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La mediocridad y el absurdo1

Yuqueltzi Yareli Celestino Tlaxcala


Filosofía UV

La palabra mediocridad la solemos utilizar para describir a una persona que no presenta la
calidad ni el valor que sea mínimamente aceptable para su entorno, pero ¿la utilizamos de
manera correcta? o ¿no es más mediocre aquel que critica que aquel que se dice mediocre?,
¿no es la sociedad quien impone los “criterios” de la mediocridad?
Por todos lados se escuchan críticas y críticas sardónicas sobre aquellos que son
mejores y peores, guapos o feos, altos o chaparros, morenos o tez clara, de aquellos que
ostentan un cargo ventajoso, con economía holgada, entre otros muchos ejemplos, y claro,
estoy de acuerdo que debe existir una jerarquización de valores, puestos, capacidades, etc.,
sin embargo, considero que es más mediocre aquel que juzga para disfrutar el dolor ajeno
que aquel otro que desacreditan por ser supuestamente mediocre. Y es que los estándares de
la sociedad suelen ser demasiados “altos”, tanto que existen personas que hacen hasta “lo
imposible” por ser “exitosas”, sin darse cuenta, de que quizá, ya lo son dentro de un contexto
determinado; no lo pueden ser en todos los lugares y aspectos dado que el hombre no es un
ser perfecto. El simple hecho de no tener las mismas oportunidades, puestos y capacidades,
no significa que alguien es “mediocre”. Desafortunadamente no siempre lo vemos de este
modo, ya que aparecen formas de idolatría hacia personas supuestamente “exitosas”, lo que
trae consigo el desprecio de otras que no logran dichos estandares de vida.
Lo anterior puede traer consigo la consideración de que la vida es absurda, sinsentido,
y se cuestione si la vida es bastante buena como para seguir viviendo, y muchos recurran al
suicidio (o a otro tipo de actos), a causa de que, consideran que nunca podrán llenar un estatus
de “éxito” que impone la sociedad. De esta manera el que se suicida confiesa que no entiende
la vida, y que es difícil vivir a su paso con éste tipo de dificultades. Sin embargo, a pesar de
todas esas situaciones antes descritas, pienso que se debe soportar el absurdo, como en el
mito de Sísifo, pues condenado por los dioses a subir una roca hasta la cima de una montaña,
donde la roca volvía a caer, repetía esta acción una y otra vez sin descanso, su destino era
trágico, puesto que realizaba una labor mediocre, inútil y sin esperanza, no obstante, Sísifo
acepta su tragedia y aprende a vivir con esta absurdidad.
Por lo tanto, la mediocridad es relativa siempre a estandares impuestos por la
sociedad, y deberíamos de re-pensar dichos criterios, pues de este modo quizás evitaríamos
el absurdo y la nihilidad. Ahora bien, si esto resultará imposible, y nos vieramos ante la
mediocridad de nuestra existencia individual, ante el absurdo y sin sentido, creo que
deberíamos cargar con ello como lo enseña Sísifo, aprender a subir la roca hasta la cima y
quizás en esto consista nuestra parca y breve felicidad, en repetir sin descanso esta misma
acción.


1
Artículo publicado en el Diario de Xalapa el día 26 de Julio del 2019.

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