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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL

SECRETARÍA DE INVESTIGACIÓN Y POSGRADO

CENTRO DE INVESTIGACIONES ECONÓMICAS


ADMINISTRATIVAS Y SOCIALES

Acción, desarrollo, ciencia y Tecnología


Aportes metodológicos psicosociales para el estudio de políticas
en desarrollo científico y tecnológico

TESIS

Que para obtener el grado de


Maestría en Ciencias en Metodología de la Ciencia

Presenta
Guillermo Samuel Tovar Sánchez

Directores de Tesis
Dr. Luis Mauricio Rodríguez Salazar
Dr. Adalberto De Hoyos Bermea

CIUDAD DE MÉXICO, SEPTIEMBRE DE 2019


Acta de revisión de tesis

ii
Carta Cesión de derechos

iii
Dedicatoria

a File,
mi familia,
mis amigos
y profesores

iv
Agradecimientos

De niño solía rezar por los que conocí, los que conozco y los que conoceré. Ahora que ya
no rezo, sólo me queda agradecer a los que conocí, conozco y conoceré. Pues todo lo que
he logrado y lo que puedo lograr se debe a todas aquellas personas con las que cruzo el
camino.
De ese modo, quiero agradecer a mi familia que siempre ha estado conmigo apoyándome
en todas mis aventuras. A mis amigos que me motivan a continuar con mis proyectos, con
mención especial a algunos que han estado más cerca durante este proceso, como son
Rodo, Dany, Chío, Niño, Gloria y Nimbe. A mis compañeros de clase en general y en
particular a Bety, Leo, Jeli, Omar y Ramsés.
También quiero agradecer a todos mis profesores, con especial reconocimiento al Dr. Luis
Mauricio Rodríguez Salazar y al Dr. Germán Sánchez Daza. Al primero le admiro por su
trayectoria y su capacidad para guiar a los estudiantes y que durante todo este proceso se
convirtió en mi mentor y amigo. Al segundo, por todo su apoyo para realizar mi movilidad
nacional en la Facultad de Economía de la BUAP, mismo que fue un evento clave para
consolidar mi trabajo de tesis.
Asimismo, quiero reconocer el apoyo que recibí por parte de las dos administraciones en
la coordinación del programa de Maestría en Ciencias en Metodología de la Ciencia, así
como a todo el cuerpo docente y administrativo del Centro de Investigaciones Económicas,
Administrativas y Sociales del Instituto Politécnico Nacional.
Mi último agradecimiento va para el Programa Institucional de Formación de
Investigadores (PIFI) y para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT),
pues sin el apoyo económico de las respectivas becas no hubiera sido posible enfocarme de
lleno a la investigación.

v
Contenido
Índice
Acta de revisión de tesis ...................................................................................................................... ii
Carta Cesión de derechos ....................................................................................................................iii
Dedicatoria ..........................................................................................................................................iv
Agradecimientos ................................................................................................................................. v
Contenido ............................................................................................................................................vi
Índice de Tablas y Figuras ................................................................................................................ viii
Índice Capitular ...................................................................................................................................ix
Glosario ...............................................................................................................................................xi
Resumen ............................................................................................................................................. xv
Abstract ............................................................................................................................................. xvi
Introducción ........................................................................................................................................ 1
Capítulo I La práctica y la acción científica ........................................................................................ 7
Contextos, valores y su discusión filosófica ................................................................................... 9
La epistemología genética y los ejemplares: una relación integradora Piaget-Kuhn para siglo XXI
....................................................................................................................................................... 14
La epistemología genética ............................................................................................................. 18
Los ejemplares de Kuhn ................................................................................................................ 23
Reflexiones sobre la estructura de la ciencia................................................................................. 27
Capitulo II La elección de la teoría: prácticas científicas en filosofía y epistemología de la
imaginación ....................................................................................................................................... 30
La práctica científica desde la filosofía ......................................................................................... 35
La propuesta de la epistemología de la imaginación ..................................................................... 39
Reflexiones sobre la elección de la teoría y la decantación por la epistemología ......................... 44
Capítulo III Recuento histórico-crítico de la psicología social ......................................................... 47
Historia y crítica de la psicosociología ......................................................................................... 48
Antecedentes y Germinación .................................................................................................... 49
Consolidación de la psicología social ....................................................................................... 60
Crisis de la psicología social y la respuesta latinoamericana .................................................... 64
Capítulo IV Aproximaciones hacia una psicosociología del siglo XXI ............................................ 72
La explicación psicogenética y la explicación sociogenética.................................................... 73
Propuesta epistemológica psicosocial ....................................................................................... 81

vi
Capítulo V Propuesta psicosocial en el estudio de políticas de desarrollo científico tecnológico
local. .................................................................................................................................................. 88
Aportes metodológicos psicosociales en el estudio de políticas de desarrollo científico y
tecnológico .................................................................................................................................... 89
La idea de desarrollo en la ciencia y la tecnología ........................................................................ 98
Capítulo VI La ciencia y la tecnología en la agenda política de desarrollo .................................... 108
El panorama internacional y latinoamericano ......................................................................... 108
El caso mexicano..................................................................................................................... 117
Conclusiones ................................................................................................................................... 129
Crítica al modelo lineal: Desarrollo Científico Tecnológico→ Desarrollo/Crecimiento
Económico→ Bienestar Social................................................................................................ 129
Hacia una nueva Metodológica Psicosocial ............................................................................ 131
Toma de postura razonada sobre la totalidad de lo real. ......................................................... 133
Bibliografía ..................................................................................................................................... 136

vii
Índice de Tablas y Figuras

Tabla 1 Tipos de relaciones entre disciplinas de acuerdo a sus sitemas causales e impicativos ... 2020
Tabla 2 Matriz relacional entre mecanismos de acciones y mecanismos de configuraciones ........ 966

Figura 1 Propuesta sobre el círculo de las ciencias en ciclos .......................................................... 278


Figura 2 Propuesta de Rodríguez-Salazar de la relación Sujeto-Objeto bajo la noción ampliada de
experiencia ...................................................................................................................................... 422
Figura 3 Objeto de estudio de la psicología social. ......................................................................... 499
Figura 4 Movimiento genético de los tres modos de vida colaborativa .......................................... 588
Figura 5 Relación sujeto-objeto bajo una versión ampliada de la experiencia ............................... 833
Figura 6 Enfoque psicológico de la relación Sujeto-Objeto........................................................... 844
Figura 7 Enfoque social de la relación Sujeto-Objeto .................................................................... 845
Figura 8 Modelo psicosocial en la construcción de conocimiento .................................................. 855
Figura 9 Relación circular del mercado. ................................................................................... 100101

viii
Índice Capitular

Capítulo I

La práctica y la acción científica

El objetivo de este capítulo es dar cuenta del problema de la estructura normativa y de las
condiciones de validez del conocimiento que emana de la ciencia, diferente al del empirismo
lógico. En ese sentido, este primer texto es un trabajo de reflexión epistemológica y de la
filosofía de la ciencia.

Para plantear esta reflexión, los límites a los que se enfocará la primera sección se encuentran
en la discusión del siglo pasado donde se cuestionaba si los contextos de descubrimiento son
igual de importantes que los contextos de justificación para analizar dicha estructura
normativo-epistémica y, aún más, cuáles son las implicaciones de incluir conceptos como el
de práctica [en términos de acción] para el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Esta revisión del problema epistemológico sobre los contextos de justificación y contexto de
descubrimiento, abre paso para realizar una discusión entre dos grandes investigadores de la
ciencia como lo son Kuhn y Piaget, en especial sobre cómo conciben la estructura de la
ciencia.

Capitulo II La elección de la teoría: prácticas científicas en filosofía y epistemología de


la imaginación
En la segunda sección se realiza una discusión sobre los planteamientos epistemológicos
entre dos epistemólogos contemporáneos que han tratado con actualidad y profundidad estos
planteamientos: Rodríguez-Salazar y Martínez. El primero desde la epistemología de la
imaginación de corte piagetiano y el segundo desde su propuesta de la epistemología
naturalizada social del proyecto filosófico de la ciencia centrado en prácticas. Finalmente, se
fundamenta epistemológicamente una propuesta psicosocial genética.

Capítulo III Recuento histórico-crítico de la psicología social

ix
Este capítulo tiene por objetivo analizar la disciplina psicosocial desde sus procesos
históricos. De ese modo, la organización del texto es la siguiente: en un primer momento se
realiza una revisión histórico-crítica de la disciplina psicosocial desde sus estadios
fundacionales y su consolidación. Posteriormente se expone la crisis de este campo de
conocimiento y cómo la versión Latinoamérica responde a dicha crisis a través su crítica
sistemática a los fundamentos teóricos de la psicosociología.

Capítulo IV Aproximaciones hacia una psicosociología del siglo XXI


Por último se presentan reflexiones sobre la prospectiva y necesidad de una psicosociología
genética para el siglo XXI con la propuesta de cinco principios metodológicos psicosociales.

Capítulo V Propuesta psicosocial en el estudio de políticas de desarrollo científico


tecnológico local.
El objetivo de este capítulo es profundizar en los cinco principios psicosociales como
aportaciones metodológicas en el estudio de políticas en desarrollo científico y tecnológico
en México, mismo que se expone en el primer apartado del capítulo. En un segundo
momento, se vuelve necesario establecer el referente teórico sobre lo que se entiende por
desarrollo y cuáles son sus vínculos epistemológicos con el estudio de políticas.

Capítulo VI La ciencia y la tecnología en la agenda política de desarrollo


Con esa base, la tercera sección consiste en realizar una aproximación en la aplicación de la
propuesta metodológica desde sus dimensiones internacional, regional y local. Finalmente,
como un apartado casi independiente de este capítulo, se ofrecen una serie de reflexiones
sobre el grueso del trabajo de tesis.

x
Glosario

Acción Unidad última de análisis psicosocial. Es la realización del ser, el acto, el momento
en que cobra forma y estructura el ser

ALC América Latina y del Caribe

Bienestar Social Conjunto de factores que involucran la consecución de la calidad de vida


de las personas de una sociedad determinada para satisfacer sus necesidades humanas y
sociales

CIECAS Centro de Investigaciones Económicas Administrativas y Sociales

Ciencia Conjunto de relaciones y procesos diversos de teorías que pueden motivar el


desarrollo de una nación

CINVESTAV Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico


Nacional

Cognición Capacidad del sujeto para conocer y estructurar las propiedades de la realidad

CONACyT Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (México)

Consumptor Economicus Modelo económico del comportamiento consumidor del humano

Contexto de Justificación Concepto con el cual se remite a las condiciones constitutivas


lógico-formales de la ciencia

Contexto de Descubrimiento Concepto con el cual se remite a las condiciones constitutivas


contextuales de la ciencia como lo político, lo sociológico, lo psicológico, etcétera.

CTI Modelo de ciencia, tecnología e innovación

Desarrollo Acciones que permiten la superación de estadios sucesivos dentro de una serie a
través del tiempo

Ejemplares Segunda definición de paradigma de Kuhn

xi
Epistemología Genética Ciencia que se encarga del estudio de las condiciones constitutivas
de validez, de hecho y de accesión al conocimiento. Analizando la superación de estadios
menores a estadios mayores de conocimiento

Estructura Conjunto de esquemas de acción

EEUU Estados Unidos de América

Falsar Desmentir un enunciado o teoría científica

Filosofía de la Ciencia Campo de conocimiento que se encarga de la reflexión especulativa


sobre generalidades o universales sobre el conocimiento científico y su estructura

Génesis Origen o principio de algo

Homo Economicus Modelo económico del comportamiento humano en la dinámica de


oferta y demanda

I+D+i Investigación más desarrollo más innovación.

Imaginación Mediador entre intuiciones y conceptos donde el razonamiento simbólico


consiste en esta representación del mundo en lo cognitivo para configurar realidades
imaginarias posibles que brinden respuesta a los problemas materiales de la ciencia.

Interdisciplina Relaciones internas y entre disciplinas para la consecución de los objetivos


del conocimiento científico

IPN Instituto Politécnico Nacional

LCyT Ley de Ciencia y Tecnología

LO-CONACyT Ley Orgánica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología

Lógica Campo de conocimiento que estudia las formas y principios generales que rigen el
conocimiento y el pensamiento humano.

Logotomía Proceso por el cual se extirpa la razón de la metodología

Mercado Espacio temporal donde convergen la oferta y la demanda determinada por los
precios

xii
Metodología Orientación de la razón para trascender lo evidente y validar lo que construye
bajo sus criterios conceptuales

Modernidad Mentalidad sobre el mundo, y el sujeto que se incrusta en él desde distintas


doctrinas y no desde un único sistema de pensamiento homogéneo. Por tanto, la modernidad
es usualmente entendida como una forma de pensamiento racional que encuentra su
expresión más clara en el siglo XVIII

Operacional Conjunto de estructuras de acciones del sujeto para resolver un problema

Politics Dinámica de acciones para organización social

Policy Acciones materiales concretas para la organización social

PNDTC Programa Nacional de Desarrollo Tecnológico y Científico 1984-1988,

Psicología Social/Psicosociología Interdisciplina que tiene por objeto la acción humana


como componente psicosocial en la crítica de las condiciones sociales de la sociedad, para
ofrecer alternativas sistematizadas de transformación social, entendiendo al humano en su
carácter diacrónico, sincrónico y multidimensional en el devenir de sus acciones

Signo Convención arbitraria, construcciones sociales reguladas, como el lenguaje, la


matemática, entre otros

Símbolo se refiere a una relación de semejanza entre significado y significante

Sistema Conjunto de entidades

SNCT Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología

SNI Sistema Nacional de Investigadores

Tecnología Complejo de teorías y técnicas

Teoría del conocimiento Estudio sistematizado sobre las condiciones constitutivas del
conocimiento en general.

TLCAN Tratado de Libre comercio para América del Norte

UNESCO Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

xiii
URSS Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas

xiv
Resumen
La presente tesis tiene por objetivo analizar las implicaciones derivadas de la discusión
epistemológica de la neutralidad y estructura de la ciencia en la construcción de principios
metodológicos psicosociales para el estudio de políticas públicas de desarrollo científico y
tecnológico, donde se consideren a estos últimos como un conjunto de relaciones y procesos
diversos que pueden motivar el desarrollo de una nación. De ese modo, utilizando como
métodos el psico-sociogenético y el histórico crítico se parte de la discusión entre contextos
de justificación y contexto de descubrimiento, así como de la estructura de la ciencia y crítica
histórica de la psicología social para proponer cinco principios psicosociales que sirven como
estructura metodológica para el análisis del fenómeno de las políticas en desarrollo científico
tecnológico.

xv
Abstract

The aim of this thesis is to analyze the implications derived from the epistemological
discussion of the neutrality and structure of science in the construction of psychosocial
methodological principles for the study of public policies of scientific and technological
development, where the latter are considered as a set of relationships and diverse processes
that can motivate the development of a nation. In this way, using the psycho-sociogenetic
and the critical historical methods the thesis starts the discussion between contexts of
justification and context of discovery, as well as the structure of science and historical
criticism of social psychology to propose five psychosocial principles that they serve as a
methodological structure for the analysis of the phenomenon of policies in scientific and
technological development.

xvi
El pájaro rompe el cascarón. El cascarón
es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que
destruir un mundo. El pájaro vuela hacia
Dios. El dios se llama Abraxas.
Demian. Herman Hesse, 1919

Introducción

El trabajo que el lector está por leer, simboliza el esfuerzo consolidado de dos años de
constante investigación durante el periodo que el autor cursó la Maestría en Ciencias en
Metodología de la Ciencia en el Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y
Sociales del Instituto Politécnico Nacional. Asimismo, es necesario mencionar que el
presente trabajo tuvo agradables transformaciones hasta materializar lo que se presenta ahora.
Pues partió de una trinchera muy distinta a la actual, pasando por el análisis de indicadores
bibliométricos y el estudio del habitus, hasta desembocar en el concepto de práctica y acción
científica como base teórica de la propuesta psicosocial genética en el estudio de políticas en
ciencia y tecnología.

De tal modo, el objeto de la presente tesis es analizar las implicaciones derivadas de la


discusión epistemológica de la neutralidad y estructura de la ciencia en la construcción de
principios metodológicos psicosociales para el estudio de políticas públicas de desarrollo
científico y tecnológico, donde se consideren a estos últimos como un conjunto de relaciones
y procesos diversos que pueden motivar el desarrollo de una nación.

En ese sentido, se puede sostener actualmente que en un principio el objetivo de la ciencia y


la tecnología es la generación de nuevos conocimientos para el beneficio de la sociedad. Por
su parte, las políticas públicas de desarrollo son las encargadas de dar ciertas normas sociales

1
del sistema de producción en general y el de la ciencia y la tecnología en específico para
mejorar las condiciones de las poblaciones a las que se dirigen.

Dicho desarrollo en las sociedades se apoya en el sistema económico que actualmente se


centra en una lógica de mercado. Así, en el ámbito científico y tecnológico, desde hace
algunas décadas, se orienta en esa dirección; es decir, contempla los procesos científico-
tecnológicos en el sentido de los intereses de mercado y satisfacer necesidades de oferta y
demanda.

De ese modo, todo sistema económico de mercado se basa en la producción de mercancías


que a su vez regula los precios. Sin embargo, es notorio que esa lógica no siempre es así y
que, más bien, intervienen otros aspectos desde fuera de la teoría. Las políticas en ciencia y
tecnología se sustentan en la correlación a mayor desarrollo, mayor desarrollo científico
tecnológico y, por tanto, mayor bienestar social.

Para abordar el tema que compete, es necesario retomar una de las discusiones de la filosofía
y la epistemología de mitad del siglo pasado, que consistió en establecer los criterios que
deberían integrar el análisis de la estructura científica. Si se considera a la ciencia y la
tecnología como libre de valores contextuales o en qué medida estos intervienen en la
construcción de conocimiento.

Describir, entonces, los marcos de una estructura de la ciencia y la tecnología nos permite
observar sus relaciones e implicaciones en lo social. Para Piaget dicha estructura se
constituye como una especie de círculo donde se relacionan e implican las disciplinas unas
con otras, en función de los tipos de sistemas teóricos y prácticos que la conforman. Dicho
círculo se cierra con las ciencias psicosociales.

Dicho lo anterior, la psicología social puede auxiliarnos en el estudio de aquellas políticas de


desarrollo, toda vez que se encarga de estudiar la inter-conformación entre lo psicológico y
lo social a través de los denominados procesos psicosociales. Esto nos permitirá no sólo
incluir las dimensiones económicas, sociales y psicológicas, sino, también, observar la forma
en que se implican unas con otras a través de sus componentes metodológicos.

Consecuentemente, al relacionar la psicología social con los procesos de la ciencia y la


tecnología se está demarcando aún más los límites de la investigación. En ese tenor, el Grupo

2
de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad Autónoma de Barcelona
(Domènech, et. al., 2000) proponen que el objeto de estudio de la psicología social de la
ciencia es “aplicar las teorías y métodos psicosociales al estudio conceptual y empírico de la
actividad científica en un contexto social”. Para dar cuenta de lo anterior, revisan los trabajos
de psicología social de la ciencia hasta ese momento y que les consideran como mainstream;
estos se agrupan en ocho categorías: 1) procesos de normalización en la ciencia; 2) Procesos
de Influencia Social y Comparación social; 3) Valores y Creencias en la Ciencia; 4)
Ideología; 5) Ética en la Producción de Conocimiento; 6) Contexto Organizacional de la
Investigación Científica; 7) Cuestiones Retóricas y Lingüísticas; y, 8) Relación Ciencia y
Sociedad. Básicamente. De ese modo, lo que sostiene el grupo de Barcelona es que estos
trabajos, si bien pueden resultar interesantes, se quedan en la superficie del fenómeno de lo
social que engloba la actividad científica.

De esa manera, para dar actualidad a la psicología social o psicosociología en el estudio de


la ciencia y de las políticas en ciencia y tecnología se puede lograr a través de una búsqueda
rápida en el motor google académico (Google, 2019), empleando las palabras específicas
“Psicología Social”, “Política”, “Ciencia”, “Tecnología”, de donde se encuentran casi ocho
mil resultados en el periodo comprendido entre 2015 y 2019. Si bien el recurso de búsqueda
de Google Académico arroja una variedad de documentos, no todos ellos se pueden
considerar con el mismo valor científico. Sin embargo, sí nos puede mostrar que se utilizan
dichos conceptos en un mismo trabajo lo que indica la tendencia general sobre el tema a
nivel internacional.

Para especificar más el tema, se utilizó el buscador de ScienceDirect (ScienceDirect, 2019)


y se buscaron las palabras clave “Social Psychology”, “Science” y “Policy” en el indicador
de términos generales. Los resultados que arroja se cuantifican en más de nueve mil
documentos científicos, de los cuales destacan 6,561 artículos de investigación, 1,145
capítulos de libro, 368 artículos de revisión, entre otros más. Asimismo, durante los últimos
cinco años existe una tendencia en aumento en relación con estos temas, pues se promedian
320 documentos cada año. Esto puede indicar a que existe en el ámbito académico-científico
una tendencia a explorar este campo disciplinar.

3
Si se realiza la misma búsqueda con la variación de colocar las palabras clave “social
psychology” y “Science” en el indicador Tittle-Abstract-Key, dejando la palabra “Policy” en
el de términos generales, el resultado que arroja es un total setenta y siete documentos
científicos, y que en los últimos cinco años se promedian cinco documentos por año.

De esa manera, esta búsqueda en la plataforma de ScienceDirect parece indicar que si bien
los términos están vinculados de manera general, es aún un campo poco explorado cuando
se toma como objeto de estudio específico. En otras palabras, se puede sugerir que la
tendencia internacional reconoce la viabilidad de estudiar las políticas científicas desde la
psicosociología. Sin embargo, aún faltan mayores aproximaciones teóricas para llevar a buen
puerto tales pretensiones.

Ahora bien, de los veintiocho documentos obtenidos del periodo 2015-2019 de la última
búsqueda en ScienceDirect, 18 de ellos corresponden a artículos científicos, 3 a artículos de
revisión y 2 a capítulos de libro.

De los artículos de revisión encontrados, el primero (Miller, 2019) aborda el tema de la


inteligencia artificial desde un enfoque psicosocial argumentando sus relaciones entre
biología, psicología y psicosociología. El segundo (Jost, 2017) trata el tema de cómo los
votantes eligen a sus gobernantes de ideología conservadora. Finalmente, el tercero (Balez,
R. et. al., 2015) realizar una relectura el fenómeno farmacodinámico del placebo. En especial,
el primero y el tercero se relacionan con el tema que aquí se aborda de acuerdo con su
perspectiva, pues son artículos que plasman el estado de la cuestión relacionando la
psicosociología de la ciencia con el tema de las políticas públicas de una manera más
próxima.

De los temas encontrados en los artículos de investigación se pueden dividir en 5 categorías


generales: 1) Objeto político donde abordan las temáticas de la opinión pública, la
organización social, entre otros (Wang, et. al., 2019; Fiske, 2018; Eitan, et. al., 2018; Calus
y Hoang, 2018; Laustsen y Bor, 2017). 2) Organización de la ciencia donde se establecen
algunas investigaciones empíricas y sobre algunos aspectos filosóficos (Calin-Jageman,
2018; Crandall y Sherman, 2016; Knight, et. al., 2015); 3) Epistemológicos internos que
abordan el dominio conceptual de la psicología social (Eitan, et. al., 2018; Martin, et. al.,
2017; van 't Vee y Giner-Sorolla, 2016; Crandall y Sherman, 2016; Levy y Bühlmann, 2016;

4
Mouton, et. al., 2015; Hawley y Williford, 2015; Knight, et. al., 2015); 4) Estudios
empíricos, en estas investigaciones se ponen a prueba distintos conceptos con referentes
empíricos (Eitan, et. al., 2018; Lonati, et. al., 2018; D'Oca, et. al., 2018; Schröder y Wolf,
2017; Gurney, et. al., 2016) 5) Desarrollo, en el que se abordan temáticas sobre el cambio
climático, la educación y el consumidor en el desarrollo económico (Burke, et. al., 2018;
Calus y Hoang, 2018; Crandall y Sherman, 2016).

Esta última categoría es la que interesa para el presente trabajo pues al abordar el desarrollo
en tanto que sus dimensiones económicas, culturales y científicas ofrecen una idea de cuáles
son los caminos que se están tomado actualmente en el tema. Por tanto, el objetivo de esta
tesis es analizar el dominio material de las políticas de desarrollo científico y tecnológico
desde la psicosociología y así establecer principios metodológicos para su estudio.

Por consiguiente, la primera sección se compone de un primer capítulo donde se establece la


relación filosófico-epistemológica del tema de investigación. En este primer acercamiento se
retoma la discusión de la neutralidad de la ciencia, para proseguir con una descripción de la
estructura de la ciencia en términos de una relación integradora Piaget-Kuhn entre la
epistemología genética y los ejemplares. El segundo capítulo, se exponen dos enfoques
epistemológicos actuales, epistemología de la imaginación y la epistemología naturalizada
social, para abordar el tema de la práctica científica y concebirla a esta como acciones del
sujeto científico en su devenir histórico integrando los componentes simbólico-imaginativos.
Esta reflexión dará paso al establecimiento de fundamentos epistemológicos para una
psicosociología del siglo XXI.

En el tercer capítulo, establece la relación epistémico-metodológica donde se ofrece un breve


recorrido histórico por el cual transitó la consolidación de la psicosociología y su contexto
latinoamericano. Posterior a esto, en el cuarto capítulo, se retoman los aspectos esenciales de
las explicaciones psicogenética y sociogenética para dar una base teórica sincrónica a la
propuesta general metodológica en cinco principios psicosociales.

Ya en el quinto capítulo, que establece la relación metodológica-psicosocial, inicia con la


especificación de la propuesta metodológica psicosocial genética puesta en relación con el
objeto material de las políticas en ciencia y tecnología. Después de los planteamientos
teóricos, se procede a dar una aproximación de la aplicación de la propuesta comenzando con

5
el contexto histórico internacional, especificándolo en la región Latinoamérica y
concretándola en el caso mexicano. Finalmente, en el sexto capítulo se establecen una serie
de reflexiones finales que oriental las conclusiones sobre el grueso del trabajo.

6
What men really want Is not knowledge, but
certainty.
Bertrand Russell

Capítulo I La práctica y la acción científica


La ciencia y la tecnología se transforman constantemente implicándose una a la otra. Dichas
transformaciones se dan en un proceso co-evolutivo. Pues la tecnología no sólo aplica los
conocimientos científicos a la resolución de problemas prácticos, sino, que ofrece nuevos
problemas que sólo la abstracción científica puede resolver. Por su parte, la ciencia se nutre
de estos conflictos para poder avanzar con sendas alternativas. Así lo demuestra la historia
de los sistemas de relaciones científicas en las diferentes dimensiones de lo social. Desde los
enfoques del antiguo mundo, pasando por el cartesiano y el newtoniano, llegando a los
planteamientos positivistas, los de la teoría crítica, los enfoques cognitivos y los de la inter-
y transdisciplina.

Todos estos enfoques, en su mayoría, parten de una manera particular de entender el mundo
y de cómo el sujeto se incrusta en ese mundo; es decir, estas propuestas cuestionan a su modo
¿qué es el mundo?, ¿cómo se configura el sujeto que conoce?, ¿cómo podemos validar lo que
conocemos sobre ese mundo?, ¿qué es la razón?, ¿cuál es la función del sujeto en este
proceso?, ¿el sujeto es activo o pasivo en proceso del conocimiento?, ¿cómo y qué es lo que
observamos?, ¿cómo estructuramos esa observación para convertirla en un juicio válido?;
éstas preguntas quedarían sin resolver si no fuera porque la epistemología, emancipada de la
especulación filosófica, tratara con profundidad y crítica sus condiciones y constituciones
conceptuales, históricas y de hecho.

7
Por tanto, el objetivo de este capítulo es dar cuenta del problema de la estructura normativa
y de las condiciones de validez del conocimiento que emana de la ciencia, diferente al del
empirismo lógico. En ese sentido, este primer texto es un trabajo de reflexión filosófica de la
ciencia y de la epistemología1.

Para plantear esta reflexión, los límites a los que se enfocará este apartado se encuentran en
la discusión del siglo pasado donde se cuestionaba si los contextos de descubrimiento son
igual de importantes que los contextos de justificación para analizar dicha estructura
normativo-epistémica y, aún más, cuáles son las implicaciones de incluir conceptos como el
de práctica [en términos de acción] para el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Desde ese punto de vista, adelantemos que en este trabajo se entiende la ciencia como un
conjunto de distintos y diversos procesos, y ya no como un mero producto. Por tanto, se
considera que un enfoque epistemológico que integre estos aspectos es fundamental para
entender la ciencia como una serie de procesos que implican aspectos sociales de la acción.

En ese entendido, la epistemología genética planteaba hace más de medio siglo aspectos en
la construcción del conocimiento considerando la acción del sujeto. Desde este argumento,
la psicosociología2 aplicada al estudio de las políticas de desarrollo en ciencia y tecnología
puede servir para entender el cómo se diseñan dichas políticas. Sin embargo, primero es
necesario proponer una base epistemológica para dar fuerza a sus componentes conceptuales
y metodológicos.

De ese modo, lo que trata esta tesis es lanzarse a la empresa de fundamentar


epistemológicamente la psicosociología desde un marco de la acción para el estudio de
políticas de desarrollo en ciencia y tecnología. Pero no sólo de eso, sino también cómo la

1
Existen múltiples definiciones sobre la filosofía de la ciencia, epistemología, teoría del conocimiento y
metodología que invitan a considerarles como similares o incluso como sinónimos (Moulines, 2011a; 2011b).
En este trabajo se considera que sí existen diferencias y fronteras definidas entre cada una de ellas, por tanto,
de manera somera, para referirnos sobre el conocimiento en general se utilizará teoría del conocimiento; para
hablar sobre el conocimiento científico y sus condiciones de validez, se utilizará epistemología; cuando se
refiere a la reflexión especulativa sobre el desarrollo de la ciencia, se designará como filosofía de la ciencia; y,
finalmente, por metodología se entenderá como la reflexión transversal de los componentes racionales de una
investigación. Como lo mencionan Rodríguez-Salazar y Rosas-Colín (2016), la metodología descompuesta en
sus componentes etimológicos meta odos logo, se puede entender como el camino que sigue la razón para
alcanzar un objetivo.
2
En esta tesis se considera que la psicosociología y la psicología social son dos términos que se refieren al
mismo campo disciplinar. Sin embargo, en el capítulo que sigue se hace una definición más profunda de lo que
se entiende por dicha disciplina.

8
psicosociología puede ser de utilidad para criticar los componentes epistemológicos. Como
lo plantea Piaget (1967/1979c, p. 36) “la psicosociología puede, pues, proporcionarle a la
epistemología datos utilizables para la solución de los problemas generales”.

La psicología social entiende a la práctica científica como un conjunto de procesos


psicosociales3 que inter-configuran la psique y lo social; identificando la influencia del sujeto
como agente en un entorno científico y viceversa. De esa manera, el estudio de las políticas
de desarrollo en ciencia y tecnología desde este enfoque permite al investigador ampliar su
espectro de análisis y, en consecuencia, ofrecer nuevas alternativas de solución en el diseño,
planeación e implementación de las mismas.

Consecuentemente, para lograr tal efecto, se echa mano del método histórico-crítico para
realizar inferencias que permitan plantear el problema epistemológico de la práctica científica
que se ubica en la discusión de los valores de la ciencia, así como el de la epistemología
genética, que destaca el papel de la acción en la relación sujeto-objeto.

Esta revisión del problema epistemológico sobre los contextos de justificación y contexto de
descubrimiento, abre paso para realizar una discusión entre dos grandes investigadores de la
ciencia como lo son Kuhn y Piaget, en especial sobre cómo conciben la estructura de la
ciencia. Después se realiza una discusión sobre los planteamientos epistemológicos entre dos
propuestas contemporáneas que han tratado con actualidad y profundidad estos
planteamientos: la epistemología de la imaginación de corte neopiagetiano y el segundo
desde su propuesta de la epistemología naturalizada social del proyecto filosófico de la
ciencia centrado en teorías. Para finalmente, ofrecer fundamentos epistemológicos hacia una
propuesta psicosocial genética para el siglo XXI.

Contextos, valores y su discusión filosófica


Existe una discusión en la filosofía de la ciencia centrada en teorías que inicia con
investigadores del siglo pasado, planteado como el debate entre contexto de justificación y
contexto de descubrimiento4 inaugurado por Reichenbach, el cual priorizaba el papel de la

3
Los procesos psicosociales son muchos y de distinta conceptualización. Algunos ejemplos de estos son los de
normalización, identidad, influencia social, etcétera. (Cf. Ibáñez, 2011)
4
Sin embargo, podemos encontrar antecedentes de esta discusión en la distinción que hace Kant
(1787/1986:120) entre quid facti y quid iuris, donde el primero se refiere a las cuestiones de hecho y la segunda
a las cuestiones de derecho. Empero, la mayor aportación de Kant a esta discusión es sobre sus conceptos de

9
teoría en el trabajo científico. Esta discusión se fundamenta en la argumentación contra todo
psicologismo de la ciencia que, al parecer, se “populariza” con Popper (1934-1935/1977) en
su libro Logik der Forschung (La lógica de la investigación).

Popper establece el problema de la siguiente manera:

La etapa inicial, el acto de concebir o inventar una teoría, no me parece que


exija un análisis lógico ni sea susceptible de él. La cuestión acerca de cómo
se le ocurre una idea nueva a una persona —ya sea un tema musical, un
conflicto dramático o una teoría científica— puede ser de gran interés para
la psicología empírica, pero carece de importancia para el análisis lógico
del conocimiento científico. [Después concluye que] En consecuencia,
distinguiré netamente entre el proceso de concebir una idea nueva y los
métodos y resultados de su examen lógico (1934-35, 1977, pp. 30-31).

Para Popper, y otros pensadores (Reichenbach, 1938; Lakatos, 1978), por tanto, lo que es
importante en el trabajo de reflexión epistemológica son las cuestiones de validez de los
juicios o enunciados que emanan de las propuestas teóricas de los científicos y no los
enunciados que surgen de las prácticas que llevaron a su “descubrimiento”. O como lo
expone claramente Lakatos años más tarde:

El valor cognoscitivo de una teoría nada tiene que ver con su influencia
psicológica sobre las mentes humanas. Creencias, convicciones,
comprensiones […] son estados de la mente humana. Pero el valor
científico y objetivo de una teoría es independiente de la mente humana

objetividad, causalidad, la relación sujeto-objeto, entre otros. Pues estos marcaron la agenda de las discusiones
del siglo XIX y XX. Es decir, en la primera mitad del siglo XIX se realizó una crítica hacia los planteamientos
kantianos, en especial los que emanaban del idealismo alemán (Fichte, Schelling, Hegel), sin embargo a finales
de ese mismo siglo surgieron pensadores, denominados post-kantianos (Whewell, 1989 y Herschel, 1833, en
Marcos, 2013: 48), que reconstruyeron los conceptos de objetividad donde proponen que esta se fundamenta
en la justificación o verificación de la teoría y no de cómo se descubrió la misma.
Ahora bien, de este recuento se pueden deducir tres argumentos que se expresan como sigue: 1) Kant fue clave
en la reflexión filosófica sobre la ciencia, no sólo por las críticas y reestructuraciones que recibió, sino, por
poner en relieve la importancia de la relación sujeto-objeto en el conocimiento. 2) Algo es innegable: la filosofía
de la ciencia comienza su configuración autónoma en el siglo XIX; es decir, la filosofía de la ciencia, a partir
de esta reflexividad sobre la ciencia misma, comienza a constituirse como algo distinto a la especulación
filosófica en general, lo que desembocó en, 3) la necesidad de separar toda reflexión metafísica de lo que es la
ciencia (el problema de la demarcación de la ciencia).

10
que la crea o la comprende. Su valor científico depende solamente del
apoyo objetivo que prestan los hechos a esa conjetura. (1978/1989, p. 5)

Esta distinción tiene que ver con los dos problemas de la epistemología (Popper, 1930-37/
1998): el de la inducción y el de la demarcación científica. Sin embargo, el mismo Popper
propone que todos los problemas epistemológicos se pueden reducir al segundo problema, el
de la demarcación. Su propuesta es que esta distinción permite discriminar lo que es un
conocimiento valido científicamente y un conocimiento propio de la metafísica.

Esto invita a deducir que el objeto de la epistemología es dar cuenta de aquellos juicios que
brindan validez al conocimiento; es decir, que esta aporta un criterio estricto y aplicable para
diferenciar ambos tipos de juicios. De esa manera, Popper soluciona estos problemas, en
especial el de la demarcación, con la propuesta del principio de falsabilidad5. Este consiste
básicamente en que:

Los enunciados o sistemas de enunciados empírico-científicos se


caracterizan porque son falsables de una manera empírica. [Por lo que]
considerar la falsabilidad de una teoría como una relación entre la teoría en
cuestión y los enunciados básicos empíricos. (p. 485)

En otras palabras, la falsación se compone de proponer un sistema de enunciados empíricos


que puedan refutar una teoría. Popper propone la hipótesis falsadora:

aceptamos la falsación solamente si se propone y corrobora una hipótesis


empírica de bajo nivel que describa semejante efecto, y podamos
denominar a este tipo de hipótesis una hipótesis falsadora. (1934-35/1977,
p. 83)

Esto se refiere a que se puede considerar una teoría falseada si se han aceptado enunciados
básicos que se han reproducido con alguna regularidad. Lo que implica que una teoría puede
resultar falseada si su núcleo teórico es refutado por uno o varios argumentos empíricos que
se han repetido lo suficiente como para que se desplome el cuerpo teórico.

5
Popper (1934-35, 1977: 82-83) reconoce una diferencia entre falsación y falsabilidad. La primera la entiende
como “criterio del carácter empírico de un sistema de enunciados”(p. 82), mientras que el segundo implica
“incorporar reglas especiales que determinan en qué condiciones debemos considerar falso un sistema”(p. 83)

11
De ahí que se establece que el objetivo de sus investigaciones es buscar y escoger la mejor
teoría posible, de una manera racional. En otras palabras, Popper establece estos argumentos
no de manera espontánea, sino, que es el resultado de toda una reflexión epistemológica sobre
la ciencia que permiten establecer normas de cómo decidir si un juicio o enunciado es válido
o no, científico o pseudocientífico. Dichas reflexiones ponen de relieve la creciente
autonomía de la filosofía de la ciencia y de la epistemología en relación con la reflexión
especulativa de la filosofía en general6.

Piaget (1967/1979) y Moulines (2011a), quienes ponen en relieve la creciente autonomía de


la filosofía de la ciencia (Moulines) y de la epistemología (Piaget) en relación con la reflexión
especulativa filosófica general, proponen, sin embargo, que esta autonomía germina a finales
del siglo XIX o con Ernst Mach, para ser precisos, y nace en toda la extensión de la palabra,
con el círculo de Viena. Así, esta nueva disciplina llamada positivismo-lógico (que para
Piaget es la que marca el inicio de la epistemología científica y para Moulines el de la
filosofía de la ciencia institucional), se caracteriza por utilizar de manera generalizada los
métodos de análisis formal, una marcada actitud por expulsar todo vestigio metafísico de la
ciencia, y contrastar todo planteamiento de un verificacionismo de base empírica (Piaget,
1967/1979; Moulines, 2011a; Martínez et. al., 2011).

Dicho esto, se puede decir que los pensadores del positivismo lógico, coincidían con Popper
sobre que lo importante en filosofía de la ciencia radicaba en dar cuenta de las estructuras
normativas que validan los juicios del conocimiento.

6
El tema de la diferenciación entre epistemología, filosofía de la ciencia, teoría del conocimiento y metodología
es bastante extenso. Sin embargo, uno de los autores que ha trabajado en este sentido es Piaget (1967/1979),
quien sostiene que la teoría del conocimiento científico o la epistemología se puede dividir en tres momentos:
1) metacientificas, 2) paracientíficas, y, 3) científicas. Esta tercera, que es la que corresponde con esta
autonomía de la filosofía de la ciencia y la epistemología, según Piaget, su característica principal es que su
reflexión emana de la misma observación científica, es decir, una observación de segundo orden. Este tipo de
epistemología, para Piaget, nace con el surgimiento del neopositivismo. Por otro lado, Moulines (2011a)
propone que la germinación de la filosofía de la ciencia de perfil institucional se ubica con el empiriocriticismo
de Ernst Mach y el convencionalismo de Poincaré, consolidándose con el neopositivismo.
Algo más habrá que decir sobre estos dos autores. Si bien hablan del nacimiento de una disciplina que se encarga
de dar cuenta de la estructura normativa de la ciencia a través de una reflexión que nace de la ciencia y no de la
filosofía per se, existen diferencias sustanciales en cuanto a lo que se entiende por epistemología, filosofía de
la ciencia, metodología y teoría del conocimiento. Por ejemplo, para Piaget la diferencia entre filosofía, lógica,
epistemología y metodología son los métodos que se utilizan en cada una de ellas. Mientras que para Moulines
no existe diferencia, es decir, para él son lo mismo (2011a; 2011b).

12
Sin embargo, tanto el verificacionismo del positivismo-lógico y el falsacionismo de Popper
pasan por una crisis (Moulines, 2011a). En cuanto al primero, aquella consistió en las críticas
que se hicieron sobre la imposibilidad y la fragilidad de verificar cada uno de todos los casos
posibles. Es decir, el juicio ‘todos los cuervos son negros’ bastaría con encontrar una
excepción en el que se diera por desechado dicho juicio (p.51-52). Esto nos lleva a la crítica
hacia Popper, él sostiene, como hemos visto, que las hipótesis más fundamentales son
cuantificables y que por tanto no pueden ser verificadas, sino, falseadas, lo que conduce a
sostener que todos los demás enunciados no cuantificables universalmente son derivados de
los más fundamentales. Sin embargo, puesto que existen disciplinas que cuentan con
hipótesis fundamentales no cuantificables (como en algunos casos la física teórica, la
astronomía, la psicología, la sociología, etcétera), resulta imposible constatar sus enunciados
con un enunciado empírico y, no obstante, nadie sería capaz de cuestionar su categoría
científica. Como lo ejemplifica Moulines (2011a):

no existe ninguna buena razón para calificar de “metafísica” o


“seudociencia” una hipótesis del tipo: “existen o han existido formas de
vida en alguna otra parte de nuestra galaxia además de la tierra”. Ahora
bien, claramente, si bien es fácil imaginar una verificación de esta hipótesis
(por ejemplo, si encontramos restos de bacterias en Marte o en un
meteorito), es muy difícil imaginar cómo podríamos “falsarla” (para ello
deberíamos viajar a través del espacio y del tiempo por todos los rincones
de la galaxia). (p. 53)

En otras palabras, lo que intenta el verificacionismo y el falsacionismo es buscar una


justificación lógica con la cual demarcar el conocimiento científico de cualquier otro. Sin
embargo, estos intentos dejaron fuera muchos aspectos importantes y necesarios de la ciencia
como la manera en la que se transmiten y se aprenden las prácticas científicas, ya no se hable
sobre los componentes ideológicos que emanan de la ciencia.

Lo anterior nos abre camino para plantear la cuestión que, de acuerdo con Martínez (2005),
implica la discusión polémica de la neutralidad de la ciencia. El problema de investigación
queda así planteado: el argumento de las implicaciones del Estado en la organización y
aplicación de los desarrollos de la ciencia y la tecnología.

13
Los ejemplos de cómo el Estado ha intervenido (acertada y erróneamente) en la
administración y organización de la ciencia son varios. Por mencionar algunos ejemplos de
aquello, tenemos el caso de Alan Turing con el dominio sobre Enigma (aquella máquina nazi
para cifrar códigos) y su posterior condena por el gobierno británico debido a su orientación
sexual obligándolo a cesar su trabajo por la enorme depresión en la que se sumergió; en otro
tiempo, encontramos también el caso de Lysenko y la persecución del Estado Ruso hacia los
científicos; y ya para finales de la segunda guerra mundial se evidencia en el caso de
Oppenheimer y el proyecto Manhattan; entre muchos otros más.

Sin embargo, se hace la observación que el problema de organización de la ciencia no es


distinto al epistemológico. Es decir, a fin de cuentas lo que se intenta es decidir qué constituye
el sistema científico y qué otras cosas se necesitan dejar fuera.

En consecuencia, la discusión de si la ciencia es valorativamente neutra ya no sólo se reduce


a los contextos de descubrimiento o de justificación, sino, toma un carácter político o de
organización social: de las prácticas como acción que conlleva el desarrollo de la ciencia.

En las últimas décadas se tiende a desechar la tesis de neutralidad de la ciencia (Olivé, 2008).
Sin embargo, aún existe el debate sobre si los valores contextuales son importantes a la hora
de construir una teoría. Existen enfoques que proponen un proyecto donde se observan estos
valores como parte de una misma cosa: la constitución de la ciencia y de la tecnología así
como su relación con la sociedad. Sin embargo, antes de comenzar con las propuestas
contemporáneas, es necesario rescatar a dos pensadores que se dedicaron a establecer una
estructura de la ciencia.

La epistemología genética y los ejemplares: una relación integradora Piaget-


Kuhn para siglo XXI
El objetivo de esta sección es realizar una revisión y análisis de los planteamientos teóricos
de Piaget y Kuhn al analizar sus implicaciones epistemológicas en la estructura de la ciencia
que puedan servir como fundamento en el establecimiento de nuevas relaciones entre
filosofía, epistemología y metodología y construir una base conceptual para la interdisciplina
actual. De ese modo, a través del método psico-sociogenético se establecen las relaciones
sincrónicas de ambas propuestas para después integrarlas en una discusión contemporánea.
Por tanto, la estructura del texto se divide como sigue: en un primer momento se discute
14
sobre las propuestas epistemológicas piagetianas. Después se expone el conocimiento
incorporado en los ejemplares de Kuhn. Finalmente, se exponen en la tercera parte algunas
reflexiones sobre la estructura de la ciencia desde una perspectiva integradora para el siglo
XXI.

Para iniciar la discusión, habrá de partir que en el tomo I del Tratado de Lógica y
Conocimiento Científico que lleva por subtítulo Naturaleza y métodos de la epistemología,
Piaget (1967/1979a) argumenta que a finales del siglo XIX y comienzos del XX, el
pensamiento Alemán estaba influenciado por un “demonio metafísico” que obligó una
contraposición entre el Geisteswissenschaffen y las ciencias de la naturaleza. Es decir, el
debate entre la comprensión (intenciones) y la explicación (causas) de la naturaleza.

En efecto, la filosofía se encontraba en una gran disyuntiva sobre si invocar los antiguos
demonios para continuar con una tradición de especulación, o buscar métodos más cercanos
a la reflexión que emana del quehacer científico. Se puede plantear la cuestión con los límites
en los que se enmarca la discusión del siglo pasado sobre los contextos de descubrimiento y
los contextos de justificación (Cf. Popper, 1934-1935/1977; Kuhn, 1962, 1977; Lakatos,
1978/1989; Olivé, 2006) que circunscribían el estudio de la estructura normativo-epistémica
de la ciencia. Aún más, dicha reflexión se puede ubicar en las implicaciones de incluir la
acción como recurso fundamental en la explicación del desarrollo de la ciencia y la
tecnología.

Aquella discusión desembocó en establecer diferencias conceptuales y materiales entre


epistemología, filosofía de la ciencia, historia de la ciencia, y metodología. Por su parte,
Piaget (1967/1979) dedicó todo un apartado sobre el tema donde sostiene que la teoría del
conocimiento científico o la epistemología se pueden dividir en tres momentos: 1)
metacientificas, 2) paracientíficas, y, 3) científicas. Esta tercera, es la que corresponde con la
autonomía de la epistemología con respecto a la filosofía de la ciencia; según Piaget, su
característica principal es que su reflexión emana de la misma observación científica, es
decir, una observación de segundo orden. Este tipo de epistemología, para Piaget, nace con
el surgimiento del neopositivismo (Cf. Rodríguez-Salazar, 2018). En la última década,
Moulines (2011a) propuso que la germinación de la filosofía de la ciencia de perfil
institucional se ubica con el empiriocriticismo de Ernst Mach y el convencionalismo de

15
Poincaré, consolidándose con el neopositivismo. Esto se puede considerar como una
coincidencia con Piaget en cuanto al tipo de reflexión, mas no en cuanto a los objetos de la
filosofía de la ciencia y la epistemología. Es decir, mientras que Piaget sostiene que sí hay
diferencias marcadas entre filosofía, epistemología y metodología, para Moulines no existe
diferencia entre estas (2011a; 2011b). En consonancia con la postura genética de Piaget, la
epistemología de la imaginación de Rodríguez-Salazar (2011; 2015; 2016) extiende la
postura genética (en el sentido de génesis, no de genes) y sostiene que existen dos tipos de
epistemología: aquella de linaje científico que emana de la reflexión del propio quehacer
científico; y la otra de ralea filosófica que descansa su argumentación en la especulación. En
ese sentido, la epistemología proclama su autonomía y se titula como una ciencia diferente
de la filosofía de la ciencia.

Por otro lado, Kuhn (1977) argumenta a favor de una diferencia clara entre filosofía de la
ciencia e historia de la ciencia, donde su principal divergencia se ubica en los objetivos que
persigue cada una de ellas. Mientras que la primera busca generalizaciones explícitas con
validez universal, el historiador busca argumentos que expliquen los acontecimientos de la
ciencia de una manera que sean plausibles y comprensibles.

En cuanto a la metodología pareciera que no existiera algún problema sobre su definición,


sin embargo, este tema resulta interesante para el presente trabajo en un doble sentido. Por
un lado como un interés personal, toda vez que el autor estudia la Maestría en Ciencias en
Metodología de la Ciencia en el Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y
Sociales del Instituto Politécnico Nacional. Y en segundo término, el interés se deriva del
argumento, un tanto polémico, de Moulines que se enuncia arriba sobre la falta de
demarcación entre filosofía de la ciencia, epistemología y metodología.

En ese sentido, se puede encontrar en muchos programas de estudio, desde nivel medio
superior hasta posgrado, que se enseña la metodología como una especie de tratado sobre el
método. Así, sin más. Lo que desemboca en una teorización de los métodos que se siguen
para la construcción de conocimiento. Sin embargo, acudiendo al texto de Rodríguez-Salazar
y Rosas-Colín (2016a), la metodología se puede dividir en sus raíces meta, que puede
significar después de; odos, que se define como camino; y logos, que se considera en sensu
stricto como razón.

16
Bajo la postura que se defiende en este trabajo, la metodología es más bien un componente
transversal de la investigación que se diferencia de la filosofía de la ciencia y la
epistemología, pero no se vuelve ajena a ellas, sino, que es parte de y co-evoluciona con ellas.
Es decir, toda metodología es la orientación de la razón para trascender lo evidente y validar
lo que construye bajo sus criterios conceptuales. Por tanto, es importante realizar esta defensa
de la metodología en tanto que existe una especie de empresa logotómica (Rodríguez-Salazar,
2016ª, p. 55) en los programas de estudio que forman a los próximos investigadores, al
considerar el logos como un tratado, estudio, o en el mejor de los casos teoría sobre el método
y no la teoría que sustenta el método, extirpando todo el potencial de la razón en su
realización.

Desde ese punto de vista, se entiende la ciencia como un conjunto de distintos y diversos
procesos, y ya no como un mero producto. Así, la filosofía e historia de la ciencia, la
epistemología y la metodología intervienen en su conformación, evolución y desarrollo. Sin
embargo, al suscribirse este trabajo en la epistemología, se considera necesaria una propuesta
que integre dichos aspectos para entender la ciencia como esta serie de procesos que implica
la acción en la ciencia.

En ese entendido, al comienzo de este apartado se argumenta en favor de la epistemología


genética cuando planteaba, hace más de medio siglo, aspectos en la construcción del
conocimiento desde una postura de la acción del sujeto. De aquí que la propuesta
epistemológica de Piaget resulte interesante para observar los cambios internos en el
desarrollo de aquel tipo de conocimiento tan particular que brota de la ciencia, pues abre el
debate sobre sus distintos modos de organización. En la segunda sección de este apartado se
revisa los planteamientos teóricos de otro autor que se encargó de reflexionar sobre la
estructura de la ciencia como lo es Kuhn, en especial sobre el conocimiento incorporado en
ejemplares. Esto abrirá pasó al análisis de las implicaciones de dichos planteamientos para
servir como fundamento al plantear nuevas relaciones entre filosofía, epistemología y
metodología con el afán de construir una base conceptual para la interdisciplina
contemporánea.

17
La epistemología genética
Partiendo de ese contexto que circunscribía al pensamiento del siglo XX, Piaget (1967/1979)
considera a la epistemología como el estudio de la constitución de los conocimientos válidos
que implican las condiciones de accesión y las propiamente constitutivas. En otras palabras,
es el proceso donde se transita de un estadio de menor grado a estadios superiores de
conocimiento. Así la epistemología no sólo se encarga de dar cuenta de los juicios válidos,
sino, que también aborda las cuestiones de hecho y de accesión. Esto quiere decir que Piaget
incorpora en su epistemología componentes tanto sincrónicos [aspectos normativos], como
diacrónicos [aspectos históricos].

De lo anterior, Piaget deduce cuatro argumentos: 1) existe una validez del conocimiento, es
decir normativo, donde las condiciones de accesión corresponden a cuestiones de hecho. 2)
No existe una sola epistemología para todas las áreas de conocimiento. Lo que supone la
existencia de una epistemología para cada disciplina que parten desde enfoques distintos, así
la epistemología de la biología es distinta a la de la física, la matemática o la psicosociología;
3) el término de accesión implica concebir a la ciencia como proceso, es decir, cuenta con
dimensiones diacrónicas o históricas; 4) por constitutivo, Piaget se refiere a las condiciones
formales o experimentales de validez y las condiciones de hecho relativas al objeto y al sujeto
en la estructura del conocimiento.

Consecuentemente, en su Introducción a la epistemología genética (1950/1994) y


posteriormente en el Tratado de lógica y conocimiento científico (1967/1979c) Piaget
propone la estructura del conocimiento científico como el círculo de las ciencias donde
establece la organización de las relaciones [filiación, dependencia, etc.] entre distintas
disciplinas. Esta se compone de cuatro grandes campos: I. Lógica-matemática; II. Física; III.
Biología; IV. Ciencias psicosociales.

Cada una de ellas cuenta con: A) Dominio material, que se refiere a los objetos a los que una
disciplina atañe. B) Dominio conceptual son todos aquellos conjuntos de teorías o
conocimientos que elaboran las ciencias sobre sus objetos y fenómenos del dominio material.
C) Epistemología interna, definido como el conjunto de teorías que tienen por objeto la
reflexión crítica del dominio conceptual en tanto condiciones de conocimiento particular de
cada disciplina. D) epistemología derivada, de carácter genético, critico reflexivo encargada

18
de cuestionar de manera general la relación sujeto-objeto (dominio material-dominio
conceptual) que permite la comunicación general entre ciencias (Si el lector busca
profundizar se recomienda la lectura de Rosas-Colín y Ayala-Ayala, 2018 en Rodríguez-
Salazar y Barriga-Arceo, 2018).

En resumen, hay que exponer que el argumento piagetiano sobre las relaciones cíclicas que
mantienen unas disciplinas con otras en sus dominios materiales y la relación lineal de sus
dominios conceptuales, lleva a cada disciplina a cuestionar sus condiciones particulares de
conocimiento bajo relaciones también lineales, mismas que desembocan en una
epistemología interna. Cuando esta epistemología se cuestiona no sólo sobre las condiciones
del conocimiento en particular, sino las relaciones cíclicas de los dominios materiales en su
conjunto, se pasa entonces a una epistemología derivada, también cíclica o interdisciplinaria:
una epistemología genética.

De ese modo las relaciones de la clasificación de las ciencias radican en un orden cíclico en
el dominio material y el epistemológico derivado. Así las ciencias de un enfoque realista
(física y biología) encuentran su explicación en las relaciones de causalidad, mientras que las
de corte idealista (lógico-matemática y psicosociología) basan sus explicaciones en términos
de implicación. Estas últimas no se basan en causas que determinen un comportamiento
lineal, sino en correspondencias de unas a otras (Piaget 1967/1979c).

Piaget define a las relaciones del círculo de las ciencias como dinámicas y dialécticas entre
sistemas causales e implicativas a través de seis tipos:

Sistemas causales Sistemas implicativos


Sistema causales 1. Reducción unilateral
2. Reducción
interdependencia
Sistemas implicativos 3. Correspondencia 5. Interdependencia por
hasta asimilación abstracción reflexiva
6. Reducción por
axiomatización

19
4. Correspondencia con
búsqueda de
isomorfismo

Tabla 1 Tipos de relaciones entre disciplinas de acuerdo a sus sitemas causales e impicativos

1. Se refiere al proceso por el cual se pueden reducir los objetos conceptuales de una
teoría a otra sin que la segunda se enriquezca en sus componentes teóricos.
2. En este caso, una teoría simple se ve enriquecida en sus explicaciones a través de la
correspondencia causal entre una compleja a una más simple, o de un proceso
superior a uno inferior.
3. En esta se vinculan la física y la matemática, puesto que la primera cuenta con
nociones causales que se corresponde con la matematización para recurrir a una
necesidad deductiva e independiente de los sistemas de referencia.
4. El más claro ejemplo de este tipo de relación entre sistemas es el principio
psicofisiológico donde no se puede reducir una a otra en términos causales, sino, más
bien, recae en una interacción donde las causas fisiológicas corresponden sus
estructuras con significaciones implicativas. De ese modo, un sistema de enfoque
realista como la fisiología no puede reducir los aspectos de la conciencia ni viceversa,
sino que ambos cuentan con sus procesos delimitados que pueden servir de referencia
entre uno y otro.
5. Equivalente implicativo al proceso 2, consiste en abstraer caracteres generalizables
de estructuras elementales a través de la reflexión, como el caso del álgebra.
6. Por un lado, la axiomática reduce a sus formas más simples (análogo al proceso 1),
pero en cuanto dicha reducción no es suficiente para la explicación o comprensión
del sistema teórico, entonces se pasa a una reflexión sobre sí misma para dar atisbos
de formalización (correspondiente con el proceso 5). Es decir, por un lado un sistema
implicativo echará mano de la axiomática para reducir a términos simples sus
componentes, entonces cuando se ven limitados o demasiado vagos se vuelve
necesaria una reflexión sobre lo preexistente para encontrar otro camino que resuelva
el problema.

20
Por lo tanto, el círculo de las ciencias de Piaget no es lineal sino cíclico. Es decir, cada una
de las ciencias puede corresponder una relación con otra. Así, por ejemplo, la lógica en A y
D tienen relaciones de implicación con las ciencias psicosociológicas mientras que tienen
una autonomía en cuanto a B y C.

En función de lo que se observa en Piaget (1967/1979c), se puede echar mano de la discusión


sobre los valores de la ciencia para ofrecer una interpretación donde la epistemología
genética, sin explicitarlo, trata ambos tipos de contexto [justificación y descubrimiento]
como relevantes en el desarrollo de la ciencia, en especial cuando sostiene que

toda clasificación de las ciencias debe limitarse a considerar los ‘dominios


conceptuales’ [sin embargo] resulta imposible analizar las conexiones
entre los ‘dominios conceptuales’ B y las epistemologías C y D sin tomar
en consideración las vinculaciones que hay entre los ‘dominios materiales’
A de las ciencias I a IV, justamente porque toda epistemología, interna o
derivada, tiene por función esencial llevar a cabo el examen crítico de las
relaciones entre las conceptualizaciones (B) y los propios objetos (A) del
saber. (pp. 37-38)

Lo que implica que para el estudio epistemológico es necesario considerar tanto la


construcción de teorías como los objetos de los que se encargan las disciplinas. En ese
sentido, si consideramos que para las ciencias uno de sus objetos materiales son las acciones,
interacciones y comportamientos sociales, se puede interpretar que la manera en la que se
realiza ciencia con sus implicaciones históricas, sociales y culturales tiene relevancia para el
estudio epistemológico en tanto que valores normativos además de contextuales.

Desde este enfoque genético, el conocimiento se estructura de acuerdo con el proceso de


adaptación que, a su vez, corresponde a otros dos procesos paralelos y simultáneos:
asimilación y acomodación. Donde el primero es una incorporación de los objetos a
esquemas previamente construidos por la repetición de las acciones del sujeto. Mientras que
el de acomodación es ubicar y organizar dichos esquemas que asimilan el nuevo objeto con
base en las mismas propiedades del objeto (Piaget, 1950/ 1994).

21
Se interpreta que Piaget entiende el contexto como el entorno de la construcción del
conocimiento a través del tiempo. Así la historia es un componente transversal y
trascendental para dar cuenta del desarrollo evolutivo del pensamiento. Lo que permitiría
dilucidar los procesos de sucesión y superación de estadios inferiores de conocimiento a
estadios superiores de conocimiento.

En el individuo, la superación de estos estadios se da con la acción del sujeto con el objeto,
en el entorno. De acuerdo con Piaget (1950/1994), el recién nacido, a través de los reflejos
de succión y prensión, interactúa con su entorno, lo que le permite, a través de la repetición
de acciones, construir esquemas que le permitan conocer mejor su mundo. Posterior a esto,
con la adquisición del lenguaje, el sujeto ejecuta acciones que previamente simbolizó o
imaginó y que constituye los primeros indicios de la intuición. En la siguiente etapa, el sujeto
puede realizar operaciones concretas en su mundo real, lo que lo lleva a una nueva forma de
equilibrio compuesta por “la reversibilidad y la composición de conjunto en agrupamientos
operatorios” (Piaget, 1950/ 1994, p. 220). En la última etapa, el sujeto logra constituir la
lógica formal de las operaciones, donde no sólo actúa en lo concreto, sino, que lleva su
pensamiento a cuestiones hipotético-deductivas.

Por consiguiente, queda claro que en Piaget la acción es el nervio de su empresa


epistemológica, pues sostiene que la acción cargada de intencionalidad es lo que permite al
sujeto conocer el mundo, la realidad que le circunscribe. Así, por ejemplo, a través de los
mecanismos de succión y prensión del recién nacido comenzará a construir esquemas
mentales de acciones que con el desarrollo natural del niño hasta la maduración cognitiva
[adultez temprana] le permitan configurar progresivamente estructuras de acciones rítmicas,
reguladas y operatorias; sin embargo, el desarrollo de este sujeto no podría ser sin la
intervención de componentes sociales [entendido en el doble sentido piagetiano: como
socialización y como estructuras sociales o instituciones]. Así, la explicación piagetiana del
pensamiento se puede entender como una toma de conciencia de las acciones del sujeto
(Piaget, 1950-1994, pp. 116-232; 1961-1990; Busino en Goldaman, 1966-1974, p. 23).

Dicha superación de estadios es a través de la acción del sujeto en su entorno. La acción, por
tanto, es la realización de la organización de esquemas mentales del sujeto que operan a
través de las estructuras de ritmo [alternancia de necesidades y satisfacciones], regulación

22
[moderación de la influencia exterior] y agrupamientos operatorios [Sistema de conjuntos
transitivo, asociativo y reversible] (Piaget, 1950/ 1994, p. 146). Siendo la reversibilidad la
manifestación más alta del pensamiento, puesto que permite regresar sobre los propios pasos
del razonamiento. Empero, esta acción no es espontanea como tal, sino, que conlleva una
intencionalidad del sujeto que lo dirige al conocimiento de su entorno.

Piaget argumenta que lo social es la otra cara de la moneda que estudia la psicología; es decir,
tanto la psicología como la sociología tienen el mismo objeto de estudio pero lo abordan
desde diferentes enfoques o puntos de partida. Las implicaciones de esto para la
epistemología son que el conocimiento no se da sólo desde lo cognitivo o desde lo social,
sino que, de acuerdo con Piaget, es un proceso paralelo y complementario7.

Seguido de lo anterior, hay que mencionar que, para la epistemología genética, los hechos
son importantes en tanto que describen el proceso de desarrollo del conocimiento, donde su
función normativa consiste en un paralelismo en tanto que acciones coordinadas de los
sujetos que cooperan entre sí para superar un problema dado. Así, para Piaget (1950/1994)
las acciones sociales de intercambio consisten en las operaciones de: 1) Correspondencia.
Acciones que se organizan con base en características similares. 2) Reciprocidad. Acciones
simétricas de los sujetos. Y, 3) complementariedad. Acuerdos de las acciones de
correspondencia y reciprocidad.

Los ejemplares de Kuhn


Siguiendo con el planteamiento de lo social como parte de la explicación epistemológica, es
necesario retomar el pensamiento del anglosajón Thomas S. Kuhn (1962/2015), en su más
que conocido y referenciado libro de La Estructura de las Revoluciones Científicas. En dicho
texto, aborda el tema de la ciencia considerándola como el proceso de una ciencia normal,
que pertenece a una tradición o comunidad científica que resuelve puzzles. Cuando en un
momento la ciencia normal no puede resolver dichos puzzles surgen varias anomalías que no
se pueden resolver con el paradigma imperante, por lo que puede arribar un momento de
crisis en la ciencia, de ese modo se vuelve necesario el cambio de paradigma que, podría
decirse, muere con los integrantes que la conformaron.

7
Si el lector busca profundizar sobre una propuesta psicosocial genética se recomienda la lectura de Tovar-
Sánchez y Martínez García, 2018 en Rodríguez-Salazar y Barriga-Arceo, 2018

23
En ese tenor, el concepto de paradigma se ha entendido en una gran variedad de modos, en
gran medida por el uso indiscriminado que se hace de ella en la propia obra de La Estructura
de las Revoluciones Científicas, como el mismo Kuhn lo reconoce en su Postscript8 de 1969:

aunque ahora reconozco que algunos aspectos de su formulación inicial


han creado dificultades y malentendidos gratuitos. Puesto que algunos de
eso malentendidos son responsabilidad mía, su eliminación me permite
ganar terreno […]” continua líneas adelante “Varias de las dificultades de
mi texto original se aglutinan en torno al concepto de paradigma, por lo
que mi discusión comienza con ellas. (pp. 345-346)

En ese sentido, Kuhn menciona que el concepto de paradigma lo utiliza en dos sentidos, uno
que lo denomina sociológico y el otro con más profundidad filosófica. El primero se refiere
a las cuestiones sociales que engloban a la ciencia y le denomina Matriz Disciplinaria (MD).
Disciplinaria puesto que designa un grupo que practica una disciplina particular, y matriz
porque supone un ordenamiento de elementos de diversas aristas.

Esta MD se conforma de distintos elementos, entre los cuales podemos encontrar las
generalizaciones simbólicas que son las expresiones formales de la ciencia. Estas tienen, por
un lado, la función de contribuir a la fuerza explicativa de la ciencia en cuestión; y por el
otro, se comportan en el sentido de definir los símbolos con los cuales se desarrolla la ciencia.
Así, ambas funciones de las generalizaciones simbólicas se equilibran conforme se desarrolla
en el tiempo la disciplina en cuestión.

Otro elemento de la MD es lo que Kuhn denomina como paradigma metafísico, que no es


otra cosa que compromisos compartidos de las comunidades que refieren creencias en
modelos particulares que sirven como analogías o metáforas que permiten dar explicación a
un fenómeno dado o para el planteamiento de enigmas y su importancia. Por su parte, los
valores compartidos son otro elemento de vital importancia para el desarrollo de la ciencia.
Pues son estos que asignan un estatus al que se aspira en las acciones del científico. Sin

8
Sobre este respecto, es interesante el estudio que se aborda sobre el concepto Postscript pues en la traducción
al castellano esta se traduce como Postdata, sin embargo, si se hace un análisis semiótico de la palabra se puede
argumentar en favor de una diferencia importante en tanto que su pragmática. (Cf. Rodríguez-Salazar y Tovar-
Sánchez, 2018 en Rodríguez-Salazar y Barriga-Arceo, 2018)

24
embargo, si bien pueden ser compartidos los valores por una escuela particular, estos pueden
variar de conformidad con la personalidad de cada científico.

El segundo sentido de paradigma, por su parte, se enfoca más a la cuestión de la racionalidad


y que cuenta con implicaciones filosóficas más profundas. Esta segunda noción es la más
criticada de Kuhn, puesto que es el objeto con el cual le acusan de ser irracional y de
individualizar la ciencia. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Lo anterior por dos
motivos que él mismo explica: 1) la intuición es patrimonio de la comunidad a la que se
pertenece; y, 2) cuando habla de conocimiento incorporado en ejemplares, sostiene que se
debe tener precaución en tomar algo como similar. Es decir, se está refiriendo a que el
conocimiento que aprende un grupo lo hace a través de los ejemplos, y que el aprendiz se
puede ver tentado a tomar todo como similar sin tomar en cuenta otras opciones.

El propósito de este trabajo no es elaborar toda una explicación detallada de la propuesta


kuhniana, importantes como el de comunidad científica, inconmensurabilidad, revolución,
entre otros más, que otros autores han desarrollado claramente (Olivé, 2008; Martínez et. al.
2011; Moulines, 2011b). En cambio, se pretende argumentar cómo Kuhn estudia las
relaciones que la ciencia mantiene con las cuestiones de hecho y las cuestiones formales de
la ciencia.

Para dar cuenta de esto, Kuhn propone que el conocimiento tácito juega un papel importante
a la hora de transmitir el conocimiento dentro de una comunidad, pues el conocimiento de
una disciplina se encuentra incorporado ya en los ejemplares.

En ese tenor, es sabido que el concepto kuhniano del conocimiento tácito hace referencia
directa a la propuesta de Michel Polanyi sobre la tríada del saber tácito, el cual“[…] consiste
en que las cosas subsidiarias [B] ofrecen un enfoque [C] en virtud de una integración
operada por un sujeto [A]” (1969, p. 76, citado por Martínez et. al., 2011, p. 22)

Con esta tríada se refiere a un proceso de integración de los rasgos fenoménicos de lo que se
observa. Este proceso consiste, primero, en la capacidad del sujeto de sentir/observar un
objeto (sensibilidad subsidiaria) y luego de focalizar/enfocar el objeto como parte de un
todo (sensibilidad focalizada).

25
Así gran parte del conocimiento, para Kuhn (1962/2015), se da incorporado en ejemplares
toda vez que el cuerpo teórico de una comunidad se concentra a través de la práctica misma
de la disciplina. Por tanto, cada vez que se practica la disciplina se pone en juego este
patrimonio compartido.

La crítica hacia Kuhn radica en la impresión de sus colegas filósofos y físicos (1962/2015)
sobre la idea de que el conocimiento tácito es inanalizable por estructuras lógicas. Por su
parte, Kuhn, en el epilogo que publica en la edición de 1969 de la estructura de las
revoluciones científicas, rechaza contundentemente dicha aseveración, por lo que argumenta
que él, de ninguna manera, propone un enfoque irracional de la ciencia, sino, todo lo
contrario. Cuando menciona que es parte del conocimiento incorporado en ejemplares para
reconocer situaciones similares o disimilares, reconoce que existe otro tipo de conocimiento
que no depende de reglas o normas explícitas, como sucede en el caso de las teorías, sino que
dependen de algo más.

En otras palabras, el conocimiento incorporado en ejemplares se refiere a que en un grupo de


personas que comparten un mismo tipo de cultura, de tradición, etcétera, cuando se
encuentran en presencia de estímulos, podrán observar la misma cosa, o, acaso, de manera
muy similar, solo a través del contraste con ejemplos de sus antecesores de cómo percibieron
tal cosa.

Así, por ejemplo, un sujeto que se inicia en la física podrá reconocer una superposición de
estados solamente a través de la participación activa en el laboratorio y repitiendo los modos
de observación de sus maestros que instruyen al estudiante en el mundo de la física cuántica.
Si bien Kuhn, con el concepto de paradigma, no se refería a las ciencias sociales o humanas,
sí invita a analizar las mismas desde esa óptica. Un ejemplo claro de dicho concepto aplicado
a las humanidades, es el de los psicoterapeutas. Estos, para poder certificarse como
profesionales en el tratamiento de los trastornos psicológicos, tienen que pasar por un fuerte
entrenamiento que comienza con la participación en procesos terapéuticos como co-terapeuta
en apoyo de un terapeuta experimentado. Esto con el objetivo de ir reconociendo los modos
de intervenir con el paciente/usuario/cliente/persona.

Entonces, observemos que Kuhn, si bien no escapa de un planteamiento tradicional de la


ciencia, sí deja puesto en relieve el problema: si la estructura normativa de la ciencia es en

26
gran medida proporcionada a través del aprendizaje de la disciplina, y esta se da a partir del
conocimiento incorporado en ejemplares, ¿qué tanto la ciencia puede escapar del contexto de
descubrimiento en su estructura normativa?, o puesto de otra manera, ¿cuál es la implicación
de las acciones, los valores y lo simbólico en dicha estructura normativa? Estas cuestiones
dan paso a la propuesta que a continuación se expone.

Reflexiones sobre la estructura de la ciencia


Como se ha visto en los dos apartados que preceden esta reflexión final, la propuesta
epistemológica de Piaget nos permite entender el aspecto cognitivo del sujeto en tanto que
persona de ciencia la manera en que estructura sus estructuras para estructurar el mundo
científico. En gran medida, la propuesta genética se plantea como un fundamento epistémico
en donde la relación sujeto-objeto ya no es lineal, sino, cíclico-retroactivo. Es decir, por un
lado se tiene que los dominios materiales y la epistemología derivada puede orientarse a tal
o cual disciplina mientras que el dominio conceptual y la epistemología interna de cada
disciplina se configuran en relaciones que interactúan entre ellas para dar respuesta a los
puzzles de la ciencia. Sin embargo, la manera en la que se comunican las distintas
comunidades, tanto intra- como interdisciplinaria, es a través de sus componentes simbólicos,
en los sentidos kuhnianos y piagetianos. Por tanto, los ejemplares resultan una especia de
amalgama social que permite el flujo del conocimiento que convierte al sujeto de ciencia en
acción y en ente histórico.

En ese sentido, la epistemología de la imaginación (Rodríguez-Salazar, 2011; 2015; 2016)


se presenta como una opción epistemológica actual que permite una mayor comprehensión
de esta dinámica científica. Pues al considera la imaginación como un mediador entre
intuiciones y conceptos se sigue necesariamente que el razonamiento simbólico consiste en
esta representación del mundo en lo cognitivo para configurar realidades imaginarias
posibles que brinden respuesta a los problemas materiales de la ciencia.

La propuesta sobre la comunicación intra- e interdisciplinar que aquí se presenta es un


enfoque dinámico en la construcción del conocimiento científico que se deriva de la

Figura 1Propuesta sobre


Fuente:
el círculo
Elaboración
de las ciencias
propiaen ciclos. Elaboración propia

27
propuesta genética de Piaget y de la epistemología de la imaginación, como se presenta en la
siguiente ilustración:

Donde el Dominio Material, en sintonía con Piaget, son todos aquello objetos de las
disciplinas con la diferencia que en esta propuesta dichos objetos pueden ser compartidos
interdisciplinarmente. El Área Disciplinar Interna (ADI) se refiere a los cuatro grandes
campos de conocimiento de Piaget (I Lógico-matemático, II Física; III Biología; IV
Psicosociología) que se compone a su vez de una Epistemología Interna con la cual se critican
los conceptos para atender el dominio material; el Dominio Conceptual que es la
configuración teórica de la disciplina; las Representaciones Productivas simbólicas que no
son otra cosa que el pensamiento racional que media entre los ejemplares y el dominio
conceptual. Finalmente, el núcleo o cúspide cónica de esta dinámica sucede en la
epistemología derivada que es la fuente, junto con el dominio material, de comunicación
entre disciplinas. Asimismo, todos estos componentes se relacionan de manera en que los
sistemas, de base causal e implicativa, fluyen de manera que se generan ciclos que se
retroalimentan para seguir el desarrollo co-evolutivo de las disciplinas.

Este modelo de representación del desarrollo científico puede ser de gran utilidad para criticar
los modos actuales en que se configuran las investigaciones interdisciplinarias. En ese
sentido, el grupo Novo Cimento ha realizado algunas investigaciones sobre las implicaciones
de nuevas propuestas epistemológicas, como la que se presenta aquí, y que ha derivado en
atender dominios materiales como la sustentabilidad, la pedagogía, la psicosociología, las

28
matemáticas, entre otros más. Sin embargo, como tal es conveniente puntualizar que esta
propuesta se encuentra en permanente crítica y construcción por lo que se abre al lector la
invitación de contribuir en la misma.

De ese modo queda planteada la cuestión: establecer una primera aproximación hacia una
estructura de la ciencia donde figure la psicosociología como parte de una totalidad
disciplinar. En ese sentido, se establece la estructura, empero, aún falta establecer las
funciones de esta estructura en tanto que epistemología interna y dominios conceptuales. Por
tanto, el siguiente sub-apartado se centra en establecer el fundamento epistémico de esta
investigación.

29
Capitulo II La elección de la teoría: prácticas científicas
en filosofía y epistemología de la imaginación

Como hemos visto hasta ahora, en este trabajo se sostiene que la ciencia tiene valores que
intervienen en su constitución. Es decir, se está hablando de una misma cosa cuando se
aborda el contexto de justificación y el contexto de descubrimiento. Dicha diferencia sólo
puede servir como una herramienta metodológica conceptual para los objetivos de la
epistemología en tanto que clarifican la estructura normativa epistémica de la ciencia. Sin
embargo, es hablar de dos caras de una misma moneda.

Por otro lado, también se discutió sobre la epistemología genética y sobre los ejemplares de
Kuhn. Esto sirve como un primer acercamiento sobre cómo se entiende en este trabajo el
flujo de la ciencia y la tecnología. En ese entendido, se vuelve necesario entablar una
discusión entre dos enfoques contemporáneos que abordan el tema epistemológico de la
acción desde diferentes enfoques.

Para argumentar sobre este respecto, Kuhn menciona que en las ciencias sociales existe una
polémica que suscitó y suscita muchos problemas sobre si una ciencia social es o no
científica. En ese tenor, el objetivo de este sub-apartado es analizar las implicaciones de la
elección de la teoría en términos kuhnianos sobre dos propuestas epistemológicas
contemporáneas que se titulan epistemología naturalizada social y la epistemología de la
imaginación, ambas propuestas con una década de haber visto la luz científica y encontrar en
ellas algunos fundamentos epistémicos para las ciencias sociales. En ese sentido, en la se
expone en un primer momento el planteamiento kuhniano sobre la elección de la teoría. En
el apartado que sigue a la introducción se describe la primera propuesta epistemológica en
términos de sus componentes más relevantes. En el siguiente apartado se exponen los
fundamentos característicos de la epistemología de la imaginación para finalmente
establecer, bajo los criterios de Kuhn, cuáles pueden ser las comunicaciones entre ambos
enfoques y de esa manera aproximar una propuesta de nuevos fundamentos epistémicos para
las ciencias sociales, en especial para la psicosociología.

La elección de una teoría es un tema frecuentemente polémico en las discusiones filosóficas


y epistemológicas. Por un lado se defiende una postura totalmente racional o racionalista de
30
ella, apelando a la objetividad en términos clásicos (universal y necesaria) sin que ello
signifique una comprehensión global de su génesis. En una segunda perspectiva, se sostiene
que tal elección no es una cuestión meramente objetiva, sino que involucran aspectos
subjetivos o propios del sujeto que elige tal o cual teoría. Esta última opción es la que
desarrolla Kuhn, especialmente en el penúltimo capítulo de su libro La tensión esencial:
estudios selectos sobre la tradición y el cambio en el ámbito de la ciencia (1977/1996).

En dicho texto, Kuhn realiza toda una defensa de su postura argumentando que sus críticos
han malentendido su propuesta hasta en un doble sentido. Por un lado, la crítica se puede
enmarcar en la discusión sobre los contextos de justificación y descubrimiento, misma que
sus críticos sostienen que donde comienza la segunda termina el trabajo de la filosofía de la
ciencia y comienza una discusión más sociológica o psicológica. Kuhn revira diciendo que
quien usualmente utiliza dicho planteamiento confunde la discusión con la que refiere la
pedagogía de la ciencia. Dicho de otra manera, que los argumentos que diferencian ambos
tipos de contexto se sustentan en lo que normalmente se exponen en los libros de texto, que
instruyen a los estudiantes de ciencia a través de ejemplos de cómo se fueron alcanzando los
objetivos o descubrimientos científicos.

En consecuencia, dicha discusión desembocó en los últimos años en el problema de si la


ciencia es valorativamente neutra, trascendiendo los contextos de descubrimiento o de
justificación. En ese sentido, Olivé (2006) expone dos tesis que clarifican la discusión como
sigue:

1. La ciencia y la tecnología no plantean ningún problema o cuestión ética, sólo sus


aplicaciones. Es decir, que son valorativamente neutras. Esta concepción se basa en
la distinción entre hechos y valores. Siendo los hechos los eventos concretos de la
realidad y los valores los juicios que determina el interés sobre un objeto. Así la
ciencia y la tecnología se encargan únicamente de describir y explicar hechos no de
emitir juicios de valor sobre ellos.
2. La ciencia y la tecnología sí plantean problemas éticos, tanto en su aplicación como
en su concepción. Es decir, son valorativamente NO neutras. En este sentido, se
concibe a la ciencia y la tecnología como sistemas de acciones intencionales: “como
sistemas que incluyen agentes que deliberadamente buscan ciertos fines, en función

31
de determinados intereses, para la cual ponen en juego creencias, conocimientos,
valores y normas” (pp. 85-86)
En ese sentido, la ciencia se desarrolla por las personas y estas buscan cumplir sus fines. Esto
implica que para el desarrollo y la producción de conocimiento es importante la autonomía
de la ciencia, lo que, a su vez, implica que las maneras en las que se practica una disciplina
son de vital importancia para la organización social de la ciencia. Es decir,

La autonomía epistémica significa que el conocimiento científico y sus


aplicaciones se generan dentro de comunidades científicas y tecnológicas
por medio de prácticas, es decir, de complejos de acciones que tienen sus
propios y específicos valores y normas para organizar el trabajo, así como
para aceptar o rechazar sus productos (hipótesis, modelos, técnicas,
tecnologías) (Olivé, 2008, p. 41)

Aunado a lo anterior, Risjord (2014), en su libro Filosofía de las ciencias sociales plantea el
problema sobre ¿cuáles son los valores que juegan un papel en el desarrollo de la ciencia?, y
¿cómo estos valores tienen influencia en la práctica científica? Para resolver estas preguntas,
plantea que existen dos tipos de valores en la ciencia, los constitutivos por una parte y los
contextuales por otra (que se asemejan al contexto de justificación y descubrimiento).

En cuanto a los primeros, se refiere a los aspectos que son parte del progreso científico desde
una perspectiva moderada de los valores. Estos valores son epistémicos toda vez que ayudan
a construir el conocimiento y están ajenos a la influencia de las dimensiones política, social,
económica, etcétera.

Por lo tanto, que los valores contextuales se refieren específicamente a los valores que se
relacionan con los intereses de los agentes, a los hechos o eventos históricos concretos que
contextualizan el progreso científico. Sin embargo, el mismo Risjord menciona que el debate
contemporáneo está en discernir si los valores morales y políticos son constitutivos de la
ciencia o no. Para ello ofrece una cantidad de ejemplos donde las presiones sociales, los
intereses políticos y otros, influyen en la constitución del progreso científico.

En ese sentido, en este trabajo se sostiene que ambos componentes son sustanciales para dar
cuenta de la estructura de la ciencia y que intervienen en la elección de la teoría. Esto nos

32
lleva a considerar la segunda respuesta de Kuhn a sus críticos: el tema de la objetividad y
subjetividad para elegir la teoría que le de sustento a una propuesta metodológica cualquiera,
que resulta de gran relevancia en una Maestría en Ciencias en Metodología de la Ciencia.

Para Kuhn (1977/1996) la subjetividad que él plantea en su obra sobre la elección de teoría
fue malinterpretada por los filósofos, considerándola como una simple elección individual
de gustos por tal o cual teoría. Sin embargo, el historiador de la ciencia anglosajón argumenta
que no se trata de eso, sino que, recurriendo a Kant, es un tema de juicios estéticos. Es decir,
cuando un científico evalúa una teoría es a través de una serie de juicios sobre su constitución
lo que permite, en cierto sentido, tal o cual dirección en su elección. Estos juicios deben
llevarse a crítica por su comunidad.

El argumento de Kuhn (1977/1996, p. 362) es que “la elección de la teoría indica algunas de
las limitaciones de la objetividad, pero sin aislar los elementos llamados con propiedad
subjetivos”. De esto, aquí se interpreta que la elección de la teoría científica, en tanto que
juicio estético, conduce a una comunicación entre lo objetivo de la teoría y lo subjetivo del
sujeto. Así, dice Kuhn, para la persona de ciencia que guste de explicar los movimientos
celestes, podrá poner a prueba dos teorías que expliquen tal o cual fenómenos con base en
sus sustentos racionales. Sin embargo, si ambas teorías explican con, más o menos, la misma
eficiencia su elección puede depender de su formación o de criterios propios de su
personalidad. Empero, alguien que se decante por una posición terraplanista para explicar los
movimientos celestes difícilmente encontrará eco en la comunidad científica.

En ese tenor, Kuhn propone cinco características de la ciencia normal que no difieren a los
tradicionales en cuanto a forma o función. Estos son precisión, coherencia, amplitud,
simplicidad y fecundidad. Desde un enfoque tradicionalista, estas características son
usualmente reglas estáticas desde una perspectiva tradicional, en cambio desde la postura de
Kuhn estas son consideradas como valores que pueden variar en cuanto su peso de elección.
Así, para algunas disciplinas es más importante la precisión que la simplicidad, o es deseable
contar con coherencia lógica que con la fecundidad de la teoría.

En resumen, lo que Kuhn hace es una crítica hacia los modelos algorítmicos de la elección
de la teoría que, si bien son útiles e interesantes, no dan respuesta cabal al problema de la
elección. De ese modo, una de las formas de elegir tal o cual teoría radica en su

33
comprehensión objetiva y en las características subjetivas en tanto que juicios estéticos. Es
decir, toda elección debe ser sujeta a crítica después de su comprehensión y puesta en relación
al campo material que se propone explicar.

Lo que en este trabajo se defiende surge a partir del desarrollo intelectual y académico
durante la maestría del autor, en la que se analiza la acción del sujeto como prácticas que
coadyuvan a la organización social, intentando fundamentar epistemológicamente la
psicosociología desde un marco de la acción. Pero no sólo eso, sino también cómo la
psicosociología puede ser de utilidad para criticar los componentes epistemológicos. Como
lo plantea Piaget (1967/1979c, p. 36) “la psicosociología puede, pues, proporcionarle a la
epistemología datos utilizables para la solución de los problemas generales”.

En un segundo momento y como estudiante de metodología de la ciencia con previa


formación en psicología con orientación hacia lo social, resulta especialmente importante
realizar esta argumentación epistemológica. Es lamentable que en la formación se sigan
utilizando juicios que competen más hacia aspectos metódicos y no los propios de la razón.
Es decir, pareciera que existe una logotomía (Rodríguez-Salazar y Rosas-Colín, 2016, p. 55)
en la metodología de las actuales disciplinas, pues por esta última la entienden más cercano
a los modelos algorítmicos que critica Kuhn, además, se materializan en forma de protocolos
rígidos sin considerar la capacidad creadora de la razón.

Seguido de lo anterior, Kuhn (1962/1985, pp. 247-248) ejemplifica lo que se intenta


demostrar al mencionar que “hay hombres que pretenden que la psicología es una ciencia,
debido a que posee tales y cuales características. Otros, al contrario, arguyen que esas
características son innecesarias o que no son suficientes para convertir a ese campo en
ciencia.” a lo que continúa diciendo que el problema es que se están haciendo las preguntas
equivocadas y más bien es necesario preguntarse “¿por qué no progresa mi campo del mismo
modo que lo hace, por ejemplo, la física? ¿Qué cambios de técnicas, de métodos o de
ideología lo harían capaz de progresar de esa forma?”

Lo que pone de manifiesto Kuhn es la falta de acuerdo en las ciencias sociales. Es decir, que
no existe una teoría general que englobe a todas las demás como se hace en física. Que es
una especie de etapa temprana de las ciencias sociales. Mientras que las ciencias naturales
tienen clara la forma de elegir su problema, independiente de su importancia social, las

34
ciencias sociales no pueden omitir tal exigencia. Por consiguiente, este trabajo representa una
contribución a la discusión en ese sentido, no para legitimar las ciencias sociales como
ciencia, sino, más bien, para encontrar pistas hacia dónde dirigir la discusión en tanto que su
estructura epistémica.

Por tanto, como ya se señaló, este capítulo consiste en llevar a cabo una descripción de dos
propuestas epistemológicas contemporáneas, bajo la orientación kuhniana de elección de
teoría, para observar sus puntos de acuerdo, así como sus diferencias que se presentan al final
de este capítulo. Esto invitará a establecer cuáles son los posibles caminos a tomar para
profundizar en fundamentos epistémicos contemporáneos para las ciencias sociales en
general y para la psicosociología en particular desde la metodología de la ciencia.

La práctica científica desde la filosofía


Con base en lo anterior, se vuelve necesario entablar una discusión entre dos enfoques
contemporáneos que abordan el tema epistemológico de la acción en la ciencia desde
diferentes enfoques. En primer lugar, se comienza con el siguiente cuestionamiento de
Martínez (et. al., 2011; 2005): ¿Es posible que los aspectos “externos” de la ciencia, tengan
algún valor epistémico para la ciencia?, es decir, ¿las prácticas científicas pueden servir como
un recurso para dar cuenta de la estructura normativa de la ciencia?

Para Martínez (2005; 2009; Martínez et. al., 2011) las prácticas tienen un valor epistémico
toda vez que influyen en la conformación de normas que brindan confiabilidad y validez a la
ciencia. Para dar cuenta de esto, el autor que se cita, sostiene que la filosofía de la ciencia
tradicionalmente se ha centrado en teorías, es decir, que el objeto de la filosofía es
independiente de cualquier contexto de descubrimiento. Por tanto, en la introducción que
realizan Huang y Martínez para la compilación de 2011 cuestionan a la filosofía tradicional
centrada en teorías y proponen un proyecto filosófico centrado en prácticas en dos tesis:

a. una filosofía centrada en teorías es una filosofía muy limitada, que


pasa por alto muchos factores que entran en la construcción del
conocimiento científico, y que estos factores son explicables solo si
tomamos las prácticas como un recurso que nos permite explicar la
diversidad y dinámica del conocimiento científico para arrojar luz sobre
controversias epistémicas importantes. (p. 9)
35
b. La segunda tesis que promovemos insiste en que el rechazo de una
filosofía de la ciencia centrada en teorías no implica, como algunos
constructivistas asumen, el rechazo de la centralidad de la epistemología
para entender lo que es la ciencia. (p. 9)

La premisa [a] nos sugiere un proyecto filosófico que advierte la necesidad de incluir el
concepto de práctica como recurso explicativo de la normatividad de la ciencia. Mientras que
la premisa [b] rechaza cualquier relativismo radical que pueda surgir a partir de considerar
las prácticas como recurso explicativo. Esto implica considerar un concepto tan polisémico
como el de práctica dentro de un marco epistemológico que reduzca toda dinámica a lo social
o a una mera estructura subjetiva.

En ese sentido, la propuesta de Martínez y Huang que se denomina epistemología


naturalizada social, hace énfasis en que lo cognitivo tiene un origen irreductiblemente social
y, por tanto, el concepto de práctica es fundamental para explicar la ciencia. En efecto, dicho
concepto puede servir como un recurso explicativo del cómo se construye el conocimiento
humano, puesto que este último no sólo se compone de representaciones, sino, que
“…incorpora actos y capacidades de comprensión o entendimiento…” que son
“…articulados en las prácticas sociales tanto dentro como fuera de los sujetos, en la
interacción de los agentes con su entorno.” (Martínez y Huang, 2011, p. 41)

Así este tipo de epistemología implica considerar el contexto en el que el agente construye
el conocimiento con base en reglas heurísticas antes que abstractas. Para dichos autores, estas
reglas heurísticas son tomadas como unidades de análisis y las contextualiza para entender
la racionalidad humana. En otras palabras, la racionalidad se explica a través de acomodos
heurísticos que se encuentran contextualizados en un momento determinado.

Por otro lado, Martínez (p. 43) critica la racionalidad tradicional consistente en la premisa
que va de medios a fines y propone dos tesis críticas:

1. “la racionalidad científica va más allá de la elección de teorías.”


2. “el establecimiento y la aplicación de las normas de medio/fin requieren una serie de
factores contextuales explicables únicamente por ciertos conceptos de práctica.”

36
Así, la racionalidad es más que lo que propone el argumento de la filosofía tradicional sobre
formalizar el conocimiento, puesto que la racionalidad puede abarcar el terreno inexplorado
de las prácticas para dar cuenta de dicha estructura normativa epistémica. Este nuevo
proyecto requiere tomar en serio el contexto y los procesos de interacción del agente que
construye conocimiento.

De esa manera, la práctica científica tiene un valor epistémico toda vez que el conocimiento
científico

no viene de reglas universalmente aplicables, sino, tiene que ver con la


manera en la que se codifican, individualizan y clasifican tipos de
actividades, en particular interacciones con otros agentes y con lo que se
reconoce como recursos materiales, que toman en cuenta de manera
implícita las limitaciones de tiempo y capacidad de procesamiento de la
información que tenemos en una situación dada. (pp. 45-46)

En el capítulo en solitario de Martínez (2011) de la obra referenciada, acota que las


representaciones que son epistémicamente importantes se dividen en dos propuestas que
entienden a la cognición articulada en prácticas de manera distinta. Por un lado, tenemos la
visión cartesiana y por otro la interaccionista. La primera entiende a la práctica como un
agregado de procesos individuales. El segundo, entiende que las prácticas científicas “…
estructuran una variedad de normas cognitivas y estrategias de investigaciones que no puede
entenderse como algo que es un mero epifenómeno de interacciones entre estructuras
cognitivas propias de los individuos.” Es decir, que “Para un interaccionista, la cognición
incluye tanto procesos individuales como sociales.” (p. 221)

Por tanto, una de las tesis centrales del interaccionismo para Martínez es que

las diferentes interacciones entre procesos cognitivos constituyen muchas


veces contextos relativamente estables en donde tiene lugar la
identificación e individuación de diferentes tipos de procesos que entran
en juego en la cognición. Es más, un interaccionista arguye que los
procesos sociales cognitivos irreductibles están coordinados, y en un grado
importante constituidos, por prácticas científicas. (p. 221)

37
Por tanto, este enfoque epistemológico sostiene que, para explicar el conocimiento, hay que
considerar la manera en que se estructuran los esquemas mentales a partir de las
“representaciones” “situadas” (contextualizadas) y que estas formas de “estructuración” las
podemos encontrar en la práctica misma del agente.

Para entender esto, entonces, se sigue necesariamente la explicación de Martínez (2011)


sobre la tesis del paralelismo ramificado:

Según la tesis del paralelismo ramificado la cognición no requiere una


coordinación centralizada respecto a la cual pueda en última instancia
hablarse de un tipo de proceso “interno” en oposición a uno “externo” (uno
que no estaría sujeto a esa coordinación centralizadora). Más bien, esta
tesis apoya la idea crucial a modelos interaccionistas de que la cognición
tiene lugar a través de procesos “paralelos” que se ramifican en capas
formadas por diferentes actividades de los que emerge la agencia. Así, el
sentido en el que podemos entender que la cognición es distribuida es el
sentido en el que podemos decir que la agencia es distribuida y que las
“actividades” constituyen un nexo entre agencia y cognición (p. 223)

Con esto, se intenta poner de manifiesto que el interaccionismo que se propone, como
proyecto filosófico, trata de entender a la agencia y la cognición distribuida en relaciones
simultáneas y traslapadas en su devenir. Así la cognición y la agencia toman una misma
posición a la hora de explicar los procesos epistémicos que explican el desarrollo del
conocimiento.

Para resumir hasta ahora el proyecto filosófico centrado en prácticas, podemos argumentar
que su objetivo es observar la práctica científica como un recurso explicativo de la estructura
normativa-epistémica de la ciencia; que el concepto de práctica no se puede reducir a otros
que expliquen con mejor o misma eficacia (de aquí su necesidad); que se fundamenta en la
tesis del paralelismo ramificado y que, por tanto, la agencia y la cognición forman parte de
un mismo proceso en la adquisición de conocimiento.

Como lo sostienen en la introducción de su compilación Martínez y Huang (2011), un


proyecto de este tipo no busca una definición estática y clara sobre práctica, sino que

38
reconocen su pluralidad epistémica y lo que intentan es darle un significado epistemológico
a tal concepto para explicar con mayor profundidad el proceso de la ciencia y la tecnología.

La propuesta de la epistemología de la imaginación

En cuanto a la epistemología de la imaginación, que fue propuesta hace más de una década
como epistemología de la acción propuesta por Rodríguez-Salazar (2011; 2015; 2016;
Hernández y Rodríguez, 2003), parte de una postura genética sin agotarse en ella, sino que
va más allá. Desde esta postura se entiende la epistemología como una reflexión que emana
de los propios científicos y ya no como una especulación filosófica, lo que indica su
autonomía como una ciencia diferente a la filosofía de la ciencia.

Esta propuesta epistemológica, inició como un intento de responder cómo la imaginación es


un recurso explicativo en el proceso de las configuraciones mentales que dan soluciones
simbólico-materiales al problema del desarrollo de la ciencia. Derivado de ello, la
epistemología es el estudio de las condiciones constitutivas [en el sentido piagetiano] del
conocimiento desde una reflexión científica.

En ese sentido, la epistemología de la imaginación nace como una propuesta que hace énfasis
en la acción y que inició estudiando los instrumentos en sus distintas conceptualizaciones.
Esto queda claro con la siguiente cita:

las modificaciones realizadas a los instrumentos se consideran como la


materialización de la configuración imaginaria de una realidad posible.
[…] los instrumentos son entonces una extensión, es decir, un despliegue
hacia el exterior de las acciones evocadas de la experiencia simbólico-
imaginativa a través de las acciones materiales de la experiencia práctica.
Una vez construidos los instrumentos, éstos fueron generadores de nuevos
repertorios de acciones. Como extensiones de las acciones, el
planteamiento es que las acciones materiales llevadas a cabo con ellos se
prolongan en la imaginación como nuevas acciones evocadas. Estas
acciones, al ser desplegadas hacia el exterior, se materializan a partir de la

39
creación de nuevos instrumentos o se materializan al modificar los
instrumentos anteriores. (Rodríguez-Salazar, 2015, p. 105)

En efecto, el vínculo que une las acciones evocadas con las materiales es la experiencia
simbólico-imaginativa que posibilita la creación de realidades posibles sobre cómo resolver
los problemas de una realidad tangible. Así, el sujeto que observa el funcionamiento de algún
artefacto (experiencia material) pasa a relacionarla con su bagaje de conocimientos y de
experiencias, creando, de ese modo, imágenes o escenarios de realidades materialmente
posibles (experiencia simbólico-imaginativa), para posteriormente diseñar algún producto
que cumpla alguna función específica (experiencia formal).

Rodríguez-Salazar (2015) clasifica a los instrumentos como sigue:


a) Desarrollo tecnológico toda instrumentación matemática o material aplicada a la
producción de bienes materiales. Así estos desarrollos tecnológicos son un “bien abstracto
utilizado en la producción de bienes materiales.” (p. 142), lo que implica que sólo cuando un
instrumento tiene como fin el flujo económico es considerado como desarrollo tecnológico,
es decir, hay una componente de mercado o empresarial.
b) Herramientas metodológicas, se refieren a aquellos instrumentos que soportan o apoyan
el desarrollo de la investigación científica. Como en el ejemplo propuesto: “los instrumentos
materiales, el versorium es el ancestro del electrómetro en tanto herramienta metodológica
como instrumento de medición. En cuanto a los instrumentos matemáticos, la ecuación
desarrollada por Jean-Baptiste Biot y Félix Savart representa una estructuración algebraica
análoga” (p. 146). Con esa cita queda claro el concepto de herramienta metodológica, pues
el versorium fue un instrumento utilizado por Gilbert para experimentar y comprobar los
flujos magnéticos, mientras que la ecuación Biot-Savart se utiliza para calcular la intensidad
de corriente, lo que permitió, y aún permite, realizar operaciones con las cuales avanzar en
investigaciones sobre electromagnetismo.
c) Instrumento científico es aquel que contribuye en el desarrollo científico que permite
develar nuevos fenómenos antes ocultos. Es decir, a través de los instrumentos científicos se
permite una estructuración epistemológica de las manifestaciones de nuevos fenómenos, que
únicamente a través de estos instrumentos, pueden ser experimentados, sensibles al sujeto.

40
Ahora bien, si su planteamiento inicial fue sobre los instrumentos, la epistemología de la
imaginación no se detuvo ahí y sigue su desarrollo teórico que se extiende a múltiples campos
de conocimiento, como en psicología, matemáticas, física, medicina, entre otros.

Sin embargo, es lícito preguntarse: desde este enfoque epistemológico ¿cómo se entiende el
concepto de imaginación?, bien pues esta parte de la idea kantiana de las formas puras del
entendimiento, donde la imaginación, es un esquema libre de experiencia que, por un lado,
es concebido como un pensamiento racional y, por el otro, juega un papel mediador entre
intuiciones y conceptos (Rodríguez-Salazar, 2016, pp. 82-83).

En esa misma línea kantiana, la imaginación es productiva y una facultad que sintetiza a
priori el conocimiento. En ese tenor, la imaginación ya no es producto de la fantasía o de la
especulación metafórica y filosófica de la realidad, sino, el ápice del conocimiento que
configurará realidades posibles para devolverse a lo material en forma de solución.

Por otro lado, esta forma de entender la imaginación aún queda limitada, por lo que
Rodríguez-Salazar (2015; 2016) retoma de Piaget las etapas del desarrollo psicogenético y
los tres conjuntos de acciones que dan cuenta de la relación sujeto-objeto, las cuales son: 1)
materiales, referentes al acto del sujeto sobre los objetos de la realidad; 2) evocadas,
prolongaciones mentales de las acciones materiales que configuran la realidad; y, 3)
operatorias, organización de la realidad exterior mediante representaciones formales.

La propuesta de la epistemología de la imaginación asume una noción ampliada de


experiencia integra lo simbólico en esta relación, sostiene “que los tres conjuntos de acciones
coexisten en todo sujeto y continúan funcionando coordinadamente durante toda la vida,
conformando una estructura general de comportamiento cognitivo, o sea una estructura
cognitivo-comportamental” (Rodríguez-Salazar, 2015, p. 164). Esta nueva forma de relación
se muestra en la siguiente figura:

Figura 2 Propuesta de Rodríguez-Salazar de la relación Sujeto-Objeto bajo la noción ampliada de experiencia.

41
Fuente: Adaptación propia de la figura presentada en Rodríguez-Salazar (2015, p. 165)

Donde las siglas significan MAO= Mecanismo de Acciones Operatorias; MAM=


Mecanismos de Acciones Materiales; MAE= Mecanismos de Acciones Evocadas; A=
Acciones; R= Realidad; CIRP= Configuraciones Imaginarias de Realidades Posibles; CIEF=
Configuración en Imágenes de Estructuras Formales; PIR= Propiedades Intrínsecas de la
Realidad.

Así, estas acciones evocadas tienen un valor epistemológico que consiste en “crear las
configuraciones imaginarias de realidades materialmente posibles” (p. 167). Por tanto, se
interpreta en este trabajo que la imaginación es el puente entre lo mental y lo social.

Asimismo, de acuerdo con Rodríguez-Salazar y Rosas-Colín (2011) existe una tríada


cognitiva que, a través de la coordinación de sus esferas, hace posible la estructuración de la
realidad. Esta se compone de Razonamiento Práctico (RP), Razonamiento simbólico-
imaginativo (RSI) y Razonamiento Formal (RF). De ese modo, se puede argumentar que con
la coordinación y comunicación de las esferas que componen la tríada cognitiva y con los
mecanismos de acciones se pueden desarrollar en el niño esquemas y estructuras fortalecidas
y ampliadas en la experiencia simbólica para pasar, en lo sucesivo, a la formalización de
dichas imágenes.

El sujeto individual arriba al mundo social. Es decir, a través de estas configuraciones


mentales el sujeto organiza una realidad socialmente aceptada, lo que implica que la
subjetividad se objetiva a través de dicha organización. En ese sentido, se observa que la
epistemología de la imaginación ofrece un modelo con el cual comprender la realidad social
a través de las acciones con las que estructura la realidad el sujeto.

En efecto, Rodríguez-Salazar (2016, p. 89) argumenta que esta estructuración del sujeto
“Llevado al terreno social y en el marco de la epistemología genética, Piaget establece un

42
paralelismo entre las estructuras de la inteligencia práctica y de las operaciones formales, con
las estructuras de los grupos sociales.”

Rodríguez-Salazar y Rosas-Colín, (2011) sostienen, desde una postura neo-piagetiana, que


el pensamiento, en tanto que forma y función, son de carácter social mientras que el
contenido del pensamiento es individual. En este trabajo se sostiene que si bien el factor
social no es determinante para la estructura y función del pensamiento adquiere un carácter
co-evolutivo con la cognición que tiene como intermediario lo simbólico-imaginativo.

De ese modo, el lenguaje forma parte esencial en la estructuración del conocimiento. Puesto
que el lenguaje simbólico individual adquiere una significación socialmente aceptada cuando
se da esta dinámica co-evolutiva.

Por otro lado, un aspecto a tomar en consideración es lo referente a la observación. En ese


tenor, el autor de la epistemología del imaginación, en su propuesta de epistemología de la
acción, argumenta que lo que se observa siempre la coordinación de las acciones del sujeto
sobre el objeto (Hernández y Rodríguez, 2003, pp. 83-124). Por lo tanto propone que la
observación no es pura, pero también difiere que sólo sea una observación cargada de teoría.
Lo que implica que, si bien el sujeto tiene esquemas mentales previos que le permiten
organizar la realidad que conoce, tampoco observa la esencia del objeto, sino sus acciones
dirigidas al objeto. Es decir, no existe observación pura, pero tampoco pura observación.

En cuanto al método que propone la epistemología de la imaginación, esta recupera el


psicogenético y el factor social para configurar lo que denomina como método psico-
sociogenético (Rodríguez-Salazar y Rosas-Colín, 2011, p. 46)

Por tanto, con base en todo lo planteado hasta ahora, se reconoce en este trabajo la pluralidad
y, por tanto, en sintonía con el objetivo de esta trabajo, los enfoques epistemológicos que
acabamos de describir se proponen como una propuesta a considerar como fundamentos
filosófico-epistemológicos para las ciencias sociales. Por lo tanto, se considera que esta
propuesta puede aportar a la epistemología en sus componentes interaccioncitas entre, no
sólo lo cognitivo, sino, también, lo psicológico con lo social a través de lo simbólico-
imaginativo.

43
Por tanto, la epistemología de la imaginación, por su carácter productivo, encuentra sus
dominios materiales muy diversos en su aplicación, abarcando áreas de conocimiento desde
la sustentabilidad hasta la economía, de la psicosociología hasta la matemática y la lógica,
pasando por la biología y la pedagogía (Cf. Hernández y Rodríguez-Salazar, 2003;
Rodríguez-Salazar y Rosas-Colín 2011; Rodríguez-Salazar y Díaz Barriga Arceo, 2018).

Reflexiones sobre la elección de la teoría y la decantación por la epistemología


La tesis del paralelismo ramificado de la cognición descrita por Martínez, es una versión,
más o menos, coincidente con los planteamientos piagetianos y neo-piagetianos, puesto que
son conceptualizaciones que toman la relación sujeto-objeto desde un paralelismo y un
isomorfismo. Así la cognición no es pura estructuración mental pero tampoco se determina
con la agencia o con lo social.

Otro punto de encuentro entre estos enfoques epistemológicos es el que trata sobre la
observación. Para Martínez y Huang (2011), coinciden con el argumento de Hanson (1958)
sobre que la observación pura no existe9; es decir, no es posible únicamente tener sensaciones
del objeto sin intermediación de algo más. Este algo más es la configuración teórica del sujeto
que observa. Así cuando dos científicos observan un mismo fenómeno pueden interpretarlo
de distintas maneras puesto que lo observan desde enfoques teóricos distintos. Por otro lado,
Hernández y Rodríguez (2003) van más lejos, casi una década antes, retomando el
planteamiento mismo de la inexistencia de la pura observación, y profundizan al argumentar
que lo que existe es una observación de la coordinación de las acciones del sujeto sobre el
objeto y los resultados de dicha acción. Este planteamiento coincide con ejemplo que
exponen Shapin y Shaffer (2005) sobre la bomba de vacío: mientras que para Boyle
observaba el vacío como un componente únicamente científico, Hobbes observaba en ese
experimento del ingenio una justificación eclesiástica del poder. Por tanto, ambos podrían
tener razón desde sus distintos enfoques.

Las diferencias sustanciales (si las podemos llamar así) de estos enfoques, se basan en el
enfoque de las implicaciones que tiene cada versión. Mientras que para la epistemología de
la imaginación, como enfoque post-piagetiano, tiene implicaciones directas tanto en la

9
Para profundizar el tema, se pueden rastrear los fundamentos de la observación cargad de teoría en los
argumentos de Duhem (1910/2003) y Poincaré (1913)

44
organización social y en los mecanismos de desarrollo y equilibrio del sujeto, como en las
condiciones del conocimiento en general, para Martínez la cognición tiene implicaciones en
el desarrollo tecnológico, especialmente en lo relativo a la inteligencia artificial, o bien, en
la estructura normativa de la epistemología enfocada al conocimiento científico como un
argumento de racionalidad, justificando de alguna manera al planteamiento kuhniano.

Otra de las diferencias que es importante hacer notar, es que el planteamiento de la


epistemología naturalizada social de Martínez parte de una irreductibilidad social de la
cognición, mientras que para la epistemología de la imaginación existen diferencias entre
forma y función con el contenido cognitivo en lo individual y lo colectivo. Es decir, la
primera parte de lo social hacia lo cognitivo, mientras que el planteamiento de la segunda
parte de un proceso cognitivo individual que se socializa, desde el punto de vista
psicogenético, el cual se puede extender hasta lo sociogenético, con el arribo del adolescente
al mundo social. Lo mismo sucede en el terreno científico, con las propuestas individuales
de cambio teórico, hasta su aceptación por la comunidad científica.

Por lo tanto, queda clara una cierta colaboración epistemológica para lo que atañe a este
trabajo. En concreto, desde un marco plural, la epistemología naturalizada social, permite
observar el valor explicativo del concepto de práctica para dar cuenta de cuestiones, tanto
normativas, como contextuales o situadas, o lo que es lo mismo, una epistemología cercana
a los procesos sociales. Por su parte, la epistemología de la imaginación de base psicogenética
y sociogenética, por su carácter sincrónico y diacrónico, da cuenta de la estructura del
pensamiento del sujeto y de su relación con lo social a través del pensamiento racional que
media entre intuiciones y conceptos. También, este último enfoque tiene la posibilidad de
fungir como amalgama entre la epistemología y otras disciplinas en una interrelación activa
de conocimiento.

Así los criterios que nos ofrece Kuhn sobre la elección de la teoría podemos ubicar que ambos
enfoques asignan un valor especial a la coherencia interna y externa de las teorías y a la
simplicidad en cuanto su explicaciones en tanto que se acepta un grado de pluralidad. En
cambio, la precisión es un valor más cercano a la epistemología de la imaginación en tanto
que su carácter es más cercano a los procesos científicos, pues la propuesta de las prácticas
se desenvuelve en una reflexión más especulativa. En tanto que fecundidad y amplitud ambos

45
enfoques asignan un peso importante, sin embargo, la epistemología de la imaginación
encuentra dominios materiales más amplios y fecundos a no sólo limitarse al aspecto
cognitivo, sino que explora áreas más extensas como el psicosocial, el económico, la
matemática, en especial el de la psicología de la ciencia, que es motivo de otro trabajo.

Llegado a este punto, conviene, pues, recordar que el objeto de este capítulo es proponer una
base epistemológica para la psicosociología. En ese sentido, aún no se habla específicamente
sobre qué es la psicosociología como ciencia social entendida desde estos marcos
epistemológicos, o cuáles son los cuerpos teóricos de una psicosociología, incluso, no hemos
dilucidado cuáles son los rasgos característicos de la metodología psicosociológica. Por
tanto, en el siguiente capítulo se dedicará a exponer la historia de la psicología social y sus
implicaciones conceptuales.

46
En el principio existía la acción.
Goethe, 1808

Capítulo III Recuento histórico-crítico de la psicología social


En el capítulo precedente, se describió un planteamiento del problema epistemológico y una
discusión entre dos enfoques sobre la estructura de la ciencia así como la exposición de dos
propuestas epistemológicas actuales que con sus desarrollos teóricos buscan profundizar en
la explicación del conocimiento. Aquí se argumenta que el conocimiento científico parte de
una interrelación entre cognitivo-psicológico con lo social, como si tratase de un ente vivo
con diferentes capas, volúmenes y dimensiones que interactúan unas con otras en paralelo y
con vinculaciones subsecuentes. Para dar continuidad a dichos planteamientos, el capítulo
que comienza tiene por objetivo poner en relieve la estructura y el funcionamiento de un
campo de conocimiento específico que se comporta genuinamente de ese modo: la
psicosociología.

En ese tenor, psicólogos y sociólogos a partir de la década de los sesentas del siglo pasado
se preguntaban ¿qué es y cuál es el objeto de la psicología social? Pues intentaban dar cuenta
de la estructura de los procesos con lo que se inter-determinan la psique con lo social. Es
conocido que la psicología y la sociología tienen múltiples enfoques y que de acuerdo con
cada uno de ellos dependerá la manera con la que se practican dichas disciplinas. Se ubica su
origen tradicionalmente en el siglo XIX, donde encuentran fundamento en posturas como la
fisiología de la mente y el psicoanálisis, el estructuralismo y el funcionalismo, el positivismo
y el fenomenológico, para después continuar con enfoques más cercanos a la sistémica y la
cognitiva, entre otros.

47
Sin embargo, cada uno de los enfoques de estas dos disciplinas tiene más o menos claro cuál
es su objeto de estudio, mientras que la psicología social queda determinado por tal o cual
enfoque dando más peso a una postura psicológica o sociológica según sea el caso y de los
autores del que se hable. Sin embargo, la tesis que aquí se presenta es la posibilidad de una
psicosociología que no sólo hace extensivo su concepto a través del adjetivo social, sino que
la palabra que designa esta disciplina se hace intensivo en su devenir.

Por tanto, la propuesta de este capítulo consiste en argumentar sobre la autonomía, la


posibilidad y la necesidad de la psicosociología como un enfoque interdisciplinario a través
de una defensa epistemológica. En ese rubro, Piaget (1950/1994, p. 11) menciona que en el
círculo epistemológico de las ciencias no se termina con la biología, sino, con las ciencias
psicosociológicas.

En consecuencia, este capítulo se organiza de la siguiente manera: en un primer momento se


realiza una revisión histórico-crítica de la disciplina desde sus estadios fundacionales y su
consolidación. Posteriormente se expone la crisis de este campo de conocimiento y cómo la
versión Latinoamérica responde a dicha crisis a través una crítica sistemática a los
fundamentos teóricos de la psicosociología. Por último se presentan reflexiones sobre la
prospectiva y necesidad de la psicosociología desde un enfoque genético y de la imaginación
sobre la dinámica de la ciencia y la tecnología contemporánea.

Historia y crítica de la psicosociología


Los cuestionamientos de la sección previa, conduce la investigación hacia realizar una
revisión breve y crítica de la historia de la psicosociología, permitiendo realizar inferencias
sobre sus cuerpos teóricos y metodológicos. Pues uno de los objetos particulares de este
trabajo es aportar fundamentos a una psicosociología para el siglo XXI. Por lo que este
recorrido histórico se exige por el mismo método psico-sociogenético.

En ese sentido, existen dos modos de realizar un estudio diacrónico de cualquier ciencia. Por
un lado, tenemos el aspecto cronológico que sitúa el origen de una disciplina en función de
los aportes de tal o cual autor. Y por el otro, realizando un análisis ideológico en términos de
Munné (1986/2008), que se encarga de dar cuenta el desarrollo evolutivo del campo de
conocimiento considerando los factores sociales que dieron pauta a tal o cual línea de
investigación.

48
A estos dos modos de realizar un estudio histórico, se propone incluir el que se denomina
aquí de tipo psico-sociogenético crítico. Este método permite abordar lo histórico desde los
hechos cronológicos considerando los factores sociales que intervienen en la superación de
estadios de conocimiento, considerando sus relaciones lógicas co-evolutivas.

En ese sentido, en la actualidad existen muchos estudios sobre los orígenes de la psicología
social (House, J., 1977; Montero, 2010; Munné, 1986/2008; Díaz, F., 1998; Álvaro y Garrido,
2007; Ibáñez, 1985/2000, et. al., 2000) y que, por lo tanto, conviene a los intereses de este
trabajo optar por la tercera forma de realizar esta revisión histórica, puesto que el objetivo
del siguiente apartado no es realizar un recuento exhaustivo sobre la conformación de la
disciplina, sino, más bien, realizar una revisión genético-crítica de los planteamientos que se
consideran centrales para la construcción del objeto de estudio de la psicosociología actual
dentro de las bases epistemológicas descritas en el capítulo I.

Antecedentes y Germinación
Sin más preámbulo, comencemos argumentando que la psicología social (o psicosociología)
es un tipo de conocimiento genuinamente interaccionista. Pues esta, en un primer momento,
se encuentra en la frontera entre dos disciplinas que logran su autonomía en el siglo XIX: la
psicología y la sociología. El objeto de estudio de esta disciplina interaccionista se puede
ubicar en la intersección de esos dos campos de conocimiento [a veces cargado más hacia la
psicología y otras más hacia la sociología]:

Figura 3 Objeto de estudio de la psicología social. Elaboración propia.

49
Para llevar a cabo una revisión psico-sociogenética crítica de la psicología social, es
necesario remitirse a los planteamientos filosóficos previos que dieron origen al objeto de
este campo de conocimiento. Sin embargo, el espacio requerido para tal empresa resultaría
enorme y por tanto se considera que puede dar pie a otro trabajo.

Por lo tanto, sólo se hacen los apuntes que dichos antecedentes filosóficos se pueden
encontrar en los planteamientos de Aristóteles sobre las cuestiones de ética y política, al
considerar al humano como un animal político. O también en los planteamientos platónicos
sobre la necesidad de relacionarse del hombre. Asimismo, se encuentran vestigios filosóficos
en los planteamientos de Tomás de Aquino, San Agustín, Descartes, Hobbes, Leibinz, entre
otros muchos más (Cf. Ibáñez et. al., 2000; Munné, 1986/2008, 1982; Mueller, 1960/2010).

Una vez que hemos mencionado la referencia obligada de la filosofía en la psicología social,
es necesario plantear que aquella nace en un contexto donde se cuestiona la modernidad y
sus efectos. Se cuestionan los efectos de la ciencia y la tecnología en la organización social.

Sin embargo, ¿qué es la modernidad? Sin ánimos de extendernos hacia el infinito tomemos,
pues, la segunda definición de Villoro (1992) donde la modernidad es una mentalidad sobre
el mundo, y el sujeto que se incrusta en él desde distintas doctrinas y no desde un único
sistema de pensamiento homogéneo. Por tanto, la modernidad es usualmente entendida como
una forma de pensamiento racional que encuentra su expresión más clara en el siglo XVIII.

A través de la pérdida de centro de la sociedad occidental con los nuevos descubrimientos,


el objetivo de la modernidad es plantear el tema de lo universal, de la individualidad como
componente central de los principios humanos. Asimismo, se pasa de un relativo respeto a la
naturaleza hacia la actitud de las civilizaciones por apropiarse de ella.

En ese sentido, una respuesta moderna a la pregunta de las facultades puras del entendimiento
son los planteamientos kantianos sobre los juicios analíticos, los juicios sintéticos y los
juicios sintéticos a priori. Es decir, en esa dinámica en la que las sociedades de los siglos
XVIII y XIX se introducen, surgen cuestionamientos acerca de cómo el filósofo natural (o
científico) debería atajar el problema del conocimiento.
50
Aunado a lo anterior, las sociedades de la modernidad enfrentaban un doble problema. Por
un lado, las cuestiones derivadas de la primera Revolución Industrial que Adam Smith trataba
de explicar con el sistema económico de liberación de los mercados con la mano invisible,
con una especie de psicología económica. En otras palabras, la revolución industrial trajo
consigo el movimiento poblacional del campo a las ciudades, desplazando así los
campesinos hacia el sector secundario y luego al terciario. Esto trajo el crecimiento
exponencial en las ciudades donde se transformaron las relaciones sociales entre los
individuos (Habermas, 1998).

Y por el otro, emanado casi paralelamente a la Revolución Industrial se encuentra los


planteamientos de la Revolución Francesa. Con Rousseau y su contrato social, Robespierre
liderando el movimiento intelectual revolucionario y luego traicionado por los jacobinos, el
poderoso y olvidado Fouché (Zweig, 1993), entre muchos otros más, organizaban los
primeros planteamientos educativos, filosóficos y políticos de la que se nutren en gran
medida las sociedades contemporáneas.

En ese sentido, la revolución francesa y la industrial configuraban los problemas políticos,


sociales, económicos y filosóficos a los cuáles se deberían enfrentar los nuevos ciudadanos.
De la complejidad de ambos marcos, se surgían cuestionamientos profundos sobre el rumbo
que debería tomar la humanidad. La economía clásica nace y se da el lujo de justificar la
explotación de la clase trabajadora, lo que conduce a revueltas y movimientos sociales que
lucharon por los principios universales de la humanidad.

Es en ese contexto en el que pensadores como Vico, Fouché, Hegel, Saint Simón, Marx,
Comte y demás, realizan sus investigaciones tratando de dar una respuesta a la problemática
del orden y la organización social. Unos cargados hacia los hechos o cuestiones fácticas y
otros más hacia los valores y los componentes abstractos, y algunos más que abarcaban
ambas trincheras. Es decir, se gestaban las ciencias sociales y humanas que vieron luz a
mediados del siglo XIX con la sociología y poco después la psicología.

Durante ese periodo, la psicología nunca perdió de vista que su explicación debería ir
acompañada de los componentes sociales. Y, por su parte, la sociología también entendió
que es imposible soslayar la explicación psicológica para explicar los procesos sociales.

51
Lo que se argumenta, es el mismo planteamiento que ofrece Munné (1986/2008) en que al
momento que nacían la sociología y la psicología, también nacen los planteamientos de otra
disciplina cuyos límites son difusos: la psicosociología o psicología social. En lo que sigue
daremos justificación y explicación de esta tesis.

Dentro de todo este contexto que se acaba de describir, Ibáñez y sus colaboradores (2000),
consideran que el antecedente directo y obligado de la psicología social se ubica con
Giambattista Vico en el siglo XVIII. Esto en función de los conceptos fundamentales que
elaboró dicho pensador moderno en su tiempo.

Según Ibáñez (2000, pp. 68-69), Vico incorpora la dimensión histórica como principio
fundamental en el estudio de las sociedades ya que estas “se constituyen, evolucionan y
cambian en el transcurso de la historia.”. Además, estos autores consideran que Vico es uno
de los primeros que explica de manera sensible “cómo se constituyeron los primeros signos
compartidos a partir de las reacciones comunes que tenían los seres humanos ante los
acontecimientos naturales.”.

Por otro lado, existen algunos psicólogos sociales que han argumentado que los primeros
rasgos de una psicología social, como la conocemos hoy día, comienzan con Comte con su
Discurso sobre el espíritu positivo en 1844 y sus escritos sobre la moral (Allport, en Díaz,
1998). En ese primer texto, Comte (1844/2000) fundamenta su propuesta en tres estados
teóricos: 1) el teológico o ficticio, caracterizada por conocimiento absolutos y fundamentada,
a su vez, en tres “formas principales” (p. 8): fetichismo, politeísmo y monoteísmo. 2) el
metafísico o abstracto, que consiste en explicar la naturaleza a través de “entidades o
abstracciones personificadas” (p. 11) que denomina o asimila como ontología. Y, finalmente,
el positivo o real, donde establece 4 leyes: 1) subordinación de la imaginación a la
observación, donde toda proposición se debe reducir al enunciado de un hecho para
considerarse como real. 2) Naturaleza relativa al espíritu positivo, cuya condición es negar
todo absolutismo y situar el conocimiento en función de las investigaciones positivas o reales.
3) Previsión racional, que consiste en “ver para prever” donde se pone de manifiesto la
evaluación racional de los enunciados científicos. Y, finalmente, 4) Extensión universal del
dogma fundamental de la invariabilidad de las Leyes naturales. Donde sostiene que las leyes
de la naturaleza se pueden extender hacia fenómenos más complejos como los sociológicos.

52
De ese modo, Comte reconoce, en especial en el segundo principio positivo, que:

Para caracterizar lo bastante esta naturaleza necesariamente relativa de


todos nuestros conocimientos reales, importa además darse cuenta, desde
el punto de vista más filosófico, de que, si nuestras concepciones,
cualesquiera que sean, deben considerarse ellas mismas como otros tantos
fenómenos humanos, tales fenómenos no son simplemente individuales,
sino también, y sobre todo, sociales, puesto que resultan, en efecto, de una
evolución colectiva y continua, todos cuyos elementos y todas cuyas fases
están en una esencial conexión. (1848/2000, p. 14)

En el capítulo II del Discurso sobre el espíritu positivo abre la discusión sobre el destino del
positivismo, Comte ofrece una reflexión sobre la armonía entre individual, mental y colectivo
a través del concepto de humanidad. Puesto que para él, el estado positivo pasa de una
relación del sujeto hacia una colectividad que le arropa. Hace referencia a un proceso del
individuo a la especie, superando así, según él, la postura dogmática e individualista de los
filósofos de su época (p. 20).

Si bien Comte nunca habla de una psicología social tal cual, sí habla sobre los fundamentos
de la sociología donde también incluye los componentes psicológicos de manera implícita,
aunque a estos, les catalogue de metafísicos u ontológicos, guardando así, más relación con
las cuestiones ideológicas que con el conocimiento verdaderamente positivo (como si lo
ideológico no tuviera influencia en el conocimiento mismo). Para pronto, se ha dicho que
Comte, en sus tratados sobre la moral, propone las bases de la psicología social al tratar de
quitar todo rasgo metafísico a la psicología con los componentes sociales (Muné, 1986/2008,
p. 13).

Sin embargo, según Munné (1986/2008) antes que Comte hay que considerar a Saint Simone.
Puesto que este desde 1780 plantea la necesidad de abordar el orden social a través de lo que
denomina psicopolítica de “carácter genuinamente psicosocial” (p.17). En ese sentido,
Munné argumenta que de Saint Simone se desprenden dos grandes líneas para abordar el
problema de lo social; una que toma por suyas Comte y que la convierte de un enfoque
fisiológico a uno mecanicista; y otro que influye de manera indirecta a Marx sobre los
conceptos de totalidad, antagonismo de clases, entre otros.
53
La influencia de la obra de Marx es visible en el desarrollo de la psicología social. Sobre todo
en las versiones de la psicología colectiva con Labriola, en Italia, y Plejánov, en Rusia
(Munné, 1986/2008, p. 24). Donde plantean críticas a las fantasías de la psicología de los
pueblos y la psicología de las masas, al considerarlas como ciencia social burguesa.

Por otro lado, Mueller (1960-2010, p. 485), propone que el tema de la sociedad y de lo social
fue tratado con bastante amplitud desde el siglo XIX, y que la psicología, por su carácter de
estudio de la individualidad, no pudo desatender la relación de la psique con lo social. Este
autor sostiene que, el considerado fundador de la psicología [experimental], Wundt, realiza
uno de los primero estudios en psicología social en diez volúmenes que lleva por título
“Psicología de los pueblos”, Völkerpsychologie. Sin embargo, de acuerdo con la
interpretación de Mueller, para Wundt hablar de lo social y lo psicológico es hablar de dos
cosas distintas.

Muné (1986/2008, p. 13), por otro lado, menciona que otros autores han dado el título de
padre de la psicología social a pensadores como Le Bon, fijando el año de inicio de este
campo de conocimiento en 1895 con la publicación de la psicología de las masas, cuya
influencia alcanzó a personalidades como Freud o incluso Hitler.

Sin embargo, para Mueller (1960-2010) Emilie Durkheim es considerado como uno de los
primeros que propone el término de psicología social o colectiva. Este autor sigue el
planteamiento de Wundt sobre la mente colectiva y es precisamente en las reglas del método
sociológico, donde plantea, en primer lugar la autonomía de la sociología de la psicología
individual y científica, así como de la biología; para luego, en los planteamientos iniciales de
esa obra, mencionar algunas consideraciones sobre la posibilidad de una psicología social:

por una parte, todo lo que sabemos sobre la manera en que se combinan las
ideas individuales se reduce a algunas proposiciones muy generales y
vagas a las que comúnmente llamamos leyes sobre la asociación de ideas.
Y en cuanto a las leyes por las que se rige la ideación colectiva, las
desconocemos todavía más. La psicología social, que debería tener por
cometido el determinarlas, no pasa de ser una palabra con la que se designa
toda clase de generalidades, variadas e imprecisas, sin objeto definido.
Haría falta averiguar, con la comparación de los temas míticos, las
54
leyendas y tradiciones populares, las lenguas, de qué manera las
representaciones sociales se interpelan o se excluyen, se fusionan unas en
otras o se separan, etc. Ahora bien, aunque este problema se merece la
curiosidad de los investigadores, apenas podemos decir que lo hayan
abordado10 (Durkheim, 1895-2001, p. 25)

En la oración que se pone en cursivas, se deja claro el contexto histórico de la psicología


social de ese entonces para Durkheim. Es decir, si bien existían algunos intentos de
conformación no se tenía claro un objeto de estudio, y mucho menos un método preciso. Por
tanto, Durkheim lo que hace es proponer la autonomía de la sociología a través del concepto
de hecho social, el cual consiste en la independencia de toda implicación individualista o
psicológica. Puesto que la definición de hecho social para Durkheim consiste en “modos de
actuar, pensar y sentir, exteriores al individuo, y están dotados de un poder coercitivo en
virtud del cual se imponen sobre él. […] consisten en representaciones y actos.” (p. 40-41).
Ahora bien, lo anterior no se podría entender desde lo psicosociológico, sin tomar en cuenta
una de las controversias en las que participó Durkheim; es decir, la discusión que mantiene
con su compatriota, el pensador francés Gabriel Tardé. Existe en la bibliografía una
transcripción de la discusión que mantuvieron estos dos pensadores que organiza de manera
adecuada Vallejos (2012). En ese texto, Tardé expone con precisión su diferencia con
Durkheim sobre el hecho social: mientras que para este último el hecho social está dado en
la naturaleza, Tarde lo sitúa en las acciones del individuo, en específico en lo que concierne
al carácter imitativo de los individuos.

En cuanto a lo que respecta sobre la autonomía de la sociología, Durkheim sostiene que

Entre la psicología y la sociología encontramos la misma solución de


continuidad que entre la biología y las ciencias físico-químicas. En
consecuencia, cuando un fenómeno social es directamente explicado por
un fenómeno psíquico podemos asegurar que la explicación es falsa [1895:
128]. (Durkheim citado en Vallejos, 2012, p. 170)

10
Cursivas propias

55
Por lo que Durkheim le niega cualquier valor a lo que Tarde llama intermental. Aquí
conviene hacer la acotación de que ya se hablaba de lo que décadas después Piaget
(1967/1979) consolida con el círculo de las ciencias. Sin embargo, para Tardé la
sociología puede servirse de otras disciplinas, aún cuando no se encuentre
enteramente desarrollada, por lo que sostiene que:

Para formular leyes no es necesario que las ciencias estén definitivamente


constituidas. Sólo necesitamos una idea directriz en las investigaciones.
Las ciencias sociales no han debido su progreso a ciertas reglas de método
objetivo: han progresado [...] sirviéndose de ese microscopio social que es
la psicología intermental [1903: 164]. (Tardé citado en Vallejos, 2012, p.
170)

Es de llamar la atención el concepto de psicología intermental utilizado por Tarde. Puesto


que lo pone como un instrumento conceptual más que como un campo de conocimiento bien
delimitado y estático. Es decir, que Tarde, sin ser plenamente consciente, da atisbos de la
naturaleza interdisciplinaria de lo que ahora conocemos por psicosociología y de la necesaria
comunicación entre campos de conocimiento.

En resumidas cuentas, la discusión entre Tarde y Durkheim versa sobre la constitución del
hecho social y desde dónde se parte para explicarlo. Para el segundo es una cuestión exterior
al individuo, mientras que para el primero es una cuestión del individuo hacia fuera. Así la
crítica de Tarde es que:

[Durkheim nos dice:] siendo algo dado que el hecho social es


esencialmente exterior al individuo, «no puede penetrar en el individuo
más que imponiéndose». Yo no veo el rigor de esta deducción. [Tarde
continua diciendo que] De esto se sigue, según Durkheim, que no se
pueden calificar de sociales los actos del individuo en los que el hecho
social se manifiesta. (Tardé citado en Vallejos, p. 172-173)

Mientras que para Durkheim, las limitaciones de Tarde consisten en que:

[La proposición de Tarde] es puramente arbitraria. Él [Tarde] puede


tranquilamente afirmar que, según su impresión personal, lo único real que

56
hay en la sociedad es lo que procede del individuo, pero faltan pruebas para
apoyar esta afirmación, haciendo, por consiguiente, imposible la discusión.
(Durkheim citado en Vallejos, p. 173)

Dicho de otro modo, Tarde argumenta que el problema de Durkheim es que escinde toda
posibilidad del individuo para explicar la cuestión o hecho social, por lo que argumenta que
es imposible un estudio de la sociedad en esos términos. Mientras que Durkheim critica
fuertemente cualquier atisbo de individualidad en lo social, pues los considera como dos
entidades completamente separadas. En consecuencia, se puede afirmar que las
implicaciones en la constitución de la psicosociología derivada de la controversia de
Durkheim-Tarde es una discusión que posteriormente se conocerá como una psicología
social sociológica y una psicología social psicológica.

Ahora bien, en tanto que los europeos discutían sobre la “naciente” disciplina sociológica, en
los países angloparlantes (E.U. y Reino Unido) ya se estaba discutiendo sobre conceptos que
la psicología social habrá de absorber en el siglo XX de pensadores como William James,
William G. Sumner, Charles H. Cooley, Albion W. Small, entre otros (Muné, 1986/2008, p.
14). Otro pensador que participa en los menesteres del término psicología social es James M.
Baldwin y es importante recalcar sus aportes, puesto que es uno de los primeros en dar atisbos
sobre el concepto de psicología social.

En ese sentido, el psicólogo y filósofo inglés Baldwin, fue un prolífico escritor a comienzos
del siglo XX. Sus investigaciones se enfocan hacia las cuestiones sociales desde un marco
biológico, psicológico y social, de donde Piaget se nutrirá para sustentar su epistemología.
En realidad, Baldwin sigue de cerca las aportaciones de Tarde e intenta responder la pregunta
que plantea como qu’est qu’une societe? (Baldwin, 1911/2012, p. 55) al considerar que el
concepto de sociedad se sigue de los conceptos de imitación y sugestión compulsiva
[compulsory suggestion].

57
Por tanto, la explicación de Baldwin sobre lo social se configura como una interrelación entre
lo biológico [constituyentes instintivos], lo psicológico [aspectos plásticos] y lo social
[aspectos reflexivos]. Es decir, es imposible realizar una explicación satisfactoria sin que
estos se involucren. Por tanto, la propuesta de Baldwin se expresa como sigue:

Figura 4 Movimiento genético de los tres modos de vida colaborativa.


Obtenido de Baldwin, 1911/2012:51

La ilustración que precede expresa el pensamiento de Baldwin en cuanto al proceso de los


diferentes modos de vida colaborativa. El primero, que se expresa por [In] se refiere a que
las formas de colaboración de un grupo determinado están regidas por cuestiones biológicas,
es decir, por puros instintos, donde la participación psicológica es limitada al igual que la
social. En el siguiente estadio [PI], es el que se refiere a que los modos de organización de
estos grupos se transfieren por medio del aprendizaje y la enseñanza, y ya no como mera
herencia biológica. Así los rasgos característicos de este modo es la plasticidad con la que se
transfieren las formas de organización por medio de la solidaridad entre miembros del grupo.
Finalmente, el estadio [So], se define como grupos propiamente sociales o reflexivos. Estos
se tienen en su modus operandi un carácter mayormente de una libre decisión. Es decir, son
los aspectos reformistas en la organización del grupo, que se entiende como una toma de
conciencia de las intenciones y de la voluntad de cooperar entre los miembros que configuran
una situación social.

58
En resumen, Baldwin ofrece una versión progresiva de los modos de organización. Así, para
este pensador, no es posible observar por separado las cuestiones psicológicas y sociales,
puesto que el sujeto

grows in personality and individuality by growing also in sociality. He


does not have two lives, two sets of interests, tow selves; one personal and
the other social. He has but one self, which is personal and social in one,
by right of the essential and normal movement of his growth. (p. 28)11

Como se observa, en Baldwin encontramos argumentos, no sólo psicológicos y sociológicos,


de la psicosociología, sino, que también filosóficos y epistemológicos. Sin embargo, Baldwin
no supera en realidad a lo propuesto ni por Tarde o por Durkheim, sino, que reenfoca dichas
propuestas en su estudio de la sociedad. En otras palabras, no plantea como tal la autonomía
o un marco suficientemente acabado para considerarle como origen de la psicosociología.

En ese sentido, Ibáñez y sus colaboradores (2000), argumentan que la psicología social en
Europa comienza a finales del siglo XIX, mientras que en Estados Unidos lo hace a principios
del siglo XX. Con fundamento de lo expuesto hasta ahora se dejan ver dos grandes corrientes
que marcaran el desarrollo de la disciplina: la primera orientada desde el individuo hacia las
conductas sociales, y la segunda, orientada desde las grandes colectividades hacia las
conductas (p. 70), como hemos expuesto hasta ahora. Es decir, una psicología social
sociológica por un lado y, por el otro, una psicología social sociológica.

En concreto, los cuatro grandes temas fundacionales de la psicología social en este periodo
se identifican con los referentes a los instintos sociales, la imitación, la sugestión y los
fenómenos colectivos (Ibáñez, 2000; Munné, 1986/2008). Sin embargo, si consideremos,
pues, como bien lo hace Ibáñez (1985/2000), que la psicosociología es la disciplina de la
acción humana, entonces el planteamiento de la psicosociología se puede abordar desde otro
enfoque.

11
[el sujeto] se desarrolla en personalidad e individualidad al desarrollarse también en sociedad. Él no tiene dos
vidas, dos conjuntos de intereses, dos identidades; una individual y otra social. Sino, que él tiene una misma
identidad, la cual es individual y social a la vez, con arreglo de los movimientos normales y esenciales de su
propio desarrollo. Traducción propia.

59
Consolidación de la psicología social
La siguiente cita de Munné (1986/2008) en su libro La psicología social como teoría, del
cual ya hemos tomado para nuestro primer acercamiento a la psicología social, propone un
estudio histórico sobre la ideología en la psicología social. De acuerdo con él, desde una
perspectiva cronológica se ha situado el inicio de la disciplina con la aparición “azarosa” de
dos libros que llevan por título Psicología Social, con la breve diferencia que se hace patente
con la siguiente cita:

Con todo, el año más indicado por los autores como representativo del
nacimiento de la psicología social sigue siendo 1908. Digamos que el
"azar" de la historia quiso que, en este mismo año, aparecieran dos libros
con el título de Social psychology. Uno, lo publica el sociólogo Edward A.
Ross (1866-1951) en Nueva York, y el otro, el psicólogo Mc Dougall
(1871-1938) en Londres. En verdad, las aportaciones anteriores habían
preparado el terreno para la aparición de unos manuales sistemáticos sobre
la materia. El libro de Ross, que llevaba el subtítulo de An uotline and
source book, apenas se hizo notar. En cambio, la Introduction de
McDougall tuvo una enorme resonancia, ciertamente debida más a su
radicalismo instintivista que al hecho mismo de tratarse de una psicología
social sistemática. (Munné (1986/2008, p. 14)

Lo que hace Munné en esta cita son dos cosas: 1) utiliza la cronología “oficialista” de la
disciplina para introducir de manera perspicaz la crítica hacia los enfoques que sitúan de
manera tajante el inicio de la disciplina. Pues al emplear la palabra “azar” se refiere a lo
fortuito que fue la publicación casi simultánea de dichos libros y, a su vez, pone en relieve
que la psicología social, como cualquier otro campo de conocimiento, no se da por mero
destino o suerte, sino, que es todo un proceso de constante construcción del objeto de estudio
de la disciplina. 2) Por otro lado, también hace énfasis en la influencia que tuvo McDougall,
al encontrarse en un contexto que favorecía las perspectivas instintivas de aquel entonces
que le impulso a convertirse en una autoridad en el tema.

En relación con la segunda intención de Munné, tuvieron que pasar casi dos décadas para
que surgieran psicólogos sociales, encabezados por Bertand, que se cuestionaran fuertemente

60
estas perspectivas de los instintos, (Munné, 1986/2008, p. 28); lo cual se puede considerar
como una primera crisis de la psicología social. De esa manera, se derivaron una serie de
planteamientos bastante fructíferos, principalmente aquellas emanadas de la etnología
antropológica y de los estudios de las actitudes.

De dichas críticas a McDougall, destacan por sobre las demás las de Allport y las de G. H.
Mead. El primero fundamenta lo que se conoce como behaviorismo con tres tesis
fundamentales: 1) acepta el individualismo de McDougall pero rechaza los planteamientos
instintivistas. 2) Fundamenta la objetividad de la psicología social en los hechos observables
por estar sujetos a experimentación y no en especulaciones [acaso es bueno recordar que
Allport propone el origen de la psicología social con Comte]. Y, 3) propone y sigue un
modelo basado en el Estímulo-Respuesta de la conducta social.

Es importante tomar en consideración que estos desarrollo en la psicología social se daban


en un contexto de revueltas en un contexto en el que, nuevamente, se daban fenómenos
cercanos al orden y organización social. Si observamos los objetos de estudio de McDougall
y de Allport podremos constatar que a lo que ellos interesa es dar cuenta sobre cómo actúa
un sujeto en grupo.

En cuanto al segundo, Busino considera que Piaget llega a la misma conclusión del
interaccionismo simbólico más o menos al mismo tiempo que Mead partiendo de distintos
orígenes (Busino en Goldman, 1966-1974, p. 24). Por otro lado, la psicología también se
consolidó con el estudio de las actitudes. Referentes que tratan el tema con actualidad es la
lectura obligada de Serge Moscovici, sin embargo, de acuerdo con Munné (1986/2008, p. 30)
los primeros estudios de las actitudes se deben a Thomas y Znaniecki, en especial el
publicado en 1918 sobre los campesinos polacos migrantes en Estados Unidos. Incluso estos
llegan a definir la psicología social como el estudio de las actitudes. De hecho, en años
posteriores, autores que siguen esta línea son Thurston, el famoso Likert, Moreno, entre otros
más.

Posterior a los planteamientos sobre las actitudes, surge en Estados Unidos una línea de
investigación que Munné (p. 31) propone como psicología del comportamiento en grupo.
Para este autor en la década de los treinta se tendrán estas discusiones, puesto que con los
estudios de la escuela de Chicago, la universidad de Harvard, además de las contribuciones

61
de Merton y en especial las de Kurt Lewin, se configuran teorías que tomaban la acción en
las interrelaciones; se utilizó la sociometría para evaluar el comportamiento de los grupos y
se dio origen a los enfoques dinámicos y vieron nacer técnicas como el T Group basada en
la investigación acción. Asimismo, los temas de investigación de esta época fueron las
normas, la influencia social, experimentos sobre liderazgo, el sexo, entre otros (revisar
Munné, 1986/2008).

Para Munné dicha década puede ser considerada como la época de los clásicos modernos de
la psicología social, en especial con Lewin y Moreno por sus aportaciones teóricas y
metodológicas que van a proponer la agenda de investigación de la psicología social en la
guerra y postguerra.

La época de la postguerra, Munné (1986/2008, pp. 36-38) la organiza en 5 categorías de


investigación:

1) Del problema de la democracia y la antidemocracia se desprendieron dos líneas de


investigación, una hacia la personalidad autoritaria y el otro en la opinión y voto
electoral.
2) Propaganda y los medios masivos. En estos se investigaba sobre la influencia de los
medios en la guerra y en el comportamiento de los sujetos.
3) Las cuestiones culturales postguerra. Se trataron temas sobre la manera en que se
relacionaban las personas en función de sus rasgos culturales.
4) Tensión y conflicto. En esta se rescataban los planteamientos de influencia social en
la relación entre grupos analizando procesos de competitividad y cooperación.
5) Percepción y motivación. Esta línea de investigación influenciada principalmente por
Lewin trataban temas sobre cómo el grupo influye en el individuo para orientar su
campamiento.
También en esta época surgen planteamiento derivados del interaccionismo simbólico de
Mead, del freudmarxismo con Marcuse y del conductismo con Bandura y compañía.

Por otro lado, en el estudio que realiza Munné no incluye los planteamientos piagetianos,
sino que los menciona a modo de reducirlos a estudios sobre la moral y el lenguaje del niño.
Sin embargo, como se planteó al principio se observa que las aportaciones piagetianas van
mucho más allá que sólo la moral y el lenguaje del niño. Es decir, el enfoque psicogenético

62
y sociogenético unidas en la epistemología genética ayudan a dar cuenta sobre los
componentes de la acción del sujeto que no puede ser sino sólo a través de las relaciones que
se mantienen intricadamente entre el sujeto y lo social.

Habrá que poner énfasis en esta parte del texto. En la psicología general y la psicología social
es inentendible la tendencia a olvidar o menospreciar los aportes de la epistemología
genética. Quizá se pueda deber a que Piaget es considerado como un psicopedagogo en la
psicología, cosa más lejana de la realidad puede ser esto. En efecto, los aportes de Piaget, si
bien tratan sobre el desarrollo del niño, no se agotan en ello.

En lo posterior retomaremos el tema, por ahora baste argumentar que, como observamos en
el primer capítulo, los componentes epistémicos y metodológicos de Piaget son poderosas
herramientas en la investigación. Pues estas tienen por objeto el conocimiento mismo desde
dos enfoque como lo es el sincrónico y diacrónico. Es decir, sus explicaciones se
fundamentan en los componentes lógicos de relaciones de conocimiento que se
contextualizan en los estadios de desarrollo o históricos del sujeto. De ese modo, si bien
Piaget no es revisado exhaustivamente por la psicología social en los cincuentas y sesentas,
sí habrá que hacer justicia y tomarle como un referente epistemológico de la psicosociología
de la época postguerra. Puesto que con sus planteamientos del círculo de las ciencias, ofrece
atisbos epistémicos de cómo construir el conocimiento psicosocial en función de las
condiciones de validez, de accesión y de hecho, así como sus relaciones con otros dominios.

Regresando a Munné (1986/2008), hay que mencionar que para él la psicología social hasta
esa época es mayormente desarrollada en Estados Unidos debido a tres cosas: 1) la fuerte
influencia anglosajona del empirismo y 2) el mayor desarrollo estadounidense de otras
disciplinas afines como la psiquiatría, la antropología, la sociología entre otros.

Sin embargo, estos desarrollos no fueron producto de la casualidad o el azar, sino, que tiene
su causa en la migración de investigadores diferentes países a los territorios de esa porción
de América del norte por motivos bélicos. En efecto, si hubo un desarrollo más avanzado fue
a causa del flujo migratorio de figuras como Lewin, Fromm, Marcuse, Moreno, Sheriff, por
mencionar algunos. Esto explicaría por qué en Europa resurge en la URSS la psicología social
hasta los años cincuenta y en América Latina se renueva hasta los setentas.

63
Para resumir lo hecho hasta ahora, se argumenta que la psicología social tiene fundamentos
en la filosofía y la epistemología que se refieren al comportamiento de los sujeto en términos
de la acción. Asimismo, encontramos que el planteamiento de la posibilidad de una
psicosociología surge, al mismo tiempo que la psicología y la sociología, como una
posibilidad de explicación de los fenómenos sociales referentes a la organización social de
las sociedades que se encuentran en fervencias producto de los movimientos sociales tales
como la revolución industrial y la revolución francesa. Se argumentó que el nacimiento
institucional de este campo de estudio no es un punto fijo en la línea del tiempo, sino, que es
un proceso de constante conformación y transformación. Ya en la década de los treinta se
consolida por medio del planteamiento de la psicología social basada en los estudios sobre
los instintos y posteriormente con su respectiva crítica que da paso a los años de la guerra y
postguerra de las décadas de los treintas y cuarentas.

Las líneas de investigación fueron las que se refieren al comportamiento de los grupos, los
instintos, la imitación y la organización. Para después pasar a los más políticos como la
propaganda y la opinión pública sin olvida los procesos de influencia social tanto en la
percepción como en la acción. De todo esto, se comentó que ubican al menos tres corrientes
que son la psicología social psicológica, más propia de los estudios realizados en Estados
Unidos, los de la psicología social sociológica que son más allegados a los planteamientos
europeos, y, finalmente, una tercera opción que se desprende del interaccionismo simbólico
cuya influencia fue más propio de los estudios antropológicos y etnológicos.

Crisis de la psicología social y la respuesta latinoamericana


Una vez que se realizó todo este recorrido sobre los aspectos fundacionales y de
consolidación de la psicología social, es momento de pasar a un momento importante de este
campo de conocimiento: la crisis de la psicología social.

Esta crisis tiene a lugar en la década de los sesentas, sobre todo en los que refiere a los años
de la crítica postguerra que no sólo cuestiona a esta, sino que fue un sisma en todo el marco
de la ciencia. En efecto, los daños contabilizados de la segunda guerra mundial, y las
posteriores, fueron vastos y la influencia que tuvo en la organización social de la ciencia fue
radical.

64
En ese mismo tenor, Olivé (2006; 2008) propone que el modelo de organización social de la
ciencia de aquél entonces se basa en la premisa de que la ciencia y los que hacen ciencia son
los únicos que puede organizar su quehacer y que, por tanto, las aplicaciones que se emanen
de esta no son responsabilidad más que de los que la aplican.

Asimismo, este modelo, que denomina Olivé como primer contrato social de la ciencia se
fundamenta en la idea moderna de que la ciencia resolverá todos los problemas de la sociedad
por sí misma. Es claro que en la actualidad no sólo se ha cuestionado dicho principio, sino,
que incluso se ha rebasado.

En ese sentido, Olivé (2008) plantea el problema como sigue:

En los últimos años se ha criticado este modelo [el del primer contrato
social de la ciencia], entre otras razones porque sugiere que la comunidad
científica no tiene responsabilidad alguna con la sociedad que la sostiene,
a excepción de “la producción desinteresada del conocimiento” […] pues
facilita [este modelo] que los responsables de las políticas públicas y
privadas –tanto como el ciudadano de la calle- olviden el papel
imprescindibles de la ciencia básica dentro de los sistemas de ciencia y
tecnología, con el consecuente desinterés para canalizar recursos hacia ese
sector de la ciencia. (p. 39-40)

Queda claro, pues, que es imposible una sociedad de conocimiento bajo estos principios, por
lo que adelante en el mismo capítulo Olivé (2008) elabora su propuesta:

el ‘nuevo contrato social sobre la ciencia y la tecnología,’, la sociedad


sostiene a estas como medios idóneos para satisfacer los valores de
desarrollo cultural, bienestar, equidad y justicia social (entendida como la
satisfacción de las necesidades básicas de todos los miembros de la
sociedad). (p. 41)

Olivé ahí propone un modelo en donde se involucren a todos los miembros de la sociedad
dentro de la toma de decisiones sobre los lineamientos del desarrollo científico y tecnológico
para encaminarse hacia una verdadera sociedad de conocimiento. La pregunta aquí sería,
¿cuáles son tales mecanismos que permitieran dicha transición?, ¿cómo incluir al ciudadano

65
en el mundo de híper-especialización de la ciencia y la tecnología?, ¿cómo crear canales de
comunicación efectivos y eficientes entre ciudadanos, pueblos originarios, científicos,
tecnólogos, políticos y empresarios?

Dichas preguntas, sólo nos sirven en este momento para encaminar la discusión que viene
sobre la crisis de la psicología social. Por tanto, pone en relieve el vínculo que existe entre
los problemas epistemológicos y filosóficos de aquél entonces con los problemas
disciplinares, en este caso la psicología social. Por otro lado, también se da un primer
acercamiento al siguiente capítulo que trata sobre la metodología en políticas públicas en
desarrollo científico y tecnológico.

En ese sentido, la psicología en general y la psicología social en particular, entran a un sisma


en la década de los setentas debido precisamente a su influencia en temas bélicos que iban
más de acuerdo con los procesos de dominación social. Sin embargo, ¿en qué consiste la
crisis de los años setenta de la psicología social?, ¿cuáles fueron sus aristas?, ¿se superó la
crisis o sólo se ignoraron aquellas críticas?, en cada caso, ¿cuáles fueron las consecuencias
en una y otra opción?

Para Ibáñez (1994/2001, pp. 79-86) las crisis son de proporciones limitadas, por lo que la
manera de resolverse puede ser o atajar el problema de las causas y subsanarlas de manera
que se trascienda o simplemente ignora sus causas genéticas, lo que conduce a que la crisis
se mantenga activa y por tanto se tambalee la disciplina. Asimismo, también, argumenta que
puede suceder que las críticas que motivaron la crisis resulten superficiales y por el mismo
devenir del campo de conocimiento se resuelvan.

Rodríguez-Villegas (2015) pone de manifiesto el nervio de las crisis de psicología cuando


argumenta que:

la psicología, si quería ser la ciencia de lo humano, evidentemente, ni podía


volver a ser especulación metafísica, ni tampoco podía seguir
desarrollando como una ciencia humana despojada de toda humanidad, en
virtud de un naturalismo radical. (p. 114)

En ese sentido, para Rodríguez-Villegas (2015) la crisis en la psicología “científica”


(particularmente la experimental) surge en la primera mitad del siglo pasado cuando:

66
1) ve agotadas sus posibilidades de desarrollo al consolidarse como una
ciencia experimental que, al reducir lo humano al fenómeno natural,
descubre las limitaciones que le impiden continuarse desarrollando, y 2) la
idea del hombre, implícita en sus elaboraciones y en sus prácticas; queda
invalidada precisamente por razones filosóficas que cuestionan
gravemente el desdén que ha mostrado la psicología por la subjetividad, en
aras de un conocimiento objetivo producido a partir de la observación y la
experimentación. (114-115)

En el caso concreto de la psicología social, dichas críticas tienen origen en la falta de


capacidad para explicar los fenómenos sociales de la época. Estos fenómenos fueron
principalmente (Montero, 2004): 1) movimiento feminista, 2) movimiento antipsiquiátrico,
3) movimiento negro en Estados Unidos, 4) movimiento Gay. Y particularmente en américa
latina, sobre los movimientos revolucionarios en Cuba, Bolivia, Nicaragua, El Salvador,
entre otros. Desde un marco teórico, las influencias que desencadenaron críticas a la
disciplina fueron emanadas de los planteamientos de la escuela de Frankfurt y toda la teoría
crítica, así como de los planteamientos clásicos marxistas.

Para Montero (2004), las críticas se fundamentaban en orientar la psicología social hacia el
rechazo manipulador de la disciplina, atajar de raíz las causas de los problemas y no sólo el
tratamiento de los síntomas, ampliar el horizonte teórico-metodológico hacia uno más
holístico, trabajar con las personas en el seno de su actividad cotidiana, trabajar para la
transformación social, en pocas palabras convertir la psicología en una disciplina de agencia
para la transformación de las relaciones de la sociedad.

En términos generales, Ibáñez (1994/2001, pp. 86-109) argumenta que las soluciones
alternativas a esta crítica de la disciplina desencadenaron en cuatro orientaciones teóricas: 1)
Teoría de la acción, que emana de las propuestas del segundo Wittgenstein y de una
orientación etogénica y que tiene como propuestas el análisis del discurso cotidiano,
explicaciones ordinarias de la conducta. 2) Orientación dialéctica que es de corte
postmarxista y toma el concepto de holismo hegeliano para sus explicaciones. Autores que
influyen en esta orientación es Habermas, Gadamer, entre otros. 3) Orientación
hermenéutica, cuyo fundamento surge de las propuestas del Dilthey, Heiddeger y Gadamer.

67
4) Construccionismo social, cuyo objeto es dar cuenta de la construcción social del
conocimiento cuya filiación reside principalmente en la propuesta pragmática de Rorty.
Asimismo, esta orientación es una posición ecléctica en el sentido de que recoge
integralmente las otras tres posturas en su explicación.

Por otro lado, la respuesta latinoamericana hacia esta crítica se fundamentó básicamente en
tres vertientes disciplinarias (Montero, 2004): psicología comunitaria, psicología de la
liberación y psicología social crítica. En ese sentido, abordaremos el objeto de estudio de
estas. Sin embargo, en función de los intereses de este trabajo, tal análisis se enfoca
principalmente en las dos últimas vertientes.

Sea necesario mencionar como mínimo, que la primera de estas opciones alternativas a la
psicología social mainstream consiste en construir mecanismos por los cuales trabajar sobre
procesos psicosociales para la desideologización de las comunidades, logrando así la
autonomía, autosuficiencia y autorregulación de la comunidad. La psicología social
comunitaria en América Latina, principalmente liderada por Maritza Montero, tuvo gran
auge a partir de la década de los ochentas debido a su potente capacidad, no sólo de
explicación de los fenómenos sociales, sino de aplicación en los mecanismos de
transformación social (Cf. Montero, 2004, 2010; Ibáñez, 1985/2000).

Para entender la psicología social crítica en América Latina, Rodríguez-Villegas (2015) en


su tesis doctoral propone cuatro fuentes para su reconstrucción histórica: 1) la psicología de
las multitudes de José María Ramos Mejía; 2) La psicología Expresiva de Eduardo Nicol; 3)
Psicología como antropología concreta de Alberto L. Merani; y, 4) Psicología social
psicoanalítica de Enrique Pinchon-Rivière.

Sobre el primero, Rodríguez-Villegas, argumenta que “América Latina también tuvo un Le


Bon… hacia 1899, […] un médico psiquiatra y político argentino nacido en 1849 escribe un
libro admirable y ciertamente curioso: Las multitudes argentinas.”(p. 86), considerado por
este autor como el primer texto, estrictamente hablando, de psicología social en
Latinoamérica. De ese modo, el autor que citamos considera a Ramos de corte positivista,
enfoque evolucionista y posición conservadora, fiel a su época, donde toma por objeto de
estudio argumentar en favor de que “el influjo las multitudes” son previas al devenir
humano-social, en contraposición de lo propuesto por Le Bon. Asimismo, toma como objeto

68
de observación al pueblo argentino, considerando su historia como un laboratorio y los
hechos como las variables que han de demostrar sus hipótesis (p. 87).

Para Rodríguez-Villegas lo más interesante de las propuestas elaboradas por Ramos es su


carácter histórico en la explicación de los movimientos sociales, considerando, no al sujeto
individual, sino, al sujeto colectivo como motor de los grandes cambios sociales (p. 88) y,
por tanto, debe retomársele como una fuente de la historia de la psicología social en el sentido
de que aporta una visión diacrónica para explicar psicosocialmente, a lo largo de su estudio,
sobre los movimientos de masas en su país, desde el colonialismo a su época.

El segundo autor que se toma dentro de esta propuesta de cuatro fuentes es Eduardo Nicol
(1907-1990). Este filósofo escribe un libro fundamental, según Rodríguez-Villegas, para
reconstruir la psicología social en la región, puesto que, si bien no se reduce a lo escrito en
él, sí expresa las ideas que habrán de influir en la configuración epistemológica de la
disciplina, este libro lleva por título Psicología de las situaciones vitales.

La aportación de Nicol consiste en argumentar sobre un marco epistémico de la psicología


social, donde se pudiera resolver las cuestiones sobre “[…] sentar las bases de una psicología
que tuviera el mismo carácter concreto, un conocimiento situado de lo humano que configura
como proveniente de la experiencia particular de hombres y mujeres bajo condiciones
particulares de existencia.” (Nicol, 1941 citado en Rodríguez-Villegas, 2015, p. 108)

Rodríguez-Villegas entiende a Nicol como uno de los principales pensadores que aportan al
cuerpo de conocimiento de la psicología social, toda vez que este último ofrece alternativas
orientadoras de la práctica psicosociológica y que debe ser recordada precisamente para
situar el campo de conocimiento en el hoy. Es decir, lo que plantea Nicol como psicología es
una ciencia sobre la idea de lo humano y de “lo humano como acción” (p. 111).

En cuanto a la tercera fuente, Rodríguez-Villegas considera que:

Si alguna obra está vertebrada inequívoca y sistemáticamente por la idea


de que la psicología debe construirse como un dispositivo disciplinar al
servicio de la libertad y la emancipación y, en función de eso, debe
refundarse epistemológicamente como una antropología concreta, esa es la
de Alberto Merani -1918-1984-. (p. 140)

69
Esto quiere decir que Merani no sólo fue un psicólogo, sino que fue, esencialmente, un
epistemólogo de la psicología social del siglo XX. Sin embargo, Rodríguez-Villegas acusa a
los psicólogos la falta de investigación sobre su vasta obra. Merani fundamenta su propuesta
a partir de la epistemológica marxista y de las investigaciones psicológicas de su maestro
Wallon para construir su objeto de estudio como una crítica radical a la psicología y sus
componentes ideológicos, en especial crítica a la psicología como dispositivo de control al
servicio de las posiciones hegemónicas (Rodríguez-Villegas, 2015, pp. 140-142).

De acuerdo con Rodríguez-Villegas, para Merani la relación sujeto-objeto no es posible en


términos de modernidad o cartesianos, puesto que son parte de una misma cosa, una relación
dialéctica que se expresa la unión de lo humano (p. 154). Así este planteamiento
epistemológico es fuente de la psicología social en el sentido de que cuestiona los principios
de objetividad de la época moderna. De ese modo, Merani plantea que la psicología es
imposible separarla de la idea de ser humano, puesto que su objeto es precisamente ese sujeto
en la historia (p. 170).

Finalmente, la importancia de Pinchon-Rivière como cuarta fuente de la historia de la


psicología social en Latinoamérica consiste, según Rodríguez-Villegas, en la gran influencia
de aquel en el papel de la psicología y la psicología social. Su principal aporte es el desarrollo
teórico y práctico del concepto de grupo operativo que nutrió a la psicología social de un
concepto potente en la teoría y en la metodología (p. 171). El grupo operativo es “aquel,
cuyas redes de comunicación son eficaces y multidireccionales, y en el cual los miembros
asumen y desempeñan adecuadamente sus roles para el buen funcionamiento del grupo.
Cuando esto falla sobrevienen las patologías grupales.” (p. 179)

Este psicoanalista argentino, elaboró también la teoría del vínculo que consiste en la relación
dinámica y dialéctica entre observador y el individuo como sujeto grupal, en el cual
constantemente están influenciados el uno por el otro. Por tanto, Pinchon-Rivière analiza
tres dimensiones psicosociales: individual, social e institucional o societal; que, a su vez,
corresponden a tres tipos de análisis integrados: psicosocial, sociodinámico e institucional
(p.172).

Entre otras propuestas más de Merani, Rodríguez-Villegas argumenta la valiosa aportación


del psicoanalista argentino a la psicología social, sobretodo en las líneas de investigación

70
actuales que refieren a la salud pública, la comunidad y el trabajo grupal. Sin embargo,
también hace la aclaración de que estas tienen un inicio psicoterapéutico, aspecto que
desestima en ningún sentido el valor y aplicación del trabajo meraniano.

Con estas cuatro fuentes para la reconstrucción de la psicología social latinoamericana que
ofrece Rodríguez-Villegas, que aquí recorrimos brevemente, se deja claro los caminos que
se pueden seguir para construir el objeto de la psicología social del siglo XXI. Sin embargo,
se hace notar en las cuatro fuentes la necesidad de fundamentar epistemológicamente la
psicología social.

Dicho lo anterior, aún falta considerar otra alternativa: la psicología de la liberación. Esta
postura ha sido casi olvidada en Latinoamérica por psicólogos y psicosociólogos que, sin
embargo, sigue vigente, pues los problemas a los que se enfrenta la disciplina siguen siendo
casi los mismos que en la época de Baró (Rodríguez-Villegas, 2015): la psicología como un
mecanismo de alienación y control social.

En efecto, Baró (1983/1990) observó estas características de la psicología y, junto con todo
un grupo de investigadores, emprendió la transformación de la disciplina hacia la conversión
en un mecanismo para la transformación social a partir de un continuo “reflexión-
sistematización-acción” (Rodríguez, 2015, p. 190). De ese modo, se deja ver que la
psicología de la liberación tiene por objeto el cuestionamiento de bases sociales y de sus
mecanismos de relación, para después configurar alternativas de solución que conduzcan a
los sujetos a una práctica transformadora de las condiciones humanas y sociales.

Martín Baró (1983/1990), en el contexto de las posturas de la liberación [teología de la


liberación, pedagogía del oprimido y la teoría de la dependencia], propone que las tres tareas
esenciales del psicólogo social son: 1) recuperar la memoria histórica de las comunidades; 2)
desideologizar la experiencia de la vida cotidiana; y, 3) potenciar los recursos de las
comunidades.

Sin ánimos de reducir, se puede decir que la psicología de la liberación es un enfoque


psicológico y psicosocial que implica crítica y autocrítica constante sobre la práctica. Es
decir, conduce, dicho planteamiento, hacia una revalorización del humano en tanto que
humano y no en tanto que relaciones de dominación u opresión.

71
Desde ese enfoque, la psicología social no sólo se ve como una cuestión teórica o
experimental, sino, también, práctica. No se queda la psicología social en un topus uranus
platónico, sino que ataja lo terrenal, lo material, lo real. Pero no de una forma superficial,
sino, que trasciende a la organización social y vela por los intereses humanos.

Se puede apreciar así en las respuestas latinoamericanas a la crisis de la psicología social,


que los fenómenos psicosociales y el conocimiento del mundo no son estáticos, se encuentran
en constante transformación y movimiento, que se dan sólo a través de la práctica social y
de la evolución de las mismas (Baró, 1983/1990; Ibáñez, 2000, p. 59; Montero, 2004;
Rodríguez-Villegas, 2015). De esa manera, se puede observar que la construcción del objeto
de la psicología social se resume como “el estudio de la construcción social de los procesos
psicológicos” (Ibáñez, 2000, p. 67), o como la disciplina que estudia la acción humana
(Piaget, 1950; Ibáñez, 1985/2000), o lo que es lo mismo, estudiar la interacción del sujeto
con su entorno, si entendemos por entorno los procesos psicosociales que intervienen en el
ser humano como acción y como historia.

Sin embargo, estas formas de ver a la psicología social, ¿son suficientes para atajar el objeto
de estudio de este trabajo?, ¿cuáles son las herramientas teóricas que nos pueden ayudar en
el abordaje del objeto de estudio?, ¿la acción, entendida como vínculo entre lo psicológico y
lo social, cómo puede ser un recurso de explicación tanto psicosocial como epistemológico?

Capítulo IV Aproximaciones hacia una psicosociología


del siglo XXI
Como se describió, la psicología social tuvo una fuerte crisis a mediados del siglo pasado,
que coincide con los problemas epistemológicos y filosóficos que emanaron de la segunda
gran guerra. En ese sentido, se busca poner en relieve que la inferencia realizada sobre este
tema sostiene que el problema de la neutralidad de la ciencia desembocó en problemas o
crisis disciplinares que dieron origen a respuestas de la periferia occidental; es decir,
respuestas al este y sur del paradigma.

Una vez planteado el problema epistemológico e histórico, este capítulo presenta algunas
aproximaciones epistemológicas internas, metodológicas y conceptuales hacia una
psicosociología del siglo XXI, misma que integre de manera sincrónica los conceptos vistos

72
en el capítulo anterior y que aterrice, en un contexto latinoamericano, dichos aspectos
conceptuales. Por lo tanto, partiremos por describir las explicaciones psico- y sociogenéticas
para después establecer una propuesta psicosocial a través de la integración de dichas
explicaciones por la epistemología de la imaginación.

La explicación psicogenética y la explicación sociogenética


Se dice en el mundo de la psicología universitaria que existe un enfoque psicológico por cada
psicólogo en el mundo. Esto corresponde con el análisis que hace Kuhn sobre las ciencias
sociales y humanas (1977). De esa manera, se coincide con él, pues queda claro que no existe
consenso en la psicología social sobre su objeto y método. Esto desemboca en un problema
epistemológico que se intentó clarificar con la postura que se ha planteado hasta ahora. En
otras palabras, la psicología social que se plantea aquí recoge todo el bagaje histórico de la
disciplina a través de la epistemología genética como derivada y de epistemología de la
imaginación como interna. Complementándose con los supuestos en el dominio conceptual
sobre ejemplares y en el dominio material con los de práctica científica.

Por tanto, el objeto de este apartado antes que histórico es más bien sincrónico. Es decir, se
dedicará casi exclusivamente en describir la constitución lógica de la explicación psicológica
y sociológica desde el enfoque genético de Piaget. Esto con una triple justificación: la primera
responde a las exigencias planteadas en el capítulo anterior donde se establece la relación
cooperativa epistemológica. Una segunda razón, radica en que dentro de sus explicaciones
psicológica y sociológica se encuentran aspectos conceptuales que pueden aportar un mayor
sustento epistemológico a la tesis interaccionista que se sotiene. La tercera razón, consiste en
que desde los componentes teóricos del enfoque genético de mediados del siglo pasado, se
vislumbra ya una versión interaccionista [psicosocial] en la explicación de los fenómenos
que antecede a la crisis de la psicología en los años sesentas; y, sin embargo, han sido poco
estudiados o casi olvidados dichas aportaciones hoy día, en especial por psicólogos y
sociólogos.

Primeramente hay que mencionar que Piaget (1950/1994) realiza todo un profundo trabajo
en el análisis de la psicología. En dicho trabajo, encuentra que la explicación psicológica
puede consistir en al menos tres modos: 1) Fisiológica. Consistente en proponer las causas
de la conducta humana a través de las reacciones orgánicas del sujeto; es decir, cualquier

73
conducta del individuo tiene implicaciones en las causas funcionales de los órganos internos
del sujeto. Sin embargo, sobre ese respecto, Piaget hace una diferencia entre conducta y
reacción fisiológica, pues la primera se entiende como una respuesta del organismo del sujeto
como totalidad, mientras que la segunda es una respuesta parcial del organismo (p. 119).

Lo anterior implica una interacción entre el sujeto y el ambiente, empero, la explicación


psicológica desde la fisiología sólo muestra una serie de relaciones biológicas que no
terminan por dar una comprensión global de la conducta, sino, que se quedan en la
explicación mono-causal de las acciones del sujeto, por lo que se hace necesaria, y de aquí
su límite, una comprensión 2) lógico-matemática. Esta segunda parte de la explicación
psicológica no es de ninguna manera causal por lo que no se sobrepone a la primera, sino,
que es una comprensión de las implicaciones que juegan en las estructuras formales de la
lógica en las acciones del sujeto. Lo que implicaría una relación en el círculo de las ciencias
de correspondencia de sistema causal a sistema implicativo con búsqueda de un
isomorfismo.

Así, una explicación psicológica tomada en este doble sentido, proporciona una explicación
causal de lo real a partir de sus componentes fisiológicos, mientras que la lógica-matemática
incorpora las series del pensamiento y significaciones formales, ya que permite observar las
implicaciones de distintos agrupamientos del pensamiento racional y su evolución en la
equilibración de distintos estadios o estructuras.

Derivada de estas dos formas de explicación psicológica, Piaget propone 3) la explicación


psicogenética. En ese sentido, este tipo de explicación oscila entre la fisiológica y la lógica,
consistiendo así en explicar cómo la “construcción [de estadios operatorios] es posible y de
qué modo se efectúa.” Lo que significa que este tipo de explicación se fundamenta en conocer
el proceso evolutivo cognitivo del sujeto en la superación de estados iniciales a terminales.

Para Piaget (1950/1994; 1961) existen dos estadios generales del desarrollo cognitivo. El
primero es el sensorio-motor, donde corresponden estructuras basadas en la satisfacción de
necesidades. El segundo es el operatorio, que se compone, a su vez, de tres momentos: 1)
pre-operatorio [aunque en realidad este es considerado más como un vínculo entre el primer
estadio y el segundo], consistente en la adquisición del lenguaje y en las primeras
configuraciones de acciones intencionales sin ser estructuradas plenamente. 2) Operaciones

74
concretas, donde el sujeto establece la relación directa con el entorno y regula esta relación
con base en esquemas mentales de acción. Y, 3) operaciones formales, donde el sujeto puede
conseguir la abstracción de la realidad desarrollando un pensamiento hipotético-deductivo.

Así, desde la postura piagetiana, se defiende un tipo de isomorfismo, en el que se conjugan,


sin perder autonomía una de la otra, la explicación fisiológica y la comprensión lógico-
matemática; una especie de combinación de realidades biológicas con estados de conciencia.
Esto se logra a través de una suerte de mecanismos operatorios donde su estado inicial es el
organismo para desarrollarse en las implicaciones del pensamiento racional [lógico-
matemático].

Lo anterior, desemboca en plantear un proceso psicogenético en el que intervine el proceso


de adaptación que, a su vez, se conforma de otros dos procesos: asimilación y acomodación.
En ese sentido, las estructuras del sujeto se adaptan a la información del entorno y a los
cambios propios de la constitución interna del sujeto.

Así toda conducta tiene una base de asimilación de las acciones del sujeto que se incorporan
en formas de esquemas del objeto, lo que lleva al sujeto a acomodar dichos esquemas al
carácter del objeto (Piaget, 1950/1994, p. 144). En el Tomo V de del tratado de lógica y
conocimiento (1967/1979b) que habla sobre epistemología de la biología, Piaget sostiene que
la asimilación procede de la convergencia entre los mecanismos vitales y cognitivos. De esa
manera, la asimilación del sujeto sobre el medio consiste en subordinar esquemas prácticos
o motrices que tiene su fuente en insumos materiales (alimentarios) como insumos
funcionales. Este último consiste la base de la asimilación cognitiva. En efecto, derivado de
la multiplicación de dichos esquemas exigen una asimilación recíproca que, a fin de cuentas,
constituye la fuente básica de las operaciones de conocimiento.

Es decir, un individuo cualquiera, cuando interactúa con un objeto cualquiera, en primer lugar
va a descomponer el objeto en sus distintas partes para asimilar su constitución, luego, con
base en esquemas previos, el sujeto acomoda y organiza los nuevos esquemas asimilados,
para, de ese modo, lograr una equilibración de esquemas. Hay que hacer la acotación de que
estos dos procesos son paralelos y simultáneos, es decir, no suceden independientes uno del
otro, ni en aislado.

75
Sin embargo, algo más habrá que decir sobre este tema: ¿cómo es posible la toma conciencia
del sujeto que le permite asimilar y acomodar el objeto?, de acuerdo con Piaget se logra a
través de la intencionalidad del sujeto que parte de una relación de movimiento con sus
posibilidades que provocan en el individuo sensaciones de necesidades a satisfacer. Así dicha
necesidad “es la expresión de una relación de conveniencia entre un objeto exterior y un
esquema de asimilación y toda satisfacción la expresión de un equilibrio entre la asimilación
y la acomodación” (p. 144).

En ese tenor, el proceso de adaptación implica la construcción de estructuras cognitivas del


sujeto que se superan con cada estado de equilibrio. De ahí que para Piaget existen tres tipos
de estructuras (p. 145): 1) Ritmo, consistente en esquemas puramente asimilatorios que tienen
un doble aspecto simultaneo, fisiológico y mental. Es decir, por un lado se constituye a través
del vaivén de las necesidades y satisfacciones, y, por el otro, como un ciclo de percepciones
que permiten establecer unos primeros esquemas de movilidad cognitiva.

El segundo, es la estructura de 2) regulación, consistente en la moderación de la influencia


del exterior a través de orientar los procesos de asimilación. Por último, está la estructura de
3) agrupamiento, que se sustenta como “consecuencia de las articulaciones progresivas de la
intuición, las relaciones en juego se componen en un sistema de conjunto que se caracterizan
por su transitividad, su asociatividad y su reversibilidad” (p. 146). Es decir, el sujeto no sólo
avanza en un sentido fisiológico, sino, que evoluciona su grado cognitivo para desarrollar
formas cognitivas concretas y formales. Siendo así la reversibilidad la característica de mayor
manifestación del pensamiento, puesto que esta permite acciones en donde se revisa el
procedimiento racional que se siguió.

Habrá que decir algo más sobre la adaptación. Esta procede del juego entre la información
centrípeta, que son las acciones de la experiencia sobre las estructuras, y la información
centrífuga, que son las acciones de las estructuras sobre la experiencia (Piaget, 1967/1979b).
De ese modo, la autorregulación del organismo consiste en las acciones de la adaptación
como efectos del ejercicio entre los tipos de información centrípeta y centrífuga. Piaget
concibe estos mecanismos como re-equilibrios y desequilibrios.

Por tanto, para desarrollar toda esta explicación psicogenética, Piaget se vale de la tesis del
paralelismo psicofisiológico, la cual se deriva de dos principios (p. 148): a) principio del

76
paralelismo psicofisiológico, propiamente dicho, donde se sostiene que “todo fenómeno
psíquico tiene un concomitante fisiológico determinado”. Y b) principio de dualismo
psicofisiológico, que propone la inexistencia de vínculos entre los psicológico y lo fisiológico
salvo la concomitancia. Esto invita a observar la explicación genética de la psicología como
un proceso paralelo entre los aspectos fisiológicos y psicológicos de las acciones del sujeto,
sin que “sus explicaciones interfieran”. A mayor abundamiento, lo que hace es fijar una razón
material-cognitiva, causal-intencional, explicativa-comprensiva de las acciones del sujeto.

Por lo tanto, Piaget define a la psicología genética como:

la ciencia de las conductas y las conductas son acciones que se prolongan


en operaciones mentales. La acción engendra esquemas que se organizan
entre sí de acuerdo con algunos sistemas de ritmos y luego de regulaciones,
cuya forma final de equilibrio es el agrupamiento operatorio. […] El ritmo
y la regulación engloban causas en su propia contextura, mientras que la
operación racional, en efecto, ya no es una causa, sino una fuente de
necesidad cada vez más depurada (pp. 153-154).

Con esto, Piaget propone la construcción del objeto de estudio de la psicología desde una
perspectiva cognitiva, donde existe una dualidad, un paralelismo, en donde se traslapan las
acciones fisiológicas con las lógico-matemáticas, sin que se interpongan en la explicación de
los fenómenos psicológicos. Es decir, así se estructura el hecho psicológico, una construcción
de etapas o estadios de pensamiento, que permiten la transitividad de estados inferiores a
superiores de conocimiento.

Entonces, para Piaget el hecho psicológico consiste en tres aspectos indisociables: 1)


estructura de la conducta (aspecto normativo-cognitivo); 2) economía o energética (aspecto
afectivo [valores]); y, 3) sistemas de símbolos (significantes de las estructuras operatorias).
Se observa que el hecho psicológico se puede estudiar a partir de los aspectos de
estructuración de la realidad, lo que encamina hacia determinar cuáles son los valores del
sujeto, es decir, cuáles son aquellas cosas que le causan placer o displacer para después
observar, en conjunto estructuras y valores, los significados que el sujeto le asigna al objeto.

77
Por tanto, Piaget organiza la relación sujeto-objeto mediada por la acción. Así el sujeto a
través de sus mecanismos cognitivos realiza acciones materiales sobre el objeto,
específicamente, sobre sus propiedades intrínsecas (Rodríguez-Salazar, 2015, pp. 164-165).
En esa relación, se implican distintos tipos de acciones como la material que se ubica en el
desarrollo sensoriomotor, las operatorias que son las que se construyen en el aparato
cognitivo del sujeto a través de las acciones evocadas.

Descrita en eso términos la explicación psicológica, conviene, pues, abordar el tema de la


explicación sociológica. En ese sentido, para Piaget “el conocimiento humano, en efecto, es
esencialmente colectivo y la vida social constituye uno de los factores esenciales de la
formación y del desarrollo de los conocimiento precientíficos y científicos.” (Piaget,
1950/1994, p. 161). De ese modo, lo que realiza Piaget en su explicación sociológica es
utilizar el marco psicogenético para dar cuenta de los hechos sociales.

En ese tenor, Piaget define la sociología como el estudio de la interacción entre lo externo y
el sujeto. La sociología se enfoca en dar cuenta de las acciones de la sociedad para lograr un
equilibrio de la vida social; o, lo que es lo mismo, estudia los modos en los cuales la sociedad
se equilibra para asegurar su permanencia a través de los distintos componentes sociales. Así,
la sociología se puede estudiar de la misma manera que en psicología, puesto que el Yo de la
psicología, se cambia en sociología por un nosotros. Esto conduce a pensar que en la
sociología se estudia al Yo en interacción con otros Yoes, es decir, pone de manifiesto, sin
explicitar, la existencia de un otro, de la otredad en la construcción del conocimiento.

La sociología representa un doble interés para la epistemología genética, puesto que, por un
lado, Piaget entiende a lo social como la dimensión educativa del sujeto y, por tanto, de la
necesidad de socializar con los otros para ayudar al buen desarrollo o superación de estados
psicogenéticos. Por otro lado, también entiende a lo social como los modos de producción de
conocimiento. Esta última es la más interesante, puesto que se propone como una dimensión
de entendimiento de la evolución del conocimiento, es decir, el conocimiento como acción
en la historia.

La estructura de la totalidad social se puede explicar a través de lo diacrónico, es decir, como


una explicación histórica de las causas e implicaciones que dan lugar a un hecho social. Sin
embargo, el hecho social explicado sólo mediante su estructura, por su proceso diacrónico,

78
queda en sensu lato por lo que requiere también un componente que dé cuenta de las
implicaciones lógicas del hecho social. De esa manera, se hace necesaria una comprensión
sincrónica del hecho, lo que conduce, necesariamente, a observar las funciones de la
organización social para lograr un estado de equilibrio.

Así, para Piaget (1950/1994, p. 174), el hecho social se construye de la misma manera que el
hecho mental, a través de reglas [estructuras], valores [economía o energética] y signos [que
se vincula con los sistemas simbólicos]. Las reglas son aquellas normas o regulación de lo
social, lo que permite su desarrollo en el tiempo. Los valores pueden ser cualitativos, no
regulados, o, bien, económicos, normados. Los primeros son aquellos que se dan en la
interacción cotidiana, mientras que los segundos son aquello en los que existe una relación
de intercambio que se puede medir o cuantificar.

Así una plática cualquiera entre dos científicos puede adquirir la forma de un valor cualitativo
en tanto que es una charla común, sin embargo, cuando se supone un intercambio en el que,
digamos, se pone un precio a la discusión de uno sobre el otro, entonces estamos hablando
de un valor económico.

Los signos son aquellas construcciones sociales reguladas, como el lenguaje, la matemática,
entre otros. A diferencia del símbolo, que se refiere a una relación de semejanza entre
significado y significante, los signos son arbitrarios y responden a una convención.

Por tanto, la explicación sociológica (Piaget, 1950/1994, p. 199) cuenta con dos métodos que
son a través de la explicación de lo real, consistente en dar cuenta de los procesos operatorios,
es decir, de la superación de estadios de equilibración de la sociedad por mecanismos de
cooperación, el trabajo efectivo y las técnicas. El segundo se trata sobre la construcción
formal o axiomática que intervienen en dichos procesos operatorios. En otras palabras, la
explicación sociogenética basa sus argumentos en corresponder los hechos sociales con las
estructuras sociales desde una perspectiva histórico-crítica, mientras que, en un segundo
momento, intenta dilucidar la composición lógica o sincrónica de dichas operaciones.

Piaget (1950/1994, pp. 206-207) realiza una crítica a lo que él mismo denomina pensamiento
sociocéntrico en correspondencia con el pensamiento egocéntrico del niño. Este pensamiento
se caracteriza por tres momentos esenciales que son recíprocos a los del niño: acción práctica

79
[basada en las técnicas ligadas al trabajo material para la apropiación de la naturaleza],
ideología [basada en “formas colectivas de pensamiento […] que proceden de la
especulación”] y el pensamiento científico [que supone una descentralización de la
ideología].

Sobre este respecto, Habermas interpreta acertadamente el sociocentrismo de Piaget de la


siguiente manera:

En la medida en que el mundo de la vida de un grupo social venga


interpretado por una imagen mítica del mundo, los individuos
pertenecientes a él se ven exonerados del peso de la interpretación, pero a
la vez se ven privados de la oportunidad de llegar por sí mismos a un
acuerdo susceptible de crítica. Mientras la imagen del mundo permanezca
sociocéntrica, en el sentido de Piaget, no permite una diferenciación entre
el mundo de los estados de cosas existentes, el mundo de las normas
vigentes y el mundo de las vivencias subjetivas susceptibles de expresión.
(Habermas, 1989, p. 105)

En efecto, el pensamiento sociocéntrico escinde la posibilidad de crítica de la sociedad. Por


tanto, la interpretación que aquí se hace propone como principio fundamental de la
sociogénesis descentralizar la ciencia de las cuestiones ideológicas. Es decir, permitir una
crítica de los modos en los que se realiza la ciencia, con la advertencia de vigilar los rasgos
ideológicos que esta puede conllevar. Por tanto, Piaget lo que hace es incluir en el estudio de
la sociología del conocimiento el desarrollo por el cual pasa el conocimiento, desde la
técnica, la ideología y la ciencia, descentrando esta última de la segunda a través de una
crítica de sus componentes.

Entonces, si para Piaget la psicología tiene por objeto el estudio de la conducta a través de
las acciones y la sociología tiene por objeto “las transmisiones exteriores o las interacciones
externas entre individuos”, aquí se sostiene que la psicosociología es algo más. Es decir, no
es sólo un estudio en paralelo del sujeto en tanto que sujeto y en tanto que otros sujetos, o
como lo propone Piaget “[…] estas dos últimas disciplinas [psicología y sociología], en
efecto, tienen un mismo objeto pero enfocado desde dos puntos de vista diferentes y

80
complementarios.” (p.164) Sino que el estudio de la psicosociología va más allá de un estudio
complementario o paralelo.

Entonces, cabe preguntase: ¿cuáles podrían ser los componentes explicativos de la


psicosociología en ese sentido?, ¿es, como dice Piaget, una relación paralela y
complementaria, o existe, además, algún otro carácter de la explicación [y comprehensión]
psicosociológica?, ¿cuáles son los criterios racionales de esta?

Propuesta epistemológica psicosocial


Lo que se hizo hasta este momento de la tesis son dos cosas, 1) plantear desde la el enfoque
genético los modos en que se entiende en este trabajo la explicación psicológica y sociológica
por separado para encontrar caminos de construcción hacia la explicación psicosociológica.
Y, 2) enfatizar que la psicosociología es algo más que una mera relación complementaria
entre dos disciplinas.

Un primer concepto de psicología social que se construye en este trabajo puede ser como el
campo de conocimiento interdisciplinario que tiene por objeto la acción humana como
componente psicosocial en la crítica de las condiciones sociales de la sociedad, para ofrecer
alternativas sistematizadas de transformación social, entendiendo al humano en su carácter
diacrónico, sincrónico y multidimensional en el devenir de sus acciones. Esta manera de
entender la psicología social, permitiría comprender lo psicológico y lo social, no sólo a
manera de inter-implicación, sino, como un todo entrelazado afectándose en el continuo
devenir del agente y de la sociedad.

Planteadas bajo esos marcos la cuestión psicosocial, podemos aseverar que la psicología
social que se propone se fundamenta en cinco principios generales: 1) recuperar lo histórico
de los procesos psicosociales, entendiendo al humano como histórico y multidimensional; lo
que implica, 2) la necesaria construcción social de los fenómenos psicológicos. 3) considerar
el concepto de acción como transversal y vinculatoria en la explicación psicosociológica. 4)
criticar la organización y control social; para, finalmente, 5) proponer alternativas de solución
contextualizadas a los problemas reales de las personas.

81
El primer principio, se trata sobre observar en el objeto de la psicología social el devenir de
la acción humana12. Donde el movimiento del humano es una manifestación de lo subjetivo
que sólo adquiere sentido en su devenir histórico y se objetiva a través de la estructuración
operatoria del sujeto. En su carácter multidimensional, entendiéndolo como un ser que tiene
múltiples expresiones, múltiples movimientos que son interconectados por estructuras
psicosociales.

De ese modo, este primer y segundo principios ofrecen un carácter diacrónico y sincrónico
de lo psicosocial, contextualizar y situar los fenómenos para comprehender sus cualidades y
cantidades. Es estudiar la estructura y función de la sociedad, para encontrar las causas y las
implicaciones del humano devenido en existencia intersubjetiva. Este principio incorpora los
conceptos de experiencia ampliada, estructura, forma y sentido (Piaget, 1950; Rodríguez-
Salazar, 2015). Entendiendo la experiencia como un proceso de integración de
correspondencias materiales, simbólicas y formales entre el sujeto y el mundo. Dichas
correspondencias se dan en las estructuraciones psicosociales. Una estructura es un sistema
de representación del mundo que incorpora esquemas, entendidos estos como conjunto de
acciones intencionales del sujeto a partir de formas específicas de acción. Así, la
intencionalidad es el sentido, la dirección que el sujeto da a esas estructuras en un contexto
o situación determinada.

El tercer principio es consecuencia de los anteriores, puesto que sólo el análisis de las
expresiones humanas, como se acaban de describir, puede darse a través de la acción. Dichas
expresiones no se construyen ajenas a toda significación social.

Para dar cuenta de este proceso de construcción social, se toma de la epistemología de la


imaginación su esquema de la relación sujeto-objeto, la cual se ilustra a continuación:

Figura 5 Relación sujeto-objeto bajo una versión ampliada de la experiencia.

12
Sería enriquecedor explorar más el concepto de expresiones humanas de Nicol como lo describe Rodríguez-
Villegas (2015:115), como una experiencia para la filosofía, es decir, como una toma de postura razonada sobre
la totalidad del mundo, más no para el trabajo científico que aquí se intenta exponer.

82
Fuente: Obtenido de Rodríguez-Salazar, 2015, p. 165

El esquema anterior, Rodríguez-Salazar (2015) lo explica como sigue:

En esta relación coevolucionan, recíprocamente, las acciones sobre la


realidad (A/R) y la respuesta de la realidad a dichas acciones, dan origen
a los mecanismos de las acciones materiales (MAM) mediante los cuales
el sujeto atribuye propiedades intrínsecas a la realidad (PIR). Esta primera
relación MAM-PIR en tanto experiencia práctica, está representada por los
dos extremos inferiores de la figura 5.2 [aquí figura X]. Al prolongarse en
la imaginación “los mecanismos” de las acciones materiales (MAM), -no
las acciones materiales en sí mismas-, coevolucionan los mecanismos de
las acciones evocadas (MAE) y la configuración imaginaria de la realidad
(CIR), formando la relación MAE-CIR, que representa la experiencia
simbólico-imaginativa en la parte intermedia de dicha figura. Por último,
“los mecanismos” de acciones evocadas mentalmente, no las evocaciones
en sí mismas, al adquirir una estructura reversible dan origen a los
mecanismos de acciones operatorias, los cuales coevolucionan con la
configuración imaginaria de estructuras formales y generan la relación
MAO-CIEF que representa la experiencia formal, como se muestra en la
parte superior de la figura 5.2 [aquí figura 5] (p. 166)

Este esquema, si bien se aplica en la explicación del desarrollo científico, aquí se toma
prestado como construcción de un sistema psicosocial. En ese sentido, el sujeto se entiende
como el humano histórico y multidimensional, mientras que el objeto o la realidad se entiende
como la representación del sujeto en el cuerpo social. Así, el vínculo o la relación que da
cuenta de este proceso es la experiencia simbólico-imaginativa del sujeto construida a partir

83
de sus acciones materiales, operatorias y evocadas sobre la realidad, lo que le permite
representar o configurar imágenes sobre las propiedades que el sujeto le atribuye a la realidad.

De ese modo, podemos adaptar dicho esquema a lo psicosocial de la siguiente manera:

Figura 6 Enfoque psicológico de la relación Sujeto-Objeto.

Fuente: Elaboración propia

Así el Conjunto de Mecanismos de Acciones del Sujeto (CMAS) se activa cuando se


corresponde con la realidad que intenta conocer (A/R), lo que le permite configurar un
Conjunto de Configuraciones Simbólicas de la realidad (CCSR).

Por otro lado, la realidad social también actúa sobre el sujeto del mismo modo. Es decir,
también las instituciones sociales implican al sujeto en términos de acciones materiales,
evocadas y operatorias. Por lo que este proceso de relación entre lo social y el sujeto se puede
ilustrar de la siguiente manera:

Figura 7Enfoque social de la relación Sujeto-Objeto.

Fuente: Elaboración propia

Siendo que el Conjunto de Mecanismos de Acciones de la Sociedad (CMASo), actúa sobre


la realidad social (A/RS) construyendo un Conjunto de Configuraciones Simbólicas Sociales
(CCSS). Por tanto, en términos concretos se puede sostener que la explicación psicosocial
consiste en un vaivén entre estos dos procesos, que se ilustra de la siguiente manera:
84
Figura 8 Modelo psicosocial en la construcción de conocimiento.

Fuente: Elaboración propia

Donde se integra el límite superior (relación entre mecanismos de acciones de la sociedad y


configuraciones simbólicas sociales) con el límite inferior (relación de mecanismos de
acciones del sujeto y sus configuraciones simbólicas de la realidad)13, donde la realidad
psicosocial (RPS) estará en función de la interacción entre estos dos componentes que
corresponden con los cambios o el devenir histórico del ser humano [d(H)].

Ahora bien, que quede claro desde ya, que de ninguna manera esto es una reducción de los
procesos psicosociales a una matematización limitada o atomista; sino, más bien se echa
mano de los símbolos matemáticos para expresar la relación y realidad psicosocial desde esta
propuesta psicosociológica, con el único propósito de ilustrar el proceso de la inter-
conformación psicosocial. Es decir, lo que se muestra con las figuras no es más que una
representación de las relaciones y no de variables matemáticas.

Por tanto, el símbolo de integral no se toma en su conceptuación matemática como sumatoria


de todos los valores entre límite inferior y superior, sino, en su semántica, que consiste en
constituir un todo. Lo que implica que el resultado es más que la suma de sus partes. En ese
sentido, al utilizar el símbolo de la integral se considera la constitución psicosocial de la

13
Sobre estos conjuntos de mecanismo, cabe hacer la anotación que el modelo que se presenta está aún en
construcción y que por tanto se puede mejorar al utilizar la teoría matemática. Sin embargo, por cuestiones de
tiempo y espacio que dichos cambios representarían este modelo se presenta como una primera aproximación
a lo que en un posterior trabajo se puede detallar. La posible orientación de esos cambios puede darse a través
del argumento que estos mecanismos también se modifican en el tiempo y en el espacio, por lo que quizá una
sugerencia sería incluir este concepto de cambio en dichos límites psicosociales.

85
realidad a partir de los mecanismos de acciones del sujeto y de lo social con sus
configuraciones simbólicas correspondientes.

Por otro lado, al proponer que la realidad psicosocial está en función de la interacción, se
sostiene que el vínculo que relaciona esta totalidad psicosocial se puede dar a través de las
acciones de dichos límites. Consecuentemente, dichas acciones y realidad psicosocial está en
un constante devenir histórico. Por lo que se clarifica que el concepto de acción es el
componente transversal de la explicación psicosociológica.

En cuanto al cuarto y quinto principios se encuentran entrelazados. Sería en vano toda esta
explicación de la psicosociología si no se diera cuenta de la acción de la misma
interdisciplina. Es decir, ¿cuál es la acción en la realidad de la psicosociología que se está
construyendo? Bien, esta se fundamenta, de acuerdo con Piaget, en descentralizar las
estructuras sociales. Así como en el niño el egocentrismo es lo que no le permite
desarrollarse, en las sociedades, la falta de crítica a los componentes ideológicos son los que
limitan su desarrollo.

En ese sentido, la manera de lograr aquello es a través del recurso de la crítica de la historia
y recuperar la memoria histórica, potenciar los recursos de las personas en tanto que
humanos, como dice Baró (1983/1990). Pero no sólo eso, sino, que derivado de lo anterior,
hace falta también analizar con profundidad los mecanismos de control históricamente
efectivos de las posiciones de poder para proponer nuevos modos de actuar humanamente.
En otras palabras, es estar cerca de las necesidades delas personas, escucharlas y fomentar la
autonomía y la autocrítica. Pero también entender los mecanismos de control, modificarlos
o desarticularlos para emplear nuevos mecanismos en favor de los más vulnerables y
oprimidos.

Lo que acabamos de describir es la propuesta psicosociológica que emplearemos para


abordar el objeto de estudio de esta tesis: práctica y producción científica. Sobre ese tenor,
Domènech y Tirado (2001) declaran en un artículo que: “los científicos están sujetos a los
mismos procesos psicosociales que las personas de la calle”. En efecto, los científicos
también sienten, piensan, creen y actúan como todos los demás. Luego entonces, su práctica
también es susceptible de ser estudiada a partir de este enfoque psicosocial.

86
Por tanto, cuando viramos el objeto de la psicología social, comprendida en estos marcos,
hacia la ciencia y la tecnología, estamos hablando entonces sobre cuestionarnos acerca de los
procesos y los contenidos con los cuales se estructuran y se comprenden las acciones en las
prácticas científicas.

87
La ciencia es sólo un ideal. La ley de hoy
corrige la de ayer, y la de mañana la de
hoy.

José Ortega y Gasset

Capítulo V Propuesta psicosocial en el estudio de políticas de


desarrollo científico tecnológico local.

En este trabajo se sostiene que la psicosociología es una interdisciplina que surge a partir del
siglo XIX a la par que la psicología y la sociología. Cuyo objeto de estudio es la acción y la
interacción para la necesaria reconstrucción social de los fenómenos psicológicos. Por lo
tanto, cuando la psicosociología circunscribe su objeto al fenómeno de la ciencia y la
tecnología, es obligada la dimensión de las políticas y sus implicaciones en la organización
social.

Desde el enfoque psicosocial que se describió en el capítulo anterior, se entiende que la


ciencia y la tecnología son un conjunto de procesos de acciones diversas que tienen como
objetivo construir conocimiento sistematizado sobre la realidad que nos circunscribe. En ese
sentido, se considera que la propuesta metodológica que se expresa en los cinco principios
de la psicosociología de base genética puede auxiliar para entender la ciencia y la tecnología
como procesos multidimensionales.

El objetivo de este capítulo es profundizar en dichos principios como aportaciones


metodológicas en el estudio de políticas en desarrollo científico y tecnológico en México,
mismo que se expone en el primer apartado de este capítulo. En un segundo momento, se

88
vuelve necesario establecer el referente teórico sobre lo que se entiende por desarrollo y
cuáles son sus vínculos epistemológicos con el estudio de políticas. Con esa base, la tercera
sección consiste en realizar una aproximación en la aplicación de la propuesta metodológica
desde sus dimensiones internacional, regional y local. Finalmente, como un apartado casi
independiente de este capítulo, se ofrecen una serie de reflexiones sobre todo el trabajo de
tesis.

Aportes metodológicos psicosociales en el estudio de políticas de desarrollo


científico y tecnológico

A partir del nuevo milenio, las políticas en ciencia y tecnología siguieron una tendencia
tecnocrática (Albornoz, 1997) en su desarrollo. Sin embargo, dichos modelos condujeron a
observar únicamente el valor instrumentalista de la ciencia, desvirtuando sus principios
básicos ontológicos. Sin embargo, considerar de esa manera la ciencia y la tecnología,
pareciera una equivocación por lo que,

debe quedar claro que el objetivo de las comunidades científicas es generar


un auténtico conocimiento en su campo, un conocimiento objetivo de la
realidad que sea resultado de procedimientos racionales. Y esto es lo que
al ciudadano le conviene y debe exigir. (Olivé, 2008, pp. 32-33)

Es decir, en su carácter esencial, la ciencia y la tecnología exigen un conocimiento original


y con ello implica cuestionar la realidad en la que nace. De aquí que la justificación filosófica
y luego epistémica sobre su desarrollo. Pues si bien, como se dijo en el primer capítulo, se
reconoce la falta de neutralidad en ellas, se reconoce, también, la necesidad de un
componente que la oriente para el beneficio social y no sólo comercial o instrumentalista.

Como sostiene Albornoz (1997):

El rechazo a la racionalidad tecnocrática que sustenta la idea del


pensamiento o camino único no implica dejar de lado la importancia de la
cuestión instrumental u operativa, ya que ello expresa la necesaria
"profesionalización" de dichas áreas. Por el contrario, especifica su

89
espacio, dándole sentido, ya que su carácter instrumental demanda
necesariamente la existencia de fines que los trasciendan. (pp. 103-104)

Entonces, de lo que se trata no es extirpar la lógica de mercado de la ciencia y la tecnología,


sino, más bien, reorientar sus fines hacia otros más cercanos al bienestar social. Así, la lectura
que se tiene sobre los modelos económicos actuales en esta materia, se ubican como un
fracaso en relación con los niveles de bienestar de la población. Referente de esto es la
diferencia que existe entre el poder real adquisitivo de la población con los costos de la
canasta básica. A mayor abundancia, la tesis que sostiene que el desarrollo científico-
tecnológico aumenta el desarrollo social y, por tanto, el bienestar, parece quedar anulada. En
el caso mexicano se ha demostrado (INEGI, 2019) que, incluso con crecimiento sostenido
del PIB y con un control estable de la inflación, la distribución de riqueza y el poder
adquisitivo de la población se queda estancado e incluso se reduce.

Con base en la idea de desarrollo que se presentará en lo posterior, aquí se discute sobre la
posibilidad de utilizar los principios psicosociales que se describieron en el capítulo anterior
para coadyuvar en el estudio de las políticas públicas en desarrollo científico-tecnológico del
país.

Si sostenemos, como lo hace Piaget, que cualquier sociedad cuenta con sus reglas, valores y
signos propios, se puede estar en condiciones de explicar el objeto de las políticas en ciencia
y tecnología en estos términos. En se sentido, aquí las reglas, por un lado, son explicitas que
se materializan en las políticas públicas, en el sentido de policy, que dirigen el
comportamiento de las colectividades hacia la consecución de satisfacer necesidades sociales
a través de su capacidad coercitiva sobre el comportamiento social. Esas mismas normas se
dan en diferentes niveles y existe una relación sincrónica entre ellas. Así, en México por
ejemplo, la norma general a la que se refiere se encuentra en la carta magna que deriva en la
Ley de Ciencia y Tecnología como en la Ley Orgánica del CONACyT. Estas, a su vez, se
vinculan con las leyes estatales y así sucesivamente hasta llegar a los niveles básicos de
organización formal social. Por otro lado, las reglas son implícitas en tanto que se configuran
ya en los modos particulares de los sujetos que se manifiestan a través de convenciones o
acuerdos no escritos (este aspecto se aborda con más profundidad en lo posterior). De ese
modo, estas reglas constituyen la estructura social de la ciencia.

90
En cuanto a los valores de la política científica y tecnológica, estos se presentan en forma
cualitativa al vincularse con los objetivos nacionales con los particulares de la comunidad
científica que, en su momento, pasan a ser normativos en tanto se vinculan con el crecimiento
económico de la nación. Es decir, mientras que por un lado los valores se plantean como
constitutivos de metas a alcanzar, por el otro, al considerarlos dentro de la lógica de mercado
(acumulación, transacción y ganancia), estos se especifican como objetivos.

Este aspecto se puede complementar a través de una interpretación social de la función de


los valores de Kuhn, pues a pesar de que en una organización social considere un mismo
valor, no significa que cada una de sus sub-organizaciones asigne la misma intensidad o
grado en sus acciones valorativas. Como por ejemplo, en la discusión de la década de los
treinta entre Cárdenas, presidente de México, y Ocaranza, rector de la UNAM, que se retoma
en el apartado sobre el caso mexicano), se deja ver que ambos reconocían el valor de la
autonomía de la Universidad, sin embargo, para el Estado era imperioso fortalecer la
capacitación científica y tecnológica orientada a las necesidades político-económicas
(aspecto normativo) y por tanto, la autonomía de la Universidad pasaba a un segundo
término; por su lado, para Ocaranza la autonomía era un valor inalienable y constitutivo del
ser de la Universidad (aspecto cualitativo).

Por otro lado, el tema de los signos es de especial interés para este trabajo. Pues al reconocer
que el hecho social de las políticas en ciencia y tecnología se integra por un sistema de signos,
es reconocer que en estas se encuentran manifiestos convenciones así como, de forma
isomórfica o co-evolutiva, simbolizaciones colectivas. En efecto, las políticas en ciencia y
tecnología simbolizan y representan las ideas económico-políticas e ideológicas del Estado,
pero también, son la pauta que orienta la práctica de los investigadores conforme se asignan
configuraciones simbólico-imaginativas sobre la manera de proceder en su quehacer.

Ahora bien, observemos que las acciones materiales, formales y operatorias en el ámbito de
las políticas en ciencia y tecnología, se dan de manera simultánea a través de la cooperación
entre sujetos o colectividades. Así cuando en América Latina se comenzó con el proyecto de
mejorar la ciencia y la tecnología, confluyeron gran cantidad de acciones difíciles de
diferenciar. Por ejemplo, las acciones materiales en ese sentido serían todas aquellas
constituciones de organismos como los ministerios de ciencia y tecnología, o las aplicaciones

91
de las políticas como los son las de financiamiento público. Por otro lado, las acciones
operatorias son la publicación de leyes sobre la materia que dieron forma a los enfoques
teóricos de la época o, también, los instrumentos políticos para operar las intenciones
políticas como los programas de financiamiento, el sistema nacional de investigadores,
etcétera. En tanto que las acciones simbólicas pueden encontrarse en los imaginarios
colectivos sobre la absorción de tecnología, como lo sostuvo Sábato (1980). Es decir, la
relación entre significante y significado varía en función de los contextos específicos de cada
evento.

Recordando los métodos para conocer el hecho social de Piaget que se expuso en el capítulo
anterior, la explicación real de las políticas científicas y tecnológicas se puede lograr a través
de dar cuenta de los procesos operatorios. Cabe adelantar que, para estudiar dichas políticas
en el contexto mexicano, se tomó como referencia un breve repaso histórico que expone la
manera en la que se fueron modificando y superando los estadios de conocimiento en las
policies y la politic científica y tecnológica en función de las convenciones internacionales y
de las relaciones de poder de unas naciones sobre otras. Es decir, las sociedades organizan
su mundo estructurando sus estructuras sociales para estructurar su realidad social. Derivado
de esa explicación operatoria, en un segundo momento de dicha explicación del hecho social
conlleva analizar las condiciones en las que se logran las formas axiomáticas de dichas
políticas.

Esta forma de entender el hecho social no sorprende de ninguna manera, pues este proceder
es similar a la manera en la que se estudian las políticas en ciencia y tecnología actualmente.
Pues por un lado, los enfoques históricos tratan de comprender la manera en la que sucedieron
los fenómenos en su tiempo. Y por el otro lado, muchos análisis de estas políticas se centran
en sus resultados presentados en números estadísticos como los son el PIB, cantidad de
recursos humanos, patentes, etcétera (Cf. Barros y Lessa, 1969/1991; Aguilar, 1992/2003;
Carrillo-Huerta, Cerón-Vargas y Reyes-Hernández, 2007; Polanyi, 2007; entre otros más).

Se observa que esta manera de proceder no es novedoso; sin embargo, sí expone la capacidad
explicativa de la psico-sociogénesis que se presenta en términos generales. De ahí que
podamos argumentar en favor de esta base para la explicación que en este trabajo se pretende.
En efecto, una explicación unidireccional puede resultar comprensiva en términos de

92
establecer las implicaciones de unos eventos a otros. No obstante, es necesario explicar los
mecanismos por los cuales los sujetos individuales participan en la estructuración social.

De acuerdo con el enfoque de este trabajo, el aspecto fundamental que une estos componentes
sociales con las acciones del sujeto se encuentra en lo simbólico. Pues es la parte simbólica
colectiva que permite configurar al sujeto su realidad social.

Así cuando el político que toma las decisiones sobre las policies a ejecutar, este tiene en su
mente una configuración simbólica sobre lo que se debe hacer para dar paso a la realización
de intereses, propios o colectivos. Sin embargo, no son configuraciones al estilo de la
fantasía, sino, que recaen en estructuraciones sobre el mundo que les circunscribió. Es decir,
corresponden con una idea enmarcada por los eventos de su tiempo y la manera en la que
fueron estructurando su realidad.

De aquí que los discursos de los presidentes Truman y Eisenhower, que se exponen en el
apartado sobre el panorama internacional, correspondan con una configuración simbólico-
imaginativa sobre cuáles eran los caminos a seguir en la política científica. Cuando Truman
anuncia su política asistencialista, su discurso se configuró con la orientación del creciente
“liderazgo” internacional de los EEUU y sobre el ideal que se tenía sobre el futuro de aquel
país. O cuando Eisenhower expresaba su preocupación por los riesgos de la ciencia y la
tecnología en las manos equivocadas, no lo hizo de una manera espontánea, sino, que fue el
producto de toda una configuración simbólico-imaginativa de realidades posibles.

En resumen, en el desarrollo científico y tecnológico desde una óptica económica, se puede


constatar que influyen aspectos sociales en tanto que decisiones colectivas que impactan en
las estructuras que rigen el comportamiento social, como en lo individual-colectivo en tanto
que aspectos simbólico-imaginativos y, finalmente, en lo individual en tanto que la manera
de estructurar la realidad así como devolver a la colectividad las configuraciones simbólicas
impacta directamente en las relaciones de oferta y demanda. Uno de los estudios empíricos
que se aborda desde la psicología social es el elaborado por Claus y Hoang (2018), pues en
dicho artículo argumentan que el consumptor economicus es más complejo el homo
economicus. De esa manera, dichos autores parten de tal juicio para tratar de identificar las
condiciones por las cuales el consumidor económico toma decisiones. Es así que existen

93
actualmente estudios que intentan abordar el tema económico desde la demanda en el sentido
del consumidor.

Para entrar en la propuesta de este trabajo, es necesario retomar el primer principio


psicosocial que se propuso en el capítulo anterior: considerar al ser humano como un ente
histórico y multidimensional. En ese sentido, es importante considerar lo histórico en los
flujos económicos de desarrollo científico y tecnológico. Lo que implica que las nuevas
políticas y sus modelos deben considerar los hechos trascendentes, no sólo de los mercados,
sino del diagnóstico eficiente de las necesidades de la población, considerando y respetando
los diferentes criterios de racionalidad de las poblaciones; en otras palabras, contextualizar
las políticas en función de las regiones de producción originaria de cada población.

Considerar de este modo la función normativa y valorativa de las políticas permite ubicar
con mayor precisión las áreas de acción con las cuales, en estricto apego a las creencias
originarias y en consonancia con los principios inalienables del ser humano, lograr un entorno
de convivencia entre desarrollo económico, desarrollo científico-tecnológico y espiritualidad
de las comunidades. Lo que en términos de Albornoz (2001), y para el contexto
latinoamericano, consiste en considerar la “relativa debilidad de la región” en los distintos
componentes de análisis.

Así, por ejemplo, una propuesta sobre las líneas a considerar bajo este primer principio sería
revisar las funciones del Estado en el sentido de desenvolver las responsabilidades y
obligaciones con el objeto de fortalecer el bienestar de la población. Esto implicaría resolver,
por un lado, la cuestión de la oferta con criterios de formación local, y por el otro, la demanda
en términos de necesidad y poder adquisitivo.

Asimismo, este primer principio obliga a analizar los mecanismos de cooperación


internacional. Pues sólo en el devenir histórico de la cooperación en la región se puede lograr
la solución de varios problemas sociales. Para considerar este aspecto, es necesario observar
la heterogeneidad de la región en términos de pluralidad epistémica, los modelos de
innovación en términos de correspondencia local e interregional, así como las políticas
administrativas para la cooperación.

94
En cuanto al segundo principio que habla sobre la necesaria reconstrucción social de los
fenómenos psicológicos, las políticas de desarrollo científico-tecnológico se deben estudiar
desde el contexto en el que los actores políticos realizan sus acciones en la colectividad y la
cotidianeidad. Es decir, cuestionar cuáles son los intereses que persiguen y cuáles son los
vínculos con otros actores involucrados en las decisiones. Dicho esto, se puede considerar a
la oferta y la demanda como función de las características psicosociales de las poblaciones
de las que emergen y se desarrollan.

Lo anterior implica, además de la contextualización de los actores, considerar las


características propias de movimientos sociales y percepciones de los sujetos que conforman
la población. Pues es necesario observar las potencialidades de las poblaciones en tanto que
cuerpos de influencia social. Qué tanto estos grupos tienen influencia en los actores, qué tanto
se normaliza un acción sujeto-colectivo, cómo son los mecanismos a través de los cuales los
grupos (científicos y sociedad) naturalizan las políticas. Por tanto, es imposible plantear un
mismo modelo de desarrollo en todas las regiones en un país con tan diversas racionalidades
como el nuestro. Es decir, se rechaza tajantemente la manera lineal de entender las políticas
y se busca una alternativa más colectiva de múltiples relaciones.

El tercer principio que habla sobre la acción, consistiría, entonces, en observar los
mecanismos de acciones enmarcadas en el evento con consideraciones históricas pasadas y
del porvenir. Esta función psicosocial de las acciones estaría limitada en lo mínimo superior
por las normas, valores y signos colectivos así como de las configuraciones simbólicas y
formales sobre las propiedades intrínsecas de la realidad social. Y por el límite máximo
inferior, se ubicarían las normas, valores y simbolizaciones individuales de los actores
políticos clave considerando, de estos últimos, las configuraciones particulares simbólicas y
operatorias sobre las propiedades intrínsecas de su realidad individual.

Desde ya se asoma un primer instrumento metodológico. Pues estos límites pueden


organizarse a través de una matriz relacional de acciones psicosociales para facilitar el
análisis de las políticas en ciencia y tecnología. Esta puede representarse como se muestra en
la siguiente tabla:

95
Configuración simbólico- Configuración operatoria
imaginativa
Acciones materiales 1) Propiedad Intrínseca 2) Propiedad Intrínseca
material-simbólica material-operatoria
de la realidad de la realidad
Acciones simbólico- 3) Propiedad Intrínseca 4) Propiedad Intrínseca
imaginativas simbólico de la simbólica-operatoria
realidad de la realidad
Acciones formales 5) Propiedad Intrínseca 6) Propiedad Intrínseca
formal-simbólica de formal-operatoria de
la realidad la realidad
Tabla 2 Matriz relacional entre mecanismos de acciones y mecanismos de configuraciones

De ese modo, cada uno de los espacios de la matriz establece los límites psicosociales que
estructuran las interacciones entre sus componentes. Dichas interacciones deben construirse
enmarcados dentro de los eventos históricos relevantes del fenómeno a estudiar. Por tanto,
en cada una de ellas se contiene estructura y función como esquemas y formas de la realidad
psicosocial.

En el tema de las políticas científicas y tecnológicas se deben observar las distintas


propiedades que se le asigna a la realidad. Para estudiar estas políticas se puede proponer de
manera orientativa lo siguiente: el espacio 1 de la matriz correspondería con las convenciones
realizadas en un plano internacional y local, pues de estas derivan las recomendaciones que
los países pueden seguir para dar curso a una idea política que se configura tanto en los
actores clave como en las colectividades; en el espacio 2 se puede ubicar el establecimiento
de organizaciones institucionales como lo es el CONACyT y sus relaciones normativas; en
el espacio 3 se puede ubicar los imaginarios colectivos de la sociedad sobre las políticas en
cuestión; el espacio 4 se ubicarían las interiorizaciones de los actores, como, por ejemplo,
los administradores del conocimiento, y sus relaciones simbólicas con las políticas; el espacio
5 se pueden ubicar los ejemplares en tanto que aspectos normativos del quehacer en función
de la interiorización de las políticas vigentes; y, el espacio 6 se encontrarían las políticas
explícitas que dirigen el comportamiento de las colectividades que se relacionan con la
ciencia y la tecnología.

96
Esta modelo matricial es una propuesta general y en permanente construcción, por tanto, no
se debe considerar como rígida o acabada. Sin embargo, los componentes de cada columna
y fila son propuestos como los aspectos más generales para estudiar el fenómeno psicosocial
dentro de los marcos epistemológicos del presente trabajo. Estas celdas se pueden
especializar y especificar tanto se requiera. Por ejemplo, cada celda de las propiedades
intrínsecas de la realidad se puede dividir, a su vez, en sus categorías relacionadas a las
normas, valores y sistemas de signos y símbolos. Incluso, para una mayor especificación, se
puede indicar cuáles aspectos corresponden a una dimensión individual o a una dimensión
social meramente. Con esto se intenta dar amplitud, precisión y coherencia en las
explicaciones y comprensiones sobre el tema que se abarca.

Incluso las relaciones, los agrupamientos y sus estructuras de los grupos de propiedades
intrínsecas de la realidad derivados de la agrupación de configuraciones y acciones, puede
ser formalizado a través del algebra de operaciones. Sin embargo, por el trabajo que dicha
empresa representa, queda como parte de la prospectiva de este trabajo, baste mencionar por
ahora que, en el terreno de la lógica de proposiciones en su carácter cualitativo, cada una de
las propiedades descritas puede ser esbozada su estructura de operaciones psicosociales.14

Por otro lado, para conseguir la información pertinente para capturar las proposiciones de la
matriz relacional de acciones y configuraciones, se puede echar mano de distintas técnicas,
desde las documentales hasta las etnográficas, pasando por entrevistas y cuestionarios,
estadística descriptiva y probabilística. Asimismo, se presta este modelo para elaborar
diseños experimentales.

Por otro lado, el cuarto y quinto principios psicosociales son indisociables pero diferenciados.
En el tema de las políticas científicas y tecnológicas se considera como una de sus causas
eficientes el cuestionamiento transversal de los modos en que influye la ideología de las
sociedades en la configuración e implementación de políticas. Es decir, es cuestionarse a qué
corresponden las decisiones políticas y cuáles son sus implicaciones en los modos de

14
Para profundizar en la manera en que se pueden explicar o establecer las relaciones lógicas en la matriz
propuesta, una orientación para un próximo trabajo puede sostenerse en la base de la lógica-matemática en tanto
que su carácter cualitativo y no axiomático como lo propone Piaget (1993). En efecto, se puede echar mano del
álgebra operatoria y formalizar las estructuras proposicionales de dicha matriz. Sin embargo, emprender tal
trabajo con la profundidad y claridad necesaria requiere un tiempo y espacio que escapa a los objetivos de esta
tesis, por lo que se propone dejarlo para el trabajo de doctorado.

97
organización social. El quinto principio queda ligado a este cuestionamiento, pues la crítica
a dichos modos de organización y control social sirven de base para configurar propuestas
que estén vinculadas a la resolución de los problemas concretos de la realidad social en
función del bienestar de las poblaciones.

Como se observa, la propuesta metodológica que se plantea es un aporte todavía teórico al


estudio de las políticas en ciencia y tecnología. Sin embargo, quedan expuestos los aspectos
más generales de su aplicación que intentaremos aproximar en los siguientes apartados.

La idea de desarrollo en la ciencia y la tecnología


Antes de iniciar con una aproximación a la aplicación de la metodología propuesta, es
necesario tomar postura teórica sobre lo que se entiende por desarrollo y su relación con las
políticas en ciencia y tecnología. De ese modo, pues, comencemos la disertación sobre este
respecto.

Varios autores sostienen que cualquier país que aspire a buenos niveles de bienestar social,
le es necesario fomentar el desarrollo en ciencia y tecnología (Martínez, C. y Licea, J. 2008;
Albornoz, M. 2012; Gómez-Morales, Y. J., 2018).

Sin embargo, ¿qué significa aquello de desarrollo?, ¿cuáles son sus fundamentos
conceptuales?, y ¿por qué es tan “necesario” para las sociedades? Bien, el desarrollo cuenta
con una gran suma de investigaciones que tratan el tema y que le definen de diferentes
maneras (Cf. Barros y Lessa, 1969/1991; Elkan, 1973; Bustelos, 1998; Carrillo-Huerta,
Cerón-Vargas y Reyes-Hernández, 2007; Polanyi, 2007).

En economía las bases fundamentales para entender y estudiar el crecimiento [y después el


desarrollo] se podría decir que derivan de dar respuesta a cuáles son los grados de
participación del Estado en la dinámica económica. De manera general, es
convencionalmente aceptado que existen tres enfoques que tratan el tema: la teoría clásica
económica [incluida en esta a la neoclásica], la keynesiana [que es una crítica a sólo unos
aspectos teóricos de la anterior sin alejarse de ella] y la marxista [que ubica el problema en
la relación capital-trabajo].

El objetivo de este capítulo se enmarca en los límites actuales del problema, sin embargo,
para dar mayor sustento al argumento que se defiende, es necesario ubicar puntos generales

98
de dichos enfoques sin llegar a profundizar en cada uno de ellos [puesto que así lo exige el
objeto de estudio de este trabajo y existe vasta literatura que explican a los mismos con mayor
profundidad. (Cf. Elkan, 1973; Bustelos, 1998; Polanyi, 2007)].

La teoría clásica económica y sus derivados las podemos encontrar en tres momentos. La
primera, se refiere a la que nace con los planteamientos en la cúspide de la modernidad, en
la época de la ilustración. En este periodo el análisis económico se profundiza transitando su
objeto desde los modelos fisiócrata y mercantilista hacia uno que hace énfasis en la
producción industrial.

De acuerdo con Bustelos (1998), los teóricos clásicos tenían por objetivo buscar formas de
alcanzar la estabilidad a largo plazo, desatendiendo los procesos inmediatos. De ahí que para
Smith, Ricardo y Malthus la acumulación de riqueza se encontraba en la satisfacción de
necesidades a través de la producción de bienes y servicios. Entre más se producían estos era
mayor el crecimiento de aquella. Esto permitió en sustancia ubicar conceptos como la
división del trabajo, la dinámica salarial, así como la regulación de la oferta de mano de obra
(Bustelos, 1998, pp. 46-47). Por consiguiente, la división del trabajo que se logró con las
grandes fábricas, logró despojar de los productos la subjetividad que el artesano le imprimía
para que éste se especializara solo en una parte de todo el proceso de producción. Asimismo,
los salarios se encontraron en función de dicha especialización lo que desembocó en la
contratación de aquellos más aptos en manipulación especializada técnica para optimizar
recursos, lo que tuvo como resultado la desvalorización del trabajo artesanal que implicaba
mayor gasto de recursos.

Por tanto, la dinámica interna propia del mercado cuenta, según este enfoque, la capacidad
de autorregular los precios según la oferta. Esto dio paso a la argumentación de que el Estado
debería mantenerse al margen del mercado y cumplir una función complementaria o de apoyo
hacia el mercado.

Así, para los teóricos clásicos de la economía el desarrollo es un proceso gradual donde las
situaciones de competencia se mantiene Céteris Páribus [en condiciones perfectas y
constantes], por lo que el crecimiento se daba de manera “natural”. Es decir, mientras las
reglas del mercado se mantengan en igualdad de condiciones y la oferta siga existiendo habrá
un crecimiento, abundancia económica.

99
Por tanto, en Smith, Malthus y David Ricardo consideran que la consecuencia del crecimiento
en estos términos es un estado estacionario, un momento en el que las naciones no pueden
crecer más. A este problema, dan la respuesta que se puede contrarrestar con innovación
tecnológica en el campo, libre importación de alimentos, menor crecimiento de población.
(Bustelos, 1998).

Sin embargo, las críticas a los clásicos residen precisamente en aquella exageración de los
límites de recursos naturales del crecimiento, subestimaron el desarrollo técnico de la
agricultura, concebían que era imposible limitar el crecimiento de la población, su alta
confianza en el libre comercio internacional y progreso técnico industrial, al centrar su
análisis en la oferta infra-valorizaron la demanda; entre otros aspectos más. (Bustelos, 1998,
p. 51)

Por su parte, los neoclásicos conscientes de los huecos o vacíos de la teoría clásica parten de
la idea del Homo Economicus, concibiendo la economía como un proceso circular del
Mercado:

Figura 9 Relación circular del mercado.

Fuente: Elaboración propia basado en Bustelos,1998.

Donde las mercancías de empresas que ofertan en el mercado de bienes y servicios son
demandadas por los hogares, mientras que en estos se encuentra la fuerza de trabajo con la
que se producen dichos bienes y servicios a modo de factores de producción de los cuales se
nutren las empresas para producir sus mercancías.

100
Esta concepción de mercado basa su análisis en las curvas de la oferta y la demanda. En
dichos análisis, se da cuenta que es necesaria también la capacidad adquisitiva de los hogares
para mantener el flujo económico y permitir un crecimiento “estable” a corto plazo (Bustelos,
1998).

En ese tenor, los neoclásicos centraron sus análisis al ámbito microeconómico para encontrar
una teoría del consumidor. Lo que llevó a realizar análisis de productividad marginal
[diferencia entre los cambios de factores productivos y las variaciones de la cantidad
producida], lo que permitía la formalización de dichos procesos y el nacimiento de la
economía matemática. Otra característica del análisis neoclásico es el enfoque de la dinámica
libre entre oferta y demanda misma que, en condiciones de competencia, tiende al equilibrio
lo que permitiría una optimización en la distribución de recursos (pp.68-70).

Por tanto, el objetivo de los neoclásicos fue buscar la manera de garantizar el equilibrio y ya
no del crecimiento. Se enfocaron en resolver las cuestiones a corto plazo como la asignación
de recursos, intercambio de mercancías y la distribución en lugar de la producción, por lo
que desatendieron la previsión de las crisis a largo plazo.

Las críticas a la teoría neoclásica consisten básicamente en el abandono del crecimiento, su


individualismo metodológico provocando falsas generalizaciones, abandona los aspectos
políticos y sociales [quizá habrá que incluir los culturales], entre otros más (Bustelos, 1998,
p. 71).

Por otro lado, el enfoque keynesiano presenta una especie de revolución al pensamiento
clásico y neoclásico. Puesto que centra su análisis en aspectos fundamentales de dichas
teorías. Quizá uno de los principales puntos que trata Keynes es el que corresponde al de la
demanda, puesta considera a esta como vital para motivar el movimiento económico. Esta se
da a través de la intervención activa del Estado, con un enfoque de bienestar. En la lógica de
la oferta y la demanda clásica se entiende que estas son iguales en condiciones óptimas o
constantes. Sin embargo, Keynes argumenta que estas son distintas y no existe un pleno
empleo de los recursos

Por su parte, Marx (1867/1991) en su obra más conocida, El Capital, expone claramente que
la economía se basa en la relación Capital-Trabajo. Se puede interpretar que el trabajo es

101
acción, es la realización del ser que antes era potencial. Así la acción está ligada a los valores
de uso que aquella realización del ser se le asigne. De ahí que el trabajador con lo único que
cuenta para entrar al económico es su fuerza de trabajo. Ahora bien, para Marx existe el
trabajo vivo y el trabajo muerto. El primero se refiere al trabajo que realiza el sujeto en el
devenir de su misma subjetividad, es decir, es la acción del sujeto fuera del capital que en la
dinámica capitalista es subsumido a esta para la materialización de las mercancías. Mientras
que el segundo son todos aquellos medios de producción de los que se vale el capitalista para
subsumir el trabajo vivo del sujeto en la misma producción de mercancías.

De ahí que el capitalista, dueño de los medios de producción, facilita las maquinarias y los
insumos que el trabajador necesita para producir. Sin embargo, dentro de la lógica del
capitalismo, tanto el capitalista como el trabajador, necesitan uno del otro para llevar a cabo
la dialéctica en la producción de mercancías. El dinero que se consigue con la venta de las
mercancías sirve para pagar los gastos fijos, como las maquinarias, insumos, salarios y
también para el ahorro y la re-inversión.

Para que siga funcionando el movimiento económico y pueda crecer la economía se acumula
el capital. Este capital se acumula, en un primer momento, de manera simple cuando se
reproduce en una misma escala. Pero cuando las condiciones lo permite esta se amplía cuando
la reproducción del capital se da de una escala a otra mayor. En ambos caso, esta acumulación
de capital se da en función de la conversión o reconversión del plusvalor en capital.

Ahora bien, para el marxismo esta acumulación de capital implica la subsunción formal del
trabajo y la subsunción real del trabajo. La primera se refiere a la subordinación del trabajo
vivo del obrero hacia la dinámica capitalista. La segunda, se refiere a la apropiación del
conocimiento de los procesos de producción.

Para el presente trabajo, la segunda resulta de especial interés, puesto que implica que el
capitalista es quien toma posesión de los mecanismos con los cuales producir productos para
convertirlos en mercancías a través de la división del trabajo y la especialización. Dicha
división del trabajo consiste en separar al artesano de su dinámica subjetiva en la realización
de productos de autoconsumo para dividir por partes el mismo proceso y repartirlo entre
diferentes trabajadores con el objetivo de aumentar la productividad. Así, el zapatero
artesanal que producía, digamos, 10 pares de zapatos en un mes realizando todo el proceso

102
de inicio a fin, al entrar en una industria se especializa sólo en una parte del proceso logrando
que la empresa produzca 1000 zapatos al mes.

En otras palabras, la economía capitalista se apropia de los conocimientos de producción para


mejorar la productividad a través de la división del trabajo y, de ese modo, aumentar la
acumulación del capital.

Es en ese momento cuando juega un papel importante la ciencia y la tecnología. Pues es en


esa apropiación en la que los científicos y tecnólogos ponen todo su esfuerzo para encontrar
nuevos caminos para realizar con mayor eficiencia la misma mercancía y mejorar la
rentabilidad de la misma.

Así la idea moderna del Ser Humano se fundamenta en una visión donde se apropie el sujeto
de la naturaleza a través de la ciencia, de ahí que la idea de progreso y del desarrollo se
vincule con la ciencia y la tecnología.

Las revoluciones industriales (carbón, verde y electrónica) son motores en el crecimiento de


las economías de las naciones. Estas son respuestas a las crisis del modelo económico que
no haya maneras de seguir reproduciéndose y acumular más capital. Evidencias de esto lo
encontramos en la máquina de vapor, en la imprenta, el electromagnetismo y sus
aplicaciones, los agroquímicos, los electrodomésticos y, actualmente, los dispositivos
móviles (Tovar-Sánchez y Rodríguez-Salazar, 2018). Por tanto, se puede argumentar que la
ciencia y la tecnología, con la llegada de la modernidad, están al servicio del capital.

Con la idea la modernidad que se plateó en el capítulo anterior, se puede argumentar que la
idea de desarrollo se vinculó con la idea de crecimiento. Sin embargo, si bien es cierto que
tienen una relación estrecha, no implica una correlación directa, sino, que el primero depende
de muchas más cosas que únicamente el crecimiento económico.

Tortosa (2011) argumenta que a partir de mediados del siglo pasado, las teorías de desarrollo
no se hicieron esperar y que derivaron en múltiples enfoques que tenían por objeto
diagnosticar el estado del desarrollo y brindar una “terapia” para convertir a los países
subdesarrollados en desarrollados. Dicho autor sostiene que, por orden de aparición, estas
teorías ordenan comenzando con la teoría del imperialismo, pasando por las teorías de

103
modernización/dualismo, dependencia, neoliberalismo, sistemas-mundo, y, las más actuales,
son las relativas al desarrollo social/ desarrollo local.

Por tanto, el desarrollo se configuró hasta ahora como otro de los mitos en las poblaciones
de América Latina. Así desde la década de los setentas, y antes, se sostuvo con vehemencia
que la ciencia y la tecnología estaban ligadas al desarrollo suponiendo que su superación
resultaría de la “acción simultanea de diferentes políticas y estrategias” (Sábato y Botana,
1970, p. 2)

El desarrollo se manifestaba en la estructura organizacional política de las naciones; sin


embargo, al mismo tiempo se construyó en la política una especie de andamio sobre la
realidad real de la población, donde se colocaba, por un lado, el discurso nominal y retórico
basado en cálculos de medias estadísticas, y por el otro, se ubicaba a la población que padecía
los embates de la pobreza generada por las excelentes administraciones de la desigualdad
encontrando justificación y legitimación en números.

Lo anterior se resume en la siguiente cita de Sachs:

Ya han pasado 40 años desde que Estados Unidos pusiera a circular, como
objetivo mundial, la idea de "desarrollo". Los resultados son pavorosos.
Plantas y animales desaparecen para no ser vistos nunca jamás. Y culturas
enteras se desvanecen, arrolladas por las tecnologías del progreso. ¿Hay
alternativas? Ganadores y perdedores no saben cómo salir de la trampa del
"desarrollo". (1997)

En sentido, siguiendo la clasificación Tortosa (2011) las respuestas para el desarrollo actuales
se pueden clasificar en:

a) Aquellas posturas que siguen considerando el desarrollo como sinónimo de


crecimiento. Donde la relación Producto Interno Bruto y el bienestar social están
directamente correlacionados. En esta postura se sostiene que crecimiento es igual a
reducción de pobreza, a pesar de la falta de referentes empíricos que sostengan dicha
afirmación. Otra variante de este es el crecimiento con redistribución, sin embargo,
se sigue sosteniendo la matematización de la economía interesando sólo la relación
lógica sin atender los hechos específicos de desigualdad.

104
b) Un segundo enfoque sobre el desarrollo es el que introduce el concepto de progreso
social. Es decir, un modelo a través del cual se pueda conocer aspectos de la economía
sumergida y componentes ambientales. En otros casos, se incluyen aspectos
psicológicos de bienestar, salud, uso del tiempo, educación entre otros.
c) Una tercera opción, según Tortosa, es la que proponen investigadores como Walden
Bello o Theotonio dos Santos. Estas propuestas evitan la clasificación desarrollado-
subdesarrollado, donde reducen la importancia de crecimiento y centrar la atención
en temas calidad de vida, la equidad, cuidado ambiental. Sin embargo, estas carecen
de poder político por lo que son difícilmente trasladadas a la práctica.
d) Una última opción es la que se denomina Buen Vivir llevada a cabo en el gobierno
de Ecuador o su análogo denominado Vivir bien en Bolivia. Donde se ponen en
escena a los pueblos originarios. Estas propuestas ponen de manifiesto la importancia
de la diversidad cultural, respeto a la naturaleza, solidaridad y demás valores que no
se encuentran en las propuestas globales dominantes.

Se puede extraer que las opciones para el siglo XXI parecen estar encaminadas hacia un
reconocimiento de lo cultural y de la naturaleza en tanto que cuidado ambiental. Asimismo,
se invita a perder el miedo de la falta de crecimiento. Pues queda claro que el estado
estacionario de los clásicos no significa necesariamente falta de desarrollo o aumento en los
índices de pobreza. De aquí que se pueda argumentar en favor, no sólo de la distribución
igualitaria de recursos, sino, abogar en favor de incluir aspectos en el desarrollo que en
algunos de los modelos que siguen vigentes no contemplan. En otras palabras, incluir
aspectos que serían cercanos a la subjetividad de las naciones y que vayan en consonancia
con las políticas públicas que puedan encaminar hacia un verdadero desarrollo y bienestar
tanto económico como social y cultural.

En ese sentido, Vanhulst y Beling (2012) se preguntan si la idea de desarrollo económico


sirve eficazmente como una utopía que dirija las naciones o si es un espejismo que nos aliena
de las verdaderas necesidades. Dichos autores proponen que hay que diferenciar el desarrollo
en sus dimensiones normativas y descriptivas. La primera se entiende como un concepto que
sugiere avance, progreso, mejora a pesar de sus referentes empíricos de pobreza y que, sin

105
embargo, ha sido poco cuestionada. En tanto que la segunda, se refiere a observar el
desarrollo en sus condiciones concretas de la realidad que atañe.

La idea de desarrollo en su componente normativo deriva en todo un plan político-económico


que se configura a través de sus datos estadísticos económicos quitando de la ecuación sus
referentes empíricos que alertan sobre las incongruencias internas e inherentes del mismo
desarrollo. Por tanto, la crítica al desarrollo debe estar orientada en el sentido de observar sus
condiciones concretas de realidad. Es decir, voltear la mirada hacia las condiciones sociales
básicas de las poblaciones.

Por otro lado, esta idea de desarrollo normativa sólo aplica para aquellos modos de
producción derivados directamente de la modernidad. Sin embargo, actualmente es imposible
totalizar las explicaciones, cada vez se da cuenta que coexisten y conviven diferentes modos
de producción desde diferentes rasgos culturales y sociales. Estas representan alternativas en
la organización social de las sociedades, mismas que quizá vayan en la misma línea que la
idea de desarrollo descriptiva.

En ese sentido, el caso mexicano no se puede reducir su estudio de desarrollo tomando en


cuenta una sola cultura, sino, es necesario hablar de multi- e interculturalidad. Por ejemplo,
las comunidades indígenas más arraigadas aún mantienen múltiples mecanismos de
organización social que en nada se comparan con la acumulación de capital o inclusive con
la producción de mercancías. Estas se basan en la espiritualidad y en el respeto de la
naturaleza (Rodríguez-Salazar, et. al., 2018), siendo totalmente ajeno la subsunción de la
naturaleza al hombre.

El trabajo que aquí se presenta aboga por incluir estos aspectos en el estudio de dichas
políticas. Asimismo, se limita a las implicaciones de la ciencia y la tecnología tiene sobre
esos objetivos de bienestar. Por tanto, el siguiente apartado desarrolla la evolución de las
políticas globales en ciencia y tecnología y cómo estas desembocaron en la zona
latinoamericana, específicamente en el contexto mexicano.

106
107
Capítulo VI La ciencia y la tecnología en la agenda
política de desarrollo

El panorama internacional y latinoamericano


El desarrollo científico y tecnológico siempre ha estado presente en las organizaciones
sociales. Desde el primer homínido que utilizó el hueso como garrote hasta la más refinada
teoría cuántica o tecnología espacial. Sin embargo, los modos de organización social también
influyen en la manera en la que se desarrolla dicho conocimiento. Pues existe una bi-
direccionalidad que posibilita la co-evolución de la sociedad y del conocimiento a través de
las necesidades [que se podrían denominar como necesidades de bienestar social] y de los
avances de conocimiento que modifican la organización social.

No es espacio para exponer toda una historiografía que exponga dicha tesis, pues no es el
objetivo de este trabajo y existe amplia bibliografía que expone detalladamente y con mayor
precisión el determinismo tecnológico en sus diferentes modos micro y macro (Nuñez, 1999;
Chavarro, 2004; Parente, 2006). Sin embargo, concedamos proceder de esta forma y
consideremos como válida dicha aseveración sobre la bi-direccionalidad y la co-evolución
sociedad-conocimiento, e iniciemos la discusión de las políticas de desarrollo científico y
tecnológico desde un contexto más cercano al actual considerando algunos de sus
componentes psicosociales que ofrezcan un argumento que soporte dicha tesis.
Específicamente se propone retomar aquellas discusiones que siguieron de la Segunda
Guerra Mundial, pues estas tuvieron gran impacto en la orientación de las naciones
contemporáneas sobre sus políticas económicas y sociales.

Uno de los primeros y principales documentos que abordan el tema en conformidad con los
límites que se establecieron arriba, es el informe encargado por Roosvelt, presidente de los
Estados Unidos de América, al reconocido Dr. Vannevar Bush (1945/1999). En dicho
documento, se da respuesta a los cuestionamientos del presidente sobre ¿qué hacer en materia
de política para mejorar el desarrollo científico y tecnológico de los EE.UU.? Es de destacar
que los cuestionamientos fueron principalmente de orden militar, orientados a formar
investigadores a través de una vinculación público-privada que dieran respuesta a los
principales problemas de seguridad nacional.

108
En dicho informe, se deja ver la clara intención de incluir al gobierno como un motor para el
progreso científico-tecnológico en el vecino del norte. Incluso se deja ver la necesidad
derivada de la guerra por aumentar los mecanismos de financiamiento a aquellas
investigaciones que ofrecieran alternativas de ventaja sobre el enemigo. Es importante
mencionar, que por aquel entonces se sentían los albores de la guerra armamentista entre los
dos bloques políticos globales: Socialismo vs Capitalismo o URSS vs EEUU.

De todos los puntos que toca el informe, el que más interesa para el presente trabajo es el que
versa sobre la participación del gobierno en la ciencia. Ya que se pone de manifiesto que la
relación del Estado como orientador y motor del desarrollo de la ciencia por aquellas fechas
comenzaba a formalizarse. La siguiente cita expone este punto:

No tenemos una política nacional para la ciencia. El gobierno apenas ha


comenzado a utilizarla en el bienestar de la nación. No hay dentro de él un
organismo encargado de formular o ejecutar una política científica
nacional. No hay comisiones permanentes del Congreso dedicadas a este
importante tema. La ciencia está entre bastidores. Habría que ponerla en el
centro del escenario, porque en ella radica gran parte de nuestra esperanza
para el futuro. (Bush, 1945/1999, p. 11)

En efecto, la ciencia había sido un campo que se mantenía como un tema importante en las
naciones, sin embargo, no contaba con el apoyo o el financiamiento suficiente en tanto que
los líderes políticos no dieron cuenta de su importancia en la defensa militar.

El informe Bush reconoce la necesidad urgente de que el Estado tomara una posición activa
y fecunda en el financiamiento de la ciencia para defender sus intereses nacionales. Esto se
hace explícito cuando en el informe se sostiene que “estamos entrando en un periodo en que
la ciencia necesita y merece un mayor sostén de los fondos públicos” (p. 11). Es pertinente
mencionar que el informe Bush viene precedido de una conferencia internacional en plena
segunda guerra mundial sobre el tema La ciencia en el orden Mundial de 1941 organizada
por la Asociación Británica para el Progreso de la Ciencia, donde el primer ministro de
relaciones exteriores británico lanzaba un llamado a “[…] los hombres de ciencia para que
ayudaran en la causa por la que luchaban y que los necesitaría aún más en la causa
por la que trabajarían en la paz.” (British Association, 1942 en Albornoz, 2001).
109
En aquel entonces, la ciencia reclamaba una re-dignificación y mayor estatus en la
organización social. Sin embargo, esta participación del Estado podría ser contraproducente,
por lo que en el informe Bush se argumenta en favor de mantener la libertad de la
investigación. Es decir, que dicha dignificación del trabajo científico debería ir acompañada
de una libertad para realizar investigaciones a consideración de los científicos. Este concepto
de libertad se extiende en su capítulo tres, donde se argumenta a favor del bienestar público.
En ese sentido, Bush defiende la postura de realizar mayor investigación básica que aplicada,
puesto que esta se encarga de comprender la naturaleza y sus leyes de las cuales se pueden
desprender aplicaciones para responder los grandes problemas prácticos. Asimismo, se
sostiene en dicho informe que al existir más centros de investigación se crearán mayores
ofertas de trabajo lo que conduciría a un movimiento en el desarrollo económico.

En ese último respecto, encontramos la base de la premisa básica que hemos expuesto
previamente: a mayor desarrollo científico-tecnológico, mayor desarrollo económico y, por
tanto, mayor bienestar social. Así de simple es la idea de la política científica que surgió por
aquellos años.

En general, el informe Bush es uno de los primeros textos que describe la ideología que está
detrás del argumento actual de desarrollo científico. Es decir, la postura de Investigación más
Desarrollo más innovación (I+D+i) se gestó de manera institucional a mediados del siglo
pasado y se ha refinado hasta los modelos actuales en política científica y tecnológica.

Otro de los discursos que expone esta nueva forma de relación entre la ciencia y la tecnología,
es el que realiza el presidente Truman de los EEUU para inaugurar su investidura. En dicho
discurso expone en cuatro puntos toda su estrategia política para la nación. En ese tenor, el
cuarto punto ha sido retomado por varias investigaciones que abordan el tema de la política
en ciencia y tecnología. Dicho punto versa como sigue:

Fourth, we must embark on a bold new program for making the benefits of
our scientific advances and industrial progress availble for the
improvement and growth of underdeveloped areas. More than half the
people of the world are living in conditions approaching misery. Their food
is inadequate. They are victims of disease. Their economic life is primitive
and stagnant. Their poverty is a handicap and a threat both to them and to
110
more prosperous areas. For the first time in history, humanity possesses
the knowledge and skill to relieve the suffering of these people. (Truman,
1949/2019)15

Con estas aseveraciones de Truman se daban por inauguradas, no sólo su embestidura


presidencial, sino, todo un proyecto político en donde se dividía el mundo en países
desarrollados [de características más igualitarias, alta renta y baja pobreza] y en países
subdesarrollados o en vías de desarrollo [con características de desigualdad más atenuadas,
baja renta y alto nivel de pobreza] (Tortosa, 2011). Junto con este discurso se suma el de
Eisenhower con el cual se establecieran las bases del periodo asistencialista para el desarrollo
en América Latina (Romano, 2012)

En ese entendido, se comenzó a pensar el desarrollo como una especie de proceso natural,
algo que se producía a sí mismo. Como si la realización del Ser del desarrollo estuviera en
constante devenir sin causas formales, eficientes, materiales y finales, considerado, entonces,
como un para sí anulando todo su en sí. Es decir, en ese momento se extirpa todo rasgo
cultural, histórico, político y social en su proceso. Simulando así que con el mero acto político
institucional se consumara de facto el desarrollo.

Por otro lado, el discurso de Truman dio paso en América Latina, como una de las regiones
de países subdesarrollados, hacia la modernización capitalista a través de un modelo
económico de corte keynesiano (Wallerstein, 1995). Sin embargo, no habrá que pecar de
inocencia. Este modelo keynesiano global fue una de las estrategias de la naciente potencia
global para controlar los mercados, lo que desembocó en la “la carrera del Sur para alcanzar
el Norte” (Sachs, 1997)

El desarrollo, entonces, se convirtió en un imperativo, como una necesidad de primer orden.


Así, lo único que se podía desarrollar eran los recursos para los cuales América Latina sirvió
como fuente de estos para la manufactura de Estados Unidos. Es decir, mientras que en los

15
Cuarto, debemos embarcarnos en un nuevo programa que haga disponibles nuestros avances científicos
y nuestro progreso industrial para la mejora y crecimiento de las áreas subdesarrolladas. Más de la mitad de la
población del mundo vive en condiciones que se acercan a la miseria. Su alimentación es inadecuada.
Son víctimas de la enfermedad. Su vida económica es primitiva y estancada. Su pobreza es un lastre
y una amenaza tanto para ellos como para las áreas más prósperas. Por primera vez en la historia, la
humanidad tiene los conocimientos y habilidades para aliviar el sufrimiento de esas persona

111
territorios del sur se producían los insumos desgastando la tierra, allá en el norte se producía
la tecnología que, al final de cuentas, regresaba en un todo manufacturado. Por tanto, el
movimiento de mercado se configuró en gran medida como un mercado tecnológico.

Otra de las consecuencias de este modelo, fue la ausencia del ser humano y la sociedad en
la idea de desarrollo. Sólo se privilegió la producción de mercancías y se dejó de lado el
bienestar y la cultura (esta última entendida como la máxima expresión de realización del ser
humano).

Ahora bien, el hecho que se haya excluido la cultura del enfoque de desarrollo en aquel
tiempo, no significa que esta no se haya modificado. Más bien, implícitamente se configuró
en América Latina una construcción epistemológica interna sobre su posición en el espacio-
tiempo. Se mostró al Norte como el horizonte a perseguir, como un valor deseable, como la
meta y el fin al que aspiran las naciones subdesarrolladas de Truman. Por tanto, se configuró
toda una idea de ciudadano aspiracional que se configura en y a través de ese supuesto país
desarrollado estadounidense. De aquí se puede explicar la traducción literal de enfoques y
propuestas teóricas de allá hacia acá, sin considerar el contexto y las condiciones específicas
propias, como también lo denunciaron los primeros objetivos del Instituto Nacional de
Cardiología (2019).

En resumen, esta etapa político-económica en ciencia y tecnología se le denomina como la


industrialización de la ciencia (Salomón, 1994). Esta etapa surge en el periodo entre guerras
acrecentándose con rapidez a partir de 1945, con el fin de la segunda gran guerra. Durante la
primera guerra mundial no se logró como tal un desarrollo de nuevas tecnologías, sino, más
bien fue una adaptación de recursos civiles con propósitos militares. Fue en el periodo
posterior a la primera y previo a la segunda guerra donde se construyeron los primeros
grandes laboratorios y se estrecharon los vínculos entre la ciencia y la tecnología, dando paso
así a la Big Science (Parente, 2006; Chavarro, 2004).

Como se ha visto, en el periodo mundial conocido como postguerra, se inició el proyecto


para aumentar el financiamiento público hacia la ciencia con fines tanto armamentísticos
como económicos o de mercado. Esto desembocó, también, en una mayor relación
indispensable entre la ciencia y la industria. Así, aquella se vio obligada a modificar sus

112
objetivos al ser dependiente de contratos, influenciada en su moral al discriminar cuáles eran
los resultados que deberían o no publicarse y de qué manera (Salomón, 1994).

De acuerdo con Solomon, el papel del científico también se modificó y pasó de ser un
recluido de los centros de investigación a convertirse en

maestro, administrador y científico investigador en las universidades; en


contratista para investigaciones en diversos organismos gubernamentales,
en asesor para propuestas de investigación, en consultor oficial de
proyectos, en consejero militar o diplomático, en especialista en problemas
estratégicos como la administración de sistemas avanzados de armamento
o la negociación armamentista; en aseso privado de compañías y en
empresario productor de equipo inventado por él mismo en la industria
comercial.(1994, p. 58)

Las circunstancias políticas y económicas modificaron al científico autónomo por un


empresario científico en la lógica capitalista de la época. Es así que tanto la politics como la
policy16 modificaron la práctica científica en cuanto a sus fines; lo que algunos autores
denominan el componente instrumentalista de la ciencia y la tecnología (Cf. Habermas,
1968/2009; Olivé, 2008).

Sin embargo, ¿cómo surgen las políticas científicas actuales?, ¿cuál es su génesis? En
términos históricos podría decirse que queda relativamente claro hasta ahora que sucede por
las circunstancias derivadas de las dos guerras mundiales. Empero, este periodo sólo muestra
un inicio tibio en tema de políticas sobre ciencia y tecnología. Sólo algunos países de Europa,
como Francia, se dieron cuenta de la necesaria relación política-economía-ciencia, por lo que
el país galo creó una de las primeras figuras políticas contemporáneas encargadas de la
ciencia y la tecnología (Salomón, 1994).

Dicho enfoque fue seguido por la antigua Unión Soviética en donde ya hemos mencionado
algunos de sus consecuencias con el caso Lysenko, quedando la política científica como un
caso superficial y no sustancial. Ya bien entrada la segunda guerra mundial, otro de los

16
Se entiende por politics las acciones de los actores políticos en la organización social, mientras que la policy
es la consumación de dicha politics materializada en programas, documentos legislativos, etcétera.

113
ejemplos sobre esta nueva relación es la que se deriva del tan mencionado proyecto
Manhattan, pues esta “marcó un punto crítico e irreversible en las relaciones entre la ciencia
y el Estado: el establecimiento de la ciencia como un ‘activo’ nacional” (p. 62), lo que implica
el rol del Estado como coordinador y dirigente de las acciones científicas a gran escala.

La marca de las políticas actuales en ciencia y tecnología viene dada por la adquisición de
“conciencia de sí misma” (Bernal, 1967 en Salomón, et. al., 1994, p. 62). Esta afirmación es
lo que Piaget concibe como la capacidad de reversibilidad del sujeto. Es decir, la ciencia en
tanto que componente de la sociedad, como una de las estructuras sociales, pudo volver sobre
sí y conocer su propia potencialidad para realizarse en la realidad material: política y
económica. El para sí de la ciencia que se desarrolló durante toda la época moderna adquirió
un carácter implosivo hasta este periodo, donde analizó implícitamente todo su en sí, toda su
potencialidad, y desenvolvió toda su capacidad en los marcos ideológicos de la época,
convirtiéndose en un “poderoso recurso estratégico, diplomático y económico” (p. 63).

Durante las décadas de los cincuentas y sesentas, comenzaron a organizarse las primeras
agencias gubernamentales en materia de política en ciencia y tecnología. Esto se constata con
la fundación de la UNESCO en 1945, la primea Reunión Ministerial de la Ciencia en la
reciente OCDE en el año de 1963, entre otras más (Cf. Sagasti y Cook, 1987; Sábato y
Botana, 1970; Albornoz, 2001).

En resumen, la tendencia internacional de la época para construir políticas en ciencia y


tecnología, surgen enmarcadas en el denominado policy-making donde se ratifica la
tendencia de considerar un modelo institucional ofertista en las política de la ciencia para la
ciencia (Dagnino y Thomas, 1999).

En el ámbito Latinoamericano, la conferencia de Punta del Este celebrada en abril de 1967


en Uruguay reunió a varios dirigentes del continente americano para discutir, entre otras
cosas, los grandes problemas del desarrollo científico y tecnológico (Sábato y Botana, 1970).
Esta reunión es uno de los antecedentes en el imaginario político-social de la región sobre la
consideración que la ciencia y la tecnología son fin y causa del desarrollo de las sociedades.

Así se estableció la necesidad de elaborar un plan a treinta años en el tiempo para fortalecer
la investigación científica. Sábato y Botana (1970) propusieron en su tiempo una estrategia

114
para llevar a cabo dicho plan para el año 2000 en donde sus ejes rectores eran: 1) la absorción
de tecnologías extranjeras. 2) Uso “inteligente” de los recursos. 3) Transformar las
economías de las naciones para la modernización. Y, 4) la ciencia y la tecnología como
catalizador del cambio social.

A pesar del gran esfuerzo de los países latinoamericanos en la década de los setentas por
desarrollar la ciencia y la tecnología, como la expansión masiva de recursos humanos, o el
aumento de inversión, el cambio de comercio siguió siendo marginal (Sagasti, F., y Cook,
C., 1987). Incluso, diez años más tarde, el mismo Sábato reconoce con precisión una de las
consecuencias de tales modificaciones, en especial el que corresponde a la absorción
tecnológica, pues sostiene que:

Los países de ALC [América Latina y del Caribe] son fundamentalmente


consumidores de tecnología pero productores pobres; son, por lo tanto,
espectadores y no actores, receptores pasivos de lo que otros realizan en
función de sus propias necesidades e intereses; adoptan entonces,
inexorablemente, la Weltanschauung de los proveedores, frente a lo
cual es inútil la mera protesta retórica. Se arriba así a una de estas
dos posiciones igualmente nefastas: a la peor de las tecnolatrías, la del
mimetismo o copia; o a la denuncia furibunda contra la tecnología,
que esteriliza al no proponer alternativas viables (Sábato, 1980, p. 91)

En general, la década de los setentas en Latinoamérica marcada por un ambiente social


postrevoluciones y conflictos armados, también se caracterizó por reformas que reactivaran
o crearan organismos especializados encargados de fomentar el desarrollo científico y
tecnológico, como una alternativa a mejorar el desarrollo de las naciones.

A pesar de aquellas circunstancias, sociales y políticas, en la década de los ochenta la mayoría


de países de la región contaba ya con organismos institucionales políticos, ya sean como
ministerios, institutos de planificación o como entidades autónomas (Sagasti y Cook, 1987).
Algunos ejemplos de esto es el primer ministerio en ciencia y tecnología en el año de 1979
en Venezuela, el ministerio de Brasil en 1985, la reorganización en 1981 del Consejo
Nacional de Investigación de Perú, la reactivación de varios organismos en Argentina a partir

115
del año de 1985, México con el Programa Nacional de Desarrollo Científico-Tecnológica
1984-1988, entre otros.

Ya a finales de la década de los noventa, Albornoz (1997) cuestiona esta manera de proceder.
Retoma de Jacques Chirac el concepto de pensamiento único y lo pone en contraste con la
situación económica latinoamericana; este concepto consiste en “un sesgo particular que
asocia las orientaciones que debe adoptar la política científica y tecnológica con una cierta
concepción de la economía y la sociedad, que aparece como un nuevo "pensamiento único"
al que sólo cabe adaptarse” (p. 96)

Dicho autor retoma este concepto para plantear la cuestión, pues considera que las políticas
en ciencia y tecnología en la región se presentan como la única opción viable para el
desarrollo, poniendo el énfasis en la innovación sobre cualquier otra dimensión orientadora
de las mismas políticas.

Ante esta situación, Albornoz (1997; 2001) considera que las tendencias en los albores del
nuevo milenio están circunscritas a una de carácter tecnocrática, que supone la sustitución de
las decisiones políticas científicas y tecnológicas por unas más formales y, por tanto, un
manejo objetivo de las decisiones a través de instrumentos estadísticos. La primera
tendencia, misma que predomina en la región, es la considerada Gran Ciencia, de política
tradicional, que exige una gran cantidad de recursos e instalaciones, sin embargo, politiza la
toma de decisiones sobre tal o cual aspecto a financiamiento. Una segunda tendencia, consiste
en la conformación de “colegios invisibles” a nivel internacional, lo que configuraría una
comunidad protegida por sus propios intereses en el anonimato con estatus científico. La
tercera tendencia, que se puede denominar como postindustrial, consiste en disipar las
fronteras entre el saber y su utilidad práctica a través de sistemas políticos de innovación.

De ese modo, la cultura científica y tecnológica se fundamenta en “juicios de valor relativos


a la utilidad de los conocimientos”, convirtiendo la ciencia “en una fuerza productiva, de
modo que el saber pasa a ser un instrumento destinado a posibilitar la acción” (Albornoz,
1997, p. 101). En ese tenor, los modelos económicos que anteceden al nuevo siglo
comenzaron a considerar la capacidad de innovación de las naciones dentro de sus factores
fundamentales de desarrollo, sin que esto significara un progreso científico real (Dagnino y
Thomas, 1999).

116
Derivado de las tendencias que anunciaron el nuevo milenio, se considera que el modelo
económico de aquella época dirigió la manera en que se constituyeron los recursos políticos
para administrar la ciencia, así como sus aplicaciones en el terreno de lo social. Sin embargo,
dichas formas han desembocado en acciones que lejos de fomentar la ciencia por la ciencia
y resolver necesidades de las poblaciones en la región, han profundizado la brecha de
bienestar. Por tanto, se vuelve necesario

rescatar el sentido político de las decisiones que la sociedad tiene que


adoptar respecto de la ciencia y la tecnología, no sólo en el sentido de la
disponibilidad de opciones, sino también de la capacidad de formular un
proyecto atractivo y convocante que pueda operar como disparador y
orientador de esfuerzos estratégicos. (Albornoz, 1997, p. 102)

Por otro lado, Dagnino y Thomas (1999), ubican dos grandes obstáculos para el desarrollo
científico y tecnológico en América Latina. Por un lado, de carácter estructural referente a la
“escasa demanda de conocimiento científico y tecnológico localmente producido por parte
del sector productivo” y por el otro lado, respecto a la oferta, la mayoría del conocimiento
científico y tecnológico realizado en la región no fue adecuado para el “contexto socio-
económico local” (p. 60).

Hasta aquí se expuso de manera breve y general un repaso de la situación internacional y


latinoamericana. Es momento, por tanto, de pasar hacia el caso mexicano, que es el que
interesa. Pues en el siguiente sub-apartado del recorrido de la política científica en México,
se analiza con mayor detenimiento las alternativas que existen a partir del nuevo milenio.

El caso mexicano
En consonancia con lo expuesto anteriormente, el caso mexicano se expone en los mismos
límites temporales que en la sub-sección anterior. En el periodo entre las dos grandes guerras
mundiales, la sociedad mexicana se estaba reorganizando para arropar en sus políticas el
nuevo modelo de sustitución de importaciones, que fue impulsada por el gobierno cardenista
y seguida por los gobiernos posteriores hasta finales de los setentas e inicios de los ochentas.
De ese modo, el tema de la ciencia y la tecnología comenzaba a ocupar un lugar importante

117
en la agenda política, mas esta no era sustancial. Pues no existía una verdadera comunicación
entre Estado y comunidad científica.

En efecto, el periodo del Maximato 1928-1934, orquestado y dirigido por Calles, dejó un
saldo negativo en la sociedad pues las relaciones políticas estaban por demás desgastadas y
rotas. Aunado a esto, ya en el sexenio cardenista, la Universidad Nacional estaba necesitada
de recursos para solventar su funcionamiento por lo que, naturalmente, solicitó apoyo en dos
momentos al gobierno de Cárdenas en 1935. En la segunda solicitud, Cárdenas contestó al
rector Ocaranza:

Dentro de estas normas de cooperación lógica y necesaria, juzgo


conveniente que se reorganice la Universidad, dejándole la autonomía
indispensable para llenar sus fines, y no como entidad soberana autorizada
para interpretar las leyes dictadas por el Estado, ni mucho menos para
oponerse al espíritu de las mismas… Si el gobierno asume —como se
pretende— todas las responsabilidades de orden económico que presupone
el sostenimiento de dicho instituto, tendrá necesariamente que restringirse
su autonomía, modificando, por ficticio, el régimen imperante, para
ponerlo en concordancia con la realidad y dar franca intervención al
Estado en la marcha administrativa de la casa de estudios (Cárdenas en
Pérez-Tamayo, 2010, p. 337)17

Ante tales solicitudes del presidente, el rector Ocaranza contestó que no es posible perder la
autonomía de la universidad. Pues esta representa uno de los valores inalienables para
conseguir el correcto desarrollo del conocimiento y del saber. Resalta que el General
Cárdenas califica como “lógica y necesaria” las normas de cooperación entre Estado y
Universidad. Esto resulta importante desde la interpretación en el entendido de que es en este
periodo político en el que existe una voluntad política para mejorar y desarrollar las
relaciones entre política-conocimiento-sociedad. Esto se hace patente con el último resalte,
pues la exigencia del Estado era urgir a la máxima casa de estudios de preparar a la siguiente

17
Las cursivas son propias para resaltar.

118
generación de científicos e ingenieros para dar respuesta a la realidad mexicana tan
desgastada después de tanta guerra interna.

En ese contexto, se creó el Consejo Nacional de la Educación Superior e Investigación


Científica en el año de 1935, mismo que fungió como el primer órgano de consulta del Estado
mexicano, no obstante, este desapareció tres años después y en 1942 se creó la Comisión
Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica bajo los mismos objetivos (Cabrero,
2017).

Al año siguiente en que se da la disputa, se logra uno de los grandes antecedentes para
conformar un verdadero sistema nacional de ciencia y tecnología, pues en 1936 bajo el
mandato de Lázaro Cárdenas del Río se funda el Instituto Politécnico Nacional, que tiene por
objetivo fortalecer y subsanar la carencia tecnológica del país (Instituto Politécnico Nacional,
2018). Este es un hecho importantísimo en la historia de México, pues se da en un contexto,
como se ha apuntado, donde las relaciones entre las universidades y el Estado estaban
fragmentadas.

Este suceso se da en una época crítica en la historia internacional al mismo tiempo que local,
pues se daba un proceso de reestructuración nacional, donde el presidente Lázaro Cárdenas
preparaba el camino para la expropiación de varios sectores productivos, en especial el
energético, que marcaría, por sus condiciones, los primeros pasos hacia un desarrollo
institucional de la ciencia y la tecnología en el País.

En el mismo periodo, el caso de las hidroeléctricas mexicanas (Ramos y Montenegro, 2012),


mismas que antes de los años treinta del siglo veinte se encontraban en manos privadas y
extranjeras, exponen un ejemplo de la intención política en ciencia y tecnología de la época.
Pues en 1937, con la creación de la Comisión Federal de Electricidad, México comienza con
una reestructuración sistémica de la distribución eléctrica. Es en ese momento que se crearon
los “laboratorios de experimentación y modelos hidráulicos de Tecamachalco, que pusieron
a México a la vanguardia en el tema, en América Latina” (2012, p. 115). Mismos que son un
referente claro de la calidad técnico-científica de los ingenieros mexicanos, a pesar de las
situaciones precarias postrevolucionarias.

119
Seguido de lo anterior, en 1939 se promulga la Ley de la Industria Eléctrica donde se
estableció que las concesiones se darían a través de la Secretaría de Economía Nacional. Lo
cual desembocó en la regulación del Estado de las tarifas a la electricidad (p. 108). Estas
acciones del gobierno obligaron, de alguna manera, a los tecnólogos y científicos a dar
respuesta precisa a las necesidades técnicas del país. Es decir, se motivó el desarrollo
científico y tecnológico a lo largo y ancho de México para restablecer sectores económicos,
como el ya mencionado e icónico sector energético, al restablecer y poner en funcionamiento
la infraestructura abandonada por empresas extranjeras.

Sin embargo, no se puede caracterizar este periodo por contar con una política institucional
en ciencia y tecnología real, pues la política en la materia tenía por objetivos resolver los
problemas urgentes de ese momento antes que contar con una política de largo plazo en
sintonía con las exigencias internacionales que siguieron a la postguerra.

Es claro que la década de los cuarenta en México, la ciencia se encontraba en una situación
raquítica (Massieu, 1971). Aun con esa condiciones, existen dos grandes organizaciones de
la ciencia mexicana ponen en relieve la participación del Estado en el desarrollo científico
tecnológico. Uno lo representa el antiguo Instituto Nacional de Cardiología (INC) y el otro
el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional,
CINVESTAV (García, 1971; Massieu, 1971; Guadalajara, 2012; Cardiología, 2019). El
neurocientífico Arturo Rosenblueth, quien destaca por sus aportes a la cibernética de Wiener
(Guadalajara, 2012), participó activamente en la consolidación del primero y en la fundación
del segundo. Y no es para menos destacar los aportes de este gran científico en la
consolidación de la política científica mexicana, pues a través de sus investigaciones dichas
organizaciones fueron objeto de grandes reconocimientos y tomadas como referentes de
investigación internacional (Massieu, 1971). De ese modo, Rosenblueth narra con especial
precisión la situación de aquellos años:

con muy pocas aun cuando honrosas excepciones, nuestra tradición


científica era preponderantemente la de la erudición. La formación de
científicos se hacía casi exclusivamente en las bibliotecas. La enseñanza
en laboratorios era exigua. Había numerosos estudios de recopilación de
los trabajo realizados en otros países, pero los estudios originales era

120
escasos y en su mayoría endebles. Nuestra contribución al acervo científico
mundial era consecuencia necesariamente mínima o, digámoslo
francamente, era prácticamente nula. (Rosenblueth en Massieu, 1971, p.
23)

En ese tenor, se observa que por aquella época la condiciones no eran la optimas, sin
embargo, en 1944 se inaugura el INC (Instituto Nacional de Cardiología, 2019) dirigido por
el Dr. Ignacio Chávez Sánchez. Dentro de los objetivos principales del instituto se encontraba
“fomentar la investigación científica, aquélla que creara ciencia propia y no se concretara a
importar y asimilar la extranjera”. Bajo dicho principio, Rosenblueth, repatriado por Chávez,
comienza a realizar diferentes investigaciones con la orientación de dicho objetivo logrando
descubrimientos importantes como el movimiento circular (Guadalajara, 2012), también fue
durante este periodo en el que Wiener tomó su año sabático en el INC para consolidar, junto
con Rosenblueth, la propuesta de la cibernética. Así la ciencia mexicana se viene a
rejuvenecer y a motivar la comunidad científica en México. Como lo comenta Massieu (1971,
pp. 23-24) “El doctor Rosenblueth constituyó, en fin, un marco de referencia de la más alta
categoría para dicha comunidad”

Recordemos que esta etapa que siguió a la segunda guerra mundial y a raíz de los debates
sobre el desarrollo de las naciones y la participación que debe tener la ciencia y la tecnología
en tal aspecto se comenzó con el proceso propiamente institucional científico en México.
Sobre este respecto, Tamayo (2010) argumenta que la historia de la ciencia mexicana durante
el siglo XX se puede dividir en dos momentos, tomando como punto medio el año de 1952
con la inauguración de Ciudad Universitaria de la UNAM. Se puede conceder cierta
justificación a tal argumento en el sentido que después del Porfiriato y antes de 1930
ocurrieron una serie de levantamientos armados contra el gobierno en curso, en donde era
evidente la distancia entre la comunidad universitaria y el Estado, a pesar del grupo
autodenominado intelectual en el Porfiriato que se mantuvo vigente unos años más.

En las dos décadas siguientes, que abarcan el gobierno de Cárdenas hasta 1952, la ciencia en
México tuvo una etapa de reorganización y reestructuración que le permitió poner en orden
ciertos aspectos institucionales y políticos. No obstante, ese periodo por sus características,
la ciencia y la tecnología avanzaban lentamente por su estado precario por lo que sus

121
objetivos antes que fomentar el desarrollo se preocuparon por fortalecer la institucionalidad
de la educación (Cabrero, 2017).

Sin embargo, no se puede estar de acuerdo con Tamayo en lo que respecta a la relación
historia de la ciencia y política mexicana, toda vez que se han presentado claramente la
voluntad política y, especialmente, voluntad científica en diferentes eventos. Es decir, se
rehúye de una versión historicista y se argumenta que la política científica institucional en
México no puede darse con un evento en aislado ni en una fecha específica e inamovible.
Sino, más bien, es necesaria una reconstrucción de los hechos desde una narrativa
psicosocial. Por lo tanto, con lo dicho hasta ahora, se puede argumentar que la política
científica institucional en México tiene antecedentes claros con Cárdenas y cuya
consolidación se da en un periodo entre las décadas cuarenta y sesenta.

En efecto, pues es a través del decreto presidencial de Adolfo López Mateos del 31 de
Octubre de 1960 (Guadalajara, 2012) con el que se crea el CINVESTAV con Rosenblueth
como su director. El CINVESTAV desde entonces ha sido un referente nacional de la
capacidad que tiene una organización científica en el desarrollo nacional. Pues es en este
organismo que se realiza gran parte de la investigación científica en el país (Rodríguez y
Maqueda, 2015). Lo cual representa la acción política del Estado en un programa a largo
plazo para el desarrollo científico y tecnológico, a diferencia de 1936 con la fundación del
politécnico donde se buscaba subsanar las carencias urgentes e inmediatas. Asimismo, la
versión de Tamayo sobre la historia de la ciencia mexicana donde pone un antes y un después
con la inauguración de CU en 1952, no se puede aplicar de la misma manera a la historia de
la política científica institucional en México, puesto que la inauguración de CU no representa
una acción del Estado propiamente dicha, sino, una colaboración Universidad-Estado. En
otras palabras, por sus características institucionales y sus organizaciones internas, la
inauguración de Ciudad Universitaria formaría parte de la historia en la consolidación de las
políticas institucionales, pero no es sino hasta la fundación del CINVESTAV donde se
observa una policy sólida y puramente Estatal con objetivos a largo plazo para el
fortalecimiento de la investigación en México.

De ese modo, tenemos que en aquellas dos décadas fueron el fundamento de la consolidación
de la ciencia mexicana en términos institucionales. En gran medida, el Dr. Rosenblueth fue

122
un actor principal para que esto sucedería de esa manera. Pues a través de su participación en
las decisiones del Estado para favorecer la creación de organizaciones encargadas de realizar
investigación se lograron las bases políticas para organizar un sistema de ciencia y
tecnología. Rosenblueth era un optimista de la ciencia en México (López, 1971). Observaba
en el porvenir científico mexicano buenos horizontes, pues “siempre reconoció las
obligaciones de la comunidad científica mexicana en cuanto coadyuvar al desarrollo integral
de nuestro país” (Massieu, 1971, p. 24).

Por otro lado, de las convenciones internacionales, de los tratados y acuerdos entre países de
las Naciones Unidas, así como el conflicto interno en México a finales de la década de los
sesenta e inicios de los setentas provocada por una política social deficiente, el Estado
mexicano encontró las condiciones necesarias y suficientes para establecer una institución
más o menos sólida para dar respuesta a ciertas necesidades técnico-científicas.

En consecuencia, durante los últimos años del mandato de Díaz Ordaz se llevaron a cabo una
serie de consultas a la comunidad académica nacional las cuales desembocaron en un
documento titulado “Política Nacional y Programas en Ciencia y Tecnología 1970”, con lo
que se dio origen a la primera política gubernamental con una orientación hacia el modelo
Ciencia, Tecnología e Innovación CTI (Cabrero, 2017). Asimismo, el 29 de Diciembre de
1970 se crea el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología que tenía como facultades el
fomento a la ciencia y la tecnología, constituyéndose como un organismo de consulta federal
para tomar decisiones encaminadas al desarrollo científico de la nación (Márquez, 1982, p.
81).

En su inicio, el Consejo Nacional tenía por objetivos elaborar e implementar un programa de


becas, la creación de un sistema de información para la investigación; crear vínculos de
cooperación con instituciones (en especial las universidades), auxiliar al Estado en la
elaboración de políticas, entre otros más (Márquez, 1982, pp. 81-82).

Este hecho resulta especialmente interesante desde la esfera psicosociológica, puesto que por
ese entonces seguía doliendo en el país los eventos de 2 de octubre de 1968. Incluso, en ese
año de 1970 siendo el último del mandato de Gustavo Díaz Ordaz, existía en la población de
investigadores nacionales, especialmente de la Universidad Nacional Autónoma de México,
el dolor que se manifestaba abiertamente en su resistencia a colaborar con el Estado. Si esto

123
no fuera suficiente, con la embestidura del Luis Echeverría Álvarez se llegó a pensar que
podía consolidarse un aire de tranquilidad y libertad, sin embargo, nada más lejos de la
realidad, pues el 10 de Junio de 1971, apenas medio año después de la creación del
CONACyT, se dio la matanza del corpus christi a las afueras del casco de Santo Tomás, con
más de una centena de estudiantes asesinados que apoyaban la movilización de sus
homólogos en Nuevo León. Con lo anterior se puede argumentar que el contexto en el que
se dio la política institucional formal en materia de ciencia y tecnología fue en una época
violenta y de un ataque claro y manifiesto hacia la sociedad mexicana, en especial a la
comunidad académica. Por otro lado, también se argumenta en favor del carácter combativo
y de resistencia de la academia y especialmente de la comunidad estudiantil en México.

Retomando el tema de la política en ciencia y tecnología en México, durante la década de los


ochenta es cuando el CONACyT comienza una nueva etapa con la cual se establecen nuevos
mecanismos para garantizar sus objetivos. Entre ellos destaca el Programa Nacional de
Desarrollo Tecnológico y Científico 1984-1988, PNDTC 84-88, que tenía como metas a)
ampliar el conocimiento sobre las condiciones del país, b) modernizar el país a través de la
producción competitiva, c) capacitar para dominar la tecnología que se importaba, d) reforzar
la investigación para enfrentar los problemas a los que se enfrentaba el país, e) mejorar la
formación de investigadores, y f) mejorar la difusión de la ciencia. En dicho programa se
hace mención por primera vez de un Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología y en 1985 se
promulgó la Ley para Coordinar y Promover el Desarrollo Científico y Tecnológico, misma
que se considera como la primera ley que formalizara la acción gubernamental en la materia
(Cabrero, 2017).

Es necesario mencionar que desde finales de los setentas, el modelo económico keynesiano
fue modificado por el modelo neoliberal imperante que se consumó hasta ya bien entrada la
década de los ochenta. Este modelo neoliberal está caracterizado por una vuelta al libre
mercado, la privatización de los servicios del Estado, reducción del gasto social, orientación
hacia una política monetarista para controlar la inflación, entre otros más.

En ese sentido, los planes políticos de la época fueron en sintonía con dicho modelo
económico. Así las acciones gubernamentales fueron en el camino de construir una vía
institucional con la cual se tuviera un control de la ciencia y la tecnología que se consolida

124
con la creación del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en el año de 1984 (Cabrera,
2017), lo que aquí se interpreta como el control sobre la organización de la comunidad
científica, en su mayoría conformada por la academia. En efecto, posterior a esos años se
consuman diversos movimientos que toman por asalto las universidades populares y
autónomas, lo que condujo hacia una progresiva e inacabada privatización de las
universidades públicas. De estos destaca la violenta destitución del rector de la Universidad
Autónoma de Puebla en 1989 (Mastretta, 2013).

Ya con los gobiernos de Salinas y Zedillo (1988-2000), la ciencia y la tecnología estaban


vinculados estrechamente con las políticas de desarrollo económico. Es durante sus
administraciones en el que se inicia formalmente el periodo neoliberal como modelo
económico. El principal objetivo de la política en dicha materia versa sobre la competitividad
internacional abriendo definitivamente el mercado nacional. El claro ejemplo de esto fue
cuando el 22 de noviembre de 1993 se firma el Tratado de Libre Comercio para América del
Norte donde sus principales objetivos fueron: tránsito libre comercial, fomentar la libre
competencia, aumentar sustancialmente la inversión en la región, entre otros. Dentro de esa
lógica de la liberación de mercado se pone especial atención a los desarrollos tecnológicos y
en específico al tema de la propiedad intelectual con énfasis en las patentes (Gobierno de
México, 1994/2019).

La última década del siglo XX el tema científico y tecnológico en México se circunscribe a


una lógica de libre mercado. Además, el país siguió la idea sobre políticas en ciencia y
tecnología basada en la tesis de que estas son el motor del crecimiento para la modernización,
como el resto de países latinoamericanos (Dagnino y Thomas, 1999). Así se explica que los
modos para evaluar el desarrollo de la ciencia en México siguieran esa misma línea, pues es
cuando se implementaron instrumentos como la medición de la vinculación, evaluación por
pares, cuantificar el aumento de la planta docente, aparecen en escena con papel estelar los
indicadores bibliométricos y cienciométrico, así como la calidad en tanto que concepto
constitutivo en las investigaciones (Cabrera, 2017). Consecuentemente, en 1991 nace el
Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) como sistema para garantizar la formación
de alto rendimiento de los próximos investigadores.

125
Haciendo analogía con el libro de las intermitencias de la muerte de Saramago, el siguiente
periodo se puede denominar bajo el lema milenio nuevo, partido nuevo. Efectivamente, con
la llegada del año 2000 el gobierno mexicano tuvo un cambio de partido en el poder. A pesar
de que en esencia se mantuvo el mismo modelo económico-político, el tema de la ciencia y
la tecnología se modificó en gran medida. De hecho, en el año 2002 se publicó en el Diario
Oficial de la Federación la Ley de Ciencia y Tecnología (LCyT) así como la Ley Orgánica
del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (LO-CONACyT) (Cabrera, 2017).

La LCyT, misma que tuvo su última reforma en 2013, tiene por objeto regular el apoyo así
como determinar y establecer instrumentos y mecanismos que satisfagan las necesidades de
desarrollo científico y tecnológico nacional, además de vincular las distintas instancias
educativas. Asimismo, la LO-CONACyT estableció su facultad coordinadora de la ciencia y
la tecnología en México, lo que permitió contar con mayor autonomía y capacidad de acción
para establecer las líneas de acción política en el tema.

Con estas medidas de tipo policy, la politics viraba la atención al sector productivo,
privilegiando la ciencia aplicada. Pues esta es la que ofrece mejores dividendos y fortalece
el sector empresarial. Lo que está en armonía con el modelo económico de la época, pues al
fortalecer el mercado a través de la capacitación técnica se garantizaba la mano de obra
capacitada en condiciones salariales cada vez más raquíticas. Así, por ejemplo, se puede
constatar que la capacidad adquisitiva de las personas ha decrecido exponencialmente en las
últimas dos décadas y que han aumentado considerablemente los recursos humanos en
ciencia y tecnología (INEGI, 2019).

Por otro lado, lo que establece la LCyT que la inversión del Estado en dicha materia debe ser
equivalente no menos al 1% del PIB. Sin embargo, como se muestran en los informes
estadísticos del Foro Consultivo y del INEGI, la inversión apenas alcanza el 0.5% en
promedio.

Por otro lado, en las décadas que siguen al nuevo milenio se han creado múltiples organismos,
programas y herramientas para el fomento de la ciencia y la tecnología en México. Como lo
son el Foro Consultivo, los Consejos Estatales, Conferencias Nacionales; así como los
programas AVANCE, Programa de Estímulos a la Investigación Desarrollo Tecnológico e
Innovación; Fondos Mixtos, Fondo Regional para el Desarrollo Científico, Tecnológico y de

126
Innovación, entre otros (Cabrera, 2017). Dichos instrumentos tuvieron el objetivo de
fortalecer la ciencia y la tecnología bajo la lógica de mercado.

Después de todo este breve repaso de la política científica y tecnológica en México desde su
contexto internacional y luego social local, es necesario argumentar lo siguiente: la política
científica y tecnológica nacional, entendida en su doble dimensión policy y politics, ha estado
bajo la lógica de mercado desde sus primeros rasgos institucionales o gubernamentales.

Como se argumentaba en la idea de desarrollo, la política científica y tecnológica al nacer en


un ambiente bélico, donde lo que se privilegiaba era la producción de masa o la ciencia a
gran escala para ofrecer ventajas sobre el enemigo, se vio subsumida, después, a la lógica de
mercados, donde ahora la guerra ya no estaba en el campo de batalla para ganar la guerra,
sino en la campo de desarrollo económico para ganar a la competencia el mercado científico-
tecnológico. Pues esta posición asegura un mayor control sobre la relación de la oferta y la
demanda y, por tanto, del control sobre los países subdesarrollados.

Así con la llegada del nuevo siglo, se acentúan estas manifestaciones y se busca lograr cada
vez más y mejores patentes, especializar los campos científicos para encontrar alternativas
innovadoras a los problemas comerciales, entre otras más.

Cuando Esienhower declamaba su discurso de despedida en 1961, se puede argumentar que


efectivamente no se equivocó al decir que “In the councils of government, we must guard
against the acquisition of unwarranted influence, whether sought or unsought, by the
military-industrial complex. The potential for the disastrous rise of misplaced power exists
and will persist” (Eisenhower, 1961/2019)18

Si bien él se refería al interior del gobierno estadounidense de la época, sobre el riesgo del
uso militar de la ciencia y la tecnología, y sobre la sociedad estadounidense, se puede
reinterpretar y argumentar con matices de actualidad, que hoy el riesgo también se está
materializando al interior de la organización de la ciencia. Es decir, que el enfoque actual
está alejando cada vez más los objetivos científicos en tanto que búsqueda de conocimiento
sobre el mundo que nos circunscribe. Asimismo, (esto puede ser polémico así como sujeto a

18
Los responsables del gobierno, tenemos que estar atentos a la adquisición de una influencia ilegítima, que sea
o no proyectada por el complejo militar-industrial. El riesgo de poder desarrollar o utilizar un poder usurpado
existe y persistirá.

127
crítica) se desvirtúa y aliena el componente social de la ciencia, alejando sus bondades de las
necesidades urgentes de la población. Se observa que muchos de los descubrimientos de las
últimas cinco o siete décadas han promovido el suicidio ambiental, acentuado la marginación
y la pobreza, potencializado las hambrunas, han desembocado en nuevas enfermedades cada
vez más complejas y en la alienación del humano por el humano.

Por tanto, es necesario contribuir en la construcción de una propuesta que modifique la


manera de analizar las políticas en desarrollo científico tecnológico en favor de retomar la
autonomía de la ciencia y la tecnología con los cambios de organización y de responsabilidad
social adecuados para dar respuesta a las necesidades de las poblaciones. El presente nos urge
a tomar medidas que motiven los principios universales del humano, que lo reivindique en
su posición y relación con la naturaleza y fomente el conocimiento democrático en sentido
amplio.

De ese modo, esta tesis representa una primera aproximación, desde la esfera epistemológica
y metodológica en esa línea psicosocial. En consecuencia, el análisis que se presentó sobre
el caso mexicano analiza sólo unos componentes que se derivan de los principios
metodológicos que se expusieron de manera general al final del capítulo anterior. En ese
tenor, el argumento que da vida al análisis expuesto es ofrecer un acercamiento a lo que se
puede seguir desarrollando en un trabajo posterior. Queda aún mucho trabajo por realizar y
muchas aristas que analizar.

128
Conclusiones
El objetivo de la tesis que se presentó hasta ahora es analizar las implicaciones derivadas de
la discusión epistemológica de la neutralidad y estructura de la ciencia en la construcción de
principios metodológicos psicosociales para el estudio de políticas públicas de desarrollo
científico y tecnológico, donde se consideren a estos últimos como un conjunto de relaciones
y procesos diversos que pueden motivar el desarrollo de una nación.

De ese modo, este viaje se estructuró en las siguientes secciones: i) primer y segundo
capítulos se estableció la relación filosófico-epistemológica, ii) tercer y cuarto capítulos la
relación epistemológico-metodológica y, iii) en los capítulos cinco y seis se desarrollaron las
relaciones metodológico-psicosociales. Por lo tanto, las conclusiones se estructuran de
manera inversa con tres ejes centrales en sintonía con los tres tipos de relaciones de los
capítulos presentados: 1) crítica al modelo lineal: Desarrollo Científico Tecnológico→
Desarrollo/Crecimiento Económico→ Bienestar Social; 2) hacia una nueva Metodología
Psicosocial; y, 3) toma de postura razonada sobre la totalidad de lo real.

La primera conclusión estará enfocada en ofrecer una serie de alternativas o posibles


realidades en que los gobiernos puedan lograr un alcance mayor a través de considerar
aspectos sociales de bienestar en sus políticas públicas apoyándose en la ciencia y la
tecnología en lugar meras utilidades para el mercado. La segunda conclusión establece cuáles
son los indicios a seguir para refinar la propuesta metodológica. Finalmente, la tercera, que
titulo aludiendo a Piaget, establece una suerte de sistema racional que recoge la discusión de
los primeros capítulos.

Crítica al modelo lineal: Desarrollo Científico Tecnológico→ Desarrollo/Crecimiento


Económico→ Bienestar Social
La primera conclusión es la siguiente: El desarrollo científico y tecnológico es necesario para
el desarrollo de las naciones mas no es una entidad suficiente para el bienestar social como
se presenta en la sección 3 de la tesis. Pues como se ha visto, el desarrollo científico y
tecnológico históricamente se funde con los intereses del poder. Así a inicios del siglo XX,
el poder económico fue el que desbordó la agenda política derivado de los eventos bélicos.
En ese tenor, los gobiernos echaron a andar los engranes para estar en la vanguardia

129
armamentista. Sin embargo, esto no significó que existiera un bienestar real de la sociedad,
pues por un lado se encontraba latente el demonio bélico e ideológico.

El caso mexicano, por su parte, llega tarde al movimiento internacional de fortalecer las
investigaciones nacionales. Mientras que en EEUU o en Europa se consolidaban instituciones
públicas enfocadas a la generación de conocimiento a mitad del siglo pasado, en México no
fue sino hasta la década de los setentas, consolidándose en la década siguiente.

Aunado a esto, se observa que un papel fundamental en el desarrollo científico y tecnológico


mexicano fue el caso del Instituto Nacional de Cardiología. Pues en esta organización fue de
la primera que tuvo como principio la generación de conocimiento propio y no sólo la
importación de teorías o metodologías extranjeras.

Como se revisó en el último capítulo, la llegada del CONACyT representó el fortalecimiento


de la política institucional en ciencia y tecnología, pero esto no tuvo un impacto real en el
crecimiento económico, ni en el bienestar social. En realidad, como se apuntó en la tercera
sección de la tesis, nace en un contexto de confrontaciones políticas y sociales que acentuaron
la división entre academia y Estado. No fue sino hasta ya entrada la década de los ochenta
cuando dichas políticas comenzaron a tener mayor peso en la organización del Estado. Sin
embargo, con una consulta a los índices del INEGI (2019) o de IndexMundi (2019) se observa
que la inversión en ciencia se mantenido alrededor de 0.4 por ciento, muy por debajo de la
media internacional. Aunado a esto, en uno de los reportes del CONACyT (2016) también
se observa que la participación de la iniciativa privada es aún peor.

Se pudiera argumentar para otra investigación que, debido a que la ciencia en México no
cuenta con inversión, los conocimientos nacionales generados son de baja calidad. Sin
embargo, este argumento caería en la visión lineal del desarrollo que se critica desde un
inicio. Para demoler ese argumento, existen múltiples pruebas que sostienen que la ciencia y
la tecnología en México son de gran calidad a pesar de los pesares, como se demostró en el
último capítulo de la tesis. En efecto, ejemplos de esto los hemos descrito en el capítulo VI,
desde las hidroeléctricas, el Instituto Nacional de Cardiología, el CINVESTAV, el mismo
IPN, la UNAM, etcétera. Si se requieren más pruebas, están las actuales acerca de los altos
rendimientos que tienen los estudiantes del IPN en los concursos internacionales de Robótica,

130
o la Dra. Eva Ramón Gallegos y su equipo desarrollaron una terapia para atender con mayor
efectividad el Virus del Papiloma Humano, entre muchos otros casos más.

De aquí que se pueda derivar el argumento de que si existe calidad científica, ¿por qué no
hay crecimiento ni altos niveles bienestar social? Si bien esta pregunta puede darse para otra
investigación, baste con argumentar que el problema de México está por lo cultural-político.
Mientras sigamos considerando que la ciencia y la tecnología no son importantes y,
contradictoriamente al mismo tiempo, que son suficientes para el crecimiento o desarrollo
económico, jamás tendremos oportunidad de ver un México consolidado internacionalmente.
Es decir, el problema se da en un ente dialéctico. Por un parte, la mayoría de políticos y
empresarios no consideran dentro de sus objetivos la ciencia desmeritándola y por otra parte,
la mayoría de la Academia considera que debe apoyarse a la ciencia para alcanzar el
desarrollo. Ambos tipos de posiciones, desde esta perspectiva, resultan lascivas.

En efecto, se deriva, entonces, el juicio equivocado de que las instituciones políticas deben
apoyar la ciencia para generar desarrollo en términos de crecimiento, cuando el razonamiento
debe ser: las instituciones políticas deben apoyarse en la ciencia y la tecnología para generar
desarrollo en términos de bienestar social.

Existe calidad científica y humana en México. Y no solo falta apoyarlos, falta crear
mecanismo de comunicación entre política-científicos-empresarios-sociedad civil. Es
necesario analizar con detenimiento las condiciones necesarias y suficientes de la ciencia y
la tecnología en México desde un marco político y social. Incluir la cultura y las artes como
objetivos intrínsecos nacionales.

El estudio de las políticas en ciencia y tecnología con este enfoque epistemo-metodológico


puede coadyuvar en la toma de decisiones políticas para mejorar las condiciones tanto de
investigadores como de la población en general. Pues al utilizar este enfoque es necesario
considerar la participación de la sociedad en general en favor de democratizar los procesos
científicos y tecnológicos con el objeto de promover el bienestar social.

Hacia una nueva Metodológica Psicosocial


La psicología social o psicosociología, es la ciencia de la interacción. Desde la perspectiva
que se plantea en el trabajo, esta antecede de manera taciturna la sociología y la psicología.

131
En efecto, si observamos los planteamientos de los pensadores modernos se puede constatar
que existe en sus razonamientos el eterno reconocimiento de las interderminaciones
psicosociales. No es espacio para hacer una defensa histórica de esa tesis, pero sí es adecuado
acotar que Kant en su antropología reconoce explícitamente las relaciones bio-psico-sociales.
Y es a partir del sistema kantiano, ya sea para criticarlo o para adherirse a él, implícita o
explícitamente, que la filosofía y las nacientes ciencias sociales y humanas construyen sus
sistemas de comprensión o explicación.

No es de extrañar que Baldwin y, años después, Piaget reconocieran esa misma interacción.
De ese modo, lo fundamental para el pensamiento piagetiano es observar los isomorfismos,
las conexiones entre entidades. Y la mejor manera de observar dichas conexiones es a través
de la acción. Por lo tanto, si se sigue sosteniendo, como al principio, que la psicosociología
es una ciencia de la acción, entonces se puede estar en condiciones de construir una
metodología interaccionista e isomorfa.

Sobre esas condiciones es que los cinco principios psicosociales se construyeron como una
suerte de indicios que permiten al sujeto epistémico construir relaciones isomorfas y no
lineales. Observar los fenómenos desde una perceptiva multidimensional e histórica. Esto
ofrece dinamismo rehuyendo de todo estatismo. El método psicosocial elaborado en estos
márgenes puede ser de utilidad para comprender las relaciones políticas y sociales de los
fenómenos en los que se interviene. Pero no se agota en ello, sino, que busca constantemente
intervenir en la realidad que el investigador analiza.

Es hacer viva la metodología, pues se integran aspectos éticos y es criticar toda ideología.
No se busca objetivar la ciencia quedando ajena a toda ideología, sino, más bien, fomenta el
pensamiento crítico del investigador para tomar la mejor de las decisiones posibles. Es
utilizar la imaginación como amalgama de lo sincrónico y lo diacrónico en los dominios
conceptual y material de la disciplina.

Finalmente, el camino en la construcción de una metodología en estos términos nunca


termina, pues siempre está en constante construcción y renovación. Es un llamado a estar
atento a las modificaciones de los fenómenos sociales y ubicar sus condiciones.

132
Con esto, se cumple no sólo el objetivo de la tesis sino, también, con la advertencia de
Rodríguez-Salazar y se evita a toda costa la logotomía de la metodología. En efecto,
partiendo de los supuestos epistemológicos de la psicogénesis y la sociogénesis, se elaboró
en los capítulos dos al cuatro todo un análisis acerca de la psicología social o lo que en este
trabajo se denomina psicosociología. Esto, con el objeto de describir la génesis de lo que se
propone como interdisciplina con fecha de nacimiento anterior a la sociología y la psicología.

Con base en lo anterior, se explora las explicaciones del hecho psicológico y sociológico
desde la perspectiva piagetiana para proponer, después, cinco principios metodológicos
psicosociales de base genética para enfrentar los retos del siglo XXI. Esta discusión es
necesaria, pues dicha interdisciplina ha sufrido una gran cantidad de interpretaciones y se
presenta este trabajo como una oportunidad inmejorable para contribuir al desarrollo de la
misma. De ese modo, la propuesta metodológica que se presentó para una psicosociología
genética representa un intento por contribuir a la reflexión y discusión interna de la disciplina
en búsqueda de una base teórica que integre aspectos descuidados por los enfoques teóricos
del siglo pasado.

Asimismo, la discusión metodológica se concibe como el primer paso para constituir un


nuevo enfoque en la disciplina. Pero no en el sentido de argumentar una especie de anulación
de los otros enfoques, sino, más bien, como una integración que permita encontrar y utilizar
las bondades de los enfoques y saber apartar los que ya no se mantienen vigentes. Esto abre
la posibilidad para otras líneas de investigación, tales como la educación, el cuidado
ambiental, la política, el Estado, etcétera.

Toma de postura razonada sobre la totalidad de lo real.


De acuerdo con Piaget, la filosofía es la toma de postura razonada sobre la totalidad de lo
real. Si tomamos dicha definición como propia para este trabajo, entonces cabe argumentar
que durante el primer capítulo se tomó una posición específica con respecto a los
componentes constitutivos de la ciencia en el marco de la polémica de los contextos de
justificación y de descubrimiento que desemboca en la discusión sobre la neutralidad de la
ciencia. Pues se considera importante y fundamental establecer desde dónde se concibe la
ciencia y la tecnología así como sus implicaciones en el sujeto y en la organización social.

133
Aquí cabe elaborar un razonamiento en dirección de profundizar sobre el tema de la
organización de la ciencia. Si bien es importante reconocer una estructura de la ciencia, y
ahora, también, se habla de tecnología, que permita la demarcación del conocimiento
científico y tecnológico, también es necesario plantear la posición con respecto a que no
existe una jerarquía, en tanto que valor en sí, sobre los distintos saberes. Es decir, no se
considera en este trabajo que el conocimiento, por ejemplo, espiritual sea inferior o superior
que el científico, ni tampoco que este subordine el conocimiento de la vida cotidiana. Pues
en su esencia todo conocimiento es valioso y fecundo y que estas dependen de los objetivos
que se persigan.

Lo que sí vale reconocer es que para construir un conocimiento que nos aproxime a la realidad
que circunscribe a todos los seres humanos, es necesario entablar una comunicación entre
saberes y poner a prueba los mismos a través de criterios de racionalidad lo más sofisticados
posible o como lo permitan las condiciones del saber. Pues el conocimiento, en tanto que
conocimiento humano o lo que puede conocer el humano, es una construcción que permea
las acciones del sujeto colectivo para contribuir a labrar el camino de su realización.

De esa manera, el conocimiento científico y tecnológico, por su carácter racional, resulta el


objeto de estudio de este trabajo. Pues es en esta dimensión donde se conecta con las otras
dimensiones sociales a través del tamiz de la razón permitiendo, no un peldaño inamovible,
sino, un peldaño multidimensional que adquiere formas diferentes según lo requiera y exija
el fenómeno a estudiar.

Sin embargo, la construcción de dicho peldaño debe considerarse dentro de unos marcos
constituidos por normas, hechos y componentes históricos. De ese modo, la epistemología
genética ofrece respuestas solidas sobre la estructura de la ciencia y la comunicación entre
disciplinas como se estableció en los primeros capítulos. Aunado a esto, si se le complementa
con el concepto de ejemplares de Kuhn, la explicación adquiere mayor potencia explicativa.
Pues se especifican los mecanismos por los cuales el conocimiento se da a través de sus
componentes objetivos y subjetivos sin perder la racionalidad intrínseca de este tipo de saber.

En cuanto al tema específico de la práctica científica visto desde sus múltiples dimensiones,
la epistemología de la imaginación ofrece potentes recursos explicativos que ligan lo que en
Piaget y Kuhn queda suelto, que es el aspecto simbólico. En su carácter imaginativo, este se

134
presenta como el vínculo entre las intuiciones y los conceptos, lo que permite ubicar lo
componentes operatorios en el devenir del conocimiento científico.

Sin embargo, aún falta mucho por trabajar en estas líneas de investigación. Queda por realizar
una categorización de las representaciones simbólicas, sus implicaciones en la construcción
de conocimientos, así como sus relaciones sincrónicas con la organización social de las
sociedades. Incluso queda mucho trabajo por realizar en relación con las aplicaciones en
diferentes objetos materiales como lo es en pedagogía, economía, biología, política, etcétera.

Finalmente, todo queda fecundo para seguir el movimiento epistemológico que conduzca a
explorar nuevos objetos materiales y seguir proponiendo herramientas o formas de
conceptualizar lo que la realidad ofrece. Por tanto, desde ya se asoma lo que se comienza a
trabajar en el grupo de investigación novo cimento liderado por el Dr. Luis Mauricio
Rodríguez Salazar, sobre una nueva propuesta epistemológica, denominada náutica, para la
gestión del conocimiento. Esta versa sobre el desarrollo científico tecnológico y sus
implicaciones en la organización social de la ciencia, sus implicaciones en la construcción
de conocimiento científico y la participación de diferentes esferas, desde lo biológico hasta
lo social. Es un reto personal del autor de esta tesis continuar esa línea de trabajo y
profundizar en las explicaciones que se ofrecieron a lo largo de la tesis.

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