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ANALISIS DEL TEXTO “¿Dónde ESTA LA

FRANJA AMARILLA?” EL PROYECTO


NACIONAL, DE WILLIAM OSPINA
agosto 7, 2016 por germanhj08, posted in uncategorized

ANALISIS DEL TEXTO “¿Dónde ESTA LA FRANJA


AMARILLA?” EL PROYECTO NACIONAL, DE
WILLIAM OSPINA

Por German Herrera J.


Introducción
William Ospina alude en su texto a una confesión que una
amiga norteamericana le hizo acerca de la situación de
Colombia:
“No entiendo, con el país que ustedes tienen, con el talento
de sus gentes, por que se ve Colombia tan acorralada por
la crisis social”.[i]
Tema
El tema central del texto son las posibles causas de la crisis
social de nuestro país, en especial de la problemática de la
violencia política y social de Colombia en las ultimas décadas.
Argumento
La primera pregunta que intenta responder Ospina es si
realmente Colombia pasa por una crisis social en relación con
la realidad del resto de países de la región, en especial de los
países del llamado Tercer Mundo. La respuesta inicial que da
es que si, argumentando con cifras estadísticas que Colombia
tiene una profunda crisis social.
Hipotesis
El autor resalta no solo las deplorables y monstruosas
condiciones de pobreza y desigualdad del país sino también la
visible pasividad de la sociedad colombiana ante su situación,
la cual contrasta con el manejo de su situación de sociedades
desarrolladas como la francesa o la norteamericana, en las
cuales el propio Estado y las clases mas pudientes le han
aportado a sus respectivas naciones para que allí tanto el
imperio de la ley como la garantía para el pleno ejercicio de
los derechos humanos sea una constante para todos los
ciudadanos.
Tesis
Dedica el autor gran parte de su obra a analizar y demostrar
como el Estado y los particulares se han aliado en nuestra
nación para profundizar las condiciones de desigualdad,
violencia, corrupción e impunidad a la par que prácticamente
se elimina cualquier manifestación de reflexión, pensamiento
critico, inconformidad o rebeldía ante los sucesos nacionales.
Pasa Ospina a preguntarse cual es la causa de esa pasividad de
la sociedad colombiana ante su tragedia cotidiana. Afirma
Ospina que esa debilidad se ha atribuido a las características
biológicas y genéticas de la población que revelarian una
incurable enfermedad. Según Ospina la causa de esos índices
de violencia e ineptitud política se deben a hechos históricos
susceptibles de explicación.
Sintesis
Ospina pasa a argumentar como históricamente el proyecto
nacional nunca ha sido asumido por la dirigencia nacional.

En realidad, en lo que respecta al desarrollo social, en


especifico en el capitalismo, no podemos decir, con el autor,
que un país pueda tener o tenga un “proyecto nacional”. Las
naciones para el capitalismo no son mas que entidades
territoriales susceptibles de ser utilizadas para un proyecto u
otro con un determinado interés de clase o sector social. Para
el capitalismo solo existe el mercado como ente regulador de
los diversos interés y proyectos de clase o de carácter privado,
pero nunca, como proyecto de nación o de toda la sociedad. El
mismo Ospina lo devela en sus notas sin reconocer que esas
acciones de clase responden a un interés en particular:
“Ello les rendia beneficios: siempre hubo una aristocracia
parroquial arrogante y simuladora que procuraba vivir
como en las metrópolis” [ii]

Una evidencia de los mezquinos intereses de la clase


privilegiada a escala internacional es el hecho de que
“grandes poderes externos estuvieron interesados desde
siempre en mantener nuestra economía en condiciones
desventajosas, que les permitieran realizar aquí sus
negocios en los mejores terminos” [iii]
Otra evidencia del manejo de los proyectos económicos,
políticos y sociales de la nación con un interés de clase ha sido
la adaptación de los regímenes de gobierno a las condiciones
históricas de cada momento dirigida por las clases dominantes:
“Las guerras civiles del siglo XIX derrotaron el
pensamiento liberal, el radicalismo y la tradición ilustrada
de los sectores democráticos, e impusieron finalmente un
régimen aristocrático clerical centralizado cuya
Constitucion promulgada en 1.886, gobernó al país
durante mas de 100 años” [iv]

Otra de las causas de la pasividad de los colombianos ante sus


tragedias ha sido el manejo político que le han dado las clases
dominantes de la patria a las supuestas tradiciones políticas
liberal y conservadora:
“Este régimen convirtió a Colombia en uno de los países
mas conservadores del continente. A pesar de los esfuerzos
liberales de Manuel Murillo Toro, de Tomas Cipriano de
Mosquera, de Jose Hilario Lopez, quien había decretado la
libertad de los esclavos en 1.854” [v]

Las causas profundas de las tragedias nacionales han sido la


violencia, y las guerras civiles que se han convertido en un
mal endémico. Otro de los factores que de una manera u otra
explican el devenir nacional es la tendencia arraigada a un
conservadurismo a ultranza, la resistencia al cambio y a
cualquier forma de oposición, resistencia a cualquier intento
de rebelión social. Pero la violencia en Colombia se convierte
a la vez en causa y en consecuencia de los males nacionales,
conformando asi un circulo vicioso que se repiten
intermitentemente y a veces en forma sistematica, según los
intereses de las clases adineradas, que comandan la patria.

Es de lógica inferir el manejo ideologico que las clases


dominantes le han dado a los diferentes hechos del acontecer
nacional a través de los medios de comunicación social, como
fue el asesinato de Jorge Eliecer Gaitan, que dio inicio a la
violencia bipartidista:
“Como suele ocurrir con los magnicidios, el asesinato de
Gaitan nos ha sido presentado como el crimen solitario de
un enajenado o de un fanatico” [vi]

Como confirmación de esta tesis de la dominación ideologica


de la clase privilegiada a través de los medios de
comunicación, de que los hechos del acontecer nacional
responden ante todo a un marcado interés de clases sociales,
tras el fin de la violencia política en el país y con el preámbulo
de la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla, se instauro en
el país el Frente Nacional.

Tras el fin de la violencia bipartidista y como medida


preventiva ante la posible expansión del socialismo impulsado
por la revolución cubana, se instauro en el país, como en toda
America Latina una dictadura militar que acabo por cerrar aun
mas todos los espacios y oportunidades para abrir un poco la
maltrecha democracia manoseada por las aristocracias liberal y
conservadora que empujara décadas antes al país a la violencia
política.

Este cuadro de tragedias, oportunidades fallidas o cerradas,


democracia restringida, dictaduras militares y proscripción de
la oposición política fue el caldo de cultivo que propiciara o
profundizara el surgimiento de fenómenos irregulares o
anormales como la guerrilla, el paramilitarismo o el
narcotráfico.

Se resume la tesis de Ospiona al respecto de los males


nacionales en que el Estado no ha resuelto aun las tres
gravísimas herias que le infligio a la sociedad con el esquema
del Frente Nacional la aristocracia criolla aliada con los
imperios extranjeros:
”la prohibición de una oposición legal, la falta de
democracia económica, y la falta de un verdadero
compromiso con las clases mas pobres” [vii]

Ospina hace énfasis en que el principal mal del Frente


Nacional ha sido el convertir al Estado en un Estado corrupto:
“La consecuencia principal del Frente Nacional es que,
abolida toda oposición, toda vigilancia ciudadana, el
Estado se convirtió en un nido de corrupciones…” [viii]
Sin embargo, Ospina reconoce que las causas de los males
nacionales no alcanzan a explicar la pasividad nacional ante su
propia derrota; y sin embargo señala un nuevo camino de
interpretación de la historia nacional, el camino de la
esperanza:
“Las viejas castas dominantes se han destruido a si
mismas, se han hecho indignas de respeto y no creo que se
merezcan un lugar en la historia. Es hora de que nos
preguntemos cual es nuestro lugar, cual es nuestro papel y
nuestro destino” [ix]
Ospina describe ese pedazo de nuestra historia nacional
ignorada, oculto e invisibilizado primero por esas castas
privilegiadas y luego por todos:
“en los últimos 50 años también se vieron grandes procesos
de iniciativa social, de lucha por los derechos de la
comunidad, expresiones orgullosas y dignas” [x]
Quiza en las siguientes líneas se resuma la tragedia nacional
junto a sus esperanzas:
“Colombia ha tenido ya muchos héroes, pero lo triste es
que los necesita, porque siendo evidente la injusticia, …el
mostrasnor contraste entre los que tienen mucho y los que
no tienen nada, … la corrupción y el delito, el increíble
exterminio de todo un partido político de oposición, las
calles populosas de indigentes que bandas de muchachos
ricos salen a asesinar en la noche, … el abandono de los
campos, la quiebra de las empresas nacionales en nombre
de la modernización,… que la mitad del país no parece
merecer respeto ni futuro, decirlo es ilegal y combatirlo
puede ser mortal.” [xi]
Otra idea de William Ospina en torno al alma nacional es la
influencia europea en nuestra cultura:
“Un país cuya lengua es hija del latin y el griego; que ha
profesado por siglos una religión de origen hebreo, griego
y romano; que ha propuesto el modelo democrático debido
a la Revolucion Francesa y que se reclama defensora de la
Declaracion de los Derechos del Hombre; una sociedad que
se ha formado instituciones siguiendo el modelo liberal
europeo, no puede pretender encontrar soluciones
ignorando esa tradicion” [xii]
Colombia adolesce pues aun de una identidad cultural común,
por fuera de las clases sociales, 200 años después incluso de
una Revolucion de Independencia y de multiples guerras
civiles que le han costado a la patria miles de sus mejores
hombres, mujeres y niños:

“Despues de siglos de un esfuerzo vergonzoso y esnob por


fingir ser lo que no somos, es urgente descubrir que es
Colombia; que surja entre nosotros un pensamiento, una
interpretación de nosotros mismos, una alternativa de
orden social, de desarrollo… ” [xiii]
Ha sido tanto el abandono nacional de los hilos conductores de
la patria que incluso para las clases privilegiadas el país se ha
tornado inhóspito:
“Hasta los dueños del poder se quejan del país que
hicieron. Existen hoy en el territorio mas de 4.000 personas
secuestradas, y los presentadores de noticias nos
despiertan en las mañanas a la pesadilla de recordar que
vivimos en un país sitiado por guerrilleros,
narcotraficantes, paramilitares, autodefensas, milicias
populares y delincuentes comunes” [xiv]
Es tal la irresponsabilidad de las clases dirigentes el país que
se niegan rotundamente a que se busquen responsables de la
crisis nacional:
“¿Por qué buscar un culpable?, se preguntan. ¿Por qué no
asumir que la historia nos ha traido a esto y que ahora lo
tenemos que resolver entre todos? La verdad es que la
corrección de los males exige descubrir donde están las
causas, ya que todo proyecto histórico que pretenda
erradicar los males sin conocer su fuente esta condenado al
fracaso” [xv]
Señala Ospina un pensamiento absurdo que ha hecho carrera
en nuestra patria respecto a los responsables de nuestros
males:
“Es tan grave la miseria mental de algunos, que se llega a
pensar seriamente que la causa de la pobreza es que haya
pobres, y que por lo tanto la solución es acabar con ellos,
eso si, a medianoche y en la oscuridad” [xvi]
Un asunto hasta jocoso relacionado con la falta de dignidad de
nuestra patria es esa tendencia extranjerizante de nuestra
cultura en el marco de la cual
“los ricos quieren ser ingleses, los intelectuales quieren ser
franceses, la clase media quiere ser norteamericana y los
pobres quieren ser mexicanos”, [xvii]
lo cual demuestra nuestra falta de identidad cultural y de un
pensamiento propio.

A partir de esta tesis Ospina pasa a intentar demostrar o


encontrar una solución al estado de postración nacional en que
se encuentra el país ante el cumulo de tragedias que lo limitan
y parecen convertirse en males endémicos imposibles de
superar. A renglón seguido Ospina constata que los males del
pasado parecen estar enquistados como un cáncer en el alma
nacional. Pese a esta desgracia, estos limitantes y el cumulo de
dificultades por las que atraviesa el país, Ospina insiste en
pretender hallar una luz o una salida a la democracia fallida
que ostenta la patria.

Ospina retorna al asunto del oscuro clima de inseguridad y


violencia, falta de garantías incluso para las clases mas
adineradas. De otro lado, hace parte de nuestra mentalidad
dependiente, pro-capitalista y hasta trágica, la tendencia a
confundir las causas con las consecuencias o a ignorar las
responsabilidades de nuestros males, tan común en nuestro
país. Es tal la falta de responsabilidad y la desfachatez de las
clases dirigentes de nuestra patria a la hora de encontrarle
salidas a nuestra situación, que
“las voces oficiales parecen estar de acuerdo en que, si
alguien esta insatisfecho, pues que se encargue de arreglar
las cosas” [xviii]
Plantea William Ospina una tesis al final de su texto
verdaderamente sorpresiva y desconcertante, por las
consecuencias que acarrearía aplicarla, pero comprensible en
medio de la gravedad de los problemas nacionales y la falta de
salidas a los mismos por parte del Estado, las clases
privilegiadas y los gobernantes: Que sean las propias
comunidades, las propias victimas quienes asuman su destino:
“Talvez ha llegado el momento en que sean las
comunidades, y no los causantes del mal, quienes se
apliquen a la tarea de resolverlo…” [xix]
Pero como se supone, tal tarea no estará exenta de obstáculos,
muchos de ellos gigantescos, que parecen insuperables,
creados tras largas décadas de abandono, corrupción,
desiguladades y violencia:
“Ante esto hay varias alternativas. O uno acepta al Estado,
cree en su legitimidad, y en esa medida confía en el… o no
acepta la legitimidad del Estado, se organiza por fuera de
el o contra el y lucha por la instauración de un Estado en el
que pueda creer y confiar; o no cree en la validez de
ningún Estado y se organiza para vivir en la selva del
mundo sin dar por supuesto un contrato social y unas
normas de convivencia…” [xx]
Llega Ospina al extremo de dejar esa difícil tarea de
reconstruir la patria y de hacer de ella un lugar agradable para
vivir a la iniciativa individual. Y además, Ospina vuelve aun
mas complejo el entramado de esta problemática al proponer,
recordando a Thoureau, la desobediencia civil. Reflexionando
sobre esta perspectiva Ospina reconoce que no hay un futuro
cierto con el gobierno de las actuales elites o con una rebelión
popular. Pero seguidamente analiza que hace que nuestra
sociedad no reaccione ante tamaño dilema. Llama la atención
Ospina sobre el discurso de esas elites que apunta a desdibujar
el problema, a ignorarlo o simplemente a alegrarse porque se
disminuyan las cifras que evidencian la gravedad de los
hechos.
Ospina intenta en suma responder a la pregunta inicial acerca
de la pasividad de la nación ante su propia tragicomedia:
“Lo que nos paraliza es que en nuestra sociedad siempre
impero un solo lenguaje… ese discurso excluyente y
señorial que repite que unos cuantos son legítimamente
dueños y voceros del país, y que todos los demás son la
turba insignificante, la chusma” [xxi]

Las alternativas
Como un inventario de alternativas para esta difícil y oscura
situación nacional Ospina plantea algunas propuestas como
son:
 Decirle adiós al dominio del bipartidismo liberal –
conservador.
 Reconocer que nuestro país no se ha derruido del todo
gracias a la riqueza de nuestro territorio, la cultura criolla,
la poesía.
 Existe al mismo tiempo de nuestra desgracia en nuestro país
un país nuevo, una realidad que se ha ido construyendo por
años y años:
Estas líneas las plantea Ospina al final de su texto,
orientaciones que cree serian escenciales para la
reconstrucción de la patria:
“Es urgente decirle adiós en Colombia al doble partido
liberal conservador… Debemos extraer nuestra poesía del
futuro, pero sin olvidar que, como dice Garcia Marquez,
uno no es de donde llegan las modas, sino de donde tiene
sembradas las tumbas” [xxii]
Reconoce en suma Ospina una serie inconmensurable de
valores, obras, legados, personajes e iniciativas de todo tipo en
nuestro país que pocos han visto y otros se han ganado un sitio
de honor en el concierto internacional.
Respecto a los hilos de la nueva patria del futuro Ospina
escribe:
“Ahí están, vivas, 60 naciones indígenas con sus mitologías,
sus lenguas, sus filosofías trascendentales de respeto por la
naturaleza …y de armonía con el universo natural… la
esperanza admirable de don Juan de Castellanos… el
ejemplo desafiante de la Expedicion Botanica… los
ejemplos de Jose Hilario Lopez, de Tomas Cipriano de
Mosquera…” [xxiii]
Redunda Ospina en una idea que parece evidente y sin
embargo, de ser cierta, contradice la tesis central del teto:
“es posible que Colombia, sin saberlo muy bien, sin
decírselo siquiera a si misma, haya emprendido hace ya
tiempo la tarea de propiciar una transformación que no
puede ser frustrada por las balas de la codicia. Sus
mayorías renunciaron hace mucho a la fe en los lideres y
en los partidos, pero importantes sectores de la población,
apartándose del mundillo prepotente y antinacional que
nos gobernó, se han dedicado a la labor fecunda y
duradera de reconocerse en el país y de construir un
proyecto que no pueda ser socavado por la difamación ni
por el crimen.” [xxiv]
Esta idea, central en el texto de Ospina me hace pensar que la
respuesta a la pregunta principal formulada por Ospina en su
texto es tan compleja y multifactorial que cualquier intento
unilateral para responderla de un modo directo es inadecuada,
puesto que de un lado, la crisis nacional tiene unos
responsables directos y de otro, las victimas directas de esa
crisis han iniciado hace siglos, desde sus propias miserias, un
camino de reconstrucción y refundación de la patria hecho de
“sangre, sudor y lagrimas”, como reza la frase celebre de
Churchil.
Afirma finalmente Opsina respecto a ese proyecto nacional en
ciernes, que este es apenas una idea, un plan aun no
concretado, que se esta articulando y que definitivamente se
conformara, quiéranlo o no las clases privilegiadas, las mentes
regresivas o la historia:
“Pero ese país en formación aun no esta integrado en un
Proyecto Nacional. Sus esfuerzos crecieron aislados, y por
eso la nación donde se gesta la rebelión civilizadora,
llamada a cambiar por fin los protagonistas de la historia
colombiana, todavía produce la sensación de ser solo un
dilatado desastre de cine mudo.” [xxv]

Conclusion
Como conclusión Ospina hace una reflexión en este libro
acerca de nuestra tragedia nacional consistente, de un lado en
la grave crisis económica, política y social y de otro, en la falta
de una responsabilidad, una dirección y una salida clara y
concreta a la tragicomedia nacional en la cual miles de
nuestros compatriotas han sido sacrificadas por la alianza
macabra Estado, imperios extranjeros, burguesías criollas,
partidos políticos, delincuencia común, de cuello blanco, etc…
reflexión que lo lleva a asignarle una responsabilidad
incuestionable en la generación de esta crisis a las clases
privilegiadas quienes irresponsablemente y creyéndose una
especie de dioses del oráculo nacional, se han negado histórica
y tercamente tanto a resolver como a reconocer dicha crisis,
por lo cual sus victimas, de una manera u otra han ido
formulando una nueva patria desde la sangre, desde las propias
tumbas, desde sus propias creaciones e identidades,
conformando asi, poco a poco una nueva concepción de país y
unas nuevas realidades que apuntan hacia la unidad nacional,
hacia el reconocimiento de dichas dificultades, hacia la
creación de un nuevo Estado que se haga responsable de los
destinos de la patria, de un nuevo gobierno y nuevos estilos de
gobernar el país en el cual se reconozca al otro, en suma, un
proyecto de nación que apenas se esta conformando y falta
articularlo en una sola iniciativa sin distingos de raza, sexo,
orientación política o filiación social.
[i] “¿Dónde ESTA LA FRANJA AMARILLA?” EL
PROYECTO NACIONAL, DE WILLIAM
OSPINA. Grupo editorial Norma. Bogota. 1999.

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