Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
FORMACIÓN DEL PROFESORADO. EDUCACIÓN SECUNDARIA 13 FORMACIÓN DEL PROFESORADO. EDUCACIÓN SECUNDARIA
II
VOLÚMENES COMPLEMENTARIOS Esta colección tiene por objetivo principal contribuir a la formación del Andrea Giráldez (coord.)
profesorado y reflejar una visión coherente de la educación secundaria Escuela Universitaria de Magisterio
Vol. I. Música. Complementos (obligatoria y bachillerato), tanto en lo que concierne a las finalidades de Segovia. UVa
de formación disciplinar de las etapas y enseñanzas que la conforman como a los planteamien-
DIDÁCTICA
DIDÁCTICA DE LA MÚSICA
Ana Alberdi
tos curriculares, didácticos y psicopedagógicos. Asimismo, sugiere nue-
Vol. III. Música. Investigación, innovación IES Isabel la Católica. Madrid
vos enfoques en la formación del profesorado compaginando el rigor
y buenas prácticas
científico de los contenidos con una presentación práctica de los mis-
VOLÚMENES CORRESPONDIENTES AL
mos, que puede ser útil tanto para el futuro profesor (Máster de Secun-
daria) como para el docente en ejercicio que desee potenciar su
desarrollo profesional.
DE LA MÚSICA Pep Alsina
Departamento de Didáctica de la Expresión
Musical y Corporal. Facultad de Formación
del Profesorado. UB
MÓDULO GENÉRICO Y AL PRÁCTICUM
13 Vol. II
Formación del Profesorado. Educación Secundaria
Serie: Música/Formación y Desarrollo Profesional del Profesorado
Director de la colección: César Coll
Coeditan
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Secretaría de Estado de Educación y Formación Profesional
Instituto de Formación del Profesorado. Investigación e Innovación Educativa
© Secretaría General Técnica
Catálogo de publicaciones del Ministerio: educacion.es
Catálogo general de publicaciones oficiales: 060.es
© Andrea Giráldez (coord.), Ana Alberdi, Pep Alsina, Ana Isabel Aranguren, Jaime Berrade, Gumersindo
Díaz Lara, Natalia González Fernández, Lluís Marc Herrera, Ramón Llanes, Silvia Malbrán, Aurora
Ramírez de Loaysa, María Elena Riaño
© De esta edición: Editorial GRAÓ, de IRIF, S.L.
Editorial GRAÓ, de IRIF, S.L.
Ministerio de Educación, Secretaría General Técnica
Quedan rigurosamente prohibidas, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción o
almacenamiento total o parcial de la presente publicación, incluyendo el diseño de la portada, así como la
transmisión de la misma por cualquiera de sus medios tanto si es eléctrico, como químico, mecánico,
óptico, de grabación o bien de fotocopia, sin la autorización escrita de los titulares del copyright.
ÍNDICE
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
2. Escuchar y hacer música con los jóvenes en el entorno del aula, Silvia Malbrán . . . . 35
Agrupamiento de las relaciones discursivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
Contorno y concertación de las relaciones discursivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Distribución temporal de las relaciones discursivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Relaciones de modalidad cruzada entre las artes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Actividades/Fuentes y recursos/Referencias bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
INTRODUCCIÓN
Andrea Giráldez
Coordinadora
Si saber música, en el sentido más amplio del término, nunca ha sido suficiente para enseñar
música, hoy, más que nunca, la escuela requiere de profesionales competentes que, además
de ser buenos conocedores de su materia, sean capaces de fundar su trabajo en principios
teóricos sólidos, de tomar las decisiones adecuadas a la hora de enseñar, de dar respuestas
apropiadas a las situaciones nuevas e impredecibles que se plantean en su labor docente y
de reflexionar sobre su propia práctica. El quid de la enseñanza y el aprendizaje musical ya
no es transmitir lo que sabe el profesor, sino posibilitar que los estudiantes aprendan y, al
mismo tiempo, estar dispuesto a seguir aprendiendo, tanto fuera de la escuela como, y sobre
todo, en la propia acción docente (Stenhouse, 1987).
A excepción del capítulo 1 y de los dos últimos, dedicado el primero a la programación y los
otros dos a la evaluación y la organización del espacio y los recursos en el aula de Música,
cada uno de los seis capítulos centrales se dedican a un ámbito o aspecto de la enseñanza
1. Los otros volúmenes son: Música. Complementos de formación disciplinar y Música. Investigación, innovación y
buenas prácticas.
Una de las ideas que subyacen en los tres volúmenes de la especialidad de Música se refiere
a la importancia de «enseñar música musicalmente» (Swanwick, 1999), es decir, de fomentar
el aprendizaje musical desde una práctica musical significativa, vinculándola al contexto
social y cultural. Y ésta es, precisamente, la idea en la que se basa el primer capítulo: «Pro-
gramar para enseñar musicalmente.» En él, Pep Alsina consigue combinar de manera hábil
los criterios que subyacen a la elaboración de una programación con los aspectos específicos
que ésta adquiere en la asignatura de Música.
En el capítulo 2, «Escuchar y hacer música con los jóvenes en el entorno del aula», Silvia
Malbrán llama la atención sobre la necesidad de desarrollar proyectos educativos partiendo
del perfil de los jóvenes actuales y realiza una serie de propuestas para el aprendizaje de la
escucha musical en el aula de educación secundaria. Dichas propuestas se complementan
con interesantes observaciones sobre algunos de los avances más recientes provenientes
de ámbitos tales como la lingüística o la psicología cognitiva. Especial atención merece el
modelo cross-modal, que estudia la integración multisensorial y que sirve como base a partir
de la cual plantear un enfoque en el que la música se combina con las imágenes, el texto o
el juego dramático.
1631/2006). Este último aspecto, el de la cultura musical básica, es el eje del capítulo 5,
«Saber sobre música: estrategias metodológicas», en el que Natalia González Fernández y
María Elena Riaño proponen algunas estrategias metodológicas que bien pueden contribuir
a su desarrollo.
Tal como señalábamos al inicio, uno de los grandes retos a los que se enfrenta la educación
musical en la actualidad es el de dar respuesta a los cambios que se han producido en
el mundo de la música como consecuencia del desarrollo tecnológico. Como se señala en el
Real Decreto 1631/2006 por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes
a la educación secundaria obligatoria (ESO):
(…) el desarrollo tecnológico ha modificado considerablemente los referentes musicales de la so-
ciedad (…) y ha abierto, a su vez, nuevos cauces para la (escucha), la interpretación y la creación
musical tanto de músicos profesionales como de cualquier persona interesada en hacer música.
Si bien la mayor parte de las estrategias didácticas abordadas en los capítulos anteriores son
válidas tanto para la ESO como para el bachillerato, la novedad del nuevo currículo en la
modalidad de Artes escénicas, música y danza puede plantear algunas dudas a la hora de
programar y desarrollar los contenidos de las distintas asignaturas. Por ello, en el capítulo 7,
«Estrategias didácticas en las asignaturas del bachillerato», Ana Alberdi y Aurora Ramírez de
Loaysa ofrecen dos propuestas concretas que ilustran adecuadamente cómo enfocar los pro-
cesos de enseñanza y aprendizaje en las materias musicales de dicha modalidad: Lenguaje
y práctica musical, Análisis, e Historia de la música y la danza.
Aunque en cada uno de los capítulos anteriores hay algunas referencias directas a la eva-
luación, parecía importante dedicar un capítulo específico a este tema. En el capítulo 8,
«Evaluar en Música», Pep Alsina ofrece interesantes reflexiones así como pautas específicas
que pueden resultar de utilidad a la hora de plantearse qué, cómo y cuándo evaluar en la
materia que nos ocupa.
El buen desarrollo de una clase de Música depende, en gran medida, de una organización
eficaz de los espacios y rec ursos. Por ello, en el último capítulo de este volumen, «El aula de
Música: espacios, organización y recursos», Ana Isabel Aranguren aporta ideas para prever
las condiciones físicas y materiales que debe reunir el aula de Música, considerada como un
espacio polivalente que puede transformarse en función de los requerimientos de las distintas
actividades sugeridas en la programación.
En su conjunto, los nueve capítulos que integran este volumen ofrecen al lector interesantes
pistas para pensar sobre diferentes posibilidades a la hora de programar y abordar los proce-
sos de enseñanza y aprendizaje musical en las aulas de ESO y bachillerato.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Normativa legal
Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Boletín Oficial del Estado (04/05/2006),
106, 17.158-17.207. También disponible en línea en: <www.boe.es/boe/dias/2006/05/04/
pdfs/A17158-17207.pdf>.
Real Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas
mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria. Boletín Oficial del
Estado (05/01/2007), 5, 677-773. También disponible en línea en: <www.boe.es/boe/
dias/2007/01/05/pdfs/A00677-00773.pdf>.
CONTENIDO DE CAPÍTULO
Pep Alsina
Departamento de Didáctica de la Expresión Musical y Corporal. Facultad de Formación del
Profesorado. Universidad de Barcelona
El profesorado, como agente mediador del aprendizaje, tiene una perspectiva respecto a la
forma más óptima para organizarlo, animarlo y gestionarlo de acuerdo con las necesidades
y posibilidades del contexto y del alumnado. Esta perspectiva le permite ordenar, matizar,
La Música puede enseñarse de muchas formas, pero no con todas se aprende por igual. La
enseñanza de la Música desde la perspectiva de «enseñar música musicalmente» (Swanwick,
1999) difiere de otras perspectivas de enseñanza. Enseñar Música musicalmente consiste
esencialmente en fomentar el aprendizaje musical desde la práctica musical y la vivencia
musical plena, no desde su teoría o aproximación teórica.
Cuando Small (1995) introduce el concepto de musiking (que traduce como «musicar»), se
refiere justamente a algo que las personas realizan en colaboración, donde no existe una
diferencia esencial entre las distintas funciones y desempeños del acto musical (composición,
ejecución, audición, etc.), sino que todas ellas se complementan. Su postura es crítica cuando
afirma que el alumnado necesita disponer de oportunidades para producir música: el profe-
sorado de Música debe preocuparse por generar este tipo de contexto social que favorezca la
interacción musical formal e informal y que lleve al desarrollo real y a la musicalización
del conjunto de la sociedad (Small, 2003).
Para Hargreaves y otros (2005), existen tres grandes retos para la educación musical del
siglo XXI:
• El currículo.
• Las finalidades de la educación musical.
• La aproximación a los distintos contextos de aprendizaje.
Respecto al segundo reto, cabe cuestionarse para qué sirve la educación musical y si la finalidad
de la música debería ser promover habilidades musicales o perseguir fines personales y culturales
más amplios. La educación musical debe encontrar su lugar en la educación para dejar de ser
una «asignatura pendiente»: aquello que por tradición ha consistido en una mera transmisión
del lenguaje y de las técnicas quizá debe explorar caminos ya iniciados y apuntar a su uso
como medio de desarrollo personal, emocional, afectivo, equilibrado y satisfactorio, vinculando
creatividad con alfabetización artística y alfabetización emocional (Coll, 2007, pp. 135-141).
El tercer reto consiste en la consideración de que además del entorno escolar y del entorno del
hogar existen contextos sociales de aprendizaje musical autónomo (al que llaman tercer en-
torno) con altos niveles de motivación y compromiso. El desafío para los profesores de Música,
–afirman los autores– es crear estructuras de andamiaje que estén lo suficientemente integradas
con el tercer entorno para proporcionar conocimiento, habilidades e incluso recursos para
apoyarlo, aunque permaneciendo a una distancia suficiente de él.
La base de la programación se halla en las intenciones educativas y musicales: éstas son las
guías sobre las que circulará todo lo que posteriormente se planificará mentalmente o en un
documento y acontecerá en el aula. La programación, cuya finalidad es enseñar musical-
mente, debe servir para revisar nuestros conocimientos y habilidades didácticas y musicales,
predisposiciones, prejuicios y competencias docentes, que empiezan, justamente, por tener
los oídos atentos a la música de nuestro alumnado.
Si analizamos distintas propuestas curriculares, podemos observar que existe una jerarquía
intrínseca que se expresa en distintos aspectos: las horas destinadas a cada materia, el orden
en que aparecen los objetivos, los bloques de contenidos, el peso específico que se concede
a una propuesta metodológica y no a otra, etc.
Un análisis rápido del currículo de Música de educación secundaria, por ejemplo en el Real
Decreto 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas co-
rrespondientes a la educación secundaria obligatoria (ESO), nos permite observar ciertas carac-
terísticas: en la introducción se destacan unos aspectos de la educación musical (por ejemplo, la
percepción y la expresión como ejes) y no otros, aparecen unos bloques de contenidos (escucha,
interpretación, creación y contextos musicales) y no otros, etc.
Si comparamos esta propuesta, por ejemplo, con propuestas anteriores podemos observar
que existen diferencias sustanciales. Algunos aspectos que allí se presentaban como ejes y
se constituían en fundamento, como el «lenguaje musical» (entiéndase solfeo) o la «historia
de la música» (entiéndase determinada historia de la música), han quedado disgregados en
pro de una educación musical basada en la experiencia musical viva, de intérprete y creador.
Aquí, la práctica y lo procedimental configuran la vía de acceso a la teoría y a lo conceptual.
La programación puede ayudar a desarrollar proyectos educativos que, más allá del aula,
pueden tener distintos grados o dimensiones y satisfacer diferentes anhelos o necesidades.
A pesar de que la frontera entre una y otra es muy delgada, intentaremos exponer de forma
sencilla y breve algunas diferencias, que se muestran en el cuadro 1.
A pesar de que en este capítulo se ofrece una definición de competencia, es fácil encontrar
otras definiciones en la web y elegir la que más se aproxime a vuestra forma de entenderla.
La competencia puede definirse como:
(…) la aptitud para enfrentar eficazmente una familia de situaciones análogas, movilizando a con-
ciencia y de manera a la vez rápida, pertinente y creativa, múltiples recursos cognitivos: saberes,
capacidades, microcompetencias, informaciones, valores, actitudes, esquemas de percepción, de
evaluación y de razonamiento (…). La competencia se realiza en la acción, en el momento especí-
fico en que es necesaria (…). La competencia no puede preexistir, no existe más competencia que
competencia en la acción. (Perrenoud, 2001)
Las tareas de desempeño en Música para el alumnado de educación secundaria, que enmar-
can la competencia musical porque muestran una acción ubicada en la realidad, podrían
ser las que refleja el cuadro 2.
Cuadro 2. Tareas en los niveles de desempeño de la escala global de Música, adaptado de la competen-
cia científica de los estudiantes
La programación
Más que una planificación formal finalizada, la programación debe ser entendida como
proceso y debe servir para evaluar y mejorar en la propia docencia. Formalmente, una programa-
ción debe asegurar la consecución y el cumplimiento de la normativa educativa, pero además,
y todavía más importante:
• Tiende a orientar la labor docente y a economizar esfuerzos y tiempo (utilidad, coordina-
ción y corresponsabilidad). Puede comunicar claramente lo que se pretende (comprensi-
bilidad y síntesis). Debe aplicarse al centro y al alumnado (realista). Puede actualizarse
permanentemente (viva). Permite completar lo que la práctica diaria y la necesaria
improvisación pueden dejar incompleto.
Fuente socioantropológica
- dónde -
(socioestructura)
Intenciones educativas
- por qué -
Objetivos
- para qué -
Fuente
Pedagógica Fuente epistemológica
- qué -
- cómo - (contenidos)
(metodología)
Competencias básicas
Fuente psicológica - con qué finalidad -
- a quién -
(psicoestructura)
Así, la programación responde a las cuestiones planteadas y es consecuente con las in-
tenciones educativas (¿por qué?) y con el enfoque por competencias (¿para qué o con qué
finalidad?), que impregnan todos los componentes del currículo: