Como la
más joven de las hijas del Rey Kiki de Benares, ella instaba a los monjes a tomar
más leche, requesón, mantequilla clarificada (ghee), etc., aun cuando ellos decían
que ya habían comido suficiente. El regalo le gano el mérito de que esa cantidad
tan grande de ganado fuera con ella en su matrimonio en la vida cuando ella era
Visakha, y nadie pudo prevenir que este mérito diera sus frutos.
La perfección de dar
Existe un modo de dar que no tiene en cuenta para nada las cualidades del que
recibe y aun de los frutos mundanos de los méritos adquiridos por el dar. Tal
generosidad tiene como motivo la renunciación, el pensamiento de eliminar el
propio apego a nuestras posesiones, y por lo tanto apunta a dar el más querido y
difícil de los regalos. Los Boddhisattas dan de esta manera siempre que se
presenta la oportunidad, estrictamente para cumplir con la perfección de la
generosidad (danaparami), que es la primera de las diez perfecciones que se
deben cultivar al máximo grado para obtener el estado de Buddha. El trabajo de un
Boddhisatta para completar la perfección de dar demanda mucho más de él de lo
que otros seres pueden emular. Muchos cuentos Jataka relatan como el
Bodhisatta que se convertiría después en el Buddha Gotama daba cosas sin pesar
absolutamente en él o en los beneficios mundanos que pudiera conseguir. Un
Boddhisatta sólo está preocupado en practicar la generosidad para cumplir con los
requisitos para alcanzar el estado de Buddha.
Un Bodhisatta debe dar regalos más difíciles que bienes materiales para cumplir la
más alta forma de la perfección de la generosidad. El debe dar libremente las
partes de su cuerpo, sus hijos, su esposa, y aun su propia vida. Como el Rey Kivi,
nuestro Bodhisatta se saco ambos ojos con sus manos desnudas para dárselos a
Saka, el Rey de los dioses. Sakka había venido a Sivi en la apariencia de un
anciano ciego, tan sólo para darle la oportunidad de hacer este extraordinario
regalo. Sivi hizo esto sin dudar antes del acto, sin ninguna aversión durante el
acto, y sin el más mínimo arrepentimiento después. Él dijo que este regalo fue
hecho “por la causa del despertar mismo. Los dos ojos no me eran desagradables.
La omnisciencia me era muy preciada, por consiguiente di mis ojos” (I,8).
En otra ocasión el Bodhisatta nació como una sabia liebre. Esa existencia llegó a
su fin cuando alegremente saltó al fuego después de invitar a un hambriento
brahmán (de nuevo, Sakka disfrazado) a comérselo asado. Debido a la pureza de
la mente del Bodhisatta mientras hacía el regalo supremo de su vida y cuerpo
entero, el fuego llameante no lo lastimó cuando quemó su carne. Al relatar la
historia el dijo que, de hecho, el fuego lo había calmado y le había traído la paz
como si hubiera sido agua fría, porque él había logrado completar la perfección del
dar.
El Buddha dijo que la práctica de dar nos ayudará en nuestro esfuerzo por purificar
la mente. Los obsequios generosos acompañados de una volición sana ayudarán
a erradicar el sufrimiento de tres maneras. Primero, cuando decidimos dar algo
nuestro a otra persona, nosotros simultáneamente reducimos nuestro apego al
objeto; hacer un hábito de dar puede gradualmente debilitar el factor mental de la
avidez, una de las principales causas de la falta de felicidad. Segundo, dar
acompañado por una volición sana nos llevará a futuros nacimientos felices en
circunstancias favorables para encontrar el Dhamma puro de Buddha. Tercero, y
más importante, cuando el dar se practica con la intención de que la mente se
vuelva lo suficientemente flexible para alcanzar el Nibbana, el acto de generosidad
nos ayudará a desarrollar moralidad, concentración y sabiduría (sila, samadhi,
panna) justo en el presente. Estas tres etapas constityen el Noble Óctuple Sendero
de Buddha, y perfeccionando el sedero se llega a la extinción del sufrimiento.
¡Que los meritos de este obsequio del Dhamma sean compartidos por todos los
seres!
SATIPATTHANA SUTTA:
EL SUTRA DE LOS FUNDAMENTOS DE
LA ATENCIÓN
Satipatthana Sutta, Majjhima Nikaya, Sutta nº 10
Así he oído. En una ocasión vivía el Buda entre los kurus, en Kammasadamma,
una ciudad de mercado de los kurus. Allí, el Bienaventurado se dirigió así a los
monjes: "Monjes", y ellos le contestaron: "Venerable Señor". Y el Bienaventurado
habló como sigue:
Monjes, el único camino para la purificación de los seres, para la superación de la
pena y las lamentaciones, para la destrucción del dolor y la aflicción, para alcanzar
el recto sendero, para la realización del Nibbana, es éste: Los Cuatro
Fundamentos de la Atención. ¿Cuáles son esos cuatro?
He aquí (en esta enseñanza) un monje que vive practicando la contemplación del
cuerpo en el cuerpo, fervoroso, comprendiendo claramente y atento, superando la
codicia y la aflicción inherentes al mundo; vive practicando la contemplación de las
sensaciones en las sensaciones, fervoroso, comprendiendo claramente y atento,
superando la codicia y la aflicción inherentes al mundo; vive contemplando la
consciencia en la consciencia, fervoroso, comprendiendo claramente y atento,
superando la codicia y la aflicción inherentes al mundo; vive practicando los
objetos mentales en los objetos mentales, fervoroso, comprendiendo claramente y
atento, superando la codicia y la aflicción inherentes al mundo.
1. Atención a la respiración
Atento aspira y atento espira. Al hacer una aspiración larga, sabe: "Hago una
aspiración larga". Al hacer una espiración larga, sabe: "Hago una espiración larga".
Al hacer una aspiración corta, sabe: "Hago una aspiración corta". Al hacer una
espiración corta, sabe: "Hago una espiración corta". "Consciente de todo el cuerpo
(respiración), aspiraré", así se ejercita. "Consciente de todo el cuerpo (respiración),
espiraré", así se ejercita. "Calmando la función corporal, aspiraré", así se ejercita.
"Calmando la función corporal, espiraré", así se ejercita.
I
Asimismo, monjes, cuando un monje ve un cuerpo que lleva un día muerto, o dos
días muerto, o tres días muerto, hinchado, amoratado y putrefacto, tirado en el
osario, aplica esta percepción a su propio cuerpo de esta manera: "Es verdad que
este cuerpo mío tiene también la misma naturaleza, se volverá igual y no escapará
a ello."
II
. Asimismo, cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario, que está siendo
devorado por los cuervos, los gavilanes, los buitres, los perros, los chacales o por
distintas clases de gusanos, aplica esta percepción a su propio cuerpo de esta
manera: "En verdad que también mi
cuerpo tiene la misma naturaleza, se volverá igual y no escapará a ello.»
IV
. Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario,
reducido a un esqueleto unido tan sólo por los tendones, embadurnado en sangre
y sin carne...
V
. Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario,
reducido a un esqueleto sin carne y sin sangre, unido tan sólo por los tendones...
VI
. Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario y
reducido a huesos sueltos esparcidos en todas las direcciones: aquí los huesos de
la mano, allá los de los pies, los huesos de las espinillas, los de los muslos, la
pelvis, las vértebras, el cráneo.
VII
. Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario,
reducido a huesos blanqueados como una concha...
VIII
. Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario,
reducido a huesos de más de un año, amontonados...
IX
. Asimismo, monjes, como cuando un monje ve un cuerpo tirado en el osario,
reducido a huesos podridos, reducido a polvo, entonces aplica esta percepción a
su propio cuerpo de esta manera: "En verdad que también mi cuerpo tiene la
misma naturaleza, se volverá igual y no escapará a ello"
LA CONTEMPLACIÓN DE LA CONSCIENCIA
Monjes, he aquí que un monje, cuando hay pasión en la consciencia, sabe que hay
pasión, y cuando no hay pasión en la consciencia, sabe que no la hay; cuando hay
odio en la consciencia, sabe que hay odio, y cuando no hay odio en la consciencia,
sabe que no lo hay; cuando hay ignorancia en la consciencia, sabe que hay
ignorancia, y cuando no hay ignorancia en la consciencia, sabe que no la hay;
cuando la consciencia está disminuida, sabe que está disminuida; cuando la
consciencia está distraída, sabe que está distraída; cuando la consciencia está
desarrollada, sabe que está desarrollada; cuando la consciencia está en un estado
con otro estado superior a alla, sabe que hay un estado mentalmente superior;
cuando no hay un estado mental superior, sabe que no hay un estado mental
superior"; cuando la consciencia está concentrada, sabe que está concentrada, y
cuando la consciencia no está concentrada, sabe que no lo está; cuando la
consciencia está liberada, sabe que está liberada, y cuando no está liberada, sabe
que no lo está.
Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando Los objetos mentales en Los objetos
mentales?
He aquí que un monje vive contemplando Los objetos mentales en Los objetos
mentales constituidos par Los cinco obstáculos.
Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando Los objetos mentales en Los objetos
mentales constituidos par Los cinco obstáculos?
He aquí, monjes, que cuando el apetito sensual está presente en él, el monje sabe:
"Hay apetito sensual en mí"; cuando el apetito sensual está ausente, sabe: "No
hay apetito sensual en mí." Sabe cómo surge el apetito sensual y sabe cómo no
vuelve a surgir en el futuro el apetito sensual que se ha rechazado.
Cuando la ira está presente, el monje sabe: "Hay ira en mí", y cuando la ira está
ausente, sabe: "No hay ira en mí." Sabe cómo surge la ira que no existía
previamente; sabe cómo se rechaza la ira que ha surgido, y sabe cómo ya no
vuelve a surgir en el future la ira rechazada.
Cuando la pereza y el sopor están presentes en él, el monje sabe: "Hay pereza y
sopor en mí"; cuando la pereza y el sopor están ausentes, sabe: "No hay pereza ni
sopor en mí." Sabe cómo surgen la pereza y el sopor que no existían previamente,
sabe cómo se rechazan la pereza y el sopor surgidos, y sabe cómo ya no vuelven
a surgir en el futuro la pereza y el sopor rechazados.
Cuando la duda está presente en él, el monje sabe: "Hay duda en mí"; cuando la
duda está ausente, sabe: "No hay duda en mí." Sabe cómo surge la duda que ya
no existía previamente, sabe cómo se rechaza la duda surgida, y sabe cómo ya no
vuelve a surgir en el futuro la duda rechazada.
Así vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales internamente,
o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales externamente, o
vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales interna y
externamente. Vive contemplando los factores del origen de los objetos mentales,
o vive contemplando los factores de disolución de los objetos mentales, o vive
contemplando tanto los factores del origen como los de la disolución de los objetos
mentales. 0 tiene consciencia de que hay "objetos mentales" en el grado necesario
para el conocimiento y la atención, y vive desapegado, sin aferrarse a nada en el
mundo. Así es, monjes, cómo el monje vive practicando la contemplación de los
objetos mentales en los objetos mentales constituidos por los cinco obstáculos.
Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando los objetos mentales en los objetos
mentales constituidos por los cinco agregados del apego?
Monjes, he aquí que un monje piensa: "Así es la forma material, así surge la forma
material, así desaparece la forma material; así es la sensación, así surge la
sensación, así desaparece la sensación; así es la perceprión, así surge la
percepción, así desaparece la percepción; así son las formaciones mentales, así
surgen las formaciones mentales, así desaparecen las formaciones mentales; así
es la conseiencia, así surge la consciencia, así desaparece la consciencia."
Así vive el monje contemplando los objetos mentales en los objetos mentales
internamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales
externamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales
interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen de los objetos
mentales, o vive contemplando los factores de disolución de los objetos mentales,
o vive contemplando tanto los factores del origen como los de la disolución de los
objetos mentales. 0 tiene consciencia de que hay "objetos mentales" en el grado
necesario para el conocimiento y la atención, y vive desapegado, sin aferrarse a
nada en el mundo. Monjes, así es cómo el monje vive contemplando los objetos
mentales en los objetos mentales constituidos por los cinco agregados del apego.
Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando los objetos mentales en los objetos
mentales formados por las seis esferas internas y las seis esferas externas de los
sentidos?
Monjes, he aquí que un monje conoce el ojo y las formas risuales y la atadura que
surge dependiendo de ambos (del ojo y de las formas), sabe cómo surge la
atadura que no existía previamente, sabe cómo se rechaza la atadura surgida y
sabe cómo ya no vuelve a surgir en el futuro la atadura rechazada.
Conoce el oído y los sonidos..., la nariz y los olores..., la lengua y los sabores..., el
cuerpo y los objeto táctiles..., la mente y los objetos mentales, y conoce las
ataduras que dependen de ellos; sabe cómo surgen las ataduras que existían
previamente, sabe cómo se rechazan las ataduras surgidas, y sabe cómo ya no
vuelven a surgir en el futuro las ataduras rechazadas.
Monjes, así vive el monje contemplando los objetos mentales en los objetos
mentales internamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos
mentales externamente, o vive contemplando los objetos mentales en los objetos
mentales interna y externamente. Vive contemplando los factores del origen de los
objetos mentales, o vive contemplando los factores de disolución de los objetos
mentales, o vive contemplando tanto los factores del origen como los de la
disolución de los objetos mentales. 0 tiene consciencia de que "hay objetos
mentales" en el grado necesario para el conocimiento y la atención, y vive
desapogado, sin aferrarse nada en el mundo. Monjes, así es cómo el monje vive
contemplando los objetos mentales en los objetos mentales formados por las seis
esferas internas y las seis esferas externas de los sentidos.
Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando los objetos mentales constituidos por
los siete factores de iluminación?
Así vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales internamente,
o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales externamente, o
vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales interna y
externamente. Vive contemplando los factores del origen de los objetos mentales,
o vive contemplando los factores de disolución de los objetos mentales, o vive
contemplando tanto los factores del origen como los de la disolución de los objetos
mentales. 0 tiene consciencia de que hay "objetos mentales" en el grado necesario
para el conocimiento y la atención, y vive desapegado, sin aferrarse nada en el
mundo. Monjes, así es cómo el monje vive contemplando los objetos mentales en
los objetos mentales constituidos por los siete factores de iluminación.
5. Las Cuatro Nobles Verdades
Monjes, ¿cómo vive un monje contemplando los objetos mentales constituidos por
las Cuatro Nobles Verdades?
Monjes, he aquí que un monje sabe: "Esto es sufrimiento" según la realidad; "Éste
es origen del sufrimiento", sabe según la realidad; "Ésta es la cesación del
sufrimiento", sabe según la realidad; "Éste es el sendero que conduce a la
cesación del sufrimiento", sabe según la realidad.
Así vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales internamente,
o vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales externamente, o
vive contemplando los objetos mentales en los objetos mentales interna y
externamente. Vive contemplando los factores del origen de los objetos mentales,
vive contemplando los factores de disolución de los objetos mentales, o vive
contemplando los factores del origen y los factores de la disolución de los objetos
mentales". 0 tiene consciencia de que hay "objetos mentales" en el grado
necesario para el conocimiento y la atención, y vive desapegado, sin aferramiento
a nada en el mundo. Monjes, así vive un monje contemplando los objetos mentales
en los objetos mentales constituidos por las Cuatro Nobles Verdades.
Monjes, ni siquiera siete años. Si una persona practicara los Cuatro Fundamentos
de la Atención de esta manera durante seis años... cinco años... cuatro años... tres
años... durante un año, entonces podría esperar que se produzca en él uno de
estos dos resultados: el Conocimiento Supremo aquí y ahora, o, si aún le quedara
un resto de apego, el estado Sin Vuelta.
Así habló el Bienaventurado. Los monjes acogieron con satisfacción sus palabras.