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EL PULMÒN DEL MUNDO ARDE

El Amazonas es el río más caudaloso del mundo, y también es el más largo. Su cuenca
hidrográfica ocupa siete millones de kilómetros cuadrados, y atraviesa territorio brasileño,
colombiano y peruano. La cuenca de este gran río es una selva rica en biodiversidad, la
Amazonia, uno de los mayores entornos naturales del mundo, y que abarca el territorio de
países como Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Bolivia y Ecuador.

En la región amazónica, los incendios son raros durante gran parte del año porque el
clima húmedo les impide tanto iniciarse como propagarse. De hecho, la humedad es tal
que el Amazonas es capaz de crear su propia ‘temporada de lluvia’.

Sin embargo, entre junio y noviembre, el riesgo de incendio aumenta debido a la llegada de la
estación seca. En ella, factores como las condiciones de sequía y las anomalías climáticas
incrementan el riesgo de que se produzcan fuegos. Aun así, los incendios por causas
naturales son improbables en esta región del planeta. Por tanto, ¿cuál es la causa de que el
Amazonas esté ardiendo?

2019 registra casi un 60% más de puntos calientes que el


año anterior
Anualmente, el Amazonas registra una temporada de incendios, que varía considerablemente
de un año a otro y de un mes a otro. Sin embargo, el año 2019 destaca sobre los anteriores
como el año más activo en esta región desde 2010, según datos del Earth Observatory de la
NASA, que utiliza la actividad de los satélites para rastrear la actividad de los incendios sobre
la Tierra.

Además, la cantidad de focos de incendios registrados en la Amazonia este año es casi un 60%
mayor que los niveles observados en los últimos tres años, según un informe del Instituto de
Investigación Ambiental del Amazonas (IPAM) publicado el pasado 23 de agosto. En
concreto, se han producido 1.790 puntos calientes este año, un 57% más que en 2018 y un
23% más que en 2016.

¿Es posible que la actividad climática haya sido la causa de estos incendios? Todo apunta a
que no. En el informe del IPAM se concluye que el brote de un número récord de incendios se
puede atribuir a la deforestación y no a la sequía; es decir, que las causas climáticas, si bien
han podido agravar el problema, no son suficientes para explicar los incendios que arrasan hoy
en Amazonas. Debemos acudir a causas antropológicas.
El mapa de arriba muestra las detecciones de incendios activos en Brasil según lo observado
por Terra y Aqua MODIS entre el 15 y el 22 de agosto de 2019. Las ubicaciones de los
incendios se muestran en naranja, las ciudades y pueblos aparecen en blanco; las áreas
boscosas aparecen en negro; y las sabanas y bosques tropicales, en gris.

Las conclusiones de Douglas Morton, jefe del Laboratorio de Ciencias Biosféricas en el


Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, apuntan en la misma dirección: “Este año se
ha producido un aumento notable de incendios controlados, intensos y persistentes, que se
producen a lo largo de las carreteras principales del Amazonas brasileño central”, como
se puede extraer de un artículo divulgativo publicado de la web del Earth Observatory de
la NASA.
“No hay incendios naturales en la Amazonia"
Los incendios controlados se provocan con el objetivo de despejar una zona boscosa
después de la deforestación. Un análisis de los puntos críticos actuales y el registro de
registro producido por el Sistema de Alerta de Deforestación (SAD) sugiere que este es el
caso: aunque la sequía ha jugado un papel importante en incendios en el pasado, el momento y
la ubicación de las detecciones de incendios provocados a principios de la temporada seca de
2019 explican el problema de manera más contundente.

La directora científica de IPAM y una de las autoras del informe recién publicado, Ane
Alencar, lo explica así: “No hay incendios naturales en la Amazonia. Sin embargo, hay
personas que encienden fuegos que pueden volverse fuera de control y convertirse
en incendios forestales durante la estación seca. Incluso durante una temporada de sequía
menos severa que en 2016, cuando sufrimos los graves efectos de El Niño, el riesgo de
incendios fuera de control es alto".

Además, en 2019, los incendios en el Amazonas no solo son más frecuentes, sino más
intensos. Según la Base de datos global de emisiones de incendios (Global Fire Emissions
Database), los incendios en 2019 son más intensos que los de años anteriores en términos
de potencia radiactiva del fuego, de acuerdo con el aumento observado en la deforestación.

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Como todos sabemos (o recordaremos), las plantas utilizan el CO2 del aire para devolver
oxígeno (O2) al ambiente, un oxígeno que utilizamos todos los seres vivos para respirar, y
realizar las funciones vitales con normalidad. Aunque resuena pora ahí que el Amazonas
devuelve el 20% del oxígeno que respiramos (considerándolo un “pulmón del planeta”), lo
cierto es que no existen estudios acerca de cuánto sería este porcentaje. Jonathan Foley,
director de Project Drawdown, estima que, en realidad, todos los bosques tropicales de la
Tierra (y no solo el Amazonas) podrían producir entre un 5 y un 6%; muchísimo más
importante aún para el mantenimiento del equilibrio de los niveles de oxígeno es
el fitoplancton marino.

Por si la destrucción de uno de los principales productores de oxígeno del planeta no fuera
grave, el desastre del ecosistema del Amazonas tiene otras consecuencias para los seres vivos
mucho más inmediatas. Para empezar, se calcula que el Amazonas alberga un 50% de las
especies de plantas y un 20% de las especies de aves de todo el planeta.
Además, para la población que vive en las zonas más adyacentes a la selva amazónica, las
consecuencias son urgentes, como también apunta el informe del IPAM: la contaminación del
aire es potencialmente enfermiza para las personas y el impacto socioeconómico que esto
conlleva puede ser alto.

Fuentes:

Amazon on fire. Technical note from the Amazon Environmental Research Institute -
IPAM. August, 2019

Imagen1: captura del Observatorio de la Tierra de la NASA de Lauren Dauphin, utilizando


datos MODIS de NASA EOSDIS / LANCE y GIBS / Worldview y datos VIIRS de NASA
EOSDIS / LANCE y GIBS / Worldview, y la Asociación Nacional de Orbita Polar
Suomi./Adam Voiland.

Imagen 2: mapa del Observatorio de la Tierra de la NASA por Joshua Stevens, utilizando
datos MODIS de NASA EOSDIS / LANCE y GIBS / Worldview, datos del Sistema de
Información de Incendios para el Manejo de Recursos (FIRMS) de NASA EOSDIS, y datos de
la Base de Datos Global de Emisiones de Incendios (GFED). /Adam Voiland, con información
de Douglas Morton (Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA).

LAURA MARCOS

Nunca me ha gustado eso de 'o de ciencias, o de letras'. ¿Por qué elegir? Puedes escribirme a
lmarcos@zinetmedia.es

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#bosques #ciencia #ecología #naturaleza
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